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Curso de conjuntos y números.

Apuntes

Juan Jacobo Simón Pinero

Curso 2016/2017
2
Índice general

I Conjuntos 5
1. Conjuntos y elementos 7
1.1. Sobre el concepto de conjunto y elemento. . . . . . . . . . . . . . 7
1.2. Pertenencia, contenido e igualdad. . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
1.3. Operaciones con subconjuntos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
1.3.1. Familias de conjuntos y operaciones . . . . . . . . . . . . 13
1.4. Pares, producto y relaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15

2. Aplicaciones 19
2.1. Relaciones y aplicaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
2.2. Aplicaciones iny., supray. y biy. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
2.3. Imágenes directas e inversas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
2.4. Composición . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
2.4.1. Inversa de una aplicación biyectiva . . . . . . . . . . . . . 27

3. Órdenes en conjuntos 31
3.1. Conjuntos ordenados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
3.2. Elementos notables en un COPO . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
3.3. Conjuntos bien ordenados. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36

4. Relaciones de equivalencia 39
4.1. Conceptos básicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
4.2. Clases de equivalencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
4.3. El conjunto cociente y la proyección canónica . . . . . . . . . . . 41
4.4. Relaciones de equivalencia y particiones . . . . . . . . . . . . . . 42

5. Conjuntos numéricos 45
5.1. Cardinalidad. Conjuntos finitos e infinitos . . . . . . . . . . . . . 45
5.1.1. Orden y operaciones aritméticas . . . . . . . . . . . . . . 52
5.2. Números enteros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52
5.3. Números racionales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54
5.3.1. Escritura decimal de números racionales. . . . . . . . . . 56
5.4. Números reales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
5.5. Números complejos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60

3
4 ÍNDICE GENERAL

5.5.1. Forma exponencial de un número complejo. . . . . . . . . 64


5.6. Conjuntos numerables y no numerables . . . . . . . . . . . . . . 65

6. Análisis combinatorio. 67
6.1. Variaciones. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
6.1.1. Número de variaciones. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
6.2. Permutaciones. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
6.3. Combinaciones. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68

II Números y polinomios 71
7. El anillo de los números enteros. 73
7.1. Artimética de los enteros. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
7.1.1. División entera y máximo común divisor. . . . . . . . . . 73
7.1.2. Mı́nimo común múltiplo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
7.1.3. La ecuación diofántica lineal . . . . . . . . . . . . . . . . 80
7.1.4. Números primos. Teorema Fundamental dela Aritmética . 82
7.2. Congruencias. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84
7.2.1. Propiedades aritméticas de las congruencias . . . . . . . . 85
7.2.2. Estructuras algebraicas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
7.2.3. Algunas aplicaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88
7.3. Teorema chino de los restos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91
7.4. Teoremas de Euler, Fermat y Wilson . . . . . . . . . . . . . . . . 94

8. Polinomios 97
8.1. Polinomios con coeficientes en un cuerpo. . . . . . . . . . . . . . 97
8.2. Raı́ces de polinomios. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103
8.3. Factorización y raı́ces de polinomios. . . . . . . . . . . . . . . . . 105
8.4. Polinomios irreducibles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
8.5. Polinomios irreducibles en Q[X]. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108
8.6. Factores múltiples en cuerpos numéricos. . . . . . . . . . . . . . . 111

A. Apéndice 113
A.1. La función sucesor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113
A.2. Operaciones en N . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114
Parte I

Conjuntos

5
Capı́tulo 1

Conjuntos y elementos

1.1. Sobre el concepto de conjunto y elemento.


Comenzamos con la definición de conjunto de G. Cantor [INCLUIR BIO-
GRAFIA]:

Un conjunto es una colección (dentro de un todo) de distintos objetos


definidos por nuestra intuición o pensamiento

Esta forma de abordar los conjuntos se llama concepción intuitiva de los


conjuntos.
La noción formal de conjunto corresponde con fundamentos de la matemática
que quedan fuera del alcance de este texto. También queda fuera del alcance
de este texto el concepto de pertenencia. Vamos a asumir entonces que hay
unos objetos que llamamos conjuntos que poseen unos objetos que llamamos
elementos.

1.2. Pertenencia, contenido e igualdad.


Las colecciones a las que llamaremos conjuntos serán construidas de las si-
guientes dos formas principales.

1. Por extensión: haciendo la lista de objetos. Por ejemplo

A = {X1 , . . . , Xn , . . . } o A = {a, b, c, . . . }.

2. Por comprehensión: a través de una fórmula proposicional que siempre


tendrá, a su vez, un conjunto de referencia. Por ejemplo, si B es un con-
junto,
A = {X ∈ B | p(X) (es verdadera) } .
Cuando sea obvio quién es el conjunto B por el contexto, podemos omitirlo.

7
8 CAPÍTULO 1. CONJUNTOS Y ELEMENTOS

Asumimos (como axioma) que cualquiera de las dos escrituras anteriores


determina un único conjunto.
1.2.1. Ejemplo. Las siguientes colecciones son conjuntos.
1. A = {a, e, i, o, u} o A = {x | x es una vocal }.
2. A = {0, 2, 4, . . . } o A = {x ∈ N | x es par }.
1.2.2. Ejercicio. Escribir, usando las formas de comprehensión y extensión,
los siguientes conjuntos:
1. Los números naturales que son impares y menores que 20.
2. Las vocales de la palabra “murciélago”.
3. Los números impares positivos.
1.2.3. Observación. La exigencia del conjunto de referencia en la escritura de
comprehensión es importante. El “todo” de donde tomamos los elementos debe
ser, de antemano, un conjunto. De no ser ası́, podemos tener problemas, como
se muestra a continuación.
Sea U la colección de todos los conjuntos y definimos

A = {x ∈ U | x 6∈ x} .

Si U fuese conjunto entonces A también lo serı́a y entonces es inmediata la


siguiente proposición: A ∈ A si y solo si A 6∈ A, conocida como la paradoja de
Russell.
Lo que ocurre aquı́ es que U no es un conjunto y por tanto, no podemos
formar el conjunto A por comprehensión.
1.2.4. Notación. Si a es un elemento del conjunto A, escribiremos a ∈ A. En
caso contrario escribimos a ∈
/ A.
1.2.5. Inclusión. Sean A y B conjuntos. Decimos que A está contenido en B,
o que A es subconjuntos de B si para todo elemento a ∈ A se tiene que a ∈ B.
Se denota A ⊂ B y se expresa a ∈ A ⇒ a ∈ B
Si A no está contenido en B entonces escribimos A 6⊂ B.
1.2.6. Observación. Es claro que A 6⊂ B si y solo si existe a ∈ A tal que
a 6∈ B.
1.2.7. Ejemplo. Sea I = {x ∈ N | x es impar } = {x ∈ N | x =
2n + 1, con n ∈ N}, que a veces, para abreviar, escribimos {2n + 1 | n ∈ N}.1
Entonces I ⊂ N.
1.2.8. Notación. Sean A y B conjuntos, tales que A ⊂ B. Si queremos destacar
la posibilidad de que A y B sean iguales podemos escribir A ⊆ B. Cuando
queremos poner énfasis en justo lo contrario, escribimos A ( B; lo expresamos
como a ∈ A ⇒ a ∈ B pero ∃ b ∈ B tal que b 6∈ A.
1 Aunque esta escritura no estaba contemplada y no es rigurosa, se usa mucho y se entiende

perfectamente, ası́ que podemos introducirla.


1.2. PERTENENCIA, CONTENIDO E IGUALDAD. 9

1.2.9. Igualdad. Diremos que dos conjuntos A y B son iguales cuando tengan
exactamente los mismos elementos. Lo expresamos a ∈ A ⇔ a ∈ B.
1.2.10. Proposición. Sean A y B conjuntos. A = B si y sólo si A ⊂ B y
B⊂A
Demostración. Inmediata.

Conjunto vacı́o.
1.2.11. Definición. Un conjunto vacı́o es aquel que no tiene elementos.
1.2.12. Proposición. Sean A y B conjuntos. Si A es vacı́o entonces A ⊂ B.
Demostración. Procederemos por reducción al absurdo. Sea A un conjunto vacı́o
y supongamos que existe un conjunto B, tal que A * B. Entonces existe a ∈ A
tal que a 6∈ B. Luego A no es vacı́o, lo cual es imposible.
1.2.13. Corolario. Solo hay un conjunto vacı́o.
Demostración. Inmediata de la proposición anterior.
Notación. El (único) conjunto vacı́o se denota ∅
1.2.14. Ejercicio. Decidir razonadamente si la siguiente afirmación es verda-
dera o falsa:
A = ∅ ⇐⇒ ∀x, x 6∈ A.
1.2.15. Partes de un conjunto. Sea A un conjunto. La colección

P(A) = {B | B ⊂ A}

se conoce como el conjunto de las partes de A o el conjunto potencia de A.


1.2.16. Ejercicios.
1. Determinar P(∅).
2. Sea A = {x1 , x2 , x3 }. Escribir P(A) y comprobar que tiene 23 elementos.
3. Probar que A 6= P(A).
Solución. Solo veremos el ejercicio del taller. Supongamos que A = P(A). Se
tendrá entonces que X ⊂ A implica que X ∈ A. Vamos a formar el conjunto
B = {X ∈ A | X 6∈ X}. Como B ⊆ A entonces B ∈ A; además, ocurre una de
dos:
1. B ∈ B, en cuyo caso B ∈ A y B ∈ B y por tanto B 6∈ B, lo cual es
absurdo.
2. B 6∈ B, en cuyo caso B ∈ A y B 6∈ B y por tanto B ∈ B, lo cual es
absurdo.
Ası́ que la suposición de que A = P(A) reduce al absurdo y por tanto es falsa.
Luego lo contrario es verdadero.
10 CAPÍTULO 1. CONJUNTOS Y ELEMENTOS

1.3. Operaciones con subconjuntos


1.3.1. Unión. Sean A y B conjuntos. El conjunto

A ∪ B = {x | x ∈ A o x ∈ B}

se conoce como la unión de A y B.


Se escribe x ∈ A ∪ B si y sólo si x ∈ A o x ∈ B.
Lo contrario es x ∈
/ A ∪ B si y sólo si x ∈
/A y x∈ / B.
1.3.2. Ejercicio. Sea A un conjunto arbitrario. Probar que para cualquier con-
junto B se tiene que A ⊂ A ∪ B.
1.3.3. Intersección. Sean A y B conjuntos. El conjunto

A ∩ B = {x | x ∈ A y x ∈ B}

se conoce como la intersección de A y B.


Se escribe x ∈ A ∩ B si y sólo si x ∈ A y x ∈ B.
Lo contrario es x ∈
/ A ∩ B si y sólo si x ∈
/A o x∈ / B.

Diagramas de Venn
En 1880 John Venn introdujo los diagramas para una mejor comprensión de
los conjuntos y sus operaciones. Los siguientes diagramas representan la unión
e intersección de dos conjuntos A y B contenidos en otro conjunto, digamos U .
U U
✬✩
A ✬✩
B ✬✩
A ✬✩
B

✫✪✫✪ ✫✪ ✫✪
Unión Intersección

1.3.4. Ejercicio. Para los conjuntos A, B y C, probar las siguientes propieda-


des:
1. Si A ⊂ B y B ⊂ C entonces (A ∪ B) ⊂ C.
2. (A ∩ B) ∩ C = A ∩ (B ∩ C).
3. A ⊂ B si y sólo si A ∪ B = B si y solo si A ∩ B = A
4. Como consecuencia, A ∪ ∅ = A y A ∩ ∅ = ∅.
1.3.5. Ejemplos. 1) Vamos a comenzar abordando un caso muy concreto hasta
otener la máxima generalidad, en el uso de la escritura comprehensiva.
Sea U = R2 , el plano euclı́deo, A = {(x, y) ∈ U | x + y ≤ 3}, B = {(x, y) ∈
U | x + y ≤ 7} y C = {(x, y) ∈ U | x − y = 0}. Probar que A ⊂ B y que
A 6⊂ C.
1.3. OPERACIONES CON SUBCONJUNTOS 11

Más en general, si P (r) = {(x, y) ∈ U | x + y ≤ r}, con r ∈ R, probar que


P (r) ⊂ P (s) si y solo si r ≤ s.
Finalmente, probar que si U es un conjunto arbitrario, A = {x ∈ U | p(x) }
y B = {x ∈ U | q(x) }, entonces A ⊆ B si y solo si [p(x) ⇒ q(x)].
2) Vamos a ver un caso donde podemos comparar el uso de escritura com-
prehensiva y el de listas. Para cualquier a ∈ N, se define N · a = {0, a, 2a, . . . } =
{x ∈ N | x = na, con n ∈ N}. En este caso, la escritura con lista parece más
elegante que la comprehensiva. También puede comprobar fácilmente el lector,
a partir de la escritura de listas que N · a ∩ N · b = N · mcm(a, b); sin embargo,
la unión N · a ∪ N · b se escribe mal como lista.

Leyes distributivas.

1.3.6. Proposición. Sean A, B y C conjuntos. Entonces

1. A ∩ (B ∪ C) = (A ∩ B) ∪ (A ∩ C).

2. A ∪ (B ∩ C) = (A ∪ B) ∩ (A ∪ C).

Demostración. Comenzamos con la primera.


⊆] Sea x ∈ A ∩ (B ∪ C). Entonces x ∈ A y x ∈ B ∪ C; es decir, x ∈ A y
además x ∈ B o x ∈ C. Ahora separamos en dos casos. Primero, x ∈ A y x ∈ B,
de donde x ∈ A ∩ B. El otro es x ∈ A y x ∈ C, de donde x ∈ A ∩ C. No hay
más casos y por tanto x ∈ (A ∩ B) ∪ (A ∩ C).
⊇] Si x ∈ (A ∩ B) ∪ (A ∩ C) entonces x ∈ A y x ∈ B o bien x ∈ A y x ∈ C.
Luego x ∈ A en ambos casos y ası́, x ∈ A y además x ∈ B o x ∈ C, de donde
x ∈ A ∩ (B ∪ C).
Vamos ahora con la segunda.
⊆] Sea x ∈ A ∪ (B ∩ C). Tenemos dos casos. Primero, si x ∈ A entonces
x ∈ A ∪ B y además x ∈ A ∪ C (Ejercicio 1.3.2) luego x ∈ (A ∪ B) ∩ (A ∪ C).
Ahora, si x 6∈ A entonces x ∈ B ∩ C entonces x ∈ A ∪ B y x ∈ A ∪ C (otra vez
Ejercicio 1.3.2) y por tanto x ∈ (A ∪ B) ∩ (A ∪ C).
⊇] Sea x ∈ (A ∪ B) ∩ (A ∪ C). Consideramos dos casos. Primero, si x ∈ A
entonces x ∈ A ∪ (B ∩ C) (otra vez Ejercicio 1.3.2). Segundo, si x 6∈ A entonces
x ∈ B y además x ∈ C por lo que x ∈ B ∩ C, de donde x ∈ A ∪ (B ∩ C).

1.3.7. Diferencia de conjuntos. Sean A y B conjuntos. La diferencia de


conjuntos es la colección

A \ B = {x | x ∈ A y x 6∈ B}.

Expresado como diagrama de Venn


12 CAPÍTULO 1. CONJUNTOS Y ELEMENTOS

U
✬✩
A ✬✩
B

✫✪✫✪
Diferencia

x
1.3.8. Ejercicio. Considérense los conjuntos A = {x ∈ R | 0 ≤ 2 ≤ 6} y
2
B = {x ∈ R | x2 < 8}. Se pide:

1. Representar estos conjuntos en la recta real.

2. Determinar los conjuntos A ∪ B, A ∩ B, A \ B y B \ A, escribiéndolos de


forma comprehensiva y gráficamente en la recta real.

1.3.9. Complemento. Sean A y U conjuntos, con A ⊂ U . Se conoce como


complemento de A en U a la colección

A∁ = U \ A = {x ∈ U | x 6∈ A}.

Leyes de De Morgan.

Augustus De Morgan 1806 (Madras, India)-1871(Londres). Fue hijo de un


militar británico. Hizo contribuciones importantes en álgebra, geometrı́a y además
fue cofundador de la London Mathematical Society, ası́ como su primer presi-
dente.
1.3.10. Proposición. Sean A y B conjuntos.

1. (A ∩ B)∁ = A∁ ∪ B ∁ .

2. (A ∪ B)∁ = A∁ ∩ B ∁ .

Demostración.

1. x ∈ (A ∩ B)∁ ⇔ x 6∈ A ∩ B ⇔ x 6∈ A o x 6∈ B ⇔ x ∈ A∁ o x ∈ B ∁
⇔ x ∈ A∁ ∪ B ∁ .
2. x ∈ (A ∪ B)∁ ⇔ x∈6 A ∪ B ⇔ x 6∈ A y x 6∈ B ⇔ x ∈ A∁ y x ∈ B ∁
⇔ x ∈ A∁ ∩ B ∁ .

Expresado como diagrama de Venn


1.3. OPERACIONES CON SUBCONJUNTOS 13

U
✬✩
A ✬✩
B
(A ∩ B)∁ = A∁ ∪ B ∁

✫✪
✫✪

U
✬✩
A ✬✩
B
(A ∪ B)∁ = A∁ ∩ B ∁

✫✪
✫✪

1.3.1. Familias de conjuntos y operaciones


Algunas veces queremos hacer colecciones de objetos y no podemos o no
nos interesa garantizar que todos ellos sean distintos. Vamos a ver un par de
ejemplos.
Sean N el conjunto de los números naturales y P el conjunto de los núme-
ros pares positivos. Definimos, para cada n ∈ N, An como el conjunto de los
múltiplos pares de n; es decir An = {x ∈ P | nx ∈ N}.
Entonces, la colección C = {An }n∈N no es conjunto porque, por ejemplo,
Ap = A2p , para todo primo impar. En este caso, decimos que C es una familia
(de conjuntos).
Aún ası́, es claro que podemos considerar su unión e intersección y respetará
las leyes habituales de conjuntos.
Otro ejemplo es el siguiente. Considérese p1 (X) = X 3 − X 2 + X − 1 y
p2 = X 3 + X 2 − 2. Sean R1 y R2 los conjuntos de raı́ces reales de p1 (X) y
p2 (X) respectivamente, y R = {R1 , R2 }. En principio, no podemos asegurar
que R sea o no conjunto, pero es inmediato comprobar que, visto como familia
1 ∈ R1 ∪ R2 .
1.3.11. Definición. Una familia de conjuntos es una colección {Ai | i ∈ I},
donde I es un conjunto y Ai son conjuntos.
Si todos los objetos son diferentes, tendremos un conjunto.
14 CAPÍTULO 1. CONJUNTOS Y ELEMENTOS

Uniones e intersecciones arbitrarias en conjuntos y familias


Comenzamos con la unión. Al ser una operación binaria y asociativa, po-
demos extenderla a una colección finita de uniendos. Ası́, si A1 , . . . , An son
conjuntos se tiene que
n
[
Ai = {x | x ∈ Ai para alguna i ∈ {1, . . . , n}} .
i=1

Cuando la colección sea infinita, también habrá unión, pero ya no es una


consecuencia de propiedades de operaciones binarias. Será una nueva definición.
Veamos la versión más general. Nos viene a decir que las uniones más gene-
rales serán conjuntos, siempre y cuando los uniendos pertenezcan a su vez, a un
conjunto.
1.3.12. Unión arbitraria. Sea C un conjunto cuyos elementos son, a su vez,
conjuntos. La unión arbitraria es el conjunto

∪C = {x | x ∈ A, para algún A ∈ C} .

En el caso de las familias, si I es un conjunto de ı́ndices y C = {Ai | i ∈ I} =


{Ai }i∈I , entonces escribimos
[
∪C = Ai = {x | x ∈ Ai para algún i ∈ I} .
i∈I

Al igual que sucede con la unión, podemos definir la intersección finita en


conjuntos y familias. Si A1 , . . . , An son conjuntos entonces la intersección es el
conjunto
\n
Ai = {x | x ∈ Ai para todo i ∈ {1, . . . , n}} .
i=1

1.3.13. Intersección arbitraria. Sea C un conjunto, cuyos elementos son, a


su vez, conjuntos. La intersección arbitraria es el conjunto

∩C = {x | x ∈ A, para todo A ∈ C} .

En el caso de las familias, si I es un conjunto de ı́ndices y C = {Ai | i ∈ I} =


{Ai }i∈I , entonces escribimos
\
∩C = Ai = {x | x ∈ Ai para todo i ∈ I} .
i∈I

1.3.14. Ejemplo. Sea A = {a, b, c} y consideramos el conjunto de las partes


de A, que denotamos P(A). Sea C = {{a, b}, {b, c}}. Entonces
S
1. C = A.
T
2. C = {b}.
1.4. PARES, PRODUCTO Y RELACIONES 15

1.3.15. Ejemplo. Sea P el conjunto de todos los números primos positivos.


Para cada primo, p ∈ P, definimos el conjunto N · p = {0, p, 2p, . . . }, o sea, los
múltiplos naturales de p. Entonces:

1. La familia {N · p}p∈P es un conjunto.


S
2. p∈P N · p = N \ {1}.

3. Si p1T
, . . . , pn son primos positivos distintos cualesquiera entonces se tiene
n
que i=1 N · pi = {0, p1 · · · pn , 2(p1 · · · pn ), . . . }
T
4. p∈P N · p = {0}.

1.4. Pares ordenados, producto cartesiano y re-


laciones binarias
En ocasiones queremos hacer corresponder dos objetos, ya sea para compa-
rarlos, sustituirlos o con algún otro interés. Una herramienta matemática por
excelencia para estudiar las correspondencias es el concepto de pareja ordenada o
par ordenado. En los estudios preuniversitarios invocamos las parejas ordenadas
escribiendo (a, b). Vamos interpretar este concepto en términos de conjuntos.
1.4.1. Definición. Sean A y B conjuntos. La pareja ordenada formada por
a ∈ A y b ∈ B es el conjunto

(a, b) = {{a}, {a, b}} .

1.4.2. Observación. La escritura de la definición anterior puede reducirse mu-


cho según el caso. Por ejemplo (a, a) = {{a}}.
1.4.3. Proposición. Sean A y B conjuntos. Para cualesquiera elementos a, c ∈
A y b, d ∈ B se tiene que (a, b) = (c, d) si y solo si a = c y b = d.

Demostración. Se deduce de la igualdad {{a}, {a, b}} = {{c}, {c, d}}.

Ahora vamos a considerar el conjunto de las parejas ordenadas. Nótese que


una vez que hemos dado fundamento a la definición de pareja ordenada en
términos de conjuntos, podemos volver a las expresiones anteriores que son
más familiares y de ser necesario, como en la proposición anterior, recurrir a la
definición formal para asegurar el rigor en los argumentos.
1.4.4. Producto cartesiano. Sean A y B conjuntos. El producto cartesiano
de A y B es el conjunto

A × B = {(a, b) | a ∈ A y b ∈ B} .

1.4.5. Observación. Es claro que siendo el producto cartesiano un operación


binaria, podemos extender el concepto a un número finito de factores. En este
caso, es inmediato comprobar que el producto cartesiano de tres conjuntos no es
16 CAPÍTULO 1. CONJUNTOS Y ELEMENTOS

asociativo; sin embargo, la identificación (a, (b, c)) con ((a, b), c) es demasiado
clara como para pasarla de largo. Intuitivamente identificamos los conjuntos,
teniendo precauciones formales pues no tenemos por ahora una descripción en
términos de conjuntos para la expresión (a, b, c). Más adelante le daremos sen-
tido, con un concepto más general, el de producto directo.
1.4.6. Proposición. Sea A un conjunto arbitrario. Entonces

A × ∅ = ∅ × A = ∅.

Demostración. Supongamos que A × ∅ =6 ∅. Entonces existe una pareja (a, b) ∈


A × ∅, con b ∈ ∅. Pero eso es imposible. El otro producto es completamente
análogo.

1.4.7. Observación. De la propia definición de pareja ordenada se desprende


que si A y B son conjuntos puede ocurrir que A × B 6= B × A.
1.4.8. Ejercicios.

1. Sea A = 1, 2, 3 y B = a, b. Formar el producto cartesiano.

2. comprobar que A × (B ∪ C) = (A × B) ∪ (A × C)

3. comprobar que A × (B ∩ C) = (A × B) ∩ (A × C)

Ahora vamos expresar en términos de conjuntos la noción de relación (o


correspondencia) entre dos objetos.
1.4.9. Definición. Sean A y B conjuntos. Una relación binaria (o correspon-
dencia) entre elementos de A y de B es un subconjunto R ⊆ A × B.
Cuando (a, b) ∈ R decimos que a está relacionado con b (dicho en ese orden)
y escribimos aRb, para la fórmula o regla de comprehensión.
Cuando ocurra A = B, diremos simplemente que R es una relación en A.
Entonces, para referirnos a una relación, podemos usar dos formas. La pri-
mera es describiendo el conjunto R ⊆ A × B y la otra es utilizando una fórmula
o regla para determinar R por comprehensión. Vamos a ver ejemplos de ambas
formas.
1.4.10. Observación. Algunos autores obligan a que las relaciones sean con-
juntos no vacı́os. Otros reservan el término relación para correspondencias en
un solo conjunto.
Si no causa confusión, diremos relación en vez de relación binaria.
1.4.11. Observación. Nótese que puede ser que un elemento a esté relacionado
con otro b, pero no recı́procamente.
1.4.12. Ejemplos. 1. Si A = ∅ y B es arbitrario, entonces A × B = ∅ y por
lo tanto, la única posible relación entre A y B es la vacı́a.

2. Sean A y B conjuntos cualesquiera. Siempre se tienen dos relaciones (que


pueden coincidir), una es el vacı́o y la otra es la total.
1.4. PARES, PRODUCTO Y RELACIONES 17

3. Sean A = B = R. El conjunto

R = (x, y) ∈ R2 | x ≤ y ;

es una relación con regla xRy ⇔ x ≤ y.

4. Sean A = B = Z2 . La regla (a, b)R(a′ , b′ ) ⇔ ab′ = a′ b determina una


relación.

5. Sea A un conjunto. La “diagonal” de A2 ; es decir, (a, b) ∈ R ⇔ a = b, es


una relación (la igualdad).

6. Sean A = B = Z. La regla aRb ⇔ a | b (a divide a b; o bien, b es múltiplo


de a, véase la Definición 7.1.5) determina una relación.

7. Sean A = B = R. La regla xRy ⇔ y = x2 + 1 determina una relación.


En este caso R = {(x, y) ∈ R2 | y = x2 + 1} y podemos dibujarla en el
plano.
1.4.13. Definición. Sean A y B, conjuntos, y R una relación entre A y B.

1. Al conjunto A se le llama conjunto inicial.

2. Al conjunto B se le llama conjunto final.

3. Se conoce como dominio de la relación, al conjunto

DomR = {a ∈ A | ∃ b ∈ B, (a, b) ∈ R} .

4. Se conoce como imagen de la relación, al conjunto

ImR = {b ∈ B | ∃ a ∈ A, (a, b) ∈ R} .

1.4.14. Ejemplo. Sea R ⊂ R2 tal que

y2 − x
(x, y) ∈ R ⇐⇒ x = .
y

Se puede comprobar que DomR = R \ (−4, 0] y que ImR = R \ {−1}, ya que


2
b2
b ∈ ImR si y solo si existe a ∈ R tal que a = b b−a si y solo si a = b+1 y de aquı́
se desprende el resultado.
Se sugiere al lector que considere la relación

(x, y) ∈ R ⇐⇒ xy + x = y 2

y examine el dominio y la imagen.


18 CAPÍTULO 1. CONJUNTOS Y ELEMENTOS

Podemos representar las relaciones en gráficas planas, como se hace en el


cálculo. Vamos a ver un ejemplo, sean A = {a, b, c} y B = {a′ , b′ , c′ , d′ } y
considérese la relación R = {(a, b′ ), (a, c′ ), (b, c′ )}. La gráfica es

d′
c′ • •
b′ •
a′
a b c

Un ejercicio interesante es estudiar la relación entre la forma de las gráficas


y las propiedades de las relaciones.
Capı́tulo 2

Aplicaciones

2.1. Relaciones y aplicaciones


En cursos previos hemos visto que una aplicación es una correspondencia
entre los elementos de dos conjuntos. Más actualmente, en capı́tulos anterio-
res hemos expresado el concepto de correspondencia en términos de conjuntos.
Vamos a trabajar ahora el concepto de aplicación en términos de conjuntos.
2.1.1. Definición. Sean A y B conjuntos. Una aplicación entre A y B es una
relación f ⊂ A × B que cumple la siguiente propiedad:
Para todo a ∈ A, existe un único b ∈ B tal que (a, b) ∈ f .
O bien, para todo a ∈ A, existe un b ∈ B tal que (a, b) ∈ f y si (a, b)
y (a, c) pertenecen a f , entonces b = c.
Nótese que esta definición en realidad no difiere de la que hemos visto en
estudios previos. Estamos diciendo, en términos de conjuntos, que una aplicación
es una correspondencia entre los elementos del conjunto A y del conjunto B,
que satisfacen que para todo a ∈ A existe un único elemento b ∈ B que le
corresponde.
2.1.2. Notación. Sean A y B conjuntos y f una aplicación de A a B. Escri-
bimos entonces
f
f : A → B o A −−→ B.
Además, si a ∈ A y (a, b) ∈ f , como b es único podemos escribir
b = f (a).
En ocasiones expresamos la igualdad anterior b = f (a), que también lla-
mamos regla de corespondencia, a través de igualdades.
 Por ejemplo,
podemos
definir f : N → N tal que f (n) = n2 ; es decir, f = (n, n2 ) | n ∈ N .
Cuando partimos de una igualdad como por ejemplo y = x2 + 1 y queremos
interpretarla como la regla de una aplicación, la llamamos función 1 y tenemos
1 Algunos autores no distinguen estos conceptos y a todo le llaman funciones.

19
20 CAPÍTULO 2. APLICACIONES

que determinar su “dominio de definición” es decir, el mayor conjunto que puede


ser el dominio con el que podemos interpretar y = x2 + 1 como la regla de
correspondencia de una aplicación.
Existen diversas maneras de representar gráficamente a las aplicaciones. Va-
mos a ver dos de ellas. La primera es tı́pica:
Sean A = {a, b, c} y B = {a′ , b′ , c′ , d′ } conjuntos. Representamos la aplica-
ción f : A → B tal que f = {(a, a′ ), (b, c′ ), (c, d′ )} como

f
A B
a• • a′
• b′
b•
• c′
c• • d′

La siguiente es la gráfica habitual de las coordenadas, que ya hemos visto


para relaciones.

d′ •
c′ •
b′
a′ •
a b c

Otra gráfica habitual es la de la función y = x2 + 1


2.1.3. Observación. En ocasiones, sobre todo en el cálculo y la topologı́a,
se suele identificar la aplicación con la regla de correspondencia y a la propia
aplicación con la gráfica (o grafo).
2.1.4. Observación. Como hemos dicho, una aplicación es una relación, que
escribimos f : A → B. De este modo tenemos

1. El dominio de f , que es Domf = A. Es decir, el dominio coincide con el


conjunto inicial, ası́ que éste último término ya no se usa.

2. La imagen (o imagen directa) de f , que es Imf = f (A) ⊆ B.

Además, tenemos otras definiciones.


2.1.5. Definición. Sean A y B conjuntos y f : A → B.

1. Al conjunto final B se le llama el codominio de f .


2.2. APLICACIONES INY., SUPRAY. Y BIY. 21

2. A la igualdad b = f (a) se le llama la regla de correspondencia de f , y


tiene especial sentido cuando se establece por fórmula.
3. Si (a, b) ∈ f , decimos que a es una preimagen de b y que b es la imagen
de a.
2.1.6. Observación. Nótese que hablamos de “la” imagen de a ∈ A (puesto
que esta imagen es única, por la Definición 2.1.1) y de “una” preimagen de
b ∈ B, porque en este caso no tiene por qué haber unicidad.
2.1.7. Ejemplos.
1. Sea A un conjunto. La relación “diagonal” es una aplicación que llamamos
la identidad.
2. Sea f : Z → N, tal que f (a) = a2 . Entonces f es una aplicación.
2 2
√ relación xRy ⇔ x + y = 1 no es una aplicación. Sin embargo, y =
3. La
2
1 − x sı́ lo es.
2.1.8. Ejemplo. Operaciones binarias. Sean A y B conjuntos no vacı́os. Una
ley de composición externa es una aplicación

B × A −−→ A

cuya imagen habitualmente denotamos b ◦ a en vez de ◦(b, a). Un ejemplo tı́pico


de esto es el producto por un escalar en espacios vectoriales.
Otra operación binaria es la ley de composición interna. Sea A un conjunto.
Una operación binaria en A es una aplicación

A × A −−→ A

cuya imagen habitualmente denotamos a ◦ a′ en vez de ◦(a, a′ ). Un ejemplo


tı́pico de esto es la suma en los números naturales.

2.2. Aplicaciones inyectivas, suprayectivas y bi-


yectivas
2.2.1. Definición. Sea f : A → B una aplicación.
1. Decimos que f es inyectiva (o uno a uno) si para cada elemento de la
imagen, la preimagen es única. Escribimos

f (a) = f (b) ⇒ a = b o a 6= b ⇒ f (a) 6= f (b)

2. Decimos que f es suprayectiva (o sobreyectiva o exhaustiva) si cubre todo


el codominio. Escribimos

∀ b ∈ B, ∃ a ∈ A tal que f (a) = b.


22 CAPÍTULO 2. APLICACIONES

3. Decimos que f es biyectiva si es inyectiva y suprayectiva.

2.2.2. Ejemplos. Se pueden comprobar fácilmente las siguientes afirmaciones:

1. La aplicación f : N → N tal que f (x) = 2x es inyectiva, pero no suprayec-


tiva.

2. La aplicación f : N → N tal que f (x) = E x2 (la parte entera de x2 ) es
suprayectiva pero no es inyectiva.

3. La aplicación f : N → N con f (0) = 0 y f (x) = x − 1 para x 6= 0 es


suprayectiva pero no es inyectiva.
1
4. La aplicación f : [1, ∞) → (0, 1] tal que f (x) = x es biyectiva.

5. La aplicación f : R → R tal que f (x) = x2 no es inyectiva ni suprayectiva.

6. Siguiendo el apartado anterior, vamos a ver que, cuando una función viene
definida por una regla o fórmula, esta regla por sı́ sola no es suficiente para
decidir si la aplicación es inyectiva o suprayectiva, puesto que hay que tener
en cuenta también el dominio y el codominio de la aplicación. Por ejemplo:

a) La aplicación f : Z → Z dada por f (x) = x2 no es ni inyectiva ni


suprayectiva.
b) La aplicación f : N → N dada por f (x) = x2 es inyectiva pero no es
suprayectiva.
c) La aplicación f : R → [0, +∞) dada por f (x) = x2 es suprayectiva
pero no es inyectiva.
d ) La aplicación f : [0, +∞) → [0, +∞) dada por f (x) = x2 es biyectiva.
e) La aplicación f : R → R dada por f (x) = x2 no es ni inyectiva ni
suprayectiva.

7. Sean A = {a, b, c} y B = {a′ , b′ , c′ , d′ }. Entonces

a) La aplicación f = {(a, b′ ), (b, b′ ), (c, b′ )} no es inyectiva ni suprayec-


tiva (es constante).
b) La aplicación f = {(a, b′ ), (b, c′ ), (c, d′ )} es inyectiva pero no supra-
yectiva.
c) Ninguna aplicación f : A → B puede ser suprayectiva.

8. Sean A = {a, b, c, d} y B = {a′ , b′ , c′ }. Entonces

a) La aplicación f = {(a, a′ ), (b, b′ ), (c, a′ ), (d, b′ )} no es inyectiva ni su-


prayectiva.
b) La aplicación f = {(a, a′ ), (b, b′ ), (c, c′ ), (d, c′ )} no es inyectiva pero sı́
suprayectiva.
c) Ninguna aplicación f : A → B puede ser inyectiva.
2.3. IMÁGENES DIRECTAS E INVERSAS 23

9. Dada cualquier aplicación f : A → B, podemos considerar la aplicación


fˆ : A → Imf dada por fˆ(a) = f (a) para cada a ∈ A (se dice que fˆ “actúa
igual” que f , y de hecho es común denotarla con la propia letra f ).
Claramente, fˆ (que se suele llamar “la restricción de f a su imagen”)
siempre es suprayectiva, y si f es inyectiva entonces fˆ es biyectiva.

2.3. Imágenes directas e inversas


2.3.1. Definición. Sea f : A → B una aplicación.
1. Para X ⊆ A, definimos la imagen (directa) de X como

f (X) = {f (x) | x ∈ X} = {b ∈ B | ∃ x ∈ X, b = f (x)}.

2. Para Y ⊆ B, definimos la imagen inversa como

f (Y )−1 = {a ∈ A | f (a) ∈ Y }

que también podemos escribir f −1 (Y ) teniendo cuidado de no confundirla


con la aplicación inversa que se definirá más tarde.
En el caso de las imágenes inversas, cuando el conjunto Y solo tiene un
elemento, digamos Y = {y} se suele denotar f (y)−1 y por el contexto podremos
distinguir del inverso en aritmética.
2.3.2. Proposición. Sea f : A → B una aplicación. La imagen directa verifica
las siguientes propiedades.

1. f (∅) = ∅.
2. Si X ⊂ Y entonces f (X) ⊂ f (Y ).
3. Si X, Y ⊂ A entonces f (X ∪ Y ) = f (X) ∪ f (Y ).
4. Si X, Y ⊂ A entonces f (X ∩ Y ) ⊆ f (X) ∩ f (Y ).

Más en general, si I es un conjunto y {Xα }α∈I una familia de subconjuntos de


A entonces
! !
[ [ \ \
f Xα = f (Xα ) y f Xα ⊆ f (Xα )
α∈I α∈I α∈I α∈I

Demostración. 1. Es inmediata de la Proposición 1.4.6.


2. Si X = ∅ el resultado se sigue de lo anterior, y del hecho de que el vacı́o
está contenido en todo conjunto (véase la Proposición 1.2.12). En otro caso, sea
y ∈ f (X). Entonces existe x ∈ X tal que f (x) = y. Como X ⊆ Y entonces
x ∈ Y , luego y = f (x) ∈ f (Y ).
Finalmente haremos la primera de las generales y los apartados restantes los
dejaremos como ejercicio.
24 CAPÍTULO 2. APLICACIONES

⊆] Sea y ∈ f (∪α∈I Xα ). Entonces existe x ∈ ∪α∈I Xα tal que f (x) = y.


Como x ∈ ∪α∈I Xα entonces x ∈ Xα para alguna α ∈ I. Luego y ∈ f (Xα ) ⊂
∪α∈I f (Xα ).
⊇] Considérese y ∈ ∪α∈I f (Xα ). Entonces y ∈ f (Xα ) para
S alguna α ∈ I,
ası́ que existe x ∈ Xα tal que f (x) = y. De hecho x ∈ α∈I Xα , ası́ que
y = f (x) ∈ f (∪α∈I Xα ).
2.3.3. Ejercicio. En la situación de la Proposición 2.3.2(4) anterior, dar un
ejemplo en el que se tenga la igualdad y otro el que se tenga un contenido
estricto.
Ahora vamos a ver propiedades similares de la imagen inversa. Como se verá,
resultan “un poco mejores” que las de la imagen directa.
2.3.4. Proposición. Sea f : A → B una aplicación. La imagen inversa verifica
las siguientes propiedades.
1. f (∅)−1 = ∅.
2. f (B)−1 = A.
∁  −1
3. Si X ⊂ B entonces f (X)−1 = f X∁ .

4. Si X ⊂ Y ⊂ B entonces f (X)−1 ⊂ f (Y )−1 .


5. Si X, Y ⊂ B entonces f (X ∪ Y )−1 = f (X)−1 ∪ f (Y )−1 .
6. Si X, Y ⊂ B entonces f (X ∩ Y )−1 = f (X)−1 ∩ f (Y )−1 .
Más en general, si I es un conjunto y {Xα }α∈I es una familia de subconjuntos
de B, entonces
!−1 !−1
[ [ \ \
−1
f Xα = f (Xα ) y f Xα = f (Xα )−1
α∈I α∈I α∈I α∈I

Demostración. Probaremos la última afirmación. El resto se deja como ejercicio.


−1
⊆] Sea x ∈ f (∩α∈I Yα ) . Entonces f (x) ∈ ∩α∈I Yα , entonces f (x) ∈ Yα para
−1 −1
todo α ∈ I luego x ∈ f (Yα ) para todo α ∈ I, ası́ que x ∈ ∩α∈I f (Yα ) .
−1 −1
⊇] Sea x ∈ ∩α∈I f (Yα ) . Entonces x ∈ f (Yα ) para todo α ∈ I, lue-
go f (x) ∈ Yα para todo α ∈ I, entonces f (x) ∈ ∩α∈I Yα . Por lo tanto x ∈
T −1
f α∈I Yα .

2.3.5. Ejemplo. Sea f : R → R dada por f (x) = x2 . Sea X = [1, 2] ⊂ R. Se
puede comprobar que:
1. f (X) = [1, 2].
−1 √ √
2. f (f (X)) = [− 2, −1] ∪ [1, 2].
 √   √ 
3. f (X)−1 = − 4 2, −1 ∪ 1, 4 2
2.4. COMPOSICIÓN 25
 √
4. f f (X)−1 = [1, 2].
Como ejercicio se puede hacer lo mismo para la aplicación dada por g(x) =
sen x, e Y = [−2, 2].
2.3.6. Ejercicio. Sea f : A → B una aplicación. Para todo subconjunto X ⊂ A
−1
se tiene X ⊂ f (f (X)) , y para todo subconjunto Y ⊂ B se tiene f f (Y )−1 ⊂
Y , y ambos contenidos pueden ser estrictos (por ejemplo con f (x) = x2 , X =
{1} e Y = {−4, 4}).

2.4. Composición
Permı́tasenos comenzar este párrafo con el siguiente ejercicio.
2.4.1. Ejercicio. Sean f : A → B y g : B → C aplicaciones. Definimos la
relación g ◦ f ⊂ A × C tal que (a, c) ∈ (g ◦ f ) si y sólo si, existe b ∈ B tal que
(a, b) ∈ f y (b, c) ∈ g.
Probar que g ◦ f es una aplicación.
Entonces podemos introducir el siguiente concepto.
2.4.2. Definición. Sean f : A → B y g : B → C aplicaciones. Se conoce como
la composición de f seguida de g a la aplicación g ◦ f : A → C tal que

(g ◦ f )(a) = g(f (a)).

Entonces, en la composición ocurre que Dom(g ◦ f ) = Domf y el codominio


de la composición es igual al codominio de g.
2.4.3. Ejemplos.
1. Sean f : N → N y g : N → Z, dadas por f (n) = 2n + 1 y g(n) = n2 .
Entonces la composición de f seguida de g es

(g ◦ f )(n) = g(f (n)) = g(2n + 1) = (2n + 1)2 .

Nótese que la composición de g seguida de f no puede definirse, porque no


coinciden la imagen de g y el dominio de f . También notemos que a efectos
prácticos, eso podrı́a corregirse. Una manera de hacerlo es la siguiente.
2. Al hilo del apartado anterior, sean f : N → N y g ′ : N → N, dadas por
f (n) = 2n + 1 y g ′ (n) = n2 . Ahora podemos hacer ambas composiciones
y queda

(g ◦ f )(n) = (2n + 1)2 y (f ◦ g)(n) = 2n2 + 1.

Nótese que (g ◦ f ) 6= (f ◦ g).


En vista del siguiente resultado, podemos decir que la composición de apli-
caciones es asociativa.
2.4.4. Teorema. Sean f : A → B, g : B → C y h : C → D aplicaciones.
Entonces h ◦ (g ◦ f ) = (h ◦ g) ◦ f .
26 CAPÍTULO 2. APLICACIONES

Demostración. La coincidencia de los dominios y codominios es clara, luego las


composiciones pueden considerarse. Sea a ∈ A. Calculamos

(h ◦ (g ◦ f ))(a) = h ([g ◦ f ](a)) = h (g(f (a))) = (h ◦ g)(f (a)) = ((h ◦ g) ◦ f )(a)

2.4.5. Proposición. La composición de aplicaciones inyectivas es inyectiva.

Demostración. Sean f : A → B y g : B → C aplicaciones inyectivas. Sean


a, a′ ∈ A tales que (g ◦ f )(a) = (g ◦ f )(a′ ). Entonces g(f (a)) = g(f (a′ )) y como
g es inyectiva f (a) = f (a′ ), y como f es inyectiva a = a′ .

2.4.6. Proposición. La composición de aplicaciones suprayectivas es supra-


yectiva.

Demostración. Sea c ∈ C. Entonces existe b ∈ B tal que g(b) = c y, a su vez,


existe a ∈ A tal que f (a) = b. Luego (g ◦ f )(a) = c.

2.4.7. Corolario. La composición de aplicaciones biyectivas es biyectiva.

Demostración. Inmediata de las dos anteriores.

2.4.8. Proposición. Sean f : A → B y g : B → C. Entonces

1. Si g ◦ f es inyectiva entonces f es inyectiva.

2. Si g ◦ f es suprayectiva entonces g es suprayectiva.

Demostración. Ejercicio.

Restricción de una aplicación a un subconjunto del dominio

Si f : A → B es una aplicación y X es un subconjunto de A, la restricción


de f a X es la aplicación f |X : X → B dada por f |X (x) = f (x). Es decir, una
restricción f |X actúa igual que la aplicación original f , pero solo actúa sobre
los elementos del subconjunto X.
Una interpretación alternativa es f |X = f ◦ u, donde u : X → A es la
“aplicación inclusión” dada por u(x) = x.
Al restringir una aplicación pueden variar sus propiedades. Ası́, por ejemplo,
la aplicación f : R → [0, +∞) dada por f (x) = x2 es suprayectiva y no inyectiva,
mientras que a su restricción al intervalo [1, +∞) le pasa justo lo contrario.
2.4. COMPOSICIÓN 27

2.4.1. Inversa de una aplicación biyectiva


2.4.9. Notación. Sea A un conjunto arbitrario. Denotamos a la aplicación
identidad en A, como 1A : A → A; es decir, 1A (a) = a, para todo a ∈ A.
2.4.10. Definición. Sea f : A → B una aplicación. Decimos que f tiene
inversa si existe g : B → A tal que g ◦ f = 1A y f ◦ g = 1B .
En este caso, decimos que f es una aplicación invertible.
2.4.11. Proposición. Sea f : A → B una aplicación invertible. Entonces la
inversa es única.
Demostración. Supongamos que g y h son inversas. Entonces
g = g ◦ 1B = g ◦ (f ◦ h) = (g ◦ f ) ◦ h = 1A ◦ h = h.

2.4.12. Notación. Para una aplicación invertible f : A → B, denotamos la


inversa como f −1 .
2.4.13. Teorema. Sea f : A → B una aplicación. Entonces f es invertible si
y sólo si es biyectiva.
Demostración. Supongamos primero que f es invertible y veamos que es biyec-
tiva. Sean a, a′ ∈ A. Si f (a) = f (a′ ) entonces f −1 (f (a)) = f −1 (f (a′ )), luego
a = a′ . Ahora, sea b ∈ B. Hacemos a = f −1 (b) y se tiene que f (a) = b. Por
tanto es biyectiva.
Recı́procamente, supongamos que f es biyectiva y queremos definir la in-
versa. Para cada b ∈ B consideremos la imagen inversa f ({b})−1 . Se afirma
que la imagen inversa tiene exactamente un elemento. Como f es sobre, en-
tonces f ({b})−1 6= ∅. Si a, a′ ∈ f ({b})−1 entonces b = f (a) y b = f (a′ ), de
donde f (a) = f (a′ ) y como es inyectiva a = a′ . Definimos g : B → A tal que
g(b) ∈ f (b)−1 , el único elemento. Es inmediato comprobar que g es inversa de
f y por tanto g = f −1 .
2.4.14. Proposición. Si f : A → B y g : B → C son aplicaciones invertibles
entonces la composición es invertible y su inversa es
(g ◦ f )−1 = f −1 ◦ g −1 .
Demostración. Es un cálculo directo.
2.4.15. Ejemplo. Las permutaciones. Sea 0 6= n ∈ N y A = {a1 , . . . , an } un
conjunto (con n elementos). Una permutación del conjunto A es una biyección
σ : A → A. Las permutaciones se denotan
 
a1 ... an
σ= .
σ(a1 ) . . . σ(an )
Como ejemplo más concreto, si A = {1, 2, 3, 4, 5} entonces una permutación
puede ser  
1 2 3 4 5
σ= .
3 4 5 1 2
28 CAPÍTULO 2. APLICACIONES

Dado un conjunto no vacı́o A con n elementos, se denota S(A) el conjunto


de las permutaciones de A. En el caso A = {1, . . . , n}, por convención se escribe
Sn .

Producto directo
Vamos a ver una extensión de la definición de producto cartesiano (1.4.4)
que llamaremos el producto directo. A diferencia del producto cartesiano, el
producto directo no implica un orden en las coordenadas. Cuando el conjunto
de ı́ndices está ordenado, los identificamos, con la idea de extensión del producto
cartesiano a un número finito de factores (véase la Observación 1.4.5).
2.4.16. Definición. Sea I un conjunto y F = {Ai }i∈I una familia de conjun-
tos. Se conoce como producto directo de la familia F al conjunto
Y
Ai = {f : I → ∪i∈I Ai | f (i) ∈ Ai , ∀i ∈ I} .
i∈I

2.4.17. Notación. Los elementos Q se denotan imitando la escritura de las pa-


rejas ordenadas; es decir, si f ∈ i∈I Ai , escribimos f = (xi )i∈I .
Cuando I es finito y se escribe como una lista, escribimos sus elementos
repitiendo la lista en los ı́ndices. No tenemos que seguir el orden de la lista,
pero es conveniente y se acostumbra.
Por ejemplo si I = {1, . . . , n}, escribimos

A1 × · · · × An = {(x1 , . . . , xn ) | xi ∈ Ai , i = 1, . . . , n} .

En caso de que no se quiera escribir una familia con ı́ndices, simplemente


se presupone; es decir, a la familia {A, B, C} la vemos como {A1 , A2 , A3 } o
usando cualquier otro conjunto de ı́ndices con tres elementos.
2.4.18. Observación. Es importante hacer notar que el producto cartesiano
es utilizado como fundamento en la definción de relación y aplicación, ası́ que
el producto directo requiere de la definción de producto cartesiano y no puede
sustituirlo ni identificarse como tal, aunque exista una biyección entre ellos en
el caso de un número finito de factores y usemos la misma escritura, por abuso
de notación.
2.4.19. Ejemplos.

1. R2 = {f : {1, 2} → R | f (i) ∈ R, i = 1, 2} = {(x1 , x2 ) | xi ∈ R}, el


plano habitual.

2. Rn = {f : {1, . . . , n} → R | f (i) ∈ R, i = 1, . . . , n}.


Q
3. n∈N An = {f : N → ∪n∈N An | f (n) ∈ An }, es un producto infinito. De-
notamos sus elementos también como f = (x1 , x2 , . . . ).

Ya hemos comentado en la Observación 1.4.5 que el producto cartesiano con


más de dos factores no es asociativo. El producto directo tampoco lo es, pero
2.4. COMPOSICIÓN 29

como conjuntos pueden identificarse. Por ejemplo, existe una biyección entre
A × (B × C) y (A × B) × C que nos permite escribir A × B × C, e identificar
(a, (b, c)) ↔ ((a, b), c) ↔ (a, b, c).
La comprobación es demasiado laboriosa como para ocuparnos de ella, pero
en general depende del siguiente resultado que es mucho más simple. Esta parte
la dejamos para los lectores más curiosos.
2.4.20. Proposición. Sean I y J conjuntos y F = {Ai }i∈I y G = {Bj }j∈J
familias de conjuntos. Si existe una biyección σ : I → J, junto con un Q conjunto
de biyecciones {fi : Ai → Bσ(i) }i∈I entonces existe  una biyección f : i∈I Ai →
Q Q
j∈J B j , dada por f (x)(j) = f σ −1 (j) x(σ
−1
(j)) , para x ∈ i∈I A i .
Q
Demostración. Nótese que para cada  x ∈ i∈I Ai y cada j ∈ J, se tiene un
único elemento fσ−1 (j) x(σ −1 (j)) , ası́ Q que la relación
Q es aplicación. Vamos a
ver que es biyectiva. Considérese g : j∈J Bi → i∈I Ai , dada por g(y)(i) =
fi−1 (y(σ(i))) (nótese que fi−1 : Bσ(i) → Q Ai ). Es claro que también es aplicación.
Se afirma que son inversas. Sea x ∈ i∈I Ai . Entonces

g(f (x))(i) = fi−1 (f (x)(σ(i))) = fi−1 fσ−1 (σ(i)) (x(σ −1 (σ(i)))) =
= fi−1 (fi (x(i))) = x(i).
De forma completamente análoga se tiene que f (g(y)) = y. Como tiene inversa,
el Teorema 2.4.13 nos asegura que f es biyectiva.
Respecto de la demostración anterior, uno puede comprobar que demostrar,
como hicimos, que la aplicación f es biyectiva exhibiendo directamente la inversa
tiene la misma dificultad que probando que es inyectiva y sobre. La elección ha
sido simplemente cuestión de gustos.

Producto directo arbitrario y Axioma de Elección


Como acabamos de ver, el producto directo de dos conjuntos puede rela-
cionarse con el producto cartesiano de conjuntos. De aquı́ se desprende que si
tengo una familia finita de conjuntos no vacı́os, el producto de conjuntos es no
vacı́o. Sin embargo, no podemos establecer directamente del primer capı́tulo que
el producto arbitrario de una familia de conjuntos no vacı́os sea no vacı́o.
Los enunciados que veremos a continuación, son equivalentes. Es fácil com-
probarlo.
2.4.21. Axioma de Elección.
1. Sea I un conjunto arbitrario y {Ai }i∈I una familia. Si cada Ai es no vacı́o
entonces se puede elegir un elemento de cada conjunto.
O, equivalentemente
{Ai }i∈I una familia de conjuntos no vacı́os.
2. Sea I un conjunto no vacı́o y Q
Entonces el producto directo i∈I Ai es no vacı́o.
Más adelante veremos conexiones muy interesantes entre esta y otras pro-
piedades.
30 CAPÍTULO 2. APLICACIONES
Capı́tulo 3

Órdenes en conjuntos

3.1. Conjuntos ordenados


Recordemos que una relación binaria o correspondencia o simplemente rela-
ción (1.4.9 y 1.4.10) es un subconjunto del producto cartesiano entre dos con-
juntos. En este capı́tulo nos vamos a referir a cierto tipo de relaciones donde el
conjunto inicial y el final, coinciden. Comenzamos con una lista de propiedades
que utilizaremos durante todo el texto.
3.1.1. Definición. Sea A un conjunto y R una relación en A.
1. Decimos que R es reflexiva si (a, a) ∈ R, para todo a ∈ A.
2. Decimos que R es simétrica si para a, b ∈ A, cada vez que (a, b) ∈ R se
tiene que (b, a) ∈ R.
3. Decimos que R es antisimétrica si dados a, b ∈ A tales que (a, b) ∈ R y
(b, a) ∈ R, se tiene que a = b.
4. Decimos que R es transitiva si, dados a, b, c ∈ A, cada vez que (a, b) ∈ R
y (b, c) ∈ R se tiene que (a, c) ∈ R.
3.1.2. Ejemplo. Se pide que como ejemplo se clasifiquen las siguientes relacio-
nes.
1. Se puede comprobar que si A = {a, b} entonces existen 16 relaciones en
A. Un ejercicio puede ser clasificarlas todas.
2. Sea A = N. Definimos aRb si y solo si a + b es par.
3. Sea A = Z. Definimos aRb si y solo si a y b tienen distinta paridad.
4. Sea A = R. Definimos aRb si y solo si
a) a ≤ b.
b) a 6= b.

31
32 CAPÍTULO 3. ÓRDENES EN CONJUNTOS

c) |a + b| ≤ 1.

5. Sea A = N. Definimos aRb si y solo si a divide a b (recordemos la notación


a | b, que hemos comentado en el Ejemplo 1.4.12(6).

6. Sea C un conjunto arbitrario y A = P(C). Definimos

a) aRb si y solo si a \ b = b \ a.
b) aRb si y solo si a ⊆ b.

7. Sea A = R2 . Definimos (x1 , x2 )R(y1 , y2 ) si y sólo si x1 < x2 o bien, si


x1 = x2 se tiene que x2 ≤ y2 .

3.1.3. Ejercicio. La relación que hemos visto en el ejemplo anterior (3.1.2[7])


es un orden parcial y se conoce como “orden lexicográfico”. Se pide extender la
idea de orden lexicográfico en dos direcciones. La primera a cualquier número de
coordenadas. La segunda sustituyendo R por un conjunto ordenado arbitrario.
3.1.4. Definición. Sea A un conjunto.

1. Una relación “≤” en A se dice que es una relación de orden parcial (o un


orden parcial) si es reflexiva, antisimétrica y transitiva.

2. Un par (A, ≤), donde A es un conjunto y “≤” es una relación de orden en


A, se dice que es un conjunto parcialmente ordenado (abreviamos COPO).

Si el contexto no deja dudas sobre la relación de orden, sólo escribiremos


que A es un conjunto parcialmente ordenado o COPO.
En algunos textos se dice simplemente conjunto ordenado, omitiendo el
término “parcialmente”.
3.1.5. Notación. Sea (A, ≤) un conjunto parcialmente ordenado. Para a, b ∈
A, escribimos a < b si a ≤ b y además a 6= b (también se escribe a b).
3.1.6. Ejemplos.

1. A = R con la relación “menor o igual” usual es un conjunto parcialmente


ordenado.

2. A = N con la relación dada en el Ejemplo 3.1.2(5) es un conjunto parcial-


mente ordenado.

3. Sea B un conjunto no vacı́o. Entonces A = P(B) con la relación del


Ejemplo 3.1.2(6.b) es un conjunto parcialmente ordenado.

Una propiedad notable de la relación de orden parcial “menor o igual de


siempre” en todos los conjuntos de números es que dados dos números, siempre
podemos distinguir entre tres posibilidades. Que sean iguales, que uno sea mayor
que el otro o viceversa. Vamos a formalizar este concepto en la llamada ley de
tricotomı́a.
3.1. CONJUNTOS ORDENADOS 33

3.1.7. Definición. Sea (A, ≤) un conjunto parcialmente ordenado.


Decimos que A satisface la ley de tricotomı́a si, dados a, b ∈ A, ocurre una
y solo una de las tres condiciones siguientes:

1) a = b. 2) a < b. 3) b < a.

3.1.8. Definición. Sea (≤, A) un conjunto parcialmente ordenado.


1. Decimos el orden parcial ≤ es un orden total o lineal, si satisface la ley
de tricotomı́a.
2. En el caso anterior, diremos además que A es un conjunto totalmente o
linealmente ordenado.
3.1.9. Ejercicio. Considérense los conjuntos parcialmente ordenados (A, ≤)
dados en los Ejemplos 3.1.6. Se pide decidir cuáles de ellos son conjuntos total-
mente ordenados, razonando la respuesta.
Vamos a ver dos representaciones gráficas para conjuntos ordenados. La pri-
mera es conocida como los diagramas de Hasse o “upward drawing”, o simple-
mente diagrama de grafo de un orden parcial.
Consideremos a, b ∈ (A, ≤), tales que a ≤ b, pero a 6= b; es decir, a < b.
Entonces dibujamos una lı́nea hacia arriba que conecte a con b. Lo hacemos
con todos los elementos de A (escritos en lista si es finito o en caso infinito, con
fórmula cuando sea posible) con la condición de no repetir ningún elemento de A.
Además, no escribimos bucles; es decir, no conectamos ningún elemento consigo
mismo ni escribimos relaciones que se deduzcan de otras por transitividad.
3.1.10. Ejemplo. Sea C = {1, 2, 3} y A = P(C) junto con la relación de orden
parcial dada por la inclusion (que ya vimos). El diagrama de Hasse asociado es:

{1, 2, 3}
✟ ❍❍
✟✟ ❍
✟✟ ❍❍
✟ ❍
{1, 2} {1, 3} {2, 3}
❍ ✟ ❍ ✟
❍❍ ✟✟ ❍❍✟✟
✟✟❍❍ ✟✟❍❍
✟ ❍ ✟ ❍
{1} {2} {3}
❍❍ ✟✟
❍ ✟
❍❍ ✟✟
❍ ✟

La otra representación, también bastante conocida se llama las “ζ-matrices”


o matrices de adyacencia. Si tenemos un conjunto (parcialmente) ordenado, se
construye entonces la matriz ζA con ı́ndices en A, tal que
(
1 si a < b
ζa,b =
0 otro caso
34 CAPÍTULO 3. ÓRDENES EN CONJUNTOS

3.1.11. Ejemplo. Sea, otra vez, C = {1, 2, 3} y A = P(C) junto con la relación
dada por la inclusion. La matriz de adyacencia es
∅ {1} {2} {3} {1, 2} {1, 3} {2, 3} {1, 2, 3}
 
∅ 0 1 1 1 1 1 1 1
{1}

 0 0 0 0 1 1 0 1 

{2}

 0 0 0 0 1 0 1 1 

{3}

 0 0 0 0 0 1 1 1 

{1, 2}

 0 0 0 0 0 0 0 1 

{1, 3}

 0 0 0 0 0 0 0 1 

{2, 3}  0 0 0 0 0 0 0 1 
{1, 2, 3} 0 0 0 0 0 0 0 0

3.2. Elementos notables en un COPO


Vamos a ocuparnos de algunos elementos notables.
3.2.1. Definición. Sea (A, ≤) un conjunto parcialmente ordenado y a ∈ A.
1. Decimos que a es máximo de A, cuando b ≤ a para todo b ∈ A
2. Decimos que a es el primer elemento o mı́nimo de A, cuando a ≤ b, para
todo b ∈ A
En el Ejemplo 3.1.10 podemos ver que el máximo {1, 2, 3} es el que ocupa
el extremo superior, mientras que el primer elemento ocupa el extremo inferior.
En cambio en el Ejemplo 3.1.11, el máximo tiene toda su columna 1 menos la
entrada de él mismo, mientras que el primer elemento es el que tiene toda su
fila 1 excepto la entrada de él mismo.
3.2.2. Proposición. Sea (A, ≤) un conjunto parcialmente ordenado. Entonces
1. Si A tiene máximo entonces éste es único.
2. Si A tiene primer elemento o mı́nimo entonces éste es único.
Demostración. Se deja como ejercicio.
3.2.3. Definición. Sea (A, ≤) un conjunto parcialmente ordenado y a ∈ A.
1. Decimos que a es un elemento maximal de A cuando se verifica que si
a ≤ b entonces b = a
2. Decimos que a es un elemento minimal de A cuando se verifica que si
b ≤ a entonces b = a
3.2.4. Ejemplos. Sobre los siguientes conjuntos, vamos a establecer los ele-
mentos notables, cuando los haya.

1. A = n1 | n ∈ N \ {0} , junto con el orden parcial “menor o igual” habi-
tual. El máximo es 1 y no tiene primer elemento.
3.2. ELEMENTOS NOTABLES EN UN COPO 35

2. A = {n ∈ N | n es par} junto con el orden parcial habitual. No tiene


máximo. Tiene primer elemento 0.

3. A = N×N junto con el orden lexicográfico. No tiene maximales y el primer


elemento es el (0, 0).

4. Un intervalo abierto en R con el orden habitual. No tiene máximo, mı́nimo,


maximales ni minimales.
5. Un intervalo cerrado en R con el orden habitual. El extremo de la izquierda
es el minimo y el de la derecha es el máximo.

6. A = {a · N | 1 6= a ∈ N}, junto con la inclusión. Si a es primo positivo


entonces a · N es maximal. No hay minimales si se considera a 6= 0; en otro
caso, A = {0} es mı́nimo.

7. A = N \ {0, 1}, junto con la divisibilidad. No tiene maximales. Tiene


minimales: todos los primos.

8. Sea C = {1, 2, 3} y A = P(C) \ {C}, junto con la inclusión. Entonces A


tiene primer elemento y tiene maximales, pero no tiene máximo.
3.2.5. Definición. Sea (A, ≤) un conjunto parcialmente ordenado, B ⊆ A un
subconjunto y c ∈ A.
1. Decimos que c es una cota superior de B en A si b ≤ c, para todo b ∈ B

2. Decimos que c es una cota inferior de B en A si c ≤ b, para todo b ∈ B

En los ejemplos de (3.2.4) se tiene: En (1), A puede verse contenido en Q y


ası́, 0 es cota inferior y todo racional q ≥ 1 es cota superior. En (2), A puede
verse contenido en N y ası́, el 0 es cota inferior (y primer elemento). En (3)
(0, 0) es cota inferior y primer elemento, también. En (4) y (5) A puede verse
contenido en R y ası́, todos los menores o iguales que el extremo izquierdo del
intervalo son cotas inferiores, mientras que los mayores o iguales al extremo
derecho del intervalo son cotas superiores. En (6) A puede verse contenido en
A ∪ {N, ∅} y ası́, se tiene que N es cota superior y ∅ es cota inferior. En (7), A
puede verse contenido en N y ası́, el 1 es cota inferior y el 0 es cota superior. En
(8), A puede verse contenido en P(C) y ası́, el {1, 2, 3} es cota superior.
3.2.6. Definición. Sea (A, ≤) un conjunto parcialmente ordenado, B ⊆ A un
subconjunto y c ∈ A.
1. Decimos que c ∈ A es el supremo (o extremo superior) de B en A si es el
mı́nimo del las cotas superiores de B en A.

2. Decimos que c ∈ A es ı́nfimo (o extremo inferior) de B en A si es el


máximo de las cotas inferiores de B en A.

3.2.7. Ejemplos. En los siguientes ejemplos vamos a establecer si existen el


supremo e ı́nfimo de cada uno.
36 CAPÍTULO 3. ÓRDENES EN CONJUNTOS

1. A = n1 | n ∈ N ⊂ Q, junto con el orden habitual. El máximo y el
supremo es 1. El ı́nfimo es 0.
2. A = {n ∈ N | n es par} ⊂ N junto con el orden habitual. El ı́nfimo y
primer elemento 0.
3. El intervalo (a, b) ⊂ R. Supremo b e ı́nfimo a.
4. El intervalo [a, b] ⊂ R. Supremo b e ı́nfimo a y además son máximo y
mı́nimo, respectivamente.
El siguiente resultado nos muestra por qué podemos decir el supremo e
ı́nfimo, en vez de un supremo o ı́nfimo.
3.2.8. Proposición. Sea (A, ≤) un conjunto parcialmente ordenado y B ⊆ A
un subconjunto, con el orden de A. Si B tiene supremo (o ı́nfimo) en A éste es
único.
Demostración. Se deja como ejercicio.
3.2.9. Proposición. Sea (A, ≤) un conjunto parcialmente ordenado y B ⊆ A
un subconjunto, con el orden de A.
1. Si b ∈ B es un máximo (o mı́nimo) entonces b es también el supremo (o
ı́nfimo) de B en A.
2. Si a ∈ A es supremo (ı́nfimo) de B en A y a ∈ B, entonces a es máximo
(mı́nimo) de A.
Demostración. Se deja como ejercicio.

3.3. Conjuntos bien ordenados.


Es inmediato comprobar que los números naturales, enteros, racionales y
reales son conjuntos con orden total o lineal. Sin embargo, existe una gran
diferencia entre el orden de los números naturales y los enteros y los otros dos;
a saber, que podemos establecer el antecesor y el sucesor de cualquier número
entero (excepto el antecesor del 0 en los naturales). Vamos a describir este
fenómeno en el lenguaje de los conjuntos ordenados, estableciendo el concepto
de conjunto bien ordenado.
3.3.1. Definición. Sea (A, ≤) un conjunto parcialmente ordenado. Diremos
que es bien ordenado si todo subconjunto no vacı́o de A tiene un mı́nimo
3.3.2. Proposición. Todo conjunto bien ordenado es totalmente ordenado. El
recı́proco no se verifica.
Demostración. Supongamos que un conjunto A es bien ordenado y considero
dos elementos a y b, de A. Consideramos el subconjunto B = {a, b} de A.
Como B no es vacı́o, tiene primer elemento. De ahı́ se desprende la tricotomı́a
trivialmente.
3.3. CONJUNTOS BIEN ORDENADOS. 37

3.3.3. Ejemplo. Considérense N × N junto con el orden lexicográfico.

(0, 0) < (0, 1) < (0, 2) < · · · < (0, n) < · · ·


(1, 0) < (1, 1) < (1, 2) < . . . < (1, n) < . . .
(2, 0) < (2, 1) < (2, 2) < . . . < (2, n) < . . .
..
.

Este conjunto está bien ordenado.


Demostración. Sea A ⊆ N×N no vacı́o y A1 = {x ∈ N | (x, y) ∈ A p.a. y ∈ N}.
Claramente A1 6= ∅ y A1 ⊆ N, por tanto, tiene primer elemento. Sea x0 ∈ A1 ,
dicho primer elemento. Sea ahora A2 = {y ∈ N | (x0 , y) ∈ A}. Como antes, A2
también tiene primer elemento, digamos y0 ∈ A2 .
Se afirma que (x0 , y0 ) es el primer elemento de A. Sea (a, b) ∈ A, arbitrario.
Como a ∈ A1 entonces x0 ≤ a. Si x0 < a ya terminamos, si no, entonces x0 = a,
ası́ que b ∈ A2 y ası́ y0 ≤ b.
Es claro que si tenemos un conjunto, digamos A, que (de alguna manera
sabemos que) tiene n ∈ N elementos entonces existe (al menos) una biyección
entre el conjunto {1, . . . , n} y nuestro conjunto A. De esta manera podemos
enumerar sus elementos, como A = {a1 , . . . , an } y establecer un orden, digamos
ai ≤ aj si y solo si i ≤ j, por ejemplo. En el caso de conjuntos arbitrarios,
eso ha de ser un axioma. Se conoce como el Principio de la Buena Ordena-
ción. Es interesante hacer notar que este axioma es equivalente al Axioma de
Elección (2.4.21) aunque la demostración excede los alcances de estos apuntes.
Terminamos entonces con el enunciado.
3.3.4. Principio de la Buena Ordenación. Si A es un conjunto no vacı́o,
entonces existe una relación de orden ≤ en A tal que (A, ≤) es un conjunto bien
ordenado.
38 CAPÍTULO 3. ÓRDENES EN CONJUNTOS
Capı́tulo 4

Relaciones de equivalencia

4.1. Conceptos básicos


Como hemos comentado, un método importante de las matemáticas consiste
en relacionar los elementos de un conjunto. En el capı́tulo anterior nos ocupamos
de las relaciones de orden. Ahora vamos a ver otro tipo especial de relación que
se construye a partir de otras propiedades de la Definición 3.1.1.
4.1.1. Definición. Sea A un conjunto y R una relación en A × A. Decimos
que R es una relación de equivalencia si es reflexiva, simétrica y transitiva.
4.1.2. Notación. Si R es una relación de equivalencia en A y a, b ∈ A están
relacionados, entonces podemos escribir cualquiera de las tres siguientes formas

1. La tradicional: aRb, que también usamos para relaciones en general.

2. También, a ∼R b

3. O la anterior, pero más corta si no causa confusión, a ∼ b.


4.1.3. Ejemplos.

1. La diagonal; es decir, la igualdad, en cualquier conjunto.

2. En Z, la relación a ∼5 b si y sólo si 5 | (a − b).


3. En R, la relación a ∼ b si y sólo si a − b ∈ Z.

4. En los triángulos, la semejanza; es decir, triángulos cuyos angulos coinci-


den.
5. ¿Cuándo una relación de orden es relación de equivalencia?

6. Sea A = {a, b, c} y R = {(a, a), (b, b), (c, c), (a, b), (b, a), (a, c), (c, a)}. De-
terminar si es relación de equivalencia.
Otro ejemplo que puede resultar muy interesante es el siguiente.

39
40 CAPÍTULO 4. RELACIONES DE EQUIVALENCIA

4.1.4. Ejemplo. Sea f : A → B una aplicación. Definimos la relación

a ∼ a′ ⇔ f (a) = f (a′ ).

Se puede comprobar que es relación de equivalencia.

4.2. Clases de equivalencia


Sea A un conjunto no vacı́o y R una relación de equivalencia en A. Para cada
elemento a ∈ A, podemos considerar el conjunto de todos aquellos elementos
de A que estén relacionados con a. Estas colecciones son una herramienta de
trabajo importante en matemáticas.
4.2.1. Definición. Sea A 6= ∅ un conjunto y R una relación de equivalencia en
A. Para cada a ∈ A, su clase de equivalencia es el conjunto

[a] = {b ∈ A | a ∼ b }.

Las siguientes propiedades son muy fáciles de verificar:


4.2.2. Proposición. Sea A 6= ∅ un conjunto y R una relación de equivalencia
en A. Las siguientes condiciones son equivalentes, para a, b ∈ A:

1. [a] ∩ [b] 6= ∅.

2. a ∼R b.

3. [a] = [b].

Demostración. (1 ⇒ 2) Si x ∈ [a] ∩ [b] entonces a ∼ x y x ∼ b, luego a ∼ b.


(2 ⇒ 3) Por hipótesis, a ∼ b. Si x ∈ [a] entonces x ∼ a y como a ∼ b se tiene
que x ∼ b, luego x ∈ [b]. Análogamente se tiene que cualquier y ∈ [b] verifica
y ∈ [a].
(3 ⇒ 1) Inmediato del hecho de que (a, a) ∈ [a].

Si C es una clase de equivalencia cualquiera y a ∈ C entonces [a] = C,


trivialmente. En este caso decimos que a es un representante de C.
Como se verá en los siguientes ejemplos, una correcta elección de los repre-
sentantes puede simplificar mucho la descripción de las clases de equivalencia.
4.2.3. Ejemplos.

1. De las siguientes relaciones se pide determinar si son relaciones de equiva-


lencia (si lo son, hay que probarlo, si no, indicar cuál de las tres condiciones
falla). En caso de que lo sean, determinar las clases de equivalencia.

a) En Z, la relación a ∼ b si y sólo si a + b es impar.


b) En N × N, la relación (a, b) ∼ (c, d) si y sólo si a + d = b + c.
c) En A = {1, 2, 3}, la relación R = {(1, 1), (1, 2), (2, 1), (2, 2)}.
4.3. EL CONJUNTO COCIENTE Y LA PROYECCIÓN CANÓNICA 41

d ) En Z × (Z \ {0}), la relación (a, b) ∼ (c, d) si y sólo si ad = bc. ¿Qué


pasarı́a si incluyésemos al (0, 0)?
e) En Z, la relación a ∼5 b si y sólo si 5 | (a − b) (véase el Ejemplo 2 de
4.1.3).
f ) En el conjunto de todas las rectas en el plano, L, la relación L1 ∼ L2
si y sólo si son paralelas.

2. Determinar las clases de equivalencia del Ejemplo 4.1.4.

4.3. El conjunto cociente y la proyección


canónica
4.3.1. Definición. Sea A un conjunto y R una relación de equivalencia en A.
Se conoce como conjunto cociente de A, respecto de la relación R, al conjunto
de las clases de equivalencia de los elementos de A respecto de R.
Se denota A/R, A/∼R o simplemente A/∼ .
Vamos a calcular los conjuntos cociente de las relaciones de equivalencia
en los ejemplos de (4.1.3). Calcular los conjuntos cociente consiste en dar un
conjunto de representantes (también llamado un juego completo de represen-
tantes) En el Ejemplo 1 de (4.1.3), la diagonal, se tiene que para todo a ∈ A,
[a] = {a}, ası́ que A/∼ = {[a] | a ∈ A}. En el Ejemplo 2 no podemos escribir
Z/∼ = {[a] | a ∈ Z} porque la colección anterior no es un conjunto. Nótese
que [0] = [5] = [10] = [15] = . . . y ası́. De hecho Z/∼ = {[0], [1], [2], [3], [4]}.
Para el Ejemplo 3 tomando en cuenta que todo número real tiene una parte
entera y una parte decimal que tiene valor absoluto menor que 1, se tiene que
R/∼ = {[r] | 0 ≤ r < 1}. Para el Ejemplo 4, asociamos a cada triángulo
la terna sin orden de sus ángulos internos, (α, β, γ), tal que α + β + γ = 180.
Dos triángulos son semejantes si coinciden en sus ternas salvo el orden. Ası́ que
A/∼ = {(α, β, γ) | α + β + γ = 180}.
4.3.2. Proposición. Sea A un conjunto, R una relación de equivalencia en A
y consideremos el conjunto cociente A/R. La correspondencia dada por a 7→ [a]
es una aplicación que denotamos ηR : A → A/R

Demostración. Se deja como ejercicio.

4.3.3. Definición. Sea A un conjunto, R una relación de equivalencia en A y


consideremos el conjunto cociente A/R. La aplicación ηR : A → A/R se conoce
como proyección canónica.
4.3.4. Ejemplos.

1. Vamos a continuar analizando la situación del Ejemplo 4.1.4. Recordemos


que se tienen dos conjuntos A, B y una aplicación f : A → B. Se define
una relación a ∼ a′ si y solo si f (a) = f (b).
42 CAPÍTULO 4. RELACIONES DE EQUIVALENCIA

Consideremos la correspondencia entre el conjunto cociente g ⊂ A/∼ ×


B, dada por g = {([a], f (a)) | a ∈ A}; o bien, g : A/∼ → B, tal que
g([a]) = f (a). Queremos ver que es aplicación y que, como tal, es inyectiva.
La particularidad que tiene esta correspondencia es que está definida en
términos de representantes y no de clases generales. Esto nos obliga a
comprobar que la correspondencia no depende del representante que se
elija. Es decir que si [a] = [a′ ] entonces g ([a]) = g ([a′ ]). En este caso, como
g = f ◦ η, sabemos de antemano que g es aplicación, luego g([a]) = g([a′ ]).
Decimos entonces que g está bien definida.
Para abreviar, se suele abusar de la notación y definir directamente la pre-
tendida aplicación g : A/∼ → B y luego afirmar y probar que la aplicación
está bien definida. Probar que, de hecho, la aplicación es inyectiva resulta
fácil.
2. El siguiente ejemplo puede resultar vistoso. Se considera la relación de
equivalencia en R, dada por
x−y
x ∼ y ⇐⇒ ∈ Z;

es decir, los números reales que distan en un múltiplo de 2π. Podemos
entonces identificar a estas clases con los ángulos, al elegir a los represen-
tantes en el intervalo [0, 2π); es decir, R/∼ = {[r] | 0 ≤ r < 2π}. Ahora,
considérese la circunferencia en el plano real de radio 1, con centro en (0, 0),
que denotamos C(0, 1) o S 1 . Entonces la aplicación f : R/ ∼ −→ S 1 tal
que f [x] = (cos x, sen x) está bien definida (en el sentido anterior) y es
biyectiva.
3. Continuamos con el ejemplo anterior y volvemos a considerar los ángulos,
R/∼ = {[x] | 0 ≤ x < 2π}. Queremos comprobar que la correspondencia
suma de ángulos + : R/∼ × R/∼ → R/∼ tal que [x] + [x′ ] = [x + x′ ] está
bien definida. Supongamos que x ∼ y y que x′ ∼ y ′ . Entonces
x + x′ − (y + y ′ ) x − y x′ − y ′
= + ∈Z
2π 2π 2π
y por tanto [x + x′ ] = [y + y ′ ].
4. Ahora vamos a ver un caso en el que las cosas no funcionan. Vamos a ver
qué pasa si queremos definir el producto de ángulos. Queremos ver si la
correspondencia · : R/∼ × R/∼ → R/∼ tal que [x] · [x′ ] = [x · x′ ] está bien
definida. Si uno intenta hacer un argumento como antes las cosas no salen.
Después se comprueba que [ 21 ] = [ 4π+1
2 ], pero sus cuadrados no coinciden.

4.4. Relaciones de equivalencia y particiones


En esta sección probaremos que toda relación de equivalencia induce una
partición y viceversa.
4.4. RELACIONES DE EQUIVALENCIA Y PARTICIONES 43

Sea A un conjunto no vacı́o y R una relación de equivalencia. Consideremos


el conjunto cociente y cualquier elemento en él; es decir, C ∈ A/ ∼. Sabemos
que si a, b ∈ C entonces [a] = C = [b]. Además de esto se tiene el siguiente
resultado.
4.4.1. Proposición. Sea A un conjunto no vacı́o y R una relación de equiva-
lencia. Las clases de equivalencia de R verifican las siguientes propiedades:
1. [a] ∩ [b] = ∅ si y sólo si a 6∼ b.
S
2. [a]∈A/∼ [a] = A.
Demostración. 1. Inmediato de la Proposición 4.2.2. 2. Sea b ∈ A. Como b ∼ b
entonces b ∈ [b] ⊂ ∪[a]∈A/∼ [a].

Éste es un resultado importante dentro de las matemáticas. De hecho, las


familias de conjuntos que verifican estas propiedades tienen nombre propio.
4.4.2. Definición. Sean A e I conjuntos y P = {Bi }i∈I una familia de sub-
conjuntos. Decimos que la familia P forma una partición para A si se verifican
las siguientes propiedades.
1. Bi ∩ Bj = ∅ si y sólo si i 6= j.
S
2. La unión (disjunta) i∈I Bi = A.
4.4.3. Observación. Podemos separar la propiedad (1) en dos, si escribimos
Para cada i ∈ I, el conjunto Bi 6= ∅.
Para i, j ∈ I, si i 6= j entonces Bi ∩ Bj = ∅.
Es decir, los elementos de una partición son conjuntos no vacı́os y disjuntos.
Ası́ que toda relación de equivalencia induce una partición. El recı́proco
también se verifica. Reuniendo todo se tiene el siguiente resultado.
4.4.4. Proposición. Toda relación de equivalencia induce una partición. Recı́pro-
camente, toda partición determina una relación de equivalencia.
Además, los procesos de pasar de una relación de equivalencia a una partición
son inversos el uno del otro, en el sentido de que si los aplicamos uno detrás de
otro recuperamos la situación inicial.
Demostración. Ya hemos visto en la Proposición 4.4.1 que toda equivalencia
determina una partición (en clases de equivalencia). Vamos entonces a ver el
recı́proco.
Sea {Ci }i∈I una partición en A. Definimos la relación

a ∼ b ⇐⇒ a, b ∈ Ci para alguna i ∈ I.

Se prueba entonces que es relación de equivalencia y que las clases de equiva-


lencia son justo las Ci .
44 CAPÍTULO 4. RELACIONES DE EQUIVALENCIA
Capı́tulo 5

Conjuntos numéricos

En este capı́tulo vamos a definir y a establecer las propiedades básicas de los


números naturales, enteros, racionales, reales y complejos utilizando del lenguaje
de los conjuntos. La presentación será formal, aunque no totalmente, pues puede
alargarse y complicarse más de lo deseable para un primer curso.

5.1. Cardinalidad. Conjuntos finitos e infinitos


5.1.1. Definición. Decimos que dos conjuntos X e Y son equipotentes si existe
una aplicación biyectiva entre ellos.
5.1.2. Observación. Nótese que el ser equipotentes es una relación reflexiva,
simétrica y transitiva, y aún cuando sabemos que la colección de todos los
conjuntos no es, a su vez, un conjunto, podemos agrupar a los conjuntos en
“clases de equipotencia”.
5.1.3. Definición. El cardinal de un conjunto es su clase de equipotencia.
Intuitivamente, podemos comprobar que los cardinales son colecciones dis-
juntas y que todo conjunto tiene cardinal.
5.1.4. Notación. Para un conjunto A, denotamos su cardinal con |A|.
Entonces un número cardinal es una clase de equipotencia de conjuntos.

Conjuntos finitos e infinitos


5.1.5. Definición. Decimos que un conjunto A es infinito si existe un sub-
conjunto propio B A que es equipotente a A; es decir, existe una biyección
f : B → A.
5.1.6. Definición. Decimos que un conjunto A es finito si no es infinito.
Aunque no hemos definido formalmente el concepto de número natural o
entero (lo haremos en breve) intuitivamente sabemos trabajar con ellos. Los
siguientes ejemplos nos pueden servir para fijar ideas.

45
46 CAPÍTULO 5. CONJUNTOS NUMÉRICOS

5.1.7. Ejemplos. Sea P el conjunto de los números enteros pares y P + el de


los pares positivos.

1. Comprobar que |N| = |P + | a través de la biyección n 7→ 2n, con n ∈ N.

2. Comprobar que |Z| = |P | a través de la biyección m 7→ 2m, con m ∈ Z.

3. Comprobar que |N| = |P | a través de la biyección


(
n si n es par.
n 7−→
−(n + 1) si n es impar.

4. Por tanto, |N| = |Z|.

5.1.8. Proposición. Si A es un conjunto finito y f : A → A es una aplicación,


entonces son equivalentes:

1. f es inyectiva.

2. f es suprayectiva.

3. f es biyectiva.

Demostración. Claramente basta ver que (1) y (2) se implican la una a la otra.
[1 ⇒ 2]. Si f : A → A es inyectiva, sea B = Imf ⊆ A y sea fˆ : A → B la
aplicación que actúa igual que f . Esta aplicación es inyectiva (por actuar igual
que f ) y suprayectiva (por cómo hemos elegido el codominio), por lo que es
biyectiva y en consecuencia tiene una inversa que será una aplicación biyectiva
B → A. Como A es finito, el subconjunto B no puede ser propio y por tanto es
B = A, o sea Im f = A, y en consecuencia f es suprayectiva.
[2 ⇒ 1]. Si f : A → A es suprayectiva entonces definimos g : A → A del
siguiente modo: Dado a ∈ A, definimos g(a) como uno cualquiera de los elemen-
tos de A cuya imagen por f es a (existe al menos uno por la suprayectividad
de f ). Por tanto tenemos f (g(a)) = a para todo a ∈ A, o sea f ◦ g = 1A y
en consecuencia g es inyectiva por 2.4.8 y en consecuencia es suprayectiva por
la implicación recién demostrada. Veamos ya que f es inyectiva: si a1 , a2 ∈ A
verifican f (a1 ) = f (a2 ) entonces, por la suprayectividad de g, existen b1 , b2 ∈ A
con g(bi ) = a1 , para i = 1, 2, y por tanto

b1 = 1A (b1 ) = f (g(b1 )) = f (a1 ) = f (a2 ) = f (g(b2 )) = 1A (b2 ) = b2

de donde a1 = g(b1 ) = g(b2 ) = a2 . Esto prueba que f es inyectiva.

5.1.9. Corolario. Si A y B son dos conjuntos finitos del mismo cardinal y


g : A → B es una aplicación, entonces son equivalentes:

1. g es inyectiva.

2. g es suprayectiva.
5.1. CARDINALIDAD. CONJUNTOS FINITOS E INFINITOS 47

3. g es biyectiva.

Demostración. Por hipótesis existe una biyección h : B → A que nos permite


definir f = h ◦ g : A → A. Si g es inyectiva entonces f es inyectiva por la
Proposición 2.4.5 y en consecuencia es suprayectiva por la proposición anterior,
por lo que g = h−1 ◦ f es suprayectiva por Proposición 2.4.6. De modo similar
se prueba que si g es suprayectiva entonces debe ser inyectiva.

5.1.10. Proposición. Dados dos conjuntos A ⊂ B, se verifican:

Si A es infinito entonces B es infinito.

Si B es finito entonces A es finito (o sea, los subconjuntos de conjuntos


finitos son finitos).

Demostración. Basta con demostrar la primera afirmación, pues la segunda es


su contrarrecı́proco.
Si A es infinito entonces existen un subconjunto propio A0 A y una biyec-
ción f : A → A. Entonces B0 = A0 ∪ A∁ (donde A∁ = B \ A) es un subconjunto
de B que es propio, pues un elemento de A que no esté en A0 es un elemento
de B que no está en B0 . Ahora basta con usar f para construir una biyección
fˆ : B0 → B, lo cual se deja como ejercicio.

5.1.11. Definición. Un cardinal, decimos que es finito si tiene un represen-


tante finito. En otro caso decimos que es infinito.
Por ejemplo,

0 = |∅|.

1 = |{∅}|.

2 = |{∅, {∅}}|.

y ası́, sucesivamente.
Ahora consideramos la colección de los cardinales finitos.
5.1.12. Definición. La colección de los cardinales finitos se conoce como los
números naturales y se denota N.
No se puede demostrar, con los conceptos sobre conjuntos que hemos visto,
que la colección anterior sea conjunto. Lo asumimos como un axioma.
5.1.13. Axioma del infinito. La colección de los números naturales es un
conjunto.
5.1.14. Definición. Sea n un cardinal y considérese un representante, A. Se
conoce como el sucesor de n, al cardinal n∗ = |A ∪ {x}|, donde x es cualquier
objeto que no sea un elemento de A
48 CAPÍTULO 5. CONJUNTOS NUMÉRICOS

5.1.15. Se puede probar (véase el Apéndice) que si n ∈ N entonces n∗ ∈


N. Denotamos n∗ = n + 1. Esta propiedad nos da lugar a la definición de
la aplicación sucesor, σ : N → N tal que σ(n) = n∗ . También se prueba en
el Apéndice que la aplicación σ es inyectiva. Como consecuencia se tiene el
siguiente resultado.
5.1.16. Proposición. El conjunto de los números naturales es infinito.

Demostración. Sea M = Imσ, la imagen de la aplicación sucesor σ : N → N,


que es un subconjunto propio de N puesto que no contiene al 0 (los “sucesores”
son cardinales de conjuntos no vacı́os).
Como σ es inyectiva, la restricción a la imagen σ̂ : N → M es biyectiva
(véanse los ejemplos en [2.2.2]). En consecuencia N y M son equipotentes y por
tanto N es infinito.
(Observación: Intuitivamente M = {1, 2, 3, . . . } y σ̂ −1 : M → N es la aplica-
ción “antecesor”.)

5.1.17. Observaciones.

1. El 0 = |∅| no es el sucesor de ningún número natural, pues por definición


un sucesor es el cardinal de un conjunto no vacı́o.
Por contra, todo número natural n distinto del 0 sı́ es el sucesor de algún
número natural. Intuitivamente, esto corresponde a que n−1 es un número
natural. Una definición formal de esta idea de “antecesor” se desprende
de la Observación 5.1.29.

2. Obviamente se tiene que si n ∈ N entonces n = |{1, . . . , n}|.

El siguiente postulado será asumido sin demostración. El proceso excede con


mucho el objetivo principal de este capı́tulo que es el conocimiento operativo
del lenguaje de los conjuntos y sus propiedades. Para un estudio detallado véase
por ejemplo [6] o [9].
5.1.18. Principio de inducción en los números naturales. Si A ⊆ N es
tal que

a) 0 ∈ A.

b) n ∈ A ⇒ n∗ ∈ A

entonces A = N.
5.1.19. Observación. Lo anterior podrı́a llamarse “el principio de inducción
empezando en 0”, y puede modificarse para empezar en cualquier número na-
tural k ∈ N de la siguiente forma:
Si A ⊂ N y k ∈ N son tales que

1. k ∈ A

2. k ≤ n ∈ A ⇒ n∗ ∈ A.
5.1. CARDINALIDAD. CONJUNTOS FINITOS E INFINITOS 49

entonces N \ {0, 1, . . . , k − 1} está contenido en A.


Hay una técnica de demostración llamada inducción matemática, que se
deriva directamente del principio de inducción. Vamos a enunciarla.
5.1.20. Inducción matemática. Supongamos que se quiere demostrar una
propiedad P (n) para todos los naturales n a partir de un cierto k ∈ N. Los dos
pasos a continuación son suficientes:
Se demuestra la validez de P (k). Es decir, que la propiedad vale para
n = k.
Se supone que P (n) es válida y a partir de ahı́, se prueba la validez para
P (n + 1). Es decir, se prueba que si es válida para n entonces lo es para
n + 1.
Entonces, el principio de inducción nos asegura que el conjunto P = {x ∈
N | P (x) es verdadera} contiene a N \ {0, 1, . . . , k − 1}. Es decir, nos asegura
que la propiedad vale para todos los números naturales excepto tal vez para los
anteriores a k.

Aplicaciones del principio de inducción.


Vamos a ver algunas aplicaciones del principio de inducción. La primera
aplicación es sobre el orden en conjuntos finitos.
5.1.21. Ejercicio. Probar que si A es un conjunto finito con un orden lineal
entonces A está bien ordenado y tiene máximo y mı́nimo.
Aún cuando no hayamos formalizado los conceptos de suma, producto y
orden en los naturales, no quiere decir que no los conozcamos y no podamos
trabajar con ellos.
5.1.22. Ejercicio. Probar por inducción las siguientes afirmaciones:
1. 1 + 2 + · · · + n = n(n+1)
2 para todo entero n ≥ 1 (también vale para n = 0
si acordamos que el valor de una “suma vacı́a” como la de la izquierda
debe ser 0).
2. n3 − n es múltiplo de 6 para cada entero n ∈ N.
3. 2n < n! para cada entero n ≥ 4.
El conjunto de los números naturales que hemos construido satisface los
axiomas de Peano; a saber:
El conjunto N tiene un elemento 0 ∈ N.
Existe la función sucesor que es inyectiva.
El 0 no es sucesor de un número natural.
Vale el principio de inducción.
Se puede probar que cualquier conjunto que satisfaga estas condiciones es
esencialmente igual a N. Eso se conoce como la “unicidad del sistema de Peano”.
50 CAPÍTULO 5. CONJUNTOS NUMÉRICOS

Orden en los números naturales


5.1.23. Definición. Sean k y r cardinales. Decimos que k ≤ r si existen re-
presentantes k = |A| y r = |B| con una aplicación inyectiva f : A → B.
5.1.24. Ejercicio. Probar que 0 ≤ 1 ≤ n para todo n ∈ N \ {0}.
Recordemos la definición de buen orden en (3.3.1). Los números naturales
junto con el orden definido forman un conjunto bien ordenado. Sobre la demos-
tración del siguiente resultado véase más adelante la Observación 5.1.28
5.1.25. Principio del buen orden en los números naturales. (N, ≤) es
6 A ⊂ N tiene primer
un conjunto bien ordenado; es decir, todo subconjunto ∅ =
elemento.
Vamos a comprobar que el principio del buen orden está en armonı́a con el
concepto de sucesor, como es de esperar.
5.1.26. Proposición. Sea n ∈ N, arbitrario y considérese el conjunto de los
números naturales mayores que n; es decir, Mn = {x ∈ N | n < x}. Entonces
n∗ es el primer elemento de Mn .
En consecuencia, si a, n ∈ N son tales que n ≤ a ≤ n∗ entonces n = a o
a = n∗ .

Demostración. Sea a el primer elemento de Mn . Como n∗ ∈ Mn entonces


a ≤ n∗ . Por hipótesis, sabemos que existen A y N representantes de a y n,
respectivamente, junto con una aplicación inyectiva f : N → A, pero no sobre-
yectiva. Ası́, existe x ∈ A tal que x ∈
/ Imf . Definimos g : N ∪ {N } → A tal que
g(b) = f (b) para todo b ∈ N y g(N ) = x. Es inmediato comprobar que g es
aplicación inyectiva y por tanto n∗ ≤ a. Luego n∗ = a.

Una vez establecido el orden en los números naturales podemos introducir


una variante muy útil de la inducción matemática es la llamada inducción fuerte.
Vamos a eunciarla.
5.1.27. Inducción matemática fuerte. Para demostrar que una propiedad
P (n) es cierta para todos los naturales n ≥ k (para un cierto k ∈ N inicial)
basta con hecer lo siguiente:

Se demuestra la validez de P (k). Es decir, que la propiedad es cierta para


el valor inicial n = k.

Para un n genérico, se supone que P (m) es válida para todo entero m con
k ≤ m < n y a partir de ahı́, se prueba la validez para P (n). Es decir,
se prueba que si la propiedad es válida para los valores menores que n
entonces lo es para n.

5.1.28. Observación. El principio de inducción y el principio del buen orden


son equivalentes; es decir, si se asume uno de ellos el otro se puede demostrar.
La demostración puede hacerse como ejercicio; aunque es un poco larga, no es
difı́cil. Pero hay más, se puede probar que, a su vez, los postulados anteriores
son equivalentes al axioma de elección (2.4.21)
5.1. CARDINALIDAD. CONJUNTOS FINITOS E INFINITOS 51

Nótese que de la definición de orden se desprende de inmediato que si n ∈


N entonces el conjunto Nn = {x ∈ N | 1 ≤ x ≤ n} verifica la igualdad Nn =
{1, . . . , n} (interpretado como el conjunto vacı́o cuando n = 0) y por lo tanto es
finito. Una vez establecido esto, podemos dar una definición formal de elemento
antecesor.
5.1.29. Observación. Sea n ∈ N, tal que n 6= 0 y considérese el conjunto An =
{x ∈ N | 1 ≤ x < n}. Como An ⊂ Nn entonces es finito (Proposición 5.1.10) y
por el Ejercicio 5.1.21 se tiene que An tiene máximo.
Se deja como ejercicio probar que si a ∈ An es dicho máximo entonces
n = a∗ . Ésta puede ser una definición formal de antecesor.

Operaciones en N
Las definimos de forma inductiva o recursiva.
5.1.30. La suma en N. Para n ∈ N, definimos
1. n + 0 = n.
2. Si tenemos definida n + m entonces n + m∗ = (n + m)∗ .
Lo anterior viene a decir que n + (m + 1) = (n + m) + 1. Las demostraciones
de las propiedades de la suma se pueden encontrar en el Apéndice.
5.1.31. Propiedades de la suma en N.
1. (n + 1) + m = n + (m + 1)
2. n + m = m + n (conmutatividad).
3. (n + m) + r = n + (m + r) (asociatividad).
4. Si a + c = b + c entonces a = b (cancelación).
5.1.32. El producto en N. Para n, m ∈ N, definimos
1. n · 0 = 0
2. Si tenemos definido n · m entonces n · (m + 1) = n · m + n.
5.1.33. Notación. Escribimos, como siempre, indistintamente, n · m = nm.
Al igual que con la suma, las demostraciones de las propiedades del producto
se pueden encontrar en el Apéndice.
5.1.34. Propiedades del producto.
1. (n + 1)m = nm + m.
2. nm = mn (conmutatividad).
3. n(m + k) = nm + nk (distributividad).
4. n(mk) = (nm)k (asociatividad).
52 CAPÍTULO 5. CONJUNTOS NUMÉRICOS

5.1.1. Orden y operaciones aritméticas


Se puede comprobar que el orden en los números naturales verifica las si-
guientes propiedades.
5.1.35. Teorema. Sean a, b, c ∈ N. Entonces

1. a ≤ b si y sólo si existe u ∈ N tal que a + u = b.

2. Si a ≤ b entonces a + c ≤ b + c.

3. Si a ≤ b entonces ac ≤ bc.

Demostración. 1. Sea B = {n ∈ N | a + n > b}. Es claro que B 6= ∅ pues,


por ejemplo, b∗ ∈ B, ası́ que B tiene primer elemento, digamos c. Consideremos
u ∈ N tal que u∗ = c (véase la Observación 5.1.29). Entonces a + u ≤ b < a + u∗ ,
y como a + u∗ = (a + u)∗ , la Proposición 5.1.26 nos dice que a + u = b. Los
otros se pueden probar fácilmente por inducción.

5.1.36. Notación. En la situación del teorema anterior, cuando a ≤ b, llama-


mos u = b − a.

5.2. Números enteros


Vamos a continuar la construcción de los conjuntos numéricos bajo el len-
guaje de los conjuntos.
5.2.1. Proposición. Considése el conjunto Z = N × N. La relación

(a, b) ∼ (n, m) ⇐⇒ a + m = b + n

es relación de equivalencia.

Demostración. Ejercicio.

5.2.2. Definición. Llamamos números enteros al conjunto cociente

Z = Z/ ∼ .

5.2.3. Representantes notables. Sea (n, m) ∈ Z.

1. Si n = m entonces (n, m) ∈ [(0, 0)]. Luego

[(0, 0)] = {(n, m) ∈ Z | n = m} .

2. Si n 6= m se tienen dos casos.

a) Si n > m, haciendo u = n − m (véase la Notación 5.1.36), se tiene


(n, m) ∈ [(u, 0)]. Luego

[(u, 0)] = {(n, m) ∈ Z | n > m, u = n − m} .


5.2. NÚMEROS ENTEROS 53

b) Si n < m, haciendo u = m − n se tiene (n, m) ∈ [(0, u)]. Luego

[(0, u)] = {(n, m) ∈ Z | n < m, u = m − n} .

5.2.4. Orden en los números enteros. Definimos

1. [(a, 0)] ≥ [(0, b)] para todo a, b ∈ N.

2. [(a, 0)] ≥ [(b, 0)] si y sólo si a ≥ b.

3. [(0, a)] ≥ [(0, b)] si y sólo si a ≤ b.

5.2.5. Notación. 1. Denotamos con 0 a la clase [(0, 0)], el cero.

2. Denotamos con n a la clase [(n, 0)] y los identificamos con los números
naturales. Denotamos Z+ = {n ∈ Z | n ∈ N}.

3. Denotamos con −n a la clase [(0, n)], que serán los números negativos.
Z− = {−n ∈ Z | n ∈ N}.
5.2.6. Ejercicio. Probar directamente de la definición anterior que para n, m ∈
Z se tiene n ≤ m si y sólo si −n ≥ −m.
5.2.7. Proposición. (Z, ≤) es un conjunto totalmente ordenado. Aún más,
todo entero tiene predecesor y sucesor.

Demostración. Inmediata de la definición de orden en los números enteros (5.2.4).

Suma y producto en los enteros.


Seguimos con la lı́nea de presentar la construcción de los números enteros
siguiendo el lenguaje de los conjuntos.
5.2.8. Suma. Definimos

+ : Z × Z −→ Z, tal que,
+ ([(a, b)] , [(m, n)]) = [(a + m, b + n)] ; es decir,
[(a, b)] + [(m, n)] = [(a + m, b + n)]

5.2.9. Propiedades de la suma.

1. Está bien definida (véase 4.3.4).

2. Es conmutativa.

3. Es asociativa.

4. Existe el neutro 0 = [0, 0].

5. Para todo entero no cero, existe el opuesto o inverso bajo la suma.


54 CAPÍTULO 5. CONJUNTOS NUMÉRICOS

Demostración. Vamos a comprobar que está bien definida. El resto lo dejamos


como ejercicio. Supongamos que a, a′ , b, b′ , m, m′ , n, n′ ∈ N son tales que [a, b] =
[a′ , b′ ] y [m, n] = [m′ , n′ ]. Queremos ver que [a + m, b + n] = [a′ + m′ , b′ + n′ ]. Por
hipótesis, a+b′ = b+a′ y m+n′ = n+m′ , de donde a+b′ +m+n′ = b+a′ +n+m′ ,
luego (a+m)+(b′ +n′ ) = (a′ +m′ )+(b+n), de donde se obtiene el resultado.

5.2.10. Producto. Definimos

• : Z × Z −→ Z, tal que,
• ([(a, b)] , [(m, n)]) = [(am + bn, an + bm)] ; es decir,
[(a, b)] [(m, n)] = [(am + bn, an + bm)]

5.2.11. Propiedades del producto.


1. Está bien definido.
2. Es conmutativo.

3. Es asociativo.
4. Es distributivo.

5. Existe el neutro 1 = [1, 0].


Demostración. Ejercicio.

5.3. Números racionales


Los números racionales serán ahora construidos a partir de los números
enteros.
5.3.1. Notación. Denotamos Z∗ = Z \ {0}.
5.3.2. Proposición. Sea Q = Z × Z∗ . La relación en Q dada por

[(a, b)] ∼ [(n, m)] ⇐⇒ am = bn

es una relación de equivalencia.

Demostración. Ejercicio.

5.3.3. Definición. Llamamos números racionales al conjunto cociente

Q = Q/ ∼ .

5.3.4. Representantes notables. Considérese (n, m) ∈ Q.


1. Si d|mcd(n, m) entonces [(n, m)] = [(n/d, m/d)]. Luego podemos elegir
representantes cuyas coordenadas son números coprimos (y son únicos).
2. [(0, 1)] = {(0, n) ∈ Q | n ∈ Z}.
5.3. NÚMEROS RACIONALES 55

3. [(1, 1)] = {(n, m) ∈ Q | n = m}.


 a

4. Identificamos con los enteros a los [(n, 1)] = (a, b) ∈ Q | n = b ∈Z .

5. [(1, m)] = (a, b) ∈ Q | m = ab ∈ Z .

5.3.5. Orden en los números racionales. Sean [(n, m)] y [(a, b)] números
racionales. Definimos

[(n, m)] ≤ [(a, b)] ⇐⇒ nb ≤ ma.

Además,

1. Decimos que un racional es positivo si es mayor que 0.

2. Decimos que es negativo si es menor que 0.

5.3.6. Proposición. (Q, ≤) es un conjunto totalmente ordenado.

Demostración. Consideremos dos números racionales cuyos representantes tie-


nen coordenadas coprimas, r = [n, m] y s = [a, b] y hagamos los productos nb y
ma. Como son enteros ha de ocurrir una de tres, nb = ma, nb > ma o nb < ma,
lo que nos da la tricotomı́a en Q.

5.3.7. Observación. Ningún racional tiene sucesor (ni predecesor).

Suma y producto en los enteros.


5.3.8. Suma. Definimos

+ : Q × Q −→ Q, tal que,
+ ([(a, b)] , [(m, n)]) = [(an + bm, bn)] ; es decir,
[(a, b)] + [(m, n)] = [(an + bm, bn)]

5.3.9. Propiedades de la suma.

1. Está bien definida (véase 4.3.4).

2. Es conmutativa.

3. Es asociativa.

4. Existe el neutro, 0 = [0, 1].

5. Para todo racional no cero, existe el opuesto o inverso bajo la suma.


Aún más, si n, m ∈ Z, [(−n, m)] = [(n, −m)] = − [(n, m)].

Demostración. Ejercicio.
56 CAPÍTULO 5. CONJUNTOS NUMÉRICOS

5.3.10. Producto. Definimos

• : Q × Q −→ Q, tal que,
• ([(a, b)] , [(m, n)]) = [(am, bn)] ; es decir,
[(a, b)] [(m, n)] = [(an, bm)]

5.3.11. Propiedades del producto.

1. Está bien definido.

2. Es conmutativo.

3. Es asociativo.

4. Es distributivo.

5. Existe el neutro 1 = [1, 1].

6. Todo racional no cero, [m, n] tiene inverso; [n, m].

Demostración. Ejercicio.

5.3.12. Notación. 1. Escribimos


m
= [(m, n)] .
n
0
2. Denotamos con 0 a la clase 1 = [(0, 1)], el cero.
m
3. Denotamos con m a la clase 1 = [(m, 1)] y los identificamos con los
números enteros.

5.3.1. Escritura decimal de números racionales.


5.3.13. Definición.

- Una sucesión de números naturales1 , (an )n∈N se dice eventualmente pe-


riódica si existen un número natural m y un entero positivo q tales que
ai = ai+q , para todo i ≥ m.

- Llamamos término inicial del perı́odo al elemento de la sucesión ar , tal


que r es el menor de los números naturales que satisfacen la condición
ai = ai+q , para todo i ≥ r.

- Llamamos perı́odo de la sucesión al menor de los enteros positivos p que


satisfacen ar = ar+p .

- Cuando una sucesión eventualmente periódica tiene periodo p = 1, deci-


mos que es eventualmente constante.
1O cualquier otro subconjunto de números contenido en los complejos.
5.3. NÚMEROS RACIONALES 57

5.3.14. Ejemplo. La sucesión 1, 1, 1, 2, 2, 2, 3, 3, 3, 3, 2, 1, 3, 2, 1, 3, 2, 1, . . . es even-


tualmente periódica, con periodo p = 3 y término inicial a10 .
5.3.15. Definición. Decimos que una sucesión de números naturales (an )n∈N
es decimal si an ∈ {0, 1, ..., 9} para todo n > 0 y a0 ∈ N es arbitrario.
5.3.16. Teorema. Para todo número racional α ∈ Q, α ≥ 0, existe una única
sucesión decimal eventualmente periódica de números naturales (an )n∈N tal que
a1 a2 an 1
0 ≤ α − a0 − − − ... − n < n , (5.1)
10 102 10 10
para todo n ∈ N.
Aún más, la correspondencia α 7→ (an )n∈N determina una biyección entre
el conjunto de los números racionales α ≥ 0 y el conjunto de las sucesiones
decimales eventualmente periódicas que no son eventualmente constantes con
término inicial 9.
Demostración. Sólo vamos a hacer un esquema de demostración sobre la exis-
tencia de la aplicación. El resto, se omite.
La expresión decimal de un racional se hace de la siguiente manera:
Como 0 < α ∈ Q, expresamos
k
α= , con 0 ≤ k, 0 < d y mcd(k, d) = 1.
d
Hacemos
k = da0 + r0 con 0 ≤ r0 < d
10r0 = da1 + r1 con 0 ≤ r1 < d
..
.
10rn−1 = dan + rn con 0 ≤ rn < d
..
.
Tenemos que comprobar dos propiedades de la sucesión (an )n∈N : una, que
es periódica y la otra, que es decimal.
Para ver que es periódica, observemos que todos los restos son 0 ≤ r < d,
por lo tanto, a lo más en d-pasos, se repetirá el primer resto, digamos r0 = rm .
Entonces 10r0 = da1 + r1 es lo mismo que 10rm = dam+1 + rm+1 , de donde
a1 = am y de ahı́ sale el perı́odo.
Ahora vamos a ver que es decimal.

10rn−1 = dan + rn ⇒ 0 ≤ dan ≤ 10rn−1 < d10 ⇒


rn−1
⇒ 0 ≤ an ≤ 10 < 10 ⇒ 0 ≤ an < 10.
d
por tanto, (an )n∈N es decimal. Vamos a ver que satisface la condición (5.1).
∗ ” lo que vamos a sustituir
Se tiene, señalando con “|{z}

k r0 r0 k
= a0 + y 0≤ < 1 =⇒ 0 ≤ − a0 < 1.
d d
|{z} d d
58 CAPÍTULO 5. CONJUNTOS NUMÉRICOS

r0 a1 r1 1
Como 10r0 = da1 + r1 entonces d = 10 + d · 10 , de donde

k a1 r1 1 r1 1 1
= a0 + + · y 0≤ < ⇒
d 10 |d {z10} d 10 10
k a1 1
=⇒ 0 ≤ − a0 − <
d 10 10
1 r1 a2 r2 1
Como 10r1 = da2 + r2 entonces 10 d = 102 + d · 102 , de donde

k a1 a2 r2 1 r2 1 1
= a0 + + 2+ · 2 y 0≤ · 2 < 2
d 10 10 |d {z10 } d 10 10
k a1 a2 1
=⇒ 0 ≤ − a0 − − 2 < 2
d 10 10 10

ası́, sucesivamente llegamos a la desigualdad (5.1).


Para terminar de ver que la correspondencia α 7→ (an )n∈N es aplicación, sólo
falta ver que la sucesión es única.
P
Supongamos que existe (bn )n∈N tal que 0 ≤ α − ni=1 10 bi 1
i < 10n . se afirma

que an = bn para todo n ∈ N.


Vamos a probar esto por inducción. Para n = 0, se tiene

1 1
0 ≤ α − b0 < y 0 ≤ α − a0 <
100 100
de donde
b0 ≤ α < b0 + 1 y a0 ≤ α < a0 + 1

luego a0 = b0 .
Supongamos válido para k ≤ n, entonces a0 = b0 , . . . , an = bn .
P n ai Pn bi
Para n + 1, hacemos A = i=1 10 i = i=1 10i = B. Entonces

n+1 n+1
X ai 1 X bi 1
0 ≤ α− < n+1 y 0≤α− < n+1 ,
i=1
10i 10 i=1
10i 10

entonces
an+1 1 bn+1 1
0≤ α−A− < n+1 y 0≤α−B− < n+1 .
10n+1 10 10n+1 10
an+1 bn+1
En la desigualdad de la izquierda sumamos 10n+1 y en la otra, 10n+1 , luego
multiplicamos en ambas por 10n+1 y queda

an+1 ≤ 10n+1 (α − A) < an+1 + 1 y bn+1 ≤ 10n+1 (α − B) < bn+1 + 1,

lo que implica an+1 = bn+1 .


5.4. NÚMEROS REALES 59

Se tiene,

k r0
d = a0 + y 10r0 = da1 + r1
d
|{z}
=⇒
r0 r1 1
d = a1 · 10 + d · 10
sustituyendo
k r1 1
d = a0 + a1 · 10 + ·
|d {z10}

5.4. Números reales


A mediados del siglo XIX los analistas alemanes experimentaron la necesidad
de fundamentar rigurosamente el análisis matemático y con ello llegaron a la
construcción de los números reales partiendo de los racionales [5, p. 130]. Usaron
3 caminos:

1. Identificar a los números reales con los desarrollos decimales infinitos;


es
P∞ decir, al hilo de los descrito en racionales, expresándolos como a0 +
n=1 an 10
−n
, con a0 ∈ Z y ai ∈ {0, . . . , 9}. Esta idea fue desarrollada
por Weierstrass.

2. Definir las llamadas cortaduras de Dedekind en Q. Una cortadura es un


subconjunto β ⊂ Q tal que

a) ∅ 6= β ( Q.
b) β está acotado superiormente y no tiene elemento máximo.
c) Si x ∈ β e y < x entonces y ∈ β.

Ası́, si q ∈ Q, definimos √
q∗ = {x ∈ Q | x < q}, esto no es novedoso.
Lo interesante es definir 2 = {q | q 2 < 2} y ası́ se van obteniendo los
irracionales.
Después se elabora una aritmética de cortaduras, de forma natural y se
obtienen ası́ los números reales. Esta idea fue desarrollada por Dedekind.

3. Considerar el conjunto cociente de ciertas sucesiones, que actualmente


llamamos sucesiones de Cauchy en Q y que se estudiarán en los cursos de
análisis matemático. Esta idea fue desarrollada por Cantor y Méray.

Nosotros no abordaremos su fundamento pues eso corresponde a otros cur-


sos. Vamos a asumir que los números reales es un conjunto no vacı́o (R, +, ·)
que contiene a los racionales, Q y que satisfacen los axiomas que listamos a
continuación.
60 CAPÍTULO 5. CONJUNTOS NUMÉRICOS

5.4.1. Axiomas de cuerpo. El conjunto de los números reales junto con la


suma y el producto forman un cuerpo, que tiene como subcuerpo a los racionales.
5.4.2. Axiomas de orden.

1. El conjunto R está totalmente ordenado. Escribimos x > y cuando x ≥ y


y además, x 6= y.

2. Si x < y entonces para cada z ∈ R se tiene que x + z < y + z.

3. Si x > 0 e y > 0 entonces xy > 0.

5.4.3. Definición. Un número real x ∈ R, se llama positivo si x > 0 y negativo


si x < 0.
5.4.4. Teorema. Sea p un número primo (con el significado habitual en los

reales). Entonces p es irracional.

Demostración. Se deja como ejercicio.

5.4.5. Axioma de completitud. Todo conjunto no vacı́o S ⊆ R, que esté


acotado superiormente admite un supremo.

5.5. Números complejos


5.5.1. Definición. Llamamos números complejos al conjunto

C = {(a, b) | a, b ∈ R}

junto con las operaciones

(a, b) + (c, d) = (a + c, b + d) y (a, b) · (c, d) = (ac − bd, ad + bc).

Los representamos en el plano cartesiano como

R ✻
-
-

b· - · · · · · · •· (a, b)
·
- ·
·
p p -p p p · ✲ R
ap p p
-

5.5.2. Teorema. El conjunto C, junto con las operaciones descritas, tiene es-
tructura de cuerpo.
5.5. NÚMEROS COMPLEJOS 61

−1
Demostración. Es cuestión de  hacer los cálculos. Obsérvese que (a, b) =
1 a −b 2
a2 +b2 (a, −b) = a2 +b2 , a2 +b2 y (0, 1) = (−1, 0).

5.5.3. Observación. Identificamos R con {(a, 0) ∈ C | a ∈ R}.


5.5.4. Notación. Escribimos también a los números complejos como

C = a + bı | a, b ∈ R e ı2 = −1

junto con el producto habitual de los números reales y rı = ır para todo r ∈ R,


además de ser asociativo.
5.5.5. Conjugado. El conjugado de un número complejo z = a + bı ∈ C es
z = a − bı y tiene, entre otras, las siguientes propiedades. Sean z, w ∈ C.
1. z = z.
2. z + w = z + w.
3. zw = z w.
4. Si z 6= 0 entonces z −1 = z −1 .
5. z ∈ R si y sólo si z = z.
Demostración. Se deja como ejercicio.
5.5.6. Definición. Sea z = a + bı ∈ C.
1. Al coeficiente “a” se le llama la parte real, Re(a + bı), y a “b” la parte
imaginaria, Im(a + bı).

2. Su módulo es |z| = |a + bı| = a2 + b2 .
3. Su argumento es el (único, salvo múltiplos de 2π) ángulo θ que verifica

a b
cos(θ) = y sen(θ) = ;
|z| |z|

es decir, Arg(z) = θ = arctan ab (estableciendo, como siempre, primero
el cuadrante).
5.5.7. Propiedades. Sean z, w ∈ C.

1. |z| = z · z (equivalentemente, |z|2 = zz).
2. |z| = |z|.
3. |zw| = |z||w|.

4. z −1 = |z|−1 .
5. |Re(z)| ≤ |z|.
62 CAPÍTULO 5. CONJUNTOS NUMÉRICOS

6. |z + w| ≤ |z| + |w| (desigualdad triangular).

Demostración. Nótese primero que zw y zw son conjugados y por lo tanto


zw + zw = 2Re(zw). Usando lo anterior y el apartado anterior, tenemos |z +
w|2 = (z + w)(z + w) = zz + ww + zw + zw = |z|2 + |w|2 + 2Re(zw) ≤
|z|2 + |w|2 + 2|zw| = (|z| + |w|)2 .

Formas polar y trigonométrica.



5.5.8. Notación.
 Sea z = a + bı ∈ C, con módulo r = a2 + b2 y argumento
b
θ = arctan a (como siempre, estableciendo previamente el cuadrante).

1. La representación polar de z es

z 7−→ (r, θ).

R
-✻
-
-
r ✑✑✸• (r, θ)
- ✑

✑........ θ
p p -p✑ .p. p p p p ✲ R

2. La representación triginométrica de z es

z 7−→ r(cos θ + ı sen θ).

R ✻
-
-

r sen(θ)- r ✑✑✸•p (r cos(θ), r sen(θ))


✑ p
- ✑ p
✑..... θ
... p
p p ✑
-p ..
p p pp p p ✲ R
r cos(θ)
-
5.5. NÚMEROS COMPLEJOS 63

5.5.9. Producto. Sean z = (r, θ) y w = (s, σ). Entonces

zw = (rs, θ + σ) = rs(cos(θ + σ) + ı sen(θ + σ)).

La forma trigonométrica se obtiene sin más, ejecutando el producto y utili-


zando las identidades trigonométricas fundamentales. En particular, si z ∈ C es
z = r(cos θ + ı sen θ)
1 1
z −1 = (cos(−θ) + ı sen(−θ)) = (cos θ − ı sen θ)
r r
como corresponde con las fórmulas de la definición del producto. Aún más, se
puede probar por inducción el siguiente resultado clásico.
5.5.10. Teorema [Teorema de De Moivre]. Sea z ∈ C, con |z| = r y
Arg(z) = θ. Para n ∈ N se tiene

z n = (rn , nθ) = rn (cos(nθ) + ı sen(nθ)).

Demostración. Inmediata por inducción y las fórmulas anteriores.


Pasamos ahora a estudiar las raı́ces de un número complejo. Partimos de un
número complejo w = r(cos θ + ı sen θ). Entonces su n-ésima potencia será

wn = s(cos α + ı sen α).

Trivialmente, se tiene que


√ α + 2kπ
r= n
s y θ= , k ∈ Z.
n
El problema consiste entonces solo en determinar cuántas raı́ces hay. Para
ello, primero acotamos en función del divisor n. Supóngase que k > n y sea
k = nq + k ′ , con 0 ≤ k ′ < n. Entonces
α + 2kπ α + 2(nq + k ′ )π α + 2k ′ π 2nπq α + 2k ′ π
= = + = + 2πq.
n n n n n
Lo cual nos muestra que los argumentos serán iguales y por tanto basta consi-
derar
α + 2kπ
θk = , k = 0, . . . n − 1.
n
Es claro que cualesquiera dos argumentos anteriores dintintos dará lugar a
distintos números complejos. Esto prueba el siguiente toerema.
5.5.11. Teorema. Sea z ∈ C, arbitrario. La ecuación X n = z tiene exactamen-
te n raı́ces en C. En otras palabras, todo número complejo tiene exactamente n
raı́ces n-ésimas complejas.
Aún más, si w ∈ C se escribe w = r(cos θ + ı sen θ) entonces todas las raı́ces
n-ésimas son
    
√ θ + 2kπ θ + 2kπ
n
r cos + sen , k = 0, . . . , n − 1.
n n
64 CAPÍTULO 5. CONJUNTOS NUMÉRICOS

Demostración. Inmediata del párrafo anterior.


5.5.12. Ejemplo. Vamos a encontrar todas las soluciones de la ecuación X 5 =
1; es decir, buscamos todos los w = r(cos θ + ı sen θ) tales que w5 = 1. Entonces
w5 = 1 = cos 0, luego α = 0, r = 1 y θk = 0+2πk
5 , con k = 0, . . . , 4.
5.5.13. Definición. Sea n ≥ 2. decimos que ω ∈ C es una raı́z n-ésima de la
unidad si ω n = 1 y diremos que es una raı́z nésima primitiva de la unidad de
además de ser raı́z, se tiene que ω m 6= 1 si 0 < m ≤ n.
5.5.14. Ejemplo. Vamos a estudiar las raı́ces cuartas de la unidad. En este
caso nos salen los siguientes ángulos: θ0 = 0, θ1 = 2π π 4π
4 = 2 , θ2 = 4 = π y
6π 3π
θ3 = 4 = 2 . Haciendo zi = cos θi + ı sen θi se tiene que z0 = 1, que no es
primitiva, z1 sı́ lo es, z22 = 1, luego no es primitiva y z3 sı́ lo es.
El ejemplo anterior nos dice que zi es primitiva para i coprimo con 4. Esto
es verdadero en general y muy fácil de demostrar.
5.5.15. Corolario. Sea z ∈ C, arbitrario. Entonces z tiene exactamente

|{m ∈ {1, . . . , n − 1} | mcd(m, n) = 1}|

raı́ces n-ésimas primitvas.

5.5.1. Forma exponencial de un número complejo.


Conocemos del cálculo las fórmulas

x2 x3
ex = 1+x+ + + ...
2! 3!
x2 x4
cos x = 1− + + ...
2! 4!
x3 x5
sen x = x− + + ...
3! 5!
Estas identidades nos sirven de motivación para escribir

(ıρ)2 (ıρ)3
eıρ = 1 + ıρ + + + ...
2! 3!
2 3
ρ (ıρ) ρ4 (ıρ)5
= 1 + ıρ − − + + − ...
2! 3! 4! 5!
= cos ρ + ı sen ρ

Desde luego, lo anterior no es una demostración, pero justifica definir

eıρ = cos ρ + ı sen ρ, ρ∈R

de tal forma que escribimos el complejo z = r(cos θ + ı sen θ) como

z = reθı .
5.6. CONJUNTOS NUMERABLES Y NO NUMERABLES 65

En particular, obtenemos la famosa identidad de Euler.

eπı + 1 = 0.

5.6. Conjuntos numerables y no numerables


Vamos a terminar esta parte abordando algunos aspectos más de la cardi-
nalidad. Hasta ahora tenemos la definición de finito e infinito. Recordemos.

1. Un conjunto A, decimos que es infinito si existe B ( A, junto con una


aplicación inyectiva f : A → B.

2. Un conjunto es finito si no es infinito.

3. Recordemos que la cardinalidad de un conjunto A se denota |A|.

5.6.1. Teorema [Bernstein]. Sean A y B conjuntos, tales que existen apli-


caciones inyectivas f : A → B y g : B → A. Entonces, existe una biyección
β : A → B.

Demostración. La demostración se omite porque excede el interés de este curso.


Puede consultarse [5, p. 51].

5.6.2. Corolario. Sean A y B conjuntos, tales que existen aplicaciones sobre-


yectivas f : A → B y g : B → A. Entonces, existe una biyección β : A → B.

Demostración. Se deja como ejercicio. Una forma de hacerlo es probar, usando


el axioma de elección, que si f : A → B es sobre entonces existe una aplicación
inyectiva f ′ : B → A.

5.6.3. Lema. |N| = |N × N|.

Demostración. Vamos a exhibir una aplicación inyectiva ϕ : N × N → N. Es un


poco laborioso, pero muy ilustrativo. La idea es ordenar las parejas en el orden
lexicográfico y luego ir contando “en diagonal”. Podemos ilustrarlo ası́:

(1, 1) ✲(1, 2) ✶(1, 3)


✏✏


✙✏✏✏

✏ ✟ ✙✟
(2, 1) ✏✏ (2, 2) ✏✏
✶ ...

✏ ✏
✙✏
✟ ✟✏✏✏
(3, 1) ✏✏

Nótese que cada diagonal con pareja superior (1, n) tiene exactamente n-
Pn−1
parejas; a saber, de (1, n) al (n, 1) y antes de llegar a ella se han contado i=1 i,
66 CAPÍTULO 5. CONJUNTOS NUMÉRICOS

parejas, todas ellas sumando sus coordenadas n + 1 y sólo ellas tienen esa suma.
Luego, al terminar la diagonal habremos contado
n−1
X n
X
i+n= i
i=1 i=1

parejas. Si llamamos S(n) a la suma de los primeros n números naturales pode-


mos observar que se asignarán (1, n) 7→ S(n − 1) + 1, (2, n − 1) 7→ S(n − 1) + 2
y ası́ (n, 1) 7→ S(n − 1) + n = S(n).
De este modo, la correspondencia queda como sigue. Se considera un elemen-
to arbitrario (i, j). Entonces vive en la diagonal de (1, i + j − 1) 7→ S(i + j − 2).
Luego (i, j) 7→ S(i + j − 2) + i, y aplicando la conocida fórmula de la suma se
obtiene
(i + j − 1)(i + j − 2)
ϕ(i, j) = + i.
2

5.6.4. Teorema. |N| = |Z| = |Q|


Demostración. Inmediata de la construcción que hemos hecho.
5.6.5. Teorema. Considérese el intervalo (0, 1) ⊂ R. Existe una aplicación
inyectiva f : N → [0, 1], pero no existe ninguna aplicación inyectiva (0, 1) → N.
Es decir, el infinito de R es “mayor” que el de N.
Demostración. Vamos a dar un argumento conocido como “método de la dia-
gonal de Cantor”. Supongamos que sı́ se tiene una aplicación inyectiva. Eso
finalmente significa que hay una aplicación biyectiva y que hemos numerado a
todos los elementos del intervalo (0, 1). Entonces los escribimos x1 , x2 , . . . , en
su forma decimal

x1 = 0, x11 x12 x13 · · ·


x2 = 0, x21 x22 x23 · · ·
x3 = 0, x31 x32 x33 · · ·

etcétera. Considérese el número

x = 0, x11 x22 x33 · · ·

o sea, que sus decimales son “la diagonal” de la lista anterior (no importa que
todos fuesen 9 o 0, porque lo vamos a cambiar).
Ahora vamos a construir otro número, de la siguiente forma. A cada xnn
asignamos otro dı́gito ynn ∈ {0, . . . , 9} \ {xnn }, procurando que no todas las
elecciones sean 0 o 9, para que y = 0, y11 y22 · · · ∈ (0, 1).
Es inmediato comprobar que y no puede estar en la lista anterior.
Capı́tulo 6

Análisis combinatorio.

Recordemos que dado un número natural p ∈ N se denota Np = {1, . . . , p}.


A lo largo de este capı́tulo denotaremos con A un conjunto finito que tiene
cardinalidad n; es decir, |A| = n y p será tal que p ≤ n.

6.1. Variaciones.
6.1.1. Definición. Se llama variación de los n objetos de A tomados de p en
p a la imagen de cualquier aplicación inyectiva f : Np → A.
En la situación de la definición anterior, denotamos ai = f (i) y esribimos la
variación como lista ordenada f (Np ) = (a1 , . . . , ap ). Intuitivamente, una varia-
ción es una elección ordenada de p elementos de A, sin repeticiones.

6.1.1. Número de variaciones.


Vamos a calcular el número de variaciones de los n objetos de A tomados de
p en p. Denotamos dicho número con Vnp .
6.1.2. Teorema. Sea A un conjunto con |A| = n y p ≤ n, un número natural.
El número de variaciones de los n objetos de A tomados de p en p es
n!
Vnp = .
(n − p)!
n!
Demostración. Primero nótese que (n−p)! = n(n−1) · · · (n−p+1). Procederemos
por inducción sobre p. El caso p = 1 es trivial. Supongamos válido que para
1 ≤ p < n se tiene el resultado. Queremos probar la fórmula para p+1. Primero,
notemos que (n − p)Vnp = Vnp+1 .
Sea A un conjunto finito con cardinalidad n ≥ p + 1 y f : Np → A una
aplicación inyectiva. Queremos extender el dominio de la aplicación f a Np+1 .
Para lograr esto, sólo tenemos que hacer corresponder p + 1 con un elemento del
conjunto A \ Imf . Esto puede hacerse de n − p maneras diferentes y por tanto
hay (n − p)Vnp aplicaciones inyectivas.

67
68 CAPÍTULO 6. ANÁLISIS COMBINATORIO.

Como caso particular, nótese que Vnn = n!. Si sustituimos ahora Np por cual-
quier conjunto con p elementos, aparte de que no podemos utilizar la notación
ai , no perdemos ninguna propiedad, como se dice en el siguiente resultado.
6.1.3. Corolario. Sean A y P conjuntos con cardinalidad n y p respectivamen-
te, con p ≤ n. El número de aplicaciones inyectivas de P en A es Vnp

6.2. Permutaciones.
Como vimos en el Ejemplo 2.4.15, una permutación de A es una biyección
de A en sı́ mismo. Si numeramos los elementos de A = {a1 , . . . , an } podemos
escribir una permutación σ : A → A como
 
a1 ··· an
σ=
σ(a1 ) . . . σ(an )

El siguiente ejercicio nos muestra que toda permutación puede ser vista como
una variación de n objetos tomados de n en n.
6.2.1. Ejercicio. Sean A y B conjuntos finitos, tales que |A| = |B|. Probar que
si f : A → B es inyectiva entonces ya es biyectiva.
Denotamos el conjunto de permutaciones de A como S(A). En caso de que
A = Nn escribimos Sn en vez de S(Nn ). Por el resultado de recuento que vimos
para las variaciones tenemos lo siguiente.
6.2.2. Teorema. Sea A un conjunto finito con n elementos. Entonces el núme-
ro de permutaciones |S(A)| = n!.

6.3. Combinaciones.
6.3.1. Definición. Sea A un conjunto con n elementos y p ∈ N con p ≤ n.
Una combinación de los n elementos de A tomados de p en p, es cualquier
subconjunto de A que tenga p elementos.
En este punto es recomendable que nos detengamos a observar con cuidado
la diferencia entre variación y combinación.
6.3.2. Ejemplo. Sea A = {a1 , a2 , a3 }. En este caso, si definimos f, g : N2 → A
tales que f (1) = a1 , f (2) = a2 y g(1) = a2 , g(2) = a1 son variaciones distintas;
que podemos escribir de forma abreviada (a1 , a2 ) y (a2 , a1 ). Por otra parte, solo
hay una combinación {a1 , a2 } = {a2 , a1 }.
Vamos a calcular el número de combinaciones de un conjunto finito.
6.3.3. Teorema. Sea A un conjunto con n elementos. El número de combina-
ciones de los n elementos de A tomados de p en p es

n!
Cnp = .
p!(n − p)!
6.3. COMBINACIONES. 69

Demostración. Notemos que todo subconjunto P ⊂ A con p elementos puede


considerarse como la imagen de (al menos) una aplicación inyectiva f : Np → A.
El caso aquı́ es determinar cuántas aplicaciones inyectivas de Np pueden tener
a P como imagen. Éstas son las biyecciones de Np en P y por lo visto en la
sección anterior son p!. Ése es el factor por el que tendremos que dividir Vnp . Ası́
que
Vp n!
Cnp = n = .
p! p!(n − p)!

6.3.4. Notación. El número de combinaciones de los n elementos de Nn to-


mados de p en p se escribe  
p n
Cn =
p
y se le conoce como coeficiente binomial.
Vamos a ver un problema que involucra al coeficiente binomial.
6.3.5. Lema [Teorema de Pascal]. Sean n, p ∈ N, con p ≤ n. Entonces
     
n n n+1
+ = .
p+1 p p+1
Demostración. Se deja como ejercicio.
6.3.6. Teorema [Teorema del binomio]. Sean a, b números reales y n ∈ N.
Entonces
n  
X n i n−i
(a + b)n = ab .
i=0
i

Demostración. Procederemos por inducción. 


Para n = 0, se tiene que (a + b)0 = 1 = 00 a0 b0 .
Supongamos válido para n. Procedemos a probar la afirmación para n + 1.

n  
X n i n−i
(a + b)n+1 = (a + b) ab =
i=0
i
n   n  
X n i+1 n−i X n i n−i+1
= a b + ab =
i=0
i i=0
i
     
n n n i+1 n−i n
ab + · · · + a b + ... + an b + an+1 b0 +
0 i n−1
     
n n n n
a0 bn+1 + n
ab + · · · + i+1 n−i
a b + ···+ a b=
1 i+1 n
n+1
X n + 1
= ai bn−i .
i=0
i+1
por el teorema de Pascal.
70 CAPÍTULO 6. ANÁLISIS COMBINATORIO.
Parte II

Números y polinomios

71
Capı́tulo 7

El anillo de los números


enteros.

En este capı́tulo se estudiarán las propiedades aritméticas de los números


enteros, es decir, las relacionadas con las operaciones y la divisibilidad. Tam-
bién veremos que existen otros conjuntos dotados de operaciones binarias que
comparten propiedades con los enteros. De ahı́ surgirán los conceptos de anillo
y cuerpo.

7.1. Artimética de los enteros.


En esta sección vamos a repasar los conceptos y propiedades básicos de los
números enteros y su descomposición. Todo desde un punto de vista más formal
y con el lenguaje de los conjuntos, que hemos desarrollado en la parte anterior.

7.1.1. División entera y máximo común divisor.


Vamos a demostrar algunas de las propiedades de la suma y el producto de
los enteros.
7.1.1. Proposición. En Z se verifican las siguientes propiedades:

1. (Unicidad de los neutros) Sólo hay un entero e tal que e + a = a para


todo a ∈ Z. Se denota 0. Y sólo hay un entero u tal que ua = a para todo
a ∈ Z. Se denota 1.

2. (Unicidad de los opuestos) Para cada a ∈ Z existe un único a′ ∈ Z tal que


a + a′ = 0. Este único elemento se llama el opuesto de a y se denota por
−a; la suma b + (−a) se denota por b − a.

3. (Cancelación en sumas) Dados a, b, c ∈ Z, la igualdad a + b = a + c implica


b = c.

73
74 CAPÍTULO 7. EL ANILLO DE LOS NÚMEROS ENTEROS.

4. (Multiplicación por cero) Para cada a ∈ Z se verifica a 0 = 0.

5. (Reglas de signos) Dados a, b ∈ Z se verifican -(-a) = a, a(-b) = (-a)b =


-(ab) y (-a)(-b) = ab.

6. (Cancelación en productos) Dados a, b, c ∈ Z con a 6= 0, la igualdad ab =


ac implica b = c.

Una de las propiedades más notables del conjunto de los números enteros es
la la llamada división entera que enunciamos y demostramos a continuación:
7.1.2. Teorema [de la división entera]. Dados a, b ∈ Z, con b 6= 0, existen
q, r ∈ Z únicos tales que a = bq + r y 0 ≤ r < |b|.

Demostración. En primer lugar demostraremos la existencia de q y r. Distin-


guimos cuatro casos:
(1) Supongamos a, b > 0. Consideremos el conjunto de números enteros

R = {x ∈ Z | x ≥ 0, y x = a − bn para algún entero n}.

Entonces, R es, por definición, un subconjunto de N que no es vacı́o ya que,


por ejemplo, a = a − b · 0 ∈ R. Por tanto, R tiene un primer elemento, digamos
r = a − bq ∈ R. Vamos a ver que r < b. Si r ≥ b, entonces r − b ≥ 0 y
r − b = a − bq − b = a − b(q + 1), y por tanto, r − b ∈ R y r − b < r, lo cual
contradice que r sea el primer elemento de R. Por tanto, hemos hallado q, r que
cumplen a = bq + r y 0 ≤ r < b.
(2) Supongamos a < 0 y b > 0. Entonces, −a > 0 y, por el caso anterior,
−a = bq + r con 0 ≤ r < b. Si r = 0, a = b(−q) + 0 y se cumple r = 0 < b. Si
r 6= 0, hacemos a = b(−q) − r = b(−q) + b − b − r = b(−q − 1) + (b − r). Dado
que 0 < r < b, se cumple 0 < b − r < b.
(3) Supongamos a 6= 0 y b < 0. Entonces, −b > 0 y, por los casos anteriores,
a = (−b)q + r con 0 ≤ r < −b = |b|. Por tanto, a = b(−q) + r con 0 ≤ r < |b|.
(4) Si a = 0, entonces 0 = b · 0 + 0 y 0 < |b|, ya que por hipótesis b 6= 0.
Finalmente, para demostrar la unicidad de q y r supongamos que a = bq+r =
bq ′ + r′ con 0 ≤ r, r′ < |b|. Entonces, b(q − q ′ ) = r − r′ . Igualando los valores
absolutos |b||q − q ′ | = |r − r′ |, lo cual, dado que 0 ≤ r, r′ < |b|, solo puede
cumplirse si q − q ′ = 0 y r − r′ = 0.

7.1.3. Definición. En la situación del teorema anterior, si a = bq + r, con


b 6= 0 y 0 ≤ r < |b|, a q se le llama el cociente de la división y a r el resto.
7.1.4. Ejemplo. Si a = −7 y b = 3, siguiendo la demostración del teorema
anterior tenemos que 7 = 3 · 2 + 1, de donde

−7 = 3 · (−2) − 1 = 3 · (−2) − 3 + 3 − 1 = 3 · (−3) + 2.

Tenemos pues que el cociente es −3 y el resto 2.


7.1. ARTIMÉTICA DE LOS ENTEROS. 75

7.1.5. Definición. Sean a, b ∈ Z. Decimos que b divide al número a, y lo


denotamos por b | a, si existe un c ∈ Z tal que a = bc. En este caso, se dice que
a es múltiplo de b. Si a 6= 0, decimos también que b es un divisor de a.
Nótese que si b 6= 0, decir que b divide a a es lo mismo que decir que la
división entera de a entre b da resto cero. Veamos ahora algunas propiedades
elementales que usaremos constantemente:
7.1.6. Proposición. Sean a, b, c, d ∈ Z.

1. La divisibilidad es una relación reflexiva y transitiva.

2. La divisibilidad no es antisimétrica, pero casi lo es. Si a | b y b | a entonces


|a| = |b|.

3. a | b si y solo si a | −b. Entonces, si b 6= 0, b y −b tienen los mismos


divisores.

4. b | a si y solo si −b | a (luego, todo número tiene al menos un divisor


positivo).

5. Si c | a y c | b, entonces c | ra + sb, para todo r, s ∈ Z.

6. Si a | b y c | d entonces ac | bd.

7. Si a | b entonces ra | rb para todo r ∈ Z.

8. Si a | b entonces |a| ≤ |b|.

Demostración. Se deja como ejercicio.

El máximo común divisor es uno de los conceptos clásicos de la aritméti-


ca. Desde primaria concemos la definición, pero falta demostrar su existencia.
Comenzamos repasando la definición y algunas propiedades básicas.
7.1.7. Definición. Dados dos números enteros a, b, con, al menos, uno de ellos
distinto de cero, el máximo común divisor de a y b se define como el mayor
entero d tal que d | a y d | b. Si a = b = 0, su máximo común divisor es cero.
El máximo común divisor de a y b se denotará por mcd(a, b) o mcd(b, a).
El máximo común divisor existe pues el conjunto de divisores de dos números
es finito y por tanto tiene máximo (recordemos que por el Ejercicio 5.1.21(c)
todo conjunto finito linealmente ordenado está bien ordenado y tiene máximo);
aún más, el máximo común divisor siempre es positivo.
7.1.8. Proposición. Si a, b ∈ Z, entonces:

(1) mcd(a, b) = mcd(a, |b|) = mcd(|a|, |b|).

(2) mcd(a, 0) = |a|.

(3) mcd(a, b) = 0 si y solo si a = b = 0.

Demostración. Se deja como ejercicio.


76 CAPÍTULO 7. EL ANILLO DE LOS NÚMEROS ENTEROS.

Vamos a estudiar el máximo común divisor utilizando las herramientas de


los conjuntos que hemos desarrollado en capı́tulos anteriores.
7.1.9. Teorema. Sean a, b ∈ Z, no cero ambos. El máximo común divisor de
a y b es el mı́nimo del conjunto de combinaciones lineales positivas de a y b; es
decir,
mcd(a, b) = mı́n{ra + sb > 0 | r, s ∈ Z}.

Demostración. Sea D = {ra + sb > 0 | r, s ∈ Z}. Nótese primero que como a


o b no son cero, D 6= ∅ y por tanto siempre existe δ = mı́n D. Se afirma que δ
es el máximo común divisor de a y b. Como δ ∈ D existen α, β ∈ Z tales que
δ = αa + βb. Primero vamos a ver que δ es divisor común. Por el algoritmo de la
división (7.1.2) a = δq + r, con 0 ≤ r < δ. Entonces r = (1 − αq)a + (−qβ)b, con
lo que r ∈ D o r = 0. Lo primero es imposible porque δ es mı́nimo. Luego r = 0
y por tanto δ | a. Análogamente δ | b. Que es máximo se desprende directamente
de las propiedades de la divisibilidad (7.1.6); de hecho, todo divisor común de
a y b es divisor de δ.

7.1.10. Corolario. Sean a, b ∈ Z. Entonces existen r, s ∈ Z tales que mcd(a, b) =


ra + sb.

Demostración. Si a = b = 0 hacemos r = s = 0 y tenemos el resultado. Si no son


ambos cero, el resultado se desprende directamente del teorema anterior.

7.1.11. Definición. Sean a, b ∈ Z y d = mcd(a, b). A una expresión d = ra+sb


se le conoce como identidad de Bézout.
En la demostración del teorema anterior hemos visto que el máximo común
divisor es, de hecho, múltiplo de cualquier divisor común. Vamos a expresar eso
junto con otras propiedades que caracterizan al máximo común divisor.
7.1.12. Proposición. Sean a, b, c, d ∈ Z. Entonces d = mcd(a, b) si y solo si
se cumplen las condiciones

(1) d | a y d | b.

(2) Si c | a y c | b, entonces c | d.

(3) d ≥ 0.

Demostración. Supongamos d = mcd(a, b). De la definición de máximo común


divisor tenemos las propiedades (1) y (3). La segunda es inmediata del Corola-
rio 7.1.10.
Recı́procamente, supongamos que a, b, d cumplen las tres condiciones del
enunciado. Si a 6= 0 o b 6= 0, es obvio que d es el mayor de los enteros que
dividen a a y b. Si a = b = 0, como 0 | a y 0 | b, la condición (2) nos garantiza
que 0 | d por lo que d = 0. También en este caso se tiene d = mcd(a, b).

Este resultado puede generalizarse a un número finito de enteros como ve-


remos a continuación.
7.1. ARTIMÉTICA DE LOS ENTEROS. 77

7.1.13. Definición. Sean a1 , . . . , an ∈ Z con algún ai 6= 0. El máximo común


divisor de a1 , . . . , an , que denotaremos por mcd(a1 , . . . , an ), se define como el
mayor entero d que los divide a todos. Definimos mcd(0, . . . , 0) = 0.
7.1.14. Proposición. Sean a1 , . . . , an ∈ Z. Entonces

mcd(a1 , . . . , an ) = mcd(mcd(a1 , a2 ), a3 , . . . , an ).

Demostración. Sea d = mcd(a1 , . . . , an ), e = mcd(mcd(a1 , a2 ), a3 , . . . , an ) y


f = mcd(a1 , a2 ). Entonces, como d divide a a1 , . . . , an , tenemos por la proposi-
ción anterior que d divide a f, a3 , . . . , an . Luego d ≤ e. Recı́procamente, e divide
a f, a3 , . . . , an y, por tanto, e divide a a1 , a2 , . . . , an . Luego e ≤ d. Como d, e ≥ 0
debe ser d = e.

7.1.15. Teorema. Sean a1 , . . . , an ∈ Z tales que ai 6= 0 para todo i ∈ {1, . . . , n}.


Entonces
( n )
X
mcd (a1 , . . . , an ) = mı́n ri ai > 0 | ri ∈ Z, ∀i ∈ {1, . . . , n} .
i=1

Demostración. Inmediato por inducción, usando el Teorema 7.1.9.

7.1.16. Corolario. Sean a1 , . . . , an ∈ Z. Entonces d = mcd(a1 , . . . , an ) si y


solo si se cumplen las condiciones

(1) d | ai para todo i = 1, . . . , n.

(2) Si c | ai para todo i = 1, . . . , n, entonces c | d.

(3) d ≥ 0.

Demostración. Se deja como ejercicio.

7.1.17. Ejemplo. Para calcular el máximo común divisor de los números 45, 81, 12
y 51 podemos proceder de la siguiente manera:

mcd(45, 81, 12, 51) = mcd(mcd(45, 81), 12, 51) = mcd(9, 12, 52) =

mcd(mcd(9, 12), 51) = mcd(3, 51) = 3.


7.1.18. Definición. Dos enteros a, b se llaman primos entre sı́ o coprimos si
mcd(a, b) = 1.
7.1.19. Proposición. Sean a y b dos enteros no nulos. Entonces a y b son
coprimos si y solo si existen α, β ∈ Z tales que αa + βb = 1.

Demostración. Inmediato de la definición de coprimos y del Corolario 7.1.10.

7.1.20. Proposición. Sean a, b, c ∈ Z tales que a | bc. Si a y b son coprimos,


entonces a | c.
78 CAPÍTULO 7. EL ANILLO DE LOS NÚMEROS ENTEROS.

Demostración. Sea 1 = αa + βb una identidad de Bézout. Multiplicando por c


tenemos c = αac + βbc. Como a | bc, también a | c.
7.1.21. Proposición. Sean a, b, c ∈ Z. Si a y b son coprimos y a | c y b | c
entonces ab | c.
Demostración. Considérese la identidad de Bézout ra + sb = 1. Por hipótesis
c c c c c c c c c c
a , b ∈ Z. Entonces a ra + a sb = a , luego cr + a sb = a y ası́ b br + a sb = a , de
c c c
donde b( b r + a s) = a , pasamos a multiplicando y se tiene ab | c.
7.1.22. Corolario. Sean a y b dos enteros no nulos y d = mcd(a, b). Si a = da′
y b = db′ , entonces mcd(a′ , b′ ) = 1.
Demostración. Se deja como ejercicio.

El algoritmo de Euclides
Una forma efectiva de calcular el máximo común divisor es mediante el
algoritmo de Euclides, para el cual necesitamos el siguiente resultado:
7.1.23. Proposición. Sean a, b ∈ Z. Entonces, para todo s ∈ Z se tiene
mcd(a, b) = mcd(a − sb, b) = mcd(a, b − sa).
En particular, si b 6= 0 y a = bq + r es la división entera de a entre b, tenemos
que
mcd(a, b) = mcd(b, r).
Demostración. Si c | a y c | b, entonces c | a − sb por la Proposición 7.1.6.
Recı́procamente, si c | b y c | a − sb, entonces c | a − sb + sb = a, también por
la misma proposición de antes.
7.1.24. Algoritmo de Euclides Vamos a calcular el máximo común divisor
de dos enteros mediante el algoritmo de Euclides que consiste en la aplicación
repetida de la proposición anterior. Podemos suponer que a y b son positivos y
tenemos:
a = bq1 + r1 (a, b) = (b, r1 ) r1 < b
b = r1 q2 + r2 (b, r1 ) = (r1 , r2 ) r2 < r1
r1 = r2 q3 + r3 (r1 , r2 ) = (r2 , r3 ) r3 < r2
.. .. ..
. . .
Dado que b > r1 > r2 > r3 > · · · ≥ 0 debe obtenerse resto cero en un
número finito de pasos:
rn−2 = rn−1 qn + rn (rn−2 , rn−1 ) = (rn−1 , rn )
rn−1 = rn qn+1 (rn−1 , rn ) = rn .

Luego (a, b) = rn .
Los valores x e y de la expresión rn = ax + by pueden obtenerse eliminando
los r1 , . . . , rn−1 con una sustitución regresiva, en las igualdades anteriores a
partir de la penúltima igualdad.
7.1. ARTIMÉTICA DE LOS ENTEROS. 79

Por ejemplo, para los enteros a = 252 y b = 198 hacemos las divisiones y se
tiene

252 = 198 · 1 + 54
198 = 54 · 3 + 36
54 = 36 · 1 + 18
36 = 18 · 2.

y, a partir de la penúltima igualdad vamos despejando y sustituyendo, obtene-


mos

18 = 54(1) + 36(−1) = 54 + (198 − 54 · 3)(−1)


= 198(−1) + 54(4) = 198(−1) + (252 − 198 · 1) · 4
= 198(−5) + 252(4).

La igualdad 18 = 198(−5) + 252(4) es entonces una identidad de Bézout.

7.1.2. Mı́nimo común múltiplo


7.1.25. Definición. Dados dos números enteros a, b distintos de cero, el mı́ni-
mo común múltiplo de a y b se define como el menor entero positivo que es
múltiplo de a y de b a la vez.
Si a o b son cero, entonces el mı́nimo común múltiplo de a y b es 0. Se
denotará por mcm(a, b).
La existencia del mı́nimo común múltiplo está garantizada ya que el conjunto
de todos los enteros positivos que son múltiplos comunes a a y b es no vacı́o y,
por tanto, debe tener un primer elemento.
7.1.26. Proposición. Si a, b ∈ Z, entonces:
(1) mcm(a, b) = mcm(a, |b|) = mcm(|a|, |b|).
(2) mcm(a, b) = 0 si y solo si a = 0 o b = 0.
(3) mcm(a, ab) = |ab|.
Demostración. Se deja como ejercicio. Se desprende de la Proposición 7.1.6.
7.1.27. Teorema. Sean a, b ∈ Z. Entonces:
(1) mcm(a, b) mcd(a, b) = |ab|.
(2) Si c es múltiplo de a y de b, entonces c es múltiplo de mcm(a, b).
Demostración. Si a = 0 o b = 0 el enunciado es evidente. Por tanto, por la
proposición anterior, podemos suponer que a, b > 0. Sea d = mcd(a, b) y su-
pongamos que a = da′ y b = db′ para ciertos enteros a′ , b′ ∈ Z. Sea m = a′ b′ d.
80 CAPÍTULO 7. EL ANILLO DE LOS NÚMEROS ENTEROS.

Observemos que m es múltiplo de a y de b. Supongamos que c > 0 es múltiplo


de a y de b, es decir,
c = αa = βb (7.1)
para ciertos α, β ∈ Z. Entonces tenemos αda′ = βdb′ y, por tanto, αa′ = βb′ .
Por el Corolario 7.1.22, a′ y b′ son coprimos, entonces la Proposición 7.1.20 nos
garantiza que a′ | β y podemos escribir
β = γa′ para cierto γ ∈ Z.
Sustituyendo β en la igualdad (7.1) obtenemos
c = γa′ b = γa′ db′ = γm (7.2)
que es mayor o igual que m y, en consecuencia, m = mcm(a, b). Además
ab = a′ db′ d = md = mcd(a, b) mcm(a, b).
De la igualdad (7.2) se desprende que si c es múltiplo de a y b, entonces
también lo es de su mı́nimo común múltiplo.
El concepto de mı́nimo común múltiplo de un número finito de enteros es
análoga al de dos y también tenemos, usando el teorema anterior, un resultado
parecido al Corolario 7.1.16 para el máximo común divisor.
7.1.28. Definición. Sean a1 , . . . , an números enteros no nulos. El mı́nimo
común múltiplo de a1 , . . . , an , que denotaremos por mcm(a1 , . . . , an ), se defi-
ne como el menor entero positivo que es múltiplo de a1 , . . . , an a la vez. Si
ai = 0 para algún i, definimos mcm(a1 , . . . , an ) = 0.
7.1.29. Corolario. Sean a1 , . . . , an ∈ Z. Entonces m = mcm(a1 , . . . , an ) si y
solo si se cumplen las condiciones
(1) m es múltiplo de a1 , . . . , an .
(2) Si c es múltiplo de a1 , . . . , an , entonces c es múltiplo de m.
(3) m ≥ 0.
Demostración. Se deja como ejercicio.

7.1.3. La ecuación diofántica lineal


El precio del café en la máquina de la planta baja es de 40 cts. Ana solo
tiene monedas de 50 cts y la máquina solo devuelve cambio en monedas de
20 cts. Ana sabe por experiencia que si la máquina no tiene el cambio exacto,
simplemente no lo devuelve. Si Ana no quiere perder dinero ¿podrá tomarse un
café? Si llamamos x al número de monedas de 50 cts. que introduce Ana e y el
número de monedas de 20 cts. que le devuelve la máquina, se tiene que cumplir
la ecuación
50x − 20y = 40
Una ecuación de este tipo, en la que se buscan soluciones que sean números
enteros, se llama una ecuación diofántica lineal. Veamos su solución.
7.1. ARTIMÉTICA DE LOS ENTEROS. 81

7.1.30. Proposición. Sean a, b, c ∈ Z y d = mcd(a, b). La ecuación diofántica


ax + by = c tiene solución si y solo si d divide a c. En este caso, la solución
general son todos los números enteros de la forma

x = x0 + x′
y = y0 + y ′
donde x0 , y0 es una solución particular de la ecuación y x′ , y ′ es una solución
de la ecuación ax + by = 0, llamada ecuación homogénea asociada.
Demostración. Si existen x, y ∈ Z tales que ax+by = c, entonces d | ax+by = c.
Recı́procamente, supongamos que d | c y hacemos a = a′ d, b = b′ d y c =
c′ d. Si αa + βb = d es una identidad de Bézout, multiplicando por c′ tenemos
(c′ α)a + (c′ β)b = c′ d = c y la ecuación tiene solución. Veamos ahora cómo son
las soluciones. Supongamos que x0 , y0 es una solución particular. Si x, y es una
solución, entonces
ax + by = ax0 + by0 = c,
es decir, a(x−x0 )+b(y −y0 ) = 0, luego poniendo x′ = x−x0 e y ′ = y −y0 vemos
que la solución x, y tiene la forma deseada. Recı́procamente, si x e y verifican
las condiciones del enunciado, claramente son solución de la ecuación.
7.1.31. Proposición. Sean a, b, c ∈ Z, d = mcd(a, b), a = a′ d y b = b′ d. Las
soluciones de la ecuación homogénea ax + by = 0 son
(
x = −b′ t
y = a′ t

donde t es un entero cualquiera.


Demostración. Si existen x, y ∈ Z tales que ax + by = 0, entonces ax = −by y
dividiendo por d tenemos
a′ x = −b′ y. (7.3)
Dado que a′ y b′ son coprimos y a′ divide a −b′ y, a′ debe dividir a y, luego existe
t ∈ Z tal que y = a′ t. Sustituyendo en la igualdad (7.3) se tiene a′ x = −b′ a′ t
y, por tanto, x = −b′ t. Por otra parte, se comprueba fácilmente que todos los
enteros de esa forma son solución de la ecuación.
Volviendo al ejemplo del inicio, tenemos que resolver la ecuación 50x−20y =
40. Dado que mcd(50, −20) = 10 vemos que la ecuación tiene solución. Si calcula-
mos una identidad de Bézout obtenemos, por ejemplo, como solución particular
x0 = 4 e y0 = 8. Por otra parte, las soluciones de la ecuación homogénea son

x = 2t
y = 5t.
Por tanto, la solución general de la ecuación es

x = 4 + 2t
y = 8 + 5t
82 CAPÍTULO 7. EL ANILLO DE LOS NÚMEROS ENTEROS.

Tenemos que ver ahora si hay soluciones positivas y cuál es la más pequeña. Si
exigimos que x, y ≥ 0 deber ser t ≥ −1. Tomando t = −1 vemos que Ana puede
introducir 2 monedas de 50 cts y la máquina le devolverá 3 monedas de 20 cts
y un café.

7.1.4. Números primos. Teorema Fundamental de


la Aritmética
En esta sección vamos a probar el Teorema Fundamental de la Aritmética que
afirma que todo número entero se puede escribir de forma escencialmente única
como producto de números primos. Comenzamos precisamente con el concepto
de número primo.
7.1.32. Definición. Un entero p 6= 1, −1 se dice que es primo si sus únicos
divisores son 1, −1, p y −p.
7.1.33. Ejemplo. El primo positivo más pequeño es el 2 y es también el único
primo par junto con el −2. Los primos siguientes son 3, 5, 7, 11, 13, 17, 19, 23,
29, 31, 37, . . . , 997, . . . , 252097800623, . . . , 243112609 − 1, . . . 1
7.1.34. Lema. Si p es un número primo y p | a1 a2 · · · an con a1 , . . . , an enteros,
entonces p divide a ai para algun i.
Demostración. Supongamos que p | a1 a2 . Si p | a1 , ya. Si no, mcd(p, a1 ) = 1
y por la Proposición 7.1.20 se tiene que p | a2 . Éste es el primer paso de la
inducción. Se deja como ejercicio terminarlo.
7.1.35. Teorema [Teorema Fundamental de la Aritmética]. Todo núme-
ro entero distinto de 0 y ±1 puede escribirse como producto de números primos.
Aún más, la factorización es única salvo signo y orden, en el siguiente sen-
tido: si a ∈ Z, con a 6= 0, ±1 se factoriza a = p1 p2 · · · pn = q1 q2 · · · qm con
pi , qj primos, para i ∈ {1, . . . , n}, j ∈ {1, . . . , m} entonces n = m y podemos
reordenar los primos qi , de modo que qi = ±pi para cada ı́ndice i ∈ {1, . . . , n}.
Demostración. Veamos primero que la factorización existe. Procederemos por
reducción al absurdo. Supongamos que hay enteros positivos que no se factorizan
en primos y consideremos el conjunto de todo esos números (positivos). Entonces
el conjunto tiene un mı́nimo, digamos a ∈ Z, con a > 1. Obviamente a no puede
ser primo y en consecuencia a = bc con b, c ∈ Z y b, c 6= ±1; de hecho, cambiando
el signo si hace falta, podemos suponer que b y c son números positivos y por
tanto, estrictamente menores que a. Ahora, como a es mı́nimo con la propiedad
de que no se factoriza en primos, deberá ocurrir que b y c sı́ se factorizan en
primos, lo cual a su vez, implica que a también, lo cual es imposible.
Vamos ahora con la unicidad de la descomposición. Supongamos

a = p1 · · · pn = q1 · · · qm (7.4)
1 El primo 243112609 − 1 es el mayor conocido a fecha de junio de 2009. Fue descubierto por

el proyecto GIMPS (Great Internet Mersenne Prime Search) de informática distribuida el 23


de agosto de 2008 y tiene 12978189 cifras.
7.1. ARTIMÉTICA DE LOS ENTEROS. 83

con p1 , . . . , pn , q1 . . . , qm primos. Supongamos que n ≤ m y procedamos por


inducción sobre n. Si n = 1, entonces a = p1 = q1 · · · qm . Dado que p1 es primo
no tiene más divisores primos que −p1 y p1 . Por tanto, debe ser m = 1 y q1 = p1 .
Supongamos ahora el resultado válido para factorizaciones de, a lo más, n primos
y para el paso inductivo, consideremos situación a = p1 · · · pn+1 = q1 · · · qm .
Entonces pn+1 divide a q1 · · · qm . Por el lema anterior, pn+1 divide a qi para
algún i ∈ {1, . . . , m}. Reordenando los factores qj podemos suponer que i = m;
es decir, pn+1 | qm . Como los únicos divisores primos de qm son −qm y qm
tenemos que qm = ±pn+1 . Sustituyendo en (7.4) obtenemos

p1 · · · pn pn+1 = q1 · · · qm−1 (±pm )

y cancelando pn+1 ,
p1 · · · pn = ±q1 · · · qm−1 .
Por hipótesis de inducción n = m − 1. Por tanto, n + 1 = m y, después de
reordenar si hace falta, se obtiene que qi = ±pi para todo i ∈ {1, . . . , n}, como
querı́amos demostrar
7.1.36. Corolario. Sea a ∈ Z, a 6= 0, ±1. Entonces,

a = ±pn1 1 · · · pns s

para ciertos primos positivos diferentes p1 , . . . , ps y números naturales no cero


n1 , . . . , ns . Además, estos primos y sus respectivos exponentes son únicos (salvo
el orden).
Demostración. Se deja como ejercicio.
7.1.37. Corolario. Sean a, b ∈ Z con descomposiciones en primos

a = pn1 1 · · · pns s y b = q1m1 · · · qrmr .

Entonces, el mcd(a, b) puede calcularse haciendo el producto de los primos co-


munes de a y b elevados a la mı́nima potencia, y el mcm(a, b) puede calcularse
haciendo el producto de los primos comunes y no comunes de a y b elevados a
la máxima potencia.
Demostración. Se deja como ejercicio.
Finalmente, vamos a demostrar que existen infinitos números primos.
7.1.38. Teorema. El conjunto de los números primos es infinito.
Demostración. Procedemos por reducción al absurdo. Supongamos que es finito
y que p1 , . . . , pn son todos los números primos y consideremos el número

N = p1 · · · pn + 1.

Dado que N es mayor que pi para todo i, no puede ser primo y, por tanto,
debe ser divisible por alguno de los primos anteriores. Pero si pi | N , entonces
pi | N − p1 · · · pn = 1 lo cual es imposible.
84 CAPÍTULO 7. EL ANILLO DE LOS NÚMEROS ENTEROS.

7.2. Congruencias.
A lo largo de esta sección, m denotará siempre un entero mayor que 1. Vamos
a definir la relación de congruencia módulo m que ya hemos visto como ejemplo
al estudiar las relaciones de equivalencia.
7.2.1. Definición. Dados un entero positivo m y dos números x, y ∈ Z, de-
cimos que x e y son congruentes módulo m, y escribimos x ≡ y mód m, o
x ≡ y (m), si x − y es múltiplo de m.
7.2.2. Proposición. La relación de congruencia módulo m es una relación de
equivalencia.

Demostración. Se deja como ejercicio.

7.2.3. Proposición. Sean a, b ∈ Z y m un entero mayor que 1.

(1) Si r es el resto de la división de a entre m, entonces a ≡ r mód m.

(2) Si a ≡ b mód m y 0 ≤ a, b < m, entonces a = b.

(3) a ≡ b mód m si y solo si a y b dan el mismo resto al dividirlos por m

Demostración. Se deja como ejercicio.

Vamos a ver que cada clase de equivalencia módulo m, que también llamamos
clase de congruencia módulo m, tiene un único representante entre 0 y m − 1 al
cual llamaremos representante canónico y se obtiene como el resto de la división
entera de cualquier elemento de la clase entre m. Por este motivo, a las clases
de congruencia módulo m también se las llama clases de restos módulo m.
Dado un entero a, denotemos por a su clase de equivalencia. Por las propie-
dades de las clases en una relación de equivalencia, sabemos que

a = b o a ∩ b = ∅.

a = b si y solo si a ≡ b mód m.

a ∩ b = ∅ si y solo si a 6≡ b mód m.

Denotamos por Z/(m) o Zm el conjunto cociente de Z por la relación de


congruencia módulo m, es decir,

Zm = {a | a ∈ Z}.

Por lo anterior, Zm tiene exactamente m elementos:

Zm = { 0, 1, . . . m − 1 }.

Los enteros 0, 1, . . . , m−1 son los representantes canónicos de las clases que men-
cionamos al principio, y se corresponden con los posibles restos que se obtienen
al dividir un entero entre m.
7.2. CONGRUENCIAS. 85

7.2.1. Propiedades aritméticas de las congruencias


Veamos cómo se comportan las congruencias con la suma y el producto de
números enteros.
7.2.4. Proposición. Sea m un entero mayor que 1 y sean a, b, a′ , b′ y c números
enteros arbitrarios. Entonces:
1. Si a ≡ a′ mód m y b ≡ b′ mód m, entonces a + b ≡ a′ + b′ mód m.
2. Si a ≡ a′ mód m y b ≡ b′ mód m, entonces ab ≡ a′ b′ mód m.
3. Si a ≡ b mód m, entonces ac ≡ bc mód m. El recı́proco es cierto si c y
m son coprimos.
4. Si c 6= 0, entonces a ≡ b mód m si y solo si ac ≡ bc mód mc.
Demostración. Si a ≡ a′ mód m y b ≡ b′ mód m tenemos que a − a′ = λm y
b − b′ = µm para ciertos λ, µ ∈ Z. Entonces,

(a + b) − (a′ + b′ ) = (a − a′ ) + (b − b′ ) = (λ + µ)m,

y, por tanto, a + b ≡ a′ + b′ mód m. Por otra parte, sustituyendo a por a′ + λm,

ab − a′ b′ = (a′ + λm)(b′ + µm) − a′ b′


= a′ b′ + (a′ µ + b′ λ + λµm)m − a′ b′
= (a′ µ + b′ λ + λµm)m,

y, por tanto, ab ≡ a′ b′ mód m. Con esto hemos probado los apartados (1 ) y


(2 ).
La primera parte del apartado (3 ) sigue del (2 ). Recı́procamente, si c y m
son coprimos y ac ≡ bc mód m, tenemos (a − b)c = λm para cierto λ ∈ Z. Esto
significa que c | λm y, como c y m son coprimos, tenemos que c divide a λ, es
decir, λ = cλ′ . Por tanto, (a − b)c = cλ′ m y, entonces a ≡ b mód m.
Finalmente, para demostrar (4 ), observemos que para un c 6= 0 se tiene que
a − b = λm si y solo si ac − bc = λmc.

7.2.2. Estructuras algebraicas.


Antes de introducir la idea de estructura algebraica, permı́tasenos introducir
las siguientes operaciones en Zm .
7.2.5. Definición. Sean m un entero positivo. La suma y el producto de dos
elementos a, b ∈ Zm están dados por
a + b = a + b.
a · b = a · b.
La definición anterior está escrita en términos de representantes de clases
de equivalencia, ası́ que lo primero es probar que están bien definidas (véase el
Ejemplo 4.3.4(1)).
86 CAPÍTULO 7. EL ANILLO DE LOS NÚMEROS ENTEROS.

7.2.6. Proposición. La suma y el producto en Zm están bien definidas.

Demostración. Sean a = a′ y b = b′ . Tenemos que ver que a + b = a′ + b′ . Pero


esto es inmediato de la Proposición 7.2.4.

7.2.7. Ejemplo. En el caso n = 6 las tablas de las operaciones en Z6 son:

+ 0 1 2 3 4 5 · 0 1 2 3 4 5

0 0 1 2 3 4 5 0 0 0 0 0 0 0
1 1 2 3 4 5 0 1 0 1 2 3 4 5
2 2 3 4 5 0 1 2 0 2 4 0 2 4
3 3 4 5 0 1 2 3 0 3 0 3 0 3
4 4 5 0 1 2 3 4 0 4 2 0 4 2
5 5 0 1 2 3 4 5 0 5 4 3 2 1

Observamos en la tabla del producto que hay elementos no nulos a, b tales


que ab = 0, por ejemplo, 2 · 3 = 0. De hecho, si m = rs con r y s mayores que 1,
entonces r · s = m = 0 en Zm . También vemos que los únicos elementos a para
los que existe un b tal que ab = 1 son 5 y 1 (5 · 5 = 1 y 1 · 1 = 1).
Las clases de restos módulo m junto con las operaciones definidas son un
ejemplo más en la lista de conjuntos dotados de suma y producto, que no son
números. Éste es un buen momento para considerar el concepto abstracto de
operación binaria y las propiedades básicas. Llamamos estructuras algebraicas
a los conjuntos que podemos dotar de operaciones binarias que poseen las pro-
piedades básicas de la suma y el producto.
Recordemos del Ejemplo 2.1.8 que una operación binaria, en un conjunto no
vacı́o A, digamos ◦, es una aplicación ◦ : A × A → A, y que para a, a′ ∈ A,
denotamos ◦(a, a′ ) = a ◦ a′
7.2.8. Definición. Sea A un conjunto no vacı́o con dos operaciones binarias

+ : A × A −→ A (suma)
· : A × A −→ A (producto)

Decimos que A es un anillo si se verifica que:

1. La suma es conmutativa.

2. La suma es asociativa.

3. Existe un neutro para la suma, que denotamos 0 ∈ A.

4. Todo elemento de A tiene opuesto.

5. El producto es asociativo.
7.2. CONGRUENCIAS. 87

6. Existe un neutro para el producto, que denotamos 1 ∈ A.

7. El producto distribuye a la suma.

Decimos que A es anillo conmutativo si además de lo anterior, verifica

8. El producto es conmutativo
Decimos que A es un cuerpo si además de los anterior, verifica

9. Cada elemento a ∈ A no nulo tiene inverso, es decir, si existe un b ∈ A


tal que ab = 1.

Hasta ahora conocemos como ejemplos

1. Anillo (no conmutativo): las matrices cuadradas junto con la suma y el


producto habituales.

2. Anillo conmutativo: los enteros, los polinomios.

3. Cuerpos: hasta ahora sólo los numéricos.

Vamos a agregar ejemplos.


7.2.9. Proposición. Sea m un entero positivo. El conjunto Zm junto con la
suma y producto definidos anteriormente es un anillo conmutativo.

Demostración. Se deja como ejercicio.

7.2.10. Ejercicio. Probar que en cualquier anillo A:

1. El neutro bajo la suma y el neutro bajo producto son únicos.

2. El opuesto de un elemento a ∈ A es único. Se denota −a.

3. El inverso de un elemento a ∈ A es único. Se denota por a−1 .

7.2.11. Proposición. Sea m un entero positivo. En Zm , un elemento a tiene


inverso si y solo si mcd(a, m) = 1.
En este caso, también diremos que a tiene inverso módulo m.

Demostración. Sabemos que a tiene inverso si y solo si existe x tal que a · x = 1


para cierto x ∈ Z. Esto pasa si y solo si ax ≡ 1 mód m, si y solo si ax − 1 =
my para cierto y ∈ Z; pero esta ecuación diofántica tiene solución si y solo si
mcd(a, m) = 1.

7.2.12. Corolario. Zm es un cuerpo si y solo si m es primo.

Demostración. Zm es un cuerpo si y solo si todo elemento a 6= 0 tiene inverso.


Por la proposición anterior, se tiene que Zm es un cuerpo si y solo si mcd(a, m) =
1 para todo a = 1, . . . , m − 1. Eso solo es posible si m es primo.
88 CAPÍTULO 7. EL ANILLO DE LOS NÚMEROS ENTEROS.

7.2.13. Ejemplo. Para calcular el inverso de 7 en Z100 , buscamos un x tal que


7 · x = 1, es decir, debemos resolver la ecuación diofántica 7x − 100y = 1 en la
que solo nos interesa una solución particular (y no nos interesa el valor de la
variable y). Usando el algoritmo de Euclides, como vimos en el tema anterior,
tenemos
7 · 43 − 100 · 3 = 1.
Luego (7)−1 = 43 en Z100 .

7.2.3. Algunas aplicaciones


La aritmética modular; es decir, el estudio de la aritmética de los anillos Zm ,
nos proporciona el marco adecuado para tratar cuestiones de divisibilidad con
números enteros.
7.2.14. Proposición. Un número entero es divisible por 3 si y solo si la suma
de sus cifras es divisible por 3.

Demostración. Sea m ∈ Z, m > 0 y supongamos que sus cifras se escriben como


an an−1 · · · a0 con los ai entre 0 y 9. Entonces

m = an 10n + · · · + a1 10 + a0 .

m es divisible por 3 si y solo si m ≡ 0 mód 3. Pero, como 10s ≡ 1 mód 3 para


todo s, tenemos

m = an 10n + · · · + a1 10 + a0 ≡ an + · · · + a1 + a0 mód 3

7.2.15. Ejercicio. Enunciar y demostrar un criterio de divisibilidad por 9.


Vamos ahora a estudiar las ecuaciones del tipo a x = b en Zm . En este caso,
existe una solución fácil si a tiene inverso en Zm . Por ejemplo, consideremos
la ecuación 3 x = 5 en Z20 . Como mcd(3, 20) = 1, entonces, por la Proposi-
ción 7.2.11, 3 tiene inverso. En este caso es 7. Luego,

x = 7 · 3 x = 7 · 5 = 35 = 15

en Z20 . Lo que hemos hecho se puede expresar también en lenguaje de congruen-


cias: la solución de la ecuación 3x ≡ 5 mód 20 está formada por los números
de la forma x = 15 + 20λ, con λ ∈ Z.
7.2.16. Proposición. Sean a, b, t ∈ Z. Las siguientes condiciones son equiva-
lentes:

(1) t es solución de la ecuación a x = b en Zm .

(2) t es solución de la congruencia ax ≡ b mód m.

(3) (t, s) es solución de la ecuación diofántica ax − my = b para algún s ∈ Z.


7.2. CONGRUENCIAS. 89

Demostración. Solo es un cambio de lenguaje entre aritmética modular, con-


gruencias y ecuaciones diofánticas.
7.2.17. Proposición. Sean a, b, m ∈ Z con m > 1 y d = mcd(a, m). La ecua-
ción ax ≡ b mód m tiene solución si y solo si d divide a b. En este caso, las
soluciones son todos los enteros x de la forma x = x0 + λ m d , con λ ∈ Z.
Además, la ecuación tiene d soluciones distintas módulo m que vienen dadas
por los enteros
m m m
x0 , x0 + , x0 + 2 , . . . , x0 + (d − 1)
d d d
donde x0 es una solución particular.
Demostración. La congruencia ax ≡ b mód m es equivalente a la ecuación ax−
my = b y ésta tiene solución si y solo si d divide a b. En este caso, pongamos
b = db′ , a = da′ y m = dm′ . Entonces, la ecuación diofántica ax − my = b es
equivalente a a′ x − m′ y = b′ y las soluciones son (véase la Proposición 7.1.30)
(
x = x0 + m′ λ
y = y 0 + a′ λ

donde (x0 , y0 ) es una solución particular y λ es un entero arbitrario; en parti-


cular, x = x0 + m d λ.
Finalmente, si x0 + λm′ y x0 + µm′ son dos soluciones, tenemos x0 + λm′ ≡
x0 + µm′ mód m si y solo si λm′ ≡ µm′ mód dm′ si y solo si λ ≡ µ mód d y
por el apartado 4 de la Proposición 7.2.4 se tiene el resultado.
7.2.18. Ejemplos. Vamos a resolver algunas congruencias.
1. 4x ≡ 3 mód 7.

Solución. Como 4 y 7 son primos entre sı́, buscamos el inverso de 4 en Z7 .


Se puede ver fácilmente que 4·2 = 1, luego multiplicamos ambos miembros
de la congruencia por 2 y obtenemos

x ≡ 2 · 3 = 6 mód 7.

Por tanto, la solución única módulo 7 es x = 6, pues mcd(4, 7) = 1. En


otras palabras, los números enteros que satisfacen la congruencia son los
de la forma x = 6 + 7λ, con λ ∈ Z.

2. 77x ≡ 30 mód 180.

Solución. En este caso tenemos 77 = 7 · 11 y 180 = 22 · 32 · 5, luego


también son primos entre sı́ y la congruencia tiene solución única módulo
180. Para calcular el inverso de 77 en Z180 recurrimos a la identidad de
Bézout. Después de realizar los cálculos tenemos

180 · 3 + 77 · (−7) = 1,
90 CAPÍTULO 7. EL ANILLO DE LOS NÚMEROS ENTEROS.

de donde 77(−7) ≡ 1 mód 180. Multiplicamos la congruencia por −7 y


obtenemos
x ≡ −7 · 30 = −210 ≡ −30 mód 180.

Por tanto, la solución única módulo 180 es x = −30. Las soluciones son
de la forma x = −30 + 180λ, con λ ∈ Z.

3. 572x ≡ 20 mód 700.

Solución. Calculamos el máximo común divisor de 572 y 700 mediante el


algoritmo de Euclides y obtenemos mcd(572, 700) = 4. Como 4 divide a
20 la congruencia tiene 4 soluciones distintas módulo 700. Aprovechamos
los cálculos hechos para expresar 4 como combinación lineal entera de 572
y 700. Obtenemos
572 · 82 + 700 · (−67) = 4.
20
Como 4 = 5, multiplicamos la congruencia por 5 y nos queda

572(410) + 700(−335) = 20

de donde una solución paticular es x = 410. Finalmente, como 700 4 = 175,


la solución general módulo 700 es x = 410 + 175t, con t = 0, . . . , 3. Esto
da x = 410, x = 410 + 175 = 585, x = 410 + 350 = 760 ≡ 60 mód 700,
x = 410 + 525 = 935 ≡ 253 mód 700.

4. Se pide ahora resolver la ecuación diofántica 35x + 8y = 5.

Solución. Veamos que podemos usar las congruencias para resolverla. Con-
sideramos la congruencia

3x ≡ 5 mód 8.

El inverso de 3 módulo 8 es 3, luego x = 8λ − 1. Sustituyendo x en la


ecuación tenemos 35(8λ − 1) + 8y = 5; es decir, 35λ + y = 5. Por tanto,
(x, y) es solución de la ecuación inicial si y solo si x = 8λ − 1 y (λ, y) es
solución de 35λ + y = 5. Entonces, la solución general de la ecuación es
(
x = −1 + 8λ
y = 5 − 35λ

con λ ∈ Z.
7.3. TEOREMA CHINO DE LOS RESTOS 91

7.3. Teorema chino de los restos


Vamos a abordar ahora el estudio de la resolución de sistemas de congruen-
cias, con ciertas restricciones. En vista de que hay congruencias que no se pueden
resolver, es claro que habrá sistemas de congruencas que no puedan resolverse.
Vamos a comenzar por establecer el sentido de las restricciones en los sistemas
de congruencias lineales. Considérese el sistema

 a1 x ≡ b 1
 mód c1
..
 .

ak x ≡ b k mód ck
En primer lugar observemos que para que el sistema tenga solución, cada
congruencia por separado debe tenerla. Por tanto, para cada i = 1, . . . k, di-
vidimos la ecuación i-ésima por mcd(ai , ci ), resultando una ecuación del tipo
a′i x ≡ b′i mód mi donde ahora mcd(a′i , mi ) = 1. Si ahora multiplicamos por el
inverso de a′i módulo mi tenemos una ecuación del tipo x ≡ ri mód mi . En
consecuencia, el problema se reduce a estudiar sistemas de congruencias del tipo

 x ≡ r1
 mód m1
..
 .

x ≡ rk mód mk .
El Teorema chino de los restos toma su nombre de ser artribuido al ma-
temático chino Sun Tsu o Sun Zi. De este personaje no se sabe nada, excepto
que escribió el libro Sunzi suanjing (Manual de matemáticas de Sun Zi) y que
muy probablemente vivió entre el siglo I y el siglo III dC. El manual tiene tres
capı́tulos. El primero sobre medida, aritmética y álgebra. Los otros dos capı́tu-
los son problemas (28 y 36, respectivamente) sobre aritmética y geometrı́a. El
Problema 26 del Capı́tulo 3 dice:

Problema: Encontrar un número que deje restos 2, 3 y 2, al divi-


dirlo por 3, 5 y 7.
Solución original: Tomo un número que deje resto 1 al dividir
módulo 3, que siempre existe. Tomo ahora uno de 3 y 7 que deje
resto 1 al dividir módulo 5, que también existe siempre. Hago lo
mismo con 3 y 5, módulo 7. Por ejemplo, 70, 21 y 15 nos valen.
Ahora, cada uno se multiplica por los restos que queremos.

70 · 2 + 21 · 3 + 15 · 2 = 233.

Ése número es solución.

Vamos entonces a ver el resultado general.


92 CAPÍTULO 7. EL ANILLO DE LOS NÚMEROS ENTEROS.

7.3.1. Teorema [Teorema chino de los restos].


Sean b1 , . . . , bk enteros arbitrarios y m1 , . . . , mk enteros positivos coprimos
dos a dos; es decir, tales que mcd(mi , mj ) = 1 para todo i 6= j. Entonces, el
sistema de congruencias

 x ≡ b1
 mód m1
..
 .

x ≡ bk mód mk
tiene solución única módulo M = m1 · · · mk .
M
Demostración. Consideremos los enteros M = m1 · · · mk y Mi = m i
. Se afirma
que Mi y mi son coprimos. Si p es un número primo que divide a Mi y mi ,
entonces p divide a algún mj con j 6= i lo cual es imposible, pues mcd(mi , mj ) =
1. Por tanto, Mi tiene un inverso módulo mi . Sea Ni tal que Mi Ni ≡ 1 mód mi
y obsérvese que Mi Ni ≡ 0 mód mj si j 6= i. Se puede comprobar directamente
que el número
x0 = b1 M1 N1 + · · · + bk Mk Nk
es una solución del sistema de congruencias.
Ahora nos ocuparemos de la unicidad; es decir, vamos a ver que de haber
solución, ésta es única módulo M = m1 · · · mk . Si x, y son soluciones del sistema,
entonces x, y ≡ bi mód mi , luego x ≡ y mód mi . Por tanto, x − y es múltiplo
de todos los mi y, en consecuencia x ≡ y mód M .
Ahora podemos ver cómo hallar una solución en el caso en que los mi sean
primos entre sı́.
7.3.2. Ejemplos. Vamos a resolver los siguientes sistemas de congruencias.

x ≡ r1 mód 3

1. x ≡ r2 mód 4 , con r1 , r2 , r3 enteros arbitrarios.


x ≡ r3 mód 5

Solución. Tenemos M = 3 · 4 · 5 = 60, M1 = 20, M2 = 15 y M3 = 12, y


debemos calcular N1 , N2 y N3 tales que

20N1 ≡ 1 mód 3; 15N2 ≡ 1 mód 4; 12N3 ≡ 1 mód 5.

Directamente se ve que podemos tomar N1 = 2, N2 = 3 y N3 = 3, de


donde la solución única módulo 60 del sistema es

x = 40r1 + 45r2 + 36r3 .


8x ≡ 2 mód 10

2. 15x ≡ 6 mód 21


9x ≡ 15 mód 24
7.3. TEOREMA CHINO DE LOS RESTOS 93

Solución. Primero comprobamos que que cada congruencia por separado


tiene solución y dividiendo cada una por el máximo común divisor apro-
piado el sistema es equivalente a este otro:

4x ≡ 1
 mód 5
5x ≡ 2 mód 7 .


3x ≡ 5 mód 8

Ahora buscamos los inversos de 4, 5 y 6 módulo 5, 7 y 8 respectivamente.


A simple vista vemos que

4 · (−1) ≡ 1 mód 5; 5·3≡1 mód 7; 3·3 ≡1 mód 8.

Multiplicando cada ecuación por el número correspondiente tenemos



x ≡ −1
 mód 5
x ≡ 6 ≡ −1 mód 7


x ≡ 15 ≡ −1 mód 8.

Sin hacer más cálculos vemos que x = −1 es solución. En conclusión, la


solución del sistema inicial es x = −1 módulo 280.

3. 
x ≡ 1 mód 6

x ≡ 5 mód 10


x ≡ 11 mód 14

Solución. En este caso, los módulos no son primos entre sı́. Nótese que
mcm(6, 10, 14) = 210 y no podemos aplicar el Teorema chino de los restos.
Aun ası́ podemos proceder de la siguiente manera: las soluciones de la
primera ecuación son los enteros de la forma

x = 6t + 1.

Sustituyendo en la segunda, tenemos

6t + 1 ≡ 5 mód 10.

Como mcd(6, 10) = 2, obtenemos 3t ≡ 2 mód 5 y podemos despejar la


incógnita, t ≡ 4 mód 5.
Ası́ que x = 6t + 1 = 6(5u + 4) + 1 = 30u + 25. Ahora sustituimos en la
última,
30u + 25 ≡ 11 mód 14
nos da 30u ≡ 0 mód 14 de donde 15u ≡ 0 mód 7, por lo que u = 7v.
Finalmente, sustituimos x = 30 · 7v + 25 = 210 + 25. Ası́ que x ≡ 25
mód 210.
94 CAPÍTULO 7. EL ANILLO DE LOS NÚMEROS ENTEROS.

7.4. Teoremas de Euler, Fermat y Wilson


A lo largo de esta sección, seguiremos suponiendo que m es un entero posi-
tivo.
7.4.1. Definición. Definimos la función φ de Euler de la siguiente forma:
φ : N → N asigna a cada número natural m el número

φ(m) = |{x ∈ N | 1 ≤ x ≤ m, mcd(x, m) = 1}|.

Es decir, φ(m) es el cardinal del conjunto de elementos que tienen inverso


en Zm . Por ejemplo, φ(1) = 1, φ(2) = 1, φ(3) = 2, φ(4) = 2, φ(12) = 4. Esta
función puede calcularse con un método que se desprende del siguiente resultado:
7.4.2. Proposición. Si φ es la función de Euler entonces
1. φ(p) = p − 1 si p es primo.
2. φ(pn ) = pn−1 (p − 1) si p es primo.
3. Si mcd(n, m) = 1, entonces φ(nm) = φ(n)φ(m).
4. Si m = pn1 1 · · · pns s es la descomposición de m en factores primos con
p1 , . . . , ps primos distintos, entonces
s
Y 1 1
φ(m) = pini −1 (pi − 1) = m(1 − ) · · · (1 − ).
i=1
p1 ps

Demostración. 1. Es obvio.

2. Considérese, para cada a = 1, . . . , pn−1 , el conjunto,

ρa = {x ∈ N | (a − 1)p < x < ap y (x, p) = 1} .

Es fácil comprobar que


1. ρa ∩ ρa′ = ∅ si y solo si a 6= a′ .
2. Para todo 0 ≤ x < pn , con (x, p) = 1 se tiene que x ∈ ρa , para alguna
a = 1, . . . , pn−1 .
3. El cardinal |ρa | = p − 1, para todo a = 1, . . . , pn−1 .
De aquı́ se obtiene que hay exactamente pn−1 (p − 1) elementos.

3. Definimos la aplicación f : Z∗nm → Z∗n × Z∗m tal que f (x) = (xn , xm ),


donde x ≡ xn mód n y x ≡ xm mód m.
Se afirma que f es biyectiva. Si f (x) = (xn , xm ) = (yn , ym ) = f (y) entonces
x ≡ y mód n y x ≡ y mód m, luego n | (x − y) y m | (x − y) de donde,
por la Proposición 7.1.21, nm | (x − y). Para ver que es sobre, considérese
(a, b) ∈ Z∗n × Z∗m . Por hipótesis existe una identidad de Bézout 1 = rn + sm.
7.4. TEOREMAS DE EULER, FERMAT Y WILSON 95

Hacemos x = brn + asm. Entonces x ≡ a mód n y x ≡ b mód m; es decir


a = xn y b = xm .
Qs
4. Por el apartado anterior φ(m) = i=1 φ(pni ) y por el apartado (2) se tiene
la primera igualdad.
Q La
Q otra proviene de inmediato de multiplicar la igualdad
anterior por si=1 pi / si=1 pi
7.4.3. Ejemplo. Para calcular φ(1000) descomponemos en factores primos

1000 = 23 · 53

y, entonces

φ(1000) = φ(23 · 53 ) = φ(23 )φ(53 ) = 22 · 1 · 52 · 4 = 400

7.4.4. Teorema [Euler]. Sea m > 1 un entero. Si a es coprimo con m, en-


tonces
aφ(m) ≡ 1 mód m.
Demostración. Sabemos que aφ(m) ≡ 1 mód m es equivalente a aφ(m) = 1 en
Z
 m . Consideremos el conjunto de los elementos invertibles en Zm . Sea Um =
x1 , . . . , xφ(m) ⊂ Zm . Multiplicamos, a · Um = {a · x | x ∈ Um }.
Se afirma que Um = a · Um .
⊆] Sea x ∈ Um . Entonces x = axi , luego xa−1 x−1 i = 1, por tanto, x ∈ Um .
⊇] Sea xi ∈ Um . Entonces xi = a(a−1 xi ) y es claro que a−1 xi ∈ Um . Por
tanto xi ∈ a · Um .
Finalmente,
φ(m) φ(m) φ(m)
Y Y Y
φ(m)
xi = axi = a xi .
i=1 i=1 i=1
Qφ(m)
Cancelando i=1 xi porque es invertible, tenemos el resultado.
7.4.5. Corolario [Teorema Pequeño de Fermat]. Sea p > 1 un número
primo. Si a ∈ Z es tal que p ∤ a entonces

ap−1 ≡ 1 mód p.

Por tanto, para todo entero x se tiene que

xp ≡ x mód p.

Demostración. Sigue del resultado anterior dado que φ(p) = p − 1 y el resto es


obvio.
7.4.6. Ejemplo. Queremos encontrar las dos últimas cifras del número 1031243 .
Este problema es equivalente a saber cuál es el representante canónico de 1031243
módulo 100. Para empezar

1031243 ≡ 31243 mód 100.


96 CAPÍTULO 7. EL ANILLO DE LOS NÚMEROS ENTEROS.

Ahora, dado que mcd(3, 100) = 1 podemos usar la congruencia de Euler, que
dice, en este caso,

3φ(100) ≡ 1 mód 100 =⇒ 340 ≡ 1 mód 100

dado que φ(100) = φ(22 · 52 ) = φ(22 )φ(52 ) = 40. Si dividimos 1243 entre 40
tenemos 1243 = 31 · 40 + 3 y, por tanto,

31243 = 331·40+3 = (340 )31 · 33 ≡ 33 = 27 mód 100.

Luego las dos última cifras de 1031243 son 2 y 7.


Vamos a terminar con otro resultado clásico de la teorı́a de los números.
7.4.7. Teorema [Teorema de Wilson]. Sea p un número primo positivo.
Entonces (p − 1)! ≡ −1 mód p.
Demostración. Si p = 2 o p = 3 el resultado se puede comprobar directa-
mente. Supongamos que p ≥ 5. La lista de elementos invertibles de Zp es
{1, 2, . . . , p − 1}. En este conjunto tenemos un número par de elementos. Vamos
a probar que, excepto 1 y p − 1 = −1, el resto de elementos tiene un inverso
distinto a él. Supongamos que existiese a = k ∈ Zp tal que a2 = 1. Entonces
a2 − 1 = 0 y de aquı́, (a + 1)(a − 1) = 0. Pero Zp es un cuerpo. Luego a = 1 o
bien a = −1.
Lo anterior significa que en la lista {1, 2, . . . , p − 1} aparecen los elementos
junto con sus inversos, excepto p − 1 = −1, ası́ que el producto de los elementos
de la lista ha de ser −1. En términos de congruencias (p − 1)! ≡ −1 mód p.
El teorema de Wilson nos descubre propiedades muy interesantes de los
números, como los siguientes ejemplos.
7.4.8. Ejemplos. (1) Sea p un primo positivo. Entonces p | (p − 1)! + 1, ya que
(p − 1)! + 1 ≡ −1 + 1 ≡ 0 mód m.
(2) Recordemos que U8 = {1, 3, 5, 7}. En este caso, 32 = 1 y 52 = 1. En cambio,
U7 = {1, 2, 3, 4, 5, 6}. En este caso, 2 · 4 ≡ 1 mód 7 y 3 · 5 ≡ 1 mód 7, ası́ que
1 · · · 6 ≡ −1 mód 7.
7.4.9. Observación. Al margen del teorema de Wilson, se tiene que para cual-
quier número primo p, las raı́ces cuadradas de la unidad en Zp son únicamente
±1. Veámoslo. Supongamos que a2 ≡ 1 mód p, entonces p | (a − 1)(a + 1).
Como p es primo, p mód a + 1 o bien p | a − 1, de donde a ≡ ±1 mód p.
Capı́tulo 8

Polinomios

En este capı́tulo vamos a estudiar los anillos de polinomios en una variable


con coeficientes en un cuerpo, haciendo especial énfasis en los cuerpos numéricos.
OJO OJO FALTA LA DEFINICIÓN FORMAL DE CUERPO NUMÉRICO

8.1. Polinomios con coeficientes en un cuerpo.


8.1.1. Definición. Sea K un cuerpo.
1. Un polinomio con coeficientes en K es una expresión de la forma
n
X
a0 + a1 X + a2 X 2 + · · · + an X n o bien ai X i
i=0

para un entero n ≥ 0 y elementos a0 , . . . , an ∈ K.


2. Al sı́mbolo X se llama indeterminada y los elementos a0 , . . . , an se llaman
los coeficientes del polinomio.
3. Los polinomios de la forma a0 se llaman constantes y se identifican con
los elementos del cuerpo K.
8.1.2. Notación. El conjunto de todos los polinomios con coeficientes en K se
denota por K[X].
8.1.3. Definición. Diremos que dos polionomios a0 + · · · + an X n y b0 + · · · +
bm X m con m ≥ n son iguales en K[X] si ai = bi para todo i = 1, . . . , n y bj = 0
para j = n + 1, . . . , m.
8.1.4. Ejemplos. Hemos visto que Q, R, C y Zp con p primo son cuerpos.
Podemos considerar polinomios con coeficientes en cualquiera de estos cuerpos.
(1) 5 + 2X 2 es un polinomio de Z7 [X].

(2) 1 + 2X − 5X 2 − πX 3 es un polinomio de R[X].

97
98 CAPÍTULO 8. POLINOMIOS

17 15
(3) 1 + 8 X es un polinomio de Q[X].
(4) X − (1 + i)X 3 − X 7 es un polinomio de C[X].
(5) Q[X] ⊆ R[X] ⊆ C[X].
Veamos ahora cómo se definen la suma y producto de polinomios.
8.1.5. Definición. Dados dos polimomios de K[X]

P = P (X) = a0 + a1 X + a2 X 2 + · · · + an X n

Q = Q(X) = b0 + b1 X + b2 X 2 + · · · + bm X m
se define su suma como

P + Q = (a0 + b0 ) + (a1 + b1 )X + · · · + (an + bn )X n

si n ≥ m (se sobreentiende que bk = 0 si k ≥ m).


El producto P Q se define como el polinomio R = c0 +c1 X +· · ·+cn+m X n+m
cuyos coeficientes son
X
ck = ai bj = a0 bk + a1 bk−1 + · · · + ak b0 .
i+j=k

8.1.6. Ejemplos. (1) En Q[X], R[X] o C[X] se tiene

(3 + X)(X 2 + 2X 3 ) = 3X 2 + 7X 3 + 2X 4

(2) En Z3 [X],

(3 + X)(X 2 + 2X 3 ) = 3X 2 + 7X 3 + 2X 4 = X 3 + 2X 4 .

8.1.7. Proposición. K[X] es un anillo conmutativo con las operaciones de


suma y producto de polinomios.
Demostración. Se deja como ejercicio.
Pn
8.1.8. Definición. Sea P = i=0 ai X i un polinomio con coeficientes en un
cuerpo K en la indeterminada X.
1. Decimos que P tiene grado n, si an 6= 0. El grado se denota con gr(P ).
2. Por convención, si P (X) = 0 se define gr(P ) = −∞.
3. Para cada ı́ndice i ∈ {0, . . . , n} al coeficiente ai se le llama coeficiente de
grado i.
4. Al coeficiente a0 se le llama término independiente mientras que an se
conoce como coeficiente principal o lı́der.
5. Decimos que P es mónico si an = 1.
8.1. POLINOMIOS CON COEFICIENTES EN UN CUERPO. 99

La siguiente proposición describe las propiedades del grado, utilizando si hace


falta el convenio siguiente: −∞ + n = −∞, (−∞) + (−∞) = −∞ y −∞ < n
para todo n.
8.1.9. Proposición. Sean P Q ∈ K[X]. Entonces
1. gr(P Q) = gr(P ) + gr(Q).
2. gr(P + Q) ≤ máx {gr(P ), gr(Q)}.
3. Si P Q = 0, entonces P = 0 o Q = 0 (entonces, K[X] es un dominio
entero. Se deja como ejercicio buscar esa definición).
4. P tiene inverso si y solo si Q es de grado 0.
Demostración. Se deja como ejercicio. Se deduce fácilmente de la definición de
grado.
Conocemos desde la educación secundaria un algoritmo para dividir polino-
mios, por ejemplo:

X 3+ X −1 2X 2 − 3
−X 3 + 32 X 1
2X

5
2X −1

de donde X 3 + X − 1 = (2X 2 − 3)( 21 X) + ( 52 X − 1).

Vamos a utilizar este algoritmo para demostrar que, al igual que en Z, en


K[X] también tenemos división entera.
8.1.10. Teorema [de la división entera]. Sea K un cuerpo conmutativo y
A, B ∈ K[X] dos polinomios con B 6= 0. Entonces, existen dos únicos polinomios
Q, llamado cociente, y R, llamado resto, en K[X] tales que A = BQ + R y
gr(R) < gr(B).
Demostración. Empecemos por ver la existencia del cociente y el resto. Si
gr(A) < gr(B), podemos tomar Q = 0 y R = A. Supongamos, por tanto,
gr(A) ≥ gr(B) y procedamos por inducción sobre el grado de A. Si gr(A) = 0,
entonces A = a0 ∈ K con a0 6= 0. Como el grado de B es menor o igual que el
grado de A, también es B = b0 ∈ K \ {0}. Entonces, podemos tomar Q = b−1 0 a0
y R = 0.
Supongamos que el resultado es válido para todos los polinomios A y B con
gr(B) ≤ gr(A) ≤ n − 1 y demostrémoslo para un polinomio de grado n. Sean
A = a0 + · · · + an X n y B = b0 + · · · + bm X m con an , bm 6= 0 y n ≥ m ≥ 0.
Recordando el algoritmo de la división, consideremos el polinomio
n−m
C = A − (an b−1
m X )B. (8.1)
100 CAPÍTULO 8. POLINOMIOS

Es claro que gr(C) < gr(A) = n, ya que el término de grado máximo de


n−m
(an b−1
m X )B se cancela con el de grado máximo de A. Luego, por hipótesis
de inducción, existen polinomios E y R tales que

C = BE + R con gr(R) < gr(B). (8.2)

Combinando (8.1) y (8.2) se obtiene


k−m
A − (ak b−1
m X )B = BE + R

y
−1 k−m
A = (ak bm X + E)B + R
con gr(R) < gr(B).
La unicidad la dejamos como ejercicio.

8.1.11. Corolario [Teorema del resto]. Sea K un cuerpo, a ∈ K y A ∈ K[X]


un polinomio tal que A 6= 0. El resto de la división de A entre X − a es A(a).

Demostración. Inmediata.

8.1.12. Definición. Dados dos polinomios A, B ∈ K[X], decimos que A divide


a B o que B es múltiplo de A si existe un polinomio C tal que B = AC, es
decir, la división entera de B entre A da resto 0.
Si A divide a B y B 6= 0, decimos que A es un divisor de B.
8.1.13. Ejemplos.

1. El polinomio X + 1 divide a X 2 − 1 en R[X].

2. El polinomio X + 1 divide a X 2 + 1 en Z2 [X].

3. Todo polinomio divide al polinomio 0.

4. Un polinomio de grado cero (por tanto de la forma A = λ ∈ K con λ 6= 0)


divide a todos los polinomios.

8.1.14. Proposición. Sean A, B, C ∈ K[X].

1. A | B y A | C ⇒ A | B + C

2. A | B ⇒ A | B · C

3. A | B y B | C ⇒ A | C

Demostración. Completamente análoga a la de la Proposición 7.1.6.

8.1.15. Proposición. Sean A, B ∈ K[X]. Si A | B y B | A, entonces A = µB


para algún µ ∈ K, µ 6= 0.
8.1. POLINOMIOS CON COEFICIENTES EN UN CUERPO. 101

Demostración. Tenemos A = BC y B = AD para ciertos polinomios C y D.


Entonces A = ADC, es decir, A(1 − DC) = 0, y, por tanto, A = 0 o DC = 1. En
el primer caso, B también es cero y se cumple que A = µB. En el segundo caso,
C y D son de grado cero y en consecuencia se cumple la condición deseada.
8.1.16. Definición. Dado un polinomio A ∈ K[X], a los polinomios de la
forma λA para λ ∈ K, λ 6= 0 los llamaremos polinomios asociados de A. Ob-
servemos que cada polinomio tiene un único polinomio asociado mónico.
8.1.17. Definición. Dados dos polinomios A, B ∈ K[X], decimos que un poli-
nomio D es el máximo común divisor de A y B si cumple
1. D | A y D | B.
2. Dado S ∈ K[X], si S | A y S | B, entonces S | D.
3. D es mónico
En algunos textos, se llama máximo común divisor a cualquier polinomio
asociado al polinomio D de la definición anterior, pues, como se verá en la
siguiente proposición, verifican las condiciones 8.1.17(1 ) y 8.1.17(2 ).
Denotamos el máximo cómún divisor de los polinomios A y B, al igual que
en los enteros D = mcd(A, B).
8.1.18. Proposición. Sean A, B ∈ K[X]. Si D′ verifica las condiciones 8.1.17(1)
y 8.1.17(2) de la definición anterior entonces mcd(A, B) y D′ son asociados.
Demostración. Sea D = mcd(A, B). De las condiciones deducimos que D | D′
y D′ | D.
El máximo común divisor puede calcularse también mediante el algoritmo de
Euclides, pues éste se basa únicamente en la división entera. Por tanto, no hace
falta repetir los argumentos teóricos que usamos con Z. Veamos un ejemplo.
8.1.19. Ejemplo. Para calcular el máximo común divisor de los polinomios
A = X 5 − X 4 + X 3 − X 2 y B = X 3 − 2X 2 + X − 2 procedemos de la siguiente
forma:
X5 − X4 + X3 − X2 = (X 2 + X + 2)(X 3 − 2X 2 + X − 2) + 4x2 + 4
1 1
X 3 − 2X 2 + X − 2 = ( X − )(4X 2 + 4) + 0.
4 2
Ası́ que 4X 2 + 4 o cualquier otro de la forma µ(4X 2 + 4) con µ 6= 0 es
asociado del máximo común divisor que es, en este caso, X 2 + 1.
También podemos calcular polinomios R y S tales que X 2 + 1 = A · R + B · S
(identidad de Bézout). Solo tenemos que despejar en la primera ecuación del
ejemplo anterior
4X 2 + 4 = A + B(−X 2 − X − 2),
dividimos por 4 y obtenemos la expresión del máximo común divisor,
1 1 1 1
X 2 + 1 = A( ) + B(− X 2 − X − ).
4 4 4 2
102 CAPÍTULO 8. POLINOMIOS

8.1.20. Definición. Dos polinomios A, B ∈ K[X] se llaman coprimos o primos


entre sı́ en caso de que mcd(A, B) = 1.
Al igual que en Z tenemos los siguientes resultados:
8.1.21. Proposición. Sean A, B, C ∈ K[X]. Entonces A y B son coprimos si
y solo si existen S, T ∈ K[X] tales que SA + T B = 1.

Demostración. Completamente análoga a la de la Proposición 7.1.19.

8.1.22. Proposición. Sean A, B ∈ K[X] tales que A | BC. Si A y B son


coprimos, entonces A | C.

Demostración. Completamente análoga a la de la Proposición 7.1.20.

8.1.23. Proposición. Sean A, B ∈ K[X] con alguno de los dos no nulo. Si


A B
D = mcd(A, B) entonces D y D son coprimos.

Demostración. Completamente análoga a la de la Proposición 7.1.22.

Vamos ahora a definir el mı́nimo común múltiplo


8.1.24. Definición. Dados dos polinomios A, B ∈ K[X], decimos que un poli-
nomio M es el mı́nimo común múltiplo de A y B si cumple

1. A | M y B | M .

2. Dado N ∈ K[X], si A | N y B | N , entonces M | N .

3. M es mónico.

Al igual que con el máximo común divisor, cualquier polinomio que cumpla
las condiciones 8.1.24(1 ) y 8.1.24(2 ) será asociado al mı́nimo común múltiplo,
como se mostrará más adelante. Como en el caso de los números enteros, deno-
tamos el mı́nimo común múltiplo de A y B con mcm(A, B).
8.1.25. Proposición. Sean A, B ∈ K[X]. Si M ′ cumple las condiciones 8.1.24(1)
y 8.1.24(2) entonces mcm(A, B) y M ′ son asociados.

Demostración. Sea M = mcm(A, B). De las condiciones 8.1.24(1 ) y 8.1.24(2 )


deducimos que M | M ′ y M ′ | M .

El mı́nimo común múltiplo puede calcularse a partir del máximo común


divisor al igual que ocurre con los números enteros:
8.1.26. Proposición. Sean A, B ∈ K[X] dos polinomios no nulos. Entonces

AB
mcm(A, B) = µ ·
mcd(A, B)

donde µ ∈ K es un escalar adecuado para obtener un polinomio mónico.

Demostración. Análoga a la de (7.1.27)


8.2. RAÍCES DE POLINOMIOS. 103

8.1.27. Ejemplo. Según el ejemplo de (8.1.19) tenemos que

(X 5 − X 4 + X 3 − X 2 )(X 3 − 2X 2 + X − 2)
X2 + 1
es un polinomio mónico, de donde,

mcm(A, B) = X 6 − 3X 5 + 3X 4 − 3X 3 + 2X 2 .

El Teorema Fundamental de la Aritmética nos dice que todo número entero


descompone como producto de primos. Vamos a abordar este problema para el
anillo de polinomios sobre un cuerpo, pero antes vamos a ver algunos resultados
sobre raı́ces de polinomios, pues el Corolario 8.1.11 nos lleva a pensar que existe
relación entre factorización y existencia de raı́ces.

8.2. Raı́ces de polinomios.


Como consecuencia del Teorema del resto (8.1.11), todo polinomio P =
a0 + a1 X + · · · + an X n ∈ K[X] define una aplicación que llamaremos función
polinomial, P : K → K dada por P (r) = a0 + a1 r + · · · + an rn .
8.2.1. Definición. Dado un polinomio P ∈ K[X] y un elemento r ∈ K, deci-
mos que r es una raı́z de P en K si P (r) = 0.
8.2.2. Ejemplos.
1. Según la definición anterior, todo elemento de K es raı́z del polinomio
cero.
1 29 2 1 2
2. r = 2 es raı́z del polinomio 3X 3 − 10 X − 10 X + 5 ∈ Q[X].
3. r = 3 es raı́z del polinomio X 2 + X + 1 ∈ Z13 [X].
4. El polinomio X 2 + X + 1 no tiene raı́ces en R.

3
5. r = −1
2 + 2 i es raı́z del polinomio X 2 + X + 1 ∈ C[X].
6. Un polinomio de grado 1 es de la forma aX + b con a 6= 0 y, por tanto,
tiene tiene la raı́z − ab .
7. Escribimos el cuerpo Z2 = {0, 1}. En Z2 [X] tenemos tres polinomios (di-
ferentes, claro) A = X + 1, B = X 2 + 1 y C = X 3 + X 2 + X + 1. Todos
determinan la misma función polinomial pues A(0) = B(0) = C(0) = 1 y
A(1) = B(1) = C(1) = 0.
8. Más adelante veremos que lo anterior no es posible en K[X], si K es un
cuerpo infinito.
8.2.3. Proposición. Sea P = a0 + a1 X + · · · + an X n un polinomio de grado
n con coeficientes enteros. Si un número racional pq con p y q primos entre sı́
es raı́z de P , entonces p divide a a0 y q divide a an .
104 CAPÍTULO 8. POLINOMIOS

p
Demostración. Si q es raı́z de P , entonces

p pn
a0 + a1 + · · · + an ( n ) = 0,
q q

es decir,
a0 q n + a1 pq n−1 + · · · + an−1 pn−1 q + an pn = 0.
Luego vemos que p divide a0 q n y q divide a an pn . Como p y q son primos entre
sı́, obtenemos la conclusión deseada.

8.2.4. Ejemplos. 1. Un polinomio mónico con coeficientes enteros solo pue-


de tener raı́ces racionales enteras (además de raı́ces reales y complejas,
claro).

2. Las posibles raı́ces racionales del polinomio 18X 3 + 15X 2 − 4X − 4 son


1 1 1 1 1 2 2 4 4
±1, ±2, ±4, ± , ± , ± , ± , ± , ± , ± , ± , ± .
2 3 6 9 18 3 9 3 9
1
Entre estas posibilidades comprobamos que 2 y − 32 son efectivamente
raı́ces.
8.2.5. Proposición [Ruffini]. Sea K un cuerpo y P un polinomio de K[X].
Un elemento a ∈ K es raı́z de P si y solo si X − a divide a P .

Demostración. Inmediato del Teorema del Resto (8.1.11)

8.2.6. Definición. Un elemento a ∈ K es una raı́z de multiplicidad s ≥ 1 de


un polinomio P ∈ K[X] si (X − a)s divide a P pero (X − a)s+1 no divide a P .
Decimos que a es una raı́z múltiple de P si tiene multiplicidad mayor que 1. Si
tiene multiplicidad 1 decimos que a es una raı́z simple.
8.2.7. Corolario. Sea K un cuerpo y P un polinomio de K[X] de grado a lo
más n ≥ 1. Entonces, P tiene a lo sumo n raı́ces, contando cada raı́z tantas
veces como indique su multiplicidad.

Demostración. Procedemos por inducción sobre n. Para n = 1, el polinomio


P es de la forma P = aX + b y tiene solo una raı́z. Supongamos cierto el
enunciado para polinomios de grado n y sea P de grado n + 1. Si P no tiene
raı́ces, el enunciado es trivialmente cierto. Si, por el contrario, a es una raı́z de
P , entonces P = (X − a)Q con Q un polinomio de grado n. Por la hipótesis
de inducción, Q tiene a lo sumo n raı́ces y, por tanto, P tiene a lo sumo n + 1
raı́ces.

8.2.8. Corolario. Sea K un cuerpo.

1. Si P es un polinomio de grado n ≥ 0 y existen m elementos distintos


a1 , . . . , am de K tales que P (ai ) = 0 con m > n, entonces P es el polino-
mio cero.
8.3. FACTORIZACIÓN Y RAÍCES DE POLINOMIOS. 105

2. Si P y Q son polinomios de grado a lo sumo n ≥ 0 y existen m elementos


distintos a1 , . . . , am de K tales que P (ai ) = Q(ai ) con m > n, entonces
P = Q.
Demostración. (1) Según el corolario anterior, el polinomio P debe tener grado
menor que uno. Si P tiene grado 0 entonces P = r 6= 0, luego no tiene raı́ces.
Sólo queda que P = 0.
(2) En este caso P − Q es un polinomio de grado a lo sumo n y con m > n
raı́ces. Luego P − Q = 0.
8.2.9. Corolario. Sea P = a0 + a1 X + · · · + an X n ∈ K[X] un polinomio de
grado n que tiene n raı́ces r1 , . . . , rn (no necesariamente distintas). Entonces

P = an (X − r1 ) · · · (X − rn ).

Demostración. Sea Q = an (X − r1 ) · · · (X − rn ). Entonces Q = an X n + Q′ , con


gr(Q′ ) < n y, en consecuencia, el polinomio P − Q tiene grado menor o igual
que n − 1 y tiene n raı́ces. Por tanto, P = Q.

8.3. Factorización y raı́ces de polinomios.


8.3.1. Definición. Sea K un cuerpo. Un polinomio P ∈ K[X] con gr(P ) >
0 decimos que es irreducible o equivalentemente, primo, si la relación Q | P
implica que gr(Q) = 0 o bien Q = kP con k ∈ K.
Al igual que en el caso de los enteros, se tiene el siguiente resultado.
8.3.2. Proposición. Sea K un cuerpo y P ∈ K[X] irreducible. Si P | QR
entonces P | Q o bien P | R.
Demostración. Completamente análoga a la de la Proposición 7.1.34.
En el estudio de la factorización de elementos en anillos más generales se
llama elemento primo exclusivamente a aquel que verifica la proposición anterior.
En general, no siempre un irreducible es primo, pero en el caso de los polinomios
sobre un cuerpo, como podemos ver, los dos conceptos confluyen.
8.3.3. Ejemplos.
1. Un polinomio de grado 1 es de la forma aX + b con a 6= 0 y es irreducible.
En efecto, si aX + b = P Q entonces 1 = gr(P ) + gr(Q) y necesariamente
P o Q es de grado cero.
2. Si un polinomio de grado 2 no es irreducible, entonces tiene dos raı́ces en
K que pueden ser dos raı́ces de multiplicidad 1 o una raı́z de multiplicidad
2. Dejamos como ejercicio la demostración.
3. Un polinomio P de grado 3 es irreducible si y solo si no tiene ninguna
raı́z en K. En efecto: si P descompone debe hacerlo como producto de un
polinomio de grado 1 por un polinomio de grado 2. El polinomio de grado
1 tiene una raı́z en K.
106 CAPÍTULO 8. POLINOMIOS

4. Si el grado de un polinomio es 5, puede que el fenómeno anterior ya no


ocurra. Considérese P ∈ Z2 [X], tal que P = (X 3 + X + 1)(X 2 + X + 1) =
X 5 + X 4 + 1. En este caso, P no tiene raı́ces en Z2 .
5. El polinomio X 2 − 2 no tiene raı́ces en Q, luego es irreducible en Q[X]. Sin
embargo, como
√ polinomio√ de R[X] o C[X] es reducible pues se descompone
como (X + 2)(X − 2)
6. El polinomio P = X 4 +2X 3 +3X 2 +2X +1 no tiene raı́ces en Q (ejercicicio)
pero no es irreducible en Q[X] pues P = (X 2 + X + 1)2 .
El siguiente resultado es el análogo al Teorema Fundamental de la Aritmética
y, de hecho, su demostración también lo es.
8.3.4. Teorema. Sea K un cuerpo. Todo polinomio de K[X] de grado mayor
o igual que 1 factoriza como producto de polinomios irreducibles. Esta factori-
zación es única salvo asociados y el orden de los factores.
Demostración. Se deja como ejercicio. Basta reproducir la demostración del
Teorema Fundamental de la Aritmética.

8.4. Polinomios irreducibles en R[X] y C[X]


Teorema Fundamental del Álgebra
Hasta ahora hemos visto dos hechos sobre la factorización de polinomios
sobre cuerpos. Una es que la factorización en irreducibles existe y la otra es que
la forma que tienen los polinomios irreducibles depende del cuerpo en el que
estén definidos. Vamos a describir primero cómo son los polinomios irreducibles
o primos sobre los cuerpos complejo y real para luego hacer lo propio para
polinomios sobre los racionales.
El siguiente resultado, conocido como el Teorema Fundamental del Álgebra,
cuya demostración se atribuye a C. F. Gauss aunque no por consenso (véase,
por ejemplo, [8, pp. 95-97]), nos llevará a la primera respuesta.
8.4.1. Teorema [Teorema Fundamental del Álgebra]. Todo polinomio de
C[X] de grado mayor que cero tiene al menos una raı́z en C.
Demostración. La demostración está fuera del alcance de nuestro curso.
8.4.2. Corolario.
1. Un polinomio de C[X] es irreducible si y solo si es de grado 1.
2. Todo polinomio P de grado n ≥ 1 de C[X] factoriza como

P = r(X − r1 ) · · · (X − rn )

para ciertos números complejos r, r1 , . . . , rn .


Demostración. Consecuencia inmediata del teorema anterior.
8.4. POLINOMIOS IRREDUCIBLES 107

8.4.3. Ejemplo. Consideremos el polinomio X 8 − 1 ∈ C[X]. Sus raı́ces son las


raı́ces octavas de la unidad. A simple vista vemos que 1, −1, i y −i son raı́ces,
por lo que el polinomio es divisible por (X − 1)(X + 1)(X − i)(X + i):

X 8 − 1 = (X − 1)(X + 1)(X − i)(X + i)(X 4 + 1).

Las raı́ces de (X 4 + 1) corresponderán con las raı́ces octavas primitivas de la


unidad, que son:
√ √
z1 = cos π4 + i sin π4 = 2
2
+ 2
2 i
√ √
z3 = cos( π4 + π2 ) + i sin( π4 + π2 ) = − 2 2
2 + 2 i
√ √
z5 = cos( π4 + π) + i sin( π4 + π) = − 22 − 22 i = z3
√ √
z7 = cos( π4 + 3π
2 ) + i sin( π4 + 3π
2 ) = 22 − 22 i = z1 .

Por tanto, la factorización de X 8 − 1 en producto de polinomios irreducibles en


C[X] es

X 8 − 1 = (X − 1)(X + 1)(X − i)(X + i)(X − z1 )(X − z1 )(X − z3 )(X − z3 ).

Si partimos de la factorización de un polinomio como elemento de C[X]


podemos encontrar la factorización en R[X] de forma muy simple. Basta agrupar
las parejas de factores con términos conjugados. Agrupamos entonces

X 8 −1 = (X −1)(X +1) [(X − i)(X + i)] [(X − z1 )(X − z1 )] [(X − z3 )(X − z3 )] .

y multiplicamos, obteniendo

√ √
X 8 − 1 = (X − 1)(X + 1)(X 2 + 1)(X 2 + 2X + 1)(X 2 − 2X + 1).

Más adelante veremos la factorización en Q[X] que en este caso es

(X − 1)(X − 1)(X 2 + 1)(X 4 + 1).

El siguiente resultado justifica el procedimiento anterior.


8.4.4. Proposición. Si z = a + bi es una raı́z compleja de un polinomio P ∈
R[X], entonces su conjugado z = a − bi también es raı́z de P .

Demostración. Sea P = a0 + a1 X + a2 X 2 + · · · + an X n . Por hipótesis, a0 +


a1 z + a2 z 2 + · · · + an z n = 0 y como 0 = 0 entonces

a0 + a1 z + · · · + an z n = a0 + a1 z + · · · + an z n = a0 + a1 z + · · · + an z n ,

de ahı́ el resultado.
108 CAPÍTULO 8. POLINOMIOS

8.4.5. Corolario. Sea P ∈ R[X] un polinomio irreducible. Entonces, o bien P


tiene grado 1, o bien P es un polinomio de grado 2 sin raı́ces reales.

Demostración. Es claro que los polinomios de grado 1 o de grado 2 sin raı́ces


reales son irreducibles. Supongamos que P tiene grado mayor que 2. Queremos
ver que no es irreducible. Por el Teorema Fundamental del Álgebra, P tiene
alguna raı́z α ∈ C. Si α ∈ R entonces P es divisible por X −α y no es irreducible.
Si α 6∈ R entonces α también es raı́z y P es divisible por (X − α)(X − α). Sea
α = a + bi. Entonces (X − α)(X − α) = X 2 − 2aX + (a2 + b2 ) ∈ R[X] y P no
es irreducible.

8.5. Polinomios irreducibles en Q[X].


En Q[X] no tenemos una descripción de los polinomios irreducibles parecida
al caso real pero vamos a dar algunos criterios útiles y, para ello, necesitamos
demostrar algunos resultados previos.
8.5.1. Definición. Dado un polinomio P con coeficientes enteros, se llama
contenido de P al máximo común divisor de los coeficientes de P y se denotará
por c(P ).
Un polinomio P se llama primitivo si c(P ) = 1, es decir, si el máximo común
divisor de sus coeficientes es 1.
8.5.2. Lema. Dado un polinomio A ∈ Q[X] existe un número p/q ∈ Q tal que
A = pq A′ con A′ primitivo.
Es decir, todo polinomio de Q[X] es asociado de un polinomio primitivo.

Demostración. Se deja como ejercicio.

8.5.3. Ejemplo.
 
6 2 10 2 2 15 6 2 10 2 2
X + X+ = X + X+ = (9X 2 + 25X + 5)
5 3 5 15 2 5 3 5 15

8.5.4. Notación. Dado un polinomio P = a0 + a1 X + · · · + an X n con ai ∈ Z


y un número primo p, denotaremos por P̂ , al polinomio

P̂ = a0 + a1 X + · · · + an X n ∈ Zp [X].

En ocasiones, con el fin de simplificar la notación, se omitirá la raya que


indica la clase módulo p.
8.5.5. Lema. Sea p un número primo y sean P, Q dos polinomios con coefi-
cientes enteros.

(a) Si R = P + Q, entonces R̂ = P̂ + Q̂ en Zp [X].

(b) Si R = P Q, entonces R̂ = P̂ Q̂ en Zp [X].

Demostración. Se deja como ejercicio.


8.5. POLINOMIOS IRREDUCIBLES EN Q[X]. 109

8.5.6. Proposición [Lema de Gauss]. Sean P y Q dos polinomios con co-


eficientes enteros. Entonces c(P Q) = c(P )c(Q).

Demostración. Veamos primero que el producto de polinomios primitivos es


primitivo. Procederemos por reducción al absurdo. Supongamos pues que c(P ) =
c(Q) = 1, pero que c(P Q) 6= 0. Sea R = P Q. Entonces existe un número primo
p tal que p | c(R) y por tanto, en Zp [X] se tiene que 0 = R̂ = P̂ Q̂. Luego P̂ = 0
o bien Q̂ = 0, ası́ que p | c(P ) o bien p | c(Q), lo cual es absurdo.
En general, si hacemos A = c(P )P ′ y Q = c(Q)Q′ con P ′ y Q′ primiti-
vos, entonces P Q = c(P )c(Q)P ′ Q′ . Dado que P ′ Q′ es primitivo, es claro que
c(P Q) = c(P )c(Q).

8.5.7. Proposición. Si un polinomio P con coeficientes enteros factoriza como


producto de dos polinomios de grado mayor que cero en Q[X], entonces P facto-
riza como producto de dos polinomios de grado mayor que cero con coeficientes
enteros.

Demostración. Supongamos que P = QR con Q, R ∈ Q[X] de grado mayor que


cero. Por el Lema 8.5.2, P = rP ′ , Q = (a/b)Q′ y R = (c/d)R′ con a, b, c, d, r ∈ Z
y P ′ , Q′ , R′ primitivos (con coeficientes enteros). Entonces

rbd P ′ = ac Q′ R′

y por el lema de Gauss rbd = ac, es decir, (a/b)(c/d) = r. En consecuencia


P = (rQ′ )R′ y P es producto de dos polinomios de grado mayor que cero con
coeficientes enteros.

8.5.8. Proposición [Criterio de reducción]. Sea P un polinomio con coefi-


cientes enteros y sea p un número primo que no divide al coeficiente lı́der de P .
Entonces, si P̂ es irreducible en Zp [X], P es irreducible en Q[X].

Demostración. Primero nótese que, como p no divide al coeficiente lı́der de P


se tiene que grP = grP̂ . Supongamos que P se factoriza, digamos P = QR.
Por el resultado anterior, podemos suponer que Q y R son polinomios con
coeficientes enteros, y por otra parte grP = grQ + grR. Como P̂ = Q̂R̂ entonces
grQ̂ + grR̂ = grP̂ = grP , luego grQ̂ = grR y grR = grR̂. Como P̂ es irreducible,
uno de los sumandos debe de ser 0.

8.5.9. Ejemplo. Consideremos el polinomio


2 3 8 2
P = X + 2X 2 + X + .
3 3 3
P irreducible en Q[X] si y solo si lo es el polinomio

3
P = X 3 + 3X 2 + 4X + 1.
2
110 CAPÍTULO 8. POLINOMIOS

Este último módulo 2 es (no ponemos rayitas) X 3 + X 2 + 1 que es irreducible


en Z2 [X] pues es de grado 3 y no tiene raı́ces. Luego el criterio anterior nos
asegura que P es irreducible en Q[X].
8.5.10. Proposición [Criterio de irreducibilidad de Eisenstein]. Sea P =
a0 + a1 X + · · · + an X n un polinomio con coeficientes enteros de grado n ≥ 1.
Supongamos que existe un número primo p tal que p | aj con j = 0, . . . , n − 1,
pero p ∤ an y p2 ∤ a0 . Entonces, P es irreducible en Q[X].

Demostración. Teniendo en mente la Proposición 8.5.7, supongamos que P =


QR con Q, R dos polinomios de grado mayor que cero y coeficientes enteros. En
concreto, pongamos Q = b0 + b1 X + · · · + bu X u y R = c0 + c1 X + · · · + cv X v .
En Zp [X] tenemos que P̂ = an X n , un monomio y por el Lema 8.5.5 tendrá
que ocurrir que Q̂ = bs X s y R̂ = ct X t con s, t ≥ 1; es decir, que también se
obtengan monomios. En particular, p divide a b0 y c0 y, por tanto, p2 divide a
a0 = b0 c0 , lo cual contradice las hipótesis.

8.5.11. Ejemplos. 1. El polinomio 2X 4 + 6X 3 − 15X 2 + 6 es irreducible en


Q[X] por el criterio anterior con el primo p = 3.

2. Sea p un número primo. El polinomio X n + p es irreducible en Q[X] por


el criterio de Eisenstein. Por tanto, en Q[X] hay polinomios irreducibles
de cualquier grado.
8.5.12. Proposición [Criterio de sustitución]. Sea K un cuerpo conmuta-
tivo y P un polinomio de K[X]. El polinomio P (X) es irreducible si y solo si
P (X − a) con a ∈ K es irreducible, con a ∈ X.

Demostración. Se deja como ejercicio.

8.5.13. Ejemplos. 1. Si en el polinomio X 4 − 6X 3 + 12X 2 − 10X + 5 susti-


tuimos X por X +1 se obtiene el polinomio X 4 −2X 3 +2 que es irreducible
por el criterio de Eisenstein.

2. Sea p un número primo y consideremos el polinomio X p − 1. Factorizamos


por X − 1 y obtenemos

X p − 1 = (X − 1)(X p−1 + X p−2 + · · · + X + 1).

Φp = X p−1 + X p−2 + · · · + X + 1 se denomina el p-ésimo polinomio ci-


clotómico y vamos a ver que es irreducible en Q[X]. Para ello, sustituyamos
X por X + 1 y desarrollemos por el binomio de Newton
   
p p p p−1 p
(X + 1) − 1 = X + X + ··· + X.
1 p−1

Por tanto,
   
(X + 1)p − 1 p p
Φp (X + 1) = = X p−1 + X p−2 + · · · + .
(X + 1) − 1 1 p−1
8.6. FACTORES MÚLTIPLES EN CUERPOS NUMÉRICOS. 111
 
p
Dado que los números combinatorios con 1 ≤ k ≤ p − 1 son
k
divisibles por p (¿por qué?) podemos aplicar el criterio de Eisenstein para
obtener la conclusión deseada.

8.6. Factores múltiples en cuerpos numéricos.


Vamos a ver un criterio que nos permite saber cuándo un polinomio tiene
factores irreducibles de multiplicidad mayor que 1.
8.6.1. Definición. Sea K un cuerpo y P un polinomio de K[X]. Dado F , un
polinomio irreducible de K[X], decimos que F es un factor de P de multiplicidad
s ≥ 1 si F s divide a P pero F s+1 no divide a P . Decimos que F es un factor
múltiple de P si s > 1. Si s = 1 decimos que F es un factor simple.
8.6.2. Definición. Dado un cuerpo K, se define la derivada formal de un po-
linomio P = a0 + a1 X + · · · + an X n ∈ K[X] como el polinomio
P ′ = a1 + 2a2 X + 3a3 X 2 + · · · + nan X n .
8.6.3. Observación. Es fácil ver, y se deja como ejercicio, que la derivada
formal cumple las propiedades que cumple la derivada de funciones reales de
variable real respecto de la suma y producto de funciones.
8.6.4. Proposición. Sea K = Q, R o C y sea P un polinomio de K[X] de
grado mayor o igual que 1. El polinomio P tiene factores irreducibles múltiples
en K[X] si y solo si mcd(P, P ′ ) 6= 1.
Demostración. Sea Q un factor irreducible de P de multiplicidad s ≥ 1. Enton-
ces, P = Qs R para cierto polinomio R no divisible por Q. Vamos a probar que
Q es un factor irreducible de P ′ de multiplicidad s − 1. En efecto, derivando
P ′ = s Qs−1 Q′ R + Qs R′ = Qs−1 (s Q′ R + QR′ ).
Luego Qs−1 divide a P ′ . Supongamos que Qs | P ′ . Cancelamos Qs−1 y
obtenemos que Q divide a s Q′ R + QR′ , luego Q | s Q′ R. Como Q es irreducible
y no puede dividir a Q′ pues el grado de Q′ es menor que el de Q 1 , tenemos
que Q divide a R, lo cual es contradictorio.
Procedamos ahora a la demostración del resultado.
(⇒) Sea Q un factor irreducible de P de multiplicidad s > 1. Entonces, como
hemos visto, Q es un factor irreducible de P ′ de multiplicidad s − 1 ≥ 1 y, por
tanto, mcd(P, P ′ ) 6= 1.
(⇐) Supongamos D = mcd(P, P ′ ) con gr(D) ≥ 1. Sea Q un factor irreducible
de D y supongamos que la multiplicidad de Q en P es s. Vamos a demostrar
que s > 1. Hemos visto al principio que Q es un factor irreducible de P ′ con
multiplicidad s − 1. Como, por hipótesis, Q divide a P ′ , vemos que s − 1 no
puede ser cero, es decir, s > 1.
1 Es en este punto en el que utilizamos que K es un cuerpo numérico. Si K fuese, por

ejemplo, Zp , se podrı́a dar el caso de que Q′ fuese nulo. A pesar de ello, el resultado también
es cierto en Zp .
112 CAPÍTULO 8. POLINOMIOS
Apéndice A

A.1. La función sucesor


El siguiente ejercicio nos muestra que la definición de sucesor es consistente.
A.1.1. Ejercicio. Sea n un cardinal. Probar que si |A| = |B| entonces |A ∪ {x}| =
|B ∪ {y}|, con x 6∈ A e y 6∈ B.
Vamos a justificar las afirmaciones hechas en (5.1.15).
A.1.2. Proposición. Si A es un conjunto finito y x 6∈ A entonces A ∪ {x}
también es finito.

Demostración. Sea B = A ∪ {x} y supongamos que B es infinito. Entonces


existe B ′ ( B, junto con una biyección f : B → B ′ .
i f
Si B ′ ⊂ A entonces componemos A ֒→ B −−→ B ′ , donde i : A → B es la
inclusión natural. Se tiene que |A| = |Im(f ◦ i)| y por tanto A es infinito, lo cual
es imposible. Si ocurre que B ′ * A entonces ha de ocurrir que x ∈ B ′ y existe
a ∈ A \ B ′ . Hacemos C = (B ′ \ {x}) ∪ {a}. Claramente |C| = |B ′ | y aplicamos
a C el caso anterior.

Ahora, podemos definir una aplicación σ : N → N tal que σ(n) = n∗ . Vamos


a ver que es inyectiva.
Supongamos que n y m son cardinales tales que n∗ = m∗ . Queremos probar
que n = m. Sean A y B representantes de n y m, respectivamente. Por hipótesis,
existen x 6∈ A e y 6∈ B, junto con una aplicación f : A∪{x} → B ∪{y}, biyectiva.
Queremos construir una biyección g : A → B. Para ello, vamos a considerar dos
casos. Primero, si f (x) = y, definimos g(a) = f (a), para todo a ∈ A. Es obvio
que g es biyectiva. Segundo caso: f (x) 6= y. Sean ay ∈ A tal que f (ay ) = y y
bx ∈ B tal que f (x) = bx . Es claro que x 6= ay e y 6= bx . Entonces definimos
(
f (a) si a 6= ax
g(a) =
bx si a = ay

que también claramente es una biyección.

113
114 APÉNDICE A. APÉNDICE

A.2. Operaciones en N
Vamos a ver algunas demostraciones de las propiedades de las operaciones
definidas en (5.1.30 y 5.1.32).
Recordemos la definción de suma. Para n ∈ N, definimos

1. n + 0 = n.
2. Si tenemos definida n + m entonces n + m∗ = (n + m)∗ .

Lo anterior viene a decir que n + (m + 1) = (n + m) + 1. Probaremos algunas


de las siguientes propiedades, donde ya escribiremos n + 1 en vez de n∗ .
Propiedades de la suma en N.

1. (n + 1) + m = n + (m + 1)

2. n + m = m + n (conmutatividad).
3. (n + m) + r = n + (m + r) (asociatividad).

4. Si a + c = b + c entonces a = b (cancelación).

Demostración. 1. Fijado n ∈ N, procederemos por inducción sobre m. Para


m = 0 se tiene, por definición, (n + 1) + 0 = n + 1 = n + (0 + 1). Supongamos
válido que (n + 1) + m = n + (m + 1). Para m + 1, usando la definición y
la hipótesis de inducción hacemos (n + 1) + (m + 1) = ((n + 1) + m) + 1 =
(n + (m + 1)) + 1 = n + ((m + 1) + 1).
2. Fijado n, procederemos por inducción sobre m. Primero tenemos que
probar que n + 1 = 1 + n. Para este primer paso de inducción, ya procederemos
por inducción. Para n = 0, se tiene que 0 + 1 = 1 por la definición de sucesor.
Además 1 + 0 = 1, por la definición de suma. Supongamos válido que n + 1 =
1+n. Ahora, por hipótesis de inducción y por definición, (n+1)+1 = (1+n)+1 =
1 + (n + 1). Esto prueba el primer paso de la inducción.
Supongamos que n + m = m + n. Ahora, por la definición y la Propiedad 1,
n + (m + 1) = (n + m) + 1 = (m + n) + 1 = m + (n + 1) = (m + 1) + n.
3. Procederemos por inducción sobre r. Para r = 0, (n+m)+0 = n+(m+0),
por la definición. Supongamos válido que (n+m)+r = n+(m+r). Ahora, por la
definición y por la hipótesis de inducción, (n + m) + (r + 1) = ((n + m) + r) + 1 =
(n + (m + r)) + 1 = n + ((m + r) + 1) = n + (m + (r + 1)).
4. Procedemos por inducción sobre c. Para cualesquiera a, b ∈ N y c = 0,
nótese que a + 0 = b + 0. Supongamos válido que a + c = b + c implica a = b,
para todo a, b ∈ N. Ahora a + (c + 1) = b + (c + 1) implica (a + c) + 1 = (b + c) + 1
ası́ que (a + c)∗ = (b + c)∗ y esto a su vez implica que a + c = b + c porque la
función sucesor es inyectiva. Por hipótesis de inducción se tiene que a = b.
También se pueden consultar en [10, pp. 56-59], por ejemplo.

Recordemos la definición de producto en N. Para n, m ∈ N, definimos


1. n · 0 = 0.
A.2. OPERACIONES EN N 115

2. Si tenemos definido n · m entonces n · (m + 1) = n · m + n.


Propiedades del producto.
1. (n + 1)m = nm + m.
2. nm = mn (conmutatividad).
3. n(m + k) = nm + nk (distributividad).

4. n(mk) = (nm)k (asociatividad).


Demostración. 1. Procederemos por inducción sobre m. Para m = 0 es trivial.
Supongamos válido (n+1)m = nm+m. Ahora, por la definición, por hipótesis de
inducción y por las propiedades de la suma, (n+1)(m+1) = (n+1)m+(n+1) =
(nm + m) + (n + 1) = nm + n + (m + 1) = n(m + 1) + (m + 1).
2. Primero probaremos que 1 · m = m, por inducción. Para m = 0 es obvio.
Para m = 1, se tiene que 1 · 1 = 1 · (0 + 1) = 1 · 0 + 1 = 1. Supongamos válido que
1·m = m. Ahora 1·(m+1) = 1·m+1 = m+1. Ahora, fijado m, procedemos por
inducción sobre n, separando el caso n = 0. Por definición 0 ·0 = 0. Supongamos
válido que 0n = 0. Entonces 0(n + 1) = 0n + 0 = 0 + 0 = 0 = (n + 1)0. Para
n = 1 ya tenemos que 1 · m = m. Supongamos válido que nm = mn. Ahora
(n + 1)m = nm + m = mn + m = m(n + 1).
3. Fijamos m, k ∈ N. Para n = 0 es obvio. Para n = 1 viene de la definición y
la conmutatividad. Supongamos válido n(m + k) = nm + nk. Ahora (n + 1)(m +
k) = n(m+k)+m+k = nm+nk+m+k = nm+m+nk+k = (n+1)m+(n+1)k.
4. Fijamos m, k. Para n = 0 y n = 1 es obvio. Supongamos válido n(mk) =
(nm)k. Ahora, por definición, conmutatividad y distributividad, (n + 1)(mk) =
n(mk) + mk = (nm)k + mk = (nm + m)k = ((n + 1)m)k.
Puede verse en [10, pp. 59-61]
116 APÉNDICE A. APÉNDICE
Bibliografı́a

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