Se pensó que el modo adecuado de historizar era por medio de la civilización del
amor la cual se veía reflejada en los pobres como contraposición de la civilización
de la riqueza conllevando esto a un rechazo de acumulación de capital. El desarrollo y el crecimiento de la solidaridad son el fundamento necesario para poder tener una verdadera humanización. Por lo tanto, cuando se habla de la civilización de la pobreza se hace referencia a un estado universal de cosas que garanticen la satisfacción de las necesidades primordiales y permitiendo la aparición de nuevas formas de vida integradas con la naturaleza, con los demás hombres, consigo mismo y con DIOS. La luz y la inspiración cristiana son la garantía de una humanización basada en la tradición bíblica y por ende los pueblos e Iglesias pobres salvaran a los pueblo e Iglesias ricas. Se debe trabajar por la civilización de la pobreza para que llegue a ser realidad, no nos podemos limitar solamente a predicarla, sino que debemos introducirnos en el signo de trasformación que garantice una nueva humanización. Crear modelos económicos, políticos y culturales que hagan posible una completa civilización basado en el trabajo y robustecer positivamente una característica fundamental de la civilización de la pobreza, una buena solidaridad compartida en contra posición con el individualismo.