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La Radiestesia y La Red Hartmann
La Radiestesia y La Red Hartmann
Los defensores e investigadores de los efectos radiestésicos, sostienen que todos cuerpo
biológico emite ondas o radiaciones que pueden ser medidas a través de un instrumento
radiestésico (péndulo o varilla) el cual traduce esas ondas visualmente mediante una
serie de movimientos. Quienes sostienen estas teorías basa sus estudios en la
Geobiología ciencia que estudia la relación que existe entre las energías terrestres y
cósmicas, y la salud de todo organismo vivo en especial del hombre.
Es así que los geobíologos fueron clasificando todos los cuerpos según sus radiaciones,
y mediante esta clasificación aseguran que cada persona, planta, animal, piedras, u
objeto de pertenencia, así como enfermedades, medicamentos, líquidos, etc. emiten
ondas particulares propias del objeto o de su estado de vibración de equilibrio o
desequilibrio.
Esas observaciones científicas sobre las influencias nocivas de los suelos de las
habitaciones, y las perturbaciones que provocan, se atribuyen a un sabio inglés, el
doctor Haviland, quien a finales del siglo pasado presentó varios de sus trabajos a la
Sociedad de Medicina de Londres sobre zonas geopatógenas que podían causar el
cáncer.
Payré demostró que en los puntos de intersección de las líneas de la red que había
detectado, los vegetales se comportaban anormalmente. Realizó idénticas constataciones
en los hombres y los animales; sospechó que hay una relación entre la radiación y el
desarrollo de ciertos tipos de cáncer.
Por su parte, en 1935 el doctor Ernst Hartmann de origen alemán había estudiado e
investigado por más de diez años las influencias del medio ambiente en el hombre,
principalmente las derivadas del magnetismo terrestre. Sostenía Hartmann que la salud
física y mental de una persona depende del lugar en el que vive, duerme y ejerce su
actividad sostuvo que “la tierra está recubierta por una red global de ondas fijas que
parecen ser producidas por una radiación terrestre que proviene del interior del planeta y
que se ordena en forma de retícula al atravesar las capas de la corteza terrestre”
Al medir la resistencia del cuerpo humano y las variaciones que éste experimentaba al
desplazarse dentro de un área se detectó puntos de registros en donde se producían
interesantes alteraciones. Los puntos fueron marcados sobre un plano, y vieron que
estos conformaban una especie de cuadrícula o retícula, es decir, constituían los puntos
de intersección de unas hipotéticas líneas de fuerza o energía, dispuestas en forma de
malla o red.
Las líneas Hartmann se pueden concebir como paredes de energía sutil emanadas del
subsuelo y extendiéndose verticalmente hasta una altura de 2.000 metros. Esta red se
puede detectar en todas partes, tanto en terreno llano como en la montaña, en el agua, en
el exterior y en el interior de las viviendas. Estas líneas o bandas se orientan en función
de los polos geomagnéticos; corren paralelamente en direcciones norte-sur y este-oeste.
Su intensidad y densidad son muy variables, dependiendo de innumerables factores
como son la hora del día y los cambios atmosféricos. No obstante se establece una
constante de unos 21 cm de espesor y su disposición paralela a intervalos de 2.5 m en
las orientadas norte-sur y de unos 2 m en las orientadas este-oeste.
Se les ha llamado también “Constantes Vitales Terrestres”, pues su armonía o
distorsiones nos muestran el grado de equilibrio o de desequilibrio de un lugar o sus
alteraciones en un determinado momento. Por ejemplo, el espesor de las líneas puede ir
de 21 a 80 cm durante un eclipse solar o hasta 120 cm durante un movimiento sísmico.
Ahora bien hay cruces de ésta red que se consideran “negativos”. (zonas
geopatógenas).Esos puntos, desfavorables para la salud, son los cruces llamados “cáncer
point ” (a la vertical de ellos, acusa una potente radiación gamma). Por su lado “La red
Curry, – de la que luego hablaremos- de naturaleza cósmica, se presenta como una
trama diagonal a la “Red H”. El estudio de ambas redes es de importancia para
determinar los puntos favorables energéticos. (Tampoco hay que imaginarse la red
Hartmann como una trama geométrica que se proyecta en mallas regulares sobre la
superficie del planeta. Su trazado tiene múltiples ondulaciones, contracciones,
accidentes diversos e incluso interrupciones puntuales. Con lo que se compara mejor es
con una red o una rejilla.) En la Geobiología estos cruces negativos son llamados
Genopatías. Las genopatías son espacios o lugares en las cuales se hallan diferencias
importantes de emisión de radiaciones energéticas electromagnéticas que afectan
severamente la salud física y psíquica de las personas (zonas geopatógenas). En éstas
zonas se aprecian cambios en la frecuencia y amplitud de las ondas Schumann, este
cambio de frecuencia altera, como dijimos, el comportamiento biológico del hombre y
todo ser vivo: procesos químicos celulares, y los niveles hormonales. Se especula que
las radiaciones presentes en una genopatía alterarían los procesos bioquímicos y
energéticos del cuerpo humano afectando no sólo las células del sistema inmunológico
sino también incidiendo sobre el sistema nervioso, endocrino y hormonal.
Por otro lado, existen genopatías debido a especies de venas de agua subterráneas que
corren por debajo de la corteza terrestre superior y que generan campos eléctricos en los
rozamientos proyectados sobre su vertical. Las fallas geológicas y las vetas metálicas
alteran también el campo magnético en superficie. Donde estas líneas de radiación se
cruzan se crean puntos geopatógenos que de acuerdo a su tipo e intensidad pueden
desencadenar distintas alteraciones biológicas y reacciones en un organismo vivo.
Las genopatías más comunes son las provenientes de los cursos de agua subterráneos y
las fallas geológicas. Las venas de aguas subterráneas procedentes de las aguas lluvias o
de la fusión del hielo, en su recorrido a través del terreno o una vez acumuladas en los
acuíferos, provocan una ionización positiva a la superficie del suelo que se transmite
verticalmente y se encuentra de manera casi idéntica en cada piso de un edificio. Se
manifiesta por manchas de humedad en las paredes y las cargas eléctricas que nacen
sobre estas zonas atraen los rayos. El cruce de dos o varias venas de aguas subterráneas
constituye una zona portadora que amplifica los cruces telúricos y constituye un alto
riesgo para la salud. El grado de nocividad del agua subterránea es función de su
orientación y su calidad. En algunos casos el agua pasa por minerales radioactivos y
sigue acarreando esta radiactividad por varios metros y transmite a la vertical.
A través de los años se han descubierto otras redes de energía sutil, pero no se han
detectado influencias notorias y no han sido investigadas con detalle, salvo las líneas
Curry. Estas líneas de energía fueron llamadas así en honor a su descubridor, el Dr.
Manfred Curry. Esta red se despliega globalmente de manera similar a la red Hartmann,
pero diagonalmente con respecto a los puntos cardinales. La separación entre las líneas
Curry de orientación Noreste-Suroeste oscila cerca de los 8 metros; y entre las líneas
Sureste-Noroeste es de 6 metros. El grosor aproximado es de 40 cm
Como conclusión podemos suponer que las técnicas de radiestesia poseen fundamentos
comprobables y de tradición ancestral. Los antiguos pobladores de China 4.000 años
atrás, usaban técnicas de radiestesia para ubicar yacimientos de minerales y de agua
subterráneas. En la Edad Media, siglos XVI y XVII, los yacimientos minerales fueron
localizados con la técnica de la biolocalización. También es conocida la existencia de
personas especializadas en éstas técnicas en el campo que por medio de varillas o
péndulos localizan cauces de agua potable subterráneos. Los Celtas, los Nórdicos, Los
Griegos, los Romanos construían sus santuarios u oráculos en sitios designados por
medio de las técnicas de radiestesia. En América, los mayas, los Aymarás y los Incas,
ubicaron sus pirámides y sus lugares sagrados a través de la misma técnica. Técnica que
hoy denominamos “Radiestesia”, lo que significa “Sensibilidad a las Radiaciones”.
Bibliografía Consultada:
Guido S. Bassler: Geología, Geobiología y Radiestesia
Réne Guénon: El reino de la cantidad y los signos de los tiempos
Jordi Matamoros Navarro: Geobiología El Lugar y la Salud