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Pensando en Ti

Mágico Yurécuaro
Poemas

Ramírez Sandoval Ma. Soledad

Compilación

Yurécuaro, Mich.

2016
Portada: Diseño original del Pintor René Martínez Valadez

Compilación de Poemas: Ma. Soledad Ramírez Sandoval

Edición apoyada por el H. Ayuntamiento de Yurécuaro 2015-2018

Yurécuaro, Mich. 2016.

Todos los derechos reservados


PRESENTACIÓN

“Aquí en las Riberas del Lerma onduloso


que corre en un lecho de gala y verdor
un pueblo se eleva: Yurécuaro hermoso
se arrulla entre flores, con cantos de amor.

Su sol es ardiente, sus tardes son bellas


los cielos se visten de rico tisú,
sus noches le envuelven con manto de estrellas
qué trémulas vierten su nítida luz.

No tiene palacios de grandes señores


que hicieron el lujo aquí desplegar,
mas tiene sus campos, sus aves, sus flores,
que aspecto risueño en cambio le dan..”

Que hermoso ramillete de palabras del ilustre poeta michoacano Don Austasio Zepeda. Cuando
mujeres y hombres bien nacidos, le cantan a su pueblo, le llevan mañanitas y en románticas
serenatas expresan todo el amor y la admiración que le tienen. Cuando describen con palabras
llenas de emoción, los lugares, costumbres y tradiciones de la tierra que los vio nacer… ahí hay
amor, amor al terruño, a la cuna, al hogar y a la madre que los recibió amorosa con calor y
ternura entre sus brazos.
Distinguidos lectores de todas las edades es un honor para mí presentar a ustedes y poner en sus
manos esta pequeña compilación de poemas que hace la cronista de la ciudad, la ingeniera María
Soledad Ramírez Sandoval, mujer inquieta y soñadora, responsable y activa que lo da todo a
cambio de nada en la biblioteca, en las escuelas, en sus investigaciones, en sus proyectos
buscando siempre formas de impulsar la cultura del buen leer en las escuelas y comunidades.
En hora buena Soledad, mujer de una sensibilidad humana extraordinaria, sigue dando lo mejor
de ti misma en favor de los niños, jóvenes y adultos.
La presente selección de poemas son emanados del sentir de un grupo de poetas yurecuarenses
que aman a su pueblo y que como buenos ciudadanos buscan la forman de preservar la cultura
en el arte de las letras con la finalidad de que Yurécuaro viva a través del tiempo dando a
conocer a las nuevas generaciones, la belleza natural y esplendorosa de esta tierra bendita,
prodiga, añosa y noble.
A todos los amantes de las letras no les bastan las palabras para describir a nuestro pueblo. Si
leemos el poema completo del gran poeta Don Austasio Zepeda, titulado “Yurécuaro y sus
tradiciones”, encontraremos una amplia descripción bellamente rimada, apreciaremos como el
autor mirando con los ojos del alma, nos lleva a conocer cada momento vivido y conocido por él,
ubicándonos en el tiempo y en el espacio de su época, logrando así viajar a través de un pasado.
En lo personal este poema es toda una selección poética.
Yurécuaro como dijera Alicia Gabriela es un pueblo mágico porque todo visitante se enamora de
la hospitalidad de sus moradores, de sus campos y de sus flores.

“A Yurécuaro voy señores


a Yurécuaro Michoacán
a Yurécuaro de las flores
ahora si vamos a llegar.”

Hasta parece que escucho al Profr. Luis Rodríguez cantando con su orquesta esta bullanguera
canción.
De ninguna manera puede faltar EL YURECUARENSE corrido canción ranchera que exalta
costumbres de antaño y la devoción a La Purísima Concepción.

“Entre gardenias y nardos, tus gallos enamorados


Yurécuaro sigue con su tradición…
soy de esta tierra valiente
la tierra que nunca miente
y con toda mi alma te doy mi corazón.”

Y hablando de canciones, viene a mi mente aquel lindo corrido de Don Benjamín Guízar y
Guízar que habla de la emoción de viajar en tren y apreciar la belleza campirana de Yurécuaro.

“Pita, pita trenecito, pita pita al llegar


yo miré sus camotales y también con su gran mangal.
Las huertas no están muy lejos para poderlas mirar
mi Yurécuaro tan lindo, nunca te podre olvidar.”

O al señor Santiago Raúl Martínez pintando de verde a nuestro pueblo; porque así es Yurécuaro
es verde siempre lo será por el trabajo que realizan los hombres del campo.

“¡Ah! tierra también musical


que despiertas con tus albores
las bandas de Ichán alborotadas
con su tambora y su timbal.
Yurécuaro hospitalario, histórico y floreciente
con sus casitas de adobe
sus calles y sus portales.”

Que decir de Francisco Murillo Méndez forjando con letras un monumento al amor, en su Amor
Mestizo.
“Desde que surgió el amor
presentándose en el mundo
sin lenguaje ni color
con sentimientos profundos.”

A que buen recorrido me hace dar le Profr. Martín Ángel Gaytán mi querido y recordado
maestro de sexto año; caminando por cada calle y barrio de mi pueblo, tales como La
Longaniza, La Tetilla, El Paso Verde, Los Tepetates, El Maluco, Las Cuatro Esquinas, El
Hacha, La Cucaracha, etc. Vamos queridos lectores a recorrer las calles, barrios y colonias de
este pueblo llamado Yurécuaro.
Como olvidar el Presidente Javier Ochoa Vaca cuando canta con palabras elocuente al pueblo
que desde el primer día lo recibiera con los brazos abiertos y llegó para quedarse con nosotros.

“Llegué a ti cual peregrino


que va andando su camino
y va de un ideal en pos,
y al detenerme un momento
para tomar nuevo aliento
nos comprendimos a los dos.”
O como digo yo…
“Para cantarte a ti tierra querida
no hace falta ser Nervo ni Espronceda,
solo falta ser parte de tu vida
y cubrirte de glorias y de seda.”

Sí, porque basta amar, amar a un hombre, a una mujer o algún lugar para que broten de lo más
hondo del alma palabras que elogien al ser amado.
Es hermoso leer la forma de pensar de pensar de hombres de la talla de Don Francisco Elizalde
García quien al visitarnos en noviembre de 1990 dedicara un bello pensamiento…

“Yurécuaro, yo te canto,
Yurécuaro mi canción
a tu río y a tu cielo
a tu Lerma, a un rosario
y a un sol cajetero…”

Es muy de tomar nota de la inspiración que nos deja ver el Profr. Plutarco Martínez Pérez al
describir con una sensibilidad exquisita la hermosura de la mujer joven yurecuarense.

“Tú eres joven, también muy bonita,


tus ojos, son bellos luceros de amor,
todo en ti reboza, belleza infinita;
nada desmereces, eres ¡una flor!”

En este momento elevo un recuerdo de felicitación postrera para el señor Manuel Cuevas
Ramírez por dejar un acróstico a Yurécuaro, Los invito a leer completo en las páginas
contiguas.
Leamos con cuanta delicadeza nos introduce en la historia, la gastronomía y la geografía
yurecuarense el Profr. Cutberto Raúl Rizo Navarro en su poema “A mi Yurécuaro”…

“Mi Yurécuaro bien amado


nunca dejaré de elogiarte
ya tienes museo para vanagloriarte
y colorín colorado
el cuento no se ha acabado.“

Que bien nos habla el Profr. Guadualupe García López del Yurécuaro de antaño, cuando las
mujeres muy de mañanita iban al molino; de las crecientes del Río Lerma, de las siembras, las
huertas y cosechas… de los naranjos de flor.
La nostalgia por estar lejos del terruño extrañar el campo, la familia, las tardes domingueras, la
alegría de las fiestas; el fervor de los feligreses por Cristo Rey y la Virgen Purísima hacen de este
ramillete de versos una herencia cultural que nos digan, el Sr. Gerardo López Vega, Don José
Bárcena Ayala, Salvador Álvarez García, el Profr. Vicente Medina Vivanco, Raúl Eduardo
González Hernández y Víctor Ramírez Angulo.

“¡Te llevo muy dentro, mi tierra bendita!


a pesar del tiempo nunca te olvidé
cuida a mi familia Santa Virgencita,
que nunca se pierda, el fervor, la fe.
¡Que Dios te bendiga mi pueblo querido,
algún día, muy pronto yo regresaré!”

Con el Lic. Marco coincidimos todos los habitantes de este pueblo mágico “no olvidar el cachito
de suelo que pisamos, recibir las bendiciones de ”Conchita”, conservar la fe y el sueño de regresar
siempre al corazón de nuestra tierra”.
Ahora quiero mencionar que cuando personas de otro país nos visitan se van también
enamorados de este lugar, piensan en regresar y dejan su mensaje de amor y respeto:

“Yurécuaro, ojos brillantes


sonrisa cálida y manos abiertas;
en tu plaza, tu templo y tus calles;
ya tu gente valiente, humilde y honesta
cual refugio del gran río en los valles…”

“Lugar de crecientes, de belleza y tradiciones; pueblo mágico que duerme entre sabanas verdes bien
cuidadas por las manos de hombres y mujeres de corazón de campesino.

Pueblo de hermosas mujeres, de hombres gallardos y alegres niños.


Pueblo fiestero que despiertas al estallido de cohetes, de tamboras y trompetas que anuncian el nuevo
día.

Yurécuaro de raíces purépechas y de sangre mestiza, de vecinos sencillos, de artistas que cantan con
los pies y con el alma al compás de las danzas y canciones, todos hablamos de ti porque Yurécuaro
eres tú, soy yo, somos todos, y seguiremos guardando tu mágico misterio de atracción hacia ti con
amor y respeto.”

Estoy segurísima que al leer este pequeño gigante folleto de pensamientos alusivos a mi pueblo
lo conocerán mejor, lo querrán más y al igual que yo quedarán más prendados de su magia, su
encanto y su esplendor.
Permítanme expresar felicitación para Soledad, para cada uno de los autores, por amar así a
Yurécuaro y dejarlo plasmado con la pluma en hojas de oro bellos versos que enaltecen la
hermosura de un pueblo.
Profra. Juana Barajas Paz
21 de Julio de 2016
Yurécuaro sus Tradiciones

Aquí en las riberas del Lerma onduloso Y en negra borrasca, cuando hórrido el trueno
que corre en un lecho de gala y verdor, las bóvedas hace del cielo temblar,
un pueblo se eleva: Yurécuaro hermoso él, siempre sus redes tendiendo sereno,
se arrulla entre flores con cantos de amor. no teme al peligro, no teme bogar.

Su sol es ardiente, sus tardes son bellas, Las cañas de azúcar flexibles se mecen;
los cielos se visten de rico tisú el verde naranjo derrama su olor;
sus noches le envuelven con manto de estrellas, frondosos guayabos sus frutos ofrecen,
qué trémulas vierten su nítida luz. y en ellos se anida el dulce gorrión.

No tiene palacios de grandes señores Las rosas purpúreas del monte en la falda
que hicieran el lujo aquí desplegar; la falda del monte se miran bordar,
mas tiene sus campos, sus aves, sus flores, y un campo cual cielo se ve de esmeralda,
que aspecto risueño en cambio le dan. en vez de luceros, con flores brillar.

Bajo un horizonte de azul transparente Allá del cabrero se eleva la frente,


suntuoso su templo se mira lucir. cortinas de nubes le van a cubrir,
su torre encarnada descuella imponente; el césped adorna su suave pendiente,
parece en las nubes su cruz confundir. las roncas tormentas se cruzan allí.

¡Qué bello es sentarse al margen del río, De allá de su cumbre desciende sonoro,
allí donde se abre lozana la flor, saltando un arroyo de terso cristal,
y oír al tzentzontle que en sauce sombrío y al son de sus linfas modulan en coro,
remeda a las aves cantando su amor! las aves festivas su dulce cantar.

Y ver en la noche callada y serena Con hojas de fuego la dalia silvestre


jugar en las olas mil peces y mil; y flores azules se cimbran allí,
y pura la luna que espléndida y llena, y dan al arroyo su pompa campestre
tranquila refleja su imagen allí. anémonas rojas de aspecto gentil.

En esas orillas la nácar sandía, Ostentan los coas su rico plumaje:


el verde pepino y el suave melón, los verdes cerezos que el nombre le dan,
se nutren y crecen y dan a porfía, le forman un toldo de oscuro follaje,
feliz recompensa al fiel labrador. do nunca ha logrado el sol penetrar.

En tanto el huamúchil de flores se viste, Allí las mujeres de labios de rosa,


y agrestes aromas nos hace aspirar, allí los donceles con plácido ardor,
y allí se columpia la tórtola triste, en dulces reuniones de paz venturosa
sus tiernos arrullos dejando escuchar. se agitan y danzan y cantan su amor.

La linda cascada que llaman chorrera, Se olvidan entonces del alma las penas,
ya gime, ya brama, ó en blando rumor, ¡qué bello es entonces gozar y vivir
saluda á la aurora que viene hechicera, sintiendo las horas que pasan serenas;
los cielos tiñendo de claro arrebol. no ve uno el pasado, ni ve el porvenir!

Su limpia corriente, cual faja de plata, Un lago pequeño purísimo ondea,


del viejo ahuehuete el pie va a azotar, en él se dibuja del cielo el azul:
y en rizos de perlas sus ondas desata el ánsar tranquilo la flor picotea,
y en ellas el iris se mira flotar. y el agua murmura con blanda quietud.

Entre esos oleajes, en débil barquilla Allí carrizales magníficos crecen:


cual garza ligera se ve al pescador, monótono el grillo se escucha silbar;
de dulces costumbres, de vida sencilla y aquel solitario paisaje embellecen
que cifra en la pesca su gloria y su amor. mil aves pintadas que vienen y van.
Los montes lejanos gigantes parecen persigue a una virgen, la intenta manchar.
que guardan el valle del valle en redor, Cual huye inocente gacela medrosa,
y fértiles campos risueños ofrecen allá en el desierto de audaz cazador,
estanques y bosques con flores de olor. así va ligera la joven virtuosa
huyendo del monstruo que corre en su pos.
En estas praderas, ceñido de rosas,
dormiáse ese pueblo más grande y feliz, Sus cándidas manos retuerce gimiendo,
con dulces canciones sus hijas hermosas y mira doquiera con triste inquietud,
su amor celebraban en grato festín. ¡ay! cómo en un lance tan duro y tremendo
no encuentra un asilo la angélica luz.
En esa su plaza se alzó un caserío
con arcos suntuosos de rico primor, Al templo se arroja en medio del fuego
llenaba sus calles inmenso gentío y en medio a las llamas se va a arrodillar,
que esparce a lo lejos un sordo rumor. y a dios invocando con férvido ruego,
la mártir espira al pie del altar.
Sus damas vestidas de espléndidos trajes,
luciendo en el pecho precioso collar, En tanto el soldado allí permanece
y envueltas en perlas, sedas y encajes, delante del templo y ve con terror,
mostraban al aire su lánguido andar. que en calma apacible la hermosa perece
y una ola de lumbre ¡qué horror! la cubrió.
Mas vino la guerra con ruda fiereza,
y en noche callada terrible atronó, Es fama que al punto que el fuego se apaga,
y el templo y las casas convierte en pavesa de negros celajes mirose al través
voraz el incendio que todo acabó. radiar una estrella purísima y vaga:
¡quizá era la virgen que al cielo se fue!
Y crece el estruendo y el viento rebrama,
las vigas ardiendo oíanse crujir, A poco la aurora con parda neblina
surcaba el espacio vivísima llama las tristes regiones del éter vistió,
y vece en columnas el humo subir. montones de escombros tan solo ilumina
donde antes un pueblo soberbio se alzó.
En vano sollozan y claman al cielo
las castas doncellas que lloran su honor; Después, cuando puro lució refulgente
y el huérfano, en vano transido de duelo, el sol que en la iguala nos dio libertad,
buscaba su padre, buscaba su amor. surgió de esas ruinas un pueblo naciente
su heroína es su arcángel tal vez tutelar.
En tantos estragos y en tantos horrores,
sublime episodio se mira brillar: Austasio Zepeda García
brutal un soldado, sin creencia ni honores,
A MI TIERRA

Yo nunca te he olvidado, querido pueblo mío,


que encierras de mis padres el apacible hogar,
tu rojo campanario, tu alegre caserío,
tus fértiles praderas, tu majestuoso río
mil veces han venido mis sueños a turbar.

Mil veces he intentado, como en mi edad primera,


vagar por las callejas que antaño recorrí
y contemplar, callado, del Lerma en la ribera
las ondas juguetonas que van en su carrera
cantando la monótona canción que yo aprendí.

por tus tortuosas calles atravesé de niño


cuando el sonoro bronce llamaba a la oración;
cuando el balcón vetusto con candoroso aliño
corrían presurosos en alas del cariño
mis sueños, mis anhelos, mi amor, mi corazón.

Más tarde... desgarrados mis fúlgidos crespones,


en tarde convertida la aurora del amor,
cual aves asustadas volaron mis canciones,
se fueron sollozando mis áureas ilusiones
y con sus densas sombras me cobijó el dolor.

Busqué las soledades silentes del sagrario


y oí que me llamabas con amorosa voz;
y por seguir la escala gloriosa del santuario
abandoné tus campos, tu rojo campanario
mis padres, mis hermanos... así lo quiso dios.

Muy lejos... en ti sueño, terruño idolatrado;


el viaje del retorno mañana emprenderé,
y con el gozo inmenso que siente el desterrado
evocaré los dulces recuerdos de pasado
y ante tu templo santo mi frente inclinaré.

Pbro. José Bárcena Ayala


Noviembre 12 de 1924
NOSTALGIA POR YURÉCUARO

Yo quiero volver a mi natal provincia,


al rinconcito aquel de michoacana tierra
por donde pasa riente el caudaloso Lerma
a contemplar la esbelta montaña de Cabrero.

Quiero volver a mis lejanos Lares


a la casita azul en donde yo nací
a recordar las horas de mi infancia muerta
y a revivirlas con loco frenesí.

Quiero volver a vivir en su regazo


al dulce calor del paternal abrigo
y del cariño sin par de mis hermanos.

Cabe la margen del anchuroso río


frente al campo de esmeraldas
entre el pobre caserío.

Gerardo López Vega


YURECUARO Y MIS RECUERDOS

Iba hacia La Longaniza como tanta hambre tenía


para traer pirinolas le compré a Doña María,
y me detuve en El Chorro, unas ricas enchiladas
donde entre risas en coro que me comí en los andenes.
canciones y groserías,
lavaban unas señoras. Por no dejarla olvidada
seguí rumbo a la ocalera;
Me bajé por La Tetilla vi la colonia del Hacha,
rumbo de la calle Real, también de la Cucaracha,
entre huertas y jardines, y al fin, al Embarcadero,
con perfume de jazmines que ya muy cerquita queda.
guayabos y nogaleras
que en el Pozo Verde hay. La parroquia visité
Al siguiente día, temprano,
Después, a Los Tepetates, mis preces recé a Conchita,
la calle más singular: milagrosa y tan bonita;
una piedra en cada puerta, y luego, me fui a comer
donde en la tarde, contentas, caldo michi bien guisado.
las matronas lugareñas
se sientan a platicar. Y son tantos los lugares
del Yurécuaro que yo hablo,
Llegué hasta el Huamúchil Grande que temo, olvídese alguna
-- barrio alegre y pendenciero – callecita de mi cuna,
en donde los trovadores, porque, aunque estaba cansado,
sus amorosas canciones, llegué hasta el Rincón del diablo.
en gallos y serenatas
a las muchachas trajeron. Desde el barrio de La Loma,
contemplé el cielo bravío,
Luego me fui hasta el Maluco sus crepúsculos ardientes,
donde hay hombres muy valientes. paisajes iridiscentes
pasé hasta la Huerta Seca que tan frecuentes se miran
Para nadar en su alberca, tan sólo en el pueblo mío.
a disfrutar de sus flores,
con los trinos de sus aves ¡Ay! cuántas cosas quisiera
y la charla de sus gentes. decir de mi pueblo amado;
con versos alejandrinos
Cansado de caminar y todo muy bien rimado.
por callejuelas tan lindas, Hacerle bellos sonetos
pasé a tomar un helado, endecasílabos, raros,
en el famoso mercado octavas reales y liras
bullanguero y popular con línea de pie quebrado.
que llaman Las Cuatro Esquinas.
Mas como mi verso es pobre
Ahí me puse a pensar: y difícil manejarlo,
“¿Por cuál calle seguiría?” sólo intento este corrido
De La Arena al Naranjito Con octosílabos malos.
tan solo queda un brinquito,
y me decidí a llegar Pero, mi fortuna, es grande
por la calle del Tranvía. al escribir del recuerdo
lo bueno, antes que se acabe
Recorriendo la estación, si yo tampoco me muero.
a la hora de los trenes,
Hoy, todo está muy moderno; -- orgullo del buen comer --.
ya todo me lo han cambiado;
el río Lerma se halla seco, Cubierto con prieto lodo
sin vida y contaminado. de los pies hasta el sombrero,
entre risas y canciones
Las Chorreras ya no existen. después de un buen aguacero.
El tanque ya lo tiraron;
y el chapopote que tienen, Los cerezos se acabaron;
creo que les llega entubado. está el potrero sin toros.
Y vive sólo el recuerdo
Se acabaron los sabinos de tiempos que tanto añoro.
y los pintorescos barrios,
ya no conozco el camino Al fin tan sólo me queda
para llegar a los baños de estos versos al rimar,
del Señor de La Piedad, reconocer que la gente
calientes y bien aseados. sigue amable, diligente,
y repartir los saludos
Quisiera por el arroyo de Marín Ángel Gaytán.
de los Cerezos volver,
con mi canasta de tacos
YURÉCUARO

Soy el bardo que te canta Pueblo noble y generoso,


Con argentina garganta para mí luces hermoso,
Brindándote mis loores; pues en ti encontré el color
Y en mis versos de oro y plata que hace que mi alma te quiera
Te entrego mi serenata, y te cante a mi manera
Oh pueblo de mis amores. para mostrarte mi amor.

Eres Yurécuaro hermoso, Tu Lerma, precioso río,


el motivo de este gozo va bordeando el caserío
que inunda mi corazón, fecundando en derredor,
pues al cantar tus bellezas y en las tardes escarlata
se me olvidan mis tristezas en sus aguas se retrata
y es alegre mi corazón. antes de morirse el sol.

Tienes un Rey amoroso Llegué a ti cual peregrino


que veneras fervoroso que va andando su camino
allá para La Estación y va de un ideal en pos,
y una Virgen toda pura y al detenerme un momento
que te brinda su ternura para tomar nuevo aliento
y te roba el corazón. nos comprendimos los dos.

Espejo de luz y plata Y aquí me quedé contigo


es la luna que retrata pues vi que eres pueblo amigo
la belleza de tu suelo; que ama con amor sincero;
y tu vida placentera, por eso te quiero tanto,
cual fragante primavera, por eso te doy mi canto
es la antesala del cielo. y el corazón todo entero.

Son tus mujeres hermosas


como capullo de rosas Pbro. Javier Ochoa Vaca
que van pregonando amor 1992
en la puerta de su casa
o dando vuelta en la plaza,
Yurécuaro encantador.
YURECUARO

Yurécuaro, yo te canto,
Yurécuaro, mi canción
a tu río y a tu cielo;
y te doy con mi canto mi anhelo
de que seas siempre fiel
a la vía de tu tren
que es el tren de mi México...

Llévame a pescar en el río,


para ver si yo pesco el lucero
que dejó, para mí el amor mío,
por allí en el rumor
y en el mágico són
de sus aguas, Yurécuaro...

Yurécuaro, yo te canto,
Yurécuaro, y es mi amor
que te dice: te quiero,
yo te doy con mi canto mi ensueño,
mi rosario de fe
y el dulzor de la miel
de tu sol cajetero...

Llévame allá por la estación


para ver si ya encuentro al viajero
corazón errante y pasajero
que en prenda me dejó
ardiente de pasión
mi rielera, Yurécuaro...

24 de noviembre de 1990
F. Elizalde García.
El Yurecuarense Y al pie de tus naranjales nacieron hombres
cabales
Yo soy un indio tarasco, traigo la Ley de Don porque Yurécuaro vales y hoy te doy todo mi
Vasco amor.
de ser ante todos un hombre cabal…
Soy del Lugar de Crecientes donde se dan los Con todo cariño para todos los de Yurécuaro.
valientes Benjamín Sánchez Mota
y siempre portamos pistola y puñal… Diciembre de 1958

Vengo del Cerro Cabrera pa visitar mi


ranchera
yo vengo cantando con mi loco afán,
a mi Yurécuaro lindo, esta canción yo le
brindo
porque es un orgullo ser de Michoacán.

(Hablado) -Debajo de un tabachín, yo he


pintado mi letrero
diciendo que es Michoacán, Capital del
mundo entero…
A YURÉCUARO
(Estri. Huap.)
Yurécuaro mi pueblito yo en tus chorreras
Pita pita trenecito, pita pita al llegar,
quiero pasear
ya miré sus camotales y también su gran
Charanda y un caldo “Michi” se necesita para
maizal,
brindar,
las huertas no están muy lejos para poderlas
ay la ra la la la lay…
mirar
mi Yurécuaro tan lindo nunca te podré
Porque yo soy tu paisano, pos yo nací
olvidar.
michoacano
y a todos brindo la mano, mi amistad les vengo
Pero que re chulo siento, a mi tierra voy a
a dar.
entrar
ya le escucho el rechinido de sus ruedas al
Yo vengo a ver a Conchita, que es nuestra
frenar,
madre bendita
al frente miro las luces, a la estación voy a
y que veneramos con el corazón…
entrar
Arroyo de los cerezos, como recuerdo los besos
nomás falta el camioncito, que al centro me ha
que di a una morena con fe y devoción.
de llevar.
Entre gardenias y nardos, tus gallos
Amigos ya estoy aquí, ya los vine a saludar
enamorados
como ha sido la costumbre de este pueblo sin
Yurécuaro sigue con su tradición…
igual.
Soy de esta tierra valiente, la tierra que nunca
Para tomar caldo michi, en Yurécuaro es
miente
ideal
y con toda mi alma te doy mi canción.
porque tiene pescaditos, aunque no tenga su
mar.
(Hablado) -Y ay voy Yurécuaro lindo contigo
en el corazón
Pero qué bonito siento con los ojos al mirar
recuerda que soy amigo y pa ti sin condición…
esas mujeres tan lindas como perlitas de mar.
Mi Yurécuaro de noche los domingos ay señor
Estri. Huap.)
cuando salen de las Iglesia perfumadas como
Yurécuaro estás bordado con tus mujeres que
flor.
es un primor
tus hombres enamorados están blindados por el
Vámonos a La Ribera, por su puente he de
valor,
pasar
ay la ra la la la lay…
Para admirar la belleza de su Lerma sin
igual.
La Ribera es bonita, es amiga de verdad
Es la unión de dos Estados, de Jalisco y
Michoacán.

Don Benjamín Guízar y Guízar


Cotija, Michoacán
¡AH, TIERRA MÍA!

¡Ah, Tierra de mis ayeres! ¡Ah, Tierra también musical!


ya una vez te pinté de verde que despiertas con tus alboradas
en un fresco poema que te recuerde las bandas de Ichán alborotadas
con tus hombres y mujeres; con su tambora y su timbal;
con tu semilla fértil que eres con el ritmo de instrumentos de metal
tierra pródiga en vastas cosechas tocan su Pichátaro y su arriba
que parecen al paraíso hechas michoacano son que motiva
de legumbres, leguminosas y frutales a aventar el bastón y zapatear;
bañadas por el Lerma y sus juncales ¡ah, caray, pues vamos a bailar
con aguas escasas y maltrechas. hasta que la “pata” ya no sirva!

¡Ah, Tierra, con tu vida histórica! ¡Ah, Tierra que me diste alojamiento!
que llenas de estampas provincianas y un lugar donde colgar el sombrero
que aún tocas campanas lejanas pues es el hogar, ahí mero,
en aquella iglesia categórica; donde nos llega el sentimiento;
mexicana, romana y apostólica con ese llorar de arrepentimiento
con tu Purísima La Concepción porque aquí yo no he nacido
Virgen de yurecuarense adoración aunque las raíces han crecido
que entre cohetes y tradiciones queda para mí también consuelo
los novenarios con peregrinaciones enamorado, Yurécuaro, de tu suelo
resaltan, aquí, la fe de Dios. tierra, tierra mía, yo te bendigo.

¡Ah, Tierra de fieles campesinos! ¡Ah, Tierra, con tus doce comunidades!
que dejan la vida en la parcela pintan tus cerros Blanco y Colorado
que consume el fuego a la vela San Antonio y Munguía en lo lejano
el sol consume los destinos; Destacan costumbres y variedades;
de los hombres de polvorientos caminos La Joya y El Refugio son singulares
que no conocen más modo que trabajar como “nacimientos” con lucecillas
con muy poco tiempo para pensar y en El Camiche y Mirandillas,
y poco les queda para la política como El Tequezquite y Monteleón,
pero ante una causa crítica la Emiliano Zapata son bastión
también luchan por la verdad. y con Guamúchil Grande: doce maravillas.

¡Ah, Tierra de orfebrería! ¡Ah, Tierra, con tu histórica ciudad!


en Yurécuaro tienes tal nombre Yurécuaro, lugar de crecientes
pues si hay aquí que mueva al hombre traducido de purépechas vertientes
es la religiosa tenaz alegría; del Municipio piedra filosofal;
fábricas de rosario y pedrería ostentas orgulloso ru Cédula Real
con cuentas de fina importación en años, cumples cuatrocientos cuarenta
donde mujeres engarzan con el corazón que en documento tal se cuenta
uniendo “misterios” con “padres nuestros” Merced Real y vanas promesas
y las manos a las memorias de ancestros tienes hoy de españolas mezclas
que heredaron hábiles con atención. yurecuarense raza, la encomienda.
¡Ah Tierra, fresca bañada de río! ¡Ah, Tierra, Tierra mía floreciente!
con tus casas de adobe y portal Ningún poema te hará justicia
con un pozo pegado al corral pues tu belleza cual novicia
y sus leyendas llenas de frío; ofreces a Dios omnipotente;
fantasmas cristeros del Bajío y es que tu ofrenda es diferente
que aquí cabalgaron particulares porque tu gente es hospitalidad,
en luchas mexicanas desiguales de una religiosa autenticidad
que dejaron, dicen, ollas llenas de oro que conserva fiel su tradición
aunque más bien, llenas de odio como un pueblo leal de corazón
y por pensamientos fantasmales. que pudo haberse llamado Amistad.
…alguna vez Ciudad, fuiste caserío.

Santiago Raúl Martínez Alcalá


CANTO A YURÉCUARO

Para cantarte a ti tierra querida,


no hace falta ser Nervo ni Espronceda,
solo falta ser parte de tu vida
y cubrirte de glorias y de seda.

Admirar tus bellezas naturales


y gozar de tu clima favorable;
caminar lentamente en tus portales,
compartiendo de gente tan amable.

Es a ti mi Yurécuaro soñado
ciudad llena de sol y de recuerdo,
a quien brindo este canto emocionado
pues aquí siempre gano, nunca pierdo.

Son tus torres testigos de la historia,


es tu Virgen la más pura y amada,
sus milagros están en mi memoria;
vivo bajo la protección de su mirada.

Tu plaza de armas es cómplice de novios,


de promesas, de besos y caricias,
es arrullo, es canción de sueños níveos
del amor tú recibes las primicias.
Tu palacio es herencia de señores
que diseñaron esa casa grande;
donde se recibieron los honores
transportando una cultura que se expande.

Aun vemos por tus calles principales,


los fantasmas de las almas de cristeros,
que van corriendo a “erradicar los males”,
sin pensar que los golpes son arteros.

Un poeta dejó su nombre escrito,


en la calle mas linda de mi pueblo:
es Austasio Zepeda, ya lo he dicho
quien cantara al Río Lerma y al recuerdo.

Es Cristo Rey un padre bondadoso


que cuida siempre de su grey amada,
este pueblo lo adora fervoroso,
él nos guía con su amor y su mirada.

Por la estación yo tengo unos amores,


que me han robado el corazón entero;
lo perfumaron las rosas y mil flores,
son mi vida, me quieren y los quiero.

La maquinita nos habla de un pasado,


del progreso, la ciencia y la cultura,
la luz de Nacozari aún no se ha apagado,
brilla en el cielo de oro su escritura.

Juana Barajas Paz


A LAS JÓVENES YURECUARENSES

Tu eres joven, también muy bonita,


tus ojos son bellos luceros de amor,
todo en ti reboza belleza infinita;
nada desmereces, ¡eres una flor!

Tiernas primaveras avalan tu vida,


por eso tu porte exhala alegría,
y tu boca inspira sin lugar a duda;
ternura infinita, bella luz de día.

Tu cuerpo dibuja, una silueta selecta,


pues eres yurecuarense portento divino,
simplemente al ver tu figura perfecta,
surcan en mi mente elogios furtivos.

Muchacha que vives tus años primeros,


te sientes tan linda que miras al mundo,
como una burbuja de hadas y sueños,
viviendo la vida sin tiempo, sin miedos.

Con una sonrisa de tus dulces labios,


cambias al instante esta tierra que vives,
pues así iluminas con tiernos fulgores,
cualquier horizonte que luzca en tinieblas.

Dulce querubín, primicia lozana,


en ti se aglutinan los grandes detalles,
y cuando yo te miro nube lejana,
mi pecho suspira un eco en mi valle.

Te miro y te miro un botón en capullo,


tan tierna, tan fresca tan pura y lozana,
sin duda Yurécuaro será tu terruño,
cuna elegida, donde la belleza emana.

Linda muchachita tu sigue gozando,


Tu vida tan linda cual cuento de hadas.
Y yo mientras tanto te sigo admirando,
deseando nunca, tengas horas aciagas.

Plutarco Martínez Pérez


A TI YURÉCUARO

Y naciste pueblo

U nido al río, a la montaña, al canto de los pájaros

R ecargaste tus muros en la espesura de tus montes y

E ntre arroyos y manantiales

C onstruirte tu templo.

U n día, cuando el sol incendiaba tus aguas,

A maneciste recordando tu origen,

R emontaste los límites de tu historia

O rgullosamente convertido en ciudad.

Manuel Cuevas Ramírez


A MI YURÉCUARO

Si del náhuatl tu nombre proviene


o de la lengua purépecha te sientes, Mi cuna eres Yurécuaro
el significado que más conviene por la calle del tranvía,
Yurécuaro, Lugar de Crecientes. la de la Arena mi ecuaro
su gente me protegía.
Tu historia glorias ha dejado
calumniado por unos ha sido, Ascensos al Cerro Cabrero
nos basta lo que han legado que hoy a Jalisco pertenece,
los que de ti han vivido. en las Chorreras imitar al carpero
cuando el río crece.
No ha sido del todo descubierta
parte sigue bajo tierra, Los Tres Cerritos famosos
cada vez es menos incierta fueron centros ceremoniales,
que se pierda, si me aterra. destruidos por ambiciosos
al igual que sus carrizales.
Si al río debes tu nombre
Lerma aún le llamamos, Pasear en el Arroyo de los Cerezos
qué te debe el hombre tesoros buscar en la Cueva Poblana,
si ya lo contaminamos. en la Cueva de los Cristeros sin rezos
y explorar la Cueva de Doña Ana.
A tus hijos nativos
Carpas Asoleadas nos decían, De Sal Si Puedes leyendas y mitos
casi no hay peces vivos “Todo o Nada” poder arriesgar
visión futura tenían. escuchar de La Llorona sus gritos
y al “Señor De La Piedad” recordar.
Tus barrios actuales
La Tetilla y El Jacalón, Tu Pozo Verde tan famoso
testigos de festivales y tu Caldo Michi tradicional,
El Rincón Del Diablo y La Estación. es el escapulario muy laborioso
y el rosario ya es internacional.
Almorzar en Las Cuatro Esquinas
o en El Centro tus dos mercados, La Orquesta Siboney tu nombre realzó
rico menudito, jugos y gelatinas también Mocambo y 5a Dimensión,
del Churipio y BamBam sus helados. Antares y Andantino cada uno lo ensalzó
en tu nombre duetos y tríos te dedican una
No te alcanzo todo a elogiar canción.
porque falta lo que tú sientes,
tu gente, tus hijos mencionar Hijos ilustres tienes varios
que hacen contigo un Lugar de Crecientes. pintores y poetas que expresan lo que eres,
luces tus iglesias y campanarios
En todo ámbito y sentido y hermosas, todas tus mujeres.
Crecientes debemos actuar,
ver a Yurécuaro convertido Nunca acabaré de elogiarte
en un emporio y sus costumbres conservar. mi Yurécuaro bien amado,
ya tienes museo para vanagloriarte
Un pueblito eras antes y Colorín, el cuento no ha acabado.
también Villa muy comercial,
centro agrícola con emigrantes C. Raúl Rizo Navarro
como ciudad creciente y empresarial.
ERES EL LERMA

Yurécuaro de los ayeres


donde cantaron sólo gorriones
tus cuatro esquinas están ahí
llenas de gente, llenas de flores.

Rodeado de huertas viejas


como la alberca del Jacalón
ya sólo quedan todas las tejas
alguna barda y un caserón

Ya nadie piensa en los ayeres


cuando al molino van las mujeres
hoy te pregunto ¿quién eres?
pueblo escondido lleno de flores.

Cuando en el Lerma había crecientes


todos corrían al viejo puente
era el amigo una gran fuente
donde pescaban nueva ilusión.

Aquellos años del Lerma hermoso


hoy los recuerdan al ver ansiosos
cómo subieron todos sus causes
a cobijar los grandes sauces.

Es dos mil tres, el mes de septiembre.


hay fuertes lluvias, grandes corrientes
todos al río van a mirar
al padre Lerma su caminar

Algunas siembras sé que se pierden


y aunque mi pueblo todo lo siente,
pero es el Lerma el gran amigo
que hoy sólo quiere él caminar
por sus veredas, viejo camino
donde ha vivido lleno de amor.

Yurécuaro, Lerma, aquí tú vives


en La Rivera y el Puente Nuevo
todos te vemos tal vez grandioso
lleno de agua, lleno de amor
eres tu Lerma una ilusión.,

Josè Guadalupe García López


11 de septiembre de 2003
MI PUEBLO QUERIDO A YURÉCUARO

Yurécuaro pueblo lindo Bonita tierra querida,


que me vio nacer tan lejos estoy de ti;
y tengo una gran dicha en mí se abre la herida
a tu tierra poder volver. cada vez que pienso en ti.

Después de estar alejado Preciosa tierra divina


por muchos años de aquí como el canto a los amores:
Dios me dio la oportunidad rinconcito de mi vida
de regresar otra vez a vivir. con perfume de tus flores.

Viví en California, Quiero en tus campos caminar,


lugar hermoso y bello, por las mañanas hermosas
pero tú eres el paraíso escuchar a las aves cantar,
que en mi corazón yo llevo. y tocar el rocío de sus rosas.

Tú traes a mi vida En el valle, tu esplendor,


paz y tranquilidad ¡mi bella tierra fértil!,
y aquí mi vida se llena esperanza del agricultor,
de eterna felicidad. dulce milagro tan sutil.

Tú llenas mi mente De la estación hasta el centro,


de recuerdos de mi infancia yo quiero acompañar
de una niñez llena a una dama muy sencilla
de luz y esperanza. para podernos casar.

Yurécuaro de mis amores En domingo la alborada


nunca te olvidaré a las flores piropear
y hasta mi tumba y suspirar por mi amada
tu recuerdo llevaré. cuando empieza a coquetear.

Marzo de 2016 Vicente Medina Vivanco


Salvador Álvarez García
PUEBLO DE MEMORIA A YURÈCUARO

¿Dónde, Yurécuaro, te estás cual eres, (Dedicada a mi padre y a todos los amigos y
sino en mi ensoñación de quieto valle? familiares que viven lejos pero que no se
Tu guamúchil, tu río, tu sola calle, olvidan de su pueblo)
cauce del pedregal de las mujeres.
Extraño mi pueblo y su gente bonita,
¿Dónde están tus Hernández y tus Pérez, su plaza preciosa, sus calles tranquilas.
los que un día desbordaron de tu talle? Extraño mi pueblo con su cielo azul,
¿Dónde, sino en mis versos, puede que halle con tanto recuerdo que llevo en el alma
su silencio, su ayer, sus procederes? de aquellos amigos que dejé al partir,
mis primeros años, esa dulce infancia.
En tu adobe de un muro devastado
de un corredor vacío y un portal, Recuerdo su templo y la misa de gallo,
mi recuerdo te encuentra arrebolado los carros de mulas, las vías del tren,
los campos tan verdes, la milpa,
con un cine, un camino y un corral, las huertas y el portal aquel.
con un tren que se enreda con la vía
de un poema no escrito todavía. Les cuento a mis hijos de aquellos ayeres
y las tradiciones que no he de olvidar,
de las fiestas patrias, los amaneceres,
Raúl Eduardo González Hernández el sol sin igual.

Recuerdo su kiosco, la orquesta y el trío


que me hacían cantar.
Peregrinaciones, danzas y cohetes,
el panteón, el río y mi viejo hogar,
los buenos Maestros el buen Sacerdote,
la gente valiosa que ahora ya no está,
la vida apacible tan sencilla y sana
que hace mucho tiempo tuve que dejar.

¡Te llevo muy dentro, mi tierra bendita!


A pesar del tiempo nunca te olvidé.
Cuida a mi familia Virgencita Santa,
que nunca se pierda el fervor y la fe.
¡Que Dios te bendiga, mi pueblo querido,
algún día, muy pronto, yo regresaré!

Lic. Marco A. González Jiménez


AMOR MESTIZO

Desde Que surgió el amor El pueblo se conmovió


presentándose en el mundo por tan cruel separación
sin lenguaje, ni color de dos seres que se amaban
con sentimientos profundos. con todo su corazón.

En épocas muy remotas Lo que importa es el amor


de castas muy bien plantadas que vence siempre a la muerte
se dio este amor imposible en Yurécuaro venció
de historias sacrificadas. y resultó ser más fuerte.

Era amor…historias de amor Era tanto el amor de la bella


romances así frustrados que desfallecer sentía
que siempre se han de oponer pues desde la noche aquella
entre dos enamorados. su corazón se rompía.

Yurécuaro fue testigo El mulato llorando suplica


de suceso tan fatal de los cielos, al Gran Creador
pues los padres de la novia le conceda la gracia divina
al novio no han de aceptar. de su amada lograr el amor.

A veces por el color, Los padres no comprendían


o quizás por la pobreza la grandeza de su valor
que si es noble o mestizo para ellos solo valía
que si es peón o es una reina. la buena casta y honor.

En toda cuestión de honor Este sí es un hecho real


existen las dos versiones; quedó grabado en la historia
quien entregó el corazón de un amor inmortal
y quien mató las pasiones. que aún vive en mi memoria.

A juicio llevaron el caso Injusticias como aquella


por ser mulato inferior que la soberbia deshizo
acaso ¿Será pecado provocó que la doncella
¿el ser negro su color? perdiera su amor mestizo…

Francisco Murillo Méndez


Julio de 2016
MÁGICO YURÉCUARO

Tienes magia, Yurécuaro, en cada rincón de ti


porque quien te ha conocido, no se quiere despedir.
Tan cálido como las tardes, lluviosas del mes de abril.
Tan dulce como los labios, pintados de carmín.

Yurécuaro tienes magia, aquél que lejos está


se la pasa suspirando, añorando regresar.
A recorrer tus portales, a tus fiestas celebrar.
A llenarse de comida, que da gusto al paladar.

Tus iglesias majestuosas, cobijan con su esplendor


A la gente honesta y noble, que trabaja con amor.
Aquí la naturaleza, al dotar no se midió,
De fertilidad tus campos y alegrías al corazón.

Qué pueblo tan primoroso,


Como este no hay otro igual,
Yurécuaro tienes magia.
¿qué otra explicación me das?

Alicia Gabriela Godínez Tovar

SUCURSAL DEL CIELO

Con mi corazón a punto de estallar


mientras cruzamos las vías del tren,
la nostalgia desaparece sin preguntar;
pues sabe que en Yurécuaro mis ilusiones están.

Yurécuaro ojos brillantes,


sonrisa cálida y manos abiertas
en tu plaza, tu templo y tus calles;
ya tu gente valiente, humilde y honesta
cual refugio del gran río en los valles.

Entre recios pilares, primaveras y flores,


pasan los días mágicos de un claro interminable...
Cómo quisiera esconderme en tus rincones
y burlarme del reloj con su marcha implacable.

¡Hoy te saludo Yurécuaro Querido!


desde este paisaje con la montaña con hielo...
Tus recuerdos que vencieron al olvido;
nunca me alejan de Ti¡¡¡...SUCURSAL DEL CIELO¡¡¡

Guadalupe Elfrida Molina Cisneros y Jaime Lauro Albuja Mera


(Cayambe, Ecuador). 29 de marzo de 2016
A YURÉCUARO

Yurécuaro, ciudad dormida sobre sabanas verdes, en otoño amarillas, donde se alza su arquitectura
perene, de rocas que nos cuentan su historia que edifican nuestra identidad.

Lugar de crecientes, de belleza sin igual, donde la paz se respira en cada rincón de sus calles y
avenidas.

Tierra de tradición, de raíces purépechas y sangre mestiza; unión de dos reinos de antaño, donde la
tierra alimenta a sus hijos con pan y esperanza; orgullo de ser michoacano.

Una reina se levanta esplendorosa, la Virgen Purísima, tan radiante y hermosa que esta vestida de
cielo.

Yurécuaro, lugar donde se celebra la fiesta de la vida con música y danzas con trajes de mil colores
que engalanan sus noches.

El templo de la Purísima Concepción, una joya barroca de cantera roja, erigida con manos de tez
morena tan nobles como la azucena.

Y la belleza de su gente, gente sencilla, hospitalaria que regala sonrisas.

En esta tierra convergen cada día los tiempos pasados; el esplendor de sus haciendas y sus charros
pueden ser tocados.

Yurécuaro soy Yo, eres Tú. Somos todos.

Víctor Ramírez Angulo


¡ABRAZAME!

Llovía a cántaros, parecía que el cielo estaba a punto de derrumbarse en aquel lugar junto al río.
Seguramente la tormenta anunciaba algún mal presagio. La niña María Gertrudis no dejaba de rezar
arrodillada frente a una imagen de bulto de la virgencita de la Purísima Concepción y parecía que la
lluvia también se había metido en sus ojos. A su lado, una criada trataba de consolarla, pero parecía
que su pena era muy grande. Sus padres, víctimas de una epidemia, habían muerto cuando apenas
era una niña y a falta de más parientes, se había quedado a vivir en el pueblo bajo la tutela de don
Nicolás, el hermano menor de su madre que vivía con su familia en el pueblo. Una joven alegre y
caritativa a quien le encantaba jugar y cantar con los niños mientas daba lecciones de catecismo y
parecía una luz que todo lo iluminaba con su sonrisa. De un tiempo para acá, se había apagado,
ahora se veía gris, su rostro reflejaba una gran tristeza. Ya no paseaba por las calles, ni por el
templo. Cuando tenía necesidad de salir, lo hacía de prisa, bajando la mirada, como si quisiera
esconder su rostro de las interrogantes miradas de los vecinos. A Don Nicolás Escobar y Llamas,
hombre español de los más ricos y poderosos del pueblo, la mayoría de las veces se le veía montado a
caballo y se mostraba despreciativo e intolerante con los nativos del lugar, aprovechando cualquier
ocasión para resaltar su origen puro, superior a todas las castas de la Nueva España.

En dicho pueblo, también vivía Ponciano, un gallardo mocetón, fuerte como un roble, pero de
sentimientos nobles y profundos. Su Madre, también española, Doña María Antonia De la Vega,
había enviudado muy joven y heredado una considerable fortuna que le permitía vivir con la mayor
decencia, convirtiéndola en una viuda respetable. Ponciano gozaba de una gran popularidad entre los
nativos, motivo por el que se había ganado la enemistad de Don Nicolás, con quien continuamente
tenía enfrentamientos por intervenir en su favor cuando eran castigados injustamente por aquel
hombre.

Ponciano había puesto sus ojos en la bella María Gertrudis y a diario merodeaba por el lugar con la
única esperanza de verla. Cuando al fin la bella niña asomaba con algún pretexto, Ponciano recibía
como recompensa una furtiva mirada acompañada de una sonrisa encantadora que poco a poco le fue
robando la calma, el sueño y el corazón. Desde entonces María Gertrudis acudía con más frecuencia
a escuchar misa y Ponciano se daba su tiempo para esperarla a la salida del templo y poder cruzar
con ella algunas palabras. Ponciano por fin se atrevió a pedirle matrimonio a su amada quien
correspondía a ese amor y le dio su palabra de aceptarlo como esposo.

Accediendo a los ruegos de su hijo y conociendo las dificultades que Ponciano había tenido con Don
Nicolás, Doña Antonia se presenta con recelo a la dicha casa para hacer de su conocimiento las
pretensiones de matrimonio de Ponciano con la niña María Gertrudis. Don Nicolás, sorprendido por
la nueva, llama a su sobrina para preguntarle si es verdad que es su deseo contraer matrimonio con
Ponciano, a lo que ella, con temor y cabizbaja, confirma su voluntad. Don Nicolás, encolerizado,
niega con vehemencia la mano de su sobrina a Ponciano por ser tan notoria la desigual duo y exige a
su sobrina obediencia absoluta, alegando que Ponciano es mulato lobo y ella española pura, libre de
toda mala raza, lo que probará ante el Subdelegado de la Jurisdicción y si es posible ante la Real
Audiencia de la Nueva España.

Madre e hijo se retiran profundamente desilusionados, llevando consigo la esperanza, de que poco a
poco la niña Gertrudis abogue por su felicidad ante su tío, consiguiendo así la imposible licencia.
De nada sirvieron los ruegos y el llanto de la hermosa niña; contrario a ello, don Nicolás presentó por
escrito la resistencia al matrimonio de su sobrina ante Don Juan Zárate y Manzo, Subdelegado del
pueblo, presentando cerca de cincuenta testigos que dieron fe de los antecesores de Ponciano. María
Antonia, considerando su deber de madre respaldar a su hijo, también acude ante su Merced,
exigiendo a Don Nicolás una prueba fehaciente del motivo por el cual se resiste al matrimonio. Su
corazón de madre quiere ayudar a su hijo, pero la cruel realidad le indica que no es posible demostrar
lo contrario. Aun así, lleva hasta las últimas consecuencias su defensa.

Desde el día del pedimento, don Nicolás ha prohibido a María Gertrudis trato alguno con Ponciano.
Ha transcurrido casi un año, el juicio ha llegado hasta la Real Pragmática en la Ciudad de México y
se espera que sea dada la sentencia en unos días. Desde ayer no ha parado de llover, María Gertrudis,
aprovechando la oscuridad de la noche, sin importar que la lluvia inunde su cuerpo, sale de su casa
sin que nadie la vea y como una sombra, va corriendo en dirección del templo, cruza por un lado del
cementerio, del otro lado está Ponciano, quien, como un cristo, la espera con los brazos extendidos y
ella solo con la mirada puede gritar a su amado: ¡Abrázame! Todo parecía dispuesto para emprender
un largo viaje.

Soledad Ramírez Sandoval


CONTENIDO
Yurécuaro y sus Tradiciones
Austasio Zepeda García

A Mi Tierra
José Bárcena Ayala

Nostalgia por Yurécuaro


Gerardo López Vega

Yurécuaro y Mis Recuerdos


Marín Ángel Gaytán

Yurécuaro
Javier Ochoa Vaca

Yurécuaro
Francisco Elizalde García

El Yurecuarense
Benjamín Sánchez Mota

A Yurécuaro
Benjamín Guízar y Guízar

¡Ah, Tierra Mía!


Santiago Raúl Martínez Alcalá

Canto a Yurécuaro
Juana Barajas Paz

A Tí Yurécuaro
Manuel Cuevas Ramírez

A las Jóvenes Yurecuarenses


Plutarco Martínez Pérez

A Mi Yurécuaro
Raúl Rizo Navarro

Eres el Lerma
José Guadalupe García López

Mi Pueblo Querido
Salvador Álvarez García

A Yurécuaro
Vicente Medina Vivanco

Pueblo de Memoria
Raúl Eduardo González Hernández

A Yurécuaro
Marco Antonio González Jiménez

Amor Mestizo
Francisco Murillo Méndez

Mágico Yurécuaro
Alicia Gabriela Godínez Tovar

Sucursal del Cielo


Guadalupe Elfrida Molina Cisneros y Jaime Lauro Albuja Mera

A Yurécuaro
Víctor Ramírez

Abrázame
Soledad Ramírez sandoval
FUENTES CONSULTADAS

Arriaga Gasca, J. Luz. Apuntes Varios.

Banda Aguilar, Jesús Fidelmar. Pinceladas de un Pueblo Llamado Yurécuaro. 2005.

Barajas Paz, Juana. Pensamientos. 2011.

Bárcena Ayala, José. Flores de mi Senda. Yurécuaro, 1924.

González Hernández, Raúl Eduardo. Caprichosa Marea de la Memoria, 2002.

Martínez Alcalá, Santiago Raúl. Poemario en Decaversos y un Poema Opcional. Morelia Mich.,
2003.

Martínez Alcalá, Santiago Raúl. Yurécuaro de Hoy 1559-2009. Yurécuaro, Mich., 2009.

Medina Vivanco, Vicente. Pasajes de la Vida. Yurécuaro, Mich., 2009.

Miranda Godínez, Francisco. Yurécuaro. Yurécuaro, Mich., 1978.

Zepeda, Austasio. Selección de Poesías. Tipografía Ignacio Mendoza. La Piedad, Mich. México,
1896.

Carta del Teniente Coronel Gerardo López Vega a Don José Bárcena Ayala.

Archivo General de la Nación. Prueba dada por Don Nicolás Escobar y Llamas sobre la resistencia
que hace al matrimonio que su sobrina Doña María Gertrudis Dueñas pretende contraer con
Ponciano Belmontes. 1791
Esta obra de terminó de imprimir en …

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