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Creadores de nuevas

temporadas
. Aunque haya tiempos difíciles, tenemos autoridad para vivir una buena temporada
dentro de una mala. De igual forma, Dios no necesita que una temporada cambie en
todo el mundo para darte a ti el milagro anhelas. Un momento de crisis en puede ser
el mejor tiempo de tu vida porque, aunque el resto del país viva una temporada
complicada, quienes tengan la fe necesaria podrían experimentar una temporada
diferente para sí mismos.

Mientras esperamos que una temporada mejor llegue para todos, en nuestra casa el
aceite y la harina no escasearán. Esto solo es posible si vivimos por fe. Las
probabilidades que un individuo tiene de salir victorioso no se miden por la difícil
temporada que está viviendo, sino por su reacción ante ella. Quien solo ve las
circunstancias para ver si recibirá un milagro, nunca cosechará.[1] No permitas que
la temporada que vive tu nación te impida hacer lo que Dios te ha dicho que hagas.
Cuando crees en Él tus anhelos se cumplen dentro de cualquier ámbito.

Las grandes temporadas que aparecen en la Biblia terminan o comienzan con un


sacrificio de fe. Abraham cambió su temporada al ofrendar y pelear para que las
aves no se comieran su ofrenda, y entró en un pacto mayor con Dios cuando estuvo
dispuesto a sacrificar a Isaac y presentarlo delante de Él. Isaac, por su parte,
prosperó y se hizo rico cuando obedeció a Dios para sembrar en un momento difícil
y complicado. Y Jacob comenzó una nueva temporada luego de ofrendar un poco de
aceite y hacerle un voto a Dios, ofreciéndole el diezmo.

Y así, a lo largo de la Biblia, fueron votos de fe, semillas y sacrificios los que
provocaron que hombres y mujeres de Dios tuvieran temporadas diferentes a las que
el resto del mundo estaba viviendo. Fue el caso de Noé, quien halló gracia delante
del Señor y por eso solo él y los suyos sobrevivieron cuando el diluvio destruyó
todo.[2] Dios le mandó a hacer un arca para afrontar la temporada difícil y la madera
no fue prestada ni comprada, sino sembrada cien años antes, cuando Dios preparó a
las generaciones para lo que iba a pasar. Al igual que Noé, tú también construye un
arca porque, aunque la temporada sea difícil, podrás navegar tranquilamente sobre
aguas tormentosas. ¿Estás dispuesto a reaccionar a la Palabra que Dios te da?

Jamás pensé que el templo que nos costó tantos años de esfuerzo en Puerto Rico, en
seis horas se destruiría por el paso de un huracán. Los pasados tres años pasamos sin
un lugar en donde congregarnos, tres años sin electricidad y agua en el templo, y
luego vino la pandemia. Sin embargo, confío en que la semilla que sembré hace
muchos años en Casa de Dios es la que estamos viendo hoy dar fruto, pues hace dos
semanas firmamos el contrato de la construcción de nuestro nuevo edificio en Puerto
Rico. Hoy nuestra iglesia, financiada sin una deuda, es el segundo proyecto de
construcción más grande en todo el país luego del huracán María.

Creamos que la temporada de cada uno de nosotros cambiará en el nombre poderoso


de Jesús. ¡Declara que llegará una nueva temporada a tu vida!

[1] Eclesiastés 1:1-4: Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días
lo hallarás. Reparte a siete, y aun a ocho; porque no sabes el mal que vendrá sobre
la tierra. Si las nubes fueren llenas de agua, sobre la tierra la derramarán; y si el
árbol cayere al sur, o al norte, en el lugar que el árbol cayere, allí quedará. El que
al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes, no segará.

[2] Génesis 6:8-18: Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová. Estas son las
generaciones de Noé: Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios
caminó Noé. Y engendró Noé tres hijos: a Sem, a Cam y a Jafet. Y se corrompió la
tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. Y miró Dios la tierra, y
he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino
sobre la tierra. Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la
tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la
tierra. Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la
calafatearás con brea por dentro y por fuera. Y de esta manera la harás: de
trescientos codos la longitud del arca, de cincuenta codos su anchura, y de treinta
codos su altura.  Una ventana harás al arca, y la acabarás a un codo de elevación
por la parte de arriba; y pondrás la puerta del arca a su lado; y le harás piso bajo,
segundo y tercero. Y he aquí que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para
destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en
la tierra morirá.    Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus
hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo.

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