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ue vega, t"'earo

La Reforma Constitucional y la
Problemática del poder constituyente
Madrid, Tecnos, 1998 como un majestuoso esfuerzo de racionalización
política, como expresión 11de una acción revolu­
cionaria reconocida como legítima y casi
permanente» 15•
Si, por el contrario, se estima que la función de
reforma responde al ejercicio de competencias y
• facultades establecidas y reconocidas en la pro­
pia Constitución, no admite dudas' de ningú.n gé·
nero que el principio de supremacía aparece con­
sagrado en su máxima plenitud. Sin embargo, es
4.1. La reforma conscitucional en este caso el principio democrático quien se ve­
ría seria y gravemente lastimado. A fin de cuen­
La necesidad de dar respuesta, desde la lógica tas, cualquier operación de reforma implica, por
del Estado constitucional, a.los obligados proce­ su contenido, una actividad tipicamente consti­
sos de transfonpación de su normativa funda­ tuyente, y que, conforme a la lógica del Estado
mental, será quien determine, como ya indicamos, constitucional, so�repasa las atribuciones de los
que el conflicto y la contradicción latente entre poderes constituidos, sometidos por definición al
el principio político democrático de la soberanía ordenamiento fundamental e, Incapaces, por tan­
popular y el principio jurídico de supremacía to, de transformarlo. Ya lo había dicho Sieyes .en
. constitucional, se conviertan en una contradic­ su Exposi1ion raisonnée ante el Comité de Cons­
ción y un conflicto manifiestos. Si se asigna al po­ titución de la Asamblea Nacional, el 20 de julio
der constituyente la función de reforma, es claro de 1789: "Los podei:es comprendidos en el esta·
que el principio democrático queda salvado. Pe­ blecimiento público se hallan todos sometidos a
ro ello es a costa de un deterioro.más que nota­ las leyes, reglas y formas que no son dueños de
ble del principio de supremacía constitucional. alterar. Y así como no pudieron constituirse a sf
Los cambios y modificaciones del ordenamiento, mismos, tampoco pueden cambiar su Constitu­
consustanciales a la vida c.onstitucional, no po­ ción».
drían explicarse ni entenderse entonces como ac­ En el intento de solv�ntar la contradicción en-.
tos juridicos, sino como actos poHtkos de sobe­ tre el principio democrático y el principio de SU•
ranía. En este supuesto nos encontraríamos, co­ premacía, y como sistema de equilibrio ante un
mo con acierto observó Esmein, ante la infeliz cir­ dilema con alternativas que, llevadas a _sus últi-
cunstancia de tener que considerar la dinámica
y la evolución del Estado constitucional, más que u Esmein, op. cit., p. 570.
ma/consecuencias, resultan irreconciliables, apa­ la discusión del proceso constituyente frances de
rece1a temática de la reforma constitucional. Su 1791, y que de una forma expllcita se recogerlan
fundamento descansa en un doble postulado: en luego en el articulo 1, del titulo VII de la Consti­
prim;er lugar, en la afirmación indubitable del po­ tución, que reza as(: •La Asamblea Nacional cons­
der cimstituyente: «De igual formn -decla Sieyes tituyente declara que la Nación tiene el derecho
en l�Exposition raisonnée antes aludida- que los fmprescindible de cambiar su constitución, sin
pod�)-es cqnstituidos no pueden cambiar la Cons­ embargo, considerando que es más conforme al
titución, el poder constituyente todo lo puede en interés nacional, usar únicamente por los medios
este/�rden », En segundo término, en el reconocl­ expresados en la propia Constitución del derecho
miertto del hecho en virtud del cual se considera de reformar los artículos que, según la experien­
i1
que poder constituyente, en el ejercicio de sus cia,. se estime deben ser cambiados, establece que
facuitades soberanas, del mismo modo que orga- se procederá a ello por medio de una Asamblea
,. niza}� establece las atribuciones y competencias de revisión».
de 1� poderes constituidos, puede crear también No se niegan de este modo las facultades sobe­
un dtocedímiento y un poder especial (el poder ranas del poder constituyente, que, como poder
de r�isión), capaz de ordenar y regular las trans­ previo, ilimitado y sin control, en cualquier mo­
fonrtnciones futuras del ordenamiento funda­ mento tiene derecho a reformar y cambiar la
men(al. Constitución. Lo que en realidad se consagra

t
Fti�ron estas dos ideas, inicialmente formula­ en este articulo es una separación fundamental
das t,or Vattel y Rousseau 1 las que alentarían -aunque no siempre bien comprendida .:._ en el
-,�.
16 Aunque, como antes indicábamos, lanto Vattel corno
Rousscau hablan exigido la unanimidad para modificar la /oi te manl�re on rendra la constitutlon solide et ses lols lrrévo­
fondtime111a/e, ambos establecieron ya la posibilidad de que cables autant qu'elles peuvenl l'étre: car 11 est centre la nalU·
fuera.cambiada por mayor!a, cuando asi lo consignara la pro­ re du corps polltlque de s'lmposer des lois qu'll ne pulsse ré·
pia ley fundamental. En los comentarlos al Jus naturae de voquer, -mais 11 n'est ni contre la nature ni centre la ralson
Wolíf/en el l. VIII,§ 3, escribirla Vattel expresamente: •Si qu'it ne puisse rhoquer ce.s lois qu'avec la méme solennité
majo{pars, invitis cacteris, hoc tenlel, injuriam facit el hi re­ qu'll mil l les établlr. Voll1 toute la chalne qu'll pcut se don­
cedeni possunt a soclelate, nisi lege fundamcnlall cautum sil ner pour )'ave!'ir. C'en est asse:z. el pour affermlr la constitu•
nume¡'em majorum auctorilatem habcre•. Por su parte, Rous­ tlon et pour·conlenter l'amour des Polonals pour le llberum
scau, en el cap. 9 de sus Considérations sur le Gouvernement · velo, san� s'exposer dans la suite aux abus qu'll a fait nattre•.
de Pologne (Oeuvres complttes, Paris, 1971, l. III, p. 546) man- De esta suerte. lo que Vattcl y Rousseau están anticipando es
1endrla: • 11 fout bien penser·et bien méditer les points capl· el hecho de que la Constitución consagre· y regule, a través
taux qu'on ctablíra comme lois fondamentales, el l'on fera por­ de l procedimiento de reforma, el mecanismo de su propia
ter sur ces points seulement la force du llberum veto. De cet- transformación.
ejercicio de la facultad constituyente. Puede, en tado, y sin equivoco alguno, es el hecho de que,
efecto; concebirse la actividad constituyente co­ cuando se admite la posibilidad q.e ·autolimitación
mo una actividad libre y soberana y, como tal, no del poder constituyente, y frente al ejercicio de
sometida a ningún .tipo de procedimientos jurídi­ unas facultades soberanas y sin control jurídico,
cos. Pero puede también entenderse como una ac­ se reconoce la ex�stencia de un poder de reforma,
tividad reglada por la propia Constitución. El po­ reglado y ordenado en la propia Constitución, lo
der constituyente que es libre y soberano, deci­ que ya no cabe bajo ningún concepto es entremez­
de, en este caso, como diría Frochot, estatuir su clar y confundir las nociones de poder constitu­
propia limitación. «Es precisamente como con­ yente y poder de revisión. El·poder constituyen­
secuencia de su omnímoda potestad -diría Fro­ te, como poder.soberano, prevío·y total, podrá en
chot- por lo que la Nación, consagrando su de: todo momento, claro es, modificar, transformar
recho, se prescribe a sí misma un medio pacífico y destruir, incluso, el. ordenamiento constitucio­
y legal de ejercitarlo. Lejos de ver en este acto una nal. Pero será en el ejercicio de sus atril>uciones
alienación de la soberanía nacional, yo lo entien­ soberanas, operando como res facti, non juris. Lo
do, al contrario, como una de las más hermo­ que significa que, por ·1a misma razón que se le
sas manifestaciones de su fuerza de su inde­y considera y cataloga como poder político y de he­
pendenciai, 11: · cho, no se le puede encuadrar ni definir como po­
No vamos a discutir ahora el gran interrogan­ der jurídico y limitado. A la inversa, el poder de
te sobre cómo y en qué condiciones cabe admitir reforma, en la medida en que aparece reglado y
esa autolimitación del poder constituyente, y que, ordenado en la Constitución, se convierte en un
con razón, Bur�khardt, colocó como la pregunta poder limitado, lo que quiere decir que la activi­
fundamental y al mismo tiempo más corrosiva pa­ dad de revisión no puede ser entendida nunca co­
ra el impresionante intento de racionalización ju­ mo una actividad soberana y libre. Se concreta­
rídica del Estado constitucional. A ella nos refe­ ría de esta forma la distancia y la separación que
rimos en el último apartado del presente capitu­ media entre la acción legal y la revolución.
lo. Lo que por el momento interesa dejar bien sen- Por no haber sabido o por no haber querido
comprender la diferencia en el ejercicio de las fa­
cultades constituyentes (bien coino actividad so­
17 Cfr. nota 2 del Cl\pltulo 4 y el texto a que dicha nota se berana y, a la postre, revolucionaria., bieri como
rdiere, donde reproducimos más ampliamente una parte del
actividad legal y, en consecuencia, limitada), y por
discurso de Frochot, ·pronunciado ante la Asamblea Conili·
tuyentc, en la sesión del 3 de septiembre de 1791, y sobre cu• La inexorable confusión que de esa circunstancia
ya argumentación se redactarla el art. 1 del titulo VII de la deriva entre el poder constituyente y el poder de
Constitución. reforma, no han sido. pocos los disparates, los
erron:i y las incongruencias Cf\_el tratamiento teó­ 4.2. Las. funciones de la reforma
rico y":en la regulación legal me la problemática. cónstituciona/
de la reforma constitucional. De esos-errores y ar­
bitrariedades participa también, como t�ndrcmos Tres son los aspectos en que opera 1� reforma
ocasióh de comprobar, nuestro ordenamiento
un�
· en la moderna organización constitucional demo­
constitucional. . crática; y a los que conviene hacer somera: re•
No deja de ser significativo que, d¡mdo por vá­ · ferencia in(cial, sin perjuicio de las aclaraciones
lido el:argumento de Frochot, y la solución brin­ y matizaciones más amplias que ·re1ilizaré·mo!f
dada �h el articulo l. 0, titulo VII de la Constitu­ después. Eri primer lugar, cómo'i'ástrumentó di,
ción ffancesa de 1791, para fundamentar la refor­ adecuación entre la realidad jurídicl¡l y la .reali­
ma co�stitucional, en lugar de definir al poder de dad polfüca. En segundo término, como mecanis-
reforrifa como un poder c:onstituido y limitado, mo de artlculación de la continuida·d jurídica del
se ha:{¡:i. desarrollaqo, sin embargo; tanto en la Estado. Y, por último, como institución básica de
doctrifia como en la práctica legislativa más ge­ garantía.
neraliiadas, su consideración como un auténtico
pcider'"'ébnstituyente soberano. Con.lo cual, la con­ 1. Es incuestionable, en primer lu1�ar, que la
clusión'a la que habría que llegar seria a la de que realidad poHtica que la Constitución debe regu­
el pod�r de refonna; que se justifica en un acto lar.es una realidad en permanente devenir. Tam� ·
de aufolimitación.del poder soberano, terminarla bien es evidente· que la norinativa·constitucional,
siend</un p�der ilimitado y sin control. Ya vere­ como cualquier otro complejo normaHvo, apare­
mos eri el estudia de los límites a la reforma có­ ce como una estructura en la que se cristalizan
mo la 'lÍilica postura ju�idicamente coherente, y en imperativos atemporales, fijos y permanentes,
políticamente razonable y pr(!gresiva, es la de es­ una serie de reláciones que, en su dimensión his­
timar ál poder de reforma como poder constitui­ tórica y práctica, son esencialmente cambiantes
do y liµiitado. A los argumentos y razones ali{ ex­ y variables. La necesidad de adecuar la realidad
puestó$ nos remitimos ahora. Nos importaba, no política a la. realidad jurídica se presentará de es­
obstante, precisar sin equivocas cuál es la correc­ te modo como la primera exigencia del sistema
ta intef.pretación del poder de revisión, que úni­ constitucional. Es a esta exigencia a la que res­
camerite puede ser concebido como poder limita­ ponde la reforma constitucional; No apelar a la
do (pouvoir constituant institué), para empezar a revisión, cuando los requerimientos y urgencias
entender desde el comienzo el auténtico signifi­ dé la realidad lo-imponen, significarla establecer
cado :f'las funcic;,nes que, en ;�1 Estado constitu­ un distanciamiento suicida entre la normativa
cionaVcumple la reforma constitucional. constitucional. que irla por Ún lado, y la vida po-
:i.
lítica efectiva, que caminaría por el otro. Por eso, para efectuar la reforma, para lo que, en ningún
con razón, ha podido afirmarse que en la medida caso, puede tenerla es para hacer la revolución.
en que, a través de la.reforma, se·prodúce el ac� Esto quiere decir, como demostraremos en su mo­
plamiento de la Constitución co� su propia reali­ mento, que la reforma está por necesidad some­
dad, y se impide que la normativa fundamental. tida a Hmites; incluso cuándo, disparatada y ab­
quede reducida a un conJu�to d� fórmulas si� surdamente, en la propia normativa legal, se re­
proyección histórica y practica ninguna, la revl· conoce, como sucede en nuestro ordenamiento, la
sión de la Constitución, lejos de interpretarse co­ posibilidad de· reformas totales. Reformar la
mo un instrumento de deterioro del ordenamien­ Constitución no significa destruirla, sino, simple­
to fundamental, debe entenderse como su prime· mente, acoplarla a la realidad histórica, sin que
ra y más significativa defensa. pierda su identidad como estructura conforma·
dora del Estado. Lá destrucción de la Constitu­
· 2. Ahora bien, en ·segundo término, hay que ción es tarea que no corresponde al poder de re·
advertir inmediatamnte, que esa adecuación de visión, sino al poder constituyente ..
las normas constitucionales a la realidad,.opera-
. da a través de la reforma, se produce sin quebran­ 3. Por último, habría que indicar que si, fren­
tamiento de la continuidad jurídica. Porque el po­ te al poder constituyente y sóberano, él poder de
der de revisión es un poder constituido ·qu� oh­ reforma aparece como mecanismo de articulación
tiene su legitimidad en el propio ordenamiento, d_e la continuidád jurídica del Estado, frente al
la operación de reforma es una operación esen­ resto de los poderes constituidos se presenta co­
cialmente jurídica. Lo que no sucedería si al po­ mo la institución básica de garantia. Al estable­
der de revisión se·le configurara como un poder cerse un procedimiento más agravado y dificil.pa­
constituyente y soberano. Llevando el razona­ ra reformar la Constitución que el que se sigue
miento a sus últimos extremos, se podría soste· para modificar las leyes ordinarias, se opera auto­
ner que el poder constituyente que, como poder máticamente, al menos a nivel formal, la separa­
absoluto, soberano y total, puede realizar la re­ ción entre ley constitucional y ley ordinaria. Es,
volución, lo que, sin embargo, por paradójico que pues, a través del procedimiento de reforma co­
parezca, no puede llevar a cabo es la reforma mo la Constitución se consagra y se transforma
constitucional. O, dicho con más rigor, el poder en lex superior. De ello derivarán dos consecuen­
constituyente no podria hacer una reforma ·sin cias importantes.
convertirla en un acto revolucionario. Por la mis­ En primer lugar, y desde un punto de vista ju­
ma razón, y a la inversa, cabe igualmente afirmar rídico, la técnica de la reforma es quien invierte
que el poder de revisión, que tiene competencia el criterio clásico de interpretación de las normas.
: ·�',i
; Las fón¡iulas contenidas en los aforismos: /ex pos­
. terior 4jrogat /egi priori, /ex specialls derogat le-
gi genef.áli, se verán sustituidas por esta otra: /ex
superi�P, derogat legi inferior-i. Lo que significa que
las únifás leyes válidas contrarias a la Constitu­
ción, rtposteriores a ella, serán las que, por ate­
nerse �,¡).os procedimien�os de reforma, se presen­
ten co�o revisiones constitucionales. y lo que sig­
hifica��demás, que la gran in�titución de garan-

iº'a
. tfa deJJo�s}i�ucionalismo n:ioderno (!os Tribuna­
les
pre
st1füc1onales) sólo tiene sentido sobre la
de_ la rigidez. En un sistema constitucio­
nal fl::iblé.r un Tribunal Constitucional represen­
taría ,P.11 cómico espcrpento.
En segundo lugar, y desde un punto de vista po­
litico{�l establecerse claramente la distinción en-
. tre el\"poder de reforma y el poder legislativo or­
dinari.o, por la naturaleza mb�compleja de las for­
mas y,iprocedimientos del prlmero, lo que se pre­
tend�'es evitar que los poderes constituidos (con­
cretáfuente el Parlamento). se transformen en
efec�yos poderes constituyentes; de tal suerte
que,··:�n lugar de estar las Asambleas sometidas
a la Constitución, sería la Constitución quien se
· verí� merced de los avatares parlamentarios, de
los �venes electorales y de. los caprichos de ma-
yor{as mas o menos coyunturales. Con lo cual, la
4,i\-f. �

Cori�titución perderla el carácter de institución


protbctora de las minarlas, donde, en definitiva,
y alfjnargen de su significado etimológico origi•
nal{:teside, como dice Sartori, la esencia de la de­
moéi-acia moderna.

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