Entendiendo la política como el arte del buen gobierno, la política exterior es
una dimensión de la política que se extiende más allá de los límites del propio Estado, siguiendo una línea de acción, que permita la coherencia entre todos las decisiones que se tomen y las conductas asumidas, con el fin perseguido; diseñada por órganos competentes, salvaguardando la soberanía de cada Estado, y tratando de obtener el mayor provecho posible. Es sinónimo de la expresión “foreign policy” usada por los británicos.
Toda relación internacional tiene explícita o implícitamente un elemento político, y
entraría en lo que llamamos política exterior, pero además comprende la articulación de las relaciones internaciones en sistemas políticos, con influencia mundial, que es objeto de la política internacional.
Si bien el actor de la política exterior es el Estado, quien tomará las decisiones
libremente, con oportunidad y prudencia, en base a las necesidades internas y externas, tratando de evitar responder a los intereses de los países más poderosos, a través de los órganos de gobierno, en general integrantes del Poder ejecutivo, a través de alguno de sus ministerios, el instrumento que sirve para la ejecución de la política exterior es la diplomacia, nacida con otros instrumentos, como los ejércitos, las leyes, los impuestos y la burocracia con la aparición de los estados modernos, para evitar las guerras y solucionar los conflictos internacionales pacíficamente, aunque la política exterior es una actividad que aparece junto con los rimeros Estados de la Edad Antigua, que de uno u otro modo debieron relacionarse entre sí (para comerciar o hacer la guerra, sobre todo).