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Claudio Katz
El terremoto de Wall Street ha desconcertado al establishment global. En la cúspide del
poder predomina el pánico y las declaraciones alarmistas. Todos registran la presencia
de un acontecimiento que podría inaugurar un cambio de época. La comparación con
la caída del muro de Berlín es un indicio de esta dimensión histórica.
El temblor actual comenzó a incubarse en junio del año pasado con el desplome de los
fondos de cobertura administrados por Bear Stearns y cobró fuerza con la
nacionalización del Northern Rock británico. De esta gestación se pasó a un estallido
cuya profundidad salta a la vista
Magnitud y costos
La rápida conversión de problemas de liquidez en baches de solvencia ilustró desde el
principio la enorme dimensión de una crisis, que no logró ser contenida con medidas
parciales. La reducción de tasas de interés resultó tan inútil como el intento de formar
un fondo de rescate manejado por los bancos. Tampoco sirvió la gran provisión de
dinero al mercado o el auxilio de los fondos soberanos del exterior.
El gobierno norteamericano ha puesto en práctica varias iniciativas contradictorias para
atenuar la explosión. Al permitir el desmoronamiento de Lehman Brothers tentó la
posibilidad de una limpieza brutal de los bancos quebrados y sugirió la fijación de
ciertos límites al salvataje. Pero como precipitó el terror de los financistas revirtió
rápidamente este curso, que le otorgaba a la Reserva Federal plenas atribuciones para
dictaminar quién cae y quién se salva.
La variante opuesta de estatizar todas las pérdidas se ha consolidado luego de la
nacionalización de AIE. El sostén oficial de la mayor aseguradora del mundo (y de su
gigantesco portafolio de fondos de pensión) complementó el rescate previo de Fannie
Mae y Freddie Mac, que financian la mitad de las viviendas norteamericanas. La
contaminación de estas instituciones semipúblicas indicó hasta que punto han quedado
desbordados los problemas iniciales con créditos de baja calidad (subprime).
Con una nueva secuela de estatatizaciones se auxiliaría a las próximas víctimas del
vendaval: los fondos de cobertura y los fondos de capital de riesgo (que operan con
títulos altamente especulativos) y los fondos de dinero (que aglutinan inversiones menos
audaces y carentes de garantía estatal). Pero el punto crítico son los bancos
comerciales.
La quiebra de Washington Mutual inauguró un desplome que amenaza extenderse a las
117 entidades minoristas que el FDIC (organismo oficial de garantía) tiene en
observación. Algunas estimaciones pronostican un réquiem para la mitad de los 8.500
bancos actuales. En cualquier caso, ya es evidente que la crisis traspasó a los bancos de
inversión (que recaudaban dinero directamente en el circuito financiero) y afecta a todo
el sistema, con picos de parálisis en las operaciones interbancarias e insinuaciones de
corralitos para los depósitos.
En este cuadro se está desenvolviendo una vertiginosa oleada de adquisiciones. Merry
Lynch fue capturada por Bank of America, Bearn Stearn fue tomada por Morgan
Stanley, Wachovia pasó al Citigrup (o Wells Fargo) y Goldman Sachs ha puesto en
venta su paquete accionario. Este virulento cambio de manos se extiende a escala
internacional con la adquisición del británico HBOS por el Lloys y la absorción de las
sucursales de Bradford and Bingley por el Santander español.
Algunos compradores (Barclays) se apoderan por moneditas de sus viejos competidores
(Lehman) o picotean sus desechos. El resultado de semejante aluvión sería un nivel de
concentración bancaria nunca visto. Quiénes sobrevivan a sus apuestas (eventualmente
el trío JP Morgan Chase, Bank of America y Citigrup) asumirán el comando de todo el
sistema financiero norteamericano. Este nivel de centralización es precedido por una
furibunda desvalorización de los capitales en juego, que hasta ahora se procesa dentro
de la esfera financiera.
Otra opción en curso es la nacionalización de las hipotecas tóxicas, que el Congreso
discutió en un clima de chantaje bursátil. Los financistas (presentados como "el
mercado") exigieron el socorro público para permitir que la economía se mantenga en
pie ("restaurar la confianza"). Reclamaron al gobierno que adquiera los títulos
depreciados para su revalorizarlos y revenderlos.
Este rescate se parece al salvataje que obtuvieron los financistas mexicanos en 1995.
Allí también el estado compró títulos carentes de valor, limpió los balances de las
entidades y comercializó papeles a pura pérdida del fisco. Los especuladores han creado
un clima de pánico para que su nueva estafa sea bendecida como un alivio.
Pero este descarado auxilio estatal a los responsables del colapso ha desatado una
indignación contra los banqueros, que se burlan de sus sacrosantas reglas del libre
mercado. Este rechazo a Wall Street -que no se observaba desde la época de Roosveelt-
ha obligado a los legisladores ha incorporar ciertas restricciones al cheque en blanco
que inicialmente reclamó la FED. Las enmiendas incluyen rebajas impositivas de
distinto tipo, para crear la ilusión de una distribución más equitativa de la carga.
El generalizado malestar expresa, además, la masiva intuición de un derroche inútil. Si
el paso del tiempo confirma que dos tercios de los créditos hipotecarios son totalmente
incobrables se habrá dilapidado una montaña de dinero. Es evidente que ninguna
ingeniería financiera puede contrarrestar el desplome continuado del precio de las
propiedades o el deterioro perdurable del ingreso de sus compradores.
Por esta razón el Congreso también auspicia alguna forma de renegociación de las
hipotecas entre deudores y bancos con la mediación del estado. Pero sólo un lejano
contexto de recuperación económica brindaría algún sostén a esa iniciativa.
Por el momento predomina una crisis sin solución a la vista que ha diluido todos
principios neoliberales. En un clima de intervención y subsidios, el regulador es
bienvenido y el mercado es cuestionado. Pero como el rescate no es gratuito habrá que
solventar una operación de costo desconocido. La emisión de títulos sobre títulos ha
sido tan sofisticada que nadie sabe calcular cuál es el monto en juego.
En julio del 2007 la FED estimaba pérdidas por 50 mil millones de dólares. A principio
de año la cifra saltó a 512 mil millones y las evaluaciones actuales giran en torno a uno
o dos billones de dólares. ¿Cómo se pagará semejante factura?
Las grandes crisis bancarias de las últimas décadas tuvieron costos monumentales para
los países subdesarrollados. Involucraron el 55,1 % del PBI de Argentina (1980-87), el
55% de Indonesia (1997-2004) y el 34% de Tailandia (1997-2004). Pero este porcentaje
apenas alcanzó el 3,2 % en el último gran rescate financiero de Estados Unidos (1981-
91). Por primera vez en décadas la primera potencia deberá afrontar un bache
financiero-fiscal de gran escala.
Impacto recesivo global
El estallido de la crisis ha transformado la desaceleración económica en una recesión
manifiesta. El freno ya se percibe en la caída de la inversión, el estancamiento del
consumo y la fragilidad de las exportaciones estadounidenses. La discusión entre
optimistas y pesimistas sobre el futuro nivel de actividad se ha zanjando con un
diagnóstico coincidente de caída del PBI.
Ya no hay margen para reactivar con reducciones de tasas de interés, mientras el
"desapalancamiento" financiero (asumir pérdidas y limpiar carteras) precipita la
contracción del crédito y la escalada deflacionaria. Desde los años 60 todas las
recesiones precipitadas por colapsos inmobiliarios han sido particularmente
prolongadas.
El consumo a crédito que sostiene a la economía norteamericana ha quedado
frontalmente afectado y se avecina una crisis social de proporciones. Los deudores
desesperados que abandonan sus casas para evitar el remate son las primeras víctimas
de esta pesadilla. El desbarajuste inmobiliario amenaza a una población ya irritada por
el aumento del precio de la nafta, que avizora el temido desempleo en un país carente de
protecciones sociales significativas. En este clima crece la indignación hacia los
ejecutivos de Wall Street, cuyos ingresos en las últimas tres décadas saltaron de 40 a
344 veces del promedio laboral.
La gravitación internacional de la economía norteamericana determina la acelerada
transmisión de su recesión. Sólo Wall Street maneja un volumen de fondos superior al
conjunto de las bolsas europeas. Estados Unidos concentra el 20% del PBI global, pero
sus importaciones aceitan el comercio global y sus empresas transnacionales definen la
tónica productiva de todo el planeta. El salto registrado en la mundialización ha
incrementado, además, la sincronización internacional del ciclo económico.
La expectativa inicial en un desacople liderado por Europa se ha desvanecido con la
secuela de estatizaciones que siguen la huella estadounidense (Fortis de Bélgica-
Holanda, Bradford and Bringley de Inglaterra, Glitnik de Islandia). El viejo continente
afronta los mismos problemas de créditos incobrables que su par norteamericano, pero
implementando una política monetaria dura, que buscó homogenizar en torno al euro las
distintas situaciones nacionales.
La crisis no sólo ha socavado ese intento y ha dividido a los gobiernos entre partidarios
de un fondo general de rescate y promotores de salvatajes a cargo de cada presupuesto
nacional. Esta fractura obviamente indica que la salud de los bancos es muy despareja
en la región. Todo el intento europeo de sostener el proyecto neoliberal de unificación
con altas tasas de interés se encuentra, además, seriamente amenazado por el
enfriamiento que impone al nivel de actividad.
Por su parte Japón tampoco contrarresta el giro recesivo, ya que arrastra las rémoras de
su propia depresión. La economía nipona tiene menos autonomía que Europa para
incidir fuera de su estrecho campo de influencia y cuando comenzaba a recuperarse ha
chocado con el desplome norteamericano.
El papel compensador que se esperaba de China e India se ha diluido, ya que ninguna
locomotora puede empujar a un convoy totalmente descarrilado. Se ha discutido mucho
si China podía contrarrestar la desaceleración mundial con la expansión de su mercado
interno. Algunos economistas resaltaron esa posibilidad y otros la descartaron,
recordando la dependencia del crecimiento asiático del mercado norteamericano. Pero el
contrapeso chino requería un freno moderado de la actividad en los centros y no la
abrupta recesión que se ha desatado. Por eso el anunciado desacople tiende a convertirse
en un reacople de Asia a la caída general.
Comparaciones
Muchos analistas buscan en las crisis precedentes una guía sobre el posible devenir del
shock actual. Las analogías iniciales con el crack bursátil de 1987 o con el estallido de
la burbuja tecnológica del 2001 han quedado totalmente superadas. En ambos casos los
activos en juego eran acciones y no viviendas y ninguno de esos temblores desembocó
en colapsos bancarios. Sólo precipitaron recesiones de acotadas duración e intensidad,
que fueron remontadas por la reactivación del consumo en un plazo relativamente
breve.
Descartada la semejanza con estos declives de poco alcance se ha impuesto una
generalizada comparación con la depresión del 30. Numerosos economistas resaltan los
puntos de coincidencia con este clásico antecedente del desplome general. Pero se
equipara la eventual profundidad de la caída y no las modalidades de la crisis. Si la
intensidad de la regresión productiva y social alcanzará esa magnitud es por el momento
una incógnita. Pero la dinámica del proceso en curso presenta numerosas diferencias
con el sendero que desató 1929.
Las medidas que hace ocho décadas se aplicaron con posterioridad al crack se han
implementando actualmente con anticipación. La inyección de liquidez de los últimos
meses provocaría horror a Hoover y suscitaría los aplausos de Keynes. En la actualidad
también se limita la caída de los bancos y se elude cualquier aumento de las tasas de
interés. Habrá que ver si estas medidas atenúan o agravan el desplome económico, pero
se desenvuelven en un contexto internacional muy distinto al pasado.
En los años 30 no existía el actual entrelazamiento de capitales y tampoco operaba una
coordinación entre la FED y los bancos centrales de Europa y Asia. En lugar de una
moneda internacional de referencia prevalecía una disputa por heredar la primacía de la
libra esterlina y en función de esa aspiración, las grandes potencias devaluaban sus
monedas. El escenario proteccionista de áreas comerciales en pugna distaba mucho de
la interconexión actualmente impuesta por las empresas transnacionales.
La gran depresión derivó en una confrontación bélica entre las principales potencias,
que nadie avizora al comienzo del siglo XXI. Un enfrentamiento militar entre Estados
Unidos, Europa y Japón es inimaginable.
Otra comparación en boga presenta el estancamiento padecido por Japón como un
espejo de lo que sucederá en Estados Unidos. Esa economía asiática soportó una
burbuja inmobiliaria muy semejante, con precios que se triplicaron (1986-91) y luego se
desmoronaron en dos tercios.
Pero Japón vaciló en implementar las medidas que Estados Unidos ha instrumentado
rápidamente, confirmando la brecha que separa a una potencia subordinada de otra
dominante. Además, la economía nipona nunca actuó como locomotora de la economía
mundial y al depender de la protección militar norteamericana se remodeló con medidas
comerciales y cambiarias (revaluar el yen y abrir su economía), que nadie se atreve a
sugerirle a Estados Unidos.
Quizás la comparación más adecuada con el desplome actual es lo ocurrido en 1975-76.
Esa crisis clausuró una etapa (el boom posguerra) con la misma contundencia que el
temblor del 2008 pondría el fin del neoliberalismo pleno (que instauraron Thatcher y
Reagan). Tomando en cuenta esta referencia histórica hay que prestar atención a las
medidas que expresaron giros significativos. Hace tres décadas estos virajes fueron la
inconvertibilidad del dólar (1970) y el aumento de tasas de interés (1978). Seguramente
la crisis actual incluirá transformaciones de ese alcance y en poco tiempo sabremos si
las medidas que ya se han adoptado, atenúan o exacerban la intensidad de la conmoción.
Los barómetros
Más productivo que adivinar la magnitud futura de la crisis es caracterizar sus
tendencias. Estos lineamientos se concentran en las debilidades y los recursos que
acumula la primera potencia.
Los indicadores de fragilidad norteamericana están a la vista, especialmente en el
terreno político. Bush es un cadáver del proyecto neo-conservador socavado por la
aventura en Medio Oriente. Esta adversidad militar limita la capacidad del imperialismo
norteamericano para transferir la crisis a sus competidores.
Pero más significativa es la fulminante pérdida de autoridad presidencial para actuar
frente al desplome bancario. No es la cercanía de las elecciones lo que erosionó ese
poder, sino la división de la elite estadounidense frente al terremoto de Wall Street.
Desde Nixon no se veía un escenario tan volátil.
Las debilidades económicas de Estados Unidos son también visibles. Un déficit
comercial del 6% del PBI obstruye el giro hacia un modelo exportador, al cabo de tantos
años de euforia compradora. El país carga con el mayor pasivo del planeta, tiene el 50
% de sus bonos públicos en manos de extranjeros y se aproxima a un déficit fiscal
récord.
Pero la otra cara de esta realidad es la capacidad que ha mostrado la Reserva Federal
para proteger al dólar y a los Bonos del Tesoro del desbarranque general. Logró hasta
ahora monitorear una caída controlada de la divisa norteamericana, preservando el
principio de fijar una cotización atractiva para la afluencia de capitales y al mismo
tiempo estimulante de las exportaciones. Como ambos niveles son contradictorios, el
equilibrio requiere una gran predisposición de los acreedores para convalidar la
primacía monetaria estadounidense. Hasta el momento esa subordinación perdura a
pesar del colapso económico-financiero.
En medio de la caída de Wall Street el vuelo de los capitales hacia la calidad favorece al
activo en mayor peligro. Paradójicamente los capitalistas del mundo se refugian en el
dólar y sus bonos, es decir en la moneda y en los papeles formalmente más amenazados.
Ninguna otra economía podría generar una reacción, que obviamente obedece al rol
central de Estados Unidos en la reproducción del capitalismo global.
Este protagonismo se asienta en la protección brindada por el Pentágono a todas clases
dominantes. Es un resguardo decisivo que modifica todos los patrones convencionales
de evaluación del proceso económico. Es importante recordar esta peculiaridad, para
evitar el análisis de la economía estadounidense con los mismos parámetros que se
juzga a cualquier otro país.
El refugio en el dólar también ilustra la creciente internacionalización de los negocios
en torno a una moneda, que acapara el 70% del comercio y el 65 % de las reservas
mundiales. Al sostener al dólar el grueso de los acreedores del planeta defiende su
propio pellejo.
Pero resulta difícil imaginar una simple continuidad de esta hegemonía monetaria luego
del tsunami registrado en las últimas semanas. Si logra perdurar como reserva global, el
dólar deberá adaptarse a las nuevas relaciones de fuerza que emerjan de la crisis. La
aceptación de una mayor gravitación de los bancos extranjeros dentro de Estados
Unidos (en desmedro de viejas restricciones) podría formar parte de esta adecuación. El
traspaso de acciones de Morgan Stanley a China Investment o a Mitsubishi, la venta de
Goldman Sachs a Sumitomo Mitsui y la transferencia de las operaciones externas de
Lehman a Nomura anticipan esa tendencia.
Pero también existe la posibilidad inversa de una ruptura del sistema monetario, que
obligue al dólar compartir su señorazgo con otras divisas. En este caso se forjarían áreas
monetarias siguiendo el modelo competitivo de entre-guerra. Hasta el momento no
existen indicios de esta posibilidad, ya que a diferencia del pasado ninguna potencia
pretende erigir su poder aplastando al imperialismo dominante. Pero los candidatos a
compartir el poder global no se suicidarán junto al dólar, si el desplome arrastra a esa
moneda. Los distintos cursos en juego dependen básicamente de un factor: la magnitud
de la crisis.
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EEUU: Salvar a los bancos o acabar con el hambre en el mundo ¿Usted qué haría?
Pablo Siris Seade
Lo gastado en planes de rescate hubiera servido para acabar con el hambre por 50 años
La FAO solicitó a los líderes mundiales en junio, 30 mil millones de dólares anuales
para relanzar la agricultura y evitar amenazas futuras de escasez de los alimentos. Sólo
recolectó 7 mil 500 millones de dólares pagaderos en cuatro años. Contraste esto con los
700 mil millones del plan de rescate de EEUU, sin incluir los de Europa.
Los gobiernos de Estados Unidos y Europa gastaron en una semana el equivalente al
monto que se necesita para paliar el hambre en el mundo por casi 50 años.
El pasado 30 de junio, en la apertura de la Cumbre de la Organización de las Naciones
Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) realizada
en Roma, el presidente de esta institución multilateral, Jacques Diouf, solicitó a los
líderes mundiales 30 mil millones de dólares anuales para relanzar la agricultura y evitar
amenazas futuras de escasez de los alimentos.
La FAO sólo recolectó en esa oportunidad -y con mucho esfuerzo- 7 mil 500 millones
de dólares pagaderos en cuatro años, cifra que se traduce en unos mil 875 millones de
dólares anuales.
Dicho monto representa tan sólo unos dos dólares anuales por cada persona hambrienta
en el planeta.
En contraste, durante la semana transcurrida entre el 30 de septiembre y el 8 de octubre,
Estados Unidos aprobó $700 mil millones en el "paquete de rescate financiero";
Alemania salvó un banco inyectándole 50 mil millones de euros (unos $70 mil
millones), además de la decisión de Gran Bretaña de comprar acciones en siete bancos
por unos $90 mil millones, así como poner a disposición de los bancos unos $350 mil
millones en garantías crediticias.
"Frente a este telón de fondo, como explicamos a personas con sentido común y buena
fe que no es posible encontrar 30 mil millones de dólares al año que permitan a 862
millones de personas hambrientas disfrutar del más elemental de los derechos humanos,
el derecho a la alimentación", decía Diouf en junio pasado.
El monto destinado en esta semana a la inyección de capitales en el mercado financiero
mundial hubiera permitido alimentar y desarrollar programas de producción de
alimentos y seguridad alimentaria por aproximadamente 50 años. Por si este panorama
no fuera suficientemente desolador, anualmente se desperdicia comida por valor de 100
mil millones de dólares y el exceso de consumo por parte de los obesos asciende a otros
20 mil millones a nivel mundial.
Por otro lado, la industria bélica movilizó el año pasado unos 1,2 billones de dólares, y
seguramente este año la cifra se verá incrementada. Para la industria de la guerra y el
rescate de bancos probablemente siempre habrá suficientes recursos, mientras se le
pedirá a la gente que corra un agujero en el cinturón.
En cambio, parece que la ayuda alimentaria aparecerá sólo "cuando los desposeídos y
los excluidos" salgan "a la calle para expresar su descontento y desesperación", según
expresó Diouf.
No nos engañemos creyendo que la crisis es mal sólo de Nueva York, Londres o
Frankfurt. Donde llegó la globalización, llega la crisis. Sus efectos serán directamente
proporcionales al monto de las relaciones de cada país con las economías de Estados
Unidos y del Grupo de los Siete. Serán brutalmente golpeados los comprometidos por
Tratados de Libre Comercio. La restricción del consumo interno de Estados Unidos
contraerá sus importaciones, que para 2006 procedían en un 17% de Canadá; en un 16%
de China, en un 11% de México, en un 8% de Japón. Dichos exportadores verán
reducirse críticamente sus ventas; recibirán por éstas moneda devaluada. Según el
Financial Times (FT), el Banco Mundial preveía para América Latina un crecimiento de
4,2% en 2009, que ahora reduce al 2,5% o 3,5%.
Para agosto de 2007 en Estados Unidos se habían perdido 800.000 empleos. Los países
desarrollados impondrán medidas todavía más restrictivas contra los inmigrantes,
castigando a los países que dependen de sus remesas. Hacia 2004 los envíos para
América Latina y el Caribe sumaban 45.000 millones de dólares; México, Brasil y
Colombia recibían un 60% de tal monto; El Salvador, Guatemala y República
Dominicana un 20%. Las remesas aportaban el 24% del PIB de Haití, el 11% del de
Honduras, el 14% del de El Salvador y el 10% del de República Dominicana (CEPAL
2005,13). También disminuirán las remesas desde la Unión Europea, segundo rubro de
ingresos de Ecuador. Muchas maquilas cerrarán; sus explotados serán despedidos.
Consumo de hidrocarburos
Estados Unidos consume 20.030.000 barriles de petróleo diarios; importa 12.097.000 y
apenas produce 7.610.000. Esta demanda es inelástica, por el carácter altamente
industrializado de su economía, su pesada dependencia del transporte automotriz y el
hecho de que su generación de electricidad procede en un 71,6% del combustible fósil,
de las plantas nucleares en un 20,5% y de la energía hidroeléctrica sólo en un 5,6%. Los
estadounidenses anuncian el desarrollo de energías alternativas, de la producción de
biocombustibles y de la explotación de las reservas petroleras de su plataforma
submarina, medidas que no tendrán efectos a corto ni a mediano plazo.
Estados Unidos es el primer socio comercial de Venezuela. Para 2005, Estados Unidos
compraba el 60% de las exportaciones de Venezuela y suplía el 38,5% de sus
importaciones. Para 2004, las exportaciones de Venezuela a Estados Unidos totalizaban
unos 24.962 millones de dólares, el 1,70% de las que recibía el país norteño, y las
importaciones venezolanas desde él representaban unos 4.782 millones de dólares, con
una balanza claramente favorable para nuestro país. A Venezuela le es fácil sustituir a
Estados Unidos como fuente de exportaciones; a éste le es difícil prescindir de nuestros
hidrocarburos. Pero la crisis puede bajar sensiblemente los precios del petróleo al
reventar la burbuja especulativa inflada sobre ellos, y agudizar la intervención y
desestabilización política estadounidense contra Venezuela.
Para superar sus crisis los países desarrollados aplican tres medidas: 1) Políticas
keynesianas de gasto público con efecto multiplicador, que al reactivar la demanda
estimulan la producción, el empleo y el consumo 2) Nuevos desarrollos técnicos
generadores de inversión, consumo y puestos de trabajo 3) Guerras que incrementen la
industria armamentista y el alistamiento de desempleados.
Las medidas anticíclicas de Bush se han reducido a resarcir de sus pérdidas a los
banqueros causantes del desastre, la creación de nueva deuda pública que ello requiere
no será compensada con incremento del empleo ni del consumo. Tampoco está abierto a
corto plazo un nuevo desarrollo tecnológico capaz por sí solo de crear inversión,
demanda y empleo.
Desde hace un siglo, Estados Unidos y los países capitalistas sólo han superado sus
crisis entablando conflictos destructivos, que una vez concluidos precipitan sus
economías en las llamadas "crisis de postguerra". La Gran Depresión de 1929 sólo fue
superada con la Segunda Guerra Mundial, que dio paso a otra crisis sólo aliviada por la
Guerra de Corea, cuyo término abrió otra depresión sólo paliada con el gasto
armamentista para la Guerra de Vietnam, cuyo fin inauguró otra crisis contra la cual se
aplicó el armamentismo de la Guerra Fría y el insensato dispendio de la "Guerra de las
Galaxias", para culminar con las guerras de pillaje de petróleo en el Asia.
Wall Street sufre su peor crisis desde la Gran Depresión. Los mercados globales de
créditos están paralizados, la pirámide ficticia de valores de las viviendas se ha
derrumbado, rescates y compras inesperadas son ejecutados por firmas privadas y
gobiernos.
Los políticos se disputan las culpas, los bancos quiebran, las bolsas zozobran, los
medios especulan a cada minuto, los ciudadanos se miran a los bolsillos. La crisis
financiera desatada en los Estados Unidos es un gran caos que arrastra en espiral a la
economía mundial.
La avalancha
Estos son algunos de los hitos más significativos en los últimos meses:
13 de julio: Indy-Mac, uno de los principales bancos hipotecarios del país se derrumba
por el continuo retiro de fondos de los inversionistas, presionados por la crisis crediticia.
Es intervenido por el gobierno.
7 de septiembre: Los gigantes hipotecarios Fannie Mae y Freddie Mac, que poseen o
garantizan un total de 5 billones de dólares en deudas hipotecarias, son puestos bajo la
tutela del Tesoro, después de enormes pérdidas acumuladas por las bajas en el mercado
inmobiliario y un insuficiente plan de rescate. Unos 200 mil millones de dólares destinó
el gobierno a la operación.
DESCONCIERTO
Los gurúes de la economía se apoderan de los medios por estos días con sus
predicciones. Ninguno puede quedar inmutable ante el desconcierto de los bancos, las
bolsas y los mercados. La crisis que está enterrando "la mano invisible" que según
Adam Smith debe regular los mercados, desata pasiones y teorías.
Thomas Friedman, analista de The New York Times comentó: "Siempre creí que el
gobierno de Estados Unidos era un sistema político único, diseñado por genios para que
pudiera ser manejado por idiotas. Me equivoqué. Ningún sistema puede ser lo
suficientemente lúcido como para sobrevivir a este nivel de incompetencia e
imprudencia de parte de la gente encargada de manejarlo".
Ed Pasley, experto del Center for América, anunció: "Sin acceso a créditos o el acceso
sólo a créditos costosos, las compañías no tendrán más alternativas que recortar sus
gastos, recortar empleos y dejar de invertir".
Kenneth Rogoff, execonomista jefe del FMI remarcó: "EE.UU se encamina hacia una
recesión más profunda de la que hablábamos hace tres meses, porque el sistema
financiero explotó desde dentro".
Martin Wolf, analista económico del Financial Times, escribió: ".murió el sueño del
capitalismo global de libre mercado. Durante tres décadas nos hemos movido hacia
sistemas financieros regidos por el mercado. Con su decisión de rescatar a Bear Stearns
la Reserva Federal, institución responsable de la política monetaria de EE.UU, principal
protagonista del capitalismo de libre mercado, declaró el final de esta época".
Récords
Cada día de crisis insoluble se establecen nuevas marcas difíciles de superar. La zozobra
financiera rompe más récords que Michael Phelps.
-El valor bursátil de las empresas cotizadas en la Bolsa de Nueva York cayó el "lunes
negro" del 29 de septiembre en 777,68 puntos, lo que significa 1 millón 200 mil
millones de dólares, la cifra mayor de pérdidas en un solo día desde que se mide el
índice Dow Jones.
The Wall Street Journal calcula que las acciones de EE.UU perdieron 8.4 billones de
dólares en valores desde el pico de las bolsas el pasado año.
-El crédito al consumo se contrajo en agosto por primera vez en la última década, al
caer en un 3,7%, informó la Reserva Federal.
-Las ventas de nuevas casas en agosto y septiembre cayeron al mínimo registrado en los
últimos 17 años, mientras que los precios son los más bajos en 4 años, anunció el
Departamento de Comercio, en una confirmación del deterioro del inflado sector
inmobiliario.
Uno de cada 6 estadounidenses debe más hipoteca que el valor real de sus casas; esto
representa 12 millones de familias.
-El sector manufacturero registró un brusco descenso en septiembre, hasta el nivel más
bajo desde octubre de 2001.
-La deuda nacional de Estados Unidos llegó a los 10.3 billones de dólares. La
astronómica cifra ha hecho quedar obsoleto el emblemático Reloj de la Deuda Nacional
(National Debt Clock) instalado en Nueva York desde 1989. El relo, ubicado cerca de
Times Square, tiene 13 dígitos, uno menos que los necesarios para exhibir en tiempo
real, el gigantesco débito adquirido durante la presidencia de Bush. El actual inquilino
de la Casa Blanca recibió como herencia un superávit de 115 mil millones de dólares.
A esa enorme deuda aporta el déficit presupuestario, que llegó a la apabullante cifra de
455 000 millones de dólares al concluir el año fiscal 2007-2008. Para el 2009 se
pronostica 1 billón de dólares de déficit, al sumarse los multimillonarios números del
rescate bancario
-En el mayor recorte desde marzo de 2003, 159 mil norteamericanos quedaron
desempleados en septiembre. Más de 760 mil norteamericanos se han quedado sin
empleo en los 9 meses del 2008, con lo que la cifra total de trabajadores desempleados
en Estados Unidos sobrepasa los 9 millones.
Otros 6,1 millones de norteamericanos sólo tienen empleo a tiempo parcial, sin seguro
médico ni vacaciones pagadas.
-La popularidad de Bush es de sólo 25%, según una encuesta de Gallup. Al Congreso le
va peor, con un 17% de aceptación.
Sparring de políticos
Su oponente John McCain, acérrimo defensor hasta ayer del libre albedrío financiero y
quien el mismo día de la quiebra de Lehman Brothers dijo que las bases de la economía
norteamericana eran sólidas, ha señalado: "Tenemos que reparar el sistema. Tenemos
problemas fundamentales en el sistema. Las calles están pagando una multa por los
excesos y la avaricia en Washington D.C y en Wall Street (.) hoy en Washington y -me
temo que en Wall Street- la avaricia se premia, el exceso se premia y la corrupción se
premia". (sic)
A Bush, por su parte, no le ha quedado más remedio que tratar de ponerle buena cara a
la tormenta: ".tengan fe, la economía se recuperará con el paso del tiempo. Ojalá yo
pudiera chasquear los dedos y hacer que todo esto se detenga, pero no es así como
funcionan las cosas".
Debacle global
Nadie escapa a los efectos de la crisis, aunque unos estén más resguardados que otros.
La globalización de mercados e inversiones y las múltiples manos que convergen en la
pirámide ficticia del sector inmobiliario extienden el virus financiero como plaga. La
desconfianza y la incertidumbre predominan en todos lados.
Los más recientes acontecimientos muestran la amplitud del fenómeno:
-La Bolsa de Tokio cayó el 8 de octubre a su nivel mínimo histórico desde octubre de
1987, en un fuerte batacazo a las esperanzas recuperadoras de la economía japonesa.
Una de las principales aseguradoras del país, la Yamato Life Insurance, fue a la
bancarrota.
-La misma incertidumbre y los rumores sobre problemas de liquidez han desatado el
pánico entre los clientes del ICICI Bank, una de las principales instituciones bancarias
de la India, y los del Bank of East Asia, el tercero más importante de Hong Kong.
-Islandia está en un estado de tanto peligro que el país está al borde de la ruina
financiera. El gobierno suspendió todas las operaciones en su mercado accionarios
durante tres días y tomó el control de los tres bancos más importantes del país. Las
autoridades negocian con Rusia y el FMI préstamos multimillonarios para sobrevivir.
Islandia, con 300 mil habitantes, es un claro ejemplo del auge crediticio mundial que se
ha desmoronado. La economía islandesa está ampliamente basada en su sistema
financiero. Sus activos bancarios crecieron en los últimos años en cerca de nueve veces
su Producto Interno Bruto y su banca se convirtió en un importante actor financiero
internacional.
"La crisis financiera mundial le recordó a Islandia y a otros países, que cuando un
huracán atraviesa el océano en ruta a un continente poderoso, generalmente pasa sobre
las pequeñas islas dejando una dustracción sustancial", valoró el jefe de estado islandés
Olafur Ragnar Grimsson.
-En Brasil, las operaciones de la bolsa han sido detenidas numerosas veces los últimos
días por el hundimiento de los precios de las acciones a los niveles más bajos en dos
años y su moneda, el real, tocó su menor nivel desde 1999. El Banco Central brasileño
informó que en la primera quincena de octubre salieron de su sector financiero unos 3
500 millones de dólares.
Fuego graneado
La propagación de las llamas provoca reacciones en todas partes. Los dardos contra
Washington y Wall Street provienen de la izquierda y la derecha, del mundo
desarrollado y del subdesarrollado, de académicos y políticos. Cambio, nueva era, fin
del liderazgo norteamericano son los vocablos más frecuentemente empleados.
"La época de la dominación de una única economía y una única divisa quedó relegada al
pasado de una vez por todas.Debemos trabajar juntos para crear un nuevo sistemas
económico-financiero, basado en los principios de la multiporalidad, la supremacía de la
ley y la consideración de los intereses mutuos". (Dimitri Medvédev, Presidente de
Rusia)
".un modelo económico perverso está llegando a su fin. Ahora está crujiendo esa
arquitectura financiera, que consideró al mundo como un casino; era como jugarse al
mundo a los dados. Hay un crujir de esa economía que vaya daño le ha hecho a los
pueblos del mundo" (Hugo Chávez, Presidente de Venezuela)
"Los Estados Unidos tienen hoy un deber ético con el mundo entero, para entrar a
resolver esta crisis que allí mismo de ha originado (.) Esa nación se da el lujo de tener
un alto déficit fiscal, un alto déficit comercial y, al mismo tiempo, ser el país mayor
deudor del mundo" (Álvaro Uribe, Presidente de Colombia)
"La idea de un mercado todopoderoso sin reglas y sin intervención política es una
locura.la era de la autorregulación se acabó. El laissez-faire se acabó" (Nicolas Zarkozy,
Presidente de Francia)
"Por años los países ricos y los centros financieros internacionales nos enseñaban a
América Latina a organizar y modernizar nuestros mercados y nuestro Estado y vemos
que los países ricos, por falta de regulación, entran en crisis". (Michelle Bachelet,
Presidenta de Chile)
"Los países emergentes.no pueden ahora volverse víctimas del casino que los banqueros
estadounidenses hicieron en su país". (Luis Inacio Lula da Silva, Presidente de Brasil)
"El fin de la Unión Soviética y de la bipolaridad del mundo en 1991 había provocado la
conquista del mundo por el sistema de producción capitalista y la instalación de una
ideología neoliberal como teoría de legitimidad (.) El objetivo declarado era llegar a una
autorregulación total del mercado. Pues bien, esa teoría está hecha trizas, el
neoliberalismo está hecho trizas. Para convencerse basta interrogar a las familias
estadounidenses que perdieron sus casas". (Jean Ziegler, ex relator especial de la ONU
para el derecho a la alimentación y Profesor Emérito de Sociología de la Universidad de
Ginebra)
Yo tengo un plan
"I have a plan", es la frase favorita de los candidatos en las elecciones norteamericanas
cuando van a hablar de cualquier tema. Es también la de Bush cuando trata de dar la
imagen de que hará frente a la crisis, a la que sus excesivas políticas desregulatorias, sus
escandalosos gastos militares y los enormes déficits generados han contribuido
sobremanera.
El rescate legislado alcanza los 850 mil millones de dólares. De ellos, 700 mil millones
estarán a disposición del gobierno para intentar el salvamento. Una parte será dedicada a
la compra de activos invendibles acumulados por los bancos durante la burbuja
inmobiliaria. Otro monto de 250 mil millones de dólares se ha decidido destinar,
siguiendo el ejemplo británico, a la compra de acciones preferenciales de los bancos de
manera temporal, según anunció el Secretario del Tesoro. Las nueve mayores entidades
bancarias fueron casi obligadas a aceptar la inversión del gobierno que llegará hasta un
3% de los activos. Esto implica una nacionalización parcial de la banca norteamericana,
toda una herejía para los fundamentalistas neoliberales que han conducido la economía
mundial por estos oscuros derroteros.
Los otros 150 mil millones se agregaron al proyecto original con el objetivo de endulzar
el voto de senadores y representantes. Se utilizarán en desgravaciones fiscales e
incentivos para empresas e individuos que inviertan en energías renovables o compren
autos ecológicos. También para atender intereses particulares como los 2 millones de
dólares asignados a un fabricante de juguetes de madera del estado de Oregon, los 100
millones concedidos a pistas de carreras de automóviles o los 192 millones destinados
para el ron importado de Puerto Rico e Islas Vírgenes (¿Bacardí?), según un análisis del
plan realizado por la organización Contribuyentes por el Sentido Común.
Las enormes cifras se suman a los 30 mil millones invertidos en Bear Stearn, los 200
mil millones destinados al rescate de Freddie Mac y Fannie Mae, los 85 mil millones
prestados a AIG y también los 25 mil millones aprobados para rescatar a la General
Motors, Chrysler y Ford, las grandes empresas automovilísticas duramente golpeadas
por la crisis.
Pero los multimillonarios gastos, no son suficientes para levantar al fatigado sistema
financiero norteamericano. The Wall Street Journal calificó el plan de Paulson como un
"bálsamo" pero "poco probable que pueda evitar que la mayor economía del mundo
caiga en una recesión". El Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz lo tildó de tan
ineficaz como "realizar una transfusión de sangre masiva de sangre a una persona que
sufre una grave hemorragia interna".
El rico inversionista George Soros declaró hace unos días en CNN: "El Plan Pulson fue
mal concebido.Básicamente el mismo tipo de ingeniería financiera que nos causó
problemas es que quieren emplear para resolverlos, y ése es el error. Ahora el mercado
está colapsando. Simplemente no es capaz de definir qué es lo que habría que hacer".
El Secretario del Tesoro Henry Paulson fue presidente de Goldman Sachs, uno de los
bancos precursores del empaquetamiento de las hipotecas estadounidenses en exóticos
instrumentos financieros, que se vendieron y revendieron como dulces ante la
convicción de que el valor de la vivienda no caería y cuya depreciación pronunciada
desencadenó el imparable efecto dominó que viven los mercados globales. Paulson
amasa una fortuna personal calculada en 700 millones de dólares, buena parte de ella
acumulada en sus años en Goldman Sachs.
Los candidatos presidenciales también han lanzado sus promesas mirando hacia los
electores: "Tengo un plan para conservar el valor de vuestras casas y aumentarla
nuevamente comprando préstamos hipotecarios"-dijo MCcCain. "Para los
estadounidenses que podrían perder sus hogares, hoy también propongo una moratoria
de tres meses de las ejecuciones hipotecarias (.) exhorto al Congreso a que apruebe un
plan para que el Servicio de Recaudación Interna pueda enviar la primera ronda de
recortes tributarios lo antes posible, También deberíamos extender y ampliar los
subsidios de desempleo a aquellos estadounidenses que perdieron sus trabajos y les
resulta difícil encontrar uno nuevo en esta economía débil"- propuso Obama.
Pero muy pocos creen que los candidatos tengan la llave mágica que abra el camino al
Edén.
Desparpajo
Menos de una semana después de que el Tesoro rescató a la aseguradora AIG con 85
mil millones de dólares de los contribuyentes, los ejecutivos de la empresa se fueron a
festejar a un exclusivo hotel de un balneario californiano, donde ocuparon 60
habitaciones. La cuenta de gastos sobrepasó los 400 mil dólares. Sin embargo, la
Reserva Federal le acaba de otorgar otro préstamos de 38.7 mil millones de dólares.
¿Habrá nueva fiesta?
Richard Fuld, director ejecutivo del colapsado banco de inversiones Lehman Brothers,
cobró desde el 2000 unos 500 millones de dólares en salarios y bonos. Fuld posee una
casa de 14 millones de dólares en La Florida y otra repleta de obras de arte en Idaho.
John Tain, el último presidente del absorbido Merrill Lynch, se embolsó una regalías de
15 millones de dólares tras firmar su contrato hace sólo 9 meses. Su predecesor Stan O
´Neal se retiró con una dádiva de 161 millones de dólares, después que la entidad que
dirigía admitiera pérdidas por 8 000 millones de dólares.
Rescate Universal
-El Banco Central de Japón ha inyectado durante 20 días consecutivos cientos de miles
de millones de yenes a su sistema financiero.
-Por temor a un catastrófico éxodo bancario en Europa, los ministros de finanzas de los
27 países de la Unión decidieron ampliar las garantías a los depósitos bancarios de 20
mil a 50 mil euros. España, Holanda,Austria, Grecia y Bélgica aumentaron la garantía
mínima hasta los 100 mil euros.
-Holanda inyectará 20 mil millones de euros para proteger su sector financiero, después
de nacionalizar las actividades esenciales en ese país del banco multinacional Fortis, por
16 800 millones de euros.
-El gobierno suizo, junto con el Banco Nacional Suizo y la Comisión Bancaria (EBK)
anunciaron que, a causa de la crisis financiera decidieron proteger al mayor banco suizo,
el UBS.El préstamo que le otorgaron fue de más de seis mil millones de francos suizos
(tres mil 900 millones de euros), según lo dio a conocer el Ministerio de Finanzas de
Suiza en Berna.
Cinismo
El Director Gerente del FMI en busca de un papel para las instituciones de Bretton
Woods
Los brazos ejecutores del caos en el planeta quieren buscar un espacio en medio de la
crisis que los ha dejado descolocados. El Director Gerente del FMI, Dominique Strauss-
Kahn ofreció sus oficios: "Puede haber autoridades nacionales o regionales, pero hace
falta un garante global. Una institución que verifique las normas.debido a que reunimos
a todos los países, somos capaces de definir y de garantizar el compromiso y el interés
general. Esto es lo que más necesita el mundo".
Casi el mismo Senado que aprobó el gigantesco rescate de Bush, con muy pocas
excepciones, había adoptado en el 2001 una resolución que declaraba: "Pedimos al
gobierno de Estados Unidos que tome las medidas necesarias para detener el salvamento
ilegal que Corea del Sur está haciendo en la empresa Hyunday Electronics y que haga
todo lo que esté a su alcance para que las consecuencias de este rescate sean
neutralizadas o revertidas". Cosas veredes.
El lobby financiero es uno de los principales donantes a las campañas políticas. Según
el Center for Responsive Politics, el sector de las finanzas, los seguros y los bienes
raíces han donado más de 2 mil millones de dólares a candidatos y partidos desde 1989.
El 55% se ha dirigido a los republicanos y el 45% a los demócratas.
Según esa organización, en esta campaña, Obama ha recibido 25 millones de dólares de
este sector. Goldman Sachs es su principal contribuyente, junto a Citigroup y JP
Morgan Chase. Mc Cain ha recogido 22 millones en el mundo financiero, con Merrill
Lynch, Citigroup y Morgan Stanley al frente.
El mismo McCain que acusó de pillos a los especuladores de Wall Street fue
investigado por el Congreso a principios de los 90 por mediar ante los reguladores
bancarios para ayudar al magnate Charles Keating, importante donante de sus campañas
senatoriales, quien fue declarado culpable de fraude financiero como presidente de la
firma Lincoln Savings, cuya quiebra hizo perder sus ahorros a más de 20 mil
ciudadanos, la mayoría de la tercera edad.
El principal asesor de campaña de McCain fue el despedido Phil Gramm, exsenador que
presentó al Congreso la ley que desreguló totalmente el sistema financiero
norteamericano en 1999. No por gusto, en marzo pasado, el candidato republicano
decía:
Su actual jefe de campaña, Rick Davis, recibió durante varios años y hasta agosto
pasado 15 mil dólares en pagos mensuales de la firma Freddie Mac, uno de los gigantes
que figura en el núcleo central de la crisis, para realizar labores de cabildeo.
El 7 de enero de 2008 el Presidente Bush había admitido que la crisis hipotecaria podía
afectar el crecimiento en el 2008, pero insistió en que los fundamentos de la economía
norteamericana eran sólidos. (¿No les suena a McCain?)
Los perdedores
Para ellos sólo hay discursos demagógicos. Son las clases medias y pobres de los países
desarrollados y los pueblos de los países subdesarrollados. Los planes de los
gobernantes del mundo rico van en la dinámica del capitalismo que cada vez mas
privatiza la ganancia y socializa las pérdidas. La máxima ha sido transferir la deuda
privada (producto del robo y el lucro desmedido) a las finanzas públicas alimentadas
por los contribuyentes.
El cierre de los bancos y sus tribulaciones ha dejado en la calle a más de 120 mil
personas en el sector financiero mundial. La quiebra del Lehman Brothers dejó sin
empleo a 13 000. El rescate de Bear Stearns no evitó el despido de 9 mil empleados. El
Citigroup, eliminará unos 500 puestos de trabajo de su división hipotecaria. El banco
británico HSBC despidió 1150 empleados de su división de banca global y operaciones
de mercado y el italiano Unicredit cesó a 1 000 empleados de su división de banca
financiera.
Sólo este año casi 750 mil personas en EE.UU han sido desahuciadas. Los juicios
hipotecarios abiertos sobrepasan el millón, según Marketwatch.
Por todo el país han aparecido ciudades formadas por casas de campaña y casas
rodantes; en Fresno, Reno, Seattle, San Diego, Portland, Los Angeles, San Francisco.
En la rica Santa Bárbara, California, el gobierno ha preparado 12 aparcamientos para
personas sin techo que viven en carros.
"Terry Swihart, está sin empleo desde el pasado año, tras 28 años y medio de servicios.
Su esposo Jim de 56 años y que también perdió el empleo, fue operado de la columna
hace 3 años y tiene implantes en cadera y tobillo. Entre los dos pagan unos 900 dólares
por mes de gastos. ´Salvataje para este y aquel´,dice. ´¿Pero a nosotros quién nos va a
salvar?´( The Militant).
"El taxista Joe Green de Washington dijo que estaba teniendo menos clientes, menos
viajes y un 40% menos de ganancias.´Estoy luchando por pagar cada cosa. Hace unos
días quería ir a comprar zapatos pero primero tuve que cargar gasolina y con 20 dólares
ya no se va muy lejos. Si me enfermo o mi auto se rompe estaría quebrado". (Reuters)
"Devora Tobar, una oficinista y madre soltera de 41 años, residente en Texas dijo a
Notimex: ´Hace tres meses me subieron la renta de 800 a 950 dólares; los alimentos
suben cada semana, la gasolina también (.) No hay fugas, solo se compra o gasta en los
necesario.El gobierno debería hacer lo mismo: No andar gastando tanto dinero de los
contribuyentes para salvar grandes empresas privadas porque él tiene nuestro dinero y a
lo mejor luego nos lleva a todos a la quiebra".
También lo han expresado diversos líderes de opinión, Mike Lapica, columnista de New
York Daily News, escribió: ".en momento de crisis el liderazgo del país es una
vergüenza.Hablan de miles de millones y billones a gente que se está ahogando en
deudas de tarjetas de crédito, que no logra conseguir préstamos para ir a la universidad,
y menos pueden pagarlas, que ya no tienen con qué pagar la gasolina para sus
coches.Ya nadie les cree más".
Las peores consecuencias la sufrirán, como es de esperar, las naciones más pobres. Ellas
tendrán menos atención mediática pero más pobreza. El Comisario Europeo Louis
Michel lo reconoció recientemente en Bamako: "Es evidente que el cambio climático, la
crisis financiera internacional, el aumento de los precios de la energía, todos esos
desafíos globales, harán la situación más dramática para los países pobres".
"Haremos todo los que sea necesario y saldremos de esta, la economía mundial se hará
más fuerte como resultado", dijo el sábado 11 el presidente Bush en el jardín de rosas de
la Casa Blanca, rodeado por los ministros de finanzas de los países ricos miembros del
Grupo de los Siete, en un nuevo intento de calmar a los ciudadanos y a los mercados.
El problema es que nadie sabe a ciencia cierta hasta cuándo se podrá extender la crisis,
después de que ni los recientes paquetes de rescate, ni las múltiples inyecciones de
liquidez, ni la bajada coordinada de los tipos de interés alrededor del mundo hayan
logrado calmar las bolsas ni a los inversores.
El Dow Jones sólo ha tenido dos día positivos desde el pasado 30 de septiembre y este
miércoles 15 de octubre se derrumbó de nuevo un total de 733,08 puntos (7,87%), hasta
los 8.577,91 puntos. A un año de que en octubre del 2007 el índice estrella de la Bolsa
de Nueva York marcara el récord para una sesión con 14 164.53 puntos, ha caído casi
un 40% para situarse por debajo de las 9 mil unidades.
Así ha sucedido con las bolsas europeas, asiáticas y latinoamericanas. Francfort, París,
Londres, Milán, Madrid, Tokio, Singapur, Sao Paulo, Ciudad México exhiben números
rojos regularmente en sus mercados de valores.
Las acciones en Nueva York cayeron por cifras económicas desalentadoras que
muestran que la crisis tiene impacto ya en la economía real: disminuyó el gasto de los
consumidores estadounidenses (que supone dos tercios del crecimiento de la riqueza
nacional), se ralentizó la actividad fabril, se debilitó el mercado inmobiliario,
empeoraron las condiciones del mercado laboral. También influyó la difusión de un
informe de la Reserva Federal el cual refleja que las ajustadas condiciones crediticias
están dañando a los negocios en los 12 distritos financieros de los Estados Unidos.
"Deberemos enfrentar algunos desafíos durante algunos meses. Llevará tiempo superar
esta fase", declaró por su parte el secretario del Tesoro, Henry Paulson, a la cadena de
televisión ABC.
Tanto el FMI como el Banco Mundial han recortado sus previsiones de crecimiento
global para el 2008 y el 2009. Sus pronósticos son un crecimiento mundial de un 3%,
pero con apenas un 0,5% de crecimiento en los países más desarrollados, el más débil
en 27 años. Estados Unidos prácticamente no crecerá, con un raquítico 0,1%. "Estamos
al borde de una recesión global", advirtió el Director Gerente del FMI.
Nadie imagina hasta dónde ascenderán las cifras que se invertirán para el mayor rescate
financiero mundial de la historia. Algunos hablan de montos entre 10 y 13 billones de
dólares. No pocos pronostican que decenas de bancos más podrán desaparecer en los
próximos meses. La consultora Weiss Research apunta que 1479 bancos y 158 agencias
de créditos y ahorro están en riesgo de quebrar en ese país, con unos activos totales de
3,2 billones de dólares. ¿Habrá dinero para tantos rescates?
Mientras tanto, Naciones Unidas alerta que cada día 5 mil niños mueren de sed, 925
millones de personas padecen hambre crónica, 30 mil personas mueren por desnutrición
y enfermedades curables. El Banco Mundial pronostica que la cifra de hambrientos
como consecuencia de la crisis llegará hasta los 967 millones. Para ellos nadie habla de
rescate.
Por el contrario, la FAO ha lanzado un dramático llamado: "No nos olviden. No olviden
el hambre ni la crisis alimentaria (.) concentrando sus esfuerzos en los rescates
financieros con miles y miles de millones de dólares, los países donantes nos dicen que
no es el momento para darnos ese dinero", dijo la Subdirectora General de la
organización, José María Sumpsi.
Como señaló Fidel en su Reflexión La ley de la selva, "La crisis actual y las brutales
medidas del gobierno de Estados Unidos para salvarse traerán más inflación, más
devaluación de las monedas nacionales, más pérdidas dolorosas de los mercados,
menores precios para las mercancías de exportación, más intercambio desigual. Pero
traerán también a los pueblos más conocimiento de la verdad, más conciencia, más
rebeldía y más revoluciones".
El capitalismo está en pleno despliegue de una crisis mayor, mucho más profunda y
devastadora que la que a final del siglo XX dio lugar a su neoliberalización.
El final del siglo coincidió con el paso a una nueva época, con el establecimiento de un
orden mundial diferente y la existencia de un planeta sensiblemente alterado.
En esa mutación no sólo intervino el extraordinario impacto del derrumbe del llamado
socialismo real (más bien “irreal”): en ese cambio de época y en ese nuevo
ordenamiento mundial guardó relación también con otros importantes factores.
De la concepción del Estado Benefactor, ideado por Ford y Keyness, se pasó al auge del
neoliberalismo y al desmonte de la protección y las conquistas sociales en diverso
grado, acompañada de una abrumante financierización del sistema, que condujo a una
especie de “economía de papeles”, que a su vez, ha hecho explosión en estos días.
“En el mundo sin alma que se nos obliga a aceptar como único posible
-nos dice Eduardo Galeano-, no hay pueblos, sino mercados; no hay ciudadanos, sino
consumidores; no hay naciones, sino empresas; no hay ciudades, sino aglomeraciones;
no hay relaciones humanas, sino competencias mercantiles.
(“Medios de Incomunicación”, revista América Nuestra No.6).
Este mundo, además, todavía no considera a la mujer como ser humano, agravó la
opresión de género con su proceso de feminización de la pobreza y de la fuerza de
trabajo, potenció después del fin de la guerra fría las guerras nacionalistas e inter-
étnicas, fomentó, nuevas y costosísimas guerras de conquista y reconquista, multiplicó
el racismo y la xenofobia, implantó fábricas de pobreza e indigencia desde los gobiernos
locales sustentadores de los llamados programas de ajustes, contaminó en mayor grado
el ambiente y destruyó en mayor escala la naturaleza, comprometiendo la vida de los
seres nacidos y por nacer.
Propició que las ciencias, incluidas las ciencias médicas, sean secuestradas por el gran
capital y convertidas en instrumentos de lucro y factores de alto riesgo para la vida
humana. Alienó en forma más brutal la conciencia de los seres humanos. Convirtió los
devaluados Estados nacionales en fuente de delincuencia y máquinas generadoras de
corrupción. Promovió el individualismo, degradó la solidaridad humana y robotizó las
mentes de los más débiles.
Transformó así a los seres humanos en objetos y a los ciudadanos en clientes y convirtió
los servicios de salud y educación en escenarios de lucro y en fuentes caras e
inaccesibles para gran parte de la humanidad.
Y es todo esto lo que está hoy en crisis expansiva, aunque parezca ser solo un grave
problema financiero, inmobiliario, de las tarjetas de crédito o de venta de automóviles.
*Jorge Altamira*
*Buitres en acción*
Entre uno y otro plan (rescatar activos con problemas o parcialmente a los
bancos) no existe, sin embargo, solamente una diferencia de concepto sino
por sobre todo de intereses: el plan del Tesoro de Estados Unidos procura
producir una concentración de los bancos más sólidos (dejó caer a Lehman
Brothers y casi hace lo mismo con AIG), lo que supone que esos bancos
continúen siendo independientes del Estado. Un plan similar de rescatar
deuda podrida aplicado en Europa, también hubiera beneficiado a los bancos
norteamericanos, porque éstos le vendieron esos activos podridos a los
europeos (creando deuda norteamericana con Europa). De manera que el plan
europeo fue una respuesta de la banca europea, principalmente de Gran
Bretaña y de Alemania, a la ofensiva norteamericana - que contaba en Europa
con el apoyo de Sarkozy y Berlusconi (el presidente del Banco Central de
Italia, Mario Draghi, pertenece al mismo grupo económico - Goldman Sachs -
que el secretario norteamericano Henry Paulson). De cualquier modo, los
bancos que fueron objeto de la intervención estatal británica - el Royal
Bank of Scotland y el HBOS- profundizaron su caída en el lunes de la
euforia general, provocando al gobierno de su majestad una pérdida nominal
de dos billones de dólares.
*
MÁS RENTABILIDAD CAPITALISTA CON LA CRISIS
El Estado USA, por medio del Tesoro, "garantiza" la operación, y los bancos
privados del Sistema de la Reserva Federal hacen el negocio. Y se cumple el
axioma central: El sistema capitalista hace negocios tanto con las
"burbujas" como con las "crisis".
Y para los expertos quedó claro que los europeos dieron en la tecla por una
razón: La "reacción positiva" a escala global solo se produjo cuando el
Eurogrupo + Reino Unido decidieron coordinar un "rescate simultáneo" de
entidades quebradas garantizado por los Estados con fondos públicos
provenientes de los impuestos pagados por toda la población.
Esto quiere decir que: Los Estados de la UE (incluido Reino Unido) + EEUU
"compensarán" por las pérdidas (en realidad dinero faltante robado por la
depredación financiera que pasó de unos grupos a otros) a los bancos y a
las entidades financieras privadas quebradas.
*De esta manera, los Estados imperiales USA-UE reciclan una nueva "burbuja"
ganancial no ya con dinero especulativo proveniente del sector privado,
sino que ponen compulsivamente los recursos públicos al servicio de un
nuevo ciclo de rentabilidad capitalista al margen de una ascendente crisis
de la economía real que esto provocará*
**
Los Estados del euro + Reino Unido, "garantizan" la operación por medio de
sus bancos centrales y del BCE (Banco Común Europeo), y los bancos privados
del sistema financiero europeo hacen el negocio. Y, como sucedió en el
Estado imperial USA, se cumple el axioma central: El sistema capitalista
hace negocios tanto con las "burbujas" como con las "crisis".