Está en la página 1de 1

Juan: 

Quiero unos peces como estos. Exactamente. Uno verde, uno amarillo, uno
naranja, dos azules, y uno marrón. Los quiero de la misma raza -¿se dice raza?- y de
tamaños igual, o al menos muy parecidos. No crea que soy un fanático del mundo
animal submarino, no, soy precisamente lo contrario: detesto los animales, y en
particular los peces. Me parecen Tontos. Y sólo a un tonto como mi jefe se le puede
ocurrir tener peces en su despacho. La culpa es de mi jefe, por tener peces en el
despacho. Yo sólo entré con unos colegas a bromear un poco y, jugando jugando, se
rompió el termómetro de la pecera y se esparció el mercurio por el agua y…pucha:
Fulminante. Todos muertos en cuestión de segundos. Mire: he conseguido hacer lo
más difícil. He podido vaciar la pecera, la he limpiado y la he vuelto a llenar. Y todo
eso sin que se entere la secretaria de mi jefe, cosa que tiene mucho mérito. Ahora sólo
me queda echar dentro unos estúpidos peces para que todo quede como estaba. Y
quiero exactamente unos peces iguales a estos: uno verde, uno amarillo, uno naranja,
dos azules y uno marrón. ¿Entiende lo que le digo? Dígame que sí los tiene, por favor,
dígame que los tiene. No me diga que al desgraciado de mi jefe se le ocurrió comprar
especies raras porque me da algo.

También podría gustarte