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Los incidente no causan lesiones; pueden aún no dañar el equipo, pero, sirven
de advertencia, un llamado de atención, para tomar una acción rápida. De otra
manera la misma situación puede causar un accidente real la próxima vez.
¿Saben ustedes lo que evita que un incidente, sea un accidente real serio?
Ordinariamente es un décimo de segundo o la fracción de una pulgada de
espacio. Menos de un segundo o menos de una fracción de pulgada hubiera sido
fatal. ¿Esta diferencia se debe a la suerte? No muy a menudo.
Tomemos una mancha de aceite derramado en el piso. Un compañero la ve y
pasa rodeándola, sin pisarla, no sucede nada. El compañero siguiente no la ve,
la pisa y se resbala, casi se cae. Otro tercero resbala, o no puede conservar el
equilibrio y cae golpeándose malamente, tal vez en la cabeza o quebrándose la
columna vertebral.
Otro ejemplo, un arrume de material no ha sido bien apilado, cae rozando
escasamente al compañero que pasa. Todo el mundo se encoge de hombros y
exclama: “Caramba, que cerca la anduvo!”. Pero si el arrume cae y un
compañero no alcanza a evadirse y se lesiona, entonces todo el mundo se
conmociona hay un torbellino y una investigación. La conclusión es, pues, obvia,
debemos darnos por advertidos con los incidentes. En esta forma no caeremos
en los accidentes reales.
Recordemos que los incidentes son signos indiscutibles de que algo anda mal.
Por ejemplo, nuestro apilamiento es malo, nuestro aseo descuidado, nuestras
herramientas están en malas condiciones, nuestras guardas no operan
correctamente. Hay un sin número de indicaciones de ineficacia y trabajo
inseguro. Ignorar las causas de los incidentes es una indeclinable invitación a un
accidente real.
Por lo tanto, mantengamos nuestros ojos bien abiertos para ver las pequeñas
cosas que andan mal. Corrijamos o informemos. Tratemos los incidentes como
si fueran accidentes graves: Desarraiguen las causas mientras es tiempo. No
menospreciemos las advertencias.
2. Los accidentes no son casuales
No debería ser así. No hay ninguna razón para que tengamos accidentes al
caminar, sin embargo, se suceden. Es conveniente, pues, que veamos algunas
reglas simple, de sentido común, para caminar con seguridad.
1° Fíjense que no halla agua, aceite u otros líquidos en el piso. Si ven aceite o
grasa derramada, pasen por un lado. Si por algún motivo la pisan, límpiense la
suela de los zapatos, luego limpien la mancha de manera que la próxima
persona no se rompa la nuca en un salto mortal. Sean particularmente
cuidadosos en las duchas, donde los pisos están siempre húmedos, pisen con
cuidado y no dejen jabón en el piso.
8° Tenga cuidado con sus pasos cuando trabaja cerca de pozos, excavaciones,
huecos y muelles de descarga. Una caída aquí es mas peligrosa porque hay
una mayor profundidad antes de tocar fondo. No brinque de un nivel a otro,
esto puede ocasionarle una seria lesión en la rodilla o en el tobillo.
Como ustedes ven no hay nada técnico ni complicado en esto de caminar con
seguridad. No he dicho nada que ustedes no conozcan. Esto solo ha sido un
recordatorio. Vigile sus pasos. Fíjese por donde camina.
5. La vista en la tarea
6. Línea de fuego
7. Seguridad en el hogar
Seguramente has oído muchas veces la frase “es mejor prevenir
que lamentar”, y ésta se ajusta fielmente al tema de la seguridad en
nuestro hogar ya que es lamentable ver a nuestros familiares sufrir
accidentes o muertes a causa de situaciones que se podrían haber
sorteado con solo poner en práctica nuestro sentido común; es por
ello que desde HySLA te proporcionamos algunas de las medidas
de seguridad básicas que se deben adoptar en un hogar.
Las decisiones más valiosas, las que producen mejores resultados, son las que
se logran tras haber evaluado desde el principio hasta el fin cualquier problema.
Pero en cualquier situación de la vida y más en el trabajo ante una situación
peligrosa, las decisiones que se toman precipitadamente pueden tener
resultados catastróficos.
Hay una anécdota que puede ser verdad o no, pero que es de suma utilidad para
el tema que estamos tratando que muestra lo que hemos dicho en el párrafo
anterior.
Durante el último año Pepe estudió más que otros años para conseguir el premio
que anhelaba. Unos meses antes de graduarse, ya había dicho a todos sus
amigos que su padre le iba a regalar una bicicleta de carreras. Incluso durante
varios fines de semana fue con su padre a varias tiendas deportivas para
seleccionar la bicicleta que quería.
Una vez con el título de graduado, llegó a casa todo emocionado. El padre, tras
felicitar a su hijo por las altas calificaciones obtenidas, le dijo francamente que
como la bicicleta que quería era muy cara y las bicicletas eran muy peligrosas,
primero.... .Y tras esas palabras le dio un libro en el que se leía este titulo:
"Técnicas, normas y sugerencias para conducir una bicicleta con seguridad ".
Pepe se sintió tan engañado y humillado que sin siquiera abrir el libro lo arrojó
contra el suelo, y salió precipitadamente de la habitación, dando un gran portazo.
El joven se mudó de ciudad y pasó 35 años sin saber nada de su padre, hasta
que un día recibió el telegrama en el que se le comunicaba que su padre había
fallecido.
Pepe de inmediato decidió regresar a su ciudad natal, y tras los funerales, entró
en su antigua casa, y empezó a abrir cajones y armarios para ver si encontraba
algún recuerdo de su niñez que quisiera llevárselo. De pronto vio en la esquina
de un cajón el libro que él había rechazado y tirado contra el suelo. Al abrirlo
súbitamente se le heló la sangre cuando descubrió en la mitad del libro un
cheque, con un valor igual a la bicicleta que él había añorado, y una pequeña
nota con estas palabras: " Enhorabuena por las calificaciones, Pepito. Te has
merecido la bicicleta. Pero antes, lee por favor este libro, para que puedas
disfrutar lo máximo de tu bicicleta con toda seguridad. Tu padre
que te quiere y siempre te querrá, Julián".