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M. Sabatini 1,
A. Verdiell 2,
R.M. Rodríguez Iglesias 1,
M.C. Maciel 2
1 CONICET y Departamento de Agronomía, Universidad Nacional del Sur. San Andrés 800, (8000) Bahía
Blanca, Argentina. (sabatini@criba.edu.ar)
2 Departamento de Matemática, Universidad Nacional del Sur. Alem 1253, 2º piso, (8000) Bahía Blanca,
Argentina. (averdiel@criba.edu.ar)
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ZONIFICACIÓN PRESCRIPTIVA-PARTICIPATIVA EN ÁREAS PROTEGIDAS: REVISIÓN
CONCEPTUAL, PROBLEMÁTICAS METODOLÓGICAS Y UNA HERRAMIENTA CUANTITATIVA
PARA SU RESOLUCIÓN
Resumen:
El establecimiento de áreas protegidas puede responder a diferentes objetivos, tales como
conservación de la diversidad, preservación de procesos ecológicos, promoción de tareas científicas,
desarrollo de actividades turístico-recreativas, y aprovechamiento sustentable de recursos, entre otros. La
implementación de esos objetivos en un área determinada origina habitualmente situaciones de uso ambiguas
y/o conflictivas.
La zonificación, o asignación de unidades de terreno a objetivos específicos, permite minimizar los
conflictos debido a que establece un orden territorial.
Tradicionalmente, la zonificación se relacionó a la planificación urbana; su aplicación a los recursos
naturales no se generalizó sino hasta la década del ‘70. Desde entonces, se manifestó una transición
conceptual que reemplazó ideas descriptivas por prescriptivas. En la actualidad, la zonificación prescriptiva es
considerada un proceso y no un fin, con un rol central en la toma de decisiones.
En Argentina, problemas de diversa naturaleza (i.e. económicos, sociales, políticos, metodológicos)
dificultan la implementación adecuada de la zonificación prescriptiva, y originan, en consecuencia,
inconvenientes de tipo administrativo y gerencial.
En este trabajo se discuten esas problemáticas (con énfasis en aspectos metodológicos) y se
propone un método cuantitativo para abordar su tratamiento.
Los resultados obtenidos tanto en calidad de resultados (efectividad) como en tiempo para
alcanzarlos (eficiencia) permiten considerar al método cuantitativo aquí propuesto como una herramienta útil
en el ámbito de la zonificación prescriptiva-participativa, capaz de asistir a planificadores y administradores en
la discusión de criterios, resolución de conflictos y toma de decisiones.
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Introducción
Desde la creación del primer parque nacional (Yellowstone, EEUU) en 1872, más de 30.000 áreas
protegidas se han establecido en el mundo, cubriendo aproximadamente el 9% de la superficie terrestre
(UNEP [United Nations Environment Programme] y WCMC [World Conservation Monitoring Centre] 1997).
En sus comienzos, los objetivos de las áreas protegidas respondieron a conceptos de belleza
escénica, turismo y recreación (McNeely 1994). Sin embargo, con el transcurso del tiempo, demandas de
distintos sectores fueron incorporadas gradualmente como nuevos objetivos, e.g. conservación de la
diversidad ecosistémica y específica, preservación de procesos ecológicos, promoción de actividades
científicas, aprovechamiento sustentable de recursos, desarrollo de prácticas tradicionales de uso de la tierra,
amortiguación del cambio climático global, protección de cuencas hídricas, etc. (Ishwaran 1992; IUCN
[International Union for Conservation Nature] 1993; APN [Administración de Parques Nacionales] 1994;
McNeely 1994, 1997).
Esta evolución de objetivos promovió una reducción de restricciones en la concepción de las pautas
de manejo. En un principio, el manejo de las áreas protegidas se centró en la exclusión de ciertas actividades
y en la prohibición del uso de recursos. La definición internacional de ‘parque nacional’ (IUCN 1969) eliminaba
la posibilidad de establecer asentamientos humanos y de explotar los recursos dentro del parque. Sin
embargo, como afirma McNeely (1994) ...la experiencia no tardó en mostrar que en la mayor parte del mundo
ya existía población asentada en esas zonas o, al menos, personas con derechos históricos legítimos sobre la
tierra... Los países decidieron incorporar entonces soluciones complementarias a los parques nacionales
estrictamente protegidos (e.g. reservas aborígenes, de uso múltiple, de la biosfera, etc.), y desde la década
del ‘70 consideraron como prioridad, no sólo la conservación, sino también el aprovechamiento de recursos.
Sin embargo, después de tres décadas, puede considerarse que la conciliación de las aspiraciones
sociales, económicas y espirituales de los distintos actores involucrados sigue constituyendo un desafío.
Problemas como empresas forestales que desean explotar especies en peligro, actividades recreativas en
zonas susceptibles a la erosión, explotación ganadera por parte de pobladores locales, superposición de
concesiones mineras y forestales, organizaciones ecologistas que promueven la exclusión de operadores
turísticos, entre otros, originan situaciones de conflicto que dificultan la implementación adecuada de los
objetivos de las áreas protegidas y dificultan, en consecuencia, la conciliación entre conservación y
aprovechamientos alternativos. En este contexto, la zonificación emerge como una útil herramienta de
planificación debido a que brinda un marco de acuerdos y condiciones que contribuye a la minimización de
esos conflictos. La zonificación de áreas protegidas es ampliamente recomendada por investigadores y
administradores (Miller 1980, Haas et al. 1987, Salinas Chavez y Casas Cid 1992, Cendrero et al. 1993,
McNeely 1994, Gafta y Pedrotti 1997, Jain 1997, Nelson y Serafin 1997, Nelson et al. 1997, Shafer 1999,
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USNPS 1998 [United States National Park Service], Dellafiore y Sylvester 2000, Boschi y Torre 2002, Eagles
et al. 2002, Rosake 2002, Torre y Boschi 2002).
Sin embargo, problemas de diversa naturaleza (económicos, sociales, políticos, metodológicos)
dificultan la implementación adecuada de la zonificación y originan, en consecuencia, inconvenientes de tipo
administrativo y gerencial. En este trabajo se discuten esas problemáticas y se propone un método
cuantitativo para abordar su tratamiento.
El concepto de zonificación:
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en el proceso de planificación de un área protegida, i.e. zonificación participativa. Las numerosas
experiencias positivas recabadas en este sentido (Amend y Amend s/d) otorgaron al concepto de zonificación
participativa relevancia y vigencia internacional.
Referencia La zonificación…
Miller (1980) …divide un área silvestre en unidades para alcanzar los objetivos específicos…
Walther (1986) ....establece una estructura territorial por asignación de unidades de terreno para
propósitos específicos...
Haas et al. (1987) ...es la forma e intensidad de manejo que es prescripto para diferentes sectores...
Salinas Chavez y Casas Cid ...organiza el uso del espacio racionalmente para las acciones de manejo...
(1992)
Eagles et al. (2002) ...establece un diseño de áreas con niveles específicos de intensidad de actividades
humanas y conservación...
• Explicitar estándares en las distintas zonas que pueden ser la base para futuros monitoreos y controles
(Haas et al. 1987, Eagles et al. 2002).
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Y también existen referencias sobre dificultades y/o limitaciones que afectan a la zonificación, tales como:
• Imposibilidad de acotar ciertos problemas ambientales (e.g. polución, cambio climático global, etc.) a un
contexto espacial definido (Walther 1986, Bos 1993).
• Inexistencia de una estandarización de criterios, nomenclaturas, sistemas, normas, etc. (Haas et al.
1987).
• Ausencia de inventarios biológicos completos y de información sobre la dinámica de los sistemas
(Oltremari 1985, Wilson 1988, Crisci et al. 1993, Balmford y Long 1995, Falkner y Stohlgren 1997,
Woodley 1997).
• Subjetividad no explícita, i.e. el proceso de zonificación está influenciado por quién asigna las prioridades
y objetivos, cantidad y calidad de la información disponible y contexto espacial, temporal y político en el
que se trabaja, etc. (Yapp et al. 1986, Cendrero et al. 1993); sin embargo, en la mayoría de los casos,
estas decisiones no están explícitamente indicadas.
• Presupuestos gubernamentales insuficientes (McNeely 1997, Sabatini y Rodríguez Iglesias 2001).
• Ausencia de herramientas eficaces para generar alternativas y evaluar riesgos (Bos 1993).
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protegidas establecidas por decreto (i.e. Reservas Naturales Estrictas, Reservas Naturales Silvestres y
Reservas Naturales Educativas) adquieren el status de zonas si están ubicadas dentro de jurisdicciones
establecidas por ley (i.e. Parques Nacionales, Reservas Nacionales y Monumentos Naturales). A título de
ejemplos, la unidad de conservación Tierra del Fuego es Parque Nacional en su totalidad, con una
zonificación compuesta por tres Reservas Naturales Estrictas y dos Reservas Naturales Silvestres; la unidad
de conservación Bosques Petrificados es Monumento Natural en su totalidad y cuenta con una zona de
Reserva Natural Silvestre; la unidad de conservación Perito Moreno posee áreas destinadas a Parque
Nacional y Reserva Nacional y como zonas incluye una Reserva Natural Estricta y tres zonas de Reserva
Natural Silvestre (Carlos Martín, Delegación Técnica Regional Patagonia APN, comunicación personal).
Categoría
Características / Criterios
(Norma jurídica)
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Los decretos 2.148/90 y 453/94 se dictaron fundamentalmente para crear áreas protegidas sin
necesidad de una ley (Ana Balabusic, APN, comunicación personal) y no se consideraron sus alcances de
planificación y manejo. Como consecuencia, su implementación es difícil (Juan Carlos Chebez, Delegación
Técnica Regional Nordeste, APN, comunicación personal; Carlos Martín, Delegación Técnica Regional
Patagonia, APN, comunicación personal).
Según lo expuesto, puede concluirse que no existe en Argentina una estandarización legal de zonas.
Sin embargo, la tendencia es que las unidades de conservación bajo jurisdicción nacional con planes de
manejo actualizados, establezcan un sistema de zonificación común (Cuadro Nº 3), siguiendo una propuesta
de la RNCTAP (Red Nacional de Cooperación Técnica en Áreas Protegidas) para homologar nomenclaturas y
criterios (APN 1994).
Las categorías de manejo también constituyen una modalidad de organización del espacio,
considerando que establecen directivas específicas para cada área. Sin embargo, las ocho categorías
nacionales de manejo vigentes en Argentina (homologadas por la RNCTAP según IUCN 1978) fueron
implementadas informalmente y perdieron validez internacional debido a que, en 1993, la IUCN actualizó sus
categorías de manejo a seis: Reserva Natural Estricta, Parque Nacional, Monumento Natural, Área de
Manejo/ Hábitat de Especies, Paisaje Terrestre y Marino Protegido, y Área Protegida con Manejo de Recursos
(McNeely 1994, IUCN 1994).
Argentina posee aproximadamente 9000 especies de plantas superiores, 500 de hongos, 2000 de
algas, y alrededor de 2400 de vertebrados (Bertonnatti 2000). Sin embargo, estos listados biológicos lejos
están de ser completos debido a la presunción de que existen numerosas especies (fundamentalmente de
invertebrados) aún no identificadas (Crisci 2000). Según Bertonatti (2000)... de un modo casi crónico,
nuestros inventarios biológicos necesitan actualización, porque son herramientas clave para tomar
decisiones... Y si bien, en el marco de las áreas protegidas, la APN (1998) estableció como una de sus
prioridades mejorar la cantidad, calidad y flujo de información sobre la biodiversidad del país, la ausencia de
información completa sigue afectando la calidad de los procesos de planificación en las áreas protegidas de
Argentina (Sabatini y Rodríguez Iglesias 2001).
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Cuadro Nº 3: Zonificación de áreas protegidas bajo jurisdicción nacional con planes de manejo actualizados
De uso público Admite uso científico, educativo y turístico-recreativo de tipo extensivo (no
extensivo masivo ni concentrado). La infraestructura de servicios permitida incluye
sendas, campamentos agrestes y asentamientos para el personal de control.
De uso público intensivo Además de las actividades mencionadas más arriba, admite el uso turístico-
recreativo de tipo intensivo con alta concentración de visitantes e instalación de
infraestructura de servicios como campamentos con todos los servicios,
estacionamientos, restaurantes, etc.
La mayoría de las áreas protegidas del país carece de instrumentos de planificación: ausencia de
zonificaciones, planes desactualizados, falta de planes operativos y de control en el terreno, son situaciones
frecuentes (APN 1994, 1998; Sabatini y Rodríguez Iglesias 2001). A título de ejemplo, el 90 % (47 sobre un
total de 53) de las unidades de conservación pertenecientes a la Ecoregión del Bosque Atlántico Interior (con
status prioritario de conservación a nivel mundial) posee un plan de manejo de más de diez años de
antigüedad, un plan nuevo pero sin plan operativo, o no tiene instrumento alguno de planificación territorial
(Chalukian 1999). Presupuestos insuficientes y falta de métodos eficaces de planificación originan esta
situación, que se repite en la mayoría de las áreas protegidas del país (aproximadamente 80 % según
Bertonatti 2000), y que determina que ecosistemas y especies nos estén adecuadamente protegidos.
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capacidad de generar alternativas) que pueden abordarse metodológicamente. Un análisis metodológico de la
zonificación en áreas protegidas se desarrolla a continuación.
Metodología de zonificación:
La dinámica que adquiere el lenguaje metodológico de zonificación no hace más que reflejar el
desarrollo de otras áreas relacionadas (e.g. matemática, computación, ecología, estadística, etc.),
identificándose un gradiente que se inicia con métodos meramente cualitativos (e.g. métodos de Aultfather y
Crozier [1971], Crozier et al. [1974], y que va incorporando con el transcurso del tiempo aspectos cuantitativos
(e.g. Cendrero et al. [1993], Lajeunesse et al. [1995], Gafta y Pedrotti [1997]). Un resumen de métodos de
zonificación de áreas protegidas se muestra en el Cuadro Nº 4.
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Los métodos cuantitativos permiten más versatilidad y evaluaciones más complejas que los
tradicionales debido principalmente al uso de funciones numéricas que explicitan todos los criterios
considerados. Debido a su complejidad, la resolución de estas funciones es abordada por sistemas
computarizados. Existen métodos cuantitativos de zonificación (e.g. Yapp et al. [1986], Bos [1993]), pero que
no han sido desarrollados específicamente para áreas protegidas.
Considerando entonces las ventajas de los métodos cuantitativos, se propone a continuación un
modelo matemático de zonificación de áreas protegidas y un método para su resolución.
Cuantitativamente el problema de zonificación se planteó como una función numérica (Cuadro Nº 5).
La maximización de la función numérica representa la identificación del mejor diseño ‘celdas-usos’ para un
conjunto de atributos, características y restricciones impuestas. La asignación de celdas a usos dependerá de
la concordancia entre los atributos (físicos, ecológicos, etc.) de la unidad de terreno y las características que
definen aptitud para usos determinados (e.g. disponibilidad de agua, cercanía a rutas transitadas, etc.) dentro
del contexto impuesto por restricciones ad hoc (e.g. superficies máximas o mínimas a adjudicar, limitantes de
contigüidad, etc.).
La complejidad del problema requirió la aplicación de un algoritmo heurístico (recocido simulado
desarrollado por Burkard y Rendl [1984]). Para la implementación del algoritmo se elaboró un programa en
lenguaje FORTRAN usando el compilador VISUAL FORTRAN 5.0 (Digital Equipment Corporation 1997).
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Cuadro Nº 5: Modelo cuantitativo de zonificación para áreas protegidas
Sean:
r número total de celdas
s número total de usos
M ∈ [0 , + ∞), X ∈ R r × s , A ∈ R r × s , C ∈ R s × s , D ∈ R r × r
de modo que
A gu cuantifica la aptitud de la celda g al uso u
1
si g ≠ h
d (g,h )2
Dgh =
0 en otro caso
con d (g,h ) = distancia euclidiana de la celda g a la celda h
Entonces la función
f (X ) =
r s r r s s
∑ ∑ A gu PuXgu + M ∑ ∑ ∑ ∑ CufDghX guX hf
g =1u =1 g = 1 h =1 f =1 u = 1
cuantifica la decisión de efectuar una asignación teniendo en cuenta, en su primer término, la aptitud de las
celdas a los usos y en su segundo término la compatibilidad de los usos con relación a su ubicación espacial.
Asimimo el modelo también considera dos restricciones de tipo espacial: la cantidad mínima y máxima de
celdas a asignar por uso y la conexión de celdas destinadas a un mismo uso
La zonificación vigente de Talampaya, requisito previo para posicionarse como sitio de interés para la
humanidad, fue elaborada con un método no cuantitativo (Lima 1997) por Dellafiore y Sylvester (2000).
Se realizó una aproximación de criterios entre los datos del método no cuantativo (Dellafiore y
Sylvester 2000) y los datos cuantitativos (ver Cuadro Nº 6). La zonificación obtenida con el método
cuantitativo (Mapa a, en la Figura Nº 1) resultó similar a la zonificación vigente (Dellafiore y Sylvester 2000,
Mapa b en la Figura Nº 1). La principal diferencia se manifestó al sudeste de la reserva (círculo negro en los
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mapas de la Figura Nº 1). El sector en cuestión es una zona degradada, sin aptitud para uso alguno. La
adjudicación a la conservación (criterio transitorio hasta la definición de una futura zona de recuperación) se
debió al interés de aumentar la superficie hasta el límite superior establecido como requerimiento (Sylvester,
comunicación personal).
El tiempo promedio para 30 ejecuciones fue 618 ± 7 segundos (media ± error estándar) de CPU en
una computadora personal con procesador Pentium Celeron 466 Mhz y 64 Mb de memoria RAM..
Conclusiones:
Las transformaciones caracterizaron la evolución de las áreas protegidas en los últimos treinta años,
estableciéndose nuevas modalidades de planificación y manejo. En el ámbito exclusivo de la zonificación, la
innovación se centró en el sentido prescriptivo - participativo que adquirió el término, i.e. la zonificación dejó
de ser un evento restringido a expertos para convertirse en un proceso en el que deben participar todos los
actores involucrados con el área a zonificar.
Sin embargo, la zonificación prescriptiva - participativa no tiene vigencia efectiva en muchos países,
fundamentalmente en aquellos en vías de desarrollo. Como se mencionó para Argentina, la organización del
espacio en las áreas protegidas bajo jurisdicción nacional se circunscribe fundamentalmente a la delimitación
de tres categorías: formales (establecidas por leyes / decretos nacionales), de zonas (establecidas por los
planes de manejo en cada unidad de conservación) y de manejo (sin soporte legal). Sin embargo, la
imprecisión conceptual de estas categorías, uso ambiguo de la nomenclatura, zonificaciones inexistentes,
divergencias entre la zonificación general y turística, zonificaciones inadecuadas y/o desactualizadas,
decisiones unilaterales, entre otros, determinaron deficiencias en la implementación efectiva de la zonificación
prescriptiva - participativa, y esta situación es aún peor en jurisdicciones provinciales, municipales y privada.
Las deficiencias para generar rápidas alternativas y para hacer explícitas todas las decisiones se
definieron en este trabajo como las principales limitantes metodológicas en la zonificación prescriptiva -
participativa. Para la resolución de ambas problemáticas el método cuantitativo de zonificación se mostró
efectivo: generó resultados en poco tiempo con información explícitamente definida a través de los
parámetros considerados. Sin embargo, otros aspectos afectan el proceso de zonificación (e.g. influencia
político-social, presupuestos insuficientes, ausencia de inventarios completos, etc.) y en consecuencia, la
implementación adecuada de la zonificación prescriptiva - participativa seguirá siendo una asignatura
pendiente en muchos casos.
La propuesta cuantitativa no brinda soluciones absolutas al problema de zonificación de un área
protegida. Sólo debe considerarse como una herramienta útil en el ámbito de la zonificación prescriptiva -
participativa, capaz de asistir a planificadores y administradores en la discusión de criterios, resolución de
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conflictos y toma de decisiones. Como indica Cocklin (1989) ...los modelos de optimización son técnicas
altamente útiles para iluminar conflictos y generar un conjunto de alternativas para una posterior exploración...
Cuadro Nº 6: Datos y criterios cualitativos considerados para la zonificación vigente de Talampaya (Dellafiore y
Sylvester 2000) y su respectiva aproximación cuantitativa
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Figura Nº 1: Zonificaciones de Talampaya considerando datos y criterios de Dellafiore y Sylvester
(2000).
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referencias
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