Está en la página 1de 5

Material de estudio

Exhortación apostólica “Evangelii Gaudium”

Capítulo II – En la crisis del compromiso evangélico


Luego de haber profundizado sobre los criterios que deben guiar a la Iglesia en
su renovación para cumplir con el mandato misionero de Jesús, en el segundo capítulo,
el Papa Francisco realiza un agudo diagnóstico tanto de la cultura que condiciona la
actividad evangelizadora, como de las tentaciones propias de los agentes
evangelizadores. Este diagnóstico, pretende ayudarnos en el “discernimiento
evangélico”, para estar en “vigilante capacidad de estudiar los signos de los
tiempos”.
I. Algunos desafíos del mundo actual (52-75):
“La humanidad vive en este momento un giro histórico”. Este cambio de época se ha
generado por los enormes saltos cualitativos, cuantitativos, acelerados y acumulativos
que se dan en el desarrollo científico, en las innovaciones tecnológicas y en sus
veloces aplicaciones en distintos campos de la naturaleza y de la vida. Estamos en la
era del conocimiento y la información, fuente de nuevas formas de un poder muchas
veces anónimo. (52)

No a la nueva ideología del dinero (55)


- ¿Por qué la crisis financiera del mundo actual nos hace olvidar los demás
problemas que afectan al hombre?
- ¿A qué se refiere el Papa cuando dice: “Hemos creado nuevos ídolos”?

Francisco hace una fuerte crítica a la economía actual, porque excluye a los débiles y
solo hace fuerte a los poderosos. Señala que existe una creciente deformación ética en
nuestras sociedades y asistimos al debilitamiento del sentido del pecado personal y
social, así como un progresivo aumento del relativismo. También alerta que esta
filosofía de vida, de mundanidad espiritual y de idolatra el dinero, debilita los vínculos
entre las personas y desnaturaliza los vínculos familiares.
Se nos presentan nuevos desafíos:
- Desafíos culturales (61-67)
- Desafíos de la inculturación de la fe (68-70)
- Desafío de las culturas urbanas (71-75)

 ¿A qué se refiere el Papa con la expresión “Semillas del Verbo”? (68)


II. Tentaciones de los agentes pastorales (76-109):
Con la sabiduría de un padre espiritual, el Papa realiza una profunda
interpelación a los agentes evangelizadores sobre sus actitudes más profundas y su
fidelidad al Evangelio.
Estas actitudes, van en contra del Espíritu de nuestra acción misionera, apaga en
nosotros el fervor evangelizador. Es necesario tener conciencia de estas tentaciones
para descubrirlas a tiempo y no dejarnos debilitar el fervor misionero.
 Si al desafío de una espiritualidad misionera: Una espiritualidad misionera
llena de entusiasmo, como respuesta a la caída del fervor, al individualismo de
los agentes pastorales y a una crisis de identidad que surge por el relativismo que
mina las propias convicciones (78-80).
 No a la acedia egoísta: También pide la alegría evangelizadora como respuesta
a la acedia egoísta que paraliza (La Acedia es una tristeza por el bien, por los
bienes últimos, es tristeza por el bien de Dios. Es una incapacidad de alegrarse
con Dios y en Dios. Nuestra cultura está impregnada de Acedia.) (81-83).
Ejemplo de esto son las Actividades mal vividas, sin las motivaciones
adecuadas.
 No al pesimismo estéril: el Papa denuncia que el “pesimismo estéril” se
contrapone a la esperanza cristiana (84-86).
 Sí a las relaciones nuevas que genera Jesucristo: Ante la tentación del
aislamiento, de la sospecha, la desconfianza y el temor a ser invadidos, el Papa
pide a la Iglesia que no nos dejemos robar la comunidad y las “relaciones
nuevas” que genera Jesucristo (87-92).
 No a la mundanidad espiritual: Es un mal que afecta al cristiano de modo que
no busca la gloria de Dios sino la gloria propia y los propios intereses y pide
que no nos dejemos robar el Evangelio (93-97).
 No a la guerra entre nosotros: Esto lleva a las divisiones, calumnias,
difamaciones, enfrentamientos al interior de la Iglesia y nos pide vivir el ideal
del amor fraterno (98-101).

 ¿Qué es la mundanidad espiritual? (93)


 ¿Cómo se alimenta ese tipo de mundanidad? (94)
 ¿De qué se trata la expresión “no a la guerra entre nosotros”? (98-101)

Capítulo III - El anuncio del Evangelio


Luego del agudo diagnóstico sobre los condicionamientos culturales y las
tentaciones que amenazan a los agentes evangelizadores, el Papa dedica el tercer
capítulo a la proclamación explícita de que Jesús es el Señor, que debe primar en toda
actividad evangelizadora (110).
“Ser Iglesia es ser Pueblo de Dios, de acuerdo con el gran proyecto de amor
del Padre. Esto implica ser el fermento de Dios en medio de la humanidad. Quiere
decir anunciar y llevar la salvación de Dios en este mundo nuestro, que a menudo se
pierde, necesitado de tener respuestas que alienten, que den esperanza, que den nuevo
vigor en el camino. La Iglesia tiene que ser el lugar de la misericordia gratuita, donde
todo el mundo pueda sentirse acogido, amado, perdonado y alentado a vivir según la
vida buena del Evangelio” (114)
I. Todo el Pueblo de Dios anuncia el Evangelio (111-134):
II. La homilía (135-144):
III. La preparación de la predicación (145-159):
IV. Una evangelización para la profundización del kerygma (160-175):

La evangelización necesita del acompañamiento personal en los procesos de


crecimiento, escuchando, prestando una mirada respetuosa y llena de compasión, con
paciencia y prudencia, despertando la confianza de quien es evangelizado, su apertura y
su disposición para crecer.

 ¿Por qué decimos que en virtud del Bautismo, cada miembro del Pueblo de
Dios se ha convertido en discípulo misionero? (119-120)
 Desde tu lugar como catequista: ¿Por qué decimos que la catequesis está al
servicio del Pueblo de Dios? ¿qué medios le brinda al Pueblo de Dios?
 ¿Qué significa, una catequesis “kerigmática y mistagógica”? (164-166)
 ¿Qué es el acompañamiento pastoral en procesos de crecimiento? ¿te sentís
un acompañante en tu tarea como catequista? (169-173)

Capítulo IV- La dimensión social de la evangelización


Luego de haber reflexionado sobre el anuncio explícito del Evangelio, en el
capítulo cuarto el Papa quiere compartir sus “inquietudes acerca de la dimensión social
de la evangelización precisamente porque, si esta dimensión no está debidamente
interiorizada y entendida, se corre el riesgo de desfigurar el sentido auténtico e integral
que tiene la misión evangelizadora.
I. Las repercusiones comunitarias y sociales del kerygma (177-185): el Papa enfatiza
que “el kerygma tiene un contenido ineludiblemente social” (177) y de allí que presenta
la relación entre la confesión de la fe y el compromiso social (178-179).
II. La inclusión social de los pobres (186-216): en uno de los apartados más largos de
todo el documento, el Papa se detiene mucho en la importancia de escuchar el clamor de
los pobres. Recuerda que esta opción por los pobres supone una fidelidad al Evangelio
Señala la tarea eclesial de cuidar la fragilidad (209-216): los más pequeños, los lentos,
débiles o menos dotados (209), las nuevas formas de pobreza y fragilidad.
III. El bien común y la paz social (217-237): recordando que “la dignidad de la persona
humana y el bien común” son los dos ejes centrales de la vida social, propone 4
“principios” necesarios para avanzar en la construcción “de un pueblo en paz, justicia y
fraternidad”: El tiempo es superior al espacio (222-225). La unidad prevalece sobre el
conflicto (226-230). La realidad es más importante que la idea (231-233). El todo es
superior a la parte (234-237):
IV. El diálogo social como contribución a la paz (238-258): el capítulo se cierra con
unas orientaciones sobre la evangelización y el camino del diálogo. Así, señala tres
campos de diálogo para la Iglesia:
 con los Estados
 con la sociedad que incluye el diálogo con las culturas y con las ciencias
 con los otros creyentes que no forman parte de la Iglesia Católica.

 ¿Qué significa “el lugar privilegiado de los pobres en el Pueblo de Dios”?


(197-199)
 ¿Qué significa el tiempo es superior al espacio (222-225) y la unidad
prevalece ante el conflicto (226-230)

Capítulo V - Evangelizadores con Espíritu


El Papa ofrece “algunas reflexiones acerca del espíritu de la nueva
evangelización”. Este capítulo tiene dos apartados:

I. Motivaciones para un renovado impulso misionero (262-283)


Para el Papa, los evangelizadores tienen que evitar propuestas parciales y
desintegradoras y deben conjugar oración y trabajo. Así, propone cuatro motivaciones
que nos pueden ayudar a imitar el ejemplo de los primeros cristianos:
 El encuentro personal con el amor de Jesús que nos salva (264-267) “una
persona que no está convencida, entusiasmada, segura, enamorada, no convence
a nadie” (266).
 El gusto espiritual de ser pueblo (268-274), que significa “estar cerca de la vida
de la gente” (268) “hay que reconocerse a sí mismo como marcado a fuego” por
la misión de “iluminar, bendecir, vivificar, levantar, sanar, liberar” de modo que
cada uno pueda decir “yo soy una misión en esta tierra” (273).
 La acción misteriosa del Resucitado y de su Espíritu (275-280): ante la tentación
del pesimismo, el fatalismo y la desconfianza y la idea de que nada se puede
cambiar, hay que descubrir que “Cristo resucitado y glorioso es la fuente
profunda de nuestra esperanza” (275)
 La fuerza misionera de la intercesión (281-283).
II. María, la Madre de la evangelización (284-288)
La exhortación culmina con una mirada de hijos a María, que está en medio del Pueblo
cuando se invoca al Espíritu Santo en Pentecostés.
El Papa presenta a María como el regalo de Jesús a su pueblo (285-286) y la presenta
como Estrella de la nueva evangelización (287-288), en tanto ella “intercede” por la
nueva etapa evangelizadora, y es “modelo” de evangelización a través de un “estilo
mariano en la actividad evangelizadora de la Iglesia” (288).

 ¿Por qué María es la Estrella de la evangelización? (287)


 ¿Cuál es el estilo misionero de María? (288)

También podría gustarte