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Los genes
La química cerebral
Los neurotransmisores son unas sustancias químicas que ayudan a transmitir mensajes
entre las células nerviosas del cerebro. Algunos neurotransmisores regulan el estado de
ánimo. Cuando una persona sufre una depresión, estos neurotransmisores pueden estar
en concentraciones muy bajas o pueden no ser eficaces.
Los genes y la química cerebral pueden estar conectados: tener los genes de la depresión
puede hacer más probable que una persona tenga el problema de los neurotransmisores
como parte de su depresión.
Algunas afecciones médicas pueden provocar síntomas depresivos. Por ejemplo, se sabe
que el hipotiroidismo puede causar un estado de ánimo depresivo en algunas personas.
La mononucleosis puede reducir la energía de una persona. Cuando un médico
diagnostica y trata estas afecciones, los síntomas depresivos suelen desaparecer.
Dormir lo suficiente y hacer ejercicio físico con regularidad suelen tener un efecto positivo
en la actividad de los neurotransmisores y en el estado de ánimo.
Los días más cortos y la mayor duración de la noche en otoño y en invierno pueden hacer
que el cuerpo fabrique más melatonina y menos serotonina. Este desequilibrio es lo que
crea las condiciones biológicas para la depresión en algunas personas, una afección
conocida como trastorno afectivo estacional (TAE). La exposición a la luz puede mejorar el
estado de ánimo de personas afectadas por un TAE.
Las investigaciones muestran que una actitud positiva actúa como una protección contra la
depresión, incluso para las personas que corren el riesgo de desarrollarla por sus genes,
su química cerebral o las circunstancias vitales que están atravesando. Lo contrario
también es cierto: las personas que tienden a pensar de forma negativa corren un mayor
riesgo de desarrollar una depresión.
No podemos controlar nuestros genes, nuestra química cerebral ni otros factores que
también contribuyen a la depresión. Pero sí que tenemos un control sobre cómo vemos e
interpretamos las situaciones y cómo las afrontamos.
Esforzarse en pensar en positivo, como creer que todo problema se puede solucionar,
puede ayudar a protegerse de la depresión. También ayuda desarrollar unas buenas
habilidades de afrontamiento, así como un sistema de apoyo basado en unas relaciones
sociales positivas. Estos factores ayudan a desarrollar la resiliencia (la cualidad que ayuda
a las personas a recuperarse y a salir adelante, incluso en situaciones difíciles).