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Opinión: Lección acelerada de capitalismo

 
 
Claudio Katz
 
El terremoto de Wall Street ha desconcertado al establishment global. En la cúspide del
poder predomina el pánico y las declaraciones alarmistas. Todos registran la presencia
de un acontecimiento que podría inaugurar un cambio de época. La comparación con
la caída del muro de Berlín es un indicio de esta dimensión histórica.
 
El temblor actual comenzó a incubarse en junio del año pasado con el desplome de los
fondos de cobertura administrados por Bear Stearns y cobró fuerza con la
nacionalización del Northern Rock británico. De esta gestación se pasó a un estallido
cuya profundidad salta a la vista
 
Magnitud y costos
 
La rápida conversión de problemas de liquidez en baches de solvencia ilustró desde el
principio la enorme dimensión de una crisis, que no logró ser contenida con medidas
parciales. La reducción de tasas de interés resultó tan inútil como el intento de formar
un fondo de rescate manejado por los bancos. Tampoco sirvió la gran provisión de
dinero al mercado o el auxilio de los fondos soberanos del exterior.
 
El gobierno norteamericano ha puesto en práctica varias iniciativas contradictorias para
atenuar la explosión. Al permitir el desmoronamiento de Lehman Brothers tentó la
posibilidad de una limpieza brutal de los bancos quebrados y sugirió la fijación de
ciertos límites al salvataje. Pero como precipitó el terror de los financistas revirtió
rápidamente este curso, que le otorgaba a la Reserva Federal plenas atribuciones para
dictaminar quién cae y quién se salva.
 
La variante opuesta de estatizar todas las pérdidas se ha consolidado luego de la
nacionalización de AIE. El sostén oficial de la mayor aseguradora del mundo (y de su
gigantesco portafolio de fondos de pensión) complementó el rescate previo de Fannie
Mae y Freddie Mac, que financian la mitad de las viviendas norteamericanas. La
contaminación de estas instituciones semipúblicas indicó hasta que punto han quedado
desbordados los problemas iniciales con créditos de baja calidad (subprime).
 
Con una nueva secuela de estatatizaciones se auxiliaría a las próximas víctimas del
vendaval: los fondos de cobertura y los fondos de capital de riesgo (que operan con
títulos altamente especulativos) y los fondos de dinero (que aglutinan inversiones menos
audaces y carentes de garantía estatal). Pero el punto crítico son los bancos
comerciales.
 
La quiebra de Washington Mutual inauguró un desplome que amenaza extenderse a las
117 entidades minoristas que el FDIC (organismo oficial de garantía) tiene en
observación. Algunas estimaciones pronostican un réquiem para la mitad de los 8.500
bancos actuales. En cualquier caso, ya es evidente que la crisis traspasó a los bancos de
inversión (que recaudaban dinero directamente en el circuito financiero) y afecta a todo
el sistema, con picos de parálisis en las operaciones interbancarias e insinuaciones de
corralitos para los depósitos.
 
En este cuadro se está desenvolviendo una vertiginosa oleada de adquisiciones. Merry
Lynch fue capturada por Bank of America, Bearn Stearn fue tomada por Morgan
Stanley, Wachovia pasó al Citigrup (o Wells Fargo) y Goldman Sachs ha puesto en
venta su paquete accionario. Este virulento cambio de manos se extiende a escala
internacional con la adquisición del británico HBOS por el Lloys y la absorción de las
sucursales de Bradford and Bingley por el Santander español.
 
Algunos compradores (Barclays) se apoderan por moneditas de sus viejos competidores
(Lehman) o picotean sus desechos. El resultado de semejante aluvión sería un nivel de
concentración bancaria nunca visto. Quiénes sobrevivan a sus apuestas (eventualmente
el trío JP Morgan Chase, Bank of America y Citigrup) asumirán el comando de todo el
sistema financiero norteamericano. Este nivel de centralización es precedido por una
furibunda desvalorización de los capitales en juego, que hasta ahora se procesa dentro
de la esfera financiera.
 
Otra opción en curso es la nacionalización de las hipotecas tóxicas, que el Congreso
discutió en un clima de chantaje bursátil. Los financistas (presentados como "el
mercado") exigieron el socorro público para permitir que la economía se mantenga en
pie ("restaurar la confianza"). Reclamaron al gobierno que adquiera los títulos
depreciados para su revalorizarlos y revenderlos.
 
Este rescate se parece al salvataje que obtuvieron los financistas mexicanos en 1995.
Allí también el estado compró títulos carentes de valor, limpió los balances de las
entidades y comercializó papeles a pura pérdida del fisco. Los especuladores han creado
un clima de pánico para que su nueva estafa sea bendecida como un alivio.
 
Pero este descarado auxilio estatal a los responsables del colapso ha desatado una
indignación contra los banqueros, que se burlan de sus sacrosantas reglas del libre
mercado. Este rechazo a Wall Street -que no se observaba desde la época de Roosveelt-
ha obligado a los legisladores ha incorporar ciertas restricciones al cheque en blanco
que inicialmente reclamó la FED. Las enmiendas incluyen rebajas impositivas de
distinto tipo, para crear la ilusión de una distribución más equitativa de la carga.
 
El generalizado malestar expresa, además, la masiva intuición de un derroche inútil. Si
el paso del tiempo confirma que dos tercios de los créditos hipotecarios son totalmente
incobrables se habrá dilapidado una montaña de dinero. Es evidente que ninguna
ingeniería financiera puede contrarrestar el desplome continuado del precio de las
propiedades o el deterioro perdurable del ingreso de sus compradores.
 
Por esta razón el Congreso también auspicia alguna forma de renegociación de las
hipotecas entre deudores y bancos con la mediación del estado. Pero sólo un lejano
contexto de recuperación económica brindaría algún sostén a esa iniciativa.
 
Por el momento predomina una crisis sin solución a la vista que ha diluido todos
principios neoliberales. En un clima de intervención y subsidios, el regulador es
bienvenido y el mercado es cuestionado. Pero como el rescate no es gratuito habrá que
solventar una operación de costo desconocido. La emisión de títulos sobre títulos ha
sido tan sofisticada que nadie sabe calcular cuál es el monto en juego.
 
En julio del 2007 la FED estimaba pérdidas por 50 mil millones de dólares. A principio
de año la cifra saltó a 512 mil millones y las evaluaciones actuales giran en torno a uno
o dos billones de dólares. ¿Cómo se pagará semejante factura?
 
Las grandes crisis bancarias de las últimas décadas tuvieron costos monumentales para
los países subdesarrollados. Involucraron el 55,1 % del PBI de Argentina (1980-87), el
55% de Indonesia (1997-2004) y el 34% de Tailandia (1997-2004). Pero este porcentaje
apenas alcanzó el 3,2 % en el último gran rescate financiero de Estados Unidos (1981-
91). Por primera vez en décadas la primera potencia deberá afrontar un bache
financiero-fiscal de gran escala.
 
Impacto recesivo global
 
El estallido de la crisis ha transformado la desaceleración económica en una recesión
manifiesta. El freno ya se percibe en la caída de la inversión, el estancamiento del
consumo y la fragilidad de las exportaciones estadounidenses. La discusión entre
optimistas y pesimistas sobre el futuro nivel de actividad se ha zanjando con un
diagnóstico coincidente de caída del PBI.
 
Ya no hay margen para reactivar con reducciones de tasas de interés, mientras el
"desapalancamiento" financiero (asumir pérdidas y limpiar carteras) precipita la
contracción del crédito y la escalada deflacionaria. Desde los años 60 todas las
recesiones precipitadas por colapsos inmobiliarios han sido particularmente
prolongadas.
 
El consumo a crédito que sostiene a la economía norteamericana ha quedado
frontalmente afectado y se avecina una crisis social de proporciones. Los deudores
desesperados que abandonan sus casas para evitar el remate son las primeras víctimas
de esta pesadilla. El desbarajuste inmobiliario amenaza a una población ya irritada por
el aumento del precio de la nafta, que avizora el temido desempleo en un país carente de
protecciones sociales significativas. En este clima crece la indignación hacia los
ejecutivos de Wall Street, cuyos ingresos en las últimas tres décadas saltaron de 40 a
344 veces del promedio laboral.
 
La gravitación internacional de la economía norteamericana determina la acelerada
transmisión de su recesión. Sólo Wall Street maneja un volumen de fondos superior al
conjunto de las bolsas europeas. Estados Unidos concentra el 20% del PBI global, pero
sus importaciones aceitan el comercio global y sus empresas transnacionales definen la
tónica productiva de todo el planeta. El salto registrado en la mundialización ha
incrementado, además, la sincronización internacional del ciclo económico.
 
La expectativa inicial en un desacople liderado por Europa se ha desvanecido con la
secuela de estatizaciones que siguen la huella estadounidense (Fortis de Bélgica-
Holanda, Bradford and Bringley de Inglaterra, Glitnik de Islandia). El viejo continente
afronta los mismos problemas de créditos incobrables que su par norteamericano, pero
implementando una política monetaria dura, que buscó homogenizar en torno al euro las
distintas situaciones nacionales.
 
La crisis no sólo ha socavado ese intento y ha dividido a los gobiernos entre partidarios
de un fondo general de rescate y promotores de salvatajes a cargo de cada presupuesto
nacional. Esta fractura obviamente indica que la salud de los bancos es muy despareja
en la región. Todo el intento europeo de sostener el proyecto neoliberal de unificación
con altas tasas de interés se encuentra, además, seriamente amenazado por el
enfriamiento que impone al nivel de actividad.
 
Por su parte Japón tampoco contrarresta el giro recesivo, ya que arrastra las rémoras de
su propia depresión. La economía nipona tiene menos autonomía que Europa para
incidir fuera de su estrecho campo de influencia y cuando comenzaba a recuperarse ha
chocado con el desplome norteamericano.
 
El papel compensador que se esperaba de China e India se ha diluido, ya que ninguna
locomotora puede empujar a un convoy totalmente descarrilado. Se ha discutido mucho
si China podía contrarrestar la desaceleración mundial con la expansión de su mercado
interno. Algunos economistas resaltaron esa posibilidad y otros la descartaron,
recordando la dependencia del crecimiento asiático del mercado norteamericano. Pero el
contrapeso chino requería un freno moderado de la actividad en los centros y no la
abrupta recesión que se ha desatado. Por eso el anunciado desacople tiende a convertirse
en un reacople de Asia a la caída general.
 
Comparaciones
 
Muchos analistas buscan en las crisis precedentes una guía sobre el posible devenir del
shock actual. Las analogías iniciales con el crack bursátil de 1987 o con el estallido de
la burbuja tecnológica del 2001 han quedado totalmente superadas. En ambos casos los
activos en juego eran acciones y no viviendas y ninguno de esos temblores desembocó
en colapsos bancarios. Sólo precipitaron recesiones de acotadas duración e intensidad,
que fueron remontadas por la reactivación del consumo en un plazo relativamente
breve.
 
Descartada la semejanza con estos declives de poco alcance se ha impuesto una
generalizada comparación con la depresión del 30. Numerosos economistas resaltan los
puntos de coincidencia con este clásico antecedente del desplome general. Pero se
equipara la eventual profundidad de la caída y no las modalidades de la crisis. Si la
intensidad de la regresión productiva y social alcanzará esa magnitud es por el momento
una incógnita. Pero la dinámica del proceso en curso presenta numerosas diferencias
con el sendero que desató 1929.
 
Las medidas que hace ocho décadas se aplicaron con posterioridad al crack se han
implementando actualmente con anticipación. La inyección de liquidez de los últimos
meses provocaría horror a Hoover y suscitaría los aplausos de Keynes. En la actualidad
también se limita la caída de los bancos y se elude cualquier aumento de las tasas de
interés. Habrá que ver si estas medidas atenúan o agravan el desplome económico, pero
se desenvuelven en un contexto internacional muy distinto al pasado.
 
En los años 30 no existía el actual entrelazamiento de capitales y tampoco operaba una
coordinación entre la FED y los bancos centrales de Europa y Asia. En lugar de una
moneda internacional de referencia prevalecía una disputa por heredar la primacía de la
libra esterlina y en función de esa aspiración, las grandes potencias devaluaban sus
monedas. El escenario proteccionista de áreas comerciales en pugna distaba mucho de
la interconexión actualmente impuesta por las empresas transnacionales.
 
La gran depresión derivó en una confrontación bélica entre las principales potencias,
que nadie avizora al comienzo del siglo XXI. Un enfrentamiento militar entre Estados
Unidos, Europa y Japón es inimaginable.
 
Otra comparación en boga presenta el estancamiento padecido por Japón como un
espejo de lo que sucederá en Estados Unidos. Esa economía asiática soportó una
burbuja inmobiliaria muy semejante, con precios que se triplicaron (1986-91) y luego se
desmoronaron en dos tercios.
 
Pero Japón vaciló en implementar las medidas que Estados Unidos ha instrumentado
rápidamente, confirmando la brecha que separa a una potencia subordinada de otra
dominante. Además, la economía nipona nunca actuó como locomotora de la economía
mundial y al depender de la protección militar norteamericana se remodeló con medidas
comerciales y cambiarias (revaluar el yen y abrir su economía), que nadie se atreve a
sugerirle a Estados Unidos.
 
Quizás la comparación más adecuada con el desplome actual es lo ocurrido en 1975-76.
Esa crisis clausuró una etapa (el boom posguerra) con la misma contundencia que el
temblor del 2008 pondría el fin del neoliberalismo pleno (que instauraron Thatcher y
Reagan). Tomando en cuenta esta referencia histórica hay que prestar atención a las
medidas que expresaron giros significativos. Hace tres décadas estos virajes fueron la
inconvertibilidad del dólar (1970) y el aumento de tasas de interés (1978). Seguramente
la crisis actual incluirá transformaciones de ese alcance y en poco tiempo sabremos si
las medidas que ya se han adoptado, atenúan o exacerban la intensidad de la conmoción.
Los barómetros
 
Más productivo que adivinar la magnitud futura de la crisis es caracterizar sus
tendencias. Estos lineamientos se concentran en las debilidades y los recursos que
acumula la primera potencia.
 
Los indicadores de fragilidad norteamericana están a la vista, especialmente en el
terreno político. Bush es un cadáver del proyecto neo-conservador socavado por la
aventura en Medio Oriente. Esta adversidad militar limita la capacidad del imperialismo
norteamericano para transferir la crisis a sus competidores.
 
Pero más significativa es la fulminante pérdida de autoridad presidencial para actuar
frente al desplome bancario. No es la cercanía de las elecciones lo que erosionó ese
poder, sino la división de la elite estadounidense frente al terremoto de Wall Street.
Desde Nixon no se veía un escenario tan volátil.
 
Las debilidades económicas de Estados Unidos son también visibles. Un déficit
comercial del 6% del PBI obstruye el giro hacia un modelo exportador, al cabo de tantos
años de euforia compradora. El país carga con el mayor pasivo del planeta, tiene el 50
% de sus bonos públicos en manos de extranjeros y se aproxima a un déficit fiscal
récord.
 
Pero la otra cara de esta realidad es la capacidad que ha mostrado la Reserva Federal
para proteger al dólar y a los Bonos del Tesoro del desbarranque general. Logró hasta
ahora monitorear una caída controlada de la divisa norteamericana, preservando el
principio de fijar una cotización atractiva para la afluencia de capitales y al mismo
tiempo estimulante de las exportaciones. Como ambos niveles son contradictorios, el
equilibrio requiere una gran predisposición de los acreedores para convalidar la
primacía monetaria estadounidense. Hasta el momento esa subordinación perdura a
pesar del colapso económico-financiero.
 
En medio de la caída de Wall Street el vuelo de los capitales hacia la calidad favorece al
activo en mayor peligro. Paradójicamente los capitalistas del mundo se refugian en el
dólar y sus bonos, es decir en la moneda y en los papeles formalmente más amenazados.
Ninguna otra economía podría generar una reacción, que obviamente obedece al rol
central de Estados Unidos en la reproducción del capitalismo global.
 
Este protagonismo se asienta en la protección brindada por el Pentágono a todas clases
dominantes. Es un resguardo decisivo que modifica todos los patrones convencionales
de evaluación del proceso económico. Es importante recordar esta peculiaridad, para
evitar el análisis de la economía estadounidense con los mismos parámetros que se
juzga a cualquier otro país.
 
El refugio en el dólar también ilustra la creciente internacionalización de los negocios
en torno a una moneda, que acapara el 70% del comercio y el 65 % de las reservas
mundiales. Al sostener al dólar el grueso de los acreedores del planeta defiende su
propio pellejo.
 
Pero resulta difícil imaginar una simple continuidad de esta hegemonía monetaria luego
del tsunami registrado en las últimas semanas. Si logra perdurar como reserva global, el
dólar deberá adaptarse a las nuevas relaciones de fuerza que emerjan de la crisis. La
aceptación de una mayor gravitación de los bancos extranjeros dentro de Estados
Unidos (en desmedro de viejas restricciones) podría formar parte de esta adecuación. El
traspaso de acciones de Morgan Stanley a China Investment o a Mitsubishi, la venta de
Goldman Sachs a Sumitomo Mitsui y la transferencia de las operaciones externas de
Lehman a Nomura anticipan esa tendencia.
 
Pero también existe la posibilidad inversa de una ruptura del sistema monetario, que
obligue al dólar compartir su señorazgo con otras divisas. En este caso se forjarían áreas
monetarias siguiendo el modelo competitivo de entre-guerra. Hasta el momento no
existen indicios de esta posibilidad, ya que a diferencia del pasado ninguna potencia
pretende erigir su poder aplastando al imperialismo dominante. Pero los candidatos a
compartir el poder global no se suicidarán junto al dólar, si el desplome arrastra a esa
moneda. Los distintos cursos en juego dependen básicamente de un factor: la magnitud
de la crisis.
  

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EEUU: Salvar a los bancos o acabar con el hambre en el mundo ¿Usted qué haría?
 
 
Pablo Siris Seade
 
Lo gastado en planes de rescate hubiera servido para acabar con el hambre por 50 años
 
La FAO solicitó a los líderes mundiales en junio, 30 mil millones de dólares anuales
para relanzar la agricultura y evitar amenazas futuras de escasez de los alimentos. Sólo
recolectó 7 mil 500 millones de dólares pagaderos en cuatro años. Contraste esto con los
700 mil millones del plan de rescate de EEUU, sin incluir los de Europa.
 
Los gobiernos de Estados Unidos y Europa gastaron en una semana el equivalente al
monto que se necesita para paliar el hambre en el mundo por casi 50 años.
 
El pasado 30 de junio, en la apertura de la Cumbre de la Organización de las Naciones
Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) realizada
en Roma, el presidente de esta institución multilateral, Jacques Diouf, solicitó a los
líderes mundiales 30 mil millones de dólares anuales para relanzar la agricultura y evitar
amenazas futuras de escasez de los alimentos.
 
 
La FAO sólo recolectó en esa oportunidad -y con mucho esfuerzo- 7 mil 500 millones
de dólares pagaderos en cuatro años, cifra que se traduce en unos mil 875 millones de
dólares anuales.
 
Dicho monto representa tan sólo unos dos dólares anuales por cada persona hambrienta
en el planeta.
 
En contraste, durante la semana transcurrida entre el 30 de septiembre y el 8 de octubre,
Estados Unidos aprobó $700 mil millones en el "paquete de rescate financiero";
Alemania salvó un banco inyectándole 50 mil millones de euros (unos $70 mil
millones), además de la decisión de Gran Bretaña de comprar acciones en siete bancos
por unos $90 mil millones, así como poner a disposición de los bancos unos $350 mil
millones en garantías crediticias.
 
"Frente a este telón de fondo, como explicamos a personas con sentido común y buena
fe que no es posible encontrar 30 mil millones de dólares al año que permitan a 862
millones de personas hambrientas disfrutar del más elemental de los derechos humanos,
el derecho a la alimentación", decía Diouf en junio pasado.
 
 
El monto destinado en esta semana a la inyección de capitales en el mercado financiero
mundial hubiera permitido alimentar y desarrollar programas de producción de
alimentos y seguridad alimentaria por aproximadamente 50 años. Por si este panorama
no fuera suficientemente desolador, anualmente se desperdicia comida por valor de 100
mil millones de dólares y el exceso de consumo por parte de los obesos asciende a otros
20 mil millones a nivel mundial.
 
Por otro lado, la industria bélica movilizó el año pasado unos 1,2 billones de dólares, y
seguramente este año la cifra se verá incrementada. Para la industria de la guerra y el
rescate de bancos probablemente siempre habrá suficientes recursos, mientras se le
pedirá a la gente que corra un agujero en el cinturón.
 
En cambio, parece que la ayuda alimentaria aparecerá sólo "cuando los desposeídos y
los excluidos" salgan "a la calle para expresar su descontento y desesperación", según
expresó Diouf.

 
 
 
 
 
 

LA CRISIS CONTRA EL TERCER MUNDO

Luis Britto García

No nos engañemos creyendo que la crisis es mal sólo de Nueva York, Londres o
Frankfurt. Donde llegó la globalización, llega la crisis. Sus efectos serán directamente
proporcionales al monto de las relaciones de cada país con las economías de Estados
Unidos y del Grupo de los Siete. Serán brutalmente golpeados los comprometidos por
Tratados de Libre Comercio. La restricción del consumo interno de Estados Unidos
contraerá sus importaciones, que para 2006 procedían en un 17% de Canadá; en un 16%
de China, en un 11% de México, en un 8% de Japón. Dichos exportadores verán
reducirse críticamente sus ventas; recibirán por éstas moneda devaluada. Según el
Financial Times (FT), el Banco Mundial preveía para América Latina un crecimiento de
4,2% en 2009, que ahora reduce al 2,5% o 3,5%.

Reducción de remesas de emigrados

Para agosto de 2007 en Estados Unidos se habían perdido 800.000 empleos. Los países
desarrollados impondrán medidas todavía más restrictivas contra los inmigrantes,
castigando a los países que dependen de sus remesas. Hacia 2004 los envíos para
América Latina y el Caribe sumaban 45.000 millones de dólares; México, Brasil y
Colombia recibían un 60% de tal monto; El Salvador, Guatemala y República
Dominicana un 20%. Las remesas aportaban el 24% del PIB de Haití, el 11% del de
Honduras, el 14% del de El Salvador y el 10% del de República Dominicana (CEPAL
2005,13). También disminuirán las remesas desde la Unión Europea, segundo rubro de
ingresos de Ecuador. Muchas maquilas cerrarán; sus explotados serán despedidos.

Consumo de hidrocarburos
Estados Unidos consume 20.030.000 barriles de petróleo diarios; importa 12.097.000 y
apenas produce 7.610.000. Esta demanda es inelástica, por el carácter altamente
industrializado de su economía, su pesada dependencia del transporte automotriz y el
hecho de que su generación de electricidad procede en un 71,6% del combustible fósil,
de las plantas nucleares en un 20,5% y de la energía hidroeléctrica sólo en un 5,6%. Los
estadounidenses anuncian el desarrollo de energías alternativas, de la producción de
biocombustibles y de la explotación de las reservas petroleras de su plataforma
submarina, medidas que no tendrán efectos a corto ni a mediano plazo.

Relaciones con Venezuela

Estados Unidos es el primer socio comercial de Venezuela. Para 2005, Estados Unidos
compraba el 60% de las exportaciones de Venezuela y suplía el 38,5% de sus
importaciones. Para 2004, las exportaciones de Venezuela a Estados Unidos totalizaban
unos 24.962 millones de dólares, el 1,70% de las que recibía el país norteño, y las
importaciones venezolanas desde él representaban unos 4.782 millones de dólares, con
una balanza claramente favorable para nuestro país. A Venezuela le es fácil sustituir a
Estados Unidos como fuente de exportaciones; a éste le es difícil prescindir de nuestros
hidrocarburos. Pero la crisis puede bajar sensiblemente los precios del petróleo al
reventar la burbuja especulativa inflada sobre ellos, y agudizar la intervención y
desestabilización política estadounidense contra Venezuela.

Medidas keynesianas, innovativas y militares

Para superar sus crisis los países desarrollados aplican tres medidas: 1) Políticas
keynesianas de gasto público con efecto multiplicador, que al reactivar la demanda
estimulan la producción, el empleo y el consumo 2) Nuevos desarrollos técnicos
generadores de inversión, consumo y puestos de trabajo 3) Guerras que incrementen la
industria armamentista y el alistamiento de desempleados.

Ni inversión ni nuevas tecnologías

Las medidas anticíclicas de Bush se han reducido a resarcir de sus pérdidas a los
banqueros causantes del desastre, la creación de nueva deuda pública que ello requiere
no será compensada con incremento del empleo ni del consumo. Tampoco está abierto a
corto plazo un nuevo desarrollo tecnológico capaz por sí solo de crear inversión,
demanda y empleo.

El recurso del militarismo

Desde hace un siglo, Estados Unidos y los países capitalistas sólo han superado sus
crisis entablando conflictos destructivos, que una vez concluidos precipitan sus
economías en las llamadas "crisis de postguerra". La Gran Depresión de 1929 sólo fue
superada con la Segunda Guerra Mundial, que dio paso a otra crisis sólo aliviada por la
Guerra de Corea, cuyo término abrió otra depresión sólo paliada con el gasto
armamentista para la Guerra de Vietnam, cuyo fin inauguró otra crisis contra la cual se
aplicó el armamentismo de la Guerra Fría y el insensato dispendio de la "Guerra de las
Galaxias", para culminar con las guerras de pillaje de petróleo en el Asia.

Un gasto militar desmesurado


Por tal motivo, a fines de 2007, el gasto militar de Estados Unidos se eleva a
623.000.000.000$ anuales (Global Security, 2008). Este gasto supera por sí solo el gasto
conjunto de las demás ramas de la administración de dicho país. Estados Unidos es el
primer productor y vendedor de armas del planeta: el gasto militar del resto de éste no
llega a 500.000.000.000$. Según UNICEF, se podría satisfacer las necesidades básicas
de toda la humanidad sólo con el 10% de lo que se invierte en armamentos.

El armamentismo como inversión

La economía de Estados Unidos depende de la creación de conflictos que justifiquen el


financiamiento del Complejo Militar Industrial: ello explica la cadena de intervenciones
que abarcan las dos últimas décadas y que culminan con la Guerra del Golfo, las
invasiones de Afganistán y de Iraq y las agresiones en los Balcanes y Osetia.

La guerra como empresa

En ellas Estados Unidos adopta una estrategia de privatización de la guerra,


sustituyendo su ejército de conscriptos por otro de mercenarios e implicando a
contratistas civiles como Halliburton en todas las tareas bélicas. La conversión de
empresas en instrumentos de guerra se traduce en la conversión de la guerra en una gran
empresa, y en la tentación de reponer su declinante hegemonía mediante un holocausto
suicida.

RADIOGRAFÍA DEL CAOS


Randy Alonso Falcón

Wall Street sufre su peor crisis desde la Gran Depresión. Los mercados globales de
créditos están paralizados, la pirámide ficticia de valores de las viviendas se ha
derrumbado, rescates y compras inesperadas son ejecutados por firmas privadas y
gobiernos.

Los políticos se disputan las culpas, los bancos quiebran, las bolsas zozobran, los
medios especulan a cada minuto, los ciudadanos se miran a los bolsillos. La crisis
financiera desatada en los Estados Unidos es un gran caos que arrastra en espiral a la
economía mundial.

La avalancha

Estados Unidos creó para sí y para el mundo un sistema financiero divorciado de la


actividad productiva, que dejó de estar al servicio de la creación de riqueza material y
en cambio creó mecanismos de multiplicación de dinero para beneficio de los
especuladores.
Uno de los nichos hacedores de dinero fue el mercado inmobiliario, alrededor del cual
se infló una gigantesca burbuja que explotó en agosto del 2007, arrastrando consigo al
sistema financiero y la economía norteamericana y mundial. Desde entonces, un millón
y medio de familias norteamericanas perdieron sus viviendas por falta de pago.

Las instituciones bancarias, que otorgaron préstamos suicidas para la adquisición de


inmuebles a personas sin solvencia, empezaron a derrumbarse como castillos de naipes,
en lo que ha sido calificado por la agencia Bloomberg como la peor ola de fracasos
bancarios desde 1992.

Estos son algunos de los hitos más significativos en los últimos meses:

El distrito financiero de Wall Street

11 de enero: El primer banco prestamista hipotecario de EE.UU, el Countrywide


Financial, quiebra por la magnitud de sus préstamos de riesgo y es comprado por el
Bank of America en 2 500 millones de dólares.

16 de marzo: Víctima de una crisis de confianza y amenazado por la falta de liquidez


cae el banco de inversiones Bear Stearns. Es comprado por el JP Morgan Chase, que se
benefició del aporte de 30 000 millones de dólares de la Reserva Federal a cambio de
títulos dudosos.

13 de julio: Indy-Mac, uno de los principales bancos hipotecarios del país se derrumba
por el continuo retiro de fondos de los inversionistas, presionados por la crisis crediticia.
Es intervenido por el gobierno.

7 de septiembre: Los gigantes hipotecarios Fannie Mae y Freddie Mac, que poseen o
garantizan un total de 5 billones de dólares en deudas hipotecarias, son puestos bajo la
tutela del Tesoro, después de enormes pérdidas acumuladas por las bajas en el mercado
inmobiliario y un insuficiente plan de rescate. Unos 200 mil millones de dólares destinó
el gobierno a la operación.

15 de septiembre: Quiebra el banco de inversiones Lehman Brothers, tras perder un


73% de su valor en la bolsa. El grupo es desmantelado y sus actividades en EE.UU son
retomadas por el banco británico Barclays, mientras que en Asia-Pacífico, Europa y
Medio Oriente, pasan al japonés Nomura Holdings. Se desata el clímax de la crisis.

16 de septiembre: Ante la falta de liquidez del gigantesco banco asegurador


estadounidense American Internacional Group (AIG), la Reserva Federal (FED) le hace
un préstamo de 85 mil millones de dólares a cambio de una nacionalización, en la que el
banco central norteamericano recibiría el 79,9% del capital de la aseguradora.

21 de septiembre: Los afamados bancos de inversiones Goldman Sachs y Morgan


Stanley se vieron obligados a convertirse en bancos comerciales sujetos a un mayor
control de las autoridades, con lo que el sistema financiero norteamericano se quedó sin
bancos de inversiones.

25 de septiembre: Se produce la quiebra más grande de una institución de depósitos en


la historia de EE.UU cuando cierra el Washington Mutual, la mayor caja de ahorros y
préstamos del país con 119 años de historia. Las actividades bancarias del grupo fueron
absorbidas por JP Morgan Chase por 1 900 millones de dólares.

12 de octubre: La FED emite un inusual comunicado dominical en el que aprueba la


toma del control del banco Wachovia, el cuarto más grande del país, por su rival Well
Fargo, tras varios días de disputa con Citigroup por la adquisición de la entidad.
Wachovia había perdido un 75% de sus valores en lo que va de año.

El resultado de la avalancha es la desaparición de los endiosados bancos de inversiones


en EE.UU, el fin del mito de la independencia de la banca central del poder político, la
apocalipsis del Consenso de Washington y de los dogmas económicos neoliberales.

DESCONCIERTO

Los gurúes de la economía se apoderan de los medios por estos días con sus
predicciones. Ninguno puede quedar inmutable ante el desconcierto de los bancos, las
bolsas y los mercados. La crisis que está enterrando "la mano invisible" que según
Adam Smith debe regular los mercados, desata pasiones y teorías.

El Director Gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Khan, ha


dicho sin ambages: ".nos enfrentamos a la anarquía financiera: la opacidad, la codicia,
la irresponsabilidad de un sistema que se desarrolla sin relación con la economía
real.Las finanzas deben ser controladas".

Thomas Friedman, analista de The New York Times comentó: "Siempre creí que el
gobierno de Estados Unidos era un sistema político único, diseñado por genios para que
pudiera ser manejado por idiotas. Me equivoqué. Ningún sistema puede ser lo
suficientemente lúcido como para sobrevivir a este nivel de incompetencia e
imprudencia de parte de la gente encargada de manejarlo".

El subdirector del departamento de investigaciones del propio FMI, Charles Collyns


señaló: "Ahora está claro que estamos viendo el impacto más peligroso sobre los
mercados desde los años ´30, planteando una gran amenaza para el crecimiento global".

Ed Pasley, experto del Center for América, anunció: "Sin acceso a créditos o el acceso
sólo a créditos costosos, las compañías no tendrán más alternativas que recortar sus
gastos, recortar empleos y dejar de invertir".

Kenneth Rogoff, execonomista jefe del FMI remarcó: "EE.UU se encamina hacia una
recesión más profunda de la que hablábamos hace tres meses, porque el sistema
financiero explotó desde dentro".

El más reciente galardonado con ese premio, el economista, profesor y columnista de


The New York Times, Paul Krugman, comentó al conocer el premio: "Me reprocho no
haber entendido la amplitud del efecto dominó financiero. Vi que reventaría una burbuja
y que causaría mucho daño, pero no me di cuenta de cuán grande iba a ser el daño".

Martin Wolf, analista económico del Financial Times, escribió: ".murió el sueño del
capitalismo global de libre mercado. Durante tres décadas nos hemos movido hacia
sistemas financieros regidos por el mercado. Con su decisión de rescatar a Bear Stearns
la Reserva Federal, institución responsable de la política monetaria de EE.UU, principal
protagonista del capitalismo de libre mercado, declaró el final de esta época".

El Premio Nobel de Economía Paul Samuelson certificó tajantemente: "Esta debacle es


para el capitalismo lo que la caída de la URSS fue para el comunismo".

Récords

Cada día de crisis insoluble se establecen nuevas marcas difíciles de superar. La zozobra
financiera rompe más récords que Michael Phelps.

-El valor bursátil de las empresas cotizadas en la Bolsa de Nueva York cayó el "lunes
negro" del 29 de septiembre en 777,68 puntos, lo que significa 1 millón 200 mil
millones de dólares, la cifra mayor de pérdidas en un solo día desde que se mide el
índice Dow Jones.

En las jornadas del 6 al 10 de octubre, la bolsa tuvo su peor semana en la historia, al


perder 18,2% de sus valores. En la recordada crisis de 1987, las pérdidas fueron de
13,7%.

The Wall Street Journal calcula que las acciones de EE.UU perdieron 8.4 billones de
dólares en valores desde el pico de las bolsas el pasado año.

-El crédito al consumo se contrajo en agosto por primera vez en la última década, al
caer en un 3,7%, informó la Reserva Federal.

-Las ventas de nuevas casas en agosto y septiembre cayeron al mínimo registrado en los
últimos 17 años, mientras que los precios son los más bajos en 4 años, anunció el
Departamento de Comercio, en una confirmación del deterioro del inflado sector
inmobiliario.

Uno de cada 6 estadounidenses debe más hipoteca que el valor real de sus casas; esto
representa 12 millones de familias.

-El sector manufacturero registró un brusco descenso en septiembre, hasta el nivel más
bajo desde octubre de 2001.

-La deuda nacional de Estados Unidos llegó a los 10.3 billones de dólares. La
astronómica cifra ha hecho quedar obsoleto el emblemático Reloj de la Deuda Nacional
(National Debt Clock) instalado en Nueva York desde 1989. El relo, ubicado cerca de
Times Square, tiene 13 dígitos, uno menos que los necesarios para exhibir en tiempo
real, el gigantesco débito adquirido durante la presidencia de Bush. El actual inquilino
de la Casa Blanca recibió como herencia un superávit de 115 mil millones de dólares.

A esa enorme deuda aporta el déficit presupuestario, que llegó a la apabullante cifra de
455 000 millones de dólares al concluir el año fiscal 2007-2008. Para el 2009 se
pronostica 1 billón de dólares de déficit, al sumarse los multimillonarios números del
rescate bancario

-En el mayor recorte desde marzo de 2003, 159 mil norteamericanos quedaron
desempleados en septiembre. Más de 760 mil norteamericanos se han quedado sin
empleo en los 9 meses del 2008, con lo que la cifra total de trabajadores desempleados
en Estados Unidos sobrepasa los 9 millones.

Otros 6,1 millones de norteamericanos sólo tienen empleo a tiempo parcial, sin seguro
médico ni vacaciones pagadas.

-La popularidad de Bush es de sólo 25%, según una encuesta de Gallup. Al Congreso le
va peor, con un 17% de aceptación.

Sparring de políticos

El desastre financiero ha puesto guantes de boxeo a los políticos en Washington, que se


acusan mutuamente de la tragedia. La campaña electoral ha azuzado la pelea. La
administración Bush, el Secretario del Tesoro Paulson y Wall Street son los sacos de
golpeo preferidos.

El candidato Barack Obama, que se ha consolidado al frente de las encuestas a la vez


que se profundiza la crisis, ha expresado: "Dijeron que querían que el mercado operara
libremente, pero lo dejaron operar de forma salvaje y al hacerlo pisotearon nuestros
valores de justicia, equilibrio y responsabilidad hacia los demás".

Su oponente John McCain, acérrimo defensor hasta ayer del libre albedrío financiero y
quien el mismo día de la quiebra de Lehman Brothers dijo que las bases de la economía
norteamericana eran sólidas, ha señalado: "Tenemos que reparar el sistema. Tenemos
problemas fundamentales en el sistema. Las calles están pagando una multa por los
excesos y la avaricia en Washington D.C y en Wall Street (.) hoy en Washington y -me
temo que en Wall Street- la avaricia se premia, el exceso se premia y la corrupción se
premia". (sic)

La representante demócrata de origen puertorriqueño Nydia Velázquez opinó: "Este es


el resultado de una filosofía fracasada que ha dejado a Wall Street hacer lo que le diera
la gana al darle a las corporaciones todos los subsidios contributivos y la desregulación
que pidieron, mientras la gente común y corriente paga los platos rotos".

El conservador senador republicano Jim Bunning, de Kentucky, ironizó: "En lugar de


celebrar el 4 de julio el año próximo, los estadounidenses estarán celebrando el Día dela
Bastilla; el mercado libre para todo propósito está muerto en Estados Unidos".

A Bush, por su parte, no le ha quedado más remedio que tratar de ponerle buena cara a
la tormenta: ".tengan fe, la economía se recuperará con el paso del tiempo. Ojalá yo
pudiera chasquear los dedos y hacer que todo esto se detenga, pero no es así como
funcionan las cosas".

Debacle global

Nadie escapa a los efectos de la crisis, aunque unos estén más resguardados que otros.
La globalización de mercados e inversiones y las múltiples manos que convergen en la
pirámide ficticia del sector inmobiliario extienden el virus financiero como plaga. La
desconfianza y la incertidumbre predominan en todos lados.
Los más recientes acontecimientos muestran la amplitud del fenómeno:

-La Bolsa de Tokio cayó el 8 de octubre a su nivel mínimo histórico desde octubre de
1987, en un fuerte batacazo a las esperanzas recuperadoras de la economía japonesa.
Una de las principales aseguradoras del país, la Yamato Life Insurance, fue a la
bancarrota.

-En el Viejo Continente han quebrado 5 bancos en Alemania, 4 en Gran Bretaña, 2 en


Dinamarca y también en el Benelux (Bélgica, Holanda y Luxemburgo). Los dos
principales bancos italianos están contaminados por una ola de desconfianza que
desmoronó sus cotizaciones en la bolsa

-Un fenómeno inédito se ha producido en el legendario sistema financiero suizo, cuando


sus dos bancos más importantes, el UBS y el Credit Suisse, fuertemente golpeados por
la crisis hipotecaria, son objeto de rumores y especulaciones sin cesar, que hacen a los
ciudadanos preguntarse preocupados si deben retirar sus ahorros de estas instituciones y
deporsitarlos en algunos bancos más pequeños y menos expuestos a las turbulencias
globales.

-La misma incertidumbre y los rumores sobre problemas de liquidez han desatado el
pánico entre los clientes del ICICI Bank, una de las principales instituciones bancarias
de la India, y los del Bank of East Asia, el tercero más importante de Hong Kong.

-Islandia está en un estado de tanto peligro que el país está al borde de la ruina
financiera. El gobierno suspendió todas las operaciones en su mercado accionarios
durante tres días y tomó el control de los tres bancos más importantes del país. Las
autoridades negocian con Rusia y el FMI préstamos multimillonarios para sobrevivir.
Islandia, con 300 mil habitantes, es un claro ejemplo del auge crediticio mundial que se
ha desmoronado. La economía islandesa está ampliamente basada en su sistema
financiero. Sus activos bancarios crecieron en los últimos años en cerca de nueve veces
su Producto Interno Bruto y su banca se convirtió en un importante actor financiero
internacional.

"La crisis financiera mundial le recordó a Islandia y a otros países, que cuando un
huracán atraviesa el océano en ruta a un continente poderoso, generalmente pasa sobre
las pequeñas islas dejando una dustracción sustancial", valoró el jefe de estado islandés
Olafur Ragnar Grimsson.

-En Brasil, las operaciones de la bolsa han sido detenidas numerosas veces los últimos
días por el hundimiento de los precios de las acciones a los niveles más bajos en dos
años y su moneda, el real, tocó su menor nivel desde 1999. El Banco Central brasileño
informó que en la primera quincena de octubre salieron de su sector financiero unos 3
500 millones de dólares.

Fuego graneado

La propagación de las llamas provoca reacciones en todas partes. Los dardos contra
Washington y Wall Street provienen de la izquierda y la derecha, del mundo
desarrollado y del subdesarrollado, de académicos y políticos. Cambio, nueva era, fin
del liderazgo norteamericano son los vocablos más frecuentemente empleados.

Dimitri Medvédev, Presidente de Rusia

"La época de la dominación de una única economía y una única divisa quedó relegada al
pasado de una vez por todas.Debemos trabajar juntos para crear un nuevo sistemas
económico-financiero, basado en los principios de la multiporalidad, la supremacía de la
ley y la consideración de los intereses mutuos". (Dimitri Medvédev, Presidente de
Rusia)

".un modelo económico perverso está llegando a su fin. Ahora está crujiendo esa
arquitectura financiera, que consideró al mundo como un casino; era como jugarse al
mundo a los dados. Hay un crujir de esa economía que vaya daño le ha hecho a los
pueblos del mundo" (Hugo Chávez, Presidente de Venezuela)

"Estamos ante un cambio geopolítico histórico, en el cual el equilibrio de poder en el


mundo está siendo alterado de manera irrevocable. La era del liderazgo global
estadounidense, que se remonta a la Segunda Guerra Mundial llegó a su fin". (John
Gray, Profesor de Filosofía de la London School of Economics)

"Recuerdo que nos decían que nunca rescatáramos compañías atribuladas.pero en el


último año, la FED ha rescatado docenas de bancos, corporaciones hipotecarias y otras
empresas en problemas". Mahathir Mahammad, Ex Primer Ministro de Malasia)

"Lo que pasa actualmente empezó en Estados Unidos en el sector económico y


financiero (.)no se trata ya sólo de la irresponsabilidad de personas concretas, sino de la
irresponsabilidad de un sistema que pretendía ser el líder." (Vladimir Putin, Primer
Ministro de Rusia)

"Los Estados Unidos tienen hoy un deber ético con el mundo entero, para entrar a
resolver esta crisis que allí mismo de ha originado (.) Esa nación se da el lujo de tener
un alto déficit fiscal, un alto déficit comercial y, al mismo tiempo, ser el país mayor
deudor del mundo" (Álvaro Uribe, Presidente de Colombia)

"¿Qué queda entonces de la superpotencia EE.UU? Su poder estaba construido sobre


barro financiero. Con el desplome de la hegemonía del dólar, llegó a su fin. El sistema
financiero estadounidense ha quedado desacreditado por años. Esto es el fin del
capitalismo estadounidense, del ejemplo que por décadas se nos ensalzó como modelo a
seguir. Y no es poco, aunque no sea ni por mucho, el fin del capitalismo como sistema
mundial." (Michael R. Krätke, Analista y Profesor de política económica y derecho
fiscal de la Universidad de Amsterdam, Holanda)

"La idea de un mercado todopoderoso sin reglas y sin intervención política es una
locura.la era de la autorregulación se acabó. El laissez-faire se acabó" (Nicolas Zarkozy,
Presidente de Francia)

"Por años los países ricos y los centros financieros internacionales nos enseñaban a
América Latina a organizar y modernizar nuestros mercados y nuestro Estado y vemos
que los países ricos, por falta de regulación, entran en crisis". (Michelle Bachelet,
Presidenta de Chile)
"Los países emergentes.no pueden ahora volverse víctimas del casino que los banqueros
estadounidenses hicieron en su país". (Luis Inacio Lula da Silva, Presidente de Brasil)

"El fin de la Unión Soviética y de la bipolaridad del mundo en 1991 había provocado la
conquista del mundo por el sistema de producción capitalista y la instalación de una
ideología neoliberal como teoría de legitimidad (.) El objetivo declarado era llegar a una
autorregulación total del mercado. Pues bien, esa teoría está hecha trizas, el
neoliberalismo está hecho trizas. Para convencerse basta interrogar a las familias
estadounidenses que perdieron sus casas". (Jean Ziegler, ex relator especial de la ONU
para el derecho a la alimentación y Profesor Emérito de Sociología de la Universidad de
Ginebra)

Yo tengo un plan

"I have a plan", es la frase favorita de los candidatos en las elecciones norteamericanas
cuando van a hablar de cualquier tema. Es también la de Bush cuando trata de dar la
imagen de que hará frente a la crisis, a la que sus excesivas políticas desregulatorias, sus
escandalosos gastos militares y los enormes déficits generados han contribuido
sobremanera.

El 3 de octubre, el inquilino de la Casa Blanca promulgó su Ley de rescate del sistema


financiero norteamericano tras la aprobación por las dos cámaras del Congreso, no sin
antes enfrentar una revuelta inicial, con tintes electorales, de los Representantes de su
propio partido.

El rescate legislado alcanza los 850 mil millones de dólares. De ellos, 700 mil millones
estarán a disposición del gobierno para intentar el salvamento. Una parte será dedicada a
la compra de activos invendibles acumulados por los bancos durante la burbuja
inmobiliaria. Otro monto de 250 mil millones de dólares se ha decidido destinar,
siguiendo el ejemplo británico, a la compra de acciones preferenciales de los bancos de
manera temporal, según anunció el Secretario del Tesoro. Las nueve mayores entidades
bancarias fueron casi obligadas a aceptar la inversión del gobierno que llegará hasta un
3% de los activos. Esto implica una nacionalización parcial de la banca norteamericana,
toda una herejía para los fundamentalistas neoliberales que han conducido la economía
mundial por estos oscuros derroteros.

Los otros 150 mil millones se agregaron al proyecto original con el objetivo de endulzar
el voto de senadores y representantes. Se utilizarán en desgravaciones fiscales e
incentivos para empresas e individuos que inviertan en energías renovables o compren
autos ecológicos. También para atender intereses particulares como los 2 millones de
dólares asignados a un fabricante de juguetes de madera del estado de Oregon, los 100
millones concedidos a pistas de carreras de automóviles o los 192 millones destinados
para el ron importado de Puerto Rico e Islas Vírgenes (¿Bacardí?), según un análisis del
plan realizado por la organización Contribuyentes por el Sentido Común.

Las enormes cifras se suman a los 30 mil millones invertidos en Bear Stearn, los 200
mil millones destinados al rescate de Freddie Mac y Fannie Mae, los 85 mil millones
prestados a AIG y también los 25 mil millones aprobados para rescatar a la General
Motors, Chrysler y Ford, las grandes empresas automovilísticas duramente golpeadas
por la crisis.

Pero los multimillonarios gastos, no son suficientes para levantar al fatigado sistema
financiero norteamericano. The Wall Street Journal calificó el plan de Paulson como un
"bálsamo" pero "poco probable que pueda evitar que la mayor economía del mundo
caiga en una recesión". El Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz lo tildó de tan
ineficaz como "realizar una transfusión de sangre masiva de sangre a una persona que
sufre una grave hemorragia interna".

El rico inversionista George Soros declaró hace unos días en CNN: "El Plan Pulson fue
mal concebido.Básicamente el mismo tipo de ingeniería financiera que nos causó
problemas es que quieren emplear para resolverlos, y ése es el error. Ahora el mercado
está colapsando. Simplemente no es capaz de definir qué es lo que habría que hacer".

El Secretario del Tesoro Henry Paulson fue presidente de Goldman Sachs, uno de los
bancos precursores del empaquetamiento de las hipotecas estadounidenses en exóticos
instrumentos financieros, que se vendieron y revendieron como dulces ante la
convicción de que el valor de la vivienda no caería y cuya depreciación pronunciada
desencadenó el imparable efecto dominó que viven los mercados globales. Paulson
amasa una fortuna personal calculada en 700 millones de dólares, buena parte de ella
acumulada en sus años en Goldman Sachs.

Ante el estancamiento de la situación, la Reserva Federal coordinó con otros bancos


centrales el recorte en medio punto de los tipos de intereses, anunció un aumento de su
refinanciamiento a los bancos en octubre y noviembre por unos 900 mil millones de
dólares para mitigar la falta de liquidez y la compra de grandes cantidades de deudas a
corto plazo sin respaldo, conocidos como papeles comerciales, lo que convertiría al
banco central norteamericano en prestamista directo de las empresas, un hecho casi
inédito que aumenta el riesgo para los contribuyentes y multiplica los billetes a emitir
sin respaldo en la economía real.

Los candidatos presidenciales también han lanzado sus promesas mirando hacia los
electores: "Tengo un plan para conservar el valor de vuestras casas y aumentarla
nuevamente comprando préstamos hipotecarios"-dijo MCcCain. "Para los
estadounidenses que podrían perder sus hogares, hoy también propongo una moratoria
de tres meses de las ejecuciones hipotecarias (.) exhorto al Congreso a que apruebe un
plan para que el Servicio de Recaudación Interna pueda enviar la primera ronda de
recortes tributarios lo antes posible, También deberíamos extender y ampliar los
subsidios de desempleo a aquellos estadounidenses que perdieron sus trabajos y les
resulta difícil encontrar uno nuevo en esta economía débil"- propuso Obama.

Pero muy pocos creen que los candidatos tengan la llave mágica que abra el camino al
Edén.

Desparpajo

Menos de una semana después de que el Tesoro rescató a la aseguradora AIG con 85
mil millones de dólares de los contribuyentes, los ejecutivos de la empresa se fueron a
festejar a un exclusivo hotel de un balneario californiano, donde ocuparon 60
habitaciones. La cuenta de gastos sobrepasó los 400 mil dólares. Sin embargo, la
Reserva Federal le acaba de otorgar otro préstamos de 38.7 mil millones de dólares.
¿Habrá nueva fiesta?

Richard Fuld, director ejecutivo del colapsado banco de inversiones Lehman Brothers,
cobró desde el 2000 unos 500 millones de dólares en salarios y bonos. Fuld posee una
casa de 14 millones de dólares en La Florida y otra repleta de obras de arte en Idaho.

En su testimonio ante el Congreso negó cualquier responsabilidad en la caída del banco


y la achacó a una "letanía de factores desestabilizadores".

John Tain, el último presidente del absorbido Merrill Lynch, se embolsó una regalías de
15 millones de dólares tras firmar su contrato hace sólo 9 meses. Su predecesor Stan O
´Neal se retiró con una dádiva de 161 millones de dólares, después que la entidad que
dirigía admitiera pérdidas por 8 000 millones de dólares.

Kerry Killinger y Alan Fishman, de Wahington Mutual, recibieron 44 y 19 millones de


dólares, respectivamente. Ken Thompson de Wachovia, se embolsó un despido de 42
millones y James Cayne, del quebrado Bear Stearns, 13 millones. "Paracaidas de lujo"
le llaman a estos espléndidos retiros por conducir a la quiebra del sistema financiero.

Los 5 grandes bancos de inversión norteamericanos pagaron 3 100 millones de dólares a


sus directores ejecutivos entre 2003 y 2007.

Las ganancias de los presidentes ejecutivos de las 15 mayores compañías


norteamericanas son 520 veces las ganancias promedio de los ciudadanos.

Rescate Universal

La propagación de la crisis y su profundidad han puesto en acción a todos los gobiernos.


Enormes inyecciones de dineros, rescate presuroso de los bancos y compra de acciones,
cierres momentáneos de las bolsas, aseguramiento de los fondos personales en
determinados montos, cumbres y reuniones de emergencia para concertar planes. Todo
ha sido ensayado en estos días en medio de la desesperación.

-El Banco Central de Japón ha inyectado durante 20 días consecutivos cientos de miles
de millones de yenes a su sistema financiero.

El Banco Central Europeo busca recetas para enfrentar la crisis

-Por temor a un catastrófico éxodo bancario en Europa, los ministros de finanzas de los
27 países de la Unión decidieron ampliar las garantías a los depósitos bancarios de 20
mil a 50 mil euros. España, Holanda,Austria, Grecia y Bélgica aumentaron la garantía
mínima hasta los 100 mil euros.

-Los países de la UE en su conjunto anunciaron un paquete de rescate de 1.7 millones


de millones de euros.

-El Reino Unido fue el pionero en el Viejo Continente en el rescate bancario y la


compra parcial de acciones. Downing Street anunció un rescate financiero por unos 50
mil millones de libras (87.2 mil millones de dólares). El primer objetivo es salvar tres de
sus mayores bancos: HBOS, Royal Bank of Scotland y Lloyd TSB. Barclays, también
en apuros, acudirá a fuentes privadas.

-Alemania destinará 400 mil millones de euros al rescate de sus bancos.

-Holanda inyectará 20 mil millones de euros para proteger su sector financiero, después
de nacionalizar las actividades esenciales en ese país del banco multinacional Fortis, por
16 800 millones de euros.

-Rusia, por su parte, ha destinado alrededor de 25 mil millones de dólares de sus


reservas para apoyar al rublo. El gobierno ha anunciado ayudas multimillonarias a los
bancos en los próximos cinco años. El país ha visto fugarse unos 30 mil millones de
dólares en el último mes.

-El gobierno suizo, junto con el Banco Nacional Suizo y la Comisión Bancaria (EBK)
anunciaron que, a causa de la crisis financiera decidieron proteger al mayor banco suizo,
el UBS.El préstamo que le otorgaron fue de más de seis mil millones de francos suizos
(tres mil 900 millones de euros), según lo dio a conocer el Ministerio de Finanzas de
Suiza en Berna.

Cinismo

Con la debacle arriba y a punto de expirar su mandato, el Secretario del Tesoro


norteamericano busca a cada paso como premiar a los bandidos. Una de sus decisiones
más recientes fue contratar los servicios de firmas y directivos de Wall Street para
gestionar el plan de rescate. Unos lidiarán con los títulos vinculados a hipotecas, otros
se encargarán de los préstamos y otros de las subastas. Es como darle al ladrón la llave
de la casa.

El Director Gerente del FMI en busca de un papel para las instituciones de Bretton
Woods

Los brazos ejecutores del caos en el planeta quieren buscar un espacio en medio de la
crisis que los ha dejado descolocados. El Director Gerente del FMI, Dominique Strauss-
Kahn ofreció sus oficios: "Puede haber autoridades nacionales o regionales, pero hace
falta un garante global. Una institución que verifique las normas.debido a que reunimos
a todos los países, somos capaces de definir y de garantizar el compromiso y el interés
general. Esto es lo que más necesita el mundo".

Casi el mismo Senado que aprobó el gigantesco rescate de Bush, con muy pocas
excepciones, había adoptado en el 2001 una resolución que declaraba: "Pedimos al
gobierno de Estados Unidos que tome las medidas necesarias para detener el salvamento
ilegal que Corea del Sur está haciendo en la empresa Hyunday Electronics y que haga
todo lo que esté a su alcance para que las consecuencias de este rescate sean
neutralizadas o revertidas". Cosas veredes.

El lobby financiero es uno de los principales donantes a las campañas políticas. Según
el Center for Responsive Politics, el sector de las finanzas, los seguros y los bienes
raíces han donado más de 2 mil millones de dólares a candidatos y partidos desde 1989.
El 55% se ha dirigido a los republicanos y el 45% a los demócratas.
Según esa organización, en esta campaña, Obama ha recibido 25 millones de dólares de
este sector. Goldman Sachs es su principal contribuyente, junto a Citigroup y JP
Morgan Chase. Mc Cain ha recogido 22 millones en el mundo financiero, con Merrill
Lynch, Citigroup y Morgan Stanley al frente.

El mismo McCain que acusó de pillos a los especuladores de Wall Street fue
investigado por el Congreso a principios de los 90 por mediar ante los reguladores
bancarios para ayudar al magnate Charles Keating, importante donante de sus campañas
senatoriales, quien fue declarado culpable de fraude financiero como presidente de la
firma Lincoln Savings, cuya quiebra hizo perder sus ahorros a más de 20 mil
ciudadanos, la mayoría de la tercera edad.

El principal asesor de campaña de McCain fue el despedido Phil Gramm, exsenador que
presentó al Congreso la ley que desreguló totalmente el sistema financiero
norteamericano en 1999. No por gusto, en marzo pasado, el candidato republicano
decía:

Su actual jefe de campaña, Rick Davis, recibió durante varios años y hasta agosto
pasado 15 mil dólares en pagos mensuales de la firma Freddie Mac, uno de los gigantes
que figura en el núcleo central de la crisis, para realizar labores de cabildeo.

El 7 de enero de 2008 el Presidente Bush había admitido que la crisis hipotecaria podía
afectar el crecimiento en el 2008, pero insistió en que los fundamentos de la economía
norteamericana eran sólidos. (¿No les suena a McCain?)

Los perdedores

Para ellos sólo hay discursos demagógicos. Son las clases medias y pobres de los países
desarrollados y los pueblos de los países subdesarrollados. Los planes de los
gobernantes del mundo rico van en la dinámica del capitalismo que cada vez mas
privatiza la ganancia y socializa las pérdidas. La máxima ha sido transferir la deuda
privada (producto del robo y el lucro desmedido) a las finanzas públicas alimentadas
por los contribuyentes.

La Organización Mundial de la Salud expresa preocupaciones por la posibilidad de


crecimiento global de los padecimientos mentales como consecuencia de la crisis. El
estrés de la población norteamericana ha aumentado en cinco meses de manera
alarmante, dice un informe de la Asociación de Psicología de EE.UU. Sus miembros
dan consejos en las televisoras para controlar el pánico. Y no es para menos.

Los ahorros de los jubilados se esfuman. El valor de los fondos de pensiones


estadounidenses ha caído un 20% desde mediados del 2007, lo que representa unos 2
millones de millones de dólares, según un reporte de la Oficina de Presupuesto del
Congreso. En Bélgica, la caída del banco multinacional Fortis ha golpeado a medio
millón de ciudadanos, que han perdido un aproximado de 8 mil millones de dólares de
euros, según cálculos de analistas de la bolsa. En México, los fondos de pensiones
perdieron más de 6 mil millones de dólares.

El cierre de los bancos y sus tribulaciones ha dejado en la calle a más de 120 mil
personas en el sector financiero mundial. La quiebra del Lehman Brothers dejó sin
empleo a 13 000. El rescate de Bear Stearns no evitó el despido de 9 mil empleados. El
Citigroup, eliminará unos 500 puestos de trabajo de su división hipotecaria. El banco
británico HSBC despidió 1150 empleados de su división de banca global y operaciones
de mercado y el italiano Unicredit cesó a 1 000 empleados de su división de banca
financiera.

Sólo este año casi 750 mil personas en EE.UU han sido desahuciadas. Los juicios
hipotecarios abiertos sobrepasan el millón, según Marketwatch.

Desahuciados buscan precarios refugios en Los Angeles

Por todo el país han aparecido ciudades formadas por casas de campaña y casas
rodantes; en Fresno, Reno, Seattle, San Diego, Portland, Los Angeles, San Francisco.
En la rica Santa Bárbara, California, el gobierno ha preparado 12 aparcamientos para
personas sin techo que viven en carros.

El combustible para calentar las viviendas ha subido un 30% desde el 2007 y el


gobierno amenaza con disminuir la ayuda en concepto de calefacción para los hogares
de bajos ingresos, como parte de los recortes a los gastos sociales. Será un agudo
problema para numerosas familias durante el invierno que comienza.

Varias publicaciones cuentan ejemplos reveladores:

"Terry Swihart, está sin empleo desde el pasado año, tras 28 años y medio de servicios.
Su esposo Jim de 56 años y que también perdió el empleo, fue operado de la columna
hace 3 años y tiene implantes en cadera y tobillo. Entre los dos pagan unos 900 dólares
por mes de gastos. ´Salvataje para este y aquel´,dice. ´¿Pero a nosotros quién nos va a
salvar?´( The Militant).

"El taxista Joe Green de Washington dijo que estaba teniendo menos clientes, menos
viajes y un 40% menos de ganancias.´Estoy luchando por pagar cada cosa. Hace unos
días quería ir a comprar zapatos pero primero tuve que cargar gasolina y con 20 dólares
ya no se va muy lejos. Si me enfermo o mi auto se rompe estaría quebrado". (Reuters)

"Devora Tobar, una oficinista y madre soltera de 41 años, residente en Texas dijo a
Notimex: ´Hace tres meses me subieron la renta de 800 a 950 dólares; los alimentos
suben cada semana, la gasolina también (.) No hay fugas, solo se compra o gasta en los
necesario.El gobierno debería hacer lo mismo: No andar gastando tanto dinero de los
contribuyentes para salvar grandes empresas privadas porque él tiene nuestro dinero y a
lo mejor luego nos lleva a todos a la quiebra".

"Angel Emerson, de 20 años, y Jeff Newman, de 21, son universitarios y están


nerviosos por sus préstamos para pagar la Facultad. El banco de una de sus compañeras
ha quebrado. La crisis también afecta a sus familias. El padre de Jeff, de Kansas City,
Missouri, ha sido despedido. Cobrará un subsidio hasta diciembre, pero después se
quedará sin nada.

"Mariam Wade es teleoperadora en Cincinnati (Ohio) y ve peligrar su puesto: ´Muchas


empresas abandonan el país y despiden de un día para otro´, dice.Miriam habla de otra
cuestión importante: la pérdida de dignidad. ´Algunas casas tienen un cartel anunciando
que los dueños deben marcharse por falta de pago. Muchas personas se sienten
humilladas. Debemos recuperar la autoestima para salir adelante´" (El País)

Protesta en Wall Street

El malestar se manifiesta en las calles. Un récord del 91% de los norteamericanos


consultados por USA Today y Gallup se declararon insatisfechos con manera como van
los cosas en el país. Diversas manifestaciones simbólicas se ha n protagonizado frente a
los bancos, las entidades hipotecarias y crediticias y los entes gubernamentales. "Dinero
por basura" ha clamado la gente en cerca de 190 ciudades.

También lo han expresado diversos líderes de opinión, Mike Lapica, columnista de New
York Daily News, escribió: ".en momento de crisis el liderazgo del país es una
vergüenza.Hablan de miles de millones y billones a gente que se está ahogando en
deudas de tarjetas de crédito, que no logra conseguir préstamos para ir a la universidad,
y menos pueden pagarlas, que ya no tienen con qué pagar la gasolina para sus
coches.Ya nadie les cree más".

El cineasta Michael Moore lo grafica a su modo: ".los 400 estadounidenses más


ricos.tienen más que los 150 millones de estadounidenses de abajo (.)Su valor neto
combinado es de 1 millón 600 mil millones de dólares. Durante los ocho años del
gobierno de Bush, su riqueza se ha incrementado por casi 700 mil millones, el mismo
monto que ahora están demandando que les demos ´rescate´. ¿Por qué mejor no gastan
la lana que ganaron con Bush para rescatarse a sí mismos?"

Las peores consecuencias la sufrirán, como es de esperar, las naciones más pobres. Ellas
tendrán menos atención mediática pero más pobreza. El Comisario Europeo Louis
Michel lo reconoció recientemente en Bamako: "Es evidente que el cambio climático, la
crisis financiera internacional, el aumento de los precios de la energía, todos esos
desafíos globales, harán la situación más dramática para los países pobres".

Caída sin frenos

"Haremos todo los que sea necesario y saldremos de esta, la economía mundial se hará
más fuerte como resultado", dijo el sábado 11 el presidente Bush en el jardín de rosas de
la Casa Blanca, rodeado por los ministros de finanzas de los países ricos miembros del
Grupo de los Siete, en un nuevo intento de calmar a los ciudadanos y a los mercados.

Momentos antes, los ministros reunidos en plan anticrisis, habían emitido un


comunicado que afirmaba: "Utilizaremos las políticas macroeconómicas necesarias y
apropiadas. Sostenemos el rol crucial del FMI en la asistencia a los países golpeados por
la turbulencia y aceleraremos la plena aplicación del Foro de Estabilidad Financiera".

También se reunieron en Washington las llamadas economías emergentes agrupadas en


el G-20 y en París se han encontrado más de una vez los líderes de la Unión Europea. El
presidente de turno de la UE ha anunciado que el ente regional europeo pedirá e EE.UU
una cumbre para "refundar el sistema financiero internacional".

El problema es que nadie sabe a ciencia cierta hasta cuándo se podrá extender la crisis,
después de que ni los recientes paquetes de rescate, ni las múltiples inyecciones de
liquidez, ni la bajada coordinada de los tipos de interés alrededor del mundo hayan
logrado calmar las bolsas ni a los inversores.

El Dow Jones sólo ha tenido dos día positivos desde el pasado 30 de septiembre y este
miércoles 15 de octubre se derrumbó de nuevo un total de 733,08 puntos (7,87%), hasta
los 8.577,91 puntos. A un año de que en octubre del 2007 el índice estrella de la Bolsa
de Nueva York marcara el récord para una sesión con 14 164.53 puntos, ha caído casi
un 40% para situarse por debajo de las 9 mil unidades.

Así ha sucedido con las bolsas europeas, asiáticas y latinoamericanas. Francfort, París,
Londres, Milán, Madrid, Tokio, Singapur, Sao Paulo, Ciudad México exhiben números
rojos regularmente en sus mercados de valores.

Las acciones en Nueva York cayeron por cifras económicas desalentadoras que
muestran que la crisis tiene impacto ya en la economía real: disminuyó el gasto de los
consumidores estadounidenses (que supone dos tercios del crecimiento de la riqueza
nacional), se ralentizó la actividad fabril, se debilitó el mercado inmobiliario,
empeoraron las condiciones del mercado laboral. También influyó la difusión de un
informe de la Reserva Federal el cual refleja que las ajustadas condiciones crediticias
están dañando a los negocios en los 12 distritos financieros de los Estados Unidos.

La recuperación de la economía estadounidense no va a llegar "enseguida", advirtió el


presidente de la Reserva Federal (Fed), Ben Bernanke.

"Deberemos enfrentar algunos desafíos durante algunos meses. Llevará tiempo superar
esta fase", declaró por su parte el secretario del Tesoro, Henry Paulson, a la cadena de
televisión ABC.

Muchos expertos, analistas económicos y la Jefa de la Reserva Federal de San Francisco


señalan que Estados Unidos está en recesión.

Tanto el FMI como el Banco Mundial han recortado sus previsiones de crecimiento
global para el 2008 y el 2009. Sus pronósticos son un crecimiento mundial de un 3%,
pero con apenas un 0,5% de crecimiento en los países más desarrollados, el más débil
en 27 años. Estados Unidos prácticamente no crecerá, con un raquítico 0,1%. "Estamos
al borde de una recesión global", advirtió el Director Gerente del FMI.

Nadie imagina hasta dónde ascenderán las cifras que se invertirán para el mayor rescate
financiero mundial de la historia. Algunos hablan de montos entre 10 y 13 billones de
dólares. No pocos pronostican que decenas de bancos más podrán desaparecer en los
próximos meses. La consultora Weiss Research apunta que 1479 bancos y 158 agencias
de créditos y ahorro están en riesgo de quebrar en ese país, con unos activos totales de
3,2 billones de dólares. ¿Habrá dinero para tantos rescates?

Para EE.UU ello supondrá un mayor endeudamiento exterior de su economía, la


impresión de mayores cantidades de dólares sin respaldo y una onerosa carga para los
contribuyentes, que verán crecer sus impuestos o recortar los gastos sociales.

Mientras tanto, Naciones Unidas alerta que cada día 5 mil niños mueren de sed, 925
millones de personas padecen hambre crónica, 30 mil personas mueren por desnutrición
y enfermedades curables. El Banco Mundial pronostica que la cifra de hambrientos
como consecuencia de la crisis llegará hasta los 967 millones. Para ellos nadie habla de
rescate.

Por el contrario, la FAO ha lanzado un dramático llamado: "No nos olviden. No olviden
el hambre ni la crisis alimentaria (.) concentrando sus esfuerzos en los rescates
financieros con miles y miles de millones de dólares, los países donantes nos dicen que
no es el momento para darnos ese dinero", dijo la Subdirectora General de la
organización, José María Sumpsi.

Un modelo económico y financiero perverso está llegando a su fin. Se resquebraja una


arquitectura financiera que ha convertido al mundo en un gran casino donde se apuesta
con la riqueza de las naciones. Breton Woods y el neoliberalismo reaganista-tatcheriano
se han agotado. Un sistema insostenible, basado en la codicia, el egoísmo y el engaño,
se estremece.

Como señaló Fidel en su Reflexión La ley de la selva, "La crisis actual y las brutales
medidas del gobierno de Estados Unidos para salvarse traerán más inflación, más
devaluación de las monedas nacionales, más pérdidas dolorosas de los mercados,
menores precios para las mercancías de exportación, más intercambio desigual. Pero
traerán también a los pueblos más conocimiento de la verdad, más conciencia, más
rebeldía y más revoluciones".

Capitalismo en crisis mayor

Por Narciso Isa Conde

El capitalismo está en pleno despliegue de una crisis mayor, mucho más profunda y
devastadora que la que a final del siglo XX dio lugar a su neoliberalización.

El final del siglo coincidió con el paso a una nueva época, con el establecimiento de un
orden mundial diferente y la existencia de un planeta sensiblemente alterado.

En esa mutación no sólo intervino el extraordinario impacto del derrumbe del llamado
socialismo real (más bien “irreal”): en ese cambio de época y en ese nuevo
ordenamiento mundial guardó relación también con otros importantes factores.

Del mundo bipolar en el plano político-militar, se pasó a un mundo unipolar bajo


hegemonía estadounidense.

De un proceso de relativa internacionalización del mercado (con un proteccionismo


muy difundido), de una cierta mundialización de las relaciones, las comunicaciones, las
inversiones y el crédito, se pasó a una extraordinaria globalización fraccionada,
manipulada y dominada (con proteccionismos mucho más concentrados en sus centros
desarrollados) por los países del capitalismo altamente subdesarrollado (Europa
Occidental, Japón y Estados Unidos) y, por consiguiente, en detrimento de la inmensa
mayoría de los países de capitalismo periférico-dependiente.
De un capitalismo que superó al liberalismo de la fase de la libre competencia a través
del capitalismo monopolista de Estado y la transnacionalización, se pasó a un
capitalismo que retomó como falacia la “libre competencia” y el liberalismo en su
conjunto para concentrar más, dominar más mercados, imponer la dictadura de los
oligopolios y monopolios, derrumbar las barreras proteccionistas de los países
dependientes y apabullar a los países y las fuerzas productivas más débiles.

De la concepción del Estado Benefactor, ideado por Ford y Keyness, se pasó al auge del
neoliberalismo y al desmonte de la protección y las conquistas sociales en diverso
grado, acompañada de una abrumante financierización del sistema, que condujo a una
especie de “economía de papeles”, que a su vez, ha hecho explosión en estos días.

El contrasentido de ese proceso de restructuración neoliberal y financierización


consistió en que el avance y la recomposición de las elites capitalistas tuvo que hacerse
a costa de una exclusión, una marginación y un empobrecimiento mayores, que afectó
gravemente a centenares de millones de seres humanos y creó en los estratos altos y
medio altos una bonanza sin base material, sin desarrollo productivo, sin economía real.

Ese proceso de reestructuración, aunque acrecentó la movilidad social y alteró viejos


sujetos sociales explotados, colocó objetivamente en su contra un abanico social
inmenso y diverso, y provocó, a través de nuevos cambios en la división social, sexual,
generacional, tecnológica y ambiental del trabajo, nuevos y pujantes movimientos
sociales que con sus luchas y reclamos impactan el ámbito mundial. Y esto puso además
al rojo vivo la crisis de participación y la deslegitimación de las superestructuras
políticas, jurídicas e ideológicas del sistema dominante.

El nuevo orden capitalista proclamado después de la muerte del “socialismo irreal”


resultó realmente más brutal y devastador que el viejo.

“En el mundo sin alma que se nos obliga a aceptar como único posible
-nos dice Eduardo Galeano-, no hay pueblos, sino mercados; no hay ciudadanos, sino
consumidores; no hay naciones, sino empresas; no hay ciudades, sino aglomeraciones;
no hay relaciones humanas, sino competencias mercantiles.
(“Medios de Incomunicación”, revista América Nuestra No.6).

Este mundo, además, todavía no considera a la mujer como ser humano, agravó la
opresión de género con su proceso de feminización de la pobreza y de la fuerza de
trabajo, potenció después del fin de la guerra fría las guerras nacionalistas e inter-
étnicas, fomentó, nuevas y costosísimas guerras de conquista y reconquista, multiplicó
el racismo y la xenofobia, implantó fábricas de pobreza e indigencia desde los gobiernos
locales sustentadores de los llamados programas de ajustes, contaminó en mayor grado
el ambiente y destruyó en mayor escala la naturaleza, comprometiendo la vida de los
seres nacidos y por nacer.

Propició que las ciencias, incluidas las ciencias médicas, sean secuestradas por el gran
capital y convertidas en instrumentos de lucro y factores de alto riesgo para la vida
humana. Alienó en forma más brutal la conciencia de los seres humanos. Convirtió los
devaluados Estados nacionales en fuente de delincuencia y máquinas generadoras de
corrupción. Promovió el individualismo, degradó la solidaridad humana y robotizó las
mentes de los más débiles.

Transformó así a los seres humanos en objetos y a los ciudadanos en clientes y convirtió
los servicios de salud y educación en escenarios de lucro y en fuentes caras e
inaccesibles para gran parte de la humanidad.

Y es todo esto lo que está hoy en crisis expansiva, aunque parezca ser solo un grave
problema financiero, inmobiliario, de las tarjetas de crédito o de venta de automóviles.

La cuestión financiera es solo la punta del “iceberg” de un gran desplome capitalista,


que actualiza la posibilidad de las disyuntivas de un caos económico prolongado, una
recuperación capitalista con mayor intervención estatal o las revoluciones
anticapitalistas y prosocialistas.

Todas ellas como opciones contradictorias, alternativas y/o simultáneas, cuya


plasmación en la realidad de los diferentes países y regiones está por verse, aunque es
claro que el auge de la ola de cambios en nuestra América, acompañada del posible
impacto devastador de la crisis central del capitalismo, favorezcan los procesos de corte
revolucionarios, sobre todo si esas situaciones son aprovechadas para desarrollar la
conciencia anticapitalista y prosocialista y crear nuevas fuerzas transformadoras con
nuevas vanguardias.

Discuten la estatización de la economía mundial***

*Jorge Altamira*

*No funcionan los rescates ni los salvatajes *

El domingo 12 por la noche, los principales gobiernos de la Unión Europea


anunciaron el plan que, por fin, podría encauzar la crisis financiera
mundial; al día siguiente lo adoptó también el gobierno de Estados Unidos,
que abandonaba (al menos en gran parte) el que había lanzado dos semanas
antes, cuando el Congreso votó, luego de una seguidilla de traspiés y
conflictos en la Cámara de Representantes, la adjudicación de 700.000
millones de dólares para la compra de activos invendibles en poder de los
bancos y de otros actores financieros. La euforia que desató el nuevo
paquete fue mucha pero duró poco: el martes al mediodía recomenzaba la caída
de las Bolsas. Los que se apresuraron a saludar la revigorización política
de la Unión Europa se quedaron con las ganas. La prensa internacional fue
unánime en reconocer que el plan del fin de semana se adoptó bajo la presión
del "pánico" y con la certeza de que si no se hacía algo, los mercados de
capitales quebrarían al día siguiente y las Bolsas podrían quedar cerradas
por tiempo indefinido. Del capital financiero se hubiera pasado, en tal
caso, al trueque, como en parte lo están experimentando los ciudadanos de
Islandia. El plan permitió evitar la caída del banco de inversión Morgan
Stanley, que finalmente fue adquirido a precio de remate por el japonés
Mitsubishi UFJ Financial Group Inc.

*Buitres en acción*

El planteo de que el Estado comprara acciones en los bancos - en lugar de


rescatar los activos dañados que se encuentran en sus balances- había
estado en danza durante varias semanas. Ya lo había hecho, por ejemplo, Gran
Bretaña, cuando compró el año pasado el escocés Northern Rock por alrededor
de 30.000 millones de libras esterlinas; también lo había hecho ya Estados
Unidos cuando otorgó un crédito de 85.000 millones de dólares a la
aseguradora AIG, con la opción de convertir ese crédito en capital. Hace no
más de diez días, Francia, Holanda y Bélgica se habían unido para rescatar
al banco Fortis. Tres destacados personajes vinculados con las finanzas (el
financiero Soros, el profesor Roubini y el editor del Financial Times,
Martin Wolf) le habían bajado el pulgar al plan de compras de activos
diseñado por Estados Unidos (aunque todos ellos suplicaron a los diputados
norteamericanos que lo aprobaran con el pretexto de que debían evitar un
colapso general) y propugnaron un rescate basado en la compra de acciones
bancarias por parte del Estado (como se acaba de hacer). Como ya explicamos
desde estas páginas, el plan norteamericano era inviable porque suponía un
gasto mucho mayor que 700.000 millones de dólares (se estimaba un monto que
variaba entre tres y medio y siete billones de dólares) y porque no había
medio de valuar los activos invendibles, ni menos aún la voluntad y la
capacidad política para imponer como precio de rescate el que rigiera en el
mercado. Los activos de la quebrada Lehman Brothers, por ejemplo, se
vendieron la semana pasada a 8,5 centavos de dólar, o sea con una
desvalorización del 91,5 por ciento. Nadie que aún no hubiera quebrado
aceptaría semejante descuento.

El plan de comprar acciones de bancos es, obviamente, 'más barato' que el de


comprar activos tóxicos o podridos, pues el capital bancario es apenas la
1/60 ava parte (promedio) de los activos y deudas inscriptos en los
balances; además, los gobiernos sólo adquieren una parte de las acciones
(las que no tienen derecho a voto). En forma inversa, claro, la compra de
acciones de los bancos responsabiliza al Estado, eventualmente, por la
totalidad de la deuda que tengan en sus balances. Los once principales
bancos de Estados Unidos, que han ingresado al plan de venta 'voluntaria' de
acciones al Estado, tendrían activos y pasivos superiores a los treinta
billones de dólares, mientras sus capitales están muy por debajo del billón.

Entre uno y otro plan (rescatar activos con problemas o parcialmente a los
bancos) no existe, sin embargo, solamente una diferencia de concepto sino
por sobre todo de intereses: el plan del Tesoro de Estados Unidos procura
producir una concentración de los bancos más sólidos (dejó caer a Lehman
Brothers y casi hace lo mismo con AIG), lo que supone que esos bancos
continúen siendo independientes del Estado. Un plan similar de rescatar
deuda podrida aplicado en Europa, también hubiera beneficiado a los bancos
norteamericanos, porque éstos le vendieron esos activos podridos a los
europeos (creando deuda norteamericana con Europa). De manera que el plan
europeo fue una respuesta de la banca europea, principalmente de Gran
Bretaña y de Alemania, a la ofensiva norteamericana - que contaba en Europa
con el apoyo de Sarkozy y Berlusconi (el presidente del Banco Central de
Italia, Mario Draghi, pertenece al mismo grupo económico - Goldman Sachs -
que el secretario norteamericano Henry Paulson). De cualquier modo, los
bancos que fueron objeto de la intervención estatal británica - el Royal
Bank of Scotland y el HBOS- profundizaron su caída en el lunes de la
euforia general, provocando al gobierno de su majestad una pérdida nominal
de dos billones de dólares.

*Un rescate que no rescata*

El rescate de la banca con fondos públicos deja en pie la cuestión central


de toda la crisis: ¿el rescate se hace para proceder a una liquidación
'ordenada' de activos invendibles o tiene por finalidad lo opuesto:
recuperar el mercado de capitales y su 'modelo de negocios'? La primera
variante significa producir una purga en todas las gamas del capital
financiero y de los bancos y reducir su escala de negocios con el
consiguiente impacto deflacionario y recesivo, o sea la depresión económica
generalizada. La segunda estaría manteniendo al mercado de capitales bajo
una carpa de oxígeno, echando el dinero público en fondos perdidos, lo cual,
en definitiva, debería hundir igualmente a la economía en la deflación y la
caída industrial. La función que cumple el rescate de un banco individual
(evitar el contagio al conjunto del sistema) deja de ser válida para una
bancarrota generalizada; en este caso no se puede evitar la purga del
sistema de la mayor parte de los capitales comprometidos. Asimismo, el
propuesto rescate de los bancos por parte del Estado no pasa de ser, por el
momento, una propuesta o promesa de acción, porque aún queda ponerlo en
marcha, y con ello poner en marcha también un programa de endeudamiento
público en gran escala para financiar el rescate y los sucesivos
requerimientos de fondos que plantean esos rescates. Estados Unidos está
cerrando su ejercicio presupuestario con un déficit histórico de 460.000
millones de dólares - pero las previsiones de endeudamiento debidas a la
crisis ya ascienden a varios billones. El déficit para el próximo ejercicio
está previsto en 1,5 billones de dólares. El rescate estatal no quiere decir
que el Estado tenga los fondos, sino que se refiere a la capacidad del
Estado de apoderarse de suficiente capital-dinero, mediante endeudamiento e
impuestos, para reciclarlo hacia el circuito bancario. Pero tanto el aumento
de impuestos como un endeudamiento fuera de serie significarían un aumento
colosal en las tasas de interés del conjunto de la economía. O sea que el
rescate diseñado para evitar una recesión, se convierte en un factor
autónomo de recesión.

En la re-caída de la Bolsa de Nueva York que siguió a las 36 horas de


euforia inicial, se destacaron las empresas tecnológicas más que las
financieras, lo que puso de manifiesto que la recesión ya se encuentra en
marcha -con su secuela de caídas de ventas, ingresos y beneficios. Aún antes
de ella, la industria norteamericana se encontraba con una elevada capacidad
excedente e incluso con un endeudamiento elevado, en especial a corto plazo.
La próxima etapa de la crisis se caracterizará, por lo tanto, por la
bancarrota industrial. Esto se manifiesta ya en la industria automotriz: las
ventas de GM cayeron en un solo mes ¡un 27 por ciento!, y junto con Chrysler
y Ford enfrentan la posibilidad de presentar sus balances ante la Justicia.
Las entidades financieras de la industria no están en condiciones de
financiar las compras: se encuentran con enormes deudas o simplemente en
bancarrota. Al cuadro de la industria es necesario adicionar la situación de
estados y municipios, o la de algunos países enteros: California, la séptima
economía del planeta, está en cesación de pagos y varios municipios se han
declarado en quiebra - internacionalmente, Islandia, Dubai, India (la
quiebra de bancos es inminente) y Pakistán tienen una situación similar,
mientras Corea del Sur, Indonesia y Tailandia enfrentan salidas enormes de
capitales y una decidida recesión, al igual que Brasil, México y los países
de Europa del Este y el Báltico.

*El rescate universal es el naufragio universal*

Los economistas con más 'sensibilidades sociales' o los 'progres' no


solamente apoyan el rescate bancario; recomiendan, además, sumarle un
capítulo social que rescate a los deudores hipotecarios o incentive el
consumo. Proponen hacer 'keynesianismo', pero no se han dado cuenta de que
el 'keynesianismo' es pertinente (lo que no quiere decir que funcione) una
vez que se ha declarado la depresión económica. Obama propone una moratoria
de tres meses en los desalojos, pero se opone a que el Estado refinancie las
deudas hipotecarias, alegando que sería otro rescate para los bancos. El
problema es que el consumidor está sobrendeudado y enfrenta una suspensión
en el empleo o el despido: la economía norteamericana es un gigantesco
escenario de deudas - públicas, privadas e internacionales- que supera seis
veces el producto bruto anual.

En definitiva, los que pretenden un rescate


simultáneo de capitalistas y obreros, productores y consumidores, acreedores
y deudores, deberían preguntarse quiénes se encargarían de poner la plata,
puesto que los marcianos aún no han aterrizado. La serie infinita de
variables que acumulan los planes en danza revela que estamos frente al
derrumbe de una organización social y que por lo tanto se requiere una
reestructuración completa de las relaciones sociales. Si el proletariado no
toma la posta, la tomará la burguesía contra las masas.

Estados Unidos tiene 16 billones de dólares de deuda externa, lo que


significa que un derrumbe de su banca compromete el pago de esa suma
formidable. China es acreedora por más de un billón de dólares. Todos los
rescates que se intentaron a partir del dinero chino fracasaron, simplemente
porque la crisis siguió avanzando y las compras de acciones de fondos y
bancos, ingleses o norteamericanos, por parte de China, acabaron en enormes
pérdidas. De modo que las naciones con superávit en dólares no están en
condiciones de rescatar a las deficitarias y hasta corren el riesgo de
perder su dinero. Los planes de rescate de Europa y de Estados Unidos siguen
un sendero ya recorrido por los fondos chinos o de los países petroleros, o
sea que dejarán enormes pérdidas a las arcas públicas. No hace falta decir
que un 'default' norteamericano, que deje en la estaca a los acreedores de
sus 16 billones de deuda, podría desatar una crisis política internacional.
*Estaticemos mientras el lobo no está*

La desesperación y el pánico están concentrando las mentes de algunos


analistas de la burguesía. "La única salida es la estatización temporaria
completa", dice un profesor suizo en el Financial Times (9/10), que
seguramente se habrá dado cuenta de que los rescates actuales son, antes que
nada, un subsidio estatal a banqueros y financistas en quiebra (la compra de
acciones del Royal Bank of Scotland por parte del gobierno británico lo
autoriza, por ejemplo, a nombrar cinco directores en el banco, pero en
cargos no ejecutivos). "El gobierno norteamericano - dice el profesor
concretamente- puede tomar a su cargo todas las operaciones de crédito
bancario transformando temporariamente a los bancos privados en bancos
públicos. Podría entonces ordenar a la gerencia de estos bancos estatales a
prestarse los unos a los otros". Esto no sería ya solamente un subsidio sin
contrapartida, sino una injerencia en el monopolio de la propiedad. Nouriel
Roubini va incluso más lejos, pues acaba de declarar a la agencia Bloomberg
que, recapitalizados los bancos por parte del Estado, "el gobierno debe
decidir intervenir más directamente en la provisión de crédito y en la
dirección y gerencia de esas compañías" (industriales).

O sea que, según


Roubini, el Estado debe manejar los bancos que recapitaliza y no simplemente
aportar el dinero. Pero el que usa todas las palabras para definir el
problema es Slaba Serrate en Ambito (10/10): "¿Terminará la crisis -se
pregunta retóricamente- con una inédita estatización mundial?" A renglón
seguido, el economista da su respuesta: "El Tesoro debe reemplazar y ocupar,
transitoriamente, la trinchera que ocuparon los privados. Y lo mismo vale
para los bancos centrales del G-7. La estatización voluntaria de los ahorros
(o sea el plan anunciado este fin de semana) empujará a una estatización
temporaria de la economía (¡no ya de los bancos!).

Y si la crisis aún así no descansa -sigue el periodista-, su penetración


llegará a rincones impensables en aras de evitar un colapso masivo...". Lo
que Slaba propone es un poco más de lo que hizo Mussolini (y muchísimo más
de lo que hizo Roosevelt) en la crisis del '30, lo cual es imposible en
Estados Unidos sin una gigantesca crisis política. Pero en la estatización
así concebida ya no es la potencia financiera del Estado lo que importa, ni
su capacidad de subsidios a partir del presupuesto público - que no ha
servido para contener la crisis-, sino su potencia política y su capacidad
para reglamentar el proceso social; es decir, primero habrá que dejar subir
a un Mussolini.

Pero todo apunta, precisamente, en la dirección de una


estatización económica, como lo muestra la decisión de la Reserva Federal de
salir a prestar a la industria sin pasar por los bancos. Que la Reserva
Federal, además, aceptara a cambio papeles sin valor de la industria, la
convierte en titular potencial de ella. A los que se curan en salud con la
afirmación de que toda crisis tiene un 'piso' y que por lo tanto el 'rebote'
es inevitable, habría que decirles, simplemente, que la depresión económica
es una candidata segura a jugar de 'piso', y que uno de los 'rebotes'
alternativos de una descomposición en gran escala de las fuerzas productivas
y de la organización social correspondiente es la revolución social.

*El carácter de la catástrofe*

Hemos tenido que citar a algunos economistas de la burguesía para develar el


carácter de la crisis como una tendencia a la disolución de las relaciones
sociales capitalistas, porque nada de esto traspira de algo que haya escrito
la izquierda, la cual sigue rumiando con la palabra crisis sin atreverse a
determinar su contenido histórico y su forma social. La descuartizan a la
crisis en afirmaciones aisladas y parciales cuando aluden, por ejemplo, a la
'hipertrofia' de las finanzas (que habría que diferenciar del capitalismo
'sano' o 'real'), cuando esa hipertrofia no es sino el remate de la
tendencia fundamental del capitalismo a ganar dinero del dinero y a reducir
relativamente el espacio del proceso productivo (o como dice la propaganda
del Hipotecario: "No haces nada y tienes más plata").

La estatización politiza naturalmente la bancarrota económica. Pone en claro


que el reparto de la carga de la crisis y el carácter de la reconstrucción
económica se encuentra en manos de un órgano político. Esta evolución marca
un puente desde la quiebra capitalista hacia la situación revolucionaria, en
la medida en que fuerza a las masas a interesarse por la cuestión del poder,
más allá del acicate que la crisis produce al alterar en forma brutal las
condiciones de vida previas.

*PRIMERA GUERRA GLOBAL IMPERIALISTA*

*
MÁS RENTABILIDAD CAPITALISTA CON LA CRISIS

LOS ESTADOS AL SERVICIO DEL RECICLADO

DE LAS GANANCIAS PRIVADAS

*El primer tramo del macro-negocio privado con la crisis financiera se


inició a principios de octubre con la aprobación por parte de la Cámara de
Representantes de EEUU del plan de choque de Bush para salvar a las
entidades quebradas con dinero público. Una operación inicial de US$ 700.000
millones que el Tesoro USA (por medio de emisiones de deuda pública)
entregará a los bancos privados del Sistema de la Reserva Federal. *
El plan no pudo detener el pánico bursátil y la sangría bajista de las
bolsas. El Tesoro, la Reserva Federal (Fed) que preside Ben Bernanke, la
Corporación Federal de Seguro de Depósitos, (FDIC) y la nueva Agencia
Federal de Financiación a la Vivienda (FHFA, por sus siglas en inglés)
dirigida por James Lockhart, serán los encargados de comandar un fabuloso
negocio financiero avalado por el Estado USA que tendrá como misión esencial
rescatar y/o comprar (mediante créditos e inyecciones de dinero) los
títulos "tóxicos" y las entidades quebradas de la "burbuja" especulativa
para sanear el sistema financiero privado imperial.

El Estado USA, por medio del Tesoro, "garantiza" la operación, y los bancos
privados del Sistema de la Reserva Federal hacen el negocio. Y se cumple el
axioma central: El sistema capitalista hace negocios tanto con las
"burbujas" como con las "crisis".

Y surgió -este fin de semana- el "plan europeo" para rescatar entidades


quebradas y estimular el crédito interbancario con más de US$ 2 billones
aportados con fondos estatales pagados por toda la población de los países
del euro.

Se trata de un calco del plan "anticrisis" de Bush-Paulson (el que no sirvió


para detener la debacle financiera en USA) que, el lunes 13, por obra de
magia, reconvirtió el pánico bursátil en euforia colectiva disparando
ganancias exorbitantes que superaron todas las marcas gananciales históricas
en Wall Street y en las bolsas mundiales.

Y para los expertos quedó claro que los europeos dieron en la tecla por una
razón: La "reacción positiva" a escala global solo se produjo cuando el
Eurogrupo + Reino Unido decidieron coordinar un "rescate simultáneo" de
entidades quebradas garantizado por los Estados con fondos públicos
provenientes de los impuestos pagados por toda la población.

Esto quiere decir que: Los Estados de la UE (incluido Reino Unido) + EEUU
"compensarán" por las pérdidas (en realidad dinero faltante robado por la
depredación financiera que pasó de unos grupos a otros) a los bancos y a
las entidades financieras privadas quebradas.

Lo que, de hecho, devuelve al sistema financiero imperial en forma de


"ayuda" el "faltante" de dinero producido por el macro-robo financiero con
la "burbuja inmobiliaria".

En términos simples y reales, los Estados del euro toman el "salvataje" de


las entidades quebradas o en emergencia financiera y se lo "derivan" a las
red de bancos privados que hacen negocio con los intereses de los créditos y
el proceso de compras y fusiones garantizados por el Estado.

Se trata (como en EEUU) *de una "nacionalización" de la deuda privada con


dinero de los impuestos pagados por el conjunto de la sociedad de la
eurozona*, cuyo sector afectado por las hipotecas "tóxicas" no mereció el
mismo trato de "salvataje" por parte de los gobiernos de la Unión Europea.
Sumados los mega-rescates USA-UE en curso, más sus añadidos, superan los US$
3,5 billones (algunos estiman que el costo final podría hasta triplicar ese
costo) que serán extraídos de economías reales en crisis aquejadas por
contracción del crédito, achicamiento del consumo, desocupación creciente y
desaceleración de la producción.

Además, el costo de ese negocio financiero con la crisis (ésa es la trampa


fraudulenta) será pagado con dinero de los impuestos públicos (el dinero de
toda la ciudadanía) en una maniobra que transforma la deuda privada en deuda
nacional. Lo que, de hecho, "estatiza la crisis privada" y convierte al
Estado en una herramienta activa de la especulación financiera.

*De esta manera, los Estados imperiales USA-UE reciclan una nueva "burbuja"
ganancial no ya con dinero especulativo proveniente del sector privado,
sino que ponen compulsivamente los recursos públicos al servicio de un
nuevo ciclo de rentabilidad capitalista al margen de una ascendente crisis
de la economía real que esto provocará*

**

Los Estados del euro + Reino Unido, "garantizan" la operación por medio de
sus bancos centrales y del BCE (Banco Común Europeo), y los bancos privados
del sistema financiero europeo hacen el negocio. Y, como sucedió en el
Estado imperial USA, se cumple el axioma central: El sistema capitalista
hace negocios tanto con las "burbujas" como con las "crisis".

En definitiva, el "plan europeo" cierra otro fabuloso macro-negocio


financiero privado garantizado por el Estado, como en USA, sobre la base de
inyección de dineros públicos (impuestos pagados por toda la población) y
una red crediticia alimentada por emisiones de deuda pública con aval
estatal que, además de buscar "normalizar" los mercados bursátiles y
financieros, posibilita que un conjunto de macro-bancos facturen ganancias
extraordinarios y se deglutan a otros gigantes derrumbados por la crisis, en
un proceso de reconversión y concentración del capital financiero.

Se trata de la apertura de un nuevo ciclo ganancial del capitalismo


financiero especulativo no solamente con el Estado como "garante" del
rescate de las entidades quebradas, sino también en el rol de "promotor
activo" de negocios en asociación con los gigantes del sistema de bancos
privados de la Reserva Federal.

Y aquí volvemos axioma central: *Las "crisis" del sistema capitalista


permiten la consolidación de un puñado de conglomerados financieros
"ganadores" de la crisis que se degluten a las instituciones quebradas
mediante compras o fusiones forzadas. *

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