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Revista de Entrenamiento Deportivo, (Rev Entren Deport / J Sports Training) 2014, 28(1)

Artículo

Diferencias en las Percepciones del


Entrenamiento Entre Entrenadores y
Deportistas
Differences in Perceptions of Training by Coaches and Athletes

John P Porcari, Carl Foster, Glenn Brice, Kara Heimann y Phillip Esten

Department of exercise and Sport Science, University of Wisconsin-La Crosse, La Crosse, Wisconsin, Estados Unidos.

RESUMEN

Objetivo: A pesar de la cuidadosa planificación de los entrenadores profesionales, el síndrome del sobreentrenamiento
sigue siendo un problema común entre los atletas de competición. En este estudio nosotros comparamos el plan de
entrenamiento diseñado por los entrenadores con el ejecutado por los atletas, para evaluar la hipótesis que plantea que
una de las causas probables del síndrome de sobreentrenamiento podrían ser los errores no reconocidos que cometen los
atletas en la ejecución del programa de entrenamiento. Diseño: En el estudio participaron voluntariamente corredores de
competición (n=15); los mismos registraron su entrenamiento a lo largo de un período de 5 semanas utilizando el método
del índice de esfuerzo percibido (RPE) de la sesión, que permite monitorear el entrenamiento multiplicando el índice global
de intensidad del ejercicio, utilizando el índice de clasificación de RPE, por la duración del entrenamiento, para calcular la
carga de entrenamiento. Los entrenadores de manera independiente también registraron lo que deseaban que los atletas
realizaran en el entrenamiento. Grupo de estudio: Atletas integrantes de un equipo de nivel universitario. Variable de
Medición Principal: Correspondencia entre la valoración, realizada por los entrenadores y los atletas, del programa de
entrenamiento diseñado por los entrenadores. Resultados: La correlación entre entrenadores y atletas en referencia a la
carga de entrenamiento (r=0,72), intensidad de entrenamiento (r=0,75) y duración del entrenamiento (r=0,65) fue
moderadamente fuerte. En aquellas sesiones donde los entrenadores planificaron una intensidad baja, los atletas
entrenaron en un RPE significativamente mayor (p<0,05) al propuesto (media±DS) (1,8±0,5 vs. 2,4±1,4) y presentaron
una carga de entrenamiento significativamente mayor (91±43 vs. 128±92) a pesar de que la duración del entrenamiento
fue similar (50±16 vs. 49±21 min). En las sesiones de entrenamiento que los entrenadores planificaron como de intensidad
intermedia, no se observaron diferencias en el RPE de entrenamiento (3,4±0,7 vs. 3,4±1,4) carga de entrenamiento
(196±66 vs. 210±149), ni en la duración del entrenamiento (58±16 vs. 59±22 minutos) entre entrenadores y atletas. En
las sesiones de entrenamiento planificadas como de alta intensidad por los entrenadores, los atletas entrenaron en un RPE
(7,1±1,2 vs. 6,2±2,5) y con una carga de entrenamiento (466±194 vs. 422±256) significativamente menores, a pesar de
que no se observaron diferencias en la duración del entrenamiento (67±20 vs. 66±26 minutos). Conclusión: Concluimos
que hay diferencias significativas entre los planes de entrenamiento que los entrenadores diseñan y los que los atletas
llevan a cabo. Estas diferencias son de una configuración y magnitud tal, que podrían ser causas razonables de la elevada
incidencia de una incorrecta adaptación al entrenamiento en atletas.

Palabras Clave: esfuerzo percibido, carga de entrenamiento, fatiga crónica, estrés

John P Porcari, Carl Foster, Glenn Brice, Kara Heimann y Phillip Esten. (2014)
Diferencias en las Percepciones del Entrenamiento Entre Entrenadores y Deportistas. Rev Entren Deport 28(1).
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ABSTRACT

Objective. Despite careful planning by professionally educated coaches, overtraining syndrome remains a common problem
among competitive athletes. In this study we compare the training plan designed by coaches with that executed by athletes
to test the hypothesis that a potential cause of overtraining syndrome may be unrecognised errors in the execution of the
training programme by athletes. Design. Volunteer competitive runners (N = 15) recorded their training over a 5-week
period using the session rating of perceived exertion (RPE) method of training monitoring, which multiplies a global rating
of exercise intensity using the category ratio RPE scale by the duration of training to create a calculated training load.
Independently, their coaches also recorded what they intended the athletes to do in training. Setting. University-based
athletics team. Main outcome measure. Correspondence between coaches’ and athletes’ rating of the coaches’ training
programme. Results. The correlation between coaches’ and athletes’ training LOAD (r = 0.72), training intensity (r = 0.75),
and training duration (r= 0.65) was modestly strong. For training sessions intended by the coaches to be low intensity, the
athletes trained at a significantly (P < 0.05) higher RPE than intended (mean ± standard deviation) (1.8 ± 0.5 vs 2.4 ± 1.4)
and had a significantly higher training LOAD (91 ± 43 vs 128 ± 92), despite similar training duration (50 ± 16. vs 49 ± 21
min). For training sessions intended by the coaches to be of intermediate intensity, there were no differences between the
coaches’ and athletes’ training RPE (3.4 ± 0.7 vs 3.4 ± 1.4), training LOAD (196 ± 66 vs 210 ± 149), or training duration
(58 ± 16 vs 59 ± 22 minutes). For training sessions intended by the coaches to be of high intensity, the athletes trained at
a significantly lower RPE (7.1 ± 1.2 vs 6.2 ± 2.5) and training LOAD (486 ± 194 vs 422 ± 256), despite no differences in
training duration (67 ± 20 vs 66 ± 26 minutes). Conclusions. We conclude that there are significant differences between
the training plan as designed by the coaches and executed by the athletes. These differences are of a configuration and
magnitude such that they may be a reasonable cause of the high incidence of maladaptations to training in athletes.

Keywords: perceived exertion, training load, chronic fatigue, stress

INTRODUCCION

La capacidad de los atletas para adaptarse al entrenamiento y aumentar el rendimiento, es uno de los pilares de la
medicina deportiva contemporánea.

En estudios previos de nuestro grupo (4, 8, 9, 10) y de otros autores (2, 3, 5, 14, 17, 18, 20) se observó una relación
cuantitativa entre la magnitud de la carga de entrenamiento y el rendimiento subsiguiente. Sin embargo a pesar de esta
adaptabilidad, hay una incidencia relativamente alta de resultados indeseados provenientes del entrenamiento deportivo
de alta intensidad. Estos resultados indeseados, generalmente son agrupados en una amplia categoría denominada
síndrome de sobreentrenamiento (OTS) (8, 15, 14, 21). Sin embargo, el fracaso en entrenar con la intensidad o duración
suficientes para provocar las respuestas adaptativas máximas, probablemente conducirá a una respuesta al entrenamiento
inferior a la deseada (7, 8, 9, 11, 14, 17, 19, 20). A pesar del buen nivel educativo de los entrenadores en la actualidad y del
esfuerzo que ellos realizan por diseñar programas de entrenamiento, la incidencia de OTS sigue siendo muy alta (4, 15,
18).De manera similar, solo hay que escuchar los comentarios de entrenadores y de los atletas luego de las competencias
que no han sido exitosas, para reconocer que frecuentemente se considera que el entrenamiento inadecuado es el
responsable de muchos fracasos competitivos. Hemos sugerido previamente, sobre la base de observaciones empíricas,
que una de las causas potenciales de esta elevada incidencia de resultados negativos a causa del entrenamiento podría ser
la falta de correspondencia entre el programa de entrenamiento diseñado por los entrenadores y el realizado por los
atletas. El propósito de este estudio fue evaluar esta hipótesis.

METODOS

Los sujetos que participaron en este estudio eran corredores de competición de un equipo universitario de atletismo de
nivel club, un nivel de competición relativamente modesto dentro de la estructura deportiva universitaria en EE.UU.
Participaron seis varones y nueve mujeres. Todos eran corredores de media y larga distancia y sus mejores tiempos de
rendimiento en sus mejores distancias en la temporada fueron (media±DS), 112,6±3,5% relativo al récord de tiempo
mundial específico para distancia y género. Todos los sujetos participaron voluntariamente y dieron su consentimiento
informado antes de participar en el estudio. El protocolo fue aprobado por el Comité de Asuntos Humanos de la

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Universidad. El grupo de atletas fue entrenado por tres entrenadores diferentes, pero cada atleta tenía un solo entrenador.

El entrenamiento fue supervisado durante un período de 5 semanas, a partir de la mitad de la temporada deportiva de
primavera de los primeros campeonatos de la conferencia. La prescripción de entrenamiento se presentó a los atletas en
términos convencionales (por ejemplo, distancia de carrera y/o número y distancia de intervalos que debían realizar). A
menudo se agregaron modificadores descriptivos, generalmente presentados como un porcentaje de la velocidad de
carrera, especialmente durante las sesiones de entrenamiento de alta intensidad. El entrenamiento fue cuantificado
utilizando la técnica del índice de esfuerzo percibido de la sesión (RPE) (1, 4, 10, 13).

Este método constituye una modificación del método de impulso de entrenamiento (TRIMPS) desarrollado por Banister et
al. (5, 17). Este método permite obtener un término numérico que representa el producto entre la intensidad y la duración
del entrenamiento y es utilizado de diferentes maneras por muchos investigadores (2, 7, 18). Nuestro método modifica el
uso de la escala de RPE, pidiendo a los atletas que clasifiquen la intensidad global percibida en la sesión de entrenamiento
entera, en vez de clasificar la percepción de esfuerzo momentánea.

Nosotros validamos previamente el método de RPE de la sesión y demostramos que permite estimar razonablemente la
intensidad de una sesión de entrenamiento entera en comparación con métodos que monitorean el entrenamiento a través
de la frecuencia cardíaca y el lactato sanguíneo (6, 7) y que se comporta de manera confiable y consistente en diferentes
tipos de entrenamiento (13).

Aproximadamente 30 minutos después de la finalización de cada serie de entrenamiento, se solicitó a los atletas que
clasificaran la intensidad global de la sesión de entrenamiento utilizando una escala de clasificación RPE que iba de 0 a 10
y que registraran la duración del entrenamiento. Como en los estudios anteriores, nosotros modificamos levemente las
instrucciones verbales de la escala de RPE (Tabla 1). Al igual que en otros estudios nuestros (4, 8, 10, 15) las instrucciones
que se proporcionaron a los atletas y entrenadores eran bastante simples: “si un amigo que no comprende las expresiones
específicas del atletismo te consulta como estuvo la intensidad de la sesión de entrenamiento, ¿qué le contestarías?. La
duración de la sesión de entrenamiento incluía todas las actividades de entrenamiento desde el comienzo del período de
entrada en calor hasta la finalización del período de vuelta a la calma. La razón de valorar la intensidad (RPE) de la sesión
de entrenamiento 30 minutos después de finalizar el entrenamiento, fue prevenir particularmente que elementos difíciles o
fáciles que surgieran más adelante en la sesión de entrenamiento, pudieran dominar la percepción de la sesión de
entrenamiento del atleta. La multiplicación del RPE de la sesión por la duración, produce un término sin dimensión que
nosotros denominamos “carga”, que es conceptualmente (pero no numéricamente) equivalente a la puntuación TRIMP
obtenida mediante el monitoreo de la frecuencia cardíaca (13). De manera independiente, antes de la sesión de
entrenamiento, cada entrenador clasificó la pretensión de intensidad (RPE de la sesión) y duración de cada sesión de
entrenamiento utilizando la misma metodología. No todos los atletas tenían exactamente las mismas prescripciones de
entrenamiento dado que las necesidades de los diferentes eventos y los planes de entrenamiento planificados por los tres
entrenadores eran algo diferentes. De todos modos, el análisis se basó en la respuesta de cada atleta al programa de
entrenamiento diseñado por el entrenador para el mismo. Nosotros no investigamos si los entrenadores modificaron sus
intenciones para las sesiones de entrenamiento subsiguientes en base a observaciones hechas en alguna sesión de
entrenamiento particular.

Sin embargo, sobre la base de que cada entrenador tenía que supervisar un gran número de atletas y de su
comportamiento habitual de no estar presente durante las sesiones de entrenamiento de recuperación, nosotros asumimos
que los planes de los entrenadores eran relativamente constantes.

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Tabla 1. Puntuaciones de esfuerzo percibido en las sesiones.

Las comparaciones estadísticas entre el entrenamiento de entrenadores y atletas se realizaron a través de estadísticos de
correlación. Además, las sesiones de entrenamiento se dividieron en tres categorías establecidas por los entrenadores;
regularmente fácil (RPE <3), intermedio (RPE 3-5), y regularmente intenso (RPE>5). Las percepciones de intensidad (por
ej., RPE de la sesión), duración y carga de entrenamiento (RPE x duración) de entrenadores y atletas fueron comparadas
utilizando un análisis de la varianza de dos vías (ANOVA) (entrenadores vs. atletas en los diferentes niveles de intensidad).
El valor de alfa fue fijado en 0,05.

RESULTADOS

En general, las variaciones en la carga de entrenamiento en las series eran comparables entre los entrenadores y atletas
(Figura 1). A medida que el período de observación progresaba, la carga de entrenamiento disminuyó para poder
descansar para la importante temporada de competiciones posterior.

Se observó una correlación moderadamente fuerte entre las estimaciones de los entrenadores y la de los atletas de la
intensidad del entrenamiento (r=0,75) duración del entrenamiento (r=0,65) y carga de entrenamiento (r=0,74) (Figura 2).
Cuando se compararon las diferentes categorías de sesiones de entrenamientos, se observaron diferencias significativas
(p<0,05) relevantes entre las puntuaciones de los entrenadores y las de los atletas (Figuras 3-5). En sesiones que los
entrenadores habían catalogado como relativamente suaves, el RPE de la sesión experimentado por los atletas fue
significativamente mayor (media±DS) (1,8±0,5 vs. 2,4±1,4), y la carga de entrenamiento fue significativamente mayor
(91±13 vs. 128±72) que la establecida por los entrenadores. No se observaron diferencias en la duración del
entrenamiento (50±16 vs. 49±21 minutos) entre entrenadores y atletas. En sesiones que los entrenadores habían diseñado
como de intensidad intermedia, no se observaron diferencias significativas entre entrenadores y atletas en la intensidad
del entrenamiento (3,4±0,7 vs. 3,4±1,7), duración del entrenamiento (58±16 vs 59±22 minutos), ni en la carga de
entrenamiento (196±66 vs. 210±149). En las sesiones planificadas por los entrenadores como de alta intensidad, el RPE de
la sesión experimentado por los atletas (7,1±1,2 vs. 6,2±2,5) y la carga de entrenamiento (486±194 vs. 422±256) fueron
significativamente menores a las establecidas por los entrenadores, pero no se observaron diferencias significativas en la
duración del entrenamiento (67±20 vs. 66±26 minutos).

Figura 1. Relaciones entre las sesiones de entrenamiento individuales establecidas por los entrenadores y las ejecutadas por los
atletas. Es importante señalar, particularmente el gran número de sesiones de entrenamiento significativas realizadas por los atletas
en días que los entrenadores habían establecido como días de descanso completo (por ej., Carga=0) y la carga baja de entrenamiento
ocasional, realizada por los atletas en días que los entrenadores habían establecido como días de entrenamiento relativamente
intensos.

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Figura 2. Cambios seriales en la carga de entrenamiento promedio establecida por los entrenadores y experimentada por los atletas.
Notar el paralelismo general entre las cargas de entrenamiento y las tendencias de los atletas para manejar mayores cargas de
entrenamiento durante un período de disminución progresiva en el entrenamiento establecido por los entrenadores.

Figura 3. Comparación de los RPE durante las sesiones (es decir, intensidad de entrenamiento) percibidos por los atletas en relación
con los valores medios pretendidos por los entrenadores de sesiones de entrenamiento suaves (RPE<3), moderadas (RPE 3-5) e
intensas (RPE>5). Se observaron diferencias significativas entre la intensidad establecida por los entrenadores y la experimentada
por los atletas durante las sesiones de entrenamiento suaves e intensas.

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Figura 4. Comparación de la duración de las sesiones de entrenamiento experimentadas por los atletas en relación con las fijadas por
los entrenadores. No se observaron diferencias significativas.

Figura 5. Comparación entre las cargas de entrenamiento (RPE de la sesión x duración) computadas por los atletas con las
establecidas por los entrenadores en sesiones de entrenamiento de intensidad suave, moderada y elevada. Se observaron diferencias
significativas entre las cargas establecidas por los entrenadores y las experimentadas por los atletas durante las sesiones de
entrenamiento suaves e intensas.

DISCUSION

Los resultados de este estudio demuestran que hay diferencias significativas en los programas de entrenamiento diseñados
por los entrenadores profesionales y los realizados por los atletas universitarios. Si bien en este estudio ningún atleta
desarrolló OTS, los resultados demuestran la presencia de un posible escenario donde los deportistas podrían desarrollar
OTS. Se sabe, a partir de modelos tanto humanos (7, 8, 12, 16) como animales, que el desarrollo de OTS está vinculado
principalmente con las fallas en los períodos de recuperación, que podrían estar relacionadas con una respuesta
inflamatoria persistente producida por períodos de recuperación demasiado breves entre los períodos de esfuerzo (21).
Además del valor numéricamente superior de intensidad experimentada por los atletas en aquellos días donde el plan
establecía una intensidad inferior, se observó que muchos atletas realizaron sesiones de entrenamiento significativas,
incluso en días que los entrenadores habían fijado como días con poco o nada de entrenamiento. Un atleta realizó
rutinariamente sesiones de entrenamiento de 90 minutos en días que el entrenador había establecido como día de
descanso completo (Figura 1). Los datos también demuestran un escenario posible, en el cual el patrón de entrenamiento
observado en este estudio podría producir un rendimiento subóptimo. Es probable que el rendimiento de los atletas
aumente, fundamentalmente, como respuesta a sesiones de entrenamiento intensas (por ejemplo de alta intensidad o larga
duración) (5, 11, 17). El hecho que los atletas tiendan a subentrenar en los días que el entrenador estableció que debían

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entrenar con mayor dificultad, puede ser igualmente importante como posible causa de rendimiento subóptimo. Esto es
consistente con el concepto que uno de los errores habituales durante el entrenamiento, es la tendencia de la carga de
entrenamiento a retornar a los niveles medios, en lugar de mantener la polaridad (días intensos y días livianos). Es
necesario determinar si esto significa que el entrenador falló en la comunicación con los atletas o hay algún otro factor en
juego. Naturalmente la manera en que las sesiones de entrenamiento fueron comunicadas no estaba dentro de la jerga
utilizada en nuestra metodología de monitoreo, excepto en lo que se refiere a distancia de carrera y velocidad deseada. La
mayor implicancia de los resultados presentes sería que cuando los planes de entrenamiento muy detallados se traducen
en un modo más simple de expresión, los atletas aparentemente no cumplen con lo que el entrenador estableció.

Según nuestros conocimientos, estos son los primeros resultados provenientes de la comparación sistemática y cuantitativa
de los programas de entrenamiento entre entrenadores y atletas. Otros estudios han descripto el entrenamiento realizado
por los atletas, (3, 7, 9, 10, 14, 17, 18, 20), han comparado la interacción entre aptitud y fatiga, con las variaciones en el
entrenamiento (2, 5, 12, 17, 18) y han intentado relacionar los detalles de entrenamiento con la incidencia de OTS (14). Sin
embargo, ningún estudio ha comparado hasta el momento, cómo ejecutan los atletas los planes de entrenamiento
diseñados por los entrenadores. Dada la naturaleza de nuestros resultados, el presente estudio debería ser realizado con
atletas de niveles más altos y en atletas que subsiguientemente desarrollan OTS. Los sujetos que participaron en este
estudio eran atletas de nivel relativamente bajo, y fueron estudiados relativamente tarde, en el año de entrenamiento, en
un período de tiempo durante el cual la carga de entrenamiento global estaba disminuyendo como parte habitual del plan
de temporada. Estos dos factores pudieron haber reducido potencialmente la probabilidad de que produjeran adaptaciones
incorrectas al entrenamiento.

Por otra parte, aunque nosotros asumimos que los programas de entrenamiento diseñados por los entrenadores eran
correctos, el hecho es, que a pesar de los serios esfuerzos por desarrollar los modelos cuantitativos de entrenamiento (19),
esta actividad tiene tanto de arte como de ciencia. Al menos, los resultados del presente estudio demostraron una técnica
viable para probar la efectividad y eficacia de los programa de entrenamiento diseñados sistemáticamente.

Hay maneras alternativas de interpretar nuestras observaciones. Podría ser que las diferencias observadas entre
entrenadores y atletas no sean importantes. De hecho, la intensidad absoluta experimentada por los atletas en los días que
los entrenadores habían dispuesto para la recuperación (por ejemplo baja intensidad y corta duración) fue bastante baja
(RPE de la sesión=2,4±1,4). Uno podría argumentar, especialmente frente a la observación que ningún atleta en el
presente estudio presentó algún síntoma de OTS, que las diferencias entre los entrenadores y atletas son discutibles. A
pesar de todo, a partir de nuestros resultados, nosotros interpretamos que hay un escenario verosímil y altamente probable
donde los atletas, inconcientemente, pueden crear condiciones favorables para el desarrollo de OTS. Ciertamente, la
experiencia, de entrenadores, atletas y personal de apoyo con respecto a esto, es que normalmente se producen resultados
indeseados a partir del entrenamiento cuando, por alguna razón, no se respetan los días destinados a la recuperación.

Además, el entrenamiento de alta intensidad realizado en los días de recuperación, se junta con el entrenamiento
demasiado liviano en los días que el entrenador fijó como días de entrenamiento de alta intensidad. Este apareamiento, que
es consistente con un error de entrenamiento frecuentemente observado (demasiado intenso en los días liviano, demasiado
liviano en los días de alta intensidad) (1) aporta una confirmación adicional de sentido común, de la importancia de los
presentes resultados.

Conclusiones

En síntesis, los resultados de este estudio sugieren que aunque los programas de entrenamiento diseñados por los
entrenadores profesionales, generalmente son correctamente ejecutados por los atletas de competición, hay evidencia de
diferencias importantes en el sentido de que los atletas se entrenan con mayor intensidad en los días que los entrenadores
han establecido para la recuperación y con menor intensidad en los días que los entrenadores destinan a entrenamiento de
mayor intensidad. Si bien en los presentes resultados no se observó ninguna evidencia de OTS, a lo largo de un período
observacional corto, nosotros creemos que estos resultados reflejan un escenario verosímil y probable que podría explicar
la elevada incidencia de OTS en atletas de competición que entrenan bajo la supervisión de entrenadores profesionales.

Dirección para el Envío de Correspondiencia

Dr. Carl Foster. Department of Exercise and Sport Science, 132 Mitchell may, University of Wisconsin-La Crosse, La
Crosse, WI 54601. Tel: 091-6087858687, Fax: 091-6087858172, correo electrónico: foster.carl@uwlax.edu.

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Cita Original

Foster Carl, Kara Heimann, Phillip Esten, Glen Brice y John Porcari. Differences in Perceptions of Training by Coaches and
Athletes. Sports Med., June, 3-6, 2001.

Versión Digital

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