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Resumen Derecho Procesal Civil
Resumen Derecho Procesal Civil
1) El derecho procesal civil: Desde el punto de vista de la teoría general del derecho, el derecho
procesal puede ser definido como aquella rama de la ciencia jurídica que se refiere al proceso en
sentido amplio, entendiendo por tal a la actividad desplegada por los órganos del Estado en la
creación y aplicación de normas jurídicas generales o individuales. El derecho procesal en sentido
estricto estudia por un lado el conjunto de actividades que tienen lugar cuando se somete a la
decisión de un órgano judicial o arbitral la solución de cierta categoría de conflictos jurídicos
suscitados entre dos o mas personas (partes), o cuando se requiere la intervención de un órgano
judicial para que constituya, integre o acuerde eficacia a determinada relación o situación jurídica.
En el derecho positivo argentino solo cabe reconocer a dos tipos de procesos judiciales –el civil y el
penal- que si bien tienen suficiente autonomía, coinciden esencialmente en aspectos básicos
referidos entre otros, a conceptos de jurisdicción, acción, pretensión, sujetos y actos procesales.
El derecho procesal civil se ocupa del estudio de todos aquellos procesos cuyo objeto consiste en
una pretensión o petición fundada en el derecho privado (civil y comercial). En nuestro país, sin
embargo, es aun habitual incluir en el marco de aquella disciplina al proceso laboral, ya que la mayor
parte de los principios del proceso civil mantiene vigencia en su respecto.
Contenido: En general, existe acuerdo doctrinario en asignar al derecho procesal el estudio de las
siguientes materias:
1- Jurisdicción y competencia de los órganos judiciales y régimen jurídico a que se hallan
sometidos los integrantes de estos últimos (facultades, deberes, etc., de los jueces y
auxiliares). Desde el mismo punto de vista orgánico, también forma parte del derecho
procesal lo concerniente a la capacidad, designación y recusación de los árbitros y amigables
componedores.
2- Régimen jurídico de las partes y peticionarios y de sus representantes y asistentes. A este
punto esta vinculado el estudio de la pretensión procesal y de la petición procesal
extracontenciosa, que constituyen respectivamente el objeto de los procesos contencioso y
voluntario.
3- Requisitos, contenido y efectos de los actos procesales y trámite del proceso a través de los
distintos procedimientos que lo integran.
2) El Poder Judicial:
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Autor: Verónica Nicoletti
Jurisdicción Federal y Local:
Esta distinción se da según su origen o base estatal.
La jurisdicción federal es aquella llamada a intervenir en los asuntos que afectan a la totalidad de la
Nación, a diferencia de las jurisdicciones que entienden en los asuntos limitados a la capital de la
Nación, o al territorio de cada provincia o estado federado.
Las constituciones provinciales, tienen una obligación impuesta por el Art. 5 de la Constitución
Nacional, por la cual deben comprometerse a asegurar la forma representativa, república y federal,
organizándose bajo la división de poderes y proporcionando las bases de establecimientos de la
magistratura judicial, previendo su organización legal y dictando sus propios códigos de
procedimiento.
La fuente directa de la jurisdicción federal esta en la Constitución Nacional. De ella surgen sus
límites, que son consecuencia de la delegación de competencias que han hecho las provincias en el
poder central. La jurisdicción federal es la facultad concedida al Poder Judicial de la Nación para
administrar justicia en los casos, sobre las personas y en los lugares especialmente determinados
por la CN.
Esta jurisdicción federal es:
- De excepción: no puede apartarse de las hipótesis que le fija la CN.
- Es improrrogable: en caso de concurrencia con otra jurisdicción (local), las partes no pueden
prorrogarla ni declinarla.
- Es Privativa: Si coincide con la provincial tiene preferencia.
- Es Suprema e irrecurrible: Los fallos de la justicia federal, solo pueden ser revisados por sus
tribunales superiores siendo en última instancia, definitivos e irrecurribles. (Los fallos en última
instancia de las justicias locales admiten una revisión: Recurso de inconstitucionalidad ante la
CSJN)
Por el Art. 108 de la CN, la justicia federal está formada por una Corte Suprema de Justicia de la
Nación, Tribunales Inferiores (distribuidos en toda la República: se trata de los juzgados federales y
las cámaras nacionales de apelación)
Los juzgados federales de 1º instancia están distribuidos en número variable en la capital federal, en
la provincia de Bs. As y en las principales ciudades del interior del país. En 1992 se creó la Cámara
de Casación Penal, cuya jerarquía institucional es superior a la de las Cámaras de Apelaciones e
inferior a la CSJN. En el mismo año, se dispuso la creación de Tribunales orales en lo Criminal
federal, con asiento en la Capital Federal y en distintas ciudades del país.
Jurisdicción Local: También llamada jurisdicción provincial, entiende en todas las causas de derecho
común que no reúnan los requisitos como para caer en la jurisdicción federal. La organización de
esta justicia puede variar, pero siempre se prevé la existencia de un Tribunal Superior de Justicia
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Autor: Verónica Nicoletti
Local, Cámaras de Apelaciones y de Juzgados de 1º Instancia, y en algunos casos se agregan los
Juzgados de Paz.
1) Jurisdicción:
Couture define a la jurisdicción como “La función pública realizada por órganos competentes del
Estado con las formas requeridas por la ley en virtud de la cual, por acto de juicio se determina el
derecho de las partes con el objeto de dirimir sus conflictos y controversias de relevancia jurídica
mediante decisiones con autoridad de cosa juzgada, eventualmente factibles de ejecución”.
CARACTERES Y FUNCIONES
Jurisdicción es un poder, una función estatal que tiene por objeto la realización por un lado de un
sistema institucional y verificar la aplicación del derecho sustancial en los conflictos ante demandas
o peticiones subjetivas. Esta función – poder tiene determinadas características:
Es un poder- deber desde que comprende el poder del juez (de resolver conflictos con relevancia
jurídica aplicando la norma al caso concreto) y el deber de hacerlo (para mantener la paz y el orden
social, ante la prohibición de la autodefensa particular).
Es Pública, función propia del Estado: la sociedad deja en manos del Estado esta función, delega
la justicia por mano propia para que sea pública.
La Jurisdicción es Imparcial: cuando decide lo hace imparcialmente, sin interés ni conexión alguna
con las manifestaciones interesadas en juego. Esto también se da en el caso de los árbitros.
La jurisdicción es independiente: es ejercida por órganos independientes que integran un poder
del Estado, dotados de autonomía y sin sujeción a las directivas o instrucciones de los superiores
jerárquicos.
La jurisdicción es exclusiva e indelegable: El juez no puede delegar en otras personas el ejercicio
de sus funciones la jurisdicción es indelegable porque su ejercicio es “intuito personae” del juez.
La Jurisdicción es Improrrogable: ¿Hasta donde por acuerdo de valores se puede prorrogar la
jurisdicción? En principio no se puede prorrogar la jurisdicción (elegir el órgano estatal jurisdiccional
que va a resolver el conflicto). La jurisdicción es de orden público, hace a la organización estatal y no
puede ser prorrogado. La jurisdicción expresa la soberanía del Estado. En el Estado Argentino la
única manera de dirimir los conflictos es en el Estado.
Da una respuesta: esta función emite un dictamen, da una respuesta que no es opinión, sino algo
que tiene imperio, respecto a que se cumpla lo que se decide. Esto es lo que diferencia a la
jurisdicción de los árbitros. La diferencia entre jurisdicción pública y arbitral es que la segunda no
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Autor: Verónica Nicoletti
puede obligar coercitivamente el cumplimiento de una resolución. Yo acudo ante un órgano
jurisdiccional para que de respuesta a la demanda y su decisión será impuesta al individuo,
condenando a que lo cumpla, a diferencia de la decisión arbitral que es voluntaria.
La jurisdicción es de Orden Público: se entiende por orden público a las condiciones
fundamentales de la vida social instituidas en una comunidad jurídica, las cuales, por afectar
centralmente a la organización de esta, no puede ser alteradas por la voluntad de los individuos,
porque afectaría a la sociedad. Al ser de orden público, la jurisdicción es además de cumplimiento
obligatorio y general.
ORGANOS
La administración de justicia se halla confiada a determinados órganos del Estado, cada uno de los
cuales se compone de un conjunto o agregado de personas cuyas actividades concurren al
cumplimiento integral de la función judicial. Las más trascendentes de esas actividades incumben al
juez o eventualmente a varios jueces, según se trate de un órgano unipersonal o colegiado. Las
restantes actividades revisten carácter secundario o instrumental respecto de aquellas, y se hallan
encomendadas a quienes cabe denominar auxiliares de los jueces.
Los jueces nacionales revisten los siguientes caracteres:
· Son permanentes ya que el Art. 18 de la CN ha proscripto los juicios por comisiones especialmente
designadas para un caso determinado, aunque, como bien lo puntualiza Rubianes, esta calidad no
apunta a los jueces como personas físicas sino a los órganos que integran, ya que aquellos pueden
cambiar por renuncia, jubilación, fallecimiento o remoción.
· Son sedentarios es decir, solo pueden cumplir su función dentro de la circunscripción territorial
establecida como sede del respectivo juzgado o tribunal. Hacen excepción a esta regla los jueces de
la Cámara Nacional Electoral, quienes pueden trasladar su sede temporalmente a los distritos.
· Son inamovibles por cuanto, sin perjuicio de la caducidad y duración limitada de sus designaciones
por razones de edad, conservan sus empleos mientras dure su buena conducta y no pueden ser
separados sino por juicio político.
· Son letrados ya que constituye requisito de su designación la posesión del titulo de abogado.
· De acuerdo a la Reforma constitucional de 1994 según se trate de los magistrados de la CSJN o
de los que integran los Tribunales inferiores hay distintos modos de designación. Los primeros,
deben ser designados por el Presidente de la Nación con acuerdo del Senado con 2/3 de sus
miembros presentes, en sesión pública convocada al efecto. También incumbe al presidente de la
Nación el nombramiento de los jueces de los tribunales inferiores, aunque con la diferencia de que
debe hacerlo sobre la base de una propuesta en terna vinculante emitida por el Consejo de la
Magistratura.
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Autor: Verónica Nicoletti
Deberes de los jueces:
A) Es deber primario y fundamental de los jueces el de administrar justicia cada vez que tal
actividad le sea requerida en un caso concreto. Existe un deber de ejercer la actividad judicial,
que es correlativa del derecho que incumbe a las partes en el sentido de que sus peticiones
sean resueltas o proveídas, independientemente del contenido de la respectiva decisión. En
este punto, los jueces, deberán respetar a su vez todos los plazos establecidos por el Código
de Procedimiento.
B) Es deber de los jueces asistir a las audiencias de pruebas, bajo pena de nulidad en los
supuestos en que la ley lo establece o cuando cualquiera de las partes lo pidiere con
anticipación no menos de 2 días a su celebración, y realizar personalmente las demás
diligencias que el Código u otras leyes ponen a su cargo, con excepción de aquellas donde la
delegación estuviese autorizada. Además el agregado introducido por la ley 22.434 en el Art.
125 bis del CPN dice que “las audiencias de posiciones serán tomadas personalmente por el
juez, bajo sanción de nulidad”.
C) Como garantía contra la arbitrariedad y con el fin de asegurar el debido control sobre la
actividad judicial, la ley impone a los jueces el deber de motivar o fundar sus decisiones. El
CPN lo instituye expresamente con respecto a las sentencias definitivas o interlocutorias,
agregando que los jueces deben respetar la jerarquía de las normas vigentes y el principio de
congruencia. La CSJN tiene decidido que a la condición de órganos de aplicación del derecho
vigente va entrañablemente unida a la obligación legal de los jueces de fundar sus sentencias
y que la exigencia de que las decisiones judiciales tengan fundamentos serios reconoce raíz
constitucional.
D) Incumbe a los jueces, a si mismo, dirigir el procedimiento, debiendo, dentro de los limites
establecidos en el Código: 1º Concentrar en lo posible en un mismo acto o audiencia todas
las diligencias que sea menester realizar. 2º Señalar antes de dar tramite a cualquier petición,
los defectos u omisiones de que adolezca, ordenando que se subsanen dentro del plazo que
fijen, y disponer de oficio toda diligencia necesaria para evitar nulidades. 3º Mantener la
igualdad de las partes en el proceso. 4º Prevenir y sancionar todo acto contrario al deber de
lealtad, probidad y buena fe. 5º Vigilar para que la tramitación de la causa procure la mayor
economía procesal. Igualmente deben los jueces declarar en oportunidad de dictar sentencias
definitivas la temeridad o malicia en que hubieren incurrido los litigantes o profesionales
intervinientes.
E) En materia civil, les esta vedado a los jueces proceder de oficio. La regla expresamente
consagrada por el Art. 2 de la ley 27, surge así mismo, del contexto del CPN, especialmente
la norma contenida en el Art. 163 Inc. 6, en cuya virtud la sentencia definitiva debe contener
decisión expresa, positiva y precisa, con arreglo a las pretensiones deducidas en el juicio.
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Autor: Verónica Nicoletti
Debe entenderse, sin embargo, que la regla no es aplicable respecto al derecho, pues de
conformidad con el principio iura novit curia incumbe a los jueces la facultad de calificar
jurídicamente los hechos de la causa, con prescindencia de la norma o normas invocadas por
las partes. Existen, a si mismo, disposiciones expresas que autorizan al juez, durante el
desarrollo del proceso, a pronunciarse sin que medie petición de parte, como ocurre, por
ejemplo en los casos en que su incompetencia resulte de los términos de la demanda, en las
medidas introductorias, etc.
F) Los jueces residirán en la ciudad en que ejerzan sus funciones o en un radio de hasta 70
kilómetros de la misma. Para residir a mayor distancia requieren autorización de la CSJN.
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Autor: Verónica Nicoletti
7) Dar recibo de los documentos que les entregaren los interesados, siempre que éstos lo
soliciten.
8) Desempeñar todas las demás funciones designadas en las leyes generales y disposiciones
reglamentarias. A este respecto interesa señalar que el Art. 38 CPN impone a los secretarios
los siguientes deberes:
A) Comunicar a las partes y a los 3ros las decisiones judiciales, mediante la firma de oficios,
mandamientos, cédulas y edictos, sin perjuicio de las facultades que se acuerdan a los
letrados respecto de las cédulas y oficios, y de lo que establezcan los convenios sobre
comunicaciones entre magistrados de distintas jurisdicciones, debiendo ser firmadas por el
juez las comunicaciones dirigidas al PTE de la Nación, ministros y secretarios del P. Ejecutivo
y magistrados judiciales.
B) Extender certificados, testimonios y copias de actas.
C) Conferir vistas y traslados.
D) Devolver los escritos presentados fuera del plazo.
Los secretarios de las cámaras de apelaciones deben reunir los mismos requisitos que los de
primera instancia. El Art. 147 de la ley 1893 les impone los siguientes deberes:
- Concurrir a los acuerdos y redactarlos en el libro respectivo.
- Formular los proyectos de sentencia en vista de los acuerdos.
- Dar cuenta de los escritos, peticiones, oficios y demás despachos, sin demora.
- Autorizar las actuaciones que ante ellos pasen.
- Custodiar los expedientes y documentos que estuvieren a su cargo.
- Cumplir las demás obligaciones que le impongan las leyes y reglamentos.
Los secretarios de la Corte Suprema deben reunir los mismos requisitos que los jueces de las
cámaras nacionales de apelaciones. A ellos les corresponde:
A) Proveer con su sola firma el despacho de trámite y las providencias simples correspondientes
a sus respectivas secretarías, sin perjuicio de que tales actos por el presidente del tribunal si
éste lo estima pertinente o cuando su naturaleza lo requiera, así como suscribir las
comunicaciones que no firme el Presidente o que no se encomienden por ley o reglamento a
otros funcionarios o empleados.
B) Presentar al presidente o a la Corte Suprema los escritos y actuaciones pendientes de
despacho, y someter al tribunal los incidentes a resolución en los juicios.
C) Expedir los testimonios, certificados y demás piezas análogas, correspondientes a los
expedientes judiciales.
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Autor: Verónica Nicoletti
D) Intervenir en la clasificación y distribución de los expedientes en estado de sentencia.
Intervenir en la confrontación y autenticación de las sentencias, en el registro de la
jurisprudencia y en la publicación oficial de los fallos, acordadas y digestos del tribunal.
Concepto, clasificación y caracteres: La extensión del territorio, la diversa índole e importancia de las
cuestiones que se ventilan en los procesos, y la posibilidad de que los asuntos sean examinados en
sucesivas instancias, imponen la necesidad de distribuir el ejercicio de la función judicial de manera
tal que cada órgano o grupo de órganos, cumpla aquella función en forma compatible con la
existencia de las referidas circunstancias. Tal necesidad de repartir la labor judicial determina la
aparición del concepto de “competencia” a la cual se la define como la capacidad o aptitud que la ley
reconoce a un juez o tribunal para ejercer sus funciones con respecto a una determinada categoría
de asuntos o durante una determinada etapa del proceso. La competencia es la medida de la
jurisdicción.
La competencia puede clasificarse sobre la base de tres criterios fundamentales: el territorial, el
objetivo y el funcional.
El criterio territorial se vincula con la circunscripción territorial asignada por la ley a la actividad de
cada órgano judicial.
El criterio objetivo atiende a la naturaleza y al monto de las causas, y a él corresponden,
respectivamente, la competencia por razón de la materia.
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Autor: Verónica Nicoletti
El criterio funcional, finalmente, toma en cuenta la diversa índole de las funciones que deben cumplir
los jueces que intervienen en las distintas instancias de un mismo proceso.
Como consecuencia del doble orden judicial instituido por nuestra Constitución, cuadra admitir una
primera y fundamental división de la competencia en ordinaria y federal que representan,
respectivamente, manifestaciones de la autonomía de las provincias y de la soberanía de la Nación.
La competencia puede ser relativa o absoluta según que admita o no ser prorrogada o renunciada
por las partes.
El CPN sólo admite la prórroga de la competencia territorial siempre que se trate de asuntos
exclusivamente patrimoniales aclarando que si tales asuntos son de índole internacional la prórroga
puede admitirse aun a favor de jueces extranjeros o de árbitros que actúen fuera de la República,
salvo en los casos en que los tribunales argentinos tienen jurisdicción exclusiva o cuando la prórroga
está prohibida por ley.
La prórroga de la competencia puede ser expresa o tácita: es expresa cuando las partes, mediante
convenio escrito eligen al juez que ha de conocer en los litigios que susciten entre ellas con motivo
de las obligaciones contraídas; y es tácita cuando las partes realizan actos que implican renunciar a
la competencia del juez determinado por la ley. Tal renuncia se infiere respecto del actor, cuando
presenta la demanda ante un juez que no corresponde y, respecto del demandado cuando contesta
la demanda, deja de hacerlo u opone excepciones previas sin cuestionar la competencia del juez
mediante la declinatoria.
La competencia es “indelegable”: la competencia tampoco podrá ser delegada pero esta permitido
delegar a los jueces de otras localidades la realización de las diligencias determinadas. En lo que
concierne a su extensión, la competencia comprende todos los poderes inherentes a la función
judicial, se refieren ellos a la cognición o a la ejecución. En lo que respecta al estadio de cognición el
juez competente tiene atribución de conocer el objetivo principal del pelito, excepciones previas, la
reconvención y en general, los incidentes que se promuevan durante el curso del proceso. En lo que
atañe al estadio de ejecución la competencia incluye los poderes necesarios para que el juez
mediante el uso de las medidas coactivas pertinentes haga efectivo el cumplimiento de sus
resoluciones.
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Autor: Verónica Nicoletti
De acuerdo con el régimen del CPN, el juez tiene, durante el curso del proceso, dos oportunidades
para pronunciarse acerca de su competencia. La primera es la de la presentación de la demanda:
“Toda demanda (Art. 4 CPN) debe interponerse ante juez competente, y siempre que de la
exposición de los hechos resultase no ser de la competencia del juez ante quien se deduce, deberá
dicho juez inhibirse de oficio. Consentida o ejecutoriada la respectiva resolución, se procederá en la
forma que dispone el Art. 8”, es decir, se remitirá la causa al juez tenido por competente.
Si no resultare claramente de ellas (las demandas) que son de su competencia, mandaran que el
actor exprese lo necesario a ese respecto. Pero tal declaración de oficio no corresponde en el caso
de la competencia territorial, ya que puede ser prorrogada de conformidad de partes siempre que se
trate de controversias de exclusivo carácter patrimonial.
La segunda oportunidad corresponde al momento en que el juez debe resolver la excepción de
incompetencia, que el demandado puede oponer como de previo y especial pronunciamiento dentro
de los primeros 10 días del plazo para contestar la demanda o la reconvención en el proceso
ordinario, y juntamente con el cumplimiento de esos actos en el proceso sumario.
La limitación no rige en la justicia del trabajo, cuyos tribunales tienen decidido, fundados en el
carácter de orden público y de excepción que reviste la competencia laboral, que se hallan
habilitados para declarar su incompetencia en cualquier estado del proceso.
CLASIFICACIÓN
COMPETENCIA ORDINARIA:
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Autor: Verónica Nicoletti
Si la pretensión versa sobre bienes muebles e inmuebles conjuntamente, es juez competente, de
acuerdo con la norma mencionada, el del lugar en que están situados estos últimos.
Cuando se deducen pretensiones personales es competente el juez “del lugar en que deba
cumplirse la obligación expresa o implícitamente establecido conforme a los elementos aportados en
el juicio, y en su defecto, a elección del actor, el del domicilio o el del lugar del contrato, siempre que
el demandado se encuentre en él, aunque sea accidentalmente, en el momento de la notificación. El
que no tuviere domicilio fijo, podrá ser demandado en el lugar en que se encuentre o en el de su
última residencia”.
El principio general es que la competencia se determina por el lugar que las partes han elegido para
el cumplimiento de sus obligaciones, principio que concuerda con las razones de comodidad de los
litigantes en que primordialmente se funda la competencia territorial, y con las reglas establecidas en
el Cod. Civil.
A falta de un lugar expresa o implícitamente convenido para el cumplimiento de la obligación, el CPN
resuelve el problema de la competencia asignándola al juez del lugar del domicilio del demandado.
El actor puede optar, entre el juez del domicilio del demandado y el juez del lugar en que el contrato
se celebró “siempre que el demandado se encuentre en él aunque sea accidentalmente”.
La falta de domicilio fijo del deudor, finalmente, autoriza a demandarlo en el lugar en que se
encuentre o en el de su última residencia.
El CPN contempla también la competencia en el supuesto de deducirse pretensiones personales
derivadas de delitos y cuasidelitos y la asigna al juez del lugar del hecho o al del domicilio del
demandado, a elección del actor.
Con respecto a las pretensiones personales en general, establece el principio según el cual cuando
sean varios los demandados, y se trate de obligaciones indivisibles o solidarias, es juez competente
el del domicilio de cualquiera de ellos, a elección del actor.
El código finalmente regula supuestos específicos de pretensiones personales de contenido
patrimonial, como son las de rendición y aprobación de cuentas, cobro de impuestos, tasas y multas,
y las derivadas de relaciones societarias.
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Autor: Verónica Nicoletti
perjuicio u otras cuestiones derivadas de hechos posteriores a la sentencia de primera
instancia.
3) Las cámaras nacionales de apelaciones ejercen su competencia funcional (de grado)
mediante el conocimiento de los recursos interpuestos contra las resoluciones dictadas
por los jueces de primera instancia de los cuales son tribunales de alzada. Con
excepción de los supuestos de irrecurribilidad por razones cuantitativas, dichas
cámaras ejercen la misma competencia por razón del territorio y de la materia que los
respectivos jueces de primera instancia. Algunas de ellas, por otra parte, tienen una
competencia por razón de la materia más amplia que los dichos jueces.
Sea a raíz de una declaración de voluntad expresa o tacita de las partes o de una disposición
legal, las reglas generales en materia de competencia pueden sufrir excepciones, en forma tal que
se distraiga del conocimiento de un órgano judicial el conocimiento de una o de varias causas, que,
de acuerdo con esas reglas, encuadran dentro de su competencia, y se las asigne al conocimiento
de un órgano distinto.
En la primera de las referidas hipótesis cabe hablar de una conexión sustancial que produce un
desplazamiento de la competencia fundado en términos generales, en la necesidad de evitar el
pronunciamiento de sentencias contradictorias. Es lo que ocurre en los casos de acumulación
subjetiva de pretensiones y de acumulación de procesos, los cuales comporta una excepción a las
reglas que gobiernan la competencia ordinaria por razón de la materia civil y comercial. En la
segunda de las hipótesis hay, en cambio, una conexión instrumental, la que produce el mismo
resultado a raíz de la conveniencia practica de que sea el órgano judicial compétete para conocer en
un proceso determinado quien, en razón de sus contacto con el material fáctico y probatorio de
aquel, también lo sea para conocer de las pretensiones, accesorias o no, relacionadas con las
materias controvertidas en dicho proceso.
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Autor: Verónica Nicoletti
El Art 6 CPN dispone en orden a este tipo de conexión, que será juez competente:
1) En los incidentes, obligaciones de garantía, citación de evicción, cumplimiento de
acuerdos de conciliación o transacción celebrados en juicio, ejecución de sentencia,
regulación y ejecución de honorarios y costas devengadas, y pretensiones accesorias en
general, el del proceso principal.
2) En los juicios de separación de bienes y liquidación de la sociedad conyugal, el del juicio
de divorcio o nulidad de matrimonio.
3) En la exclusión del cónyuge, tenencia de hijos, régimen de visitas y litis expensas, el del
juicio de separación personal, divorcio vincular, o nulidad, mientras durare la tramitación
de estos últimos. Si aquellos se hubiesen iniciado con anterioridad, pasarán a tramitar ante
el juzgado donde quedare radicado el juicio de separación, divorcio, o nulidad. No
existiendo tales juicios en tramite (hipótesis no concebible en el caso de pedido de
exclusión) y no probado donde estuvo radicado el ultimo domicilio conyugal, se aplicaran
las reglas comunes sobre competencia (de manera que las pretensiones debe
interponerse ante el juez que tenga competencia en el lugar del domicilio del demandado
o en el que se encuentre o en el de su ultima residencia.
Respecto de los juicios de alimentos, deben radicarse ante el juez que entendió en os
juicios de separación personal, divorcio vincular o nulidad, resultando por lo tanto
indiferente que aquellos se encuentre en tramite o hayan concluido. Si tales juicios no
existen, ni existieron es competente, a opción del actor: el juez del domicilio conyugal, el
del domicilio del demandado, el de la residencia habitual del acreedor alimentario, el del
lugar del conocimiento de la obligación o el del lugar de celebración del convenio
alimentario si lo hubiere y coincidiere con la residencia del demandado. Mediando juicio de
inhabilitación, el pedido de alimentos contra el inhabilitado deberá promoverse ante el
juzgado donde se sustancia aquel.
4) En las medidas preliminares y precautorias el que deba conocer en el proceso principal.
5) En el pedid de beneficio de litigar sin gastos, el que deba conocer en el juicio en el que
aquel se hará valer.
6) En el juicio ordinario que se inicie como consecuencia del ejecutivo, el que entendió en
este.
7) En le pedido de determinación de la responsabilidad establecida en el articulo 208, el que
decreto las medidas cautelares; en el supuesto del articulo 196, aquel cuya competencia
para intervenir hubiese sido en definitiva fijada.
FUERO DE ATRACCIÓN
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Autor: Verónica Nicoletti
Razones de conveniencia práctica aconsejan que sea un solo juez quien entienda en ciertas
cuestiones vinculadas a los bienes que han de ser recaudados, liquidados y transmitidos bajo su
dirección. De tal circunstancia deriva el llamado fuero de atracción, en cuya virtud el juez que conoce
en un proceso universal (sucesión o quiebra), es competente para entender en las pretensiones
relacionadas con el patrimonio o los derechos sobre que versa dicho proceso.
Con respecto al juicio sucesorio determina el código civil, que ante los jueces del lugar del
último domicilio del difunto, deben entablarse:
1) Las demandas concernientes a los bienes hereditarios, hasta la partición inclusive.
2) Las demandas relativas a las garantías de los lotes entre los coparticipes y las que tiendan a
la reforma o nulidad de la partición.
3) Las demandas relativas a ejecución de las disposiciones del testador, aunque sean a titulo
particular, como sobre la entrega de los legados.
4) Las pretensiones legales de los acreedores del difunto antes de la división de la herencia.
El fuero de atracción de la sucesión concluye con la partición en donde cada heredero queda
desvinculado de los restantes y se juzga que ha recibido su derecho del causante. Si el difunto no
hubiera dejado más que un solo heredero, las acciones deben dirigirse ante el juez del domicilio de
este heredero, después que hubiesen aceptado la herencia.
El fuero de atracción del juzgado de la quiebra como se advierte, reviste mayor amplitud que en
el proceso sucesorio, pues comprende tanto las pretensiones personales como las pretensiones
reales deducidas contra el fallido, salvo la excluida por la norma precedentemente transcripta.
COMPETENCIA FEDERAL
La competencia federal es la facultad reconocida a los órganos que integran el poder judicial de la
nación para ejercer sus funciones en los casos, respecto de las personas y en los lugares
especialmente determinados por la CN. Esta competencia deriva de la forma de gobierno adoptada
por nuestra CN y su razón de ser obedece a diversas circunstancias.
La CN determina en sus Art. 116 y117 los asuntos cuyos conocimientos incumbe.
Art. 116.- Corresponde a la Corte Suprema y a los tribunales inferiores de la Nación, el conocimiento
y decisión de todas las causas que versen sobre puntos regidos por la Constitución, y por las leyes
de la Nación, con la reserva hecha en el inciso 12 del artículo 75: y por los tratados con las naciones
extranjeras: de las causas concernientes a embajadores, ministros públicos y cónsules extranjeros:
de las causas de almirantazgo y jurisdicción marítima: de los asuntos en que la Nación sea parte: de
las causas que se susciten entre dos o más provincias; entre una provincia y los vecinos de otra;
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Autor: Verónica Nicoletti
entre los vecinos de diferentes provincias; y entre una provincia o sus vecinos, contra un Estado o
ciudadano extranjero.
Art. 117.- En estos casos la Corte Suprema ejercerá su jurisdicción por apelación según las reglas y
excepciones que prescriba el Congreso; pero en todos los asuntos concernientes a embajadores,
ministros y cónsules extranjeros, y en los que alguna provincia fuese parte, la ejercerá originaria y
exclusivamente.
Diversas leyes orgánicas han reglamentado estas normas constitucionales, delimitando el alance de
la competencia originarias de la CSJN y de la que corresponde a los demás tribunales inferiores.
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Autor: Verónica Nicoletti
1) Causas especialmente regidas por la CN (CN Art. 116). Para que corresponda la
competencia federal, en este caso, es necesario que el derecho en cuya virtud se demanda
se encuentre directa e inmediatamente fundado en una norma constitucional. No basta la
circunstancia de que los derechos que se dicen violados estén garantizados por la
Constitución. Cuando se trata de demandas por inconstitucionalidad de impuestos
provinciales, la jurisprudencia ha establecido que solo pueden ser deducidas ante la justicia
federal si ha mediado el previo pago del impuesto mediante la correspondiente protesta. En
caso contrario la causa es de la competencia de los jueces de las provincias, sin perjuicio de
que el contribuyente deduzca oportunamente el recurso extraordinario. Se ha dicho también
que la demanda por repetición de lo pagado en juicio de apremio tramitado en el orden local
debe deducirse ante la justicia ordinaria, por cuanto, promovido ante ésta el juicio de apremio,
queda implícitamente fijada en esa misma competencia para entablar el juicio de repetición
subsiguiente al ejecutivo con arreglo a las leyes procesales en vigor.
2) Causas especialmente regidas por leyes del Congreso. Es presupuesto de la
competencia federal, en este caso, que el derecho invocado se funde directa e
inmediatamente en una ley nacional. La ley 1893 excluye expresamente de la competencia
de los jueces federales de la Capital el conocimiento de las causas regidas por leyes “que se
refieren al gobierno y administración de la Capital” (Ej. Contribuciones municipales), ya que
estas son dictadas por el gobierno nacional para regir exclusivamente en el mencionado
distrito.
3) Causas especialmente regidas por los tratados con las naciones extranjeras. El derecho
invocado debe estar directa e inmediatamente fundado en alguna disposición del tratado,
salvo que ésta forme parte de la legislación común.
4) Causas de almirantazgo y jurisdicción marítima. Son las que se refieren a los actos que
han tenido lugar en el mar y a los actos y contratos referentes a la navegación. La
competencia federal de las causas de almirantazgo y jurisdicción marítima presupone que
tales causas se relacionen directamente con la navegación y el comercio marítimos, que son
de acuerdo a jurisprudencia de la Corte, los que se cumplen entre un puerto de la República y
otro extranjero, o entre dos provincias por ríos interiores declarados libres para todas las
banderas por el Art. 26 de la CN.
5) Causas concernientes a hechos, actos y contratos relativos a los medios de transporte
terrestre, con excepción de las acciones civiles por reparación de daños y perjuicios
causados por delitos o cuasidelitos. Refiriéndose respectivamente a los jueces federales
con asiento en las provincias y a los jueces nacionales en lo federal de la Capital. La justicia
federal es competente para conocer en todas aquellas pretensiones por resarcimiento de
daños de origen contractual, y no delictual o cuasidelictual. En lo que concierne a los jueces
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Autor: Verónica Nicoletti
federales de las provincias, el conocimiento de esta clase de asuntos se halla supeditado a la
circunstancia de que ellos versen sobre hechos, actos y contratos relativos a los medios de
transporte que liguen a la Capital Federal o un territorio nacional con una provincia, o dos
provincias entre sí, o un punto cualquiera de la Nación con un Estado extranjero y siempre,
además que la pretensión se funde, en forma directa e inmediata, en normas dictadas por el
gobierno nacional en ejercicio de la facultad que le confiere el Art. 75 Inc. 13 de la CN. Esa
limitación no rige en relación con los jueces federales de la Capital, a quienes la ley puede
conferir, sin desmedro constitucional, atribuciones para conocer en asuntos ajenos a la
competencia exclusivamente federal.
La Corte tiene competencia apelada extraordinaria cuando conoce en las causas por vía del recurso
extraordinario y en los recursos directos deducidos con motivo de la denegatoria de aquél.
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Autor: Verónica Nicoletti
1) El recurso de apelación contra las sentencias dictadas en materia federal por la Cámara
Nacional de Casación Penal en los recursos de revisión deducidos con arreglo al Código
Procesal Penal de la Nación.
2) Los recursos ordinarios de apelación contra las sentencias definitivas de las Cámaras
Nacionales de Apelaciones, en los siguientes casos: a) Causas en que la Nación directa o
indirectamente sea parte, cuando el valor disputado en el último termino, sin sus accesorios,
sea superior a determinada cantidad de pesos; b) Extradición de criminales reclamados por
países extranjeros; c) Causas a que dieren lugar los apresamientos i embargos marítimos en
tiempo de guerra, sobre salvamento militar y sobre nacionalidad del buque, legitimidad de su
patente o regularidad de sus papeles.
3) Los recursos contra las sentencias definitivas de la Cámara Federal de la Seguridad Social
cualquiera fuera el monto del juicio.
4) Los recursos directos que sean consecuencia de la denegatoria de los recursos mencionados
precedentemente.
Corresponde a la Corte Suprema conocer de:
Los recursos de queja por retardo de justicia en contra de las cámaras nacionales de
apelaciones.
Las cuestiones de competencia y los conflictos que en juicio se planteen entre jueces y
tribunales del país que no tengan un órgano superior jerárquico común que deba
resolverlos, salvo que dichas cuestiones o conflictos se planteen entre jueces
nacionales de primera instancia en cuyo caso serán resueltos por la cámara de que
dependa el juez que primero hubiese conocido. Decidirá asimismo sobre el juez
competente en los casos en que su intervención sea indispensable para evitar una
efectiva privación de justicia.
CUESTIONES DE COMPETENCIA
Existe cuestión de competencia cuando se desconoce a un juez, sea por alguna de las partes o por
otro juez, la facultad de conocer en determinado proceso. Dichas cuestiones pueden originarse
mediante el uso de dos vías procesales denominadas: “declinatoria” e “inhibitoria”, aunque también
cabe la posibilidad de que ellas sean planteadas de oficio de por los jueces.
Mediante la Declinatoria el demandado se presenta ante el juez que lo cito y le pide un
pronunciamiento negativo acerca de su competencia, en tanto que por la Inhibitoria, aquel se
presenta ante el juez que cree competente pidiéndole que así lo declare y remita un oficio o exhorto
inhibitorio al juez que esta conociendo en la causa a fin de que se abstenga de continuar en ella.
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Autor: Verónica Nicoletti
Las partes pueden utilizar una u otra vía, salvo que la cuestión comprenda a jueces que ejercen en
la misma competencia territorial en cuyo caso solo procede el planteamiento de la declinatoria. En
ambos supuestos se requiere que no se haya consentido la competencia que se reclama. Además,
la declinatoria e inhibitoria se excluyen recíprocamente: la elección de una es definitiva y obsta el
planteamiento de la otra.
El Art. 8 del CPN dispone que “La declinatoria se sustanciará como las demás excepciones previstas
y, declarada procedente, se remitirá la causa al juez tenido por competente”. En el proceso ordinario,
por consiguiente, debe plantearse como excepción de incompetencia dentro de los primeros días del
plazo para contestar la demanda o la reconvención. En el proceso sumario en cambio, debe
deducirse al contestar la demanda.
En lo que se refiere a la inhibitoria, el mencionado articulo 8 establece que “Podrá plantearse hasta
el momento de oponer excepciones o de contestar la demanda si aquel tramite no se hallare
establecido como previo en el proceso de que se trate”.
La cuestión de competencia por inhibitoria se inicia mediante escrito presentado ante el juez que la
parte entiende competente, en el cual corresponde formular una reseña de la demanda y de los
antecedente susceptibles de justificar la competencia de aquel. Al referirse al planteamiento y
decisión de la inhibitoria, el Art. 9 del CPN dispone que “Si entablada la inhibitoria el juez se
declarase competente librará oficio o exhorto acompañando testimonio del escrito en que se hubiere
planteado la cuestión, de la resolución recaída y demás recaudos que estime necesarios para fundar
su competencia”. Solicitará asimismo, la remisión del expediente o en su defecto su elevación al
tribunal competente para dirimir la contienda. La resolución no será apelable si se declara
incompetente.
En cuanto al tramite de la inhibitoria ante el juez requerido, una vez recibido el exhorto u oficio, aquel
se pronunciará aceptando o no la inhibición. En el primer caso, su resolución será apelable y una
vez consentida o ejecutoriada, “remitirá la causa al Tribunal requirente, emplazando a las partes
para que comparezcan ante el a usar su derecho”. En cambio, “si mantuviere su competencia,
enviará sin otra sustanciación las actuaciones al Tribunal competente para dirimir la contienda y lo
comunicará sin demora al Tribunal requirente para que remita las suyas” (Art. 10 CPN).
Mientras dura la contienda “ambos jueces suspenderán los procedimientos sobre lo principal, salvo
las medidas precautorias o cualquier otra diligencia de cuya omisión pudiera resultar perjuicio
irreparable” (Art. 12).
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Autor: Verónica Nicoletti
Si la contienda de controversias se da entre juzgados de un mismo fuero y departamento judicial, el
tercer órgano será la cámara respectiva. Si se entabla entre juzgados de diferente fuero o bien de
disímiles departamentos judiciales, el superior será la Corte bonaerense.
Llegado a éste, deberá resolver el planteo atendiendo las posturas de ambos jueces y los
fundamentos de sus respectivas resoluciones. No habrá, por regla, traslados ni nuevas medidas (“sin
más sustanciación” dice el Art. 11 CPN).
Se determina que esa solución debe brindarse en cinco días, término que se cuenta desde que el
órgano superior recibe la comunicación aludida y el material aportado por ambos jueces. El plazo es
breve ya que se pretende terminar de la manera más célere posible. Con ese mismo objeto, se
contempla la situación del magistrado que habiendo dado lugar al conflicto de competencia, luego
demora en enviar los antecedentes para su resolución por el tribunal superior. En ese caso,
cumplidos los pasos previstos –intimación y concesión de plazo- se lo sanciona considerándose que
desiste del planteo.
Resuelto el tópico deberá comunicar el fallo a ambos jueces: al que consideró competente, mediante
el envío de las actuaciones para que continúe el trámite y al otro, a través de oficio o exhorto.
Las partes son quienes de hecho intervienen o figuran en el proceso como sujetos activos y pasivos
de una determinada pretensión. Solo es parte quien actúa en nombre propio (o en nombre de quien
se actúa). No reviste tal calidad, en consecuencia, quien como el representante (legal o
convencional) actúa en el proceso en nombre y por un interés ajeno.
Necesariamente las partes no pueden ser más de dos: actora y demandada (principio de dualidad de
partes). Pero igualmente el proceso puede desenvolverse con la actuación de más de un sujeto en la
misma posición de parte. Esto resulta aplicable a los procesos contenciosos ya que únicamente en
ellos cabe hablar de “partes” en sentido estricto. En los procesos voluntarios el concepto de parte
debe ser reemplazado por el de “peticionarios”.
PARTES PRIVADAS
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Autor: Verónica Nicoletti
CAPACIDAD PARA SER PARTE: Se refiere a la posibilidad jurídica de figurar como parte en un
proceso, es un reflejo de la capacidad de derecho y por consiguiente es la aptitud para ser titular de
derechos y deberes procesales.
Toda persona por el solo hecho de serlo, goza de capacidad para ser parte. La adquisición y pérdida
de esta clase de capacidad, en consecuencia, ha de coincidir necesariamente con la adquisición o
pérdida de la personalidad.
Por aplicación de los principios generales, las personas naturales o de existencia visible adquieren
capacidad para ser partes desde la concepción en el seno materno y la pierden con la muerte.
Tienen también capacidad para ser partes las personas jurídicas, sean de derecho público o de
derecho privado. Generalmente la jurisprudencia ha reconocido capacidad para ser parte a las
asociaciones sin personería jurídica, admitiendo su representación procesal por el presidente de la
entidad.
CAPACIDAD PROCESAL: No todas las personas que tienen capacidad para ser partes se hallan
dotadas de capacidad procesal, o sea la aptitud necesaria para ejecutar personalmente actos
procesales válidos. La capacidad procesal supone la aptitud legal de ejercer los derechos y de
cumplir los deberes y cargas inherentes a la calidad de parte. Coincide con la capacidad de hecho
reglamentada en el Código Civil.
Son incapaces procesales absolutos: 1) Las personas por nacer; 2) Los menores impúberes (menos
de 14); 3) Los dementes con demencia verificada y declarada por juez competente, 4) Los
sordomudos que no saben darse a entender por escrito. Estas personas carecen de toda aptitud
para actuar válidamente dentro de un proceso, debiendo hacerlo, en su lugar, los representantes
necesarios. Los menores emancipados tienen plena capacidad procesal para intervenir
personalmente en cualquier proceso que verse: 1) sobre actos de disposición relativos a bienes
adquiridos a título oneroso o a título gratuito siempre que, en este ultimo caso, haya mediado
autorización judicial para disponer de ellos, o acuerdo de los cónyuges; 2) sobre actos de
administración relativos a bienes adquiridos por cualquier título.
REPRESENTACIÓN PROCESAL
La capacidad procesal habilita, a quien goza de ella, para intervenir en el proceso personalmente o
por medio de un representante convencional. Respecto de las personas a quienes afecta una
incapacidad de hecho, funciona en cambio, la denominada “representación legal”.
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Autor: Verónica Nicoletti
Representación Necesaria: Los que tienen incapacidad absoluta de hecho (personas por nacer,
menores de 14 años, dementes y sordomudos) y los incapaces relativos de hecho (menores adultos,
penados e inhabilitados) actuarán a través de sus representantes necesarios (padres, tutores o
curadores) además de la representación promiscua de los Asesores de Incapaces que prevé el
Código Civil. Los padres tienen la representación legal de los hijos menores y de acuerdo al Código
Procesal, no tienen necesidad de justificar dicha representación ya que su dispensa viene autorizada
por ley, salvo que el juez los emplazare a presentar las partidas pertinentes.
Representación Voluntaria: La representación voluntaria deberá ser acreditada según las reglas del
mandato contempladas en el Código Civil. Ello ya sea respecto de quien representa a la parte sin ser
letrado –debiendo luego, a su vez, contar con asistencia de un abogado- como de quien lo
represente siendo un profesional del derecho.
De las diferentes formas de representación –necesaria o voluntaria- dependerá el tipo de
documentación que servirá para acreditarla.
ASISTENCIA LETRADA
El proceso es una lucha técnica. Los contendientes deben estar en condiciones de poder esgrimir
argumentos de ese tenor con el objeto de sostener sus pretensiones y sus opiniones. De allí la
necesidad de que puedan contar en cada caso con la asistencia de abogados y procuradores,
profesionales capacitados y habilitados para ejercer esa defensa técnica. La privación de ese auxilio
importa una de las formas de menoscabo del derecho constitucional de acceso a la justicia y
defensa en juicio.
GESTOR
Según el Art. 48 en casos urgentes podrá admitirse la comparecencia en juicio sin los instrumentos
que acrediten la personalidad, pero si no fueren presentados o no se ratificase la gestión dentro del
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Autor: Verónica Nicoletti
plazo de 60 días, será nulo todo lo actuado por el gestor y éste pagará las costas causadas, sin
perjuicio de la responsabilidad por los daños ocasionados.
Desde el punto de vista procesal se denomina “gestor” a quien, limitándose a invocar la
representación de un tercero, o careciendo de poder suficiente, comparece en nombre de aquél para
realizar uno o más actos procesales que no admiten demora, aunque con la condición de acreditar
personería o de obtener la ratificación de su actuación dentro de un plazo determinado.
Se establece una facultad excepcional y por ende una interpretación restrictiva. El juez admitirá ese
acto procesal, pero su validez quedará condicionada a que en el plazo de 60 días hábiles o bien se
presente el testimonio –o la copia- del poder otorgado o en su defecto, una ratificación por parte del
litigante de las gestiones realizadas en su nombre.
La norma contenida en el Art. 48 es aplicable a cualquier clase de representación (voluntaria o
necesaria) y no sólo rige con respecto a los actos de constitución del proceso (demanda,
reconvención o contestación de ambas), sino que es extensiva a cualquier acto urgente que deba
realizarse dentro de un proceso en trámite, con prescindencia del estado de éste.
Presentado el poder y admitida su personería, el apoderado asume todas las responsabilidades que
las leyes le imponen y sus actos obligan al poderdante como si él personalmente lo practicare.
El apoderado estará obligado a seguir el juicio mientras no haya cesado legalmente en el cargo.
Hasta entonces, las citaciones y notificaciones que se hagan, incluso las de las sentencias
definitivas, tendrán la misma fuerza que si se hicieren al poderdante, sin que le sea permitido pedir
que se entiendan con éste. Exceptúanse los actos que por disposición de la ley deban ser
notificados personalmente a la parte.
La relación no puede ser interrumpida unilateral e incausadamente por el abogado. Este abandono
sobreviniente importaría además de un flagrante incumplimiento de lo convenido y transgresión de
los deberes de los abogados susceptible de generar responsable disciplinaria, dejar en indefensión a
la parte a la que asiste con el consiguiente riesgo de la pérdida de derechos por esta actitud
impropia de quien paradójicamente fue elegido para la protección y defensa de aquellos.
UNIFICACIÓN DE LA PERSONERÍA
Cuando actuaren en el proceso diversos litigantes con un interés común, el juez, de oficio o a
petición de parte y después de contestada la demanda, les intimará que unifiquen la representación
siempre que haya compatibilidad en ella, que el derecho o el fundamento de la demanda sea el
mismo o iguales las defensas. A ese efecto, fijará una audiencia dentro de los 10 días y si los
interesados no concurriesen o no se aviniesen en el nombramiento de representante único, el juez lo
designará eligiendo entre los que intervienen en el proceso.
La unificación no podrá disponerse si tratándose de un juicio ordinario, las partes, en el mismo acto,
no llegaren a un acuerdo sobre la persona que ha de asumir la dirección letrada.
Producida la unificación, el representante único tendrá respecto de sus mandantes, todas las
facultades inherentes al mandato.
Esta norma, contenida en el Art. 54 favorece la tramitación de manera más sencilla del juicio cuando
existen litisconsorcios o partes plurisubjetivas, esto es, cuando en una misma calidad de parte están
incluidas dos o más personas físicas o jurídicas. Concretamente dispone que haya un solo abogado
que conduzca las pretensiones, siempre que existe la condición básica de “comunidad de intereses”.
Esto es para evitar peticiones reiteradas o fundamentos superpuestos.
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Autor: Verónica Nicoletti
Oportunidad: Habrá que esperar a la contestación de la demanda. ¿Por qué? Porque recién en ese
momento, luego de que todos los sujetos plantearan sus pretensiones y sus oposiciones podrá
analizarse la compatibilidad de los intereses que exhiben los múltiples integrantes de cada parte.
Será necesario haber delimitado el objeto litigioso.
Efectos: Una vez unificada la personería por acuerdo de sujetos o por decisión del juez y elegido el
abogado único, éste adquiere todas las facultades y deberes propios del mandado respecto del
grupo de mandatarios ahora unificado.
Revocación: Una vez efectuado el nombramiento común, podrá revocarse por acuerdo unánime de
las mismas partes o por el juez a petición de alguna de ellas, siempre que en este último caso
hubiese motivo que lo justifique. La revocación no producirá efectos mientras no tome intervención el
nuevo mandatario. Entonces para que tenga efecto, deberá hacerse con el consenso de todos.
Distinto es el supuesto de que sea solo uno –o algunos- de los litisconsortes el que requiera el cese
de la representación. En ese caso lo dispondrá el juez si encuentra atendibles las razones para
apartar al letrado de la representación común ejercida.
PATROCINIO LETRADO: Art. 56 dice que los jueces no proveerán ningún escrito de demanda,
excepciones y sus contestaciones, alegatos, expresiones de agravios, pliegos de posiciones o
interrogatorios, ni aquellos en que se promuevan incidentes o se pida nulidad de actuaciones y, en
general, los que sustenten o controviertan derechos, ya sean de jurisdicción voluntaria o
contenciosa, si no llevan firma del letrado.
El código refuerza la idea de que solo con asistencia técnica suficiente se resguarda en debida
forma el derecho de defensa en el marco de un proceso judicial sin hacer distinción alguna entre
jurisdicción contenciosa o voluntaria.
Sin embargo puede verse como excepción a esta regla la norma del Art 93 ley 5177 donde se
admiten presentaciones sin patrociño letrado en ciertos casos (pedido de cautelares, contestación de
intimaciones o requerimientos de carácter personal, recepción de ordenes de pago y pedidos de
beneficios de litigar sin gastos) sin perjuicio del que el juez ordene la intervención del abogado.
En esto supuestos la parte actúa por si, esto es presentando escritos con su propia firma la cual
debe venir acompañada de la del letrado que la asista. El profesional tiene a su cargo la faz técnica
de la estrategia defensista y la autoria intelectual de los escritos que aparecen firmados
conjuntamente por ambos. El verdadero sentido de la imposición del patrociño letrado es asegurar la
eficaz defensa en juicio, aun contra la pretensión del propio interesado de defenderse por si mismo
al evitar que esa función defensista sea mal ejercitada por desconocimientos de las normas jurídicas
y el principio del derecho aplicable al caso.
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Autor: Verónica Nicoletti
Falta de firma del letrado. Se tendrá por no presentado y se devolverá al firmante, sin más trámite
ni recursos, todo escrito que debiendo llevar firma del letrado no la tuviese, si dentro de 24 horas de
notificada la providencia que exige el cumplimiento de ese requisito no fuese suplida la omisión.
Ello tendrá lugar suscribiendo un abogado el mismo escrito ante el secretario o el oficial primero,
quien certificará en el expediente esta circunstancia o por la ratificación que por separado se hiciere
con firma de letrado.
- EL ABOGADO –
En el desempeño de su profesión, el abogado será asimilado a los magistrados en cuanto al respeto
y consideración que debe guardársele. Se trata de un reconocimiento a la importancia de la función
que ejercen y que debe entenderse establecido pura y exclusivamente en beneficio de la asistencia
jurídica de sus clientes, para una mas eficaz defensa de sus derechos. Esta prerrogativa funcional
debe ir acompañada necesariamente de una mayor responsabilidad y por eso las conductas de
estos auxiliares deben ser dignas del respeto y consideración a la que se refiere este Art. 528. Y
cuando no lo sean deberán activarse los resortes legales para hacer efectiva en forma severa la
responsabilidad de aquellos que desprestigien la tarea del abogado.
Requisitos: para el ejercicio de la profesión de abogado se debe contar con titulo habilitante,
expedido por universidad nacional o privada autorizada o revalidado ante una universidad nacional.
Además el abogado debe hallarse inscrito en la matriculo correspondiente y para esto es necesario:
acreditar identidad personal, presentar el titulo, denunciar el domicilio real y constituir uno especial
en la capital federal, declarar bajo juramento no estar afectado por ninguna de las incompatibilidades
o impedimentos legales, prestar juramento profesional y además abonar las sumas que establezca
la reglamentación.
Deberes: son deberes específicos de los abogados, los siguientes:
1) observar fielmente la CN y la legislación dictada en su consecuencia.
2) Aceptar y ejercer el nombramiento de oficio que por sorteo efectúan las autoridades del
Colegio para asesorar, defender, o patrocinar gratuitamente a litigantes carentes de recursos
suficientes.
3) Tener estudio, o domicilio especial en la capital.
4) Comunicar al Colegio todo cambio de domicilio así como la cesación o reanudación de sus
actividades profesionales.
5) Comportase con lealtad, probidad, y buena fe en el desempeño profesional.
6) Observar con fidelidad el secreto profesional, salvo autorización fehaciente del interesado.
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Autor: Verónica Nicoletti
LOS COLEGIOS PROFESIONALES COMPLETAR
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Autor: Verónica Nicoletti
3) Los recursos interpuestos por un litisconsorte no benefician a los restantes, salvo que la
aplicación de esa regla conduzca al pronunciamiento de sentencias contradictorias respecto
de un hecho común a todos los litisconsortes.
4) En ciertas hipótesis, el litisconsorcio voluntario trae aparejada una derogación de las reglas de
competencia.
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Autor: Verónica Nicoletti
inherentes al ulterior desarrollo del proceso, pero no lo excluyen de los efectos de la
sentencia, cuyo contenido debe ser el mismo para todos los litisconsortes
2) Las defensas opuestas por uno o alguno de los litisconsortes, sea que se funden en hechos
comunes o individuales, favorecen a los demás.
3) Las alegaciones y las pruebas aportadas por los litisconsortes deben valorarse en su
conjunto, aunque resulten contradictorias, pero la confesión o admisión de hechos formulados
por uno o por alguno de los litisconsortes no pueden invocarse contra los restantes sin
perjuicio de que tales actos valgan, eventualmente, como prueba indiciaria.
4) Los recursos deducidos por uno de ellos aprovechan o perjudican a todos.
5) La existencia de litisconsorcio necesario comporta una derogación de las reglas de
competencia.
INTERVENCIÓN DE TERCEROS
La intervención de terceros tiene lugar cuando, durante el desarrollo del proceso, y sea en forma
espontánea o provocada, se incorporan a él personas distintas a las partes originarias a fin de hacer
valer derechos o intereses propios, pero vinculados con la causa o el objeto de la pretensión. Según
si la intervención responde a la libre y espontánea determinación del tercero, o a una citación judicial
dispuesta de oficio o a petición de algunas de las partes originarias, se la denomina voluntaria o
coactiva.
Una vez declarada admisible la intervención en cualquiera de sus formas, el tercero deja de ser tal
para asumir la calidad de parte.
Intervención Voluntaria:
ARTICULO 90°: Intervención voluntaria. Podrá intervenir en un juicio pendiente en calidad de parte,
cualquiera fuere la etapa o la instancia en que éste se encontrase, quien:
1°) Acredite sumariamente que la sentencia pudiere afectar su interés propio.
2°) Según las normas del derecho sustancial, hubiese estado legitimado para demandar o ser
demandado en el juicio.
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Autor: Verónica Nicoletti
acumulación sucesiva por inserción de pretensiones y se halla reglamentada en algunos códigos
provinciales, el CPN en cambio, ha omitido su regulación.
En la Intervención Adhesiva Autónoma o Litisconsorcial la participación del tercero en el proceso
tiene por objeto hacer valer un derecho propio frente a alguna de las partes originarias, adhiriendo a
la calidad asumida por el otro litigante. Ej. El acreedor solidario que interviene en el juicio entablado
por otro acreedor contra el deudor. La característica primordial de esta intervención es que el tercero
habría gozado de legitimación propia para demandar o ser demandado en el proceso, a título
individual o juntamente con el litigante a quien adhiere. Este es el concepto del Art. 90 Inc. 2 (“Según
las normas del derecho sustancial, hubiese estado legitimado para demandar o ser demandado en el
juicio”).
La intervención adhesiva simple llamada también coadyuvante tiene lugar cuando el tercero, en
razón de ser titular de un derecho conexo o dependiente respecto de las pretensiones articuladas en
el proceso, participa en éste a fin de colaborar en la gestión procesal de alguna de las partes. De
acuerdo con este concepto, el CPN autoriza a intervenir en el proceso, como tercero adhesivo
simple a quien “acreditare sumariamente que la sentencia pudiere afectar su interés propio” (Art. 90
Inc. 1). Ej. El fiador en el juicio pendiente entre el deudor y el acreedor sobre la existencia o validez
de la obligación principal.
Se sigue de lo expuesto, que el tercero coadyuvante no reviste el carácter de parte autónoma por
cuanto su legitimación para intervenir en el proceso es subordinada o dependiente respecto de la
que corresponde al litigante con quien coopera o colabora. Carnelutti califica al tercero coadyuvante
como parte accesoria atendiendo al hecho de que “a diferencia de lo que ocurre en los casos de
intervención excluyente o litisconsorcial, en los cuales el tercero interviene para hacer valer un
derecho propio, en esta forma de intervención el tercero lo hace para sostener las razones de un
derecho ajeno”.
En lo que respecta al procedimiento a observar, el Art. 92 CPN dispone que “El pedido de
intervención se formulará por escrito, con los requisitos de la demanda, en lo pertinente. Con aquél
se presentarán los documentos y se ofrecerán las demás pruebas de los hechos en que se fundare
la solicitud. Se conferirá traslado a las partes y, si hubiese oposición, se la substanciará en una sola
audiencia. La resolución se dictará dentro de los 10 días”.
En ningún caso, dice el Art. 93, la intervención del tercero retrogradará el juicio ni suspenderá su
curso.
Mientras la resolución que admite la intervención es inapelable, la que la deniega es apelable en
efecto devolutivo (Art. 96). La sentencia dictada después de la intervención, finalmente, afecta al
tercero de la misma manera que a las partes principales.
Momento de la Incorporación: La incorporación voluntaria al proceso de terceros es admitida en
cualquiera de las etapas o instancias del juicio. Al tercero le corresponde analizar si es más
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Autor: Verónica Nicoletti
conveniente unirse a un juicio con etapas procesales avanzadas o bien iniciar un nuevo proceso,
siempre y cuando cuente con una pretensión autónoma.
Intervención obligada: Tiene lugar este tipo de intervención cuando el juez, de oficio o a pedida de
alguna de las partes, dispone que se cite a un tercero para participar en el proceso a fin de que la
sentencia que en él se dicte pueda serle eventualmente opuesta. El Art. 94 dispone que el actor en
el escrito de demanda y el demandado dentro del plazo para oponer excepciones previas o para
contestar la demanda, según la naturaleza del juicio, podrán solicitar la citación de aquél a cuyo
respecto consideraren que la controversia es común.
TERCERÍAS
Se denomina “tercería” a la pretensión en cuya virtud una persona distinta a las partes intervinientes
en un determinado proceso, reclama el levantamiento de un embargo trabado en dicho proceso
sobre un bien de su propiedad, o el pago preferencial de un crédito con el producido de la venta del
bien embargado.
Este concepto comprende a las dos clases de tercerías que admite el ordenamiento procesal, o sea
las de dominio y las de mejor derecho.
Las primeras deben fundarse en el dominio de los bienes embargados, las segundas en el derecho
que el tercerista tenga a ser pagado con preferencia al embargante (Art. 97, párrafo 1).
La admisibilidad de la tercería, cualquiera sea su carácter, se halla condicionada a la existencia de
un embargo. En caso contrario no existiría interés jurídico que la sustentase.
Requisitos: La tercería de dominio deberá deducirse antes de que se otorgue la posesión de los
bienes; la tercería de mejor derecho, antes de que se pague al acreedor. Si el tercerista dedujere la
demanda después de diez días desde que tuvo o debió tener conocimiento del embargo o desde
que se rechazó el levantamiento sin tercería, abonará las costas que originare su presentación
extemporánea.
No se dará curso a la tercería si no se prueba, con instrumentos fehacientes o en forma sumaria, la
verosimilitud del derecho en que se funda, o se prestare fianza para responder de los perjuicios que
pudiere producir la suspensión del proceso principal.
Desestimada la tercería, no será admisible su reiteración si se fundare en título que hubiese poseído
y conocido el tercerista al tiempo de entablar la primera (Art. 98), pero esta regla es inaplicable si la
tercería no hubiese sido admitida sólo por falta de ofrecimiento o constitución de la fianza.
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Autor: Verónica Nicoletti
bienes sujetos a desvalorización o desaparición o que irrogaren excesivos gastos de conservación,
en cuyo caso, el producto de la venta quedará afectado a las resultas de la tercería.
El tercerista podrá, en cualquier momento, obtener el levantamiento del embargo dando garantía
suficiente de responder al crédito del embargante por capital, intereses y costas en caso de que no
probare que los bienes embargados le pertenecen.
Efectos de la tercería de mejor derecho: Si la tercería fuese de mejor derecho, con intervención
del tercerista, podrán venderse los bienes, suspendiéndose el pago hasta que se decida sobre la
preferencia, salvo si se otorgare fianza para responder a las resultas de la tercería. El tercerista será
parte en las actuaciones relativas al remate de los bienes.
Finalmente constituye un efecto común a ambas clases de tercerías, lo dispuesto por el Art. 102:
“Deducida la tercería, el embargante podrá pedir que se amplíe o mejore el embargo, o que se
adopten otras medidas precautorias necesarias”.
Procedimiento:
Las tercerías deben deducirse contra ambas partes del proceso principal (embargante y
embargado), configurándose según Palacio, un caso de litisconsorcio pasivo necesario. El trámite de
la tercería puede ser el del juicio ordinario, sumario o el del incidente, según lo determine el juez
atendiendo a las circunstancias. Sin embargo, por economía procesal, el CP concede al tercero
perjudicado por un embargo el derecho de pedir su levantamiento sin promover tercería,
acompañando el título de dominio u ofreciendo sumaria información sobre su posesión, según la
naturaleza de los bienes. Del pedido se dará traslado al embargante. La resolución será recurrible
cuando haga lugar al desembargo. Si lo denegara, el interesado podrá deducir directamente la
tercería. (Art. 104). Se trata entonces de un incidente dentro del proceso en el cual se trabó el
embargo, cuya procedencia se halla supeditada a la circunstancia de quien se acredite, en forma
efectiva y fehaciente, la propiedad o posesión de los bienes embargados, debiendo esa
circunstancia surgir de los elementos probatorios acompañados por el incidentista en su primera
presentación.
Connivencia entre terceristas y embargado: Cuando resulta probada la connivencia del tercerista con
el embargado, el juez puede ordenar sin más trámite, la remisión de los antecedentes a la justicia
penal e imponer al tercerista o a los profesionales que lo hayan representado o patrocinado o a
ambos, las sanciones disciplinarias que correspondan. Asimismo podrá disponer la detención del
tercerista hasta el momento en que comience a actuar el juez en lo penal.
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Autor: Verónica Nicoletti
LAS OBLIGACIONES DE LAS PARTES
COSTAS: Las costas son las erogaciones o desembolsos que las partes se ven obligadas a efectuar
como consecuencia directa de la tramitación del proceso, y dentro de él, como son el sellado de
actuación, el impuesto de justicia, honorarios de abogados, etc. Durante el curso del proceso cada
parte soporta los gastos que de él se derivan, siendo en la sentencia donde corresponde determinar
cuál es el litigante que en definitiva, debe hacerse cargo de ellos. El CP adhiere al sistema en cuya
virtud las costas deben ser pagadas, como regla, por la parte que ha resultado vencida en el pleito.
Fundamento:
CHIOVENDA: “La justificación de este instituto se encuentra en que la actuación de la ley no debe
representar una disminución patrimonial para la parte a favor de la cual se realiza, siendo interés del
comercio jurídico que los derechos tengan un valor posiblemente puro y constante. No es más que el
hecho objetivo de la derrota”. Chiovenda sitúa a la institución en el terreno estrictamente procesal y
descarta la aplicación de teorías extraídas del derecho privado.
Régimen Legal:
En el Art. 68 se sienta el Principio General: La parte vencida en el juicio deberá pagar todos los
gastos de la contraria, aun cuando ésta no lo hubiese solicitado. Sin embargo, el juez podrá eximir
total o parcialmente de esta responsabilidad al litigante vencido, siempre que encontrare mérito para
ello, expresándolo en su pronunciamiento, bajo pena de nulidad.
Igualmente la posibilidad de que los jueces eximan del pago de las costas al litigante vencido, no
quiere decir, como observa PODETTI, que la eximición alcance a todas las costas del proceso, sino
solamente a las del litigante vencedor. De allí que el vencido a quien se exime de las costas debe
abonar las propias y la mitad de las comunes. Igualmente el “juez debe encontrar mérito para ello”.
En el Art. 69 se refiere a los Incidentes. En los incidentes también regirá lo establecido en el artículo
anterior, pudiendo eximirse de las costas únicamente cuando se tratase de cuestiones dudosas de
derecho. El condenado al pago de las costas del incidente, no podrá promover otros mientras no
haya depositado su importe en calidad de embargo. No estarán sujetos a este requisito de
admisibilidad los incidentes suscitados en el curso de las audiencias.
Excepcionalmente las costas pueden imponerse al vencedor cuando las constancias del proceso
demuestren la total inutilidad de la pretensión o su planteamiento en términos notoriamente
exagerados.
El Art. 70 entiende que: “No se impondrán costas al vencido:
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Autor: Verónica Nicoletti
1°) Cuando hubiese reconocido oportunamente como fundadas las pretensiones de su adversario,
allanándose a satisfacerlas, a menos que hubiere incurrido en mora o que por su culpa hubiere dado
lugar a la reclamación.
2°) Cuando se allanare dentro de quinto día de tener conocimiento de los títulos o instrumentos
tardíamente presentados.
Para que proceda la exención de costas, el allanamiento debe ser real, incondicionado, oportuno,
total y efectivo”.
Vencimiento parcial y mutuo: Si el resultado del pleito o incidente fuere parcialmente favorable a
ambos litigantes, las costas se compensarán o se distribuirán prudencialmente por el juez en
proporción al éxito obtenido por cada uno de ellos.
Pluspetición inexcusable o “Plus petitio”: (Art. 72) “El litigante que incurriere en pluspetición
inexcusable será condenado en costas, si la otra parte hubiese admitido el monto hasta el límite
establecido en la sentencia.
Si ambas partes incurrieren en pluspetición, regirá lo dispuesto en el artículo precedente. (Art.
No se entenderá que hay pluspetición, a los efectos determinados en este artículo, cuando el valor
de la condena dependiese legalmente del arbitrio judicial, de juicio pericial o de rendición de cuentas
o cuando las pretensiones de la parte no fuesen reducidas por la condena en más de un 20%”.
La figura de la pluspetición inexcusable tiende a sancionar la ligereza con la que se ha planteado el
objeto mediato de la pretensión. Se configura según Camps si existió una exageración inaceptable
respecto de la entidad de lo demandado. De ocurrir ello, aun cuando el demandante sea victorioso,
deberá cargar con las costas. Se trata de una excepción al principio objetivo de la derrota ya que
aquí aun ganando, se le impone el costo del proceso al actor que exhibió una conducta abusiva al
cuantificar lo requerido por su parte. Para que pueda declararse existente una pluspetición
inexcusable que exima al perdidoso de cargar con todas las costas del proceso (de ambas partes y
comunes) se deben reunir estos recaudos en forma conjunta:
1. Petición de una suma que resulte reducida en más de un veinte por ciento por la sentencia;
2. Admisión como válida, por parte del demandado, de la pretensión hasta el monto de la
condena;
3. Innecesariedad de fijación del monto por arbitrio judicial, juicio de peritos o rendición de
cuentas.
Como se ve, son de difícil configuración en la práctica, por ejemplo la admisión como justa de la
pretensión por parte del demandado hasta el monto que luego surgirá de la condena, etc.
Además la norma establece que, en primer término, el incurrir en petición excesiva debe presentar el
carácter de inexcusable, lo que significa que, con una conducta culpable o maliciosa, se haya
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Autor: Verónica Nicoletti
exagerado torpemente el reclamo. En segundo lugar, establece una condición de aplicación de la
misma, esto es que “la otra parte hubiese admitido el monto hasta el límite establecido en la
sentencia”.
Nulidad: Si el procedimiento se anulare por causa imputable a una de las partes, serán a su cargo
las costas producidas desde el acto o la omisión que dio origen a la nulidad.
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Autor: Verónica Nicoletti
Costas al vencedor: Cuando de los antecedentes del proceso resultase que el demandado no ha
dado motivo a la interposición de la demanda y se allanare dentro del plazo para contestarla, el actor
será condenado en costas.
En este caso, del Art. 76, se imponen las costas (todas ellas, comunes y de ambas partes) al
vencedor como sanción por una conducta abusiva (al igual que en el caso de la pluspetición
inexcusable). Aquí se trata del supuesto donde el juicio se inicia sin que el demandado haya dado
motivo alguno al mismo y que, una vez en conocimiento de la demanda en su contra, se allanare en
el plazo para contestarla. Del texto del código procesal que regula estas costas (Art. 76) surgen
dudas acerca de su aplicación práctica ya que si el demandado “no ha dado motivo” para promover
la demanda es evidente que la pretensión en su contra no tiene sustento y entonces no podría
hablarse técnicamente de un “allanamiento” respecto de la misma: corresponderá su rechazo con lo
que las costas serán impuestas al actor según la regla general del Art. 68 ya que, por lo visto, será el
“vencido” de este proceso. Sin embargo, la doctrina ha entendido que mediante esta manda se
deben imponer las costas al actor que hace abuso de su derecho de acción y de esa manera incoa
una demanda judicial que habrá de prosperar (de lo que se deduce que el demandado en realidad
dio algún motivo para la misma) en lugar de utilizar otras vías menos costosas o complejas. Se cita
como ejemplo, el caso del deudor que nunca se había negado con anterioridad a la demanda a
satisfacer las pretensiones del actor (pero en definitiva no las satisfació antes del inicio del proceso).
Por eso según Camps ejemplos de este tipo contienen supuestos donde la pretensión del acreedor
tiene verdadero sustento a los fines de reclamar judicialmente al deudor, más allá de que también
puedan existir otros “caminos más cortos para obtener la satisfacción de su derecho”. Se trata
entonces de circunstancias infrecuentes.
Acción y Pretensión:
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Autor: Verónica Nicoletti
Hay mucha elaboración doctrinaria encaminada a esclarecer la esencia del derecho de acción, pero
no ha servido para resolver los concretos problemas.
Uno de los conceptos más claros lo da GUASP que entiende que “el poder de provocar la actividad
de los tribunales, sin más, sea un auténtico derecho, o sea una mera facultad, constituye un puro
poder político o administrativo si se quiere, supuesto de la actividad procesal, pero previo a la misma
y fuera por ello del mundo del proceso. El concepto de acción es relativo respecto al proceso porque
no depende de estructuras procesales sino que es independiente de ellas, como es igualmente,
intrascendente para el proceso, el concepto de acción procesal”.
Concibiendo a la pretensión como objeto del proceso (contencioso) y admitiendo que la acción sea
un derecho cívico (Carnelutti) o una de las especies en que se manifiesta el derecho constitucional
de peticionar ante las autoridades (Couture), resulta claro que esta última no es otra cosa que el
“poder de hacer valer una pretensión” y que constituye por lo tanto, un supuesto de la actividad
procesal. La acción es supuesto de la actividad de cada una de las partes y que por lo tanto, no
constituye un derecho privativo de quien deduce la pretensión, pues también la actividad del
demandado, sea que se traduzca en un pedido de rechazo de aquélla o en una admisión de sus
fundamentos, tiene sustento en un derecho cívico de petición, análogo al ejercido por el actor.
La acción no puede confundirse con la pretensión, ya que la acción no es otra cosa que el derecho
en cuya virtud la pretensión puede ser llevada a la consideración de un órgano judicial. Tampoco
puede ser identificada con la demanda, en tanto ésta no sólo no constituye el objeto del proceso sino
que es sólo un medio de promoverlo o, en otras palabras, un mero acto de iniciación procesal.
En la gran mayoría de los casos, la pretensión procesal se encuentra contenida en la demanda, lo
cual, sin embargo no es forzoso, como ocurre por ejemplo en el régimen de la justicia de paz vigente
en algunas provincias.
Cuando la pretensión procesal se halla contenida en la demanda, es posible que aquélla,
manteniendo los mismos elementos en cuanto a los sujetos, el objeto y la causa, se complemente o
se integre mediante un acto que es posterior a la presentación de la demanda y que, por lo tanto, no
puede identificarse con ella. Tal es el supuesto del hecho nuevo que constituye un complemento de
la causa de la pretensión, pero no de la demanda, cuya función iniciadora ha quedado ya cumplida a
esa altura del desarrollo procesal.
Es preciso recordar que la demanda puede contener más de una pretensión, como ocurre en los
casos de acumulación objetiva o subjetiva de pretensiones.
En razón de la función:
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Autor: Verónica Nicoletti
1) Pretensiones de Conocimiento
2) Pretensiones de Ejecución.
3) Pretensiones Cautelares.
1) Las pretensiones de Conocimiento son aquellas mediante las cuales se solicita al órgano
que dilucide y determine el contenido y alcance de una situación jurídica. Estas pretensiones
de Conocimiento, en atención a los efectos se dividen en: Declarativas, de Condena y
Determinativas.
C) Pretensiones Determinativas: Son aquellas mediante las cuales se pide al juez que fije los
requisitos o condiciones a que quedará supeditado el ejercicio de un derecho. Tienden, por lo
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Autor: Verónica Nicoletti
tanto, a la complementación o integración de ciertas relaciones jurídicas cuyos elementos o
modalidades no se encuentran determinados o específicos por completo.
2) Las Pretensiones de Ejecución: Tienen por finalidad hacer efectiva la sanción impuesta en
una sentencia de condena (título ejecutivo judicial) u obtener el cumplimiento de una
obligación documentada en algunos de los instrumentos a los cuales la ley acuerda una
presunción de legitimidad (títulos ejecutivos extrajudiciales: confesión de deuda líquida y
exigible, créditos documentados en letras de cambio, pagarés, cheques, etc.). La diferencia
entre estas pretensiones y las de conocimiento reside en sus efectos inmediatos. Mientras las
segundas producen, como efecto inmediato, la posibilidad de que el sujeto pasivo las
contradiga mediante el planteamiento de oposiciones no limitadas en cuanto a su alcance y
contenido, las pretensiones ejecutivas inciden en forma inmediata sobre el patrimonio del
deudor a través del cumplimiento de las medidas coactivas previstas por la ley, sin que sea
necesaria la previa provocación del contradictorio.
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Autor: Verónica Nicoletti
Como regla, la identificación subjetiva de las pretensiones debe establecerse con respecto de las
personas que revisten el carácter de partes en los respectivos procesos.
Para la adecuada identificación de las pretensiones desde el punto de vista del objeto es preciso
atender a los dos aspectos de aquel, es decir, al objeto inmediato y al mediato. No basta que dos o
más pretensiones versen sobre un mismo bien de la vida, por cuanto éste es susceptible de ser
tutelado mediante pronunciamientos judiciales de distinta índole. Por ejemplo, el rechazo de una
pretensión ejecutiva referente a una determinada suma de dinero no impediría el planteamiento de
una posterior pretensión de conocimiento cuyo objeto mediato fuese la misma suma, si mediante
esta última pretensión se persiguiere la resolución de cuestiones que no pudieron legalmente
debatirse en el proceso ejecutivo (Ej. Un vicio de consentimiento). Habría, en cambio, identidad de
pretensiones, si rechazada una pretensión declarativa sobre la base de la inexistencia del derecho
material reclamado, se formulase posteriormente una pretensión de condena relativa al mismo
objeto mediato, ya que la sentencia de condena debe fundarse, necesariamente, en la existencia de
ese derecho.
Con respecto a la causa debe entenderse que el simple cambio de argumentación jurídica en que se
fundó una pretensión excluye la procedencia de una pretensión posterior que se sustente en las
mismas circunstancias de hecho. De modo que, por ejemplo, rechazada una pretensión divorcio
fundada en adulterio, no cabría intentar una nueva pretensión sosteniéndose que los mismos hechos
configuran la causal de injurias graves.
Requisitos de la Pretensión: Para la que pretensión procesal satisfaga su finalidad debe reunir dos
clases de requisitos: I) Admisibilidad y II) Fundabilidad.
La pretensión es admisible cuando posibilita la averiguación de su contenido y por lo tanto, la
emisión de un pronunciamiento sobre el fondo del asunto sometido a la decisión del tribunal.
Es fundada, en cambio, cuando en razón de su contenido resulta apropiada para obtener una
decisión favorable a quien la ha planteado.
El examen de los requisitos de admisibilidad es previo al de Fundabilidad, pues la inexistencia de los
primeros excluye la necesidad de una sentencia sobre el mérito de la pretensión.
La acumulación de pretensiones dentro de un mismo proceso puede ser originaria y sucesiva, según
que, respectivamente, las pretensiones se propongan conjuntamente desde el comienzo del
proceso, o que, durante el transcurso de éste, a la pretensión originaria se agreguen o incorporen
otra u otras. Dentro de la sucesiva se debe distinguir la acumulación por inserción, de la
acumulación por reunión. La primera se opera cuando una nueva pretensión se incorpora dentro de
un proceso ya pendiente para la satisfacción de otra. La segunda tiene lugar cuando, existiendo
diversas pretensiones que se han hecho valer en otros tantos procesos, éstos se funden en uno
solo.
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Autor: Verónica Nicoletti
Este tipo de acumulación tiene lugar cuando una pretensión se incorpora, ex novo, dentro de un
proceso ya pendiente para la satisfacción de otra. La inserción de una nueva pretensión puede
provenir del primitivo actor, del primitivo demandado, o de un tercero, según se trate de la ampliación
de demanda, de la reconvención o de la intervención excluyente y de la tercería.
La ampliación de la demanda se configura cuando el actor, en el lugar de acumular todas las
pretensiones que tiene frente al demandado en la demanda inicial, lo hace en un momento procesal
posterior, cuyo límite está dado por la notificación de la demanda. Cumplido este acto, el actor pierde
la facultad de proponer nuevas pretensiones dentro del mismo proceso.
La reconvención es la pretensión procesal que puede deducir el demandado frente al actor. Sólo
puede plantearse en el mismo escrito de contestación de la demanda y no haciéndolo entonces, no
podrá deducirla después, salvo su derecho para hacer valer su pretensión en otro juicio.
Acumulación de Procesos
Consiste en la reunión material de dos o más procesos que, en razón de tener por objeto
pretensiones conexas, no pueden ser sustanciados separadamente sin riesgo de conducir al
pronunciamiento de decisiones contradictorias, e incluso de cumplimiento imposible por efecto de la
cosa juzgada.
En su base existe en rigor una pluralidad de pretensiones, las cuales, al acumularse, determinan la
unión material de los distintos procesos en los que aquellas se hicieron valer.
La acumulación de procesos corresponde:
1. Cuando es admisible la acumulación subjetiva de pretensiones, o sea, siempre que éstas
sean conexas por la causa, por el objeto, o por ambos elementos al mismo tiempo;
2. Cuando siendo el actor titular de diversas pretensiones conexas frente al demandado,
aquéllas se hayan hecho valer en otros tantos procesos, sin haber tenido lugar, por
consiguiente, su acumulación objetiva;
3. Cuando el demandado, absteniéndose de la facultad de reconvenir, deduce, en otro proceso,
una pretensión conexa a la interpuesta por el actor frente a él.
Procedencia: (Art. 188) Procederá la acumulación de procesos cuando hubiese sido admisible la
acumulación subjetiva de acciones de conformidad con lo prescripto en el artículo 88° y en general,
siempre que la sentencia que haya de dictarse en uno de ellos pudiere producir efectos de cosa
juzgada en otro u otros.
Requisitos:
1°) Que los procesos se encuentren en la misma instancia.
2°) Que el juez a quien corresponda entender en los procesos acumulados sea competente por
razón de la materia.
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Autor: Verónica Nicoletti
3°) Que puedan sustanciarse por los mismos trámites.
Sin embargo, podrán acumularse 2 ó más procesos de conocimiento, o 2 ó más procesos de
ejecución sujetos a distintos trámites, cuando su acumulación resultare indispensable en razón de
concurrir la circunstancia prevista en la última parte del primer párrafo. En tal caso, el juez
determinará el procedimiento que corresponde imprimir al juicio acumulado.
El Art. 191 del CP determina cual es el juez competente para disponer la acumulación, expresando
al respecto que “el incidente podrá plantearse ante el juez que debe conocer en definitiva o ante el
que debe remitir el expediente.
En el primer caso, el juez conferirá vista a los otros litigantes, y si considerare fundada la petición
solicitará el otro u otros expedientes, expresando los fundamentos de su pedido. Recibidos, dictará
sin más trámite resolución, contra la cuál no habrá recurso y la hará conocer a los juzgados donde
tramitaban los procesos.
En el segundo caso, dará vista a los otros litigantes, y si considerare procedente la acumulación
remitirá el expediente al otro Juez, o bien le pedirá la remisión del que tuviere en trámite, si
entendiese que la acumulación debe efectuarse sobre el que se sustancia ante su juzgado,
expresando los motivos en que se funda. En ambos supuestos la resolución será inapelable. Si se
declarase improcedente el pedido, la resolución será apelable”.
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Autor: Verónica Nicoletti
Elementos: Son tres los elementos del acto procesal: los sujetos, el objeto y la actividad que
involucra. Este último elemento se descompone, a su vez, en tres dimensiones: de lugar, de tiempo
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Autor: Verónica Nicoletti
y de forma. Pueden ser sujetos de los actos procesales las partes (o peticionarios), el órgano judicial
(o arbitral) o sus auxiliares y los terceros directamente vinculados al proceso. Igualmente mientras
que el órgano judicial y sus auxiliares cumplen sus actividades en ejercicio de un deber de oficio que
tienen hacia el Estado y también hacia los litigantes, en virtud de lo cual la omisión del acto o su
cumplimiento defectuoso aparejan la imposición de sanciones contra el magistrado o funcionario
responsable, los actos de las partes y peticionarios responden a la libre determinación de éstas, que
no se hallan sujetas, como principio, a deber alguno, sino a cargas instituidas en su propio interés.
Cuando los actos de los terceros respondan al cumplimiento de una carga pública –como ocurre en
el caso de los testigos- la actuación personal de aquéllos resulta sustancialmente equiparable a la
del órgano o a la de los auxiliares permanentes.
Para que el acto procesal produzca sus efectos normales es necesario, por lo pronto, que el sujeto
que lo realiza tenga aptitud para ello: el órgano en ese sentido, debe ser competente y las partes y
peticionarios (o sus representantes) procesalmente capaces.
Aparte de la aptitud, constituye requisito subjetivo del acto procesal el de la voluntad pues aquél
comporta, por definición, una expresión voluntaria de quien lo realiza.
El objeto es la materia sobre la cual el acto procesal recae. Dicho objeto debe ser:
Idóneo: Apto para lograr la finalidad pretendida por quien lo realiza. Carecerían de este
requisito por ejemplo el reconocimiento judicial requerido para probar un hecho que no ha
dejado rastro alguno, o la sentencia dictada sobre el fondo del litigio si éste ha sido objeto de
transacción o conciliación.
Jurídicamente Posible: No prohibido por la ley.
De Impulso
B) De Dirección: -De Ordenación: De resolución
De impugnación
-De Transmisión
-De Documentación
-Cautelares
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Autor: Verónica Nicoletti
3) Actos de Conclusión
1) Actos de Iniciación: Tienen por finalidad dar comienzo a un proceso. En el proceso civil el
acto típico de iniciación procesal se halla constituido por la demanda, aunque a título
excepcional, aquél puede comenzar con el cumplimiento de ciertas diligencias preliminares
(Art. 323 y ss.)
2) Actos de Desarrollo: Son aquellos que, una vez producida la iniciación del proceso,
propenden a su desenvolvimiento ulterior hasta conducirlo a su etapa conclusional. Estos
actos se subclasifican en:
C) Actos de Conclusión: Tienen por objeto dar fin al proceso. El acto normal de conclusión de
todo proceso se halla representado por una sentencia definitiva, con prescindencia de que
alcance eficacia de cosa juzgada en sentido material o meramente formal, aunque los
procesos de ejecución ofrecen la variante de que aquel acto debe complementarse con una
actividad procesal ulterior que culmina con la entrega o transformación de los bienes
embargados. Existen asimismo actos anormales de conclusión, los cuales pueden provenir de
declaraciones de voluntad formuladas por una o ambas partes (allanamiento, desistimiento,
transacción y conciliación) o ser la consecuencia de un hecho, como es el transcurso de
ciertos plazos de inactividad, a los que la ley atribuye efectos extintivos sobre el proceso
(caducidad de la instancia).
OFICIOS: Son las comunicaciones escritas que los jueces nacionales pueden cursar:
1) A otros del mismo carácter (CN, Art. 131) a fin de encomendarles el cumplimiento de alguna
diligencia (recepción de pruebas, notificaciones, etc.), o de requerirles informes sobre el
estado de una causa o la remisión de algún expediente.
2) A los funcionarios del Poder Ejecutivo (Presidente, Ministros, Secretarios) con el objeto de
pedir informes o actuaciones administrativas.
EXHORTOS: Son las comunicaciones escritas que los jueces nacionales dirigen a los jueces
provinciales con el objeto de requerirles el cumplimiento de determinadas diligencias (notificaciones,
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Autor: Verónica Nicoletti
recepción de pruebas, medidas cautelares, etc.) o para hacerles conocer resoluciones adoptadas
con motivo de una cuestión de competencia planteada por vía de inhibitoria. Debe emplearse el
exhorto en las comunicaciones dirigidas a autoridades judiciales extranjeras.
El juez requerido, por lo tanto, puede denegar el diligenciamiento del exhorto si la jurisdicción
internacional le pertenece de manera exclusiva o si el objeto de la rogatoria (no así, en principio, el
del proceso tramitado en el extranjero) compromete principios de orden público vigentes en el
derecho argentino (Ej. Diligenciamiento de una prueba que afecte la libertad, moral o buenas
costumbres).
NOTIFICACIONES:
Las notificaciones son los actos mediante los cuales se pone en conocimiento de las partes, o de
terceros, el contenido de una resolución judicial. Tienen por objeto, fundamentalmente, asegurar la
vigencia del principio de contradicción y establecer un punto de partida para el cómputo de los
plazos. El Código contiene las siguientes formas de notificación:
A- La notificación personal: es aquella que tiene lugar en el expediente, mediante diligencia
extendida por el oficial primero que, con indicación de fecha, debe ser firmada por el interesado.
ARTICULO 142°: Forma de la notificación personal. La notificación personal se practicará firmando
el interesado en el expediente, al pie de la diligencia extendida por el oficial primero.
En la oportunidad de examinar el expediente, el litigante que actuare sin representación o el
profesional que interviniere en el proceso como apoderado, estarán obligados a notificarse
expresamente de las resoluciones mencionadas en el artículo 135°.
Si no lo hicieran, previo requerimiento que les formulará el oficial primero o si el interesado no
supiere o no pudiere firmar, valdrá como notificación la atestación acerca de tales circunstancias y la
firma de dicho empleado y la del secretario.
La cédula es un documento que consta de un original y una copia y debe contener como
enunciaciones el nombre y apellido de la persona a notificar, domicilio, juicio, juzgado y secretaría y
el objeto, claramente expresado, si no resulta de la resolución transcripta.
C- La notificación automática o ministerio legis (antes denominada notificación por nota) es la que se
verifica determinados días prefijados por la ley, aún en el supuesto de que, por incomparecencia de
la parte, ésta no haya tomado un efectivo conocimiento de la resolución de que se trate. El
fundamento de tal sistema reside en la imposibilidad de conminar a las partes para que
comparezcan a notificarse personalmente, y en la necesidad de evitar las dilaciones que trae
aparejada la notificación por cédula.
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Autor: Verónica Nicoletti
ARTÍCULO 133°: Salvo los casos en que procede la notificación en el domicilio, las resoluciones
judiciales quedarán notificadas, en todas las instancias, los días martes y viernes, o el siguiente
hábil, si alguno de ellos fuere feriado. No se considerará cumplida la notificación, si el expediente no
se encontrase en secretaría y se hiciera constar esta circunstancia en el libro de asistencia, que
deberá llevarse a ese efecto. Incurrirá en falta grave el oficial primero que no mantenga a disposición
de los litigantes o profesionales el libro mencionado.
De acuerdo con este régimen toda providencia que no deba notificarse por cédula se considera
notificada desde el primer día martes o viernes subsiguiente a aquél en que fue dictada (o desde el
siguiente hábil, si alguno de ellos fuese feriado).
E- La notificación por edictos: Es aquella que se practica mediante publicaciones por la prensa,
tendientes a hacer conocer una resolución judicial a alguna persona incierta o cuyo domicilio se
ignore. Ejemplo del primer supuesto (personas acerca de cuya existencia no medie certeza) son el
del juicio de mensura, en el que una vez presentada la solicitud del juez debe citar a quienes
tuvieran interés en ella. Un ejemplo del segundo supuesto se da cuando conociéndose la existencia
de los sucesores del deudor o de un litigante que ha fallecido se ignoran sus nombres o domicilios.
ARTICULO 145°: NOTIFICACION POR EDICTOS. Además de los casos determinados por éste
Código procederá la notificación por edictos cuando se tratare de personas inciertas o cuyo domicilio
se ignorase. En este último caso deberá justificarse previamente y en forma sumaria, que se han
realizado sin éxito gestiones tendientes a conocer el domicilio de la persona a quien se deba
notificar. Si resultare falsa la afirmación de la parte que dijo ignorar el domicilio, se anulará a su
costa todo lo actuado con posterioridad, y será condenada a pagar una multa de cincuenta pesos
($50) a quince mil pesos ($15.000).
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Autor: Verónica Nicoletti
El código entiende que la publicación de los edictos se hará en el Boletín Judicial y en un diario de
los de mayor circulación del lugar del último domicilio del citado, si fuere conocido, o, en su defecto,
del lugar del juicio, y se acreditará mediante la agregación al expediente de un ejemplar de aquéllos
y del recibo del pago efectuado. A falta de diarios en los lugares precedentemente mencionados, la
publicación se hará en la localidad más próxima que los tuviera y el edicto se fijará además, en la
tablilla del juzgado y en los sitios que aseguren su mayor difusión. Los edictos tienen que contener
en forma sintética, las mismas enunciaciones de las cédulas, con transcripción sumaria de la
resolución.
F- Notificación por radiodifusión. En todos los casos en que el Código autoriza la publicación de
edictos a pedido del interesado, el Juez puede ordenar que aquéllos se anuncien por radiodifusión.
Las transmisiones se harán por una emisora oficial y por las que determine la reglamentación de
superintendencia y su número coincidirá con el de las publicaciones que el Código prevé en cada
caso con respecto a la notificación por edictos. La diligencia se acreditará agregando al expediente
certificación emanada de la empresa radiodifusora, en la que debe constar el texto del anuncio, que
deberá ser el mismo que el de los edictos, y los días y horas en que se difundió. La resolución se va
a tener por notificada al día siguiente de la última transmisión radiofónica.
VISTAS Y TRASLADOS
VISTAS: Es un medio de comunicación procesal, cuya finalidad es la de que su destinatario se
expida en cuanto a sus pretensiones procesales o de fondo, en relación a un asunto determinado.
El código establece en el Art. 151 que “el plazo para contestar vistas y traslados, salvo disposición
en contrario de la ley, será de 5 días. Todo traslado o vista se considerará decretado en calidad de
autos, debiendo el juez o tribunal dictar resolución sin más trámite.
Toda resolución dictada previa vista o traslado, será inapelable para la parte que no los haya
contestado”.
TRASLADOS: Los traslados son las providencias mediante las cuales el juez o tribunal resuelve
poner en conocimiento de una de las partes alguna petición formulada por la otra.
Según el Art. 120 de todo escrito de que deba darse vista o traslado, de sus contestaciones y de los
que tengan por objeto ofrecer prueba, promover incidentes, o constituir nuevo domicilio, y de los
documentos con ellos agregados, deberán acompañarse tantas copias firmadas como partes
intervengan. No cumplido este requisito, ni subsanada la omisión dentro del día siguiente, se tendrá
por no presentado el escrito o el documento, en su caso, sin que se requiera intimación previa, y se
dispondrá su devolución al interesado, dejándose constancia en el expediente.
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Autor: Verónica Nicoletti
Según el Art. 150 el plazo para contestar vistas y traslados es de cinco días. Una vez contestado el
traslado o vencido el plazo respectivo no procede el llamamiento de autos, debiendo resolverse la
cuestión planteada sin necesidad de ningún otro trámite.
ÁMBITO ESPACIAL
Como regla, los actos del juez y de las partes se realizan en la sede o recinto en que funciona el
respectivo juzgado o tribunal.
Existen sin embargo, diversas excepciones a esa regla por ejemplo la recepción de la prueba de
confesión o testimonial en el domicilio de la persona que se encuentra imposibilitada de concurrir al
juzgado o tribunal, o el reconocimiento judicial de lugares o de cosas.
Cuando las actuaciones deban practicarse fuera del radio urbano, pero dentro de la circunscripción
judicial, los jueces pueden trasladarse para recibirlas, o encomendar la diligencia a los de las
respectivas localidades.
Los actos de ciertos auxiliares del juez (notificadotes, ujieres, oficiales de justicia) se cumplen en el
domicilio de las partes o de los terceros, aunque las constancias de tales actos deben incorporarse
luego al expediente. A los efectos de realizar las notificaciones la ley impone a todo litigante el
cumplimento de una carga específica: la constitución de domicilio procesal dentro de un radio
determinado y la denuncia del domicilio real.
Según el Art. 40 toda persona que litigue por su propio derecho o en representación de tercero,
deberá constituir domicilio legal dentro del perímetro de la ciudad que sea asiento del respectivo
juzgado o tribunal. Ese requisito se cumplirá en el primer escrito que presente, o audiencia a que
concurra, si es ésta la primera diligencia en que interviene. En las mismas oportunidades deberá
denunciarse el domicilio real de la persona representada. Se diligenciarán en el domicilio legal todas
las notificaciones a domicilio que no deban serlo en el real.
Asimismo el Art. 41 contempla las consecuencias de la falta de constitución y denuncia de domicilio,
disponiendo con respecto al primer supuesto que cuando no se cumpliere esa carga “las sucesivas
resoluciones se tendrán por notificadas en la forma y oportunidad fijadas por el Art. 133 (secretaria,
martes y viernes) salvo la notificación de la audiencia para absolver posiciones y la sentencia”.
Tanto el domicilio procesal como el real subsisten para los efectos legales hasta la terminación del
juicio o su archivo, mientras no se constituyan o denuncien otros. Todo cambio de domicilio deberá
notificarse por cédula a la otra parte. Mientras esta diligencia no se hubiese cumplido, se tendrá por
subsistente el anterior.
Los actos de los terceros deben cumplirse, sea en el recinto del tribunal (declaraciones
testimoniales) o fuera de él (Ej. Subastas judiciales). Sin embargo, cuando se ejecutan fuera de la
circunscripción territorial del juzgado o tribunal, lo deben ser con intervención del juez de la
respectiva localidad.
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Autor: Verónica Nicoletti
ÁMBITO TEMPORAL
El tiempo hábil: Como regla, la eficacia de los actos procesales depende de su realización en el
momento oportuno. La ley establece la incidencia del tiempo en el proceso, ya sea estableciendo
períodos genéricamente aptos para realizar actos procesales, o ya sea fijando lapsos específicos
dentro de los cuales es menester cumplir cada acto procesal particular.
Con respecto a la aptitud genérica del tiempo está vinculada la determinación de los días y horas
hábiles e inhábiles.
El Art. 152 del Código establece que las actuaciones y diligencias judiciales se practicarán en días y
horas hábiles bajo pena de nulidad. Son días hábiles todos los del año, con excepción de los de
fiestas aceptadas por la Nación; los previstos por la ley provincial; los que especialmente decrete el
Poder Ejecutivo y los comprendidos en la feria judicial de cada año. La Suprema Corte podrá por vía
de superintendencia, y cuando un acontecimiento extraordinario así lo exija, disponer asuetos
judiciales, durante los cuales no correrán los plazos. Son horas hábiles las comprendidas dentro del
horario establecido por la Suprema Corte para el funcionamiento de los tribunales; pero respecto de
las diligencias que los jueces, funcionarios o empleados deban practicar fuera de la oficina, son
horas hábiles las que median entre las 7:00 y las 20:00. Para la celebración de audiencias de
prueba, la Suprema Corte de Justicia podrá declarar horas hábiles para tribunales y cámaras y
cuando las circunstancias lo exigieren, las que median entre las 7:00 y las 17:00, o entre las 9:00 y
las 19:00, según rija el horario matutino o vespertino.
Los tribunales nacionales no funcionarán durante el mes de enero, la feria de julio, los días domingo,
los que por disposición del Congreso o Poder Ejecutivo sean no laborables y los que la CSJN
declare feriados judiciales.
La inhabilidad de un día determinado produce dos efectos:
1) Ese día no corren los plazos procesales, salvo las excepciones establecidas.
2) Durante su transcurso no se puede cumplir ningún acto procesal útil.
Plazos Procesales: El plazo es el lapso de tiempo dentro del cual es necesario cumplir un acto
procesal; Termino es el hito, el jalón que marca precisamente hasta que momento puede cumplirse
el acto procesal.
Los plazos se clasifican en:
Perentorios / no perentorios: Son aquellos que se distinguen según el efecto que tiene el curso del
tiempo en ellos. En los perentorios, el vencimiento del plazo provoca la pérdida del derecho de
interponer el acto procesal, mientras que en los no perentorios, el vencimiento del plazo no tiene ese
efecto por si mismo, sino a pedido de parte o por la declaración oficiosa del juez.
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Autor: Verónica Nicoletti
Prorrogables / improrrogables: Son prorrogables los que pueden ser extendidos en el tiempo,
posibilitando así el ejercicio de ese derecho. Son improrrogables los plazos que no pueden
extenderse más allá del designado.
(No debe confundirse plazo “improrrogable” con plazo “perentorio”. Todo plazo perentorio es
improrrogable ya que por esencia, descarta la posibilidad de que pueda ser prolongado a pedido de
una de las partes. Pero no todo plazo improrrogable es perentorio, pues mientras que el primero
admite su prolongación tácita en el sentido de que el acto correspondiente puede cumplirse después
su vencimiento, pero antes de que la otra parte pida el decaimiento del derecho o se produzca la
pertinente declaración judicial, el segundo produce a su vencimiento, la caducidad automática del
derecho, sin necesidad de que otro litigante lo pida ni de que medie declaración judicial alguna.)
Legales / convencionales / judiciales: Según su origen sea una norma, una convención de las
partes o un resolutorio jurisdiccional.
Comunes / individuales: Son comunes lo plazos que corren para todas las partes por igual,
contándose desde la última notificación, y particulares o individuales los que corren separadamente
para cada una de ellas.
Ordinarios / extraordinarios: Los primeros son los que rigen para todos los casos por igual,
mientras que los segundos son aquellos que se disponen para cuestiones de extrema necesidad, o
atento a la complejidad del proceso (por ejemplo cuando deba realizarse un acto fuera del ámbito
territorial del juzgado o tribunal, se pueden prorrogar ciertos plazos).
EL ÁMBITO FORMAL
Idioma y Lenguaje: En lo que atañe al lenguaje, el ordenamiento procesal adhiere a la forma
escrita. Solo constituye excepción a esta regla el informe in voce que autoriza el CP y naturalmente,
la emisión de declaraciones verbales que deben recibirse en audiencias, aunque en ese último caso
no cabe hablar de oralidad en sentido estricto, sino de oralidad actuada.
En todos los actos del proceso se utilizará el idioma nacional. Cuando éste no fuere conocido por la
persona que deba prestar declaración, el juez o tribunal designará por sorteo un traductor público.
Se nombrará intérprete cuando deba interrogarse a sordos, mudos o sordomudos que sólo puedan
darse a entender por lenguaje especializado.
Cuando se presenten documentos en idioma extranjero, deberá acompañarse su traducción
realizada por traductor público matriculado.
Escritos: En todos los escritos debe utilizarse tinta negra, encabezándose con la expresión de su
objeto (suma), el nombre de quien lo presenta, su domicilio constituido y la enunciación precisa de la
carátula del expediente. Las personas que actúen por terceros deberán expresar, además, en cada
escrito, el nombre completo de todos sus representados y del letrado patrocinante si lo hubiere. Los
abogados y los procuradores deben indicar el tomo y folio o el número de la matrícula de su
inscripción.
Cuando un escrito o diligencia fuere firmado a ruego del interesado, el secretario o el oficial primero
deberán certificar que el firmante, cuyo nombre expresarán, ha sido autorizado para ello en su
presencia o que la autorización ha sido ratificada ante él.
Para facilitar la actuación procesal de las partes, el Código establece que podrá solicitarse la
reiteración de oficios o exhortos, desglose de poderes, o documentos, agregación de pruebas,
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Autor: Verónica Nicoletti
entrega de edictos, y, en general que se dicten providencias de mero trámite, mediante simple
anotación en el expediente, firmada por el solicitante.
Otra forma de simplificar la actividad procesal esta prevista en el Art. 116 que establece que
“Cuando para dictar resolución se requiriese informe o certificado previo del Secretario, el Juez los
ordenará verbalmente”.
Copias: De todo escrito de que deba darse vista o traslado, de sus contestaciones y de los que
tengan por objeto ofrecer prueba, promover incidentes, o constituir nuevo domicilio, y de los
documentos con ellos agregados, deberán acompañarse tantas copias firmadas como partes
intervengan.
Cargo: Al pie de todo escrito el oficial primero debe asentar una constancia, denominada “cargo”,
que tiene por objeto dar fecha cierta a las peticiones formuladas en el proceso y a las
comunicaciones dirigidas al tribunal. El escrito no presentado dentro del horario judicial del día en
que venciere un plazo, sólo podrá ser entregado válidamente en la secretaría que corresponda, el
día hábil inmediato y dentro de las dos primeras horas del despacho.
Audiencias: Son los actos en los cuales el juez (o el secretario en su caso) escucha las
declaraciones de las partes y de los testigos, el dictamen inmediato de los peritos o sus
explicaciones, etc., de todo lo cual se deja constancia en el expediente mediante el levantamiento de
actas. En principio las audiencias son públicas, salvo que los jueces o tribunales, atendiendo a las
circunstancias del caso, dispongan lo contrario mediante resolución fundada. Las audiencias serán
señaladas con anticipación no menor de tres días, salvo por razones especiales que exigieren mayor
brevedad, lo que deberá expresarse en la resolución. En éste último caso, la presencia del juez o
tribunal, podrá ser requerida el día de la audiencia.
Versión taquigráfica e impresión fonográfica: A pedido de parte, a su costa, y sin recurso alguno,
podrá ordenarse que se tome versión taquigráfica de lo ocurrido o que se lo registre por cualquier
otro medio técnico, siempre que se solicitare con anticipación suficiente. El juez nombrará de oficio a
los taquígrafos, o adoptará las medidas necesarias para asegurar la autenticidad del registro y su
documentación. Las partes podrán pedir copia carbónica del acta que firmarán todos los
concurrentes y el secretario.
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Autor: Verónica Nicoletti
mérito de la pretensión, y cuyos efectos trascienden al proceso en que fue dictada, pues lo decidido
por ella no puede ser objeto de revisión en ningún otro proceso (cosa juzgada).
Pero durante el transcurso del proceso y con el objeto de preparar o facilitar el pronunciamiento de la
sentencia definitiva, el juez debe dictar numerosas resoluciones, destinadas a producir efectos
únicamente dentro de aquél, y cuya adecuada clasificación reviste singular desde el doble punto de
vista de las formas en que deben dictarse y de los recursos que contra ellas proceden.
El CP divide a las resoluciones en: providencias simples y sentencias interlocutorias.
Son sentencias interlocutorias las que resuelven cuestiones que requieren sustanciación,
planteadas durante el curso del proceso. Deciden, en otras palabras, todo conflicto que se suscite
durante el desarrollo del juicio y se diferencian de las providencias simples porque se dictan previa
audiencia de ambas partes. Constituyen sentencias interlocutorias aquellas que se pronuncian, por
ejemplo, sobre una excepción previa o sobre un incidente de nulidad, pues en tales casos el juez no
puede pronunciarse sin conferir traslado al adversario de la parte que plantea la cuestión. Esta clase
de sentencia solo son susceptibles del recurso de apelación.
Requisitos:
Requisitos comunes a todas las resoluciones judiciales:
1) Su redacción por escrito y como es obvio tratándose de instrumentos públicos, en idioma
nacional.
2) La indicación de la fecha y el lugar en que se dictan.
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Autor: Verónica Nicoletti
3) La firma del juez, cuando se tratare de resoluciones dictadas en primera instancia, o de los
miembros del tribunal o del presidente de éste según se trate, respectivamente, de sentencias
interlocutorias o providencias simples dictadas en ulteriores instancias.
Requisitos específicos: Las providencias simples no requieren otras formalidades que su
expresión por escrito, indicación de fecha y lugar, y firma del juez o presidente del tribunal. Sin
embargo, ellas deben ser motivadas cuando causen gravamen irreparable, porque en tal caso
entrañan, para el litigante afectado, la pérdida de una facultad procesal.
En cuanto a las sentencias interlocutorias, deben contener, aparte de los requisitos
precedentemente señalados, los siguientes: (Art. 161)
Los actos del secretario: Al secretario le corresponde proveer con su sola firma el despacho de
trámite y las providencias simples correspondientes a sus respectivas secretarías, así como también
debe suscribir las comunicaciones que no firme el Presidente o que no se encomienden por ley o
reglamento a otros funcionarios o empleados. Además debe presentar al presidente o a la Corte
Suprema los escritos y actuaciones pendientes de despacho, y someter al tribunal los incidentes a
resolución en los juicios. El secretario también interviene en la clasificación y distribución de los
expedientes en estado de sentencia, la confrontación y autenticación de las sentencias, el registro
de jurisprudencia y la publicación oficial de los fallos, acordadas y digestos del tribunal.
NULIDADES PROCESALES
CONCEPTO: La nulidad procesal es la privación de efectos imputada a los actos del proceso que
adolecen de algún vicio en sus elementos esenciales y que por ello, carecen de aptitud para cumplir
el fin al que se hallen destinados.
Constituye un principio general, el de que “TODAS las nulidades procesales son susceptibles de
convalidarse por el consentimiento expreso o presunto de las partes a quienes perjudiquen”. No
existen por lo tanto en el proceso nulidades absolutas, y no altera esta conclusión la circunstancia de
que la ley autorice a declarar de oficio la nulidad, pues la facultad acordada a los jueces en tal
sentido juega en forma paralela y concurrente con la carga de impugnación que incumbe a la parte
interesada en la declaración de nulidad, y no puede ejercerse cuando ha tenido lugar la preclusión o
renuncia de la respectiva impugnación. Por eso el código condice la declaración a la circunstancia
de que “el vicio no se hallare consentido”.
NULIDAD E INEXISTENCIA: Actos procesales inexistentes: Son aquellos actos que se hallan
desprovistos de los requisitos mínimos indispensables para su configuración jurídica, como serían,
en el ámbito procesal, la sentencia dictada por un funcionario ajeno a la magistratura, o pronunciada
oralmente, o carente de la parte dispositiva, o provista de un dispositivo imposible o absurdo, etc. A
diferencia de la nulidad, la inexistencia no apunte, como advierte IMAZ, a la validez del acto, es decir
a su coherencia con los elementos y requisitos que la ley le impone, sino a su vigencia o sea a la
posibilidad de su efectivo acatamiento. Si este último resulta impracticable significa que media, con
respecto al acto, una repulsa axiológica que lo priva de vigencia y lo descalifica como acto jurídico
existente.
El interés práctico de la distinción entre actos nulos e inexistentes reside en la forma y plazo en que
pueden o deben repararse las consecuencias de unos y otros. Se ha interpretado, en ese orden de
consideraciones, que mientras la sentencia afectada de nulidad es susceptible de convalidarse al
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Autor: Verónica Nicoletti
tener lugar la preclusión o renuncia de las impugnaciones que caben contra ella, la sentencia
inexistente carece de toda posibilidad de pasar en autoridad de cosa juzgada, y si fuese necesario,
puede ser objeto de impugnación sin límite temporal alguno, incluso mediante el ejercicio de una
simple pretensión declarativa de la inexistencia.
Presupuestos:
Son 3 los presupuestos a los que se halla condicionada la declaración de nulidad:
1) Existencia de un vicio en alguno de los elementos del acto procesal.
2) Demostración de interés jurídico en la invalidación del acto, y de que la nulidad no es
imputable a quien pide su declaración.
3) Falta de convalidación del acto viciado.
En relación al 1) el Art. 169 prescribe que ningún acto procesal será declarado nulo si la ley no prevé
expresamente esa sanción. Sin embargo, la nulidad procederá cuando el acto carezca de los
requisitos indispensables para la obtención de su finalidad. No se podrá declarar la nulidad, aún en
los casos mencionados en los párrafos precedentes, si el acto, no obstante su irregularidad, ha
logrado la finalidad a que estaba destinado.
No basta para declarar la nulidad que haya mediado la violación de algún requisito del acto, si no
resulta que tal violación ha impedido al interesado ejercer sus facultades procesales y si aquél no
demuestra el perjuicio concreto que le ha inferido el vicio que invoca. Si quien pide la nulidad, por
ejemplo, no indica cuales son las defensas o pruebas de que se vio privado como consecuencia de
los actos que impugna, aquella carece de finalidad práctica y su declaración no procede, ya que no
existe la nulidad por la nulidad misma. Por eso el código impone al impugnante la carga de expresar,
al promover el respectivo incidente, el perjuicio sufrido y el interés que procura subsanar con la
declaración. El incumplimiento de dicha carga autoriza al juez a desestimar sin más trámite el
pedido de nulidad. Los jueces podrán declararla de oficio siempre que el vicio no se hallare
consentido; lo harán, sin sustanciación cuando aquél fuere manifiesto.
Además también existe otro principio que entiende que la parte que hubiere dado lugar a la nulidad,
no podrá pedir la invalidez del acto realizado.
Otra cuestión es que aun en el supuesto de concurrir los presupuestos precedentemente analizados,
la declaración de nulidad es inadmisible si el interesado consintió, expresa o tácitamente el acto
defectuoso. Cuando no se reclama el pronunciamiento de la nulidad dentro de los plazos que la ley
fija al efecto, corresponde presumir que aquélla, aunque exista, no ocasiona perjuicio y que la parte
ha renunciado a la impugnación, convalidando de tal manera al acto de que se trate.
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Autor: Verónica Nicoletti
La nulidad no podrá ser declarada cuando el acto haya sido consentido aunque fuere tácitamente,
por la parte interesada en la declaración. Se entenderá que media consentimiento tácito cuando no
se promoviere incidente de nulidad dentro de los 5 días subsiguientes al conocimiento del acto. (Art.
170)
Efectos de las nulidades: La nulidad del acto, según el Art. 174 no importará la de los anteriores ni
la de los sucesivos que sean independientes de dicho acto. La nulidad de una parte del acto no
afectará a las demás partes que sean independientes de aquella.
Por actos “sucesivos” debe entenderse no a los simplemente inmediatos al acto nulo, sino a los que
son una consecuencia directa de él. Si por ejemplo se declara la nulidad de la notificación de la
providencia que dispuso recibir la causa a prueba, serán nulos los actos de ofrecimiento y recepción
de ella, pero declarada la nulidad de una declaración testimonial la resolución invalidatoria no
alcanza a las restantes diligencias probatorias, aun cuando sean posteriores. Asimismo, la nulidad
de una parte del acto no afecta a las demás partes que sean independientes de aquélla.
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Autor: Verónica Nicoletti
Bolilla 6: Los Procesos De Conocimiento Pleno. Tipos De
Procesos De Conocimiento. Demanda
Proceso de conocimiento: Es aquel que tiene como objeto una pretensión, tendiente a lograr que
el órgano judicial dilucide y declare, mediante la aplicación de las normas pertinentes a los hechos
planteados (o discutidos) , el alcance y contenido de la situación jurídica que existe entre las partes.
Su base se halla representado por la declaración de certeza sobre la existencia o no del derecho
pretendido por el actor.
En estos procesos, la regla es el análisis de la plenitud de los aspectos facticos y jurídicos del
conflicto; ello los diferencia de los procesos ejecutivos, en cuanto estos últimos tienen un
conocimiento parcializado del conflicto, sometiéndose a análisis tan solo un tramo del mismo,
reservándose para otro momento el estudio del resto de sus aspectos.
Tipos
Proceso ordinario:
Es el “proceso tipo”, regulado en forma profunda por nuestro código, atendiendo a que en él pueden
plantearse la totalidad de las cuestiones jurídicas que pueden derivar de un conflicto entre las partes.
El código procesal declara a este proceso como el que, por regla, tramitarán todas las contiendas
judiciales que no tuvieren señalada un procedimiento especial; y sin perjuicio de que se autoriza al
Juez, en ciertos supuestos, a elegir la clase de procedimiento aplicable al caso (Casos de: Tercerías,
acumulación de procesos, acción meramente declarativa, liquidación en casos especiales, etc.).
Consta de 3 etapas:
- Introductoria, la cual comienza con la interposición de la demanda y traslado de la misma al
demandado para su contestación;
- Probatoria, que tiene lugar solo cuando no haya conformidad entre las partes en los hechos
alegados, fijándose por el juez cuales de los hechos planteados resultan conducentes a la decisión,
para asi llevar a cabo la actividad probatoria, la cual concluirá con los alegatos, y el llamado a autos
para sentencia del juez, y asi pasar a la etapa
- Decisoria, en la que el juez deberá dictar sentencia.
Plenarios abreviados: Llamado juicio sumario por el código, su carácter principal es la de imponer
restricciones procesales, en pos de la celeridad del trámite; sin perjuicio de ello, el conocimiento del
litigio por parte del juez continúa siendo profundo y pleno, como en el juicio ordinario; refiriendo
estas restricciones principalmente a un acortamiento de los plazos, la eliminación de actos
procesales admisibles, la concentración de varias diligencias en un solo paso, y restricciones
recursivas.
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Autor: Verónica Nicoletti
Tramitan por medio de este procedimiento, los procesos de conocimiento hasta $150.000,
exceptuando los que son competencia de la justicia de Paz, las cuestiones que versen sobre pago
por consignación, división del condominio, cuestiones de copropietarios por aplicación de la ley de
PH, el cobro de alquileres de bienes muebles, el cobro de medianería, la suspensión de la patria
potestad o de tutores o curadores, daños y perjuicios derivados de delitos y cuasidelitos, cancelación
de hipoteca, entre otros.
Proceso sumarísimo: Se trata de otro tipo de proceso de conocimiento, aun mas abreviado que el
juicio sumario, mediante una regulación que hace al trámite más concentrado. Este tipo de
procedimiento encuentra justificación tanto en la urgencia del pedido, como en la sencillez que
generalmente debe revestir la cuestión.
Se dirimen mediante proceso sumarísimo los trámites de interdictos, la determinación de frutos o
intereses cuando no fueron establecidos en la sentencia, los planteos generados a raíz del
nombramiento de tutor o curados y (de conformidad con la nueva normativa constitucional, tanto
nacional como provincial que brinda singular importancia al instituto), el amparo.
Preparacion de los procesos de conocimiento: Nuestro ordenamiento procesal busca que los
pleitos se inicien, desarrollen y concluyan sin tropiezos, en forma fluida y con celeridad. A estos fines
las partes (principalmente la parte actora) pueden necesitar de determinada información para
estructurar de forma debida sus pretensiones, para lo cual el código, previendo estas circunstancias,
admite que las partes “preparen” el proceso, a través de determinadas vías judiciales, enderezadas
a tal fin, denominadas genéricamente “diligencias preliminares”.
Estas “diligencias preliminares” pueden dividirse en
- Preparatorias, que son aquellas que tienen por objeto asegurar a las partes la
posibilidad de plantear sus alegaciones en la forma más precisa y eficaz; tienen por finalidad
esencial la determinación de la legitimación procesal de quienes han de intervenir en el
proceso, o la comprobación de ciertas circunstancias de conocimiento imprescindible,
fundamental para la articulación de la demanda o desde el punto de vista de la economía
procesal.
- Conservatorias, son aquellas que procuran, ante la posibilidad de desaparición de
determinados elementos probatorios, que estos queden adquiridos antes de que ese riesgo
se produzca, o bien impedir mediante el secuestro, que la cosa mueble reivindicada se pierda
o deteriore en manos del poseedor.
- Ordenatorias, que son las tendientes a despejar ciertos escollos en forma previa, por
impedir estos una correcta o útil interposición de la demanda, para así posibilitar que la litis se
desarrolle regularmente y sin dilaciones temporales.
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Autor: Verónica Nicoletti
Supuestos previstos:
Declaración jurada sobre hechos relativos a la personalidad: Es aquella que tiene por finalidad
“Que la persona contra quien se proponga dirigir la demanda preste declaración jurada, por escrito y
dentro del plazo que fije el juez, sobre algún hecho relativo a su personalidad, sin cuya
comprobación no pueda entrarse en juicio” . La medida tiene por fin la de determinar la legitimación
del futuro demandado, con prescindencia de los hechos que son objeto de litigio.
Cuando se presentare esta medida, se fijará por el juez el plazo en el cual deberá prestar
declaración jurada, notificando de aquello por cédula, entregando el interrogatorio. Si el requerido
no responde en el plazo fijado, se tendrán por ciertos los hechos afirmados por el futuro actor en los
puntos sobre los que se pedia la declaración jurada. El silencio tiene en este supuesto una efectiva
relevancia jurídica frente a una interpelación, sin perjuicio que el valor de ese silencio podrá ser
luego desvirtuado por prueba en contrario durante el pleito
Exhibicion de cosas o documentos: Se puede solicitar por vía de diligencia preliminar que “se
exhiba la cosa mueble que haya de pedirse por acción real, sin perjuicio de su depósito o de la
medida precautoria que corresponda”. La exhibición se hará en el tiempo modo y lugar que el juez
determine, previo requerimiento por escrito y fundado, que individualice el sujeto demandado.
Prueba anticipada: Se admite en aquellos supuestos en que las personas que sean o vayan a ser
partes en un proceso de conocimiento tuvieren motivos justificados para temer que la producción de
sus pruebas pudiera resultar imposible o muy dificultosa en el periodo de prueba, permitiéndose su
producción en forma anticipada:
-Declaracion de algún testigo de avanzada edad, o gravemente enfermo o próximo a ausentarse del
país.
- Reconocimiento judicial o dictamen pericial para hacer constar la existencia de documentos, o el
estado, calidad o condición de cosas o lugares.
- Pedidos de informes.
Se funda en la necesidad de las partes de contar con plenas posibilidades de acreditar los extremos
fácticos de sus pretensiones y oposiciones, vinculándose ello estrechamente con la vigencia del
derecho de defensa en juicio. Se admite su procedencia aún después de trabada la litis, sin perjuicio
de que para su admisión, se debe estar ante un caso de urgencia, dejándose a salvo a las ”medidas
para mejor proveer”, facultativas de los jueces.
Con respecto a la procedencia de la absolución de posiciones como prueba adelantada, se requiere
la existencia de un proceso ya iniciado.
Cuando se provea la prueba anticipada, se citará a la contraria, salvo cuando por urgencia fuere
imposible, interviniendo en ese caso el defensor oficial. Su producción se hará en la forma
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Autor: Verónica Nicoletti
establecida para cada prueba en particular, salvo en la pericial, que estará a cargo de un perito único
designado de oficio.
Trámite de las medidas preliminares: Se deben solicitar por escrito, ante el juez que se estime
competente para entender en el futuro juicio principal.
En el escrito debe indicarse los datos del requirente, y del requerido, su domicilio si se supiere y
otros datos identificatorios, como asimismo los fundamentos del pedido.
El juez accederá a las pretensiones en la medida en que las estime justas en su fundamentación,
denegándolas de oficio en caso contrario, siendo en este último caso apelable su resolución.
La demanda: Es aquel acto jurídico de la parte actora que da inicio al proceso. Para algunos
contiene a la pretensión, en cuanto por regla general fija el objeto del proceso, como así también de
la sentencia, sin perjuicio de que en ciertos casos excepcionales, se admite la ampliación o
modificación de la pretensión, mediante escritos posteriores; mientras que para otros, (Palacio) este
es un mero acto de iniciación procesal que, sin perjuicio que de ordinario contenga una pretensión
concreta, no implica necesaria ni forzosamente que la pretensión deba formularse en la propia
demanda.
Requisitos:
Sujetos de la pretensión: Los incisos 1 y 2 del articulo 330, refiere que la demanda debe contener
el nombre y domicilio del demandante, y del demandado.
La identificación de las personas que compongan esas partes, reviste trascendencia a los efectos de
una correcta determinación de quien será el sujeto contra quien se dirige la pretensión, como asi
también contra quien deberá de defenderse el demandado.
El accionante, en consecuencia, debe tomar todas las medidas preliminares que la ley ritual pone a
su disposición para entablar la demanda en términos claros y precisos; esta es una carga para él.
Objetos de la pretensión: El inciso 3 del art 330 explica que la demanda contendrá “la cosa
demandada, designándola con toda exactitud”.
El inciso requiere, como contenido de la demanda, al objeto mediato de la pretensión, aquello que se
busca obtener en concreto de la justicia.
Se debe entender al concepto de “cosa demandada” en sentido amplio, mas él debe ser
determinado en forma exacta, lo cual se relaciona en forma íntima con el derecho de defensa del
demandado, que solo podrá formular oposiciones en cuando se precise el objeto de la pretensión.
En caso de reclamos con montos dinerarios, el actor debe precisar en la demanda el monto
reclamado; salvo cuando su determinación al inicio del juicio no sea posible, porque la falta de
certidumbre en lo que respecta a cuestiones fácticas, influyen en la cuantificación de lo peticionado;
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Autor: Verónica Nicoletti
y asimismo, la interposición de la demanda debe ser imprescindible para evitar la prescripción de la
acción. En estos casos, no procederá la excepción de defecto legal en la demanda.
Causa de la pretensión: El inciso 4 del art 330 dice que la demanda debe contener los hechos en
que la pretensión se funda, explicados con claridad. Se trata del título o los hechos de los que
surgen el derecho de fondo, y que autoriza a reclamar algo en justicia.
Los hechos que se expongan en la demanda constituirán el thema decidendum, del cual el
juez no podrá apartarse (sin perjuicio que de conformidad con la regla iura novit curia, pueda
cambiar el encuadre jurídico del requerido), y que a su vez será el hecho sobre el cual versará la
actividad probatoria, y la estrategia defensista del letrado de la parte demandada.
El derecho: El código exige la exposición sucinta y sin reiteración innecesaria, de la mención de las
normas que asisten al reclamante.
La insuficiencia o error en este acápite no obstan a que el juez recalifique la pretensión aplicando
debidamente el derecho; supliendo las deficiencias en el encuadre jurídico de las que adolezca la
demanda.
Modificación de la demanda: Por regla, una vez presentada la demanda, queda petrificada
judicialmente la excepción.
Sin embargo, puede darse el caso de que sea necesario introducir modificaciones en aquel acto, ya
sea para completar elementos faltantes, desarrollar mejor algunos argumentos, subsanar errores,
etc. Se admite que el actor modifique su demanda solo hasta el momento en que ella es notificada;
antes de ello, cualquier modificación no alteraría el derecho de defensa del demandado.
Ampliación del quantum de lo reclamado: Se contempla la posibilidad de aumentar la cuantía de
la pretensión, cuando ello derive del vencimiento de nuevas cuotas o plazos de la obligación que se
está ventilando en el proceso.
Los juicios suelen tener una duración extensa y durante ese tiempo, si se convinieron cumplimientos
periódicos en el contrato, habrá vencimiento de cuotas. No se viola el derecho de defensa en juicio
por estos aumentos, ya que el título base es justamente el que se encuentra en discusión en el
proceso; no obstante, para mayor resguardo de ese derecho, a cada ampliación debe seguir un
traslado a la contraparte.
Cambio: FALTA
La demanda y la contestación conjunta: Se da en el supuesto en que la presentación de la
demanda y su contestación se da en un mismo acto (mismo escrito), firmado por ambas partes y sus
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Autor: Verónica Nicoletti
letrados, con el ofrecimiento de pruebas de los que intentan valerse. En este supuesto poco común,
se pueden dar dos posibilidades:
- Que la causa fuere de puro derecho, caso en que el juez llamará a autos para
sentencia inmediatamente.
- Que hubiere hechos controvertidos, abriéndose la causa a prueba. En este supuesto,
las audiencias deben fijarse con carácter preferente.
Esta posibilidad procesal no existe en el marco del derecho de familia.
Competencia dudosa: El juez puede, en los casos donde no opere la prórroga de la jurisdicción,
declararse incompetente de oficio si advierte que carece de jurisdicción respecto de la pretensión
que encierra la demanda radicada ante él. Para ello, debe contar con elementos que lo convenzan
de esa falta de competencia; si carece de ellos, podrá requerir (conforme la ultima parte del art. 336),
que el actor realice manifestaciones o aclaraciones sobre el punto, dando un plazo determinado
luego del cual decidirá si corresponde o no inhibirse de entender en esa causa.
Efectos de la demanda:
Sustanciales:
Interrumpe la prescripción, aunque sea interpuesta ente juez incompetente, y aunque sea nula por
defecto de forma o porque el demandante no haya tenido capacidad legal para presentarse en juicio
(conf. Art. 3986 CC).
Impide la extinción de ciertos derechos sujetos a plazo de caducidad, o solo susceptibles de
transmisión a los herederos cuando la demanda ha sido entablada por el causante.
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Autor: Verónica Nicoletti
Determina la prestación debida en las obligaciones alternativas cuando la elección de aquella fuere
dejada al acreedor.
Extingue el derecho a intentar ciertas pretensiones cuyo ejercicio queda descartado ante la elección
de otras.
Invalida la venta y la cesión de la cosa o crédito que estuviesen en litigio hecha a los abogados,
procuradores y funcionarios judiciales que intervengan en el proceso.
Procesales:
Hace perder al actor la ulterior posibilidad de recusar al juez sin expresión de causa
Prorroga la competencia del juez con relación al actor en los casos en que la ley lo admite
Determina el objeto de la sentencia, por cuando si bien esta debe pronunciarse también sobra las
defensas del demandado, ellas deben referirse a las cuestiones planteadas en la demanda (salvo el
caso de la reconvención).
Traslado de la demanda: Una vez interpuesta la demanda en debida forma, el juez la tendrá por
presentada a ella y a su autor como parte del proceso, disponiendo que se notifique a tenor de la
misma al demandado con las copias pertinentes, debiendo este comparecer y contestarla por el
plazo de 15 días.
Ampliación y fijación del plazo: Cuando la persona que ha de ser citada se domiciliare o residiere
dentro de la República, y fuera de la jurisdicción del Juzgado, se ampliará el plazo de 15 días en
razón de 1 día por cada 200 km o fracción no menor a 100.
En el supuesto en que el demandado residiere fuera de la República, el juez fijará el plazo en que
haya de comparecer, atendiendo a las distancias y a la mayor o menor facilidad de las
comunicaciones.
Citación del demandado: Interpuesta la demanda, y poniendo la misma en juego, en forma unilateral,
derechos de suma trascendencia, ella debe de notificarse al afectado. El derecho procesal, en virtud
de ello, tutela a aquel contra quien se dirige la demanda, intentando que la noticia de que se ha
interpuesto una demanda en su contra, llegue a su conocimiento de la manera más efectiva posible.
Así, se ha dicho en la jurisprudencia que la notificación de la demanda tiene especial trascendencia
en el proceso, porque de ella depende la válida constitución de la relación procesal, y la efectiva
vigencia del principio de bilateralidad; resguardándose asimismo la garantía constitucional de
defensa en juicio.
La notificación de la demanda se hará al domicilio real del demandado, acompañando consigo la
copia el escrito en el que se interpone la pretensión (ello conforme con la garantía de defensa en
juicio, ya mencionada), y por medio de cédula que deberá entregarse al demandado.
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Autor: Verónica Nicoletti
El código prevé el supuesto en que no se encuentre el demandado, caso en el cual se dará aviso
para que el día siguiente espere la cédula. Si no diere con el demandado, procederá a otorgar la
cédula a cualquier persona que viva en su casa, o vecinos, o el encargado del edificio. Si no
encontrare persona alguna, procederá a dejarla en la puerta de su casa.
Edictos: Se admite la notificación por edictos, para aquel caso en que se conozca la identidad del
demandado, pero no su domicilio real, o bien fuere a personas inciertas, supuestos en los cuales se
los citará mediante edictos publicados por dos días.
Para que el juez admita esta forma de notificar, se deberá acreditar haber efectuado las gestiones
necesarias tendientes a conocer quién es el demandado, o donde se domicilia el mismo.
Si al vencerse el plazo de los edictos, el citado no comparece, se nombrará al defensor oficial para
que lo represente en el juicio, debiendo este tratar de hacer llegar a conocimiento de su pupilo
procesal de la existencia del juicio y en su caso, recurrir la sentencia.
Demandados con domicilio en diferentes jurisdicciones: Cuando los demandados fueren varios, y al
menos uno de ellos se domiciliare fuera del departamento judicial, o de la provincia, el plazo de la
citación se reputará vencido para todos, cuando venza para el domiciliado a mayor distancia, o para
el notificado en el último término. De tal modo, rige para los codemandados un plazo común,
procurando garantizarse siempre su derecho de defensa en juicio.
Nulidad de la citación: Se declarará la nulidad de la citación, cuando se pruebe que el domicilio del
demandado resultaba falso, o bien cuando fuere en contra de lo regulado precedentemente, de
conformidad con lo previsto en el art. 149 sobre nulidad de las notificaciones.
Demandado fuera de la jurisdicción de la provincia: A través de la ley 9618/1980, que adhiere al
convenio firmado entre la provincia de Santa Fe y el Gobierno Federal de ley 22.172, se regula la
forma de comunicaciones entre Tribunales de distinta jurisdicción territorial.
La comunicación o pedido se hará mediante oficio cuando se trate de un Juez de otra provincia o de
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, de conformidad con las prescripciones de la ley 22.172.
Cuando el Juez sea extranjero, los pedidos a aquel se deberán llevar a cabo mediante exhorto.
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Autor: Verónica Nicoletti
Contenido y requisitos: Se opondrán en la contestación, todas las excepciones o defensas que no
tengan un carácter previo (dado ese carácter por el propio Código), es decir, aquellas que no se han
incluido en los arts. 344, 345 y 346.
La contestación debe contener:
- Así como en la demanda se determina en forma clara y minuciosa la causa petendi, en
la contestación, correlativamente, debe negarse o reconocer en forma categórica cada uno de
los hechos expuestos en la demanda, o bien que aquellos no se produjeron en la forma
alegada. Estos hechos serán controvertidos, y objeto de decisión en el juicio. El silencio, las
respuestas evasivas o las negativas generales, podrán estimarse como reconocimiento de la
verdad de los hechos.
- Reconocimiento o negación, en forma categórica, de que la documental aportada por el
demandado fuere verídica, como asimismo que recibió efectivamente aquellas. En caso de
silencio, el juez los tendrá por plenamente auténticos los documentos atribuidos al
demandado, y por recibidos los telegramas y misivas.
- Especificar con claridad los hechos que alega como fundamento de su defensa. Estos
“nuevos hechos” han de ser probados por quien los afirma, y acompañados por
documentación que los avale.
- Observar, en lo posible, los demás requisitos de la demanda.
Excepción a la carga de reconocer o negar hechos, documentos y recepción de misivas: La
ley contempla excepciones al estricto cumplimiento de esas cargas, en los supuestos en que
intervengan sujetos que carecen del conocimiento suficiente respecto de extremos fácticos vertidos
en la demanda.
Es el supuesto de los sucesores universales, que participan en el juicio por aquel que habría
intervenido directamente en los hechos descriptos por el actor o que habría suscripto documentos o
recibido misivas, y el caso del defensor oficial, quien vela por los intereses del demandado
desconocido o de domicilio incierto.
Ellos podrán diferir su pronunciamiento en cuanto a aquello, una vez que se haya producido la
prueba.
Efectos: FALTA
Traslado, supuestos: FALTA
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Autor: Verónica Nicoletti
bien identidad con la misma (para ello debe presentarse identidad de partes, identidad de causa, y
asimismo un idéntico petitorio u objeto).
De defecto legal: Se trata de una negación, que opera en forma dilatoria. A través de ella el
demandado le niega claridad o completitud al escrito de demanda. Una vez subsanada la deficiencia
del escrito, o disipada la oscuridad de sus conceptos, la demanda puede cobrar plena virtualidad. Su
objeto es el de proteger el derecho de defensa del accionado, violado cuando existen dudas o
incompletitudes respecto de los alcances de la pretensión que se le opone.
De cosa juzgada, transacción, conciliación y desistimiento del derecho: Se trata de
excepciones perentorias, ya que el demandado alega la existencia de cosa juzgada respecto de la
pretensión dirigida en su contra, invocando que ella surge de un previo proceso donde se ventiló otra
petición con las identidades subjetivas y objetivas pertinentes, impidiendo un nuevo juicio al
respecto.
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Autor: Verónica Nicoletti
Recaudos procesales en cuanto a la prueba: En el escrito en que se plantean las excepciones, se
agrega toda la prueba instrumental, ofreciéndose la restante. De ello, se corre traslado al actor, el
cual deberá contestarlo, siguiendo las pautas y teniendo las cargas inherentes a toda contestación
de demanda, aplicándose el plazo de 5 días para el procedimiento ordinario.
Vencido el plazo, contestado o no por el actor, el juez designará una audiencia dentro de los 10 días,
para recibir la prueba ofrecida, si lo estima necesario. De lo contrario, resolverá sin más trámite.
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Autor: Verónica Nicoletti
- Si se trata de excepción de cosa juzgada, falta de legitimación manifiesta o la
prescripción, se procederá al archivo.
- Si se alegó alguna de las defensas de fondo del art. 345 inc. 8º, se suspenderá el
proceso, de acuerdo con las circunstancias del caso y por el tiempo que sea necesario.
- Si se trata de litispendencia, se remite el expediente al juzgado donde tramite el otro
proceso, si la litispendencia fuese por conexidad; si son idénticos ambos procesos, se
archivará.
- Si el supuesto es de excepción de defecto legal, arraigo o falta de personería, el juez
determinará que extremos deben ser cumplidos o subsanados, fijando un plazo para el
cumplimiento. Si no se cumple, se lo tendrá por desistido del proceso, con costas.
Reconvención: Por economía procesal, el código admite que el demandado que tenga una
pretensión para hacerla valer contra el actor, la incluya en un proceso ya iniciado por este mediante
la figura de la reconvención.
La reconvención o contrademanda solo puede plantearse cuando la pretensión que encierra
comparte los mismos sujetos que la pretensión del actor, solo que ellos en este supuesto actúan en
diferente condición. Cierta doctrina entiende que al proceso ordinario le es aplicable lo normado para
el procedimiento abreviado, en cuanto admite la reconvención “si las pretensiones en ella deducidas
derivaren de la misma relación jurídica, o fueren conexas con las invocadas en la demanda”.
Con respecto a su regulación, dispone el código que en el mismo escrito de contestación deberá el
demandado deducir reconvención en la forma prescripta para la demanda, si se creyere con derecho
a proponerla.
En caso de incumplimiento de esta carga temporal, la pretensión solo podrá esgrimirse en un marco
litigioso nuevo, es decir, en otro juicio iniciado con posterioridad respecto del cual –eventualmente-
se aplicarán las reglas de la acumulación de procesos.
Traslado de la reconvención y de los documentos: Presentada la reconvención, o los
documentos por el demandado, se dará traslado al actor quien, en el plazo de entre quince o cinco
días respectivamente, deberá responder las mismas observando las normas que regulan la
contestación de la demanda.
El actor tendrá las mismas posibilidades defensivas del demandado en lo que fuere compatible,
pudiendo alegar también en la contestación de la reconvención “nuevos hechos”, de los cuales se
dará traslado nuevamente al reconviniente, a los fines de presentar documentos relativos a ellos.
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Autor: Verónica Nicoletti
PRUEBA: Concepto: La prueba es la actividad procesal, realizada con el auxilio de los medios
establecidos por la ley, y tendiente a crear la convicción judicial sobre la existencia o inexistencia de
los hechos afirmados por las partes como fundamento de sus pretensiones o defensas.
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Autor: Verónica Nicoletti
El CPN establece que la prueba debe producirse por los medios previstos expresamente por la ley y
por los que el juez disponga, a pedido de parte o de oficio, siempre que no afecten la moral, la
libertad de las personas de los litigantes o de terceros, o no estén expresamente prohibidos para el
caso. Los medios de prueba no previstos se diligencian aplicando por analogía las disposiciones de
los que sean semejantes, o en su defecto, en la forma que establezca el juez. Dicho ordenamiento
reglamente específicamente los siguientes medios de prueba: 1) Documental; 2) Informativa; 3)
Confesión judicial y extrajudicial; 4) Testimonial; 5) Pericial; y 6) Reconocimiento judicial. Admite
también la prueba de presunciones, aunque no en el sentido de medio probatorio, cuando aquellas
“se funden en hechos reales y probados y cuando por su número, precisión, gravedad y
concordancia, produjeren convicción según la naturaleza del juicio, de conformidad con las reglas de
la sana crítica”.
OBJETO DE LA PRUEBA:
En principio, solo los hechos afirmados por los litigantes pueden constituir objeto de prueba. Pero
aquellos deben ser además:
a) Controvertidos: afirmados por una de las partes y desconocidos o negados por la otra
(afirmación unilateral).
b) Conducentes para la decisión de la causa
Puede suceder, en efecto que un hecho haya sido afirmado, pero que carezca de relevancia para
resolver las cuestiones sobre las cuales versa la litis. En tal caso se dice que el hecho es
inconducente. A esos dos requisitos de los hechos se refiere el CP cuando supedita la apertura de la
causa a prueba a la circunstancia de que se hayan alegado hechos conducentes acerca de los
cuales no hubiese conformidad entre las partes.
b) Los hechos afirmados por una de las partes y admitidos por la otra. La vigencia del principio
dispositivo impone al juez el deber de aceptar, sin más, la existencia de aquellos hechos que son
concordantemente afirmados por ambas partes (afirmación bilateral). Esta regla sin embargo,
sufre excepción en el caso de mediar una regla limitativa como la que contiene por ejemplo el Art.
232 del Código Civil conforme al cual la confesión o la admisión de los hechos no son por sí
solas suficientes para decretar la separación personal o el divorcio vincular.
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Autor: Verónica Nicoletti
Cuando no media la admisión expresa de las afirmaciones, sino el silencio o la respuesta evasiva
de la parte a quien se oponen, esas actitudes autorizan al juez a estimarlas como reconocimiento
de la verdad de los hechos pertinentes y lícitos a que se refieran. Tales actitudes, por lo tanto,
solo pueden generar una presunción judicial que no descarta la necesidad de prueba
corroborante o de prueba en contrario.
c) Los hechos notorios. Calamandrei los define como aquellos que entran naturalmente en el
conocimiento, en la cultura o en la información normal de los individuos, con relación a un
círculo social o a un lugar o momento determinado, en la oportunidad en que ocurre la
decisión.
Aclaración:
En el proceso CIVIL el objeto de la prueba son los hechos esgrimidos por las partes en sus
pretensiones. Además, en el proceso civil NO DEBEN PROBARSE los hechos aceptados,
reconocidos o ni tampoco los presumidos legalmente. Los hechos evidentes o los normales no
necesitan ser probados porque ellos forman parte del saber privado o del común como
conocimiento que tiene todo sujeto.
En el proceso PENAL son objeto de prueba los hechos provistos de relevancia a fin de determinar
la culpabilidad o inocencia del imputado. En materia penal resulta imprescindible el cumplimiento de
la actividad destinada a comprobar la realidad de los hechos y las circunstancias que lo rodean.
LA CARGA DE LA PRUEBA
Las reglas sobre la carga de la prueba son, pues, aquellas que tienen por objeto determinar cómo
debe distribuirse, entre las partes, la actividad consistente en probar los hechos que son materia de
litigio. Tales reglas, sin embargo, no imponen deber alguno a los litigantes. Quien omite probar, no
obstante la regla que pone tal actividad a su cargo, no es pasible de sanción alguna. Solo ocurre que
se expone al riesgo de no formar la convicción del juez sobre la existencia de los hechos de que se
trate, y por consiguiente, a la perspectiva de una sentencia desfavorable. La actividad probatoria
constituye, pues, como toda carga procesal, un imperativo del propio interés.
Ley Extranjera: Si la ley extranjera invocada por alguna de las partes no hubiese sido probada, el
juez podrá investigar su existencia y aplicarla a la relación jurídica materia del litigio. La regla sería
que la prueba de la ley extranjera resulta innecesaria cuando se trata de un régimen legal de fácil
conocimiento o asimilable a un hecho notorio.
EL HECHO NEGATIVO
Se ha decidido que la alegación de que se trata de un hecho negativo no releva de la prueba a quien
lo aduce, si aquél es presupuesto de actuación de la norma que esa parte invoca a su favor. Lo que
ocurre es que tales hechos no son susceptibles de prueba directa, sino que se deducen a través de
la demostración de la existencia de hechos positivos. La falta de culpa que debe probar el dueño de
una cosa para destruir la presunción establecida por el Art. 1113 del CC es un hecho negativo cuya
existencia puede deducirse de la prueba realizada en el sentido de que aquél adoptó las
precauciones y diligencias necesaria para impedir el daño; la pretensión fundada en la inejecución
de una obligación de no hacer, no releva al actor de probar el hecho positivo contrario, etc.
APRECIACIÓN DE LA PRUEBA
La doctrina, en general, reconoce la existencia de dos sistemas fundamentales en lo que concierne a
la apreciación de la prueba: el de la prueba legal (o tasada) y el de la libre apreciación del juez (o de
la prueba racional).
Prueba legal:
En este sistema el juez debe atenerse a ciertas reglas vinculantes prescindiendo de su convicción
personal. Su origen histórico se remonta al primitivo derecho germánico en el cual la prueba no tenía
por objeto formar la convicción del juez sino obtener a través de ciertas experiencias (ordalías), la
manifestación de la voluntad divina.
Couture ejemplifica este sistema con el régimen del derecho español, en el cual si el conflicto
versaba sobre una cosa mueble, debía ser probado por dos testigos, si era sobre una cosa
inmueble, por 5 testigos, de los cuales 3 debían ser hidalgos, y dos labradores, etc.
Este sistema tiene como característica la mecanización de la labor del juez quitándole así su
personalidad.
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Autor: Verónica Nicoletti
Sistema de la libre convicción: Se corresponde con el sistema de jurados, y se caracteriza por el
análisis de los hechos en los cuales no se impone la exposición de los fundamentos que llevaron a
esa decisión, lo que significa que puede haber servido como base de la sentencia elementos de
prueba aportados en el proceso, o conocimientos del juez fuera del mismo, o aún sus intimas
convicciones.
MILLAR señala que el que decreto de la Asamblea Constituyente Francesa de 1791 en tanto obligó
a los jurados en el juicio penal a decidir los casos según su conciencia e íntima convicción, marcó la
introducción en el procedimiento criminal, al sistema de la prueba racional.
Se critica a este sistema, por creerse que el mismo trastoca garantías esenciales del sistema
republicano de gobierno, toda vez que podría resultar en una sentencia sin fundamento, lo que
conlleva un vicio de nulidad intrínseco, en virtud de la inobservancia de un principio esencial como
es la publicidad de los actos de gobierno, como también de la defensa en juicio del imputado.
EL SISTEMA VIGENTE: Sistema de la sana crítica racional: Se caracteriza por una minuciosa
exposición de los fundamentos que llevaron al juez a tomar esa decisión, los cuales deben tener
basamentos en las reglas de la lógica formal y de la experiencia, debiendo siempre darse una
sentencia razonada de conformidad a dichos principios. Ese sistema es el que adopta nuestro
código, imponiendo al juzgador el desarrollo escrito de su convicción sincera de los hechos
juzgados, y de las razones que lo llevan a esta decisión.
El Código Procesal de la Nación dice en su Art. 386 que “salvo disposición legal en contrario, los
jueces formaran su convicción respecto de la prueba, de conformidad con las reglas de la sana
crítica. No tendrán el deber de expresar en la sentencia la valoración de todas las pruebas
producidas, sino únicamente de las que fueren esenciales y decisivas para el fallo de la causa”.
Las reglas de la sana crítica entendidas como normas de criterio fundadas en la lógica y en la
experiencia, no constituyen un sistema intermedio entre el de las pruebas legales y el de las libres
convicciones, sino un modo particular de designar al sistema de la libre apreciación de la prueba.
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Autor: Verónica Nicoletti
PLAZOS DE PRUEBA:
Plazo ordinario de prueba: El plazo de prueba será fijado por el juez y no excederá de 40
días. Las pruebas deberán ofrecerse dentro de los primeros 10 días.
En este artículo (365) el Código no fija un plazo preestablecido para que se produzca la prueba. Deja
en manos del juez la determinación del mismo teniendo como parámetro básico la complejidad de
las situaciones debatidas y la cantidad de hechos litigiosos a probar. Establece sí, un plazo máximo
de 40 días. Esta determinación temporal se realiza en la misma resolución que dispone la apertura a
prueba.
Plazo extraordinario de prueba: Cuando la prueba deba producirse fuera de la república, el
juez señalará el plazo extraordinario que se considere suficiente, el que no podrá exceder de
90 y 180 días, según se trate o no, respectivamente, de un país limítrofe.
El Código contiene diversas normas aplicables, con carácter general, a toda clase de pruebas. Ellas
se relacionan con las audiencias, la asistencia del juez, la práctica de pruebas fuera del radio urbano
del juzgado, etc.
Con relación a la hora de comienzo de las audiencias, el Art. 125 establece que empezarán a la
hora designada y los citados sólo tendrán obligación de esperar treinta minutos, transcurridos los
cuales podrán irse dejando constancia en el libro de asistencia.
Las audiencias destinadas a recibir declaraciones probatorias deben ser pedidas, ordenadas y
practicadas dentro del plazo de prueba. Si ello no fuera posible o se tratara de diligencias urgentes,
a petición de parte o de oficio, los jueces o tribunales deben habilitar días y horas.
Las audiencias serán públicas, a menos que los jueces o tribunales atendiendo las circunstancias
del caso, dispusieren lo contrario mediante resolución fundada. Las audiencias serán señaladas con
anticipación no menor de tres días, salvo por razones especiales que exigieren mayor brevedad, lo
que deberá expresarse en la resolución. En éste último caso, la presencia del juez o tribunal, podrá
ser requerida el día de la audiencia.
En lo que se refiere a la presencia del juez en las actuaciones probatorias, el Art. 34 dispone que
aquél debe asistir a las audiencias de prueba, bajo pena de nulidad, cuando cualquiera de las partes
lo pidiere con anticipación no menor de dos días a su celebración.
Cuando la prueba deba realizarse fuera de la sede del juzgado o tribunal pero dentro del radio
urbano del lugar, también los jueces deben asistir a las actuaciones de prueba.
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Autor: Verónica Nicoletti
En cambio, si las diligencias probatorias deben practicarse fuera del radio urbano, pero dentro de la
circunscripción judicial, los jueces pueden trasladarse para recibirlas o encomendar la diligencia a
los de las respectivas localidades. Se trata, de un caso en el que la delegación está expresamente
autorizada.
FORMA DE LA PRUEBA
FIJACIÓN Y CONCENTRACIÓN DE LAS AUDIENCIAS:
El juez debe velar porque todo el proceso se conduzca en forma ágil, rápida y sencilla. En la etapa
probatoria los pasos procesales pueden llegar a complejizarse, por eso la mayor necesidad de que
el magistrado ponga especial atención en reducir estas posibles contingencias conflictivas siguiendo
entre otras, la pauta que el Código contiene en el Art. 366: “Las audiencias deberán señalarse dentro
del plazo de prueba y, en lo posible, simultáneamente en ambos cuadernos. Se concentrarán en la
misma fecha o en días sucesivos teniendo en cuenta la naturaleza de las pruebas”. Por lo tanto, si
hay un plazo de prueba fijado, las audiencias para recibir los testimonios, confesiones de partes,
aclaraciones de peritos, reconocimiento de lugares, etc., se deberán fijar dentro del mismo y no más
allá; de ser posible al mismo tiempo en ambos cuadernos; de acuerdo con las circunstancias, se
tratará de concentrar en un mismo día la mayor cantidad posible de audiencias o bien en días
sucesivos.
Una de las características del trámite probatorio del juicio ordinario es la formación de cuadernos de
prueba. El Art. 378 prescribe que “se formará cuaderno separado de la prueba de cada parte, la que
se agregará al expediente al vencimiento del plazo probatorio”. El cuaderno de prueba consiste en
un legajo separado físicamente del principal pero que lo integra –de hecho el Art. 480 regula la
manera en que luego de la etapa probatoria vuelven a conformar un único expediente-. Esta
tramitación separada de cada grupo de pruebas se justifica para una mejor sustanciación de las
mismas ya que de esta manera pueden realizarse diligencias en forma simultánea sin que una parte
entorpezca la tarea de la otra y también ayuda en la maniobrabilidad de las actuaciones que suelen
ser voluminosas en este tipo de procesos. Dentro de cada cuaderno constan las resoluciones
respecto de las pruebas ofrecidas por cada parte: su concesión, denegatoria, fijación de audiencias,
plazos, modalidades, etc. Y se irán agregando las constancias de producción, notificaciones, etc., a
medida que vaya teniendo lugar la sustanciación de las mismas foliándose las actuaciones en el
ángulo inferior derecho del frente de cada hoja para luego –una vez que se incorporen al expediente
principal- realizarse una foliatura de todas las piezas de manera correlativa en el margen superior.
REPLANTEO DE PRUEBA - Prueba producida y agregada (Art. 383): “Se desestimará el pedido
de declaración de negligencia cuando la prueba se hubiere producido y agregado antes de vencido
el plazo para contestarlo. También, y sin sustanciación alguna, si se acusare negligencia respecto de
la prueba de posiciones y de testigos antes de la fecha y hora de celebración de la audiencia, o de
peritos, antes de que hubiese vencido el plazo para presentar la pericia”.
En esta norma se hace alusión a las consecuencias disvaliosas que puede acarrear el
incumplimiento. Concretamente la pérdida del medio probatorio ofrecido por la declaración judicial de
negligencia. Para que ello ocurra, deberá existir un incumplimiento de los pasos procesales en los
tiempos establecidos por parte de quien ofrece una determinada prueba.
Aquí los incumplimientos son genéricos ya que cada medio de prueba contempla ciertos
incumplimientos específicos a los que añade una sanción también específica o preestablecida: la
caducidad de la prueba de que se trate.
Diferencias: Si bien ambas figuras –negligencia y caducidad- tienen como efecto principal malograr
la prueba ofrecida, la negligencia es un instituto más flexible ya que sanciona incumplimientos de
cargas procesales probatorias generales.
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Por lo mismo, la declaración de negligencia requerirá pedido expresa de la contraparte.
Este “acuse de negligencia” deberá ser bilateralizado y sólo luego de este trámite el juez resolverá
respecto de si corresponde o no aplicar la severa sanción que acarrea la pérdida de un medio
probatorio ofrecido oportunamente.
El artículo manda que si antes de que venza el plazo para contestar el acuse de negligencia de una
prueba se llega a producir y agregar la misma, se desestimará el pedido. Se trata de una clara
aplicación del principio de conservación de los actos de la litis dando plena vigencia al derecho de
defensa en juicio y debido proceso.
Por supuesto también se rechazarán los requerimientos de negligencia sin sustanciación alguna si
se realizan en forma prematura, esto es, antes de que venzan los plazos para la producción de las
pruebas respectivas.
El Art. 377 del Código se refiere a la inimpugnabilidad y dice al respecto que “serán irrecurribles las
resoluciones del juez sobre producción, denegación y sustanciación de las pruebas, pero si se
hubiese negado alguna medida, la parte interesada podrá solicitar a la Cámara que la diligencie
cuando el expediente le fuere remitido para que conozca del recurso contra la sentencia definitiva”.
Una vez más, aquí se plantea el conflicto entre la rapidez con la que deben tramitar los procesos y la
profundidad del debate que merecen las cuestiones allí ventiladas. De acuerdo con una plena
vigencia del derecho de defensa deberían las partes poder contar con vías procesales aptas para
cuestionar una resolución que afecte sus derechos apenas es emitida, tanto ante el mismo juez
como ante el tribunal superior si el tema es susceptible de generar un perjuicio importante. Esta
amplitud de debate e impugnación, permitiendo que a cada paso pueda darse la sustanciación de un
conflicto que detenga el curso del período de prueba lo haría interminable, dilatando en exceso la
litis y posibilitando que en muchos casos se distraiga el valioso tiempo procesal.
Entonces, en pos de la celeridad procesal, se encuentra limitada la impugnabilidad de las medidas
sobre denegación, producción y sustanciación de la prueba. Esta regla se extiende, incluso, una vez
terminada la etapa probatoria aunque no parece de aplicación respecto de las pruebas realizadas en
el marco de las diligencias preliminares por regir otras pautas en ese ámbito. Así se ha dicho que las
resoluciones que versen sobre producción, denegación y sustanciación de pruebas resultan
alcanzadas por la regla de la inapelabilidad dispuesta por el Art. 377. Es inapelable la resolución que
decide una cuestión de negligencia en la producción de la prueba, así como el decisorio que decreta
la caducidad de la prueba.
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La limitación está dada por la imposibilidad de las partes de realizar planteos durante la etapa de la
prueba, lo que no impide que frente a la sentencia de mérito de ciertos procesos y en la medida en
que exista agravio suficiente para interponer recurso de apelación, las medidas probatorias
denegadas puedan ser replanteadas en la alzada.
Cuando el Art. 377 se refiere a “inimpugnabilidad” Carlos Enrique Camps entiende que abarca algo
más que la simple “inapelabilidad”, esto es, también está vedando la posibilidad de interponer
revocatorias. Sin embargo, ello no es pacífico en la jurisprudencia.
Según su contenido: desde este punto de vista éstos a su vez pueden dividirse en
declarativos (pueden ser dispositivos, los que constituyen, modifican o extinguen relaciones
jurídicas, o informativos, los que se limitan a dejar constancia de una determinada situación
de hecho)
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probatorios (sirven como medio de prueba sin excluir otros medios posibles para probar lo
mismo; pueden ser no escritos, informativos y representativos).
públicos (los otorgados por un funcionario publico dentro de los limites de su competencia y
de acuerdo con las formalidades prescriptas por la ley; tienen valor probatorios por si mismos)
privados (los que no tienen las anteriores características; carecen de valor probatorio hasta
tanto se acredite la autenticidad de la firma que figura en ellos)
Documento en poder de una de las partes: El Art. 386 del Código prescribe que “si el documento
se encontrare en poder de una de las partes se le intimará su presentación en el plazo que el juez
determine. Cuando por otros elementos de juicio resultare manifiestamente verosímil su existencia y
contenido, la negativa a presentarlos constituirá una presunción en su contra”. Esta medida
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materializa el cumplimiento del deber de colaboración y buena fe procesal. En lo que respecta a la
oportunidad en que puede realizarse la petición, se ha establecido que si el demandante pide que el
accionado traiga al proceso una determinada documentación para incorporarla definitivamente al
mismo como prueba estamos en presencia del ofrecimiento de prueba documental en poder de la
contraria (Art. 386) y ello sólo puede requerirse al momento de entablar la demanda, ya que si se
aceptara como diligencia preparatoria, se podría utilizar por el actor como un medio “tentativo” para
conocer la suerte del litigio que iniciará.
Documentos en poder de tercero: Dice el Art. 387 que “si el documento que deba reconocerse se
encontrare en poder de tercero, se le intimará para que lo presente. Si lo acompañare, podrá solicitar
su oportuna devolución dejando testimonio en el expediente. El requerido podrá oponerse a su
presentación si el documento fuere de su exclusiva propiedad y la exhibición pudiere ocasionarle
perjuicio. Ante la oposición formal del tenedor del documento no se insistirá en el requerimiento”.
Según Camps esta “no insistencia” de la que habla el artículo, sólo habrá de operar en el caso de
que pueda obtenerse prueba por otro conducto ya que si el documento en poder del tercero es una
pieza imprescindible para la dilucidación del caso al permitir llegar a la verdad jurídica objetiva y así
superar el conflicto planteado, el juez deberá instrumentar la forma para que ese documento sea
exhibido y pueda constar en el expediente la información esencial que en él está plasmada. Podrá
disponer a esos efectos un reconocimiento judicial, pericia, toma de vistas fotográficas o por otros
medios, relevamiento por parte del actuario en el domicilio de la parte, etc.
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mismo. En cambio los privados no tienen las anteriores características; carecen de valor probatorio
hasta tanto se acredite la autenticidad de la firma que figura en ellos.
COTEJO: Respecto de todos los instrumentos privados que una parte traiga al proceso, será
necesario que se determine la autenticidad de la firma. Ello se realiza a través de su presentación a
la parte a la que se le atribuye la misma para que la reconozca como propia o niegue su autoría. La
negativa deberá ser expresa y categórica ya que de lo contrario se lo tendrá por reconocido. La firma
es el nombre escrito de una manera particular según el modo habitual seguido por la persona en
diversos actos sometidos a esta formalidad. La misma debe hacerse de puño y letra y constituye una
condición esencial del instrumento.
También puede darse el supuesto de que el documento se ponga a consideración de un tercero para
que señale si reconoce la firma estampada. En este caso, el tercero actuará como un “testigo de
firma” por lo que su desconocimiento no tendrá obviamente el mismo alcance que el
desconocimiento hecho por quien presuntamente la estampó.
El código afirma en el Art. 388 que si “el requerido negare la firma que se le atribuye o manifestare
no conocer la que se atribuye a otra persona, deberá procederse a la comprobación del documento
de acuerdo con lo establecido en los artículos 458° y siguientes” (prueba pericial caligráfica).
Por lo tanto, los desconocimientos de firma obligan a que se lleve a cabo el procedimiento pericial
específico –pericia caligráfica- para que sea un experto el que determine si la firma atribuida a una
de las partes le pertenece o no.
El cotejo no es otra cosa que la comparación que se efectúa, por peritos, de la letra o la firma de un
documento cuya autenticidad se niega, con las de otros documentos indubitados, a fin de determinar
si pertenecen a una misma persona.
Documentos Indubitados:
Hay que tomar ciertos recaudos específicos a los fines de obtener pericialmente la determinación de
la autenticidad de la firma estampada en un instrumento privado. El experto deberá comparar la
firma del instrumento no reconocido (“firma debitada”) con firmas o material escrito por la persona a
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Autor: Verónica Nicoletti
la que se le atribuye aquélla (“firma o material indubitado”). El estudio deberá realizarse sobre
documentación original y no simples copias. Este cotejo será realizado por el perito sobre la base de
los conocimientos científicos propios de su especialidad. El material indubitado para realizar el
confronte puede provenir de dos fuentes: el cuerpo de escritura –si la persona a quien se atribuye la
firma vive y se encuentra en condiciones de realizarlo- o los “instrumentos indubitados”. Estos
últimos surgirán del acuerdo de partes, atribuyéndole a ciertos documentos la condición de
“auténticos” o bien –frente a la falta de conformidad de los litigantes- de la decisión del juez sobre la
base de los parámetros legales.
El Art. 389 hace referencia a los instrumentos indubitados por acuerdo de partes, esto es, aquellos
escritos donde consta una firma que ambos contendientes acuerdan en atribuir al sujeto a quien se
endilga la firma debitada. Estos instrumentos deberán ser acompañados por una de las partes
juntamente con el ofrecimiento de la pericia caligráfica, y luego de ello, serán aceptados –en lo que
hace a la autenticidad de la firma que contienen- por la contraria.
Estado del documento: A pedido de parte, el secretario certificará sobre el estado material del
documento de cuya comprobación se trate, indicando las enmiendas, entrerrenglonaduras u otras
particularidades que en él se adviertan. Dicho certificado podrá ser reemplazado por copia
fotográfica a costa de la parte que la pidiere.
Cuerpos de escritura: A falta de documentos indubitados, o siendo ellos insuficientes, el juez podrá
ordenar que la persona a quien se atribuya la letra forme un cuerpo de escritura al dictado y a
requerimiento de los peritos. Esta diligencia se cumplirá en el lugar que el juez designe y bajo
apercibimiento de que si no compareciere o rehusare escribir, sin justificar impedimento legítimo, se
tendrá por reconocido el documento.
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Autor: Verónica Nicoletti
Se trata de un texto escrito por el presunto autor de la firma debitada, de puño y letra, en presencia
de personal judicial y de acuerdo con un dictado elaborado por los peritos caligráficos designados en
el proceso, dejándose constancia de todo lo ocurrido en el acta que se labrará como parte de esa
diligencia.
La ley determina un orden de prioridad para obtener material indubitado. En primer término hay que
recurrir a documentos preexistentes, ya sean provistos por acuerdos de partes o por decisión del
juez. Si ellos no existen o son insuficientes o defectuosos se recurrirá al cuerpo de escritura. Sin
embargo, si aquel a quien se le atribuye la firma ha fallecido o bien se encuentra impedido de
realizar el cuerpo de escritura, no habrá otra posibilidad que recurrir a los documentos mencionados.
VALOR PROBATORIO: Los documentos privados carecen de valor probatorio hasta tanto se
acredite la autenticidad de la firma que figura en ellos, sea mediante el reconocimiento (expreso o
tácito) de la parte a quien se atribuye, o mediante la comprobación que puede realizarse por
cualquier clase de pruebas, entre las cuales el cotejo de letras es la que mayor eficacia reviste. Los
documentos privados no reconocidos pueden valer, eventualmente como indicios de los cuales se
extraigan presunciones.
El valor probatorio de los documentos públicos debe considerarse desde el doble punto de vista del
documento en sí mismo y de su contenido:
-Respecto del documento público en sí mismo existe la presunción de su autenticidad, vale decir,
que ha sido realmente otorgado por el funcionario público que lo suscribe. No es necesario que la
parte que lo invoca acredite que es auténtico, correspondiendo a la parte que se opone, si
pretendiera que el documento es falso, invocar y demostrar esa circunstancia mediante la querella
de falsedad. La mencionada presunción desaparece, sin embargo, y el juez se halla facultado para
ordenar de oficio la confrontación del documento con su original, en el supuesto de que aquél
presente irregularidades notables (raspaduras o borraduras, anomalías en la firma o en el sello, etc.)
-Con respecto al contenido del documento público: El instrumento público hace plena fe hasta que
sea argüido de falso, por acción civil o criminal, de la existencia material de los hechos que el oficial
público hubiese anunciado como cumplidos por él mismo o que han pasado en su presencia. Los
instrumentos públicos hacen plena fe, no sólo entre las partes, sino respecto de terceros (ya que el
instrumento puede ser invocado por éstos contra las partes) en cuanto al hecho de haberse
ejecutado el acto, de las convenciones, disposiciones, pagos, reconocimientos, etc., contenidos en
ellos. Para impugnar la verdad de este tipo de enunciaciones no es necesario promover querella de
falsedad, sino que basta producir prueba en contrario. Los instrumentos públicos hacen plena fe de
las enunciaciones de hechos o actos jurídicos directamente relativos al acto jurídico que forma el
objeto principal, no sólo entre las partes, sino también respecto de terceros. Esto es, las
denominadas cláusulas enunciativas, las cuales a diferencia de las cláusulas dispositivas, pueden
suprimirse sin riesgo de alterar la naturaleza o condiciones del acto. Cuando esas cláusulas se
relacionan directamente con el objeto principal del documento quedan equiparadas, en cuanto a su
fuerza probatoria, a las cláusulas dispositivas, y lo mismo que ellas, hacen plena fe hasta la prueba
en contrario.
REDARGUCIÓN DE FALSEDAD
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Autor: Verónica Nicoletti
La forma de ejercer oposición a la fuerza probatoria de los instrumentos varía según la naturaleza de
estos. Respecto de los privados bastará con negar su firma, por lo tanto su falsedad sólo podrá
fundarse en la adulteración material, supresiones, modificaciones, agregados, etc. La cuestión es
distinta si se trata de un instrumento público.
En un documento público la falsedad puede consistir:
1) En la adulteración material resultante de no haber sido otorgado por el funcionario que
aparece suscribiéndolo o de haberse suprimido, modificado o añadido alguna de sus
enunciaciones.
2) En la inexactitud de los hechos que el oficial público hubiese anunciado como cumplidos por
él mismo o que han pasado en su presencia.
Hay que recordar que no “todo” de un instrumento público hace plena fe: sólo aquello realizado
personalmente por el oficial público y lo que ha pasado u ocurrido en su presencia. Es imprescindible
antes de impugnar un documento público determinar qué parte del mismo es la que afecta al
interesado. Y recién luego determinar cuál será la vía procesal a utilizar.
Si se trata de aquellos aspectos del instrumento público que no hacen plena fe, entonces bastará
con aportar prueba en contrario que desvirtúe los asertos que contiene el documento escrito. Si
consiste en desvirtuar afirmaciones que gozan de plena fe, entonces será necesario recurrir a la vía
prevista en el Art. 393: el incidente de redargución de falsedad.
ART. 393°: “La redargución de falsedad de un instrumento público tramitará por incidente que
deberá promoverse dentro del plazo de 10 días de efectuada la impugnación, bajo apercibimiento de
tener a quien la formulare por desistido. En este caso, el juez suspenderá el pronunciamiento
definitivo para resolver el incidente conjuntamente con la sentencia”.
Aún cuando el Art. 393 no establece en qué procesos se permite el planteamiento de un incidente de
redargución de falsedad, en principio por encontrarse ubicado dentro del título referido al proceso
ordinario correspondería interpretar que resulta aplicable a esa clase de procedimiento y también al
sumario y sumarísimo por remisión de los Art. 495 y 496. Al contrario no es procedente la promoción
del referido incidente en el proceso ejecutivo pues la naturaleza abreviada impide admitir este tipo de
planteo. Tampoco se lo ha admitido en ejecuciones hipotecarias.
Una vez que se manifiesta expresamente –por escrito- la disconformidad con el contenido de un
instrumento público –respecto de aquellos tramos que “hacen plena fe”- el incidente de redargución
de falsedad deberá iniciarse dentro de los diez días. De lo contrario se tendrá por desistida a la parte
de esa impugnación. El Art. 393 fija, para promover el incidente de redargución de falsedad, el
término de diez días a contarse desde que se efectúa la impugnación. Y la oportunidad para efectuar
esa impugnación se ha entendido que es la de contestar el traslado del instrumento atacado,
comenzando a correr el plazo para redargüir a partir de allí y no desde que el incidentista tomó
conocimiento de la existencia del instrumento.
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Autor: Verónica Nicoletti
Por otro lado, se atribuye a la tramitación del incidente de redargución de falsedad efecto suspensivo
respecto del dictado de la sentencia de mérito. El magistrado deberá, entonces, resolver primero
sobre la validez del documento público cuestionado y recién después expedirse sobre los aspectos
debatidos de la pretensión u oposición. Nada obsta a que en la misma sentencia de mérito se
resuelva –primero- lo concerniente a la redargución de falsedad y luego los restantes planteos
debatidos en juicio.
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Autor: Verónica Nicoletti
Las partes finalmente pueden presentar en juicio las cartas que ellos hayan recibido de terceros,
siempre que medie, en el caso de ser confidenciales, el consentimiento del remitente. BORDA dice
que en tal supuesto no puede hablarse de prueba instrumental, ya que la ratificación del contenido
de la carta por parte del tercero comporta un caso de prueba testimonial.
Grabaciones telefónicas y fotoeléctricas y otros medios de prueba: Según el Art. 378 del
Código Procesal de la provincia, “la prueba deberá producirse por los medios previstos
expresamente por la ley o por los que el juez disponga, a pedido de parte o de oficio, siempre que no
afecten la moral, la libertad personal de los litigantes o de terceros, o no estén expresamente
prohibidos para el caso. Los medios de prueba no previstos se diligenciarán aplicando por analogía
las disposiciones de los que sean semejantes, o en su defecto, en la forma que establezca el juez”.
La norma trascripta autoriza a ofrecer como prueba cualquier clase de documento en el sentido
amplio de la expresión. La jurisprudencia ha admitido la producción de pruebas documentales como
la fotográfica, fonográfica, telefónica, etc. Con respecto por ejemplo a la reproducción fonográfica de
expresiones vertidas por una de las partes fuera de juicio, procede, salvo que la prueba se haya
obtenido por medios ilegítimos, que ella sea citada a los efectos de reconocer la voz que se le
atribuye. En caso de desconocimiento será menester la designación de perito. Sin embargo, dado
que en esta materia no puede descartarse en absoluto la posibilidad de un doblaje o de un truco, las
conclusiones del experto no valdrán como plena prueba sino como una presunción que deberá ser
corroborada por otros medios probatorios. El mismo grado de eficacia probatoria cabe asignar a la
prueba fotográfica.
Valor probatorio de los libros de comercio: Los libros de los comerciantes constituyen uno de los
medios de prueba de los contratos que admite el Art. 208 del Código de Comercio. Hay dos de los
libros que son legalmente indispensables: El libro diario y el de Inventario y Balance, debiendo ser
llevados con arreglo a las formalidades prescriptas en el código, de lo contrario “no tiene valor
alguno en juicio a favor del comerciante a quién pertenezcan”. Los libros llevados en forma y con los
requisitos prescriptos, serán admitidos en juicio, como medio de prueba entre comerciantes y por
hechos de su comercio, correspondiendo distinguir, en cuanto a su eficacia probatoria, las siguientes
hipótesis:
A) Aunque los libros no estuvieran llevados en forma, sus asientos probarán contra los
comerciantes a quienes pertenezcan o sus sucesores, sin admitírseles prueba en contrario.
Pero como las constancias de los libros equivalen a una confesión por parte del comerciante,
y participan del carácter indivisible de aquélla, la ley agrega que “el adversario no podrá
aceptar los asientos que le sean favorables y desechar los que le perjudiquen, sino que
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Autor: Verónica Nicoletti
habiendo adoptado este medio de prueba, estará por las resultar combinadas que presenten
todos los asientos relativos al punto cuestionado.
B) Los libros llevados en forma prueban a favor de sus dueños, cuando su adversario no
presente asientos en contrario hechos en libros arreglados a derecho u otra prueba plena y
concluyente, sin perjuicio de la facultad que incumbe al juez en el sentido de apreciar esa
prueba y de exigir, si lo considerase necesario, otra supletoria.
C) Cuando resulte prueba contradictoria de los libros de las partes que litigan y unos y otros se
hallen con todas las formalidades necesarias y sin vicio alguno, el tribunal prescindirá de este
medio de prueba y procederá por los méritos de las demás probanzas que se presenten. Se
ha decidido que NO existe prueba contradictoria cuando de los libros de uno de los litigantes
resulta haberse realizado una operación, y los libros de la otra parte no registran ningún
asiento acerca de ella. En cambio, existe contradicción cuando los libros de ambas partes
registran la operación, pero de manera divergente.
D) En los litigios entre comerciantes y no comerciantes los libros de comercio carecen, como
principio, de eficacia probatoria, pero cuando son invocados o aceptados como elementos de
juicio por la parte no comerciante, los respectivos asientos prueban en contra o a favor de
esta última. Si se trata de actos no comerciales, los libros de comercio sólo sirven como
principio de prueba.
La exhibición general de los libros de los comerciantes únicamente puede decretarse a instancia de
parte en los juicios de sucesión, comunión o sociedad, administración o gestión mercantil por cuenta
ajena y en caso de liquidación o quiebra. En los demás casos puede decretarse la exhibición, incluso
de oficio, pero sólo en cuanto ella tenga relación con las cuestiones de que se trate, debiendo
realizarse en presencia del dueño, y en el lugar donde existan dichos libros.
La negativa a exhibir los libros autoriza al juez a decretar una intimación bajo apercibimiento de
pasarse por lo que resulte de los asientos contenidos en los libros del adversario, o en caso de no
llevarse libros por éste, tal negativa puede considerarse como un asentimiento con respecto a las
afirmaciones formuladas en el correspondiente cuestionario.
No procede asignar eficacia probatoria a los asientos contenidos en los libros de comercio si no
existen o no se presentan los comprobantes que respaldan a dichos asientos.
Objeto de la prueba de confesión: es el que debe versar sobre hechos pasados, personales,
desfavorables al confesante y favorables a la otra parte. Estos hechos deben ser controvertidos,
verosímiles (conforme a las leyes de la naturaleza), no excluidos expresamente por la ley como
materia de confesión. El derecho no puede ser objeto de la prueba de confesión, salvo que se trate
de acreditar la existencia de una ley extranjera porque ésta en tal caso se halla asimilada a un
hecho.
Diferenciación:
- confesión: puede ser prestada por cualquiera de las partes; puede versar sobre hechos
personales del confesante; es un medio de prueba
- admisión: es un acto que solo puede provenir del demandado; puede referirse a cualquier
clase de hechos; constituye un acto procesal de alegación
- reconocimiento: es la declaración por la cual una persona reconoce que está sometida a una
obligación respecto de otra persona; constituye una especie dentro del género confesión. Puede
existir confesión sin reconocimiento pero no reconocimiento sin confesión.
- Confesión-convención: la confesión versa sobre hechos pasados, la convención tiene por
objeto los hechos presentes; la primera comporta la admisión de una obligación ya contraída, la
segunda determina el nacimiento de una obligación.
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Autor: Verónica Nicoletti
CLASES DE CONFESIÓN
ABSOLUCIÓN DE POSICIONES
La absolución de posiciones es el medio que la ley concede a las partes para provocar la
confesión judicial de la parte contraria. Consiste en que una de las partes (ponente), dirija posiciones
(afirmaciones), a la otra (absolvente) para que estas las absuelva (conteste) bajo juramento o
promesa de decir la verdad.
Procede en procesos ya iniciados y solo puede pedirse una vez en cada instancia. Se lleva a cavo
en la audiencia preliminar del Art 360, el juez recibirá la prueba confesional.
La absolución de posiciones constituye una confesión judicial y provocada. La circunstancia de que
la incomparecencia del litigante citado a absolver posiciones, su negativa a contestar o sus
respuestas evasivas autorizan al juez a tenerlo por confeso. Esta institución no es violatoria a la
garantía constitucional del Art. 18 “nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo”, ya que
dicha garantía, según lo que tiene resuelto reiteradamente la CSJN sólo tiene vigencia en el proceso
penal.
Absolución por escrito: las personas jurídicas de existencia necesaria (nación, provincia,
municipalidades, etc.) absuelven posiciones por escrito mediante informe.
Elección del absolvente: Es sabido que en el caso de las personas jurídicas, los que actúan por
ellas son las personas físicas que constituyen sus órganos de gobierno y representación. Sin
embargo esta situación no impide que una persona jurídica sea convocada a absolver posiciones. La
parte contraria señalará el representante que habrá de efectuar la declaración. Igualmente puede
darse que este sujeto no haya intervenido en los hechos controvertidos y por ello, no pueda admitir o
negar las circunstancias conducentes para resolver el pleito. En este supuesto, el Código autoriza a
la persona jurídica a que en el plazo de cinco días de haber sido notificada de la audiencia de
absolución de posiciones se oponga a la confesión del sujeto elegido por la contraparte mediante
escrito presentado en el proceso. Ello con ciertas condiciones: que quien responda por el ente funde
su oposición en la falta de conocimiento personal de los hechos sobre los que versa el pleito, que
indique que representante de la persona jurídica se encuentra en condiciones de participar de esta
diligencia probatoria y que manifieste que ese sujeto ha quedado notificado de la audiencia. Se
manda que el absolvente designado firme también el escrito, como manera de dar mayor certeza al
anoticiamiento del trascendente acto procesal a celebrarse. Cumplidos tales recaudos, el juez
admitirá el reemplazo de representante absolvente sin más sustanciación. Ahora bien, tanto si el
ente no efectúa este cambio previo como si habiéndolo realizado, el nuevo absolvente en la
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Autor: Verónica Nicoletti
audiencia manifiesta no reconocer respecto de los hechos sobre los que versan las posiciones, se
tendrá por confesa a la parte que representa.
Esto es lo dispuesto por el Código procesal civil y comercial de la provincia, el cual prescribe en el
Art. 404 que: “La persona jurídica, sociedad o entidad colectiva podrá oponerse, dentro de quinto día
de notificada la audiencia, a que absuelva posiciones el representante elegido por el ponente,
siempre que:
1°) Alegare que aquél no intervino personalmente o no tuvo conocimiento directo de los hechos;
2°) Indicare en el mismo escrito, el nombre del representante que absolverá posiciones;
3°) Dejare constancia que dicho representante ha quedo notificado de la audiencia, a cuyo efecto
aquél suscribirá también el escrito.
El juez, sin sustanciación alguna, dispondrá que absuelva posiciones el propuesto. No habiéndose
formulado oportunamente dicha oposición o hecha la opción, en su caso, si el absolvente
manifestare en la audiencia que ignora los hechos, se tendrá por confesa a la parte que representa”.
116
Autor: Verónica Nicoletti
6) El juez puede modificar de oficio y sin recurso alguno el orden y los términos de las
posiciones propuestas por las partes, sin alterar su sentido, así como eliminar las que fuesen
manifiestamente inútiles.
En lo que refiere a la presentación del pliego de posiciones, la parte que pone las posiciones puede
reservarlas hasta la audiencia en que deba tener lugar la declaración, limitándose a pedir la citación
del absolvente. Como esta facultad de reserva puede permitir al litigante malicioso la posibilidad de
preparar dos pliegos distintos para presentar el más conveniente en el caso de inasistencia del
absolvente, el código prescribe que el pliego debe ser entregado en secretaría media hora antes de
la fijada para la audiencia, en sobre cerrado al que se le pondrá cargo. De este modo se allana la
posibilidad señalada. A ello se refiere el Art. 408: La parte que pusiese las posiciones podrá
reservarlas hasta la audiencia en que deba tener lugar la declaración, limitándose a pedir la citación
del absolvente. El pliego deberá ser entregado en secretaría hasta media hora antes de la fijada
para la audiencia, en sobre cerrado al que se le pondrá cargo. Si la parte que pidió las posiciones no
compareciere sin justa causa a la audiencia ni hubiese dejado pliego, y compareciese el citado,
perderá el derecho de exigirlas.
Interrogatorio de partes y de oficio: Una vez agotadas las posiciones propuestas, el Código
admite en la búsqueda de la verdad jurídica objetiva la diligencia se flexibilice, permitiéndose que
tanto el absolvente como el ponente se realicen preguntas o efectúen aclaraciones sobre los hechos
en debate. También el juez podrá aportar –en ejercicio de sus poderes instructorios- sus propios
interrogantes dirigidos a cualquiera de las partes presentes. El Art. 413 entiende que las partes
podrán hacerse recíprocamente las preguntas y observaciones que juzgaren convenientes con
autorización o por intermedio del juez. Este podrá también interrogarlas de oficio, sobre todas las
circunstancias que fueren conducentes a la averiguación de la verdad.
El intercambio de ideas entre los litigantes puede efectuarse tanto a través del juez como ante él,
mediando una previa autorización para que el debate se torne más informal. Con respecto al valor
probatorio de este tramo de la diligencia, se ha dicho que la confesión, como medio probatorio, es la
admisión de la verdad de determinados hechos y entonces es dable afirmar que las preguntas
recíprocas que posibilita el Art. 413 en la oportunidad de absolverse posiciones tienen los efectos
propios de la confesión expresa.
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Autor: Verónica Nicoletti
debe ser apreciada en función de todos los datos objetivos obrantes en la causa. Por ello
corresponde otorgarle efectos relativos atándose siempre a las pautas de la sana crítica.
Absolvente domiciliado a más de 300 Km. del Juzgado: El código afirma que la parte que tuviere
domicilio a menos de trescientos kilómetros del asiento del juzgado, deberá concurrir a absolver
posiciones ante el Juez de la causa, en la audiencia que se señale. Sólo aquellos domiciliados a
más de 300 Kilómetros de la sede de los tribunales intervinientes podrán declarar ante otro juez, en
sus respectivas localidades. Para ello, el juez de la causa deberá requerir colaboración a un colega
ante quien se sustanciará esta prueba mediante comunicación por oficio o exhorto –según donde se
domicilie el absolvente-. Si se encuentra a una distancia menor a la referida, deberá concurrir ante el
juez de la causa en la audiencia que éste señale.
Enfermedad del declarante: En caso de enfermedad del que deba declarar, el juez o uno de los
miembros del tribunal comisionado al efecto, se trasladará al domicilio o lugar en que se encontrare
el absolvente, donde se llevará a cabo la absolución de posiciones en presencia de la otra parte, si
asistiere, o del apoderado, según aconsejen las circunstancias. La enfermedad deberá justificarse
con anticipación suficiente a la audiencia, mediante certificado médico. En éste deberá consignarse
la fecha, el lugar donde se encuentre el enfermo, y el tiempo que durará el impedimento para
concurrir al tribunal. Si el ponente impugna el certificado, el juez sin otro trámite dispondrá que un
perito oficial –médico- revise al absolvente. Si de esta revisación surge la capacidad del mismo para
concurrir a la audiencia en el tribunal, como sanción a su mala fe se lo tendrá automáticamente por
confeso en forma ficta. Se ha dicho que este resolutorio produce un agravio irreparable y admite, por
ello, su revisión en segunda instancia.
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Autor: Verónica Nicoletti
a) El pliego de posiciones es el escrito que contiene el conjunto de afirmaciones (posiciones) que el
ponente habrá de dirigir al absolvente en la audiencia. Se entrega en secretaria media hora antes de
la audiencia en sobre cerrado al que se le pondrá cargo.
b) Absolución por escrito: las personas jurídicas de existencia necesaria (nación, provincia,
municipalidades, etc.) absuelven posiciones por escrito mediante informe.
Confesión expresa: La parte absolvente puede efectuar una confesión judicial expresa. Ello ocurrirá
cuando ante el juez de la causa responda categóricamente a posiciones referidas a hechos
personales contrarios a sus intereses y favorables a los de la parte ponente. Las circunstancias así
admitidas o negadas quedarán fuera de debate. A su respecto la confesión hará plena prueba de la
verdad de los hechos que han sido materia de ella. La confesión expresa, en efecto, es la prueba
más completa a que pueda aspirarse en el proceso y constituye por sí elemento suficiente de juicio
para tener por acreditado un hecho toda vez que tal especie de confesión constituye plena prueba.
Puede entenderse éste como un caso de prueba tasada o legal: la ley otorga cierto valor probatorio
(el máximo) a una determinada probanza.
Principio y Excepciones: (Art. 421): La confesión judicial expresa constituirá plena prueba, salvo
cuando:
1°) Dicho medio de prueba estuviere excluido por la ley respecto de los hechos que constituyen el
objeto del juicio, o incidiere sobre derechos que el confesante no puede renunciar o transigir
válidamente.
2°) Recayere sobre hechos cuya investigación prohíba la ley.
3°) Se opusiere a las constancias de instrumentos fehacientes de fecha anterior, agregados al
expediente.
El primero de los casos previstos se vincula con la admisibilidad de este tipo de prueba. Si la ley
excluye la confesión como forma de acreditar ciertos hechos que hacen al objeto del juicio, la misma
–por inadmisible- no tendrá el efecto mencionado.
Por otro lado, la confesión implica un reconocimiento de hechos que lleva a admitir como válidos
derechos de la contraparte e implica la renuncia a propias pretensiones. Renuncia total o parcial que
podría dar lugar a una transacción. Como en la base de la confesión existe un acto dispositivo, no
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Autor: Verónica Nicoletti
tendrá el efecto de plena prueba cuando “incidiere sobre derechos que el confesante no puede
renunciar o transigir válidamente”. Se vincula con la protección del orden público por la que el juez
debe velar. Otro supuesto está dado por la circunstancia de que el hecho sobre el que recae la
confesión no puede ser investigado por prohibición expresa de la ley. Si el orden jurídico positivo
veda que se indague sobre el acaecimiento de cierto evento no podrá tener valor la confesión que se
haya producido a su respecto. Se trata en este caso de un hecho fuera del campo probatorio por
imperio de la norma.
La última excepción al pleno valor acreditante de la confesión judicial expresa está dado por el
conflicto que puede plantearse respecto del otro medio de prueba privilegiado: los instrumentos
fehacientes, esto es, los públicos o privados reconocidos en juicio de fecha anterior a la confesión y
que obren en el expediente. El legislador prioriza aquella fuente de convicción que sea producida
con anterioridad en el tiempo. Si los instrumentos fehacientes son de fecha anterior a la confesión,
prevalece la prueba documental. Si en cambio, son posteriores, la confesión que tenga las
características apuntadas conservará su valor de plena prueba. Ello surge de una interpretación a
contrario sensu del último inciso de este artículo.
Confesión ficta: (Art. 415). Si el citado no compareciese a declarar dentro de la media hora de la
fijada por la audiencia, o si habiendo comparecido rehusase responder o respondiere de una manera
evasiva, a pesar del apercibimiento que se le hiciere, el juez, al sentenciar, lo tendrá por confeso
sobre los hechos personales teniendo en cuenta las circunstancias de la causa.
En caso de incomparecencia del absolvente también se extenderá acta.
A partir de este artículo, el juez en oportunidad de dictar sentencia, se halla autorizado para tener
por confeso (confesión ficta) al litigante que citado debidamente no concurre a absolver posiciones o
rehúsa responder o lo hace de manera ambigua.
En el supuesto de la incomparecencia del absolvente, constituyen requisitos de la confesión ficta no
solo que la citación se haya practico bajo apercibimiento, y que no media una justa causa de la
inasistencia, sino además que se haya agregado al expediente el pliego de posiciones. En el
supuesto del absolvente que se niega a contestar o contesta de manera evasiva, ya no es necesario
para tener oportunamente por confeso al absolvente, repetir bajo apercibimiento las posiciones
respecto de las cuales median aquellas circunstancias. En ambos casos la confesión ficta tiene lugar
aunque la parte interesada no lo pida expresamente. La confesión ficta produce los mismos efectos
que la confesión expresa en cuanto hace a la admisión de los hechos contenidos en la posición o
posiciones de que se trate, pero a diferencia de aquélla, es susceptible de desvirtuarse mediante
prueba en contrario. Por lo tanto se ha resuelto que carece de valor absoluto y que su eficacia
probatoria debe apreciarse en función de todos los elementos de juicio que obran en el proceso, por
lo tanto, depende de su concordancia con las demás pruebas.
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Autor: Verónica Nicoletti
Confesión extrajudicial: La confesión extrajudicial, o sea aquella que se presta fuera del juicio, se
halla sometida a los mismos requisitos de la confesión judicial en lo que respecta a la capacidad del
confesante y al objeto sobre el cual puede recaer. El código prescribe en su Art. 423 que la
confesión hecha fuera de juicio, por escrito o verbalmente, frente a la parte contraria o a quien la
represente, obliga en el juicio siempre que esté acreditada por los medios de prueba establecidos
por la ley. Quedará excluía la testimonial cuando no hubiere principio de prueba por escrito. La
confesión hecha fuera de juicio a un tercero constituirá fuente de presunción simple.
En cuanto a los efectos, la confesión extrajudicial hecha frente a la parte contraria o a su
representante constituye, con la limitación señalada, plena prueba respecto de los hechos sobre los
cuales versó, y por lo tanto releva a la parte a cuyo favor se ha formulado, de la carga de producir
otros medios probatorios. En cambio, la confesión hecha fuera de juicio a un tercero sólo constituye
fuente de presunción simple.
El testigo: El testigo es toda persona física, distinta de las partes que, debe declarar sobre sus
deducciones de hechos pasados. Será testigo todo sujeto que haya captado un determinado suceso
mediante sus sentidos, y se encuentre en condiciones de transmitir esas vivencias a través de una
declaración. Si los hechos captados por el testigo son aquellos controvertidos y conducentes para la
resolución de un litigio judicial respecto del cual es ajeno y su intervención en el pleito ha sido
requerida formalmente en el marco de determinadas pautas rituales, nos encontramos frente a la
prueba testimonial, una de las más trascendentes –por su peso y frecuente utilización- dentro de
nuestro sistema procesal civil y comercial.
Sujetos:
a) Será testigo toda persona física distinta de las partes que declare sobre sus deducciones de
hechos pasados.
b) Las personas jurídicas en tanto carecen de aptitud para percibir o deducir hechos, no pueden
ser llamadas a declarar como testigos.
c) Tampoco pueden serlo las partes, cuyo testimonio debe rendirse mediante la absolución de
posiciones.
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Autor: Verónica Nicoletti
Objeto: En esta clase de prueba, no son objeto solamente los hechos que el testigo ha conocido a
través de su percepción sensorial, sino también los hechos que aquél ha deducido de sus
percepciones. Chiovenda entiende que las deducciones o ilaciones lógicas relatadas por el testigo
valen como hechos subjetivos, es decir, personales suyos, y no como expresión de lo que
objetivamente debe estimarse como consecuencia de determinados hechos, según las enseñanzas
de alguna ciencia o arte, ya que ello constituye misión propia del perito.
De todas formas, ello no obsta –según Prieto Castro- a que las deducciones que el testigo haya
extraído de sus percepciones sólo fuesen posibles a raíz de la posesión de conocimientos técnicos,
en cuyo caso estaríamos en presencia de un testigo-perito a quien serían aplicables las reglas de
una y otra prueba.
Analogías: A simple vista la declaración de un testigo podría parecer similar a una confesión. Pero
en lo cierto, esto no es así. La prueba de testigos presupone la existencia de sujetos ajenos al
proceso, de lo contrario, si fueran “partes” podría constituir una confesión.
COMPLETAR
Admisibilidad de testigos
- El testigo es admisible cuando la ley no le prohíbe prestar declaración. No podrá ser
propuesto como testigo una persona menor de 14 años. En el caso de que sea mayor de 14
años, podrá ser ofrecido su testimonio aún cuando haya constatado los hechos sobre los que
declarará antes de la edad señalada. Ello por supuesto, dentro de los parámetros razonables
–es decir, desde que tenga capacidad para poder comprender el alcance de lo captado-.
- El testigo es excluido, cuando la ley le prohíbe prestar declaración testimonial ya sea en
cualquier tipo de juicio, o en contra o a favor de determinadas personas, o respecto de
determinados actos. Por ejemplo según el Art. 425 no podrán ser ofrecidos como testigos los
consanguíneos o afines en línea directa de las partes, ni el cónyuge, aunque estuviere
separado legalmente, salvo que se tratare de reconocimiento de firmas.
En todos estos casos el juez puede desestimar la declaración de testigos que no procediese por
indicación de la ley. Las partes pueden formular oposición si indebidamente se la hubiere ordenado.
Testigos excluidos:
1) No puede ser testigo todo menor de 14 años. En el caso de que sea mayor de 14 años, podrá
ser ofrecido su testimonio aún cuando haya constatado los hechos sobre los que declarará
antes de la edad señalada.
2) No podrán ser ofrecidos como testigos los consanguíneos o afines en línea directa de las
partes, ni el cónyuge, aunque estuviere separado legalmente, salvo que se tratare de
reconocimiento de firmas.
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Autor: Verónica Nicoletti
Oposición: Las partes en ejercicio de su derecho de defensa ofrecerán diferentes pruebas. El juez
como arbitro de la litis, habrá de admitirlas o no. En caso de duda se inclinará por admitir la prueba y
así contar con un elemento más con el que sustentar su decisión. La ley señala casos concretos en
los que la prueba no puede ser traída a juicio, por ejemplo testigos sin edad mínima. Este contralor
de prueba podrá hacerlo tanto de oficio como a pedido de parte. Sin perjuicio de la facultad del juez
de desestimar de oficio y sin sustanciación alguna el ofrecimiento de prueba testimonial que no
fuese admisible, o de testigos cuya declaración no procediese por disposición de la ley, las partes
podrán formular oposición si indebidamente se la hubiere ordenado.
Número de testigos: Cada parte podrá ofrecer hasta 12 testigos, como máximo, salvo petición
expresa y debidamente fundada que justifique el ofrecimiento de un mayor número. También podrán
las partes proponer, subsidiariamente, hasta 3 testigos para reemplazar a quienes no pudieren
declarar por causa de muerte, incapacidad o ausencia. Si el juez hubiere ampliado el número,
podrán ofrecer hasta 5.
Conviene presentar la nómina ordenada, colocando en las primeras posiciones los testigos de mayor
importancia dejando para el final los que pueden ser considerados secundarios o menos
importantes. Esto es así porque si el juez no acepta la ampliación, se limitará a admitir los primeros
doce descartando los demás. El juez atenderá las razones esgrimidas y decidirá –mediante
resolución irrecurrible- si admite o no la ampliación.
Testigos Supletorios: Muchas son las contingencias eventuales que pueden llegar a impedir que
alguien ofrecido como testigo pueda prestar testimonio. El Código señala la ausencia, muerte o
incapacidad. Se trata de graves razones que determinarán la necesidad de recurrir a otros testigos si
los hay. Por eso es que la ley requiere que junto con la lista de testigos principales, se incluya otra
de testigos “principales”: cinco o tres respectivamente.
Forma de la Citación: La citación a los testigos se tiene que efectuar por cédula. Esta deberá
diligenciarse con tres días de anticipación por lo menos, y en ella se transcribirá la obligación de
comparecer y a su sanción. La notificación se hará con anticipación porque se busca que el testigo
pueda organizar con tiempo sus actividades para concurrir a los tribunales a cumplir con esta carga.
Carga de la citación: Hay dos maneras de convocar a un testigo al juicio: una formal que la realiza
el juzgado a través de la notificación de audiencia por cédula, y otra menos formal que realiza la
parte interesada en que el testimonio se produzca efectivamente mediante una comunicación directa
con el testigo de las fechas y hora en las que deberá acudir a los tribunales a declarar. Por lo tanto si
en el escrito de ofrecimiento de prueba la parte no hubiese solicitado que el testigo sea citado por el
juzgado, se entenderá que ha asumido la carga de hacerlo comparecer a la audiencia. En este caso,
si el testigo no concurriere sin justa causa, de oficio o a pedido de parte y sin sustanciación alguna,
se lo tendrá por desistido.
Para la prueba de confesión, la ley establece que el absolvente que resida a menos de 300
kilómetros de la sede del juzgado debe comparecer a declarar ante el juez de la causa,
autorizándose a contrario sensu a que los que se encuentren a una distancia mayor puedan declarar
ante el juez de su localidad. Pero no existe esa misma precisión con respecto a los testigos. En
cuanto a sus deposiciones se harán ante otro juez cuando “en razón de su domicilio” deban declarar
fuera del lugar del asiento del órgano judicial que los convoca. Son testigos domiciliados fuera del
lugar del asiento del juzgado o tribunal. El lugar del asiento del juzgado es la localidad donde se
encuentra el juez y por ello, quien se domicilie fuera de él pero dentro del departamento judicial ya
está en condiciones de ser llevado a declarar ante el magistrado de la localidad donde se encuentra
su domicilio. Obviamente si su domicilio se encuentra en otro departamento judicial, el juez ante el
que declarará dependerá de la localidad donde viva. Para otras provincias e incluso otros países, las
reglas serán las vigentes en cada jurisdicción territorial. En los casos en que una de las partes
ofrezca el testimonio de quien no reside en la localidad donde se encuentra el tribunal, las cargas al
respecto se agudizan. Deberán acompañar con el escrito de ofrecimiento, el interrogatorio y señalar
quién es la persona (abogado o procurador) autorizada para tramitar ese pedido o exhorto, de
acuerdo con la ubicación del destinarlo de este acto procesal de comunicación. La ley pide que el
letrado autorizado a diligenciar esta medida sea de la matrícula del lugar donde se llevará a cabo la
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Autor: Verónica Nicoletti
diligencia, salvo regulación expresa en contrario. Admite que el comisionado pueda a su vez
autorizar a otro para este trámite. Estas cargas son importantes, ya que su incumplimiento genera
una causal de inadmisibilidad de la prueba testimonial.
La carga de entregar el interrogatorio –a tenor del cual va a deponer el testigo ante un juez distinto
de aquel de la causa- junto con el escrito de ofrecimiento tiene su correlato con el derecho de la
contraparte a analizar esas preguntas y proponer las propias. El Código establece que el
cuestionario que agrega quien ofrece la prueba estará a disposición de la contraria por cinco días
desde la notificación ministerio legis del auto que así lo disponga, durante los cuales ésta aportará
las que estime convenientes. También aquí podrá la contraparte oponerse fundadamente a la
declaración del testigo por encontrarse incurso en una causal de exclusión. Una vez que la parte
contraria agregó sus propias preguntas o se venció el plazo para hacerlo, el juez analizará ambos
interrogatorios, y en uso de sus facultades ordenatorias e instructorias eliminará las improdecentes,
podrá reformularlas, alterar su orden e incluso agregar otras preguntas nuevas. Esto es importante,
ya que el juez requerido que tenga a su cargo la diligencia, al desconocer los hechos se limitará a
transmitir las preguntas provenientes del juzgado requirente. Una vez más aquí se sacrifica la
inmediación en pos de la celeridad y economía procesal. Asimismo, el juez impondrá a la parte que
ofrece este testimonio la carga de denunciar en el expediente, el juzgado donde quedo radicado el
pedido de colaboración y la audiencia establecida para que declare el testigo bajo apercibimiento de
tenerlo por desistido de la prueba. También aquí la sanción se justifica en defensa del derecho de la
otra parte de tener la oportunidad de controlar esa diligencia mediante un letrado comisionado al
efecto. El juez debe fijar el plazo dentro del cual la parte que ofreció los testigos que deben declarar
fuera del lugar del asiento del juzgado debe informar acerca del órgano judicial en que ha quedado
radicado el oficio y de la fecha que éste ha fijado para la celebración de la audiencia, bajo
apercibimiento de tener al proponente de la prueba por desistido del testigo o testigos ofrecidos.
Demora en la fijación de las audiencias: Si la audiencia hubiese sido señalada por el Juzgado
requerido en un plazo que excediere de tres meses, la parte que propuso al testigo deberá solicitar
al juez del proceso, la fijación de una audiencia para la declaración asumiendo la carga de hacerlo
comparecer. Esto significa que la posibilidad de que el testigo declare ante otro juez es admitida en
tanto no cause una demora exagerada del proceso. Ello se daría en el caso de que el juzgado
requerido fijase una audiencia testimonial más allá de los 3 meses desde la recepción del
requerimiento formal vía oficio o exhorto. La parte que ofreció el testimonio tendrá entonces que
pedir una audiencia en plazo menor al juez de la causa y tendrá la carga, además, de hacer
comparecer ante la sede del órgano interviniente al testigo domiciliado en otra localidad. Si este
pedido de audiencia no se formula dentro de los cinco días de haber vencido el plazo fijado para la
presentación del informe, se lo tendrá por desistido de dicha prueba. Si ello no ocurre y la audiencia
se realiza ante el juzgado requerido, el testigo declarará –si es que concurren- en presencia de los
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Autor: Verónica Nicoletti
letrados autorizados por las partes. En el acto de la declaración, estos podrán ampliar el
interrogatorio remitido por los litigantes a través de oficio o exhorto recibido por el juez de la localidad
donde se domicilia el deponente.
PRUEBA TESTIMONIAL DE OFICIO: Según el Art. 450 del Código el Juez podrá disponer de oficio
la declaración de testigos mencionados por las partes en los escritos de constitución del proceso.
Asimismo, podrá ordenar que sean examinados nuevamente los ya interrogados, para proceder al
careo o aclarar sus declaraciones. Esto se debe a que si bien rige el principio dispositivo, el
magistrado puede y debe adoptar las medidas necesarias para esclarecer los hechos controvertidos.
Testigo Único: se plantea el problema de determinar si un solo testigo sirve para probar los hechos y
fundar la sentencia. Antiguamente (Derecho canónico, Partidas) rigió el principio “testigo único,
testigo nulo”. Actualmente la doctrina y la jurisprudencia sostienen que dicho principio no tiene
vigencia; lo que interesa no es el número de testigos sino su calidad, por lo tanto, la declaración de
un testigo único puede servir para fundar una sentencia si merece fe de acuerdo a las reglas de la
sana crítica y resulta apoyada por otros elementos de prueba.
Idoneidad de los testigos: supresión del incidente de tachas: El código derogado enumeraba
diversas causales –denominadas tachas- que los litigantes podían hacer valer para invalidar o
disminuir el valor de las declaraciones de los testigos. Estas tachas se dividían en absolutas y
relativas. Las primeras restaban todo valor a la declaración, aunque no impedían que esta tuviese
lugar, pues aquel efecto se producía una vez acreditada y declarada la existencia de alguna de las
circunstancias que el código calificaba como tales (enajenación mental, ebriedad consuetudinaria,
etc.); las segundas, que se fundaban en ciertas circunstancias susceptibles de comprometer la
imparcialidad del testigo, quedaban libradas a la apreciación del juez, quién podía en la sentencia
admitir o desechar la correspondiente declaración de conformidad con las reglas de la sana crítica.
La ley 14.237 derogó las normas que regulaban el sistema de tachas, así como su clasificación en
absolutas y relativas, y concedió al juez amplias facultades para valorar, conforme a las reglas de la
sana crítica, la fuerza probatoria de las declaraciones testimoniales.
El Art. 456 del Código entiende que dentro del plazo de prueba las partes podrán alegar y probar
acerca de la idoneidad de los testigos. El juez apreciará, según las reglas de la sana crítica, y en
oportunidad de dictar sentencia definitiva, las circunstancias y motivos que corroboren o disminuyan
la fuerza de las declaraciones.
Es una estrategia habitual de la defensa intentar menoscabar la credibilidad del testigo que abona
los hechos que benefician a la parte contraria. Al no existir más en nuestro ordenamiento procesal la
vieja figura del incidente de tachas, hoy en día para minar la fuerza probatoria de un testigo será
necesario convencer al juez de su parcialidad o deficiente percepción de los acontecimientos sobre
los que declara. En otras palabras, de que carece de idoneidad a los fines de acreditar los hechos
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Autor: Verónica Nicoletti
controvertidos. El juez será quién arbitre la forma en que estos debates respecto de la validez del
testimonio se llevarán adelante sin entorpecer ni alongar excesivamente los tiempos del proceso.
Frente al ofrecimiento del testigo por una de las partes puede aparecer la reacción impugnativa de la
otra intentando oponerse a que se provea tal prueba. Luego, durante la audiencia, la parte puede
intentar un nuevo cuestionamiento dejándose constancia de ello en el acta. Con posterioridad a la
audiencia también las partes pueden presentar escritos controvirtiendo la idoneidad del testigo. Y
finalmente, puede realizarse un nuevo intento en los alegatos. Claro que en no todas estas
ocasiones estarán en condiciones de ofrecer prueba. Normalmente será admisible un debate con
trámite probatorio respecto de la idoneidad de los testigos cuando la presentación se hace luego de
la audiencia y antes de los alegatos del Art. 480. De esta impugnación se conferirá traslado a la
contraria para que exponga sus argumentos y también ofrezca prueba. Podrá dársele el trámite de
los incidentes si la cuestión lo justifica. Sin embargo la resolución del mismo se dará necesariamente
en el marco de la sentencia de mérito ya que allí se ponderará la idoneidad del testimonio de
acuerdo con lo que reza el artículo en análisis.
Requisitos: El requisito fundamental que se debe reunir es ser idóneo, es decir, ser apto, tener
conocimientos amplios sobre la cuestión a expedirse.
-Cuando la profesión está reglamentada (agrimensor, ingeniero, medico) su idoneidad queda de
manifiesto con el titulo habilitante.
-Cuando no está reglamentada se puede nombrar a cualquier persona con conocimiento de la
materia.
-También se puede nombrar a cualquier persona con conocimiento en la materia, cuando la
profesión a pesar de estar reglamentada, en el lugar del proceso, no hubiese nadie con titulo
habilitante.
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Autor: Verónica Nicoletti
Aceptación del Cargo: Una vez designado el perito debe ser citado por cedula u otro medio
autorizado (ejemplo telegrama colacionado o recomendado). Debe aceptar el cargo ante el oficial
primero dentro de los 3 días de haberse notificado. Si no acepta el cargo en ese plazo el juez
nombrara otro. Si se niega a aceptar el cargo reiteradamente (o renuncia sin motivo atendible o
rehusare dar su dictamen o no lo presentare oportunamente) será excluido de la lista de peritos. Si
no tiene titulo habilitante, debe prestar juramento de desempeñar fielmente su función. Si lo tiene, no
prestara juramento dado que ya lo hizo cuando se le otorgo el titulo.
Recusación: El perito debe ser imparcial y conducirse con la verdad. Para asegurar esta objetividad
en la tarea del experto, las puertas cuentan con la figura de la recusación. El Código entiende que
los peritos nombrados de oficio podrán ser recusados por justa causa, hasta 5 días después de
notificado el nombramiento. Los nombrados por las partes, sólo serán recusables por causas
sobrevinientes a la elección, o cuya existencia se hubiese conocido con posterioridad. Y esta
distinción es así ya que si el perito es elegido por el juez de oficio, las partes tendrán conocimiento
de su identidad recién en el acto de la designación por lo que la impugnación a su respecto sólo
puede hacerse a partir de ese momento, fijándose el plazo de 5 días. Por el contrario, si se da la
situación –extremadamente excepcional- de que el perito designado lo haya sido a propuesta de las
partes, como se supone que los contendientes conocen a quién postulan para desarrollar las tareas
periciales, no podrán aducir como causal de impugnación circunstancias anteriores a la designación
y sólo podrán recusarlo por motivos que sobrevengan a la misma o que sean conocidas con
posterioridad. Los planteos se hacen por escrito.
Son causales de recusación las previstas respecto de los jueces (El parentesco por consanguinidad
dentro del cuarto grado y segundo de afinidad con alguna de las partes, sus mandatarios o letrados;
que el juez sea acreedor, deudor o tenga amistad con las partes, etc.). También serán recusables
por falta de título o por incompetencia en la materia de que se trate en el caso de que el perito
careciere de título.
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Autor: Verónica Nicoletti
3) Dar las explicaciones ampliatorias o complementarias que se le pida. En caso contrario,
pierde el derecho al cobro de sus honorarios.
Derechos: a) Solicitar anticipo de gastos; b) Cobrar sus honorarios.
Remoción: Va a ser removido el perito que después de haber aceptado el cargo renunciare sin
motivo atendible, rehusare dar su dictamen o no lo presentare oportunamente. El Juez de oficio,
nombrará otro en su lugar y lo condenará a pagar los gastos de las diligencias frustradas y los daños
y perjuicios ocasionados a las partes, si éstas los reclamasen. El reemplazado perderá el derecho a
cobrar honorarios.
La negligencia de uno de los peritos no excusará a los otros, quienes deberán realizar las diligencias
y presentar el dictamen dentro del plazo.
En todos estos casos, el perito no tendrá derecho a remuneración alguna. Si el juez estima que los
mentados incumplimientos se deben a causas razonablemente atendibles, se entiende que no
aplicará los correctivos legales y arbitrará los medios para que la pericia sea realizada correctamente
en el plazo más breve posible. Nuestra Corte ha señalado que la designación de un nuevo perito
debe ser cumplida de oficio por el órgano jurisdiccional por lo que su omisión no puede ser imputada
a la parte ya que la facultad que tiene ésta de instar esa designación no puede imponérsele como
carga.
Consultores Técnicos: El consultor técnico es una persona especializada en alguna ciencia, arte,
industria o actividad técnica que se diferencia del perito, en sentido estricto, en la circunstancia de
que, mientras éste reviste el carácter de un auxiliar del juez o tribunal, y por lo tanto, adquiere su
condición procesal a raíz del nombramiento judicial y de la subsiguiente aceptación del cargo, el
consultor técnico es un verdadero defensor de la parte, quién lo designa para que la asesore en los
ámbitos de la técnica ajenos al específico saber jurídico. A diferencia del perito, no debe ser
designado por el juez, sino por la parte, salvo cuando, mediando litisconsorcio, sus intrigantes no
concuerden en su designación, en cuyo casi incumbe al juez desinsacular (no ya nombrar) a uno de
los propuestos.
Los honorarios del consultor técnico en tanto comportan un gasto del proceso, integran la condena
en costas, pero su pago se halla a cargo exclusivo de la parte que lo designó si, impugnada por el
adversario la procedencia de la prueba, de la sentencia resulta que aquélla no constituyó uno de los
elementos de convicción coadyuvantes para la decisión, o la otra parte manifestó oportunamente su
carencia de interés en la pericia, salvo que el fallo haya hecho mérito de ésta para resolver a su
favor.
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Autor: Verónica Nicoletti
Informes científicos o técnicos: A petición de parte o de oficio, el Juez podrá solicitar informes a
academias, corporaciones, institutos y entidades públicas o privadas de carácter científico o técnico,
cuando el dictamen pericial requiriese operaciones o conocimientos de alta especialización. A pedido
de las entidades privadas se fijará el honorario que les corresponda percibir.
El pedido se hace en líneas generales requiriéndose el informe por oficio. La respuesta se hace por
escrito. El magistrado arbitrará los medios para que esta prueba se realice de la forma más ágil
posible. Normalmente se recurre a universidades, academias, colegios profesionales, consultoras
especializadas, etc. Estas entidades pueden ser tanto nacionales como extranjeras, esto último si la
cuestión lo justifica a criterio del juez.
La única diferencia se establece respecto de los honorarios por las tareas a realizar: a pedido de las
privadas, el juez podrá fijar una suma en tal concepto. A contrario sensu, podríamos entender que
las entidades públicas no pueden exigir suma alguna por ese trabajo. Ello tendrá que ser establecido
en cada caso y quedará en la prudencia del juez su resolución de forma tal que no afecte la debida y
célere evacuación del informe solicitado.
Traslado a la contraparte
- Impugna la procedencia o manifiesta desinterés
- O propone sus puntos de pericia
- Designa consultor técnico.
Las partes de común acuerdo pueden presentar un escrito proponiendo un perito, los puntos de
pericia y en su caso un consultor técnico.
Contestados los traslados o vencido el plazo, en la audiencia preliminar del 360, el juez, fija los
puntos de pericia (pudiendo agregar o eliminar puntos), designa al perito y señala el plazo para
realizar la prueba (si no los señala en 15 días)
DECLARACIÓN DE ADMISIBILIDAD:
Será admisible la prueba pericial cuando la apreciación de los hechos controvertidos requiriere
conocimientos especiales en alguna ciencia, arte, industria o actividad técnica especializada.
Nuestra Corte ha dicho, por ejemplo, que si los puntos de la pericia propuestos por el incidentista al
ofrecer la prueba pericial contable que la parte demandada observó, guardan relación con la
pretensión indemnizatoria sometida a decisión y resultan útiles para brindar al tribunal elementos de
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Autor: Verónica Nicoletti
convicción a los fines de su adecuada y justa resolución corresponde desestimar la oposición
planteada, sin perjuicio de la valoración que al sentenciar merezca el dictamen del experto. Por otro
lado, se ha sostenido que la pericia producida en la causa penal no puede ser tenida en cuenta
porque no ha podido ser controlada por la parte actora, como tampoco se han cumplido otros
recaudos del Cód. Procesal.
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Autor: Verónica Nicoletti
por el juez de acuerdo con la complejidad de las tareas pero siempre dentro del término de prueba
prefijado. Si nada se dice expresamente, el plazo será de treinta días.
Incidencia sobre las costas: Es frecuente que la tarea de los peritos genere gastos que van más
allá de los honorarios por su labor profesional. La necesidad de traslados para realizar sus estudios,
cotejos, entrevistas, etc., la compra de insumos, la contratación de equipamiento especial, etc., son
todas actividades que deben ser solventadas en forma previa a la presentación del informe y no
pueden estar a cargo del perito sino que deben ser soportadas por aquellos que motivaron su
intervención. Los expertos, luego de haber aceptado el cargo, tienen un breve lapso para analizar el
tipo de tareas que se les encarga y determinar si deben realizar ineludiblemente estas erogaciones
tempranas para ir avanzando en los estudios periciales a su cargo. El Código se refiere a esto en el
Art. 461 en el cual prescribe que si los peritos lo solicitaren dentro de tercero día de haber aceptado
el cargo, y si correspondiere por la índole de la pericia, la o las partes que han ofrecido la prueba
deberá depositar la suma que el Juzgado fije para gastos de las diligencias. Es decir, dentro del 3º
día de su aceptación del cargo el perito habrá de requerir por escrito en el cuaderno de prueba de la
parte que la haya ofrecido, un anticipo o adelanto de gastos indicando el monto solicitado y
explicando sucintamente el destino de los fondos. El juez considerará si corresponde la entrega del
dinero teniendo en cuenta los fundamentos del pedido y la entidad de la tarea a desplegar por el
experto. Si lo encuentra viable ordenará que la suma sea depositada dentro del plazo de cinco días
desde que esa providencia queda notificada ministerio legis. La parte que tiene la carga de hacer el
depósito es la que ofreció la prueba o bien ambas si la misma es común, esto es, si la contraria no
se opuso a la realización de la pericia (con más razón si además propuso sus propios puntos de
pericia). Si quien tiene la carga aludida no la cumple, se configurará un caso de caducidad de la
prueba pericial y ello importará el desistimiento de la prueba. Realizado el depósito judicial, el dinero
será puesto a disposición del perito. Éste podrá retirarlo a través del juzgado y lo utilizará para sus
actividades específicas-
El anticipo para gastos tiene por objeto cubrir los presuntos costos de las diligencias que le puede
irrogar al perito el desempeño de la misión encomendada mientras que los honorarios tienden a
retribuir las tareas cumplidas por el perito en el proceso, de conformidad con el estatuto profesional
respectivo, en función del monto del juicio y en correlación con los honorarios de los letrados
intervinientes en la causa. Estos anticipos no pueden ser incluidos o imputados en los honorarios
que en definitiva le corresponden al perito por los trabajos realizados en autos. Aunque es cierto que
esta cuenta total de anticipos servirá de base para determinar las costas del juicio.
El artículo mencionado prescribe también que la resolución al respecto sólo será susceptible de
recurso de reposición. Es decir que si bien es limitada, existe una posibilidad de impugnar el
decisorio del juez que dispone que se deposite el adelanto de gastos que pide el perito mediante
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Autor: Verónica Nicoletti
recurso de reposición. Se trata de una resolución asimilable a una providencia simple a pesar de que
se dicta a pedido no de una parte sino del perito que reviste la condición de auxiliar de la justicia.
Esta medida constituye una excepción a la regla de la irrecurribilidad vigente en todo el período
probatorio.
La pericia estará a cargo del perito designado por el juez. Los consultores técnicos, las partes y sus
letrados podrán presenciar las operaciones técnicas que se realicen y formular las observaciones
que consideren pertinentes. El perito debe indicar día, lugar y hora de la diligencia, a efecto de que
los nombrados –consultores, partes y letrados- si lo desean puedan asistir. La asistencia de esas
personas es una facultad de ellas, no una obligación.
El código dice en su Art. 469 que los peritos practicarán unidos la diligencia, si no tuvieren razón
especial para lo contrario. Las partes y sus letrados podrán asistir a ella y hacer las observaciones
que consideraren pertinentes, debiendo retirarse cuando los peritos pasen a deliberar.
El dictamen:
El dictamen pericial es el documento que se agrega al expediente donde constan las descripciones
de las operaciones realizadas por los peritos, los fundamentos técnicos y las conclusiones a las que
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Autor: Verónica Nicoletti
arriban respecto de los puntos de pericia planteados por el juez de oficio o a propuesta de las partes.
El dictamen se presentará por escrito, con copias para las partes, serán tantas copias como partes
haya en el proceso ya que ello facilitará el ejercicio del derecho de defensa de los litigantes al poder
analizar detenidamente los términos del informe. El dictamen va a contener la explicación detallada
de las operaciones técnicas realizadas y de los principios científicos en que los peritos funden su
opinión. Los peritos que concuerden, los presentarán en un único texto firmado por todos. Los
disidentes lo harán por separado y siempre en un mismo escrito, salvo que por circunstancias
especiales ello no fuere posible. Del dictamen pericial se dará traslado a las partes que se notificará
por cédula; y a instancia de cualquiera de ellas, o de oficio, el Juez podrá ordenar que los Peritos
den las explicaciones que se consideren convenientes, en audiencia o por escrito, atendiendo a las
circunstancias del caso. El Perito que no concurriere a la audiencia o no presentare el informe
ampliatorio o complementario dentro del plazo, perderá su derecho a cobrar honorarios, total o
parcialmente. Cuando el Juez lo estimare necesario podrá disponer que se practique otra pericia, o
se perfeccione o amplíe la anterior, por los mismos Peritos u otros de su elección. Por lo tanto, el
derecho de defensa en juicio se manifiesta en la etapa probatoria con la posibilidad de que las partes
puedan aportar las probanzas con las que pretenden sustentar sus asertos y de que puedan
controlar la forma en que se produce la prueba dentro del proceso, esto se hace también mediante la
figura del oportuno pedido de explicaciones. Las partes tienen cinco días para efectuar el análisis del
dictamen y encontrar errores, insuficiencias u omisiones y dentro de ese plazo deberán presentar al
juez el pedido de explicaciones correspondiente. Será por escrito y señalando donde radica –a juicio
del litigante- el error, la omisión o cuál es la cuestión a ampliar. El juez también puede disponer de
oficio esta medida.
Impugnación del dictamen: Del dictamen pericial –con copias- se da traslado a las partes –por
cédula-, las cuales dentro de los cinco días pueden: impugnar el dictamen o pedir explicaciones –
para aclarar algún punto obscuro o subsanar alguna omisión en que hubiere incurrido el perito-. La
falta de impugnación o pedido de explicaciones no impide que la fuerza probatoria del dictamen
pueda ser cuestionada (impugnada) en el alegato por los letrados. El juez cuando lo estime
necesario puede ordenar: a) Que se practique una nueva pericia; o b) Que se perfeccione o amplíe
la anterior. En ambos casos, por el mismo u otro perito a elección del magistrado.
Informe de los consultores técnicos: A diferencia del perito que tiene la obligación de presentar su
dictamen, el consultor técnico puede presentar un informe. Este informe, si bien no tiene el valor del
dictamen pericial, puede ser de importancia para que el juez aprecie la fuerza probatoria del
dictamen pericial.
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Autor: Verónica Nicoletti
Dictamen Inmediato: Cuando el objeto de la diligencia pericial fuese de tal naturaleza que permita a
los peritos expedirse inmediatamente, podrán dar su dictamen por escrito o en audiencia, en cuyo
caso informará uno de ellos si existiere unanimidad.
Medidas Complementarias: De oficio o a pedido de parte, el Juez podrá ordenar como medidas
complementarias:
1°) Ejecución de planos, relevamientos, reproducciones fotográficas, cinematográficas, o de otra
especie, de objetos, documentos o lugares, con empleo de medios o instrumentos mecánicos.
2°) Exámenes científicos necesarios para el mejor esclarecimiento de los hechos controvertidos.
3°) Reconstrucción de hechos, para comprobar si se han producido o pudieron realizarse de una
manera determinada.
A estos efectos podrá disponer que comparezcan los peritos y testigos.
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Autor: Verónica Nicoletti
Cuerpo Oficial de peritos: COMPLETAR
Admisibilidad de la prueba por informes: a') Presupuestos. B') Sujetos informantes: el deber
de informar; límites. C') Objeto del informe. D') Atribuciones de los letrados. e') Recaudos y
plazos para la contestación. E') Retardo. F') Compensación. g') Caducidad. H') Impugnación
por falsedad.
Para que proceda la prueba de informes, deben darse los siguientes requisitos:
1) Que el pedido de informe verse sobre hechos controvertidos en el proceso, concretos y
claramente individualizados.
2) Que los hechos resulten de la documentación, archivo o registro contable del informante.
(Con esto se evita que el informante dé apreciaciones personales sobre los hechos, en cuyo
caso se estaría en presencia de otra prueba, como ser, testimonial o pericial).
3) Que el pedido de informes no tienda manifiestamente a sustituir o a ampliar otro medio de
prueba.
4) Cuando el requerimiento fuere procedente, el informe o remisión del expediente sólo podrá
ser negado si existiere justa causa de reserva o de secreto, circunstancia que deberá ponerse
en conocimiento del juzgado dentro de quinto día de recibido el oficio.
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Autor: Verónica Nicoletti
Objeto del Informe: Los informes deben versar sobre hechos que consten en la documentación,
archivo o registro contable del informante. En general es un medio que sirve para aportar al proceso
prueba documental que se halla en poder de terceros ajenos al proceso. Los informes deben ser
suministrados por escrito.
Sujetos Informantes: Se puede requerir informes a: 1) Las oficinas públicas; 2) A los escribanos
con registro; 3) A las entidades privadas.
El informe debe darlo quien represente legalmente a la entidad, el cual no debe dar apreciaciones
personales, sino que se debe limitar a ver los hechos que constan en la documentación, archivo o
registro y a remitir los datos sobre ellos.
Atribuciones de los letrados patrocinantes: Cuando interviniere letrado patrocinante, los pedidos
de informes, expedientes, testimonios y certificados ordenados en el juicio serán requeridos por
medio de oficios firmados, sellados y diligenciados por aquél, con transcripción de la resolución que
los ordena y fija el plazo en que deberán expedirse. Los oficios dirigidos a bancos, oficinas públicas,
o entidades privadas que tuvieren por único objeto acreditar el haber del juicio sucesorio, serán
presentados directamente por el abogado patrocinante, sin necesidad de previa petición judicial.
Deberá otorgarse recibo del pedido de informes y remitirse las contestaciones directamente a la
secretaría del juzgado con transcripción o copia del oficio. Cuando en la redacción de los oficios los
profesionales se apartaren de lo establecido en la providencia que los ordena, o de las formas
legales, su responsabilidad disciplinaria se hará efectiva de oficio o a petición de partes.
Retardo: Si por circunstancias atendibles el requerimiento no pudiere ser cumplido dentro del plazo,
se deberá informar al Juzgado, antes del vencimiento de aquél, sobre las causas y la fecha en que
se cumplirá.
Si el Juez advirtiere que determinada repartición pública, sin causa justificada, no cumple
reiteradamente el deber de contestar oportunamente los informes, deberá poner el hecho en
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Autor: Verónica Nicoletti
conocimiento del Ministerio de Gobierno y Justicia, a los efectos que correspondan, sin perjuicio de
las otras medidas a que hubiere lugar.
A las entidades privadas que sin causa justificada no contestaren oportunamente, se les impondrá
multa de veinticinco pesos ($25) por cada día de retardo. La apelación que se dedujere contra la
respectiva resolución tramitará en expediente por separado.
Compensación: Las entidades privadas que no fueren parte del proceso, al presentar el informe y si
los trabajos que han debido efectuar para contestarlo implicaren gastos extraordinarios, podrán
solicitar una compensación, que será fijada por el juez, previa vista a las partes. En este caso el
informe deberá presentarse por duplicado. La apelación que se dedujere contra la respectiva
resolución tramitará en expediente por separado.
Caducidad: Si vencido el plazo fijado para contestar el informe, la oficina pública o entidad privada
no lo hubiere remitido, se tendrá por desistida de esa prueba a la parte que la pidió, sin
sustanciación alguna, si dentro de quinto día no solicitare al juez la reiteración del oficio.
Impugnación por falsedad: Sin perjuicio de la facultad de la otra parte de formular las peticiones
tendientes a que los informes sean completos y ajustados a los hechos a que han de referirse, en
caso de impugnación por falsedad, se requerirá la exhibición de los asientos contables o de los
documentos y antecedentes en que se fundare la contestación. Esto significa que si bien los
informantes pueden cumplir en término, no siempre lo hacen de la manera correcta en cuanto al
contenido. Y entonces las personas, tienen diversos carriles para corregir esos desvíos.
La Corte ha señalado que es ajustada a derecho la decisión que se aparta de la prueba informativa
producida si ella no contiene información verificable a través de la exhibición de asientos contables
ante la posible impugnación por falsedad. La cuestión se complica si el informe es un instrumento
público. En tal caso no será suficiente la denuncia de falsedad y el consiguiente cotejo documental
sino que se tornará imprescindible activar en tiempo oportuno el incidente de redargución de
falsedad.
Reconocimiento Judicial: Se llama así a la percepción sensorial directa efectuada por el juez o
tribunal sobre cosas, lugares o personas, con el objeto de verificar sus cualidades, condiciones o
características. El juez no solo va a valerse de la vista, sino también de sus otros sentidos. Debe
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Autor: Verónica Nicoletti
solicitarse dentro de los diez primeros días del plazo de prueba. Debe valorarse de acuerdo con las
reglas de la sana crítica.
Para algunos no constituye técnicamente un medio de prueba, sino la apreciación de una prueba, ya
que ella –la prueba- estará constituida en sí por la cosa sobre la cual se haga la inspección; la
diligencia solo servirá para ilustrar al juez. Para la mayoría sin embargo se trata de un medio de
prueba, en ese sentido Couture, Palacio, etc.
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Autor: Verónica Nicoletti
Principio de inmediación: traslado del juez.
En estos casos con la finalidad de encontrar la verdad jurídica objetivo, se utiliza la inmediación, la
cual se ve plasmada con el contacto directo del juez con los lugares o las cosas involucradas en el
litigio.
El reconocimiento judicial es un medio de prueba en donde se extraerá un dato (fuente de prueba)
que, cotejado con los hechos controvertidos (objeto de prueba) permitirán al juez convencerse de la
existencia o inexistencia de éstos.
La medida debe ser realizada por el juez personalmente, pues de ello depende su eficacia. A esa
razón obedece que el Código autorice al juez a trasladarse a cualquier lugar de la República donde
deba tener lugar la diligencia.
Valor Probatorio: El reconocimiento judicial –al igual que los demás medios de prueba debe
valorarse de acuerdo a las reglas de la sana crítica y su concordancia o no con las demás pruebas
aportadas-.
Las presunciones son las consecuencias que la ley o el juez deducen de un hecho conocido para
afirmar un hecho desconocido. La presunción encierra un razonamiento o conclusión (de la ley o del
juez) por el cual si se da un hecho determinado (indicio) se puede afirmar la existencia de un hecho
desconocido que se desea probar.
Es fundamental distinguir el indicio de la presunción:
1. Indicio: Es el hecho conocido, debidamente probado, susceptible de llevarnos por vía de
inferencia al conocimiento de otro hecho desconocido.
2. Presunción: Es el resultado de un razonamiento, que permite llegar de un hecho conocido a
otro hecho no conocido o no aprobado directamente.
Entonces: EL INDICIO ES EL PRESUPUESTO LÓGICO DE LA PRESUNCIÓN
Clases:
1. Presunciones Legales: Son las establecidas por la ley. Existen cuando la ley ordena tener
por cierto un hecho, siempre que otro hecho –indicador del primero- haya sido debidamente
comprobado. Se dividen en:
a) Iure et de iure: su característica es que no admiten prueba en contrario, se basan en razones
de orden público, en su mayoría están legisladas por el Código Civil. Ej. Art. 77: “El máximum
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Autor: Verónica Nicoletti
de tiempo del embarazo se presume que es de 300 días y el mínimum de 180 días,
excluyendo el día del nacimiento. Esta presunción no admite prueba en contrario”.
b) Iuris tantum: Admiten prueba en contrario. La prueba es a cargo de quien pretenda
desvirtuarlas. Ej. Art. 75 del CC: “En caso de duda si hubieren nacido o no con vida se
presume que nacieron vivos, incumbiendo la prueba al que alegare lo contrario.
2. Presunciones judiciales: son las que el juez establece por el examen de los indicios según
su ciencia y conciencia. Para tener fuerza probatoria las presunciones judiciales deben ser
varias, fundarse en hechos reales y probados (que el indicio este debidamente comprobado), ser
graves y concordantes (aptas para producir la convicción del juez), y precisas (es decir,
inequívocas y que su interpretación pueda dar lugar a una sola conclusión).
Valor Probatorio: Las presunciones tienen mayor relevancia en determinada clase de cuestiones,
así sucede por ejemplo, en los juicios de daños y perjuicios por accidentes de tránsito, divorcios,
filiación, simulación, etc.
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Autor: Verónica Nicoletti
pedido de parte, el Juez ordene que se agreguen al expediente las pruebas producidas, con el
certificado del secretario sobre las mismas.
Del informe del secretario, surgirá cuál es la prueba pendiente, frente a lo cual es normal que el juez
analice la esencialidad de las mismas.
Una vez concluida dicha etapa, el secretario incorporará a la causa principal los dos cuadernos de
prueba por orden, unificando la foliatura.
Alegato de bien probado: Es una manifestación del derecho de defensa en juicio en cuanto, así
como se permite a las partes poder alegar hechos sobre los que sustentan las normas cuya
aplicación reclaman, y también ofrecer y producir prueba al respecto de ellos, se admite que ellas
puedan alegar a favor del valor probatoria de aquellas.
El “alegato de bien probado” contendrá la ponderación de todo el plexo probatorio reunido, y la
valoración del mismo (obviamente, desde el punto de vista parcial de la pretensión de la parte que lo
presente).
En lo que refiere a su trámite, una vez agregados los cuadernos de prueba al expediente principal,
será tarea del secretario entregar la causa a las partes por su orden, por el plazo de 6 días a cada
una, para que estudien y elaboren los alegatos.
El plazo para alegar de todas las partes es común, y se computa desde que ha quedado firme la
resolución que deja los autos en estado de laegar.
El litigante que lo recibe con muy poco tiempo para su estudio, podrá requerir que se amplíe el plazo
para que no se perjudique su derecho de defensa.
Llamamiento de autos: Una vez concluida la causa de puro derecho para definitiva, y otorgado el
traslado por su orden a las partes, o bien cuando resulten agregados los cuadernos de pruebas y los
alegatos de bien probado, el secretario pondrá el expediente a despacho del Juez, quien acto
continuo, llamará autos para sentencia.
Desde dicho llamamiento de autos, quedará cerrada toda discusión, no pudiendo presentarse más
escritos, ni producirse más pruebas. Se entiende también, que el llamado de autos para sentencia,
una vez firme, convalida los supuestos vicios procesales anteriores a la resolución.
Dictada esa providencia, se inicia una etapa procesal regida por el impulso de oficio, en el cual el
juez podrá tomar las llamadas “medidas para mejor proveer”, que consisten en que el propio
magistrado tome un rol activo en la actividad probatoria, en pos de alcanzar la verdad jurídica
objetiva, y no quedarse con meras ficciones o aplicaciones de las reglas del onus probandi,
perdiendo de vista el fin último de la función jurisdiccional: El dictado de una sentencia justa.
Las medidas para mejor proveer, si bien pueden adoptarse durante todo el proceso, generalmente
tienen lugar luego del llamado de autos para sentencia. La ley le impone solamente dos condiciones:
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Autor: Verónica Nicoletti
que se disponga en un solo proveído, y que se respete el derecho de defensa de las partes (por lo
cual deberá notificarse a las partes por cédula).
Los días que requiera el cumplimiento de esta actividad, suspenderán el plazo para el dictado de
sentencia.
Sentencias interlocutorias: Son aquellas que resuelven cuestiones que se originan en el curso del
proceso, y que como tales, requieren sustanciación; lo que supone que es preciso dar traslado de la
petición a la parte contraria a la que requiere, a fin de determinar la controversia a decidir.
Sus requisitos formales son, además de los requeridos para las providencias simples (forma escrita
y firma del juez):
Fundamentación legal: Es el nexo necesario entre la norma jurídica y los hechos afirmados y
asimismo probados en juicio, al posibilitar su aplicación al caso concreto.
Decisión expresa de las cuestiones planteadas: La conclusión de la sentencia interlocutoria debe ser
claramente expresada, ya sea por la afirmativa o bien por la negativa, rechazando en todo o en parte
la petición deducida.
En lo referente al plazo, se deben pronunciar en el plazo de 10 días en primera instancia, y de 15
días en segunda, contados a partir de la fecha en que el expediente es puesto a despacho.
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Autor: Verónica Nicoletti
Sentencias homologatorias: Cuando recayese sentencia en los supuestos de desistimiento,
transacción o conciliación, se dictarán en igual forma que para las sentencias de mero trámite, si es
homologatoria, o como una sentencia interlocutoria, si desestima la transacción, el desistimiento de
derecho o el acuerdo conciliatorio.
Condenaciones accesorias:
Valoración de la conducta procesal. Sanciones: El Juez, en su carácter de director del proceso,
posee potestades disciplinarias que tienden al normal desarrollo del mismo. Reviste particular
importancia en este respecto la conducta de los letrados participantes en los procesos, quienes
deben observar con diligencia los principios de lealtad y probidad procesal. Así, deben evitar
temeridad o malicia en sus intervenciones, o bien evitar cualquier frase injuriosa o indecorosa
redactada en los escritos, como también deben abstenerse de perturbar indebidamente el normal
curso de las audiencias.
Al respecto, vale considerar lo dicho con respecto a la temeridad o malicia procesal.
Pago de frutos, intereses, daños y perjuicios: Cuando la sentencia contenga condena al pago de
frutos, intereses, daños y perjuicios, fijará el Juez su importe en cantidad líquida, o establecerá al
menos las bases sobra las que debe hacerse la liquidación.
En aquel caso en que las partes no hubieren hecho estimación de los frutos o intereses y no fuere
posible la estimación de ellos, la misma se ventilará en proceso sumarísimo.
En el supuesto en que la entidad de un crédito o de los daños causados no se encuentre acreditada,
pero si se acredite la existencia de los mismos, el juez la debe fijar en la sentencia siempre que la
causa de la acreencia o de los detrimentos, se encuentre comprobada debidamente.
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Autor: Verónica Nicoletti
Sentencia definitiva: Dentro de los 40 o 60 días, según fuese juez unipersonal o tribunal colegiado.
El plazo se contará, en el primer caso desde que adquiere firmeza el llamamiento de autos, y en el
segundo caso desde la fecha del sorteo del expediente.
Retardo de justicia: Dice el art. 167 : “Los jueces o tribunales que por recargo de tareas, u otras
razones atendibles, no puedan pronunciar sentencias definitivas dentro de los plazos dictados por el
código, deberán hacerlo saber a la Suprema Corte de justicia con una anticipación de 10 días al
vencimiento de aquellos. La corte, si considera admisible la causa invocada, señalará el plazo en
que la sentencia ha de dictarse por el mismo juez o tribunal o por otros del mismo fuero, cuando
circunstancias excepcionales así lo aconsejen.”
“El juez o tribunal que no remitiere oportunamente la comunicación a que se refiere el párrafo
anterior, y no sentenciare dentro del plazo legal, o que habiéndolo efectuado, no prinunciare el fallo
dentro del plazo que se le hubiese fijado, perderá automáticamente la jurisdicción para entender en
el juicio, y deberá remitir el expediente al superior para que determine el juez o tribunal que deba
intervenir”
“Será nula la sentencia que se dicte con posterioridad”
“Las disposiciones solo afectan a la jurisdicción del juez titular, y no la que ejerza interinamente por
sustitución, en caso de vacancia o licencia del titular”.
“Al hacerse cargo del juzgado, luego de un período de vacancia, aquél podrá solicitar una ampliación
general de los plazos, proporcionada al número de causas pendientes”.
Y el art. 168 dice que “La pérdida de jurisdicción en que incurrieren los jueces de primera instancia o
de cámara, si se produjere 3 veces dentro del año calendario, los someterá al proceso de la ley de
enjuiciamiento”.
El art. 15 de la CPBA manda que las causas se resuelvan en tiempo razonable. Si bien es cierto que
dicha pauta merece una precisión mayor, en lo que hace al plazo para el dictado de sentencias, se
debe estar a los términos enunciados precedentemente, los cuales el legislador estimo “razonables”
para pronunciarse.
Cuando se solicitare la prórroga, la Corte será quien decida si la misma es concedida o no, caso
último en el que debe remitir la causa a otro juez para que la resuelva.
Finalmente, se establece que una reiteración en 3 oportunidades de la pérdida de jurisdicción por
retardo de justicia, constituye causal de enjuiciamiento.
Efectos de la sentencia respecto de la competencia del juez: En principio, una vez pronunciada
la sentencia, concluye la competencia del juez respecto del objeto de juicio, no pudiendo sustituirla o
introducir modificaciones en esa resolución.
No obstante ello, se realiza una numeración de excepciones que debilitan a la anterior premisa,
atento a las múltiples funciones que la ley reserva al juez que ya dictó sentencia:
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Autor: Verónica Nicoletti
De oficio, y antes de notificar la sentencia, puede corregir cualquier error material o suplir cualquier
omisión que la misma contenga, sobre las peticiones deducidas y discutidas en el litigio.
Puede corregir a pedido de parte, dentro de los 3 días de notificada, cualquier error material, aclarar
conceptos oscuros sin alterar lo sustancial de la decisión y suplir cualquier omisión en que incurriere
sobre las pretensiones deducidas. Se plantea la cuestión en este punto, en lo que refiere a que
partes de la sentencia son “sustanciales” y cuáles no, lo que queda a consideración del juez.
Puede ordenar, a pedido de parte, las medidas cautelares pertinentes, si no se hubieren dictado o
fueren insuficientes.
Puede disponer las anotaciones establecidas por ley, y entregar testimonios.
Puede proseguir la sustanciación y decidir los incidentes que tramiten por separado.
Puede resolver en orden a la admisibilidad de los recursos, y sustanciar los concedidos.
Ha de ejecutar oportunamente la sentencia, para el caso en que aquella no se cumpla en forma
voluntaria (se trata de un caso de competencia por conexidad).
BOLILLA 17
Efectos de la sentencia: FALTA
Cosa Juzgada: Significa, en general, la irrevocabilidad que adquieren los efectos de la sentencia
cuando contra ella no procede ningún recurso que permita modificarla. No constituye, por lo tanto, un
efecto de la sentencia sino una cualidad que se agrega a ella para aumentar su estabilidad y que
igualmente vale para todos los posibles efectos que ella produzca.
De esta forma, la cosa juzgada supone, fundamentalmente, inimpugnabilidad, o lo que es igual, la
preclusión de los recursos que proceden contra la sentencia, tanto por no haberse deducido, cuanto
por haberse consumado la facultad de hacerlo.
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Autor: Verónica Nicoletti
Palacio dice que la cosa juzgada no es un atributo esencial de la sentencia, sino una creación del
ordenamiento jurídico, que puede o no acordar tal autoridad a los pronunciamientos judiciales
definitivos, sin que ello afecte principio lógico alguno. Sostiene la inutilidad de cualquier teoría que
pretenda justificar la institución, fuera de un criterio axiológico; e interpreta que son valoraciones de
seguridad y orden (más que de justicia) las que sustentan su mantenimiento como tal en el orden
jurídico.
Límites subjetivos: Es regla, en cuanto a este problema atañe, que la cosa juzgada afecta
solamente a quienes fueron partes del proceso en que se dictó la sentencia. Por consiguiente, no
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Autor: Verónica Nicoletti
puede beneficiar ni perjudicar a los terceros que han sido ajenos al proceso. De esta forma,
alcanzaría:
-A las partes
-A los herederos universales, no obstante el cambio de personas físicas, cuando lo sean de quienes
intervinieron en el proceso como parte.
En las obligaciones solidarias, la cosa juzgada es invocable por los coacreedores que no
participaron en el proceso, como también por los codeudores contra el acreedor que fue parte en el
juicio.
La cosa juzgada en cuestiones de estado civil: Tanto la jurisprudencia como la doctrina aceptan
generalmente la regla de que las sentencias dictadas en cuestiones de estado, cualquiera sea su
naturaleza, adquieren autoridad de cosa juzgada no solo respecto de quienes han intervenido en el
proceso, sino erga omnes. Ello se funda, en función del carácter indivisible que reviste el estado civil,
y por ser esa una cuestión de orden público, como toda cuestión que afecte a la organización de la
familia.
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Autor: Verónica Nicoletti
Allanamiento: Así como el actor en virtud del principio dispositivo puede intentar dar por concluido
el proceso en cualquier momento, también el demandado puede hacer lo propio a través el
allanamiento, que implica reconocer como válido el fundamento de la pretensión que se esgrime en
su contra.
En estos casos no se requiere el acuerdo del demandante, puesto que ningún perjuicio puede
aducir, motivo por el cual se admite el allanamiento en cualquier estado de la causa, previo a su
resolución final.
Presentado el allanamiento, aquí también el juez realizará un control tendiente a resguardar el orden
público. Si entiende que se trata de un derecho plenamente disponible, dictará sentencia conforme lo
que legar y fácticamente resulte. De lo contrario, rechaza el pedido y la causa seguirá su curso.
El allanamiento puede ser total o parcial; en este segundo se escinde el petitorio original,
sobreviviendo solo algunos tramos de la pretensión. El juez en estos casos habrá de hacer lugar a la
demanda en la medida del allanamiento, y resolverá en lo demás según el derecho invocado y la
prueba producida, es decir, la causa prosigue en lo que se refiere a las diferencias subsistentes.
En orden a las costas, el demandado que se allana oportunamente a la demanda quedará eximido
de ellas, en la medida en que este sea real, incondicionado, oportuno, total y efectivo.
Excepción a este principio lo constituyen los supuestos en que por su culpa se da lugar a la
reclamación, o que hubiere incurrido en mora.
Se eximirá también, cuando se allanare dentro del quinto día de conocer documentos que den
sustento a la pretensión, y ellos sean tardíamente presentados.
Transacción: Se la define como el acto jurídico bilateral, por el cual las partes, haciéndose
concesiones recíprocas, extinguen obligaciones litigiosas o dudosas.
Ante la falta de certeza respecto de la existencia o del alcance de derechos (obligaciones dudosas),
las partes enfrentadas deciden terminar el diferendo resignando cada una de ellas parte de lo
pretendido. Cuando se decide terminar el conflicto de igual forma, y anteriormente el mismo se
ventiló en un contexto judicial (obligaciones litigiosas), determinará la finalización del proceso antes
de la sentencia de mérito.
La transacción, como el desistimiento, son medios anormales de terminación del proceso que, en
principio, se contraponen. El único punto de contacto que poseen es que, en alguna medida, la
transacción supone una suerte de desistimientos recíprocos.
Cuando la transacción opera como forma de terminación de una litis, la misma debe respetar ciertos
requisitos.
Para la validez de un acuerdo transaccional, se requiere que la misma se formule por escrito, que
contenga el acuerdo a que ambas partes llegaron. Dicho acuerdo ha de ser homologado por el juez;
caso contrario seguirá el proceso según su curso.
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Autor: Verónica Nicoletti
En este tipo de acuerdo, también el juez debe efectuar un control de disponibilidad de los derechos
sobre los que verse el acuerdo; solo en caso de tratarse de derechos disponibles plenamente, se
dará curso a la petición y se tendrán por operadas las renuncias recíprocas contenidas.
Operada la homologación, el convenio adquiere firmeza y para las partes hace cosa juzgada.
En orden a las costas, las mismas serán impuestas en el orden causado. Ello implica que cada uno
soportará las propias, y la mitad de las comunes. No obstante, es normal que en el propio acuerdo
se establezca cuál será la parte que soportará las costas.
Conciliación: Se la define como el acuerdo al que llegan las partes en el marco de una propuesta
efectuado por el órgano de justicia en pos de una solución más útil y expedita.
Es facultad del juez, la de disponer en cualquier momento del pleito la comparecencia personal de
las partes para intentar una conciliación.
Una vez llegado al acuerdo, el juez deberá proceder a su homologación- Si bien se contempla la
posibilidad de negativa a esa homologación, lo cierto es que siendo el mismo juez quien propone
fórmulas conciliatorias, parece extraño que si el convenio se basa en ellas, el mismo juez deniegue
su convalidación. No obstante, se admite la posibilidad, debiendo el juez rechazarla mediante una
sentencia interlocutoria.
Si se homologa, adquiere fuerza de cosa juzgada, y puede ser ejecutada, equiparándose a la
sentencia.
Con respecto a las costas, si bien es una de las cuestiones que suele incluirse dentro del acuerdo,
las mismas serán en el orden causado, al igual que en la transacción.
Caducidad de instancia: El principio dispositivo que gobierna el proceso civil, implica la existencia de
cargas procesales en virtud de las cuales, como regla, es a las partes a las que incumbe mantener
vivo el proceso.
Ello importa realizar una actividad eficaz, en tiempo útil, para que la litis avance y pase de un
momento procesal a otro. Este encadenamiento de etapas tiene una sola dirección, no se permite el
retroceso. De ahí, que en caso de no cumplir una determinada actividad procesal en tiempo
determinado, se pierda la facultad no ejercitada. Así, surge la figura de la caducidad de instancia.
Respecto del fundamento de este instituto, se ha dicho que la perención de instancia es un arbitrio
instituido por el legislador para sancionar la inacción de los litigantes, cuya mayor carga es procurar
el impulso de la tramitación de la causa hacia su fin natural: la sentencia. De esta forma, con la
finalidad de que la actividad procesal no se prolongue indefinidamente, el legislador ha establecido
que si no se insta el proceso durante los plazos de ley, caduca la instancia.
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Autor: Verónica Nicoletti
La caducidad de la instancia importa la pérdida de la posibilidad de seguir adelante con el proceso
iniciado, sanción con la que carga aquel que no contribuyó al avance del mismo durante cierto
tiempo y por lo cual deberá soportar los gastos del juicio.
Con respecto a los plazos, ellos son:
- 6 meses, en primera instancia.
- 3 meses, en segunda o ulterior instancia, en justicia de paz y en procesos sumarios y
sumarísimos.
- En el que se opere la prescripción de la acción, si fuere menor a los indicados.
En cuanto al cómputo de los plazos, los mismos comienzan a correr desde el momento en que
ocurrió el último acto procesal que tuvo por efecto impulsar el procedimiento, ya sea una petición de
las partes, una resolución o actuación del tribunal o Juez.
Se computarán días inhábiles, salvo los que transcurran durante las ferias, y se descontará el tiempo
en que el proceso hubiese estado paralizado o suspendido por acuerdo de las partes o disposición
del juez.
Contra quienes opera la caducidad: La regla es que opera contra todos los sujetos que pueden
ser parte de un proceso, sin distinción alguna.
La ley se ocupa de aclarar que ella alcanza al Estado, a los establecimientos públicos, a los menores
y a cualquier otra persona sin libre administración de sus bienes, sin perjuicio de la responsabilidad
de sus administradores o representantes.
Constituyen una excepción a este principio, los incapaces y ausentes que carecen de representación
legal en juicio, lo que encuentra fundamento en el respeto del derecho de defensa en juicio.
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Autor: Verónica Nicoletti
Legitimados para el acuse de caducidad: La iniciativa para la declaración de caducidad de
instancia puede provenir tanto de parte, como del juez.
Cuando lo interpongan las partes, se hallan legitimados:
- En primera instancia, el demandado.
- En los incidentes, el contrario de quien lo hubiera promovido.
- En los recursos, por la parte recurrida.
En cuanto a su oportunidad, el mismo ha de formularse antes de consentir el solicitante cualquier
actuación del tribunal posterior al vencimiento del plazo.
Se sustanciará previa intimación a la parte contraria para que manifieste su intención de proseguir
con la pretensión, y así produzca actividad impulsoria útil. Si transcurren 5 días sin que la parte haya
realizado ningún acto de impulso, se hará lugar al pedido de declaración de caducidad.
Con respecto a las costas, las mismas no han sido reguladas específicamente, por lo que son
aplicables las disposiciones generales.
La caducidad de instancia, como se dijo, puede ser dictada de oficio, previa intimación a las partes
de igual forma, y verificado el cumplimiento de los plazos. En caso de incumplimiento de acto útil en
el plazo de intimación, se declarará operada la caducidad de instancia.
Impugnabilidad: Art. 317 “La resolución sobre la caducidad solo es apelable cuando ésta fuera
declarada procedente. En segunda o ulterior instancia, solo es susceptible de reposición si se la
dictare de oficio.”
En primera instancia, se prevé la posibilidad de interponer recurso de apelación. No ocurre lo mismo
con la resolución que rechaza el acuse de caducidad (La Cámara de Quilmes dijo que no es
susceptible de apelación).
Para las instancias posteriores, solo se contempla la posibilidad de la reposición en cao de actuar
oficioso del juez.
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Autor: Verónica Nicoletti
Cuando la caducidad opera en instancias ulteriores a la primera, donde ya existe sentencia de mérito
y ésta es apelada, provoca que adquiera plena vigencia y fuerza de cosa juzgada aquella sentencia
apelada.
En orden a los incidentes y la reconvención, la caducidad de instancia de la causa principal deviene
en la caducidad de aquellos, mientras que no ocurre de esa forma a la inversa.
Clasificación:
Ordinarios // Extraordinarios: La pauta fundamental para distinguir a uno de otros, debe buscarse
en la mayor o menor medida de conocimiento que respectivamente acuerdan a los tribunales para
conocer de ellos.
Mientras que los recursos ordinarios se hallan previsto para casos corrientes y tienen por objeto
reparar cualquier irregularidad procesal (in procedendo) o de juicio (in judicando), los extraordinarios
se conceden con carácter excepcional, respecto de cuestiones específicamente determinadas por la
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Autor: Verónica Nicoletti
ley.
Así, por ejemplo, el recurso de apelación tiende a subsanar cualquier error de juicio o juzgamiento,
sea que él se haya producido al aplicar la ley o al valorar los aspectos de hecho y prueba de la
causa. En cambio, en los recursos de casación, no cabe en principio la revisión de las conclusiones
de hecho establecidas por los tribunales ordinarios, sino solamente la rectificación del juicio de
derecho contenido en la sentencia recurrida.
Son ordinarios: los de aclaratoria, reposición, apelación, y de queja por recurso denegado. Son
extraordinarios: El extraordinario federal ante la CSJN, el de inaplicabilidad de la ley, el de
inconstitucionalidad y extraordinario de nulidad.
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Autor: Verónica Nicoletti
b) Son modificables: Decretada una medida cautelar, el acreedor puede pedir que ella se
amplíe, mejore o sustituya por otra, si la medida cautelar decretada no cumple
adecuadamente la función de garantía a que está destinada.
c) Se decretan sin la intervención de la parte afectada por la medida (inaudita parte) para evitar
que ésta pueda llegar a frustrar el cumplimiento de la medida. El afectado recién tomará
conocimiento de la medida en el momento de su cumplimiento, o posteriormente mediante
notificación.
d) No constituyen un fin en sí mismas: porque su finalidad es asegurar el derecho de las partes y
la eficacia de la sentencia que se dicte en el proceso principal.
e) Se ejecutan de inmediato: Los incidentes o recursos que se interpongan, no suspenden la
ejecución de la medida cautelar.
f) Pueden decretarse varias medidas cautelares juntas a fin de que se complementen.
Las medidas cautelares genéricas: son aquellas que se pueden solicitar al juez cuando las
medidas cautelares contempladas en la ley, no fuesen lo suficientemente aptas para asegurar el
cumplimiento de la sentencia. Ej.: restitución de una cosa de inmediato, clausura de un lugar,
medidas de seguridad edilicia por temor a que de un edificio u otra cosa derive un daño, suspensión
de la inscripción de una declaratoria de herederos, etc.
Oportunidad para pedir medidas cautelares: pueden solicitarse antes o después de deducida la
demanda, a menos que de la ley resultare que debe entablarse previamente.
El escrito deberá expresar: a) el derecho que se pretende asegurar, b) la medida que se pide, c) la
disposición de la ley en que se funde y d) el cumplimiento de los requisitos que corresponde, en
particular, a la medida requerida.
Facultades del juez: El juez, para evitar perjuicios o gravámenes innecesarios al titular de los bienes,
podrá disponer una medida precautoria distinta de la solicitada, o limitarla, teniendo en cuenta la
importancia del derecho que se intentare proteger.
Contra cautela: La medida precautoria sólo podrá decretarse bajo responsabilidad de la parte que la
solicitare, quien deberá dar caución por todas las costas y daños y perjuicios que pudiere ocasionar
en caso de haberla pedido sin derecho.
El Juez graduará la calidad y monto de la caución de acuerdo con la mayor o menor verosimilitud del
derecho y las circunstancias del caso.
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Autor: Verónica Nicoletti
Podrá ofrecerse la garantía de instituciones bancarias o de personas de acreditada responsabilidad
económica.
Exención de la contra cautela: No se exigirá caución si quien obtuvo la medida:
1°) Fuere la provincia, alguna de sus reparticiones, una municipalidad o persona que justifique ser
reconocidamente abonada.
2°) Actuare con beneficio de litigar sin gastos.
Mejora de la contra cautela: En cualquier estado del proceso, la parte contra quien se hubiere hecho
efectiva una medida cautelar podrá pedir que se mejore la caución probando sumariamente que es
insuficiente. El Juez resolverá previo traslado a la otra parte.
Caducidad: Se producirá la caducidad de pleno derecho de las medidas cautelares que se hubieren
ordenado y hecho efectivas antes del proceso, si tratándose de obligación exigible no se interpusiere
la demanda dentro de los 10 días siguientes al de su traba. Las costas y los daños y perjuicios
causados serán a cargo de quien hubiese obtenido la medida, y esta no podrá proponerse
nuevamente por la misma causa. Las inhibiciones y embargos se extinguirán a los 5 años de la
fecha de su anotación en el Registro de la Propiedad, salvo que a petición de parte se reinscribieran
antes del vencimiento del plazo, por orden del juez que entendió en el proceso.
Esto significa que la ley fija un plazo perentorio de 10 días para presentar la demanda, pues de lo
contrario se producirá la caducidad de pleno derecho de las medidas precautorias establecidas y
efectivizadas antes del inicio del proceso principal. El plazo legal se debe computar a partir del
momento en que se efectivice en su integridad el acto precautorio o el conjunto de ellos si se
hubiesen acumulado más de uno o fueren complejos o combinados, suponiendo tal principio una
actividad razonablemente diligente en la efectivización de todas las medidas ordenadas pues lo
contrario implicaría un comportamiento desleal y arbitrario que desvirtuaría la finalidad de este
instituto. Esta es otra manifestación de la accesoriedad de las medidas cautelares respecto de un
proceso principal. Tanto ello es así que sin éste las cautelas no tienen razón de ser y caducan,
perdiéndose.
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Autor: Verónica Nicoletti
Si el solicitante no es diligente, además de que quedan automáticamente sin efecto las medidas
adoptadas, deberá cargar con todos los gastos irrogados por esta actividad procesal estéril además
de tener la obligación de reparar todos los daños que pudo haber ocasionado a la contraria. A ello, la
ley suma la prohibición de volver a pedir una medida cautelar equivalente a la frustrada por la misma
causa.
El embargo preventivo es una medida cautelar sobre uno o varios bienes del presunto deudor, con el
objeto de inmovilizarlos y asegurar la responsabilidad del embargado y el cumplimiento de la
sentencia que se dicte en el proceso. El embargo individualiza e inmoviliza el bien sobre el que
recae, porque el deudor tiene limitada la facultad de disposición: no puede realizar sobre el bien
actos que causen la disminución de la garantía del crédito. Pero esta limitación no es absoluta, ya
que el Cód. Civil admite que las cosas embargadas pueden ser objeto de los contratos, a condición
de que al contratar se declare la existencia del embargo. El embargo preventivo es viable en todo
tipo de proceso, sea de ejecución o de conocimiento (ordinario, sumario, sumarísimo o procesos
especiales).
Procedencia del Embargo preventivo: En Art. 209 entiende que podrá pedir embargo preventivo el
acreedor de deuda en dinero o en especie que se hallare en alguna de las condiciones siguientes:
1°) Que el deudor no tenga domicilio en la República.
2°) Que la existencia del crédito esté demostrada con instrumento público o privado atribuido al
deudor, abonada la firma por información sumaria de dos testigos.
3°) Que fundándose la acción en un contrato bilateral, se justifique su existencia en la misma forma
del inciso anterior, debiendo en este caso probarse además sumariamente el cumplimiento del
contrato por parte del actor, salvo que éste ofreciese cumplirlo, o que su obligación fuese a plazo.
4°) Que la deuda esté justificada por libros de comercio llevados en debida forma por el actor, o
resulte de boleto de corredor de acuerdo con sus libros, en los casos en que éstos puedan servir de
prueba, o surja de la certificación realizada por contador público en el supuesto de factura
conformada.
5°) Que estando la deuda sujeta a condición o plazo, el actor acredite sumariamente que su deudor
trata de enajenar, ocultar o transportar sus bienes, o siempre que justifique del mismo modo que por
cualquier causa ha disminuido notablemente la responsabilidad de su deudor después de contraída
la obligación.
El embargo preventivo no solo es procedente en los supuestos de este Art. 209 sino en cualquier
otro en que se justifique el cumplimiento de sus presupuestos básicos aunque la configuración de
cualquiera de las hipótesis aludidas en esas normas específicas puntualmente permite prescindir de
la exigibilidad del peligro de la demora.
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4°) La persona que haya de demandar por acción reivindicatoria, petición de herencia, nulidad de
testamento o simulación, respecto de la cosa demandada, mientras dure el juicio, y siempre que se
presentaren documentos que hagan verosímil la pretensión deducida.
Mandamiento: Para el caso que se disponga el embargo de bienes muebles, el oficial de justicia
será el encargado de diligenciar el mandamiento judicial que recoge y refleja la resolución dictada
por el magistrado en el expediente a partir de la idónea petición por parte del acreedor. Este acto
jurídico contiene elementos de importancia. Uno de ellos es la autorización para requerir el auxilio de
la fuerza pública y para allanar domicilios. Otros datos a consignar son los referidos al día y hora en
que podrá realizarse la diligencia –habilitándose en caso de ser necesario- y el lugar en el que habrá
de practicarse. Se deberá incluir la suma por la cual deberán embargarse bienes así como la
descripción de los mismos o bien la autorización para que se incluya en la medida los bienes
suficientes para cubrir ese monto de deuda. En este último caso, el oficial de justicia seguirá las
indicaciones del letrado del acreedor quien irá señalando cuáles son los objetos a embargar. Por
supuesto de ser esta selección abusiva, el deudor tendrá los medios para impugnarla, limitar sus
alcances y eventualmente obtener la reparación por los daños padecidos.
El Código dice en su Art. 214 que “en el mandamiento se incluirá siempre la autorización para que
los funcionarios encargados de ejecutarlo soliciten el auxilio de la fuerza pública y el allanamiento de
domicilio en caso de resistencia, y se dejará constancia de la habilitación de día y hora y del lugar.
Contendrá, asimismo, la prevención de que el embargado deberá abstenerse de cualquier acto
respecto de los bienes objeto de la medida, que pudiere causar la disminución de la garantía del
crédito, bajo apercibimiento de las sanciones penales que correspondieren”.
Para el supuesto de que los bienes del deudor queden en su domicilio, constituyéndose éste en
depositario de los mismos, esta manda reitera las pautas que son connaturales a la función del
depositario: la orden de abstención de todo acto que importe disminución de la garantía del crédito
so riesgo de ser procesado por las figuras penales respectivas.
Procedimiento: El embargo preventivo se debe trabar en la forma prescripta para el juicio ejecutivo.
Se limitará a los bienes necesarios para cubrir el crédito que se reclama y las costas. El deudor
podrá continuar en el uso normal de la cosa, salvo que se dispusiese el secuestro o la
administración judicial de lo embargado. El mandamiento debe incluir la autorización para que los
funcionarios encargados de ejecutarlo soliciten el auxilio de la fuerza pública y el allanamiento de
domicilio en caso de resistencia, y se dejará constancia de la habilitación de día y hora y del lugar. Si
los bienes embargados son muebles se depositan a la orden del juez, pero si son los de la casa
habitación del embargado, podrá designarse como depositario al mismo embargado. El depositario
debe entregar los bienes dentro del siguiente día al de la intimación judicial. No podrá eludir la
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entrega invocando derecho de retención. Si no los entrega, el juez dará intervención a la justicia
penal y podrá ordenar la detención del depositario hasta que intervenga el juez penal.
Bienes inembargables: Como principio todo lo que pertenezca al deudor puede ser embargado y
eventualmente, secuestrado, privándolo de su uso. Sin embargo, se veda esta posibilidad respecto
de los enseres indispensables para la vida cotidiana del deudor y su familia así como de los
elementos necesarios para poder trabajar. El fundamento es evidentemente: el cobro de una deuda
no puede sumir al deudor y su familia en la más absoluta indigencia y privación siempre debe
dejársele lo mínimo necesario para que viva y pueda ejercer u oficio, industria o profesión. No se
trabará nunca embargo:
1°) En el lecho cotidiano del deudor, de su mujer e hijos, en las ropas y muebles de su indispensable
uso, ni en los instrumentos necesarios para la profesión, arte u oficio que ejerza.
2°) Sobre los sepulcros, salvo que el crédito corresponda a su precio de venta, construcción o
suministro de materiales.
3°) En los demás bienes exceptuados de embargo por la ley. Ningún otro bien quedará exceptuado.
El depositario judicial: Si los bienes embargados fuesen muebles, serán depositados a la orden
judicial; pero si se tratase de los de la casa en que vive el embargado, y fuesen susceptibles de
embargo, aquél será constituido en depositario de ellos, salvo que, por circunstancias especiales, no
fuese posible.
El depositario de objetos embargados a la orden judicial deberá presentarlos dentro de 24 horas de
haber sido intimado judicialmente. No podrá eludir la entrega invocando el derecho de retención. Si
no lo hiciere, el juez remitirá los antecedentes al tribunal penal competente, pudiendo asimismo
ordenar la detención del depositario hasta el momento en que dicho tribunal comenzare a actuar.
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posteriores afectarán únicamente el sobrante que quedare después de pagados los créditos que
hayan obtenido embargos anteriores.
Un bien puede ser embargado más de una vez. No obstante, al momento de hacerse efectivo el
cobro de alguno de esos créditos sobre la cosa se deberá convocar a otros embargantes. Las
respectivas fechas de la toma de razón de estas medidas serán las que establezcan el orden en que
serán satisfechas las acreencias respecto de ese bien determinado. Por lo tanto, el embargante
cobrará con prioridad a otros acreedores no embargantes y también respecto de los embargantes
posteriores. Éstos podrán venir a satisfacer su crédito sobre el remanente, si es que queda alguno,
una vez que el primero que logró trabar la precautoria haya percibido la totalidad de su crédito más
los intereses y costas, todo según las determinaciones realizadas en la sentencia.
Procedencia: Procederá el secuestro de los bienes muebles o semovientes objeto del juicio, cuando
el embargo no asegurare por sí solo el derecho invocado por el solicitante, siempre que se
presenten instrumentos que hagan verosímil el derecho cuya efectividad se quiere garantizar.
Procederá, asimismo, con igual condición, toda vez que sea indispensable proveer a la guarda o
conservación de cosas para asegurar el resultado de la sentencia definitiva. El juez designará
depositario a la institución oficial o persona que mejor convenga; fijará su remuneración y ordenará
el inventario, si fuese indispensable.
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Entonces procede cuando:
1. Cuando el embargo no asegure por sí solo el derecho invocado por el solicitante (Ej.: si temo
que trabando embargo y quedando la cosa en manos del deudor, este la habrá de deteriorar,
debo pedir el secuestro),
2. Cuando sea indispensable proveer a la guarda o conservación de cosas para asegurar el
resultado de la sentencia definitiva.
Procedimiento: En todos los casos en que habiendo lugar a embargo éste no pudiere hacerse
efectivo por no conocerse bienes del deudor, o por no cubrir éstos el importe del crédito reclamado,
podrá solicitarse contra aquél la inhibición general de vender o gravar sus bienes, la que se deberá
dejar sin efecto siempre que presentase a embargo bienes suficientes o se diere caución bastante.
El que solicitare la inhibición deberá expresar el nombre, apellido y domicilio del deudor; así como
todo otro dato que pueda individualizar al inhibido, sin perjuicio de los demás requisitos que
impongan las leyes.
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La inhibición sólo surtirá efecto desde la fecha de su anotación, salvo para los casos en que el
dominio se hubiere trasmitido con anterioridad, de acuerdo con lo dispuesto en la legislación general.
No concederá preferencia sobre las anotadas con posterioridad.
Por lo tanto, procede:
1. si no se conocen los bienes del deudor, o
2. si los que se conocen no alcanzan a cubrir el monto del crédito reclamado
3. siempre debe tratarse de un caso que permita pedir el embargo preventivo.
Efectos: La inhibición general impide al deudor vender o gravar sus bienes, pero no le impide
adquirir nuevos bienes. Los efectos de la inhibición se producen desde la inscripción de la medida
en el Registro. La inhibición no da preferencia sobre otras inhibiciones anotadas posteriormente.
La inhibición debe ser levantada si el deudor presentase a embargo bienes suficientes o diere
caución bastante. También puede pedirse el levantamiento si desaparecieron las circunstancias que
permitieron decretar la medida. Tanto las inhibiciones como los embargos se extinguen, de pleno
derecho, a los 5 años de su anotación en el Registro salvo que se reinscriban antes del vencimiento,
a petición de parte y por orden del juez.
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que la sentencia haya sido cumplida. Cumplida la sentencia, está terminado el pleito y por lo tanto,
se extingue la anotación.
La intervención judicial es la medida cautelar por la cual una persona designada por el juez
interviene en la vida económica de una persona física o jurídica. El interventor es un auxiliar del juez.
La intervención judicial puede tener por objeto recaudar ingresos futuros y periódicos, controlar la
administración de una sociedad, sustituir al administrador o informar al juzgado.
Disposiciones Comunes a toda clase de intervención: el juez apreciará con criterio restrictivo si
procede la intervención. Esto significa que el juez ordenará esta medida cuando ella sea realmente
necesaria de acuerdo a las circunstancias. Designará como interventor a una persona que posea los
conocimientos necesarios para desempeñarse atendiendo a la naturaleza de los bienes o
actividades, indicándose la misión que debe cumplir y el plazo de duración. El interventor podrá
retener los fondos y disponer de ellos –sin autorización judicial- para hacer gastos normales, para
hacer gastos extraordinarios o nombrar auxiliares requiere autorización judicial, salvo caso de
urgencia.
Deberes del interventor. Remoción: El interventor debe desempeñar personalmente su función, pero
puede valerse de auxiliares. Debe presentar informes al juzgado, unos periódicos y otro final,
aprobado el informe final puede cobrar sus honorarios. Debe evitar tomar medidas innecesarias o
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que pongan en duda su imparcialidad o que puedan causar daño o menoscabo a las partes. Si lo
hace, o en general no cumple eficazmente su función, puede ser removido, de oficio o a pedido de
parte. La remoción puede dar lugar a la pérdida del derecho a cobrar honorarios o a la reducción de
los mismos.
Honorarios: Los interventores o administradores no podrán percibir honorarios con carácter definitivo
hasta que la gestión total haya sido judicialmente aprobada. Si su actuación excediere de 6 meses,
previo traslado a las partes podrán ser autorizados a percibir periódicamente sumas con carácter de
anticipos provisionales, en adecuada proporción con el honorario total y los ingresos de la sociedad
o asociación.
Régimen Legal: ARTICULO 230°: Podrá decretarse la prohibición de innovar en toda clase de
juicio, siempre que:
1°) El derecho fuere verosímil.
2°) Existiere el peligro de que si se mantuviera o alterara, en su caso, la situación de hecho o de
derecho, la modificación pudiera influir en la sentencia o convirtiera su ejecución en ineficaz o
imposible.
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3°) La cautela no pudiere obtenerse por medio de otra medida precautoria.
Caducidad: La medida quedará sin efecto si quien la obtuvo no dedujere la demanda dentro del
plazo de 5 días de haber sido dispuesta, y en cualquier momento en que se demuestre su
improcedencia.
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VIII- PROTECCIÓN DE PERSONAS COMO MEDIDA CAUTELAR: a) Concepto. b) Casos.
Es una medida cautelar que tiende a evitar peligros físicos o morales a menores o incapaces que se
encuentren expuestos a ellos. La medida se concreta ordenándose la guarda de la persona y como
complemento que se le satisfagan las necesidades más urgentes, como ser, una suma para
alimentos, ropas, medicamentos, etc.
El juez competente para decretar la guarda será el del domicilio de la persona que haya de ser
amparada, con intervención previa del asesor de menores. Cuando existiese urgencia o
circunstancias graves, se resolverá provisionalmente, sin más trámite.
La petición podrá ser deducida por cualquier persona. Previa intervención del Ministerio Público. El
Juez decretará fundadamente la guarda si correspondiere.
Medidas complementarias: Como medida complementaria, se deben satisfacer las necesidades más
urgentes. Al disponer la medida, el juez ordenará que se entreguen a la persona a favor de quien ha
sido ordenada, las ropas, útiles y muebles de su uso y profesión. Ordenará, asimismo, que se le
provea de alimentos por el plazo de 30 días, a cuyo vencimiento, quedará sin efecto si no se iniciare
el juicio correspondiente. La suma será fijada prudencialmente por el juez, previa vista a quien deba
pagarlos y sin otro trámite.
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