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BLOQUE 3.

LA MEDIACIÓN DEL MENOR

Sería un apartado de la resolución extrajudicial de conflictos.


Los conflictos que surgen entre sujetos de derecho y que se pueden resolver por norma jurídica, se resuelven
a través de dos vías:
 Resolución judicial: es el estado a través de los órganos competentes, los que van a resolver el
conflicto, determinando qué parte tiene razón y se hace a través de la organización del poder judicial,
a través de los tribunales. En nuestro sistema el estado no tiene la capacidad de resolver todos los
conflictos, hay determinados ámbitos en los que se establece la posibilidad de que los afectados por
el conflicto lo resuelvan. Si lo resuelven fuera del aparato judicial a través de medios privados
tendríamos la resolución extrajudicial.
 Resolución extrajudicial: solo se admite en determinados campos, los afectados por el conflicto lo
resuelven, puede ser de diversos tipos: (Lo común es: Siempre hay un conflicto en un ámbito
disponible para las partes, siempre hay un tercero, hay voluntariedad de adherirse a ese sistema o
de pactarlo y también es común que a la solución a la que se llegue es vinculante para las partes, es
decir, ese acuerdo al que se ha llegado obliga a las partes exactamente igual que si fuera una
sentencia judicial. Esto ya no se puede llevar a sentencia, son procesos rápidos, poco formalistas,
menos rígidos que el proceso judicial y poco gravoso para las partes, tiene poco coste económico.
Diferencias: en determinados sistemas de resolución extrajudicial de conflictos el tercero es la que
decide, la que resuelve el conflicto, como el arbitraje, donde sometemos el conflicto a un tercero y
dejamos que la solución la de él, en otros sistemas de resolución de conflictos el tercero no se implica
en la solución, la resolución del conflicto viene por las partes en conflicto, que son las que van a
llegar o no a una solución, el mediador ahí es como un espectador.)
 Que la solución de ese conflicto la resuelva un tercero, se deja que la solución la de un tercero.
La más significativa es el arbitraje. Real decreto 231/2008 del 15 de febrero por el que se
regula el sistema arbitral de consumo.
 Las técnicas en las que los propios implicados llegan a una solución. La más significativa es
la mediación. La mediación no es un término unívoco, depende del contexto donde se utilice:
 Algunas profesiones (psicología, TS) lo utilizan para referirse a una técnica de
competencia personal, capacidad de poner en relación varias cuestiones (usuario con
su problemática y ponerle en contacto con los servicios sociales que pueden paliar
esa situación).
 En derecho se estudia la mediación como proceso de resolución de conflictos.
LEY 5/2012 DEL 6 DE JULIO DE MEDIACIÓN DE ASUNTOS CIVILES Y MERCANTILES. (puntos 1,2 y 3
del preámbulo) (ley estatal)
La mediación familiar es una competencia de las CCAA.
Cada CCAA ha determinado su propia ley de mediación familiar, la de CyL es la ley 1/2006 del 6 de abril
(interesante la exposición de motivos)

Mediación familiar
Ámbito de aplicación: conflicto de personas que residen en CyL. Solamente se puede someter a mediación
familiar en el ámbito de CyL las relaciones jurídicas familiares que no estén excluidas por la ley de mediación
familiar y son las del art.2.1, segundo párrafo.
(art.3), Las situaciones en las que cabe la aplicación de la mediación familiar regulada en la presente
Ley serán las siguientes:
A) Personas unidas por vínculo matrimonial:
– En las rupturas surgidas en el ámbito de la pareja, para promover que los cónyuges busquen y acuerden
las soluciones más satisfactorias para todos los miembros de la unidad familiar de convivencia, de forma
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especial, para los menores, para las personas con discapacidad y para las personas mayores dependientes,
con carácter previo al proceso judicial o para facilitar la resolución de los conflictos planteados en vía judicial.
– En las separaciones o divorcios contenciosos, con el fin de buscar los acuerdos más convenientes para
todos los miembros de la unidad familiar de convivencia.
– En las situaciones de conflicto derivadas de las sentencias recaídas en procedimientos de separación,
divorcio o nulidad, para facilitar de forma consensuada su cumplimiento y ejecución.
– En las situaciones de conflicto derivadas de la ejecución de las sentencias de nulidad, separación o
divorcio, para facilitar el establecimiento de medidas y efectos.
– En los casos de variación sustancial de las circunstancias tenidas en cuenta al adoptarse resoluciones
judiciales firmes, para facilitar la modificación de las medidas establecidas en las mismas.
B) Personas que forman una unión de hecho:
– En las rupturas surgidas en el ámbito de la convivencia, con el fin de promover que los miembros de la
pareja busquen y acuerden las soluciones más satisfactorias para todos los miembros de la unidad familiar
de convivencia, en especial para los menores, las personas con discapacidad y las personas mayores
dependientes, con carácter previo al proceso judicial o para facilitar la resolución de los conflictos planteados
en vía judicial.
– En las cuestiones que hacen referencia a los hijos menores de edad o con discapacidad, para intentar que
las partes encuentren las soluciones más satisfactorias para todos los miembros de la unidad familiar de
convivencia.
– En las situaciones de conflicto surgidas en la ejecución de sentencias relativas al pago de compensaciones
económicas o pensiones periódicas, para el establecimiento de medidas.
– En los casos de variación sustancial de las circunstancias tenidas en cuenta al adoptarse resoluciones
judiciales firmes, para facilitar la modificación de las medidas aprobadas en las mismas.
C) Personas con hijos no incluidas en los apartados anteriores, para promover que encuentren soluciones
satisfactorias a los conflictos familiares que surjan respecto a sus hijos.
D) Otros conflictos familiares surgidos entre las personas incluidas en los apartados anteriores o entre
cualesquiera otras personas con capacidad de obrar que tengan entre sí cualquier relación de parentesco,
en los que el procedimiento de mediación sirva para prevenir, simplificar o poner fin a un litigio judicial.

(art.4) Principios informadores.

Las actuaciones de mediación que se lleven a cabo al amparo de la presente Ley, se basarán en los
siguientes principios:
1. Libertad y voluntariedad de las partes en conflicto y de la persona profesional de la mediación para
participar en los procedimientos de mediación.
2. Igualdad de las partes en los procedimientos de mediación.
3. Consideración especial de los intereses de los menores, personas con discapacidad y personas mayores
dependientes.
4. Confidencialidad y secreto profesional respecto a los datos conocidos en el procedimiento de mediación.
5. Competencia profesional, ética, imparcialidad y neutralidad de la persona mediadora.
6. Intervención cooperativa.
7. Buena fe de las partes en conflicto y de la persona mediadora.

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8. Carácter personalísimo del procedimiento, debiendo la persona mediadora y las partes asistir
personalmente a las sesiones.
9. Sencillez y celeridad del procedimiento de mediación.

(art.6) Derechos y obligaciones de las partes en cuestión.


1. Serán consideradas partes en los procedimientos de mediación regulados en la presente Ley las
personas que planteen cualquiera de los conflictos previstos en el artículo tercero de la presente Ley.

2. Las partes dispondrán, en el ámbito de la presente Ley, de los siguientes derechos:


a) Iniciar de común acuerdo un procedimiento de mediación familiar conforme a lo dispuesto en la
presente Ley, así como desistir individualmente del mismo en cualquier momento.
b) Recibir, en su caso, la prestación del servicio de mediación de forma gratuita.
c) Solicitar a la persona encargada del Registro de Mediadores Familiares copia del listado de
mediadores familiares inscritos y de los equipos existentes.
d) Elegir de común acuerdo, salvo en los supuestos de mediación familiar gratuita, un concreto
profesional mediador inscrito, o uno nuevo, también de común acuerdo, en el caso de falta de conformidad
de alguna de las partes con las actuaciones del inicialmente elegido.
e) Ser tratados con la adecuada consideración durante el procedimiento de mediación.
f) Tener garantizado el derecho al secreto profesional y a la confidencialidad en los términos
establecidos legalmente.
g) Conocer con carácter previo a la mediación el coste de la misma y las características y finalidad del
procedimiento.
h) Recibir de la persona mediadora una copia del compromiso de sometimiento expreso a la mediación,
de los justificantes de celebración de las sesiones y del acta de la sesión final, en la que constarán en su
caso los acuerdos alcanzados.
i) Cualquier otro derecho establecido en la presente Ley o en sus normas de desarrollo.

(art.7) Deberes y obligaciones de las partes en cuestión.


1. Cumplir las condiciones de la mediación familiar.
2. Actuar de buena fe en el procedimiento de mediación, proporcionando al mediador información veraz
y completa sobre el conflicto.
3. Tener en cuenta los intereses de los menores, de las personas con discapacidad y de las personas
mayores dependientes.
4. Asistir personalmente a las sesiones de la mediación.
5. Satisfacer los honorarios y gastos de la persona mediadora, excepto para los supuestos de
reconocimiento de la mediación gratuita en los que la Administración de la Comunidad de Castilla y León
sufragará al profesional interviniente el coste de la mediación, en las condiciones y términos que se
establezcan reglamentariamente.
6. Firmar el compromiso de sometimiento expreso a la mediación y el acta de la sesión final.

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7. No solicitar que la persona mediadora sea llamada a declarar como perito ni como testigo en
cualquier procedimiento judicial relacionado con el conflicto familiar objeto de la mediación practicada.
8. Tratar con la debida consideración al profesional de la mediación.
9. Cualquier otro establecido en la presente Ley o en sus normas de desarrollo.

(art.8) Requisitos para ser mediador.

1. Tener la condición de titulado universitario en Derecho, Psicología, Psicopedagogía, Sociología,


Pedagogía, Trabajo Social, Educación Social, y en cualquier otra Licenciatura o Diplomatura de carácter
social, educativo, psicológico, jurídico o sanitario.
2. Estar en posesión de las licencias o autorizaciones pertinentes para el ejercicio de la actividad
profesional.
3. Acreditar la formación en mediación familiar en los términos y condiciones que se establezcan
reglamentariamente, por un mínimo de trescientas horas impartidas, organizadas o tuteladas por
Instituciones Universitarias o Colegios Profesionales.
4. Estar inscrito en el Registro de Mediadores Familiares de la Comunidad de Castilla y León.

(art.9) Derechos y deberes del mediador familiar.


1. A participar, si se solicita su intervención, en un procedimiento de mediación familiar.
2. A percibir los honorarios y gastos que correspondan por su actuación profesional.
3. A actuar con libertad e independencia en el ejercicio de su actividad profesional.
4. A obtener de las partes el oportuno respeto a sus actuaciones.
5. A recibir de las partes en conflicto una información veraz y completa.
6. A dar por finalizada la mediación cuando considere por causa justificada que la continuación de la
misma no cumplirá sus objetivos.
7. A recibir asesoramiento del profesional que libremente designe la persona mediadora, respetando
sus obligaciones legales de confidencialidad, y de común acuerdo con las partes.
8. A cualquier otro derecho establecido en la presente Ley o en sus normas de desarrollo.

(art.10) Deberes del mediador familiar.

1. Actuar de forma neutral e imparcial, evitando intervenir cuando concurra alguna causa de abstención
o tomar parte por una solución o medida concreta.
2. Garantizar los derechos de las partes en conflicto en los términos previstos en esta Ley.
3. Informar a las partes, previamente a la intervención en mediación, del coste, características y
finalidad del procedimiento de mediación.
4. Entregar a las partes para su firma, antes de realizar la intervención en mediación, el compromiso de
sometimiento expreso a la mediación. Una vez firmado, facilitarles un duplicado del mismo.

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5. Promover que las partes tengan en cuenta, en el ámbito de la mediación, la protección de los
intereses de los menores, de las personas con discapacidad y de las personas mayores dependientes, así
como el bienestar de los mismos en general.
6. Realizar personalmente la actividad mediadora.
7. Facilitar la comunicación entre las partes y promover el entendimiento entre ellas.
8. Propiciar que las partes tomen sus propias decisiones libremente, disponiendo de la información
suficiente.
9. Advertir a las partes de la posibilidad de asesorarse jurídicamente para decidir válidamente y en
términos que se amparen sus respectivos derechos sobre aquellas cuestiones cuya regulación legal requiera
previa y suficiente información especializada.
10. Informar a las partes, cuando éstas no han tomado una decisión definitiva sobre la ruptura entre las
mismas, de las posibilidades de recurrir a otro tipo de servicios como pueden ser los de orientación o terapia
familiar; absteniéndose de intervenir como mediador y derivando a las partes a los profesionales
competentes.
11. Ejercer la actividad mediadora conforme a la buena fe y a la adecuada práctica profesional.
12. Tratar con el debido respeto a las partes sometidas a mediación.
13. Garantizar el deber de secreto profesional y confidencialidad, conforme a lo dispuesto en el
ordenamiento jurídico. En ningún caso estará sujeta al deber de secreto la información que no sea
personalizada y se utilice para fines de formación, investigación o estadística, la referente a una amenaza
para la vida o integridad física o psíquica de una persona. A los efectos de lo previsto en este apartado, se
considera información no personalizada aquélla que no pueda asociarse a una persona identificada o
identificable.
14. En cualquier caso, la persona mediadora está obligada a informar a las autoridades competentes de
los datos que puedan revelar la existencia de una amenaza para la vida o la integridad física o psíquica de
una persona.
15. No realizar posteriormente con cualquiera de las partes respecto a cuestiones derivadas del conflicto
sometido a mediación familiar, funciones atribuidas a profesiones distintas a la de mediación, salvo que
todas las partes estén de acuerdo y otorguen su consentimiento por escrito, y la persona mediadora
disponga de la correspondiente habilitación profesional para ello.
16. Renunciar a intervenir como testigo o perito a propuesta o solicitud de cualquiera de las partes en
todo tipo de procedimiento o litigio que afecte al objeto de la mediación.
17. Justificar por escrito, ante la persona encargada del Registro de Mediadores Familiares los supuestos
en que no considere conveniente asumir un procedimiento de mediación gratuita o continuar uno ya iniciado.
18. No abandonar, una vez iniciada, la mediación familiar sin causa justificada.
19. Facilitar la actuación inspectora o de seguimiento de la Administración, teniendo en cuenta los
deberes de secreto profesional y confidencialidad.
20. Remitir al Registro de Mediadores Familiares la información correspondiente, en la forma que se
determine reglamentariamente, teniendo en cuenta los deberes de secreto y confidencialidad.
21. Redactar, firmar y entregar a las partes los justificantes de celebración de las sesiones.
22. Redactar el acta de la sesión final, firmarla, recabar la firma de las partes y entregarles un ejemplar,
conservando otro en su poder.
23. Cualquier otro establecido en la presente Ley o en sus normas de desarrollo.

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(art.11) Causas de abstención.
1. Las personas mediadoras deberán declinar su intervención en el supuesto en que se encuentren en
alguna de las siguientes circunstancias:
a) Tener interés personal en el asunto objeto de mediación o estar afectado directamente por el asunto
objeto de mediación.
b) Tener o haber tenido cuestión litigiosa con alguna de las partes intervinientes en la mediación.
c) Tener vínculo de parentesco por consanguinidad o afinidad hasta el cuarto grado con alguna de las partes
intervinientes en la mediación, con sus asesores, representantes legales o mandatarios, salvo que todas las
partes en conflicto, teniendo conocimiento de la existencia de la causa de abstención, estén de acuerdo en
elegir a la persona incursa en dicha causa de abstención como mediadora y lo manifiesten por escrito ante
la misma.
d) Tener amistad íntima o enemistad manifiesta con alguna de las personas citadas en el apartado anterior,
salvo que todas las partes en conflicto, teniendo conocimiento de la existencia de la causa de abstención,
estén de acuerdo en elegir a la persona incursa en dicha causa de abstención como mediadora y lo
manifiesten por escrito ante la misma.
e) Haber intervenido como perito o testigo en procesos judiciales en los que las partes tuvieran intereses
diversos.
f) Tener relación de servicio con alguna de las partes intervinientes en la mediación o haberles prestado o
haber recibido de ellos servicios profesionales derivados de la titulación universitaria que dio lugar a la
adquisición de la condición de mediador. Se excluye de lo dispuesto en este apartado la prestación de
servicios de mediación familiar en el ámbito de la presente norma o el hecho de que todas las partes en
conflicto, teniendo conocimiento de la existencia de la causa de abstención, estén de acuerdo en elegir a la
persona incursa en dicha causa de abstención como mediadora y lo manifiesten por escrito ante la misma.
2. Si concurre cualquiera de las circunstancias señaladas en el apartado anterior y la persona mediadora no
declina su intervención en el procedimiento de mediación, cualquiera de las partes podrá comunicarlo a la
persona encargada del Registro de Mediadores Familiares a los efectos de la iniciación, por quien
corresponda, en su caso, del correspondiente procedimiento sancionador.

(art.12) Equipos de personas mediadoras.


1. Las personas mediadoras que cumplan los requisitos establecidos en el artículo 8 podrán agruparse entre
sí, a través de las fórmulas que estimen más convenientes, para formar equipos, con el fin de fomentar la
colaboración interdisciplinar entre los profesionales, sin perjuicio de la necesaria actuación individual de
éstos en cada procedimiento concreto de mediación.
2. Para poder constituir un equipo de personas mediadoras será requisito imprescindible que al menos tres
de las personas integrantes del equipo tengan titulaciones distintas, dentro de las exigidas en el artículo 8.a)
de la presente Ley.
3. Los equipos de personas mediadoras deberán inscribirse en la Sección correspondiente del Registro de
Mediadores Familiares. Asimismo, las personas mediadoras integrantes de los equipos deberán estar
previamente inscritas individualmente en la Sección de personas mediadoras familiares del Registro.
4. Los equipos de personas mediadoras no tendrán ningún tipo de relación con las partes durante el
procedimiento de mediación, prestando únicamente apoyo, si es preciso, al profesional mediador
interviniente en la mediación. Los miembros del equipo podrán prestar apoyo, si es preciso, al profesional
mediador interviniente en la mediación. Los miembros de cada equipo que presten apoyo a la persona
mediadora del proceso no podrán exigir a las partes del procedimiento de mediación, emolumento o
percepción alguna.

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(El artículo 11 y 12 no lo ha mencionado, pero leerlo igual)

El procedimiento como todo proceso tiene un primer momento, que es el inicio.

Procedimiento de mediación familiar:


1. INICIACIÓN (Art. 15)
Con independencia de los supuestos previstos para la gratuidad de la mediación en el Título IV de la presente
Ley, las partes en conflicto interesadas en iniciar un procedimiento de mediación familiar deberán instarlo
de común acuerdo ante cualquiera de las personas mediadoras inscritas en el Registro de Mediadores
Familiares. A estos efectos podrán solicitar a la persona encargada del Registro que les facilite una copia
del listado de personas mediadoras y de los equipos inscritos. Recibida, en su caso, la citada información,
las partes deberán ponerse directamente en contacto con el correspondiente mediador. La persona
profesional de la mediación que resulte elegida por las partes deberá comunicar a éstas los honorarios y
gastos que deberán abonar, así como las características y finalidad del procedimiento, con anterioridad a la
iniciación de la mediación.

2. DESARROLLO DEL PROCEDIMIENTO (Art. 16)


1. La persona mediadora convocará a las partes a una primera reunión, en la que se analizará la pertinencia
o no de la mediación familiar, y, si lo estima oportuno, enseñará a las partes el documento de compromiso
de sometimiento a la mediación familiar, en el que deberán constar los derechos y deberes de las partes y
de la persona mediadora así como aquellas otras cuestiones que se determinen reglamentariamente.
Resueltas por la persona profesional de la mediación las dudas que sobre la mediación se les planteen a
las partes y comprobada su plena capacidad de obrar, recabará de ellas la firma voluntaria del compromiso
y, en caso afirmativo, se iniciará el correspondiente procedimiento de mediación.
2. La duración de la mediación dependerá de la naturaleza y complejidad de los asuntos a tratar, no pudiendo
exceder de tres meses contados desde el día siguiente al de la celebración de la sesión inicial. En casos
excepcionales y debidamente justificados, a juicio de la persona media- dora, la duración podrá ser
prorrogada por otros tres meses más.
3. Al finalizar cada una de las sesiones la persona mediadora elaborará y firmará un justificante de la
celebración de cada sesión, en el que hará constar la fecha, duración, lugar y personas participantes.
Entregará una copia del justificante a cada una de las partes, conservando el original en sus archivos.

3. FINALIZACIÓN DEL PROCEDIMIENTO (Art. 17)


1. En cualquier momento del procedimiento, la persona mediadora, por causas justificadas, o cualquiera de
las partes podrán dar por terminado el mismo sin llegar a un acuerdo, debiendo comunicar la persona
mediadora dichas circunstancias a la persona encargada del Registro de Mediadores Familiares.
2. La persona mediadora levantará un acta de la sesión final del procedimiento de mediación, en el que
constarán en su caso los acuerdos alcanzados, debiendo requerir la firma de todos los intervinientes, así
como facilitarles posteriormente una copia.
3. Finalizado el procedimiento de mediación, si las partes decidieran iniciar o continuar el correspondiente
procedimiento jurisdiccional y persistieran en los acuerdos alcanzados en aquélla, entregarán la copia de su
acta final al abogado o abogados a quienes encarguen o tengan encarga- do su trámite, a fin de que pueda
hacerlos valer procesalmente.
4. La persona mediadora comunicará al Registro los datos de cada mediación en la forma que se determine
reglamentariamente, que tendrá en cuenta los deberes legales de confidencialidad y secreto profesional.

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La mediación familiar es un proceso poco formal en el sentido que no es un proceso judicial rígido.

Arbitraje
Las partes someten su controversia a la decisión de un tercero, ellos se limitan a plantear su conflicto, a
aportar las pruebas para fundamentar su postura y dejan que la decisión sea del árbitro. A ese árbitro se le
exigirá en determinadas ocasiones que tenga una formación y en otras no se le exigirá.

 Arbitraje de consumo: tiene por objeto resolver de manera extrajudicial los actos de consumo salvo
los expresamente prohibidos en el real decreto. El ámbito tiene que ser de libre disposición de las
partes (significa que el derecho te permite regular esa materia, eso es libre disposición).
Ley 231/2008, 15 de febrero derecho de consumo:
La posición del consumidor con respecto a la posición del que pone en el mercado esos bienes y
servicios tendría que estar equilibrada. Un acto de consumo casi siempre se resuelve en una relación
jurídica.

Ley 2/2015 de 4 de marzo por la que se aprueba el estatuto de consumidor de Castilla y León.

Art.2 Concepto de consumidor y usuario  A efectos de esta Ley y sin perjuicio de lo dispuesto
expresamente en los libros tercero y cuarto del Real Decreto Legislativo 1/2007, de 16 de noviembre,
por el que se aprueba el texto refundido de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y
Usuarios y otras leyes complementarias, son consumidores o usuarios las personas físicas que
actúen con un propósito ajeno a su actividad comercial, empresarial, oficio o profesión.
Son también consumidores a efectos de esta Ley las personas jurídicas y las entidades sin
personalidad jurídica que actúen sin ánimo de lucro en un ámbito ajeno a una actividad comercial o
empresarial.

Ley 231/2008, 15 de febrero derecho de consumo:

Art.1. Objeto:

1. Esta norma tiene por objeto regular la organización del Sistema Arbitral de Consumo y el
procedimiento del arbitraje de consumo.
2. El Sistema Arbitral de Consumo es el arbitraje institucional de resolución extrajudicial, de carácter
vinculante y ejecutivo para ambas partes, de los conflictos surgidos entre los consumidores o
usuarios y las empresas o profesionales en relación a los derechos legal o contractualmente
reconocidos al consumidor.
Art.2. Materias objeto de arbitraje de consumo:
1. Únicamente podrán ser objeto de arbitraje de consumo los conflictos a que se refiere el artículo
1.2 que versen sobre materias de libre disposición de las partes conforme a derecho.
2. No obstante lo previsto en el apartado anterior, no podrán ser objeto de arbitraje de consumo los
conflictos que versen sobre intoxicación, lesión, muerte o aquéllos en que existan indicios racionales
de delito, incluida la responsabilidad por daños y perjuicios directamente derivada de ellos, conforme
a lo previsto en el artículo 57.1 del Real Decreto Legislativo 1/2007, de 16 de noviembre, por el que
se aprueba el texto refundido de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios y
otras leyes complementarias.
Le corresponde a la Junta gestionar todo el sistema de arbitraje.

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Art. 5. Juntas Arbitrales de Consumo

1. Las Juntas Arbitrales de Consumo son los órganos administrativos de gestión del arbitraje institucional
de consumo y prestan servicios de carácter técnico, administrativo y de secretaría, tanto a las partes como
a los árbitros.
2. Son Juntas Arbitrales de Consumo:

a) La Junta Arbitral Nacional, adscrita al Instituto Nacional del Consumo


b) Las Juntas Arbitrales territoriales constituidas mediante convenio de colaboración entre las
Administraciones públicas y el Instituto Nacional del Consumo, en el que podrá preverse la constitución de
delegaciones de la Junta Arbitral territorial, ya sean territoriales o sectoriales.

3. Las comunicaciones entre las Juntas Arbitrales de Consumo precisas para la administración del
arbitraje se realizarán en el plazo de 10 días desde la fecha de entrada en la Junta Arbitral remitente de los
documentos que deban trasladarse, salvo que en esta norma se prevea un plazo distinto.

Art. 6. Funciones de las Juntas Arbitrales de Consumo

Las Juntas Arbitrales de Consumo desempeñan las siguientes funciones:

a) Fomentar el arbitraje de consumo entre empresas o profesionales, consumidores o usuarios y sus


respectivas asociaciones, procurando la adhesión de las empresas o profesionales al Sistema Arbitral de
Consumo mediante la realización de ofertas públicas de adhesión.
b) Resolver sobre las ofertas públicas de adhesión y conceder o retirar el distintivo de adhesión al
Sistema Arbitral de Consumo, así como gestionar y mantener actualizados los datos de las empresas o
profesionales que estén adheridos al Sistema Arbitral de Consumo a través de la Junta Arbitral de Consumo.
c) Comunicar al registro público de empresas adheridas al Sistema Arbitral de Consumo los datos
actualizados de las empresas o profesionales que hayan realizado ofertas públicas de adhesión al Sistema
Arbitral de Consumo a través de la Junta Arbitral de Consumo.
d) Dar publicidad de las empresas o profesionales adheridos al Sistema Arbitral de Consumo mediante
ofertas públicas de adhesión, en particular en el respectivo ámbito territorial.
e) Elaborar y actualizar la lista de árbitros acreditados ante la Junta Arbitral de Consumo.
f) Asegurar el recurso a la mediación previa al conocimiento del conflicto por los órganos arbitrales, salvo
que no proceda conforme a lo previsto en el artículo 38.
g) Gestionar el archivo arbitral, en el que se conservarán y custodiarán los expedientes arbitrales.
h) Llevar los libros de registro relativos a los procedimientos arbitrales a través de las aplicaciones
informáticas correspondientes y, en su defecto, manualmente.
i) Gestionar, custodiar o depositar ante la institución que se acuerde los bienes y objetos afectos a los
expedientes arbitrales, cuando lo acuerde el órgano arbitral que conozca del conflicto o el presidente de la
Junta Arbitral, a solicitud de las partes antes de la designación del órgano arbitral.
j) Impulsar y gestionar los procedimientos arbitrales de consumo.
k) Proveer de medios y realizar las actuaciones necesarias para el mejor ejercicio de las funciones de
los órganos arbitrales y, en su caso, de los mediadores.
l) Gestionar un registro de laudos emitidos, cuyo contenido, respetando la privacidad de las partes, será
público.

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m) Poner a disposición de los consumidores o usuarios y de las empresas o profesionales formularios
de solicitud de arbitraje, contestación y aceptación, así como de ofertas públicas de adhesión al Sistema
Arbitral de Consumo.
n) En general, cualquier actividad relacionada con el apoyo y soporte a los órganos arbitrales para la
resolución de los conflictos que se sometan a la Junta Arbitral de Consumo.

Órganos arbitrales:
Art. 16. Propuesta de árbitros y lista de árbitros
1. La Administración, entre personal a su servicio, las asociaciones de consumidores y usuarios inscritas
en el Registro estatal de asociaciones de consumidores y usuarios o que reúnan los requisitos exigidos por
la normativa autonómica que les resulte de aplicación, las organizaciones empresariales o profesionales
legalmente constituidas y, en su caso, las Cámaras de Comercio, propondrán al presidente de la Junta
Arbitral de Consumo las personas que actuarán como árbitros en los procedimientos arbitrales que se
sustancien en ella.
2. Las personas propuestas deberán solicitar al presidente de la Junta Arbitral de Consumo su
acreditación para actuar ante ella. Dicha solicitud implicará la aceptación de su inclusión en la lista de árbitros
acreditados ante la Junta Arbitral de Consumo y la aceptación del cargo de árbitro en los procedimientos en
que sea designado como tal.
3. Concedida la acreditación, ésta se notificará a las personas propuestas, procediéndose a su inclusión
en la lista de árbitros acreditados ante la Junta Arbitral de Consumo, que será pública.
4. El secretario de la Junta Arbitral de Consumo mantendrá permanentemente actualizada la lista de
árbitros acreditados ante la respectiva Junta Arbitral de Consumo y las listas de árbitros especializados
acreditados para conocer los conflictos que, conforme a los criterios del Consejo General del Sistema Arbitral
de Consumo, deban ser resueltos por órganos arbitrales especializados.
Art. 18. Órganos arbitrales
1. Los órganos arbitrales, unipersonales o colegiados, son los competentes para decidir sobre la solución
de los conflictos.
2. El órgano arbitral estará asistido por el secretario arbitral, al que corresponde:

a) Velar por el cumplimiento de todas las decisiones que adopten los órganos arbitrales en el ejercicio
de su función.
b) Dejar constancia de la realización de actos procedimentales por el órgano arbitral o ante éste y de la
producción de hechos con trascendencia procedimental mediante las oportunas diligencias. Cuando se
utilicen medios técnicos de grabación o reproducción, el secretario arbitral garantizará la autenticidad e
integridad de lo grabado o reproducido.
c) Asegurar el funcionamiento del registro de recepción de documentos que se incorporen a las
actuaciones arbitrales, expidiendo en su caso las certificaciones que en esta materia sean solicitadas por
las partes.
d) Expedir certificaciones de las actuaciones arbitrales no reservada a las partes, con expresión de su
destinatario y el fin para el cual se solicitan.
e) Documentar y formar los expedientes del procedimiento arbitral, dejando constancia de las
resoluciones que se dicten.
f) Facilitar a las partes interesadas y a cuantos manifiesten y justifiquen un interés legítimo y directo, la
información que soliciten sobre el estado de las actuaciones arbitrales no declaradas reservadas.
g) Ordenar e impulsar el procedimiento, salvo en las actuaciones reservadas a los árbitros.

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h) Levantar acta de las audiencias.
i) Realizar las notificaciones de las actuaciones arbitrales.

El secretario arbitral será el secretario de la Junta Arbitral de Consumo o el designado por el presidente
de la Junta Arbitral de Consumo, entre el personal que preste servicios en ella, con carácter permanente o
para un procedimiento o procedimientos concretos.
3. Sobre los actos de ordenación, tramitación e impulso del procedimiento reservados a los órganos
arbitrales resolverá el presidente del colegio arbitral en el caso de los órganos colegiados.
Art. 19. Órganos arbitrales unipersonales
1. Conocerá de los asuntos un árbitro único:

a) Cuando las partes así lo acuerden


b) Cuando lo acuerde el presidente de la Junta Arbitral de Consumo, siempre que la cuantía de la
controversia sea inferior a 300 € y que la falta de complejidad del asunto así lo aconseje.

2. Las partes podrán oponerse a la designación de un árbitro único, en cuyo caso se procederá a
designar un colegio arbitral.
3. El árbitro único será designado entre los árbitros acreditados propuestos por la Administración pública,
salvo que las partes, de común acuerdo, soliciten por razones de especialidad que dicha designación recaiga
en otro árbitro acreditado.
Art. 20. Órganos arbitrales colegiados
1. En los supuestos no previstos en el artículo anterior, conocerá de los asuntos un colegio arbitral
integrado por tres árbitros acreditados elegidos cada uno de ellos entre los propuestos por la Administración,
las asociaciones de consumidores y usuarios y las organizaciones empresariales o profesionales. Los tres
árbitros actuarán de forma colegiada, asumiendo la presidencia el árbitro propuesto por la Administración.
2. Las partes de común acuerdo podrán solicitar la designación de un presidente del órgano arbitral
colegiado distinto del árbitro propuesto por la Administración pública, cuando la especialidad de la
reclamación así lo requiera o en el supuesto de que la reclamación se dirija contra una entidad pública
vinculada a la Administración a la que esté adscrita la Junta Arbitral de Consumo.
Art. 25. Oferta pública de adhesión al Sistema Arbitral de Consumo
1. Las empresas o profesionales podrán formular por escrito, por vía electrónica a través del
procedimiento previsto en el capítulo V, sección 1.ª, o en cualquier otro soporte que permita tener constancia
de la presentación y de su autenticidad, una oferta unilateral de adhesión al Sistema Arbitral de Consumo
que tendrá carácter público.
En la oferta pública de adhesión se expresará si se opta por que el arbitraje se resuelva en derecho o
en equidad, así como, en su caso, el plazo de validez de la oferta y si se acepta la mediación previa al
conocimiento del conflicto por los órganos arbitrales. En el supuesto de no constar cualquiera de estos
extremos, la oferta se entenderá realizada en equidad, por tiempo indefinido y con aceptación de la
mediación previa.
2. La oferta pública de adhesión será única y se entenderá realizada a todo el Sistema Arbitral de
Consumo.
3. A efectos de lo dispuesto en este capítulo no se considerarán ofertas públicas de adhesión limitada al
Sistema Arbitral de Consumo, aquéllas que tengan carácter temporal, siempre que la adhesión se realice
por un período no inferior a un año, o aquéllas que limiten la adhesión a las Juntas Arbitrales de Consumo
correspondientes al territorio en el que la empresa o profesional desarrolle principalmente su actividad.

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En todo caso, se entiende que la empresa o profesional desarrolla principalmente su actividad en un
determinado territorio cuando comercialice sus bienes y servicios exclusivamente a través de
establecimientos abiertos al público en dicho ámbito territorial.
Tampoco se considerará oferta pública de adhesión limitada aquélla que condicione el conocimiento del
conflicto a través del Sistema Arbitral de Consumo a la previa presentación de la reclamación ante los
mecanismos de solución de conflictos habilitados por la empresa o profesional, siempre que el recurso a
tales mecanismos sea gratuito y se preste información sobre su existencia y modo de acceder a ellos en la
información precontractual y en el contrato.
4. La oferta pública de adhesión, ya sea total o limitada, así como su denuncia habrá de efectuarse por
el representante legal de la empresa o profesional con poder de disposición, previo acuerdo, en su caso, del
órgano de gobierno correspondiente.

Internamiento no voluntario por razón de trastorno psíquico (art.25-35)

Artículo 25. Acogimiento residencial en centros de protección específicos de menores con


problemas de conducta.
1. Se someterán a las disposiciones previstas en este capítulo, los ingresos, actuaciones e
intervenciones en centros de protección específicos de menores con problemas de conducta dependientes
de las Entidades Públicas o de entidades privadas colaboradoras de aquellas, en los que esté prevista la
utilización de medidas de seguridad y de restricción de libertades o derechos fundamentales.
Estos centros, sometidos a estándares internacionales y a control de calidad, estarán destinados al
acogimiento residencial de menores que estén en situación de guarda o tutela de la Entidad Pública,
diagnosticados con problemas de conducta, que presenten conductas disruptivas o di-sociales recurrentes,
transgresoras de las normas sociales y los derechos de terceros, cuando además así esté justificado por
sus necesidades de protección y determinado por una valoración psicosocial especializada.
2. El acogimiento residencial en estos centros se realizará exclusivamente cuando no sea posible la
intervención a través de otras medidas de protección, y tendrá como finalidad proporcionar al menor un
marco adecuado para su educación, la normalización de su conducta, su reintegración familiar cuando sea
posible, y el libre y armónico desarrollo de su personalidad, en un contexto estructurado y con programas
específicos en el marco de un proyecto educativo. Así pues, el ingreso del menor en estos centros y las
medidas de seguridad que se apliquen en el mismo se utilizarán como último recurso y tendrán siempre
carácter educativo.
3. En los supuestos de guarda voluntaria prevista en el artículo 19, será necesario el compromiso de la
familia a someterse a la intervención profesional.
4. Estos centros dispondrán de una ratio adecuada entre el número de menores y el personal destinado
a su atención para garantizar un tratamiento individualizado a cada menor.
5. En el caso de menores con discapacidad, se continuará con los apoyos especializados que vinieran
recibiendo o se adoptarán otros más adecuados, incorporando en todo caso medidas de accesibilidad en
los centros de ingreso y en las actuaciones que se lleven a cabo.

Artículo 26. Ingreso en centros de protección específicos de menores con problemas de conducta.
1. La Entidad Pública que ostente la tutela o guarda de un menor, y el Ministerio Fiscal, estarán
legitimados para solicitar la autorización judicial para el ingreso del menor en los centros de protección
específicos de menores con problemas de conducta. Esta solicitud de ingreso estará motivada y
fundamentada en informes psicosociales emitidos previamente por personal especializado en protección de
menores.
2. No podrán ser ingresados en estos centros los menores que presenten enfermedades o trastornos
mentales que requieran un tratamiento específico por parte de los servicios competentes en materia de salud
mental o de atención a las personas con discapacidad.
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3. Para el ingreso de un menor en estos centros será necesario que la Entidad Pública o el Ministerio
Fiscal recaben previamente la correspondiente autorización judicial, garantizando, en todo caso, el derecho
del menor a ser oído según lo establecido en el artículo 9. Dicha autorización se otorgará tras la tramitación
del procedimiento regulado en el artículo 778 bis de la Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil, y
deberá pronunciarse sobre la posibilidad de aplicarles medidas de seguridad, así como de limitarles
temporalmente el régimen de visitas, de comunicaciones y de salidas que pudieran adoptarse.
No obstante, si razones de urgencia, convenientemente motivadas, hicieren necesaria la inmediata
adopción del ingreso, la Entidad Pública o el Ministerio Fiscal podrá acordarlo previamente a la autorización
judicial, debiendo comunicarlo al Juzgado competente lo antes posible y, en todo caso, dentro del plazo de
veinticuatro horas, a los efectos de que se proceda a la preceptiva ratificación del mismo para lo que deberá
aportar la información de que disponga y justificante del ingreso inmediato. El Juzgado resolverá en el plazo
máximo de setenta y dos horas desde que reciba la comunicación, dejándose de inmediato sin efecto el
ingreso en caso de que no lo autorice.
4. Los menores recibirán a su ingreso en el centro, información escrita sobre sus derechos y deberes,
las normas de funcionamiento del centro, las cuestiones de organización general, el régimen educativo, el
régimen disciplinario y los medios para formular peticiones, quejas y recursos. Dicha información se
transmitirá de forma que se garantice su comprensión en atención a la edad y a las circunstancias del menor.
5. Los menores no permanecerán en el centro más tiempo del estrictamente necesario para atender a
sus necesidades específicas. El cese será acordado por el órgano judicial que esté conociendo del ingreso,
de oficio o a propuesta de la Entidad Pública o del Ministerio Fiscal. Esta propuesta estará fundamentada
en un informe psicosocial.

Artículo 27. Medidas de seguridad.


1. Las medidas de seguridad podrán consistir en la contención mecánica o en la contención física del
menor, en su aislamiento o en registros personales y materiales.
Estas medidas tendrán una finalidad educativa y deberán responder a los principios de excepcionalidad,
necesidad, proporcionalidad, provisionalidad y prohibición del exceso, aplicándose con la mínima intensidad
posible y por el tiempo estrictamente necesario, y se llevarán a cabo con el respeto debido a la dignidad,
privacidad y a los derechos del menor.
2. Las medidas de seguridad deberán aplicarse por personal especializado y con formación en materia
de protección de menores. Este personal sólo podrá usar medidas de seguridad con los menores como
último recurso, en defensa propia o en casos de intentos de fuga, resistencia física a una orden o riesgo
directo de autolesión, de lesiones a otros o daños graves a la propiedad.
3. Corresponde al Director del Centro o persona en la que este haya delegado, la adopción de decisiones
sobre las medidas de seguridad, que deberán ser motivadas y habrán de notificarse con carácter inmediato
a la Entidad Pública y al Ministerio Fiscal y podrán ser recurridas por el menor, el Ministerio Fiscal y la
Entidad Pública, ante el órgano judicial que esté conociendo del ingreso, el cual resolverá tras recabar
informe del centro y previa audiencia del menor y del Ministerio Fiscal.
4. Las medidas de seguridad aplicadas deberán registrarse en el Libro Registro de Incidencias, que será
supervisado por parte de la dirección del centro.

Artículo 28. Medidas de contención.


1. Las medidas de contención podrán ser de tipo verbal y emocional, de tipo físico y de tipo mecánico,
en atención a las circunstancias en presencia.
2. El personal de los centros únicamente podrá utilizar medidas de contención física o mecánica, previo
intento de contención verbal y emocional, sin uso de la fuerza física, si la situación lo permite.
3. La contención física solo podrá consistir en la interposición entre el menor y la persona o el objeto que
se encuentra en peligro, la restricción física de espacios y movimientos y, en última instancia, bajo un estricto
protocolo, la inmovilización física.

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4. La contención mecánica solo será admisible para evitar grave riesgo para la vida o la integridad física
del menor o de terceros, y en el caso de que no sea posible reducir el nivel de estrés o de trastorno del
menor por otros medios. Deberá realizarse con equipos homologados de contención mecánica, bajo un
estricto protocolo.

Artículo 29. Aislamiento del menor.


1. El aislamiento de un menor mediante su permanencia en un espacio adecuado del que se impida su
salida solo podrá utilizarse en prevención de actos violentos, autolesiones, lesiones a otros menores
residentes en el centro, al personal del mismo o a terceros, así como de daños graves a sus instalaciones.
Se aplicará puntualmente en el momento en el que sea preciso y en ningún caso como medida disciplinaria
y se cumplirá preferentemente en la propia habitación del menor, y en caso de que esto no sea posible, se
cumplirá en otro espacio de similar habitabilidad y dimensiones.
2. El aislamiento no podrá exceder de seis horas consecutivas sin perjuicio del derecho al descanso del
menor. Durante el periodo de tiempo en que el menor permanezca en aislamiento estará acompañado o
supervisado por un educador.

Artículo 30. Registros personales y materiales.

1. Los registros personales y materiales se llevarán a cabo con el respeto debido a la dignidad, privacidad
y a los derechos fundamentales de la persona.
2. El registro personal y cacheo del menor se efectuará por el personal indispensable que requerirá al
menos dos profesionales del centro del mismo sexo que el menor. Cuando implique alguna exposición
corporal, se realizará en lugar adecuado, sin la presencia de otros menores y preservando en todo lo posible
la intimidad del menor.
Se utilizarán preferentemente medios electrónicos.
3. El personal del centro podrá realizar el registro de las pertenencias del menor, pudiendo retirarle
aquellos objetos que se encuentren en su posesión que pudieran ser de ilícita procedencia, resultar dañinos
para sí, para otros o para las instalaciones del centro o que no estén autorizados para menores de edad.
Los registros materiales se deberán comunicar previamente al menor siempre que no pudieran efectuarse
en su presencia.

Artículo 31. Régimen disciplinario.


1. El régimen disciplinario en estos centros se fundará siempre en el proyecto socio-educativo del centro
y en el individualizado de cada menor, al cual se informará del mismo.
2. El procedimiento disciplinario será el último recurso a utilizar, dando prioridad a los sistemas
restaurativos de resolución de conflictos e interacción educativa. No podrán establecerse restricciones de
igual o mayor entidad que las previstas en la legislación reguladora de la responsabilidad penal de los
menores.
3. En ningún caso podrán utilizarse las medidas contenidas en los artículos 27 a 30 con fines
disciplinarios.
4. La regulación autonómica sobre régimen disciplinario deberá ser suficiente y adecuada a los principios
de la Constitución, de esta ley y del título IX de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico
de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, garantizando al menor la
asistencia legal de un abogado independiente, respetando en todo momento la dignidad y los derechos de
los menores y sin que en ningún caso se les pueda privar de los mismos.

Artículo 32. Supervisión y control.


Con independencia de las inspecciones de los centros que puedan efectuar el Defensor del Pueblo, las
instituciones autonómicas equivalentes y el Ministerio Fiscal, la medida de ingreso del menor en el centro
de protección específico deberá revisarse al menos trimestralmente por la Entidad Pública, debiendo remitir
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al órgano judicial competente que autorizó el ingreso y al Ministerio Fiscal, con esa periodicidad, el oportuno
informe motivado de seguimiento que incluya las entradas del Libro de Registro de Incidencias.
A los efectos de las inspecciones e informes a los que se refiere el párrafo anterior, el Libro de Registro
de Incidencias deberá respetar, respecto a los cesionarios de datos, la adopción de las medidas de
seguridad de nivel medio establecidas en la legislación vigente en materia de protección de datos de carácter
personal.

Artículo 33. Administración de medicamentos.

1. La administración de medicamentos a los menores, cuando sea necesario para su salud, deberá tener
lugar de acuerdo con la praxis profesional sanitaria, respetando las disposiciones sobre consentimiento
informado, y en los términos y condiciones previstas en la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica
reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y
documentación clínica.
2. En todo caso, deberá ser un facultativo médico autorizado quien recete medicamentos sujetos a
prescripción médica y realice el seguimiento de su correcta administración y de la evolución del tratamiento.
A estos efectos se llevará un registro con la historia médica de cada uno de los menores.

Artículo 34. Régimen de visitas y permisos de salida.


1. Las visitas de familiares y otras personas allegadas sólo podrán ser restringidas o suspendidas en
interés del menor por el Director del centro, de manera motivada, cuando su tratamiento educativo lo
aconseje y conforme a los términos recogidos en la autorización judicial de ingreso.
El derecho de visitas no podrá ser restringido por la aplicación de medidas disciplinarias.
2. El Director del centro de protección específico de menores con problemas de conducta podrá restringir
o suprimir las salidas de las personas ingresadas en el mismo, siempre en interés del menor y de manera
motivada, cuando su tratamiento educativo lo aconseje, conforme a los términos recogidos en la autorización
judicial de ingreso.
3. Las medidas limitativas del régimen de visitas y de los permisos de salida deberán ser notificadas a
las personas interesadas, al menor y al Ministerio Fiscal de acuerdo con la legislación aplicable.
Dichas medidas podrán ser recurridas por el Ministerio Fiscal y por el menor al que se garantizará
asistencia legal de abogado independiente, ante el órgano judicial que esté conociendo el ingreso, el cual
resolverá tras recabar informe del centro y previa audiencia de las personas interesadas, del menor y del
Ministerio Fiscal.

Artículo 35. Régimen de comunicaciones del menor.


1. Los menores ingresados en los centros tendrán derecho a remitir quejas de forma confidencial al
Ministerio Fiscal, a la autoridad judicial competente y al Defensor del Pueblo o ante las instituciones
autonómicas homólogas. Este derecho no podrá ser restringido por la aplicación de medidas disciplinarias.
2. Las comunicaciones del menor con familiares y otras personas allegadas serán libres y secretas.
Sólo podrán ser restringidas o suspendidas por el Director del centro en interés del menor, de manera
motivada, cuando su tratamiento educativo lo aconseje y conforme a los términos recogidos en la
autorización judicial de ingreso. La restricción o suspensión del derecho a mantener comunicaciones o del
secreto de las mismas deberá ser adoptada de acuerdo con la legislación aplicable y notificada a las
personas interesadas, al menor y al Ministerio Fiscal, quienes podrán recurrirla ante el órgano jurisdiccional
que autorizó el ingreso, el cual resolverá tras recabar informe del centro y previa audiencia de las personas
interesadas, del menor y del Ministerio Fiscal.»
La Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil, queda modificada en los siguientes términos:

Uno. Se introduce un nuevo artículo 778 bis, que queda redactado como sigue:
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«Artículo 778 bis. Ingreso de menores con problemas de conducta en centros de protección
específicos.
1. La Entidad Pública, que ostente la tutela o guarda de un menor, y el Ministerio Fiscal estarán
legitimados para solicitar la autorización judicial para el ingreso del menor en los centros de protección
específicos de menores con problemas de conducta a los que se refiere el artículo 25 de la Ley
Orgánica 1/1996, de 15 de enero, de Protección Jurídica del Menor, de modificación parcial del Código Civil
y de Enjuiciamiento Civil, debiendo acompañar a la solicitud la valoración psicosocial que lo justifique.
2. Serán competentes para autorizar el ingreso de un menor en dichos centros los Juzgados de Primera
Instancia del lugar donde radique el centro.
3. La autorización judicial será obligatoria y deberá ser previa a dicho ingreso, salvo que razones de
urgencia hicieren necesaria la inmediata adopción de la medida. En este caso, la Entidad Pública o el
Ministerio Fiscal deberán comunicarlo al Juzgado competente, dentro de las veinticuatro horas siguientes, a
los efectos de que proceda a la preceptiva ratificación de dicha medida, que deberá efectuarse en el plazo
máximo de setenta y dos horas desde que llegue el ingreso a conocimiento del Juzgado, dejándose de
inmediato sin efecto el ingreso en caso de que no sea autorizado.
En los supuestos previstos en este apartado, la competencia para la ratificación de la medida y para
continuar conociendo del procedimiento será del Juzgado de Primera Instancia del lugar en que radique el
centro del ingreso.
4. El Juzgado, para conceder la autorización o ratificar el ingreso ya efectuado, deberá examinar y oír al
menor, quien deberá ser informado sobre el ingreso en formatos accesibles y en términos que le sean
comprensibles y adaptados a su edad y circunstancias, a la Entidad Pública, a los progenitores o tutores
que ostentaran la patria potestad o tutela, y a cualquier persona cuya comparecencia estime conveniente o
le sea solicitada, y se emitirá informe por el Ministerio Fiscal. El Juzgado recabará, al menos, dictamen de
un facultativo por él designado, sin perjuicio de que pueda practicar cualquier otra prueba que considere
relevante para el caso o le sea instada. La autorización o ratificación del ingreso únicamente procederá
cuando no resulte posible atender, de forma adecuada, al menor en unas condiciones menos restrictivas.
5. Frente a la resolución que el Juzgado adopte en relación con la autorización o ratificación del ingreso
podrá interponerse recurso de apelación por el menor afectado, la Entidad Pública, el Ministerio Fiscal, o los
progenitores o tutores que sigan teniendo legitimación para oponerse a las resoluciones en materia de
protección de menores. El recurso de apelación no tendrá efecto suspensivo.
6. En la misma resolución en que se acuerde el ingreso se expresará la obligación de la Entidad Pública
y del Director del centro de informar periódicamente al Juzgado y al Ministerio Fiscal sobre las circunstancias
del menor y la necesidad de mantener la medida, sin perjuicio de los demás informes que el Juez pueda
requerir cuando lo crea pertinente.
Los informes periódicos serán emitidos cada tres meses, a no ser que el Juez, atendida la naturaleza de
la conducta que motivó el ingreso, señale un plazo inferior.
Transcurrido el plazo y recibidos los informes de la Entidad Pública y del Director del centro, el Juzgado,
previa la práctica de las actuaciones que estime imprescindibles, y oído el menor y el Ministerio Fiscal,
acordará lo procedente sobre la continuación o no del ingreso.
El control periódico de los ingresos corresponderá al Juzgado de Primera Instancia del lugar donde
radique el centro. En caso de que el menor fuera trasladado a otro centro de protección específico de
menores con problemas de conducta, no será necesaria una nueva autorización judicial, pasando a conocer
del procedimiento el Juzgado de Primera Instancia del lugar en que radique el nuevo centro. La decisión de
traslado será notificada a las personas interesadas, al menor y al Ministerio Fiscal, quienes podrán recurrirla
ante el órgano que esté conociendo del ingreso, el cual resolverá tras recabar informe del centro y previa
audiencia de las personas interesadas, del menor y del Ministerio Fiscal.
7. Los menores no permanecerán en el centro más tiempo del estrictamente necesario para atender a
sus necesidades específicas.
El cese será acordado por el órgano judicial competente, de oficio o a propuesta de la Entidad Pública o
del Ministerio Fiscal. Esta propuesta estará fundamentada en un informe psicológico, social y educativo.
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8. El menor será informado de las resoluciones que se adopten.»

Dos. Se introduce un artículo 778 ter, que queda redactado como sigue:

«Artículo 778 ter. Entrada en domicilios y restantes lugares para la ejecución forzosa de las medidas
de protección de menores.
1. La Entidad Pública deberá solicitar al Juzgado de Primera Instancia con competencia en el lugar donde
radique su domicilio, autorización para la entrada en domicilios y restantes edificios y lugares cuyo acceso
requiera el consentimiento de su titular u ocupante, cuando ello sea necesario para la ejecución forzosa de
las medidas adoptadas por ella para la protección de un menor. Cuando se trate de la ejecución de un acto
confirmado por una resolución judicial, la solicitud se dirigirá al órgano que la hubiera dictado.
2. La solicitud se iniciará por escrito en el que se harán constar, al menos, los siguientes extremos:

a) La resolución administrativa o el expediente que haya dado lugar a la solicitud.


b) El concreto domicilio o lugar al que se pretende acceder, y la identidad del titular u ocupante del mismo
y cuyo acceso requiera su consentimiento.
c) La justificación de que se ha intentado recabar dicho consentimiento sin resultado o con resultado
negativo. En el caso en el que ello no resulte procedente, se hará constar dicha circunstancia de manera
razonada en el escrito de solicitud, sin que sea necesaria la aportación de la referida justificación.
d) La necesidad de dicha entrada para la ejecución de la resolución de la Entidad Pública.

3. Presentada por la Entidad Pública la solicitud, el Secretario Judicial, en el mismo día, dará traslado de
ella al titular u ocupante del domicilio o edificio para que en el plazo de las 24 horas siguientes alegue lo que
a su derecho convenga exclusivamente sobre la procedencia de conceder la autorización.
No obstante, cuando la Entidad Pública solicitante así lo pida de forma razonada y acredite que concurren
razones de urgencia para acordar la entrada, bien porque la demora en la ejecución de la resolución
administrativa pudiera provocar un riesgo para la seguridad del menor, o bien porque exista afectación real
e inmediata de sus derechos fundamentales, el Juez podrá acordarla mediante auto dictado de forma
inmediata y, en todo caso en el plazo máximo de las 24 horas siguientes a la recepción de la solicitud, previo
informe del Ministerio Fiscal. En el auto dictado se razonará por separado sobre la concurrencia de los
requisitos de la medida y las razones que han aconsejado acordarla sin oír al interesado.
4. Presentado el escrito de alegaciones por el interesado o transcurrido el plazo sin hacerlo, el Juez
acordará o denegará la entrada por auto en el plazo máximo de las 24 horas siguientes, previo informe del
Ministerio Fiscal, tras valorar la concurrencia de los extremos mencionados en el apartado 3 de este artículo,
la competencia de la Entidad Pública para dictar el acto que se pretende ejecutar y la legalidad, necesidad
y proporcionalidad de la entrada solicitada para alcanzar el fin perseguido con la medida de protección.
5. En el auto en el que se autorice la entrada se harán constar los límites materiales y temporales para
la realización de la misma, que serán los estrictamente necesarios para la ejecución de la medida de
protección.
6. El testimonio del auto en el que se autorice la entrada será entregado a la Entidad Pública solicitante
para que proceda a realizarla. El auto será notificado sin dilación a las partes que hubieran intervenido en el
procedimiento y, de no haber intervenido o de no ser posible la notificación antes de la realización de la
diligencia de entrada, el Secretario Judicial procederá a su notificación al practicar la diligencia.
7. Contra el auto en que se acuerde o deniegue la autorización, aun cuando se hubiera dictado sin previa
audiencia del interesado, cabrá recurso de apelación, sin efecto suspensivo, que deberá ser interpuesto en
el plazo de los tres días siguientes, contados desde la notificación del auto, al que se dará una tramitación
preferente.
Aun denegada la solicitud, la Entidad Pública podrá reproducir la misma si cambiaran las circunstancias
existentes en el momento de la petición.
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8. La entrada en el domicilio será practicada por el Secretario Judicial dentro de los límites establecidos,
pudiendo auxiliarse de la fuerza pública, si fuera preciso, y siendo acompañado de la Entidad Pública
solicitante. Finalizada la diligencia, se decretará el archivo del procedimiento.»

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