Está en la página 1de 24

__ :r--~ _

{
, .
I

1I
,.1
I

A diferencia del hombre común, ese que cree sin


cuestionamientos en el valor de la existencia, para
Nietzsche' hay un tipo de hombre que sabe que la hu-
manidad carece totalmente de fin. Pero lejos de deses-
perar, ese particular espécimen, en tanto toma en cuen-
la para todo lo que hace "la ausencia final de un fin
respecto de los demás hombres", transforma su acción
jJ ':)
clCun "acto de prodigaJidad"~, llama el filósofo a {
este sUEerhombre cuy'o senpmle!l~!illel;or a todos
, I
1o~sentimientos" consiste en sentirse en el sentido de
la humanidad (no solamente del individuoL::prodjgacto
\ i~ll1(O como las flores aisladas 9ue la naturale7..a prodi~".

-En ese estado parece haber escrito César Vallejo toda


su poesía. Poesía que gesde~l;im~r y!:rso Qublicado
se prodiga en dirección a l;(h~~j.l;l~ -110 solamente

al individuo- a la manel:<}.d. s U,!lsabr-r de la vida 91.!.W2-


siste en transmitirse. Y es®" gue podIÍamos llamar

~CciCriCO Nietzsche, Humano. demasiado humano, Buenos Aires,


I Erlicioncs del Mediodía, 1967, p. 4:l.

l
'1
I

t.
TAMARA KAMF.NSZAIN La boca del tesiimomo

critico ("la gran mayoría de los hombres soporta la vida materia poética, el testimonio a través del cual el super-
sin quejarse") ,1 es la condición ética por excelencia de hombre se dona a los demás. ~o 9ye Queda re-
la poesía vallej,iana. Porque cuando Vallejo se refiere a dactado sobre los puntos suspensivos y que, col~do
lo humano, no hay engaño posible: su apelación se es- de ese inestable tendal, anuncia lo que para Nietszche
cribe siempre de cara a la crisis del concepto y. a la luz ~610¡a poesía puede an unciar: la ausencia tinal de ,$1
(
de ese movimiento centrífugo, de cara a todos. fin pa~·~lencia. Es así como lo que se deja entrever
"Hay golpes en la vida tan fuertes ... ¡VOno sé!", dice en este primer verso fundante -que entre lo más im-
el primer verso de Los Heraldos Negros. Y en esa línea que
., - .......... - .- personal y lo más personal golpea la vida agujereando
camina .... _
- atravesando ._ un faltan de sentido, ya --.........
te está todo .".
rlmlquier calcificación de sentido- retornará golpe a
lo que de la condición crítica de la vida puede llegar a Kolpe en tuda la poesía de Vallejo. En Trilce esse impul-
·sabe-;;;M.ie~t~a~'i el·impe;;o~~i-:'haY.' ·pega fuer~e7n xo por preservar la vida se va a constituir en una usina
la certeza de la afirmación, el personal "yo no sé" des- donde la experiencia de la verdad (entendida no como
pega esa afirmación de cualquier teleología hasta vol- plus sino como "agujero en el sentido")" vi~len~~r~ sis-
verla crítica y en el entre -cntre los puntos suspensivos- IClllé\ticamente los presupuestos lógicos y ImgUlsucOs.
se prodiga, como una flor aislada, la suspensión del sen- Una tarea ecológica que muchas veces hará temblar
tido.' Entendámonos, parece decir Vallejo, se empieza a incluso los cimientos de la onogratía pero nunca C0l110
escribir con lo que hay, ese real después se licua en un rusultado de un petardismo expcrimentalisra. No hay
proceso de desubjetivación ("no sé") pero la verdad co- l~>,pcrimentalismo que valga para esta experiencia ex-
mo resto resiste a punto y suspendida. Esta verdad trema donde se juega la vida, En sus Crónicas/' Vallejo
anticartesiana ("sufro y soy pero no sé")" constituye la ('s muy claro al respecto cuando establece, entre la

"poesía nueva" )' la "de la novedad", una brecha te~-
poral. Mientras la poesía de la novedad anda detrás
2 Ihíd.
3 Retomamos aquí la dirección quc Enrique Pczzoni le dio a
.Id tiempo buscando aggiornarse con "palabras flaman-
la lectura de este verso en cl mcrnorablc seminario inédito "Cómo tes", en la verdadera poesía nueva "el creador goza o
leer a Vallejo", que se realizó en 198G en Buenos Aires, cn el Centro.
Cultural Ricardo Rojas de la Universidad de Buenos Aires.
4 A:;í enuncia acertadamente Jcan Franco lo que ella considera,
en Vallejo, un "cógito cartesiano que se encuentra invertido", en 5 Alain Badiou. umdicimuJ, Buenos Aires-México DF, Siglo XXI,

César Vallejo, Obra poética, Colección Archivos, Buenos Aires, FC¡';. ~()O~.,p. 91.
1992, p. 578. ti César Vallejo, C,úllims, lomo 1, México, U1'IAM, 1984. p. :132.

18
La boca del testinumia

padece allí una vida en que las nuevas relaciones y sis- tllliI sensibilidad que se activa a tiempo con Jo que se le
mos de las cosas se han hecho sangre, célula". Vida aquí \',1JlI exentando delante de las narices. Ni allá ni acullá,
es lo que queda a salvo de la novedad, ese resto que la '1'1Iu aquí, es decir, más allá del destiempo de la nostalgia.
frívola maquinalia dcl tiempo lineal no puede triturar, \. t!(:lItro del dibujo de esta espiral nueva-vieja -con-
Sin embargo, esta crítica vallejiana a lo novedoso no u-mporánea de sus propias vueltas- nace y renace el
esconde ninguna imencíon clasicista ni mucho menos uu-ullo del poema vallejiano. Embrión milenario que
nostalgíosa. Por el contrario, el poeta se juega por una Ie'CIIIOS como testimonio de una experiencia que se
poesía que con contundencia llama "nueva", aclarando I 1I11jllga siempre en presente.
que algunos pueden considerarla demasiado "simple y En "Hallazgo de la "ida" el hablante anuncia:
humana" o tomarla a primera vista por antigua. Es que
lo verda~cramente nuevo en esta poesía no se prueba ISdiorcs! Hoy es la primera vez que me doy cuenta de la
por la originalidad de las novedades que el implacable presencia de la vida. ¡Señores!, ruego a ustedes dejarme Ii-
desfiladero del tiempo lineal irá descartando. Para Va- hrc un momento, par.! saborear esta emoción formidable,
llejo lo nuevo nace a instancias de una especie de dis- i-spontánea y reciente de la vida, que hoy, por la primera
posición anímico-orgánica que él llama "sensibilidad VI:"', , me extasia y me hace dichoso hasta las lágrima.-;.

nueva". Un sentimiento hipcl'contemporáneo que re-


cuerda en más de un sentido a aquel del superhombre Sensibilidad nueva, entonces, es esta emoción que
ni~t7.schiallo )' que se abre prodigándose cada vez por Villlc..:joconsidera "inédita", afirmando que quien diga
"
primera vez a la presencia de la vida. A diferencia de la que )';\ la ha sentido, miente, porque "nunca, sino aho-
sensiblería evocativa para la que lodo tiempo pasado 1,1ha habido vida". Pero esto que, mal entendido, p~
fue mejor, pero también de esa "pedamería acumulan. t" ia asimilarse a una afirmación idealista, está tejos de
va" donde la nostalgia apunta él un eterno futuro idea- IIt'rlO. "Sufro y so)' pero no sé", decía el cógito inver-
lizado, en este sentimiento lo que se renueva todo el lido de Vallejo enunciado por Jean Franco. Y ese no
tiempo es la experiencia del presente." Hay, entonces, 1I;,hel", que asienta su grafismo sobre los puntos sus-

IU'lIsivos, es garanúa de vida. Porque lo que se pone a


11;,h:~jaren ese período que queda suspendido entre
7 Ibíd., p. ~33. I)\IIIIOS es una amnesia. Instancia ineludible de la me-
8 "Se podría sostener que la poesía es el PClIs;\lIlicnto de la IIlol"i;\ para que la vida se haga presente como escritura.
presencia del presente", dice Alain Badiou, op. cit .. p. 89. El escritor, a diferencia del autor, no sabe, no recuerda,

2 I
La boca del testimonio

no imagina, no conoce. Despojamiento extremo que I'IW'C:& de Vallejo, compelida siempre a escribirse en
lo transforma en un "gran vividor"." Superhombre ca- ""'11101"011, remata a un tiempo vida y muerte ante
paz de relatar Jo más personal bajo la forma imperso- 11111'111ras narices. Así, los que fueron términos de un
,I nal de la ignorancia ("yo no sé"). Porque mientras el tlll11lililllO irreconciliable, se levantan ahora y andan
autor se dedica esforzadamente a construir, con ima- I"Ulos dentro de un "cadáver lleno de mundo", olvida-
ginación, con memoria, con conocimiemo de causa .111'1 cid pasado}' del futuro de sus diferencias.
el m.ilObiográfico de su vida o de la de sus personajes, e; "Mi nacimiento es tan reciente, que no hay unidad
escritor "lleva la vida a un estado de fue rza no perso- tll' medida para contar mi edad", testimonia en "Ha-
nal".!" (Entiéndase aquí no personal a la manera de- III11~o de la vida" la amnesia vallejiana. Sin fecha de
It leuziana: no como lo más general sino como lo más thlt [miento ni de muerte ("mi defunción se va, parte
colectivo) . 1111 tuna") lo que queda es siempre 10 nuevo. Pero no
Este encuentro entre la letra)' la vida es el que Va- hl novedad. sino aquel sentimiento hiperconternporá-
llejo testimonia como hallazgo. Es un sentimiento nue- 111'0 que renueva todo el tiempo, sin cambiarlos, el lu-

\'0. que se prodiga en el sentido de la humanidad y que, K,II y la fecha para lo que acontece fuera de las fechas.
en ese mismo acto, se uansrnue. Dé ahí en más todos, en "1',11 ís, octubre 1936" es el poema cuyo título confirma
la era post-vallejiana, moriremos, como lo dice el poema , (1IIIIirma- el acontecimiento." "De todo esto yo so)' el
"Pied.<l negra sobre piedra blanca", "en París con agua- unico que parte", arranca el primer verso. Para que to-
cero", en un día, hoy, que ya se nos está presentando dll SI: haga presente (sobre todo la fecha) es necesario
como recuerdo vivo de una escritura del futuro ("un
día del cualtcllgo ya el recuerdo"). Porque una huma-
nidad nada humana, como la que soñó Nietzsche esa 1I "La nominación de un acontecimiento. en el sentido en
que sabe que su existencia carece radicalmente d: fin 11"(' yo k doy=-o sea lo que, suplcrncntación indecidible, debe ser
será tal vez aquella capaz de encon trarse, a cada golpe lI"IIII)1~ldopara advenir a un ser-fiel, y por lo tanto a una verdad-,
de presente, con la presencia viva de la muerte. Y la 1,ll,wminación es siempre poética, para nombrar un suplemento,
1111 U/lll', un incalculable, hay que abrevar en el vacío del sentido,
1'11 1:1 carencia de significaciones establecidas, en el peligro de la
kllKlla. liar por consiguiente que poetizar. y el nombre poético
9 Cilles Dcleu7.e y CI~irc Pamel, Diá/4g0J, Valcn<.:ia,Pre-textos, .kl uconrccimicnto es lo que nos lanza fuera de nosotros mismos,
1980, p. lO. 11 IllWéb del aro encendido de las previsiones", en Alain Badiou,
JO Ibíd.
('1', cit., p. 90.
TAMAI{A KAMI::NS2AIN
La boca del testimonio

partir. Esa es la vivencia del tiempo en oxímoron cuya I"'dl' unas en el ojal de las otras. A esa alegría del en-
fuerza espiralada empuja el calendario vallejiano. No I IICttl.I'O, cuando se produce de verdad -como en este
se trata sin embargo aquí de aquella programática van- pIH;m¡t- la llamamos rima. Es un ritmo, un golpe de
. guardista de la modernidad donde el sujeto cosificado I "Incidencias que fragmentan al yo, desplazándolo co-
• ;'''1'I como yo = hombre, se corre para hacer lugar a los ava- tIHI unidad de medida -"mi número hendido parte a
tares del yo textual. 11 Ahora son las cosas mismas -no
I';II'lC"- mientras las cosas emergen por de la .serie. ~uel~
sólo el texto- las que exigen aparecer: "hora una métrica interna hace confluir diferencias en
Ini. Trilce ya había operado, dentro de la producción
y me alejo de todo porque todo
\'.dh.:iiana, como un exitoso esfuerzo por descontar los
se queda para hacer la coartada:
r-lcctos de la abstracción numérica. La lógica del dos,
mi zapato, su ojal, también su lodo
y hasta el doblez del codo
de mi propia camisa abotonada. 1'I11;IITOlede la reja: / pasaos lo oscuro / nombrad mi nombre /
IIt,\".dme ame él". Aquí. según Harnburgcr, "el yo lírico no se vive

I ; La "coartada" aquí es el presente. Por eso, el titulo '111lIO unidad personal sino como boca, rodilla, manos, panes se-
, "j
I, ,1
del poema no puede ser otro que una fecha. Un tiem- l'ill11dal> entre
r subre
sí, con diferentes relaciones mutuamente enajenadas
todo enajenadas)' oscuras para el )'0 al que no obstan le per-
po mío, un instan te de fijeza posesiva que exige, para
~
I
Pero quien establece la identidad del ro COllSlgonusmo
lI'II\:\:CIl,
. Ir' 1 desplegarse, el corrimiento del sujeto. Lo mío es lo
q)' . 111)son las panes del cuerpo, tan diferentes o scnudas como tates
que queda, no yo. Queda la presencia de mis cosas, su qllP cabe pre¡''1.IIlL:u'Sc
qué tienen que ver boca, rodilla)' mano sino
.jl.
testimonio,u,Yo me alejo para escucharlas abrochar su
': I

JlIlI\: lodo el nombre. El nombre la persona en mucho mayor


es
,
IIICtlid:I que boca, rodilla o mano; a las que se conjura entonces a
.' t "colloccr primero el nombre del yo)' luego a llevarmc ' al menos
III,Ie él, a confrontnr'me' el )'0 lírico con su nombre". Recordemos
12 "ara profurrdizar en estos conceptos sugerimos remitirse
11'1<: yo lírico, tal como lo entiende Hamburger, c~ el garante,de la
.'
.' al capitulo "La tib'1.lI~del poeta en la lírica de vanguardia", en
",¡.Iillad se llame o no a sí mismo yo. En ese sentido se podna He-
Walter Mignolo, Textos, "wMlos)' metáforas, X~lapa, Uni\'ersidad
lIil!' " pensar la poesía como ese género que lleva al yo ante su
VeratllJZana, 1984, p. 61.
1111 111h 1'1.; lr:msfomlalldo así a ese yo en yo lí.;co. Desrle ese pUlllO
13 En In ,s'¡'CllfI de lIídJla, un poell1a de Celan anali7.aoo por }\;ue
.Ie \'ibla, en el poema de Vallejo el torrimiellto del yo parece ser
Hamburgcr en La lógica de la li't:Totu/'{¡, Madrid, Visor, 1995, pp,
1,1 fll:.rtada que da lugar al nombre (al yo lírico). nombre que
J 71-172, aparece como el revés id¿lltko de cste de Vallejo. wlloca
"
1.1Illhién pucde ser leído como fecha, que es lo mismo. Fecha r
en el oculto espejo / rodilla ante el pilar de la alLi\'c7./ lllallO en
IlUllIhre son indicios de realidacl, marC;L~del )'0 lírico.
La boca del testimonio
TAMARA KAMt:NSZAIN

"
origen y fin de lodos los dualismos, cae en este libro I'II~Ihumaua (o mejor, corrida de lo humano) se deja
nll ""París, octubre 1936" es justamente el titulo que
bajo la fuerza desconcertante del oxímoron. En ese
sen~do, se podría decir que el oxímoron en Vallejo IloIll.parcllta el testimonio de ese deshombre a la luz
funciona como ese milagro de escritura cuyo resultado 11111\1('1:;<11 de su fecha. "Mi semejanza humana dase
\ ItI 11.1 / Y despacha sus sombras una a una", nos va na-
es siempre impar ("un nuevo impar potente de orfan-
II "IIC\O quien en Tnlce XVIII ya anticipaba la necesidad
dad"). Como quien tira una palabra mágica ("abraca-
dabra"), el hablante de Trilce xvu se sorprende ante los ,11 lr cltar ese acontecimiento: "entre mi dónde y mi
I ,.. 111<\0, / esta mayoría inválida de hombre". Ahora,
efectos paradojales de la suya: "destüase este 2 en una
1 ... lkalmcnle salido del número, sin unidad de medí-
sola tanda / y entrambos lo apuramos. / Nadie me hubo
oído. Estría urente / abracadabra civil", ,1,1liMa contar su edad, el que habla entrega su fecha
Ya de vuelta de aquella etapa en la que se investiga- " 1.1 vida donándola como título de un poema. Así, ju-
ron las resis.tencias de la lengua -sus limitaciones lógi- H,ld.\ en el calendario azaroso de la escritura, esta pa-
cas, gramatIcales, ortográficas-. el sujeto logra ahora _.I .1 IIl:r la fecha de todos." Por eso, todos moriremos
desconocerse por fin como humano )', a dif llerenCla. d e
lo que parecía suceder en 1hue-donde "nadie me hu-
bo oíd o "- ,ogJ
l .a, en el marco de ese desconocimiento t IIIII\ICI~\S más injustificados aún. Por consigl.liente, presentamos es-
1'" 11"('111;\5tales como quedaron. sin título, entendiendo que 'Los
hacerse oír. Tal vez esa sea la impronta de los poemas
de París' no es en modo alb'lIllOun rítulo, sino un simple en-
1"lIl1l<l\
,1 que fueron reunidos bajo el cuestionado titulo de Poe- , ~IH'loIlIlicIllOpara presentar la parte de la obra poética en los años
mas humanos." Ahora, más allá del hombre, una voz \~llIejo residió habitualmente en esta ciudad", dice Amé rico
• 11 4111('

l. 11.11; en César Vallejo, Obra poélica, op. cit .. pp. 28>286.


11\En relación con el lugar que ocupan las fechas en la poesía
.14 YEs evidente que los textos publicados por primera vez en lit' I'aul Cclan,Jacques Derrida nos seúala: ~A pesar de la fecha,
~ans con el.útulo de P0i:71IaJ humanos no constituyen un poema- I .k.pecho de su memoria enraizada en la singularidad de un
n~, m dos, SIIIO una serie de poemas acumulados durante quince .., 1I1111:cimicJlIO,
el poema habla: a lodos, )' en general, al otro en
anos, muchos
. de ellos en estado de borrad
.. .. or, que e I pOCla, sor- JllllIlI'r lugar (... ) Si el poema recuerda una fecha, se recuerda en
prendl~o por la rnucrte, no tuvo tiempo de organizar en libro ni '" It'l 11;1, la fecha en la que se escribe o de la que se escribe, des-
en seCCIones y qUt; ~e quedaron sin úlulo. Lo primero que se impo- .'" 1.1 que se escribe. iSin embargo habla! A todos, al otro, a cual-
ne, pues. es supnn.lIr los tilulos espllriO~ puestos por los edilores y quin a que no comparta la experiencia o el saber de la singul:uidad
que, desde la edlc_'ón Mondoil, además de ser injuSlificados, prt.... ,,,1 kt:hada, ft:chada desde o en !al lugar, !al día, tal mes, lal año",
seman la desvenlaJa aun más gra\'c de introducir en la obra eones I 11 I.l\qucs Derrida, SdlibboVl}¡, Madrid. Arena, 2002, pp. 20-21.

26 .
TAMAAA MMENSZAIN La boca del testimonio

en París con aguacero, Por eso, también, sin temor a t.unhién sufriría este mismo dolor", El dolor se trans-
falsificar la firma, todos podemos ahora completar It!llllit aquí en un nombre que identifica a todos
con nombre y apellido los puntos suspensivos que Va- 111I1'III.1'&lSel nombre César Vallejo da cuenta del anó-
llejo nos deja en blanco en su primer verso fundante, 1I11I1t1 que parte, Quedan, en su lugar, huellas como
I
" " Leárnoslo entonces así: MHa)' golpes en la vida..; César IIIIIIII>S suspensivos, Es decir, queda una ausencia
Vallejo ... ¡Yo no sé!", Porque confirmarle a él lo que él 111\',I(~lIlísima, un golpe que se presenta justo a pun-
11
"
ya nos dijo es un pedido de ultratumba que el yo lírico 111 donde el sentido se suspende. Ese golpe parado-
,1
,
. remite en redondo a través de la poesía." Por eso, y ya I,d, "sufro )' so)' pero no sé", es una presencia que to-
que "no poseo para expresar mi vida sino mi muerte", II1It el cuerpo, Vallejo la denomina sufrimiento)' de-
deberemos pasar en limpio fecha)' firma haciéndonos 111' 11(:1' entendida como una sensibilidad nueva que
'1,' 1
eco de ,esa actualización que sólo la muerte renueva, Ihltl:. tiene que ver con sensaciones psicológicas, ni
Esa presencia viva de la muerte, el levántate )' anda del lIl'1t1h:nt físicas y mucho menos metafísicas, Es un
cadáver lleno de mundo, necesita ser reconfirrnado "nll¡micnto que pone al día (literalmente hablando,
(leído) cada vez, para que el dualismo -fantasma de la !,"Ique funciona el lunes, el jueves, el domingo o en
~
,1':,. linealidad sin muerte- no se chupe lo que queda de r uulquier otra jornada vallejiana) la condición de

I~
1I
"

. 1·1
,11 :;1
; , vida, Veinte años después
pensivos, un verso certificará
de los primeros
lo que se suponía
puntos sus-
desde
luuubre:

el primero: que "César Vallejo ha muerto", No hay po- 110)' es domingo y, por eso,
I ;,
sibilidad de falsificación, entonces, todos nos llamamos nu: viene a la cabeza la idea, al pecho el llanto
César ~allejo porque "si no me llamase César Vallejo, )' :1 la garg-dnla, algo a....'í como un gran bulto.
11
1111)'es domingo, y esto
~. :. I
! llene muchos siglos; de otra manera,
"ería, quizá, lunes. y vendrjamc al corazón la idea,
16 Enrique Pezzoni llama "praxis lírica" a esta presentación de
la realidad del yo lírico hamburgeriano que define cómo "hacer .11seso, el llanto
que ti lector reactualice en sí la realidad de los enunciados. No )' :1 la l;'lrb'allla, una gana espantosa de ahogar.
"O ,,. otra cosa es la lectura de la poesía. Es I'cJ.ctualización de las expe- lu que ahora siento
riencias reales de hechos reales o no, transmitidas por un ro real, utlllO un hombre que so}'}' que he sufrido.
que como tal no puede modiñcarse ni transformarse en yo ficticio,
aunque esas experiencias sean ficticias en el scnudo de que sean (I~II "Ello es que c1lugar donde me pongo")
inventadas", op. cit.

'1

l~ ,
T.lt.MARA KAMI':NS7.AIN La boca del testimonio

.1 Al revés del hombre nerudiano, un verdadero capi- 1111"', I~\!mando a contramano de los grandes nombres de
tán entrenado para timonear su futuro ("un hombre 1" lIIodernidad, "César Vall~jo" parle para dejar dicho el
privilegiado de los que nacen para grandes desti- "II! lmiento en nombre de la madre. Para eso tiene
nos") 17 aquí ya "acaba de pasar lo que vendrá" y el fu tu- '1"1' quedarse ("quédome a calentar la tinta en que
ro ex hombre se enfrenta ahora al desafío más inespe- 1111' .ihogo"). Irse para quedarse es la condición del hi-
rado: mantenerse presente. Es una batalla por la vida 1" 'I\H!, como hombre, crece poeta. Es el que habita
que este antihéroe libra incluso a expensas de la ma- 1111 !4ufrimienlo que, habiendo lomado la garganta. la
dre: "Mi madre llora porque estoy viejo de mi tiempo , ,111I:i'.a, pero sobre LOdoel corazón de la escritura (un
y porque nunca llegaré a envejecer del suyo" (en "El 11I1.ll,Ún dominguero), encuentra su realización en
buen sentido"). Hijo aquí es muerto en vida. Es quien 11"(11101'01\ a la manera de la alegría. "Hoy sufro dulce"

se presta para ese sacrificio que tiene ya muchos siglos: I'"I'(\(: decir ahora quien había titulado su segundo li-

entregar algo, una pequeña muerte diaria, para que "111 (011 el jeroglífico de Tri/a. Recordemos que, para
retome, cada día en su diferencia, el hallazgo de la vi- 1111111 l.arrea, "así como de duple se pasa a triple, de

da. Un día que nunca es igual al ouo y que a su modo, ,h\o a u'ío, de duplicidad a triplicidad, Vallejo conside-
distinto cada vez, le abre y le cierra veinticuatro horas 11" 0Jl0rtuno pasar de dulce a trilce"." Entonces, si el

a la edad sin tiempo de la inocencia, Es un lapso nada "111 ¡miento es dulce, aquel que había perdido su uni-
más -ahora o nunca- lo que permite recomponer al d'lll de medida deviniendo impar ("entre el dolor y
hombre aún no nacido hasta hacerlo alcanzar la ma- • 1 placer hay tres criaturas") puede ahora volver a re-
durez de su condición. Una vuelta de la espiral que 1.ll1or.crsc hombre más allá de lo humano. Queda
pone al hijo ante su madre cortando la linealidad de 11111 desentrañar, entonces, desde esta coartada, el
r
las genealogías: "So)', a causa del excesivo plazo de mi ni. jeroglífico, Poemas humanos, ese que durante
(1

vuelta, más el hombre ante mi madre que el hijo ante ,1I10~ identificó pósturnarnente al tercer libro de poe-
mi madre". En ese lapso que va de hoya hoy, el anóni- 11I,'~ de César Vallejo.
mo recupera su nombre dejando que ella se nombre
en él: "Mi madre está confesa de mí, nombrada de

17 Pablo Neruda, Los versos del capuáu, Buenos Aires, Losada, IH.I":III Larrca. en 0-5(1)'Vallejo. edición de Julio Ortega, Madrid,
1963, p. 10. I.III'"~.I~81. p. rso
,.

TAMAI<A KAMI::NSZAIN La boca del testimonia

,11
Lo humano en busca de lo humano se deja ahora decir por otro para ganar, en esa pérdida,
Más allá de la polémica por la fijación de la obra de lit boca del testimonio ("cuénülme lo que me pasa").
Vallejo, queda claro que en los poemas escritos des- 1\ ese interlocutor al que invoca llamándolo hombre, el
pués de Trilce, hombre y humano son términos que hablante le entrega su no saber para que con eso diga.
u-abajan en crisis. Si bien para Jean Franco el titulo Es una donación ("estoy siempre a tus órdenes") que
POeT1ULS humanos "contribuyó al mito de un Vallejo que pone lo humano en busca de lo humano en un en-
se autorrepresema como la humanidad crucificada , cuentro imposible que da como resultado el testimo-
como un mártir de la modernidad",'!' no debe perderse nio de la crisis: "El hombre está siempre más acá y más
de vista que, aletargados bajo los efectos de la hipnosis allá de lo humano, es el umbral central por el que
humanista," a algunos cr-íticos contemporáneos a Va- transitan incesantemente las comentes de lo humano
llejo se les pasó por alto leer lo que la crítica, por y de lo inhumano, de la subjetivación y de la desubje-
., definición, nunca puede perder de vista: Jos alcan- tivación. Estas corrientes coexisten pero no son coin-
ces de unacrisis. Sin embargo, Vallejo se expide sin cidentes, y su no coincidencia, la divisoria sutilísima
dejar lugar a dudas: "Vamos a ver hombre, / cuéntarne que las separa, es el lugar del testimonio"."
lo que me pasa, / que yo, aunque grite estoy siempre Desde esa divisoria sutilísima que en este caso que-
a tus órdenes" (en "Otro poco de calma, camarada"). da consignada con puntos suspensivos, la poesía tes-
Ajeno a sus circunstancias ("yo no sé") el yo en crisis rimonia a la manera de César Vallejo. Pero lejos de
." transformarse en mártir o en víctima, el poeta, es decir,
aquel hablante que carece de palabras propias, con-
vierte esa falta que atraviesa los puntos en potencia de
19 En César Vallejo, Obra poitica, op. cir., p. 593.
20 En sus Ilotas para el discurso El 7IIn"ÍdUJ7IQ, Paul Celan dife-
vida. No sé, pero me dejo decir y desde una boca pres-
rencia así los términos humano y humanismo: "El poema, en tan- tada ahora llamo y me llaman. Y este acto promiscuo
to conserva memoria de la muerte, COnsta entre lo que ha}' de más digno de un "gran vividor" se escribe a la manera del
humano en el hombre. Pero lo humano, emre tiempo hicimos coloquio: "La nominación del decir vallcjiano no se
largamente prueba, no es la caracterísuca principal etc los humanis- da sin otras mediaciones y, fundamentalmente, sin la
t.1S. Los humanistas son aquellos cuya mirada pasa sobre la cabeza
de los hombres en lo que tienen de concreto para considerar el
concepto de humanidad que no obliga a nada", citado por Osear
del Barco en la revista Confi7us. N" J 5. Buenos Aires, diciembre de 21 Giorgio Ag"dlllbcn, Lo t¡lu qll~da de Ausduoiu; Valencia. Pre-
2004, p. 177. textos, 2000, p. 142.

33
TAMARA KAMENSZAIN
La boca del testimonio

., decisiva mediación del coloquio. El espacio de las cosas


y, si COIllO enunció magistralmente Rimbaud, "yo es
está reordenado en el espacio trastocador del poema
otro", ahora el coloquio impone una urgencia renovada:
pero su dinámica interacción, su transitividad, están salir a buscar a ese otro para que haga presente al )'0.
enunciados en el coloquio", dice Julio Ortega."
Una poesía llueva trabaja aquí franqueando aquella
La mediación del coloquio, entonces, pone a circu-
circei lingüística que la dejó encerrada después de
lar los términos y esa movilidad los deja al margen de Mallarmé (una cárcel que acható al yo hasta volverlo
cualquier conceptualización. Así, la apelación "vamos meramente textual). Celan llama a esa pulsión de sali-
a ver hombre" sitúa el término hombre en un lugar da "necesidad de diálogo del poema" donde "el poema
nuevo e inesperado. Aquel viejo concepto cargado de va hacia algo 011'0, necesita ese Otro. necesita un inter-
presupuestos, renace ahora a través de una operación I()CUlOr, en esta búsqueda el poema encuentra en ca-
poética que lo presentifica. Vallejo había llamado "poe- da cosa, en cada hombre una forma de ese Otro"."
sía nueva" a esa que de tan simple y humana parecía Cuando la poesía de Vallejo encuentra otro y lo lla-
vieja. Entonces, la coartada del que no tiene palabras
ma hombre -como sucede en muchos de los poemas
consiste en traer al presente, a través de la boca de otro,
escritos después de Trilce- está forzando al yo a reco-
lo que las palabras ya no significan. Así es como estas
nocerse también hombre. Pero como ahora hombre
se presentan simples y humanas a la escucha de todos.
-más allá de su función apelativa- es nada, lo que
Hombre para llamar al hombre, humano para invocar queda para dar testimonio es el puro despliegue del
lo humano es el camino que elige la poesía de Vallejo llamado. Una espiral que pone a funcionar todo a
para hacer lugar, con cada escansión, a un nuevo gol- nuevo en la escena viva de la poesía. En el poema "A
pe de crisis. Yese camino, que sortea cualquier aparea- lo mejor soy otro", tres versos marcan esta secuencia
miento dualista para buscar la salida en oxímoron, es
espiralada: "a 10 mejor soy otro", "a lo mejor hombre
tan recto en su obstinación en espiral que se impone al fin", "a lo mejor, me digo, más allá no hay nada".
a cada vuelta como un camino ético. Porque no hay ma- Entonces, otro-hombre-nada, marca en Vallejo el or-
nera de suturar la herida siempre presente. Lejos de bus-
den secuencial que pone a funcionar lo que a lo me-
car la palabra justa y mucho menos una idea que cierre, jor soy. "A lo mejor" es una locución adverbial cuyo
estos poemas permanecen abiertos a la in terlocución carácter dubitativo remite directamente al"yo no sé".

22Julio Ortega, en César Vallejo, Obra poitica, op. cit., p: 611.


23 Citado por Osear del Barco, op. cit.

34
35
,..--' ..

TAMARA KAMENS;r.AIN La boca del testiuunuo


'1,
.",
"
y como no sé, tengo que repetir en estribillo: "a lo Indio, en estas tierras de nadie, es esa inStancia que
mejor", "a lo mejor", "a lo mejor". Esa repetición se prodiga del hombre en un campo que lo excede."
muestra la dirección oral que toma todo coloquio. En ese campo acontece, todo en un mismo día, lo que
Porque cuando no queda ninguna idea por transmitir fue y lo que será. Un día en espiral donde amanece y
-cuando hombre dejó de referir a la idea humanista atardece en épocas diferentes: "rotación de lardes mo-
del hombre- y ni siquiera sobrevive aquel museo de pa- dernas y finas mañanas arqueológicas". A destiempo
1 labras en la línea autorreferencial de un texto, se escu- entonces de las cronologías pero sin lIasnQcharse de
cha solamente un llamado -hombre- y todos se dan
I vuelta. Esto es 10 que logra la oralidad en la poesía de
la época (como la poesía nueva) el fenómeno indio
habita un campo concreto y productivo. Valltjo lo de-

I
I
Vallejo: "Hasta la nominación más simple podría ser
suficiente para suscitar una emotividad compartida,
fine como campo "inteligente", "suelo teórico y prácti-
co" y hasta lo llama "campo intelectual de Cordillera".
asombrosa y acumulativa".'! Todos entienden, todos Es que lejos de cualquier primitivismo silvestre, en es-
comparten, todos se emocionan porque aquí ya na- ta uerra fértil se cultiva una lengua sofisticada que no
die dice nada. Salida de la cárcel de la lengua, esta se deja traducir pero que lodos entienden. Es la con-
poesía nueva escribe ahora sin palabras la gentileza traseña (ese ruido intelectual) que deja Pasar por la
universal de un grito ("aunque te grite estoy a tus ór- cordillera escarpada del presente todo lo que vive desde
denes") y ese llamado brutal, animal, que escuchan antes y sobrevive después del hombre. Un luido indio
: r

,1
hasta las piedras, pone Jo humano más allá de lo hu- que se deja entender, como intentaba haCerlo el ha-
mano en un territorio donde las traducciones ya no blante de '[rilce; en esa dimensión impar del lenguaje
son necesarias. Se trata de ese territorio físico con que se resuelve en oxímoron. Ahora, aquel investiga-
límites precisos que Vallejo llama, en el poema "Telú- dor que daba cuenta del resultado de su experimento
rica y magnética", "campos humanos". Un accidente '1
de la naturaleza donde espacio y tiempo se reconci-
lian en presente para dar lugar al acontecimiento
25 Llama la atención que mientras la instancia indio del horn-
" que se enuncia así: "Indio después del hombre yan-
bre (esta instancia en la que el hombre deviene otro de sí) es una
tes de él".
certeza vallejiana, en Neruda aparece, en AlJuras de MacJlU Pichu; la
I>rcgunta por la instancia hombre del indio: ·Piedr-" en la piedra.
el hombre dónde CSl\I\'O / Aire en el aire, el hombre dÓnde estuvo /
24 Julio Ortega, op. cit.. p. 608. Tiempo en el tiempo. el hombre dónde estuvo".

37

,.....
~------------------~=:---:--===- _JL. ----- o
'····:·
r
.

,
TAMARA MMENSlAIN La boca del testimonio

.,
en términos técnicos ("desulase este 2 en una sola l'crú al pie del orbe, yo me adhiero"- y adherirse a ella
tanda"), para concluir que "nadie me hubo oído", testi- ('li encontrarla cada mañana, como un hallazgo de vi-
monia por fuera del laboratorio. y lo que concluye, en da, adherida al propio cuerpo: ..... mi ciclo microbiano,
un día de campo donde teoría y práctica se amigan a quiero decir, mi trémulo patriótico peinado", Nadie
cielo abierto, es que escuchar y entender son lo mismo: 11(: puede sacar de encima una patria semejante, por-
"Lo entiendo todo en dos flautas y me doy a entender que es la vida en común que excede al hombre. Cuan-
en una quena". Del dos al uno, el sonido que descuen- do se apropia de esa vida, al hombre el indio le silba
ta lo comprensible más allá de las convenciones de la entre dientes. Así acciona para los demás la lengua de
lengua, se deja escuchar como música. Música que agu- la patria. Una lengua que no le pertenece a nadie, pe-
jerea la flauta hasta hacerla sonar como quena. Del dos 1'0 que debe activar cada vez por primera vez alguien.
al uno, entonces, pero también de la flauta a la quena ! Por eso, mientras el hablante alude a esos "patrióticos
y de la tarde moderna a la madrugada arqueológica, la asnos de mi vida", puede declarar al mismo tiempo
letra vallejiana avanza con el cuerpo para hacer que que "me friegan los cóndores", Cerca y lejos, escrita
retroceda él tiempo muerto de las estatuas: por asnos y borrada por cóndores, la lengua que dice
lo patriótico se fragmenta ante cualquier intento de
En su estatua, de espada, '1 canto general. Es que el poeta, ese hombre al que le
Voltaire cruza su capa y mira el zócalo,
pero el sol me penetra y espanta de mis dientes incisivos
I sale el indio cuando la vida de la patria le toma el
.' un número crecido de cuerpos inorgánicos.
werpo, ni siquiera escribe ("quiero escribir pero me
sale espuma").
Un sentimiento de profunda animalidad ("quiero
,
(en "Fue domingo en las claras orejas de mi burro")
escribir pero me siento puma") es la condición para
que la poesía humana de Vallejo encuentre, después
Si nos permitimos suponer que lo que sale espanta-
de Ttilce, su posibilidad de escribirse más allá de lo hu-
do de entre los dientes es algo así como un silbido, es-
mano. Si el testigo es puma, el testimonio va a ser de
taremos escuchando la música de un idioma nuevo.
espuma. De la boca para afuera, el que habla en "In-
Contraseña que se emite al pie de una estatua europea
tensidad y altura" padece de un decir ajeno ("sufro del
y que se descifra lejos, en un campo intelectual de cor-
lenguaje directo del león") porque de la boca pard
dillera. Hay una lejanía, entonces, que ahora queda
adentro lo humano como humano no se deja decir
cerca. Para Vallejo la patria es eso -"Perú del mundo y
("quiero decir muchísimo y me atollo), El atolladero

39
TAMAJU\ KAMENSZAIN
La boca del testimonio

que se arma ante la imposibilidad de testimoniar la vida fin la boca. Es que su inspiración ya viene bajando y
de las cosas con un lenguaje humano, fuerza a la lengua ,... hiendo por el cuello de otro:
fuera de sí en dirección al león. Ese lenguaje directo
que se sufre en bruto cuando no alcanzan las palabras Voluntario de España, miliciano
-"y si después de tantas palabras / no sobrevive la pa- de huesos fidedignos cuando marcha a morir tu corazón,
labra"- sale de la boca como materia inorgánica. Esa cuando marcha a malar con su agonía
,, ,
es la búsqueda utópica que impulsa a la poesía de Va- mundial, no sé verdaderamente
llejo: dejar decir al indio para que la vida se diga sola qué hacer, dónde ponerme, corro, escribo, aplaudo ...
0, lo que es lo mismo, escribir sobre un tendal de
puntos suspensivos los alcances de una crisis. La per- (en "Himno a los voluntarios de la República")
sistencia +desde el primero al último verso escrito- en
esa utopía del "yo no sé" marca también una obstina- Ahora, dos en uno testificarán el acontecimiento
ción ética. : juntas utopía y ética abrirán, para este que se viene preparando desde aquel primer verso
lenguaje animal de la patria, la boca del testimonio en [undante. Porque en una fecha precisa y en un lugar
nombre del héroe. en el mundo -España, 1937-26 mientras un golpe
fuerte amenaza la vida. una pulsión nueva sobrevuela
En nombre del héroe la trinchera de los puntos suspensivos. Así, el "yo no
Ya había sido convocado como hombre (~cuénrame sé" del voluntario de la escritura se transforma en el
Jo que me pasan) y otra vuelta de la espiral vallejiana lo saber hacer del voluntario de la vida. Y al fragor de
transforma ahora en "camarada", ese "hombre mío ese trueque se escribe España, aparta de mí este cáliz, ese
en cuyo cuello enorme sube y baja, al natural, sin hilo, libro fechado que puso por fin en manos de Vallejo
mi esperanza". Una esperanza que es de todos, porque la figura del héroe.
este hombre nuestro (camarada) da un paso al frente
sin que nadie lo obligue, mientras nosotros nos que- 26 Respecto de la serie de poemas que quedan consignados bajo
damos esperándolo. Él es el voluntario de nuestra es- el útulo Espll1~, aparta de mí e.st¿ táliz., nos dice Américo Ferrari que
peranza. Subido a las alas de su deseo, cruza las trin- "la gran mayoria de los poemas fueron ciertamente concebidos y
cheras de la muerte para devolvernos vida. Cuando escritos en 1937 Yrefieren explicitamcnte a hechos de la Guerra
Civil Española. Juan Larrca conjetura incluso que Vallejo estaba
ese mil.agro se produce, cuando el "voluntario de la vi-
aún elaborándolos y acababa de ordenarlos en los primeros meses
da" se manifiesta, el voluntario de la escritura abre por de 1938", en César Vallejo, Obra poéJir.(l, op. cit, pp. 292·293.
TAMARA KAM}:NSZAIN La boca del testimonio

Hombre, hombre mío, indio, camarada, voluntario. avanzan en oxírnoron, "en gtupos de a uno", "armados
son las distintas instancias vallejianas que nos aproxi- de hambre", pero sobre todo "sin guerra". Ejércitos
man al héroe. Un héroe que, a semejanza de aquel que pobres, nada heroicos, cuya arma más sofisticada es la
define Jacques Lacan, "pasa por todas las pasiones en pasión. Lo integran aquellos "Nuevos Menos" de Trilce
las que se enreda el hombre común, con una salvedad, que, en un cálculo de laboratorio, rd anticipaban lo que
que en él, ellas son pur.as y que se sostiene en ellas en- ahora el voluntario de la escritura se permite llamar
teramente"." Es decir que el héroe así entendido no "pueblo". "Sin saber qué hacer", sentado en su "piedra
es quien realiza acciones heroicas a la manera de los en blanco", ese "cuadrumano" al que le sale espuma
dioses, sino simplemente ese hombre común que lo- encuentra, en la grandeza inferior de su héroe desa-
gra lo que para la mayoría de los hombres comunes es rrapado ("fabuloso mendigo"), una voz que le asegura
un imposible: "no ceder en su deseo"." POI' eso de en- el hilo de la transmisión:
trada, en el. "Himno a los voluntarios de la Repúbli-
ca", hay una pregunta que se desmiente sola: "¿Bata- (Todo acto o VOl genial viene del pueblo
llas? ¡No! [Pasiones!". Queda claro aquí que héroe no y va hacia él. de frente o transmitido
es el que sale a hacer la guerra sino el que saca a pe- por incesantes briznas, por el humo rosado
lear su pasión en contra de esa guerra. Así es como no de amargas coruraseñas sin fortuna).

cede en su deseo, un deseo de "ida que sólo tienen los


hombres comunes y que sólo los héroes no sueltan. Es un hilo de dolor-esperanza ("dolores de pueblo

(Los que quieren la muerte, los que se agrandan en con esperanzas de hombre")" tan genial en su contra-
el escenario de la guerra, se niegan con tal violencia a dicción que va y viene de una garganta a la oU'a con-
ser comunes, que compran superioridad del calibre venido en himno. O en anuhimno mejor, porque en
de su armamento). Nuestro héroe en cambio, ese cu- el ida y vuelta de esa inspiración (en el "cuéntame lo
yo objetivo común -en común- consiste en encami-
narse a "matar a la muerte", se suma a los ejércitos que

29 E.:; interesante ver cómo. al revés de 10 que sucede cn la ló-


gica humanista, donde el pueblo es concebido corno una suma
27 jacques Lacan, Seminario 7. La étira del psicoonálisis. Buenos de hombres. aquí hombre -héroc- aparece corno esa especie de
Aires-Barcelona, Paidós, 1998, p. 380. caballo de Troya que esconde UIl pueblo -una espc r anza- aden-
28 Jbid., p. 381. rro suyo.

43
,ji
lAMARA KAM.t::NSZAIN
11, '1 La boca. del testimonio
011 '

,
'¡I"" I que me pasa") todo se dice a través de contraseñas." "SI)Jí" escribir con su dedo grande en el aire I ¡'Viban los
, . '1
, 1~1 Himno en contra, marca cifrada que, como aquel silbo '"lIlpaileros! Pedro Rojas'", y se agrega: "[Viban con
,, "
vulnerado del indio, alude entre dientes a una patria ¡'lita b del buitre en las entrañas / de Pedro I y de Ro-
,
en común ("República") que peligra. Los que se consi- III!I, del héroe }' del mártir! ".
l:,i..,,[1 I deran superiores y salen a matar, no pueden escuchar En el laboratorio de Trilce, el trabajo incesante con
',"., l'
1" . " esa contraseña. Porque el deseo heroico de los hombres I¡, ortografía ya se había metido por la apertura de la v
'1 I
11'· ,; comunes -rnatar a la muerte- habita, de tan paradojal,
"1 l' '"I"I4I-"sus dos hojas anchas, su válvula'< con el fin de
'!:II:: . ese grado cero de la lengua que llamamos oxímoron. tumarle el pulso a la vida intermitente dc la letra. En
, ~~,1.; ":1 1,
'.1 ':,,' ,,'
Es el idioma mudo de los Nuevos Menos, esos ceros que, {'''il operación quedó confirmado que "lodo avía ver-
"JI:.1"I,1 1
en Trilce, marchaban a "formar las izquierdas". Se tra- ilud". Vale decir que en el desfasaje que marca el error
"1 .,'" , .
,~ 1, .' ta de un idioma cuyo descuento le suma inspiración al Me escribe lo que hay: la pura verdad. Una verdad anti-
. ~ '1' ;'1
, '
!. ',1 ,
voluntario de la escritura. (WAI escribir se proporciona humanista que, lejos de corregir o completar, horada
"

,
',1
escritura a los que no la tienen y estos a su vez propor- rualquier pleno de sentido "poniendo al saber en fal-
1",
, ' 1
cionan a la escritura un devenir sin el cual no existí- 1,,".~1 Por la hendidura de esa válvula que se abre y se
.1 '~ .. I
rfan")." y el héroe de Vallejo puede ser pensado como i lcrra (hay pero no sé) cae, desde el primer verso fu n-
1'.

',' J:!¡I' I ese analfabeto que le da letra a quien escribe mientras dante, el sujeto vallejiano." Por eso el analfabeto, aquel
.'. ;:¡ :1: . i
este último se la devuelve escrita ("por el analfabeto que nada sabe de la letra, es el único capaz de inscribir-
, '1 ¡I, a quien escribo"). No por nada uno de los motores la. En el aire (sobre puntos suspensivos) con su "dedo
i' "
, ., r r¡ que pone a funcionar la escritura del testigo son los
11 'tI '

errores ortográficos del héroe. De Pedro Rojas. un


" ll'V J'": i
:,1 ,j' héroe con nombre y apellido, se dice en "Batallas":
I·,III¡I: I 32 Alan Badiou, op. CiL, p. 94.
~3 Al respecto dice Enrique Pe7.7.0Ili: "Sujeto como intersticio,
WIllO ve corta, es decir, esa hendidura por donde el sujeto se niega
30 Refiriéndose al uso, en la poesía de Celan, de la contraseña )' se afirma, ese sujeto que se muestra como pmo intersticio en la
bíblica .Ic/¡ibboler/¡, jacques Derrida define la contraseña como esa ultcrnancia entre las formas de enunciación de lo personal}' lo
"marca cifrada que hay que poder compartir con el otro, }' este Impersonal". En el poema IX de Trdce; PC7.7.oni también lec una "al-
poder diferencial debe estar inscrito en sí, digamos en Sil Cuerpo Icmancia sexual entre falo y vulva" que aporta otra vuelt .., de tuer-
. I propio tanto corno en el cuerpo de su propia lengua, uno a la me- ra ;1 la arnbigúedad constitutiva del sujeto \':lllejiano: kl-:t sujeto se
"1' '1 I
dida del otro", 01'. cit., p. 50.
1 .nalHicne entre las dos mitades -masculina y felllcnina- sicmpre
", '
31 GiIJes Deleuze, op. cit., p. 53.
en c~c illlcl'Sticio en el que se constituye", op. cit.

44 45
TAMARA KAMENSZAIN
La boca del testimonio

grande", le aporta a la escritura ese devenir sin el esta "no se alía con las consignas establecidas sino que
cual no existiría. Es un acto heroico que realiza todo traza líneas de fuga" ,'" se podría decir que el devenir
un pueblo (ese que vive aga7.apado en el caballo de animal del héroe (la "b del buitre en las entrañas") es
Troya del héroe). En Trilce LlI, la figura del "peón la fortaleza que empuja fuera de su territorio las co~-
de cúbito", aquel
!4ignas del poder establecido. Por eso, quienes se consi-
dcran superiores necesitan liquidar todo 10 que se
que hoy otra vez olvida dar los buenos días
salga de su territorio. así sea una letra. En esta camp,a-
esos sus días, buenos con b de baldío,
"
l1í1 de exterminio arremeten contra el nombre propIO
que insisten en salirle al pobre
del héroe anónimo ("matan a la vez a Pedro, a Rojas").
por la culata de la v
dentilabial que vela en él.
l'~~ que si entendemos el nombre propio como "un co-
lectivo que encuentra a otros, que se cruza. se conjuga
con otros, reactivando, inventando, prediciendo, efec-
ya anticipaba al héroe. Ahora, la Guerra Civil Espa-
tuando individuaciones no personales" ,'!16 queda claro
ñola, consignada en los errores ortográficos del volun-
(Itle hay un peligro en ciernes dentro de este anónima-
tario de la república ("¡Abisa a todos los compañeros
10 con nombre y apellido. Se trata de una identidad que
pronto!"}," le aporta al testigo la letra contraseñada
queda señada sólo cuando, refiriendo a los d.em~s. de-
de un himno en contra. Y si, como lo sostiene Deleu-
viene anónima. De ahí esa furia orientada a liquidar al
ze, ha)' devenires contenidos en la escritura cuando
héroe por duplicado. eliminando para siempre el co-
lectivo que se agazapa en su nombre. En el caso de P~-
dro Rojas hay dos pájaros volando que deben ser derri-
34 "Abisa a todos los cornp:uieros y marchar pronto. Nos dan bados de un solo tiro: Pedro y Rojas, a la vez "esposo y
de palos brutalmente y nos matan, COIllO lo ven perdido no quie- hombre", "ferroviario y hombre", "padre y más hom-
ren sino la barbaridá". [SI(; texto file encontrado en uno de los
1)I"t~".Cada una de estas instancias que hacen al hombre
bolsillos del pantalón de un campesino asesinado a balazos cerca
común, confluyen juntas en una única manera de nom-
del cementerio de Burgos, segun lo consigna Antonio Ruiz Vila-
plana en Doy fe, libro de testimonios sobre episodios de la Guerra brar al héroe: hombre. Hombre como más hombre,
Civil Española. En la primera versión del que originalmente fue el
poema \1 de "Batallas de España", Vallejo lo transcribe completo
haciéndolo suyo (para más detalles, véase Américo Fcrrari, pp. 293, S5 Op. CiL, p. 52.
484 Y 495 de César Vallejo, Obra poética, op, cit.). 361bíd., p. 135.

47
TAIltA)(A KAMI::NSZAIN La boca delteslimonio

plus o resto de una significación perdida y recuperada. uiismo tuvo que dejarse caer por la válvula abierta de
Hay más hombre adentro de Pedro porque su cuerpo _ti propio apellido consignando que "César Vallejo .ha
es un caballo de Troya que esconde a otros ("sorpren- muerto". Ahora, remontando su inicial -la "v dentila-
diéronle en su cuerpo un gran cuerpo"). Se trata de un lI¡al que vela en él"- se inspira en el error y encuentra
organismo que creció y"se puso rojo". Así, el apellido Ro- 1111 nombre para el héroe. Así, por boca de un collar

jas viene a duplicar los alcances de Pedro y hace del espo- Il~O que enhebra esperanzas al agujero de las letras, él
so, del ferroviario, del padre, un camarada. Al revés del t.unbién queda nombrado.
1\ héroe oficial, ese cuyo nombre abstracto hay que memo- "Si no me llamase César Vallejo también sufriría es-
I rizar por separado, lo que coagula en la entraña del hom- Il: mismo dolor. Si no fuese artista también lo sufriría.
. JI
bre común es una contraseña que nadie olvida. Si no fuese hombre ni ser vivo siquiera también lo su-
"Ramón Collar". otro de los voluntarios de la repú- 11iría", había declarado, en el poema "Voy a hablar de
blica, lleva enhebrado su apellido a una familia de pa- la esperanza", aquel hablante que promete referirse
labras ("Ral!lón Collar / prosigue tu familia soga a so- ti la esperanza mientras va desplegando un tratado so-
ga"), porque es el "hijo limítrofe del Viejo Hijo del hre el dolor. El dolor aquí es ese sentimiento ("sensi-
Hombre". He aquí un collar que no se quiebra pero hilidad nueva") que abre en pos de los otros el horizon-
que constantemente renueva sus piezas. Hombre. más te de la mirada al mismo tiempo que marca el límite do-
allá del concepto humanista del hombre marca, en el loroso de la separación: "Miro el dolor del hambriento
límite de la cadena significante. una nueva vuelta de )' veo que su hambre anda tan lejos de mi sufrimiento,
tuerca que nombra lo imposible de nombrar: el esla- que de quedarme ayuno hasta morir saldría, siempre
bón perdido de una animalidad humana. Aquí es el de mi tumba una brizna de yerba al menos". No hay
testigo, voluntario de la escritura quien, con un "salto adecuación. no hay identificación posible en este tes-
de antropoide", lee en el aire la letra del analfabeto y umonio antirrealista que nada puede decir de lo que
le repone nombre y apellido." Para poder hacerlo, él le sucede a otro. Porque aquella evidencia clara y dis-
tinta que el cartesianismo definió como verdad suf~:~
aquí los avatares de una crisis. "Sufro y soy pero no se ,
37 "Renombrar es ( ... ) descubrir en el mismo nombre el ana- dejó sentado desde c1 vamos el yo lírico del poema fun-
grama vertcbrador de una identidad solidaria. Yel poema es la ac- dame. Quien no sabe de sí tampoco sabe de los otros, y
tualidad de estos procesos de analogía fecunda", dice Julio Ortega l.:SO es lo que viene a testimoniar el que habla del do-
refiriéndose a "Ramón Collar", op. cu., p. 609.
lor para referirse a la esperanza Con este sentimiento

49

...... .,.......... __
-- ._- -.-.----------- - -- -----------
TAMARA K.UtENSZAIN
La boca tUL testimonio

nuevo, el nuevo testigo se ubica en el extremo opuesto "" en alemán significa carpa y ioort palabra, o sea que
al del mártir, figura que representa una de las formas nl,IIll0S ante una especie de "palabra-carpa", un refugio
primitivas del testimonio cristiano y de la que Nietzsche .1., sentido capaz de cobijar en su seno a más de uno. El
afirma: "El mártir es uno que groseramente cree que l"l(~la, en Anabasis, pide por una "ascensión" hacia la
la verdad es algo de lo que él dispone"." A diferencia '1I.llabra-carpa: juntos"." Entonces, aga7.apada dentro
del valor probatorio del martirio, donde se intenta d,' la palabra-carpa, habita otra palabra que ocupa a
de~ostl'ar la verdad con pruebas de sangre, aquí ni si- 1'11:110 el scnudo de la primera: 'juntos". 'Juntos" cquiva-
quiera la propia muerte garantiza el testimonio, ya l." en la poesía de Vallejo, a "pueblo", ese término que
que sobre la tumba siempre estará creciendo una des- J 1.1111biénda cuenta de una lengua que sólo se corurase-
mentida. Desmentida que hace frente a la muerte con '1,1 con el otro. La ascensión hacia esa lengua es una
una contraprueba de sobrevida, esa que el héroe anal- I'"lsión que Badiou define en Celan como "la aspira-
fabeto seguirá. escribiendo en el aire después de muerto Iión hacia el ultrapoema", una especie de poema sali-
("le vi sobrevivir; hubo en su boca / la edad entrecor- ti" de sí que se escribe con los otros o por los ou'os.
lada de dos bocas"). Lo que se escribe, más allá del vio- ~EI ultrapoema aspira a compartir un pensamiento
lento dualismo vida-muerte que impone la guerra, es IIICnOS sumido en la unicidad metafórica" ." dice el fi-
una palabra compartida C'dos bocas"). "',sofo para diferenciarlo del típico poema entre comi-
La poesía de Paul Celan nos aporta un término pa- llas de la modernidad, donde la metáfora opera como
ra definir a este caballo de Troya de la lengua: Zebuort. 111\ sello autoral que se entiende bien con la metaflsica.
1':1 ultra poema, a diferencia del poema tradicional que
.iparece como cerrado en el círculo vicioso de su solip-
38 Citado por Gianni VatIJJnOen L(1.j aucnturas de la diferencia,
sismo. parece requerir una ~"ascensión". Entendemos
Barcelona, Pcnínsuta, 1986, p. 4G. Respecto del futuro del testi-
que Vallejo, cuando se refiere a un "salto de antropoide"
monio pensado desde una perspectiva post-marxista, vale la pena
transcribir esta afirmación de Vauimo en el mismo lihro: "La no- .ilude a lo mismo. Se trata de esa torsión poética que,
ción de testimonio, y mas en general, el significado de la acción
histórica del hombre a la cual ella está ligada, puede reencontrar
un senti~o, después del ocaso del sujeto, sólo en la medida en que 39 ~OS basarnos aquí en la versión de Alain Badiou traducida
CQIlS'b'" liberarse de cualquier residuo objeuvista en la concepción ;,1espaúol por Victoriano Alcantud Serrano que dice: "ascensión
del ser y, paralelamente, renuncie a pensar en el individuo bur- hacia la palabra que cohija:julllos". Véase Alain Badiou, M(llIif¡e.slo
gués-cristiano como único sujeto posible: de la historia y centro de /'Ol'/aJilosofin, Buenos Aires, Nueva Visión, 1990, p. 57.
la iniciativa" (p. 59). 40lhirl.
T,,""'ARA KAMt:NS7.ArN La boca del testimonio

empujando la lengua al borde de su desaparición, per- 1I1110..Un libro que a la manera de ese huevo neutro
d 1
mite "instalarse en una lengua viva como si estuviera 11111' algunas aves raras ponen del viento, resta e
muerta o en una lengua muerta como si estuviera viva".01 t urrpo del héroe anónimo:
Este es un gesto testimonial propio del trabajo de la
poesía ("los poetas -Ios tesugos- fundan la lengua como lambién sudaba de tristeza el muerto

lo que resta, lo que sobrevive en acto a la posibilidad, ). un libro, )'0 vi sentidamente, .


lo
1111 libro, atrás un libro, arriba un libro
o imposibilidad, de hablar") .O~ y quien había prometido
hablar de la esperanza dijo del dolor como resto ("mi n;lorlo del cadáver ex abrupto.
"
dolor es del viento del norte y del viento del sur, co-
('-=11 "Pequeño respol1so a un héroe de la República")
mo esos huevos neutros que algunas aves raras ponen
del viento"). A partir de ahí abrió las páginas del aire
El libro que sobrevive
para que el dolor del héroe pudiera ser leído como un
1~~Jaña,aparta de mí este cáliz. es ese libro que, cuando
huevo qu~ lo sobrevive. En eso consiste la esperanza.
cadáver de la modernidad, lo pone en marcha.
, el
Ilit....
Porque el poeta-testigo está para devolver, a quienes l í .

A,,¡ como el término hombre encuentra en la rrrca


fueron arrancados de la vida, incluso a las ciudades
".tllcjiana un sentido nuevo, la muerte -y su r·ep~e-
("¡Málaga, no te vayas con tu nombre!"), los restos de
'('lItación material como ca dáavcr- erner ge de la alie-
.,
su nombre. Así convocados, los héroes resucitan en ca-
nación que le impone la guerra gracias a esa LOrs.~n
lidad de "muertos inmortales". Ya en Trilce LXV se había
11l)~licaque el testigo pone a fundon,ar ~"por eso, al ~e-
invocado a la madre en esos términos ("Así, muerta
kl;1TI1C a esta agonía / aléjome de m. gntando fuerte: /
inmortal. Así"). Es que sólo un hijo puede inscribir co-
1Abajo mi cadáverl. .. y so 11ozo ") . Es un esfuerzo
.' .de
mo voluntario la inmortalidad de sus héroes. Les pone
poesía tan intenso que obliga a abusar del IInpe~auvo
a
nombre para asegurarse, "SObra soga", la continuidad
[urzando el coloquio hasta el líruite de la urgencia. En
de la familia y así, en medio de la guerra, se da a sí mis-
ogrca del autorr-
I elación a esa muerte alienada en 1a 1'·
mo un nombre. Lo hace matando a la muerte violen-
l:lI·ismo, el poeta-testigo exige:
ta (ese "ser sido a la fuerza") con un arma inmortal: el

¡L1amadla! Hay que seguirla


hasta el pie de los tanques enemigos,
41 Ciorgio Agambcn, op. cu., p. 169.
que la muerte es un ser sido él la fuerza,
42lbíd.

5:l· 53
r TAMARA KAMl::NSZAIN La boca del testimonio

cuyo principio y fin llevo grabados I ciórica muda del cuerpo, este sollozo vallejiano en-
a la cabeza de mis ilusiones, hebra tristeza y alegría con un mismo hilo ("el hilo
por mucho que ella corra el peligro corriente 1'11 que la lloro"). Es un milagro paradoja! del orga-
que tú sabes
011'1110 que hace llorar de alegría a la muerte cuando
)' que haga como que hace que me ignora.
1.1 vida llora por ella. Es decir que el dolor, ese sentí-
No es un ser muerte
I miento popular que surge frente a la impunidad de la
¡Llamadla!
sino, apcna.'i, lacónico suceso;
violenta,
l muerte violenta, es la esperanza humana que la disuelve
("dolores de pueblo con esperanzas de hombre"). Sola-
( ... ] urente despejando la guerra ("en paz tu guerra") se es-
tribe, "herido mortalmente de vida", el porvenir. Y lo
¡Llamadla!. No ha)' que perderle el hilo en que la lloro. qlle sobrevive a cualquier intento de destrucción es, a
uuvés del hilo que lo arma, libro. El mismo testigo, cuan-
(en "Imagen española de la muerte") do se aleja de sí y pide "cuéntame lo que me pasa", está
.uuicipando el libro que lo sobrevivirá. Un libro que, en
El afán de interlocución que se va desplegando en 1111 acto extremo de tradición oral, escribe en el aire el
la poesía de Vallejo desde el primer verso fundante, en- héroe analfabeto para que el testigo 10 reciba por boca:
cuentra aquí su grado de tensión más alto. El testigo.
arenga a los otros para que persigan a la muerte hasta Un libro quedó al borde de su cintura muerta,
deconstruirla ("no es un ser, muerte violenta"). Para ha- un libro retoñaba de su cadáver muerto,

cerlo, se imp,ollc una historia cuyo hiJo pende de todos. Se llevaron al héroe,
)' corpórea y aciaga entró su boca en nuestro aliento;
Empieza cuando el que se aleja de sí da por terminado
sudamos el ombligo a cuestas;
todos,
su propio cadáver y se convierte en testigo. Así escribe
caminantes I~ lunas nos seguían;
la historia mida lineal de una dcsubjetivación donde se
también sudaba de tristeza el muerto.
dice lo no decible por boca del llanto ("el hilo en que
la lloro"). Un llanto que emerge -como el "yo no sé"
(en "Pequeño responso a un héroe de la República")
del primer verso fundante- de los puntos suspensivos
("Ab~jo mi cadáver ... Y sollozo"). El llanto, entonces,
Julio Ortega se encuentra aquí con un verdade-
aparece con la suspensión del sentido y se deja oír an-
1'0 "parto colectivo en el cual el cuerpo es capaz de
tes y después de las palabras. Oxímoron que destila la

54 55
TAMARA KAMt:NSZA1N La boca del testimonio

)
perpetuarse en el libro, sobre la muerte }' desde el )'vida no pueden ser pensadas por separado salvo que se
origen"." Y este libro de dolor-alegría parido, con les aplique la vara del autoritarismo dualista. En ese
sudor y lágrimas, es el que César Vallejo define como 11:lltido,se trata de una poesía que no puede asociarse
"poesía": 1011 la de Mallanné, donde parece haber una hornolo-

Kilciónsimbólica entre libro y tumba. Al respecto dice


Poesía del pómulo morado entre el decirlo 1'1 poeta francés: "El caso de un poeta en esta sociedad
yel callarlo que no le permite vivir es el caso de un hombre que se
poesía en la carta moral que acompañar-a .,isla para esculpir su propia tumba" ....Aquí la obra pa-
a su corazón. rece operar como esa tumba que en vida se construye el
poeta par a preserv.drse del mundo. El caso de Vallejo
Una poesía marcada, golpeada desde el primer verso' lit) puede ser más opuesto: en su poética, libro no es
fundante, una poesía que ya en Trilce LV tatuó sus ver- (lIra cosa que la vida que emerge de la muerte como
sos con la coptraseña indeleble de la muerte-vida para 1111 don. Por eso, lejos de aislarse en su solipsismo, el
desafiar los inmaculados preceptos simbolistas ("Sa- poeta tiene que salir de sí -Celan lo había llamado "as-
main diría el aire es quieto y de una contenida triste- ccusión"- con un salto de antropoide que le permita
za. / Vallejo dice hoy la muerte está soldando cada lin- ulcanzar el libro que lo excede. Esa es para César Va-
dero a cada hebra de cabello perdido"). Queda claro llcjo la torsión que pide la poesía. Para alcanzarla (pa-
a esta altura que en la poesía de César Vallejo muerte l.' inspirarse) hay que saltar, por ejemplo, hasta ese
mensaje de vida ("carta moral") que quedó latiendo
en el bolsillo del héroe muerto. Porque se trata de una

43 Ortega se detiene también en la relación entre el concepto poesía que, entre decir y callar, escribe B con V o V con
mismo de República y el libro. como un ejemplo paradigmático n para que a los compañeros les llegue, directo al
de lo que fueron los ideales dcmocraucos durante la Guerra Civil corazón, ese mensaje imperativo que siempre es de vi-
Española. Al respecto dice: "El libro es un paradigma plural de la da y/o muerte. La moral aquí no es la de la ortografía
república en armas, No sólo porque la b"1.lerra es documentada
sino la del error. Una ética de la urgencia que, gracias
puntualmente y una literatura de testimonios. denuncias, pro-
puestas y reportajes multiplica la actualidad; sobre todo porque la
cultura es uno de 105 espacios de democratización y el lugar, se di-
ría, donde el sentido mismo de la república Se pone en juego", en 41 Citado por Cérard Haddad el! Los BiblúxJaJÚIJ, Buenos Aires.
op. cit., p. 6] 9. "riel, 1990, p. 189.

57
TAMARA KAMENSZAIN La boca del testimonio

a la valiente intervención del héroe, se transmite bocl ,"1) horror, busca erradicarlo, rechaza todavía más su
a boca con "la v dentilabial que vela en él". Ese libro Iltlllsmisión. Destruir el libro, de acuerdo con mi tesis,
morado de errores es el que transporta un mensaje, "Wlitica liquidar al niño por-venir"." No es casual, en-
poético. Porque aquí poesía debe ser entendida como IUllees, que el testigo, haciendo suyo el libro de todos,
una narrativa interrumpida por el llanto. Vallejo la lla- y IIllle la amenaza de la destrucción ("si cae Espaúa"),
mó "responso". Como si la suspensión del sentido que 1I1derive rápidamente como herencia a los niños:
acompaña al llanto fuese un modo de "responder" a
los muertos. Se responde a ellos dándoles un nombre Niños,
colectivo ("Ramón Collar") y también se responde por hijos de los guerreros, entretanto.
h:~ad la voz, que España está ahora mismo repartiendo
ellos salvando el libro por el que dieron la vida. "Comer ¡
la energía entre el reino animal.
el libro", llama Gérard Haddad a ese acto por el que'
las florecillas, los cornetas y los hombres.
un pueblo se hace cargo de su tradición: "Comiendo
el libro de su grupo de origen, cada sujeto sufre una
1 .. ·)
profunda ~etamorfosis. Por la identificación amorosa,
con su grupo, con la inscripción en una genealogía'
:.i tardo,
que ella implica, recibe su aptitud futura para engen- lii no veis a nadie, si os asusc..an
drar, para convertirse a su turno en hombre y padre los lápices sin punta, si la madre
en ese grupo"." Por eso es que el libro que sobrevive, España cae -digo, es un decir-
cosido con hilo de llanto al collar genealógico de la fa- salid, niños del mundo, id a buscarla! ...
milia, es tan perseguido en tiempos de guen·a. "Matan
al libro, tiran a sus verbos auxiliares / a su indefensa (en "España, apC\rla de mí este cáliz")
página primera", denuncia el testigo de la Guerra Civil
Española. Esta pulsión destructiva propia de regímenes En un parto colectivo, los hijos de los guerreros sa-
racistas y totalitarios es definida por Haddad como "pul- len del caballo de Troya y el testigo deviene padre scña-
sión biblioclástica": "En las antípodas del 'devorador' 1¡lIldo en cada niño a un héroe futuro. Un héroe que,
del Libro, que lo hace suyo, el 'incendiario' lo vomita para llegar a serlo, debe aprender ~umpliendo con el

45 Ibíd., p. 8. 46 Ihíd., p. G.

59
TAl\tANA KAM~NSl.AIN La boca del testimonio

imperativo paterno- a bajar la voz. Porque escuchar a \' ji la patria, como a la maestra en el aula o a la ma-
la patria como madre y maestra rNiños del mundo. di e en el centro magnético del hogar, cuando se la
está / la madre España con su vientre a cuestas; / está' tlt:ja hablar, habla:
nuestra maestra con sus férulas") es apartar las propias
certezas ("digo. es un decir") para dejarle lugar al in- lB;tiad la \'07., que está
tenso quehacer en el que ella está sumida "repartien- \ con su rigor, que es grande, sin saber
do / la energía entre el reino animal/las florecillas, qué hacer, y está en su mano
los cometas y los hombres". la calavera hablando y habla y habla,

Entonces, dejar que la patria se muestre en el terreno la calavera, aquélla de la trenza,

de su potencia más que en el de su esencia (en lo que ella 1.. calavera, aquélla de 1", vida!
puede, más que en lo que ella es o debería ser)" es el re-
curso primero)' último para salvar la circulación de la vi- Con el rigor post-hamlctiano de no saber qué hacer
("11111'1"0 y soy pero no sé") la patria amenazada transmi-
da. Por eso el testigo les dice a los niños: "si os asustan los
11' 1111 mensaje clandestino por boca de la calavera, Es
lápices sin punta [ ... ) id a buscarla". Porque cuando el
IIlIa contraseña que anuncia vida. Cuando baja la voz,
enemigo amenaza con debilitar ("lápices sin punta")
hay que volverse niño y salir corriendo a encontrar, en el • l uiño la escucha y este golpe fuerte de crecimiento lo
I unvierte en poeta. Es que la punta que recibe del lá-
cuerpo de la patria-madre-maestra, una punta de ener-
gía. De ahí que el testigo baje la \'01. y pida "España, apar- 1'1/, lo habilita para transmitirles a los demás un resto.
ta de mí este cáliz" como quien le pide a su madre que lo
~¡lIéotra cosa hace César Vallejo ante el libro abierto
Ijlle resta de la Guerra Civil Española. Lo recibe del
salve de la amargura de no poder ("la tristeza es el afee-
I '1I1;Mabetoy lo entrega al niño, así, en ese acto de pr~
to que corresponde a una disminución de potencia")."
IIIKítlidad,él mismo encuentra el consuelo que buscaba.
Porque, como bien dice Nietzsche, "los poetas saben
47 Refiriéndose al pensamiento de Spinoza, Dclcuze dice que uuisolarsc siempre"." Parece ser que para ellos, testi-
"cambian muchas cosas si me intereso por lo que puede algo, por M"~atentos de lo paradojal, no hay cadáver que no es-
lo quc puede la cosa. Es mu)' diferente de aquellos que se intere- 11' "lleno dc mundo".
san por lo que es la esencia de la cosa. No es la misma manera de
ser en el mundo", en Cilles Delcuze, E" medio de Sp¡fW1A, Buenos
Aires, Cactus, 2003, p. ~2.
48 lbíd., p. 82. 4lJ Op. cir., p. 44.

Go
--'-'---

.'
1

Testimoniar en oxírnoron

(El caso César Vallejo)

,1

También podría gustarte