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Descentralización como democratización de la sociedad

No puede afirmarse que la descentralización sea un concepto “polisémico” ya que existe


un acuerdo casi general acerca de su significado, aunque con matices variados. Es en
formas concretas que adquiere esta modalidad de organización del Estado, en la que se
observan discrepancias.

En todo caso, se entiende por descentralización aquel o aquellos procesos que, en


términos generales, pretenden una redefinición de los centros institucionales de gobierno
y administración pública. En dichos centros, recaen competencias, responsabilidades y
otras capacidades (entre ellas, principalmente las financieras) para decidir y actuar en al
ámbito social, político, institucional, público o privado, de tal modo que sean superadas las
características negativas de una cultura centralista de gobierno (Rivera Roy 2000).

También se asume la descentralización como una política (o una técnica al servicio de


una determinada política de organización y funcionamiento del Estado) que busca
trasladar capacidades de actuación política (competencias y recursos) desde los núcleos
centrales del Estado hacia los “espacios y entes periféricos” de decisión política, distintos
y diversos que, por su naturaleza, son responsables de diseñar y ejecutar políticas en su
ámbito de actuación (Calderón Suárez 2007, pág. 4).

La descentralización es una reacción al centralismo gubernamental, ineficiente,


burocrático y distante del ciudadano. Alrededor del centralismo se presenta el debate que
le señala como el responsable de las grandes desigualdades entre regiones de un mismo
país, desigualdades que provocan flujos migratorios. (Pérez y Farra 1999).

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