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PARADIGMAS

PARA UNA
METAFOROLOGÍA
DEL COSMOS:
HANS
BLUMENBERG
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA

DR. SALVADOR VEGA Y LEÓN


Y LAS
Rector General

M. EN C. Q. NORBERTO MANJARREZ ÁLVAREZ


METÁFORAS
CONTEMPORÁNEAS
Secretario General

DR. EDUARDO ABEL PEÑALOSA CASTRO

DEL
Rector de la Unidad Cuajimalpa

DRA. CARIDAD GARCÍA HERNÁNDEZ


Secretaria de la Unidad
UNIVERSO
DR. RODOLFO R. SUÁREZ MOLNAR
Director de la División de Ciencias Sociales y Humanidades
ALBERTO FRAGIO

DR. ÁLVARO JULIO PELÁEZ CEDRÉS


Secretario Académico DCSH

MTRO. CARLOS FRANCISCO GALLARDO SÁNCHEZ


Jefe del Proyecto de Difusión y Publicaciones DCSH
Paradigmas para una metaforología del cosmos:

Hans Blumenberg y las metáforas contemporáneas del universo /

Alberto Fragio . – México : UAM, Unidad Cuajimalpa,

2016.

254 p. ; 22 cm. – (Colección Humanidades)

ISBN: 978-607-28-0825-6

ISBN: 978-607-28-0276-6 (Colección)

1. Blumenberg, Hans. Paradigmen zu einer Metaphorologie.

– Crítica e interpretación. 2. Astronomía – Historia 3. Fenomenología

4. Filosofía alemana – Siglo XX.

Dewey: 110 F73 LC: B3209.B834 F73

Esta obra fue dictaminada positivamente por pares académicos mediante el sistema
“doble ciego” y evaluada para su publicación por el Consejo Editorial de la División
de Ciencias Sociales y Humanidades, UAM Unidad Cuajimalpa.

Primera edición, 2016

D.R. © 2016, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Cuajimalpa


Avenida Vasco de Quiroga 4871
Col. Santa Fe Cuajimalpa
Del. Cuajimalpa de Morelos, 05348, Ciudad de México
www.cua.uam.mx

Diseño de colección y portada: Selva Hernández López


Ediciones Acapulco
www.edicionesacapulco.mx

ISBN: 978-607-28-0825-6
ISBN: 978-607-28-0276-6 (Colección)

Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada o


transmitida, por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma y por
ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico,
por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo y por escrito de los editores.

Impreso en México/Printed in Mexico


ÍNDICE

PREFACIO 11

AD ASTRA PER NULLA ASPERA:


HANS BLUMENBERG Y LA ASTRONOMÍA
DEL SIGLO XX 17

LA METAFOROLOGÍA DEL COSMOS


DE HANS BLUMENBERG 71

PARADIGMAS EXISTENCIALES:
HANS BLUMENBERG Y LA HISTORIA
DE LA ASTRONOMÍA MODERNA 91

UN CAPÍTULO DE LA ASTRONOÉTICA:
LA FENOMENOLOGÍA DEL MUNDO DE LA
VIDA EN PERSPECTIVA COSMOLÓGICA 121

ESBOZO DE UNA METAFOROLOGÍA


DEL UNIVERSO CONTEMPORÁNEO 153

APOCALIPSIS COSMOLÓGICO 181

HANS BLUMENBERG MEETS STEPHEN HAWKING 205

SIGLAS 225
Bajo un cielo libre, en un paisaje en el que nada había quedado
inalterado salvo las nubes.
Walter Benjamin,
Der Erzähler

Y cuando lo que sabemos cambia, el mundo cambia, y todo con él.


James Burke,
The Day the Universe Changed
PREFACIO

Durante toda su vida Hans Blumenberg [1920-1996] mantuvo un


interés prácticamente ininterumpido por la astronomía. Primero
en calidad de historiador de la ciencia moderna y miembro de la
Akademie der Wissenschaften und der Literatur zu Mainz; luego
como astrónomo aficionado, y finalmente como teórico del tiempo
del mundo y de la astronoética. Fue testigo de excepción de la ca-
rrera espacial y de la ulterior llegada del hombre a la Luna. Los es-
tudios especializados en la obra de Blumenberg han prestado poca
atención a su historia de la ciencia, en particular a su historia de la
astronomía. A partir de 1955 Blumenberg empezó a ocuparse de
la astronomía copernicana, y publicó diversos artículos relaciona-
dos con esta temática a finales de la década de los cincuenta y co-
mienzos de los sesenta, luego recopilados en su Die kopernikanische
Wende [1965]. También preparó estudios preliminares al Sidereus
Nuncius de Galileo Galilei y al De coniecturis de Cusa. Todo este
trabajo fue culminado en su monumental Die genesis der kopernika-
nischen Welt [1975], así como en el libro póstumo Die Vollzähligkeit
der Sterne [1997].
A partir de documentos publicados y fuentes inéditas perte-
necientes al Nachlaß de Blumenberg, depositado en el Deutschen
Literaturarchiv Marbach, este ensayo aborda su metaforología del
cosmos y su historia de la astronomía, e incluye una revisión de las
metáforas en la astronomía y la cosmología física contemporáneas.
En el primer capítulo, titulado “Ad astra per nulla aspera: Hans
Blumenberg y la astronomía del siglo xx”, nos ocuparemos de la
abundante colección de noticias periodísticas sobre astronomía y
cosmología que Blumenberg acumuló durante más de tres décadas
(1963-1996), y que lo demuestran como un avezado conocedor de
los descubrimientos de vanguardia en este ámbito científico. Pro-

11
ponemos que este heterogéneo conjunto de materiales preservados noética blumenberguiana como fenomenología del mundo de la
en su Nachlaß ilustra de manera muy nítida la reocupación astro- vida, llamada a complementar su antropología fenomenológica.
nómica del mito acaecida durante la segunda mitad del siglo xx, En el quinto capítulo, “Esbozo de una metaforología del uni-
y permite además vislumbrar el giro cosmológico que este nuevo verso contemporáneo”, identificamos algunas evidencias de la reo-
saber astronómico impuso en la obra tardía de Blumenberg. cupación cosmológica de la metafísica a través del uso de metáforas
En el segundo capítulo, titulado “La metaforología del cosmos en la cosmología física contemporánea, cuyas figuras metafóricas
de Hans Blumenberg”, tratamos de reconstruir las relaciones entre prevalentes caracterizan la imagen de un universo en evolución. En
su metaforología y su historia de la astronomía moderna. Prestamos particular, el modelo cosmológico estándar incluye lo que deno-
una atención especial a los dos paradigmas principales de la meta- minaremos “metáforas cosmológicas evolutivas”, que están íntima-
forología del cosmos de Blumenberg: el paradigma existencial y el mente relacionadas con los nuevos mitos metafórico-cosmogónicos
paradigma de la verdad cosmológica, que se concretan a su vez en la del origen y del fin del universo.
metaforología del contemplator caeli, el geocentrismo y el heliocentris- A esta última cuestión está dedicado el sexto capítulo, ti-
mo como metáforas cosmológico-existenciales, y la metaforología tulado “Apocalipsis cosmológico”. Los hallazgos en astronomía
de la verdad cosmológica. En ello encontramos, a nuestro juicio, la observacional y en astrofísica extragaláctica producidos durante los
mejor articulación de la metaforología del cosmos, que Blumenberg siglos xx y xxi, así como la subsiguiente multiplicación de especia-
desarrollará a lo largo de su obra de una manera no sistemática. lidades y subespecialidades que componen en la actualidad la ciencia
En el tercer capítulo, “Paradigmas existenciales: Hans Blu- astronómica –como la geología planetaria, la astrometría, la radioas-
menberg y la historia de la astronomía moderna”, nos centraremos tronomía o la astronomía en otras longitudes de onda del espectro
en la presencia de algunos motivos heideggerianos en la historia electromagnético, entre otras– no sólo han permitido la pervivencia
blumenberguiana de la astronomía. Defenderemos que en ella cabe del mito, sino que además han propiciado su secreta renovación.
identificar una metafísica de la existencia en sentido heideggeria- Con sus sensacionales descubrimientos, la astronomía contemporá-
no, en tanto paradigmas existenciales astronómicos, y que ofrece, en nea ha remitificado el cosmos, produciendo de paso nuevos mitos
consecuencia, los fundamentos histórico-filosóficos de una herme- del origen y del final del universo, en clara consonancia con la tra-
néutica cosmológica de la facticidad. dición cosmogónica en la que de hecho se inscribe. Sugerimos que
En el cuarto capítulo, titulado “Un capítulo de la astronoética: tanto la cosmología escatológica como el apocalipsis cosmológico
la fenomenología del mundo de la vida en perspectiva cosmológi- habrían practicado a su vez una reocupación (astronómica) del mito
ca”, argumentamos que en la astronoética blumenberguiana no sólo y la metáfora.
convergen, en efecto, temas antropológicos, sino también fenome- El séptimo y último capítulo, titulado “Hans Blumenberg
nológicos. A nuestro modo de ver, fue precisamente en la astronoé- meets Stephen Hawking”, se concentra en los artículos periodísticos
tica donde se produjo la inesperada convergencia entre la reflexión coleccionados por Blumenberg sobre las aportaciones de Stephen
filosófica sobre el cosmos y el pensamiento fenomenológico. De Hawking a la cosmología y al estudio de los agujeros negros. Pro-
manera particular, propondremos una interpretación de la astro- ponemos que en los dos años que separan Lebenszeit und Weltzeit

12 13
[1986] y A Brief History of Time [1988] se produjo el paso de una
fenomenología genética del tiempo del mundo de la vida (Blumen-
berg) a la historia del tiempo del mundo (Hawking).
Quisiera expresar mi agradecimiento a la Schillergesellschaft
por una ayuda económica para consultar el Nachlaß de Blumen-
berg en el Deutsches Literaturarchiv Marbach, y a la Gerda Henkel
Stiftung por la concesión de una beca posdoctoral (Marie Curie
Fellowship m4human Programme) que me permitió emprender
este proyecto de investigación en el Institut für Medizingeschichte
und Wissenschaftsforschung der Universität zu Lübeck. Asimismo,
quisiera expresar también mi gratitud a los miembros de la Chair for
Science Studies de la Eidgenössische Technische Hochschule (eth
Zürich), a los del Institut für Medizingeschichte und Wissenschafts-
forschung der Universität zu Lübeck, al grupo hist-ex del Centro
de Ciencias Humanas y Sociales del csic (Madrid) y al Departamen-
to de Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana, uni-
dad Cuajimalpa (uam-c), por sus valiosos comentarios y sugerencias.
Me siento especialmente agradecido con Mario Barbosa, Fernando
Betancourt, Cornelius Borck, César G. Cantón, Pamela Loera,
Javier Moscoso, Javier Ordóñez, Josefa Ros, Nuria Valverde y José
Luis Villacañas, así como con dos evaluadores anónimos designa-
dos por el Consejo Editorial de la División de Ciencias Sociales
y Humanidades de la uam-c. Las citas inéditas pertenecientes al
Nachlaß de Blumenberg han sido publicadas con el consentimiento
expreso de Bettina Blumenberg y del dla Marbach. La versión final
del manuscrito se benefició del proyecto de investigación “Epistemo-
logía histórica contemporánea: nuevas tendencias filosóficas e his-
toriográficas”, financiado por el programa mexicano de la dsa-sep
“Apoyo a la incorporación de nuevos profesores de tiempo com-
pleto” (uam-ptc-521, 2015-2016).

14
AD ASTRA PER NULLA ASPERA:
HANS BLUMENBERG Y LA ASTRONOMÍA
DEL SIGLO XX

—Basta ya, Seni. ¡Baja! El día viene, y Marte reina ahora. No con-
viene trabajar más. ¡Ven! Bastante sabemos ya.
—Déjeme V. A. observar sólo a Venus. Ahora mismo sale. Como
un sol brilla en el Oriente.
Friedrich Schiller,
La muerte de Wallenstein

Dicen que hay enanas blancas, enanas rojas cuyas masas etc., etc.
Evaristo Páramos,
Por los hijos lo que sea

INTRODUCCIÓN
Al igual que la teología, la cosmología fue durante siglos pequeña
y fea, y no debía en modo alguno dejarse ver.1 Con frecuencia se
ha señalado que la época de mayor florecimiento de las ciencias
de la naturaleza –entre los siglos xvii y xix– estuvo también mar-
cada por una clara decadencia del pensamiento cosmológico.2 Es
por ello que el resurgimiento de la cosmología a comienzos del
siglo xx adquirió la forma de un acontecimiento inesperado y

1. Walter Benjamin, Tesis sobre la historia y otros fragmentos, trad. e introd. Bolívar
Echeverría, México, Itaca / Universidad Autónoma de la Ciudad de México,
2008, Tesis I, p. 35.
2. Véase por ejemplo el estudio clásico Jacques Merleau-Ponty, La science de
l’Univers a l’âge du positivisme. Étude sur les origines de la cosmologie contem-
poraine, Vrin, París, 1983. Una historia general de la cosmología en Robert C.
Bless, Discovering the Cosmos, University Science Books, Sausalito, California,
1996.

17
llamativo.3 Como es bien sabido, este renacimiento estuvo ligado temente matemática, en el marco de la teoría general de la relativi-
–en sus aspectos teóricos– al desarrollo de la teoría de la relativi- dad y de sus axiomas.7
dad de Einstein4 y –en sus aspectos prácticos– a los avances en las La consolidación definitiva de la cosmología como discipli-
técnicas astronómicas de observación. na científica se produjo algunos años después de la fundación de
La cosmología relativista, en particular, abrió un nuevo y fa- la teoría de la relatividad, cuando observaciones astronómicas in-
buloso dominio para la especulación físico-matemática, que en los dependientes proporcionaron un inesperado respaldo a los análisis
años inmediatamente posteriores explorarían autores como De físico-matemáticos del universo, 8 e introdujeron de paso una nueva
Sitter, Eddington o Friedmann.5 Fue este último quien propuso toma de conciencia tanto de su inmensidad9 como de sus abismos
el caso de un universo dinámico caracterizado por un factor de temporales.10
escala variable en el tiempo, anticipando de manera teórica “el más El descubrimiento del desplazamiento al rojo de la luz pro-
prodigioso fenómeno astronómico jamás observado”:6 la expansión veniente de las nebulosas –más tarde conocidas como galaxias–,11
del universo. En esta primera fase de la cosmología del siglo xx, el así como la posterior determinación de su velocidad de recesión,12
universo era investigado desde una perspectiva de análisis eminen- supusieron una fortuita coincidencia entre la incipiente cosmolo-

3. Jacques Merleau-Ponty, Sur la science cosmologique. Conditions de possibilité et 7. Jacques Merleau-Ponty, Sur la science cosmologique, op. cit., p. 153. La cosmo-
problèmes philosophiques, comp. Michel Palty y Jean-Jacques Szczeciniard, edp logía relativista promovida por Einstein fue en un primer momento acogida con
Sciences, Les Ulis, 2003, p. 39. Para la primera mitad del siglo xx sigue siendo no poco escepticismo por parte de la comunidad científica. En su contra opera-
valiosa y útil la síntesis de Jacques Merleau-Ponty, Cosmologie du xxe siècle. Étude ban siglos de sincero y concienzudo desprecio por lo que no podía sino consi-
épistémologique et historique des théories de la cosmologie contemporaine, derarse aventuradas y arbitrarias especulaciones.
Gallimard, París, 1965, p. 43. Para todo lo demás véase el magnífico trabajo de 8. Jacques Merleau-Ponty, Cosmologie du xxe siècle, op. cit., pp. 237-238.
Malcolm Longair, The Cosmic Century. A History of Astrophysics and Cosmology 9. Jacques Merleau-Ponty, Sur la science cosmologique, op. cit., p. 44.
[2006], Cambridge University Press, Cambridge, 2013. 10. En este sentido cabe interpretar, por cierto, la obra de Blumenberg Lebenszeit
4. Albert Einstein, “Kosmologische[n] Betrachtungen zur allgemeinen Relativi- und Weltzeit [1986] (LW).
tätstheorie”, Sitzungsberichte der Königlich Preußischen Akademie der Wiss- 11. Para el uso contemporáneo de la noción de nebulosa y de otros conceptos pro-
enschaften zu Berlin, 1917, pp. 142-152. Trad. esp. de Javier García Sanz, pios de la ciencia astronómica se puede ver H. Karttunen et al., Fundamental
“Consideraciones cosmológicas sobre la teoría de la relatividad general”, en José Astronomy [1987], Springer-Verlag, Berlín, 1996. El lector interesado podrá
Manuel Sánchez Ron (ed.), Albert Einstein. Obra esencial, Crítica, Barcelona, 2005, encontrar ulteriores detalles sobre astronomía contemporánea en la obra de
pp. 494-506. En sus célebres “Kosmologische[n] Betrachtungen”, Einstein propuso Malcom S. Longair, High Energy Astrophysics [1992], vols. 1 y 2, Cambridge
un primer modelo teórico de universo en el que la métrica del espacio-tiempo era University Press, 2011, así como en Bradley W. Carroll, An Introduction to Modern
establecida bajo el supuesto de una distribución homogénea –a gran escala– de Astrophysics [2006], Pearson, Addison-Wesley, 2013.
materia y energía. 12. El primer descubrimiento, en 1912, del desplazamiento al rojo de la luz prove-
5. Jacques Merleau-Ponty, Sur la science cosmologique, op. cit., p. 44; un resumen niente de una nebulosa corresponde a Vesto Slipher, quien en 1917 –el mismo
de la gestación de la teoría general de la relatividad, los universos de Einstein, año en que Einstein propuso sus soluciones cosmológicas a las ecuaciones de
De Sitter, Friedmann y la posterior “conversión” de Einstein a un modelo no campo– determinó las velocidades radiales de 25 nebulosas, casi todas ellas
estacionario tras su visita a Pasadena, en las pp. 318-319; véase adicionalmente con desplazamiento al rojo. Un breve resumen de estos hitos en Helge Kragh y
Cosmologie du xxe siècle, op. cit., pp. 44 y ss. Robert W. Smith, “Who discovered the expanding universe?”, History of Science,
6. Ibid., p. 71. vol. 41, 2003, pp. 141-162.

18 19
gía relativista y la instauración de la astronomía extragaláctica,13 ble-Humason–,15 de acuerdo con la cual las galaxias se alejan unas
que derivó ulteriormente en el descubrimiento de la expansión de otras a una velocidad relativa proporcional a la distancia que las
del universo. Un hito decisivo en este proceso fueron los hallazgos separa.16
observacionales de Hubble [1889-1953] durante los años 1925 y Estos resultados decisivos, que culminarían en el establecimien-
1926. Hubble publicó una serie de artículos con los resultados de to de la expansión del universo como un hecho científico, precisa-
sus observaciones astronómicas con el telescopio Hooker en el ban no obstante de una interpretación cosmológica apropiada que
Mount Wilson Observatory, donde demostraba de manera con- sólo la tradición relativista podía proporcionar. Y  a Einstein había
cluyente la naturaleza extragaláctica de las nebulosas espirales y, realizado importantes contribuciones al estudio de la luz desde
por tanto, la existencia de otras galaxias fuera de la Vía Láctea.14 la perspectiva de la estructura y dinámica del universo, cuando
También formuló, en 1929, la conocida relación entre la distancia afirmó que su propagación había de considerarse como parte in-
y la velocidad de recesión de las galaxias espirales –ley de Hub- tegrante de la métrica del espacio-tiempo.17 En este sentido, los
resultados de las observaciones astronómicas llevadas a cabo con
13. La literatura sobre el asunto es muy abundante. Para la cuestión de los universos-is- los grandes telescopios americanos aparecían como una veri-
la, la catalogación de las nebulosas y la astronomía extragaláctica, véase Malcolm ficación de los modelos cosmológicos relativistas no estaciona-
Longair, The Cosmic Century, op. cit. pp. 77-89; un resumen del “Gran debate” del rios, como los de Friedmann o Lemaître.18 Este último, Georges
asunto de las cefeidas y detalles sobre el Mount Wilson Observatory, en las pp.
82 y ss. Sobre el “Gran debate” se puede ver también Ana Rioja y Javier Ordóñez,
Teorías del universo, vol. 3, Síntesis, Madrid, 2006, pp. 319 y ss. Véanse asimismo los Modern Cosmology in Retrospect, Cambridge University Press, Cambridge,
trabajos compilados en Carlo Castagnoli y Alberto Masani (eds.), Astronomy and 1990, p. 273. La traducción es nuestra. Sobre las cefeidas es muy clarificador Paul
Astrophysics in Italy in the Second Half of the XX Century, Italian Physical Society, Murdin, Secrets of the Universe: How We Discovered the Cosmos, The University
Bologna, 1998, especialmente las contribuciones de Giuseppe Bertin, “Extragalactic of Chicago Press, Chicago, 2009, cap. 43, “Cepheid Variable Stars”, pp. 210-213:
Astrophysics”, pp. 115-26, y de G. Chincarini, “Cosmology of Galaxies”, pp. 127- “Henrietta Leavitt descubrió la ley del periodo-luminosidad para las Cefeidas,
136. De este modo describe Bertin la evolución ulterior de la astronomía extra- que sirvio de base a los astrónomos para medir escalas de distancia en el univer-
galáctica: “Tras el ‘descubrimiento’ de la existencia de galaxias por medio de la so”, p. 211. La traducción es nuestra.
determinación de su distancia respecto a nebulosas cercanas, tales como la M 31, 15. Edwin Hubble, “A Relation between Distance and Radial Velocity among Extra-
el estudio de la estructura y dinámica de las galaxias experimentó un rápido creci- Galactic Nebulae”, Proceedings of the National Academy of Sciences, 15, 168,
miento como uno de los principales campos de investigación en astrofísica, espe- 1929.
ciamente con los trabajos de Jeans, Eddington, Lindblad, Oort, Chandrasekhar, 16. Edwin Hubble y Milton L. Humason, “The Velocity-Distance Relation among Extra-
de Vaucoulers y Sandage, entre otros”, op. cit., p. 115. La traducción es nuestra. Galactic Nebulae”, Astrophysical Journal, 74, 43, 1931; Edwin Hubble, “The Law of
14. Así lo describe Donald E. Osterbrock: “[En 1926, Hubble] publicó un extenso artí- Red-Shifts”, Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, 113, 658, 1954.
culo sobre la M 33, ‘una nebulosa espiral como sistema estelar’, aportando la 17. Jacques Merleau-Ponty, Cosmologie du xxe siècle, op. cit., p. 132.
evidencia a partir las variables Cefeidas, que constituyen un ‘sistema aislado de 18. La interpretación original de los datos por parte de Hubble fue elaborada, no
estrelas y nebulosas muy lejos de los límites del sistema galáctico’ […]. Al final obstante, en términos del modelo de De Sitter: “El universo de De Sitter esta-
de ese mismo año, Hubble publicó su artículo definitivo sobre la NGC 6822, que ba provisto de una propiedad característica susceptible de ser comprobada:
incluía las curvas luminosas de varias Cefeidas y, a través de su magnitud apa- el desplazamiento al rojo. Esto explica el éxito del modelo de De Sitter en
rente, dedujo era ‘el primer objeto definitivamente asignado a una región exte- detrimento del de Einstein, aun a pesar de su asunción irrealista de concebir
rior al sistema galáctico”, Donald E. Osterbrock, “The Observational Approach to un universo desprovisto de masa. A diferencia del de Einstein, también estaba
Cosmology: U.S. Observatories pre-World War II”, en Bruno Bertotti et al. (eds.), en condiciones de dar cuenta de los perturbadores desplazamientos al rojo de

20 21
Lemaître, ha pasado a la historia como el principal artífice de la del estado estacionario,22 o ulteriores revisiones de la relatividad–23
interpretación cosmológica de esos hallazgos observacionales me- sino que también dan cuenta de la abrumadora proliferación de
diante un modelo de universo en expansión capaz de dar cuenta estudios e investigaciones en el ámbito de la astronomía y la astro-
tanto del desplazamiento al rojo como de la “fuga de galaxias”, física. Los argumentos de esos artículos periodísticos guardan una
que dio lugar a la comprensión evolutiva del cosmos basada en el relación especialmente estrecha con lo que se ha venido a deno-
Big Bang y en última instancia al modelo estándar de la cosmolo- minar la “apertura del espectro electromagnético”.24 Las sucesivas
gía científica contemporánea.19 mejoras en los instrumentos de observación y la puesta en órbita de
A grandes rasgos éste es el panorama general inmediatamente satélites artificiales y telescopios espaciales hicieron accesibles otras
anterior en el que se enmarca la colección de artículos y noticias regiones del espectro electromagnético inexploradas hasta la fecha.
periodísticas sobre astronomía y cosmología que Blumenberg acu- Su estudio sistemático trajo consigo una gran cantidad de descubri-
muló entre 1963 y 1996, y que constituirá el objeto del presente ca- mientos científicos, y con ellos una visión completamente nueva e
pítulo. Los materiales recogidos en su Nachlaß no sólo reproducen los insólita del universo. No en vano se suele referir a la segunda mitad
ecos de algunos de los principales debates de la fase fundacional de la
cosmología científica y de sus posteriores avatares –incluyendo polé-
22. K. Rudzinski, “Ungelöstes Rätsel Kosmos. Fortschritte der Astronomie – neue
micas sobre el desplazamiento al rojo,20 y las teorías del Big Bang21 y
Fragen. Spekulationen über das Weltall”, FAZ, 15 November 1967 (dla Marbach).
En este artículo se abordan algunas de las preguntas abiertas a las que se enfren-
las nebulosas. Entre los años 1917 y 1930, la cosmología observacional interpre- taba la astronomía, junto con las especulaciones cosmológicas y aun cosmogó-
tó los datos en términos del modelo de de Sitter”. Waltraut C. Seitter y Hilmar nicas de la época. De hecho se mencionan prácticamente todas las cuestiones
W. Duerbeck, “Carl Wilhelm Wirtz – A Pioneer in Observational Cosmology”, en cosmológicas del momento, como la formación de los elementos químicos,
Bruno Bertotti et al., op. cit., pp. 380-381; la traducción es nuestra. Véase también el debate sobre la edad del universo o la confrontación entre la teoría del Big
Helge Kragh y Robert W. Smith, op. cit., pp. 141-162. Bang y la teoría del estado estacionario, junto con amplias referencias a sus
19. Erhard Scholz, “The Standard Model of Contemporary Cosmology”, en Jürgen principales defensores, George Gamow y Fred Hoyle, respectivamente. Sobre
Renn (ed.), Albert Einstein. Chief Engineer of the Universe. One Hundred Authors este último argumento también incidía el artículo [autor desconocido], “Welt-
for Einstein, wiley-vch, Berlin, 2005, pp. 388-393. Enstehung. Schwarzes Loch”, Der Spiegel, núm. 44, 1968, p. 177 (dla Marbach).
20. Kurt Rudzinski, “Zweifel an der kosmischen Rotverschiebung. Absurde astrono- Para un amplio desarrollo de estas cuestiones véase el estudio ya clásico de
mische Konsequenzen aus Beobachtungen an Doppelgalaxien”, [FAZ?], 30, núm. Helge Kragh, Cosmology and Controversy. The Historical Development of Two
147, junio de 1971, pp. 20-21 (dla Marbach); H. J. Fahr, “Die zweite kopernika- Theories of the Universe, Princeton University Press, Nueva Jersey, 1996.
nische Wende? Neue Beobachtungen über die Rotverschiebung im Licht ferner 23. Werner Braunbek, “Wie steht es um Einsteins Gravitationstheorie?”, FAZ, 14, febre-
Galaxien im Widerpruch zum geltenden Weltbild”, 14, núm. 12, enero de 1975, ro de 1968 (dla, Marbach); Werner Braunbek, “Neue Prüfung der Allgemeinen
pp. 27-28 (dla Marbach). Relativitätstheorie. Am Merkur reflektierte Radarstrahlen im Schwerefeld der
21. H. Z. [¿Hans Zettler?], “Kosmische Mikrowellen ein Relikt des Urknalls. Deutung als Sonne”, FAZ, 8, 5, 1968 (dla Marbach); Werner Braunbek, “Einsteins Theorie
‘schwarze Strahlung’ bestätigt. Messungen mit einer Ballonsonde in 39 Kilometer exakt bestätigt. Satellitenmessungen über 400 Millionen Kilometer Entfernung”,
Höhe”, [FAZ?], fecha aprox. 1975 (dla Marbach). En este artículo se resume el esta- FAZ, 3, núm. 28, febrero de 1971. También figura un artículo de Günter Haaf, “Hat
do de la cuestión en relación con la teoría del Big Bang, y se incluyen alusiones Einstein sich verrechnet? Fortschritte und Rückschläge in der Relativitätstheorie”,
a Gamow y al descubrimiento de la radiación cósmica de fondo. También trata ZEIT, núm. 31, 31 de julio de 1970, p. 31 (dla Marbach).
extensamente de la cosmología evolucionista, con especial atención a la fase 24. Véase Malcolm Longair, The Cosmic Century, op. cit., parte III, “The opening up
temprana del desarrollo del universo of the electromagnetic spectrum and the new astronomies”, pp. 123-172.

22 23
del siglo xx como la edad dorada de la astronomía y la cosmología, juicio, elementos adicionales para una interpretación cosmológica
y al conjunto del siglo xx como la “centuria cósmica”.25 Precisa- de la obra de Blumenberg.
mente fue éste el siglo en el que vivió Blumenberg, y a ese periodo
pertenecen las noticias astronómicas preservadas en su Nachlaß de SOLVITUR AMBULANDO
Marbach. Apenas se puede evitar la impresión de que la tradición científica
La paciente y ardua elaboración de sus trabajos sobre historia europea –y de manera específica la anglosajona y la alemana– estaba
de la astronomía moderna (kW; GkW)26 sin duda le proporcio- en condiciones de propiciar los hallazgos astronómicos que se produ-
nó a Blumenberg esa peculiar sensibilidad, históricamente infor- jeron en las primeras décadas del siglo xx. Un fenómeno singular
mada,27 para comprender el alcance y la significación del nuevo de mecenazgo científico, exclusivo en aquel momento de los Es-
firmamento que por entonces se estaba dibujando. Tanto por su tados Unidos, posibilitó la construcción de los grandes observato-
formación intelectual como por su contacto personal con des- rios astronómicos americanos y la puesta en marcha de ambiciosos
tacados físicos y matemáticos de la época –como Carl Friedrich programas de investigación.29 Por otra parte, las dos guerras mundia-
von Weizsäcker o Pascual Jordan– Blumenberg fue un testigo les que sucesivamente asolaron el viejo continente hicieron inviable
de excepción de la astronomía del siglo xx, y en modo alguno un mayor protagonismo europeo. No obstante, a la equívoca figura
renunció a obtener de ella un rendimiento filosófico. Así lo de- del millonario filántropo americano –a quien Blumenberg consagró
muestran las “glosas astronoéticas” reunidas en su póstumo Die una de sus mejores glosas astronoéticas–30 cabría contraponer la del
Vollzähligkeit der Sternen [1997].28 Con ello se aportan, a nuestro “insigne merodeador” europeo, si se nos permite la expresión. Po-
demos mencionar en este sentido a un buen número de astrónomos
25. Idem. y astrofísicos alemanes como Carl W. Wirtz, Paul ten Bruggencate,
26. Para mayores detalles remito a mi trabajo “‘Das Überleben der Übergänge.’ Otto Struve o Albrecht Unsöld, todos ellos muy vinculados, por otra
Nuevos paradigmas de análisis de la obra de Hans Blumenberg”, en Alberto parte, a la Universidad de Kiel –el alma mater de Hans Blumenberg,
Fragio y Diego Giordano (eds.), Hans Blumenberg: Nuovi paradigmi d’analisi,
Aracne Editrice, Roma, 2010, pp. 27-74.
27. Quizá fue por ello que en su póstumo Die Vollzähligkeit der Sterne (VS)
Blumenberg se sintió en condiciones de referirse desdeñosamente a Carl Sagan astronoetischer Anwendung”. Para más detalles sobre el particular véase
[1934-1996] –en aquel tiempo conocido como el “astrónomo del pueblo”– en Rüdiger Zill, “Zu den Sternen und zurück. Die Entstehung des Weltraums als
estos términos: “Die propagandatüchtigen Forscher vom Typ des Carl Sagan” Erfahrungsraum und die Inversion des menschlichen Erwartungshorizonts”, en
(VS 401). Entre la colección de artículos periodísticos también se conserva uno Michael Moxter (ed.), Erinnerung an das Humane. Beiträge zur phänomeno-
firmado por el propio Carl Sagan, “Wenn Viking fündig würde”, ZEIT, núm. 28, logischen Anthropologie Hans Blumenberg, Mohr Siebeck, Tübingen, 2011,
2 de julio de 1976, p. 40 (dla Marbach). pp. 300-326. Véase asimismo Matthias Fischer y Petra Gehring, “Die Kränkung
28. En cierto modo podemos considerar la citada recopilación de artículos perio- der Venus. Astronomie zwischen Wissenschaftsgeschichte und Astronoetik”,
dísticos como los materiales “empíricos” de las glosas astronoéticas editadas en Journal Phänomenologie, núm. 35, Hans Blumenberg, 2011, pp. 8-12.
este libro póstumo de Blumenberg. Cabría añadir, por otra parte, que la cues- 29. Véase Donald E. Osterbrock, op. cit., pp. 247-289, esp. p. 263.
tión de la “astronoética” se remonta a un breve texto conservado en el Nachlaß 30. Blumenberg se ha referido a la figura del millonario filántropo en un memo-
de Blumenberg y fechado en 1958 bajo el título “Zerebrale Purifikation durch rable texto a propósito del viaje de Boltzmann a los Estados Unidos; véase
Sus familiaris marcipanis, unter besonderer Berücksichtigung der Möglichkeiten Hans Blumenberg “Ein Grab am Fuße des Fernrohrs” (VS 328-330).

24 25
como es sabido–. Debemos recordar que ya desde la segunda mitad cia,35 a saber: que la velocidad radial de las nebulosas espirales se
del siglo xix la Universidad de Kiel había sido un lugar de referencia incrementa con la distancia.36 Poco después de su inhabilitación
para las ciencias físicas de vanguardia, y por sus aulas pasaron impor- –por razones políticas– para ejercer la docencia, y antes de su fa-
tantes científicos como Heinrich Hertz31 [1857-1894], Max Planck32 llecimiento en Hamburgo en 1939, tuvo oportunidad de realizar
[1858-1947] o Walther Kossel33 [1888-1956]. una estancia en los Estados Unidos,37 e inició así una breve serie
En lo que respecta al caso de la astronomía, destaca especial- de visitas científicas a los grandes observatorios americanos por
mente Carl W. Wirtz [1876-1939], profesor en la Universidad de parte de astrónomos y astrofísicos alemanes.
Kiel entre 1919 y 1937, donde realizó importantes observaciones Desde esta perspectiva, destaca también el caso de Paul ten
astronómicas en relación con la velocidad radial de las nebulosas Bruggencate [1901-1961], quien a finales de 1928 pasó varios me-
espirales. Wirtz ha sido considerado un pionero en la compren- ses en el Mt. Wilson Observatory en Pasadena (California) y en el
sión cosmológica del desplazamiento al rojo y, junto con Knut Harvard Observatory de Cambridge (Massachusetts), como par-
Lundmark [1889-1958] y Gustaf Strömberg [1882-1962], fue te de su periodo formativo predoctoral. En 1935 se convirtió en
un claro precursor, cuando no un descubridor –en menoscabo profesor e investigador principal de la Einsteinturm, la “Torre de
de Hubble y Humason–34 de la citada relación velocidad-distan- Einstein”, un observatorio astrofísico creado en Potsdam en los
años veinte bajo la supervisión del astrónomo Erwin Finlay-Freu-
31. Hertz estudió en Berlín con Helmholtz y Kirchhoff, y obtuvo la habilitación en ndlich [1885-1964], y destinado a albergar experimentos y observa-
Kiel en 1883. Algunos años después, en 1988, descubriría las ondas electro- ciones astronómicas que pudieran servir para corroborar la teoría
magnéticas –previamente postuladas por James Clerk Maxwell–. Para más de la relatividad. Fue allí donde se constituyó un grupo de jóvenes
detalles sobre la relación de Hertz con Kiel, véase Albrecht Unsöld, “Heinrich
Hertz in Kiel. Zum hundertsten Geburtstag des Entdeckers der elektromagnetis- astrofísicos alemanes, entre ellos Albrecht Unsöld, a quien vamos
chen Wellen am 22. Februar 1957” y “Heinrich Hertz, Prinzipien der Mechanik. a referirnos con un poco más de detenimiento a continuación.
Versuch einer historischen Klärung”, en Sterne und Menschen. Aufsätze und Antes, sin embargo, no podemos dejar de mencionar, siquiera de
Vorträge, Springer Verlag, Berlín, 1972, pp. 26-29 y 30-38.
32. Sobre la relación de Planck con Kiel se puede ver Albrecht Unsöld, “Max Planck. pasada, al astrónomo Otto Struve [1897-1963], cuyos orígenes fa-
Rede zur Enthüllung des Kieler Max-Planck-Denkmals am 23. April 1958”, Sterne miliares arraigan en la región de Holstein, y que durante la década
und Menschen, op. cit., pp. 17-25. de los cincuenta realizó numerosas estancias de investigación en los
33. Véase Albrecht Unsöld, “Walther Kossel (1888-1956)”, en Sterne und Menschen,
op. cit., pp. 39-43. Kossel fue rector de la Universidad de Kiel durante el cur- principales observatorios americanos –Lick, Mt. Wilson, Palomar,
so 1929-1930, y de 1921 a 1931 profesor ordinario (titular) de física teó- etcétera–. La mayor parte de su carrera profesional transcurrió en
rica. Estudió en Heidelberg con Philipp Lenard –su director de tesis–, con
Wilhelm Conrad Röntgen, Arnold Sommerfeld y Max von Laue, entre otros. Sus
contribuciones se centraron en la física de los rayos X, en la estructura de cris-
tales, en la física del átomo, en espectrografía y en química. 35. Waltraut C. Seitter y Hilmar W. Duerbeck, op. cit., pp. 365-399. Remito a este
34. Sidney van den Bergh, “Discovery of the Expansion of the Universe”, Physics.hist- mismo texto para un estudio pormenorizado de las contribuciones de Wirtz.
ph, arXiv:1108.0709v2, 2011. Véase también Helge Kragh y Robert W. Smith, 36. Una relación, además, que Wirtz interpretó en el marco del modelo cosmológico
“Who discovered the expanding universe?”, History of Science, vol. 41, 2003, de De Sitter. Sobre este asunto se puede ver Bruno Bertotti et al., op. cit., p. 263.
pp. 141-162. 37. Ibid, p. 367.

26 27
el Yerkes Observatory de la Universidad de Chicago, y obtuvo nu- instalaciones del Observatorio de Kiel habían sido destruidas por
merosos reconocimientos por sus contribuciones a la comprensión los bombardeos.42
de los espectros de estrellas y nebulosas, incluyendo un doctorado Sobre Unsöld se conserva una noticia periodística en el Nachlaß
honorífico por la propia Universidad de Kiel.38 de Blumenberg a propósito de unas jornadas sobre física celebradas
No obstante, a los efectos de la relación de Blumenberg con en Berlín, presumiblemente en el ámbito de la Deutsche Physika-
la astronomía, nos interesa de manera especial el caso de Albrecht lische Gesellschaft.43 Resulta verosímil que Blumenberg conociera a
Unsöld [1905-1995]. Desde 1932 hasta su jubilación en 1973, Unsöld durante su actividad ordinaria en la Philosophischen Fakultät
Unsöld fue profesor en la Universidad de Kiel, donde desempeñó o en alguno de los homenajes y ceremonias públicas que con fre-
también los cargos de decano de la Philosophischen Fakultät entre cuencia organizaba la Universidad, como las celebradas con moti-
1946 y 1947,39 y de rector entre 1958 y 1959,40 cuando Blumen- vo de la inauguración del monumento a Max-Planck en Kiel,44 o
berg iniciaba su carrera académica en esa misma universidad.41 el discurso de rectorado sobre “Física e historia” pronunciado por
Durante la guerra, Unsöld organizó la mudanza de la antigua y Unsöld el 12 de mayo de 1958.45
valiosa biblioteca Schumacher, que fue transportada mediante un
camión militar a una pequeña población ubicada a 50 kilóme- 42. Volker Weidemann, “Albrecht Unsöld (1905-1995)”, Publications of the Astro-
nomical Society of the Pacific, vol. 108, núm. 725, 1996, pp. 553-555. Parece que
tros de Kiel. La biblioteca fue devuelta tras la guerra y depositada
se construyó un nuevo observatorio astronómico en la Fachhochschule de la
en el nuevo y llamativo emplazamiento –una antigua fábrica– del Universidad de Kiel. Con cierta probabilidad Blumenberg se refiere a este último
Institut für Theoretische Physik und Sternwarte, debido a que las en el siguiente sardónico comentario: “En ‘nuestro círculo’ suele suceder como en
el Observatorio de Kiel, donde todos [los descubrimientos] de cometas y super-
novas se aplauden por adelantado (aunque por lo general éstos no lleguen a pro-
38. Albrecht Unsöld, Sterne und Menschen, op. cit., p. 60. ducirse en absoluto)”. Carta de Blumenberg a Alfons Neukirchen fechada el 24 de
39. Recordemos que ese mismo año, el 17 de diciembre de 1947, Blumenberg enero de 1958 (dla Marbach). La traducción del pasaje es nuestra. Robert Gerwin,
presentó su tesis doctoral en la Philosophischen Fakultät, que obtuvo la cali- “Quarks, Sterne und Kristalle. Vorschlag für neuartigen Ionen-Beschleuniger. Von
ficación summa cum laude. Véase Hans Blumenberg, “Sinn und Zweck meiner der Physikertagung in Berlin”, FAZ, 11 Oktober 1967, Nr. 236 (dla Marbach).
der Hohen Philosophischen Fakultät der Christian-Albrechts-Universität zu Kiel 43. Robert Gerwin, “Quarks, Sterne und Kristalle. Vorschlag für neuartigen Ionen-
vorgelegten Dissertation Beiträge zum Problem der Ursprünglichkeit der mitte- Beschleuniger. Von der Physikertagung in Berlin”, FAZ, núm. 236, 11 de octubre
lalterlich-scholastischen Ontologie” (dla Marbach). de 1967 (dla Marbach).
40. Bodo Baschek, Mitteilungen der Astronomischen Gesellschaft, vol. 79, “Nachruf”, 44. Albrecht Unsöld, “Max Planck. Rede zur Enthüllung des Kieler Max-Planck-
p. 12. Denkmals am 23. April 1958”, op. cit., pp. 17-25.
41. Desde el 1 de septiembre de 1948 Blumenberg fue asistente científico del 45. Albrecht Unsöld, “Physik und Historie. Kieler Rektoratsrede vom 12. Mai 1958”,
Philosophischen Seminar, y el 28 de junio de 1950 obtuvo su habilitación. Veröffentlichungen der Schleswig-Holsteinischen Universitätgesellschaft, nue-
A partir del 27 de marzo de 1956 ejerció como Diätendozentur, y desde el va serie, núm. 24, Kiel, F. Hirt Verlag, recogido en Sterne und Menschen, op. cit.
27 de agosto de 1957 como apl. Prof. (Lebenslauf, dla Marbach). Parece pp. 1-16. Es posible, sin embargo, que Blumenbeg estuviera ya en Hamburgo
que fue a finales de julio de 1958 cuando se le ofreció el puesto de profe- cuando Unsöld pronunció otro discurso, sobre ciencia e investigación en la
sor extraordinario en la Universidad de Hamburgo. Algunos detalles sobre la sociedad moderna, con motivo de la Kieler Universitätwoche; véase Unsöld,
vida de Blumenberg en Kiel, en la breve nota de Georges-Arthur Goldschmidt, “Wissenschaft und Forschung in der modernen Gesellschaft. Zur Kieler
“Blumenberg à Kiel”, Cahiers Philosophiques, núm. 123, Blumenberg, 4o trimes- Universitätswoche im Januar 1959”, ZEIT, 13 de febrero de 1959, recogido en
tre, 2010, pp. 57-58. Sterne und Menschen, op. cit., pp. 151-168.

28 29
El propio Unsöld fue otro de esos “insignes merodeadores”.46 Sus contribuciones científicas a la teoría de las atmósfe-
Tras estudiar física en las Universidades de Tübingen y München, y ras estelares y al estudio del espectro solar desde la perspectiva
después de una breve estancia en Potsdam en la Einsteinturm, ob- de la física atómica –que aprendió en sus años de estudiante con
tuvo una beca de la Fundación Rockefeller para realizar una estan- Arnold Sommerfeld– le valieron el reconocimiento por parte de
cia de investigación durante el curso 1928-1929 en el Observatorio la comunidad científica internacional, sobre todo a raíz de la pu-
del Mt. Wilson en Pasadena.47 A su regreso, y después de obtener su blicación, en 1938, de su voluminosa monografía Physik der Sternat-
habilitación en München –con un trabajo sobre la abundancia del mosphären,49 donde elaboró un complejo análisis físico-matemático
hidrógeno en el espectro solar, donde se mostraba que la presencia de la espectroscopía,50 que se convirtió en un manual de referencia
de este elemento químico es mayor que la de ningún otro–48 fue en astrofísica durante décadas,51 incluyendo, a partir de la segunda
nombrado asistente en el Institut für Theoretische Physik de Ham- edición (1955), una sección sobre la entonces emergente radioas-
burgo y, en septiembre de 1932, con sólo 27 años, obtuvo un pues- tronomía.52
to de profesor ordinario y director del Institut für Theoretische
Physik de la Universidad de Kiel.
49. Albrecht Unsöld, Physik der Sternatmosphären. Mit besonderer Berücksichtung
der Sonne, Verlag von Julius Springer, Berlín, 1938.
46. Para más detalles sobre la vida y las contribuciones científicas de Unsöld véanse las 50. Para el surgimiento de la astrofísica, el análisis espectral y la identificación de los
reseñas necrológicas de Volker Weidemann, op. cit., y Bodo Baschek, Mitteilungen elementos químicos véase José Manuel Sánchez Ron, Historia de la física cuán-
der Astronomischen Gesellschaft, vol. 79, pp. 11-15. También son de mucho inte- tica. El periodo fundacional (1860-1926) [2001], Crítica, Barcelona, 2005, cap. 1,
rés los textos de O. C. Wilson y sir Harold Jeffreys a propósito de la concesión de la pp. 15-47.
medalla de oro de la Royal Astronomical Society, Publications of the Astronomical 51. Otro libro de Albrecht Unsöld, Der neue Kosmos: Einführung in die Astronomie
Society of the Pacific, vol. 68, núm. 401, abril de 1956, pp. 89 y 91; y Monthly und Astrophysik, aparecido por vez primera en 1967, sigue siendo en la actua-
Notices of the Royal Astronomical Society, vol. 117, pp. 344-346, respectivamente. lidad, en su versión reelaborada y ampliada por Bodo Baschek, un manual
47. “En su viaje de regreso tuvo oportunidad de visitar Harvard y dar una conferencia universitario de introducción a la astronomía y la astrofísica que ha sido tra-
sobre los espectros estelares en presencia de Milne, Shapley y Eddington. Este ducido a varios idiomas (por ejemplo, la versión inglesa: The New Cosmos.
último se mostró escéptico –así me lo narró Unsöld–, sin embargo lo invitó a tomar An Introduction to Astronomy and Astrophysics, Springer, Berlín, 2005). El título
té y cenar cuando fuera a Cambridge. Unsöld lo consideró un gran honor para un de este libro fue escogido por Unsöld en referencia a la famosa obra Kosmos de
joven de 24 años”, en Volker Weidemann, op. cit., p. 554. La traducción es nues- Humboldt, a la que tantas páginas, por cierto, habría de consagrarle el propio
tra. Recordemos que Eddington, además de pertenecer a la primera generación Blumenberg.
de grandes teóricos de la relatividad y dar la prueba astronómica de su validez, 52. Hasta 1975 la Universidad de Kiel dispuso también de un observatorio radioas-
fue también uno de los artífices de la teoría moderna de las estrellas. Para más tronómico. Véase Volker Weidemann, “Albrecht Unsöld (1905-1995)”, op. cit., p.
detalles véase Jacques Merleau-Ponty, Sur la science cosmologique. Conditions 554; y Bodo Baschek, “Nachruf”, op. cit., p. 12. Unsöld propuso que las radioes-
de possibilité et problèmes philosophiques, edp Sciences, Les Ulis, 2003, p. 307. trellas podían ser estrellas enanas de poca masa y baja luminosidad óptica, pero
Recordemos que en el Observatorio del Mount Wilson fue donde Hubble esta- muy activas e incluso generadoras de rayos cósmicos. Véanse los trabajos de
bleció, entre 1924 y 1925, la naturaleza extragaláctica de las nebulosas espirales. Unsöld, “Über den Ursprung der Radiofrequenzstrahlung und der Ultrastrahlung
Véase Helge Kragh y Robert W. Smith, op. cit., pp. 141-162. in der Milchstrasse”, Zeitschrift für Astrophysik, 36, 1949, pp. 176-99, y “Origin of
48. A. Unsöld, “Über die Struktur der Fraunhoferschen Linien und die Quantitative the Radio Frequency Emission and Cosmic Radiation in the Milky Way”, Nature,
Spektralanalyse der Sonnenatmosphäre”, Zeitschrift für Physik, 46, 1928, pp. 765- 163, pp. 489-91. El lector interesado podrá encontrar más detalles en Malcolm
781. Para más detalles véase Malcolm Longair, The Cosmic Century, op. cit., p. 41. Longair, The Cosmic Century, op. cit., p. 311.

30 31
En 1939, en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, Unsöld zsäcker,57 con quien Blumenberg mantuvo una intensa relación
fue invitado en calidad de profesor visitante al Y
  erkes Observatory53 académica e intelectual durante sus últimos años en Kiel, especial-
de la Universidad de Chicago, donde pudo colaborar con el citado mente durante su breve periodo en la Universidad de Hamburgo,
astrónomo de origen alemán Otto Struve. Allí obtuvo el primer como veremos en breve.
análisis espectral detallado de la atmósfera de una estrella distinta al Tras el descubrimiento en 1927 de Fritz Houtermans [1903-
Sol, la estrella BO Tau Scorpii.54 También realizó ulteriores visitas 1966] y Robert Atkinson [1898-1982] de que las estrellas obtienen
a los Estados Unidos después de la guerra, durante los años 1950, su energía mediante reacciones nucleares, los astrofísicos se plantea-
1957 y 1961, que le permitieron recuperar el contacto con sus co- ron el problema de la formación de los elementos químicos y de su
legas americanos, y que a su vez posibilitarían el reestablecimiento abundancia relativa en el universo.58 Carl Friedrich von Weizsäcker59
del flujo de investigadores y estudiantes alemanes a los principales [1912-2007] y Hans Bethe60 [1906-2005] explicaron de manera inde-
observatorios americanos. pendiente el proceso de transformación del hidrógeno en helio me-
Durante sus años en Kiel, Unsöld también llevó a cabo in- diante un ciclo que involucraba la producción de carbono, nitrógeno
vestigaciones sobre la formación de los elementos químicos y sus y oxígeno.61 La cuestión, en consecuencia, no sólo era cómo explicar
abundancias relativas en la composición de las estrellas, sobre todo el origen del hidrógeno, sino dilucidar el orden de creación de los
a partir de la década de los sesenta.55 De hecho contribuyó dis- elementos químicos involucrados en la producción de helio y escla-
creta y tardíamente en el debate sobre el origen de los elementos recer si acaso todos los elementos eran sintetizados en las estrellas.
químicos en las estrellas,56 una cuestión que nos lleva directamente
a otra personalidad científica destacada, Carl Friedrich von Wei-
57. Unsöld hace referencia a Weizsäcker y a Bethe en diferentes lugares de su obra.
Véase, por ejemplo, Sterne und Menschen, op. cit., pp. 5 y 81.
53. En este mismo observatorio Hubble recibió su entrenamiento como astrónomo 58. Sobre evolución estelar y física nuclear véase Jacques Merleau-Ponty, Sur la scien-
profesional en 1919. Véase Helge Kragh y Robert W. Smith, op. cit., pp. 141-162. ce cosmologique, op. cit. p. 203. Véase también Malcolm Longair, “Early theories
54. Un resumen sobre el asunto de la evolución estelar durante la primera mitad del of stellar structure and evolution”, en The Cosmic Century, op. cit., pp. 30 y ss.
siglo xx y tras la Segunda Guerra Mundial, en Vittorio Castellani y Cesare Chiosi, 59. Carl Friedrich von Weizsäcker, “Über Elementumwandlungen im Innern der Sterne
“L’evoluzione stellare”, en Carlo Castagnoli y Alberto Masani (eds.), op. cit., I”, Physikalische Zeitschrift, 38, 1937, pp. 176-191, y “Über Elementumwandlungen
pp. 93-99. im Innern der Sterne II”, Physikalische Zeitschrift, 39, 1938, pp. 633-646.
55. Harold Jeffrey, op. cit., p. 346. En el artículo periodístico de Thomas von 60. Hans Bethe, “Energy production in stars”, Physical Review, 55, 1939, pp. 434-456.
Randow, “Mysteriöse blaue Punkte. Quasars geben neue Rätsel auf – Trügt die 61. Malcolm Longair, The Cosmic Century, op. cit., pp. 49 y 131. Sobre este asunto
Rotverschebung?”, ZEIT, núm. 11, 15 de marzo de 1968, p. 29 (dla Marbach), hay una referencia expresa en el artículo periodístico de K. Rudzinski, “Ungelöstes
se explican claramente los fundamentos del análisis espectral y de la identifi- Rätsel Kosmos. Fortschritte der Astronomie – neue Fragen / Spekulationen über
cación química de los elementos mediante el estudio de la luz emitida. En el das Weltall”, FAZ, 15 de noviembre de 1967 (dla Marbach). En este artículo son
citado artículo de Robert Gerwin, “Quarks, Sterne und Kristalle”, op. cit., se hace mencionados tanto Weizsäcker como Bethe a propósito de los procesos nuclea-
una amplia reseña de las contribuciones de Unsöld y de su significación para la res en las estrellas. En otro artículo más temprano de K. Rudzinski también se
astronomía y la cosmología. hacía amplia referencia a la formación de los elementos químicos y de mane-
56. Albrecht Unsöld, “Abundance distributions and origin of the elements”, ra específica al hidrógeno: “‘Das Alter der Milchstraße’. Rechnung mit vielen
Naturwiss, 63, 443, 1976. Véase también “Die chemische Zusammensetzung der Unbekannten / Vor der 47”, Astronomentagung, núm. 227, 1 de octubre de 1963,
Sterne”, Sterne und Menschen, op. cit., pp. 79-108. p. 9. [FAZ?] (dla, Marbach).

32 33
En un célebre artículo de 1948, Ralph Alpher [1921-2007], conocida y apasionada polémica entre los defensores de la teoría
Hans Bethe –in absentia– y George Gamow [1904-1968] propusie- del estado estacionario –que postulaba la creación continua de mate-
ron la hipótesis de que la génesis de los elementos químicos remitía ria-energía ex nihilo– y los defensores de lo que luego se conocería
a un único proceso de producción –continuo y de complejidad cre- como la teoría del Big Bang.65
ciente– a partir de las estructuras nucleares más simples, que había Sobre este último debate, resultan de especial significación las
de retrotraerse a las fases tempranas de formación del universo.62 En contribuciones del matemático y físico teórico Pascual Jordan, a
esta teoría, el hidrógeno –el más sencillo de los elementos químicos– quien Blumenberg tuvo oportunidad de conocer en el contexto
habría sido sintetizado en primer lugar y, mediante un mecanismo de de la Akademie der Wissenschaften und der Literatur zu Mainz. Sin
adición sucesiva de neutrones, se habrían ido produciendo los núcleos embargo, antes de referirnos a Jordan, creemos oportuno detener-
atómicos más pesados del resto de elementos químicos. Pero si bien la nos brevemente en las relaciones de Blumenberg con Weizsäcker.
teoría podía dar cuenta del origen de los elementos químicos ligeros, Weizsäcker nació en Kiel en 1912 en el seno de una influyente
no podía explicar el de los elementos más pesados que el litio. Fue el y acomodada familia. Su padre desempeñó los cargos de diplomáti-
físico nuclear y cosmólogo Fred Hoyle [1915-2001] quien proporcio- co y secretario de Estado en el Ministerio de Relaciones Exteriores
nó en 1953 una explicación satisfactoria de las reacciones nucleares durante la Segunda Guerra Mundial, y su propio hermano llegaría a
involucradas en este proceso y, en coautoría con William Fowler alcanzar la presidencia de la República Federal Alemana en la década
[1911-1995] y el matrimonio de astrónomos Margaret Burbidge de los ochenta. Weizsäcker estudió física, astronomía y matemáticas
[n.1919] y Geoffrey Burbidge63 [1915-2010], propuso en 1957 una en Berlín, Göttingen y Leipzig, y entre sus profesores se contaron
descripción de la nucleosíntesis de elementos químicos pesados du- Werner Heisenberg y Niels Bohr. En la década de los treinta rea-
rante las explosiones de supernova.64 Esta cuestión dio lugar a una lizó aportaciones significativas al estudio de las energías de unión de
núcleos atómicos y a los citados procesos de generación de energía
nuclear en el interior de las estrellas. En 1942 obtuvo un puesto como
62. Jacques Merleau-Ponty, Cosmologie, op. cit., pp. 61 y ss: “George Gamow, en
continuación de la audaz hipótesis de Lemaître, supondrá que si los átomos no se
formaron en las estrellas lo hicieron en los minutos posteriores a la singularidad Explosionsphasen der Sternentstehung – eine neue Hypothese für kosmische
cósmica”. La traducción es nuestra. Véanse también las pp. 342 y ss, y 371 y ss. Materieschöpfung”, FAZ (dla Marbach). Este artículo está dedicado a glosar
63. En el artículo periodístico de K. R. [¿K. Rudzinski?], “Sturz eines Weltall-Modells. un trabajo de los astrofísicos Arnett y Clayton publicado en Nature con el título
Begrenzte Materie-Hierarchie  / 
Keine Super-Galaxienhaufen im Universum”, “Explosive Nucleosynthesis in Stars”, sobre la formación de núcleos durante la
[FAZ?], 6 de enero de 1971 (dla Marbach), también se hace referencia a Geoffrey explosión de estrellas. También se hacía referencia a Hoyle, Burbidge y Fowler.
Burbidge por su contribución, junto con Arthur M. Wolfe, por el estudio de la 65. Helge Kragh, Cosmology and Controversy, op. cit., pp. 202-268. Véase también
variación local de fondo de rayos X y de las fuentes de radiación X. El artículo fue Malcolm Longair, The Cosmic Century, op. cit., parte v, “Astrophysical cosmology
subrayado por Blumenberg. since 1945”, pp. 316 y ss. Para ulteriores detalles sobre la nucleosíntesis se puede
64. Un resumen muy esclarecedor de estas cuestiones en Paul Murdin, Secrets of the ver Bernard E. J. Pagel, Nucleosynthesis and the Chemical Evolution of Galaxies
Universe: How We Discovered the Cosmos, The University of Chicago Press, 2009, [1997], Cambridge University Press, Cambridge, 2009. En la línea de una cos-
cap. 46, “The Origin of the Elements”, pp. 224-227. Los hitos de la formación de mología evolucionista se enmarca, por cierto, el libro divulgativo de Unsöld,
los elementos químicos en estrellas se explican en un artículo periodístico sin Evolution kosmischer, biologischer und geistiger Strukturen [1981], 2. Auflage,
fecha de Hans Jörg Fahr, “Kosmische Elementenzeugung in Zehntelsekunden? Wissenschaftliche Verlagsgesellschaft, Stuttgart, 1983.

34 35
profesor de física teórica en la Universidad de Estrasburgo, y estuvo el sistema solar habrían evolucionado a partir de una nube de gas
involucrado en el proyecto alemán de construcción de una bomba compuesta en su mayor parte de hidrógeno y helio.70
atómica –tal como Einstein denunciara en su famosa carta a Franklin Con cierta probabilidad Blumenberg tuvo oportunidad de
D. Roosevelt, a la sazón presidente de los Estados Unidos–. Una vez conocer personalmente a Weizsäcker en Kiel a finales de la déca-
acabada la guerra, no obstante, se le permitió regresar a Alemania, y da de los cincuenta. Y
  a en las notas de sus primeras lecciones uni-
en 1946 se convirtió en director del Departamento de Física Teórica versitarias, Blumenberg incorporó referencias a algunos trabajos de
del Max Planck Institut de Göttingen. Entre 1957 y 1969 obtuvo Weizsäcker. Así, por ejemplo, en los textos que componen la Vorle-
un puesto como profesor de filosofía y director del Seminars für sung IV, dedicada al concepto de historia.71 Entre los documentos
Philosophie en la Universidad de Hamburgo, y es precisamente en que integran esta lección se recoge un resumen fechado el 29 de
esta época y en este contexto donde se enmarca la relación intelec- mayo de 1950 –y con cierta seguridad redactado por uno de los es-
tual y personal que mantuvo con Blumenberg.66 tudiantes de Blumenberg–72 a propósito de un seminario sobre Kant
Además de las contribuciones de Weizsäcker a la formación y Herder,73 y en el que se hace mención expresa al libro de Weizsä-
estelar de los elementos químicos,67 también cabe señalar su teoría cker Die Geschichte der Natur [1948].74 También en la Vorlesung XVI,
sobre la formación del sistema solar,68 basada en la hipótesis kan- sobre “Elementarbegriffe des wissenschaftlichen Denkens” [“Con-
tiano-laplaciana de nebulosa.69 De acuerdo con la visión cosmo- ceptos elementales del pensamiento científico”],75 se aludía a esta
gónica de Weizsäcker, tanto el Sol como los planetas que integran misma obra de Weizsäcker y a su artículo “Das Experiment”, apa-
recido en 1947 en Studium Generale,76 una revista a la que el propio
Blumenberg contribuiría en esos mismos años con diversos trabajos.
66. Para más detalles sobre el periodo de Weizsäcker en Hamburgo se puede ver
Ulrich Gähde, “Carl Friedrich von Weizsäcker als Profesor am Philosophischen
Seminar der Universität Hamburg”, en Stephan Albrecht, Ulrich Bartosch, Reiner
Braun (eds.), Zur Verantwortung der Wissenschaft – Carl Friedrich von Weizsäcker 70. Un resumen de su concepción en su The Relevance of Science: Creation and
zu Ehren, Lit Verlag Dr. W. Hopf, Berlín, 2008, pp. 35-44, esta monografía recoge Cosmogony, Harper and Row, Nueva York/Evanston, 1964 (Gifford Lectures
una recopilación de textos en homenaje a Weizsäcker. Sobre su vida y sus contri- 1959-1960), p. 143.
buciones científicas y filosóficas se puede consultar también Dieter Hattrup, Carl 71. “Der Begriff der Geschichte”, Vorlesung IV (dla Marbach).
Friedrich von Weizsäcker. Physiker und Philosoph, Primus Verlag, Darmstandt, 2004. 72. “Protokoll der Siminarsitzung vom 29.06.50” (dla Marbach).
67. Weizsäcker tuvo oportunidad de discutir esta cuestión con el propio Gamow. 73. Hans Blumenberg, Vorlesung IV (dla Marbach).
Véase Helge Kragh, “George Gamow and the ‘Factual Approach’ to Relativistic 74. En esta obra se recoge una serie de 12 conferencias pronunciadas por Weiz-
Cosmology”, en Anne J. Kox y Jean Eisenstaedt (eds.), The Universe of General säcker en Göttingen en 1946, y fue publicada en la editorial Hirzel, Leipzig/
Relativity, Birkhäuser, Boston, 2005 (Einstein Studies, 11), cap. 11, p. 177. Una Stuttgart/Zürich, en 1948 (existe una nueva edición en esa misma editorial Hirzel,
somera revisión de las aportaciones de Weizsäcker, en Helge Kragh, Cosmology Stuttgart, 2006). Una revisión de Die Geschichte der Natur, en Dieter Hattrup,
and Controversy, op. cit., pp. 97-101. Carl Friedrich von Weizsäcker, op. cit., pp. 207-222.
68. Véase Carl Friedrich von Weizsäcker, Die Entstehung des Planetensystems 75. En las notas de esta misma lección Blumenberg reenviaba a su artículo “Technik
[1943], Wissenschaftliche Vorträge gehalten auf der akademischen Jahresfeier und Wahrheit”, publicado como las actas de un congreso celebrado en Bruselas
der technischen Hochschule, München, 1950, pp. 1-8. Véase adicionalmente en 1953, y en el que también mencionaba a Weizsäcker (TuW 113-120).
Jacques Merleau-Ponty, Sur la science, op. cit. p. 337. 76. Carl Friedrich von Weizsäcker, “Das Experiment”, Studium Generale, 1, 1947,
69. Jacques Merleau-Ponty, Sur la science, op. cit. pp. 273-300. pp. 3-9.

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También en la Vorlesung xxix, titulada “Philosophische Weltmodelle” cho en reconocer su “diletantismo”.83 Sea como fuere, parece que
[“Modelos filosóficos de mundo”],77 Blumenberg hacía referencia, la mediación de Weizsäcker resultó decisiva para la incorporación de
sin especificar el título, a un texto de Weizsäcker de 1958 –proba- Blumenberg a la Universidad de Hamburgo como profesor extraor-
blemente Die Geschichte der Natur–. Tanto en esta lección como en dinario a finales de 1958.
la anterior cabe reconocer un intento por parte de Blumenberg de En el Nachlaß de Blumenberg se conserva un intercambio
llevar un poco más lejos la reflexión filosófico-metafísica sobre la cos- epistolar entre ambos iniciado con una carta de Weizsäcker fechada
mología78 que ya había iniciado en su tesis doctoral y en su trabajo el 15 de noviembre de 1957, en la que acusaba recibo del envío de
de habilitación,79 pero con la importante salvedad de que ahora se varios artículos de Blumenberg84 sobre historia de la astronomía
trataría de un enfoque eminentemente epistemológico con algunos moderna y le invitaba a pronunciar una conferencia en la Univer-
apuntes de índole histórica,80 y en el que Blumenberg acredita un sidad de Hamburgo.85 En su respuesta, Blumenberg propuso como
notable conocimiento de la astronomía de la época.81 tema de su conferencia alguno de los siguientes: “Aufgabe und
Pero a pesar de estas referencias tempranas, Blumenberg apenas
podía ocultar cierto recelo y menosprecio hacia la obra filosófica y
aun a la figura de Weizsäcker, a quien describió en 1958 como un véase el artículo de Blumenberg, “Atommoral. Ein Gegenstück zur Atomstrategie”
[1946], en Helga Raulff (ed.), Strahlungen: Atom und Literatur. Marbachermagazin,
“neófito de la filosofía y técnico de la bomba atómica a través de la
123/124, 2008, pp. 124-41. En su comentario a este texto, Marcel Lepper se
lógica pura”.82 Por lo demás, el propio Weizsäcker no tenía empa- ha referido también a Weizsäcker, Kommentar, en Strahlungen, op. cit., p. 138.
Véanse también los textos de Weizsäcker, Die Verantwortung der Wissenschaft
im Atomzeitalter. Zwei Vorlesungen (celebradas en Bonn 1957 y en Göttingen
77. Vorlesung xxix (dla Marbach). 1956), Vandenhoek & Ruprecht, Göttingen 1957, y “Mit der Bombe leben. Die
78. Sin duda Blumenberg llevaría a su plenitud este enclave temático en el discurso gegenwärtigen Aussichten einer Begrenzung der Gefahr eines Atomkrieges”,
que pronunció en la Universidad de Gießen el 1 de julio de 1961 con motivo del reimpresión, ZEIT, Hamburgo, 1958. Más detalles en W. Frühwald, “Hoffnung und
aniversario de su refundación, y que luego retomará fugazmente en la tercera Gefahr – Physik im Diskurs der Gesellschaft”, en Werner Martienssen y Dieter Röß
parte [1973] de Die Legitimität der Neuzeit [1966]. Para esta cuestión véase (eds.), Physik im 21. Jahrhundert, Springer, Heidelberg, 2011, pp. 22-30.
Alberto Fragio, “ ‘Das Überleben der Übergänge’. Nuevos paradigmas de análi- 83. Carta de Weizsäcker a Blumenberg con fecha 15 de diciembre de 1960, “mei-
sis de la obra de Hans Blumenberg”, en Alberto Fragio y Diego Giordano (eds.), nen Dilettantismus”, (dla Marbach). En Das Lachen der Thrakerin (LdT) [1987],
Hans Blumenberg: Nuovi paradigmi d’analisi, op. cit., pp. 41-43. Blumenberg hacía referencia a Weizsäcker en estos términos: “Me viene a la
79. Véase Alberto Fragio, “La ontología cosmológica en la obra temprana de Hans cabeza el joven físico que a finales de los años treinta encuentra oportunidad
Blumenberg: las Beiträge y Die ontologische Distanz”, Res Publica, núm. 23, una sola vez para escuchar una lección de Heidegger, cuyo tema era ‘Lógica’ y
Murcia, 2010, pp. 93-122. en la que de hecho se hablaba de Heráclito. Según sus recuerdos publicados,
80. En la Vorlesung xxix se incluye un breve excurso sobre la pluralidad de los mun- este joven físico habría contenido el aliento y su reacción habría sido: ‘Esto es
dos (PMWM -2- a -4-), que Blumenberg desarrollará con todo género de detalles filosofía. No entiendo una palabra pero esto es filosofía’” (LdT 149, 195).
en Die Legitimität der Neuzeit [1966]. 84. Blumenberg se había encargado de distribuir por doquier sus primeros traba-
81. Hans Blumenberg, (PMWM -4- y -5-) (dla Marbach). También Blumenberg se jos, enviando copias de sus textos a personalidades tan señeras como Löwith,
refiere a la antropología en perspectiva cosmológica en una de las fichas que Gadamer, Rothacker o el propio Weizsäcker. Durante toda su vida Blumenberg
acompañan estos materiales. Vorlesung xxix (dla Marbach). mantuvo la costumbre de enviar sus trabajos a colegas y amigos.
82. Carta de Blumenberg a Alfons Neukirchen, 24 de enero de 1958 (dla Marbach). 85. Carta de Weizsäcker a Blumenberg con fecha 15 de noviembre de 1957 (dla
La traducción del pasaje es nuestra. Sobre la cuestión de la bomba atómica Marbach).

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Umriß einer Geistesgeschichte der Technik” [“Tarea y esbozo de La convergencia de intereses históricos y filosóficos entre Wei-
una historia intelectual de la técnica”],86 “Melanchthons Stellung- zsäcker y Blumenberg es clara, e incluye desde luego la astronomía
nahme zu Kopernikus” [“La toma de posición de Melanchthon moderna y la cosmogonía,92 pero también la obra de Hans Jonas,
sobre Copérnico”]87 y “Kopernikus im Selbstverständnis der Neu- y de manera especial su monumental Gnosis und spätantiker Geist
zeit” [“Copérnico en la autocomprensión de la Modernidad”].88 [1957].93 Blumenberg también le envió a Weizsäcker un ejemplar
Finalmente el argumento acordado fue “Kopernikus im Selbstvers- de su primer libro, los Paradigmen zu einer Metaphorologie,94 y entre
tändnis der Neuzeit”, y Blumenberg dictó su conferencia el 17
de enero de 1958.89 Algunos años después, el 24 de abril de 1964, Bremen, 1957. Como es sabido, Cusa también tendrá mucha presencia en Die
Legitimität der Neuzeit, donde Blumenberg citaba el pasaje de un texto de
con motivo de su nombramiento como miembro ordinario en la
Weizsäcker sobre Cusa titulado “Philosophische Fragen der Naturwissenschaften”,
Akademie der Wissenschaften und der Literatur zu Mainz,90 Blu- Merkur, xii, 1958. Cabe recordar aquí que encomendar la traducción de algunos
menberg pronunciaría un discurso sobre este mismo asunto en una pasajes de la obra de Cusa era la distinción con la que Blumenberg honraba a
sus mejores estudiantes. Blumenberg también preparó una amplia introducción
ceremonia presidida por Pascual Jordan, por entonces director de la
a la obra de Giordano Bruno, La Cena delle Ceneri, bajo el título “Das Universum
Akademie. Weizsäcker aún habría de invitar de nuevo a Blumen- eines Ketzers”, en Giordano Bruno, Das Aschermittwochsmahl, Insel, Frankfurt am
berg –el 30 de julio de 1964– a participar en unas jornadas sobre Main, 1969, pp. 9-51; reimpreso en Insel Taschenbuch, 1981, pp. 11-61.
92. En relación con la cosmogonía, en una carta con fecha 2 de diciembre de 1957
Cusa, que en cierto modo marca los prolegómenos a la preparación
Weizsäcker le daba noticia a Blumenberg de que estaba leyendo un libro titulado
de Die Legitimität der Neuzeit [1966] (LdN) y de la célebre contra- Geschichte der Kosmogonie. No nos ha sido posible, sin embargo, identificar la
posición entre el cusano –precopernicano– y el nolano –postco- referencia completa de esta obra.
93. En una carta con fecha el 15 de octubre de 1959, enviada por Weizsäcker a
pernicano–.91
Blumenberg desde el Max Planck Institut für Physik und Astrophysik, en München,
le daba noticia de que estaba leyendo el primer volumen del libro de Jonas
sobre la gnosis. En su réplica del 17 de octubre de 1959, Blumenberg animaba
86. Sin duda lo más sustancioso de esta cuestión se ha recogido en el póstumo de a Weizsäcker a que se tomase un respiro de sus trabajos en física para leer su
Blumenberg Geistesgeschichte der Technik (GdT) [2009]. propia reseña de la obra de Jonas. Véase Hans Blumenberg “Epochenschwelle
87. Véase Hans Blumenberg, “Melanchthons Einspruch gegen Kopernikus” (MgK und Rezeption” (EuR 94-120). Además de admirar su obra, Blumenberg tenía
174-182). una gran amistad con Jonas. En vano trató de que el puesto vacante dejado
88. Carta de Blumenberg a Weizsäcker con fecha 23 de noviembre de 1957 (dla por Landgrebe en Kiel lo ocupara Jonas, por entonces exiliado en los Estados
Marbach). Unidos. Blumenberg y Weizsäcker invitaron a Jonas en 1959 a que impartiera
89. En el Nachlaß de Blumenberg se conserva un texto mecanografiado con fecha una conferencia en la Universidad de Hamburgo. Existe un abundante epistola-
de 1958 y título “Kopernikus im Selbstverständnis der Neuzeit”. Quizá fue éste el rio entre Blumenberg y Jonas.
documento que le sirvió de soporte para su conferencia de Hamburgo. 94. No deja de ser llamativo que en los Paradigmen (PM), publicado nueve años
90. Hans Blumenberg, “Kopernikus im Selbstverständnis der Neuzeit” (KSN 339- antes de la llegada del hombre a la Luna, Blumenberg ya incidiera en la cir-
368). Para más detalles sobre la pertenencia de Blumenberg a la Akademie cunstancia de que quizá iba a ser necesario ponerse al día con la geografía
véase Alberto Fragio, “‘Das Überleben der Übergänge’”, op. cit., pp. 34-40. americana o rusa para estar a la altura de los testimonios “que nos traigan o
91. Véase la carta de Blumenberg a Weizsäcker con fecha 27 de noviembre 1964 radiotelegrafíen los primeros viajeros” (PM 92, 141). Entre los artículos perio-
(dla Marbach). Recordemos que en 1957 Blumenberg había editado una selec- dísticos conservados en su Nachlaß figuran algunos sobre la carrera espacial
ción de escritos de Cusa, y preparado un amplio estudio preliminar: Nicolaus y el proyecto Gemini, preparatorio del célebre programa Apolo. Véase V.G.,
von Cues, Die Kunst der Vermutung. Auswahl aus den Schriften, Schünemann, “Rekordflug mit Hindernissen. Projekt Gemini 5 war fast ein voller Erfolg”, ZEIT,

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ambos se inició un animado intercambio epistolar a propósito del No obstante, de mayor significación y alcance fue la discusión
estatus del concepto y la metáfora, de la física moderna y especial- entre Blumenberg y Weizsäcker a propósito de la hermenéutica de
mente del ideal cartesiano de exactitud.95 Sobre esta última cues- la Modernidad y la secularización. En esta breve disputa se pusieron
tión, Weizsäcker le remitió a Blumenberg su discurso sobre “Die de relieve las profundas diferencias que separaban a ambos autores.
Sprache der Physik” [“El lenguaje de la física”] 96 pronunciado en De nuevo Blumenberg le remitió a Weizsäcker una serie de artí-
la Joachim-Jungius-Gesellschaft der Wissenschaften –una academia culos,100 entre los que parece se encontraba “‘Säkularisation’. Kritik
científica de Hamburgo fundada en 1947–, no sin antes advertirle einer Kategorie historischer Illegitimität”.101 En su respuesta del 11
que “desde mi experiencia con la ciencia exacta encuentro el ideal de diciembre de 1964, Weizsäcker dudaba de si acaso había apren-
cartesiano más o menos como una absurda ensoñación [Hirnge- dido el término “secularización” gracias a Blumenberg,102 al tiem-
spinst]”.97 El propio Weizsäcker había dedicado en 1957 su discur- po que le informaba que él mismo había tratado esta cuestión en
so de inicio del año académico de la Universidad de Hamburgo a las Gifford Lectures,103 una serie de conferencias pronunciadas en la
“Descartes y la ciencia moderna de la naturaleza”, en el que tam- Universidad de Glasgow entre 1959 y 1961, luego publicadas parcial-
bién hizo amplia referencia a Copérnico, Kepler, Galileo, Newton mente en inglés bajo el título The Relevance of Science: Creation and
y la teoría del sistema planetario.98 Por su parte, Blumenberg ya se Cosmogony [1964],104 y en alemán como Die Tragweite der Wissenschaft
había ocupado de Descartes y el problema del método en su artí- [1964].105 La particularidad de las Gifford Lectures residía en que
culo de 1953 “Technik und Wahrheit”, en el que, por cierto, hizo estaban destinadas a promover y difundir el estudio de la “teología
alusión a Weizsäcker.99 natural”, esto es, el conocimiento de Dios mediante la investigación

núm., 36, 3 de septiembre de 1965, p. 23. En el artículo [autor desconocido],


“Massekonzentrationen auf dem Mond”, núm. 190, 17 de agosto de 1968, p. 7, 100. Carta de Weizsäcker a Blumenberg con fecha 11 de diciembre de 1964 (dla
se hace referencia al programa Apolo, al orbitador lunar y al problema de las Marbach).
concentraciones de masa (mascones) en la Luna, del que se ocuparon los mate- 101. Recogido en Helmut Kuhn y Franz Wiedmann (eds.), Die Philosophie und die
máticos Paul Muller y William Sjogren del Instituto de Propulsión a Reacción de Frage nach dem Fortschritt (VII. Deutscher Kongress für Philosophie, Münster,
Pasadena. También figura un tardío artículo periodístico, sin autor, sobre una 1962), Pustet, München, pp. 240-265.
misión soviética fracasada a la Luna: “Misslungene sowjetische Mission zum 102. Carta de Weizsäcker a Blumenberg con fecha 11 de diciembre de 1964 (dla
Monde. Ein geheimes, 1974 aufgegebenes Projekt”, 20/21, [NZZ?], núm. 16, Marbach).
enero de 1990 (dla Marbach). 103. Para la posición de Weizsäcker sobre la secularización véase Dieter Hattrup,
95. Véase en especial la carta de Weizsäcker a Blumenberg con fecha 15 de diciembre Carl Friedrich von Weizsäcker, op. cit., pp. 115 y ss.
de 1960 y la de Blumenberg a Weizsäcker con fecha 31 de enero de 1961. 104. Carl F. von Weizsäcker, The Relevance of Science: Creation and Cosmogony,
96. Recogido en Carl Friedrich von Weizsäcker, Die Einheit der Natur [1974], Gifford Lectures 1959-1960; Harper and Row, Nueva York/Evanston, 1964.
Deutscher Taschenbuch Verlag, München, 2002, pp. 61-83. 105. Carl F. von Weizsäcker, Die Tragweite der Wissenschaft, Hirzel, Stuttgart, 1964.
97. Carta de Weizsäcker a Blumenberg con fecha 15 de diciembre de 1960. La traduc- La edición completa con ambas series de conferencias data de 1990. Existe
ción del pasaje es nuestra. también una edición de 2006. Una revisión de esta obra en Dieter Hattrup,
98. Carl Friedrich von Weizsäcker, Descartes und die neuzeitliche Naturwissenschaft, Carl Friedrich von Weizsäcker, op. cit., pp. 108-124; el propio D. Hattrup ha
en Selbstverlag der Universität Hamburg, 1958, pp. 5-30. elaborado una secuela con su Die Tragweite der Wissenschaft. Kölner Vorträge,
99. Hans Blumenberg, “Technik und Wahrheit” (TuW 117). Paderborn, 2010, pp. 1-80.

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de la naturaleza. La declarada confesión cristiana de Weizsäcker, que una agria polémica de Weizsäcker con Walther Nernst [1864-1941]
sin pudor impregnaba las páginas de The Relevance of Science, a los a propósito de la edad finita del mundo, recogida con todo género
ojos de Blumenberg reproducía insidiosamente el malentendido de de detalles en The Relevance of Science, precisamente en la lección
las comprensiones teológicas de la Modernidad, que con tanto ardor que Weizsäcker consagraba a la astronomía contemporánea. En esta
habría de combatir en Die Legitimität der Neuzeit. En este sentido, lección Weizsäcker repasaba los principales hallazgos astronómicos
y al igual que en el caso de Carl Schmitt, la obra de Weizsäcker no de la época, como el descubrimiento de la expansión del univer-
podía sino representar para Blumenberg otro ejemplo canónico y so, la dinámica interna de las galaxias, el desplazamiento al rojo, la
execrable de tergiversación hermenéutica asociada al concepto de nucleosíntesis estelar de elementos químicos o la teoría del Big
secularización, un nuevo episodio de “ilegimitidad histórica”, por Bang.108 De manera más precisa, la anécdota de su desencuentro
usar su propia expresión.106 En el caso de Weizsäcker, aun agrava- con Walther Nernst la introdujo al hilo de su comentario sobre la
do por su tratamiento naíf de temas históricamente tan intrincados teoría del estado estacionario de Fred Hoyle y de los procesos de
como los mitos cosmogónicos, la filosofía griega, la astronomía mo- creación espontánea de materia postulados por esta teoría, en parti-
derna o la propia noción de “secularización”. cular en relación con el problema de la edad del Sol y del universo.
En una sustanciosa carta que Blumenberg envió a Weizsäcker Vale la pena recoger el pasaje:
el 12 de abril de 1965, le anticipaba algunos de los argumentos que
luego constituirían Die Legitimität der Neuzeit, como la tesis de la En 1938, cuando era un joven físico teórico en Berlín, presenté un artí-
reocupación, la autoafirmación moderna en contra del absolutismo culo en el Coloquio de física de la Universidad sobre la transmutación de
teológico o la escatología. En Die Legitimität der Neuzeit Blumenberg elementos [químicos] en el Sol. Había concebido una cadena específica
hubo de citar literalmente a Weizsäcker en diversas ocasiones para de reacción nuclear que podía servir como fuente de energía para el Sol,
ilustrar precisamente la posición a la que iba dirigida su crítica: “el el así llamado ciclo del carbón, descubierto de manera independiente por
mundo moderno puede ser entendido, en gran parte, como resultado Bethe en el mismo año y trabajado con mayor detalle. Desde un punto de
de una secularización del Cristianismo”.107 vista contemporáneo, es el tipo correcto de reacción pero no desempeña
En este contexto nos interesa la amplia referencia de Blumen- en la actualidad la función principal en el Sol. En cualquier caso, estaba
berg al descubrimiento de Weizsäcker del ciclo del carbono y de bastante orgulloso de mi descubrimiento, y con la intención de mostrar
la agotabilidad de los procesos energéticos del cosmos. De hecho su plausibilidad, enfaticé que permitía estimar una posible edad del Sol
en Die Legitimität der Neuzeit Blumenberg glosa la anécdota de en consonancia con la edad del universo determinada por el desplaza-
miento al rojo, a la sazón una idea muy reciente. Sobre este aspecto, me

106. Véase Alberto Fragio, “La destrucción blumenberguiana de las comprensiones topé con la violenta oposición del famoso físico-químico Walther Nernst,
teológicas de la Modernidad”, ÉNDOXA: Series Filosóficas, núm. 26, Madrid, quien pertenecía a una generación más vieja y que detentaba la cátedra
2010, pp. 243-278; sobre la función que desempeña la noción de “cosmos” en
Die Legitimität der Neuzeit véanse las pp. 269-273.
107. Carl Friedrich von Weizsäcker, Die Tragweite der Wissenschaft, op. cit., p. 178, 108. Ibid., p. 147. Weizsäcker abordaba también la cuestión del presunto inicio del
citado por Hans Blumenberg (LdN 34, 32). universo y de la posibilidad de un universo cíclico. Ibid., p. 150.

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de física en la Universidad de Berlín. Dijo que no podía ser científica la sino tener una edad finita. Weizsäcker achacó la cólera del otro físico al
consideración de que el universo pudiera tener una edad. En un primer miedo que le daba “el pensamiento de que el mundo pueda tener un
momento no comprendí lo que deseaba dar a entender. Explicó que final”. El tiempo absoluto se habría convertido, a diferencia de lo que
la infinitud del tiempo era un elemento básico de cualquier pensamien- pasaba en Newton, en una cualidad del propio mundo. Weizsäcker ve
to científico, y negarlo soponía traicionar los fundamentos mismos de la documentada, en esa sensación, el “rasgo profundamente irracional que
ciencia. Estaba muy sorprendido por esta aseveración, y respondí que era hay en la fe en la ciencia”: para Nernst, el mundo habría “ocupado el
una aproximación científica proponer hipótesis respaldadas por la expe- sitio del trono de Dios, constituyendo una blasfemia el negarle atribu-
riencia, tal como la idea de que el universo tuviera una edad. Replicó tos divinos”. Esto era una especie de experiencia primigenia de la evi-
que no podía aceptar como científica una hipótesis en contradicción con dencia del concepto de secularización. Weizsäcker había observado, por
los fundamentos de la ciencia. Estaba profundamente enojado y la agria primera vez, que el “cientificismo trae consigo un rasgo que yo califica-
discusión, que fue continuada en su estudio privado, no podía arrojar ría como una secularización de la fe cristiana”. La escena relatada tuvo
resultado alguno. El profesor F. Debye, en cuyo instituto estaba entonces lugar en 1938, cuando el físico teórico había descubierto el ciclo del
desarrollando mi trabajo y que nos acompañó hasta el estudio privado de carbono como la fuente energética de las estrellas; la agotabilidad de los
Nernst, zanjó la discusión con esta salomónica observación: “Mire, profe- procesos energéticos del cosmos representó enseguida para él un impe-
sor, el Dr. von Weizsäcker está interesado en un problema concreto sobre dimento de la infinitud del mundo, como una instancia crítica a donde
las fuentes de energía del Sol, y Vd. en el problema del universo como un recurrir para atacar una ciencia secularizada, causa de que para el físico
todo, de tal modo que no hay contradicción entre sus concepciones. Déle de la generación precedente “el universo de duración infinita ocupara
tiempo. Es joven, y si Vd. tiene razón terminará por compartir sus puntos tanto el lugar del Dios eterno como el del alma inmortal”. En cuan-
de vista”. De este modo pudimos llegar a tiempo para cenar. Lo que más to a hipótesis biográfica, es difícil contradecir esta afirmación. Pero
me impresionó de Nernst no fueron sus argumentos, que mucho me cuando Nernst, según relata Weizsäcker, objetara que el pensamiento de
temo sigo pensando carecían de verdadera sustancia, sino su enfado. ¿Por una edad finita del universo no es científico, al ser la duración infinita
qué estaba tan enfadado?109 del tiempo un factor fundamental del pensamiento científico, no tenía
por qué estar secularizando, al decir esto, nada cristiano. Sólo tenía que
La glosa de Blumenberg es la siguiente: haber leído a Aristóteles [...]. También Aristóteles hubiera montado en
cólera ante el pensamiento del final del mundo, porque ello incluía el
Newton no hubiera entendido por qué el físico berlinés Walther Nernst final del tiempo, algo para él contradictorio, o sea, imposible de pensar.
se enfadaba por el pensamiento que desarrollaba ante él el joven físico Newton podía pensar de una forma distinta sobre ello, ya que, para él,
Weizsäcker, de que, según sus cálculos energéticos, el mundo no podía el final del mundo no iba vinculado con el final del tiempo, absoluto e
independiente del mundo (LdN 96-97, 86-87).110

109. Carl Friedrich von Weizsäcker, The Relevance of Science, op. cit. pp. 151-152.
Véase también Helge Kragh, Matter and Spirit in the Universe: Preludes to 110. En este pasaje Blumenberg remitía a su propio texto “Die kopernikanische
Modern Cosmology, Imperial College Press, Londres, 2004, p. 94. Konsequenz für den Zeitbegriff”, en Coloquia Copernicana, I, Varsovia, 1972,

46 47
Como no podía ser de otra manera, Blumenberg hizo llegar ver y en la Universität Göttingen, donde fue alumno de David
a Weizsäcker un ejemplar de Die Legitimität der Neuzeit,111 quien Hilbert y asistente del matemático Richard Courant y de los
acusó recibo en una carta muy breve con fecha 19 de enero de físicos Werner Heisenberg y Max Born. Bajo la supervisión de
1967.112 También recibió un ejemplar de la edición de Blumen- este último obtuvo su doctorado en 1924. En esos años colaboró
berg de los escritos de Galileo.113 No obstante, y si bien el nombre con Born y Heisenberg en una célebre serie de artículos sobre
de Weizsäcker aparecía en la lista de envío que Blumenberg pre- la mecánica cuántica matricial.116 Sin embargo, en este contexto
paró para Die Genesis der kopernikanischen Welt [1975],114 el final de no nos interesan tanto sus pioneras aportaciones a la formulación
la correspondencia con Weizsäcker se cerró con una breve carta matemática de la entonces incipiente mecánica cuántica o a la
de este último dictada a su secretaria, y con fecha 17 de julio de teoría cuántica de campos –por las que obtuvo un gran recono-
1968, en la que lacónicamente le agradecía el envío de lo que cimiento– como a sus trabajos sobre cosmología y astrofísica, que
creemos es “Wirklichkeitsbegriff und Staatstheorie” [1968] (WbS no tuvieron tan buena acogida y que a la postre se demostrarían
121-146).115 Parece que desde entonces la relación entre ambos bastante desacertados.
quedó interrumpida y no se volvería a retomar. El interés de Jordan por la cosmología se fecha a finales de
El último científico de la época al que deseamos referirnos la década de los treinta, en los años inmediatamente previos a la
brevemente es Pascual Jordan [1902-1980]. Jordan estudió mate- Segunda Guerra Mundial.117 Jordan propuso una heterodoxa teoría
máticas, física y zoología en la Technischen Hochschule Hanno- cosmológica inspirada en la tradición relativista británica, estrecha-
mente relacionada con las controvertidas propuestas cosmológi-
cas de Eddington y Dirac.118 La cosmología de Jordan combinaba
pp. 57-77. Como es sabido también se refirió ampliamente a esta misma cues-
tión en Die Genesis der kopernikanischen Welt (GkW) [1975]. la concepción de Eddington de un universo finito119 y en expansión
111. Sobre la lista de envío de Die Legitimität der Neuzeit véase Alberto Fragio,“‘Das
Überleben der Übergänge’”, op. cit., pp. 60-61, nota 128.
112. Carta de Weizsäcker a Blumenberg con fecha 19 de enero de 1967 (dla
Marbach). No deja de ser curioso, si bien meramente anecdótico, que 116. Véase José Manuel Sánchez Ron, Historia de la física cuántica, I, El periodo
Weizsäcker contribuyera en un monográfico francés titulado Légitimité et fundacional (1860-1926) [2001], Crítica, Barcelona, 2005, pp. 441-443 y 468.
légitimation de la science, Centre National de la Recherche Scientifique, París, 117. Véase en especial Pascual Jordan, “Zur empirischen Kosmologie”, Die Natur-
1984 (Cahiers STS, 4), con el texto “Les conditions de possibilité de l’expé- wissenschaften, 26, 1938, pp. 417-421, y “Bemerkungen zur Kosmologie”,
rience et l’unité de la physique”, pp. 9-44. Annalen der Physik, 32, 1939, pp. 64-70.
113. Galileo Galilei, Sidereus Nuncius (Nachricht von neuen Sternen). Dialog 118. Helge Kragh, “From Quantum Theory to Cosmology: Pascual Jordan and
über die Weltsysteme (Auswahl). Vermessung der Höhle Dantes. Marginalien ‘World Physics’”, en Pascual Jordan (1902-1980). Mainzer Symposium zum
zu Tasso, Insel, Frankfurt am Main, 1965. Edición y estudio preliminar de 100. Geburtstag, Max Plack Institute for the History of Science, preprint,
Hans Blumenberg: “Das Fernrohr und die Ohnmacht der Wahrheit” (FuO, 2007, pp. 133-144. Para más detalles sobre la cosmología de Jordan véase
7-75). Véase la carta de Weizsäcker a Blumenberg con fecha 16 de diciembre Helge Kragh, Matter and Spirit in the Universe, op. cit., pp. 175-85; y Jacques
de 1965 (dla Marbach). Merleau-Ponty, Cosmologie, op. cit., pp. 267 y ss.
114. Véase A. Fragio, “‘Das Überleben der Übergänge’”, op. cit., pp. 60-61, nota 128. 119. Jacques Merleau-Ponty, Cosmologie, op. cit., p. 268: “[Jordan] propuso la
115. Véase también la carta de Weizsäcker a Blumenberg con fecha 17 de julio de hipótesis de un universo finito como la única capaz de resolver la paradoja de
1968 (dla Marbach). Olbers”. La traducción es nuestra.

48 49
con lo que el propio Jordan denominaba la “hipótesis de Dirac”, Tras la Segunda Guerra Mundial, Jordan publicó varios libros y
esto es, la variación en el tiempo de la constante de gravitación uni- artículos127 en los que desarrollaba ampliamente, y desde un punto de
versal.120 También adoptó la idea de James Jeans y Dirac121 de una vista eminentemente matemático, sus concepciones sobre cosmología
creación espontánea de materia,122 pero no a la manera de Dirac y astrofísica. Entre ellos destaca singularmente Die Herkunft der Sterne
–como la suave y homogénea producción de átomos de hidrógeno [1947],128 Schwerkraft und Weltall [1952],129 Atom und Weltall [1956],130
en los remotos confines del universo–, sino a la manera de Albrecht Über die Wolkenhülle der Venus [1967],131 y un artículo que apareció
Unsöld,123 en violentas y espectaculares explosiones de supernova en Nature [1949] en el que presentaba lo sustancial de sus ideas a un
presuntamente generadoras de estrellas, nebulosas124 y de nuevos ele- público inglés,132 y que marca el encuentro con la teoría del estado
mentos químicos, bajo el esquema Alpher-Bethe-Gamow125 y del estacionario, por esos mismos años también en desarrollo.133
ciclo del carbono de Bethe-Weizsäcker.126 Las afinidades de Jordan con Weizsäcker van más allá de la
creación de elementos químicos en el interior de las estrellas134 o
incluso de su compartida inquietud religiosa135 y militancia política.
120. En uno de los artículos periodísticos conservados en el Nachlaß de Blumenberg
se hacía referencia al debate de las constantes de la naturaleza, de manera
específica a Dirac y la cuestión de la disminución de la gravedad con el tiempo:
K. Rudzinski, “Ungelöstes Rätsel Kosmos. Fortschritte der Astronomie – neue 127. Pascual Jordan, “Über die Entstehung der Sterne”, Die Naturwissenschaften,
Fragen / Spekulationen über das Weltall”, FAZ, 15 de noviembre de 1967 (dla 45, 1944, pp. 183-190.
Marbach). Sobre Jordan y las constantes de la naturaleza véase Helge Kragh, 128. Pascual Jordan, Die Herkunft der Sterne, Wissenschaftliche Verlagsgesellschaft,
Higher Speculations. Grand Theories and Failed Revolutions in Physics and Stuttgart, 1947. En este breve ensayo Jordan resume lo esencial de su teoría
Cosmology, Oxford University Press, Oxford, 2011, cap. 7, “Varying Constants de la formación de estrellas, de novas, supernovas y la creación de materia.
of Nature”, pp. 167-192; también Jacques Merleau-Ponty, Cosmologie, op. cit., 129. Pascual Jordan, Schwerkraft und Weltall, op. cit.
pp. 112 y ss. 130. Pascual Jordan, Atom und Weltall: Einführung in den Gedankeninhalt der
121. Jacques Merleau-Ponty, Cosmologie, op. cit., p. 225, nota 3. modernen Physik (1. Auflage, zugleich 9. neugest. u. erw. Auflage d. Physik des
122. Un resumen en Max Born, “Introduction”, Nature, 164, 1949, p. 637. 20. Jahrhunderts), Friedr. Vieweg & Sohn, Braunschweig, 1956, en especial,
123. “Desde hace diez años vengo ampliando y radicalizando una idea de Unsöld: “Kernphysik und kosmische Geschichte”, pp. 124-132.
la representación de las Supernovas I como estrellas recién nacidas.” Pascual 131. Pascual Jordan, Über die Wolkenhülle der Venus, Steiner, Wiesbaden, 1967.
Jordan, Schwerkraft und Weltall. Grundlagen der theoretischen Kosmologie 132. Pascual Jordan, “Formation of stars and development of the universe”, Nature,
[1952], edición ampliada, Zweitere, Bearbeitet unter Mitwirkkung von E. 164, 1949, pp. 637-640.
Schücking, Friedr. Vieweg & Sohn, Braunschweig, 1955, p. 254. La traducción del 133. Helge Kragh, “From Quantum Theory to Cosmology”, op. cit., p. 141. Véase
pasaje es nuestra. El capítulo V del tercer libro lo dedica a la creación de materia, también Jacques Merleau-Ponty, Cosmologie, op. cit., p. 385. En uno de
las supernovas y la teoría de la formación de estrellas y de los elementos quí- los artículos conservados en el Nachlaß de Blumenberg, aparecido en Der
micos: 3. Buch, Die Hypothese der Materieerzeugung, capítulo V, “Embryonale Spiegel, se apuntaba la idea, ligada a Hoyle, de que la explosión de un quásar
Sterne”, pp. 244-272; § 38 “Die Hypothese der Sterngeburten”. es la señal de que se está produciendo un nuevo acto de creación de materia:
124. Helge Kragh, “From Quantum Theory to Cosmology”, op. cit., p. 138. [autor desconocido], “Welt-Enstehung. Schwarzes Loch”, Der Spiegel, núm. 44,
125. Véase Pascual Jordan, Schwerkraft und Weltall, op. cit., p. 259. Véase asimis- 1968, p. 177 (dla Marbach).
mo Pascual Jordan, Atom und Weltall. Einführung in den Gedankeninhalt der 134. Jacques Merleau-Ponty, Cosmologie, op. cit., pp. 233-234.
modernen Physik, Friedr. Vieweg & Sohn, Braunschweig, 1956, en especial, 135. Der Naturwissenschaftler vor der religiösen Frage: Abbruch einer Mauer [1963],
“Kernphysik und kosmische Geschichte”, pp. 124-32. 6. Auflage/Stalling, Oldenburg/Hamburg, 1972; Schöpfung und Geheimnis,
126. Pascual Jordan, Schwerkraft und Weltall, op. cit., pp. 115 y ss. Stalling, Oldenburg/Hamburg, 1970.

50 51
Jordan también propuso una cosmogonía que describía el proceso Como ya hemos anticipado, Blumenberg tuvo oportunidad
de formación de la Tierra y el fenómeno de la deriva continental de conocer a Jordan en el contexto de la Akademie der Wissen-
bajo la hipótesis de una disminución progresiva de la constante schaften und der Literatur zu Mainz. Además de la citada ceremo-
de gravitación a lo largo de la historia del universo. En Schwer- nia de nombramiento de Blumenberg como miembro ordinario,
kraft und Weltall, Jordan discutirá la teoría de Weizsäcker sobre la Jordan también presidió el homenaje que la Akademie rindió a
formación de planetas,136 y esbozará las consecuencias geológicas Erich Rothacker con motivo de su defunción, acaecida el 10 de
de esta hipótesis. En su Die Expansion der Erde [1966]137 sugirió agosto de 1965, y en el que Blumenberg pronunció el discurso
que la Tierra pudo haber aumentado su tamaño hasta su dimen- funerario (Nruf 70-76).141 En su Nachlaß también se conserva un
sión actual a partir de una esfera inicial de un diámetro mucho amplio reportaje de un periódico local sobre la Akademie, que in-
menor. cluía un breve artículo de Jordan sobre la radioastronomía.142 Así
No obstante, tanto su cosmogonía como su cosmología esta- las cosas, no es de extrañar el fulgurante comienzo sobre el hábitat
ban plagadas de anomalías, entre ellas que la estimación de la edad cósmico en Die Genesis der kopernikanischen Welt [1975]. Sin duda la
del universo resultaba menor que la de la propia Tierra, una incon- adscripción de Blumenberg a una institución de carácter científico
sistencia que sin duda habría encantado a Walther Nernst. Jordan sirvió de estímulo para que siguiese trabajando en la historia de la
sostuvo un modelo de universo cerrado en expansión uniforme a la ciencia moderna y de la astronomía.
velocidad de la luz,138 pero la creación de materia involucraba una No obstante, a la vista de la personalidad y la pasada militancia
modificación de las ecuaciones de campo de la teoría general de de Jordan en el partido nazi,143 cabe suponer una relación poco
la relatividad, un problema al que también habrían de enfrentarse simpatética con Blumenberg.144 De hecho el Nachlaß recoge tam-
los promotores de la cosmología cinemática y la teoría del estado bién un artículo aparecido en Der Spiegel [1967] con el título “Pas-
estacionario.139 Sea como fuere, entre los méritos de Jordan cabe cual Jordan. Überall Front” [“Desde todos los frentes”], en el que se
contar el de haber sido uno de los primeros científicos en aceptar hacía eco de una polémica desatada a raíz de una invitación que la
una versión de la teoría del Big Bang, cuando ésta era poco más Evangelisch-Kirchlichen Vereins der Schweiz hizo a Jordan a finales
que una especulación aventurada.140 de 1966 para que hablara en Zürich sobre Dios y la física teórica.145

136. Pascual Jordan, Schwerkraft und Weltall, op. cit., p. 243. 141. Para más detalles véase Alberto Fragio, “  ‘Das Überleben der Übergänge’  ”,
137. Pascual Jordan, Die Expansion der Erde: Folgerungen aus der Diracschen op. cit., p. 37.
Gravitationshypothese, Friedrich Vieweg & Sohn, Braunschweig, 1966. Véase 142. Pascual Jordan, “Radio-Astronomie”, Rhein-Main-Nahe, 9 de febrero de 1966,
también Helge Kragh, Higher Speculations, op. cit., p. 190, nota 25. p. 10 (dla Marbach).
138. Véase t, “From Quantum Theory to Cosmology”, op. cit., p. 140. 143. Dieter Hoffmann y Mark Walker, “Der gute Nazi: Pascual Jordan und das Dritte
139. Ibid., p. 138. Reich”, Pascual Jordan (1902-1980). Mainzer Symposium zum 100. Geburtstag,
140. Ibid., p. 140. Para la discusión de Jordan de los hallazgos de Hubble, en espe- Max Plack Institute for the History of Science, 2007, pp. 83-112.
cial del “flujo de Hubble” [“Hubble-Flucht”] o “movimiento de fuga” de las 144. Blumenberg valora la cosmología de Jordan en VS (273 y 397-398).
galaxias espirales, véase su Schwerkraft und Weltall, op. cit., pp. 106 y ss; y su 145. [Autor desconocido], “Pascual Jordan. Überall Front”, Der Spiegel, 3, 1967, 3,
Atom und Weltall, op. cit. pp. 131 y ss. p. 86.

52 53
El párroco y científico suizo Heini Gränicher hubo de denunciar En lo que respecta a Hans Jörg Fahr, ejerció como profesor de as-
la “‘profunda relación’ entre la ‘actitud espiritual’ del académico y trofísica en el Institut für Astrophysik und Extraterrestrische Fors-
el Nacionalsocialismo”,146 iniciando así una controversia que trans- chung de la Universität Bonn, y fue autor, asimismo, de varios li-
cendió a la prensa alemana y suiza. Con no poca malicia, Der Spie- bros de astronomía y cosmología dirigidos al gran público, como
gel acompañaba su artículo –en el que también se mencionaba a Die zehn fetten Jahre der Weltraumforschung [1976] o Raumzeitdenken,
Weizsäcker en calidad de firmante del Göttinger Manifest–147 con Zwangsvorstellung Unendlichkeit [1982].149 A las décadas de los sesen-
una fotografía de Jordan con el siguiente pie de foto: “Gottforscher ta y setenta también pertenecen numerosos artículos firmados por
Jordan. Wille zur Macht” [“Jordan, el investigador de Dios.Voluntad Robert Gerwin, especialista en energía nuclear150 y jefe de prensa
de poder”]. de la Max Planck Gesellschaft,151 y por los redactores científicos del
FAZ Kurt Rudzinski152 [n.1939] y Hans Zettler153 [m. 2005]. En la
AD ASTRA SINE ASPERIBUS década de los ochenta se concentra asimismo una gran cantidad de
La mayor parte de los artículos periodísticos sobre astronomía y artículos escritos por Günter Paul [n. 1946], doctor en física por
cosmología conservados en el Nachlaß de Blumenberg correspon- la Universität Bonn, especialista en astronomía y exploración es-
den a los diarios alemanes Frankfurter Allgemeinen Zeitung (FAZ) pacial, y miembro del equipo de redacción de la sección del FAZ
y ZEIT. En menor medida a otros periódicos y revistas como el “Natur und Wissenschaft”, autor asimismo de los libros Die dritte
suizo Neue Züricher Zeitung (NNZ), el francés L’Express o el ale-
mán Der Spiegel.
149. Hans Jörg Fahr, Die zehn fetten Jahre der Weltraumforschung, Wissenschaftliche
En lo que respecta al FAZ, destacan singularmente los artí-
Buchgesellschaft, Darmstadt, 1976; Raumzeitdenken, Zwangsvorstellung Unen-
culos de los profesores Werner Braunbek [1901-1977] y Hans Jörg dlichkeit, Fromm Druckhaus A, 1982. Entre sus publicaciones más recientes cabe
Fahr [n. 1939], escritos a finales de la década de los sesenta y seten- contar también Zeit und kosmische Ordnung, Carl Hanser, 1995; Universum
ohne Urknall. Kosmologie in der Kontroverse, Spektrum Akademischer Verlag,
ta. El primero de ellos –Werner Braunbek– fue docente de física
1995; y Der Urknall kommt zu Fall. Kosmologie im Umbruch, Franckh Kosmos,
teórica en la Technische Hochschule Stuttgart y en la Universität Stuttgart, 1992.
Tübingen, y publicó un buen número de libros divulgativos sobre 150. Robert Gerwin, Die Welt – Energieperspektive. Analyse bis zum Jahr 2030,
Goldmann Sachbuch, 1982; So ist das mit der Kernenergie, Econ, München,
física, como Vom Lichtstrahl zum Neutrino. Eine moderne Strahlen-
1985; Prometheus wird nicht sterben. Energie für heute und morgen, Econ,
physik für alle [1968], Wenn selbst Atome einfrieren – Physik der tiefs- München, 1984. También es autor de un libro sobre Guillermo Marconi:
ten Temperaturen [1970] o Die unheimliche Wachstumsformel [1973].148 Marconi. Ein Erfinderleben in unserer Zeit, Oppermann, 1957.
151. Manfred Kriener, “Geschichte der Atomenergie. Aufbruch ins Wunderland”,
ZEIT, 30 de septiembre de 2010.
146. Idem. 152. El lector interesado podrá encontrar más información sobre K. Rudzinski en
147. Idem. [autor desconocido], “Murren und Mauscheln”, Der Spiegel, 23, 1969, pp. 158-
148. Werner Braunbek, Vom Lichtstrahl zum Neutrino. Eine moderne Strahlenphysik 165, a propósito de una polémica sobre la creación de un centro de investiga-
für alle, Kosmos, Stuttgart, 1968; Wenn selbst Atome einfrieren – Physik der tiefs- ción nuclear en Karlsruhe.
ten Temperaturen, Kosmos, Stuttgart, 1970; Die unheimliche Wachstumsformel 153. Para mayores detalles sobre Hans Zettler véase la reseña necrológica que le
[1973], List Paul Verlag, 1982, entre otros libros. dedica el FAZ, núm. 22, 27 de enero de 2005, p. 34.

54 55
Entdeckung der Erde [1974], Unsere Nachbarn im Weltall [1976] y Auf- artículos del divulgador científico Hoimar von Ditfurth [1921-
marsch im Weltall [1980].154 1989], fechados en la década de los setenta, y del físico Rainer
En relación con el periódico ZEIT, destacan por su cantidad Kayser [n. 1957], pertenecientes a la década de los ochenta.
los artículos de Günter Haaf [n. 1946], periodista científico y redactor En relación con el resto de periódicos y revistas, los artículos
científico del ZEIT entre 1977 y 1986, y los del matemático Thomas están escritos por autores aislados o no figura autor alguno, como
von Randow [1921-2009],155 autor de libros de divulgación como en el caso de Der Spiegel. En otras ocasiones se trata de meros recor-
Der Mensch und die Energie. Von den Pyramiden bis zur Kernspaltung tes en los que sólo aparecen el título y el cuerpo del texto.
[1962].156 También cabe contar con algunas contribuciones de Adal- Como ya adelantábamos, estos artículos dan cuenta de la abru-
bert Bärwolf [1921-1995], uno de los grandes cronistas alemanes de madora proliferación de estudios e investigaciones en los ámbitos de
la exploración espacial,157 redactor científico158 e historiador de la la astronomía y la astrofísica. De manera más específica, muestran los
tecnología;159 y del doctor Joachim W. Ekrutt, investigador científico resultados científicos derivados de las sucesivas mejoras en los instru-
y director del Planetario de Hamburgo entre 1974 y 1975, y cola- mentos de observación y de la puesta en órbita de satélites artificiales
borador de la revista “Stern”.160 También figuran, en fin, unos pocos y telescopios espaciales,161 que en última instancia permitieron hacer
accesibles otras regiones del espectro electromagnético inexplora-
das hasta la fecha.162 En este sentido, los artículos conservados en el
154. Günter Paul, Die dritte Entdeckung der Erde, Econ, München, 1974; Unsere
Nachbarn im Weltall. Auf der Suche nach außerirdischen Intelligenzen, Econ, Nachlaß de Blumenberg acreditan el paso de la astronomía óptica,163
München, 1976; y Aufmarsch im Weltall. Die Kriege der Zukunft werden im
Weltall entschieden, Keil, Bonn, 1980. Jahr, 1991; y Sterne und Planeten. Bestimmen. Kennenlernen. Erleben, Gräfe &
155. Para ulteriores detalles véase la reseña necrológica de Karsten Polke-Majewski, Unzer, 1999.
“Thomas von Randow – Visionär seines Fachs”, ZEIT, 30 de julio de 2009. Sobre 161. Anatol Johansen, “Das Weltall ist ganz anders. Amerikanischer Super-Satellit
Randow véase también Hans Blumenberg (VS 483). OAO brachte überraschende Ergebnisse”, ZEIT, núm. 19, 9 de mayo de 1969,
156. Thomas von Randow, Der Mensch und die Energie. Von den Pyramiden bis zur p. 63 (dla Marbach); [autor desconocido], “Zu Weihnachten ein künstlicher
Kernspaltung, Delphin, Zürich, 1962. Komet”, FAZ, 23 de diciembre de 1984 (dla Marbach), un artículo sobre el satéli-
157. Adalbert Bärwolf, Brennschluß – Rendezvous mit dem Mond. Ein Erlebnisbericht te alemán IRM diseñado para investigar el campo magnético de la Tierra. Véase
der amerikanischen Raumfahrt mit 16 Farbtafeln, Ullstein Buchverlag, 1969; Es también el artículo sobre el telescopio espacial Hubble: [autor desconocido],
begann in Peenemünde. Bauten im Weltraum, Heitkamp, 1970; Die Marsfabrik: “Hubbles bislang tiefster Blick ins All. Weltraumteleskop nahm das schwache
Aufbruch zum roten Planeten, Herbig Verlag, München, 1995. Licht von 1500 Galaxien auf”, [no contiene fecha ni se identifica procedencia].
158. Klaus Müller, “Adalbert Bärwolf. Verdienstvoller Reporter der Wissenschaft El artículo incluye una fotografía con el siguiente pie de foto: “Zwei Teilbilder
gestorben”, ZEIT, 21 de noviembre de 1995. des Himmelsfeldes, in dem das Hubble-Weltraumteleskop Galaxien in zehn
159. Adalbert Bärwolf, Die Geheimfabrik: Amerikas Sieg im Technologischen Krieg, Milliarden Lichtjahren Entfernung entdeckte”. En este artículo también se hace
Herbig Verlag, München, 1994. referencia al célebre Cosmic Background Explorer (COBE), lanzado en 1989.
160. A esta revista pertenece el artículo de Joachim W. Ekrutt conservado en el 162. Ester Antonucci, “Research on Solar Activity in the Last 50 Years: The Space Era”,
Nachlaß de Blumenberg: “Jupiter lässt Grüssen” [“Jupiter envía saludos”], Stern, en Carlo Castagnoli y A. Masani (eds.), Astronomy and Astrophysics in Italy in
pp. 66-72. Ekrutt también escribió, entre otros, los siguientes libros: 5000 Jahre the Second Half of the xx Century, Italian Physical Society, Bologna, 1998, p. 60.
Zeitberechnung – Der Kalender im Wandel der Zeit, Kosmos Bibliothek, 1972; 163. Malcolm Longair, The Cosmic Century, op. cit. p. 125: “Until 1945, astronomy
Die Kleinen Planeten. Planetoide und ihre Entdeckungsgeschichte, Kosmos meant optical astronomy” [“Hasta 1945, astronomía significó astronomía ópti-
Verlag, 1982; Die Sonne. Die Erforschung des kosmischen Feuers, Gruner & ca”]. La traducción es nuestra.

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basada en el espectro de luz visible que alcanza la superficie de la pleja y amplia –si cabe– del universo.167 Los artículos compilados en
Tierra, a las “nuevas astronomías”164 y los estudios multifrecuen- el Nachlaß de Blumenberg describen los principales descubrimien-
cia de objetos celestes.165 La apertura del espectro electromagnético tos astronómicos acaecidos en las décadas de los sesenta, setenta y
reveló espectaculares e inesperados fenómenos astronómicos hasta ochenta asociados con el surgimiento de la radioastronomía,168 la
entonces inadvertidos para la astronomía, como las radiogalaxias, astronomía de rayos gamma169 y rayos X,170 la astronomía infrarro-
los quásares, los púlsares, las estrellas de neutrones o los agujeros ja171 y la ultravioleta.172
negros.166 La capacidad de hacer observaciones por encima de la
atmósfera, evitando así la absorción de radiación en las capas altas de 167. Véase Malcolm Longair, The Cosmic Century, op. cit., pp. 126 y ss. Véase asimis-
mo K. Rudzinski, “Ungelöstes Rätsel Kosmos. Fortschritte der Astronomie – neue
la atmósfera terrestre, abrió nuevos dominios para la investigación
Fragen / Spekulationen über das Weltall”, FAZ, 15 de noviembre de 1967 (dla
astrofísica y cosmológica, y proporcionó una imagen aún más com- Marbach). En este artículo también se sugería la conexión entre radioastronomía
y física nuclear.
168. Véase también W. Braunbek, “Neue Prüfung der Allgemeinen Relativitätsthe-
164. Malcolm Longair, The Cosmic Century, op. cit., cap. 7, “The opening up of the orie. Am Merkur reflektierte Radarstrahlen im Schwerefeld der Sonne”, FAZ, 8
electromagnetic spectrum and the new astronomies”, pp. 125-170. de mayo de 1968 (dla Marbach). En este artículo Braunbek relata los experi-
165. Hans Zettler, “Haben die Neutrinos eine Masse? Stetige Umwandlung zwischen mentos llevados a cabo por Irwin I. Shapiro y su equipo, consistentes en estu-
verschiedenen Formen/Konsequenzen für die Astrophysik?”, FAZ, 7 de mayo diar el reflejo de radioseñales enviadas a Mercurio desde la Tierra cuando éste
de 1980 (dla Marbach). Este artículo, sobre la significación cosmogónica de los se encontraba en conjunción con el Sol. También se hace amplia referencia a
neutrinos y la expansión o contracción del universo, fue abundamentemente Shapiro en Kurt Rudzinski, “Zweifel an der kosmischen Rotverschiebung. Absurde
subrayado por Blumenberg. Sobre los neutrinos también figura el artículo de H. astronomische Konsequenzen aus Beobachtungen an Doppelgalaxien”, [FAZ?],
J. Fahr, “Die Neutrinos und die ‘weißen Zwerge’. Die Astronomie erschießt die núm. 147, 30 de junio de 1971, pp. 20-21 (dla Marbach). Una panorámica de la
Möglichkeit eines neuen Elementarprozesses”, FAZ, (dla Marbach). Sobre Joseph radioastronomía en Woodruff T. Sullivan, “The entry of radio astronomy into cos-
Weber y la controvertida astronomía de ondas gravitacionales, véase [autor des- mology: radio stars and Martin Ryle’s 2C survey”, en Bruno Bertotti et al., Modern
conocido], “Schwerkraft. Äußerst wild”, Der Spiegel, núm. 11, 1970, p. 177 (dla Cosmology in Retrospect, op. cit., cap. 16, pp. 309-330.
Marbach); Robert Gerwin, “Gravitationswellen aus dem Milchstraßenzentrum”, 169. Hans Zettler, “Astronomie mit Gammastrahlen. Pulsare, Milchstraße und Sterne
FAZ, núm. 232, 7 de octubre de 1970, p. 29 (dla Marbach); y la entrevista de als Strahlenquellen / Erfolgreiche Messungen mit Satelliten”, FAZ, ca. 1973
Joël de Rosnay a Hubert Reeves, “Enquête sur nos origines. L’univers, avec (dla Marbach); G.P. [¿Günter Paul?], “Satelliten stören Gamma-Astronomie.
Hubert Reeves”, L’Express, 11 de agosto de 1989, pp. 42-47 (dla Marbach). En Kernreaktoren an Bord als Strahlungsquellen / ‘Unrechte’ Signale”, [FAZ?], 7 de
este último artículo se hace referencia a un telescopio de gravitones –basado diciembre de 1988 (dla Marbach).
en ondas gravitacionales– en el que Blumenberg ha destacado la expresión 170. H. J. Fahr, “Universum ohne Anti-Welt. Zuwenig heiße Röntgenstrahlung /
“une sorte de sismographe” [“una suerte de sismógrafo”], ibid., p. 46. Keine Materiesymmetrie im Weltall”, [FAZ?] (dla Marbach).
166. Thomas von Randow, “Das Blinken erschüttert die Pulsar-Theorie”, [ZEIT?] 171. Robert Gerwin, “Astronomie mit infrarotem Licht. Eine neue Galaxie nahe der
14 de marzo de 1969 (dla Marbach); F.B., “Pulsare – Quelle der kosmischen Milichstraße / Arbeiten des MPI für Astronomie an der Calar-Alto-Sternwarte”,
Strahlung? Eine neue Deutung der Ursache der Pulsarwirkung”, FAZ, núm. 28, FAZ, 23 de junio de 1976 (dla Marbach); Rainer Kayser, op. cit. Véase también
3 de febrero de 1971 (dla Marbach); H.J. Fahr, “Spinare wirken wie Antimasse. A. P., “Zwei neue Nachbargalaxien endeckt”. Maffei I und II in nur drei Millionen
Die Relativitätstheorie und die schnell rotierenden Neutronsterne”, [FAZ?], 24 de Lichtjahren Abstand / Die lokale Milchstraßen-Familie ist größer, FAZ, 13 de ene-
junio de 1970 (dla Marbach); [autor desconocido], “Welt-Enstehung. Schwarzes ro de 1971 (dla Marbach); Robert Walgate, “Der zehnte Planet als Geburtshelfer
Loch”, Der Spiegel, núm. 44, 1968, p. 177 (dla Marbach); Rainer Kayser, “Zwerg für Komenten. Wandelstern in der Wolke”, ZEIT, 1985 (dla Marbach).
statt Monster. Das ‘Schwarze Loch’ im Zentrum der Milchstraße ist kleiner als 172. Anatol Johansen, op. cit.; Robert Gerwin, “Astronomie mit Satelliten. Ultra-
angenommen”, ZEIT [?], 24, 1986 (dla Marbach). violett- und Gamma-Astronomie im Weltraum / Das Korona-Leuchten des

58 59
BLUMENBERG COMO CONTEMPLATOR CAELI peculiaridad histórica del contemplator caeli contemporáneo, el “as-
A nuestro modo de ver, en la recepción periodística de estos ha- tronoético” (VS), en tanto lector de periódicos –y aun espectador
llazgos astronómicos cabe reconocer todo un “umbral de época”, televisivo–, pasaba por haber neutralizado la amenaza permanente
y con él una inesperada rehabilitación de la figura del contemplator de la caída. Era un espectador sin riesgos, que ni siquiera había de
caeli. La repentina “transparencia” del cielo estaba convirtiendo en frecuentar los observatorios astronómicos, sino que podía limitarse a
objeto de experiencia lo que hasta el momento había permanecido esperar la llegada matutina del periódico. El astronoético había re-
absolutamente inaccesible. Las crónicas periodísticas no hacían sino ocupado la vieja Sorge por los astros, su curiosidad irrefrenable por
dar cuenta de este desplazamiento histórico de la experiencia astro- los fenómenos celestes, pero con la feliz paradoja –sin precedentes
nómica y de la ganancia de realidad a ella asociada. El universo, el en el pasado– de que su “cura del ver”175 no comportaba una con-
objeto supremo y crítico de la facultad teórica del hombre y de su traprestación existencial en relación con el mundo de la vida y sus
mundo,173 quedaba ahora “a la mano”, se hacía disponible en tanto exigencias. La Sorge por los astros era ahora cómodamente gestio-
espacio de experiencia. La recepción periodística de la astronomía nada con los periódicos. Se trataba, en todo caso, de acumularlos: ad
permitía “un ideal de captación de la realidad en la dimensión de astra per nulla aspera.
lo inaccesible y, por tanto, de la ‘pura’ admiración” (LdT 121, 159), Desde nuestro punto de vista, las “glosas astronoéticas” de Die
es decir, dejaba franca la posibilidad de reinstaurar al spectator mundi. Vollzähligkeit der Sterne [1997]176 (VS) no son sino el rendimiento teó-
Con la pérdida de la opacidad del firmamento, el resurgimiento del rico de la preocupación de Blumenberg por la astronomía, una cura
contemplator caeli era en cierto modo una consecuencia necesaria. que mantuvo viva durante más de tres décadas. Las “glosas” constitu-
Como veremos en el capítulo 3, Blumenberg se ocupó amplia- yen el monumento de su admiración ante los hallazgos de la astrono-
mente de la larga y accidentada singladura del contemplator caeli, hasta mía de la segunda mitad del siglo xx. Estos éxitos y descubrimientos
el punto de que un individuo mirando el cielo estrellado ha que- daban un nuevo contenido a “la formación del trasfondo cósmico de
dado como el motivo más persistente de sus trabajos sobre historia la historia de la conciencia humana”,177 y Blumenberg no pudo sino
de la astronomía. A la vista de la colección de noticias periodísticas ejercer un registro de ello. Dicho de otra manera: los nuevos hallazgos
preservadas en su Nachlaß, la conclusión se impone: el propio Blu- astronómicos ofrecían “una posible autocomprensión” [“ein mögli-
menberg acabó por encarnar la figura del contemplator caeli.174 Pero la ches Selbstverständnis”] (EmS). En consecuencia, podemos entender
la astronoética como un ejercicio de reflexión sobre la existencia hu-
Sonnensystems”, [FAZ?], núm. 190, 19 de agosto de 1970, p. 21 (dla Marbach). mana en perspectiva cosmológica: “el universo sería simplemente una
Véase también [autor desconocido], “Hubbles bislang tiefster Blick ins All”,
op. cit.
173. Emanuela Mazzi, “I pensieri astronoetici come laboratorio per un’antropolo- Blumenbergs phänomenologische Anthropologie, Mentis Verlag, Paderborn
gia sperimentale: la riflessione di Hans Blumenberg sull’impresa spaziale”, 2005, p. 102. Véase también E. Mazzi, “I pensieri astronoetici”, op. cit., p. 281.
en Alberto Fragio y D. Giordano (eds.), Hans Blumenberg: Nuovi paradigmi 175. “Die Sorge des Sehens” (LdT 152, 198).
d’analisi, op. cit., p. 163. 176. Discutiremos la “astronoética” de Blumenberg en el cuarto capítulo.
174. En este sentido, no en vano se ha señalado que el astronoético es una forma tar- 177. “Die Formierung des kosmischen Hintergrundes der menschlichen Bewußt-
día del contemplator caeli. Véase Oliver Müller, Die Sorge um die Vernunft. Hans seinsgeschichte” (GkW 15, 6).

60 61
de las vías largas y tortuosas que el hombre recorre para obtener luz menberg de este grupo de investigación, del que fue uno de sus
sobre sí mismo como un ser capaz de conocer”.178 miembros fundadores en 1963, y en el que participó activamente
Pero el astronoético como contemplator caeli encerraba ya el hasta 1974,  justo el año del incidente.184 Podemos considerar el
telos de la utopía burguesa y su ideal de un mundo plenamente dis- trabajo de Blumenberg “Der Sturz des Protophilosophen. Zur
puesto para la contemplación. La astronomía contemporánea alen- Komik der reinen Theorie – anhand einer Rezeptionsgeschich-
taba la curiosidad por los astros, al tiempo que difundía el placer te der Thales-Anekdote” [1976], preparado para la que sería su
estético hacia “las bellas verdades sobre el universo”.179 Las afinida- última intervención en Poetik und Hermeneutik, como una refina-
des electivas entre la utopía burguesa y el “pathos cosmológico”180 da culminación de Die Genesis der kopernikanischen Welt [1975], su
resultan evidentes. gran obra sobre historia de la astronomía moderna, que por en-
En lo que hace al caso de Blumenberg, incluye todavía un as- tonces estaba ultimando. Que Blumenberg decidiera muchos años
pecto decisivo pendiente de análisis: la conversión de la astronomía después reelaborar y ampliar “Der Sturz des Protophilosophen”,
en esfera de intimidad. En la medida en que la astronomía no había publicado tardíamente como Das Lachen der Thrakerin. Eine Ur-
cesado de agrandar el “hiato entre teoría y vida” (SdP 17), abría un geschichte der Theorie [1987], da una idea de la estima que reservaba
punto de fuga del mundo de la vida, de su absolutismo.181 Creemos a este texto. No obstante, su ensayo no tuvo la acogida que espera-
que Blumenberg convirtió la astronomía en esfera de intimidad tras ba y que sin duda merecía: “Uno se pone al corriente de la histo-
un incidente, no exento de amargura, en el que resuenan los ecos de ria de la recepción en virtud de una presentación suya cualquiera,
la risa de la criada tracia. En este sentido específico cabría hablar y luego toma una postura al respecto” (LdT 160, 209).185 Si bien
más bien de un per aspera ad astra, que haría de los astros el conte- la correspondencia de Blumenberg con los miembros fundadores
nido legítimo de la Sorge, y de la astronomía en su conjunto “un de Poetik und Hermeneutik atestigua el progresivo desencanto con
acto de legítima defensa”,182 de “legítima defensa cósmica” [“kos- el grupo, el punto de no retorno sin duda lo marcó su desencuen-
mische Notwehr”].183 tro con el filólogo Harld Weinrich, quien hubo de incorporar-
A nuestro juicio, el incidente se remonta a los años de Poe- se al grupo en etapas sucesivas. De este modo iniciaba la réplica
tik und Hermeneutik, y supuso la completa desvinculación de Blu- Weinrich: “Sólo puedo leer la historia de Tales y de la maliciosa
criada tracia, así como la historia del éxito de esa historia entre los
178. Hans Blumenberg, Tempo della vita e tempo del mondo, Il Mulino, Bologna, filósofos, desde Platón hasta Heidegger, con una cierta desazón,
1996, pp. 279-280. Citado por Emmanuela Mazzi, “I pensieri astronoetici”, op. que en determinados momentos se acrecienta hasta convertirse
cit., p. 297. La traducción es nuestra.
179. “Die schönen Wahrheiten über des Weltall”. Hans Blumenberg, UNF –209– (dla
Marbach). 184. Véanse los artículos sobre Poetik und Hermeneutik recogidos en Internationales
180. “Kosmologisches Pathos” (vs xi). Archiv für Sozialgeschichte der deutschen Literatur, 1, 2010.
181. Véase Emmanuela Mazzi, “I pensieri astronoetici”, op. cit., pp. 285-286. 185. En La risa de la muchacha tracia Blumenberg reconstruyó la recepción históri-
182. “Einen Akt der Notwehr.” Hans Blumenberg, “Kosmische Notwehr” UNF –210– ca de la anécdota de la caída de Tales de Mileto en un pozo mientras observa-
(dla Marbach). ba las estrellas. Nos ocuparemos de esta cuestión en los capítulos segundo y
183. Hans Blumenberg, “Kosmische Notwehr” UNF –208– (dla Marbach). tercero.

62 63
en un sentimiento embarazoso”. En explícita referencia a Blu- astronómica del mito y la metáfora practicada por la astronomía
menberg y Marquard, añadía: “Me irrita aquí y en otras partes el contemporánea. Los descubrimientos astronómicos y astrofísicos
celo con el que esta historia es contada precisamente por aquellas acaecidos durante la segunda mitad del xx no sólo permitieron la
personas a las que propiamente debería afectar también la risa de pervivencia del mito, sino que propiciaron su secreta renovación.
la criada”.186 Con sus sensacionales hallazgos, la astronomía y la astronáutica vol-
La dolida respuesta de Blumenberg está recogida al final vieron a remitificar el cosmos.
de Das Lachen der Thrakerin, y no vamos a entrar en ella. Con Sin ninguna duda, esta remitificación del cosmos191 –más allá
un resto inconfundible de amargura, Blumenberg le hizo a Iser de la investidura de nomenclaturas míticas a cuerpos celestes– es-
la petición expresa de que no se volviera a utilizar su nombre para tuvo estrechamente ligada tanto a la proliferación de metáforas
representar a Poetik und Hermeneutik.187 Blumenberg, que había cosmológicas como a la exploración del sistema solar mediante
pertenecido al “viejo núcleo de los antiguos miembros de Poetik sondas y satélites. Un buen número de los artículos periodísticos
und Hermeneutik”,188 aparentemente decidió abandonar el grupo conservados en el Nachlaß de Blumenberg, así como de sus glo-
de manera definitiva tras el incidente con Weinrich. Más que una sas astronoéticas, guardan relación con las sensacionales proezas de
“desilusión”,189 su ruptura estuvo asociada –creemos– a la mala las sondas americanas y soviéticas (VS 548).192 Estos nuevos “men-
recepción de su trabajo sobre la historia de la anécdota de Tales de sajeros siderales” traían noticias fabulosas sobre Júpiter y sus mares
Mileto, una inesperada “inversión de la risa”,190 que en lo sucesivo de hidrógeno líquido a alta temperatura;193 de los paisajes volcáni-
haría de los temas astronómicos un íntimo reducto intelectual ex- cos de Io, con montañas tan altas como las de la Tierra; imágenes
traordinariamente pregnante.
En este sentido, Blumenberg pudo testimoniar de primera
mano los nuevos episodios del trabajo sobre el mito que la astrono- 191. “Un evento como nunca antes había visto un hombre”, titulaba Günter Paul su
artículo sobre el impacto del cometa Schoemaker-Levy sobre Júpiter. Véase
mía del xx estaba produciendo, si bien desde su esfera de intimidad.
G. Paul, “Ein Ereignis, wie es noch nie ein Mensch gesehen hat. Der zerbro-
En tanto contemplator caeli, Blumenberg presenció la reocupación chene Komet Schoemaker-Levy stürzt auf den Jupiter / Riesige Trümmer /
Hoffnung auf Erkenntnisse über den Planeten”, [FAZ?], núm. 162, 15 de julio
de 1994, p. 7 (dla Marbach).
186. Harald Weinrich, “Thales und die thrakische Magd: allseitige Schadenfreude”, 192. Véase Joachim W. Ekrutt, “Jupiter lässt Grüssen”, op. cit. En este artículo se
en W. Preisendanz y R. Warning (eds.), Poetik und Hermeneutik. Arbeitergebnisse hablaba de las sondas americanas Voyager 1 y 2, y Pioneer 10 y 11, e incluía
einer Forschungsgruppe, VII, München, 1976, pp. 435-436. La traducción del espectaculares imágenes de Júpiter.
pasaje es nuestra. 193. H. Z. [¿Hans Zettler?], “Ist der Planet Jupiter eine ‘verhinderte Sonne’?
187. Carta de Blumenberg a Iser, con fecha 19 de enero de 1977 (dla Marbach). Erkundung mit ‘Pioneer 11’ / Geschwindigkeitsrekord: 170 000 km/st”, FAZ,
188. Carta de Blumenberg a Iser, con fecha 10 de agosto de 1976 (dla Marbach). núm. 277, 29 de noviembre de 1974, p. 9 (dla Marbach). En este artículo
La traducción del pasaje es nuestra. –abundantemente subrayado por Blumenberg– se hacía referencia a Júpiter
189. Julia Wagner: Anfangen. “Zur Konstitutionsphase der Forschungsgruppe como una estrella fallida que no había podido alcanzar su “objetivo de cla-
‘Poetik und Hermeneutik’”, en Internationales Archiv für Sozialgeschichte der se” [ “Klassenziel”], a saber, convertirse en un pequeño Sol. Además de este
deutschen Literatur, 1, 2010, pp. 53-76, nota 13. pasaje, Blumenberg también destacó los récords de velocidad de la sonda
190. “Die Umkehrung des Lachens – Wie man Zyniker wird” (VS 448-450). Pioneer 11.

64 65
detalladas de la superficie y la atmósfera de Marte;194 de las crestas Titán “comme une sorte de Terre primitive” [“como una suerte de
y valles [“Bergrücken und Täler”] de Venus195 o del polo norte azul tierra primitiva”].199
pálido de Neptuno [“blaßblauen Neptuns”];196 de la nieve de meta- Pero simultáneamente al despliegue de este espectáculo ce-
no [“Methanschnee”] de Tritón;197 de los anillos de Urano,198 o de leste, corrió paralela una insidiosa renovación de los enigmas del
mundo, y con ellos de las especulaciones cosmológicas.200 En tanto
194. Kurt Rudzinski, “Ungelöstes Rätsel Mars”, FAZ, núm. 206, 6 de septiembre de horizonte de proyectividad por excelencia,201 el universo seguía reve-
1969 (dla Marbach). Es éste un artículo sensacional sobre las sondas Mariner
6 y 7. Véase también Thomas von Randow, “Fahndung nach Leben auf dem lándose como un fondo originario de inconceptuabilidad –el terreno
Mars”, ZEIT, núm. 28, 2 de julio de 1976, p. 40 (dla Marbach). En la misma pági- por excelencia de la metáfora–. En estos términos lo había expresado
na figuraba un artículo de Carl Sagan, “Wenn Viking fündig würde”, op. cit., en Blumenberg en Die Genesis der kopernikanischen Welt [1975]: “la insufi-
el que se narraba la peripecia de las Viking 1 y 2, lanzadas respectivamente
el 20 de agosto y el 9 de septiembre de 1975. También se hace referencia a ciencia de la presencia intuitiva del universo, en cualquier momento
Giovanni Schiaparelli y la cuestión de los canales en Marte como posible indi- dado, ofrece la ocasión al concepto para la construcción de la historia
cio de habitantes. Véase asimismo Adalbert Bärwolf, “Viking landete auf dem del universo como la dimensión en la que todo resulta concebible”
Punkt, und ihre Väter staunten und weinten”, WELT, 22 de julio de 1976, núm.
168, p. 7 (dla Marbach); Hans Zettler, “Noch kein eindeutiger Nachweis von (GkW 76, 62).
Mars-Leben. Sehr aktiver Marsboden mit hohem Eisengehalt / Vermutlich anor- Nos hemos acostumbrado, sin embargo, a pensar la irrepresen-
ganische Reaktionen”, [FAZ?], 18 de agosto de 1976 (dla Marbach); Adalbert tabilidad como una característica prevalente de las distancias cósmi-
Bärwolf, “Noch leugnet das Chemie-Labor ein Leben auf dem Mars”, WELT, 31
de agosto de 1976 (dla Marbach).
195. G.P. [Günter Paul?], “Sowjetische Sonden zum Halley-Kometen”, [FAZ?], núm. agosto de 1989 (dla Marbach), sobre el descubrimiento de anillos en Júpiter
174, 8 de agosto de 1984. p. 24 (dla Marbach). Véase también la fotografía de y Urano. Incluye fotografías de Neptuno y sus inmediaciones.
periódico, con título de pie: “Neue Venus-Bilder so deutlich wie noch nie”, 23 199. Gilbert Charles, “Espace: les temps nouveaux. La première retombée de Voyager
de agosto de 1990, firmado por G.P. [Günter Paul?], era una imagen de Venus 2 relancer les projets d’exploration spatiale. Une vingtaine de ‘missions’ sont
capturada por la sonda Magallanes. déjà programmées”, L’Express, 8 de septiembre de 1989, p. 19 (dla Marbach).
196. [Autor desconocido], “Erfolgreiche Nasa-Mission zum Neptum. Entdeckung 200. K. Rudzinski, “Ungelöstes Rätsel Kosmos”, op. cit.: “das ignorabimus in der
weiterer Monde”, NZZ, núm. 197, 26-27 de agosto de 1989 (dla Marbach); Kosmologie unser Schicksal sein wird”; Véase también Thomas v. Randow,
Gilbert Charles, “Voyager 2: un radeau pour Neptune”, L’Express, 1 de sep- “Mysteriöse blaue Punkte. Quasars geben neue Rätsel auf – Trügt die Rot-
tiembre de 1989, pp. 32-34 (dla Marbach); Horst Rademacher, “Nach dem verschebung?”, ZEIT, núm. 11, 15 de marzo de 1968, p. 29 (dla Marbach); [autor
Rendezvous in den Schatten des Neptuns. Voyager 2 entdeckt zwei neue desconocido], “Rätselsterne. Kleine grüne Männer”, Der Spiegel, 16/1968,
Monde des Planeten / Erfolgreicher Abschluß der Reise an den Rand des 15 de abril de 1968 (dla Marbach). Véase también K. R. [¿Kurt Rudzinski?],
Sonnensystems”, FAZ, núm. 197, 26 de agosto de 1989, p. 7 (dla Marbach). “Das Rätsel des Radiohimmels – Die 3-Grad Kelvin-Strahlung im Kosmos kein
197. Horst Rademacher, “Aus den Vulkanen fließt Eis statt Lava. Voyager-Fotos von Überbleibsel des Urknalls”, [FAZ?] (dla Marbach); Eugen Hintsches, “Ein
Neptunmond Triton begeistern die Wissenschaftler / Methanschnee / Wieder Rätsel der Neutronensterne gelüftet. Das stärkste Magnetfeld im Kosmos /
Ringe am Planeten entdeckt”, FAZ, núm. 197, 28 de agosto de 1989, p. 198. Ballonsonde untersucht Röntgenblitze”, FAZ, núm. 97, 27 de abril de 1977, p. 27
En este artículo se mostraban fotografías espectaculares de Tritón. Véase tam- (dla Marbach).
bién [Horst Rademacher?] “Abschied von der Welt der Planeten und Monde”, 201. Sobre este particular véanse Alexander C. T. Geppert (ed.), Imagining Outer
FAZ, núm. 206, 6 de septiembre de 1989, p. 1 (dla Marbach). Este artículo está Space: European Astroculture in the Twentieth Century, Palgrave Macmillan,
abundantemente subrayado por Blumenberg. Basingstoke/Nueva York, 2012, y Alexander C. T. Geppert (ed.), Limiting Outer
198. [Autor desconocido], “Die Bögen am Neptun und eine Theorie. Aufnahmen Space: Astroculture After Apollo, Palgrave Macmillan, Basingstoke/Nueva York,
von Voyager 2 verändern das Bild des Sonnensystems Vorbeiflug”, 25 de 2016.

66 67
cas202 o de los abismos temporales de la historia del universo, y no del vado en el Nachlaß de Blumenberg. En este recorte se hablaba del
fondo genuinamente inconceptuable que subyace tras la figuración meteorito sagrado que los musulmanes adoran en la Kaaba, un edi-
de los objetos astronómicos.203 En una entrevista al astrofísico cana- ficio cúbico destinado a protegerlo. El recorte venía acompañado
diense Hubert Reeves [n. 1932] a propósito de los orígenes del uni- de una fotografía con el siguiente pie: “Antes de su viaje a Gaza,
verso, publicada en L’Express en 1989, Blumenberg había destacado Arafat hizo una breve peregrinación a La Meca. La fotografía los
precisamente aquellos pasajes que apuntaban al abandono del sentido muestra ante la piedra negra, que los musulmanes veneran como
común en las teorías cosmológicas contemporáneas, cuando “nuestras una señal del cielo”.207
teorías yo no se pueden aplicar […] y las nociones tradicionales de
espacio y tiempo pierden su sentido”.204 Blumenberg no había deja-
do de subrayar también la respuesta de Reeves a la pregunta que le
formulaba el entrevistador sobre cómo pensar el momento previo al
Big Bang: “Il préparait l’enfer pour ceux qui posent cette question”
[“el infierno está reservado para quienes plantean esa pregunta”].205
Los artículos periodísticos recopilados por Blumenberg evi-
dencian, en fin, un caso paradigmático de lo que él mismo deno-
minaba un “contexto de determinación débil” [“im Kontext die
schwache Determination”] (TdU 65, 83). Su referente último cons-
tituye una suerte de “fata morgana cósmica” [“eine kosmische Fata
Morgana”],206 un misterioso espejismo a gran escala.
Desde luego se reconoce una cierta intencionalidad herme-
néutica en el recorte de periódico sobre la “piedra negra” conser-

202. [Autor desconocido], “Das Lotteriespiel bei der Suche nach den Außerirdischen.
Unvorstellbare Entfernungen, wenig Geld / Geben aber muß es sie eigentlich”,
FAZ, núm. 263, 12 de noviembre de 1982 (dla Marbach).
203. K.  R. [¿K. Rudzinski?], “Sturz eines Weltall-Modells. Begrenzte Materie-Hierarchie
/ Keine Super-Galaxienhaufen im Universum”, [FAZ?], 6. de enero de 1971 (dla 207. “Vor seiner Reise nach Gaza unternahm Arafat eine kleine Pilgerfahrt nach
Marbach). Mekka. Das Foto zeigt ihn vor dem scharzen Stein, der von den Muslimen
204. “Nos théories ne s’appliquent plus […] [et] nos notions traditionnelles d’espace als Zeichen des Himmels verehrt wird” (dla Marbach). La traducción es nues-
et de temps n’ont plus de sens.” Entrevista de Joël de Rosnay a Hubert Reeves, tra. Véase también Paul Murdin, Secrets of the Universe: How We Discovered
“Enquête sur nos origines. L’univers, avec Hubert Reeves”, L’Express, 11 de the Cosmos, The University of Chicago Press, 2009, cap. 15, “Meteors and
agosto de 1989, pp. 42-47 (dla Marbach), p. 45. La traducción es nuestra. meteorites”, pp. 82-85, esp. p. 85. Al artículo de Joachim W. Ekrutt, “Jupiter
205. Ibid., p. 46. Véase también Hubert Reeves, “On cherche toujours les clefs du lässt Grüssen”, Stern, pp. 66-72 (dla Marbach), le seguía un reportaje sobre
cosmos”, L’Express, 2 de abril de 1989, pp. 34-35 (dla Marbach). los viajes de peregrinación a la Meca, que incluía espectaculares fotografías
206. [Autor desconocido], “Rätselsterne. Kleine grüne Männer”, op. cit. panorámicas de grandes masas de peregrinos.

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LA METAFOROLOGÍA DEL COSMOS
DE HANS BLUMENBERG

Mirar las estrellas es la perspectiva


para la recuperación de la metáfora.
Hans Blumenberg,
Der Sturz des Protophilosophen

METAFOROLOGÍA E HISTORIA DE LA ASTRONOMÍA


EN BLUMENBERG: UNA INTRODUCCIÓN
Dos textos de Blumenberg son particularmente significativos, a nues-
tro juicio, para clarificar las relaciones entre la metaforología temprana
y la historia de la astronomía: su tesis doctoral, Beiträge zum Problem
der Ursprünglichkeit der mittelalterlich-scholastischen Ontologie [1947], y su
trabajo de habilitación, Die ontologische Distanz: eine Untersuchung über
die Krisis der Phänomenologie Husserls [1950]. Desde cierto punto de
vista, en estos dos trabajos académicos –aún inéditos– Blumenberg
elaboró una interpretación cosmológica tanto de la historia heide-
ggeriana del ser como de la crisis de la fenomenología husserliana,1
que resultó decisiva para su ulterior historia de la astronomía y la
metaforología del cosmos.
En la revisión de Blumenberg de los estadios de la historia de
la ontología y en su crítica a la comprensión heideggeriana del ser
en la filosofía griega antigua, podemos ubicar los primeros intereses
de Blumenberg por la astronomía y la historia de la ciencia. Las

1. Alberto Fragio, “La ontología cosmológica en la obra temprana de Hans


Blumenberg: las Beiträge y Die ontologische Distanz”, Res Publica, núm. 23, Murcia,
2010, pp. 93-122, reeditado en Alberto Fragio, Destrucción, cosmos, metáfora.
Ensayos sobre Hans Blumenberg, Lampi di Stampa, Milán, 2013, pp. 47-80.

71
contribuciones tempranas de Blumenberg en esta dirección están trabajos en historia de la astronomía moderna como para su me-
ligadas a su crítica a la concepción heideggeriana de la historia de la taforología –así como en su hermenéutica de la Modernidad.4
ontología tradicional. Sobre historia de la astronomía moderna destacan tres artículos
De manera más concreta, Blumenberg reinterpretó la “ori- tempranos de Blumenberg publicados en Studium Generale: 1) “Der
ginariedad” [Ursprünglichkeit] griega de las categorías ontológicas kopernikanische Umsturz und die Weltstellung des Menschen.
fundamentales de un modo cosmológico. Esto es, frente a la tesis Eine Studie zum Zusammenhang von Naturwissenschaft und
heideggeriana de que el fundamento de la originariedad del pen- Geistesgeschichte” [“La subversión copernicana y la posición del
samiento ontológico griego reside en la exégesis antigua del ser en hombre en el mundo. Un estudio para la relación entre la ciencia
el horizonte del tiempo –en exclusiva–, Blumenberg propuso una de la naturaleza y la ciencia del espíritu”] [1955] (kUW 637-648);
matización que resulta crucial para su crítica y posterior reapro- 2) “Kosmos und System. Aus der Genesis der kopernikanischen
piación del conjunto del pensamiento temprano de Heidegger, así Welt” [“Cosmos y sistema. De la génesis del mundo copernicano”]
como para su interpretación de la escolástica: la ontología griega [1957] (KuS 61-80); y 3) “Melanchthons Einspruch gegen Koper-
antigua debe entenderse a partir de su “orientación cosmológica” nikus. Zur Geschichte der Disoziation von Theologie und Natur-
[“kosmologische Orientierung”] (bpu 8). En esta condición, en wissenschaft” [“La protesta de Melanchthon contra Copérnico.
opinión de Blumenberg, reside la peculiar originariedad del pen- Para la historia de la disociación entre teología y ciencia natural”]
samiento griego antiguo.2 [1960] (MgK 174-182).
La orientación cosmológica, y no sólo el horizonte herme- A estos tres artículos tempranos habría que añadir dos más:
néutico del tiempo, le permitirá a Blumenberg proponer una ima- “Kopernikus im Selbstverständnis der Neuzeit” [“Copérnico en la
gen alternativa del pensamiento metafísico griego, y en especial, de autocomprensión de la Modernidad”] [1964-5] (KSN 339-368), una
la historia de la ontología, sobre todo en lo que respecta al episo- conferencia pronunciada el 24 de abril de 1964 en la Akademie der
dio de la ontología escolástica medieval. Su contribución sobre este Wissenschaften und der Literatur zu Mainz;5 y la introducción de
particular –a nuestro juicio– será proporcionar una interpretación Blumenberg a una selección de escritos de Galileo, con el título
cosmológica de la escolástica.3 “Das Fernrohr und die Ohnmacht der Wahrheit” [“El telescopio y
Esta primera aproximación metafísica, junto con la apro- la impotencia de la verdad”] [1965] (FuO 7-75). La gran aportación
ximación fenomenológica de las “las metacinéticas históricas de de Blumenberg a la historia de la astronomía se concretaría sobre
los horizontes de sentido” [“Metakinesen des geschichtlichen todo en tres libros: Die kopernikanische Wende [1965], Die Genesis der
Sinnhorizontes”] (oD 104; PM 13 y 50, 47 y 92) será utilizada por kopernikanischen Welt [1975] y Das Lachen der Thrakerin [1987].
Blumenberg como marco teórico general tanto para sus primeros

4. Sobre esta cuestión véase Alberto Fragio, “La destrucción blumenberguiana de


las comprensiones teológicas de la Modernidad”, ÉNDOXA: Series filosóficas,
2. Idem. núm. 26, 2010, pp. 243-278.
3. Idem. 5. En el Nachlaß existe una versión previa fechada en 1958.

72 73
En lo que respecta a la metaforología de Blumenberg, sus [“Sprengmetaphorik”] (PM 179, 241; LdN 558-638, 479-542); y 5) el
primeras contribuciones también se fechan en las décadas de los libro como metáfora del mundo.
cincuenta y los sesenta, y culminarán en Paradigmen zu einer Meta- En el segundo caso, en los “paradigmas para una metaforología
phorologie [1960] y Die Lesbarkeit der Welt [1981]. También debemos del cosmos”, cabe identificar dos paradigmas principales, cada uno
hacer referencia al último capítulo de Die kopernikanische Wende de los cuales incluiría, a su vez, diferentes metafóricas: i) el “para-
[1965], que lleva el título de “Metaphorische Kosmologie–Kos- digma de la verdad cosmológica”, y ii) el “paradigma existencial”,
mologische Metaphorik” [“Cosmología metaforizada-Metafórica que se caracteriza por lo que podríamos denominar –a la manera
cosmológica”] (kW 122-164), así como al artículo propiamente heideggeriana– una “hermenéutica cosmológica de la facticidad”,
fundacional de la metaforología: 1)“Licht als Metapher der Wahr- cuyos fundamentos trataremos de esbozar en el próximo capítulo.
heit. Im Vorfeld der philosophischen Begriffsbildung” [“La luz En nuestra opinión, esta singular hermenéutica cosmológica
como metáfora de la verdad. En el estadio previo a la formación de la facticidad –esto es, una hermenéutica existencial del Dasein en
de los conceptos filosóficos”] [1957] (LaM 432-447). Otro traba- perspectiva cosmológica–6 se puede reconocer también en los pri-
jo importante en este sentido es 2) “Das dritte Höhlengleichnis” meros trabajos de Blumenberg sobre historia de la astronomía mo-
[“La tercera alegoría de la caverna”] [1960] (DdH 705-722). derna, en particular en lo que denominó “la reforma copernicana
Con el propósito de agrupar y clarificar estas aportaciones de de la astronomía” [“die kopernikanische Reform der Astronomie”]
Blumenberg, proponemos la distinción entre los “paradigmas cos- (GkW 155, 128), luego continuada en Die Vollzähligkeit der Sterne
mológicos” en la metaforología de Blumenberg y los “paradigmas [1997] con las “glosas astronoéticas” y Lebenszeit und Weltzeit [1986].
para una metaforología del cosmos” –que Blumenberg desarrollará Tanto los “paradigmas cosmológicos” de la metaforología de
en trabajos posteriores, aunque no de una manera sistemática–. Blumenberg como los “paradigmas para una metaforología del cos-
Los primeros, los “paradigmas cosmológicos en la metaforo- mos” ofrecen una posible articulación preliminar de la metaforología
logía”, guardan relación con aquellas metáforas cosmológicas que blumenberguiana del cosmos, que por lo demás –insistimos– Blumen-
estructuran algunos de los principales paradigmas de la primera berg desarrolló a lo largo de su obra de una manera no sistemática.
metaforología de Blumenberg, en especial la de su artículo de 1957 En este sentido, cabría recordar, por ejemplo, “las tijeras temporales”
“Licht als Metapher der Wahrheit”, pero también la de su libro [“die Zeitschere”] en Lebenszeit und Weltzeit [1986], u otras muchas
Paradigmen zu einer Metaphorologie. Podemos identificar aquí cinco representaciones metafóricas del cosmos como la “isla del mundo”
“paradigmas cosmológicos” en la metaforología de Blumenberg: [“Weltinsel”], el “reloj cósmico” [“workclock”] o la “tela de araña del
1) la caverna como una metáfora del cosmos en la metaforología de mundo” [“wie das Gewebe einer Spinne”] (TdU 73, 93).
la luz y de las sombras (LaM 432-447); 2) el “ ‘universo inacabado’ En este capítulo nos detendremos en los dos principales para-
como metáfora de la conducta mundana moderna” [“das ‘unvollen- digmas de la metaforología del cosmos de Blumenberg: el paradigma
detes Universum’ als Metapher[n] neuzeitlichen Weltverhaltens”]
(PM 78, 125); 3) “la cosmología metaforizada” [“die Metaphori- 6. A la que cabe añadir también una “fenomenología cosmológica del mundo de
sierte Kosmologie”] (PM 143, 199); 4) las “metáforas explosivas” la vida”, como veremos en el capítulo cuarto.

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existencial y el paradigma de la verdad cosmológica, que se concretan A la manera de un “anticipador” de la Modernidad, Cusa fue un
en la metaforología del contemplator caeli, el geocentrismo y el helio- “preparador” del “giro copernicano” [“kopernikanischen Wen-
centrismo como metáforas cosmológico-existenciales y la metaforo- de”] (KSN 343; kW), puesto que entrevió el perspectivismo astro-
logía de la verdad cosmológica. Dejaremos para el siguiente capítulo nómico moderno y la posición fáctica del hombre en un cosmos
un análisis más detallado de los fundamentos histórico-filosóficos de infinito (KdV 22, 35 y 64; KdV 22 y 35). Copérnico, en cambio,
la hermenéutica cosmológica de la facticidad. proporcionó el “paradigma interpretativo de la Modernidad”
(kW 11), gracias al cual quedó inaugurada “una nueva forma de la
METAFOROLOGÍA DEL CONTEMPLATOR CAELI autointerpretación del hombre en el mundo” (kW 122), es decir,
La figura persistente en los trabajos de Blumenberg sobre historia una nueva conciencia de sí basada en la inmanencia cósmica (kW 18
de la astronomía –un individuo mirando el cielo estrellado– ha y 40). Ambos –Cusa y Copérnico– dignificaron la razón humana y
llevado también aparejada su propia metafórica, en lo que pode- abrieron el camino de la autoafirmación moderna, referentes últi-
mos denominar las “metafóricas prevalentes del contemplator caeli”. mos de la hermenéutica cosmológica de la Modernidad propuesta
Éstas, sin duda, remiten al imaginario medieval en abierta pugna por Blumenberg (KdV 9, 35 ss y 55; MgK 179; LdN). En este sen-
con la incipiente Modernidad. En la figura del contemplator caeli tido, buena parte de los trabajos de Blumenberg sobre historia de
cristalizó también el Leitmotiv de la historia blumenberguiana de la astronomía se encaminaron a responder a la preguna de por qué
la astronomía: comprender la evolución de las teorías astronómi- Copérnico se volvió tan sumamente representativo para la época
cas como una historia de la conciencia humana. Las metafóricas moderna (KSN 341; kUW 641; kW; GkW). Blumenberg trató de
del contemplator caeli arrancan del episodio de Tales como astró- aclarar el modo concreto en que el giro copernicano –el sistema
nomo caído, cuya curiosidad por los astros dio a parar al fondo heliocéntrico– fue determinante en la formación de la conciencia
de un pozo. Del valor simbólico de esta caída, que cifra las con- moderna (kUW 641). La cuestión de la “génesis de la reforma co-
flictivas relaciones entre la “verdad astronómica” [“astronomische pernicana” (kW 39; KuS 62 y 73), de cuáles fueron las condiciones
Wahrheit”] (FuO 61) y el mundo de la vida, surgen las metáforas históricas e intelectuales que la hicieron posible, ocupó a Blumen-
principales del astrónomo en tanto observador de los cielos: el berg con intensidad creciente, en cuyo esclarecimiento daría mues-
“héroe reformador”, el astrónomo “perpetrador” o “criminal”, y tras de una insólita erudición y una gran pericia interpretativa, que
los “mártires” de la astronomía. lo llevaría a proponer toda una teoría de la Modernidad con la
La primera de ellas, la metáfora de los héroes “reformadores que adquirió no poca celebridad. Blumenberg ubicó el núcleo de
del universo” (KSN 339), encuentra en Cusa y sobre todo en Co-
pérnico, a sus más insignes representantes (PM 143 y ss, 211-212).7 “Hans Blumenberg, lecteur et interprète de l’œuvre de Copernic”, Revue de
Métaphysique et de Moral. núm. 1 (Blumenberg: Les origines de la moderni-
té), enero de 2012, pp. 15-33; Pini Ifergan, “On Hans Blumenberg’s Genesis
7. Una síntesis de la aproximación de Blumenberg a la astronomía copernicana en of the Copernican World”, en Cornelius Borck (ed.), Hans Blumenberg beobach-
Jean-Claude Monod, Hans Blumenberg, París, Belin, 2007, capítulo 4 “Histoire des tet. Wissenschaft, Technik und Philosophie, Verlag Karl Alber, Freiburg, 2013,
effets et symbolisation: le malentendu copernicien”, pp. 95-115; Jean Seidengart, pp. 151-169.

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la reforma copernicana en la tensión entre el conglomerado cris- sumación postrera de la reforma copernicana y a su consecuencia
tiano-medieval –marcado por la doctrina de la creación, el nomi- más importante: el desmantelamiento de la comprensión medieval
nalismo, el protestantismo y las derivaciones aristotélicas– y las tra- del cosmos y de la privilegiada posición del hombre en él. En este
diciones estoica y platónica, que daban el singular resultado de un sentido, “la reforma cosmológica de Copérnico” [“die kosmologis-
Copérnico humanista (KSN 342-343; KuS 74; GkW 247 y ss, 211). che Reform des Kopernikus”] (MgK 174-175) inició el “proceso
De esta manera, Blumenberg desarrolló una historia intelectual de destrucción del medievo” (kW 134-135), y ya desde un primer
de la astronomía moderna, que describía la reforma copernicana momento la doctrina heliocéntrica fue percibida como una grave
como un humanismo triunfante, a partir del cual se constituyó la amenaza para la continuidad del cosmos medieval y sus prerrogati-
imagen moderna del mundo y del hombre. Cabe destacar, no obs- vas antropológicas. Sin embargo, en el planteamiento de Blumenberg,
tante, que Blumenberg presentó a Copérnico como un “reforma- este paso de la “reforma” a la “subversión” (kUW 637-648; kW 100)
dor” y no como un “revolucionario” –tal como haría Thomas S. no lo dio el propio Copérnico, sino sus herederos y continuadores.
Kuhn en esos mis años–8, pues en su planteamiento de la astrono- De esta manera, el trabajo sobre la teoría astronómica fue considera-
mía copernicana muchos de los presupuestos medievales fueron da como una transgresión, le convenía la metafórica del crimen, de
imprescindibles para hacer factible semejante reforma del cosmos. acuerdo con la cual el astrónomo sería un criminal, un perpetrador,
Blumenberg se refirió a esta cuestión como las “ambigüedades” y el conocimiento, su fechoría.9 Como es sabido, Blumenberg ubicó
del copernicanismo. Pero a pesar del trasfondo medieval y de su esta transgresión cosmológica en la historia más amplia de la curiositas,
equívoca superación, la heroicidad del reformador astronómico que hacía de la observación astronómica una concupiscentia oculorum,
ha quedado simbolizada en el monumento a Copérnico en Thor, en “una época que ya no está tan segura de que toda verdad –y en
acompañado de una célebre inscripción de resonancias bíblicas general la verdad por la verdad– sea buena para el hombre” (PM 33,
Terrae Motor, Solis Caelique Stator [movedor de la Tierra, detenedor 72; LdN 377 y ss, 329; NuW).10 La transgresión criminal del contempla-
del Sol y del cielo] (PM 158, 217; KSN 339-341; BaM 203-207; GkW tor caeli consistió entonces en que se volvió portador de una verdad
310 y ss, 271; Leg 68 y ss, 75). No sorprenderá entonces que además de carácter astronómico, de una verdad sobre el cosmos, capaz de
de un héroe reformador, Copérnico fuera también considerado conmover el orden medieval del mundo de la vida. Comenzaba así
como una suerte de libertador del hombre (KdV 9). la demonización de Copérnico (aP 103 y 110), y con ella la peno-
La segunda metafórica predominante del contemplator caeli, la del sa singladura de la metafórica de los “mártires” de la astronomía,
“perpetrador” o “criminal” (aP 103-112; BaM 199-203; GkW 310 y ss, que incluye los casos de Giordano Bruno, quemado en la hoguera
264 y ss) –estrechamente vinculada con la anterior– refiere la con-

9. “Metaphorik des Theoretikers als Täter” (BaM 205-207; GkW, 264-289; aP 103
8. Para esta cuestión se puede ver Alberto Fragio, “ ‘Das Überleben der Übergänge’: y 110).
la supervivencia de los tránsitos: nuevos paradigmas de análisis de la obra de 10. Blumenberg barruntó en Paradigmen zu einer Metaphorologie una historia de
Hans Blumenberg”, en: Alberto Fragio y Diego Giordano (eds), Hans Blumenberg. la curiositas (PM 33 y ss, 72 y ss), que luego desarrollaría ampliamente en Die
Nuovi paradigmi d’analisi, Aracne Editrice, Roma, 2010, pp. 55 y ss. Legitimität der Neuzeit (LdN 263-530, 229-454).

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(KSN 345), y de Galileo, quien debió abjurar de sus convicciones es también una herramienta subsidiaria de la analítica existencial.
astronómicas. Si la reforma astronómica copernicana trajo a la luz En consecuencia, la historia de la astronomía involucraría –como
una nueva verdad, Bruno y Galileo habrían sufrido el martirio de esa ya apuntamos– una hermenéutica cosmológica de la facticidad, en
nueva verdad astronómica. tanto describe la existencia y el estatus del hombre en el universo.

METAFOROLOGÍA COSMOLÓGICO-EXISTENCIAL EL GEOCENTRISMO Y EL HELIOCENTRISMO


En correspondencia con estas metáforas prevalentes del contemplator COMO METÁFORAS ABSOLUTAS DE LA EXISTENCIA
caeli, cabe reconocer en la historia blumenberguiana de la astrono- Los dos casos emblemáticos señalados por Blumenberg, el geocen-
mía una hermenéutica de la facticidad, a través de lo que denomi- trismo y el heliocentrismo, sufrieron sendos procesos de metaforiza-
naremos las “metáforas cosmológico-existenciales”,11 y de manera ción existencial: “No se puede entender la metaforización del mundo
especial con los procesos de metaforización de las concepciones del copernicano, y con ello el presupuesto de su función formativa de
cosmos señalados por Blumenberg, en particular del geocentrismo la conciencia moderna, sin analizar el proceso, estructuralmente em-
y del heliocentrismo. Esta hermenéutica cosmológico-metafórica parentado, en virtud del cual la Estoa fue la primera en convertir
de la facticidad ha quedado especificada, a nuestro modo de ver, en metáfora el antiguo cosmos geocéntrico que fue descrito, ante
en el topos de la “cosmología metáforica-metafórica cosmológica” todo, por Aristóteles” (PM 148, 205).12 En ambos casos, la clave de
[“Metaphorische Kosmologie - Kosmologische Metaphorik”] (kW sus respectivos procesos de metaforización consistiría en convertir
122-164; KSN 351-366; kW 135). La premisa antropológica de esta una distribución espacial de los astros en una condición existencial
metaforología cosmológico-existencial pasaría por afirmar que el del hombre.13 El cosmos geocéntrico, sobre todo en sus versiones
cosmos sólo es susceptible de recabar la atención del contemplator estoica y cristiana, sería así una metáfora de la condición privilegiada
caeli en la medida en que guarda relación con la existencia humana, del hombre, pues éste constituye su centro. El geocentrismo estoico
en otro caso carecería por completo de interés. En particular, la po- era una metáfora del sujeto, pues cifraba tanto la teleología antro-
sición del hombre en el cosmos nos dice algo sobre nuestra propia pocéntrica como la benevolente providencia divina (kW 135-137
existencia (KSN 367). Ésta es en nuestra opinión la clave última de y 140-143; MgK 175; KdV 64; SB 221). En el caso del cristianismo
todas las metaforizaciones cosmológicas existenciales señaladas por medieval, el geocentrismo sería una metáfora de la intencionalidad
Blumenberg. Cabría entonces aventurar la propuesta interpretativa de la creación y de la teología de la gracia. Mientras que la “metafó-
de acuerdo con la cual la metaforología del cosmos de Blumenberg

12. Sobre la metáfora cosmológica aristotélica se puede ver (PM 148 y ss, 206; SB
11. Blumenberg se ha referido a la “Existenzialmetaphorik” [“metafórica existencial”] 221-222; Tlg 674).
a propósito de Galileo (VdN 115). Cabe recordar también la “Daseinsmetapher” 13. En el caso de la metaforización del copernicanismo, Blumenberg habla de un
en (SZ 9-27, 13-36). En los materiales preparatorios a “Der archimedische Punkt “realismo de la metáfora copernicana” (kW 128-129; KSN 366; PM 145 ss, 203),
des Celio Calcagnini” (aP 103-112), Blumenberg señala que la figura del naufra- que podríamos atribuir a la citada distribución espacial de los astros, esto es, a
gio con espectador es originalmente una metáfora cosmológica proveniente de la metaforización de la excentricidad. También se ha referido a la “metafórica
la filosofía de Epicuro (BMT -1-). copernicana” como una “metafórica explosiva” en (KSN 366).

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rica geocéntrica” [“geozentrische Metaphorik”; “kopernikanischen fue postulado como la referencia clave del conocimiento de la na-
Metaphorik”] (kW 143) representa un mundo dispuesto para que turaleza y de las ciencias” (WW 69, 15). Asimismo “la reorganización
el hombre use de él (kUW 638-639 y 648), la “metáfora copernicana copernicana del cosmos se recibió como modelo orientativo a fin
de la excentricidad del hombre” [“kopernikanischen Metapher der de contestar una pregunta que no puede responderse por medios
menschlichen Exzentrizität”; kopernikanischen Metaphorik”] (kW puramente teóricos y conceptuales: la pregunta por el puesto del
128-129 y 159) apunta más bien a la ausencia de teleología (kW 128; hombre en el mundo” (PM 144, 201-202; kW 134-135). En ambos
UeK 42): que el hombre no sea el “centro” del cosmos tiene im- casos, en suma, se producía una autointerpretación existencial del
plicaciones para su autocomprensión y la comprensión de su exis- hombre por medio de una metáfora cosmológica (PM 144, 202).
tencia: “el mundo copernicano se transforma en metáfora de cómo En nuestra opinión, este planteamiento de la metáfora absolu-
la crítica privó de sus derechos al principio teleológico [...]. Con la ta cosmológico-existencial constituía un avance importante respec-
metáfora copernicana comienza a abrirse paso el pathos de la deste- to al estrecho marco inicial de la historia de los conceptos, puesto
leologización, en ella descansa una nueva autoconciencia vinculada que introducía de manera clara el trasfondo histórico-cultural del
a la excentricidad cósmica del hombre” (PM 145-146, 203; Tlg 676; que surgió el heliocentrismo, a partir de la tensión entre la com-
GkW 47 y ss, 39; Lt 109-119). De manera más general, Blumenberg prensión cristiano-medieval del cosmos y la nueva comprensión que
se ha referido a la “metaforización de la reforma copernicana” [“die inaugura la Modernidad. Pero también era un avance en relación
Metaphorisierung der kopernikanischen Reform”] (kW 134-145; con la hermenéutica heideggeriana de la facticidad, puesto que ya
PM 212; MgK 174; GkW 149 y ss, 126 y 131), que ofrece la imagen no era la pregunta abstracta por el sentido del ser la que había lleva-
de la pura facticidad y del estar arrojado (K 1793 y ss).14 do a la existencia humana, sino la pregunta histórica por el cosmos y
Nos hallaríamos, en consecuencia, ante dos metáforas cosmo- la posición del hombre en él.16
lógico-existenciales absolutas, en tanto definen sendas posiciones
del hombre en el mundo (kW 127 y 134-135; BdM 14-15; VdN 116).15 LA METAFOROLOGÍA COSMOLÓGICA DE LA VERDAD
En lo que respecta al geocentrismo: “el hombre había sido colocado Desde nuestro punto de vista, la metaforología del contemplator caeli
en el centro del universo y en el origen del sentido de la naturaleza; y las metáforas cosmológico-existenciales se complementan con

14. La dimensión existencial de la reforma copernicana también ha sido puesta de Quodlibet, Macerata, 2001, pp. 153-170. Sobre la astronomía copernicana
relieve en la glosa de Blumenberg sobre Nietzsche y la astronomía copernica- como metáfora absoluta se puede ver Remo Bodei, “Navigatio vitae. Métaphore
na: “[Para Nietzsche] con Copérnico comienza el ‘autoempequeñecimiento del et concept dans l’oevre de Hans Blumenberg”, Archives de Philosophie, 2004,
hombre’, que ha perdido ‘la fe en su dignidad, singularidad, insustituibilidad p. 206, y Monti, op. cit., p. 161. Jean-Claude Monod se ha referido al asunto
dentro de la escala jerárquica de los seres’; con la ‘derrota de la teología astro- en estos términos: “La interpretación metafísica ha permanecido ligada a la
nómica’, la existencia humana se ha vuelto ‘más gratuita aún, más arrinconada, metaforización del lugar del hombre en el cosmos”. Jean-Claude Monod, Hans
más superflua en el orden visible de las cosas’” (PM 143, 200; kW 123). Blumenberg, op. cit., pp. 101-102 y pp. 109-110. La traducción es nuestra.
15. Véase asimismo Loretta Monti, “‘Il cielo come caverna’. L’antitesi tra metafora coper- 16. A propósito de la historia de la astronomía moderna como una historia de las imá-
nicana e tolemaica nel processo di legittimazione dell’età moderna”, Discipline genes de la facticidad existencial del hombre, Blumenberg ha señalado que la
Filosofiche, año XI, núm. 1 (Hans Blumenberg e la teoria della modernità), intención conservadora de Copérnico era la inteligibilidad del ser (PM 145, 202).

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la metaforología de la verdad astronómica. Este enclave temático sibilidad del cosmos (GkW 47 ss y 111 ss, 42 ss y 97 ss; SdP 52-54;
guarda una estrecha relación con el análisis metaforológico de la LdT 71-159, 108-203) o incluso en instrumento de observación
verdad desarrollado por Blumenberg en el artículo fundacional de astronómica (SdP 56 ss, 79; LdT 100 ss, 167; VS 41).
la metaforología (LaM) y en los Paradigmen zu einer Metaphorologie. Sin embargo, al igual que en Paradigmen zu einer Metaphorologie,
En el planteamiento de Blumenberg, la historia de la astronomía la luz y el poder como metáforas de la verdad tienen una importan-
y sus respectivas modificaciones de conciencia siempre han estado cia especial en la metaforología de la verdad astronómica propuesta
ligadas a una historia de la verdad astronómica, que ha reclamado por Blumenberg. La historia de ambas metáforas en el marco de la
sus propias metafóricas. Podemos ubicar aquí el punto de conver- astronomía es compleja y su desarrollo nos llevaría demasiado lejos.18
gencia entre las metáforas cosmológico-existenciales y las metáfo- Deseamos tan sólo señalar algunos de sus hitos más significativos en
ras de la verdad astronómica, cuya articulación última se encuen- la metaforología blumenberguiana del cosmos.
tra, en nuestra opinión, en lo que denominaremos la “disyuntiva Quizá el episodio más relevante sea el de la citada astrono-
milesia”: la disponibilidad del cosmos indispone ante el mundo mía moderna (UeK 33-34). El reformador teórico como héroe y
de la vida, y la disponibilidad del mundo de la vida indispone libertador era tal en virtud de su nueva verdad sobre el cosmos,
ante el cosmos.17 Este dilema, que nos ocupará por extenso en capaz de iluminar y conmover el orden del mundo de la vida me-
el siguiente capítulo, se especifica en la condición existencial del dieval. Así, la luz y el poder son las metáforas que más convenían
contemplator caeli como depositario de una verdad astronómica que a la reforma astronómica copernicana y su nueva verdad sobre
él mismo ha generado con sus observaciones, pero que se revela el cosmos. Blumenberg se ha referido a todo ello a propósito de
conflictiva en relación con el mundo de la vida. En este sentido, Copérnico y Galileo. En ambos casos, la idea central que recorre la
cabría hablar de una doble metaforización de la (in)disponibililidad reconstrucción histórica elaborada por Blumenberg apunta al des-
del cosmos respecto al mundo de la vida, y que se basa en los pro- cubrimiento de una sensacional verdad astronómica que atenta e
cesos de simbolización de las dificultades para acceder al cosmos y impugna el orden del mundo de la vida, puesto que el nuevo orden
transmitir e integrar sus eventuales rendimientos epistemológicos del cosmos provoca un nuevo orden del mundo de la vida.19 Sin
–y en especial, la verdad astronómica– en el mundo de la vida. En embargo, mientras que Galileo estuvo inicialmente convencido del
este sentido resulta paradigmático el caso de la caída de Tales de poder persuasivo irresistible de la verdad luminosa del heliocen-
Mileto y el imaginario del pozo, que no sólo daría la represen- trismo, que la haría capaz de imponerse por sí misma, Copérnico
tación de la verdad astronómica en el fondo de un pozo, sino se mostró mucho más cauto y receloso respecto a los efectos mun-
también la de su transformación histórica en metáfora de la acce- danos de la nueva verdad astronómica, hasta el punto de que cabría

17. Como tendremos oportunidad de comprobar en el próximo capítulo, 18. Véase por ejemplo (SB 26-28; VdN 110; VS 71; KSN 343; NuP 294-297; Q 10).
Blumenberg ha desarrollado esta cuestión en sus trabajos sobre la recepción 19. Sobre la conmoción antropológico-teológico-metafísica asociada a la pérdida
de la anécdota de la caída de Tales de Mileto (LdT 9-32, 15-46; SdP 11-64, de la centralidad del hombre en el universo como consecuencia de la astrono-
5-89). mía heliocéntrica, véase (KdV 7 ss).

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hablar de un cierto “pacto astronómico” con el mundo de la vida, o más importantes de su hermenéutica de la Modernidad, como la
al menos de una conciencia del potencial desestabilizador de la nueva dignificación de la razón humana, la autoconciencia moderna en
verdad astronómica sobre el mundo de la vida, de ahí sus reservas contraposición con la doctrina de la creación y la experiencia del
a la hora de propagar su doctrina. Pero si bien Copérnico se supo tiempo en relación con el cosmos.21
depositario de una verdad cosmológica conflictiva e ineficaz a la Galileo, por su parte, e igual que Bruno (UeK 33-34),22 hubo de
hora de promover consensos mundanos universales, no por ello re- sufrir los infortunios de la nueva luz del copernicanismo (UeK 33-34;
nunció a que su concepción heliocéntrica –y la consiguiente pérdida LW 143, 127) y la indisposición que generaba respecto al mundo de
de la posición central del hombre– fuera tomada por verdadera. la vida, en lo que Blumenberg ha dado en llamar “la experiencia
Blumenberg ha tematizado esta última cuestión como la “pre- amarga de la impotencia de la verdad y el empobrecimiento ulte-
tensión de verdad de la reforma copernicana” [“der Wahrheitsan- rior de la razón” (GkW 502, 430; FuO 21-25, 51 ss y 74-75; RS 417;
spruch der kopernikanischen Reform”] (FuO 36).20 En contra de Marg 133).23 Si en Paradigmen zu einer Metaphorologie Blumenberg
la recepción inicial del heliocentrismo y de sus intentos de neu- describió la metafórica de la poderosa verdad, de una verdad que
tralización epistemológica, Copérnico se resistió a una interpre- brilla de modo irresistible y cuya luz se impone por sí misma (PM
tación instrumentalista que hacía de sus hallazgos astronómicos 14, 54 y 58; LaM 33 ss, 52-53; GkW 453 ss, 386 ss; TdU, 111),24 las
un mero entramado de hipótesis de utilidad práctica. De acuerdo experiencias de Galileo con la verdad astronómica representarían
con Blumenberg, la interpretación instrumentalista de la doctrina justo el caso contrario, el paradigma cosmológico de la depoten-
copernicana fue un intento de erradicar su pretensión de verdad. ciación de la verdad. Las fuertes impresiones observacionales sumi-
Sin embargo, con su reforma astronómica, Copérnico creyó ha- nistradas por su telescopio, “un instrumento diabólico de la astucia
ber obtenido una nueva verdad sobre el cosmos (kW 14 y 38), una
verdad que “ya no depende de la antigua necesidad de salvación,
21. Véase (FuO 32; kW 14; SB 333-383; GkW 247 ss y 503 ss, 211 ss y 433 ss; KSN
sino que se subordina a un nuevo ideal de determinación humana”
357; FuO 18; kK 150-154; KPV 460-465; LW). Quizá habría que añadir la ideolo-
(PM 34, 73). Blumenberg dedicó muchas páginas a estudiar con gía del progreso en relación con las verdades cosmológicas, tal como ha suge-
esmero este debate de Copérnico con los principales representantes rido J.- C. Monod, Hans Blumenberg, op. cit., p. 131.
22. Blumenberg ha descrito a Bruno como el “mártir supremo de la verdad” (LdN
del “paradigma nominalista de la astronomía” [“das nominalistische
639, 545).
Paradigma der Astronomie”] (FuO 53), y de manera especial con 23. Blumenberg también se refiere a Galileo y la impotencia de la verdad en una carta
Osiander y Melanchton (KuS 61 y 75 ss; MgK 100-121). A partir de que envió a Taubes con fecha 9 de septiembre de 1965 (dla Marbach). Véase
asimismo Blumenberg “Das Fernrohr und die Wahrheit. Zum Neuerscheinen von
estos análisis históricos, Blumenberg obtendría algunas de las piezas
Galileis Nachricht von neuen Sternen” (BT 230-237). También aludió a Galileo en
la carta a Unseld con fecha 25 de mayo de 1965 (dla Marbach), y en el documen-
to “Ankündigung: Galileo Galilei, Sidereus Nuncius” (dla Marbach). En su carta a
20. “[...] la reforma copernicana con su pretensión cosmológica de verdad” [“die Gerschmann, con fecha 7 de noviembre de 1988, Blumenberg hizo mención a las
kopernikanischen Reform mit ihrem kosmologischen Wahrheitsanspruch”] (kW “falsas hora de la verdad” (dla Marbach).
38). La traducción es nuestra. Sobre la ética de la pretensión de verdad véase 24. Cabe recordar aquí el mapa de luz de la Luna elaborado por Galileo, e incluido
(GkW 309, 263 y ss). en su Sidereus Nuncius.

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demiúrgica” (KSN 351; GkW 453 ss, 387), le hicieron confiar a Ga-
lileo que la poderosa verdad que de él emanaba (FuO 12) bastaría
para persuadir a sus contemporáneos, pese al “riesgo de convertir
la visibilidad en última instancia de la verdad” [“dem Risiko der
Sichtbarkeit als der letzten Instanz der Wahrheit”] (FuO 21; LaM
33 ss, 52-53). Sin embargo Galileo hubo de experimentar más bien
el caso contrario: la impotencia de la verdad cosmológica; una
verdad preservada y atesorada en el solitario contemplator caeli, así
como la defensa cerrada del mundo de la vida ante los nuevos ha-
llazgos astronómicos, cuyo avance encontró resistencias enconadas
e insalvables. La astronomía copernicana había hecho el universo
asequible a la razón humana, un universo alcanzable, pero también
había demostrado la ineficacia e inoperancia de la verdad astro-
nómica en relación con el mundo de la vida (FuO 9; GkW 762,
657), ahora neutralizada e impotente.25 La buena nueva de la gaceta
sideral y su mensajero no persuadían a nadie y estaban desprovistos
de fuerza vinculante.26 Por añadidura la curiosidad por los astros
quedaba una vez más sancionada (FuO 20; LdN 263-530, 229-454).

25. Blumenberg ha señalado la ausencia de una “parateoría” que explique la resisten-


cia ante el telescopio. A diferencia de Copérnico y Galileo, Freud disponía de una
teoría para explicar las dificultades de avance de la verdad psicoanalítica (GkW
762, 657-74). Sobre Blumenberg y Freud véase Rüdiger Zill, “Zwischen Affinität
und Kritik. Hans Blumenberg liest Sigmund Freud”, en Cornelius Borck (ed.), Hans
Blumenberg beobachtet, op. cit., pp. 126-148.
26. Blumenberg también se ha referido en diversos lugares al tardío ajusticiamiento
de Galileo por parte de Husserl, quien lo hizo responsable del extravío de la
ciencia moderna (FuO 44 y ss, 75; PM 72-73, 118-119; LW 321 y ss, 274 ss). Sobre
el Galileo de Husserl y el olvido del mundo de la vida, véase (FuO 44 ss).

88
PARADIGMAS EXISTENCIALES:
HANS BLUMENBERG Y LA HISTORIA
DE LA ASTRONOMÍA MODERNA

La forma de ser de estos entes es el “ser a la mano”. Mas no debe


comprenderse en el sentido de un mero “carácter de apercep-
ción”, como si a los “entes” que hacen frente inmediatamente
se les imbuyesen “aspectos”, como si a una materia cósmica en
sí “ante los ojos” se la “colorease subjetivamente” de este modo
inmediatamente […]. Pero el “andar” “curándose de” no tropieza
sólo con lo inempleable dentro de lo en cada caso ya “a la mano”;
encuentra también aquello que falta, aquello que no sólo no es
“manejable”, sino que ni siquiera “esta a mano”. Un echar de
menos en esta forma, un encontrarse ante algo “no a la mano”,
descubre de nuevo lo “a la mano” en un cierto “ser sólo ante los
ojos”. En el notar que algo “no es a la mano” se presenta lo “a la
mano” en el modo de la “impertinencia”.
Martin Heidegger,
Sein und Zeit, §§ 15-16

—Su capacidad de admiración hacia la naturaleza es limitada,


querido señor Blumenberg. Por lo menos para la terrestre. Las
estrellas permanecen intactas…
—[…] la astronomía ha recorrido el camino de la decepción mu-
cho antes y mucho más lejos que la fisiología […]. Usted sabe tan
bien como yo, señor Ritter, que admiro al hombre. Lo único que
no admiro es su propensión a los transtornos.
Conversación entre Joachim Ritter
y Hans Blumenberg,
“Kreislauf ”, Begriffe in Geschichten

91
LA INDISPONIBILIDAD DEL FIRMAMENTO: sólo como luz, como seres puramente espirituales, sobrehumanos,
EL CIELO ESTRELLADO COMO PARADIGMÁTICA EXISTENCIAL divinos, o más bien como entes de la fantasía”.1 Por ello, los cielos
Que vivimos en la Tierra pero vemos las estrellas es una condición estrellados bajo los cuales se desarrollaba la antropogénesis estaban
existencial común tanto a la astronomía como a la antropogénesis cargados de ambigüedad (GkW 11-15, 3-7), en la medida en que su
(GkW 11, 3). El primer antropoide hubo de poner en suspenso la carácter indisponible preservaba la duda sobre si allí era albergado
inquietud por lo cercano, garantía de su supervivencia, para poder lo esencial oculto que aún no es (SdP 63, 88), o bien la desconcer-
redirigirla al inmenso cielo estrellado que se extendía por enci- tante cifra de lo eternamente irrelevante para el hombre (SdP 54,
ma de su cabeza, abandonando de este modo y por un instante 73). En cualquier caso cabía concluir que no todo puede conver-
“el camino usual”, sustrayéndose así “al contacto provechoso con tirse en objeto de experiencia, y que precisamente ahí, en lo alto,
el mundo” (LdT 147, 193). Al levantar su mirada a lo más alto y estaba la escandalosa esfera de lo indeterminado (SdP 53, 71; GkW
lejano había de ocultar, siquiera por un momento, lo más bajo 28, 19), como el difuso horizonte capaz de ampliar “la lejanía hasta
y cercano (SdP 14, 10). La condición para observar el cielo, el co- lo aún no explorado en absoluto” (LdT 153, 199), es decir, hasta
mienzo de la astronomía, pasaba entonces por desatender el suelo ese abrumador e insondable resto de lo inalcanzable en el que se
firme que se extiende bajo los pies: un peligroso desinterés hacia abre lo otro enorme, desconocido en su raíz e irremediablemente
aquello próximo e inmediato que hace las veces de soporte (LdT 66, a desmano.
88). Esta nueva “cura del ver” [“die Sorge des Sehens”] (LdT 152, 198) Desde el punto de vista del mundo de la vida, el firmamento,
–en la expresión de Heidegger– involucraba una paradoja cargada en suma, es aquello que en su radical indisponibilidad no se deja
de significado antropológico: convertía “lo lejano, aquello que sólo subyugar por el hombre (GkW 102, 84), pues establece el límite na-
puede percibirse, en algo cercano al hombre” (LdT 152, 198). tural e insuperable de la acción humana, una incómoda presencia
Esta Sorge por los astros estaba llamada a propiciar una inmo- acechante apenas conceptuable. El hombre no puede intervenir so-
derada inquietud respecto a lo distante e inútil, la preocupación bre el cielo estrellado ni está en condiciones de dar cuenta de él: “la
insidiosa por aquello de allá arriba brillante “que no está al alcan- realidad del universo es experimentada como una resistencia a los
ce de la mano por antonomasia” (LdT 152, 198), y que impide, a conceptos” (GkW 76, 61). Es más: “la única razón por la que la tota-
su vez, la “permanencia en lo próximo” (LdT 153, 199). El curarse lidad de la naturaleza no puede ser conceptualizada consiste en que
de la lejanía, fundamento antropológico de la ciencia astronómica, ésta no se originó en conceptos” (GkW 76, 62). Lo genuinamente
invitaba, por añadidura, a la pasividad, al “no-tener-que-intervenir visible y notable en las estepas de la antropogénesis era la llamativa
como un mero ser-entretenido por el mundo” (LdT 153, 199). inhumanidad del firmamento, la insalvable distancia ontológica en-
El cielo estrellado, desde la perspectiva del paradigma exis- tre lo que es y su representación; entre la inmensidad del cielo estre-
tencial-antropogenético, viene caracterizado, en consecuencia, por llado y su modesta percepción desde la fangosa superficie terrestre:
permanecer inaccesible e inalcanzable (GkW 25 y 120, 17 y 99;
SdP 16 y 38-39, 13 y 47-48). Las estrellas resultan “entidades intan- 1. Ludwig Feuerbach, Die Unsterblichkeitsfrage vom Standpunkt der Anthropologie
gibles, impalpables, meramente ópticas, que se manifiestan al ojo [1846], en Sämtl. Werke, vol. 1, p. 125, citado por Blumenberg (SdP 53-4, 72).

92 93
“la insuficiencia de la presencia intuitiva del universo, en cualquier cidad de la existencia humana, la condición marginal del hombre en
momento dado, ofrece la ocasión al concepto para la construccion el universo. La astronomía, a diferencia de otras disciplinas científicas,
de la historia del universo como la dimensión en la que todo resul- despeja el camino para una peculiar autoconciencia del hombre, más
ta concebible” (GkW 76, 62). El concepto fracasa estrepitosamente apegada a la tierra y menos seducida por los fulgores de un orden
ante la magnitud inabordable del firmamento, en la pluralidad deli- intelectual que en el fondo no le pertenecen.3 La desmesura de la
rante de sus sucesivas imágenes. realidad, su absolutismo, se muestra con mayor claridad en la brutal
Pero por más que la realidad no sea originariamente concep- desproporción entre el limitado espacio que pisamos y el inmenso
tual, no cabe por ello disminuir la radicalidad inherente a la demanda cielo estrellado suspendido sobre nosotros.4
de una justificación del universo, de una cosmodicea (GkW 103 y
ss, 85 y ss). El “paradigma del cielo estrellado” [“Paradigma des ges- LOS DOS MÁXIMOS PARADIGMAS EXISTENCIALES ASTRONÓMICOS
tirnten Himmels”] (GkW 105, 86) muestra así su consistencia en Al interior de la paradigmática existencial astronómica podemos
tanto remanente ineliminable, como aquello que subsistió “tras el distinguir dos paradigmas históricos prevalentes, que definen sen-
fracaso (y en la conciencia del fracaso) de los esfuerzos soportados
durante siglos por justificar a Dios y su trabajo […], en el abismo
ilustra mejor esta circunstancia como la metáfora del árbol de la vida. Darwin
de la pregunta no contestada ni contestable por la razón del ser”
hizo uso de ella para representar la evolución de las especies por medio del
(GkW 105, 86). mecanismo de la selección natural. Su tronco representaba las primeras formas
A nuestro juicio, la historia blumenberguiana de la astronomía de vida que habían habitado el planeta, a partir de las cuales se produjo la diver-
sificación posterior, las diferentes ramas que crecen hasta penetrar en nuestros
no será sino la asunción de este enclave existencial-antropológico; del
días: el orden biológico actual. Pero su árbol de la vida era, después de todo,
conjunto de esperanzas, miedos y expectativas que el cielo estrellado un árbol del tiempo, un árbol de la muerte. Las especies vivientes que pueblan
ha despertado en el mundo de la vida. Recoge su no menos increíble la Tierra son como las pequeñas “yemas” que reverdecen en una rama muerta,
constituida por la suma abrumadora de todos los organismos ya extinguidos.
cumplimiento, ese inesperado “y aún” [“Und doch”] (GkW 135, 112)
Su árbol de las especies no dejaba de ser un enorme cadáver, aún mantenido
propio de la ganancia de realidad tras el desplazamiento histórico de en pie, del que brotaba la vida en proporción inmensamente más pequeña que
la experiencia astronómica. En este sentido, la historia de la astrono- el cuerpo muerto que la alojaba. Véase Charles Darwin, Teoría de la evolución,
Altaya, Barcelona, 1999, pp. 72-74.
mía y sus ambivalentes conquistas constituyen para Blumenberg un
3. Recordemos lo que Blumenberg decía en Die ontologische Distanz a propósito
modelo privilegiado de conocimiento –quizá junto con la biología de la ciencia “Die Welt der Wissenschaft ist nicht die Welt, in der wir ‘leben’”: “el
(dem 19; GkW 128, 105)–,2 puesto que ilustran ejemplarmente la facti- mundo de la ciencia no es el mundo en el que vivimos” (oD 19).
4. El propio Odo Marquard, quien popularizó la interpretación de la obra de
Blumenberg desde el “absolutismo de la realidad”, sugería en su contri-
2. Nos referimos, por supuesto, a Darwin. Quien con más intensidad ha pensado el bución al volumen de homenaje preparado con motivo del 70 cumpleaños
desarrollo de la vida en la Tierra, tuvo también que pensar la muerte. La teoría de Blumenberg, que mirando a lo lejos nos libramos del absolutismo de lo
de la evolución de las especies es sin duda una descomunal necrología. Darwin que está bajo nuestros pies. Véase Odo Marquard, “Lebenszeit und Lesezeit.
pronto se dio cuenta de que explicar la vida exigía estar constantemente hablan- Bemerkungen zum Œuvre von Hans Blumenberg”, en Michael Krüger (ed.),
do de la muerte, de la desaparición y la pérdida, de la dramática lucha por la Akzente. Hans Blumenberg zum 70. Geburtstag, vol. 37, núm. 3, junio de 1990,
existencia y de su desenlace más común y fatídico. Quizá ninguna otra metáfora p. 269.

94 95
dos casos límite de un espectro mayor: el “paradigma astrológico” la norma tiránica del espíritu” [“Tyrannenherrschaft des Geistes”]
y el “paradigma de la indiferencia del universo”, ambos de claro (GkW 127, 104; GdT 104). La astrología no es, en consecuencia, “una
alcance metaforológico y antropológico. El primero de ellos ofrece forma degenerada de la astronomía” sino un“modelo para el grado
la imagen de un cosmos servicial intrínsecamente significativo, que de participación entre el hombre y el mundo” (GkW 123, 102) que,
no cesa de enviar señales al hombre y que está representado por llevado a su expresión más acabada, hace coincidir el curso de los
la astrología. En la visión astrológica del mundo, los movimientos astros con el de la historia (SdP 50, 67).
celestes “asumen claramente el valor de un signo” [“der Himmel El paradigma existencial de la indiferencia del universo, por el
konnte noch einmal im Zeichen deutlich werden”] (SdP 38, 48), contrario, supone una inversión exacta del paradigma astrológico:
prefiguran la buena o mala fortuna reservada a los hombres, de tal el cielo estrellado no participa en modo alguno en la felicidad del
modo que a fin de tomar posesión de las condiciones determinantes hombre, no conspira en su provecho ni le manifiesta respuestas opor-
de su existencia, deben descifrar el contenido existencial concreto tunas que sólo él ha de oír con privilegiada satisfacción (GkW 30-31,
que la trayectoria de los astros esconde, para poder así actuar en 21). Queda por completo neutralizado “el potencial simbólico de
consecuencia: “la astrología une al hombre con el universo, ahora los astros” [“Neutralisierung der Anfälligkeit für Zeichen”] (SdP
depositario de la suma de señales que pueda precisar, convirtiendo 39, 49), cuyo movimiento aparente –ya estrictamente mecánico–
al ser humano en el punto de referencia de cualquier proceso físi- ha perdido cualquier significación para la marcha de los asuntos
co” (GkW 75, 60). En la medida en que “representa las necesidades humanos. Con absurda tenacidad, tal como testimonia la vacua e
ínsitas e inextirpables en el sustrato del hombre” (SdP 32-33, 40), la innegociable repetición de sus órbitas, los cuerpos celestes se re-
astrología es un reflejo del ancestral anhelo antropológico de que velan ajenos y refractarios a los intereses particulares del hombre.
el conjunto de la existencia, y en especial la vida de los individuos, A la manera del astrologue cocu de Thomas Moro, Geoffrey Chaucer
atienda a un orden comprensible y propicio. A saber: que el des- o Samuel Richardson, en este paradigma el observador con voca-
tino humano esté sujeto a razones y no se muestre contingente ción astrológica no es capaz de descubrir en las estrellas “su propio
o arbitrario en sus cadenas causales. Se espera de la astrología, en- infortunio matrimonial” (LdT 114-115, 150; SdP 45-50, 58-59). En
tonces, que sea capaz de dar respuesta a cualquier posible pregunta la superficie del firmamento se constata más bien la flagrante “in-
(SdP 33, 41), por más bizarra que ésta pueda llegar a ser, y pese diferencia de la naturaleza respecto al hombre y su destino” (SdP
al notable inconveniente de que plantear muchas preguntas pueda 45-50, 59). Es, en suma, la imagen de un universo “frío, insensible,
comportar quizá recibir demasiadas respuestas (LdT 64-65, 86-87). malignamente brillante e impasible de un modo despreciativo a la
El paradigma existencial astrológico se basa, por tanto, en un cos- suerte del hombre” (SdP 45-50, 59-60). Los cuerpos celestes que
mos antropomórfico que vela constantemente por el hombre, afín componen este universo son despojados por completo de su carácter
a sus esperanzas más íntimas de realización y congruente con la empático, pasan a convertirse en gélidos y relucientes fantasmas que
exigua duración de la vida humana (LW 99-129, 89-114); un cosmos atraviesan con sigilo el cielo nocturno de la Tierra (GkW 84, 68).
en el que todo permanece disponible a voluntad, perfectamente La base histórica de este último paradigma existencial reside
a la mano, y sometido –en la acertada expresión de Nietzsche– “a en lo que Blumenberg denomina “la reforma copernicana” [“die

96 97
kopernikanische Reform der Astronomie”] (GkW 155, 128). Esta Pese a que en esta nueva configuración cosmológica el uni-
inversión astronómica será dramáticamente puesta de relieve en la verso siga siendo asequible a la razón humana, habrá dejado de velar
concepción del mundo de Copérnico, que por otra parte inaugu- celosamente por el bienestar del hombre (GkW 130-131, 107-108),
ra la Modernidad. Si bien implica una renovación tardía del cosmos pues una parte inmensa, si no toda, “nada tiene que ver con la
griego antiguo –esto es, de la comprensión del universo como una felicidad humana” (GkW 139, 115), más aún cuando se empieza
realidad ordenada, segura y a la altura de las posibilidades epistemo- a sospechar que quizá, y despues de todo, ha venido siendo muy
lógicas del hombre– este nuevo cosmos habrá dejado de inspirar menguada “la magnitud del universo empíricamente accesible”
confianza, siendo más bien objeto de toda clase de suspicacias ante (GkW 157, 130).
el escándalo de su inclemente mutismo (GkW 83-84, 68). Por más
que el copernicanismo hubiese conservado importantes reminis- LA SEMÁNTICA ANTROPOLÓGICA DEL COSMOS
cencias de la antigua teleología antropocéntrica griega y romana, Lo que principalmente parece interesarle a Blumenberg en la his-
su heliocentrismo estará lleno de ambigüedades. No es la menor de toria de la astronomía no es tanto la progresiva constitución cien-
ellas que el ser humano esté relegado a una posición excéntrica en tífica de esta disciplina como su gran aportación a la comprensión
la todavía finita machina mundi (GkW 204-225, 172-173). El sistema que el hombre ha tenido de sí mismo y de la realidad. Esto es,
copernicano no era capaz de eliminar los “temores apocalípticos” “la formación del trasfondo cósmico de la historia de la concien-
[“apokalyptische Ängste”] (GkW 314, 267), como aquel que preveía cia humana” [“die Formierung des kosmischen Hintergrundes
la destrucción del globo terrestre por efecto del movimiento rota- der menschlichen Bewußtseinsgeschichte”] (GkW 15, 6). De este
cional de la Tierra: todo su contenido habría de salir disparado al modo, el análisis histórico-filosófico de Blumenberg se concen-
espacio exterior (GkW 313-316, 266-269). Si bien la maniobra astro- tra en la transformación epocal de las relaciones entre mundo y
nómica copernicana había “salvado” el cosmos griego de su com- conciencia a través de los sucesivos logros astronómicos, desde el
pleta disolución, este cosmos redivivo dejaba de enviar benevolentes geocentrismo hasta el heliocentrismo y la astronomía poscoper-
“señales al hombre para su autocomprensión” (GkW 75, 60). En su nicana. Podemos decir en este sentido que la historia blumen-
lugar, instalaba un vertiginoso impetus nihilista (GkW 30, 21) acrecen- berguiana de la astronomía es una “semántica antropológica de la
tado por la insoportable devaluación del hombre en un mundo cada cosmología” [“die anthropologische Semantik der Kosmologie”]
vez más periférico. Nietzsche lo formulará con gran acierto: “El (GkW 27, 18), en la expresión del propio Blumenberg. La historia
hombre parece hallarse desde Copérnico en una rampa inclinada:
cada vez rueda más deprisa alejándose del centro, ¿hacia dónde?
Auswahl aus den Schriften (edición de Hans Blumenberg), Schünemann, Bremen,
¿hacia la nada? ¿hacia el punzante sentido de su nada?”.5 1957, p. 8. La desazón provocada por los nuevos hallazgos puede ser resumida
también con las inspiradas palabras de Erwin Panofsky: “el hombre se encontró
enfrentado con el infinito como cualidad del universo, en vez de ser una prerro-
5. Friedrich Nietzsche, Sämtliche Werke, vol. 5, Múnich, 1980, p. 404, citado gativa de Dios”. En Erwin Panofsky, “El padre tiempo”, en Estudios sobre iconolo-
por Blumenberg en (GkW 126-127, 104). Este mismo pasaje lo había citado gía [1962], trad. esp. de Bernardo Fernández, Alianza Universidad, Madrid, 2004,
Blumenberg en su “Introducción” a Nicolaus von Cues, Die Kunst der Vermutung. pp. 115-116.

98 99
de las comprensiones del cielo estrellado correspondería entonces te paliativo a la nada que le mostraba el universo, esto es, en el
con la historia de las comprensiones que el hombre ha tenido “absolutismo antropológico” [“anthropologischen Absolutismus”]
de sí (GkW 127, 104), cuyo punto culminante viene dado, pre- (GkW 106, 87).
cisamente, por el paradigma existencial de la indiferencia. En un En este sentido, creemos ver en la historia blumenberguiana
universo frío, hostil y en creciente expansión, la cosmología no de la astronomía una forma de continuar con la historia de la
podía sino emplazar al observador de los astros hacia sí mismo, ontología por otros medios, especialmente en las sucesivas “legiti-
al saber antropológico, de tal manera que la “función indicativa maciones de la comprensión de sí del hombre con la ayuda de un
de la cosmología” (GkW 565, 486) se tradujo en acción huma- esquema físico” (GkW 108, 89), y en particular en las consecuencias
na, en la tarea de construir un mundo a la medida del hombre y metafísicas y antropológicas derivadas de cada imagen del mundo
como ejercicio de su propia libertad. (GkW 307-308, 262). Un cosmos indestructible, fiable y ordenado
Este proceso será para Blumenberg iniciado con la astrono- por leyes inalterables no suscitará el mismo concepto de realidad
mía moderna, ligada, como decimos, a la autoconstitución autó- que un universo proclive al colapso escatológico o a la multipli-
noma del hombre. La insoportable acumulación de desilusiones cación de nuevos y perturbadores cuerpos celestes como estrellas,
derivadas de la exploración del universo, en especial la posición cometas o planetas (GkW 45, 33). En el derrumbe del “sistema dog-
periférica de la Tierra en el orbe celeste, empujó al hombre mo- mático más cerrado de la explicación del mundo” (GkW 198, 167),
derno a una huída hacia lo conocido, al ámbito restringido de lo el sistema geocéntrico, se ubicará la gran transformación metafísica
que le era más cercano y familiar: él mismo y el suelo bajo sus pies, que hizo posible el copernicanismo: “desde este punto de vista, la
que ahora pasa a convertirse en lo más importante en absoluto, y ‘prehistoria’ de la reforma copernica no se presenta como la conso-
en objeto de autoafirmación. Tras la pérdida del “significado an- lidación y convergencia gradual de un conjunto de elementos que
tropológico del mundo” (GkW 75, 61) y el descubrimiento de su culminan en una necesidad histórica inapelable” (GkW 198, 167),
inesperada excentricidad, el hombre moderno tuvo que remitificar sino como las condiciones efectivas que la hicieron posible. Para
la Tierra y a sí mismo, replegándose en una autopercepción de ser Blumenberg, “el emocionante problema histórico del cambio de
preeminente que se eleva por encima del conjunto de lo existente época no es precisamente la explicación del hecho de los logros
(GkW 29-30 y 107, 20 y 88). La vía moderna de mitigar el impacto copernicanos, o incluso de la afirmación de su necesidad, sino el de
producido por la decepción copernicana consistió, por tanto, en encontrar las bases de su mera posibilidad” (GkW 198, 167). Y esta
rehabilitar formas antropocéntricas compensatorias (GkW 98, 80), posibilidad no puede ser otra que la del cambio radical del concep-
apelando a la universalidad de la razón y a la independencia de sus to de realidad subyacente y de su específico acceso epistemológico.
logros, para hacer posible, en suma, una nueva autocomprensión del Sin la crisis de la escolástica, que sancionaba la filosofía natural con
hombre y de su realidad más inmediata (GkW 91-92, 75). Frente a las la que Copérnico abordó su reforma astronómica, y sin la tradi-
dificultades surgidas a la hora de justificar la contingencia de lo dado, ción humanista, que renovaba un antropocentrismo no teleológico
el hombre moderno encontró en la autointensificación de su propio dignificador de la razón humana, habría sido inviable, a juicio de
ser y de los resultados de su acción sobre el mundo, un convenien- Blumenberg, una modificación tan profunda de la imagen geocén-

100 101
trica del mundo como la operada por el astrónomo polaco (GkW el comportamiento teórico consiste en acciones que están sujetas a

165, 138): “el cambio propiciado por Copérnico sobre la conciencia reglas intencionales y que conducen a complejos de enunciados en

histórica de la humanidad habría sido en sí mismo inconcebible, en conexiones reguladas, pero esas acciones sólo por su lado externo son

su dimensión radical, sin su oposición al trasfondo y consecuencias interpretables como ‘ejecuciones’ de algo. A alguien no iniciado en su

de la historia anterior de la relación del hombre con su entorno intencionalidad, que ni siquiera sea capaz de suponer por su modalidad

cósmico, una historia nunca antes interrumpida y desprovista de un que pertenecen a la ‘teoría’, tienen que resultarle enigmáticas y pueden

comienzo designable” (GkW 13-14, 5). parecerle chocantes y hasta ridículas (LdT 9, 15).

EL CONTEMPLATOR CAELI La observación de los astros y sus correspondientes “esfuerzos teó-


Un individuo mirando el cielo estrellado queda como la figura per- ricos nocturnos” (SdP 56, 76) se convierten de este modo en fuen-
sistente de los trabajos de Blumenberg sobre historia de la astro- te inagotable de “tensiones y malentendidos entre el mundo de la
nomía (CC; GkW; SdP; LdT; SZ). Este contemplator caeli define un vida y la teoría” (LdT 11, 18), pues apenas se alcanza a comprender
tipo humano que, poseído por una acuciante curiosidad, se adentra desde fuera qué puede haber en esos enigmáticos objetos que los
insensatamente en lo profundo de la noche con el propósito de hace capaces de absorber una vida entera de trabajo (LdT 10, 17).
observar el firmamento centelleante, y suscita con su extravagan- Quizá nadie percibe ya rareza alguna en la actividad del astrónomo
te conducta la suspicacia de sus contemporáneos. El astrónomo se contemporáneo, pues sus imponentes y costosísimos instrumentos
vincula así con el theoros, el improductivo “espectador del mundo” de observación le eximen de tener que deambular a tientas en la
(LdT 1, 9; SZ), desembarazado de cualquier preocupación común espesa oscuridad mientras los demás duermen con merecida placi-
e inclinado a abandonarse a la inútil persecución de los astros. Presa dez. Sólo tardíamente, sin embargo, ha sido posible una conciliación
de una Sorge ilimitada por el cielo estrellado, concentra ardorosamen- semejante con el “mundo terrestre de la vida” (GkW 499, 428), una
te sus energías en toda aquella brillante suspensión, y pasa por alto los vez fue incorporado “el ascetismo de los códigos profesionales y
intereses humanos diurnos, asumiendo toda clase de riesgos y pe- se cumplió con lo que puede denominarse ‘valores para la vida’”
ligros innecesarios. Su Sorge por los astros lo lleva a una continúa (GkW 23, 14). Detrás queda la largísima y accidentada singladura
exposición de sí mismo (GkW 121, 100), hasta el extremo de caer del contemplator caeli, su insidiosa confrontación con el “mundo de la
“víctima de su propio impulso” (SdP 15-16, 12). La “rareza del es- vida”, imprescindible para remontar la incongruencia entre la diáfa-
pectador nocturno del mundo” (LdT 1, 9-10) despunta así sobre na y consabida intuición mundana y las difíciles sutilezas de la racio-
las nudas y bien conocidas condiciones existenciales que soportan nalidad astronómica (GkW 52, 40).
y hacen posible la teoría. Ésta, como el amor, genera formas de Las proezas de la astronomía han requerido del progresivo
comportamiento que no son fácilmente disimulables (LdT 2, 11), y abandono de la percepción común de los fenómenos como “base
pese a que su fundamento no sea visible en sí mismo, sí lo son, en inicial y norma para un cumplido conocimiento de la naturale-
cambio, las extrañas y llamativas conductas que provoca, que con za” (GkW 470, 402), desvirtuando así, tal como Husserl indicó, “el
facilidad despiertan el escándalo de quienes han de presenciarlas: ‘significado fundamental’ de cualquier proceso teórico en la esfera

102 103
intuitiva del ‘mundo de la vida’” (GkW 470, 402). Todo lo que se Pero el mundo de la vida reclama su valor fundante, sobre todo en
ofrece por medio de la percepción ha de ser experimentado –y el drástico recordatorio de la importancia de la cotidianidad (SdP
asimismo ha de ser experimentable– en el “mundo cotidiano de la 20-21), y no sólo enfatiza la gravosa disparidad entre los requeri-
vida” (GkW 470, 402). Pero la astronomía no ha cesado de agrandar, mientos inasumibles del impulso teórico y la finitud de la vida (SdP
por el contrario, el “hiato entre teoría y vida” (SdP 17, 15), haciendo 36-37, 44), sino también la “diferencia entre la exigencia de la teoría
impracticable la “reducción de la cosmología al estado de inocencia y la moderación de la práctica” (SdP 60, 84).
de un mundo de la vida preteórico” (GkW 78, 63). Con ello ha im-
pedido la pacificación de su perenne conflicto con la cotidianeidad EL CONTEMPLATOR CAELI EN PERSPECTIVA HISTÓRICA
diurna. La astronomía se vio entonces incapaz de salvar la distancia Merece la pena que nos detengamos brevemente en señalar al-
respecto a sus motivaciones originales, que se ubican precisamente gunos hitos y rasgos reseñables del contemplator caeli puestos de
en ese mundo de la vida que ha de denostar para poder iniciar relieve en la historia blumenberguiana de la astronomía. Destaca
alguna vez su andadura: en primer lugar la tradición griega antigua, y de manera especial,
la estoica. Para el observador heleno queda excluido de la realidad
la renuncia a la intuición es una precondición de la ciencia […]; la “todo aquello que no es directamente accesible a la facultad huma-
pérdida de la intuición es una consecuencia necesaria de cualquier teo- na” (GkW 731, 629). Esta asunción se basa en lo que Blumenberg
ría que se sistematiza a sí misma, esto es, que consolida y organiza sus denomina el “postulado de visibilidad” (GkW 731, 629), de acuerdo
resultados de modo tal que, en virtud de su orden heterogéneo, toma con el cual el cosmos está esencialmente coordinado con el hom-
esos resultados como la forma de acceder a los fenómenos originales bre, de modo que no cabe esperar incongruencia alguna entre su
y finalmente adquiere el puesto de ellos. Los resultados de la ciencia constitución física y la arquitectura general del mundo: “el postula-
tienen, en un grado siempre creciente, la peculiaridad de que contienen do de visibilidad se sigue de la construcción simétrica del universo
el conocimiento como un estado final que ya no puede ser relacionado geocéntrico y la posición central del hombre en él (GkW 731, 629).
con ninguna clase de objeto previo familiar (GkW 61, 47).6 En este esquema, el firmamento está configurado por estrellas fijas
equidistantes de la Tierra, y se puede descartar que existan otras
El saber astronómico sólo retorna al mundo de la vida cuando ofre- estrellas ocultas que escapen a la capacidad de percepción humana:
ce respuestas a preguntas anteriormente planteadas en él (GkW 61, “si cada estrella singular puede ser percibida, entonces han de ser
47), en tanto se muestra, por ejemplo, en condiciones de augurar todas perceptibles” (GkW 731, 629). En principio no parecen nece-
abundantes cosechas, predecir eclipses o eliminar los temores que el sarios medios adicionales destinados a optimizar la visión ofrecida
capricho de los astros pueda despertar en los habitantes de la Tierra. por el ojo desnudo, pues el cielo estrellado se muestra con perfec-
ción suficiente como para que sea asequible tanto a las posibilidades
cognoscitivas del hombre como a sus competencias intelectuales. Es
6. Conviene recordar que esta misma cuestión fue ya anticipada en el trabajo de
habilitación de Blumenberg, en su revisión crítica de la fenomenología husser- más: la propia magnificencia del cosmos requiere de la presencia del
liana (oD, Erster Teil §§ 1-6 y Dritter Teil §§ 4-8). spectator mundi, pues de otra manera su grandeza sería vana: “una be-

104 105
lleza tan evidente no puede ser concebida sin alguien que se deleite intenta seducirlo con su equívoca apariencia de familiaridad (GkW
con ella” (GkW 26, 17). 35-36, 25). En este sentido, el contemplator caeli gnóstico sería una
Es ésta la versión ejemplar del contemplator caeli que, como el prefiguración del creyente cristiano y de su escepticismo respecto
Anaxágoras de Diógenes Laercio, encuentra la razón última de su a los cielos, pues queda emplazado a ignorar los ídolos celestes para
existencia en la franca posibilidad de “observar el Sol, la Luna y los atisbar al Creador que tras ellos se esconde (SdP 26, 30). La aparente
cielos” (GkW 22, 13). Obtiene, por ende, mayor placer en la contem- centralidad del hombre lo hace olvidar que él propiamente no per-
plación de la naturaleza que en los asuntos públicos de la polis (GkW tenece al cosmos y que su salvación pasa, en efecto, por la destruc-
19, 11). Así las cosas, el espectador griego del cielo creerá ver en el ción del mundo (GkW 317-318, 270). Habría, en consecuencia, una
firmamento de las estrellas fijas el contacto con una realidad supe- anticipación de la escatología cristiana en el gnosticismo, en la me-
rior, “con una realidad más pura, con la parte de la naturaleza más dida en que la salvación personal está negativamente condicionada
cercana al pensamiento” (LdT 121, 159). Es por ello que la perfecta a la estabilidad del cosmos (GkW 35-36, 25): a su inminente ruina le
simetría entre el cosmos y su representación dejará paso ocasional- sigue el esplendor auténtico del paraíso.
mente a “un ideal de captación de la realidad en la dimensión de El observador cristiano oscila, sin embargo, entre “los valo-
lo inaccesible y, por tanto, de la ‘pura’ admiración” (LdT 121, 159), res iniciales extremos del estoicismo y los del gnosticismo” (GkW
haciendo del firmamento un objeto ejemplar cada vez más inal- 32, 22), de modo tal que si bien ha de mostrarse cauto en su
canzable (SdP 44, 56), como en los casos de Aristóteles o Ptolomeo admiración hacia el firmamento, no por ello deja de considerarse
(GkW 250, 211). el centro de la creación. Se resiste a aceptar que su punto de vista
El antiguo espectador griego de un cosmos geocéntrico y ten- y lo que en él se le ofrece sea abiertamente fútil y contingente.
dencialmente antropocéntrico será remplazado por el observador Tiene entonces que “mudarse sistemáticamente al punto de obser-
gnóstico del mundo, para quien el espectáculo del cielo estrellado vación a él asignado: en el centro de los movimientos” (SdP 25, 28),
resulta, después de todo, engañoso y decepcionante (GkW 32, 22). donde puede orientarse en la vía correcta que lo lleva hacia la
El grandilocuente oropel celeste escamotea la verdadera posición transcendencia. Pero además “de la hostilidad hacia el cosmos y
del hombre en el mundo, que no es sino la de alguien que, en la su seguridad” (GkW 317, 270), el observador cristiano aprendió de
miseria de su prolongado destierro, ha llegado incluso a olvidar su la gnosis a moderar su avidez por saber, a encauzar su curiosidad
propia procedencia. El deslumbrante esplendor del firmamento hace astronómica, preservando, no obstante, la teleología antropocéntrica
creer al ingenuo observador nocturno que está en el sitio justo en el (GkW 39, 28; SdP 34-35, 43). El cielo es ciertamente el lugar de “los
momento preciso, que todo aquello está dispuesto para complacerlo asuntos divinos” (GkW 40, 29), pero el hombre no puede aspirar a
y dignificarlo, mientras que la triste realidad es que forma parte de inmiscuirse en ellos a su antojo. El espectador cristiano tendrá, por
una nefanda artimaña ejecutada por poderes ocultos y malignos, tanto, que “elegir entre dos posibles y opuestas direcciones de la
concebida para alejar al hombre de Dios y perpetuar su someti- mirada” (SdP 47, 62), entre su confianza “en la totalidad alcanzable
miento en la Tierra. El espectador gnóstico asiste con incredulidad del conocimiento” [“das erreichbare Ganze der Erkenntnis”] (LdT
a la visión de un cosmos demonizado, intrínsecamente malo, que 68, 91) o que “el secreto natural y su respectiva inaccesibilidad tes-

106 107
timonian la voluntad divina” (LdT 68, 91); entre un Dios que tiene céntrico, en tanto sólo en esta tradición se podían asegurar los pri-
obligaciones para con el hombre y debe garantizar las condiciones vilegios del hombre en relación con lo existente sin apelar a una
de accesibilidad cognoscitiva del mundo (GkW 234-235, 198), o un cuestionable inocencia antropológica a la manera del naturalismo
Dios inescrutable tanto en sus designios como en la intención y la estoico (GkW 239 y 580-581, 202 y 499; KuS 61-80). Esta tradición
naturaleza última de su creación. No será fácil decidir, en suma, si permitía, asimismo, salvar el escollo del escepticismo epistemoló-
“las órbitas descritas en el cielo son el resultado de una voluntad gico nominalista y de la tardía teología de la salvación (GkW 240,
inaccesible” (SdP 30, 36) o más bien la prueba fehaciente de la om- 203). Es decir, el humanismo y la herencia platónica característicos
nipotencia divina. La figura del astrónomo cristiano se inscribe de del Renacimiento hacían posible un “antropocentrismo racional”
este modo en el “desencuentro entre el elemento filosófico-antiguo [“rationale Anthropozentrik”] (GkW 48, 36), como es, entiende
y el bíblico-teológico” (SdP 29-30, 35). La astronomía de la época Blumenberg, el de Copérnico (GkW 204-213, 173-177). Que el
“cree poder establecer con claridad la fiabilidad del ordenamiento mundo, después de todo, esté hecho para el hombre, garantiza su
y de las leyes del cosmos, pero no puede afirmarla por encima de accesibilidad a la razón humana, pese a que no pueda asegurar, por
cualquier reserva ‘superior’ de intervención y de mediación, si es otra parte, la continuidad de la vida en la Tierra (GkW 237, 200).
que desea acreditar la indefectibilidad de sus afirmaciones” (SdP 29- Todo ello venía a parar en la preservación del antiguo postulado de
30, 35). La astronomía medieval se debate así entre lo vinculante de visibilidad (GkW 737 y ss, 635 y ss), en la correspondencia perfecta
sus resultados y la insistente apelación a una transcendencia. La entre lo que se ve en los cielos y lo que en ellos existe realmente,
crisis de época de la Edad Media, sobre todo con el nominalismo, por más que el observador copernicano haya perdido ciertamente
traerá consigo la supresión de los últimos residuos de teleología su quietud [“Am Ende des ruhenden Betrachters”] (GkW 47, 35).
cósmica antropocéntrica, y con ello echará a perder la posibilidad Sin embargo, una configuración excéntrica como la propuesta
de un conocimiento cumplido y garantizado del universo (GkW por el heliocentrismo copernicano complicaba mucho, en última
236-239, 200-202). instancia, el mantenimiento del postulado de visibilidad, puesto que
No obstante, durante el Renacimiento se rehabilitará, como la perspectiva terrestre no podía sino convertir la percepción de
ya hemos anticipado, la idea antigua de la posición central del hom- los astros en una “convergencia accidental de secuencias hetero-
bre en el cosmos (GkW 48, 36), pero sin el providencialismo propio géneas de eventos físicos” (GkW 746, 643), de la que difícilmente
de una antropología teleológica. La principal consecuencia de este cabía extraer placer alguno (GkW 20-21 y 51, 13 y 39). A saber: el
punto de vista consiste en la dignificación y autonomía del hombre perspectivismo astronómico de la reforma copernicana, junto con
respecto al mundo, que ahora se empieza a revelar –de nuevo– a la su inquietante duda sobre si la conexión entre el observador y lo
altura de la razón humana: la posición central del hombre no es sino observado era meramente fáctica y contingente (GkW 121-122, 101),
la prueba de la racionalidad del mundo (GkW 565, 486). Es este hu- preparaba la inversión exacta del citado postulado, a saber: “que lo
manismo renacentista, así como la carga platónica que lleva asociada, invisible acabase por tener el valor de aquello que, en la tradición
lo que estará en la base –en el planteamiento de Blumenberg– de metafísica, había parecido poseer lo visible: la marca distintiva de
la reforma astronómica copernicana y de su contemplator caeli helio- ser el acceso a la realidad” (GkW 747, 643). Asimismo, el contemplator

108 109
caeli irá perdiendo sus cualidades estéticas, puesto que los afanes as- que se muestra como lo más cercano, hasta el punto de hacerle caer en

tronómicos empezarán a concentrarse en un oscuro gabinete, en el un pozo. Heidegger lo ha definido como el resultado de la estructura

que el astrónomo poscopernicano pasará buena parte de sus horas hermenéutica de su ontología temprana: “El ente, que nosotros somos en

absorbido en la interminable digresión de sus cálculos matemáti- cada momento, es ontológicamente el más lejano” (SdP 63, 87).

cos, mientras en el exterior se despliega la compleja maquinaria del


cielo nocturno, que en el interior el astrónomo intenta desentrañar Atrapado entre lo aparente indisponible y lo oculto disponible, cega-
(GkW 66-76, 52-60). do para lo más inmediato, el milesio se aventuró en la espesura de la
noche creyendo alcanzables las cosas de alto rango (SdP 60, 82), con
EL CONTEMPLATOR CAELI PIERDE SU POSICIÓN: LA CAÍDA el propósito firme de examinar cada uno de los cuerpos celestes “en
La anécdota de la caída de Tales de Mileto representa para Blumen- su universalidad, sin descender jamás a nada concreto de lo que le es
berg el caso paradigmático de pérdida de la posición de espectador cercano […] ni discutir aquello que tiene entre los pies [“dicht vor
del contemplator caeli. De esta anécdota se ha ocupado Blumenberg seinen Füßen”]” (SdP 13, 8), a causa de lo cual hubo de caer en un
ampliamente. En ella se narra la caída de Tales de Mileto en un pozo pozo excavado delante suyo. De ahí, en la tradición platónica de la
mientras observaba las estrellas, provocando la risa de la criada tracia anécdota, la recriminación de la criada tracia: el milesio quería cono-
que lo acompañaba. No sólo se trataría aquí de la dicotomía –en cer las cosas del cielo, ignorando las que tenía “ante las narices y los
perspectiva astronómica– entre el “ser a la mano” y el “ser a desma- pies” [“was ihm vor der Nase und den Füßen läge”] (SdP 11, 5).
no”, sino del “ser a los pies” y sus libres variaciones: “perder el suelo El estado de cosas “a los pies” (SdP 46, 60) permanece por com-
bajo los pies”, “estar con los pies en la tierra”, “tener algo entre los pleto fuera de la Sorge del astrónomo, quien dirige su atención con
pies”, etcétera. Es éste, a nuestro juicio, un existenciario desatendido insistencia creciente hacia aquello remoto y a desmano. Es precisa-
como tal por Heidegger, y que Blumenberg ha mostrado con gran mente esta inquietud astronómica la que resulta súbitamente inte-
elocuencia en sus dos grandes trabajos sobre la historia de la recep- rrumpida por “las tangibles realidades que se extienden a sus pies”
ción de la anécdota de Tales, Der Sturz des Protophilosophen [1976] (SdP 18, 17), que exigen imperiosamente su atención y que definen
y Das Lachen der Thrakerin [1987]. Citamos a continuación un pasaje el contenido legítimo de la Sorge, según el parecer de la tracia. A
del primero: sus ojos vigilantes, Tales de Mileto cae justamente debido a que
al intentar “escrutar los fenómenos del cielo, se le oculta aquello
el último Heidegger no recuerda ya […] el resultado elemental de la que permanece cercano ante sus pies” (SdP 32-33, 39). La tracia se
analítica de la existencia de Ser y tiempo, que se podría definir como siente entonces autorizada a amonestar a su amo, esgrimiendo “la
la postrera radicalización de la primitiva experiencia filosófica, simboli- tangible y vinculante realidad de la vida práctica y cotidiana” (SdP
zada en la anécdota de Tales: cierto es que para el filósofo de Mileto, lo 32-33, 39), haciéndole reparar en las nudas realidades de la tierra,7
más cercano, aquello que tenía delante de los pies, era tan lejano como
para caer dentro, pero es precisamente el realismo de la caída, y la risa que 7. Reinhart Herzog ha llamado la atención sobre la circunstancia de que en la
ella provoca, la que esconde y silencia la existencia de algo más lejano historia de la recepción de la anécdota de la caída de Tales no hay rastro de

110 111
en su evidente incapacidad para alcanzar las estrellas (SdP 46-47, 61) metáfora de las seguridades inadvertidas de las que se compone el
y en su inaceptable desinterés hacia lo próximo. síndrome de la mundaneidad vital” (LdT 116, 153).
Tales de Mileto permanece ajeno a las cosas del mundo, que le
resultan tan extrañas y distantes como a la criada tracia los cuerpos IMÁGENES Y METÁFORAS DE LA INDISPONIBILIDAD
celestes (SdP 17, 14). El vivo interés del protofilósofo por las estrellas Queremos concluir este capítulo examinando brevemente algunas de
se muestra entonces, y a todas luces, incompatible con el interés por las representaciones metafóricas del “ser a desmano” en tanto condi-
los bajos asuntos de la tierra; por ello “cae sobre el pensador la risa ción existencial, que Blumenberg ha ido consignando a lo largo de su
de la cotidianidad, absorbida en sus propios cuidados” (LdT 154-155, historia de la astronomía, sobre todo en relación con lo que podemos
201). La risa comporta “implicaciones no sólo para aquello que se denominar las “metáforas de la indisponibilidad”.
cree permanece remoto al hombre, sino también para todo lo que Quizá la más emblemática de todas ellas corresponde a la
propiamente le debería ser cercano” (SdP 45-46, 58-9). Lo uno es conocida distinción aristotélica entre mundo sublunar y mundo
irrelevante y trivial, mientras que lo otro es necesario y va de suyo. supralunar, que para Blumenberg parece definir el caso paradig-
Lo lejano e insignificante es, por supuesto, lo celeste indisponible, mático de resignación astronómica. Esta distinción de mundos
mientras que lo terrestre disponible es aquello verdaderamente no sólo tematiza la inadecuación entre el intelecto humano y el
importante, con lo que termina por tropezar el protofilósofo (LdT firmamento, sino que, tomada metafóricamente (GkW 227, 192),
112, 147; SdP 25, 27): “las tangibles realidades que están delante de simboliza el abismo entre aquello próximo a la mano y aque-
los pies” (SdP 18-19, 17). llo otro radicalmente desconocido e inalcanzable, que además no
Tales de Mileto habría pasado por alto que “el terreno que es susceptible de ser representado. El mundo supralunar establece
pisa no es precisamente el de una estrella” (SdP 32-33, 39), por ello la difusa esfera de lo indisponible, que en su distancia absoluta
tuvo que acabar “en la suciedad de la tierra” (SdP 32-33, 39), dado respecto al hombre escapa a cualquier intento de intervención o
que su paseo astronómico nocturno, como su afán por lo inalcan- apropiación. Ni siquiera cabe aventurar sus rasgos más generales,
zable (SdP 60, 84), era completamente inútil y contraproducente debido a que “los atributos de los cuerpos celestes no pueden
(SdP 22, 22). Semejantes inquietudes, no podían arrojar un resul- ser expresados en conceptos derivados de los cuerpos terrestres”
tado más aleccionador: perder el suelo bajo los pies: “el suelo bajo (GkW 227, 192). Por añadidura, y a la manera de la doctrina es-
los pies es la metáfora más socorrida cuando hay que lamentar la toica cosmológica, el mundo supralunar se eleva como “el crite-
pérdida de realidad y realismo; cuando hay que describir el aban- rio más alto de la ambigüedad de los cielos” (GkW 28, 19), en la
dono del mundo de la vida; el suelo bajo los pies se convierte en cifra perfecta del “escándalo de la fijación irrevocable del hombre
a su situación en el mundo” (GkW 28, 19). Un mundo, además,
desprovisto de providencia alguna (SdP 29, 34). La distinción aris-
una ulterior réplica del protofilósofo a la criada tracia, “die Frage nach Thales’s totélica, tomada como metáfora de la indisponibilidad, señala la
Antwort”. Para más detalles sobre el “silencio de Tales”, véase su magnífico “Das
Schweigen des Thales”, en Michael Krüger (ed.), Akzente. Hans Blumenberg zum brecha existente entre la realidad que sustenta al hombre, ya desde
70. Geburtstag, vol. 37, núm. 3, junio de 1990, pp. 221-223. siempre traicionado y atrapado en “la trampa de la inmediatez”

112 113
(SdP 12, 7), y la realidad inasequible del orden numinoso eterna- escena de un hombre rico que conduce en la densa oscuridad de la
mente ajeno. noche guiado por las luces de su carruaje, de tal modo que puede
Podemos asociar a esta peculiar metáfora de la indisponibili- ver un área extremadamente pequeña mucho mejor que el hombre
dad, que estaríamos tentados a calificar como absoluta, la tradición pobre que, debido a que conduce sin luces, nada ve delante suyo,
de metáforas cosmológicas mayestáticas (GkW 731-722, 629-630), de pero sí puede contemplar, en cambio, la vasta panorámica del firma-
acuerdo con las cuales una porción incierta del firmamento co- mento. El hombre rico se orienta en lo más inmediato a condición
rresponde al “espacio inaccesible reservado a Dios” (GkW 731-732, de prescindir de la percepción de lo lejano, aquello que contempla a
629-630). Estas metáforas, de claro contenido existencial, se orien- voluntad el temerario hombre pobre, pero a condición, a su vez, del
tan prevalentemente a mostrar “que no todo en el mundo concier- riesgo de no ver lo cercano: “el ‘hombre rico’ no es una categoría
ne al hombre” (GkW 731-732, 630), y de manera especial, aquello social sino religiosa; es la persona que confía en sus medios, en el
que está sustentado sobre su cabeza, merecedor, no obstante, de ser realismo de lo más cercano [‘Realismus des Nächstliegenden’], cuya
considerado con admiración, respeto y reverencia. luz es incuestionablemente la de la racionalidad: ello le permite ver
Sin embargo pocas metáforas han sido tan recurrentes en la his- mejor, pero las estrellas se le ocultan” (GkW 138, 114). Kierkegaard
toria blumenberguiana de la astronomía como la del pozo. El pozo no podía anticipar, a diferencia de Simmel (H 76, 69), que las luces
ofrece una de las imágenes más pregnantes de la indisponibilidad, de la ciudad llegasen a convertir la noche en día y ocultaran el pai-
bien porque representa a una verdad atrapada en su fondo, como en saje y el cielo estrellado. Las ciudades modernas, sumidas en su luz
Demócrito o Lactancio (PM 50-54, 92-96; LdT 97, 127), bien porque efervescente, impiden dirigir la mirada hacia lo alto, hacia aquello
se puede caer en él, como en la anécdota de Tales (SdP; LdT) o en “inaccesible, insustituible y no manipulable, esto es, aquello que se
los cuentos del barón Münchhausen (GkW 199, 168), quien decía ser establece como el valor límite de cada cultura en relación con lo
capaz de salir de ellos estirándose de sus cabellos. cual el ‘aura práctica’ se desvanece” (GkW 138, 114).
No vamos a insistir en esta metafórica porque nos hemos ocu- Una situación del género era también la del astrónomo Tycho
pado de ella en otro lugar.8 Preferimos hacer referencia a la ambi- Brahe, quien “se creía capaz de encontrar el camino más corto para
valente metáfora del carruaje en Kierkegaard. Blumenberg la ubica su carruaje guiándose por las estrellas” (LdT 109, 143). Pero su co-
en la tradición de las “metáforas de la luz” (GkW 138, 114), con la chero, a la manera del hombre rico de Kierkegaard y de la cria-
particularidad de que especificaría el caso de quien, ante un exceso da tracia de Tales, no pudo sino replicarle: “Señor, posiblemente
de luz que lo ciega, trata de oscurecer su situación para poder ver se entienda bien en el cielo, pero aquí sobre la tierra es usted un
mejor: “probablemente fue Kierkegaard el primero que encontró una loco” (LdT 109, 143). Semejante respuesta no es tanto una censura,
imagen para esta forma de autooscurecimiento por medio de la pro- sostiene Blumenberg, como “un dictamen sobre un conflicto de
pia luz” (GkW 138, 114). En 1845 Kierkegaard anota en su diario la competencias” (LdT 109, 143), emitido por quien se sabe autoriza-
do respecto a la disposición pragmática de los asuntos mundanos.
8. Alberto Fragio, Destrucción, cosmos, metáfora. Ensayos sobre Hans Blumenberg, La desautorización por parte del cochero pone en tela de juicio la
Lampi di stampa, Milán, 2013, pp. 107-125. maniobra ilegítima y perversa de intentar hacer disponible lo te-

114 115
rrestre mediante la observación de lo celeste. El conocimiento de la dad. Nos referimos al poema “El viejo pozo” [“Der alte Brunnen”]
posición y cinemática de las estrellas se sanciona entonces como un de Hans Carossa, que Blumenberg califica de “canción noctura”
saber inútil y contraproducente si de lo que se trata es de encontrar [“Nachtlied”] (VS 13), esto es, de nana. En dicho poema Carossa
el camino más corto en la superficie de la Tierra. describe la escena de un huésped alojado por vez primera en una
Pero la imagen más deliciosa de esta metafórica del carruaje modesta casa de campo, cercana a un pozo solitario que hace tam-
la ofrece sin duda la anécdota de Voltaire y madame du Châtelet. bién las veces de fuente: “debe primero acostumbrarse a su suave
Durante un viaje a Cirey en 1747, la carroza de Voltaire se rompe murmullo, pero se acostumbra tanto que se despierta cuando el so-
y arroja fuera a sus ocupantes. El secretario que los acompañaba fue nido se interrumpe” [“wenn der Ton aussetzt”] (VS 13). El dueño
enviado al pueblo más cercano a pedir auxilio, y a su vuelta “vio una de la casa debe entonces tranquilizarlo: “un caminante nocturno
escena llena de ridícula falta de realismo y desprecio hacia las du- ha interrumpido el chorro con su mano vacía para tratar de beber”
ras realidades terrenas” (SdP 40, 51). Voltaire y madame du Châtelet (VS 13). Es ésta, dice Blumenberg, “una experiencia en la soledad,
estaban sentados uno junto al otro sobre el acolchado de la carroza que no es definitiva” [“Erfahrung in der Einsamkeit, daß sie nicht
accidentada, que habían extraído y dispuesto sobre la nieve, de tal endültig ist”] (VS 13). Aún habrán de venir más caminantes noctur-
forma que sentados sobre ese relleno observaban la belleza del nos a beber, señalando su paso con el breve y ocasional silencio del
cielo estrellado: “capturados por la grandeza del espectáculo que rumor de la fuente, para luego proseguir de nuevo su camino (VS
se extendía en derredor, conversaban, temblando de frío, a pesar 13). En elaboraciones sucesivas del poema, el sobresaltado durmien-
de las pieles que los envolvían, sobre la naturaleza y las órbitas des- te habría de encontrar consuelo no tanto en las confiadas palabras
critas por las estrellas, sobre el destino de los innumerables cuer- del posadero como en la “completa contabilidad” [“vollzählbar”]
pos celestes en el espacio infinito” (SdP 40, 51). Para su completa (VS 16) de las estrellas que componen el firmamento, las cuales
felicidad sólo habrían precisado, según el testimonio del secreta- encuentra el durmiente ahí mismo con sólo despertar. Si bien la
rio, de los instrumentos ópticos oportunos con los que escrutar la fuente puede ser perturbada, y con ello el sueño reparador, no así
profundidad de los cielos, “sin darse cuenta de su triste situación el orden del mundo, simbolizado en la inequívoca estabilidad del
en la Tierra” (SdP 40, 51). La llegada del auxilio no podía sino inte- cielo estrellado. Pero no se trata sólo de que el cielo en sí mismo
rrumpir la gozosa “contemplación cósmica y el coloquio sobre el permanezca invariable y sirva como referente para quien resurge
universo” (SdP 40, 51). desorientado en el mundo tras la interrupción abrupta de su des-
De todas las metafóricas de la indisponibilidad que cabrían adu- canso. Más bien, lo que está en juego es la posibilidad de poder
cirse, como la metáfora orgánica del Idealismo (GkW 81-82, 66-67), contar las estrellas que pueblan el firmamento, y con ello, volver a
la torre de Babel (GkW 96, 78) o la metaforización de la invisibilidad conciliar el sueño: “no es importante que el recuento se produzca
(GkW 125, 103), queremos hacer referencia sólo, y sin ánimo exhaus- efectivamente, sino que se pueda hacer” (VS 16).
tivo, a la ambigua metáfora de “la completa contabilidad de las es- Hemos sacado a colación, y para terminar, esta configuración
trellas” [“Die Vollzähligkeit der Sterne”] (VS 16), que quizá cabría simbólica en tanto metáfora de la indisponibilidad, porque en su
asignar, propiamente, a las metáforas existenciales de la disponibili- ambigua formulación se especifica también el carácter inalcanzable

116 117
del universo. Como en la canción popular que inspiraba el poe-
ma de Carossa, pronto se impone la duda “¿Sabes cuántas estrellas
van?” [“Weißt du wieviel Sternlein gehen?”] (VS 17). Debido a
que la tarea efectiva de contarlas hasta el final es de hecho inasu-
mible, se ha de insistir en la mera posibilidad de su recuento: el
cielo estrellado permanece alejado e indisponible, por más que
su brillante y contable apariencia nos ayude a conciliar el sueño
mientras yacemos en una Tierra excéntrica que recorre impasible
su órbita vacía.

118
UN CAPÍTULO DE LA ASTRONOÉTICA:
LA FENOMENOLOGÍA DEL MUNDO DE LA
VIDA EN PERSPECTIVA COSMOLÓGICA

Ahora se ha hecho claro que uno debe haber sido previamente


un astrónomo para poder ocuparse por fin del mundo de la vida
de los hombres.
Hans Blumenberg,
Die Vollzähligkeit der Sterne

El agua y el vaso, el vestido y el armario, están ambos de igual


modo “en” un lugar “en” el espacio. Esta “relación de ser” es sus-
ceptible de ampliación, por ejemplo, el banco está en el aula, el
aula está en la Universidad, la Universidad está en la ciudad, etc.,
etc., hasta llegar a: el banco está “en el espacio cósmico”.
Martin Heidegger,
Sein und Zeit, § 12

EINSTEIN Y HUSSERL EN 1917


En una de sus glosas astronoéticas, “Keine Lebenswelten” [“No
hay mundos de la vida”] (VS 463), Blumenberg nos ha recordado
la proximidad de fechas entre la formulación de la cosmología rela-
tivista, por parte de Einstein, y la introducción en filosofía del con-
cepto de “mundo de la vida”, la hazaña intelectual más importante de
Husserl, en opinión de Blumenberg (TLW 36, 42). La publicación del
volumen xxxix de la Husserliana, dedicado precisamente al “mundo
de la vida”, ha revelado hasta qué punto esta apreciación resulta
acertada.1 El momento fundacional de la cosmología relativista sue-

1. Edmund Husserl, Gesammelte Werke, vol. 39, Die Lebenswelt. Texte aus dem
Nachlaß (1916-1937), ed. de Rochus Sowa, Springer Verlag, Berlín, 2008.

121
le ser fechado el 8 de febrero de 1917, cuando Einstein presentó na de la relatividad por parte de Einstein (VS IX).4 De acuerdo con
en la Academia de Berlín sus célebres “Kosmologischen Betrach- esta anécdota, Einstein testimonió en primera persona cómo un
tungen zur Allgemeinen Relativitätstheorie”.2 Por aquel entonces, albañil se precipitaba desde un tejado, el cual por fortuna salió ileso
Husserl empezaba a dar forma a su concepto de “Lebenswelt”, que tras su caída, pero a quien aún tuvo ocasión de preguntarle “¿Cómo
alcanzaría su expresión más acabada en torno a 1934, con la no me- fue?”.5 No sin razón, señala Blumenberg, si en lugar de ello le hu-
nos famosa serie de conferencias de Viena y Praga, que luego cons- biera preguntado lo más previsible –“¿se encuentra Usted bien?”–,
tituirían el núcleo de Die Krisis der europäischen Wissenschaften und esta anécdota no habría entrado en la historia de la ciencia, y quizá
die transzendentale Phänomenologie.3 Esta coincidencia histórica entre Einstein tampoco habría desarrollado su nueva concepción de la
dos de los hitos más importantes de la teoría de la relatividad y de gravedad. La conexión básica entre la relatividad y la fenomenología
la fenomenología transcendental, respectivamente, encierra una afi- residiría entonces en la descripción de la doble “vivencia originaria”
nidad aún más profunda, que Blumenberg ha puesto de relieve con [“Urerlebnis”] –la de quien cae, cuyo testimonio merece ser reca-
su acostumbrada perspicacia. Esta afinidad guarda relación con las bado, y la de quien presencia la caída–, a la postre el fundamento
intuiciones elementales que están en la base de la formulación de intuitivo primario de la nueva interpretación de la gravedad. Esta
la relatividad, y que podríamos caracterizar apropiadamente como peculiar “capacidad de vivencia para un problema cosmológico”
una “fundación originaria” (LW 313-374, 269-319). Uno de los ras- [“Erlebnisfähigkeit für ein Weltallproblem”] (VS 231), ostentada por
gos distintivos de la teoría de la relatividad, que la señala además Einstein, ha sido puesta por Blumenberg en relación con la del pro-
como la consumación postrera de la física moderna, es la inclusión pio Newton y su respectiva anécdota de la manzana (VS 54-65).6
del observador como un elemento fundamental en el estudio de En ambos casos, se trataría de la conversión de una vivencia más o
los procesos físicos que pretende describir, hasta el punto de que un menos común en una vivencia exclusiva o individual [“Einzeler-
observador fatalmente inmerso en el centro de intrincados procesos lebnissen”] (VS 221), originaria, que ulteriormente ha de encontrar
cinemáticos y dinámicos aparece como una de las figuras más señeras
de la nueva teoría física que por entonces tomaba forma. De este
modo, la relatividad se mostró singularmente en consonancia con la 4. Para ulteriores detalles sobre la anécdota véase adicionalmente Albrecht Fölsing,
“Ein Mann fällt vom Dach – Auf dem Wege zur Allgemeinen Relativitätstheorie”,
fenomenología transcendental.
en Albert Einstein, Surkamp Verlag, Frankfurt am Main, 1993, pp. 343 y ss.
Blumenberg se ha referido a todo ello a propósito de la anéc- 5. “Er fragte ihn: Wie war das?”. Hans Blumenberg, “Drohender Verlust einer
dota del techador, comúnmente asociada a la concepción tempra- Anekdote” (VS 219).
6. Como es natural, Blumenberg también ha puesto en relación esta anécdota con
la de Tales: “La historia de nuestra teoría sobre el universo comienza y acaba
2. Para esta cuestión véase el capítulo sexto “Apocalipsis cosmológico”, recogido con una caída” [“Die Geschichte unserer Theorie vom Weltall beginnt mit einem
en este mismo libro. Sturz und endet mit einem Sturz”]. En el primer caso, la de Tales y el pozo; en el
3. Edmund Husserl, Die Krisis der Europäischen Wissenschaften und die Transzen- segundo, la del techador de Einstein: “Tales und Einstein: zwei komplementäre
dentale Phänomenologie Martinus Nijhoff, Den Haag, 1954; traducción española Anekdoten von theoretischen Elementarereignissen” [“Tales y Einstein: dos anéc-
de Jacob Muñoz y Salvador Mas, La crisis de las ciencias europeas y la fenome- dotas complementarias de sucesos teóricos elementales”]. Hans Blumenberg,
nología transcendental, Altaya, Barcelona, 1999. “Einstenium” (VS 220).

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su consumación como “logro” científico [“Ergebnis”] (Lt 13-4; VS la vida”, algo que Husserl en modo alguno habría podido admitir, de
219-221).7 La anécdota de la caída del techador y su rendimiento acuerdo con la citada “glosa astronoética” de Blumenberg.
especulativo conformarían, en suma, “el paradigma de una viven- Unos pocos pero espléndidos estudios sobre la obra póstuma de
cia exclusiva” [“das Paradigma eines exklusiven Erlebnisses”] (VS Blumenberg han coincidido en señalar la presencia de temas antro-
221), que sólo la fenomenología transcendental estaría en condi- pológicos en su astronoética.11 En este capítulo defenderemos que en
ciones de analizar. Más aún: era precisamente a partir del análisis la astronoética blumenberguiana no sólo convergen, en efecto, temas
sistemático de estas “vivencias originarias” que la fenomenología antropológicos, sino también fenomenológicos. A nuestro modo de
aspiraba a constituirse.8 ver, y ésta es nuestra tesis, fue precisamente en la astronoética don-
Como es bien sabido, Einstein desarrolló su teoría de la relati- de se produjo la inesperada convergencia entre la reflexión filosó-
vidad a partir de una serie de experimentos mentales con hombres fica sobre el cosmos y el pensamiento fenomenológico. De manera
dentro de ascensores en caída libre y desplazándose por trenes en particular, propondremos una interpretación de la astronoética como
movimiento, cuyo minucioso estudio le permitió alcanzar con- fenomenología del mundo de la vida, llamada a complementar la an-
clusiones relevantes en la comprensión de la gravedad y del espa- tropología fenomenológica esbozada por Blumenberg en Beschreibung
cio-tiempo.9 En este sentido, cabe destacar la bizarra y sorprendente des Menschen. Argumentaremos entonces que la fenomenología blu-
afinidad entre los experimentos mentales de la física relativista y los menberguiana del mundo de la vida, recogida en el póstumo Theorie
análisis fenomenológicos del movimiento, que hacen además vero- der Lebenswelt, constituye también un capítulo de la astronoética.
símil una relación específica con la temática del mundo de la vida.10
De hecho, y como tendremos oportunidad de comprobar, el propio LA DOCTRINA BLUMENBERGUIANA DEL MUNDO DE LA VIDA
Husserl también se sirvió de experimentos mentales de índole “cos- Si bien la obra de Blumenberg estuvo ya desde su mismo inicio
mológica” para alcanzar resultados epistemológicos vinculantes para cargada de pequeños “motivos fenomenológicos”, incesantemente
su fenomenología genética. Por otra parte, cabe considerar la teoría
de la relatividad, con sus viajes en el tiempo y sus paradojas concep- 11. Bruno Accarino, “Vestigium umbra non facit. Astronoetica, ostilità e amici-
tuales, como una suerte de “inconmensurabilidad” entre “mundos de zia in Hans Blumenberg”, en su Daedalus. Le digressioni del male da Kant a
Blumenberg, Mimesis, Milán, 2002, pp. 109-122. Traducido al español por
Alberto Fragio, en Revista Anthropos, núm. 238, Barcelona, 2013; Emanuela
Mazzi, “De la tierra al cielo y regreso. La reflexión de Hans Blumenberg sobre la
7. Si bien, señala Blumenberg, no se debe obviar la circunstancia de que, a dife- posición del hombre en el cosmos después de la empresa astronáutica”, Revista
rencia de la “caída clásica” y su espectador moderno (VS 224) –así como de Anthropos, núm. 238, Barcelona, 2013; Emmanuela Mazzi, “I pensieri astronoe-
la mayor parte de cuerpos que componen el universo–, el “techador caído” tici come laboratorio per un’antropologia sperimentale: la riflessione di Hans
[“fallende Dachdecker”] a quien Einstein dirigía una curiosidad distintiva, se Blumenberg sull’impresa spaziale”, en Alberto Fragio y D. Giordano (eds.), Hans
dejaba interrogar. Blumenberg. Nuovi paradigmi d’analisi, Aracne Editrice, Roma, 2010, pp. 263-
8. Véase asimismo Hans Blumenberg, “Takt und Methode” (VS 221). 300; Rüdiger Zill, “Die Entstehung des Weltraums als Erfahrungsraum und die
9. Jordi Cepa, Cosmología física, Akal, Barcelona, 2007, pp. 101 y ss. Inversion des menschlichen Erwartungshorizontes”, en Michael Moxter (ed.),
10. El lector interesado podrá encontrar algunos ejemplos en este sentido en (TLW Erinnerung an das Humane. Beiträge zur phänomenologischen Anthropologie
43 y 48; VS 507; ZdS 156). Hans Blumenbergs, Tübingen, 2011, pp. 300-326.

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reelaborados y ampliados en etapas sucesivas, ha sido tras la publi- menológicos, entre los cuales destacaría singularmente la temática del
cación de sus textos inéditos que la adscripción de Blumenberg a “mundo de la vida”. Así, por ejemplo, en relación con la teoría de la
la tradición fenomenológica ha ido ganando claridad, adquiriendo inconceptuabilidad (SZ 77-86, 97-117; TdU), que podemos entender
de paso una nueva significación. Éste es el caso de Zu den Sachen como la confluencia entre el “mundo de la vida” y la Begriffsge-
und zurück [2003], Beschreibung des Menschen [2006] y Theorie der schichte, o en el conjunto de ensayos que Blumenberg consagró a
Lebenswelt [2010], todas ellas editadas por Manfred Sommer –anti- Tales de Mileto (LdT 9-32, 15-46; SdP 11-64, 5-89) y los recogidos
guo asistente de Blumenberg, él mismo un fenomenólogo–. En este en Die Sorge geht über den Fluβ. El “mundo de la vida” habría de ser
sentido, cabría ciertamente empezar a hablar –con algunas reservas también una clave decisiva de la “fundación originaria” en Tiempo
importantes– de “las épocas de la fenomenología blumenberguia- de la vida y tiempo del mundo [1986] (LW 313-374, 269-319),15 donde
na”. Sin duda a la primera de ellas habría de pertenecer también su Blumenberg presentará además a la historia de la astronomía como
temprana metaforología, concebida como metacinética de los hori- el gran tema para la comprensión histórico-fenomenológica de la
zontes históricos de sentido12 y que, en permanente diálogo con la objetivación de la experiencia del tiempo.16 Sin embargo, ha sido
Begriffsgeschichte, evolucionó hacia una fenomenología de la historia con el póstumo Theorie der Lebenswelt donde “el núcleo de la doc-
y una teoría de la experiencia.13 En este proceso, la libre variación trina blumenberguiana sobre el mundo de la vida”17 ha encontrado
husserliana habría sido llevada por Blumenberg a la historia.14 No su formulación más expresa y precisa.
obstante, a esta presunta historización de la fenomenología, y más
allá de las abundantes “glosas fenomenológicas” de ocasión reco- CARACTERIZACIÓN DE LA FENOMENOLOGÍA
gidas en Zu den Sachen und zurück, habría que añadir la citada an- BLUMENBERGUIANA DEL MUNDO DE LA VIDA
tropología fenomenológica y la fenomenología del mundo de la El póstumo Theorie der Lebenswelt está constituido por una reco-
vida, definidas en Beschreibung des Menschen y Theorie der Lebenswelt, pilación de textos bastante digresivos, y en ocasiones incluso re-
respectivamente. dundantes, sobre la temática del mundo de la vida. El concepto de
En esta línea de razonamiento, podríamos considerar buena
parte de las contribuciones de Blumenberg como el resultado de la
15. Véase en especial el profundo análisis que Blumenberg hace del “mundo de la
voluntad de dar acomodo en su obra a diversos argumentos feno-
vida” en “Das Lebensweltmißverständnis”, la primera parte de Lebenszeit und
Weltzeit [1986] (LW 7-68, 9-60). Véase asimismo “Lebenswelt und Technisierung
12. Alberto Fragio, “‘Das Überleben der Übergänge’: la supervivencia de los tránsi- unter Aspekten der Phänomenologie” (LT 7-54, 33-72; TdL).
tos: nuevos paradigmas de análisis de la obra de Hans Blumenberg”, en Alberto 16. Véase en especial la sección “Zur genetischen Phänomenologie der Weltzeit” de
Fragio y D. Giordano (eds.), Hans Blumenberg. Nuovi paradigmi d’analisi, op. cit, Lebenszeit und Weltzeit (LW 295-312). Podemos considerar este apartado como
pp. 27-74. una fabulosa reelaboración de algunos de los temas del célebre libro de Husserl
13. Alberto Fragio, “Hans Blumenberg and the Metaphorology of Enlightenment”, sobre La fenomenología de la conciencia interna del tiempo, al que Blumenberg
en Cornelius Borck (ed.), Hans Blumenberg beobachtet. Wissenschaft, Technik había consagrado diversos seminarios. Sobre este asunto véase Alberto Fragio,
und Philosophie, Verlag Karl Alber, Freiburg, 2013, p. 108, nota 81. “Hans Blumenberg and the Metaphorology of Enlightenment”, op. cit., nota 3.
14. Como es conocido, esta historización de la fenomenología ya había sido intenta- 17. César González Cantón, “Hans Blumenberg, Theorie der Lebenswelt”, Revista
da por el propio Landgrebe. Anthropos, núm. 238, Barcelona, 2013.

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“Lebenswelt” no sólo fue “una pieza importante de la arquitectura A partir de este planteamiento histórico inicial, podemos iden-
fenomenológica”, sino que “de igual modo es en Blumenberg un tificar el rasgo distintivo de la caracterización blumenberguiana del
elemento importante de su propia superación filosófica de Husserl. mundo de la vida en la tensión entre indeterminación y obviedad.
Más que importante: crucial, porque el mundo de la vida condensa Por lo pronto, el concepto mismo de “mundo de la vida” resulta, en
la propuesta blumenberguiana de una antropología fenomenológi- opinión de Blumenberg, un “concepto indefinido”, una “reserva de
ca”.18 Al igual que en la fenomenología husserliana hubo una suerte inexactitudes”,21 a pesar de lo cual Blumenberg no dejó de esbozar
de Kehre hacia la temática del mundo de la vida –que interesó enor- diferentes definiciones posibles. Quizá la de mayor alcance metafísico
memente a Blumenberg–, cabría a su vez reconocer en la propia sea la siguiente: “el ‘mundo de la vida’ debe ser descrito como el
reflexión de Blumenberg una Kehre hacia la antropología a través de conjunto de consecuencias derivadas de la estabilización de la vida
la fenomenología del mundo de la vida. De hecho, en su revisión y en la realidad”.22 En este sentido, Blumenberg también lo ha enten-
ulterior reelaboración del análisis fenomenológico del mundo de la dido como el punto de partida de la historia, o incluso como una
vida, Blumenberg incorporó argumentos antropológicos luego pre- suerte de “fata morgana” del mundo (TLW 230). En cualquier caso,
sentes y ampliamente desarrollados en Beschreibung des Menschen.19 estas y otras definiciones que cabría aducir convergen en la consi-
Desde un punto de vista histórico, quizá la indicación más im- deración del mundo de la vida como “hecho originario irracional”
portante ofrecida por Blumenberg en su reconstrucción de los orí- [“irrationales Urfaktum”] (TLW I 5),23 es decir, una ambigüedad
genes del concepto de “mundo de la vida”, reside en su conexión básica y no-fundada que, sin embargo, está en condiciones de so-
con el neokantismo. A juicio de Blumenberg, Husserl introdujo el portar y estabilizar realidades humanas derivadas como la razón o la
“mundo de la vida” en contraposición con el factum originario de ciencia; si bien, y en último término, también las sanciona como una
la ciencia, que para el neokantismo conformó el auténtico punto totalidad infundada. Al mismo tiempo, el mundo de la vida se pre-
de partida del pensamiento filosófico (TLW 71, 79, y 112-113, 122- senta como el “universo de lo obvio” [“das Universum der Selbst-
123). Con esta transposición, Husserl habría dado por terminada verständlichkeit”],24 la compleja y bruta síntesis de todo aquello
“su secreta vinculación con el neokantismo” [“seiner heimlichen que va de suyo y se da por consabido, que no llama la atención ni
Verbindung mit dem Neukantianismus”] (TLW 113, 124), que os- resulta chocante. Desde este punto de vista, el “mundo de la vida”
curecía el problema de la vida en la teoría del conocimiento.20

21. En el original en alemán: “ein unbestimmter Begriff” (TLW I 1) y “Lebenswelt als


18. Idem. ein Reservat von Ungenauigkeit”) (TLW 13), respectivamente.
19. Véase en especial el texto de Blumenberg “Selbstverständlichkeit, Selbst- 22. “[…] die ‘Lebenswelt’ muss beschrieben werden als der Inbegriff von Erfolgen
aufrichtung, Selbstvergleich” (TLW III). der Stabilisierung des Lebens in der Realität” (TLW 15). La traducción es nuestra.
20. Blumenberg se ha referido a los aspectos históricos de esta cuestión en refe- También cabría traducir “Inbegriff” como “esencia”; y la expresión “Erfolgen der
rencia a la tradición neokantiana y al famoso encuentro de Davos (TLW 113). Stabilisierung des Lebens” como “éxitos de la estabilización de la vida”.
También nos ha recordado, de paso, que Heidegger no era tanto un discípulo 23. Sobre el “hecho originario” véase también (BdM 48 y ss, 40 y ss).
de Husserl como del neokantiano Rickert, quien escribió una crítica muy aguda 24. Blumenberg hace uso de esta expresión en numerosas ocasiones. Véase por
contra la filosofía de la vida de Simmel (TLW 125-126). ejemplo (TLW 28, 80, 123, 167, 170, 234).

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tiende a pasar desapercibido porque constituye el sentido mismo es el cogito cartesiano-husserliano, que en Beschreibung des Menschen
de la experiencia humana –su “suelo”, dirá Husserl–, el lugar en el Blumenberg interpretará en clave antropológica.28 La inconstancia
que las evidencias son constituidas. e inseguridad de los límites del horizonte del mundo de la vida,
En esta aproximación inicial, Blumenberg no se alejaba dema- esto es, la posibilidad siempre abierta de una alternancia entre ob-
siado de la propia caracterización que hiciera el fundador de la feno- viedad e incertidumbre, hacen inevitable el proceso de integración
menología,25 y en cierto modo asumía también para sí la equívoca de lo desconocido en el mundo de la vida. En esto, Blumenberg
tarea de “comprender lo obvio” [“das Selbstverständliche verstehen”] se alejaba claramente del planteamiento de Husserl, en la medida
(TLW 100, 109). Pero en su comentario al “Lebenswelt” husserliano, en que estimaba el mundo de la vida como depositario de una
Blumenberg ha enfatizado con especial intensidad la dimensión de racionalidad basada en la autoconservación, surgida de la necesidad
horizonte que singulariza el mundo de la vida, y que en primera humana de hacer frente a la inseguridad esencial del horizonte del
instancia organiza y disminuye la confusión del flujo bruto de vi- mundo de la vida: “La constitución preventiva del hombre guar-
vencias. De esta manera, y siguiendo a Husserl, el mundo de la vida da relación con la inconstancia del horizonte de su mundo de la
como horizonte le permitía a Blumenberg articular la tensión en- vida”;29 a saber: a partir de la angustia suscitada por lo desconocido
tre las dinámicas de lo evidente y las dinámicas de lo desconocido e que pugna en la periferia del mundo de la vida, y que apunta ha-
indeterminado, estableciendo con ello los límites últimos y siempre cia una posible indeterminación insuperable de sus límites. En este
cambiantes de la experiencia. El “mundo de la vida” sería entonces contexto, Blumenberg se ha referido también a Heidegger, sugi-
aquello susceptible de ser ampliado indefinidamente, en tanto despla- riendo las afinidades entre el análisis fenomenológico del mundo
zamiento de los límites que configuran su horizonte: “el mundo de la de la vida y la hermenéutica de la facticidad (TLW 136, 148). Con
vida es pues un concepto límite, pero es gracias a ello que no tiene en ello ha anticipado sus propios análisis antropológico-existenciales de
sí mismo límites determinados o determinantes”.26 la conciencia primitiva desarrollados en Beschreibung des Menschen,
Adicionalmente, la concepción del mundo de la vida como donde la adopción de la posición erecta, la ganancia óptica a ella
horizonte expresa el desajuste esencial –la “distancia ontológi- asociada y la definición del hombre como ser concurrente, preven-
ca”, diríamos– entre “el complejo de horizontes” que constituye tivo y delegador resultan cruciales en la génesis fenomenológica de
el mundo y su ulterior traducción existencial en el horizonte del la subjetividad humana a partir de la conciencia animal (TLW III).
mundo de la vida.27 El punto de convergencia de estos horizontes Así planteadas las cosas, la tesis fundamental de Blumenberg pasaría
por afirmar que del mundo de la vida emerge una “racionalidad

25. Edmund Husserl, Die Krisis, op. cit., § 34 a-f.


26. “Lebenswelt ist zwar ein Grenzbegriff, aber die durch ihn bestimmte oder zu
bestimmende Lebenswelt hat selbst keine Grenzen” (TLW 84). La traducción es especial intensidad al horizonte temporal del mundo de la vida, esto es, al tiempo
nuestra. como un dimensión del horizonte.
27. Recordemos que la noción de horizonte para caracterizar el mundo de la vida es 28. A. Fragio, “Hans Blumenberg and the Metaphorology of Enlightenment”, op. cit.
también fundamental en Husserl, véase Die Lebenswelt. Texte aus dem Nachlaß 29. “Die präventive Konstitution des Menschen steht im Zusammenhang mit der
(1916-1937), op. cit. En Lebenszeit und Weltzeit, Blumenberg se ha referido con Inkonstanz der Horizontes seiner Lebenswelt” (TLW 136). La traducción es nuestra.

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endógena” [“endogener Rationalität”] (TLW 15, 18), que remite UN HUSSERL ASTRONOÉTICO
al proceso evolutivo de antropogénesis y hominización, es decir, a la
historia natural del hombre como criatura viviente de la Tierra, una UNA PROTOASTRONOÉTICA HUSSERLIANA
racionalidad que sustancialmente estaría basada en el principio de No es exactamente una casualidad que en la astronoética blumen-
autoconservación (TLW I 6, 19).30 berguiana confluyan la fenomenología del mundo de la vida y
El último aspecto de la caracterización blumenberguiana del la antropología fenomenológica. Ya en Husserl tuvo lugar lo que
Lebenswelt al que deseamos referirnos con brevedad está relacionado podríamos denominar una “protofenomenología del mundo de la
con la célebre fórmula empleada por Wittgenstein para definir el vida en perspectiva cosmológica”, que en cierto modo Blumenberg
mundo, y que Blumenberg invierte en estos términos: “el mundo habría llevado a la máxima expresión con su astronoética.
de la vida no es todo lo que hace al caso” [“Die Lebenswelt ist En un opúsculo tardío de Husserl, usualmente conocido con
nicht alles, was der Fall ist”] (TLW 80, 87). Podemos entender esta el título abreviado La Tierra no se mueve [Die Ur-Arche Erde bewegt
fórmula, que Blumenberg repite con no poca frecuencia, como una sich nicht],32 podemos reconocer una reflexión astronoética avant
indicación de que el mundo de la vida no se agota en la estricta in- la lettre.33 En este opúsculo de 1934, inmediatamente anterior a
mediatez de lo dado en un preciso instante, sino que mas bien apunta la publicación parcial de Die Krisis der europäischen Wissenschaften,
hacia todos los supuestos y creencias concomitantes, al “universo de hallamos base suficiente para afirmar el fundamento “cosmológi-
lo obvio” vigente en cada caso, y que conforma el sentido mismo
del espacio de experiencia y el horizonte último del mundo de la
apreciación de Blumenberg sobre Husserl no es completamente cierta. Por otra
vida. A nuestro modo de ver, la significación de esta fórmula queda
parte, en lo que hace al caso de Blumenberg, cabría hablar de una reocupación
también condensada en otra expresión no menos feliz propuesta por fenomenológica de la pluralidad de mundos de la vida.
Blumenberg: “la descripción constructiva de lo inabarcable” [“die 32. Edmund Husserl, “Grundlegende Untersuchungen zum phänomenologischen
Ursprung der Räumlichkeit der Natur”, en Marvin Farber (ed.), Philosophical
konstruktive Beschreibung des Uneinsehbaren”](TLW I 2). Con ella
Essays in Memory of Edmund Husserl, Cambridge (Mass.), 1940, pp. 307-
se anticipa, creemos, el argumento de la pluralidad de los mundos 325. Trad. esp. y notas de Agustín Serrano de Haro, La Tierra no se mueve.
de la vida, algo que sí admitiría de manera clara la fenomenología Investigaciones básicas sobre el origen fenomenológico de la espacialidad de
la naturaleza (1995), Editorial Complutense, Madrid, 2006. Algunas variacio-
blumenberguiana del mundo de la vida (TLW 9 y ss, 11 y ss),31 y que
nes y desarrollos ulteriores de los argumentos abordados por Husserl en este
nos lleva directamente a los territorios de la astronoética. opúsculo se pueden encontrar en el póstumo Die Lebenswelt. Texte aus dem
Nachlaß (1916-1937), op. cit. Un estudio del opúsculo de Husserl, en Guido
D. Neri, “Earth and Sky: An Analysis of Husserl’s 1934 Manuscript on ‘The Spatiality
30. Véase también César González Cantón, “Hans Blumenberg, Theorie der of Nature’ ”, Telos, núm. 92, Nueva York, 1992, pp. 63-84. De acuerdo con Neri,
Lebenswelt”, op. cit. Blumenberg se ha referido, asimismo, a la antropologización fue Landgrebe quien transcribió este texto a finales de la década de los treinta.
del “universo de las obviedades” como autoconservación (TLW 173). 33. Blumenberg comentó este opúsculo en Beschreibung des Menschen (BdM
31. En “Keine Lebenswelten”, Blumenberg sostiene que Husserl no aplicó la “libre 656 y ss, 491 y ss, 504 y ss), y en el inédito “Weltmodell und Lebenswelt. Vierter
variación” al “mundo de la vida” (VS 464). Añade a continuación que cada Teil: Der Erde als Lebensboden und Erfahrungspol” (dla Marbach). Rüdiger
“mundo de la vida” sería como una “prisión”, un “cautiverio” (“Gefangenschaft”). Zill ha resumido el contenido de este último texto en su “Die Entstehung des
Como trataremos de mostrar a propósito de los “suelos de experiencia”, esta Weltraums”, op. cit., pp. 313-319.

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co” de la conceptualización husserliana del mundo de la vida, so- nera implícita”.37 Dado que “los campos plurales de experiencia de
bre todo en relación con la cosmovisión copernicana y la ciencia cada hombre terminan unificándose, con la experiencia continuada
galileana.34 En el sobre en que Husserl depositó este pequeño tex- y conexa, en un único campo de experiencia”,38 la suma resultante
to escribió la siguiente nota aclaratoria: “Inversión de la teoría de los horizontes fragmentarios de la experiencia del mundo cons-
copernicana según la interpreta la cosmovisión habitual. El arca tituye la representación de la Tierra como “unidad sintética” o “sis-
originaria ‘Tierra’ no se mueve. Investigaciones básicas sobre el tema de lugares”, la síntesis total y última de “los campos actuales
origen fenomenológico de la corporeidad, de la espacialidad de la Natura- de experiencia”.39 Desde un punto de vista fenomenológico, por
leza en el sentido científico-natural primero. Necesarias investiga- tanto, la representación de la Tierra como unidad sintética no sería
ciones iniciales”.35 sino el agregado final de los distintos horizontes mundanos.
Cabe resumir el argumento de este opúsculo como el esbo- Husserl se sirvió entonces de la metáfora de la Tierra como
zo de un análisis fenomenológico del movimiento de los cuerpos “suelo de la experiencia”: “en la génesis experiencial de nuestra
en la Tierra mediante la fenomenología genética del mundo de la representación del mundo, la Tierra [es] para nosotros el suelo de
vida. Se trataría, por utilizar la definición del propio Husserl, de experiencia”.40 El “suelo” y el “horizonte” pasaban así a convertirse
un estudio del “movimiento de cuerpos en el marco de la función en dos metáforas centrales –de claro alcance cosmológico– en su
originariamente intuitiva de la Tierra como ‘suelo’”.36 En este aná- fenomenología genética del mundo de la vida: “siempre está en mi
lisis eran ofrecidos, además, algunos desarrollos complementarios poder caminar y seguir caminando sobre el suelo de la Tierra, que
de la temática del “Lebenswelt”, si bien Husserl en ningún mo- es mi suelo, y experimentar el ser ‘corpóreo’ del suelo de una forma
mento hizo uso de esta expresión. que en cierto modo es cada vez más plena. En la medida en que yo
El punto de partida de Husserl consistía –precisamente– en puedo caminar sobre este suelo y acrecentar sin límite la experien-
la comprensión mundana de la Tierra como sucesiva ampliación cia que tengo de él y de todo lo que hay sobre él, en esta medida el
de horizontes: “la apertura del mundo lo es a título de horizonte, de suelo posee su horizonte”.41
un horizonte que no ha sido completamente concebido, completa- La relación entre horizonte y suelo resultaba así decisiva para
mente traído a la representación pero que ya está formado de ma- el análisis fenomenológico del movimiento y su doble conclusión:
1) el “arca originaria” ‘ Tierra’ no se mueve, y 2) la génesis origina-
34. Sobre física moderna y mundo de la vida véase (ZdS 155 y ss). Cabe recordar ria de la intuición del movimiento en el suelo terrestre reside en
que en Die Krisis, Husserl desarrolló el concepto de “mundo de la vida” precisa-
mente a propósito de la física moderna, y en particular de la física galileana.
35. Agustín Serrano de Haro, “Introducción”, en Edmund Husserl, La Tierra, op. cit. 37. Ibid., p. 9.
p. 7: “Umsturz der kopernikanischen Lehre in der gewöhnlichen weltanschau- 38. Ibid., p. 10.
lichen Interpretation. Die Ur-Arche Erde bewegt sich nicht. Grundlegende 39. Idem.
Untersuchungen zum phänomenologischen Ursprung der Räumlichkeit der 40. Edmund Husserl, La Tierra, op. cit. pp. 11-12. A pesar de las indicaciones de
Natur im ersten naturwissenschaftlichen Sinne. Alles notwendige Anfangs- Blumenberg en la citada glosa astronoética, Husserl también se refirió en su
untersuchungen”. opúsculo a los “suelos de la experiencia”. Ibid., p. 27.
36. Edmund Husserl, La Tierra, op. cit. p. 14. 41. Ibid., p. 23.

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nuestra condición de nacidos en la Tierra. A juicio de Husserl, es fenomenológicamente originaria de suelo, la Tierra no podía ser en
sólo gracias a que hemos nacido y vivido sobre suelo terrestre que modo alguno experimentada como cuerpo. En estos términos tan
podemos comprender los movimientos acaecidos en la Tierra, si preclaros ha resumido el fenomenólogo español Agustín Serrano el
bien propiamente careceríamos de intución alguna sobre el even- argumento husserliano:
tual movimiento de ésta. Con este planteamiento, Husserl convertía
el suelo de la Tierra en una suerte de transcendente de la experien- Husserl, distingue, pues, tres etapas en la génesis del sentido de la Tierra
cia humana, una instancia al mismo tiempo material y formal en […]. En la primera [1], “la figura originaria de la representación” de la
virtud de la cual cabe concebir el movimiento del resto de cuerpos, Tierra, es “el” suelo de la experiencia de cuerpos, suelo del reposo y
pero no el de la propia Tierra, dado que no puede constituir el referente de los movimientos, y no es “un” cuerpo siquiera como posi-
objeto intencional originario de la experiencia terrestre. La tesis bilidad que fuese objeto de negación. En la segunda [2] ya es un cuer-
de Husserl consistía, por tanto, en afirmar que “en la figura origi- po, bien que oficia de suelo de los restantes cuerpos normales: es “el”
naria de la representación, la Tierra misma no se mueve y tampoco cuerpo universal. En la tercera [3], que es posible una vez que los astros
está en reposo; reposo y movimiento tienen sentido relativamente aparecen como cuerpos normales –no como meros puntos de luz–, la
a ella”.42 Cualquier movimiento “está referido en primer término Tierra se torna “un cuerpo más”; orienta la experiencia de cuerpos,
al suelo de todos los cuerpos que sirven de suelo relativo, esto es: al pero igual que podrían hacerlo otros [cuerpos].47
suelo Tierra”.43 Sobre “la base, que es primera en sí, de la constitu-
ción de la Tierra como suelo”,44 se hace “primeramente posible el
Llegamos así a lo que podemos considerar la premisa principal de
sentido de todo movimiento y de todo reposo como modo de un
la astronoética, que además también cabe entender como primera
movimiento”.45 Dicho de otra manera: desde la perspectiva propor-
fase de la fenomenología del mundo de la vida en perspectiva cos-
cionada por la fenomenología genética se vendría a concluir que no
mológica: “la Tierra se vuelve un cuerpo del mundo dentro de la
existe experiencia del “suelo” de la Tierra como cuerpo, y es sólo “en
multiplicidad abierta de los cuerpos físicos circundantes”.48
un nivel superior de la constitución experiencial del mundo cuando
Como es bien conocido, precisamente éste es el fundamento
la Tierra se vuelve ‘cuerpo que sirve de suelo’, cancelando así la for-
de la astronomía moderna y su revolución. Sin embargo, la tesis
ma originaria de suelo. La Tierra es ahora el cuerpo físico universal:
intuitivo-geocéntrica de Husserl venía a sostener justo lo contra-
el soporte de todos los cuerpos”.46 No obstante, lo verdaderamente
rio: que cualquier suelo “extraterrestre”, cosmológico, de la vida
originario era que la Tierra no se movía, puesto que en su forma
humana no será sino un “sucedáneo contingente del suelo abso-
luto, [...] cuyo sentido y validez remite al proceso de constitución

42. Ibid., p. 13.


43. Ibid., p. 22.
44. Ibid., p. 18. 47. Agustín Serrano, nota 2, en ibid., p. 13. Véase también el “Inventario cosmológico
45. Ibid., p. 54. en la perspectiva intencional originaria”, ibid., nota 12, pp. 28-29.
46. Ibid., p. 12. 48. Ibid., p. 18.

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experiencial del mundo desde la Tierra”.49 De esta manera, Husserl espacial inmediatamente posterior a la muerte de Husserl y la pro-
practicaba una impugnación fenomenológica del copernicanismo, ducción de visualidad a ella asociada habrían permitido esa percep-
puesto que la maniobra teórica copernicana habría consistido en ción integral de la Tierra, que Blumenberg describiría de manera
hacer del Sol el “suelo” de la experiencia, sin ser en realidad el ver- magistral en uno de sus célebres aforismos.52
dadero soporte intuitivo-mundano. La hipótesis heliocéntrica hubo
transferido de la Tierra al Sol la condición de suelo absoluto ori- EXPERIMENTOS MENTALES FENOMENOLÓGICOS
ginario, pero carecía del soporte intuitivo necesario para justificar PARA UN NUEVO SENTIDO DE LA TIERRA
semejante maniobra conceptual.50 Con esta objeción, e igual que A nuestro modo de ver, la protofenomenología husserliana del
luego haría en la Krisis con la física galileana, Husserl pretendía mundo de la vida en perspectiva cosmológica se concreta en una
restaurar la originariedad intuitiva del mundo de la vida terres- serie de experimentos mentales concebidos por Husserl en el citado
tre como una refiguración fenomenológica llamada a subsanar en opúsculo. El primero de ellos imagina la existencia de “arcas vola-
lo posible la corrupción científica, si bien en el caso del opúsculo doras” o “aeronaves”, como una suerte de Lebenswelt espacial o
que nos ocupa esta refiguración se concentraba en exclusiva en la mundo de la vida terrestre ampliado. Montado en una de estas
experiencia astronómica copernicana. A ella iba dirigido el trabajo naves espaciales se podría “–me digo– volar tan alto que la Tierra
teórico sobre el mundo de la vida, elaborado en el marco de la me apareciese como una esfera […]. Descubro, en todo caso, que
fenomenología genética. la Tierra es un gran cuerpo esférico. Pero ésta es justamente la
Cabría decir, en consecuencia, que la crítica a la cosmovisión cuestión: si tengo acceso, y cómo, a su corporeidad, en el sentido
copernicana era en cierto modo llevada a cabo por Husserl a la luz de que la Tierra sea precisamente, en la acepción ‘astronómica’,
de la fenomenología del mundo de la vida, una suerte de “protofe- un cuerpo físico entre los demás, incluidos los celestes”.53 Husserl
nomenología del mundo de la vida en perspectiva cosmológica”: admite aquí una reformulación de su tesis intuitivo-geocéntrica a
“Nosotros, copernicanos, nosotros, hombres de la Modernidad, de-
cimos: La Tierra no es la ‘Naturaleza entera’, es un astro en el espacio
infinito del mundo. La Tierra es un cuerpo esférico, que ciertamente 52. Nos referimos al aforismo de Blumenberg que lleva como título “Visibilidad”:
“En 1930 un filósofo principiante escribe en su trabajo de habilitacion docente:
no se puede percibir en integridad de una sola vez y por un solo
‘Tal vez nadie que no perciba que la visibilidad de las cosas sólo puede expe-
sujeto, sino sólo en una síntesis primordial como unidad de expe- rimentarse propiamente ante lo absoluto negativo habrá comprendido bien lo
riencias singulares tramadas unas con otras”.51 Pero la exploración que pretendo’. Bien cabe que no se pudiera esperar eso de sus lectores en
1930. Medio siglo más tarde, todo el que haya tomado siquiera nota fugaz de
las vistas que desde el espacio sideral ofrece la Tierra sabe lo que pudo querer
49. Agustín Serrano, nota 12, en ibid., p. 29. decirse. Para sus habitantes, ella siempre fue lo invisible por antonomasia. Se
50. Ibid., nota 6, p. 19. Agustín Serrano aclara de este modo la postura de Husserl la tenía bajo los pies, no ante los ojos, como algo evidente y no llamativo. La
sobre la cosmovisión copernicana: “La imagen copernicana del mundo, sin visión desde el espacio deja aparecer a la Tierra, si se nos permite decirlo así,
embargo, no podría surgir de una inspección y explicitación de los horizontes en un mar de negatividad: una isla en la nada. Esto la hace visible en un sentido
perceptivos, por exhaustivas que fuesen”. Ibid., nota 1, p. 11. eminente: dolorosamente clara” (dS 136, 108).
51. Ibid., p. 11. 53. Edmund Husserl, La Tierra, op. cit., p. 38.

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partir de la distinción entre el “cuerpo primordial” [“Stammkör- tos-suelo, de ámbitos en que se mora, se unifiquen en un ámbito-sue-
per”]54 y el “suelo originario” [“Stammboden”]:55 “los hombres en lo”.58 Estas “‘aeronaves’ han partido de la Tierra y a ella vuelven; las
el aeroplano […] tienen a la Tierra, en la experiencia, por el ‘cuer- ocupan y las pilotan hombres, que, en su último origen generativo,
po’ del que proceden en origen, por el ‘cuerpo físico’–suelo–. para ellos origen histórico, habitan sobre suelo de la Tierra como su
¿Pero es que no puede el aeroplano servir de suelo? […] ¿Aca- arca”.59 Este experimento mental no representaría, por tanto, una
so no tendría que pensar en transferir al aeroplano toda validez objección importante, puesto que, como en el primer experimento
constitutiva que por su forma dé sentido a la Tierra como mi mental, “todo ello es relativo al arca que es el suelo de la Tierra y la
suelo, como el suelo de mi corporalidad?”.56 Husserl resuelve el ‘esfera terrestre’, y es relativo a nosotros, los hombres terrenos”.60
dilema que plantea este experimento mental preguntándose por Así las cosas, Husserl aún se planteaba un tercer supuesto:
el caso de los astros que se ofrecen a la experiencia astronómica. ¿y si hubiera dos Tierras que pudieran hacer las veces de cuerpos
Su solución está emparentada con el análisis fenomenológico del que sirven de suelo? En tal caso, cabría volar desde una a la otra, y
movimiento de los cuerpos en la Tierra, gracias al cual propone “cada una sería así cuerpo físico para el otro cuerpo, que sería sue-
esta rotunda conclusión: en orden a poder aprehender indirecta- lo”.61 De nuevo Husserl salía al paso de la objeción planteada por
mente los astros “como cuerpos físicos de los que se tiene ‘expe- este experimento mental con la aseveración de que en realidad
riencia’, antes he de tenerme a mí mismo por hombre sobre la se trataría de una sola Tierra que se ha fragmentado en dos: “¿qué
Tierra, como el suelo del que procedo en origen”.57 significa ‘dos Tierras’? Significa dos fragmentos de la Tierra una y con
¿Qué sucedería entonces –se pregunta– si en lugar de haber una Humanidad. Ambos fragmentos unidos formarían un suelo, y a
nacido en la Tierra hubiera nacido en una de esas naves espaciales? la vez cada uno sería para el otro el cuerpo físico; tendrían en torno
En este segundo experimento mental, Husserl imagina la ampliación a sí el espacio común en que cada uno, como cuerpo físico, ocu-
del suelo terrestre suponiendo la existencia “en el espacio de mi pri- paría un lugar acaso cambiante, pero el movimiento sería relativo
mer suelo terreno [de] grandes aeronaves que lo surcan hace largo al otro cuerpo físico e irrelativo respecto del suelo sintético de su
tiempo; que en una de ellas nací yo y vive mi familia, y que ella fue unión”.62 Sin embargo, añade a continuación: “sólo ‘el’ suelo de la
suelo de mi ser hasta que supe que sólo éramos navegantes sobre la Tierra, con su espacio circundante de cuerpos, puede hallarse cons-
Tierra más ancha, etcétera. Cabe así que una pluralidad de ámbi- tituido de manera originaria”.63
No obstante, la resolución de este experimento mental de-
jaba abierta la posibilidad de una “pluralidad de ámbitos-suelo, de
54. Agustín Serrano traduce el término “Stammkörper” como “cuerpo de proceden-
cia en origen”, y la expresión “mein Stammboden” como “suelo del que procedo
en origen”. Véase Agustín Serrano, nota 21, en: Edmund Husserl, La Tierra, op. cit., 58. Ibid., p. 41.
p. 39. Recordemos que en Beschreibung des Menschen Blumenberg también 59. Ibid., pp. 44-45.
hizo uso de estas expresiones. 60. Ibid., p. 45.
55. “Bodenkörper”: cuerpo que sirve de suelo. 61. Ibid., p. 40.
56. Edmund Husserl, La Tierra, op. cit., p. 39. 62. Idem.
57. Ibid., p. 40. 63. Ibid., p. 41.

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ámbitos en que se mora”,64 y justo en ello reside el cuarto y úl- Husserl remitía al carácter fenomenológicamente originario de la
timo de los experimentos mentales planteados por Husserl en su experiencia terrestre, pero también apelaba a su historicidad y radi-
opúsculo: la existencia de una pluralidad de “moradas originarias” cal contingencia. Como ha señalado Agustín Serrano, Husserl asu-
distintas a la Tierra. A diferencia de lo sostenido por Blumenberg en la mía la historicidad de la vida en la Tierra a la manera de una esencia
glosa astronoética mencionada al inicio,65 Husserl parecía dispuesto a irrepetible provista de valor apodíctico.70 La misma contingencia ra-
admitir la posibilidad de este pluralismo: “puedo representarme, claro dical de la vida en la Tierra, su “historicidad originaria” –si podemos
es, que ‘puntos’ que se vuelven visibles son cuerpos físicos distantes llamarla así– estaría en la base de la constitución transcendental de
que se han aproximado y que pueden acercarse aún más, hasta tocar la experiencia del universo. En consecuencia: “todo ser en general
suelo de la Tierra, etc.Y con ello puedo representarme que se trate sólo tiene su sentido de ser a partir de mi génesis constitutiva, y esta
de ámbitos en que se more”.66 De esta manera, la Tierra aparecería génesis, ‘terrena’, lo precede”.71 Dicho de otra manera: “todo viene a
como el arca propia, la nuestra, al tiempo que se pondría de mani- depender de no olvidar la predatitud y la constitución que competen
fiesto su condición de astro entre astros, de cuerpo físico entre otros al ego apodíctico, a mí, a nosotros, como fuente de todo sentido de
cuerpos físicos: “nos representamos los astros en torno como arcas ser efectivo o posible y de todas las ampliaciones construibles que
secundarias, cada una con su eventual Humanidad”.67 En tal caso, el mundo constituido admita en la historicidad en curso”.72 A fin
la Tierra sería sólo “uno entre los cuerpos contingentes del mundo, de cuentas, era el fenomenólogo quien concebía los experimentos
uno entre tantos, y rozaría el ridículo todo intento de creer después mentales, y sólo habrían de tener algún sentido en la medida en
de Copérnico que la Tierra sea el centro del mundo ‘por el sim- que remitían a su respectiva experiencia terrestre. Sin embargo, el
ple accidente de vivir nosotros en ella’, privilegiada incluso con un resultado no era plenamente concluyente, y Husserl reconocía que a
‘reposo’ relativamente al cual se movería todo móvil”.68 En seme- diferencia de lo que sucede con los horizontes terrestres, “la homo-
jante caso, “cada ámbito en que se mora posee su ‘historicidad’ a geneización iterativa […] de los espacios estelares plantea cuestiones
partir del yo que lo habita”,69 y en consecuencia el “suelo origina- fenomenológicas propias”.73
rio” [“Stammboden”] o la “morada originaria” [“Urheimat”] de Dentro de estas “cuestiones fenomenológicas propias” puede in-
quien lo habita. cluirse, desde luego, la reelaboración de la fenomenología del mundo
Ante esta perspectiva, la respuesta de Husserl no deja de sor- de la vida en perspectiva cosmológica, puesto que los experimentos
prender, y sin duda va mucho más allá de lo permitido por un mentales concebidos por Husserl habían abierto la posibilidad de una
análisis fenomenológico concebido en sentido estricto. De nuevo nueva tipología plural del Lebenswelt, como mínimo del mundo de la
vida terrestre, del aeroespacial y de las “arcas secundarias”.
64. Idem.
65. Hans Blumenberg, “Keine Lebenswelten” [“No hay mundos de la vida”] (VS 463).
66. Edmund Husserl, La Tierra, op. cit. p. 43. 70. Ibid., p. 52, nota 26.
67. Ibid., p. 46. 71. Ibid., p. 54.
68. Ibid., p. 48. 72. Ibid., p. 51.
69. Ibid., p. 43. 73. Ibid., p. 46.

142 143
Bajo este punto de vista, la astronoética blumenberguiana no cabía hablar de una efectiva superación del “umbral” del mundo de
sería sino la consumación de este peculiar enclave fenomenológico, la vida terrestre, y con ello de un caso paradigmático de integración
con los nuevos referentes de la carrera espacial y la ulterior llegada del suelo y del horizonte astronómicos en el Lebenswelt del hombre.
del hombre a la Luna, acontecimientos, insistimos, que Husserl no Ya no se trataba sólo de un conflicto de facultades entre racionalidad
tuvo ocasión de testimoniar. A partir de estas memorables hazañas práctica –terrestre– y racionalidad teórica –astronómica–, sino del
quedó establecido lo que podríamos denominar “el factum origina- sentido mismo de la experiencia del hombre sobre la Tierra.
rio de la astronoética”, su terminus a quo, cuyo terminus ad quem no La llegada del hombre a la Luna había convertido en factici-
sería sino el surgimiento del Lebenswelt astronoético y la antropolo- dad lo que hasta entonces no había sido más que una mera conjetu-
gía fenomenológica del cosmos. ra. Por decirlo de nuevo con Husserl:

NUEVOS EPISODIOS PARA EL SENTIDO DE LA TIERRA: Si quiero ‘pensar’ la Tierra como un cuerpo físico móvil, precisaría para
CON LOS PIES EN LA LUNA poder hacerlo, para poder pensarla en general [como] cuerpo físico en
Cabría decir que la llegada del hombre a la Luna, junto con su el sentido más original –en definitiva, para poder ganar una posible
inversión de “suelos de experiencia”, no sólo fue un pequeño paso intuición en que poder evidenciar directamente la posibilidad de que
para el hombre, sino un gran salto para la fenomenología del mun- ella sea un cuerpo físico–, precisaría –digo– de un suelo al que referir
do de la vida. Como ya vimos en el capítulo anterior, Blumenberg toda experiencia de cuerpos, y con ello toda experiencia del ser dura-
hubo de recoger las conflictivas relaciones entre teoría astronómica dero en reposo o en movimiento.75
y Lebenswelt, en lo que podemos considerar otro de los argumen-
tos fundamentales de una fenomenología del mundo de la vida en Pero “mientras no tenga representación alguna de un nuevo suelo
perspectiva cosmológica (LdT 9-32, 15-46; SdP 11-64, 5-89). Pero –uno desde el cual la Tierra pudiera tener, en un avance y retroceso
una cosa era observar la Luna a través del telescopio y otra muy conexos, el sentido de un cuerpo físico cerrado, en movimiento y
distinta poner los pies sobre su superficie. Lo que estaba en juego reposo–, y mientras no se me alcance representación alguna de una
era la histórica conversión del Lebenswelt terrestre del contemplator permuta de los suelos respectivos –con el resultado de que ambos
caeli en el Lebenswelt lunar del astronauta, que no sólo involucraba suelos se vuelvan cuerpos–, mientras nada de ello ocurra, la Tierra
de facto una ampliación o extensión del mundo de la vida humano, misma es, justamente, suelo, no un cuerpo físico”.76 Y justo esto es
sino una auténtica transfiguración del sentido de la Tierra.74 Ahora lo que ocurrió cuando el hombre pisó el suelo lunar. Ahora, como
en la Tierra, era posible caminar y seguir caminando sobre el sue-
lo de la Luna, y acrecentar de este modo la experiencia de su hori-
74. Para ulteriores detalles véanse las glosas astronoéticas que Blumenberg dedi- zonte hasta ver salir en él el cuerpo de la Tierra. En el horizonte lunar
ca a la Luna en Die Vollzähligkeit der Sterne [1997], en especial las secciones
“Unter dem Mond” (VS VI) y “Mondphysik” (VS XIX). Véase asimismo “Was die
Mondlandung brachte” (VS 419), sobre Cassirer y la mitificación de la llegada del 75. Edmund Husserl, La Tierra, op. cit. p. 22.
hombre a la Luna. 76. Ibid., p. 25.

144 145
se producía la integración efectiva del Lebenswelt terrestre, ahora como la vida”. Desde este punto de vista, las enmiendas de Blumenberg
una alucinada extensión del Lebenswelt lunar. Por decirlo esta vez a la a la fenomenología husserliana del Lebenswelt permiten vislumbrar
manera aristotélica: se pasaba de la distinción entre mundo sublunar una “fenomenología astronoética” capaz de establecer los funda-
y supralunar, a la distinción entre mundo subterrestre y supraterrestre. mentos de una “antropología fenomenológica del cosmos”. Preci-
Si la maniobra copernicana hubo consistido en situarse teóricamente samente en ello reside, en nuestra opinión, el núcleo especulativo
“en el Sol para así ‘ver’ a la Tierra salir por el horizonte, Armstrong, de la aportación blumenberguiana a la reflexión sobre el universo
desde la Luna, pudo ver, realmente, a la Tierra salir por el horizonte contemporáneo, en la triple convergencia entre astronoética, feno-
lunar”.77 De este modo, la llegada del hombre a la Luna permitió la menología y antropología. La culminación de este trabajo de elabo-
ocasional superación del motivo de la Tierra como soporte exclusivo ración conceptual –en consonancia con el desplazamiento histórico
del mundo de la vida, una externalización absoluta del mundo de de la experiencia astronómica acaecido durante el siglo xx– sería la
la vida terrestre, que daba inicio al proceso astronoético de integra- emergencia del Lebenswelt astronoético.
ción de horizontes cosmológicos. Aquí tan sólo nos interesa destacar
que el alunizaje y la subsiguiente reflexión astronoética conllevaban EL HORIZONTE Y EL SUELO COSMOLÓGICOS
una impugnación fáctica de “la función originariamente intuitiva de DEL MUNDO DE LA VIDA: EL LEBENSWELT ASTRONOÉTICO
la Tierra como suelo”,78 y con ello quedaba también inaugurada una Una fenomenología astronoética tendrá que hablar ante todo del
equívoca fenomenología cosmológica del mundo de la vida, la cuarta encapsulamiento del mundo de la vida en perspectiva cosmológica.
etapa en la génesis del sentido de la Tierra. Blumenberg se ha referido a la eventual proliferación de la vida en
el universo como una suerte de “expansionismo orgánico” [“organi-
LAS GLOSAS ASTRONOÉTICAS COMO FENOMENOLOGÍA schen Expansionismus”] siempre necesitado de protecciones y refu-
COSMOLÓGICA DEL MUNDO DE LA VIDA gios: “das Leben geht in den Raum mit seinen Gehäusen” (VS 82).
Nuestra propuesta interpretativa pasa entonces por considerar la En la glosa “Der Lebensweltboden – eine treibende Scholle” [“Los
fenomenología blumenberguiana del mundo de la vida como un suelos del mundo de la vida – un pedazo de tierra propulsado”] (VS
capítulo de la astronoética. Dicho de otro modo: en la astronoética 533), Blumenberg también enfatizó la necesidad humana de poseer
cabría reconocer el esbozo de una fenomenología cosmológica del un suelo firme. La solidez y fiabilidad del suelo bajo los pies sería en
Lebenswelt. En consecuencia, las “glosas astronoéticas” recogidas en cierto modo un requisito básico para que la vida del hombre pueda
el póstumo Die Vollzähligkeit der Sterne [1997] no sólo podrían ser llegar a prosperar alguna vez: “cualquiera de sus aventuras siempre ha
consideradas como “glosas fenomenológicas”, sino como “glosas de presuponer que podrá encontrar en algún sitio un pedazo de suelo
astronoéticas para una fenomenología cosmológica del mundo de firme”.79 Es precisamente en el presupuesto de un suelo firme donde

77. José Luis Montesinos, “Edmund Husserl, 1934: La Tierra no se mueve”, Fundación 79. “Alle Weltabenteuer des Menschen setzen voraus, dass er sich immer wieder
Canaria Orotava de Historia de la Ciencia, 2010, p. 23. und irgendwann wieder auf ein Stück festen Bodens stellen kann” (VS 482). La
78. Edmund Husserl, La Tierra, op. cit. p. 14. traducción es nuestra.

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“la teoría fenomenológica del mundo de la vida ha redescubierto y cosmológico en el mundo de la vida terrestre, y se basa precisamen-
depositado el escaso saber que el hombre posee de su mundo, en la te en la inversión de suelos cosmológicos de experiencia. Quizá
conciencia inmediata y mundana de las condiciones que hacen posi- encontramos en ello la mejor definición del Lebenswelt astronoético:
ble su vida, y que en modo alguno puede dejar al azar”.80 Desde esta la recuperación del mundo de la vida terrestre ampliado mediante la
perspectiva, la astronoética como fenomenología cosmológica del integración de horizontes y suelos cosmológicos.
mundo de la vida sería una toma de conciencia del característico en-
capsulamiento del mundo de la vida y de su esencial impugnabilidad; HACIA UN ANÁLISIS ASTRONOÉTICO DEL MUNDO DE LA VIDA:
de la vulnerabilidad de las condiciones que soportan la vida y que LA ANTROPOLOGÍA FENOMENOLÓGICA DEL COSMOS
hacen posible dicho encapsulamiento. La gran conquista conceptual El programa de un análisis fenomenológico del Lebenswelt en pers-
de la fenomenología astronoética consistiría entonces en reconocer la pectiva cosmológica habrá de reservar un espacio especial a la evo-
conversión fáctica del intercambio de suelos de experiencia como un lución histórica de la curiosidad humana, a su proyección sobre el
hecho normativo de la comprensión de la existencia humana y de su universo y a los sucesivos desbordamientos del mundo de la vida te-
trasfondo cósmico. Al factum brutum originario de la astronoética –el rrestre. Sin duda cabe una revisión en este sentido de los principales
haber pisado otro suelo distinto al de la Tierra– le seguiría la fun- tópicos recogidos en las glosas astronoéticas de Blumenberg, y que
dación originaria del Lebenswelt astronoético, que asume la realidad nos pone en la pista de su tardía antropología fenomenológica. Sólo
de nuevos cuerpos como nuevos suelos, es decir, el intercambio cos- una “fenomenología de la actitud teórica” [“eine Phänomenologie
mológico de los suelos de experiencia y, por consiguiente, la posible des theoretischen Verhaltens”] (TLW 174, 189; VS 438) en perspecti-
integración de sus horizontes en una nueva síntesis. va cosmológica puede llegar a explicar, por ejemplo, que “la huella
Sin embargo, la exploración espacial ha revelado la excepcio- más llamativa dejada por [el hombre] en el suelo de la Luna sea la
nalidad de la Tierra como un oasis cósmico para la vida, generando señal de su voluntad de retorno a casa, la prueba de que allí no ne-
una inesperada recidiva del geocentrismo, que Blumenberg ha te- cesita ser buscado, de que ya no está allí” (MvM 113, 161-162).82 Sin
matizado con las nociones de “geotropismo” o “perspectiva geotró- embargo, de acuerdo con la doctrina blumenberguiana del mundo
pica”.81 Pero el geotropismo es ante todo la inclusión del horizonte de la vida, el fundamento último de la Sorge por los astros no sería
otro que el de la autoconservación. La antropología fenomenológica
80. “[…] für die Festigkeit und Zuverlässigkeit des Bodens unter seinen Füssen revela que la curiosidad como generadora de racionalidad está pues-
immer schon voraussetzte. An diesem Punkt hat die phänomenologische ta al servicio de la preservación del hombre, y en consecuencia, otro
Theorie der Lebenswelt angesetzt und widerentdeckt, wie wenig das Wissen, tanto cabría esperar de una curiosidad específicamente dirigida al
das der Mensch von seiner Welt erworben hat, sich verträgt mit dem unmittel-
baren und lebensweltlichen Bewusstsein, das er von den Bedingungen seines
Lebens besitzt und gar nicht preisgeben kann. Die Theorie der Lebenswelt ist
immer auch eine von der geringen Eindringtiefe der Theorie in das Bewusstsein” 82. Véase, por ejemplo, Hans Blumenberg, “Stern ohne Neugierde” [“Estrellas sin
(VS 482). La traducción es nuestra. curiosidad”] (VS 349); “Raumlust – Vor dem Abheben” [“Deseo de espacio-Antes
81. Un resumen de la cuestión del geotropismo, en Emmanuela Mazzi, “De la tierra del despegue”] (VS VIII). Un resumen de la cuestión en Bruno Accarino, “Vestigium
al cielo y regreso”, op. cit. umbra non facit”, op. cit.

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universo circundante. El Lebenswelt astronoético no sería sino el re- “la fenomenología genética del tiempo del mundo” en relación con
sultado de esta ampliación del horizonte por medio del proceso de el tiempo del mundo de la vida.86 Todo ello constituye, en suma, el
“integración de lo desconocido” [“Integration des Unbekannten”] núcleo de una antropología fenomenológica del cosmos centrada en
(TLW 55, 58), que ha superado el fastidio de poner en suspenso la “la unión entre cosmología y antropología”.87 Sin entrar en todas
obviedad del mundo de la vida terrestre para iniciar el trabajo de estas cuestiones que nos llevarían demasiado lejos,88 queremos tan
la exploración del universo como una esforzada “descripción cons- sólo señalar –a modo de conclusión provisional– que el análisis as-
tructiva de lo inabarcable” [“Konstruktive Beschreibung des Une- tronoético del mundo de la vida hace del hombre, antes que nada,
insehbaren”] (TLW I 2). No era correcto, añade Blumenberg, “el un “zoon astronomikon”.
pronóstico de que el hombre se comportaría en el espacio exterior
exactamente igual que si estuviera en casa” (MvM 113, 162). Precisa-
mente por ello la fenomenología astronoética está en condiciones de
revelar las peculiaridades del mundo de la vida terrestre, de colaborar
en una hermenéutica cosmológica de la facticidad, en la medida en
que vuelve nítidos la inconstancia y la inseguridad de los límites del
horizonte del mundo de la vida terrestre. La apertura al universo apa-
rece así como la dimensión en la que prácticamente cualquier cosa
resulta concebible, y por tanto es capaz de ampliar incesantemente el
horizonte del mundo de la vida. En consecuencia, podemos identi-
ficar el Leitmotiv de la fenomenología astronoética del mundo de la
vida en la siguiente cuestión vertida sobre el universo: “Genau wie
bei uns – oder ganz anders?” [“¿Exactamente como con nosotros o
completamente distinto?”] (VS XIII). En Die Vollzähligkeit der Sterne
Blumenberg llevará este complejo temático a la comunicación ex-
traterrestre,83 al encuentro con los “otros Otros” [“andere Andere”]
y el problema de la intersubjetividad,84 y al estatus cosmológico de
la razón.85 Habría que añadir, además, y de manera muy especial, 86. “Zur genetischen Phänomenologie der Weltzeit” (LW 295-312).
87. “[...] die Verbindung von Kosmologie und Anthropologie” (BdM 537). En la refle-
xión antropológica en perspectiva cosmológica tiene un lugar preponderante la
extensión de la antropogénesis a la astronoética. En estos términos lo ha resumido
83. “Auf Sendung und auf Empfang” [“Sobre enviar y recibir”] (VS IV). Bruno Accarino: Blumenberg “transfiere al universo la situación originaria de los
84. “Hoffnung auf andere Andere ohne Furcht vor ihnen?” [“¿Esperanza de otros encuentros entre hombres primitivos en una sabana libre, y su importancia para la
Otros, pero sin tenerles miedo?”] (VS 156). Véanse asimismo las glosas “Mit ges- vida y la muerte”. Accarino, “Vestigium umbra non facit”, op. cit.
chlossenem Visier” (VS 474) y “Unverwehbare Spuren” (VS 484). 88. El lector interesado podrá encontrar información detallada en los citados traba-
85. “Im Zentrum der Vernunft” [“En el centro de la razón”] (VS XX). jos de Bruno Accarino y Emmanuela Mazzi.

150 151
ESBOZO DE UNA METAFOROLOGÍA
DEL UNIVERSO CONTEMPORÁNEO

Puede que en una época cuya grandeza y riesgo remiten a un


conocimiento experimental, el metafísico tenga que aparecer en-
vuelto en la bata del empírico. La especulación, en otro tiempo el
más alto galardón de los espíritus, no goza ya de ninguna confianza;
sólo con la descripción exacta queda legitimado el conocimiento.
Hans Blumenberg,
El hombre de la Luna

A menudo, la metafísica se nos mostró como metafórica tomada


al pie de la letra; la desaparición de la metafísica llama de nuevo a
la metafórica a ocupar su lugar.
Hans Blumenberg,
Paradigmas para una metaforología

LA REOCUPACIÓN COSMOLÓGICA DE LA METAFÍSICA


¿Qué fue de la metafísica en gran estilo? La historia de la metafí-
sica ha adquirido los estigmas de una dudosa tradición. Su aspira-
ción truncada de obtener un sentido último de la realidad, de fijar
un discurso convincente y definitivo al que remitir las preguntas
fundamentales, ha quedado como una muestra más de los extravíos
a que puede dar lugar la reflexión filosófica. Con ello, la historia
de la metafísica se ha convertido en uno de los relatos más tristes
que se pueden contar sobre la errancia y los desaciertos de la razón
humana. No obstante, y sin apenas disminuir la intensidad de sus
pretensiones, una metafísica ya estigmatizada ha debido adoptar una
nueva faz y buscar otros lugares para recomenzar su tarea. De este
modo vino a ocultarse en los tranquilos remansos de la especulación
cosmológica. Mientras los últimos grandes metafísicos se afanaban

153
vanamente en renovar una vez más el ambicioso proyecto de una encarnado como nadie la voluntad de ser a la vez un mensajero y
ontología filosófica fundamental,1 la cosmología física, unas veces un gigante de la metafísica científica;5 un exitoso escritor de gacetas
con discreción y otras con mucho ruido, se demostró como la au- siderales y un artífice de aventuradas conjeturas cosmológicas; sin
téntica heredera de una empresa de comprensión de la realidad que incurrir además en el escándalo de aquello que Blumenberg deno-
atraviesa milenios. Venía así a imponerse un nuevo gran relato sobre minaba la “sobrevalorada autoestima de quienes resuelven los enig-
la naturaleza del mundo y su formación, en el que las más altas mas del mundo” [“die Welträtsel und die Selbstüberschätzung ihrer
especulaciones filosóficas eran reemplazadas por las más altas espe- Löser”] (VS 278-280). Con no pocas penalidades, Hawking estuvo
culaciones cosmológicas y astronómicas.2 en condiciones de conquistar nuevas verdades cosmológicas. Más
Al mismo tiempo, con el triunfo de la cosmología como dis- allá de la abierta incomodidad que a día de hoy suelen suscitar sus
ciplina científica, los gigantes de la ciencia también se convertieron libros divulgativos en la comunidad científica, Hawking representa
en gigantes de la metafísica, sobre cuyos hombros otros enanos de- un caso paradigmático y memorable tanto de recaída en las “arries-
searon ver los confines del mundo.3 Así, la siempre creciente mul- gadas arbitrariedades” de la especulación astronómica –por usar la
tiplicación de mensajeros siderales resultó proporcional al aumento expresión de Einstein–6 como del impetus metafísico de la cosmo-
del “apetito por los testimonios cósmicos” [“Hunger nach kosmi- logía física contemporánea. Lo primero es precisamente el rasgo
scher Zeugenschaft”] (VS 140).
Entre todos estos nuevos mensajeros de las estrellas, quizá sea en el cosmonauta de los agujeros negros atrapado en un cuerpo tullido, atra-
Stephen Hawking el más insigne –desde luego el más mediático–,4 vesando los misterios del universo con la mente de un Einstein actual y yendo
hasta donde sólo los ángeles se atreverían a ir”. Michael White y John Gribbin,
aunque sin duda otros muchos podrían ser citados. Hawking ha
Stephen Hawking. A Life in Science, Viking, Nueva York, 1992. Trad. esp. de
Domingo Santos, Stephen Hawking, una vida para la ciencia, Salvat, Barcelona,
1. Recordemos la divertida anécdota de Heidegger y el incidente de la picadura 1993, p. 129. En la p. 156: “la encogida figura del científico más famoso del
de la abeja, narrada por Blumenberg en (MvM 92-93, 130-132). Mientras que mundo”; en la p. 187: “la marchita figura derrumbada en su silla de ruedas”.
Heidegger no tenía fundamento para dar un sentido pretencioso a su picadura, a Cabría preguntarse: ¿quién ama al gigante? Aquél que se encarama sobre sus
la cosmología siempre le han sobrado razones y ha tenido legitimidad suficiente hombros. El de Hawking parece un extraño castigo, de rango mitológico. Quizá
para una pretenciosidad semejante. Sobre Heidegger y la “Bienenstich”, véa- encarna mejor que Tales el viejo conflicto señalado por Blumenberg entre
se también César González Cantón, La metaforología de Blumenberg como teoría, curiosidad astronómica y mundo de la vida: caer en un pozo versus el
destino de la analítica existencial, Universidad Complutense de Madrid, 2004, gigante postrado en una silla de ruedas. Nos ocuparemos con más detalle de
p. 251, nota 684. Hawking en el séptimo capítulo.
2. Helge Kragh, Higher Speculations. Grand Theories and Failed Revolutions in 5. Stephen Hawking, A hombros de gigantes: las grandes obras de la física y la
Physics and Cosmology, Oxford University Press, Oxford, 2011. astronomía, Crítica, Barcelona, 2010, p. 9: “Si he logrado ver más lejos, ha sido
3. Blumenberg ya lo indicaba a propósito de la ciencia moderna: “el universo de la porque he subido en hombros de gigantes”, escribió Newton a Hooke en 1676.
mecánica gravitacional newtoniana pronto se convirtió en el esquema-guía […]. Como es sabido, los gigantes de Newton fueron Pierre Fermat e Isaac Barrow.
Los filósofos comenzaron a escrutar por encima de las espaldas de los investiga- 6. Albert Einstein, “Autobiographical Notes”, en Paul A. Schilpp (ed.), Albert
dores de la naturaleza, con el propósito de obtener de sus modelos imágenes Einstein: Philosopher–Scientist [1949], Carbondale, Illinois: Sothern Illinois
de referencia para la metafísica” (WW 71, 18). University, 1995 (The Library of Living Philosophers, volume VII). Trad. esp.
4. Sus primeros biógrafos lo han descrito de este modo: “[…] Hawking empezó a de Adriana Castelar, en José Manuel Sánchez Ron (ed.), Albert Einstein. Obra
ser presentado como una metáfora de su propia obra. Se estaba convirtiendo esencial, Crítica, Barcelona, 2005, p. 57: “caer en arriesgadas arbitrariedades”.

154 155
distintivo de la historia de la metafísica, mientras que lo segundo la eficacia de la cosmología científica para producir representacio-
constituye una prueba más de la reocupación cosmológica de la nes de la totalidad del universo, colaborando así con el proceso de
metafísica. El destino metafísico de la cosmología contemporánea ha reocupación cosmológica de la metafísica. Si la teoría de la relati-
pasado entonces por hacer del “concepto astronómico de realidad” vidad permitió una descripción de la estructura a gran escala del
(Lt 24 ss) el concepto de referencia último de cualquier realidad. universo, la cosmología evolutiva inmediatamente posterior ofreció
A nuestro modo de ver, el acto inaugural de la reocupación la imagen mítica de un cosmos que evolucionó de manera conjunta
cosmológica de la metafísica cabe ser asimilado a la creación de a partir de un instante inicial.10 En este sentido, no resulta extra-
la cosmología relativista por parte de Einstein. La teoría de la re- ño que la “metafísica cosmológica” [“kosmologische Metaphysik”]
latividad aseguró un nuevo y fabuloso dominio para la especula- (kW 17) encontrara un nuevo episodio en las teorías de unificación
ción científica, que se concretaría de manera especial en una nueva y de gran unificación de interacciones11 a las que el propio Einstein
concepción de la gravedad y del espacio-tiempo capaz de ofrecer contribuyó tardíamente,12 a saber: “una teoría completa, consistente
una representación físico-matemática de “la estructura a gran es-
cala” del universo;7 una representación en la que el “ethos metafí- Einsteins Wirken und Nachwirken, Verlag Harri Deutsch, Frankfurt am Main, 2005,
sico” de la cosmología relativista contrastaba singularmente con el pp. 142-161; Kurt Roessler, “Georges Lemaître, das expandierende Universum
und die kosmologische Konstante”, en ibid., pp. 162-185. En estos términos lo ha
pathos antiescatológico de Einstein y de su época.8 La transforma-
resumido Jean-Pierre Luminet: “Einstein creó la teoría de la relatividad general y
ción de la cosmología relativista en una cosmología evolutiva a ma- escribió las ecuaciones que gobiernan las propiedades físico-geométricas del
nos de Friedmann y Lemaître, entre otros,9 no hizo sino aumentar universo; Friedmann descubrió las soluciones no estáticas de dichas ecuacio-
nes, describiendo la variación temporal del espacio y entreviendo su posible
comienzo en una singularidad; Lemaître ligó la expansión teórica del espacio
7. Hasta donde conocemos, fue Einstein el primero en usar esta expresión, que al movimiento observado de las galaxias, arrojando las bases físicas del Big
luego alcanzaría mucha fortuna en su famoso “Kosmologische Betrachtungen Bang y anticipando el papel fundamental jugado por la mecánica cuántica y la
zur allegemeinen Relativitätstheorie”, Preußisiche Akademie der Wissenschaf- energía de vacío; Gamow mostró cómo los elementos ligeros se formaron en el
ten, Sitzungsberichte, 1917, pp. 142-152; trad. esp. de Javier García Sanz, universo caliente primitivo, y predijo la existencia de una radiación fósil; Hubble,
“Consideraciones cosmológicas sobre la teoría de la relatividad general”, en en fin, probó la naturaleza extragaláctica de las nebulosas espirales y estableció
Albert Einstein, Obra esencial, op. cit., p. 501. Véase asimismo el clásico de Stephen empíricamente la ley de la proporcionalidad entre su velocidad de recesión y su
Hawking y George Ellis, The Large Scale Structure of Spacetime, Cambridge distancia”. Jean-Pierre Luminet, L’invention du Big Bang [1997], Seuil, París, 2004,
University Press, Cambridge, 1973; y el de Phillip James Edwin Peebles, Large- p. 21. La traducción es nuestra.
Scale Structure of the Universe, Princeton University Press, Princeton, 1980. 10. Véase Étienne Klein, Discours sur l’origine de l’univers, Flammarion, París, 2010,
8. Véase el capítulo sexto “Apocalipsis cosmológico”. Bajo cierto punto de vista, p. 27. Sobre la conversión del “universo” en un objeto científico gracias a la teo-
Einstein, al igual que Darwin, Freud o el propio Nietzsche, fue una figura pro- ría de la relatividad, véanse las pp. 30 y ss.
fundamente clásica que se vio obligada a afrontar y conceptualizar abismos 11. Recordemos que las cuatro interacciones fundamentales son la interacción nuclear
“no-clásicos”. fuerte, la interacción nuclear débil, la interacción electromagnética y la interacción
9. Esta cuestión la hemos desarrollado brevemente en el capítulo sexto “Apocalipsis gravitatoria. Sobre este asunto se puede ver, por ejemplo, Antonio Ferrer Soria
cosmológico”. Para ulteriores detalles véase Georg Singer, “Die Kontroverse y Eduardo Ros Martínez, Física de partículas y astropartículas, Universidad de
zwischen Alexander Friedmann und Albert Einstein um die Möglichkeit einer Valencia, Valencia, 2005, pp. 35-52.
nichtstatischen Welt”, en Hilmar W. Duerbeck y Wolfgang R. Dick (eds.), Einstein 12. Véase, por ejemplo, Jordi Cepa, Cosmología física, Akal, Barcelona, 2007, pp.
Kosmos. Untersuchungen zur Geschichte der Kosmologie, Relativitätstheorie und zu 274-280.

156 157
y unificada en la que todas las interacciones físicas son descritas por mitos. En este sentido, resultan ejemplares la cosmología física y la
un solo conjunto de ecuaciones”.13 El análisis completo de estas cosmogonía contemporáneas, cuyas metafóricas prevalentes carac-
y otras cuestiones ligadas a la cosmología física contemporánea es terizan la concepción de un universo en evolución. En particular,
complejo y está mucho más allá de la ambición de este capítulo. el modelo cosmológico estándar14 incluye lo que denominaremos
Nuestra pretensión, mucho más modesta, no será otra que identifi- “metáforas cosmológicas evolutivas”, que están íntimamente rela-
car algunos indicios de la reocupación cosmológica de la metafísica cionadas con los nuevos mitos metafórico-cosmogónicos del ori-
a través del uso de metáforas en la cosmología física contemporánea. gen y del fin del universo.
A un tiempo científica y mitológica, la “cosmogonía contem-
LA METAFOROLOGÍA DEL UNIVERSO CONTEMPORÁNEO poránea” o “cosmogonía moderna” viene a describir el proceso de
COMO UN ENSAYO DE METAFÍSICA formación del universo, incluidos el origen y ulterior transforma-
ción de los cuerpos celestes y su organización, como los sistemas
UNA METAFÓRICA COSMOLÓGICA EVOLUTIVA planetarios, las estrellas, las galaxias y los cúmulos y supercúmulos
En el artículo fundacional de la metaforología, “La luz como metá- de galaxias.15 Como cualquier cosmogonía, la cosmogonía contem-
fora de la verdad: en el estadio previo a la formación de los concep- poránea está vertebrada por la “idea de desarrollo cosmogónico”
tos filosóficos” [1957] (LaM 432-447), Blumenberg argumentó que [“kosmogonischen Entwicklungsidee”] (VS 279), a saber, por la
la creación de categorías metafísicas había de ponerse en relación “distancia respecto al comienzo” (AM, 29). En el nuevo mito cos-
tanto con la producción de metáforas como con la producción de mogónico-científico del origen se asume, por decirlo una vez más
con Blumenberg, “la forma de un desarrollo invertido hacia un
13. Michael White y John Gribbin, Stephen Hawking, op. cit., p. 245. También cabría punto cero en el espacio y el tiempo, hacia el casi cero de la materia
reconocer un proceso de reocupación cosmológica de la metafísica en el jue- universal. Un comienzo, por tanto, a partir del cual se verifica el
go de las constantes de la naturaleza, una de sus conquistas más enigmáticas. flujo de galaxias y la radiación cósmica de fondo de 3 Kelvin [sic],
En este sentido podríamos considerar la determinación de constantes físicas y
astrofísicas (por ejemplo la determinación de parámetros cosmológicos) como pero no un comienzo en el que algo haya sido creado” (PsM 83,
una dimensión muy significativa de la metafísica cosmológica. Por ejemplo, Artur
D. Chernín se pregunta: “¿Por qué las constantes físicas tienen estos valores
numéricos y no otros? La respuesta a esta pregunta aún no existe. Pero si sus 14. Una descripción sumaria del modelo estándar en Erhard Scholz, “The Standard
valores se diferenciaran tan sólo un poco de los valores conocidos, el mundo Model of Contemporary Cosmology”, en Jürgen Renn (ed.), Albert Einstein.
físico sería catastróficamente distinto”. Artur D. Chernín, La naturaleza física de las Chief Engineer of the Universe. One Hundred Authors for Einstein, WILEY-VCH,
estrellas [1984], Editorial URSS, 2002, pp. 223-224, y en la p. 225: “Dirac supuso Berlín, 2005, pp. 388-393. Se puede ver, asimismo, Jordi Cepa, Cosmología
que no es casual el hecho de que los grandes números tengan un mismo orden: física, op. cit., pp. 176 y ss.
su coincidencia refleja las profundas relaciones existentes entre el mundo de las 15. Véase, por ejemplo, E. A. Parshakov, A Theory of the Origin and Development
partículas elementales y el universo como un todo. Pero, ¿cuáles son realmente of the Solar System, Editorial URSS, Moscú, 2007, p. 5; Artur D. Chernín, La
estas relaciones? ¿Qué se oculta detrás de ellas?¿De dónde proceden? Es pro- naturaleza física, op. cit. p. 26. Véase asimismo Jean-Pierre Luminet, Le Destin
bable que esto sea muy difícil de aclarar y que en ello consista el problema más de l’Univers. Trous noirs et énergie sombre [2006], tome II, Gallimard, París,
grandioso de la física del futuro”. Sobre las constantes de la naturaleza véase 2010, pp. 780-781. Cabe recordar que el propio Friedmann también se refirió
también Helge Kragh, Higher Speculations, op. cit., pp. 167-192. a “las hipótesis cosmogónicas de la astronomía contemporánea”, en Alexándr

158 159
109-110).16 En correspondencia con ello, el nuevo mito del final del conocido, Lemaître propuso una hipótesis cosmogónica según la
universo, o más bien los nuevos mitos científicos del final, repre- cual el universo habría resultado de la sucesiva fragmentación de
sentan “el hundimiento como el precio que todo comienzo [ha de un quantum inicial, llamado por Lemaître el “átomo primitivo”: “Si
pagar] por su origen” (VS 93).17 remontamos el curso del tiempo cada vez nos encontraremos con
Así las cosas, no sorprenderá demasiado que la cosmogonía menos quanta, hasta llegar a un punto en el que toda la energía del
contemporánea haya producido mitos y metáforas cosmológicas universo esté concentrada en un pequeño número de ellos, incluso
absolutas del origen y del fin para hacer frente a un problema ge- en un solo quantum”.19 Lemaître asimilaba la progresiva fragmenta-
nuino de inconceptuabilidad. De manera especial, entre sus mi- ción de este quantum primitivo al proceso de desintegración de los
tos y metáforas del origen y del final del universo, la cosmología cuerpos radiactivos. Con esta concepción introducía la idea clave de
contemporánea ha extendido una densa metafórica organicista y un universo en evolución permanente mediante un encadenamien-
biologicista con la que dar cuenta de la formación y evolución to de fases sucesivas de transformación. Añadía, sin embargo: “no es
del universo, y en la que destaca de manera especial la metafórica necesario que la historia entera del universo haya sido inscrita en el
dominante del nacimiento y las edades del universo. primer quantum, como una melodía en el disco de un fonógrafo”.20
En la doble metáfora del átomo primitivo y del nacimiento cuántico
EL NACIMIENTO DEL UNIVERSO: del universo, Lemaître hacía converger simbólicamente la física ató-
EL VACÍO, LA SINGULARIDAD Y EL MURO mica, los estudios de radiactividad entonces incipientes, la mecánica
Se debe a Georges Lemaître la metáfora del “nacimiento cuántico cuántica y la astronomía observacional para ofrecer la imagen de un
del universo”,18 que luego estará a la base de la teoría del Big Bang cosmos cuyo comienzo habría sido muy distinto a su estado actual, y
y del modelo estándar de la cosmología contemporánea. Como es del que aún cabía esperar transformaciones ulteriores. De paso, con
su metafórica también unía la estructura del universo a gran escala
con sus estructuras más pequeñas. Átomos y nebulosas poseían un
Alexándrovich Friedmann, El mundo como espacio y tiempo [1923], trad. esp. de
Guillermo Peña, Editorial URRS, Moscú, 2003, p. 6. mismo origen designable y excepcional.
16. Sobre los mitos del origen se puede ver Étienne Klein, Discours sur l’origine, Lemaître ha quedado como uno de los padres fundadores de la
op. cit., pp. 19-21. teoría del Big Bang, y su metáfora del nacimiento del universo resul-
17. “Untergang ist von allem Angang an der Preis für seinen Ursprung” (VS 93). Aquí
Blumenberg claramente recupera la célebre sentencia de Anaximandro: “aque-
llo de donde procede la generación para las cosas que son, es también aquello
hacia lo que retornan, como efecto de la destrucción según la necesidad; pues se naturelles, 1945, pp. 77-96, recogido en Jean-Pierre Luminet, L’invention, op.
hacen injusticia mutuamente y reparan sus injusticias según el orden del tiempo”. cit., pp. 203-226. Véase asimismo G. Lemaître, L’Hypothèse de l’atome primitif:
Anaximandro, Fragment, B. 1. citado por François Hartog, Regímenes de historici- essai de cosmogonie, Neuchâtel et Bruxelles, 1946. Para ulteriores detalles véase
dad: presentismo y experiencias del tiempo [2003], trad. esp. de Norma Durán y Jean-Pierre Luminet, L’invention, op. cit., p. 127.
Pablo Avilés, Universidad Iberoamericana, México, 2007, p. 19. 19. Georges Lemaître, “L’expansion de l’espace”, Revue des Questions Scientifiques,
18. Georges Lemaître, “The Beginning of the World from the Point of View of noviembre de 1931: [50e année, 4e série, t. xx, 1931, pp. 391-410, recogido en
Quantum Theory”, Nature, vol. 127, 9 de mayo de 1931, p. 706; Georges Lemaître, Jean-Pierre Luminet, L’invention, op. cit., pp. 129 y ss. La traducción es nuestra.
“L’hypothèse de l’atome primitif”, Actes de la Société helvétique des sciences 20. Idem. La traducción es nuestra.

160 161
tó inextricablemente ligada al “argumento cosmológico de la inesta- lógica inicial, cuyo efecto dinámico antigravitatorio –repulsivo– per-
bilidad de la nada” [“das kosmologische Argument aus der Instabilität mitió la expansión cósmica que llega hasta la actualidad.25
des Nichts”] (VS 289). En este sentido, la cosmogonía de Lemaître no En esta superposición de metáforas absolutas queda cifrada la
sólo dio carta de naturaleza a la metáfora del nacimiento del universo, problemática relación entre la física cuántica y la teoría de la relativi-
sino que inauguró la tradición metafórica de la “singularidad inicial” dad, así como las dificultades a la hora de hallar una teoría válida que
o “singularidad cosmológica”, dispuesta para representar el “vacío las unifique, esto es, una teoría cuántica de la relatividad. Un caso, en
cuántico” –también conocido como “falso vacío”–21 a partir del cual suma, verdaderamente notable de superación de la inconceptuabili-
el universo hubo de autogenerarse como una suerte de “herida de dad por medio de metáforas: “Sabemos que nuestro universo nació a
la nada” (TdU, 108), una “pura contingencia” [“reine Kontingenz”] partir de una singularidad”.26
(VS 291)22 que resultó en el “episodio de la expansión del mundo” La “singularidad”, un concepto físico-matemático, quedó trans-
(VS 290).23 El “mar de potencialidades”24 del vacío cuántico, la posi- formada en metáfora cosmológica a partir de las contribuciones de
tividad de sus fluctuaciones, hubo de producir la singularidad cosmo- Lemaître.27 No obstante, ya Einstein se había topado con el problema
de las singularidades en la formulación de la cosmología relativista
21. Étienne Klein, Discours sur l’origine, op. cit., pp. 93 y ss. Véase asimismo Jean-Pierre clásica,28 si bien era un problema heredado de la teoría newtoniana de
Luminet, Le Destin, op. cit., t. II, pp. 801 y ss; y Artur D. Chernín, La naturaleza física, la gravedad, en la medida en que ésta no presentaba incompatibilidad
op. cit., pp. 226.
22. En otro lugar añade Blumenberg: “Hacer algo de la nada (o de lo que es casi con la aparición de puntos de densidad gravitatoria infinita como
nada) conlleva el riesgo inmanente de no poder prever de antemano lo que resultado de la superposición sucesiva de masas.29 Lemaître demos-
vendrá vinculado a ello” (MvM 82, 118); “se ha de forzar a lo ya de suyo nulo
hasta sus extremas consecuencias de pura nada, hasta obligarlo a cruzar por
encima de la línea, donde se convierte repentinamente en ser” (MvM 24, 37). 25. “Las fluctuaciones cuánticas del vacío, las cuales suelen manifestarse sólo a esca-
Así define Blumenberg la “singularidad”: “lo posible cuando nada debe ser las microscópicas, aumentan rápidamente su longitud y amplitud en el universo
posible” [“Singularität: das Mögliche, wenn nicht alles Möglich sein darf”] (GlF en expansión, convirtiéndose en fluctuaciones significativas desde el punto de
130). También se refiere a la creación del universo como una suerte de juego vista cosmológico. Por esta razón, se puede decir que los cúmulos de galaxias
con la nada (VS 291). En unos términos semejantes se ha referido Stephen y las galaxias mismas son manifestaciones macroscópicas de las fluctuaciones
Hawking: “No se puede predecir lo que vaya a salir de la singularidad. […] cuánticas.” Mijaíl V. Sazhin, Cosmología moderna, op. cit., p. 161. Sobre el vacío,
Esto significa que se podría prescindir perfectamente de todos los sucesos las fluctuaciones cuánticas y su eventual materialización, Francisco Ynduráin,
anteriores al Big Bang porque no pueden tener ningún efecto sobre lo que Electrones, neutrinos y quarks. La física de partículas en el siglo xxi [2001],
observamos”. S. W. Hawking, La teoría del todo. El origen y el destino del univer- Drakontos, Barcelona, 2009, pp. 299 y ss.
so [1994], trad. esp. de Javier García Sanz, Debolsillo, Barcelona, 2010, p. 93. 26. Mijaíl V. Sazhin, Cosmología moderna, op. cit., p. 213.
23. En este mismo pasaje Blumenberg alude a la singularidad (VS 290; 272). Para 27. Jean-Pierre Luminet, Le Destin, op. cit., t. ii, pp. 494-495.
la expansión del universo, véase (VS 272). Sobre la singularidad y el inicio de la 28. Fue precisamente para evitar el colapso gravitatorio del conjunto del univer-
expansión, Mijaíl V. Sazhin, Cosmología moderna [2002], trad. esp. Aldo L. Malca, so que Einstein introdujo la célebre constante cosmológica. Véase además
Editorial URSS, Moscú, 2005, pp. 63-64. Albert Einstein, “Notas autobiográficas”, op. cit., p. 82; ulteriores aclaraciones en
24. “No sabemos cómo empezó el universo. La ciencia solamente puede afirmar Jean-Pierre Luminet, op. cit., t. II, p. 814-815.
que se autocreó a partir del mar de potencialidades que denominamos vacío 29. Jean-Pierre Luminet, Le Destin, op. cit., t. ii, p. 495. Véase también Berthold
cuántico, y cuyas propiedades no comprendemos por completo.” Jordi Cepa, Suchan, Die Stabilität der Welt. Eine Wissenschaftsphilosophie der kosmologi-
Cosmología física, op. cit., p. 269. schen Konstante, Mentis, Paderborn, 1999, pp. 19-98.

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tró que la producción de singularidades era un resultado inevitable una vez más, la densidad metafórica también tendía al infinito: la
de la relatividad general,30 y la elevó a metáfora ontológica para singularidad inicial que dio origen al universo fue una “singula-
describir el origen del universo. El modelo estándar de la teoría del ridad desnuda” [“naked singularity”] (Hawking),35 mientras que
Big Bang acabaría por incorporarla en su formulación en los tér- las singularidades encerradas en agujeros negros estaban “censura-
minos de una singularidad cosmológica inicial,31 caracterizada por das” (Penrose): “la naturaleza aborrece una singularidad desnuda”,
poseer una temperatura, una densidad de energía y una curvatura “todas [las singularidades] se hallan ocultas dentro de los agujeros
del espacio-tiempo infinitas: “una suerte de situación teórica mons- negros […] excepto la singularidad del Big Bang al comienzo del
truosa”,32 “la catástrofe más allá de la cual no podemos continuar tiempo”.36 Si Penrose hubo de proponer una hipótesis de “censura
la genealogía cósmica”.33 Desde un punto de vista metaforológico, cósmica”,37 Hawking se apresuró a señalar que esa censura no era
cabe afirmar que la metáfora de la singularidad inicial constituye en total, puesto que las singularidades encubiertas en agujeros negros
sí misma un paradigma cosmológico de la inconceptuabilidad. emitían radiación. De esta manera, la problemática conexión entre
En los años sesenta, Stephen Hawking y Roger Penro- la teoría de la relatividad y la física cuántica encontraba en la física
se propusieron sus célebres teoremas sobre singularidades en los de los agujeros negros una nueva metafórica.
que demostraban de manera general que la relatividad involucra La andadura de “la cosmología de la singularidad” [“Kos-
la existencia efectiva de singularidades en el espacio-tiempo, y mologie von der Singularität”] (MvM 35, 50) no cesó de producir
que Penrose atribuyó a la presencia de “agujeros negros”.34 Aquí, ulteriores metáforas absolutas del origen fundadas en la mecánica
cuántica. Entre las más importantes se pueden citar las “espumas”,
“burbujas”, “cuerdas”, “membranas”, “branas” o “semillas”.38 Re-
30. Ibid., pp. 494-495. Y también Arthur S. Eddington, “On the Instability of Einstein’s
Spherical World”, Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, vol. 90,
1930, pp. 668-678.
31. Erhard Scholz, “The Standard Model of Contemporary Cosmology”, en Jürgen 35. Véase, por ejemplo, Stephen Hawking y J. Stewart, “Naked and Thunderbolt
Renn (ed.), Albert Einstein. Chief Engineer of the Universe. One Hundred Authors Singularities in Black Hole Evaporation”, Nucl.Phys., B400, 393, 1993.
for Einstein, WILEY-VCH, Berlín, 2005, p. 389; véase también Jean-Pierre Luminet, 36. M. White y J. Gribbin, Stephen Hawking, op. cit., pp. 112 y 131, respectivamente.
Le Destin, op. cit., t. II, p. 494. 37. Roger Penrose propuso “la hipótesis de censura cósmica, que podría parafra-
32. Étienne Klein, Discours sur l’origine, op. cit., p. 44. La traducción es nuestra. searse como ‘Dios aborrece una singularidad desnuda’. En otras palabras, las
33. Jean-Pierre Luminet, Le Destin, op. cit., t. II, pp. 814-815. La traducción es nues- singularidades producidas por el colapso gravitatorio sólo se dan en lugares
tra. En estos términos tan preclaros lo ha descrito Jordi Cepa: “La presencia de como agujeros negros, donde están decentemente ocultas a la vista exterior
[una] singularidad se fundamenta en la existencia misma del factor de escala, por un horizonte de sucesos”. Stephen Hawking, La teoría del todo, op. cit.,
definida por la métrica de un universo homogéneo e isótropo, y por su evolu- p. 55; véanse asimismo las pp. 57-58; en la p. 44: “Muchos no estaban de acuer-
ción, determinada por la relatividad general y las ecuaciones de estado. […] do con nuestro trabajo, sobre todo los rusos […], pero también personas que
La extrapolación del universo actual al instante inicial indica que, si el factor creían que la idea de las singularidades era repugnante y echaba a perder la
de escala puede anularse en el origen de tiempos cosmológico, existirá una belleza de la teoría de Einstein”. Véase también Jean-Pierre Luminet, Le Destin,
singularidad material, porque la densidad de energía diverge, y de curvatura op. cit., t. ii. pp. 495-497. Sin duda, es posible detectar una llamativa herencia
espacio-temporal, dado que ésta también diverge a no ser que sea nula”. Jordi freudiana en la física de los agujeros negros.
Cepa, Cosmología física, op. cit., p. 269. 38. Véase Jean-Pierre Luminet, Le Destin, op. cit., t. ii, pp. 565-566, y pp. 568 y ss. Mijaíl
34. Jean-Pierre Luminet, Le Destin, op. cit., t. II, pp. 494-495. V. Sazhin describe la cuestión en estos otros términos: “La teoría general de la

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correr todo este espectro metafórico nos llevaría demasiado lejos. [‘am Anfang einer Kosmogonie’], la masa estaba concentrada en un
Tan sólo indicaremos que representan, en nuestra opinión, diver- punto, habla precisamente de algo que niega las leyes naturales del
sos intentos de superar el “horizonte de singularidad” –por así mundo surgido de ese estado, haciendo incluso del mundo surgido
denominarlo–; una inesperada e insidiosa “recidiva aristotélica” tras el primer momento una negación de su comienzo” (MvM 35,
en la cosmogonía contemporánea: si acaso la física que describe 50).39 Se hacía necesario, en consecuencia, elaborar representacio-
el inicio del universo –en el que las interacciones fundamentales nes apropiadas que fijaran la naturaleza del “momento” en el que
aún no estaban separadas– es sustancialmente distinta a la física una física desconocida dio paso a la física ordinaria que describe el
que gobierna el universo en la actualidad. Por decirlo de nuevo con comportamiento del universo en nuestros días. La cuestión pasaba
Blumenberg: “Cuando la cosmología reciente habla de la ‘singula- entonces por determinar hasta dónde cabía extrapolar la física co-
ridad’, que constituye un estado donde, en el inicio cosmogónico nocida y cómo representar el dominio de la física desconocida.
De este modo apareció otra metáfora absoluta de una significa-
ción equiparable a la singularidad inicial, esto es, un nuevo paradigma
relatividad relaciona la geometría del espacio-tiempo con las propiedades de
la materia. Por ello, la construcción de una gravitación cuántica es equivalente a cosmológico de la inconceptuabilidad: el “muro” de Planck. Con esta
la construcción de una geometría cuántica del espacio-tiempo”. Mijaíl V. Sazhin, metáfora se vino a representar “un momento particular del universo,
Cosmología moderna, op. cit., pp. 71-72: “Nacimiento del universo de la espuma una fase en la que nuestras teorías físicas contemporáneas son incapa-
del espacio-tiempo”. F. Ynduráin, Electrones, neutrinos y quarks, op. cit., p. 304. Las
“burbujas” en cambio nos acercan a la cuestión de la pluralidad de universos –o ces de describir lo sucedido”.40 El muro de Planck sería entonces una
multiversos– que eventualmente podrían estar gobernados por una física distinta. suerte de evolución ulterior de la singularidad inicial, en la que to-
Véase, por ejemplo, Étienne Klein, Discours sur l’origine, op. cit., pp. 95-100; Georg
Singer, “Die Kontroverse zwischen Alexander Friedmann und Albert Einstein”, op.
cit., p. 144; Jean-Pierre Luminet, Le Destin, op. cit., t. II, pp. 813-814; Michael White
y John Gribbin, Stephen Hawking, op. cit., pp. 204-214; las pp. 140 y 179 y ss sobre 39. Hemos modificado ligeramente la traducción española. Añadía Blumenberg:
las “semillas”; en la p. 208: “las semillas de universos enteros pudieron ser produci- “Nadie puede haber estado allí cuando el mundo surgía” (MvM 35, 50). La mul-
das de la nada”, y en la p. 209 la increíble expresión “semillas de universos burbuja tiplicación de “testimonios” cósmicos en este sentido es abrumadora. Por ejem-
como agujeros negros”; y en la p. 180, la metáfora de la semilla en relación con plo, Mijaíl V. Sazhin, Cosmología moderna, op. cit., p. 80: “Según la opinión del
Alan Guth y el modelo inflacionario. La metáfora de la semilla también está en célebre cosmólogo ruso A. A. Starobinski, la singularidad es, en cierto sentido,
Michio Kaku, Universos paralelos. Los universos alternativos de la ciencia y el futuro la ausencia de la predicción y el fin de los métodos físicos en la descripción de
del cosmos, Atalanta, Girona, 2008, p. 28, o en Roger Penrose, Ciclos del tiempo, nuestro universo”. Jean-Pierre Luminet, Le Destin, op. cit., t. ii: “Dans la cosmo-
trad. esp. Javier García Sanz, Debate, Barcelona, 2010, p. 7: “nuevas semillas de logie standard, les galaxies de notre univers observable ont toutes pour origine
montones y montones de nuevos universos en expansión”. Blumenberg se refirió un point infinitésimal, situé à un moment fini dans le passé: la singularité du Big
a la metáfora de la semilla cósmica en la Gnosis, que luego habría de germinar Bang. La notion de temps perd toute signification à cet instant”. Incluso con algu-
(panspermia) (TdU 80, 105-106). Jordi Cepa, por su parte, alude a las “burbujas nas sospechas de invalidez: por ejemplo, É. Klein, Discours sur l’origine, op. cit.,
hadrónicas” y las “pepitas”, en Cosmología física, op. cit., p. 299. Sobre la teoría de p. 48; Roger Penrose, Ciclos del tiempo, op. cit., p. 145: “Esperamos encontrar
cuerdas y sus derivados se puede ver Leonard Susskind, The Cosmic Landscape, algo más parecido a una ‘explicación’ […] y no simplemente decretar que ocurre
Little, Brown and Co., 2006. Trad. esp. El paisaje cósmico. Teoría de cuerdas y el un estado absurdamente especial en alguna etapa durante la historia del univer-
mito del diseño inteligente, Crítica, Barcelona, 2007. Sobre las branas: Jordi Cepa, so”; Jordi Cepa, Cosmología física, op. cit., p. 269: “se desconoce en gran medi-
Cosmología física, op. cit., p. 279; É. Klein, Discours sur l’origine, op. cit., pp. 72-78; da la física que se debería aplicar a las altas energías del universo primordial”.
Jean-Pierre Luminet, Le Destin, op. cit., t. II, pp. 576 y ss, y pp. 807 y ss. 40. É. Klein, Discours sur l’origine, p. 172. La traducción es nuestra.

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davía los fenómenos cuánticos y gravitacionales estarían imbricados, la hipótesis cosmogónica de Lemaître, que si bien en su primera
inmediatamente antes de la separación de las interacciones funda- formulación tendía a considerar un modelo de universo en evolu-
mentales:41 “El muro de Planck nos impide el acceso al conocimien- ción lenta, pronto pasó –en consonancia con los nuevos hallazgos
to sobre el origen del universo, en caso de que lo tenga. Representa astronómicos observacionales– a una cosmología rápida de ori-
el límite de validez, donde se pierde la operatividad de los conceptos gen explosivo: “el átomo-universo ha explotado y la pluralidad ha
de la física: sabemos lo que sucede después de él, pero no aquello que surgido”.45 Se suele atribuir a Fred Hoyle, uno de los principales
le antecede (de este modo nuestras nociones habituales de espacio y defensores de la teoría del estado estacionario –partidario, por tan-
tiempo pierden todo sentido ante el muro de Planck)”.42 Como es to, de un modelo de universo estático–, la invención del término
natural, esta metafórica del muro abrió un campo semántico propio: “Big Bang”; referido irónicamente al propio Lamaître –“This is
escalar el muro, derrumbarlo, horadarlo, excavarlo, etcétera.43 En este the Big Bang man”–, y popularizado en una emisión de radio en
sentido, cabría evocar la imagen del pozo ante el muro en la esplén- la bbc en el año 1949.46 El término fue depurado de sus connota-
dida descripción de Thomas Mann en su novela José y sus hermanos: ciones negativas y aun despectivas por George Gamow, promotor
de un modelo no estacionario de universo.
Muy profundo es el pozo del pasado. ¿No deberíamos llamarlo insonda- Sin embargo, con frecuencia se ha señalado que esta metáfora
ble? Cuanto más hondo sondeamos, cuanto más a fondo escudriñamos cosmológica, pese a ser muy intuitiva, induce a malentendido. De
e investigamos en el mundo más inferior del pasado, más encontramos acuerdo con la cosmología de Lemaître, en la singularidad inicial
que los principios de la humanidad, su historia y su cultura se revelan las nociones de espacio y tiempo carecían de sentido, pues éstas
inescrutables. No importa a qué peligrosos abismos lancemos la sonda, fueron originadas en ella como incremento exponencial del factor
que éstos siempre retrocederán una y otra vez, más y más lejos, hacia las de escala de la métrica47 y no propiamente como algo que la ante-
profundidades. cediera. Mientras que en una explosión convencional se produce
una distribución heterogénea de sustancia a partir de un centro de
EQUÍVOCAS EXPLOSIONES: EL BIG BANG, explosión, “nada semejante se observa en el universo. La materia
LA RADIACIÓN FÓSIL Y EL DESPLAZAMIENTO AL ROJO está repartida uniformemente. No existe un punto que se pueda
Pocas metáforas tan incómodas y tan extendidas como la del Big
Bang, la “gran explosión”.44 Una vez más, esta metáfora remite a
45. J. -P. Luminet, L’invention, op. cit., pp. 126, 130 y 152. La traducción es nuestra.
46. Ibid., p. 154; Jordi Cepa, Cosmología física, op. cit., p. 41, nota 20; Étienne Klein,
41. Ibid., pp. 57-58. Discours sur l’origine, op. cit., p. 49.
42. Ibid., pp. 54-5. La traducción es nuestra. 47. Jordi Cepa, Cosmología física, op. cit., p. 155, nota 3: “el factor de escala repre-
43. Véase, por ejemplo, ibid., pp. 16, 57 y 68. senta el tamaño del universo cuando la curvatura es positiva. Cuando la curva-
44. A notar, por ejemplo, el uso de la metáfora del Big Bang para la biología, en par- tura es nula o negativa, el factor de escala solamente representa una medida
ticular sobre la panspermia: Chandra Wickramasinghe (ed.), The Biological Big de la distancia característica entre los objetos cuya separación venga determi-
Bang. Panspermia and the Origins of Life, Cosmology Science Publishers, Cardiff, nada fundamentalmente por la expansión del universo y no por movimientos
2010. peculiares”.

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identificar con un centro”.48 La metáfora onomatopéyica del Big la radiación cósmica de fondo.52 Predicha por Ralph Alpher, Hans
Bang, sin embargo, sugiere un origen concreto y la posibilidad de Bethe y George Gamov en su teoría de la nucleosíntesis primor-
un observador externo que pudiera testimoniarla desde “fuera”. dial de elementos químicos –que postulaba un universo primigenio
Además, y lo que es peor desde el punto de vista astrofísico, “ha- caliente y denso–, y descubierta casualmente por Arno Penzias y
blar de ‘Gran explosión’ induce a interpretar el desplazamiento al Robert Wilson, la radiación cósmica de fondo ha sido considerada
rojo como un efecto cinemático, mientras que referirse a la ‘ex- como una suerte de memoria del origen, un residuo del aconteci-
pansión del universo’ invita a interpretarlo como una evolución miento singular del nacimiento del universo. La radiación cósmica
de la métrica en el marco de la relatividad general”.49 La Gran de fondo, una radiación electromagnética en el rango de frecuen-
explosión, por tanto, fue en realidad una expansión, y no ocurrió cia de las microondas, ha encontrado su distinción respecto a otro
en sitio alguno, sino que fue el origen de todos los “lugares” y tipo de radiaciones en la metáfora de la “radiación fósil”.53 Con esta
todos los “tiempos”. metáfora biológico-evolutiva se ha marcado su significación astrofí-
A pesar de las confusiones e imprecisiones asociadas, esta sica preeminente para la cosmología física contemporánea. Al igual
metáfora cosmológica aún preserva las reminiscencias míticas de que con los fósiles de la paleontología, la radiación cósmica de fondo
la destrucción y el fuego como metáforas absolutas primigenias ofrecía un soporte empírico para la elaboración teórica del pasado
(SZ, 113; VS 32), “el furor de un ‘mundo de fuego’” (MvM 17, del universo y su ulterior transformación. Pero a diferencia de los
23),50 ahora recuperado en una explosión cataclísmica: “Los físicos restos orgánicos conservados en rocas sedimentarias –que por defi-
han terminado por comprender que el Big Bang no corresponde nición se hallan en un preciso lugar, aquí o allá–, la radiación fó-
a una creación propiamente dicha del universo, más bien a un sil se caracteriza precisamente por su ubicuidad: no es “emitida
episodio particular por el que ha pasado: el pretendido instante por una fuente determinada, sino que ha existido en el universo
inicial establecido por los primeros modelos carecen de realidad desde el primer instante de su expansión. Ésta se ha conservado
física, en el sentido de que no corresponden a momento efectivo desde los tiempos en que los planetas, las estrellas y las galaxias
alguno del pasado del universo”.51 Si Dios no juega a los dados, se encontraban en el estado de plasma denso y caliente primario,
tampoco hace explosionar mundos (VS 32). el cual llenaba en forma homogénea todo el espacio. Esta radia-
La metafórica del nacimiento del universo en una gran explo- ción residual se denomina radiación de fondo (de relicto, residual)”.54
sión primitiva no habría pasado de ser una mera anécdota epistemo-
lógica ligada a la cosmogonía de Lemaître sin el descubrimiento de 52. Una descripción técnica de esta cuestión en Jordi Cepa, Cosmología física,
op. cit., capítulo 7. Cabe recordar que la metáfora de la Gran explosión también
está presente en las concepciones del universo ecpirótico y los universos-espejo.
48. Mijaíl V. Sazhin, Cosmología moderna, op. cit., pp. 103-104. 53. La metáfora de la “radiación fósil” fue acuñada por Gamow, véase Jean-Pierre
49. Jordi Cepa, Cosmología física, op. cit., p. 41. Luminet, L’invention, op. cit., pp. 160-161.
50. Vale la pena señalar la peculiar afinidad de la metáfora del Big Bang con uno de 54. A. D. Chernín, La naturaleza física, op. cit., pp. 205 ss y 215 ss. En este sentido,
los paradigmas cosmológicos de la metaforología temprana de Blumenberg: las véanse también E. Scholz, “The Standard Model of Contemporary Cosmology”,
metáforas explosivas (PM 179-184, 241 y ss; LdN 558-638, 479-544). op. cit., p. 392; y M. V. Sazhin, Cosmología moderna, op. cit., pp. 27 ss y 148 ss.
51. Étienne Klein, Discours sur l’origine, p. 53. La traducción es nuestra. Jordi Cepa, Cosmología física, op. cit., pp. 420-1.

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La radiación fósil, una suerte de nuevo éter,55 venía a refrendar, concordancia con la distribución de energías observadas en el análisis
por una parte, las hipótesis de homogeneidad e isotropía espacia- espectral de la luz proveniente de galaxias lejanas, también desplazadas
les empleadas en la elaboración de modelos relativistas de uni- hacia longitudes de onda mayores que las galaxias próximas.60
verso y, por otra, daba fundamento material a la concepción de
un universo en evolución macrocósmica con un factor de esca- LAS EDADES DEL UNIVERSO:
la variable en el tiempo.56 Por añadidura proporcionaba informa- ERAS, ÉPOCAS Y FORMACIÓN DE ESTRUCTURAS
ción valiosa en la determinación de parámetros cosmológicos en Las metáforas biologicistas y evolucionistas no han dejado de pro-
los diferentes modelos de universo.57 liferar y diversificarse en la cosmología contemporánea. En algunos
Aquello que a la postre hubo de quedar fosilizado, en suma, era casos incluso han sido tomadas al pie de la letra, así, por ejemplo,
el resplandor incandescente del universo primitivo, una luz mítica que con los “universos-madre” y los “universos-bebé”, las “cunas este-
debido al incremento del factor de escala de la métrica espacio-tem- lares” o los “embriones de galaxias”.61 Todo ello, sin embargo, re-
poral y al consiguiente desplazamiento al rojo de la radiación electro- mite a una misma metafórica: las edades del universo: “Se puede
magnética, nos llegaría ahora en forma de radiación de microondas.58 afirmar que al igual que muchas propiedades del carácter humano
En este sentido, la radiación fósil venía a suministrar la prueba em- se forman durante la infancia, las principales propiedades de nues-
pírica de la expansión del universo,59 y estaba en plena y llamativa tro universo son una consecuencia del ‘periodo infantil’”.62 En este
sentido, la expansión del universo y sus diferentes fases de trans-

55. A. D. Chernín, La naturaleza física, op. cit., p. 215.


56. Jordi Cepa, Cosmología física, op. cit., pp. 153-154. descubriera la expansión de nuestro mundo, es decir, después de que fuera medi-
57. Ibid., p. 375; y Malcolm S. Longair, Galaxy Formation, Springer, 2008, pp. 241-270. da la velocidad específica de expansión (el parámetro de Hubble), por primera vez
58. Así lo ha descrito Stephen Hawking, La teoría del todo, op. cit., p. 34: “[Según en 1998 es medida de manera confiable la próxima magnitud cinemática: la acele-
Gamow] el universo primitivo debería haber sido muy caliente y denso, con un ración específica de nuestro mundo”. Mijaíl V. Sazhin, Cosmología moderna, op. cit.,
brillo incandescente. Dicke y Peebles pensaban que aún deberíamos poder ver p. 24. Se puede ver, asimismo, É. Klein, Discours sur l’origine, op. cit., pp. 114 y ss.
ese resplandor, porque la luz procedente de partes muy lejanas del universo pri- 60. Jordi Cepa, Cosmología física, op. cit., pp. 33 y ss. Para la interpretación del des-
mitivo estaría a punto de llegarnos ahora. Sin embargo, la expansión del univer- plazamiento al rojo como evolución de la métrica y no como un efecto Doppler
so significaba que dicha luz debería estar tan desplazada hacia el rojo que ahora cósmico, véanse las pp. 36 y ss. También en Malcolm Longair, Galaxy Formation,
se nos presentaría como radiación de microondas. Dicke y Peebles estaban bus- op. cit., p. 164.
cando esta radiación cuando Penzias y Wilson tuvieron noticia de su trabajo y 61. Stephen Hawking, Black Holes and Baby Universes and Other Essays, Bantam, 1993;
comprendieron que ellos la habían encontrado”. Jordi Cepa, Cosmología física, op. cit., pp. 426-427; Jean-Pierre Luminet, Le
59. Recordemos que esta expansión es, además, acelerada: Amien A. Easson, Paul Destin, op. cit., t. ii, p. 487; Helge Kragh, Conceptions of Cosmos. From Myths to the
H. Frampton, George F. Smoot, “Entropic accelerating universe”, Physics Letters B, Accelerating Universe: A History of Cosmology, Oxford University Press, Oxford,
696, 2011, p. 273. Sobre los tipos de supernovas se puede ver Harald Lesch y 2007, cap. 5; Michael White y John Gribbin, Stephen Hawking, op. cit., p. 209; Mijaíl
Jörn Müller, Sterne. Wie das Licht in die Welt kommt [2008], Goldmann Verlag, V. Sazhin, Cosmología moderna, op. cit., p. 217: “proceso de ‘desprendimien-
München, 2011, pp. 217 y ss. Mijaíl V. Sazhin ha expresado la expansión y la to’ de un universo recién nacido del universo madre”; Michio Kaku, Universos
aceleración del universo en términos de magnitudes cinemáticas: “A. Filippenko, paralelos. Los universos alternativos de la ciencia y el futuro del cosmos,
A. Riess, S. Perlmutter, P. Challis [afirmaron] que sus mediciones son testimonio Atalanta, Girona, 2008, pp. 21-40, cap.: “Imágenes del universo recién nacido”.
de la expansión acelerada de nuestro universo. Así, después de que en 1929 se 62. Mijaíl V. Sazhin, Cosmología moderna, op. cit., p. 38.

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formación han sido entendidas como un “crecimiento” ulterior a entre la “era de radiación”, dominada por radiación o materia re-
partir de la embrionaria singularidad inicial.63 lativista; la “era de materia”, dominada por materia no relativista; y
Si bien todo se decidió en los primeros 226 segundos –como la “energía oscura”,69 dominada por una energía de origen desco-
apunta Blumenberg comentando el célebre libro de Steven Wein- nocido –la “energía oscura”– que produce un efecto antigravita-
berg–,64 los cosmólogos han considerado útil establecer una divi- torio de aceleración de la expansión del universo. Cada era estaría,
sión de la historia del universo en eras y épocas caracterizadas por a su vez, subdividida en diversas épocas de duración muy desigual.
el “sentido físico de lo ocurrido”,65 “hechos cruciales que marcan Vale la pena mencionarlas: la era de radiación incluiría las épocas
encrucijadas en la historia del universo”.66 Aquí, una vez más, el uso de Planck, gut, electrodébil, quark, hadrónica, leptónica y fotónica;
de metáforas –esta vez temporales– tiene un efecto desestabilizador: la era de materia, por su parte, estaría constituida por las épocas
“difícilmente puede denominarse ‘era’ a intervalos de tiempo que a de plasma, atómica, estelar, galáctica y cumular; la era de energía
menudo son muchísimo más breves que un parpadeo”.67 Sea como oscura, en cambio, tan sólo tendría una única época, la supercumu-
fuere, la necesidad de organizar y describir los principales even- lar.70 Desde un punto de vista fenomenológico, la era de radiación
tos acaecidos durante las fases de formación del universo ha dado definiría el universo primordial o de las transiciones de fase; la era
lugar a una clasificación de su desarrollo evolutivo que deseamos de materia, el universo temprano o de partículas; y la era de energía
detallar muy brevemente a continuación.68 oscura, el universo de estructuras en formación.71
Por lo pronto, las diferentes densidades de energía que domi- Es realmente notable que entre los sucesos más importan-
naron el universo a lo largo del tiempo han permitido distinguir tes acaecidos durante estas eras y sus correspondientes épocas
también se deban contar algunos otros nacimientos, por ejemplo
63. Ibid., pp. 39-40, en la p. 161: “Nuestro universo es homogéneo en término medio, del espacio-tiempo, de la materia hadrónica, del exceso barióni-
a escalas muy grandes […]. A medida que disminuyen las escalas se distingue una co (asimetría materia-antimateria) o de los elementos químicos,
estructura bien definida en forma de supercúmulos y cúmulos de galaxias, de las junto con el subsiguiente desarrollo y crecimiento de cuerpos y
galaxias mismas, de cúmulos estelares, así como de estrellas y planetas aislados.
Esta estructura surgió como resultado del crecimiento de las perturbaciones de estructuras cósmicas. Incluso se suelen considerar las imágenes as-
densidad inicialmente pequeñas, crecimiento que fue condicionado por la inesta- tronómicas de objetos con elevados desplazamientos al rojo como
bilidad. El pequeño contraste de densidad debe su origen a los procesos físicos pertenecientes a la infancia del universo, una suerte de álbum de
que tuvieron lugar durante la etapa temprana (inflacionaria) del desarrollo del uni-
verso”. Véase también Malcolm Longair, Galaxy formation, op. cit., pp. 311-34. la vida del universo.
64. Steven Weinberg, Die ersten drei Minuten [The First Three Minutes: A Modern
View of the Origin of the Universe], München, 1977. Citado en (VS 110 y 112).
Existe traducción española: Los tres primeros minutos del universo, Alianza, 69. Para la historia de la energía oscura, véase Helge Kragh, The Weight of the
Madrid, 1999. Vacuum: A Scientific History of Dark Energy, Springer, Nueva York, 2014.
65. Mijaíl V. Sazhin, Cosmología moderna, op. cit., cap. 3 “Épocas de nuestro universo”, 70. Jordi Cepa, Cosmología física, op. cit., pp. 465-466. A propósito de los supercú-
pp. 38-47. mulos: “Los supercúmulos de galaxias todavía se estarían formando en la actua-
66. Jordi Cepa, Cosmología física, op. cit., p. 268. lidad, y algunos autores sostienen que aún se encuentran en las primeras etapas
67. Ibid., p. 267. de su formación”. Ibid., p. 427.
68. Seguimos en esto a Jordi Cepa. 71. Ibid., p. 267.

174 175
En la cosmogonía Ylem de Gamow,72 en cambio, los cuerpos micos ligeros, hubo de nacer la primera generación de estrellas,
celestes habrían sido hasta cierto punto nuclearmente “cocinados” conocidas como “población III”,78 que a su vez formaron “los em-
en el gran “horno cósmico” de la nucleosíntesis primordial.73 Sus briones de lo que serán galaxias”. En esta “primera generación de
ingredientes básicos fueron los elementos químicos sintetizados en estrellas, formada a partir de un material sin metales y por tanto
el universo primitivo, cuyas abundancias relativas venían proporcio- de opacidad inferior, no existía esa limitación para la formación de
nadas por lo que Gamow denominaba las “curvas de la creación astros muy masivos. Estas estrellas, que producen los primeros me-
divina”.74 El problema del origen de los elementos químicos dio tales del universo, tienen una vida muy corta, de pocos millones
lugar a una famosa disputa entre defensores y detractores de la cos- de años”.79 Con la “muerte” de estas estrellas, en explosiones de
mología evolutiva.75 supernovas, son expulsados al medio cósmico elementos químicos
Sin entrar en los detalles de la polémica, aquí sólo nos in- más pesados –metales–. El gas del medio cósmico enriquecido por
teresa destacar que su resolución –una doble nucleosíntesis, una estos elementos químicos servirán a su vez para constituir nuevas
primitiva de elementos químicos ligeros, y otra estelar para los generaciones de estrellas, cuyo grado de metalicidad determina
elementos pesados– extendió y consolidó la metafórica cosmoló- su asignación a un tipo u otro de “población”. De esta manera, la
gica evolutiva a las estrellas, que ahora se consideran susceptibles vida y muerte de las estrellas,80 junto con la nucleosíntesis estelar
de nacer, vivir y morir.76 Tras el crecimiento de las perturbaciones de elementos químicos, también pasó a ser un aspecto crucial en
primordiales de densidad77 y la nucleosíntesis de elementos quí- la formación de los planetas y sistemas planetarios.

72. Sobre Gamow y su cosmogonía véase Jean-Pierre Luminet, L’invention, op. cit., estructuras es un proceso que tiene su origen en el momento en que termina la
pp. 155-164. inflación, cuando se conjetura que las fluctuaciones cuánticas del campo escalar
73. Ibid., pp. 163-164: “période lointaine de ‘cuisson nucléaire’” [“un periodo lejano inflacionario generaron las perturbaciones primordiales, y que todavía prosigue
de ‘cocción nuclear’”]. La expresión es del propio Gamow. Artur D. Chernín, La en la actualidad. […] Una vez creadas estas fluctuaciones, la gravitación, única
naturaleza física, op. cit., pp. 24 y 212; Stephen Hawking, La teoría del todo, op. cit., interacción puramente atractiva que es capaz de actuar a gran escala, provoca
p. 88; Mijaíl V. Sazhin, Cosmología moderna, op. cit., pp. 26 y 31. su amplificación en un proceso que se conoce como inestabilidad gravitatoria”;
74. Jean-Pierre Luminet, L’invention, op. cit., p. 164. en las pp. 309-310: “sembrando las semillas a partir de las cuales las estructu-
75. Ibid., p. 165. ras pueden crecer posteriormente por inestabilidad gravitatoria”; en la p. 314:
76. Véase por ejemplo Harald Lesch y Jörn Müller, Sterne, op. cit., pp. 86-124: “Die “semillas de las futuras estructuras que formarán el universo”.
Geburt der Sterne – Phasen einer Geburt”. Una descripción del nacimiento y 78. Ibid. pp. 426-427.
muerte de una estrella en Artur D. Chernín, La naturaleza física, op. cit., pp. 28 79. Idem.
y ss. Desde el punto de vista de la ontología existencial heideggeriana, cabría 80. Eddington se refirió a este proceso como “el drama majestuoso de la evolución
hablar del “Sein zum Tode” de las estrellas. estelar”, citado por Jean-Pierre Luminet, Le Destin, op. cit., t. i, p. 169. Para la teoría
77. Así lo describe Jordi Cepa: “Sabemos que las estructuras que se observan de la estructura y la evolución de las estrellas se pueden ver las pp. 148-159. Como
debieron empezar a generarse mediante inestabilidad gravitatoria de pertur- es natural, la metáfora de la vida y muerte de las estrellas ha venido asociada
baciones primordiales de densidad. […] Las anisotropías de la radiación de con otras metáforas como la “agonía estelar”, las “muertes cataclísmicas”, los
fondo reflejan las heterogeneidades que por inestabilidad gravitatoria dieron “cadáveres estelares” o los “renacimientos”. Con frecuencia las estrellas de neu-
lugar a las estructuras de materia que hoy día observamos en el universo”. trones y los agujeros negros suelen ser considerados como “cadáveres” de una
Jordi Cepa, Cosmología física, op. cit., p. 302; en la p. 428: “La formación de estrella muerta.

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En esta metafórica, las nebulosas se consideran “viveros de es-
trellas” o “incubadores estelares”;81 y en relación con las nebulo-
sas proto-planetarias, aparecen las “estrellas-madre” o “familias”.82
Algunas de estas estrellas fueron tempranamente expulsadas del “jar-
dín de infancia”, aisladas o asociadas en sistemas binarios, y luego
hubieron de contribuir a formar los “cuerpos celestes”, entre ellos,
y de manera especial, los planetas terrestres y gaseosos,83 o bien a
capturarlos y hacerlos “prisioneros”.84

81. Jean-Pierre Luminet, Le Destin, op. cit., t. i, pp. 154-155.


82. Artur D. Chernín, La naturaleza física, op. cit., pp. 145-147 y 165.
83. Sobre la clasificación de los distintos tipos de hipótesis cosmogónicas, los “cuer-
pos celestes” y su evolución, véase E. A. Parshakov, A Theory of the Origin and
Development of the Solar System, op. cit. Parshakov propone una teoría sobre
el mecanismo de crecimiento de los cuerpos celestes por medio de “precipi-
taciones cósmicas” y “estaciones galácticas” (por ejemplo, el “invierno galácti-
co”). Para la cuestión de los planetas terrestres y gaseosos se puede ver Harald
Lesch y Jörn Müller, Sterne, op. cit., pp. 43 y ss. Sobre la física planetaria y la
formación del planetas remito al libro clásico de Stephen G. Brush, A History
of Modern Planetary Physics, 3 vols., CUP, 1996.
84. Parshakov se refiere a “wandering ‘homeless’ celestial bodies” [“cuerpos celestes
errantes y ‘vagabundos’”] y la captura de cuerpos “extranjeros”. E. A. Parshakov, A
Theory, op. cit., pp. 11-12.

178
APOCALIPSIS COSMOLÓGICO

Einstein hablaba con tanta frecuencia de Dios que casi podemos


considerarlo un teólogo enmascarado.
Friedrich Dürrenmatt, Albert Einstein

He recibido su carta del 10 de junio. Nunca he hablado con un


sacerdote jesuita en mi vida, y estoy asombrado por la audacia de
tales mentiras sobre mí. Desde el punto de vista de un sacerdote
jesuita, soy, por supuesto, y he sido siempre, un ateo.
Carta de Einstein a Guy H. Raner,
fechada el 2 de julio de 1945

Con motivo del 70 cumpleaños de Albert Einstein [1879-1955],


Paul A. Schlipp tuvo la iniciativa de editar y publicar un volumen
en la colección The Library of Living Philosophers, bajo el título Albert
Einstein: Philosopher–Scientist [1949].1 En este volumen se daban cita
algunos de los físicos y pensadores más prominentes de la época,
entre ellos el astrofísico y sacerdote belga Georges Lemaître, quien
algún tiempo después habría de valorar este monográfico como
una de las obras más importantes de la historia de la ciencia.2 Las
“Notas autobiográficas”3 que Einstein escribió tres años antes para

1. Paul A. Schilpp (ed.), Albert Einstein: Philosopher–Scientist [1949], Sothern Illinois


University, Carbondale, 1995 (The Library of Living Philosophers, vol. vii).
2. Georges Lemaître, “Rencontres avec A. Einstein”, Revue des Questions Scien-
tifiques, 129, núm. 1, 1958, pp. 129-132, citado por Kurt Roessler, “Georges
Lemaître, das expandierende Universum und die kosmologische Konstante”, en
Hilmar W. Duerbeck y Wolfgang R. Dick (eds.), Einsteins Kosmos. Untersuchungen
zur Geschichte der Kosmologie, Relativitätstheorie und zu Einsteins Wirken und
Nachwirken, Verlag Harri Deutsch, Frankfurt am Main, 2005, pp. 178-179.
3. Albert Einstein, “Notas autobiográficas” [1949], trad. esp. de Adriana Castelar, en
José Manuel Sánchez Ron (ed.), Albert Einstein. Obra esencial, Crítica, Barcelona,
2005, pp. 43-83.

181
el libro de Schlipp comenzaban con estas dramáticas palabras: “Aquí que hoy. La necesidad condenaba a participar en esa carrera por la

me encuentro, a mis sesenta y siete años, preparado para escribir algo supervivencia, pero aunque resolviera sus necesidades físicas, no satisfa-

así como mi propia necrología”.4 Para entonces hacía ya mucho que cía al hombre como ser que piensa y siente. La religión era la primera
Einstein había desistido de defender un modelo de universo está- opción que el sistema educativo ofrecía a los niños. Así, aunque mis

tico, abiertamente incompatible con cualquier comprensión esca- padres eran judíos absolutamente descreídos, yo fui profundamente reli-

tológica del cosmos, si bien aún mantenía vivo un “sentimiento gioso hasta que cumplí doce años. Los libros de divulgación científica

religioso cósmico”,5 tal como lo describiera en otra ocasión. A este que leía me demostraron que los relatos bíblicos no podían ser ciertos

sentimiento religioso se había referido como “el motivo más fuerte y, consecuentemente, terminé siendo un librepensador fanático [...]. La

y más noble de la investigación científica: sólo quienes entienden impresión de aquellos años derivó en una desconfianza hacia toda auto-

los inmensos esfuerzos y, sobre todo, esa devoción sin la cual sería ridad, en un escepticismo hacia las creencias de cualquier sociedad, acti-

imposible el trabajo innovador en la ciencia teórica, son capaces tud que jamás abandoné, si bien más tarde, cuando alcancé una mejor

de captar la fuerza de la única emoción de la que puede surgir tal comprensión de las realidades causales, se moderó.

empresa, siendo como es algo alejado de las realidades inmediatas Ahora sé que la pérdida de aquel paraíso religioso de la infancia fue

de la vida”.6 Desde este punto de vista, “las únicas personas pro- mi primer intento de liberarme de las ataduras “meramente persona-

fundamente religiosas son los investigadores científicos serios”.7 En les” de una vida dominada por sueños, anhelos y sentimientos prima-

unos términos algo más matizados, no obstante, hubo de expresarse rios. Más allá e independientemente de los hombres, se extendía el gran

al comienzo de sus “Notas autobiográficas”, en un pasaje que sin mundo que se alza ante nosotros misterioso, enorme y eterno, pero

duda merece citarse en toda su extensión: comprensible, al menos parcialmente, mediante la investigación y el pen-
samiento. Contemplarlo parecía liberar de esas ataduras y pronto sentí
Muy pronto tomé conciencia de la insignificancia de las aspiraciones e que más de un hombre a quien yo apreciaba y admiraba había alcanzado

ilusiones que abruman sin descanso a la mayoría de los hombres duran- la libertad y la paz interior dedicándose a ello con devoción. De manera

te toda su vida. Tampoco tardé en ver qué cruel era esa inquietud, cuya consciente o inconsciente, la comprensión de ese mundo sirviéndome

dureza entonces se disfrazaba de hipocresía y grandes palabras mejor de mis capacidades pasó a ser mi meta suprema. Decidí seguir a aquellos
hombres que, animados por las mismas motivaciones, en el pasado y en
el presente, habían comenzado a comprenderlo. Aunque el camino no
4. Ibid., p. 44. Como indicó Jacques Merleau-Ponty en su monografía sobre Einstein,
no era ésta precisamente una coquetería. Véase su Einstein, Flammarion, París, era tan fácil ni tan atractivo como el paraíso religioso, ha demostrado ser
1993, p. 109. tan sólido que jamás me he arrepentido de haberlo tomado.8
5. Albert Einstein, “Religión y ciencia” [1930], trad. de Ana Goldar, en José Manuel
Sánchez Ron (ed.), Albert Einstein. Obra esencial, op. cit., p. 292. La literatura
especializada sobre Einstein y la religión es muy abundante. En lengua castellana 8. Albert Einstein, “Notas autobiográficas”, op. cit., pp. 43-44. Einstein añadía: “La
puede verse Hermes H. Benítez, Einstein y la religión. Relaciones entre ciencia y variedad de las circunstancias externas y los momentos concretos implica una
creencia, ril, Santiago de Chile, 2007. especie de atomización de la vida de cada uno. El giro decisivo en un hom-
6. Albert Einstein, “Religión y ciencia”, op. cit., p. 292. bre de mi talante se produce cuando la atención se separa progresivamente
7. Idem. de lo momentáneo y de lo meramente personal y se centra en la pretensión

182 183
Cuando un rabino neoyorkino llamado Herbert S. Goldstein minante en la temprana aceptación, por parte de Einstein, de las
le envió un telegrama a Einstein para preguntarle si creía en Dios, soluciones estáticas en la cosmología relativista.12
Einstein respondió de la forma más breve: “Yo creo en el Dios A nuestro juicio, estos presupuestos teológicos tienen no poca
de Spinoza, que se revela en la armonía natural de los seres, no relevancia a la hora de explicar la vehemencia con la que Eins-
en un Dios que se apropia de los destinos y acciones humanas”.9 tein hubo de rechazar en un primer momento las soluciones no
En este sentido, la apelación al misterio del mundo en las “Notas estáticas13 propuestas de manera independiente por el matemático y
autobiográficas” podemos entenderla como una forma peculiar meteorólogo ruso Alexander Friedmann [1888-1925] y el astrofísico
de religiosidad –después de todo–, de religiosidad cósmica,10 que y sacerdote belga Georges Lemaître [1894-1966], en 1922-1923 y
se especificaría en la apertura a la transcendencia objetiva del uni- 1927, respectivamente.14 En último término, los modelos no estáti-
verso: un auténtico punto de fuga tanto de la metafísica como del
mundo de la vida. Una forma de religiosidad semejante, emparen- 12. Max Jammer, Einstein und die Religion, op. cit., p. 38. Una apretada síntesis de la
historia de la cosmología relativista en Luis E. Otero, “La cosmología relativista:
tada con el Deus sive natura spinocista,11 no sólo había de eliminar
del universo infinito y estático al universo en expansión”, Umbral. Revista de la
de raíz el topos de la salvación personal, sino también dar por des- Facultad de Estudios Generales de la Universidad de Puerto Rico, 2008, pp. 1-34.
contados la eternidad e inmutabilidad del cosmos: “el gran mundo” 13. Ana Rioja y Javier Ordóñez, Teorías del universo, vol. 3, Síntesis, Madrid, 2006,
p. 335: “Einstein planteó una serie de ecuaciones tensoriales que describían la
independiente de los hombres. No en vano se ha conjeturado que
curvatura del espacio-tiempo en función de la intensidad de los campos gravi-
el influjo de la teología natural de Spinoza pudo haber sido deter- tatorios. Según el tipo de soluciones que se obtuvieran, las aplicaciones cos-
mológicas de dichas ecuaciones serían unas u otras, o dicho de otro modo, el
de aprehender conceptualmente las cosas”. Ibid., pp. 44-55. Para un análi- universo teórico resultante tendría unas características u otras”.
sis del “talante” de Einstein se puede ver Lorraine Daston, “A Short History of 14. En esta nómina habría que incluir también a Willem de Sitter: “en el mismo año
Einstein’s Paradise beyond the Personal”, en Peter Galison, Gerald Holton, Silvan en que aparecieron las ‘Consideraciones cosmológicas’, un astrónomo holan-
S. Schweber (eds.), Einstein for the 21st Century, Princeton University Press, Nueva dés amigo de Einstein […] publicaba un escrito en las actas de la Academia de
Jersey, 2008, pp. 15-26. Ciencias de Ámsterdam (concretamente el 31 de marzo de 1917), en el que some-
9. Citado por Max Jammer, Einstein und die Religion, Universitätsverlag Konstanz, tía a discusión el resultado obtenido por su ilustre amigo. Profesor de Astronomía
Konstanz, 1995, p. 31: “Ich glaube an Spinozas Gott, der sich in der gesetzli- Teórica de la Universidad de Leiden y posteriormente director del observatorio
chen Harmonie des Seienden offenbart, nicht an einen Gott, der sich mit den astronómico de dicha ciudad, De Sitter ponía de manifiesto que la solución
Schicksalen und Handlungen der Menschen abgibt”. La traducción es nues- hallada por Einstein a las ecuaciones de campo no era la única posible (pre-
tra. Véase también Michael R. Gilmore, “Einstein’s God. Just What Did Einstein servando la constante cosmológica λ). Y puesto que el modelo teórico de uni-
Believe About God?”, en Skeptic Magazine, vol. 5, núm. 2, “The God Question”, verso resultante dependía del tipo de solución planteada, quería decirse que,
1997, pp. 62 y ss; y Friedrich Dürrenmatt, Albert Einstein, Diogenes Verlag, partiendo de las mismas ecuaciones, al menos más de un modelo de universo
Zürich, 1979. era posible. En el caso del denominado ‘modelo de Sitter’, nos enfrentamos a
10. Ibid, pp. 44-5. un universo, o si se quiere, a un espacio-tiempo ‘vacío’ de materia, por opo-
11. Max Jammer, Einstein und die Religion, op. cit., p. 31; y Jürgen Audretsch, sición al universo ‘lleno’ (aunque muy poco denso) de Einstein. Se trata de
“Vorwort”, en ibid., p. 8. Para el transfondo teológico y religioso de la cosmología una construcción puramente matemática, en la que se pone de manifiesto
moderna, véanse los libros de Helge Kragh, Matter and Spirit in the Universe: que la introducción de partículas materiales de prueba daría lugar a un proce-
Preludes to Modern Cosmology, Imperial College Press, London, 2004; y Entropic so de alejamiento de unas con respecto a otras. De Sitter deducía así la expan-
Creation. Religious Contexts of Thermodynamics and Cosmology, Ashgate, sión del universo a partir de la teoría general de la relatividad”. Ana Rioja y
Aldershot, 2008. Javier Ordóñez, op. cit., pp. 338-339.

184 185
cos de universo conllevaban un “exceso” de misterio inasumible en EL UNIVERSO COMO GAS DE ESTRELLAS:
el apacible panteísmo cósmico defendido por Einstein. EL PRIMER MODELO COSMOLÓGICO DE EINSTEIN
Si bien “la más profunda y maravillosa experiencia que puede Como es conocido, el momento fundacional de la cosmología
tener un hombre es el sentido del misterio”,15 las implicaciones es- relativista se fecha en 1917, cuando Einstein publicó sus “Kosmo-
catológicas de los modelos de Friedmann y Lemaître forzosamente logische[n] Betrachtungen zur allgemeinen Relativitätstheorie”19
habían de resultarle intolerables a Einstein. Pero a pesar de todas sus en la Real Academia Prusiana de Ciencias de Berlín.20 En este
reticencias, de la peculiar mística desmundanizadora de la que hacía famoso artículo, Einstein propuso un modelo de universo estático
gala16 y de la comprensión griega clásica del cosmos a ella asociada,17 espacialmente cerrado y caracterizado por una distribución uni-
Einstein no pudo evitar el destino que Friedmann y Lemaître habían forme de materia;21 es lo que se ha venido a denominar el modelo
preparado para su cosmología relativista: convertirla en una cosmolo- estático de la cosmología relativista clásica.22 En este primer mo-
gía escatológica. Es por ello que no debe extrañarnos que la propia delo, Einstein aplicaba la teoría general de la relatividad al univer-
cosmología física contemporánea incluya a su vez una comprensión so en su conjunto, haciendo uso de la geometría riemanniana para
escatológica del universo. La paradoja histórica consistió en que el describir la métrica del espacio-tiempo, y mostrando así la inex-
arranque de la cosmología científica a comienzos del siglo xx18 hubo tricable relación entre la gravedad y las propiedades estructurales
de coincidir con la reocupación cosmológica de la escatología. del universo a gran escala.23 En palabras del propio Einstein: “según
la teoría general de la relatividad, el carácter métrico (curvatura)
del continuo espacio-temporal tetradimensional está definido en
15. Albert Einstein, “Mi credo”, discurso pronunciado ante la Liga Germana de cada punto por la materia en dicho punto y el estado de dicha
Derechos Humanos en Berlín en el otoño de 1932, recogido en Michael White
y John Gribbin, Einstein, a Life in Science, Simon & Schuster ltd, Londres, 1993,
p. 262. De este modo continúa la cita: “Aquel que nunca haya tenido esta expe-
riencia me parece, si no muerto, al menos ciego. Sentir que detrás de cualquier 19. Albert Einstein, “Kosmologische[n] Betrachtungen zur allgemeinen Relativi-
cosa que se pueda experimentar existe algo que nuestra mente no puede abar- tätstheorie”, Sitzungsberichte der Königlich Preußischen Akademie der
car y cuya belleza y sublimidad nos alcanza sólo indirectamente como un débil Wissenschaften zu Berlin, 1917, pp. 142-152. Trad. esp. de Javier García Sanz,
reflejo, esto es religiosidad. En este sentido sí soy religioso. Para mí es suficiente “Consideraciones cosmológicas sobre la teoría de la relatividad general”, en José
con maravillarme con estos secretos e intentar humildemente de hacer en mi Manuel Sánchez Ron (ed.), Albert Einstein. Obra esencial, op. cit., pp. 494-506.
mente una imagen de la elevada estructura de todo lo que existe”. 20. Una revisión de las aportaciones de Einstein a la cosmología puede verse en
16. Max Jammer, Einstein und die Religion, op. cit., p. 53. Tobias Jung, “Einsteins Beitrag zur Kosmologie – ein Überblick”, en Hilmar
17. Véase Alberto Fragio, “La ontología cosmológica en la obra temprana de Hans W. Duerbeck y Wolfgang R. Dick (eds.), Einsteins Kosmos. Untersuchungen zur
Blumenberg: las Beiträge y Die ontologische Distanz”, Res Publica, núm. 23, Geschichte der Kosmologie, Relativitätstheorie und zu Einsteins Wirken und
Murcia, 2010, pp. 93-122; y “La destrucción de las comprensiones teológicas de Nachwirken, Verlag Harri Deutsch, Frankfurt am Main, 2005, pp. 66-107.
la Modernidad”, ÉNDOXA: Series Filosóficas, núm. 26, 2010, pp. 243-278. 21. Ibid., p. 68.
18. Una buena reconstrucción de este periodo sigue siendo la de Jacques Merleau- 22. Erhard Scholz, “Einstein-Weyl Models of Cosmology”, en Jürgen Renn (ed.),
Ponty, Cosmologie du xxe siècle. Étude épistémologique et historique des théories Albert Einstein. Chief Engineer of the Universe. One Hundred Authors for Einstein,
de la cosmologie contemporaine, Gallimard, París, 1965, pp. 35-108. Véase asi- wiley-vch, Berlín, 2005, p. 395.
mismo el magnífico trabajo de Malcolm Longair, The Cosmic Century. A History of 23. Para más detalles puede verse Jean-Pierre Luminet, L’invention du Big Bang
Astrophysics and Cosmology, Cambridge University Press, Cambridge, 2006. [1997], Seuil, París, 2004, pp. 31 y ss.

186 187
materia”.24 En consecuencia, “la curvatura del espacio es variable cosmológica”. Dado que en este modelo la materia se encontraba
en el tiempo y el lugar, según la distribución de materia”.25 distribuida de manera discreta y poseía movimientos peculiares des-
La metáfora cosmológica de referencia de este modelo de uni- ordenados, en ausencia de una fuerza que compensase exactamente
verso –de gran valor heurístico– era el gas de estrellas.26 Einstein la densidad de energía de las masas estelares en reposo, se habrían de
consideraba el universo como un gas en equilibrio, sometido a producir una expansión o una contracción crecientes31 y, por ende,
la ley de distribución de Boltzmann.27 Pero debido a la falta de la métrica del universo se volvería variable en el tiempo.32 Sin cons-
uniformidad en la distribución de las estrellas –la materia del uni- tante cosmológica cualquier pequeña variación de la densidad de
verso en este modelo– la estructura métrica debía ser “por fuerza materia produciría una evolución irreversible del cosmos: o bien
extraordinariamente complicada. Pero si estamos interesados sólo comenzaría a expandirse, o bien a contraerse.33 Es decir: el universo
en la estructura a gran escala, podemos representarnos la materia tendría un principio y un final, adquiriría una historia.
uniformemente distribuida sobre espacios enormes, de modo que Muchos años después de proponer su primer modelo cos-
su densidad de distribución es una función variable, que varía de mológico, Einstein hubo de justificar sus primeros planteamien-
forma extraordinariamente lenta”.28 tos destacando que “no había razón alguna por la que dudar de
Así planteadas las cosas, el universo en su totalidad podía ser la naturaleza estática del espacio”.34 Por más arbitraria que ahora
“groseramente aproximado por medio de un espacio esférico”.29
Este espacio esférico poseería un radio fijo y estaría uniformemente
rellenado con el gas estelar a la manera de un fluido ideal de masa 31. Jordi Cepa, Cosmología física, Akal, Barcelona, 2007, p. 155. Cepa nos recuerda
que “ya Newton hizo notar que si el universo no estuviera uniformemente lleno
y densidad constantes.30 Sin embargo, para que esta suerte de flui-
de estrellas, se colapsaría debido a la atracción gravitatoria, empezando por
do cósmico permaneciera en equilibrio gravitatorio, Einstein se vio las partes más densas”. Ibid., p. 15. Véase también Ana Rioja y Javier Ordóñez,
obligado a introducir en las ecuaciones relativistas una fuerza ad hoc, Teorías del universo, op. cit., pp. 316-317 y p. 336: “desde hacía tiempo se sabía
que todo intento de extrapolar [la teoría newtoniana de la gravitación] se enfre-
de carácter repulsivo, que compensaba la atracción gravitatoria en-
taba con la siguiente dificultad: o toda la materia existente se concentra en
tre las masas puntuales del gas de estrellas, la denominada “constante una región finita del espacio infinito, en cuyo caso el sistema es inestable, o la
materia está uniformemente distribuida en el espacio hasta el infinito, en cuyo
caso el campo de gravitación debe ser infinito en cada punto”. Para la historia
24. Albert Einstein, “Consideraciones cosmológicas sobre la teoría de la relatividad de la paradoja cosmológica de la gravedad en la mecánica newtoniana véase
general”, op. cit., p. 501. Berthold Suchan, Die Stabilität der Welt. Eine Wissenschaftsphilosophie der kos-
25. Ibid., p. 506. mologischen Konstante, Mentis, Paderborn, 1999, pp. 28-44.
26. Jean-Pierre Luminet, L’invention du Big Bang, op. cit., pp. 32-33. 32. Jean-Pierre Luminet, L’invention du Big Bang [1997], Seuil, París, 2004, pp. 33-34;
27. Albert Einstein, “Consideraciones cosmológicas”, op. cit., p. 496. Jean-Pierre Luminet, Le Destin de l’Univers. Trous noirs et énergie sombre [2006],
28. Ibid., p. 501. t. II, Gallimard, Paíis, 2010, pp. 798-799.
29. Ibid., p. 506. Podemos ubicar esta aseveración en la tradición kepleriana que 33. Mijaíl V. Sazhin, Cosmología moderna [2002], trad. esp. de Aldo L. Malca, Editorial
despojaba al cosmos de sus características geométricas como expresión de su urss, Moscú, 2005, p. 69.
perfección. 34. Kurt Roessler, “Georges Lemaître, das expandierende Universum und die kosmo-
30. Erhard Scholz, “The Standard Model of Contemporary Cosmology”, en Jürgen logische Konstante”, en Hilmar W. Duerbeck y Wolfgang R. Dick (eds.), Einsteins
Renn (ed.), Albert Einstein. Chief Engineer of the Universe, op. cit., p. 388. Kosmos, op. cit., pp. 177-178.

188 189
nos pueda parecer la introducción de la constante cosmológica, Como ya hemos mencionado, Alexander Friedmann y Georges
conviene recordar que en la época en la que Einstein propuso su Lemaître no tardaron en proponer soluciones no estáticas a las
modelo de universo nada se sabía de objetos cosmológicos es- ecuaciones de Einstein, que arrojaban el resultado de un modelo
pectaculares como estrellas supermasivas, agujeros negros, núcleos dinámico de universo. La cosmología relativista pasaba así a conver-
galácticos o cuásares.35 De hecho ni siquiera estaba establecido tirse en una cosmología evolutiva,40 en la que el universo entero ha-
que hubiese otras galaxias o cuerpos extragalácticos de ningún bría de desplegar sus acontecimientos en una temporalidad histórica
tipo:36 “en estas circunstancias, y dada la escasez de datos, era na- lineal o, eventualmente, cíclica. El universo adquiría una historia y,
tural suponer a priori un universo estático”.37 No obstante, el pro- con ella, una escatología.
pio Einstein había cerrado con prudencia sus “Kosmologische[n] A nuestro modo de ver, el lugar en el que se operó esta
Betrachtungen” señalando que, si bien su modelo era “lógicamen- reocupación cosmológica de la escatología fue en el debate sobre
te consistente” y el “más accesible” para la teoría general de la la constante cosmológica,41 el misterio por excelencia. Al preser-
relatividad, no creía conveniente entrar a valorar si acaso era tam- var la estaticidad del mundo, la constante cosmológica había im-
bién “sostenible desde el punto de vista del conocimiento astro- pedido una comprensión escatológica del universo, alejando las
nómico presente”.38 categorías de inicio y fin, y perpetuando la comprensión griega
clásica del cosmos y sus prerrogativas de eternidad, racionalidad
LA REOCUPACIÓN COSMOLÓGICA DE LA ESCATOLOGÍA: y seguridad (VS 30-33). De esta manera no sólo había quedado
LOS MODELOS NO ESTÁTICOS DE UNIVERSO garantizada la transcendencia objetiva del universo, sino que se
La deriva escatológica de la cosmología relativista clásica era en eliminaba de raíz cualquier concepción mesiánica o apocalíptica
cierto modo inevitable, y los esfuerzos de Einstein por preservar del tiempo cósmico.
la inmutabilidad del universo se demostraron inútiles. Si la teoría Pero cuando Alexander Friedmann halló las soluciones diná-
general de la relatividad permitía que la curvatura del espacio varia- micas de las ecuaciones de Einstein, la escatología se instaló en la
se localmente con el tiempo, parecía razonable suponer que la mé- cosmología y adquirió de paso un sólido respaldo matemático. En
trica del universo en su conjunto también pudiera cambiar, dando 1922 Friedmann publicó en la revista alemana Zeitschrift für Phy-
lugar a fenómenos de contracción o dilatación del medio cósmico.39 sik el célebre artículo “Über die Krümmung des Raumes” [“Sobre

35. Matthias Schemmel, “Gekrümmte Universen von Einstein: Karl Schwarzschilds 40. Ibid., p. 775. Véase también Kurt Roessler, “Georges Lemaître, das expandie-
kosmologische Spekulationen und die Anfänge der relativischen Kosmologie”, rende Universum und die kosmologische Konstante”, en Hilmar W. Duerbeck y
en Hilmar W. Duerbeck y Wolfgang R. Dick (eds.), Einsteins Kosmos, op. cit., p. 58. Wolfgang R. Dick (eds.), Einsteins Kosmos, op. cit., p. 162.
36. Jordi Cepa, Cosmología física, op. cit., p. 154. 41. Para un estudio pormenorizado de la constante cosmológica, véase Berthold
37. Idem. Suchan, Die Stabilität der Welt. Eine Wissenschaftsphilosophie der kosmologi-
38. Albert Einstein, “Consideraciones cosmológicas sobre la teoría de la relatividad schen Konstante, op. cit., pp. 103-134. El lector interesado también podrá encon-
general”, op. cit., p. 506. trar una breve reconstrucción histórica en Mijaíl V. Sazhin, Cosmología moderna,
39. Jean-Pierre Luminet, Le Destin de l’Univers, op. cit., t. II, pp. 781-782. op. cit., pp. 69 y ss.

190 191
la curvatura del espacio”], en donde afirmaba que la métrica del Pero fue Georges Lemaître47 quien unos pocos años después reintro-
universo era susceptible de variar en el tiempo.42 Las ecuaciones duciría la constante cosmológica en un nuevo modelo dinámico de
propuestas por Friedmann prescindían de hecho de la constante cos- universo, y ofrecería una interpretación cosmológica consistente de
mológica, y predecían que el universo no será, en general, estático.43 los hallazgos observacionales de Vesto Slipher [1875-1969] y Edwin
Si bien era cierto que no había causa alguna por la cual el universo Powell Hubble [1889-1953] sobre los desplazamientos al rojo48 de
debiera expandirse o contraerse, una vez que empezara a variar su
métrica no cesaría de hacerlo. 47. Un breve repaso de la vida y aportaciones científicas de Georges Lemaître, en
En El mundo como espacio y tiempo [1923], Friedmann definía Jean-Pierre Luminet, L’invention du Big Bang, op. cit., cap. 8.
48. Así lo resume Jordi Cepa: “Vesto Slipher midió por primera vez, entre 1912 y
dos tipos de universo: el universo estacionario y el universo varia-
1925, líneas de emisión en los espectros de 40 ‘objetos nebulares’. Sorprendido,
ble.44 En el primero de ellos la curvatura del espacio no se modifica constató que [las] líneas espectrales […] se habían ‘desplazado al rojo’. Este fenó-
en el transcurso del tiempo, mientras que en el segundo sí lo hace: meno afectaba a todos los objetos medidos en aquellos años, salvo la nebulosa
de Andrómeda. Por aquel entonces, ni siquiera estaba establecida la naturaleza de
“como ilustración del primer tipo de universo puede servir una
dichos objetos nebulares como galaxias similares a la nuestra. Los ‘objetos nebu-
esfera cuyo radio no varía con el tiempo; la superficie bidimensio- lares’ o ‘nebulosas’ constituían una categoría que englobaba una gran variedad
nal de esta esfera será precisamente un espacio bidimensional de de objetos tanto galácticos, consistentes en nebulosas de emisión o reflexión,
planetarias, bipolares, regiones HII, etc.; como extragalácticos, consistentes en
curvatura constante. Por el contrario, el segundo tipo de universo
galaxias de todas las clases y tipos morfológicos. Los objetos nebulares que
puede ser representado mediante una esfera que cambia continua- estudió Slipher pertenecían al tipo de ‘nebulosas espirales’, es decir, lo que en la
mente, bien expandiéndose, bien disminuyendo su radio como si se actualidad conocemos como galaxias espirales. Posteriormente, Edwin Hubble y
Milton Humason (personaje singular que pasó de ser el mulero que transportaba
comprimiera”.45
material y suministros a Mount Wilson a ser el portero del observatorio, luego el
Einstein no aceptó en modo alguno las soluciones de Fried- asistente de Hubble y finalmente su colaborador) extendieron la lista de Slipher
mann,46 que consideró erróneas y que pronto cayeron en el olvido. a más galaxias pertenecientes a distintos cúmulos, y encontraron que no existía
ninguna cuyo espectro estuviera desplazado al azul”. Jordi Cepa, Cosmología
física, op. cit., pp. 33-34. Las observaciones astronómicas de Hubble, llevadas
42. Dos años después, en 1924, publicó en esa misma revista el no menos célebre a cabo durante los años 1922 y 1924, le permitieron probar que las nebulosas
“Über die Möglichkeit einer Welt mit konstander negativer Krümmung” [“Sobre espirales eran en realidad galaxias enteras independientes de la Vía Láctea y que
la posibilidad de un universo con curvatura negativa constante”], Zeitschrift für estaban compuestas por millones de estrellas: “Los trabajos de Hubble abrían
Physik, 21, 1924, p. 326. decididamente la puerta a un gigantesco universo poblado de nebulosas a modo
43. Jordi Cepa, Cosmología física, op. cit., p. 134; Jean-Pierre Luminet, Le Destin de de ‘otras vías lácteas’, a miles de millones de años luz. Los componentes de ese
l’Univers, op. cit., t. II, p. 799. universo ya no eran estrellas sino ‘galaxias’, tal como Shapley propuso deno-
44. Alexándr Alexándrovich Friedmann, El mundo como espacio y tiempo [1923], minar a las nebulosas extragalácticas”. Ana Rioja y Javier Ordóñez, Teorías del
trad. esp. de Guillermo Peña, Editorial URRS, Moscú, 2003, pp. 196 y ss. universo, vol. 3, Síntesis, Madrid, 2006, p. 328. Muy oportunamente, Ana Rioja y
45. Ibid., p. 197. Javier Ordóñez señalan “que hay una frontera que distigue y separa el estudio
46. Para los detalles sobre la recepción de Einstein de los trabajos de Friedmann del universo de las estrellas del de las galaxias”. En este sentido, “al contemplar
véase Jean-Pierre Luminet, Le Destin de l’Univers, op. cit. cap. 5, pp. 47-57. Véase todo lo acaecido en astronomía en las últimas décadas del siglo xix y primeras
asimismo Georg Singer, “Die Kontroverse zwischen Alexander Friedmann und del siglo xx no es de extrañar que se haya hablado de un ‘segunda revolución
Albert Einstein um die Möglichkeit einer nichtstatischen Welt”, en Hilmar W. astronómica’ por contraposición a la que se iniciara con la obra de Copérnico en
Duerbeck y Wolfgang R. Dick (eds.), Einsteins Kosmos, op. cit., pp. 142-161. el siglo xvi”. Ibid., pp. 326 y 332.

192 193
las nebulosas espirales.49 Para Lemaître la velocidad de recesión of Technology (mit)–52 le permitieron preparar el marco teórico
de las nebulosas extragalácticas no era sino el indicio de un universo de interpretación en el que los nuevos hallazgos observacionales
en expansión.50 En estos términos ha explicado Stephen Hawking la adquirirían una inusitada significación cosmológica… abominable
encrucijada del momento: desde el punto de vista de Einstein.

En esa época casi todos esperaban que las galaxias se estuvieran movien- MISTERIOS ABOMINABLES: LA EXPANSIÓN DEL UNIVERSO
do de forma más bien aleatoria, y en consecuencia esperaban encontrar Y LA REOCUPACIÓN COSMOLÓGICA DE LA CREATIO EX NIHILO
tantos espectros desplazados al azul como desplazados hacia el rojo. Por Apenas si alcanzamos a imaginar la extrañeza que el joven físico
eso fue una sorpresa descubrir que todas las galaxias aparecían despla- George Lemaître, ataviado con su hábito de sacerdote católico, pudo
zadas hacia el rojo. Cada una de ellas se estaba alejando de nosotros. haber causado en Einstein en el momento de su primer encuen-
Todavía más sorprendente era el resultado que Hubble publicó en 1929: tro.53 Éste se produjo en Bruselas, en 1927, ciudad a la que Einstein
tampoco el tamaño del desplazamiento hacia el rojo de las galaxias era había viajado con motivo del Quinto Congreso Solvay, dedicado a
aleatorio, sino que era directamente proporcional a la distancia de la la mecánica cuántica. Lemaître recordó el encuentro tardíamente
galaxia a nosotros; o, en otras palabras, cuanto más lejos estaba la galaxia, en una locución de radio grabada en conmemoración de los dos
con más rapidez se alejaba. Eso significaba que el universo no podía años de la muerte de Einstein:54 “paseándose por el parque Leopold,
ser estático, como se creía hasta entonces, sino que en realidad se esta- me hablaba de un artículo, poco conocido, que yo mismo había es-
ba expandiendo. La distancia entre las diferentes galaxias aumentaba crito el año precedente sobre la expansión del universo,55 y que un
continuamente.51 amigo le había recomendado.56 Tras algunos comentarios técnicos

Los sucesivos periodos de investigación de Lemaître en Inglate-


52. Jean-Pierre Luminet, L’invention du Big Bang, op. cit., pp. 87-9.
rra -en 1923, donde pudo colaborar estrechamente con Arthur
53. Kurt Roessler, “Georges Lemaître, das expandierende Universum und die kosmo-
Eddington en Cambridge– y en los Estados Unidos –en 1924, logische Konstante”, en Hilmar W. Duerbeck y Wolfgang R. Dick (eds.), Einsteins
donde tuvo oportunidad de trabajar con Harlow Shapley y co- Kosmos, op. cit., p. 169. Para una descripción del encuentro se puede ver Jean-
Pierre Luminet, L’invention du Big Bang, op. cit., pp. 102 y ss. Véase también
nocer de primera mano los resultados preliminares de los trabajos
Odon Godart y Michael Heller, “Einstein-Lemaître: Recontre d’idées”, Revue des
de Vesto Slipher y Edwin Hubble en el Massachusetts Institute Questions Scientifiques, 150, 1979, pp. 23-43; Dominique Lambert, Un atome
d’univers. La vie et l’oevre de Georges Lemaître [2000], Lessius, Bruxelles, 2011.
54. Kurt Roessler, op. cit., p. 168.
49. Lemaître tuvo oportunidad de asistir a la famosa reunión de Washington de 55. Parece que Lemaître se refería a su artículo “Un Univers homogène de masse
finales de 1924 en la que Edwin Hubble demostró que la Vía Láctea no era la constante et de rayon croissant, rendant compte de la vitesse radiale des nébu-
única galaxia existente. Para más detalles véase Jean-Pierre Luminet, L’invention, leuses extra-galactiques”, Annales de la Societé scientifique de Bruxelles, serie
op. cit., p. 89. A, t. xlvii, abril de 1927, pp. 29-39 (49-59).
50. Jean-Pierre Luminet, L’invention du Big Bang, op. cit., pp. 90-91 y 101-102. 56. Se cree que este amigo podría ser Théophile De Donder, con quien Einstein
51. Stephen W. Hawking, La teoría del todo. El origen y el destino del universo [1994], colaboró en Bruselas en la preparación del Quinto Congreso Solvay, precisa-
trad. esp. de Javier García Sanz, Debolsillo, Barcelona, 2010, p. 30. mente. Véase Kurt Roessler, op. cit., pp. 168-169.

194 195
favorables, concluyó que, desde el punto de vista de la física, todo plazamiento al rojo de las nebulosas espirales extragalácticas, y no
aquello le resultaba abominable [‘tout à fait abominable’]”.57 pudo sino aceptar la expansión del universo y renunciar a la cons-
A pesar del inesperado exabrupto, Lemaître no pudo sino tante cosmológica.63
agradecer a Einstein que le diera noticia de los trabajos de Fried- Einstein propuso entonces dos modelos de universo en ex-
mann,58 que por entonces todavía ignoraba.59 Dado que parecía pansión, el denominado “universo de Friedmann-Einstein”64 –en
deseoso de continuar la conversación, el acompañante de Einstein, 1931– y el “universo de Einstein-De Sitter”65 –en 1932, en un ar-
Auguste Piccard, invitó a Lemaître a que se fuera con ellos en el tículo escrito en coautoría con el matemático y astrónomo ho-
taxi, pues tenían previsto visitar los laboratorios de la Universidad landés Willem de Sitter–. En ambos casos, se asumía un modelo
de Bruselas. Según Lemaître, en el taxi pudo hablarle a Einstein de universo espacialmente cerrado pero desprovisto de constante
“de las velocidades de las nebulosas extragalácticas”, pero “tenía la cosmológica.66
impresión de que [Einstein] no estaba al corriente de los hechos Es por todo ello que el segundo encuentro entre Einstein y
astronómicos”.60 Lemaître67 en Pasadena, en 1933, había de poseer una transcenden-
La ulterior “conversión” de Einstein a un modelo no estáti- cia especial para ambos. No sólo porque Lemaître había tenido ra-
co de universo, esto es, la rotunda aceptación de las implicaciones zón sobre Einstein –a pesar de la fuerte oposición de este último–,68
físicas y aun teológicas de un cosmos en expansión, hubo de pro- ni siquiera porque para entonces ya gozase de una reputación bien
ducirse algunos años después, cuando Einstein viajó a California61 y
tuvo oportunidad de conocer el California Institute of Technology,
63. Ibid., pp. 84-95. Por entonces Arthur Eddington demostraría que el universo de
el Mount Wilson Observatory y encontrarse con Edwin Hubble
Einstein se encontraba en equilibrio inestable: A. S. Eddington, “On the Instability
y Richard Chace Tolman [1881-1948], entre otros astrónomos ame- of Einstein’s Spherical World”, Monthly Notices of the Royal Astronomical Society,
ricanos.62 Fue entonces cuando vio con sus propios ojos el des- vol. 90, 1930, pp. 668-678.
64. Albert Einstein, “Zum kosmologischen Problem der allgemeinen Relativitäts-
theorie”, Sitzungber. Preuß. Akad. Wiss., 96, 1931, pp. 235-237.
57. Citado por Jean-Pierre Luminet, L’invention du Big Bang, op. cit., p. 103; también 65. Albert Einstein y Willem de Sitter, “On the relation between the expansion
por Kurt Roessler, op. cit., p. 168. and the mean density of the universe”, Proceedings of the National Academy
58. Que el propio Einstein había reseñado en dos ocasiones: Albert Einstein, of Sciences of the United States of America, 18, 1932, pp. 213-214. Las apor-
“Bemerkung zu der Arbeit von A. Friedmann: Über die Krümmung des Raumes”, taciones de Einstein también dieron lugar a los así conocidos como modelos
Zeitschfrift für Physik, 11, 1922, p. 326; “Notiz zu der Arbeit von A. Friedmann: Über Einstein-Weyl. En estos modelos se trataba de preservar un universo estático y
die Krümmung des Raumes”, Zeitschfrift für Physik, 16, 1923, p. 228. explicar, al mismo tiempo, el fenómeno del desplazamiento al rojo. Véase, por
59. Jean-Pierre Luminet, L’invention du Big Bang, op. cit., p. 101. ejemplo, Erhard Scholz, “Einstein-Weyl Models of Cosmology”, en Jürgen Renn
60. Citado por Jean-Pierre Luminet, L’invention du Big Bang, op. cit., p. 103. (ed.), Albert Einstein. Chief Engineer of the Universe. Einstein’s Life and Work in
61. No sin antes pasar por La Habana. Véase Angel Marqués Dols, “Albert Einstein: Context, wiley-vch, Berlín, 2005, pp. 394-397.
treinta horas en La Habana”, Desde Cuba, 7 de julio de 2011. 66. Tobias Jung, op. cit., p. 68.
62. Véase Pierre Speziali, Albert Einstein-Michele Besso: Correspondence 1903- 67. Para los ulteriores encuentros entre Einstein y Lemaître, véase Kurt Roessler,
1955, A. Hermann, París, p. 268, citado por Tobias Jung, “Einsteins Beitrag zur “Georges Lemaître, das expandierende Universum und die kosmologische
Kosmologie – ein Überblick”, en Hilmar W. Duerbeck y Wolfgang R. Dick (eds.), Konstante”, op. cit., pp. 172 y ss.
Einsteins Kosmos, op. cit., p. 88. 68. Ibid., p. 162.

196 197
establecida,69 sino porque la abominable reocupación cosmológica verso había sido muy diferente respecto a su estado actual. Si hoy el
de la escatología se había consumado y portaba ya las credencia- universo se encuentra en expansión, ello se debe a que en el pasado
les de una ciencia de vanguardia. Más aún: Lemaître la había llevado era inmensamente más denso y condensado,75 una suerte de quantum
un poco más lejos con su audaz hipótesis del átomo primitivo:70 “en único76 o núcleo atómico gigantesco,77 cuya sucesiva desintegración78
lugar de considerar el mundo estático de Einstein como un estado y ulterior fragmentación dio inicio a la expansión del universo. De
inicial desde el cual concebir el modelo dinámico, Lemaître había este modo, “las nociones de espacio y tiempo no tendrían signifi-
preferido pensar que el universo comenzó su expansión a partir de cado en el comienzo, sino que adquirieron algún sentido progresi-
un estado singular”.71 De acuerdo con Lemaître, además de expan- vamente, cuando el quantum original se dividió […] en un número
dirse, el universo poseía un origen designable y excepcional. suficiente de quanta parciales”.79 A saber, “el comienzo del mundo
En Pasadena, Einstein no se encontró “con un joven y des- tuvo lugar un poco antes que el del espacio y el tiempo”,80 y era
conocido científico cualquiera, sino con un hombre cuyas ideas a partir de ese momento que la historia del universo podía “ser
habían dado mucho que hablar, […] promotor de un modelo cos- escrita etapa por etapa”.81
mológico capaz de predecir la ley de Hubble”.72 El 11 de enero de
1933, Einstein asistió a un seminario que Lemaître estaba impar-
año 50, serie 4, t. xx, 1931, pp. 391-410. Para más detalles véase Jean-Pierre
tiendo en esa ciudad californiana, y que en cierto modo suponía
Luminet, L’invention du Big Bang, op. cit., pp. 111 y ss.
el reconocimiento oficial de su teoría por parte de la comunidad 75. Jean-Pierre Luminet, L’invention du Big Bang, op. cit., pp. 90-91; Ana Rioja y
científica.73 Lemaître aprovechó la ocasión para exponer su idea Javier Ordóñez, Teorías del universo, op. cit., pp. 341-347.
76. Georges Lemaître, “L’origine du monde du point de vue de la théorie quanti-
del nacimiento del universo a partir de un “átomo primitivo”, tal
que” [1931] –título original: “The beginning of the World from the point of view
como había sugerido recientemente en sus tres artículos “The ex- of quantum theory”–, recogido en Jean-Pierre Luminet, L’invention du Big Bang,
panding Universe”, “The beginning of the World from the point op. cit., p. 129.
77. Étienne Klein, Discours sur l’origine de l’univers, Flammarion, París, 2010, p. 36,
of view of quantum theory” y “L’expansion de l’espace”, todos
nota 2.
ellos aparecidos en 1931.74 En su opinión, el comienzo del uni- 78. Georges Lemaître, “L’origine du monde du point de vue de la théorie quantique”,
op. cit., p. 129.
79. “Si le monde a commencé par un quantum unique, les notions d’espace et de
69. Jean-Pierre Luminet, L’invention du Big Bang, op. cit., p. 138. temps n’auront absolument plus de signification au commencement même;
70. Georges Lemaître, “L’hypothèse de l’atome primitif”, Actes de la Société helvé- mais elles acquerront progressivement quelque sens, quand e quantum originel
tique des sciences naturelles, 1945, pp. 77-96, recogido en Jean-Pierre Luminet, se sera divisé […] un nombre suffisant de quanta partiels.” Idem. La traducción es
L’invention du Big Bang, op. cit., pp. 203-226. nuestra.
71. Ibid., p. 109. 80. “[…] le début du monde a [eu] lieu un peu avant celui de l’espace et du temps.”
72. Ibid., pp. 138-139. Idem. La traducción es nuestra.
73. Kurt Roessler, op. cit., p. 170. 81. “[…] il n’est pas nécessaire que l’histoire entière de l’Univers ait été inscrite dans
74. El primero de ellos, de carácter técnico, apareció en marzo de 1931 en Monthly le premier quantum, comme une mélodie sur le disque d’un phonographe. La
Notices of the Royal Astronomical Society, vol. 91, 1931, pp. 490-501, mientras totalité de la matière de l’Univers doit été présente dès commencement, mais
que el segundo y el tercero eran versiones divulgativas simplicadas, publi- l’histoire qu’elle nous raconte peut être écrite étape par étape.” Idem. La traduc-
cadas en Nature, vol. 127, p. 706, y en la Revue des questions scientifiques, ción es nuestra.

198 199
Así planteadas las cosas, la protesta de Einstein no se hizo espe- soria de algunas de sus especulaciones más aventuradas, sino que es
rar. La hipótesis del átomo primitivo no sólo le parecía insostenible una configuración interna, históricamente constituida, de su orden
desde el punto de vista de la física, sino una conjetura inverosímil disciplinar y epistemológico. Es por ello –y por razones de claridad–
inspirada por la doctrina cristiana de la creación.82 Einstein se negó que creemos conveniente distinguir entre cosmología escatológica y
en redondo a discutir sobre la hipótesis del átomo primitivo, pues apocalipsis cosmológico. Por la primera entendemos la reocupación
consideraba que en este punto –como en tantos otros– el sacerdote cosmológica de la escatología, que se especifica en la producción de
belga no estaba siendo científicamente objetivo83 y se había dejado una cosmogonía mítico-científica encaminada a describir y explicar
llevar por los dogmas de la teología cristiana. Pero los desarrollos en el origen del tiempo cósmico; así como en la formulación de una
astrofísica y cosmología producidos durante las décadas siguientes de- promesa escatológica, que bajo la forma de la predicción científica
mostraron –una vez más– que Einstein se equivocaba y que Lemaître augura que el final del universo habrá de llegar de manera necesaria.
tenía razón. La execrable reocupación cosmológica de la creatio ex Reservamos, en cambio, la noción de apocalipsis cosmológico
nihilo dio lugar a la teoría del Big Bang y, ulteriormente, al llamado para referirnos a las representaciones mítico-científicas del final del
“modelo estándar de la cosmología contemporánea”.84 universo, incluyendo también los eventos cósmicos excepcionales
–de índole cataclísmica– que puedan afectar a algunas regiones del
ESCATOLOGÍA Y APOCALIPSIS EN PERSPECTIVA COSMOLÓGICA universo conocido, previamente singularizadas por su significación
Hasta aquí hemos intentado mostrar que la dimensión escatológica para el hombre. En este sentido, cabría diferenciar a su vez entre
de la astronomía contemporánea no se limita a una cualidad acce- un apocalipsis cosmológico a pequeña escala (o apocalipsis vica-
rio) y un apocalipsis cosmológico a gran escala, si bien este último
significado habría de prevalecer sobre el primero cuando se hace
82. Georges Lemaître: “Rencontres avec A. Einstein”, Revue des Questions Scientifi- referencia al apocalipsis cosmológico en cuanto tal.
ques, 129, núm. 1, 1958, p. 130, citado por Kurt Roessler, op. cit., p. 171. Véase A nuestro juicio, tanto la cosmología escatológica como el
también Jean-Pierre Luminet, L’invention du Big Bang, op. cit., p. 139.
83. Jean-Pierre Luminet, L’invention du Big Bang, op. cit., p. 139. apocalipsis cosmológico habrían practicado a su vez una reocu-
84. Jordi Cepa, Cosmología física, op. cit. pp. 176-177; Erhard Scholz, “The Standard pación (astronómica) del mito y de la metáfora. Los hallazgos en
Model of Contemporary Cosmology”, en Jürgen Renn (ed.), Albert Einstein. Chief astronomía observacional y en astrofísica extragaláctica produci-
Engineer of the Universe, op. cit., pp. 388-393. De este modo lo explican Ana
Rioja y Javier Ordóñez: “La cuestión de la expansión del universo y de la rece- dos durante los siglos xx y xxi, así como la subsiguiente multi-
sión (isotrópica) de las galaxias conduce a plantearse la sucesiva evolución del plicación de especialidades y subespecialidades que componen en
estado del universo en un tiempo anterior. En efecto, si retrocedemos hacia la actualidad la ciencia astronómica –como la geología planetaria, la
el pasado, necesariamente nos vemos conducidos a estados de mayor den-
sidad, en los que el espacio interestelar e intergaláctivo hubo de ser progre- astrometría, la radioastronomía o la astronomía en otras longitudes
sivamente menor hasta alcanzar la materia un estado primero de densidad
infinita (punto de curvatura infinita del espacio). Se trata de lo que se cono-
ce con el nombre de singularidad (en sentido matemático) inicial. Cualquier condiciones iniciales. En definitiva, nos vemos abocados a algún tipo de ‘gran
intento de explicar científicamente el origen del universo pasa por describir explosión’ originaria, a partir de la cual todo se habría formado”. Ana Rioja y
el modo en que galaxias y estrellas han podido constituirse a partir de ciertas Javier Ordóñez, Teorías del universo, op. cit., pp. 340-341.

200 201
de onda del espectro electromagnético, entre otras– no sólo han
permitido la pervivencia del mito sino que además han propicia-
do su secreta renovación. Con sus sensacionales descubrimientos,
la astronomía contemporánea ha remitificado el cosmos, produ-
ciendo de paso nuevos mitos del origen y del final del universo,
en clara consonancia con la tradición cosmogónica en la que de
hecho se inscribe.
Como ya vimos, la astronomía contemporánea ha extendido,
entre sus mitos y metáforas del origen y del final del tiempo cós-
mico, una densa metafórica organicista y biologicista con la que
dar cuenta de la formación y la evolución del universo. La metá-
fora dominante de las edades del universo ha permitido articular
el “pathos escatológico” [“eschatologische Pathos”] (VS 32) de la
cosmología física contemporánea, y hacer de sus “visiones apoca-
lípticas” [“apokaliptischen Visionen”] (VS 253) el contenido de una
fenomenología escatológica del cosmos.85 Con ello se demuestra,
una vez más, la necesidad humana de poseer una imagen del hundi-
miento de todas las cosas.

85.
Tomo la expresión “fenomenología escatológica” [“phänomenologische
Eschatologie”] de Philipp Stoellger, “Über die Grenzen der Metaphorologie.
Zur Kritik der Metaphorologie Hans Blumenbergs und den Perspektiven ihrer
Fortschreibung”, en Anselm Haverkamp y Dirk Mende (eds.), Metaphorologie.
Zur Praxis von Theorie, Suhrkamp Verlag, Frankfurt am Main, 2009, p. 226.

202
HANS BLUMENBERG
MEETS STEPHEN HAWKING

Siempre es difícil saber si un inglés habla en serio o no.


Hubert Reeves

Cabe decir que en el caso de Hawking la metáfora se ha mate-


rializado.
Hélène Mialet

Mira arriba a las estrellas, y no abajo a tus pies.


Stephen Hawking

¿Y QUÉ HACE LA OTRA MITAD DE LA HUMANIDAD?


La difusión y la recepción de su obra en modo alguno fue para Blu-
menberg un asunto menor. Que no le era indiferente se puso ya de
manifiesto con las primeras traducciones de sus libros en los Estados
Unidos, a las que siguieron los casos más o menos afortunados de
Francia e Italia. Más bien al contrario: las vicisitudes asociadas al cru-
ce de fronteras de sus obras, a cómo eran vertidas a otros idiomas y
al nuevo sentido que podían adquirir durante el proceso, claramente
constituyeron para Blumenberg un motivo de preocupación. Así al
menos lo ponen de relieve no pocos de los documentos depositados
en su Nachlaß. También algunos de los aforismos y escritos de oca-
sión que consagró a esta temática. Queremos referirnos tan sólo a
tres ejemplos. El primero de ellos es un pequeño texto sobre el autor
de Los últimos días de Pompeya, Edward Bulwer-Lytton, en el que
Blumenberg concluía con la siguiente aseveración: la óptica pro-
fesional del escritor “le condiciona a percibir en la amplia periferia
el asunto que le ha de interesar: el mayor número. Cuanto mayor el
radio tanto mayor el público. Así que vale la pena imprimir algo en

205
vez de limitarse a decirlo” (BiG 110, 30). El segundo ejemplo viene En este sentido, no deja de ser sorprendente que Stephen
dado por la respuesta de Blumenberg a una de las preguntas reco- Hawking,3 con la publicación de A Brief History of Time4 en 1988
gidas en el “Fragebogen” del Frankfurter Allgemeine Magazin: “¿Qué –un año después de “Sättigungsgrade”–, prácticamente consiguió lo
le gustaría ser a Vd.?” [“Was möchten Sie sein?”]: “Mi editor, para que para Blumenberg no era sino una divertida y reveladora conje-
así poder hacer más por uno de sus autores”.1 El último ejemplo tura. Lo más notable, sin embargo, es que Blumenberg tuvo noticia
que deseamos mencionar, quizá el más expresivo de todos ellos, del éxito planetario de ese libro a través del amplio reportaje –con-
lo hallamos en un artículo periodístico muy tardío, publicado en servado en su Nachlaß de Marbach, y copiosamente subrayado– que
el Neue Zürcher Zeitung el 6 de octubre de 1987 –un año antes de la revista francesa L’Express dedicó en 1989 al famoso físico teórico
Lebenszeit und Weltzeit– bajo el título “Sättigungsgrade” [“Grados de y cosmólogo británico. Hawking pudo aplicar para sí mismo, y casi
saturación”]. Blumenberg se preguntaba retóricamente: “¿Cuándo en toda su literalidad, la especulación sobre qué hace la otra mitad
puede permitirse, cuándo debe un autor estar satisfecho de su radio de la humanidad que no estaba leyendo su libro. Más aún, el propio
de acción, del grado de saturación de su difusión, del volumen de su Hawking ofreció retrospectivamente algunos cálculos al respecto:
recepción?” Añadía: “¿Son 50 lectores de su libro una ‘pequeña co- “Yo pienso que nadie, mis publicadores, mi agente o yo, esperó que
munidad’? ¿Son 500 compradores una ‘clientela digna de atención’? el libro hiciera algo como lo que hizo. Estuvo en la lista de best-seller
¿Son 5 000 ejemplares colocados indicio de un ‘éxito notable’? ¿O del London Sunday Times durante 237 semanas, más que cualquier
empiezan 50 000 a ser ya un ‘público’? Entonces, ¿500 000 en 25 otro libro (al parecer, no se cuentan la Biblia y Shakespeare). Se ha
idiomas es un ‘éxito mundial’ [‘Welterfolg’]?”. Blumenberg conti- traducido en algo así como cuarenta idiomas y ha vendido aproxi-
nuaba imaginándose “una hermosa jornada de megalomanía” [“Ich madamente una copia por cada 750 hombres, mujeres y niños en
stelle mir einen hübschen Tag der Megalomanie vor”] en la que le el mundo”.5 Como ha señalado Malcolm Longair, A Brief History
llegaba a casa un telegrama en donde le anunciaban “que la mitad of Time forma ya parte de la historia de la edición,6 es decir, de la
de la humanidad (en este momento, 2.5 millardos) ha pedido uno de historia del libro. Blumenberg supo de la existencia de A Brief His-
mis libros y, demoscópicamente asegurado, también se lo ha leído: ¡o tory of Time por medio del artículo “L’homme qui réinvente l’Uni-
ha hecho que alguien se lo leyera en voz alta!”. En el cierre de este
texto reconocemos de nuevo el característico estilo irónico de Blu-
3. Para la biografía “oficial” de Hawking ,véase Kitty Ferguson, Stephen Hawking:
menberg: “Mi reacción instantánea sería sin duda: por favor, y ¿qué An Unfettered Mind, Palgrave Macmillan, Nueva York, 2012. No obstante, y hasta
hace la otra mitad? [Und bitte: Was macht die andere Hälfte?]”.2 la fecha, quizá el libro más instructivo sobre Hawking es el de Hélène Mialet,
Hawking Incorporated: Stephen Hawking and the Anthropology of the Knowing
Subject, University of Chicago Press, Chicago, 2012.
4. Stephen Hawking, A Brief History of Time. From the Big Bang to Black Holes, intro-
1. Hans Blumenberg, “Fragebogen”, Frankfurter Allgemeine Magazin, vol. 118, 4 de ducción de Carl Sagan, Bantam Dell Publishing Group, 1988.
junio de 1982, p. 25: “Mein Verleger, um für einen seiner Autoren mehr zu tun”. 5. Stephen Hawking, Historia del tiempo. Del Big Bang a los agujeros negros [1988],
La traducción es nuestra. Crítica, Barcelona, 2011, p. 5.
2. Hans Blumenberg, “Sättigungsgrade”, Neue Zürcher Zeitung, núm. 231, 6 de 6. Malcolm Longair (ed.), Lo grande, lo pequeño y la mente humana [1997], trad.
octubre de 1987, p. 27. También recogido en (Ems, 34). esp. de Javier García Sanz, Cambridge University Press, Madrid, 1999, p. 6.

206 207
vers”, que el periodista científico francés Françoise Harrois-Monin Quizá ahora el contenido de la gaceta sideral elaborada por
consagró a Hawking en el citado reportaje de L’Express:7 “Su libro Hawking puede parecer un tanto banal y manido, pero por aquel
Una breve historia del tiempo, publicado recientemente en la edito- entonces tenía todas las credenciales de un genuino mensaje prove-
rial Flammarion, ha conocido un éxito planetario” –subrayado por niente de los confines más remotos del firmamento. Además, y en la
Blumenberg–.8 La traducción francesa, al igual que la alemana,9 mejor de las tradiciones modernas, su autor, un singular mensajero
también se publicó en 1988. El artículo de Françoise Harrois-Monin de las estrellas, parecía proporcionar un nuevo sentido a la épica
comenzaba precisamente con el gran éxito comercial del libro de astronómica, una renovada heroicidad a la altura de la magnitud de
Hawking y se preguntaba a qué podía deberse. Señalaba además las su mensaje. Sin duda, su combate contra una afección degenerativa
cantidades de ejemplares vendidos hasta la fecha: más de 600 000 en contrasta con la épica astronómica moderna, una peculiar epopeya
los Estados Unidos, 200 000 en Gran Bretaña y España, 100 000 de rango mítico en permanente y dramática tensión entre la ver-
en Italia. “En Francia, los 120 000 ejemplares distribuidos se han tiente mundana y el horizonte astronómico: “dotado de una volun-
volatilizado en seis semanas. Flammarion aumentará el tiraje hasta tad de acero, tiene un destino –trágico y único– que inmoviliza su
150 000” –subrayado por Blumenberg–.10 También daba, sin embar- cuerpo pero le permite a su espíritu hacer juegos malabares con las
go, una nota escéptica: “Sobre los centenares de miles de personas teorías más abstractas, consagrar todo su tiempo, toda su energía en
que lo han comprado en todo el mundo, ¿cuántos de ellos se pueden reflexionar sobre el nacimiento y el futuro del universo. La imagen
preciar de haberlo leído hasta la última página?”.11 Sea como fuere, de Hawking, en su silla de ruedas, provisto de un ordenador y de
Hawking había acertado a escribir, por decirlo a la manera de Die un sintetizador vocal, con su gesto retorcido a causa de la enferme-
Lesbarkeit der Welt [1981], “el nuevo libro del cielo”, a saber, la nueva dad, ha cautivado la imaginación”. Y un poco más adelante: “este
gaceta sideral, y tuvo un éxito fabuloso. hombre sueña con rehacer el mundo, poner en orden la maquina-
ria intergaláctica, y provoca sin duda admiración y respeto […], las
intuiciones de Hawking –y las de muchos otros– han modificado
7. Françoise Harrois-Monin, “L’homme qui réinvente l’Univers”, L’Express, 21 de
abril de 1989, pp. 32-38 (dla Marbach). En el propio texto se indica que L’Express nuestras concepciones del universo”.12 Nada de esto, sin embargo,
ya había dedicado otro reportaje a Hawking en el núm. 1963. parece impresionó a Blumenberg, en una época en la que las gace-
8. “Son livre Une brève histoire du temps, paru récemment chez Flammarion connaît
un succès planétaire”. F. Harrois-Monin, op. cit., p. 32. La traducción es nuestra.
9. Hubert Mania, Stephen Hawking [2003], Rohwohlt Verlag, Reinbek bei Hamburg, 12. “[…] doté d’une volonté d’acier, à son destin –à la fois tragique et unique– qui immo-
2011, p. 128. bilise son corps et permet à son esprit de jongler avec les théories les plus abs-
10. “En France, les 120 000 exemplaires distribués se sont volatilisés en six traites, de consacrer tout son temps, toute son énergie à réfléchir sur la naissance
semaines. Flammarion poussera le tirage jusqu’à 150.000”. Françoise Harrois- et l’avenir de l’Univers. L’image de Hawking, de son fauteuil roulant, muni d’un
Monin, op. cit., p. 32. La traducción es nuestra. ordinateur et d’un synthétiseur vocal, de son visage tordu par la maladie frappe
11. “Sur les centaines de milliers de personnes qui l’ont acheté de par le monde, com- l’imagination”; “Que cet homme-là ne songe qu’à refaire le monde, qu’à mettre
bien peuvent se vanter de l’avoir lu jusqu’à la dernière page?” Idem. La traduc- de l’ordre dans la machinerie intergalactique force, sans doute, l’admiration et
ción es nuestra. En este sentido se puede ver también Kristine Larsen, Stephen le respect […], les intuitions de Hawking –et celles de beaucoup d’autres– ont
Hawking: A Biography [2005], Greenwood Publishing Group, Westport, 2007, modifié nos conceptions de l’Univers”. Françoise Harrois-Monin, “L’homme qui
pp. 81-90. réinvente l’Univers”, F. Harrois-Monin, op. cit., p. 32. Las traducciones son nuestras.

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tas siderales estaban experimentando una asombrosa multiplicación, sobre sus aportaciones a la cosmología y al estudio de los agujeros
algunas de ellas previas a la publicación de A Brief History of Time,13 negros.16 Hasta donde nos es conocido, y además del citado reporta-
como el libro de Steven Weinberg The First Three Minutes: A Modern je de L’Express, cuatro artículos periodísticos resultan especialmente
View of the Origin of the Universe [1977] o L’Odyssée cosmique. Quel relevantes en este sentido. Sobre agujeros negros, destaca un tempra-
destin pour l’univers? [1986] de Jean Heidmann.14 Hay constancia de nísimo texto, sin firma, fechado en 1968 y publicado en Der Spiegel
que Blumenberg leyó el libro de Weinberg, o al menos lo citó en Die bajo el título “Welt-Enstehung. Schwarzes Loch”.17 Asimismo, otro
Vollzähligkeit der Sternen (VS 110 y 112). Sin embargo, nada nos hace artículo de 1986 –probablemente publicado en ZEIT– escrito por
pensar que Blumenberg llegara a leer el célebre libro de Hawking. Rainer Kayser, con el título “Zwerg statt Monster. Das ‘Schwarze
Hasta donde nos es conocido nunca se refirió a él, a pesar de que Loch’ im Zentrum der Milchstraße ist kleiner als angenommen”.18
en el artículo de Françoise Harrois-Monin hubiera subrayado la Referidos de manera específica a las aportaciones cosmológicas
referencia bibliográfica francesa y destacado el siguiente pasaje: “Su de Hawking, son los textos “Die Wunder der ‘Schwarzen Löcher’”, de
libro [Una breve historia del tiempo] ha dado un golpe de efecto sobre 1973, y “Sein oder Nichtsein der Schwarzen Löcher”, de 1981, ambos
la cosmología entera. Una ciencia en plena evolución, que permanente- firmados con la abreviatura K. R., que verosímilmente podemos atri-
mente flirtea con la metafísica”.15 buir a Kurt Rudzinski, y que parece fueron publicados en el FAZ.19
Finalmente el mencionado reportaje especial editado por Françoise
HAWKING EN EL NACHLASS DE BLUMENBERG Harrois-Monin para L’Express, con fecha 21 de abril de 1989, y en el
En el Nachlaß de Blumenberg se han conservado unos pocos artícu-
los periodísticos estrechamente relacionados con Stephen Hawking,
qui flirte en permanence avec la métaphysique.” Françoise Harrois-Monin, op.
cit., p. 32, el subrayado es de Blumenberg. La traducción es nuestra.
13. El propio Hawking se refirió a ello en la nota de agradecimiento con la que se 16. Sin duda, los “agujeros negros” constituyen uno de los “MacGuffin cosmológicos”
abría su libro: “Decidí escribir una obra de divulgación sobre el espacio y el tiem- más importantes de aquellos años. De acuerdo con Paul Murdin: “La existencia
po después de impartir en Harvard las conferencias Loeb de 1982. Ya existía una de agujeros negros se predijo ya en el siglo xviii, sin embargo no fue hasta la
considerable bibliografía acerca del universo primitivo y de los agujeros negros, década de 1970 que los astrónomos pudieron detectarlos”. Paul Murdin, Secrets
en la que figuraban desde libros muy buenos, como el de Steven Weinberg, Los of the Universe: How We Discovered the Cosmos, The University of Chicago Press,
tres primeros minutos del universo, hasta otros muy malos, que no nombraré. Sin Chicago, 2009, cap. 36, “Black Holes”, pp. 178-181, p. 178. La traducción es nues-
embargo, sentía que ninguno de ellos se dirigía realmente a las cuestiones que tra. Blumenberg se refirió a los agujeros negros en diferentes lugares de su obra,
me habían llevado a investigar en cosmología y en la teoría cuántica”. véase en especial (VS, BdM y TLW).
14. Citado en Françoise Harrois-Monin, “L’homme qui réinvente l’Univers”, op. cit., 17. [Sin autor], “Welt-Enstehung. Schwarzes Loch”, Der Spiegel, núm. 44, 1968,
p. 34. La referencia bibliográfica de este último libro fue subrayada por Blumenberg. p. 177 (dla Marbach).
También cabe señalar los textos divulgativos de Hubert Reeves Patience dans 18. Rainer Kayser, “Zwerg statt Monster. Das ‘Schwarze Loch’ im Zentrum der
l’azur y Poussières d’étoiles. Sobre Jean Heidmann se puede ver el diálogo editado Milchstraße ist kleiner als angenommen”. ZEIT [?] 24/1986 (dla Marbach).
en Jacques Merleau-Ponty, Sur la science cosmologique. Conditions de possibilité 19. K. R. [¿Kurt Rudzinski?], “‘Die Wunder der ‘Schwarzen Löcher.’ Ein Doppelstern-
et problèmes philosophiques, coordinación y presentación de Michel Palty y Jean- system und seine Deutung / Mini-Blackholes von der Tungustka-Katastrophe bis
Jacques Szczeciniard, edp Sciences, Les Ulis, 2003, pp. 95-136. zum Proton”. [FAZ], núm., 254. 31 de octubre de 1973, p. 33 (dla Marbach); K. R.,
15. “N’empêche que son livre [A Brief History of Time] vient de donner un puissant “Sein oder Nichtsein der Schwarzen Löcher. Gegensätzliche Hypothesen über
coup de projecteur sur la cosmologie entiere. Une science en pleine évolution, ein kosmisches Rätsel”, FAZ , 14 de enero de 1981 (dla Marbach).

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que se incluyen varios textos sobre Hawking y su cosmología, pre- artículos periodísticos se ofrecía, además, una somera exposición de
parados por diversos autores como Hubert Reeves, Brandon Carter, los principales hallazgos astronómicos y cosmológicos de la época,
Jacqueline Remy o el propio Françoise Harrois-Monin.20 También así como de los fundamentos teóricos y observacionales de lo que
se mencionaba a Hawking, en fin, en la entrevista que Dominique ahora conocemos como el modelo estándar del Big Bang. Vale la
Simonnet hizo a Hubert Reeves, y que fue publicada el 11 de agosto pena abordar brevemente el contenido de cada uno de ellos.
de 1989 en otro número de L’Express.21 En lo que se refiere a los artículos periodísticos previos a la
En varios de estos textos se posicionaba a Hawking como una publicación de A Brief History of Time [1988], podríamos considerar
figura particularmente relevante en el panorama científico del mo- el texto “Welt-Enstehung. Schwarzes Loch” [1968] como el primer
mento. Así, por ejemplo, en “Sein oder Nichtsein der Schwarzen antecedente remoto que documenta el temprano conocimiento de
Löcher”, que aludía a Hawking como “eine Art ‘neuer Einstein’” Blumenberg sobre la temática de los agujeros negros, así como el
[“una suerte de nuevo Einstein”],22 o en “L’homme qui réinvente contexto histórico en el que se enmarca la cosmología de Stephen
l’Univers”, donde Françoise Harrois-Monin afirmaba: “El profesor Hawking. En este artículo se describían los avances y las contro-
de Cambridge ha sido considerado con frecuencia como el genio de versias de actualidad sobre la teoría del estado estacionario (sst), el
fin de siglo. Un calificativo un poco rápido [subrayado por Blumenberg]. Big Bang, la radioastronomía y los radiotelescopios, junto con otras
Según la comunidad científica, Hawking es un astrofísico teórico cuestiones no menos candentes como la creación de materia, los
brillante, cuyas reflexiones han sido tomadas muy en serio por el quásares o los púlsares y, en especial, los agujeros negros.25 Buena
conjunto de sus colegas”.23 Sin embargo, Hubert Reeves matizaba parte del artículo estaba dedicado a las aportaciones astronómicas
en su “On cherche toujours les clefs du cosmos”: “el programa de y cosmológicas de Fred Hoyle.26 No deja de resultar llamativo que
Hawking no es más ‘esotérico’ que el de otros, y sus oportunidades de éxito también se aludiera a la célebre novela de ciencia ficción escrita por
no son más escasas” –subrayado por Blumenberg–.24 En todos estos Hoyle The Black Cloud [1957].27
Los dos primeros artículos en los que propiamente se recogían
20. L’Express, 21 de abril de 1989, pp. 32-38 (dla Marbach). las aportaciones de Hawking, “Die Wunder der ‘Schwarzen Löcher’”
21. Entrevista de Dominique Simonnet a Hubert Reeves, “Enquête sur nos origines. [1973] y “Sein oder Nichtsein der Schwarzen Löcher” [1981], firma-
L’univers, avec Hubert Reeves”, L’Express, 11 de agosto de 1989, pp. 42-47 (dla
Marbach).
22. K. R., op. cit. 25. [Sin autor], “Welt-Enstehung. Schwarzes Loch”, op. cit., p. 177.
23. “Le professeur de Cambridge est fréquemment considéré comme le ‘génie de la 26. Idem. Sobre Hoyle y sus aportaciones se puede ver Jane Gregory, Fred Hoyle’s
fin de ce siècle’. Un qualificatif un peu rapide. Selon la communauté scientifique, Universe, Oxford University Press, 2005. Es sabido que Hawking solicitó hacer
Hawking est un brillant astrophysicien théorique, quelqu’un dont les réflexions su tesis doctoral bajo la supervisión de Fred Hoyle, quien no obstante hubo
sont prises très au sérieux par l’ensemble de ses confrères”. Françoise Harrois- de rechazar la petición, razón por la cual le fue asignado Dennis Sciama [1926-
Monin, op. cit., p. 34. La traducción es nuestra. 1999]. Hawking consideró a posteriori este rechazo como una suerte. Así lo
24. “Le programme de Hawking n’est pas plus ‘ésotérique’ que les autres, et ses chan- recordó en la conferencia “A Brief History of Mine”, pronunciada con motivo de
ces de succès ne son pas plus faibles”. Hubert Reeves, “On cherche toujours les su 70 cumpleaños, en The State of the Universe. Stephen Hawking 70th Birthday
clefs du cosmos”, L’Express, 21 de abril de 1989, p. 35 (dla Marbach). La traduc- Symposium, 5 a 8 de enero de 2012, Cambridge.
ción es nuestra. 27. [Sin autor], “Welt-Enstehung”, op. cit.

212 213
dos por K. R, se concentraban sobre la cuestión de los agujeros ne- gravedad.32 No menos aventurada era la conocida como hipótesis Jac-
gros y de los microagujeros negros.28 En el primero se presentaban kson-Ryan, según la cual el célebre evento de Tunguska –una deto-
los agujeros negros como “la nueva y preferida especulación astro- nación aérea de elevada potencia acaecida en las inmediaciones de un
nómica” [“die Lieblingskinder der neuesten astronomischen Speku- bosque de Tunguska, cerca del río Podkamennaya– fue causada por la
lation”],29 y se aludía expresamente a Hoyle, la teoría del estado esta- colisión de la Tierra con un agujero negro.33 En este artículo también
cionario y a Hawking.  Asimismo, se hacía una breve descripción de se desarrollaban otras hipótesis para explicar el evento de Tunguska,
los agujeros negros –“einen Endzustand katastrophaler Materieagg- como que la causa podría estar relacionada con la antimateria.
regation” [“el estado final de una catastrófica agregación de mate- En el segundo artículo, “Sein oder Nichtsein der Schwarzen
ria”]–, y se mencionaban los sistemas estelares dobles como posibles Löcher”, se volvía a describir la naturaleza de los agujeros negros y
candidatos a agujeros negros, en particular al sistema doble Beta los microagujeros negros,34 y Hawking era caracterizado como un
Lyrae. Según se creía entonces, estos sistemas dobles podían tener heredero de Einstein,35 que había acertado a combinar la mecánica
asociado un agujero negro, lo cual permitiría explicar por qué una cuántica, la teoría de la relatividad y la termodinámica.36 Asimis-
de las dos estrellas del sistema binario era más luminosa que la otra.30 mo, se hacía eco de la nueva aportación teórica de Hawking, que
Este artículo periodístico se hacía eco, a su vez, de un trabajo científi- los agujeros negros pueden emitir radiación, y de su controversia
co firmado por el Dr. S. Kriz, miembro de la Academia Checoslovaca con Franz Tipler, a la sazón perteneciente a la Universidad de Texas,
de Ciencias, y publicado en New Scientist el 11 de octubre de 1973, en quien había puesto en duda la existencia de los agujeros negros.37
el que denunciaba como fraude el presunto agujero negro atribuido En lo que respecta al artículo de Rainer Kayser, “Zwerg statt
al sistema Beta Lyrae. A propósito de estas cuestiones se hacía tam- Monster. Das ‘Schwarze Loch’ im Zentrum der Milchstraße ist
bién amplia referencia a los “microagujeros negros”, concebidos por kleiner als angenommen” [1986],38 si bien no se hacía propiamente
Hawking en 1971. Blumenberg no había dejado de destacar los pa- referencia a Hawking, sí a algunos de sus colegas de Cambridge, en
sajes en los que, de acuerdo con Hawking, los microagujeros negros
comportan el 99.9% de la masa total del cosmos,31 y la energía del 32. Idem.
Bing Bang podría provenir de su fusión por efecto de la fuerza de la 33. Idem.
34. Idem.
35. Tal como señala Rees: “El descubrimiento de los agujeros negros […] abrió un
28. Recordemos que la cuestión de los microagujeros negros ha generado reciente- camino para comprobar la consecuencia más notabe de la teoría de Einstein”, y
mente una controversia, de índole apocalíptica, en relación con el nuevo acele- “la perturbación del espacio-tiempo en torno a los agujeros negros es descrita
rador de hadrones del cern. con exactitud como una solución de las ecuaciones de la relatividad general de
29. K. R., “Die Wunder der ‘Schwarzen Löcher’”, op. cit. Una traduccion literal del Einstein”, Martin Rees, Our Cosmic Habitat, Princeton University Press, Princeton,
pasaje sería el “hijo predilecto de la más reciente especulación astronómica”. 2003, pp. 89-90. La traducción es nuestra.
30. Para ulteriores informaciones sobre esta cuestión, se puede ver Malcolm 36. K. R., “Sein oder Nichtsein der Schwarzen Löcher”, op. cit.
Longair, The Cosmic Century. A History of Astrophysics and Cosmology [2006], 37. Idem. También se daba la referencia bibliográfica de uno de sus artículos: Franz
Cambridge University Press, Cambridge, 2013, pp. 197 y ss: “X-ray binaries and Tipler, Physical Review Letters, Bd 45, p. 949.
the search for black-holes”. 38. Rainer Kayser, “Zwerg statt Monster. Das ‘Schwarze Loch’ im Zentrum der
31. K. R., “Die Wunder der ‘Schwarzen Löcher’”, op. cit. Milchstraße ist kleiner als angenommen”, ZEIT [?], 24, 1986 (dla Marbach). La

214 215
particular a Donald Lynden-Bell y Martin Rees, quienes adelantaron no dejó de subrayar algunas de “las preocupaciones de Hawking”
la hipótesis según la cual en el centro de la Vía Láctea había un agu- [“les préoccupations de Hawking”]: “el devenir del cosmos, la exis-
jero negro supermasivo.39 Los nuevos estudios de los centros galácti- tencia de otros mundos”.43 El artículo ofrecía un resumen de algunos
cos mediante radioastronomía y astronomía de infrarrojos indicaban de los grandes episodios y nombres de la cosmología contempo-
que el agujero negro en el centro de la Vía Láctea era mucho más ránea: Friedmann, Einstein, Hubble, Arno Penzias, Robert Wilson,
pequeño de lo esperado.40 En este artículo también se ofrecía una Schwarzchild, Penrose, Wheeler o el propio Hawking. Todos, nom-
buena reconstrucción histórica de la astronomía reciente, así como bres subrayados por Blumenberg. Ofrecía, asimismo, una estimación
del paso de la astronomía óptica convencional a las nuevas astrono- estadística, que Blumenberg destacó, sobre los cosmólogos que se
mías basadas en otros rangos del espectro electromagnético, junto con adhieren a la teoría del Big Bang –de 85 a 90%–: “una larga pelí-
los estudios sobre fuentes infrarrojas de Eric Becklin y Gary Neuge- cula, la epopeya del universo. Con su temperatura que decrece con
bauer, de Charles Towns y John Lacy, quienes investigaron las nubes rapidez, sus partículas que se materializan en algunas centésimas de
de gas en las inmediaciones del centro de la Vía Láctea.41 segundo, los núcleos que se forman en minutos, la materia que va
En relación con los artículos periodísticos posteriores a la publi- tomando cuerpo en el curso de milenios. Una bella teoría, verdera-
cación de A Brief History of Time, cabe contar con el citado reportaje mente” –subrayado de Blumenberg–.44 También se hacía referencia a
de L’Express sobre Hawking y su cosmología, que se abría con un la teoría de los agujeros negros primitivos como otra de las inven-
amplio artículo a cargo de Françoise Harrois-Monin, con el título ciones de Hawking, y se aludía a la empresa de Roger Penrose y el
“L’homme qui réinvente l’Univers”. En él se describía a Hawking propio Hawking de aplicar la mecánica cuántica al estudio de los
como un hombre “más célebre que sus teorías” [“Stephen Haw- agujeros negros. El principal resultado que Françoise Harrois-Mo-
king est plus célèbre que ses théories”]; “un sabio de inteligencia nin les atribuyó consistía en haber descubierto “que las partículas
superior, terriblemente enfermo” [“un savant supérieurement in- podían nacer espontáneamente cerca de agujeros negros” –subrayado de
telligent, terriblement malade”] que trata de arrojar nueva luz “a la Blumenberg–.45 Una teoría cuántica de la gravitación parecía ca-
comprensión de los orígenes del mundo” [“à la compréhension des paz de reconciliar la teoría general de la relatividad y la mecánica
origines du monde”].42 Si bien parece que Blumenberg no que- cuántica.46 El artículo se cerraba, en fin, con algunas menciones a
dó impresionado por estas y otras notas coloridas y sensacionalistas,
43. “[…] le devenir du cosmos, l’existence d’autres mondes”. Idem. La traducción
es nuestra.
traducción española del título de este artículo sería: “Enano en lugar de monstruo. 44. “[…] un long film, l’épopée de l’Univers. Avec sa température qui décroît rapide-
El agujero negro en el centro de la Vía Láctea es más pequeño de lo esperado”. ment, ses particules qui se matérialisent en quelques centièmes de seconde, ses
39. Para ulteriores informaciones sobre este asunto se puede ver Malcolm Longair, noyaux qui se constituent lors des minutes qui suivent et cette matière qui prend
The Cosmic Century, op. cit., pp. 275 y ss, 283 y ss. corps au cours des millénaires. Belle théorie, vraiment”. Ibid., p. 34. La traducción
40. Rainer Kayser, “Zwerg statt Monster”, op. cit. es nuestra.
41. El lector interesado encontrará más detales en Paul Murdin, Secrets of the 45. “[…] que des particules pouvaient fort bien naître spontanément près des trours
Universe, op. cit., p. 243. noirs”. Ibid., p. 36. La traducción es nuestra.
42. Françoise Harrois-Monin, “L’homme qui réinvente l’Univers”, op. cit., p. 32. 46. Ibid., p. 37.

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la inflación caótica de Andrei Linde y al modelo inflacionario de origines. L’univers, avec Hubert Reeves”.50 Si bien en este artículo
Alan Guth, así como a las cuerdas y paredes cósmicas.47 se mencionaba a Hawking muy de pasada, su interés no sólo resi-
En lo que respecta al breve artículo de Hubert Reeves, “On de en los conocimientos astronómicos que ponía en circulación,
cherche toujours les clefs du cosmos”, también recogido en ese mis- sino en que introducía temáticas que típicamente asociamos al
mo reportaje de L’Express, su contenido incluía algunas variaciones pensamiento de Blumenberg, en particular en relación con el mito
en torno a los temas ya recurrentes de la cosmología de Hawking, y y la metáfora, que aquí aparecían en clave cosmológica. Así, por
se apuntaba la controvertida hipótesis de Hawking –que Blumenberg ejemplo, dos preguntas que el entrevistador dirigió a Reeves y que
destacó– según la cual la densidad media de materia en el universo es Blumenberg subrayó: “pero después de todo, ¿acaso la propia ciencia
suficientemente grande como para cerrarlo. Quizá resulta revelador no hace sino liquidar mitos para proponer otros nuevos?” y “¿la astrofísica
del estilo de Blumenberg que subrayara el pasaje sobre las diferen- quiere imponerse como una nueva metafísica?”.51 Blumenberg también
cias observadas en la distribución de materia cósmica: “Esta diferencia señaló el pasaje en el que Reeves afirmaba que el Big Bang, más
podría poner en peligro toda la empresa intelectual”.48 que representar los límites del mundo, muestra los límites de nues-
El reportaje se cerraba con una breve nota de carácter per- tro conocimiento, y remataba: “para nosotros el Big Bang no es más que
sonal, a cargo de Brandon Carter, amigo y antiguo colaborador de una metáfora, porque en ese momento, nuestras nociones tradicionales de
Hawking, editada con el título “Stephen et Brandon: les ‘jumeaux’ espacio y tiempo carecen de sentido”.52
savants”, a la que luego habremos de referirnos, y con un pequeño
texto, firmado por Jacqueline Remy, sobre la entonces esposa de LEBENSZEIT UND WELTZEIT Y A BRIEF HISTORY OF TIME
Stephen Hawking, Jane Hawking, que significativa y comprensible- La tesis que deseamos proponer en este apartado sostiene que en los
mente Blumenberg no subrayó.49 dos años que separan Lebenszeit und Weltzeit [1986] y A Brief History
Nuestro rápido repaso de las fuentes periodísticas sobre Haw-
king conservadas en el Nachlaß de Blumenberg termina con la en-
Tras su divorcio, Jane escribió una autobiografía en la que narraba sus experien-
trevista que Dominique Simonnet hizo a Hubert Reeves, publicada cias con Hawking: Travelling to Infinity: My Life with Stephen [2008], Alma Books,
en L’Express el 11 de agosto de 1989 con el título “Enquête sur nos Richmond, 2012. En este sentido, el doble infortunio matrimonial de Hawking tam-
bién lo acerca al caso de Einstein. Sobre este último se puede ver Roger Highfield
y Paul Carter, The Private Lives of Albert Einstein, St. Martin’s Griffin, 1994.
47. Ibid., pp. 37-38. 50. Entrevista de Dominique Simonnet a Hubert Reeves, “Enquête sur nos origines.
48. “Cette différence pourrait bien mettre en péril toute leur entreprise intellec- L’univers, avec Hubert Reeves”, L’Express, 11 de agosto de 1989, pp. 42-47 (dla
tuelle”. Hubert Reeves, “On cherche toujours les clefs du cosmos”, op. cit., p. 35. Marbach).
Las cursivas son de Blumenberg. La traducción es nuestra. 51. “Mais n’est-ce pas, après tout, le propre de la science que de tuer des mythes pour
49. Jacqueline Remy, “Je suis ses mains, je suis ses jambes”, L’Express, 21 de abril de en proposer de nouveaux?” y “l’astrophysique voudrait-elle s’imposer comme
1989, p. 37 (dla Marbach). De acuerdo con la conocida biografía de Michael White une nouvelle métaphysique?” Ibid., p. 42. Los subrayados son de Blumenberg.
y John Gribbin, la motivación principal de escribir ese libro era conseguir dinero Las traducciones son nuestras.
para sufragar los gastos asociados a los cuidados de Hawking derivados del paula- 52. “[…] le big-bang n’est pour nous qu’une métaphore. Car, pour ce moment-là,
tino deterioro de su salud. Véase Michael White y John Gribbin, Stephen Hawking: nos notions traditionnelles d’espace et de temps n’ont plus de sens”. Ibid., p. 45.
A Life in Science [1992], Joseph Henry Press, Washington, 2002, pp. 220-251. Los subrayados son de Blumenberg. Las traducciones son nuestras.

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of Time [1988] se produjo el paso de una fenomenología genética del A finales de los años ochenta había llegado el momento en que se
tiempo del mundo de la vida (Blumenberg) a la historia del tiempo estaba en condiciones de narrar una historia del tiempo del mundo
del mundo (Hawking). Pese a que propiamente no hubo una recep- ajustada tanto a la temporalidad humana como a sus posibilidades
ción de Blumenberg del famoso libro divulgativo de Hawking, cabría de comprensión, y fue Hawking quien de manera “breve” la contó
en cierto modo considerarlo como una contribución muy significa- con mayor acierto. No sólo hizo disponible la historia del tiempo
tiva a la “fenomenología genética del tiempo del mundo”, es decir, del mundo, sino que con su ethos democratizador, divulgativo, con
una suerte de fenomenología cosmológica del tiempo del mundo. un relato en principio abierto y comprensible para todos, ofrecía
El best seller de Hawking era precisamente una historia del tiempo además una posible reconciliación postrera de la experiencia astro-
del mundo, justo la parte que Blumenberg no había contado en nómica con el mundo de la vida.
Lebenszeit und Weltzeit, más centrado, después de todo, en el tiempo No deja de ser irónico, que la “incompleta” recepción por par-
del mundo de la vida en perspectiva astronómica. Si Blumenberg te de Blumenberg de A Brief History of Time represente un ejemplo
había narrado el tiempo del mundo de la vida en perspectiva his- adicional del topos –explorado en Lebenszeit und Weltzeit– de llegar
tórico-astronómica, Hawking estuvo en condiciones de hacer otro demasiado pronto o demasiado tarde a la historia.54 La aparición de
tanto en relación con el tiempo del mundo, y en ese sentido volver- A Brief History of Time se produjo dos años después de la publicación
lo también disponible. Aquello que Hawking hizo accesible por vez de Lebenszeit und Weltzeit, cuando Blumenberg ya había ofrecido las
primera –y de ahí quizá en parte su gran éxito– fue una historia líneas centrales de su comprensión del tiempo del mundo de la vida
del universo como una historia del tiempo del mundo, en cuyo en perspectiva astronómica. Cuando Blumenberg acabó la redacción
trasfondo el tiempo de la vida humana –terrestre– encontraba su del que quizá sea su mejor libro, aún ignoraba que la astronomía y la
acomodo “natural”, cosmológico –y ofreciendo con ello, además, cosmología contemporáneas estaban preparadas para narrar la totali-
un nuevo episodio en la historia de la astronomía como historia de la dad del tiempo del mundo, asumiendo la “brevedad” del tiempo del
conciencia humana–. Había llegado el momento en que la astrono- mundo de la vida, es decir, de hacerlo de manera asequible a la com-
mía y la cosmología podían empezar a contar la historia del mundo prensión finita y posicionada del hombre. Sin embargo, Blumenberg
como una sola historia, una historia única. En palabras de Hubert no leyó A Brief History of Time, y en consecuencia, le pasó inadverti-
Reeves: “Sin duda una de las más grandes ideas de nuestro tiempo: tan da la eventual contribución de la astronomía y la cosmología con-
sólo hay una sola historia del mundo” –subrayado de Blumenberg–.53 temporáneas a la “fenomenología genética del tiempo del mundo”.
Igual que en la historia de la observación astronómica esbozada En este sentido, resulta espectacular que en el artículo biográfico de
en Lebenszeit und Weltzeit, en la que no todo era accesible en todo Brandon Carter, Blumenberg subrayó el pasaje sobre los avances en
momento, así sucedió con la comprensión del tiempo del mundo. informática y síntesis vocal, en el que se indicaba que si Hawking

53. “C’est sans doute l’une des plus grandes idées de ce temps: il y a une seule his- 54. En realidad se trataría más bien de simultaneidad, pues según parece Lebenszeit
toire du monde.” Hubert Reeves, “Enquête sur nos origines”, op. cit., p. 42. La und Weltzeit y A Brief History of Time se escribieron prácticamente al mismo
traducción es nuestra. tiempo, aunque se publicaron en años diferentes.

220 221
hubiera nacido 20 años antes no habría tenido posibilidad de trans- eternamente renovado conflicto entre teoría astronómica y mundo de
mitir sus hallazgos.55 la vida. De esta manera, podemos entender la “condición” de Haw-
king como una suerte de “impugnación” del mundo de la vida: “Fui
GLOSAS ASTRONOÉTICAS SOBRE LA COSMOLOGÍA de nuevo afortunado al elegir la física teórica, porque todo está en la
DE HAWKING Y EL MUNDO DE LA VIDA mente. Así, mi enfermedad no ha constituido una seria desventaja”.59
Deseamos concluir este capítulo sugiriendo un análisis del “caso Haw- La cruel ironía del caso Hawking consistió en que el nuevo héroe
king” desde el punto de vista de los núcleos temáticos ofrecidos por la astronómico, quien había estado en disposición de hacer asequible el
obra de Blumenberg. Desde esta perspectiva, Hawking representa un tiempo del mundo y de poner en suspenso el conflicto de la astrono-
nuevo episodio, que llega hasta nuestros días, en la larga y accidentada mía con el mundo de la vida, quedó él mismo inmovilizado, como si
singladura del contemplator caeli y de la Sorge por los astros.Ya señalamos la parálisis del propio cuerpo fuese una sórdida recidiva geocéntrica.
el pasaje subrayado por Blumenberg en el que se describía a Hawking Pero más allá de las nuevas y penosas dificultades de la astronomía con
como preocupado por el devenir del cosmos y por la existencia de el mundo de la vida, queremos concluir este capítulo con la llamativa
otros mundos.56 Cabe ahora añadir este otro motivo proveniente del transformación de la metafórica del pozo en la cosmología de Haw-
artículo de Brandon Carter, en abierta conexión con la temática del king. En el artículo periodístico “L’homme qui réinvente l’Univers”,
mundo de la vida y el trabajo sobre la teoría astronómica: “Es también Françoise Harrois-Monin describió la radiación de Hawking como
verdad que no podía participar en las ocupaciones familiares, jugar si una estrella muerta radiase desde el fondo de un pozo. En esta ca-
con los niños, cambiarlos mientras eran bebés, tal como hacíamos no- racterización de los agujeros negros como estrellas muertas en pozos
sotros. Él pasaba prácticamente todo su tiempo en su silla, reflexionando” podemos reconocer la ocasional conversión de una metáfora existen-
–subrayado de Blumenberg–.57 En este sentido, Hawking pertenece cial en una metáfora ontológica: “todo transcurría como si una estrella
por derecho propio a la tradición milesia, y sin duda su peripecia vital muerta estuviera radiando desde el fondo de su pozo”.60
tiene la misma “talla existencial” que la de Tales o la de Einstein. No
sólo se trataría, por tanto, de la historia de la caída de Tales a Eins- Weltall beginnt mit einem Sturz und endet mit einem Sturz”]. En el primer caso la
tein, tal como Blumenberg sugirió en Die Vollzähligkeit der Sterne,58 de Tales y el pozo, en el segundo la del techador de Einstein. Hans Blumenberg,
“Einstenium” (VS 220).
sino que sería necesario añadir el caso de Hawking en la historia del
59. Stephen Hawking, Historia del tiempo, nota de agradecimiento, p. 3. En la p. 93:
“comencé a pensar en los agujeros negros mientras me acostaba. Mi enferme-
55. Brandon Carter, “Stephen et Brandon: les ‘jumeaux’ savants”, L’Express, 21 de dad convierte esta operación en un proceso bastante lento, de forma que tenía
abril de 1989, p. 36 (dla Marbach). muchísimo tiempo”. Para ulteriores análisis sobre estas cuestiones remito al libro
56. Françoise Harrois-Monin, “L’homme qui réinvente l’Univers”, op. cit. p. 34. de Hélène Mialet, Hawking Incorporated, op. cit.
57. “C’est vrai, aussi, qu’il ne pouvait pas participer comme nous aux tâches familia- 60. “Tout se déroulait comme si l’étoile morte rayonnait du fond de son puits”.
les, jouer avec ses enfants, les changer lorsqu’il étaient bébes, ainsi que nous le F. Harrois-Monin, “L’homme qui réinvente l’Univers”, op. cit. p. 36. La traducción es
faisions tous. Il passait pratiquement tout son temps, dans son fauteuil, à réfléchir”. nuestra. A Blumenberg le pasó inadvertido este pasaje, pero sí subrayó este otro
Brandon Carter, “Stephen et Brandon”, op. cit. La traducción es nuestra. semejante sobre singularidades encerradas en agujeros negros: “ainsi qu’Einstein
58. Vale la pena volver a recordar el pasaje: “La historia de nuestra teoría sobre el l’avait prévu, l’espace environnant se déforme, se creuse comme un puits au fond
universo comienza y acaba con una caída” [“Die Geschichte unserer Theorie vom duquel cette boule de matière concentrée happe tout ce qui la frôle”. Ibid., p. 34.

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