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El código orgánico penitenciario frente al marco legal

internacional de los derechos humanos y su


correspondencia con la realidad penitenciaria venezolana.
1
Soc. Yvers J Caruzo Linares.
Soc. Yusaidi Chirino.
Abog. Woovater Richard Pineda Roca.

1
Sociólogo egresado de la Universidad del Zulia , con una maestría en Ciencias Penales y Criminológicas as í como
con experiencia profesional en las áreas de dirección y asesoría penitenciaria e investigador.
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Resumen

Los sistemas penitenciarios en el mundo son parte de una arquitectura de gestión del
conflicto que los estados han diseñado dentro de una concepción filosófica del otro o
del diferente como sujeto en ruptura y como necesario sometimiento al aislamiento
social e institucional es vista su reclusión, todo ello desde una concepción funcional y
practica, así pues bien Venezuela ha experimentado un colapso sistemático de su
sistema penitenciario durante el periodo democrático, el asenso de un nuevo sistema
en el segundo periodo de la autodenominada revolución bolivariana, en el que han
ascendido figuras paralelas de control que han dejado en evidencia que mas allá de
distinciones ideológicas y el relanzamiento discursivo de la izquierda, sigue el sistema
penitenciario venezolano, a pesar de adelantos en materia legislativa y de su
adecuación legal al marco legal internacional en materia de Derechos Humanos, en una
crisis constante que ha asumido un nivel de degradación y violencia elevada. Vinculado
a lo anterior, se plantea esta investigación determinar la correspondencia del código
orgánico penitenciario frente al marco legal internacional de los derechos humanos y la
realidad penitenciaria venezolana , para lo cual se recurre a la revisión documental de
los principales instrumentos internacionales y nacionales y al esbozo de elementos
fenoménicos que permitirán plantear que si bien existe una correspondencia legal y una
adecuación al marco legal de los derechos humanos a nivel internacional, en la realidad
estos derechos son coaptados por la disfuncionalidad de un sistema colapsado y
cargado de violencia y degradación del sujeto en conflicto , alejado de lo contenido en
estos marcos regulativos internacionales y nacionales.

Palabras claves: Sistema Penitenciario; código orgánico penitenciario; crisis


penitenciaria, Derechos Humanos.
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The prison organic code against the international legal


framework of human rights and their correspondence with
reality Venezuelan prison.
Abstract
Prison systems in the world are part of a management architecture conflict states have
designed within a philosophical conception of the other or different as subject to rupture
and as necessary submission to social and institutional isolation is seen in detention, all
from a functional and practical design, so good Venezuela has experienced a systematic
collapse of its prison system during the democratic period, the agreement of a new
system in the second period of the self-styled Bolivarian revolution, which amounted
parallel control figures which have highlighted that beyond ideological distinctions and
discursive relaunching the left, follow the Venezuelan prison system, despite advances
in legislative and legal adaptation to the international legal framework for Human Rights,
in a crisis constant which has assumed a high degree of degradation and violence.
Linked to the above, this research is aimed to determine the correspondence of prison
organic code against the international legal framework of human rights and the
Venezuelan prison reality, for which is used to document review of major international
and national instruments and outline of phenomenal elements that will argue that
although there is a legal correspondence and adequacy of the legal framework of
human rights internationally, in reality these rights are coaptados by the dysfunctionality
of a collapsed system and loaded with violence and degradation of the subject in
conflict, away from what is contained in these international and national regulatory
frameworks.

Keywords: prison system; Organic prison code; prison crisis, Human Rights.
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1.- Introducción

Los derechos humanos son más que características, son protecciones y marcos de
respeto que les corresponden a todos las personas humanas como individuos de una
sociedad, éstas normas internacionales deben respetarse por ser una norma jurídica,
pues se refiere a los derechos que se le otorgan a las personas contra el quiebre de las
fronteras del poder persecutor del Estado y que son cometidos por sus instituciones o
por cualquier otra institución vinculada al control social formal.

Así pues bien, a lo largo de esta investigación que se divide en tres partes se
presenta como primera sección de este trabajo, una caracterización del sistema
penitenciario venezolano. Del mismo modo, se presentan los momentos y
características del proceso de creación del código orgánico penitenciario y sus
imbricaciones con el marco legal internacional de los derechos humanos y como
sección final se aborda la crisis y el saldo actual luego de la introducción de este
código a la gestión penitenciaria y su cumplimiento a la luz de las características
fenomenológicas de nuestro sistema penitenciario.

Para lo anterior se recurre a una revisión documental – legal, de instrumentos


internacionales en materia de derechos humanos tanto del sistema internacional como
interamericano, así como de lo dictado por el legislador nacional tanto en materia
constitucional, como de leyes orgánicas y especiales en materia de administración de
justicia y trato penitenciario, lo anterior centrado en la variable anteriormente enunciada,
centra la mirada esta investigación, en los elementos esencialmente penitenciarios y de
la consagración practica de los derechos de los privados de libertad sin menoscabo del
sometimiento de los mismos al procedimiento legal vigente, resultado de la ruptura y
transgresión de los derechos del otro y del estado, desde el punto de vista institucional.
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2.- Caracterización del Sistema Penitenciario Venezolano.


Hablar de crisis penitenciaria en el Estado Venezolano no es algo nuevo, ni del
actual régimen de gobierno socialista, al contrario es una situación que se refleja en las
sociedades latinas desde décadas atrás. Por ello, es importante señalar en primera
instancia que, la cárcel se define como un edificio público destinado a la custodia y
seguridad de los presos y detenidos, que cumplen una condena privativa de libertad
(Diccionario Jurídico Elemental). Sin embargo en el ordenamiento jurídico Venezolano
existe la garantía de “…ser juzgado en libertad, excepto por razones determinadas por
la Ley y apreciadas por el Juez o Jueza en cada caso”, (Artículo 44 numeral 1°.
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, 1999)

Pese a esta característica legitima, en Venezuela no se cumplen los parámetros


regidos para el sistema penitenciario y sus reclusos, dotados por el legislador
venezolano en su constitución, como lo es la garantía ya descrita, que es de carácter
primordial durante el proceso de imputación y las características claramente explicitas
en su artículo 272 el cual indica que:

“El Estado garantizará un sistema penitenciario que asegure la


rehabilitación del interno o interna y el respeto a sus derechos humanos.
Para ello, los establecimientos penitenciarios contarán con espacios para el
trabajo, el estudio, el deporte y la recreación,…se regirá por una
administración descentralizada, a cargo de gobiernos estatales o
municipales. …El Estado creará las instituciones indispensables para la
asistencia pospenitenciaria que posibilite la reinserción social al ex-interno o
ex-interna y propiciará la creación de un ente penitenciario con carácter
autónomo y con personal exclusivamente técnico.”

En relación al anterior artículo la realidad Venezolana discrepa totalmente con lo


establecido, pues según el Observatorio Venezolano de Prisiones existe un 190% de
hacinamiento critico para el año 2014, a los cuales se le anudan las causas de retardo
procesal, uso excesivo de la prisión como sanción casi exclusiva y falta de construcción
de nuevos centros carcelarios. De acuerdo a ésta última característica, según fuentes
del Ministerio Para el Poder Popular para el Servicio Penitenciario (MPPSP) se han
creado nuevos centros penitenciarios como la penitenciaria el Tocuyito en el estado
Carabobo, la de Fenix en el estado Lara, entre otras; sin embargo éstas no son
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suficientes para la cantidad de sujetos privados de libertad existentes en el país, pues


bien es tangible las condiciones de insalubridad en las que viven éstos sujetos en la
realidad en el resto de los centros de reclusión.

De acuerdo, a éste primer plano es posible observar la decadencia en la crisis


penitenciaria existente en el país, donde se suma una sobrepoblación carcelaria de
reclusos que bien pueden ser juzgados desde afuera de estos recintos, sin quebrantar
los lineamientos legales; a su vez, de acuerdo con los tratados internacionales de
derechos humanos en particular, los Principios y Buenas Prácticas sobre la Protección
de las Personas Privadas de Libertad en las Américas, enuncian que, todo sujeto
privado de libertad merece un trato humano, fuera de penas, torturas o tratos
inhumanos, degradantes o crueles, y en cambio merecen de igual forma un trato de
respeto, debido a la dignidad inherente al ser humano y con estricto apego a sus
derechos y garantías fundamentales.

Para que estos derechos no sean quebrantados es importante que el Estado desde
la perspectiva del Ministerio del Poder Popular para el Servicio Penitenciario haga valer
el cumplimiento de las leyes, creadas con el fin de objetar derechos a estos sujetos
privados de libertar, que en particular también merecen una formación que los ayude a
ser actores sociales útiles una vez que cumplan su pena y no caer en la reincidencia
delictiva.

¿Cómo lograr éste cometido? Pues bien, en una revisión exhaustiva de los tratados y
pactos internacionales de derechos humanos y de la normativa legal Venezolana se
puede apreciar que el contexto del sistema carcelario Venezolano debería estar en un
grado de mejoría para los sujetos que allí residen, pues bien, si ciertamente es de
conocimiento público que las personas privadas de libertad cumplen una pena por el
cometido de un delito, también es cierto que el Estado Venezolano debe cumplir con
ciertos parámetros de beneficios en éstos centros reclusorios para la reinserción de
éstos sujetos en el contexto social; las cuales se centran en las condiciones sanitarias,
de higiene, ropas, camas, asistencia médica, espacios para la recreación y
capacitación, dejando de lado los círculos viciosos y de mayor organización delictiva
que es lo que hoy en día cuenta en dichos centros de detención, con la figura de los
7

sujetos llamados “Pran” de una manera excesiva y que mantienen aún a la sociedad en
un mar de delitos e inclusive la convivencia dentro de los centro carcelarios.

Es así como la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, los
Principios y Buenas Prácticas sobre la Protección de las Personas Privadas de Libertad
en las Américas, y el Conjunto de principios para la protección de todas las personas
sometidas a cualquier forma de detención o prisión, establecen que: toda persona tiene
derecho a que su salud sea preservada por medidas sanitarias y sociales, relativas a la
alimentación, el vestido y la asistencia médica, correspondientes a la disposición de
espacio suficiente, exposición a la luz diaria, ventilación y calefacción apropiadas,
según las condiciones climáticas del lugar de privación de libertad; proporcionándole de
la misma manera condiciones que faciliten un indispensable descanso nocturno.

A juicio comparativo con la legislación venezolana el segundo párrafo de su artículo


85 establece que “el Estado garantizará un presupuesto para la salud que permita
cumplir con los objetivos de la política sanitaria”, y como el mismo legislador afianza en
el artículo 83 segundo párrafo de la CRBV “toda persona tiene derecho a la protección
de la salud”, entonces, es cierto que los privados de libertad merecen el mismo trato y
cuidados que estarían establecidos en las reglas internacionales de derechos humanos
y nuestro estado Venezolano debería ser garante de los mismos sin condición alguna,
ya que cualquier situación de hacinamiento, o discriminación de algún tipo violentaría
sus derechos y garantías.

En otro orden de ideas, el Código Orgánico Penitenciario también cumple con los
parámetros establecidos para manejar una mejor calidad de vida de las personas
privadas de libertad y de acuerdo a ello el actual Ministerio de Servicio Peni tenciario
insta medidas de calidad de vida y manejo de disciplina para los mismos privados de
libertad con talleres de orden cerrado entre otras capacitaciones, que son bien vistas
para el funcionamiento de este paradigma, pero de acuerdo a la descripción actual de
esta realidad en Venezuela la creación de solo unos cuentos centros no cumplen la
función de garante de derechos a estas personas, pues persiste aun las necesidades
para el recluso, en gran medida.
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Así mismo, el factor principal de ésta crisis penitenciaria es la desbordada violencia


existente en los centros, donde permanece una tenencia indebida de armamento, el
cual genera mayor condición de riesgo, sin contar los procesos de planes procesales
llevados a cabo dentro de los mismos centros carcelarios, los cuales no generan un
proceso judicial regular ni optan en las mejores condiciones para el imputado.

De esta manera se observa la condición precaria del servicio penitenciario en el país,


por el cual en Venezuela persiste la crisis en estos centros tanto para los sujetos
privados de libertad, los cuales no en su mayoría reciben el trato digno que merecen
como seres humanos que sólo cumplen una reforma actitudinal sino mas bien en los
que son tratados como seres olvidados humanamente.

3.- Proceso de creación del código orgánico penitenciario y


su adecuación al marco legal internacional de los derechos
humanos.
El hombre dentro de la sociedad está inevitablemente destinado a infringir la norma.
Por esta razón, desde que tenemos conocimiento, la sociedad a diseñado formas de
castigo para los infractores, que van desde el rechazo y el destierro, pasando por la
tortura y el encierro de los desviados.

Desde las sociedades horizontales primitivas hasta las más verticales, desarrolladas
y modernas, se organizan en torno a estrategias para contener y castigar a los que no
cumplan con lo prescrito dentro del marco normativo imperante para el momento. El
gran problema, que desde tiempos ancestrales, nos ocupa y nos preocupa es cómo
contener y castigar a estos infractores. (Martínez, 2014)

Una forma “racional” de castigar es la prisión, la cual se aplica justificada en criterios


de necesidad y no de utilidad. La prisión vista como medio de castigo que cumple
distintos objetivos: retributito, terapéutico, persuasivo, rehabilitador, resocializador, etc.
En síntesis, la finalidad del encarcelamiento, según estos objetivos planteados sería: la
defensa social, la retribución del daño causado y la readaptación del desviado, efectos
que se le asignan, por lo menos teóricamente a la pena corporal de prisión. Pero es
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necesario que la aplicación de la norma y el desarrollo de la persecución penal no


menoscabe el goce efectivo de los Derechos Humanos del infractor, esto hoy más que
nunca, ya que es extensamente analizado y discutido por la doctrina criminológica la
poca utilidad y eficacia de la prisión en los objetivos que de ella se esperan alcanzar.
(Aniyar, 2013)

Largo ha sido el camino recorrido en la tarea de brindar un trato digno y humano a


las personas privadas de libertad. Desde el Primer Congreso de las Naciones Unidas
sobre la Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, celebrado en Ginebra en
1955 y aprobadas por el Consejo Económico y Social en sus resoluciones 663C (XXIV)
de 31 de julio de 1957 y 2076 (LXII) de 13 de mayo de 1977, donde se plantaron los
cimientos de la protección de los Derechos humanos de estas personas sometidas a
cualquier forma de detención o prisión. Todo esto con la finalidad de establecer normas
internacionales de carácter jurídico y humanitario, para regular el trato de los reclusos y
dotar a los Estados de pautas concretas para el mejoramiento de sus respectivas
legislaciones.

En Venezuela el nuevo Código Orgánico Penitenciario es sancionado por la


Asamblea Nacional el 15 de agosto de 2013, pero es hasta el 28 de diciembre de 2015,
que fue publicado en Gaceta Oficial Extraordinaria N° 6207, poniéndole el ejecútese,
para tener plena vigencia dentro del ordenamiento jurídico venezolano luego de más de
dos años de espera por la firma del presidente de la República.

La necesidad de promulgar un Código Penitenciario surge desde la entrada en


vigencia de la Constitución Nacional de 1999, cuando por iniciativa de varios
académicos, entre ellos Elio Gómez Grillo, Carlos Nieto Palma y María Gracia Morais,
quienes previeron la urgente necesidad de adaptar las normas penitenciarias
existente, tales como el Reglamento de Internados Judiciales y la Ley de Régimen
Penitenciario, con el modelo penitenciario que se establecía en la nueva Constitución.

El nuevo Código Orgánico Penitenciario venezolano a la luz de su adecuación con lo


estipulado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y Las Reglas
Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos, le otorga características transformadoras
al sistema penitenciario venezolano, coincidiendo en gran parte de sus contenidos con
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el marco legal internacional en el tratamiento de los reclusos, tal como lo recomienda


Naciones Unidas, en la humanización de la justicia penal y la protección de los
Derechos Humanos que se establece en las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los
Reclusos. Esto indica un avance legislativo en materia carcelaria por parte del Estado
Venezolano, que allana el camino en la aplicación de un correcto trato penitenciario
basado en el respeto de los derechos humanos de los privados de libertad, tal como lo
estatuyen los principios y garantías establecidos en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela y en los tratados y convenios internacionales, suscritos y
ratificados por la República. (Asamblea Nacional Constituyente, 1999)

Sin embargo, no llega esta reforma legislativa a satisfacer totalmente lo contemplado


en la Constitución Nacional de 1999, sobre todo lo prescrito en el artículo 272, en
cuanto a la descentralización, el cual establece que los recintos carcelarios “se regirán
por una administración descentralizada, a cargo de gobiernos estadales o municipales”,
lo que constituye un mandato constitucional expreso, donde no caben otra
interpretación. Pero en contradicción clara el Código Orgánico Penitenciario
recientemente promulgado establece en su artículo 20: “El Ministerio del Poder Popular
con competencia en materia penitenciaria es el órgano rector del Sistema Penitenciari o
y tendrá competencia en todo el territorio nacional, a través de los distintos
establecimientos y unidades estratégicas y operativas que disponga para la ejecución
del servicio, sin perjuicio de que, atendiendo a razones de eficiencia y eficacia en la
consecución de los fines de este Código, se decida por una administración
descentralizada”. Como vemos claramente el Código no acató el mandato Constitución
establecido en el artículo 272 y acuerda la descentralización como una posible
alternativa, que quedaría en la discrecionalidad funcionarial de las autoridades en el
área penitenciaria. (Asamblea Nacional, 2015).
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4.- Crisis fenoménica: el complejo transitar del régimen


penitenciario en la quinta republica frente al nuevo código
orgánico penitenciario y el marco legal internacional de los
Derechos Humanos.
El tema del sistema penitenciario como red de instituciones parte del sistema de
justicia, para el caso venezolano evidencia igualmente, construcción de paralelismos
sectoriales, ejemplo de ello, la existencia en centros penitenciarios en la actualidad de
mecanismos de control no dependientes de las instituciones del Estado Venezolano,
que vienen a constituir nuevos mecanismos de relacionamiento institucional y
dimensiones de organización delictiva.

[En varias cárceles y centros de reclusión en Venezuela] 2 “los presos se retratan con
el armamento de gran potencia que exhiben y usan, […] 3construyen piscinas y
discotecas, y hacen fiestas donde se venden bajo su control alcohol, droga y
prostitutas” (Briceño y col, 2015: 340)

Estos escenarios de “control” 4 que se encuentran en la periferia institucional, pero


que construyen a su vez un nuevo sentido de relacionamiento intersubjetivo
sedimentado en la coexistencia violenta y la construcción de redes de compleja
organización delincuencial, tecnificadas, jerarquizadas y desplegadas de acuerdo a
ciertos parámetros operativos, devenidos de procesos de análisis y planificación, que
pudieran estar dando cuenta de la emergencia de agencias del delito, instituciones
delictivas que encuentran imbricaciones con los sectores de la institución oficial y que
se funden en nuevos escenarios dialógicos de gestión de acuerdo a arreglos nos
regulados por la ley, pero con la vigencia consuetudinaria de los subterfugios a través
de los cuales desanda la seguridad ciudadana en Venezuela.

De allí que el tema penitenciario no sea un tema local solamente, el tema de los
sistemas penitenciarios es un continuo universal que ha tenido infinitas reflexiones,
nuevos pasos se toman siempre en la búsqueda de su eficacia y eficiencia, dado que la

2
Corchetes añadidos.
3
Corchetes añadidos.
4
Comillas añadidas.
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misma se traduce en mejoras importantes a los sistemas de justicia y en impactos en el


tema de la violencia e inseguridad a nivel general.

Por lo tanto, temas como hacinamiento, violencia interna, trabajo penitenciario,


atención medica e integral a las personas en situación de detención, clasificación, se
constituyen en variables recurrentes para los sistemas penitenciarios a nivel global.

Así pues bien a través de organismos multilaterales y escenarios regulativos en


materia de los derechos humanos se han emprendido reflexiones, se han construido
hojas de ruta como, las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de
los Reclusos (Reglas Nelson Mandela), la Declaración
sobre la Protección de Todas las Personas contra la Tortura y Otros Tratos o
Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, Principios básicos para el tratamiento
de los reclusos por parte del sistema internacional y los Principios y Buenas
Prácticas sobre la Protección de las Personas Privadas de Libertad en las Américas por
parte del sistema interamericano, así otra buena cantidad de resoluciones encaminadas
con el paso de los años y de las discusiones teórico – filosóficas y jurídicas sobre la
materia tendientes a la protección del ser mas allá del proceso legal previsto para su
sometimiento al proceso penal posterior a la ruptura de ese individuo con la norma.

A partir de cuya revisión es posible determinar el grado de vinculación legal que el


legislador venezolano ha procurado para con la normativa penitenciaria nacional, dado
que si bien a partir de la promulgación del código orgánico procesal penal en el 1998 y
del proceso constituyente y posterior aprobación y promulgación de la constitución de
1999 se planteo toda una arquitectura del manejo penitenciario venezolano, de la
protección de derechos humanos para personas en situación de privación de libertad y
se delinearon las condiciones de los establecimientos penitenciarios y las condiciones
de los mismos dirigidas al cumplimiento de lo contenido en el artículo 272 de la
precitada constitución en tanto objetivo del sistema penitenciario, no se dio una
adecuación de las leyes de régimen penitenciario solo una tenue reforma e n el año
2000 la cual dejo de incorporar las discusiones internacionales que se fraguaron al
interior de los mecanismos internacional e interamericano por más de 15 años, hasta la
promulgación del código orgánico penitenciario en diciembre de 2015.
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Sin embargo y a la luz de todo este movimiento internacional y local en materia de


protección de derechos humanos de las personas en situación de detención, se ha
venido dando en Venezuela un continuo de rupturas y contramarchas en la gestión de
un sistema penitenciario eficiente, lo cual no supone una necesaria inacción sino la pre
y persistencia de profundos nudos disfuncionales en el sistema penitenciario.

Así pues bien, Venezuela podría estar situada en un complejo escenario, en el


funcionamiento de su sistema penitenciario, en virtud del elevado nivel de hacinamiento
que presenta, el cual puede situarse de acuerdo al más reciente informe del Centro
Internacional de Estudios Sobre Prisiones, en un 269.85% apoyada esta cifra en un
crecimiento sistemático de la tasa de reclusión en Venezuela desde el año 2000,
crecimiento que ha significado el desbordamiento de las instituciones del estado
venezolano encargadas de la gestión del sector en términos de capacidad
infraestructural (condiciones de reclusión) funcio namiento del sistema de justicia
(retardo procesal) y de violencia intrapenitenciaria, con los respectivos efectos
extramuros.

Lo anterior supone el incumplimiento de la normativa que regula a nivel nacional e


internacional esta materia, es decir lo dispuesto en el título I Capítulo II, Articulo 15 en
sus numerales del 1 al 18 sobre los derechos con los que cuenta toda persona privada
de libertad y de los cuales el estado venezolano debe ser garante, es solo parte de una
ley muy moderna y adaptada en gran medida al marco legal internacional en esta
materia, las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los
Reclusos (Reglas Nelson Mandela) de 2015, pero que a juzgar por el dato anterior
fenoménicamente es una ruptura continua.

En virtud de que “en Venezuela. En las cárceles se cometen delitos y se planifican y


dirigen robos, secuestros y asesinatos que se perpetran más en el resto de la sociedad;
la función disuasiva y educativa no se cumple y la educación que allí se ofrece
pareciera ser exactamente la contraria de la pretendida, pues los internos se
profesionalizan en la infracción y la violencia”. (Briceño y Col, 2012: 151)

De allí que, y siguiendo al mismo autor, entre 1999 y 2013 puedan contabilizarse
más de 6000 detenidos fallecidos y más de 16000 detenidos heridos, lo que presenta
14

un promedio anual de 400 fallecidos y la cifra de 1000 detenidos heridos, lo que implica
primeramente la ruptura con los linderos legales nacionales que establecen el respeto
de los derechos humanos de la población privada de libertad, establecidos además en
el marco internacional de los derechos humanos. (Briceño y Camardiel, 2015)

Es decir el sistema penitenciario nacional continúa mostrando hoy en día los


anacronismos originados en la “anarquía organizada”, que en una buena cantidad de
centros penitenciarios nacionales 5 está basada en un “control” interno, existente de
acuerdo a una ruptura con relación a los arreglos institucionales formales evidenciada
en la construcción de referentes internos y externos q ue han venido precarizando al
“yo” individual y colectivo del detenido venezolano, inmerso en una cultura de vida
violenta y delincuencial. (Briceño y Camardiel, 2015)

A pesar de que desde el año 2011 se dio al tema penitenciario, un rango de manejo
directo de su asignación presupuestaria e institucional 6. Con la creación del Ministerio
del poder popular para el servicio penitenciario y la eliminación de la dirección nacional
de servicios penitenciarios, cuestión que ha supuesto la puesta en funcionamiento de
una estructura institucional más compleja y la posibilidad de hacer mucho más expedita
la toma de decisiones sobre el sistema penitenciario nacional, características del mismo
y funcionamiento.

Sin embargo a pesar de inversiones realizadas por este nue vo ministerio y de la


apertura de centros penitenciarios con el denominado “nuevo régimen penitenciario”
siguen hoy persistiendo contextos de paralelismo en centros penitenciarios como el
Centro Penitenciario de Aragua Tocoron y la Penitenciaria General de Venezuela
(PGV), importantes niveles de hacinamiento en centros policiales 7 y Centros de
Arrestos y Detenciones Preventivas (Retenes) y un alto nivel de de violencia latente y

5
Como es el caso del Centro Penitenciario de Aragua, la Penitenciaria General de Venezuela, el Reten de Alayon
(Estado Aragua), Reten de Cabimas (Estado Zulia), entre otros centros penitenciarios Nacionales y Centros y
Unidades Militares.
6
Si bien en cantidad de recursos, por la características propias de la economía venezolana ha crecido entre 2005 y
2008 la asignación presupuestaria de 149.199.162.424 Bs a 258.401.663.000 Bs, el porcentaje del PIB Nacional
destinado al sector ha mantenido un promedi o de 0.04% entre el año 2000 al año 2008, llegando a ser este
porcentaje más alto en los años 60, 70 y 80. (Morais, 2011)
7
Como el experimentado en el Cuerpo de Policía Bolivariano del Estado Zulia en el que al 15 de Septiembr e de
2016 se encuentran recluidos 370 detenidos en instalaciones policiales en las que no se cuenta con la capacidad
infraestructural para albergar detenidos. Fuente: Sala Situacional CPBEZ, 2016.
15

manifiesto en los centros penitenciarios en los que se encuentra “instalado el nuevo


régimen penitenciario” esto último evidenciado en los hechos registrados en la
Comunidad Penitenciaria de Coro8 y en el Centro Penitenciario Sgto. David Viloria9 en
los cuales han resultado lesionados y fallecidos detenidos y personal del mismo
ministerio.

En el estado Zulia por ejemplo, desde el año 2013 no se cuenta con una instalación
penitenciaria para la reclusión de penados, así mismo el estado no ha contado nunca
con un internado judicial, en el que en teoría deberían encontrarse recluidos los
detenidos que se encuentren a la orden de tribunales de juicio o a la espera de una
sentencia definitivamente firme luego de concluidos los lapsos y los niveles que
establece el código orgánico procesal penal para recurrir de la sentencia producida una
vez concluido en debate oral y público.

Lo anterior refuerza entonces una ruptura entre lo dispuesto en el marco legal


internacional y el marco regulativo interno, dado que este tema de instalaciones
inexistentes hacen imposible que cuestiones contenidas en los títulos I,II y III, del
código orgánico penitenciario vinculadas a clasificación de detenidos de acuerdo a
características fases procesales y de seguridad, trato digno, condiciones de los
espacios de reclusión y suministros sean más un sueño, un manifiesto de buena
voluntad y un saldo deudor para nuestro sistema de justicia como un todo y para un
sistema penitenciario que desanda hoy a través de los paralelismos y de las fisuras
evidentes del autodenominado “nuevo régimen penitenciario”.

8
“Desde la madrugada de este lunes, los reos de la Comunidad Penitenciaria de Coro, estado
Falcón protagonizaron un motín para denunciar falta de comida y sanidad. Según reportaron los usuarios de
Twitter. Tres custodios y dos reos son los que han resultado heridos en el incidente, donde hubo intercambio de
disparos. Olivares (2016)
9
Este sábado permanece la tensión en el Centro Penitenciario David Viloria, en Uribana, estado Lara, luego de que
el motín que se produjera el viernes 18 de marzo en horas de la tarde, resultaran tres fallecidos, 14 heridos
(llevados al hospital) y ocho heridos (trasladados a una clínica al oeste de Barquisimeto). Redacción Diario 2001,
2016
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REFLEXIONES FINALES

Luego de la revisión legal y teórica del cuerpo regulativo del sistema penitenciario
actual a la luz de la creación y promulgación del código orgánico penitenciario y de
contrastada esta revisión con el mundo de vida del “sistema” que día a día desanda
entre los pasillos y pabellones de los centros penitenciarios nacionales es posible
establecer algunas reflexiones que pudieran ser parte de nuevos procesos de
investigación, mucho más densos y respetuosos de las complejidades del tema
penitenciario en Venezuela.

La creación del código orgánico penitenciario, supuso la adaptación del marco legal
nacional, en materia penitenciaria a todo un movimiento de reflexiones y estudios
profundos que desde el sistema de las naciones unidas delinearon una serie de
mecanismos de clasificación y atención de personas privadas de libertad tendientes a
la protección de sus derechos humanos, conquista que desde 1945 ha venido el
sistema mundo tomando para si, en el afán de proteger al ser humano de las rupturas
propias que el mantenimiento del poder en un sentido amplio tiende a obrar en la
prescrita persecución penal, vista esta como forma de venganza publica que el estado
nacional ha enarbolado en la sociedad moderna.

Así pues bien, se tiene que desde el punto de vista legal se encuentran vinculaciones
directas que hacen directamente proporcional a la plataforma legal interna con lo
establecido en el marco legal del sistema de las naciones unidas y del sistema
interamericano, en cuanto a aspectos como la clasificación de detenidos, las
condiciones de reclusión, eliminación – prohibición de hacinamiento, condiciones
infraestructurales y sistemas de atención de salud. Sin embargo vista la realidad
nacional todo este movimiento legislativo no se corresponde con la realidad que día a
día se vive en nuestros centros penitenciarios sean estos nacionales, regionales o
centros policiales y militares.

Se puede evidenciar en nuestros centros penitenciarios niveles de hacinamiento


realmente elevados que trastocan esa convivialidad que las investigaciones del Prof.
Alejandro Moreno vieron como característica del mundo de vida popular venezolano,
inclusive delincuencial y la convierten en conflicto insalvable, en muerte y
17

desesperación, así mismo elevado es el nivel de detenidos con condiciones de salud


que no son atendidas, importantes son aun los detenidos que a nivel nacional se
encuentran bajo un sistema de control paraestatal y representa gran dificultad para la
sociedad venezolana reintegrar a quien ha estado detenido a un mundo de vida no
lascivo para el sistema social y para el respeto de los derechos humanos en un sentido
amplio.

Se considera que el trabajo de fondo está en convertir al código orgánico


penitenciario y al marco internacional de los derechos humanos en elemento operativo
de cumplimiento diario, porque de eso depende que en algún momento de nuestra
historia penitenciaria podamos hablar de un verdadero sistema y no de un mecanismo
para depositar almas y personas, no de un mundo subterráneo que se vuelve cada vez
mas contra el sistema normativo formal e informal.

LISTA DE REFERENCIAS

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ciudad autónoma de Buenos Aires. Ediar.
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 ASAMBLEA GENERAL (1966). resolución 2200 A (XXI). Pacto Internacional De
Derechos Civiles Y Políticos. [EN LINEA] http://www.derechos.org.ve/pw/wp-
content/uploads/pacto_int_dcp1.pdf
 ASAMBLEA GENERAL (1990) resolución 45/111.Principios Básicos Para El
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oners.aspx
 ASAMBLEA GENERAL (2015) reglas mínimas de las naciones unidas para el
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 ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE. (1999) Constitución de la República


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Americana De Los Derechos Y Deberes Del Hombre [EN LINEA]
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http://www.oas.org/es/cidh/mandato/Basicos/PrincipiosPPL.asp
 DIARIO 2001 (2016). Se mantiene tensión en cárcel David Viloria en Uribana
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 CABANELLAS, T. GUILLERMO (2004) Diccionario Jurídico Elemental. Editorial
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 MORAIS. MARIA, G. (2011) El Sistema Penitenciario Venezolano durante los 50
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categoria/observatorio-venezolano-de-prisiones
 Ministerio para el Poder Popular para el Servicio Penitenciario [EN LINEA]
http://www.mppsp.gob.ve/

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