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La Universidad Autónoma de Nayarit

en la formación de la Cultura Política


La Universidad Autónoma de Nayarit
en la formación de la Cultura Política

José Salvador Zepeda López


Enedina Heredia Quevedo
(Coordinadores)
UNIVERSIDAD AUTONOMA DE NAYARIT

M.C. Jorge Ignacio Peña González


Rector

UNIDAD ACADEMICA DE CIENCIAS SOCIALES


Cuerpo Académico Estado y Sociedad

Lic. Daniel Antonio Camarena Barrón


Director

La Universidad Autónoma de Nayarit


en la formación de la Cultura Política
José Salvador Zepeda López
Enedina Heredia Quevedo
(coordinadores)

Primera edición: diciembre, 2020

D.R. © Ediciones La Biblioteca, S.A. de C.V.


Azcapotzalco la Villa No. 1151
Colonia San Bartolo Atepehuacán
C.P. 07730, México, CDMX.
Tel. 55-6235-0157 y 55-3233-6910
Email: contacto@labiblioteca.com.mx

ISBN IMPRESO: 978-607-8733-08-8

Diseño: Fernando Bouzas Suárez

Queda prohibida la reproducción parcial o total, directa o indirecta, del


contenido de la presente obra, sin contar previamente con la autorización
expresa y por escrito de los editores, en términos de lo así previsto por la
Ley Federal de Derechos de Autor y, en su caso, por los tratados inter-
nacionales aplicables.

Impreso y encuadernado en México


Printed and bound in México
Índice

Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Capítulo 1. Aproximaciones teórico metodológicas
al estudio de la Cultura Política en la Universidad . . . . . . . . . . . . . . . 9
Salvador Mancillas Rentería
José Luis Pacheco Reyes
Marco Alanez Olvera Morales
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Las perspectivas de análisis de la cultura política . . . . . . . . . . . . . . 10
Propuesta Teórica para el análisis de la Cultura Política
en la Universidad Autónoma de Nayarit . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
Los componentes de la Cultura Política,
elementos para su análisis en sujetos universitarios . . . . . . . . . . . . 16
Capítulo 2. Los contornos de la política
y la vida universitaria en la UAN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
José Salvador Zepeda López
Enedina Heredia Quevedo
Daniel Antonio Camarena Barrón
Tradiciones políticas, la oposición temprana
y la longevidad del priismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
Tepic, la experiencia de organización y movilización . . . . . . . . . . . . 23
Los tiempos de la política nayarita, el contexto y los actores . . . . . 23
La Universidad Autónoma de Nayarit en su contexto . . . . . . . . . . 35
Capítulo 3. Reglas y recursos en la configuración
de la Cultura Política del estudiante en
la Universidad Autónoma de Nayarit; el dilema
entre el compromiso cívico y la desafección política . . . . . . . . . . . . . 45
Alejandro Enrique Orozco Morales
José Luis Pacheco Reyes
Salvador Mancillas Rentería
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
El sujeto de observación, los estudiantes de la UAN . . . . . . . . . . . 46
La dimensión normativa de la Cultura Política.
Valores, actitudes e ideologías entre los jóvenes
de la Universidad Autónoma de Nayarit . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48
La dimensión subjetiva de la Cultura Política.
Evaluaciones y participación política de los jóvenes
de la Universidad Autónoma de Nayarit . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
Articulación entre reglas y recursos de estudiantes
universitarios de la Universidad Autónoma de Nayarit.
La Cultura(s) Política(s) de los estudiantes universitario . . . . . . . . 64
Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66
Capítulo 4. Aproximaciones a la Cultura Política
de los docentes de la Universidad Autónoma de Nayarit . . . . . . . . . 69
Enedina Heredia Quevedo
José Luis Pacheco Reyes
Alejandro Enrique Orozco Morales
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
La dimensión normativa de la cultura política
de los profesores de la UAN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
La dimensión de los recursos.
Evaluaciones y participación política de los docentes
de la Universidad Autónoma de Nayarit . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82
Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
Presentación

El Cuerpo Académico “Estado y Sociedad”, a lo largo de tres años, participó en


los trabajos de un proyecto de investigación, junto a colegas de distintas insti-
tuciones nacionales e internacionales, en el marco de la Red Temática “Cultura
política y democracia”, con el apoyo del Programa para el Desarrollo del Pro-
fesorado (PRODEP).
Habiendo culminado dicho proyecto, con base en los resultados obtenidos
se ha dado forma al presente texto en formato de libro, en el cual se aborda la
temática central de la universidad como sujeto sociopolítico, en particular la
Universidad Autónoma de Nayarit, su presencia en el entorno y su contribución
en la formación de la cultura política local y regional, lo que constituyó el nú-
cleo central del estudio llevado a cabo.
El texto que se presenta está comprendido de cuatro grandes apartados.
Tiene como punto de partida, en un primer nivel, la amplia revisión teóri-
co-conceptual, en la que se considera la triada de ejes problemáticos y concep-
tuales articulados: la política, la cultura y la educación superior en el ámbito
universitario, en los planos local y regional en que se inserta la Universidad
Autónoma de Nayarit. En un segundo nivel, la reconstrucción del contexto
en que surge, con referencia a la dinámica sociopolítica en que se inscribe el
estado de Nayarit y que ha sido parte medular en la historia particular de la
universidad en su devenir, anclada con fuerza a la realidad socio-política nacio-
nal y regional, referida ésta al ámbito de cobertura que va más allá de Nayarit,
tocando entidades vecinas. El tercero, comprende la aproximación a la opinión
de dos de los componentes principales de la vida universitaria en tanto sujetos
sociopolíticos; es decir, estudiantes y profesores, sin restarle valor al sector ad-
ministrativo que cumple una función vital en el plano institucional, pero que
merece una consideración especial con un estudio específico desde su condición
de sindicalizados. En el caso de los estudiantes destaca su proceso de formación,
su condición de universitarios y el arraigo social que les permite interactuar en
distintos planos de la realidad. De la misma manera, el caso de los profesores,
teniendo en cuenta sus distintos roles, entre formadores de recursos humanos

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Presentación

–teóricamente-, y también de conciencias, además de sujetos activos en el plano


sindical e institucional, aunado a los anclajes sociales producto de sus experien-
cias de vida en la realidad cotidiana a nivel local y regional.
Finalmente, la apertura de un espacio de reflexión, que nos permita dilu-
cidar la forma en que la Universidad trasciende en los distintos planos de la
realidad social y determinar, a partir de este ejercicio de aproximación, si se
cumple en alguna medida con la función social formadora de conciencias y per-
sonalidades proactivas enfocadas a la transformación de su realidad, o en todo
caso, si se ve prudente, visualizar posibles escenarios e identificar los distintos
retos que habrá de enfrentar la institución en los últimos años.

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Capítulo 1. Aproximaciones teórico
metodológicas al estudio de la cultura
política en la Universidad.
Salvador Mancillas Rentería
José Luis Pacheco Reyes
Marco Alanez Olvera Morales

Introducción

México vive hoy una coyuntura política complicada, caracterizada por lo que
algunos han catalogado como una paradoja democrática; instalado en lo que
numerosos especialistas definen como “proceso de democratización política”,
vinculado a importantes modificaciones de carácter procedimental, institucio-
nal, normativo y legal, sobre todo en el ámbito electoral y gubernamental, sufre
al mismo tiempo los estragos de una crisis política, que muestra distintas face-
tas: una marcada tendencia en la deslegitimación del régimen político, una baja
tendencial en la confianza respecto de las instituciones, a la par de los procesos,
procedimientos, reglas y actores políticos, en particular el sistema de partidos;
lo que conlleva una paulatina reducción en el interés por la política y una con-
secuente pérdida del interés de la ciudadanía, que tiende a generalizarse, por
desempeñar un rol activo y permanente en el terreno de lo electoral, de modo
particular, el distanciamiento casi total de la vida pública.
Este complejo panorama detonó el interés por indagar respecto de las op-
ciones teórico-metodológicas, para ampliar nuestro entendimiento: primero,
respecto de las posibles transformaciones que se han dado en la cultura política
del mexicano que, en teoría tendrían que ser el correlato a nivel axiológico y
comportamental entre los distintos miembros de la sociedad, de las transfor-
maciones institucionales, legales, normativas y procedimentales, y; segundo,
en referencia a los factores que se constituyen en orientadores y determinantes
de la acción política de los miembros jóvenes de la población, en particular de

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Aproximaciones teórico metodológicas al estudio de la cultura política en la Universidad

aquellos que hoy en día están inmersos en el nivel de educación superior, que
conforman un grupo social selecto, podríamos decir privilegiado por acceder
a una formación profesional, conocimiento especializado y por contar con in-
formación, para constituirse en sujetos pensantes, capaces de expresar y actuar
respecto de la política y sus componentes.
La cultura política, en perspectiva, es, sin duda, una de las opciones que,
a nuestro juicio, posibilita el desarrollo de una mirada que permite identificar
los elementos subyacentes al comportamiento político de los miembros de la
sociedad, inmersos en distintos planos. De modo simple, la cultura política
puede definirse como el conjunto de orientaciones simbólicas (normas, valores,
símbolos, conocimientos, actitudes, ideas, ideales, concepciones, costumbres,
tradiciones, etc.) del comportamiento político de los miembros de una sociedad
ante la vida pública y sus referentes: el gobierno, el régimen y la comunidad po-
lítica. En otras palabras, se refiere al imaginario colectivo constituido en torno
de la política, sus componentes y las relaciones que entre éstos se desarrollan;
que orienta la percepción subjetiva que los miembros de la sociedad tienen del
poder, la influencia, la autoridad, la sujeción, la subordinación y la obediencia,
entre otros aspectos.
La cultura política ha sido abordada desde distintas ópticas, lo que implica
el desarrollo de distintos debates en los que se muestran posturas teóricas, rela-
cionadas con una amplia gama de metodologías y dispositivos materiales e ins-
trumentales con referencia a distintas realidades observadas. De estas cuestio-
nes nos ocuparemos en el presente apartado, como paso necesario a la elección
de una postura apropiada al contexto y los sujetos de observación en Nayarit.

Las perspectivas de análisis de la cultura política

En términos generales, se puede decir que la cultura política es el conjunto de


sentidos y significados que se orientan hacia el conjunto de objetos que caracte-
rizan y determinan las particulares formas de organizar, administrar y distribuir
el poder político en una sociedad. Posee un carácter subjetivo y personal, en
tanto refiere a las orientaciones individuales de la acción que cada sujeto asume
respecto de la política, pero también, posee un carácter colectivo o social en
la medida en que refiere al constructo social, histórico y cultural denominado
como política, a pautas comportamentales consolidadas, arraigadas y consis-
tentes que no son producto de eventualidades y coyunturas especificas sino del
devenir histórico de un grupo social.
Ahora bien, el desarrollo del concepto se ha encontrado sujeto a una di-
versidad de perspectivas y orientaciones metodológicas, teórico instrumentales,
desde las cuales se ha efectuado su abordaje y han marcado de forma importante
el desarrollo de la reflexión respecto del fenómeno, por lo que antes de dar paso

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Salvador Mancillas Rentería | José Luis Pacheco Reyes | Marco Alanez Olvera Morales

al análisis de la información obtenida, se hará un breve recorrido por algunas de


las perspectivas teóricas más relevantes de la cultura política.

La perspectiva clásica

Configurado inicialmente desde la perspectiva metodológica del conductismo,


por Gabriel Almond y Sidney Verba (1963), el concepto de cultura política
refería a la particular distribucion de patrones de orientación que los miembros
de un grupo social desarrollaban respecto de objetos específicamente políticos
(el sistema político, su estructura, componentes, funciones, efectos y el propio
rol del ciudadano). Dichas orientaciones, aparecían como los aspectos interna-
lizados tanto de objetos como de relaciones, propiamente políticas y tenían un
carácter cognitivo, afectivo y evaluativo, en tanto referían tanto a conocimientos
y creencias, como a sentimientos, juicios y opiniones.
En tal sentido, el carácter de la cultura política se determinaba en función
de la preeminencia del tipo de orientación. De acuerdo con esto, en una socie-
dad eminentemente democrática son los conocimientos y la información, que
los miembros de la comunidad poseen respecto de los problemas, autoridades,
procesos, leyes y fenómenos políticos, los que determinan su comportamiento,
por encima de sus percepciones y evaluaciones particulares, subjetivas, espon-
táneas y reactivas acerca de las instituciones, normas, leyes, procesos, actores
políticos y desempeño gubernamental.
Además de ello, en un contexto democrático la percepción que el ciudadano
tiene de sí mismo, supone el reconocimiento de su papel central en el desempe-
ño de la vida política de la comunidad, con capacidad de participar, no sólo, en
la determinación de los gobernantes y la legitimación de los procesos políticos,
sino también, en las decisiones políticas y su ejecución. Desde esta perspectiva
el tipo de cultura política de una sociedad se define por las formas en que las
orientaciones de los individuos (cognitivas, afectivas o evaluativas) se conjuguen
y el sentido en que incidan sobre los objetos políticos. En otras palabras: más
que el grado de desarrollo institucional o normativo alcanzado por una sociedad
el elemento determinante de la estabilidad del régimen es la percepción que los
ciudadanos tienen de éstas.
Algunos elementos destacados de esta perspectiva son: 1. La cultura políti-
ca es el ámbito de las orientaciones subjetivas que los miembros de un grupos
social tienen y comparten sobre la política; 2. Tiene componentes cognitivos,
afectivos y evaluativos, que se orientan a determinados objetos políticos (el
sistema político, sus componentes, funciones, efectos y roles); 3. El contenido
de la cultura política es resultado del proceso de socialización, educación y
exposición a los medios de comunicación y experiencias con el desempeño gu-
bernamental, social y económico; 4. La cultura política afecta la estructura y el
desempeño político y gubernamental; 5. El régimen político es reflejo del tipo
de cultura política de los miembros de una sociedad o cuando menos uno de

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Aproximaciones teórico metodológicas al estudio de la cultura política en la Universidad

los determinantes principales del mismo, puesto que los elementos culturales se
encuentran por encima de los elementos estructurales e institucionales, pues se
transmiten y perduran de generación en generación; 6. Determina la estabilidad
del sistema político democrático pues además de legitimar al sistema asegura la
gobernabilidad del mismo.

La perspectiva institucional

Esta perspectiva ha buscado dar cuenta del papel de ésta en el desempeño


de las estructuras e instituciones políticas, así como definir aquellos factores
culturales que se asocian de forma positiva con las instituciones democráticas
existentes y no sólo en el mantenimiento y pervivencia del sistema político,
como sucedió en el caso de los pioneros en el estudio de la cultura política.
Para autores como Inglehart (1990), al igual que para los clásicos de la teoría
culturalista, los aspectos valorativos y culturales de las sociedades se modifican
de forma mucho más lenta en que lo hacen las prácticas, estructuras e insti-
tuciones políticas, sin embargo, y de forma contradictoria, la cultura política
puede desempeñar un rol fundamental en el desarrollo, evolución y cambio de
una sociedad y consecuentemente de un sistema político.
En dicho sentido, considera que al ser el sistema político un conjunto de
elementos u órganos interdependientes (gobierno, régimen, comunidad polí-
tica) que se encuentran expuestos y sujetos a las orientaciones culturales del
ciudadano (creencias, actitudes, evaluaciones, conocimientos y expectativas), a
sus particulares formas de procesar sus experiencias, relaciones e interacciones
con las estructuras e instituciones políticas, es claro que el sistema se haya
determinado por la cultura política. No obstante, también es cierto que las es-
tructuras o instituciones políticas de una sociedad determinan el sentido de los
actos políticos de sus miembros y al hacerlo inciden sobre los patrones cultura-
les que estos detentan, aun y cuando sea de forma mínima y en ocasiones poco
observable, por lo que más que cuestionarse sobre ¿Cuál es el tipo de patrón
cultural que puede darle soporte a una democracia estable? La pregunta que
debe regir todo proceso de conocimiento sobre la cultura política es: ¿cómo se
configura el entramado cultural que caracteriza el desarrollo de las instituciones
políticas?, es decir, el análisis que debe primar es sobre las particulares formas
de relación que se dan entre diversos elementos culturales, las cuales inciden
sobre el desarrollo de particulares estructuras e instituciones políticas y esto es
así porque de acuerdo con el autor, las condiciones estructurales característi-
cas de una sociedad determinan las necesidades prioritarias que sus miembros
buscan satisfacer y, en consecuencia, la estructura de valores según los cuales
rige su comportamiento, cuando las condiciones estructurales cambian tam-
bién lo hacen las necesidades de los miembros de la comunidad y la estructura
de valores que orienta sus comportamientos, lo cual determina la vigencia y

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Salvador Mancillas Rentería | José Luis Pacheco Reyes | Marco Alanez Olvera Morales

continuidad o bien la caducidad y necesidad de cambio en las estructuras e


instituciones políticas.

La perspectiva del capital social

Hacia la década de los años noventa emergería una perspectiva distinta respecto
de la cultura política, en este caso obra de Robert Putnam (1993) quien par-
tiendo de un cuestionamiento básico acerca de las condiciones que posibilitan la
creación de instituciones fuertes, responsables y efectivamente representativas,
buscaba entender el desempeño óptimo de las instituciones democráticas.
Este autor parte de una de las premisas básicas de la perspectiva clásica de la
cultura política, según la cual la participación política se constituye en condi-
ción del quehacer democrático; considera que para que el desempeño de las ins-
tituciones democráticas fuese óptimo, se requería que la participación política
se hallase en un justo medio, es decir, debería evitarse un ejercicio excesivo de la
misma y evitar, al mismo tiempo, la apatía e indiferencia del ciudadano. Debía
articularse de manera eficiente tanto la obediencia y subordinación a la auto-
ridad con la iniciativa y participación ciudadana evitando, en todo momento,
que alguno de las dos tendencias terminase erigiéndose por encima de la otra.
Desde esta noción lo que había hecho posible el desarrollo de la participa-
ción política en los sistemas democráticos consolidados era el patrón histórico
observado en la sociedad en cuestión. La historia se constituía en factor de-
terminante del contexto socio cultural en el que se desenvolvían los miembros
de la comunidad, y en una causal de la existencia o ausencia de una comunidad
cívica, responsable de la creación del capital social, el cual, permitía la eficiencia
social facilitando con ello el desarrollo de acciones coordinadas.
En otras palabras, tanto el nivel de compromiso cívico de los ciudadanos,
para con las instituciones, como el grado de confianza interpersonal que histó-
ricamente se ha desarrollado en una sociedad determinada y que viene aparejado
de una vibrante vida asociativa afectaba el funcionamiento y eficiencia de las
instituciones políticas, el óptimo desempeño institucional y el gubernamental
en las democracias. Períodos prolongados de estabilidad, crecimiento, sosteni-
bilidad y desarrollo humano son una consecuencia directa del grado de apro-
piación consistente y sostenido de la cultura política democrática por parte de
los miembros de una sociedad. Por el contrario, el déficit en la apropiación de
una cultura política democrática o en presencia de una poco democrática, el
resultado será inestabilidad histórica crónica con resultados en atraso, perdida
de riqueza nacional, aumento de la pobreza, etc.
Tres características destacan en esta perspectiva: primero, la historia y el
contexto social afectan profundamente la efectividad de las instituciones políti-
cas; segundo, las actitudes políticas de los individuos pueden ser afectadas por
el cambio en las instituciones formales; por último, los cambios profundos en
la cultura y la estructura social propiciados por nuevas instituciones son lentos.

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Aproximaciones teórico metodológicas al estudio de la cultura política en la Universidad

Una de las principales contribuciones de Putnam al estudio de la cultura


política radica en el hecho de que le concede a esta, vía el capital social (conjun-
to de normas de reciprocidad y redes de compromiso cívico), una connotación
normativa en el óptimo desempeño de las instituciones políticas, sin descono-
cer el papel jugado por la historia y las instituciones en la definición de la propia
cultura y las actitudes políticas de los ciudadanos.

La perspectiva dual

Otra de las perspectivas de análisis de la cultura política, desde la reflexión


mexicana, es la de Víctor Manuel Durand Ponte (2004). De acuerdo con esta,
la cultura política debe ser entendida como un conjunto de dimensiones, axio-
lógicas, actitudinales, evaluativas respecto del sistema político, el régimen, las
instituciones políticas, la condición de ciudadanía y la propia participación po-
lítica. Estas se interrelacionan de forma particular y específica dependiendo del
contexto socio histórico en el que se desarrollan, es decir, sobre las cuales inci-
den tanto las transformaciones que se dan en el sistema político como aquellas
que experimenta la sociedad en sus distintos ámbitos constitutivos, como la
política, la economía, lo social o la cultura.
Dichas dimensiones conforman tres ámbitos básicos. El de los sistemas de
creencias, el de las formas de evaluación del sistema y el de la participación
política de la ciudadanía. Permiten comprender las relaciones que se establecen
entre las dimensiones, los tipos de cultura política y ubicar los cambios y mo-
dificaciones que se suceden en el tiempo, tanto al interior como al exterior de
dichas dimensiones.
Desde esta perspectiva la cultura política no aparece como entidad total
en la que todos sus componentes (creencias, formas de evaluar y participación
política) se encuentran integrados plenamente, puesto que estos cambian y se
modifican siempre en formas, ritmos, sentidos y profundidades diferenciadas,
razón por la cual deben ser analizados y estudiados por separado, pues es pro-
bable que las relaciones establecidas entre estos se modifiquen o den lugar a
configuraciones particulares imprevistas.
A diferencia de la perspectiva clásica, en esta no se supone una relación de
determinación o causalidad mecánica entre la cultura política y sistema político
pues la primera no determina la pervivencia o estabilidad del segundo, por el
contrario se les concibe como entidades diferenciadas –cuando menos analíti-
camente- y mutuamente determinadas: la cultura política es resultado de un
proceso personal y complejo en el que los individuos, inmersos en un contexto
socio histórico y cultural determinado, se encuentran expuestos a influencias
sistémicas, pero también, efectúan reelaboraciones con base en sus experiencias,
razonamientos y trayectorias personales. Es tanto elemento constitutivo como
característica tanto del individuo como del sistema político, supone una rela-
ción de mutua influencia y determinación, un equilibrio entre la acción de los

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Salvador Mancillas Rentería | José Luis Pacheco Reyes | Marco Alanez Olvera Morales

actores y las instituciones políticas, es decir, no se comporta como orientación


institucional constrictiva de la acción de los ciudadanos, pero tampoco como
cálculo subjetivo y autónomo, se comporta más bien como un conjunto de
reglas, orientaciones normativas institucionales estandarizadas, que al ser apli-
cadas se relacionan con un conjunto de recursos individuales del ciudadano, sus
valores políticos, saberes, evaluaciones del sistema, experiencias participativas
(incluida la abstención), sentimientos y emociones, en función de los cuales se
efectúan los cálculos de la acción política.
El comportamiento político de los miembros de la sociedad, influye en la
estabilidad del régimen, se constituye en soporte de este y no, como suponían
autores clásicos, en reflejo del mismo.
Un rasgo distintivo de la cultura política es que ésta cambia de forma mu-
cho más lenta que el régimen político, es resultado de un proceso socio his-
tórico en el que los ciudadanos requieren de un largo tiempo para procesar
(reelaboración, reflexión, crítica y comparación del sistema antiguo con el sis-
tema nuevo) las transformaciones y modificar en función de ello sus creencias,
valores, actitudes e ideología. Lo anterior puede ser observado si se analizan por
separado los tres aspectos centrales y constitutivos de la cultura política: sus
sistemas de creencias, valores, conocimientos, ideas, principios; sus formas de
evaluación del régimen, la política, el gobierno y las instituciones políticas; y
finalmente, la participación política de la ciudadanía.

Propuesta Teórica para el análisis de la Cultura política en la


Universidad Autónoma de Nayarit

Como se ha podido notar, la perspectiva de análisis de la cultura política se ha


visto sujeta a una variedad nociones y orientaciones, sin embargo, en un afán
por contar con una herramienta que nos permitiera efectuar un análisis de
fenómeno lo más amplio posible optamos por una perspectiva teórico-meto-
dológica que parte de la consideración de la cultura política como un conjunto
de dimensiones, axiológicas, actitudinales y evaluativas, respecto del sistema
político, el régimen, las instituciones políticas, la condición de ciudadanía y la
propia participación política, las cuales se articulan de formas particulares y
específicas dependiendo del contexto socio histórico en el que se desarrollan,
es decir, dimensiones sobre las cuales inciden tanto las transformaciones de
orden propiamente político como aquellas que experimenta la sociedad en sus
distintos ámbitos constitutivos, más allá del político.
Desde esta perspectiva, las dimensiones señaladas configuran tres ámbitos
básicos: el de los sistemas de creencias, el de las formas de evaluación del siste-
ma y el de la participación política de la ciudadanía. Permiten comprender las
relaciones que se establecen entre las dimensiones y los tipos de cultura política
además de ubicar los cambios que se suceden en el tiempo tanto al interior

15
Aproximaciones teórico metodológicas al estudio de la cultura política en la Universidad

como al exterior de dichas dimensiones. La cultura política no se presenta como


una totalidad integrada de forma plena en la que todos los componentes se ar-
ticulan de manera mecánica, estos cambian y se modifican siempre en formas,
ritmos, sentidos y profundidades diferenciadas, por lo cual deben ser analizados
y estudiados por separado, pues resulta muy probable que las relaciones esta-
blecidas entre estos se modifiquen o den lugar a configuraciones imprevistas.
Se comporta, en dicho sentido, tanto en reflejo del desarrollo y consolida-
ción del régimen y sistema político, como en el resultado de la evaluación de la
aplicación de los valores y reglas resultado de las experiencias de participación,
y la evaluación que los individuos hacen del desempeño del sistema político.
Se compone de dos grandes dimensiones: la primera, asociada a las reglas del
sistema político, sistemas de creencias, valores, conocimientos, ideas y princi-
pios; la segunda, vinculada a los recursos que el sujeto posee, en tanto formas
de evaluación del régimen, la política, el gobierno y las instituciones políticas,
así como las experiencias derivadas de su participación política.

Los componentes de la Cultura política, elementos para su


análisis en sujetos universitarios

En el sentido de lo hasta ahora expuesto, la cultura política en tanto conjunto


de orientaciones de la acción política de los miembros de un grupo social -cons-
tituidas por una dimensión objetiva y constrictiva, la de las reglas del sistema
político-, así como por una de carácter personal y subjetiva, -la de los recursos
que derivan tanto de la experiencia en el ejercicio de la política así como, de
las evaluaciones que los individuos realizan respecto del sistema político y sus
componentes, así como de sus formas de interrelación con el Estado.
En el caso de la primera de las dimensiones de la cultura política, la objetiva
y constrictiva, refiere a los aspectos normativos, concerniente a aquellos entra-
mados culturales y simbólicos, socialmente definidos y compartidos por todos
los miembros de un grupo social, en función de los cuales se establecen las
pautas que se espera orienten y regulen el comportamiento sociopolítico de sus
miembros. En términos generales, esta dimensión involucra valores políticos,
actitudes e ideología:
• Los valores políticos se constituyen en el núcleo fundamental de un régi-
men político consolidado, representan el conceso básico sobre el régimen
político y la forma en cómo debe operar. En el caso de regímenes políticos
democráticos, los valores primordiales e incuestionables deben ser aquellos
de carácter democrático y deben constituirse en orientaciones decisivas en
los cálculos, juicios y evaluaciones que los sujetos realizan respecto de la
realidad política.

16
Salvador Mancillas Rentería | José Luis Pacheco Reyes | Marco Alanez Olvera Morales

• Las actitudes, por su parte, son el conjunto de posicionamientos estables


que los sujetos adoptan frente a la política y su ejercicio, conjunto de creen-
cias estables concernientes a objetos políticos concretos como son; el sistema
político, sus componentes, funciones, resultados y roles, en otras palabras,
son la forma en que los sujetos ven, piensan y se orientan frente a la política.
En regímenes democráticos, las actitudes más consustanciales son la tolerancia
y la confianza, interpersonal e institucional: la primera actitud, porque se cons-
tituye en requisito fundamental de la pluralidad política, del reconocimiento
de la otredad, de la solución negociada de los conflictos e implica la aceptación
de que todos deben coexistir y ser beneficiados del proceso de la vida política;
la segunda actitud, porque a nivel interpersonal permite el desarrollo de la
cooperación social y a nivel institucional posibilita la creación de capital social,
lo que en conjunto conlleva a la posibilidad de organización autónoma de la
ciudadanía, permite la agregación de demandas, la solución negociada de estas,
el ejercicio de acciones para presionar para su satisfacción y la vigilancia de su
cumplimiento, por parte del gobierno y los funcionarios.
• En relación a la Ideología, esta representa el conjunto de valores y actitudes
que se organizan racionalmente sobre la base de un eje preciso, como una
definición subjetiva, una visión del mundo, del país, de la sociedad y de la
propia persona, una forma coherente de aprehender la realidad y actuar
frente a ella; pero también, como una orientación específica en el espectro
político; de la izquierda y derecha, del ala conservadora o liberal, del esta-
tismo o del individualismo.
La segunda dimensión de la cultura política, la de los Recursos, se conforma,
por un lado, de las evaluaciones que los individuos efectúan del sistema político
y sus componentes, pero mas allá de los juicios y posicionamientos, también
involucra las formas en como los individuos se relacionan con el sistema po-
lítico y, de forma particular, con el Estado (ejercicio de la ciudadanía). Por
otro lado, incorpora el elemento de la participación, pilar fundamental en el
funcionamiento de un régimen, que opera tanto en un sentido subjetivo, re-
presentado por el interés por la política, como en un sentido objetivo, en tanto
manifestación de la acción concreta, que asume formas concretas y presenta
distintos niveles de calidad.
Resulta preciso señalar, que estos ejes no se desarrollan de manera uniforme,
ni mecánica, es decir, las evaluaciones y las prácticas no necesariamente tienden
a ser concordantes, con el carácter de los valores, las actitudes o la ideología; las
dimensiones de la cultura política se mueven y desarrollan a ritmos y tiempos
diferenciados, por lo que su análisis debe efectuarse de manera separada.

17
Capítulo 2. Los contornos de la política y la
vida universitaria en la UAN1
José Salvador Zepeda López
Enedina Heredia Quevedo
Daniel Antonio Camarena Barrón

Introducción

El presente capítulo tiene un carácter contextual. Para su conformación se han


considerado dos grandes aspectos, el momento y las circunstancias en que se
creó la Universidad en Nayarit; un momento en que el país estaba pasando por
una situación de crisis política motivada por la irrupción de una serie de eventos
que cuestionaban el régimen: las huelgas de los ferrocarrileros y los médicos,
los primeros indicios de insurgencia sindical en el magisterio nacional, la lu-
cha agraria emergente en algunas regiones frente al neolatifundismo instalado
tempranamente, apenas puesto en marcha el reparto agrario, la irrupción del
movimiento estudiantil sesentero que pugnaba por la autonomía en algunas
universidades de provincia; todo ello a la par de algunos brotes de conflictos
armados en Guerrero y Chihuahua y el principal detonante dado a partir de la
irrupción del movimiento del México 68, en la antesala del gran evento depor-
tivo que pondría al país frente a los ojos del mundo, la Olimpiada, empañada
por el acto represivo del 2 de Octubre, perpetrado por el ejército, la policía y
cuerpos paramilitares creados expresamente. Ése era el contexto, crisis política
que concluye con el acto represivo del 2 de octubre, había transcurrido menos
de un año; Nayarit venía también experimentando de algún modo una situación
crítica en el ámbito sociopolítico. Un régimen desgastado y cuestionado, la
emergencia de fuerzas que le controvierten e interpelan; la presencia de algunos

1
En la elaboración del presente capítulo se echó mano de algunos trabajos previos (Zepeda,
2003; Zepeda y Flores, 2009; Zepeda y otros, 2010; Zepeda, 2018) de algunos de los autores
participantes de esta obra.

19
Los contornos de la política y la vida universitaria en la UAN

brotes de inconformidad social en el campo y la ciudad que fueron llevando las


condiciones para un movimiento electoral desde la oposición de izquierda, la
incubación de movimientos sociales de carácter rural y urbano, la emergencia de
acciones sindicales y un incipiente movimiento estudiantil que cobraría forma al
calor de las protestas del 68. El capítulo está enfocado en tres puntos: a) la vida
política, los distintos actores y las tradiciones que se han venido construyendo a
lo largo de la segunda mitad del siglo pasado y lo que va del actual. b) sociedad
civil y política, la sociedad nayarita, identificada como sociedad civil organizada,
la cual tiene distintos rostros y asume conductas también distintas de acuerdo al
plano y el momento en que se inserta y, c) la Universidad Autónoma de Nayarit
y su inserción en la realidad sociopolítica de la entidad, enfatizando en mayor
medida en las cuestiones relacionadas con su régimen interior y las formas a
través de las cuales se expresa y se construye el aparato institucional. A lo largo
del texto se estarán abordando eventos y situaciones que han marcado la trayec-
toria política de Nayarit, entre los años cincuenta del siglo pasado y el momento
actual, en concordancia con la estructura del capítulo.

Tradiciones políticas, la oposición temprana y la longevidad


del priismo

De acuerdo con lo anterior, identificamos lo que ocurre en Nayarit con un


despertar temprano a la política de oposición y en ello se enfrentan dos orien-
taciones: el priismo de línea dura, autoritario y el decantamiento de una clase
política con ideas de izquierda, en lo que corresponde a los años sesenta, se-
tenta y continúa en un curso errático en los años ochenta. Esto se expresa en la
creciente oposición social y política hacia el grupo hegemónico encabezado por
Gilberto Flores Muñoz y el auge del lombardismo, representado en Nayarit por
el grupo político de Alejandro Gascón Mercado. Son dos tradiciones políticas
que marcarían el rumbo de los años venideros; después, al quiebre del modelo
político posrevolucionario, se visualiza la presencia de una sociedad civil más
estructurada y actuante, aunque en algunos planos sigue siendo marginal y en
ello observamos la aparición y seguimos el devenir de la Universidad, de cara a
la sociedad y la política en el plano local.

Los años cincuenta y el punto de quiebre en el régimen local.

Hay, por lo menos, dos factores que explican la crisis de hegemonía en la


estructura política del estado y la cultura priista. Como se señaló arriba, la
oposición al grupo encabezado por Flores Muñoz y el auge del lombardismo,
encarnado en la figura de Alejandro Gascón Mercado, líder de un interesante
núcleo político compuesto de cuadros jóvenes, relacionado con intelectuales
y luchadores sociales de la época, entre los que destaca el profesor Severiano

20
José Salvador Zepeda López | Enedina Heredia Quevedo | Daniel Antonio Camarena Barrón

Ocegueda2. Lombardismo que permeaba en las conciencias de grandes conglo-


merados de nayaritas. La irrupción del gasconismo como una de las tradiciones
políticas importantes, que coincide con una época en que el magisterio progre-
sista aparece como uno de los máximos exponentes y una lucha social socavada
por las presiones gubernamentales y la represión, dieron lugar a que algunas de
las personalidades más importantes de la entidad se acogieran a esas ideas, en
palabras de Alejandro Gascón.3

Las señales de los tiempos nuevos, el quiebre del régimen

Dos eventos que se desarrollan entre los años sesenta y setenta, se constituyen
en las señales de los nuevos tiempos políticos: la coyuntura electoral de 1972 y
la de 1975, en el marco de la renovación de la gubernatura.
El año 1972 es clave en la configuración de la oposición en Nayarit. Las
dos experiencias estuvieron sustentadas en ensayos de organización preelectoral
sin precedentes en el estado, el Partido Popular Socialista (PPS) y el Partido
Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM), obtuvieron en las urnas las
presidencias municipales de Tepic y Tuxpan respectivamente, acompañadas de
las diputaciones correspondientes a tales municipalidades. A esto se agrega el
clima de inconformidades generado por los resultados electorales en algunos
de los municipios más importantes: el conflicto protagonizado por el Partido
Acción Nacional (PAN), con la exigencia de que se le reconociera su triunfo
en el municipio de Compostela; el cuestionamiento a los triunfos priistas en
Santiago Ixcuintla, donde el Partido Revolucionario Institucional (PRI) sufrió
fisuras muy serias.
El PPS organiza los llamados “Comités del Pueblo” (CP) en colonias, eji-
dos y comunidades del municipio de Tepic. En primera instancia se convierten
en Comités para la promoción y defensa del voto socialista; posteriormente,
según Salvador Castañeda O’Connor, “se eligen democráticamente y asumen
funciones muy importantes, entre las que se encuentran el cobro de impuestos,
vigilar el orden público, estudiar los problemas y buscar su adecuada solución...
fomentar la cultura y el deporte, cuidar parques y jardines; en una palabra: todo
el poder municipal al pueblo”4. Ésta sería una experiencia pionera en la gestión
pública, para dar apertura a la posibilidad de ejercer el gobierno de la mano de
la ciudadanía.
Así, con la llegada del PPS a la alcaldía de Tepic, el equipo encabezado por
Alejandro Gascón Mercado como presidente, lleva a cabo un ensayo organizati-
vo y de gestión, del brazo de la ciudadanía, tal vez el uno de los más importantes
ensayado en Nayarit. Los “CP” se incorporan durante su período, como parte de
2
Entrevista con AGM, en Lourdes Pacheco y otros (1992), Cómo votamos en Nayarit en 1991.
Fundación Cultural Antonio Pérez Cisneros, Tepic, Nay., p. 63.
3
Entrevista a AGM. Loc. cit., p. 65.
4
Diario del Pacífico, marzo 9 de 1973.

21
Los contornos de la política y la vida universitaria en la UAN

la estructura del gobierno municipal. El alcalde, se reunía con éstos, en forma


periódica en los patios de la presidencia municipal y discutían sobre las caren-
cias que aquejaban a las colonias de la ciudad5 y las localidades del municipio.
Esta experiencia corrió a la par de otras dos en Tuxpan, municipio que
muestra signos evidentes de descomposición política. En agosto de 1972 sur-
ge un organismo “independiente” denominado “Frente Popular Democrático”
(FPD). Debe su origen a la multiplicidad de problemas del municipio y la
urgencia de crear un organismo de lucha que fuera amplio, en el cual partici-
parían miembros de distintas corrientes ideológicas, cuya finalidad inmediata
era: “servir de vigía de las actividades del Ayuntamiento y ayudar también en
su funcionamiento”6.
Pese a que en principio esto apareció como una ruptura política al interior
del grupo en el poder y que a modo de ver de los involucrados, no implicaba
alguna pretensión de tipo electoral, al final se fueron a la contienda para lanzar
candidatos a la Presidencia Municipal. Para ello estaba legalmente impedido,
pues no tenía registro como organismo político de tipo partidario. Por lo tanto,
acude al recurso de la alianza electoral, acción que lleva a cabo con el PARM.
Compostela es otro de los municipios en que la oposición se hizo escuchar
durante 1972-1973. El 22 de febrero de 1973, un grupo de poco más de 100
panistas se apoderaron del palacio municipal, argumentando fraude electoral,
por lo que desalojaron al alcalde priista ya en funciones. En respuesta, el go-
bierno del estado utilizó la fuerza pública y llevó a cabo un violento desalojo,
cuyo producto fue dieciocho militantes detenidos, entre ellos el excandidato a la
alcaldía, quien encabezaba la protesta, la cual se hizo sentir hasta la capital del
estado, cuando un grupo de militantes y simpatizantes de ese partido se instaló
en plantón frente al palacio de gobierno. En ese lugar permanecieron más de
72 horas, también en espera de resultados del análisis que llevaba a cabo el co-
legio electoral cuyo dictamen no difirió del emitido por la comisión municipal
electoral.
Lo sucedido en estos tres municipios fue un verdadero tropiezo para el par-
tido oficial, en sus pretensiones de fuerza mayoritaria y les puso a pensar en el
proceso que venía, a cuyo encuentro fueron con el ánimo de no dejar –a como
diera lugar-, avanzar a las oposiciones. Como en 1975, lo que se constituye en el
momento cumbre y representa, sin duda, uno de los eventos más emblemáticos
en la historia política, que pone de cuerpo entero la crisis política del régimen
y da paso a un proceso en el que la izquierda electoral se estaría proyectando a
la disputa por el poder.

5
Ibíd., marzo 11 de 1973.
6
Ibíd., marzo 24 de 1973.

22
José Salvador Zepeda López | Enedina Heredia Quevedo | Daniel Antonio Camarena Barrón

Tepic, la experiencia de organización y movilización

Como era de esperarse, la administración municipal de Alejandro Gascón no


estuvo exenta de ataques por parte de otras instancias de gobierno. Tuvo una
fuerte confrontación con el líder de la Cámara de Diputados local y con la es-
tructura de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), encabezada en
ese tiempo por Emilio M. González, además, del fuerte conflicto con la Cámara
de Comercio y Servicios de Tepic.
Los conflictos y ataques, el munícipe tepicense los asumía como parte de
“una campaña para minimizar la labor del ayuntamiento”7. El líder de la Cámara
a través del bloqueo sistemático a las iniciativas de ley emitidas desde el Ejecu-
tivo estatal. Este último, por su parte, patrocinando a la Cámara de Comercio
en su afán de negarse a respetar la “Ley de Ingresos” de 1973, mientras que el
líder cetemista, retomando cosas absurdas como una demanda levantada por el
“Sindicato de Voceadores” en contra del Secretario del Ayuntamiento, quien,
según ellos había “encerrado” a uno de sus agremiados. Esto último bastó para
que en un Congreso Tabaquero, celebrado en marzo de 1973, se declarara “la
lucha en contra de éste”8.
En esta experiencia electoral y administrativa del PPS lo más relevante, sin
duda alguna, es la puesta en marcha del plan organizativo popular con base en
los “comités del pueblo”, en un intento por acercarse a conocer los problemas
de la ciudadanía, con el ánimo de discutirlos y buscar juntos su solución. A
través de éstos se logró salvar dificultades con la obra pública municipal, entre
otras cosas.
Los comités eran, en síntesis, una forma de hacer sentir a la ciudadanía que
estaba participando en el gobierno municipal. De la promoción y la defensa
del voto a la cogestión municipal, los CP dieron un salto cualitativo muy im-
portante. Llegaron a formar parte de la estructura del gobierno municipal. Sin
embargo, no constituyeron una estructura reconocida a todos los niveles, ni se
encontraba en la Ley Orgánica del municipio; la representación con que conta-
ban era de carácter informal, válida sólo para el alcalde y su estilo de gobernar.

Los tiempos de la política nayarita, el contexto y los actores

En un documento sobre la política local, Zepeda (1998), establece cinco mo-


mentos relevantes en la historia nayarita, partiendo de los años sesenta hacia
1993, considerándolo como parte del “Nayarit moderno”. A lo largo de este
7
Ibíd., abril 17 de 1973.
8
En la fecha señalada se celebró en Tepic un Congreso Tabaquero, en el cual se renovó la
dirigencia estatal. Entre los resolutivos más importantes se encuentra el apoyo incondicional
a la huelga de panaderos, que en esos días había estallado en la ciudad de Tepic, y la lucha
frontal en contra de los dos ayuntamientos de oposición en funciones en ese momento.

23
Los contornos de la política y la vida universitaria en la UAN

tiempo, se ha observado una constante, que se expresa en una avasallante pre-


sencia priista en el estado, con irrupciones ocasionales de la oposición, acalladas
a través de distintos medios, sin lograr todavía constituir una fuerza real que
ponga en riesgo la hegemonía priista. Sin embargo, para nuestros fines resulta
insuficiente, de tal manera que proponemos la incorporación de un periodo
más.
Los cinco momentos señalados:
a) El primero9 va de principios de la década de los sesenta –y la mayor parte
de ésta-, identificado con la emergencia de grupos opositores, representados y
encuadrados en el Partido Comunista y el Partido Popular Socialista;
b) el segundo,10 tiene que ver con las primeras manifestaciones de disidencia
al interior del partido oficial, las cuales tienen como marco a nivel nacional, el
movimiento democratizador de Carlos Madrazo y el movimiento estudiantil-po-
pular de 1968;
c) el tercero,11 que parte de 1972, que representa la consolidación de la oposición
de izquierda electoral, expresada en aquel momento en el PPS y en lo que sería
conocido como la corriente mayoritaria;

9
Se distingue por el auge de la izquierda; fenómeno que se expresa a través de la presencia del
PPS en el estado, el cual llega a tener vida orgánica. De hecho, entre 1963 y 1966, el escenario
se torna prácticamente bipartidista, puesto que, sólo el PRI y el PPS registran candidatos a
cargos de elección popular.
10
Inician brotes de inconformidad en el PRI local y nacional. La coyuntura electoral de 1969
y los métodos de selección interna de candidatos en el PRI provocan desprendimientos de
personalidades y grupos disidentes. Por primera vez éste partido afrontaría un compromiso
dividido y en un ambiente al parecer polarizado. El desprendimiento de la disidencia, da lugar,
en Nayarit, a una alianza electoral con el PPS a través de lo que se denominaría el Frente
Popular (FP). Utilizando las siglas solferinas, varios priistas inconformes contienden por al-
caldías y diputaciones, en un proceso en que el ambiente se polariza y al menos se crean, por
primera vez, expectativas de triunfo opositor en algunas partes de la entidad, como ocurre en
los municipios de Tepic y Santiago Ixcuintla. En esta ocasión los únicos partidos que registra-
ron candidatos fueron el PRI y el PPS. Puede decirse que este proceso sienta las bases para lo
que ocurriría tres años más tarde, la primera derrota priista en la entidad, en dos municipios
(Tepic y Tuxpan) y dos distritos electorales (I y VI). Tepic y el distrito I a manos del PPS y
Tuxpan y el distrito VI a manos del PARM.
11
Para este momento, el proceso comenzaba a tener sus repercusiones, expresadas en la emer-
gencia de agrupaciones y conflictos derivados de la problemática, tanto en el campo como en
la ciudad. El proceso de 1975 es quizá el momento cumbre para el PPS. En ese año llegan a
polarizar el ambiente electoral; el principal atractivo de la elección era la disputa por la guber-
natura: del lado del PPS un candidato con fuerte arraigo y popularidad a nivel local y regional,
con el antecedente inmediato de haber sido Presidente Municipal de Tepic, con una gestión
de cara a la ciudadanía y confrontado con los tres poderes del Estado y con el partido oficial.
Del lado del PRI un candidato enviado desde el centro, desarraigado, sin otro vínculo con la
entidad que el de haber sido avecindado, militar de carrera con el antecedente de participación
en la masacre del 10 de junio de 1971. Importantes ingredientes de la elección, creándose un
ambiente bipartidista, puesto que el asunto del PARM había sido "flor de un día". Se crean

24
José Salvador Zepeda López | Enedina Heredia Quevedo | Daniel Antonio Camarena Barrón

d) el cuarto12 se expresa a través del surgimiento de dos distintos proyectos uni-


tarios en el ámbito electoral, el Partido Socialista Unificado de México (PSUM),
y el Partido Mexicano Socialista (PMS), entre 1980 y 1988 y;
e) el quinto,13 la emergencia del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y
la diversificación de opciones, como el fortalecimiento de Acción Nacional, que
opera de 1988 hacia delante, pero que observa su mayor fuerza en las elecciones
de 1994 y 1996, elecciones federales y estatales respectivamente.
Por nuestra parte, proponemos:

grandes expectativas alrededor del PPS, que logra registrar candidatos a los cargos de elección
popular, contendiendo en ese aspecto en igualdad de condiciones que el PRI. Se estarían
viviendo las elecciones más competidas, hasta ese momento, en la historia de la entidad.
Más tarde, el polémico saldo que arroja el proceso, hasta ahora no esclarecido por completo,
acarrea frustración y desánimo en el electorado, que se aleja de las urnas durante un buen
tiempo, no obstante que comienzan a aparecer una serie de interesantes proyectos unitarios
de la izquierda, como el de la Coalición de Izquierda, en el que participa por primera vez el
Partido Comunista Mexicano en una elección local.
12
A estas alturas, la lucha político-electoral se había colapsado en Nayarit. Como consecuen-
cia de los resultados del proceso de 1975, el electorado se había alejado de las urnas, cosa que
se demostraría el día de la jornada electoral, en que el abstencionismo, reconocido de manera
oficial, se situó por arriba del 53%, porcentaje más alto de la historia electoral priista.
13
Teniendo como punto de partida el proceso electoral federal de 1988, este momento coinci-
de con una nueva etapa de la lucha democrática en el país. El proceso concita la participación
popular y alienta a la ciudadanía para regresar a las urnas. Los grupos independientes, -la
Organización Revolucionaria Punto Crítico (ORPC) y una fracción de Organización de Iz-
quierda Revolucionaria Línea de Masas (OIR-LM)- discuten su posición frente al proceso en
marcha; en su peregrinar por el país, algunos miembros de la Corriente Democrática, visitan
Nayarit en junio de 1987 al parecer sin éxito alguno, en medio de la tibieza de los priistas
y la presencia expectante de la oposición. Una vez que Cuauhtémoc Cárdenas es postulado
por el PARM como candidato a la Presidencia de la República, el debate se profundiza entre
las diferentes fuerzas. Tras la conformación de la alianza electoral expresada en el Frente De-
mocrático Nacional (FDN), en Nayarit se hace lo propio, prácticamente partiendo de cero.
Conforme iba tomando impulso el proceso, se fueron dando las adhesiones y la conformación
de los órganos de coordinación: la tarea la asumen los partidos (PPS, PARM, PFCRN), que
en Nayarit habían sido –los dos últimos- un tanto insignificantes, carentes de estructura y de
base social. Así, con la incorporación de contingentes ligados a los grupos independientes se
fortalece la figura del FDN en Nayarit, toda vez que dichos grupos venían de experiencias de
lucha interesantes, llevadas a cabo tanto en el medio urbano como en el rural. Se sientan las
bases para lo que posteriormente se convierte en el PRD, una vez cerrado el polémico proceso
de 1988. Aquí daría inicio una nueva etapa en la historia político-electoral de Nayarit. La
oposición de izquierda se consolidaría en el PRD; un lento pero interesante despertar de las
organizaciones cívicas y ciudadanas, incorporadas inicialmente en el ámbito de la ecología y
los derechos humanos; las reformas electorales darían paso a la figura de "partidos locales" y
en 1994 comenzaría también a cobrar fuerza el PAN, la que se confirma en 1996, al ubicarse
como segunda fuerza electoral, con una votación aproximada del 30%, después de haber
tenido una presencia irrelevante desde su fundación en Nayarit, en 1961, carecía de vida ins-
titucional y actuaba únicamente en el ámbito electoral.

25
Los contornos de la política y la vida universitaria en la UAN

f ) Sexto momento, de mediados de los noventa hasta el momento actual, re-


ferido a la transición y las alternancias, como un fenómeno que se perfila a lo
largo de la entidad y se expresa en los distintos niveles, a través de la pérdida de
hegemonía del priismo. Un momento aún incierto que se expresa por la caída
del priismo, la promesa de la transición democrática, los cambios de eje político
a nivel nacional y subnacional. Un momento de ruptura con el modelo hegemó-
nico, de recomposición de fuerzas, corrimientos políticos, el retorno del PRI a
mediados de la primera década del siglo actual y los escenarios de transición y
alternancia políticas del último lustro.
En materia político partidista, el periodo de 1981 a 1993 significó para Nayarit
el momento de reafianzamiento y realineamiento de fuerzas al seno del PRI.
Todo, después del pasaje aun no esclarecido de 1975, que trajo como conse-
cuencia una seria contracción de la actividad partidista en el estado,14 con sus
consecuencias en la participación electoral, reflejada en elecciones posteriores,
no obstante, entre otras cosas, la supresión de candados, y el consecuente in-
cremento de opciones electorales, como ocurrió en forma posterior a 1977.15
En los hechos tales opciones no representaron avance alguno, puesto que
ninguno lograría arraigarse entre la ciudadanía de la entidad, con excepción del
PCM, que desde sus células básicas había estado vinculado al movimiento po-
pular local, particularmente en sus expresiones primarias en el medio urbano.16
Esto prefigura un ambiente en que la mayoría de los partidos carecen de
una estructura mínima o una representación en la entidad,17 con capacidad de
maniobra y recursos para desplegar algún tipo de actividad política. En térmi-
nos estrictos, no podemos hablar de un “sistema de partidos”, cuando se sabe
de antemano del amplio dominio priista en un contexto de una muy escasa
competitividad.

14
Por varias décadas, en Nayarit prevaleció un ambiente en el que además del partido en el po-
der, el PRI, el panorama político-electoral registraba pocas opciones. Había estado reducido
a cuatro, el Partido Acción Nacional (PAN), el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el
Partido Popular Socialista (PPS) y el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM).
15
Con la Reforma Electoral "Democrática" de 1977, se amplía el espectro, dando paso a la
conformación de nuevos partidos, como el Partido Socialista de los Trabajadores (PST), el
Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), el Partido Mexicano de los Trabajadores
(PMT) y el reconocimiento del más antiguo de todos que, por décadas se mantuvo proscrito
y obligado a llevar a una vida semiclandestina, el Partido Comunista Mexicano (PCM).
16
Durante la década de los setenta se vio ligado a la conformación de un movimiento amplio,
el del Frente de Defensa Popular, del que se desprenden algunos organismos en el medio
urbano (Frente Inquilinario) y rural. De hecho, las opciones se reducían a dos o tres fuerzas
dinámicas y actuantes, entre las que se encontraban el PRI, con una fuerza extraordinaria, el
PPS, con mediana fuerza y el PAN, con una fuerza muy escasa. Para dar cuenta de lo anterior,
basta con revisar dos indicadores, el registro de candidatos a cargos de elección popular por
cada uno de los partidos y su correspondiente fuerza electoral expresada en votos.
17
Se parte de la idea de que hasta antes de la presente década todos los partidos políticos que
se conocían en Nayarit tenían registro de carácter nacional.

26
José Salvador Zepeda López | Enedina Heredia Quevedo | Daniel Antonio Camarena Barrón

Un aspecto que resalta en nuestra historia electoral, es que Nayarit se ha


caracterizado como una entidad con niveles de participación precarios (Pacheco,
1993), fluctuando entre los 40 y 50 puntos porcentuales, de 1975 a 1988,18 al
menos en este periodo de manera particular. En ese contexto se observa una
importante debilidad opositora. Pacheco (ob. cit.), señala una situación que en
cierto modo es real, que quizás no ocurrió más allá de 1988, en el sentido de que
“los actores políticos en Nayarit se reducían virtualmente a un solo partido”.19
¿Cuál es la razón? Simple y sencillamente que el PRI obtenía casi el 100% de
los votos emitidos en los diferentes momentos electorales (98% contra 2% del
PPS).
En todo este tiempo, la votación priista ha oscilado entre los 50 y los 90
puntos porcentuales, en una geografía electoral diversa y cambiante en cada una
de las coyunturas electorales,20 aunque ciertamente, sujeta a una tendencia irre-
misible a la baja en su posición hegemónica a partir de la elección de 1988, que
se reafirma hacia el año de 1993, tendiendo como telón de fondo la agudización
de la crisis en el campo, producto del cambio de orientación de la política eco-
nómica, que en Nayarit comienza a hacer sus primeros estragos en el campo.
La poca presencia de fuerzas política alternativas había encarnado básica-
mente en organizaciones de izquierda. Las inconformidades en el campo y la
ciudad, hechas conflicto campesino o urbano, habían encontrado los cauces más
adecuados en los partidos de izquierda. En los primeros años de los ochenta
hacia el PSUM, y de 1987 hacia delante en el PMS y finalmente en el PRD,
después de 1989. Hasta antes de 1994 el PAN había sido solo una figura decora-
tiva en el escenario político electoral nayarita,21 en contraste con lo que se venía
dando a nivel nacional, y el Partido Demócrata Mexicano (PDM) por su parte,
simplemente no logró nunca arraigarse.22
¿Qué puede decirse de otros casos? Pues realmente muy poco. El PARM,
como en la mayor parte del país no desentona y se beneficia de algunas coyun-

18
Estos porcentajes no son para alarmarse, tomando en cuenta que Nayarit se ha distinguido
por la baja competitividad electoral. Sin embargo, es conveniente alertar en el sentido que
lo hace Silvia Gómez Tagle (1989), cuando señala que "En México..., el problema del abs-
tencionismo se resolvió durante muchos años no sólo mediante la capacidad de movilización
electoral del partido oficial...sino también mediante la manipulación artificiosa de las cifras
electorales" (p.11). Ello podría explicar el hecho de que, ante la baja concurrencia a las elec-
ciones de 1981, donde se estimaba un porcentaje de 70% de abstencionismo, el gobierno al
frente de los órganos electorales tuvo la capacidad de manipular hasta reducirlo a casi el 50%.
19
Lourdes Pacheco (1993), ob. cit., p. 63.
20
Idem.
21
No obstante que el PAN había logrado constituirse en una fuerza importante a partir de
1972 en Compostela, donde sólo el fraude y la represión durante la protesta postelectoral,
pudieron ponerle freno. Más allá no había tenido mayor trascendencia, hasta que alcanzó un
importante triunfo en Ixtlán del Río.
22
El PDM pasó un tanto desapercibido en la entidad, su membresía no estuvo muy a la vista,
habiendo tenido sólo una representación estatal que no iba más allá del ámbito cuasi familiar.

27
Los contornos de la política y la vida universitaria en la UAN

turas en las que ellos se han tenido que sumar aportando su registro. Puede de-
cirse que el caso de Tuxpan es un ejemplo claro al respecto. Después de 197223
no pasó de ser un partido sin estructura y con representación muy focalizada,
entre Tepic y algunos municipios vecinos, caso concreto de Santa María del Oro
y Compostela. La coyuntura electoral de 198824 le da un ligero respiro, al lograr
una buena votación a nivel nacional y estatal.25
Como se señalaba arriba, la reforma de 1977 trajo novedades y aparecen
nuevos partidos, como el Socialista de los Trabajadores (PST), que a los diez
años se convierte en Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional
(PFCRN),26 el del Pueblo Mexicano (PPM),27 el Mexicano de los Trabajadores
(PMT) y el Revolucionario de los Trabajadores (PRT).28
Lo más destacable en la vida política electoral ocurre durante los años
ochenta. En primer lugar, los intentos unitarios de la izquierda: la creación de
la Coalición de Izquierda, experimento electoral que nuclea a las dos principales
expresiones políticas del estado,29 por cierto algo no muy exitoso, que sin em-
bargo, constituye el preámbulo en la aparición del Partido Socialista Unificado
de México (PSUM). Experiencias efímeras, puesto que el PSUM contendió
23
En el proceso en cuestión, 1972, lograrían ganar la presidencia que había estado siempre en
manos del PRI y al mismo tiempo obtendrían la mayoría en su distrito electoral correspon-
diente para alcanzar a tener un diputado, el distrito VI local.
24
Antes de esta coyuntura había tenido prácticamente sólo su representación estatal y en
algunos de los municipios cercanos al centro, nutriéndose básicamente de la disidencia priis-
ta; su dirigente estatal era más conocido en los círculos del café vespertino en Tepic y en el
medio deportivo como propietario de un equipo profesional de béisbol. Ante las necesidades
de inyectarle un mayor dinamismo, para este año el dirigente estatal sería Miguel Castro
Bustos, un político venido a menos y estigmatizado por su radicalismo en sus años de activista
en la UNAM.
25
Había sido un partido marginal. En la elección local de 1987, ni siquiera alcanzó el 1.5%
de votación, necesario para preservar el derecho político que la ley le concede, y en 1988, en
la contienda presidencial, fue el menos favorecido de todos los partidos y organizaciones con
registro incorporadas al FDN, como el PPS, el PFCRN y el PMS en la última fase, una vez
que Heberto Castillo declinó a su candidatura y se adhirió a Cuauhtémoc Cárdenas. En Na-
yarit se sumó también la regional nayarita de la Organización Revolucionaria Punto Crítico.
26
Y últimamente, en 1996, antes de la última elección federal cambió su nombre, denomi-
nándose Partido Cardenista (PC).
27
Es el partido que fundó el ala mayoritaria del PPS, al salir, una vez que se cerró el ciclo de
la elección local en Nayarit, hacia el año 1975.
28
El PRT no tuvo mayor arraigo en Nayarit; no fue más allá de unos cuantos simpatizantes
y una representación, que ostentaba José Ramón Parra Mendoza, egresado de la Escuela de
Leyes de la UAN, donde había sido activista político del Consejo Estudiantil Universitario
(CEU). En 1987 contendió en una alianza con la Organización Popular Estudiantil en Lucha
(OPEL) de Xalisco, con candidatos a la diputación por el distrito II local y a la presidencia
de ese municipio.
29
Convergen en esta experiencia las dos principales fuerzas de la izquierda histórica de Naya-
rit: el Partido Comunista Mexicano y el grupo encabezado por Alejandro Gascón, que había
fundado en forma reciente el Partido del Pueblo Mexicano.

28
José Salvador Zepeda López | Enedina Heredia Quevedo | Daniel Antonio Camarena Barrón

únicamente en tres procesos electorales, los locales de 1982 y 1987 y la federal


de 1984 con resultados poco alentadores. Con la elección federal encima, a fina-
les de 1987, comenzarían los trabajos para la construcción de un nuevo partido,
que en Nayarit no representaba muy buenos augurios,30 otro proyecto unitario
más, el del Partido Mexicano Socialista (PMS) que, por la situación que se
había experimentado, desde la creación del PSUM no logró la conformación
del proyecto deseado, ante la irreconciliabilidad de posiciones de las diferentes
fracciones y el estigma de partido dividido y rijoso.
Por su parte, el PPS tuvo sus buenos tiempos durante la época del gasconis-
mo (1971-1976), tal vez un poco más hacia delante; después de eso ha pasado
a manos de una familia, la cual ha tenido la representación hasta el momento.
Su ritmo de movilización es esporádico, podría decirse que casi inexistente (sólo
en coyunturas electorales). Los últimos logros electorales de este partido los
obtuvieron en 1993, cuando alcanzó un diputado local por la vía de minoría;
no obstante que, con motivo de la coyuntura de 1988, cuando formó parte del
FDN, alcanzó un diputado federal y otro más a nivel local, en 1990.
Entre los años ochenta y noventa, la izquierda se ha venido abriendo opcio-
nes para la conformación de proyectos unitarios, no obstante lo cambiante que
ésta ha sido. Después de la salida del PPS, de parte Gascón y su grupo, habien-
do constituido el Partido del Pueblo Mexicano, en la década de los ochenta se
comienza a dar una serie de intentos unitarios, primero con la conformación
de la Coalición de Izquierda, pasando por el PSUM y el PMS, hasta llegar a
lo que ahora es el Partido de la Revolución Democrática, proyecto que puede
catalogarse como el más importante en la historia de la oposición, por su origen
y por la forma en que ha ido cuajando en algunos lugares del país.
La década de los noventa es altamente significativa para las fuerzas oposito-
ras, particularmente para las izquierdas. El PRD se posiciona, y desde el ámbito
institucional se abre la posibilidad para el reconocimiento de fuerzas locales,
tras la figura de partidos, vinculados en mayor medida a los movimientos socia-
les y la inconformidad en el campo,31 situación que le permite incrementar su
presencia electoral sin alcanzar a consolidarse como alternativa, debido en gran
parte a sus conflictos internos y la beligerancia gubernamental en su contra, que
si bien en Nayarit no se registraron hechos de gran trascendencia en ese sentido, si
impactó la escalada nacional.

30
La corta vida del PSUM fue muy accidentada. Duró muy poco la unidad interna, hacia 1984
la fracción gasconista había emigrado para crear un nuevo partido y quienes se quedaron se
fundieron en una dinámica incesante de toma y daca que marcó al partido y lo confinó a la
marginalidad y la intrascendencia.
31
Habrá que tener en cuenta que aun en las condiciones más difíciles, el gobierno del estado
logró capitalizar la situación del campo tabaquero, por lo menos en forma momentánea, al
canalizar las inconformidades a través de la creación de la ARIC tabaquera, articulada a la
CNC, como lo señala Makinlay (1998).

29
Los contornos de la política y la vida universitaria en la UAN

La fragmentación del PRD y la reaparición de la figura de “partido estatal”


y su incorporación en la Ley Electoral, hacia el año de 1993, amplía, a costa
de la atomización de la izquierda, el número de éstos. Surgen el Partido de la
Revolución Socialista (PRS),32 el Partido del Frente Revolucionario de Acción
Patriótica (PFRAP) y el Partido del Pueblo Nayarita (PPN). Son tres partidos
cuyos núcleos dirigentes provienen de la misma matriz político-ideológica, re-
presentativos de las tres generaciones del gasconismo33 que empezaría a desma-
dejarse a partir de la segunda mitrad de los años ochenta.
En la trayectoria de los partidos en Nayarit hay un hecho irrefutable, se
ha carecido de estructuras fuertes. Hay una estrecha convivencia con la lucha
social, con una estrategia de encuadramiento desde un esquema clientelar; las
fuerzas políticas se han nucleado alrededor de liderazgos fuertes y articuladas a
partir de demandas materiales, sobre todo inmersas en el plano electoral. En ese
sentido, la década de los noventa fue propicia para el surgimiento de proyectos
orgánicos políticos, con pretensiones electorales. El PFRAP, el Movimiento
Electoral del Pueblo (MEDP), el PRS y el Partido Auténtico de la Revolución
Mexicana en Nayarit (PARMEN), obedecen a iniciativas de grupos políticos
posicionados en la lucha social, ligados a la lucha electoral.
En la historia electoral, en términos generales, se puede resumir la trayec-
toria de la oposición en varios puntos:
a. Oposición temprana con predominio de izquierda;
b. Oposición fragmentada y confrontada;
c. Incipiente presencia e interlocución con la parte gubernamental;
d. Incipiente presencia parlamentaria;
e. Articulación hacia el ámbito movimientista;
f. Tendencias actuales hacia la articulación electoral en bloque, en una
lógica nacional con expresiones locales

32
El PRS contiende desde 1985, cuando entabló una alianza electoral con el Partido Mexicano
de los Trabajadores (PMT), en las elecciones federales de ese año, después de haber roto con
el PSUM.
33
El PRS, integra la vertiente histórica a la que se adscribe el propio Alejandro Gascón Mer-
cado, es un partido fundado en 1984, proyectándolo como fuerza política nacional; el PPN
integra parte de la segunda generación, encabezado por Miguel González Ibarra, un cuadro
político formado en las batallas de los primeros años de la década de los setenta, con la ex-
periencia de haber participado en las dos principales coyunturas electorales del grupo (1972,
1975). Miguel había pasado por el PPM, el PSUM, el PMS y el PRD, de donde salió siendo
diputado local, en el período 1990-1993; y finalmente, el PFRAP representativo de la tercera
generación, con José Luis Sánchez a la cabeza, un luchador social del municipio sureño de
Ixtlán y activista político, desde las juventudes del pueblo mexicano, pasó por el PSUM, el
PMS y creó en 1988 el FRAP como organización de lucha en el movimiento urbano popular,
que luego lo convirtió en partido político.

30
José Salvador Zepeda López | Enedina Heredia Quevedo | Daniel Antonio Camarena Barrón

La incipiente y errática presencia de la sociedad civil, lo que pervive al siglo XXI

Los actores urbanos

En la parte final del siglo veinte, alcanzan a tener relevancia los movimientos
sociales, particularmente el movimiento urbano y el campesino, que se sitúan y
autodefinen como independientes. Emergen frente a la crisis de representación
que se vivía en la entidad después de 1975. El repliegue de la sociedad y la
contracción de la dinámica política permiten que este movimiento comenzara
a incubar en distintos ámbitos. Las instituciones educativas, particularmente
la Universidad, los barrios populares y los patios de vecindad se convierten en
los principales puntos de incubación del movimiento popular urbano (­MUP).34
Como actor principal del medio urbano, el MUP salta a la luz pública en los
albores de los ochenta, compuesto básicamente de grupos de colonos, inquili-
nos, usuarios de distintos servicios públicos (agua, luz, gas), comerciantes am-
bulantes, etc., alineados en distintos organismos sociales. El periodo de mayor
presencia del MUP va de 1981 a 1986 y ciertamente, se constituyó en proyecto
alternativo de participación ante la crisis partidista. Después de ésta, el movi-
miento popular sucumbe ante la fiebre electoral provocada por la coyuntura
de 1988 y la emergencia de partidos como el PRD y el PT, que se nutren de
importantes contingentes que años atrás habían estado articulados al MUP.
El ciclo del MUP coincide con el ánimo del gobierno en turno, por restituir
a las organizaciones priistas la capacidad de control social, mediante la puesta
en marcha de una política de puertas abiertas y de acciones enfocadas a dar
respuesta a problemas sentidos, otorgándoles a dichas organizaciones manos
libres en la gestión de demandas sociales, alentando incluso estructuras para-
lelas a las del MUP, dando la pauta para lo que se identifica como los grupos
independientes y oficialistas. La emergencia de nuevos actores provocó cierta
presión sobre el gobierno, puesto que puso en entredicho la legitimidad de la
estructura sectorial priista. Hoy en día, el MUP ha pasado a convertirse en un
dato más, sólo existen algunos supervivientes de la época de oro, por ejemplo,
se mantiene la Unión Popular Independiente de Nayarit (UPIN), que en forma
reciente acaba de cumplir 30 años de existencia, como se constata en la revisión
del documento de Zepeda (2017).

34
Entre los antecedentes destaca el proyecto del Frente de Defensa Popular, emanado del
Partido Comunista Mexicano, inmerso aun en la vida "clandestina". El FDP surge frente a
una serie de problemas urbanos: la irregularidad en la tenencia de la tierra en algunos de los
asentamientos jóvenes de Tepic, fundados sobre tierra ejidal.

31
Los contornos de la política y la vida universitaria en la UAN

Los actores rurales

Pueden destacarse dos casos y sólo brotes de lo que pudiera identificarse como
parte del movimiento campesino. Más o menos en la misma temporalidad del
MUP, surge un proyecto de autogestión productiva en la zona maicera del sur
de la entidad, entre los municipios de Ahuacatlán, Jala y Santa María del Oro.
La Unión de Ejidos Lázaro Cárdenas, que se caracterizó por su proyecto edu-
cativo, orientado hacia la participación con miras a la gestión autónoma de los
productores y sus familias, y el caso del Frente de Defensa del Tabaco, que surge
a partir de la segunda mitad de la década de los ochenta, cuando se anunciaba
la desincorporación de TABAMEX.

Sociedad civil, experiencias de lucha actuales

Los años noventa son particularmente importantes, por la cadena de definicio-


nes que se dieron a nivel nacional, teniendo serias repercusiones en el plano
local. Los reajustes en el modelo económico, la crisis política que afectó al
sistema electoral, continúo después del 6 de julio de 1988, no sin marcar pautas
importantes tal como ocurrió con la Reforma Electoral, que si bien, abrió cau-
ces para las expresiones ciudadanas marcó también derroteros de incertidumbre
en lo que toca a la sociedad civil. Ciertamente, en el marco de un modelo par-
tidocrático y con grandes resabios corporativos, los espacios propicios para el
decantamiento y la acción de la sociedad civil se encuentran acotados.
Hablando de las redefiniciones que se dieron, en lo relacionado con la po-
lítica económica, en nuestra entidad, eso ha tenido importantes repercusiones.
Con la retirada del Estado como gestor del desarrollo, se vinieron en cascada
una serie de situaciones que cambiaron radicalmente el panorama, principal-
mente en la parte norte, afectando a un importantísimo sector de la sociedad,
como fueron los productores de tabaco, a través de la reprivatización de la
industria cigarrera y el beneficio del tabaco, con la consecuente desaparición de
empresas paraestatales como TABAMEX, EXTAMEX y Tabacos Azteca.
Los cambios ocurridos en el plano internacional en lo relacionado con la
producción y comercialización de café y el cierre, en consecuencia, del Insti-
tuto Mexicano del Café; la retirada de SEPESCA de la producción acuícola y
pesquera, afectando a familias de pescadores de la zona estuarina de San Blas,
Santiago, Rosamorada, Tuxpan y Tecuala, con lo que se abrió la actividad a la
llegada de nuevas empresas transnacionales, tal como sucede con “Aquanova”,
una empresa que operaba con capital español, enfocada a la producción de
camarón en granjas a un costo muy alto, sobre todo a partir de las acciones
realizadas para su instalación, que fueron sumamente agresivas para el medio
ambiente, toda vez que arrasaron indiscriminadamente con importantes reser-
vas de manglares en el municipio de San Blas.

32
José Salvador Zepeda López | Enedina Heredia Quevedo | Daniel Antonio Camarena Barrón

Los estragos del Niño, aquel trágico 1992, que provocó una situación de
quiebra casi generalizada entre los productores agrícolas de las distintas regiones
del estado, que, junto al famoso error de diciembre, se convierten en un factor
de presión y en una seria amenaza al patrimonio familiar.
Encontramos, también, operando desde los años setentas, al fideicomiso
Bahía de Banderas, afamado por sus pasajes fraudulentos, además de los gran-
des estragos provocados en la naturaleza y en el ámbito social, tras la puesta en
operación de agresivos planes enfocados a atraer inversiones –principalmente a
la rama turística de la región-, que dieron como resultado una tendencia gra-
dual a la expropiación de suelo ejidal y su incorporación a manos privadas, con
lo que además se ejerce un control centralizado por parte del gobierno federal,
que da carta abierta para las acciones deliberadas de saqueo y desplazamiento de
ejidatarios de la región sur.
Lo anterior fue el marco para la aparición de algunos presagios de cambios
en el escenario político social; emergían nuevos actores con una gran determi-
nación en defensa de sus intereses. Así, en la costa sur, no se hizo esperar la
presencia de un movimiento de resistencia -grupos de ejidatarios y sus fami-
lias-, ante lo cual se echó mano de recursos de fuerza por parte del gobierno
en turno; sobresale el caso de Corral del Risco, en de Bahía de Banderas, una
comunidad que fue objeto de represión, mediante lo cual fue desalojada, a
principios de la década.
Por otra parte, en relación a la presencia de Aquanova en la zona estuarina,
y frente a la amenaza que se cernía sobre la región, surgieron focos de resis-
tencia, principalmente en el municipio de San Blas, con la creación del Grupo
Manglar, que ha estado enfocado en la defensa de la naturaleza, planteándose
inclusive acciones alternativas en lo relacionado con el fomento a la actividad
turística. El ejemplo del grupo Manglar prende y se van figurando nuevos es-
cenarios, con el surgimiento de otros núcleos, ahora en el medio urbano, a
través de una organización identificada como la Sociedad Ecológica de Nayarit
que se enfocaría, en primera instancia, a la defensa de la ciudad y por un mejor
nivel de vida urbano, libre de contaminación ambiental y de las aguas, con la
preocupación central sobre el Río Mololoa, que corre por la ciudad de Tepic y
desemboca en el Río Santiago, ya muy cerca de la desembocadura de éste hacia
el Océano Pacífico.
La crisis política y los cambios en las relaciones entre sociedad y gobierno,
que comienza a aplicar políticas “de mano dura”, da la pauta también para que
desde distintas trincheras se fuera abriendo un campo más de actuación, el de
los derechos humanos. Aparece organizaciones promovidas por grupos de igle-
sia, como sucede con Pro Derechos Humanos A.C. (PRODHAC), proyecto
impulsado en forma directa por parte del Obispo de la Diócesis de Tepic, al cual
se incorporan personas de distintas procedencia, fundamentalmente líderes de
opinión, profesionales de distintos campos, entre ellos un grupo de abogados y

33
Los contornos de la política y la vida universitaria en la UAN

líderes naturales de organizaciones y movimientos sindicales, colonos, comer-


ciantes y empresarios pertenecientes a las distintos organismos patronales de
Nayarit; frente que no logro prevalecer toda vez que en su interior comenzaron
a aflorar líneas partidistas, situación que dio al traste con el proyecto.
En el medio cultural, aparecen algunos colectivos como el de la Comunidad
de Artistas e Intelectuales de Nayarit A.C. (CAIN), la Fundación Álica A.C.,
que es algo así como la contribución cultural del principal núcleo empresarial
de Nayarit, el Grupo Empresarial Álica, del cual es miembro principal, el actual
gobernador de Nayarit.
Ante la crisis del campo, surge, como parte de un movimiento nacional, el
de damnificados por el fenómeno de “El Niño”, a lo que luego se agregarían los
deudores de la banca, para dar lugar a la emergencia del Barzón Nayarita, como
una reacción de parte de los productores del campo, pero que más tarde se va
expandiendo hacia el medio urbano para incorporar algunas secciones en una
faceta novedosa, entre las que figurarían una agrupación de artistas locales (Bar-
zón artístico), las sexoservidoras (Barzón del Tacón Dorado), y los pequeños
empresarios, agroindustriales, ganaderos y comerciantes en pequeño, agobiados
por la presión de los bancos y de los agiotistas privados, además de las elevadas
tasas de interés de algunas firmas comerciales nacionales y locales con las que
venían contrayendo deudas.
Conviene señalar que, en realidad, década tras década, la presencia avasa-
llante de los partidos políticos y la actividad electoral, que para Nayarit ha sido
intensa,35 se han convertido en factores que inhiben la posibilidad de emergen-
cias en el plano de la sociedad civil, aunque en los últimos años, como conse-
cuencia de la crisis política, en la cual la principal afectada es la clase política,
inmersa en los partidos y las instituciones de la esfera electoral, particularmente
el Instituto Federal Electoral y su homólogo, el Instituto Electoral del Estado
de Nayarit, han marcado ciertas pautas a la sociedad, que comienza a decantarse
tanto en las dimensiones cívica como ciudadana.
En estas condiciones, frente a un margen estrecho de participación, los go-
biernos toman decisiones en forma unilateral, la gran mayoría de espaldas a la
sociedad, de modo que sólo observamos impávidos, acontecimientos como los
grandes proyectos de construcción de presas sobre el Río Santiago (Aguamilpa,
El Cajón, La Yesca), al mismo tiempo que nos enteramos que en Guerrero
rechazaron la construcción de la obra en La Parota. Ahora, a propósito de esto,
ante esta situación, la sociedad parece estarse desmarcando y empieza a buscar

35
En un lapso de seis años, cuatro se dedican a la actividad electoral, de manera que los
otros dos, si nos centramos en la lógica, son igual parte de la misma, porque, aun cuando
las reformas electorales se han enfocado a reducir los tiempos de campaña, estableciendo un
momento previo, la precampaña, la actividad de los partidos rebasa los tiempos y con ello
atrae a la sociedad a la dinámica.

34
José Salvador Zepeda López | Enedina Heredia Quevedo | Daniel Antonio Camarena Barrón

alternativas más cercanas al pensar y sentir de las mayorías a nivel nacional y


local.
En la actualidad existe un amplio conjunto de organizaciones que se nu-
clean en la lógica de la acción colectiva, de formas orgánicas escasas, demandas
puntuales, o en ocasiones amplias y de tipo cultural, con estructuras no muy
amplias, con esquemas de relaciones horizontales: los movimientos emergentes,
Orgullo Gay, Jóvenes desde distintas trincheras, la cultura, el arte, la música y
algo de política; los derechos humanos, en defensa de la tierra.

La Universidad Autónoma de Nayarit en su contexto

En Nayarit existen, aparte de la UAN, un conjunto de instituciones y plante-


les de educación superior, entre públicas36 y privadas,37 de distintos tamaños y
orientaciones, que conforman una suerte de competencia y alternativa para una
demanda cada vez más consistente, particularmente en relación a programas
académicos tradicionales.38
A raíz de la creación de la Universidad de Nayarit (UNINAY), en agosto de
1969, inició una nueva etapa en la historia de la educación superior en la enti-
dad. Con este acontecimiento la población nayarita experimentó un importante
cambio:
a. En lo inmediato se dispondría de una gama de opciones formativas, la
mayor parte de ellas relacionadas con la problemática local y regional.
b. Se da un efecto importante en el arraigo de la población escolar.
c. Corre casi a la par de la apertura de otros nuevos centros educativos,
como el Instituto Tecnológico Regional de Tepic (ITRT) y la Escuela
Normal Superior, que se convierte, y convierte a la ciudad de Tepic,
en un importante referente a nivel nacional, en particular durante los
veranos.

36
Instituto Tecnológico de Bahía de Banderas, Instituto Tecnológico de Tepic, Universidad
Tecnológica de Bahía de Banderas (UTBB), Universidad Tecnológica de la Costa, Universi-
dad Tecnológica de Nayarit (Xalisco), Instituto Tecnológico de Jala y Universidad Pedagógica
Nacional (UPN).
37
Universidad del Valle de Matatipac, Universidad del Álica, Universidad Marista de Nayarit,
Universidad de Baja California, Universidad Vizcaya de las Américas, Universidad de Espe-
cialidades (UNE), UNIVER, Universidad Nueva Galicia, Instituto de estudios tecnológicos
y Superiores Matatipac AC, Universidad Mercurio, UNIVA-Tepic, Instituto las Américas de
Nayarit, Instituto de Gastronomía ISIMA-Tepic, UNAY, ISIC.
38
Entre los programas académicos de mayor presencia figuran Derecho, Contaduría, Admi-
nistración y en forma reciente se suman los casos de Psicología y Ciencias de la Educación,
en estrecha conexión con el mercado de trabajo que se viene desplegando en el ámbito gu-
bernamental y educativo.

35
Los contornos de la política y la vida universitaria en la UAN

La Universidad nayarita se creó cuando el médico Julián Gascón Mercado


–en ese momento gobernador del estado- hace eco de las constantes demandas
de la población por contar con opciones de formación profesional, pues para
los estudiantes nayaritas seguir estudiando implicaba salir de la entidad, con
recursos casi siempre escasos, razón por la cual, pocos podían hacerlo.
Los primeros programas en la Universidad, tienen relación directa con el
entorno económico regional y su creación estaba enfocada a la promoción del
desarrollo, no solo en el estado de Nayarit, sino en la región. Así, encontramos
las carreras de Oceanografía –hoy Ingeniería Pesquera-, Agricultura, Medicina
Veterinaria y Zootecnia, complementadas con otras más de corte administrati-
vo y jurisdiccional como son la Contaduría, Derecho y la carrera de Medicina
Humana.
Poco a poco la oferta educativa se fue ampliando, una vez que la institución
fue avanzando en su consolidación. En la administración siguiente, con Rober-
to Gómez Reyes al frente del gobierno del estado, en el inicio de la década de los
setenta se abrieron las carreras de Ingeniería Química Industrial, Odontología,
Economía y Turismo; y más tarde, ya en los años noventa, en el arribo a un mo-
delo académico de escuelas y facultades, surgen las carreras de Administración
(1991), como una nueva opción en lo que sería la Facultad de Contaduría y Ad-
ministración, en tanto que Enfermería da lugar a su programa de Licenciatura,
se abre Ciencias de la Educación y en la escuela de Economía, como una opción
de rescate a la matrícula en caída libre, la carrera de Informática y Estadística.
Continuando en la misma lógica de las anteriores, de abonar desde la Uni-
versidad al entorno regional, las cuatro nuevas opciones que en 1993 se generan
en el área de ingenierías; los programas de Químico-Farmacobiólogo, Ingenie-
ría Electrónica, Ingeniería Mecánica e Ingeniería en Control y Computación;
en esa medida, cada escuela o facultad fue ampliando su oferta, generando
nuevas opciones de formación.
La creación de la Universidad resultó un gran acierto y los efectos se sintie-
ron en lo inmediato, puesto que la ciudad capital tomó mayor vida, y un nuevo
sujeto social saltaba a la escena pública, el estudiante universitario, cuya pre-
sencia no tardaría mucho en manifestarse a través de distintos acontecimientos
sociales y políticos; sin embargo, es de notarse la gran ausencia de programas
académicos de orientación social y humanística, lo que nos lleva por otra parte,
a plantear una cuestión ¿Tendría que ver el contexto nacional y la situación que
vivía el país para que no se abrieran carreras con esta orientación o es una mera
casualidad que no haya sucedido así? Recuérdese que estaba muy fresco en la
memoria colectiva el amargo 68 y tal vez el gobierno federal habrá tenido algo
que ver con esta decisión, o simplemente, el gobernante nayarita visualizó de esa
manera la situación, pensando sólo en las necesidades locales.

36
José Salvador Zepeda López | Enedina Heredia Quevedo | Daniel Antonio Camarena Barrón

Estructura orgánica acotada, con referentes limitados

En un vistazo general, de modo, si se quiere arbitrario, podemos enlistar una


serie de puntos que nos permitan, de entrada, un intento de caracterización
y acercamiento iniciales; es decir, lo que se ha constituido en los elementos
distintivos:
• Un modelo de organización inicial caduco con trayectoria errática. Es la
evocación y omnipresencia del Estado posrevolucionario. La UAN cuenta
con un modelo de organización interna y su trayectoria ha sido errática,
como consecuencia de un modelo sectorizado rígido (docentes, administra-
tivos y estudiantes), que se han dado a imagen y semejanza del decadente
modelo del sistema político mexicano.
• Marco legal, vivencial e interactivo, poco propicio para la vida universitaria.
Algo necesario para su revisión.
• La UAN se ha distinguido por una muy escasa capacidad de gestión, con lo
que ha ido caminando en forma por demás lenta en el cumplimiento de sus
funciones sustantivas, sobre todo derivado de la gran vulnerabilidad que ha
padecido en el terreno financiero.
• Las estructuras de poder se caracterizan por sus prácticas corporativas,
clientelares y autoritarias cercanas a modelos totalitarios, las cuales se expre-
san en la vida cotidiana y el modus operandi de las distintas organizaciones
sectoriales (SETUAN, SPAUAN y FEUAN).
• Reformulaciones inacabadas y modelos parchados. Estamos a casi veinte
años de que arrancó el proceso de Reforma. Lo que se visualiza es un pro-
blema grave que se expresa a partir de que el modelo derivado de la misma
no alcanzó a detonar, por diferentes razones: las inercias de parte de grupos
conservadores, la falta de penetración del modelo, la incapacidad operati-
va, cruzada un poco con la falta de voluntad de algunos de los principales
actores.
La Universidad es un reflejo de la situación que vivimos en Nayarit. Dominada
por grupos de interés ajenos a las verdaderas demandas de sus representados, la
comunidad universitaria y la ciudadanía nayarita que sostiene a la máxima Casa
de Estudios. Donde prevalece el centralismo antidemocrático, la intolerancia a
expresiones políticas plurales, donde no existen mecanismos de trasparencia de
los recursos públicos; que impone un modelo educativo neoliberal de compe-
tencias e instrumentalista que la encierra en una caja de cristal desvinculada del
pueblo, modelo que a su vez fragmenta al estudiantado incentivando la apatía,
pasividad y conformismo ante las arbitrariedades de autoridades que responden
a los intereses económicos y políticos de los que dirigen el sistema educativo. 
Las formas orgánicas y las figuras prevalecientes en la UAN no distan en
nada de las estatales. La figura rectoral se caracteriza por la concentración de

37
Los contornos de la política y la vida universitaria en la UAN

poder y la autoridad metalegal con que cuenta; el principal órgano de repre-


sentación y toma de decisiones, el Consejo General Universitario (CGU) se
encuentra bajo su control; es un espacio al que concurren representantes de los
tres sectores de la universidad (estudiantes, profesores y administrativos), que
desarrollan prácticas monopólicas en la representación de sus respectivas bases.
La UAN ha sido objeto de codicia y ambiciones de parte de distintos gru-
pos de poder. El gobernador en turno, las organizaciones de profesionales y
gremiales de raíces priistas han creado canales de comunicación sistemática con
la institución y han logrado, desde la perspectiva electoral, afianzar vínculos
que al mismo tiempo favorecen el desarrollo y fortalecimiento de las distintas
organizaciones sectoriales (sindicatos y organización estudiantil).
Ha sido presa de intereses de una diversidad de grupos políticos de afiliación
priista en mayor medida, de donde se han desprendido una serie de acciones y
prácticas que han afectado la marcha de la institución en sus funciones sustan-
tivas; de ahí que las decisiones en materia de investigación, docencia, extensión
y difusión hayan tenido, en la mayoría de los casos, como fondo, los intereses
particulares, predominantemente sujetos a criterios políticos.
Los tres sectores que conforman su estructura organizativa han cumplido
una función muy importante en el encuadramiento y control de la comunidad
universitaria, han ostentado, desde siempre, un incuestionable monopolio de
representación y las relaciones entre representantes y representados no dejan de
tener un estilo autoritario. En ese sentido, se puede afirmar que la Universidad
ha sido tocada por las concepciones y formas de acción propias del sistema po-
lítico mexicano, entre las que se expresa de una manera evidente la corporativa
y la clientelista.

El sector de los estudiantes

Después de la creación de la Universidad, surgirían algunas expresiones estu-


diantiles permeadas por los trágicos sucesos de 1668 y 1971, marcados por la
emergencia de distintos procesos de democratización en las universidades y la
emergencia de movimientos sociales, entre ellos los comuneros de Cumbres
de Huicicila, en el municipio de Compostela, las primeras luchas urbanas por
parte del Frente de Defensa Popular en Tepic.
Un momento en que la vía armada se aprecia como algo factible, y la con-
versión de la universidad en territorio en disputa por parte de los grupos de
poder local, de donde emana el porrismo que enfrenta al menos a dos posturas,
para llevar más tarde a la conformación de un movimiento estudiantil ligado a
un sindicalismo democrático, golpeado y reprimido entre 1978 y 1979, un mo-
vimiento de donde surge la máxima expresión de lucha, el Consejo Estudiantil
Universitario (CEU), en el marco del gran conflicto de huelga, que marcaría el
tránsito hacia un modelo de universidad tradicional y la ruptura con posibilida-
des de democratización.

38
José Salvador Zepeda López | Enedina Heredia Quevedo | Daniel Antonio Camarena Barrón

La emergencia del movimiento estudiantil democrático, encarnado en el


CEU y otras expresiones, se mantuvo hasta casi finales de la década de los
ochentas, al momento en que el gobierno del estado y un sector de la clase
política local, de raíces priistas, se decanta por la existencia de una organización
funcional e incondicional del régimen.
Surge la Federación de Estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit
(FEUAN), en 1982, bajo los auspicios del gobernador Emilio M. González y
encuadrada en el priismo como su bastión en el medio universitario. Su mo-
mento llegó a partir de 1987, cuando estrechan sus vínculos con el gobierno del
estado y su partido, lo que se traduce en una mayor articulación con el gobierno
universitario, situación que continúa hasta el momento.
Distintas experiencias por contar. El porrismo -conocido y padecido por
muchos- de los años setenta y parte de los ochenta, fue desapareciendo con el
influjo de nuevas opciones de participación y la apertura de foros alternativos.
En este contexto habrá de resaltarse el papel que jugó el CEU, que por esos
mismos tiempos, constituyó una alternativa de discusión y participación de base
en la toma de decisiones, mismo que fue combatido desde dentro y fuera de la
institución, mediante el patrocinio y encuadramiento de la FEUAN desde el
priismo local y el gobierno del estado, particularmente, con la complacencia de
la autoridad rectoral, al otorgarle de facto a esta organización el poder y repre-
sentación absolutos.
En esas condiciones, establecer de modo tajante que entre los estudiantes
se vive el paraíso democrático, cuando la FEUAN mantiene el control total del
estudiantado y ostenta el monopolio de la representación –y combate abierta-
mente todo brote de disidencia-, resulta poco convincente. Habrá que pregun-
tarles a los grupos disidentes en cada una de las unidades académicas, el trato
que reciben de parte de miembros de los comités ejecutivos.
Por el lado de las libertades de participación y la militancia en organiza-
ciones de distinto signo habrá que recordar las escaramuzas que se dieron en
distintos momentos, desde los años ochenta hasta el momento actual en contra
de estudiantes disidentes. Sólo a manera de ejemplo, puesto que no es el objeto
principal del trabajo, cabe mencionar lo que ha ocurrido a lo largo de las dos
últimas décadas con la Federación de Estudiantes de Nayarit (FEN) y el Frente
Estudiantil Ernesto Che Guevara (FESECHEG); y en forma reciente la emer-
gencia del Movimiento Asambleísta Universitario (MAU), en el marco de la
solidaridad con la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, en noviembre de 2014.
Sobre el vínculo entre la FEUAN, el PRI y los gobiernos ligados a este par-
tido. Esto ha sido recurrente. Baste mencionar lo que ha ocurrido en distintas
coyunturas electorales. La participación que tuvo esta organización en la elec-
ción local de 2002 en apoyo a candidatos como Manuel Cota y Ney González; la
federal de 2003, al lado de Gerardo Montenegro Ibarra y recientemente, entre

39
Los contornos de la política y la vida universitaria en la UAN

2012 y 2014, con Roy Gómez, como candidato a Diputado Federal y Presidente
Municipal de Tepic, respectivamente.
Podrán decir, sus dirigentes y los rectores en turno, que “a su interior mi-
litan jóvenes que son electos democráticamente en sus escuelas y que a su
vez son simpatizantes de todos los partidos, desde Acción Nacional, el Partido
Revolucionario Institucional, el de la Revolución Democrática y el Partido de
los Comunistas y muchos más que no tienen partido, pero cuyo principal obje-
tivo es foguearse en la actividad política y ser verdaderos representantes de los
estudiantes de su escuela”. Sin embargo, entre los estudiantes, como sucede en
la democracia liberal, debe haber libre juego, producto de las condiciones de
libre pensamiento y acción que nos otorgan las leyes, de lo contrario, estamos
ante una situación grave de derechos políticos vulnerados y en consecuencia
atentando a los derechos humanos.
De hecho, los periodos de gobierno de Ney González (2005-2011) y Rober-
to Sandoval Castañeda (2011-2017), fueron importantes para la FEUAN; pero,
al mismo tiempo, el fin del sandovalismo trajo crisis para esta organización,
dado el vínculo tan estrecho con algunos de los principales actores del régimen,
sobre todo en lo que se refiere al ex Fiscal General de Nayarit, Edgar Veytia,
preso en Estados Unidos por narcotráfico, uno de sus principales patrocina-
dores, además de la derrota del PRI en las elecciones de gobernador, en 2017.
Sin embargo, en la UAN parecen estar aun gozando de privilegios ante la
inercia política y la ausencia de reformas a la norma interna de la institución, la
que hace posible hasta el momento, la prevalencia de una estructura de repre-
sentación y gobierno anquilosados.

El Sindicalismo en la UAN, una historia de ficción

El tema sindical en la UAN es muy complejo, no obstante, la juventud de la


institución y el tamaño de la misma. Al igual que con el sector estudiantil, cabe
señalar que, al no ser el objeto fundamental del texto, sólo habremos de desta-
car algunas cuestiones a nuestro juicio relevantes. Existen dos organizaciones
sindicales que son las principales, las más importantes, hablando de tamaño,
dada su condición de titulares de los respectivos contratos colectivos de trabajo
entre el personal administrativo (SETUAN) y académico (SPAUAN), respec-
tivamente. De modo adicional existen otras dos organizaciones marginales, el
STUAN y, el que para nuestro gusto es un caso digno de destacar, el SUN-
TUAN39 que en los años setenta, cuando ostentaba la titularidad contractual,

39
En los años setenta, en la segunda mitad, de hecho, fue parte de todo un proceso que se
vivía a nivel nacional, con la emergencia del sindicalismo democrático en las universidades
de la mano de proyectos de universidad de corte popular (Universidad Pueblo) y con fuertes
vínculos con un conjunto de movimientos sociales emergentes en distintos ámbitos de la so-
ciedad. En aquel tiempo se llamaba Sindicato de Trabajadores y Empleados de la Universidad
Autónoma de Nayarit (STESUAN).

40
José Salvador Zepeda López | Enedina Heredia Quevedo | Daniel Antonio Camarena Barrón

protagonizó grandes movilizaciones, como aquella huelga de finales de 1978 que


culmina con la represión y el asesinato de tres trabajadores, en 20 de febrero
de 1979, trayectoria que merece atención aparte. Por lo pronto nos disponemos
a hacer algunos comentarios puntuales sobre el tema, dedicándole un espacio
para mostrar rasgos de la situación que prima en la UAN en ese aspecto.
Antecedido por la lucha sindical de la segunda mitad de los años setenta,
y empalmada su trayectoria del algún modo a ésta, el SETUAN hizo su apa-
rición en julio de 1977, en un contexto de tensión y conflicto permanente e
inestabilidad política en la institución. Recién se había otorgado la autonomía,
en 1975, casi a la par de la instauración del régimen autoritario encabezado por
el Coronel Rogelio Flores Curiel; la UAN había vivido la incursión efímera
hacia un interesante modelo de vinculación social, dado a través del Instituto
de Investigaciones Económicas como la punta de lanza del mismo; las luchas
intestinas del porrismo que combatía cualquier brote de corte democrático; el
ambiente de inestabilidad; el conflicto laboral iniciado en 1976, con el despido
de algunos grupos de trabajadores en distintas escuelas y que detonó en forma
posterior en el movimiento de huelga mencionado, entre 1978 y 1979. Es la
coyuntura de posicionamiento y consolidación del SETUAN, en medio del
desgaste y la presión sobre el STESUAN (SUNTUAN), el SETUAN se con-
virtió en el principal beneficiario, al captar los contingentes sindicales y no tardó
en convertirse en el titular del Contrato Colectivo de Trabajo. El SETUAN,
desde el momento en que se le otorgó el reconocimiento se ha caracterizado
por su pragmatismo, lo que le ha permitido darse un perfil interesante, digno
de estudio.
Es un sindicato bien estructurado, diseñado para la gestión del contrato co-
lectivo, que históricamente se ha incrustado en áreas clave a nivel institucional,
principalmente en Finanzas y Recursos Humanos, lo que se complementa con
la capacidad de gestión de su liderazgo, un caso unipersonal que a lo largo de
más de tres décadas ha sobrevivido sin mayores sobresaltos, o más bien ocasio-
nales; un liderazgo con fuertes anclajes hacia fuera, a la clase política local. De
hecho, la trayectoria del SETUAN ha tenido al menos tres grandes momentos:
la primera, desde sus orígenes hasta mediados de los noventa, en vínculo con el
sindicalismo oficial, su paso por la CTM, y con ello su acercamiento con Emilio
M. González, principal figura sindical oficial; la segunda, de mediados de los
noventa hasta principios de dos mil, el momento de su ruptura y acercamiento
a otras expresiones, cuando se acercó al Partido del Trabajo, cercano de otra
figura de la clase política local, José Félix Torres Haro, prominente líder trans-
portista conflictuado en ese momento con el grupo en el poder que encabezaba
Rigoberto Ochoa Zaragoza y; el tercero, su arribo a las filas del Partido de la
Revolución Democrática (PRD), de principios del siglo actual hacia acá.
Los anclajes políticos hacia el exterior, combinado con el manejo eficiente
de la cuestión contractual, le han permitido mantener un vínculo muy fuerte

41
Los contornos de la política y la vida universitaria en la UAN

con las administraciones en turno en la UAN, se ha mostrado como una orga-


nización estable, dialogante y dispuesta colaborar, lo que también le ha resulta-
do altamente significativo; su poder e influencia se han consolidado al grado de
ser partícipe en las coyunturas de recambio en la administración rectoral. Todo
ello le otorga al sindicato grandes dividendos en materia contractual, sin que
se haya distinguido, en sentido estricto, por ser una agrupación fuertemente
estructurada y combativa por sí misma, más que eso es reactivo y subordinado
a un liderazgo fuerte.
Respecto al SPAUAN, un estudio empírico reciente, presentado como tesis
a nivel licenciatura (Rosales, 2016), en el programa académico de Ciencia Po-
lítica, nos muestra aspectos interesantes del sindicalismo en la UAN, al menos
en los últimos veinte años. Entre las cuestiones que se plantean, se encuentra
el “desinterés de los agremiados” por alcanzar un buen nivel de integración y
cohesión para la acción en la cotidianidad del gremio; en cambio el rol de éstos
se reduce a las coyunturas electorales, cuando el sindicato renueva su dirigencia
a nivel delegacional y general. Es posible, por lo que se dice, que sólo un grupo
de docentes se identifican con la organización sindical. No hay un contacto per-
manente y sistemático con las dirigencias, con lo que la organización se muestra
tal cual es: un sindicato débil, alejado de sus bases y con una pobre interacción
con éstas.
En el estudio de referencia se destacan una variedad de aspectos: vida sin-
dical, representación sindical, estrategia sindical, liderazgo, relación de base y
el futuro. Se establece la relevancia de estos rasgos como los más valiosos, en el
esfuerzo de entender la vida sindical en su dinámica interna y sus relaciones con
el entorno, sean en cierto sentido favorables o desfavorables, en contacto con
distintos actores sociopolíticos.
Algunas de las conclusiones de este análisis, sobre la percepción de las ex-
periencias de los agremiados, se describen a continuación:
El sindicalismo en la UAN no se caracteriza por una vida plena. Esto es,
lo que constituye la vida sindical. Entre la mayoría de los profesores prevalece
una idea no muy clara en relación con las implicaciones, entre lo bueno o malo,
respecto a ser y tomar parte de la cotidianeidad sindical; hay una fragmentación
marcada entre distintas categorías: contrato, base, tiempo parcial o completo,
educación media o superior, se vive en distintas formas, el vínculo entre las ba-
ses y dirigencia suele ser diferenciado. A ello se agrega la condición territorial,
entre mayor distancia haya entre la sede del sindicato -la ciudad de Tepic- y
los centros de trabajo, es menor la interacción, que se traduce en alejamiento y
fragmentación sindical.
Se percibe falta de unidad de los agremiados, lo que complica la organi-
zación e inhibe las posibilidades en la construcción de identidad gremial; los
cuerpos directivos sindicales desatienden el contacto con la mayor parte de los
afiliados, prevaleciendo un esquema de trato diferenciado, en el que sobresalen

42
José Salvador Zepeda López | Enedina Heredia Quevedo | Daniel Antonio Camarena Barrón

aspectos como el influyentismo, el nepotismo, el compadrazgo y amiguismo,


como otros factores que también inciden en la problemática.
Conflicto entre representación y representatividad. En lo que se refiere a la
representación sindical, el estudio muestra una división de opiniones marcada.
Unos consideran que el sindicato es democrático, pues elige regularmente sus
representantes a nivel de las delegaciones y en lo general, conforme lo establece
el estatuto, se sienten bien representados. Otros no lo consideran así, y plantean
que el sindicato se ha convertido en parte del control del rector y funciona a
veces como un club de amigos del dirigente, o bien una camarilla que opera
alrededor del dirigente máximo y controla recursos que utiliza con fines de
control político, de modo clientelar. En el peor de los casos, se visualiza una
dinámica de grupos enfrentados en un ambiente poco competitivo, en que el
grupo que se encuentra en el poder tiene los recursos para intimidar, e incluso
recurrir a la violencia simbólica, o física, en algunos casos. Algo grave para el
SPAUAN, al no cumplir con su cometido de preservar la unidad y favorecer a
los agremiados en la defensa de sus derechos laborales, lo que se torna en algo
sumamente complicado.
Nula estrategia. En el caso de la Estrategia sindical se muestra que los agre-
miados desconocen los tiempos y métodos de negociación a los que suele recu-
rrir el sindicato ante sus interlocutores, principalmente ante la administración
rectoral, derivado en gran parte de la escasa comunicación entre los dirigentes
seccionales y sus representados. No se niega la existencia de una estrategia por
parte de los secretarios seccionales y la dirección central, sin embargo, no se ha
logrado una comunicación eficaz con los miembros del sindicato, por proble-
mas de organización entre los mismos docentes.
El sindicato ha pasado a situarse en un segundo plano de importancia para
la mayoría de sus integrantes, derivado de los asuntos no resueltos, que en al-
gunos casos alcanza un importante rezago y ello repercute indiscutiblemente en
un problema irreductible de imagen. Los ámbitos en que se despliega la vida
sindical son variados, desde lo administrativo, conforme al Contrato Colectivo
de Trabajo; o en el ámbito estatutario, entre los Secretarios de Sección, esto es
determinante para la representación del sindicato de forma legal y jurídica. Sin
embargo, en la perspectiva de los sindicalizados todas las relaciones de nego-
ciaciones son desconocidas por falta de comunicación desde la dirigencia a los
agremiados.
Un liderazgo débil. Hace algunos años la representación se manifestaba con
ciertas fortalezas y autonomía respecto a la parte patronal. Entre sus dirigentes,
se dice que se mantenía cierta convicción y se desarrollaban acciones encamina-
das al fortalecimiento del gremio, en la perspectiva de mejora de las condiciones
de trabajo, y con ello había cierta cercanía con la base sindical. En las últimas
dos décadas, el alejamiento respecto a las bases y la pérdida de autonomía se
hicieron evidentes, más de 2010 a la fecha. Entre 2013 y 2016, se considera que

43
Los contornos de la política y la vida universitaria en la UAN

se ha perdido la figura del líder ante sus agremiados. En cuanto el líder, se dice
que no existe una relación concreta con los agremiados que padecen algún con-
flicto laboral, permanecen los mismos conflictos sin tener alguna solución. No
hay una verdadera visión estratégica institucional, no hay un liderazgo cercano
a las bases, sin soportes sociales, sin bases, con escasa legitimidad.
Formas de relación corporativa. En cuanto a la relación de base, se carac-
teriza por la existencia de formas corporativas, con bases sindicales acotadas,
encuadradas en un esquema monopólico de representación, de afiliación forzosa
sobre el sindicato titular de contrato colectivo. En esto sobresale la separación
de las dirigencias respecto a sus agremiados, con los secretarios y sus dirigen-
tes, en el momento en que la comunicación no se da. Esta se pierde en ciertas
ocasiones, en que las demandas de los docentes no son escuchadas, no se les
otorga la ayuda adecuada a sus necesidades, y por otra parte, cuando los recur-
sos o los derechos no son administrados adecuadamente, de manera equitativa
e igualitaria, favoreciendo a un solo grupo pequeño de docentes universitarios,
el privilegio de las minorías. Donde las relaciones sindicales son afectadas y en
consecuencia producen desorganización en el sindicato, desgaste e ilegitimidad
en la estructura y los liderazgos.
El camino incierto del sindicalismo a futuro. En lo que respecta al futuro
en el SPAUAN el sentir es variado entre los sindicalizados. Un primer grupo
considera la posibilidad de continuar sin cambios en el ambiente sindical, con-
ciencia pobre en lo que se refiere a la vida sindical por parte de los agremiados,
lo que implica que las cosas sigan igual que antes: concentración y centraliza-
ción del poder y toma de decisiones por parte de los dirigentes, en perjuicio de
la organización sindical, llevada por las inercias del sindicalismo corporativo de
Estado.
Del lado contrario quienes piensan en la posibilidad de que el sindicato se
fortalezca, con la existencia de espacios de reflexión, con una comunicación ágil
y estratégica, con la apertura de opciones de formación y capacitación en el
plano sindical, de espacios de participación, deliberación y construcción colec-
tiva de la toma de decisiones. Con estrategias comunicacionales que permitan
estrechar vínculos entre la dirigencia y los agremiados.
Los problemas enunciados no son privativos del SPAUAN, se presentan de
modo general en la institución. La concentración del poder dentro de la UAN,
basado en el corporativismo, es factor determinante para el actuar de los repre-
sentantes de los cargos dentro de ella.

44
Capítulo 3. Entre el compromiso cívico y la
desafección política. La configuración de la
cultura política del estudiante de la UAN
José Luis Pacheco Reyes
Alejandro Enrique Orozco Morales
Salvador Mancillas Rentería

Introducción

El propósito fundamental del presente apartado está centrado en aportar un


conjunto de elementos que nos ayuden a entender el comportamiento político
de los estudiantes de la UAN; con el logro del mismo, creemos que será posible
clarificar algunos aspectos relacionados con este tema: primero, el reconoci-
miento, descripción y explicación de los elementos que subyacen al compor-
tamiento político de los jóvenes estudiantes universitarios, y; segundo, contar
con información de calidad, de mayor certeza, que nos permita diseñar una
estrategia con una gama de acciones y mecanismos encaminados a incentivar la
participación activa de éstos, en asuntos relacionados con la vida pública en los
distintos planos en que se desenvuelven.
El análisis que se presenta está dado con base en los resultados de una en-
cuesta aplicada a estudiantes de las distintas áreas académicas de la UAN, con
base en una muestra diseñada, recuperando el modelo de Víctor Manuel Du-
rand Ponte. Se instrumentó un criterio de selección aleatoria a 375 estudiantes,
hombres y mujeres, pertenecientes, como se menciona, teniendo en cuenta la
conformación de áreas académicas, mediante un cuestionario autoadministrado,
entre la primera y segunda semanas del mes de marzo de 2014.
Es preciso reiterar, que este ejercicio parte de la observación acerca de la
poca correspondencia entre lo que son las transformaciones y cambios sufridos
por el régimen político en el país y el comportamiento observable de los ciuda-
danos; esto es que, mientras en el primero de los casos (régimen) todo mueve

45
Entre el compromiso cívico y la desafección política...

a pensar en el declive del autoritarismo y la instauración progresiva de las insti-


tuciones, reglas, procesos y procedimientos democráticos; en el segundo de los
casos (ciudadanos), paradójicamente, se evidencia un comportamiento alejado,
desinteresado y apático respecto de la vida política democrática, sus reglas, pro-
cedimientos e instituciones fundamentales. No obstante, desde la perspectiva
en que nos novemos, la falta de concordancia entre las transformaciones del
régimen y el comportamiento político de los ciudadanos es comprensible, en
tanto que nada garantiza que el cambio en una parte tenga una correspondencia
mecánica con el cambio en la otra; por lo que las interrogantes que orientan el
análisis son las siguientes:
¿Qué tipo de valores, actitudes e ideologías prevalecen entre los jóvenes de
la Universidad Autónoma de Nayarit? ¿Es posible hablar de una transformación
a nivel axiológico-actitudinal y, en caso de ser así, en qué nivel se sitúa?, ¿En
qué áreas se ha dado el cambio?, ¿Cuáles son los juicios que los jóvenes univer-
sitarios construyen respecto del desempeño del sistema político?, ¿Cuáles son
las formas de articulación que construyen los estudiantes con el sistema políti-
co?, ¿Cuáles son las formas de relación de los estudiantes con el Estado?, ¿Cuál
es el tipo de participación manifiesta entre los estudiantes de la Universidad
Autónoma de Nayarit?, ¿Qué formas asume su participación?, ¿De qué calidad
es dicha participación?
A continuación se presentan los resultados del estudio en cuestión, lo que
ha implicado una caracterización previa de los estudiantes, para reconocer el su-
jeto de observación, y, en forma posterior, proceder al análisis de las dimensio-
nes y componentes de la cultura política y, finalmente, presentar los hallazgos y
aspectos sobresalientes del estudio.

El sujeto de observación, los estudiantes de la UAN

La UAN es la más importante institución de educación superior en el estado


de Nayarit. Es la más antigua y de mayor tamaño, y en consecuencia la mayor
cobertura, que va más allá de las fronteras del estado de Nayarit. De acuerdo con
datos del Anuario Estadístico de Educación Superior ANUIES 2019-2020, la
matrícula de la UAN es de 18 437 estudiantes, misma que representa 34% de
la oferta total de este nivel educativo en la entidad, la cual se calcula en 53 472
estudiantes. Hasta el momento está conformada por 15 planteles de Educación
Media Superior, diseminados a lo largo de la entidad entre localidades urbanas,
rurales y serranas. En el caso de la educación superior, se cuenta con el campus
principal, ubicado en la ciudad capital del estado, Tepic, en el complejo “Ciudad
de la Cultura Amado Nervo”, y las unidades académicas y centros fuera de la
ciudad de Tepic, en el norte (Acaponeta), el sureste (Ixtlán del Río, Ahuacat-
lán), costa sur (Bahía de Banderas), Xalisco, Compostela y San Blas.

46
José Luis Pacheco Reyes | Alejandro Enrique Orozco Morales | Salvador Mancillas Rentería

Hasta el momento cuenta con 76 programas educativos, distribuidos de la


siguiente manera: 3 de profesional asociado; 47 programas de licenciatura; 10
especialidades; 12 programas de maestría y 4 de doctorado. Nuestro interés
reside básicamente en los estudiantes de licenciatura, y como se aprecia, en el
nivel superior se vienen ofertando hasta ahora 34 programas académicos, en
seis áreas académicas; la de mayor cobertura fue el Área de Económico Admi-
nistrativas (33%), seguida del Área de la Salud (27.7%) y del Área de Ciencias
Sociales y Humanidades (25%).
En una aproximación superficial en relación a los estudiantes de la UAN, a
partir de los datos registrados en la encuesta, nos permite un posible perfil me-
dio, entre quienes asisten a los distintos campus a nivel región y con referencia
a las distintas áreas académicas a las que pertenecen.
Como se mencionaba, se aplicaron 375 cédulas entre los estudiantes, quie-
nes, según los datos agregados, son jóvenes que se dedican en mayor propor-
ción a estudiar, pues un 64.9% así lo manifestó, en tanto que el resto conjugan
su rol de estudiantes con otras tareas que desempeñan en su vida cotidiana. Es
interesante observar, que, por género, son las mujeres quienes presentan los
porcentajes más altos (72.5), en tanto que por área de conocimiento, quienes
están en programas del área de Biológico-agropecuarias (CBAP), son los que
presentan el nivel de 50%, es decir que estudian y trabajan, la mitad.
Por otra parte, en lo relacionado con aspectos religiosos, los datos muestran
que los estudiantes universitarios son católicos en su mayoría (82.6); en este
rubro también son las mujeres quienes manifestaron su adhesión a esta religión
(85.25); aquí cabe destacar el área de profesiones ligadas a la salud (87.8), y
estudiantes cercanos al campo y a lo agropecuario como los que presentaron
porcentajes muy parejos entre sí (87). Finalmente, en lo que respecta al ingreso
familiar, los estudiantes encuestados presentan un porcentaje de 52.2% con
ingresos menores a 6 mil pesos mensuales. Es importante decir que, con base
en los resultados anteriores, los estudiantes dependen económicamente de sus
padres.
Otro tema relevante es lo concerniente al capital social y cultural acumulado
en la familia. Esto se puede observar en la formación escolar de los padres, pues
se asume que quienes cursaron estudios superiores, pueden ser clave en la esco-
laridad de los propios hijos a ese nivel o por encima de éste. Al respecto, puede
observarse que la educación superior en los padres es más robusta (38%), en
tanto que en los casos de las madres es menor, pues en mayor medida alcanza
sólo el nivel básico, con 37%, lo que nos permite inferir, que una de las estrate-
gias socorridas en los padres de los estudiantes encuestados estaba representada
en que sea el varón quien acceda a las distintas oportunidades para formarse en
la escuela, en contraste con la mujer que por diversas situaciones, optan, o bien,
se ven precisadas a quedarse en la casa. Un aspecto que cabe destacar entre las

47
Entre el compromiso cívico y la desafección política...

madres de los entrevistados es que una buena proporción de ellas (32.6), han
podido acceder a la educación superior, pues se trata de madres jóvenes.

La dimensión normativa de la cultura política. Valores,


actitudes e ideologías entre los jóvenes de la Universidad
Autónoma de Nayarit

Es indiscutible el hecho de que a lo largo de los últimos 25 años, el país ha


experimentado una de las transformaciones más profundas a nivel del régi-
men político; en forma progresiva se ha modificado el entramado institucional,
procedimental y normativo que se constituye en el principal regulador de los
procesos políticos que implican la competencia, asignación, distribución y or-
ganización del poder político, orientándolo cada vez más hacia el ámbito del
ejercicio democrático. Por lo anterior, es de esperar que este cambio, transición
y posible consolidación del régimen democrático, tenga un correlato a nivel
axiológico (valores políticos democráticos) y, consecuentemente, muestre una
importante transformación a nivel actitudinal y comportamental (democráti-
cos) entre los miembros de la población; es decir, que aparejado al proceso de
transformación del régimen se esté dando un proceso de transformación de los
valores, principios y símbolos en función de los cuales se orientan las actitudes,
las prácticas y las acciones políticas los miembros de la sociedad.
En dicho sentido, resulta preciso indagar respecto de los valores, ideas y
actitudes políticas que predominan entre los estudiantes universitarios; esto
es que, en teoría, éstos deberían ser coincidentes con el proceso de democra-
tización que viene experimentando el país, lo que hace previsible constatar la
existencia de consenso entre los distintos grupos sociales, en torno a la idea de
democracia, sus supuestos, principios y nociones fundamentales. En otras pala-
bras, un consenso democrático1 y el desarrollo de actitudes y posicionamientos
políticos enmarcados en éste.
Ángel Flishfish (1987), siguiendo a Newman (1986), ha definido una es-
cala que va del consenso democrático al consenso autoritario, con tres valores
intermedios que llama de disensos: el consenso democrático se da cuando las
respuestas a los indicadores de los valores democráticos son mayores a 75%
del total de los entrevistados, es decir, solo una cuarta parte de la población
entrevistada no comparte la adhesión a los valores democráticos; el siguiente
nivel es el disenso democrático que se da cuando los porcentajes varían entre
60% y 74% del total de los casos. Aquí los individuos que no comparten los
valores democráticos pueden alcanzar hasta 40%, un volumen de población
1
Definimos al consenso democrático, como el acuerdo mayoritario y generalizado que entre
los miembros de un grupo social se alcanza respecto de los valores, normas, supuestos, prin-
cipios y nociones que caracterizan al régimen democrático, sobre lo que el régimen es y la
forma en cómo este debe operar.

48
José Luis Pacheco Reyes | Alejandro Enrique Orozco Morales | Salvador Mancillas Rentería

considerable; el disenso sin calificativo se ubica entre el 59% y el 41% de los


casos; es decir, la mayoría de los entrevistados puede ubicarse entre los valores
democráticos o entre los autoritarios. El disenso autoritario corresponde al in-
tervalo formado por los porcentajes entre 40% y 26%, finalmente, el consenso
autoritario se ubica entre el 25% y el 0% del total de los entrevistados que
contestaron apoyando los valores democráticos” (Ponte, 2004: 91).

Los valores políticos

En cuanto al primer elemento de la dimensión Reglas, los valores políticos,


se comportan como el conjunto de ideas y creencias que los miembros de una
sociedad crean, comparten y en torno de las cuales construyen un consenso
fundamental e indiscutible respecto del régimen, sus componentes y la forma
en cómo debe operar éste. Tratándose de un régimen democrático consolidado,
los valores democráticos se comportan como el consenso fundamental e indis-
cutible de la sociedad respecto de la política; orientaciones normativas básicas y
fundamentales; que permite a los sujetos hacer sus cálculos, emitir juicios como
parte de una acción evaluativa, de la realidad política.
Cabe mencionar que los datos que arrojó la encuesta, revelaron un panora-
ma complejo en relación a los valores políticos de los estudiantes de la UAN.
No es posible hablar de la existencia de un consenso democrático; es decir, no
se observa una aceptación incuestionable y generalizada de la idea de la demo-
cracia, en tanto forma privilegiada de organización, regulación y orden de la
vida en sociedad; en la que el riesgo de conflicto no representa peligro alguno,
sino la posibilidad de trascender las diferencias por la vía de la negociación y el
acuerdo, en la que se reconoce y acepta la diversidad y pluralidad, en la que la
resolución del conflicto se logra por medios y vías distintos, que cierran el paso
a la imposición y el autoritarismo y, abriéndose, por el contrario, a la justicia,
constituyéndose en el principio rector del ejercicio de gobierno y la ley.
Lo anterior se ha evidenciado en los datos obtenidos, con base en el plan-
teamiento de cuatro interrogantes, con referencia a indicadores específicos de
acuerdo o adhesión a la democracia, en tanto que evalúan la opinión de los
estudiantes frente a la idea abstracta sobre ésta, intentando ir más allá, inten-
tando acercarse a sus opiniones respecto del propio principio democrático; la
preferencia por el tipo de sistema de partidos o del tipo de autoridad y sus
actitudes frente a la ley.
La primera interrogante estaba enfocada en conocer su opinión respecto
de si la democracia es “peligrosa”, dado el riesgo de provocar desórdenes. Al
respecto, un volumen importante de las respuestas (48%) fueron a favor de la
democracia, rechazando en consecuencia la idea de que el procedimiento de-
mocrático (elección), pudiera representar un peligro para el mantenimiento del
orden (ante la probable no aceptación de los resultados); en tanto que quienes
dijeron estar de acuerdo con ella se manifestaron en una proporción menor

49
Entre el compromiso cívico y la desafección política...

(46%). Al no alcanzar por lo menos la mitad de la población, en términos de lo


que plantea Flishfish, se ubican en el punto intermedio entre el disenso autori-
tario y el disenso democrático, un punto en el que la mayoría de los encuestados
puede orientarse hacia los valores democráticos, o bien a los valores autoritarios,
en condiciones de polarización de opiniones.
La segunda pregunta tiene que ver con el tipo de autoridad que preferían:
un gobierno ejercido con severidad o un gobierno ejercido de otra manera. Una
proporción importante de entrevistados (49%) compartían la idea de que el
país funcionaria mejor si fuera gobernado por líderes severos o estrictos; frente
a aquellos que manifestaron una opinión contraria (45%); esto significa, en
otras palabras, que una amplia franja de jóvenes se decanta por posiciones auto-
ritarias, frente a aquellos que se adhieren y lo que implica, en una proporción
menor al 50% de la población total. Esto ubica a los entrevistados en el punto
intermedio, del disenso sin calificativos.
El tercer aspecto en cuestión se enfocaba en identificar las preferencias en
relación al sistema de partidos: unipartidista o pluripartidista. En este caso, un
amplio volumen (57%) se mostró en favor del pluripartidismo; frente a aque-
llos que declararon que venía más viable la existencia de un sistema uniparti-
dista (35%). Este es un hecho significativo, pues muestra una tendencia mucho
más marcada, entre los encuestados, a orientarse hacia la democracia en un
sentido plural. Sin embargo, a pesar de que los datos evidencien un panorama
mucho más claro, muestran una marcada diferencia en volumen entre aquellos
estudiantes con orientaciones autoritarias y los que mostraron orientaciones
democráticas. Lo cierto es que los estudiantes se encuentran, al igual que en los
dos indicadores pasados, lejos de alcanzar el consenso democrático.
La última de las preguntas se centró en conocer la opinión de los entre-
vistados respecto a la conservación del orden. Esto es que si para el logro de
ello cabe el acatamiento de las leyes aun sin son injustas; es decir, si para los
estudiantes las reglas deben ser cuestionadas cuando son injustas, o por el con-
trario, si deben ser acatadas a pesar de ser injustas. En el primer caso se muestra
un cierto rechazo a la sumisión, y la consecuente defensa de los derechos del
ciudadano; una adhesión a los principios fundamentales de la democracia. Por
otra parte, en el segundo caso deja entrever sujetos que no sólo reconocen, sino
además se subordinan a la ley, la autoridad y el poder más allá de las formas
de proceder. En este caso, prevaleció la idea en contra de que para mantener
el orden, las leyes se deben obedecer siempre, aun cuando sean injustas, en un
volumen importante (55%); del otro lado, quienes consideraban lo contrario
representan una proporción menor (37%).
Resulta interesante observar que en la distribución de los datos por sexos,
las diferencias más significativas se encontraron únicamente en torno del pri-
mer cuestionamiento. Al parecer son los hombres quienes presentan mayor
preocupación respecto de la posibilidad de que la democracia, por la vía de su

50
José Luis Pacheco Reyes | Alejandro Enrique Orozco Morales | Salvador Mancillas Rentería

procedimiento fundamental, la elección, pueda provocar desórdenes, mientras


que en el resto de los indicadores las diferencias en el comportamiento de las
respuestas resultan poco significativo.
Respecto al análisis de los datos por áreas de conocimiento, revelaron la
existencia de diferencias importantes en los posicionamientos de los estudian-
tes: en primer lugar, puede decirse que los del Área de Ciencias Sociales y
Humanidades (CSyH), son quienes manifestaron mayor orientación o adhe-
sión a la democracia (58%), indicaron estar en desacuerdo ante la idea de que
la democracia resulta un riesgo para el orden; una proporción menor (54%)
manifestó su rechazo ante la idea de la necesidad de un gobierno ejercido de
forma estricta para el logro de la mejora del país y, 69% señaló su preferencia
por el sistema pluripartidista.
En segundo lugar, de forma contraria lo que ocurre en CSyH, en Ciencias
Económico Administrativas (CEA), se muestra una menor adhesión demo-
crática entre los estudiantes universitarios; en dos de los cuatro indicadores,
tanto de estudiantes que rechazaban la idea de que a democracia fuera peligrosa
porque pudiera provocar desórdenes (38%), como de aquellos que planteaban
su desacuerdo ante la idea de que para mantener el orden las leyes deben ser
respetadas siempre, aun y cuando fueran injustas (46%).
En tercer lugar, en Ciencias Biológicas Agropecuarias y Pesqueras (CBAP),
se mostró una más baja de adhesión democrática entre los universitarios, pues
ante la idea de que el funcionamiento del país mejoraría si fuera gobernado por
líderes severos o estrictos, se registró un 35% y frente a la idea del unipartidis-
mo el 42%.
Por último, llama la atención el hecho de que, en referencia a la cuarta
interrogante, ¿para mantener el orden las leyes deben ser obedecidas siempre
aun y cuando sean injustas?, es en Ciencias Básicas e Ingenierías (CBI), donde
se muestra un volumen mayor de entrevistados que manifestaron una opinión
contraria (68%), mientras que en el Área de CEA se registrara la cifra más baja
(46%).
Por último, con la finalidad de identificar el impacto que variables socioe-
conómicas pudieran tener sobre la orientación de los valores entre los jóvenes
universitarios, se analizaron los datos en relación con la escolaridad de ambos
padres y con el ingreso familiar mensual promedio. Nos encontramos con que
en realidad no existe una correlación significativa entre escolaridad de los padres
o ingreso familiar mensual promedio y la adhesión a la democracia, entre los
estudiantes universitarios.
El conjunto de datos evidencian tres cuestiones relevantes: primero, que
no es posible hablar de la conformación de un consenso democrático entre los
estudiantes de la UAN, dado que la proporción de los que abrazan aún valores
de corte autoritario es bastante significativa, en algunos casos cercana al 50%;
segundo, que lo anterior representa un riesgo latente para la consolidación

51
Entre el compromiso cívico y la desafección política...

democrática en el país, bien porque en el proceso, los estudiantes terminen


por adscribirse hacia valores de corte autoritario, o bien porque termine en la
práctica de un ejercicio de una democracia delegativa, en la que el ciudadano
no asuma el compromiso cívico que implica responsabilidad, fiscalización y
exigencia en el correcto desempeño gubernamental. Como se puede ver, para
un número importante de jóvenes el proceso democrático representa un riesgo
para el orden, y otros más aun ven viable la solución de los problemas del país
por parte de gobiernos que actúan con severidad; tercero, que a pesar del muy
escaso avance en la construcción del consenso democrático entre los estudiantes
de la UAN, queda constancia de que en los últimos tiempos se vienen expe-
rimentando algunos cambios para bien, aunque lentos, respeto tema de los
valores democráticos.

Las actitudes

El segundo componente de la dimensión Reglas, refiere a las actitudes, defini-


das como los posicionamientos que los actores adoptan frente a la política y su
ejercicio; creencias estables referidas a objetos políticos concretos (el sistema
político, sus componentes, funciones, resultados y roles), las cuales derivan de
la evaluación que los sujetos hacen de éstos; es decir, representan el “cómo” los
actores ven, piensan y se orientan y actúan ante la política.
En el caso que nos venimos enfocando, teniendo en cuenta que las trans-
formaciones experimentadas por el régimen político mexicano, lo orientan en
un sentido democrático, las actitudes que se analizan son aquellas que los estu-
diantes universitarios adoptan respecto de dos de los elementos (valores) consi-
derados como los componentes más esenciales de la democracia: la tolerancia y
la confianza interpersonal e institucional.
La tolerancia tiene un carácter esencial en los regímenes democráticos, es
en función de ella que se hace posible la aceptación de la diversidad y pluralidad,
el consecuente reconocimiento de la necesidad de construcción del consenso
para la trascendencia de la diferencia y el conflicto, por la vía de la negociación
y el acuerdo; es decir, por medios distintos a los de la fuerza, el autoritarismo
y la violencia.
El lado opuesto de la tolerancia, la intolerancia, es propio de regímenes au-
toritarios en los que prevalece la uniformidad y homogeneidad, la cancelación
de la pluralidad y la descalificación y el combate de lo divergente. Sin embargo,
se debe ser cuidadoso cuando se le analiza, pues no siempre la intolerancia se
constituye en rasgo autoritario. En ocasiones se emplea como criterio de dis-
criminación de aquello que por sí solo es detestable o indeseable, por lo que
no es una actitud que se de en automático, sino exige criterio para ser aplicada,
vigilancia y reflexión para saber cuándo debe o no ser usada.
Con el fin de conocer respecto de la tolerancia entre los estudiantes, en
particular del tipo predominante entre ellos, se hizo el siguiente planteamiento:

52
José Luis Pacheco Reyes | Alejandro Enrique Orozco Morales | Salvador Mancillas Rentería

“En nuestro país existen personas cuyo pensamiento está marcado por ideas
diferentes a las de la mayoría de la población, ¿en tu opinión estas personas
deben…?: obedecer la voluntad de la mayoría dejando de lado sus ideas; pueden
tener sus ideas, pero que no intenten convencer a los demás; o, pueden tener sus
ideas e intentar convencer a los demás”. El sentido de las respuestas indica tres
niveles de tolerancia: la primera opción indica intolerancia, la segunda toleran-
cia privada o limitada y la tercera opción representa la tolerancia activa o plena.
En principio, en el primer nivel se evidencia una proporción relativamen-
te baja de entrevistados que indicaron no saber o que decidieron abstenerse
de contestar (13%); en el segundo, el tipo de tolerancia predominante entre
los estudiantes universitarios, es la tolerancia activa o plena, puesto que una
proporción importante (42%) mostró su acuerdo con la idea de que los demás
puedan tener sus ideas propias y que además pueden intentar convencer al resto;
el tercero, la proporción de estudiantes cuyo tipo de tolerancia era privada o
limitada registró el 33%, si bien reconocen a los demás el derecho a tener ideas
distintas, consideran que dichas ideas deben mantenerse en foro interno y no
ser empleadas para intentar convencer a los demás. Finalmente, una mínima
proporción (12%) que se manifestó en favor de la idea de que las personas
deben obedecer la voluntad de la mayoría, dejando de lado sus propias ideas, es
decir, en un sentido completamente intolerante.
En lo que respecta a la distribución por sexos, llama la atención el hecho de
que son las mujeres quienes al parecer se muestran mucho más tolerantes, tanto
en un sentido activo (38%), como en un sentido limitado (41%), y consecuen-
temente menos intolerantes (9%) que los hombres (14%).
Por otra parte, visto a nivel de áreas, el CBAP presenta las más altas pro-
porciones respecto a estudiantes intolerantes (19%), así como en el caso de
aquellos que se ubican como tolerantes limitados (50%); por su parte el CBI
muestra niveles más altos de tolerancia activa o plena (48%), a la par de CS
(48%).
En conjunto, los datos muestran un panorama alentador, dado que se ob-
serva una tendencia marcada hacia el desarrollo de una actitud tolerante activa,
coincidente con los resultados registrados en la preferencia del sistema de par-
tidos, tendiente hacia el reconocimiento de la diversidad y la pluralidad política.
Ahora bien, la tolerancia se expresa no únicamente a nivel de percepción y
orientación subjetiva, existe también una dimensión de ésta que se manifiesta
a nivel social y que implica el reconocimiento de la diferencia; así como el de
la igualdad de derechos, cuando menos jurídicos, a personas, grupos y sectores
diversos. Cuando la tolerancia se analiza en referencia a sectores o grupos que
tradicionalmente han sido confinados a la subordinación y discriminación, a
razón de su propia condición, es posible que se esté dando un avance también.
Al respecto, es posible observar cómo, en relación a sectores sociales que en
nuestro país tradicionalmente habían sido marginados y discriminados (mujeres

53
Entre el compromiso cívico y la desafección política...

y homosexuales, concretamente). De acuerdo con los resultados de la encuesta,


prevalece una posición contraria a dicha práctica. Para el 85% de ellos, las ocu-
paciones de las mujeres se encuentran más allá del ámbito doméstico y para el
87%, los homosexuales son personas que deben ser aceptadas como cualquier
otra. Ello indica tolerancia y reconocimiento de la diversidad, la divergencia y
el reconocimiento de derechos, con independencia de las condiciones y carac-
terísticas de los grupos.
En el nivel de áreas, CBAP (96%) y CS (97%), presentan las más altas
proporciones en lo que a tolerancia se refiere; es decir, la propensión a menores
actitudes machista o sexistas, mientras que CSyH fue la que registró la propor-
ción más baja 79% y 83% respectivamente, lo que no deja de ser importante en
términos de la prevalencia de opiniones positivas.
Por otra parte, si se analiza la tolerancia respecto al ejercicio de prácticas que
social y moralmente resultan indeseables, se encontró que no es una actitud que
se dé en automático, irreflexivo y sin criterio. En función del cuestionamiento,
es el carácter del posicionamiento adoptado. De esta forma se encontró que, un
poco por arriba de la mitad (51%), respondieron que la práctica del aborto no
debe permitirse a toda mujer que quiera hacerlo; de hecho, cabe destacar que es
entre las mujeres entrevistadas donde prevalece esta idea en forma mucho más
marcada (58%) con relación a hombres (44%).
En cuanto a la pena de muerte hay una opinión contraria, aunque mínima
(55%), no se considera una solución para el combate de crímenes graves; en
este caso son los hombres quienes comparten este posicionamiento en una
proporción mayor (59%) que las mujeres (50%).
En el respeto a la autoridad pública, se observa una tendencia a la polariza-
ción de opiniones en términos generales, una proporción importante, aunque
no mayoritaria (48%), está presente la idea del no respeto a la autoridad pública.
En este caso también, es entre los hombres (53%) una mayor proporción que
entre las mujeres (43%), lo que mueve a pensar que en este caso prevalece hay
un mayor reconocimiento de las instituciones.
Los datos presentados anteriormente muestran una realidad en la que, muy
probablemente, entre los estudiantes universitarios, no todo se acepta ni todo
se tolera: ante el ejercicio de prácticas como el aborto “indiscriminado”, la apli-
cación de la pena de muerte como medio para combatir el crimen o el respeto
permanente a la autoridad pública, adoptan, en proporción considerable, una
especie de intolerancia reflexiva, una actitud discriminatoria favorable a la vida,
la persona humana y los derechos civiles, lo cual termina por constituirse en
rasgo favorable para la tolerancia en un contexto democrático.
Respecto al segundo componente de las actitudes, la confianza conforma
un elemento fundamental de la democracia: es la que permite el desarrollo de
la cooperación social, densidad organizativa, capital social y organización autó-
noma de los ciudadanos y posibilita la articulación, agregación y negociación

54
José Luis Pacheco Reyes | Alejandro Enrique Orozco Morales | Salvador Mancillas Rentería

de demandas, el desarrollo de presión social para el logro de su satisfacción y la


vigilancia y fiscalización del cumplimiento de las responsabilidades, tanto de los
gobiernos como de los funcionarios.
Los datos relativos a la confianza a distintos grupos sociales, muestran un
panorama poco alentador, basado en una confianza interpersonal limitada. Con-
centrando las distintas categorías propuestas, en “Total y Hasta cierto punto”,
nos damos cuenta que únicamente campesinos (79%) y obreros (77%), gozan
de la mayor confianza, en tanto que empresarios (42%), policías (32%), di-
putados y senadores (22%) la han tenido en menor medida. Es de notarse el
hecho de que no todos los sujetos mencionados tienen la confianza “Total” de
los entrevistados, son los campesinos (18%) y obreros (12%) quienes tienen
una mínima aceptación; de modo parcial, en tanto que, en todos los casos, las
proporciones más elevadas de respuesta se encuentran en la opción hasta cierto
punto. Preocupante, pues sumando las opciones de respuesta Casi nada y Nada,
el índice de desconfianza crece de forma preocupante principalmente entre los
empresarios (57%) y los diputados y senadores (76%), lo que de algún modo
mueve a pensar en el desgaste de la clase política y el empresariado, en otras
palabras, las estructuras de poder político y económico.
Se observa un ambiente poco promisorio, en el que predomina la des-con-
fianza interpersonal; escasa tendencia entre el estudiante universitario a la aper-
tura de vínculos y redes de cooperación social, a la participación libre y volunta-
ria en organizaciones que articulen sus demandas, defiendan sus intereses y, la
incapacidad de construcción de ciudadanía, que se constituya en contrapeso al
poder de la autoridad pública, con capacidad de demanda, influencia, exigencia,
control y fiscalización en el cumplimiento de sus demandas y satisfacción de
sus necesidades e intereses. En otras palabras, incapacidad por constituirse en
ciudadanos participativos y competentes frente al Estado y cualquier otro tipo
de corporaciones.
Lo anterior cobra sentido si tomamos en cuenta el hecho de que en nuestro
país, la organización y articulación de los ciudadanos y consecuentemente la
agregación de sus intereses, demandas y necesidades, hasta hace poco tiempo, se
encontraba en manos del binomio presidente–partido, eje primordial de articu-
lación, vinculación y resolución de demandas sociales, cuya lógica predominan-
te fue siempre la verticalidad de la toma de decisiones y ejecución de acciones
públicas. El hecho de que la organización social se desarrollara bajo condiciones
clientelares, corporativas y autoritarias, donde la figura de la autoridad desem-
peñaba el papel de eje rector de organización de la vida social, económica y
política, disminuyó toda posibilidad de establecimiento de vínculos y redes de
cooperación ciudadana, y provocó que el ciudadano terminara por constituirse
en un sujeto disminuido, incapacitado y subordinado al poder de las corpora-
ciones, incluso aquellas ajenas al propio Estado.

55
Entre el compromiso cívico y la desafección política...

En lo referente a la confianza institucional, permite analizar una dimensión


que se vincula más que a la interacción reciproca con otros, a la interacción con
normas, reglas, símbolos y principios. En este sentido, se comporta como un
elemento fundamental para comprender el nivel de cohesión social e integra-
ción al sistema. Se preguntó a los encuestados qué tanto confían en una serie
de instituciones, teniendo como opciones de respuesta 1) Totalmente, 2) Hasta
Cierto Punto, 3) Casi Nada y, 4) Nada.
Los resultados presentan un escenario previsible. Primero, la única insti-
tución que alcanza un nivel alto de Confianza Total entre los encuestados es la
familia (75%), algo comprensible si consideramos que histórica y tradicional-
mente, en nuestro país, el núcleo básico de constitución de identidad, pertenen-
cia, vinculo y afectividad ha sido la familia, ésta junto con la iglesia y la escuela
se han comportado como ámbitos de certidumbre, en los que las reglas, normas
y principios de relación, autoridad y subordinación se habían mantenido cons-
tantes y no daban lugar a duda.
Segundo, lo preocupante son los bajos niveles de Confianza Total con re-
lación al resto de instituciones, incluidas la escuela (16%) y la iglesia (12%);
ello indica que ninguna de ellas viene desempeñando un rol importante en la
configuración de las identidades y vidas de los estudiantes universitarios en la
actualidad. No obstante, cuando se agregan los datos de las respuestas 1 y 2,
el panorama cambia un poco; es decir, las instituciones sociales registran los
niveles de confianza más altos, por encima del 65%. Esto es, la familia (98%),
la universidad (90%), y la organización estudiantil (79%). Un dato interesante
es el nivel registrado por la Iglesia (69%), más si consideramos que se trata de
un grupo social que mayoritariamente (89%) han declarado profesar alguna
religión, ante lo que ha sido el bajo nivel de significación en sus vidas de la
institución escolar en los últimos tiempos.
Tercero, mientras los medios de comunicación, instituciones que no pue-
den ser consideradas ni políticas ni sociales, se encuentran en una posición
intermedia con niveles de confianza que oscilan entre un 48% y un 38%, las
instituciones propiamente políticas: gobierno (23%), diputados y senadores
(22%), y partidos políticos (19%), se encuentran al final de la lista. Llama
la atención el dato relacionado con la justicia y los jueces, pues se comportan
como la institución, más que política, pública, cuyo índice de confianza es rela-
tivamente neutro: el nivel de desconfianza entre los jóvenes, es apenas 2 puntos
porcentuales superiores a los niveles de confianza institucional.
Este panorama, aunque previsible, no deja de ser preocupante, pues denota
ciertos cambios en la forma en que los ciudadanos perciben su relación con el
entramado simbólico y normativo, que constituye a las instituciones sociales,
políticas, privadas y públicas.
Una de las primeras cuestiones que llama fuertemente la atención, es el
desplazamiento sufrido por la Iglesia ante la institución escolar, pues aunque en

56
José Luis Pacheco Reyes | Alejandro Enrique Orozco Morales | Salvador Mancillas Rentería

términos generales se encuentra en un nivel de confianza considerable (69%),


cuando se observa la proporción de estudiantes que señalaron no confiar Nada
en ella, lo que equivale a un rechazo absoluto, nos damos cuenta que es la única
institución social cuyo rechazo es considerable (17%), quizás, en parte, como
parte de la crisis de legitimidad que vive al menos en las últimas cinco décadas.
Un segundo hecho, también preocupante, tiene que ver con las institucio-
nes: las principales instituciones políticas del régimen, los partidos políticos
(79%), los diputados y senadores (75%), y el gobierno (74%), son las que
menos confianza le merecen a los entrevistados.
En términos generales, se puede señalar que el nivel de confianza en las
instituciones es bastante reducido y evidencian que, a lo largo del proceso de
transformaciones sociales, políticas y económicas, de los últimos 30 años, la
confianza depositada en instituciones tradicionalmente bien valoradas ha ido
deteriorándose, como es el caso del gobierno, la iglesia y los medios de comu-
nicación.
El principal problema, en relación a la información presentada, se encuentra
en el régimen político. Los bajos niveles de confianza en instituciones pro-
piamente políticas derivan, por lo general, de opiniones negativas que los in-
formantes exponen en torno al actuar, desempeño y resultados de éstas; una
muestra del grado de legitimidad alcanzado por el régimen, el nivel de cohesión
social e integración sistémica. Si a lo anterior se suma la presencia de factores
que de algún modo ayudan a entender la situación: permanentes y profundas
crisis económicas, pésimo desempeño gubernamental, ausencia de equilibrios y
contrapesos entre los distintos poderes, corrupción pública e impunidad en la
comisión de actos ilegales desde la esfera pública; resulta comprensible la falta
de certidumbre y regularidad, que caracteriza a dichas instituciones, en tanto
marcos referentes de la acción.
En el caso de los partidos políticos, la justicia y los jueces, podría decirse
que el nivel de confianza registrado tiende a ser bajo; acorde al relativamente
novedoso papel, desempeñado en el régimen político, pues los reviste de una
especie de inmadurez que refleja la falta de consolidación, por lo que podría
pensarse no han logrado constituirse en reglas y entramados simbólicos esta-
bles, que sirvan de referente para los actores.
Si relacionamos esta información con aquella que se deriva de la confianza
interpersonal, el escenario se complejiza; denota tanto una falta de legitimidad
de las instituciones, sobre todo las políticas, así como un rechazo importante
de éstas, pero también, evidencian una incapacidad de los distintos sectores
sociales por configurar mecanismos alternativos de organización independiente,
lo que corresponde a una evidente ausencia de vínculos que imposibilitan la
cohesión social; la carencia también de forma horizontales que opongan resis-
tencia a las autoridades, que controlen y evalúen el desempeño de los gobiernos,
asuman una postura activa, crítica y participativa en la defensa de sus intereses,

57
Entre el compromiso cívico y la desafección política...

la canalización de sus demandas, la resolución de sus problemas y la exigencia


de su solución y cumplimiento.

Las ideologías

El tercer y último elemento concerniente a la dimensión Reglas, lo conforma


la Ideología. Ésta es entendida como el vínculo que mantiene unidas las ideas,
creencias y posicionamientos políticos de los actores, que las cohesiona, les da
estabilidad y coherencia. Se presenta como aquellos posicionamientos estables,
que asumen los actores respecto de aquellos objetos que configuran la política:
el sistema, el gobierno, la comunidad, la sociedad, entre otros.
Las ideologías no son un elemento que se haga presente en todo tipo de
sociedad y sistema, de hecho, en realidad se encuentra ausente en aquellas so-
ciedades en las que la diversidad, la pluralidad y la brillan por su ausencia,
como sucede en los casos de regímenes autoritarios y totalitarios. Éste parece
ser el caso del régimen político mexicano, el llamado Estado posrevolucionario.
Podemos decir que en este caso las libertades y derechos civiles, políticos o
sociales son restringidos a unos cuantos -en este caso los líderes o las figuras de
autoridad como el señor presidente-, la marginación, exclusión y subordinación
al poder terminan por anular la ideología, puesto que ésta pierde todo sentido.
En nuestro país, durante largo tiempo observamos un escenario en el cual la
ideología se mantuvo ausente y en su lugar se alzaba una especie de pensamiento
indeterminado, incoherente, desordenado, al que Juan Linz (1979) identificó
como las “mentalidades”: el nacionalismo revolucionario, totalmente contrario
al conjunto ordenado y articulado de actitudes y valores que se estructura so-
bre la base de ejes precisos, la ideología. En cuanto a valores y actitudes, este
contexto se caracterizó por la presencia de la intolerancia, la verticalidad en la
toma de decisiones, la ausencia de confianza y el poder exacerbado y total, por
parte de la autoridad.
Por lo anterior, al analizar la ideología se espera encontrar que los posicio-
namientos de los actores analizados tengan coherencia con el proceso de tran-
sición democrática del régimen; es decir, que los posicionamientos relevantes y
predominantes entre los universitarios pongan sobre la mesa aspectos como la
responsabilidad y límites al poder del Estado, la desaparición del paternalismo
y el predominio de la legalidad y el Estado de derecho por sobre el poder de la
autoridad.
El primero de los indicadores tiene que ver con posicionamiento de los
individuos en el eje del espectro izquierda y derecha. Hace muy poco tiempo
apenas, la diferencia entre ambos polos comenzó a tener sentido y a hacer eco
en la población mexicana. Recurrimos a una escala, que va de izquierda a dere-
cha, en la que los encuestados se auto-ubicaron. Los resultados son por demás
interesantes: la población que se abstuvo de contestar (aquellos que no tienen
ideología o no la reconocen), apenas rebasa los cinco puntos porcentuales; la

58
José Luis Pacheco Reyes | Alejandro Enrique Orozco Morales | Salvador Mancillas Rentería

proporción mayor (50%), se ubicó en el centro del espectro, mientras que en


la derecha (23%) y la izquierda (22%) muestran proporciones casi iguales. Lo
anterior nos sitúa en una realidad en que izquierdas y derechas son tazadas en
función del desempeño público de las distintas organizaciones.
Ahora bien, cuando se analizan los derivados del auto posicionamiento en el
espectro partidista, nos encontramos con una mínima proporción que se abstu-
vo de contestar (10%); por su parte una gran mayoría (57%) indicó que no se
identificaba con ningún partido político, y una tercera parte declaró identificar-
se con algún partido (33%). Entre los que declararon identificarse con alguna
opción partidista, poco más de una décima parte se identificó con partidos
considerados como de centro u “oficialistas” (13%): PRI, PANAL y PVEM; los
que se identifican con partido tradicionalmente considerado de derecha (11%),
el PAN; los que se identifican con partidos considerados de izquierda (7%)
como PRD y PT; en tanto que el resto mencionó el caso de MORENA (3%).
Los datos revelan cuestiones interesantes, ejemplos hay varios: entre los
jóvenes universitarios comienza a vislumbrarse una tendencia hacia la confor-
mación de un posicionamiento ideológico consistente y coherente con las ideas,
creencias y actitudes manifestadas antes, en un contexto en que el número de
estudiantes sin ideología resulto ser bastante bajo; la falta de identificación
ideológica con los partidos políticos parece no ser resultado de la ausencia de
ideología, sino más bien producto de una evaluación negativa de su desempeño
en el escenario de lo público y de la consecuente pérdida de confianza respecto
a éstos, algo de lo observado con anterioridad.
Otro dato interesante tiene que ver con que, al parecer, entre los estudiantes
universitarios se observa una tendencia al ejercicio de la política, que se orientan
más sobre posturas y posicionamientos conservadores en mayor medida, esto
debido si lo ligamos con las identificaciones partidistas señaladas. Lo anterior se
constata a través de las respuestas de los estudiantes ante cuestionamientos res-
pecto a formas de protesta, modalidades de participación y acciones concretas
dadas en manifestaciones públicas.
La primera cuestión que salta a la vista es que en forma mayoritaria, los
entrevistados es la intermitencia, en el “a veces”, por una parte, respeto a lo ade-
cuado de las formas de protesta: la toma de instalaciones universitarias (54%),
las marchas (47%), o la toma de instalaciones públicas y privadas (45%); como
cuando se les cuestiono en cuanto a la pertinencia y prudencia en la participa-
ción de estudiantes en mítines políticos (47%), o en plantones fuera de insta-
laciones públicas y privadas (44%).
En segundo lugar, se observó que ante acciones como el daño a instalacio-
nes públicas o privadas (69%), o la retención de personas (64%) como medidas
de presión o protesta, la mayoría de los estudiantes manifestaron su rechazo;
finalmente, una parte muy importante (73%), coincidió en señalar que toda
manifestación de protesta estudiantil debe sujetarse a la ley y respetarla.

59
Entre el compromiso cívico y la desafección política...

En suma, en lo que refiere a la ideología puede decirse que el escenario


que se vislumbra presenta una tendencia que coincide con lo observado a nivel
de los valores y las actitudes. Si bien no es posible hablar de la conformación
de una ideología plena entre la mayoría de los universitarios, sí se observa una
tendencia hacia su conformación y articulación estable con ideas, creencias y
posicionamientos políticos.
Resalta el hecho de que un número importante de jóvenes se auto ubican
en el espectro ideológico de izquierda y derecha, más aún cuando dichos datos
son coincidentes con los derivados de la identificación partidista, en ésta pre-
domina la preferencia por partidos catalogados como de centro (PRI, PVEM,
PANAL) y derecha (PAN), la cual registró un elevado porcentaje de jóvenes
que señalaron algún tipo de identificación o no identificación con algún partido
político (89%), y un reducido porcentaje de jóvenes que se abstuvieron de con-
testar la pregunta (11%), dato por demás importante pues revela una minoría
de estudiantes sin ideología. En este sentido, resulta necesario precisar que la
no identificación con algún partido político no expresa, como podría pensarse,
ausencia de ideología, sino por el contrario un posicionamiento negativo, falta
de interés en la oferta política que representan, evaluaciones adversas sobre su
desempeño y la cada vez mayor desconfianza en dichas instituciones.
Una segunda cuestión importante es el hecho de que entre los estudiantes
universitarios, cada vez más se observa una tendencia a considerar que la resolu-
ción de sus demandas y satisfacción de sus intereses es responsabilidad no úni-
camente del Estado, sino también del desempeño de acciones y el desarrollo de
actividades que bordean el ámbito de lo gubernamental y en muchas ocasiones
se dirigen como reclamos hacia dicho ámbito. Destaca, finalmente, el hecho de
que el comportamiento de los universitarios, evidencia además el reconocimien-
to del derecho a disentir y manifestar públicamente el desacuerdo y el reclamo,
el respeto al otro y a la propia ley, cuestiones todas fundamentales dentro de
regímenes democráticos, pues reflejan el desarrollo de una actitud cívica.

La dimensión subjetiva de la Cultura política. Evaluaciones


y participación política de los jóvenes de la Universidad
Autónoma de Nayarit

Como se recordará, hemos definido a la cultura política como un conjunto de


orientaciones de la acción, que se configura a partir de dos componentes fun-
damentales: el primero de ellos, las reglas, constituidas a partir de los valores
políticos, las actitudes y la ideología y se comportan como elementos constric-
tivos del comportamiento de los sujetos; el segundo componente, los recursos,
el cual se compone tanto de las evaluaciones que los actores emiten respecto de
la política como de las acciones y ejercicios que desarrollan en esta, de forma
mucho más precisa, sus participaciones.

60
José Luis Pacheco Reyes | Alejandro Enrique Orozco Morales | Salvador Mancillas Rentería

Las evaluaciones

En el caso de las evaluaciones, habrá que señalarse que estas se presentan como
juicios que los actores estructuran respecto del sistema político, sus componen-
tes y su propio papel, en tanto ciudadano, dentro de éste.
Al respecto, se observó que a nivel de las evaluaciones que los actores ejer-
cen respecto de su propio papel dentro de la política, de la política en sí y de sus
principales componentes (sistema político, el régimen, la nación, el gobierno,
las instituciones políticas y la propia comunidad política), para una proporción
importante de estudiantes universitarios (45.4%), el voto se constituye en la
única vía que tiene el ciudadano de evaluar el desempeño gubernamental. Por
otra parte, los juicios que se esbozan respecto de componentes, actores, pro-
cesos y roles del sistema político, no son del todo positivos: la mayoría de los
encuestados (71%), dijo no creer que los funcionarios públicos se preocupen
por los ciudadanos comunes; para poco menos de la mitad de los encuestados
(45%), la política y el gobierno, son tan complejos que un ciudadano común
puede llegar a no entenderlos; mientras que el 39% de los encuestados, mani-
festó que personas como ellos tienen pocas o nulas posibilidades de influir en
las decisiones y actos gubernamentales.
En la distribución de los datos por sexos no se encontraron diferencias
significativas. En lo que respecta a las áreas, se encontró que los estudiantes del
área de CSyH registraron las proporciones de acuerdo más bajas, respecto de
los cuestionamientos efectuados, en todos los casos, cinco puntos porcentuales
por encima del promedio en la universidad.
Los datos anteriores reflejan tres cosas: primera, a nivel de la denominada
“auto eficacia”,2 ésta se encuentra en proceso de construcción, pues la propor-
ción de estudiantes que consideran a la política y al gobierno tan complejos
como para que una persona común pueda entenderla es “relativamente” baja;
de igual manera sucede con aquellos que creen estar incapacitados para poder
influir en las acciones de gobierno. Segunda cuestión relevante, la evaluación
que se hace de los funcionarios gubernamentales resulta ser la más severa. Cerca
de tres cuartas partes de la población encuestada no cree que estos se preocupen
por el ciudadano común; tercera cuestión, la política en tanto actividad que
permite la incidencia en los asuntos públicos, parece que la percepción viene
cambiando y ya no se reduce a un asunto de carácter puramente electoral.
Las implicaciones de estos datos en el comportamiento político no son
menores, permiten entender que el rechazo, el hartazgo y falta de legitimidad
que la política parece tener entre los estudiantes, tiene su origen en opiniones
negativas respecto de los operadores de la política a nivel gubernamental, los

2
Concepto de raíz psicológica que alude a la creencia que un sujeto tiene de sus habilidades
para afrontar de diversas formas las situaciones y retos que se le presentan y lograr, a partir de
ello, el cumplimiento de sus metas y la consecución de sus fines

61
Entre el compromiso cívico y la desafección política...

funcionarios públicos; que el alejamiento y apatía respecto de la práctica po-


lítica puede estar relacionado con el desconocimiento, la incomprensión o a
una distancia marcada entre el ciudadano, el sistema político y sus distintos
componentes; por último, que parte importante de los problemas observados
son producto del inacabado reconocimiento de la condición de ciudadanía, por
parte de los propios actores; es decir, el hecho de que el ciudadano no alcanza
aun a percibirse como un elemento fundamental, activo y determinante del
sistema político.

La participación política

En relación al elemento participación política, se analiza en dos sentidos: pri-


mero a partir de su dimensión subjetiva, constituida por el interés del actor en
la política; y segundo, a partir de su dimensión objetiva o concreta, expresada
en prácticas y acciones políticas.
En cuanto a la primera, se observa entre los entrevistados un creciente in-
terés por la política. La proporción de estudiantes que manifestaron interés en
ella, se muestra una interesante variedad de opiniones: los que muestran poco
interés (30%), los que están medianamente interesados (42%) y los muy intere-
sados (16%) y los que no tienen ningún interés (13%). A nivel de las distintas
áreas, CSyH, es la que se muestra mucho interés en la política (11%), por en-
cima del promedio general (13%) en la universidad y por encima del porcentaje
registrado en las demás áreas de conocimiento. Así también, esta área es la que
registra la proporción más baja de estudiantes que dijeron no estar interesados
en la política (7%), mientras que en áreas como CBI (20%), o CS (16%) el
desinterés es mucho mayor.
En cuanto al segundo nivel, de las prácticas concretas, una de las cuestio-
nes que se analizó fue la concerniente a la identificación o pertenencia a algún
partido político. Se encontró un alto porcentaje de jóvenes (63%), que señaló
no sentirse identificado o pertenecer a algún partido político, algo previsible si
tomamos en cuenta que de las instituciones políticas con más altos índices de
desconfianza y rechazo fueron éstos. Lo interesante fue que, quienes aceptaron
estar identificados o adscritos a alguno, señalaron a los tres partidos principales,
Partido Revolucionario Institucional (13%), Partido Acción Nacional (12%),
y Partido de la Revolución Democrática (6%), además de otros cinco, que en
conjunto muestran una presencia poco significativa (6%). Lo anterior cobra
al evidenciar una tendencia a la fragmentación política, lo que constituye una
parte fundamental del pluripartidismo y de la democratización de la cultura
política.
Un segundo aspecto que llamó la atención, respecto a los medios de acceso
a la información política, la información sobre asuntos políticos del país. Entre
los entrevistados, la mayoría de ellos indicó hacerlo a través de medios masivos
de comunicación: televisión (52%) e internet (35%), mientras que el resto

62
José Luis Pacheco Reyes | Alejandro Enrique Orozco Morales | Salvador Mancillas Rentería

dijo hacerlo mediante revistas y periódicos (4%), radio (4%), compañeros de


la universidad (2%), familia (1%), amigos (1%), en reuniones (.5%) y en el
trabajo (.5%). Se revela el gran interés de los estudiantes en el conocimiento
de los asuntos políticos, y se observa que a pesar de que la televisión se com-
portó como uno de los medios de comunicación en quien menos confían los
universitarios, resulta ser uno de los medios más empleados en la búsqueda de
información. Aquí lo relevante y preocupante a la vez, es la ausencia casi total
de vínculos con los medios tradicionales (prensa escrita, revistas y demás), algo
digno de reflexión.
Dos cuestiones más se destacan en el nivel de la participación concreta: el
primero, la participación no convencional, vía la adscripción, pertenencia a or-
ganizaciones no únicamente políticas y el concerniente al desarrollo de acciones
no institucionalizadas; es decir, más allá de los procesos electorales, los partidos
políticos y las urnas. Y segundo, la participación política convencional e ins-
titucionalizada, aquella que se expresa fundamentalmente a través de la acción
electoral, el ejercicio del sufragio como derecho ciudadano contemplado a nivel
constitucional.
En el primero de los casos, los datos mostraron que poco más de la mitad
(51%) dijo no pertenecer a ningún tipo de organización, el grupo que dijo
solo simpatizar con algunas (8%) y el que se declaró sin interés en ellas (12%),
mientras que quienes participan dijeron hacerlo de modo primordial en el nivel
de las organizaciones sociales, y en términos no convencionales; es decir, en
organizaciones estudiantiles (8%), religiosas (7%), políticas (3%), no guber-
namentales (2%) y artísticas (2%).
Así mismo, más allá de las urnas, los partidos y las instituciones de gobier-
no, los universitarios mostraron disposición a apoyar demandas estudiantiles,
aunque de forma bastante limitada o conservadora, en su mayoría a través de
escritos dirigidos a autoridades universitarias (36%), autoridades locales o fede-
rales competentes (20%), y en menor proporción a partir de marchas, plantones
y mítines (20%), redactando propaganda (11%), difundiendo información con
amigos y familiares (5%), tomando instalaciones universitarias (3%), instala-
ciones públicas o privadas (2%), vinculándose a ONG´s (2%) o partidos (1%).
En el mismo sentido, cuando se preguntó acerca de la participación política
a manera de vinculación social, se encontró que la forma de concebir la acción
por parte de los entrevistados, se dividía en dos grandes grupos: aquellos que
consideraban que la propensión a distintas posturas entre el apoyo total y me-
diante participación activa (37%), de apoyo, pero manteniéndose al margen del
problema (37%).
Por último, en lo relativo a la participación política institucionalizada y
convencional, la mayor parte de los entrevistados (92%) afirmó contar con la
credencial de elector; haber participado en las últimas elecciones (66%), federa-
les y locales. En cuanto a la distribución por sexos, los varones afirmaron haber

63
Entre el compromiso cívico y la desafección política...

participado en una proporción importante (66%), en contraste con las mujeres


que lo hicieron en una proporción mínima (7%), lo que habla en parte de un
bajo nivel de confianza en este caso en relación con los asuntos electorales.
En cuanto a la participación política, debemos decir que los datos plan-
tean un notable avance en el proceso de democratización de la cultura política.
Se observa un conjunto de rasgos que dan cuenta de una diversidad política:
fragmentación política, el pluripartidismo, el ejercicio de prácticas y la adop-
ción de actitudes políticas no convencionales y no institucionalizadas, elemento
fundamental para el proceso de democratización, en el que el ciudadano ha
comenzado a dimensionar ámbitos, prácticas y actitudes, que van más allá de los
procesos y procedimientos político electorales, institucionalizados.
Permite, por otra parte, observar cómo las evaluaciones negativas que se han
venido dando en torno al desempeño de los funcionarios públicos, el gobierno y
los partidos políticos, a la par de la creciente desconfianza y falta de legitimidad
que les caracteriza, se traduce en alejamiento, rechazo y hasta desconocimiento,
por parte de los actores universitarios.
Resulta preciso notar, que más que desinterés en la política y los asuntos
públicos, lo que caracteriza al estudiante universitario es la ausencia de credi-
bilidad, confianza y apego a los entes que en la práctica son los encargados de
operar la política institucional convencional y no institucional, puesto que se
les percibe lejanos, desinteresados y despreocupados respecto del ciudadano,
sus intereses y necesidades. A esto se deben algunas otras cuestiones, como la
desmedida corrupción, impunidad y cinismo que ha caracterizado el quehacer y
la práctica de muchos de los actores políticos y sociales más visibles; quizás sea
por ello, que el ejercicio participativo del estudiante universitario promedio se
expresa de manera conservadora, limitada y reservada, que se traduce en prác-
ticas políticas parciales y poco comprometidas, en las que puede resultar más
importante apoyar desde la distancia que participar de forma activa, involucrán-
dose plenamente en los procesos políticos, lo cual indica más que una situación
negativa; la configuración de un posicionamiento crítico y razonado en el que
se sopesan no solo valores, ideas, creencias y actitudes, sino también se evalúan
la práctica y experiencia política cotidianas.

Articulaciones entre reglas y recursos de estudiantes


universitarios de la Universidad Autónoma de Nayarit. La
cultura(s) política(s) de los estudiantes universitarios.

Algunos de los principales hallazgos del estudio, a nivel de las reglas, fueron:
a. No se puede hablar de un consenso democrático entre los estudiantes
encuestados; para la mayoría de ellos, la democracia no está contempla-
da como la forma de organización sociopolítica más adecuada para el
ordenamiento y regulación de la vida en sociedad.

64
José Luis Pacheco Reyes | Alejandro Enrique Orozco Morales | Salvador Mancillas Rentería

b. Proporciones importantes de estudiantes, cercanas al 50% de los en-


cuestados, se adscriben a valores políticos relacionados con el autori-
tarismo, lo que podría tener su correlato en entre la miembros de la
población en general; o bien, que termine por caerse en el ejercicio de
una democracia delegativa en la que la sociedad en su mayoría no asu-
ma el compromiso cívico de fiscalizar y procurar el correcto desempeño
gubernamental, además de elevar la exigencia en el cumplimiento de la
palabra pública.
c. Se encontraron bajos niveles de confianza interpersonal, hacia los otros.
Esto se traduce en falta de vinculación y cohesión social, que impacta
necesariamente sobre la ciudadanía, que se muestra incapaz de generar
mecanismos alternativos, a manera de contrapeso a las instituciones
políticas y el régimen; que permitan ejercer controles a la acción pú-
blica y desde las cuales se haga posible la evaluación del desempeño
gubernamental y su cumplimiento.
d. A pesar de la compleja situación que se vive respecto a los valores, en lo
que a actitudes se refiere, se observa un escenario contrario, en el que se
vislumbra una marcada tendencia a la instauración de actitudes consus-
tanciales a la democracia, hablamos de la tolerancia, el reconocimiento
de la diversidad, la pluralidad, la diferencia y la igualdad.
e. En el plano de las ideologías, se observa que entre los encuestados se
vivnen configurando posicionamientos ideológicos y creencias, consis-
tentes y coherentes con valores y actitudes democráticas, caracterizadas
por un posicionamiento político que denota falta de interés en la oferta
política vigente, posturas de carácter conservador por sobre aquellas
que pueden considerarse progresistas y, finalmente, posicionamientos
respecto a la participación en el ámbito que denotan mayor proactivi-
dad; se conciben como entes participantes en el mismo, aunque desde
ámbitos que bordean lo gubernamental.
En relación a los principales hallazgos a nivel de los recursos, se observa en el
caso de las evaluaciones, la mayoría de los jóvenes encuestados consideran tener
poca capacidad de incidir de manera efectiva en el ámbito público, que el único
ámbito en el que creen posible incidir es el electoral, que la política les resulta
una actividad sumamente distante y compleja, por tanto incomprensible para
el grueso de la sociedad y que los funcionarios públicos no se interesan en la
ciudadanía y sus problemas.
En referencia a la participación política, se encontró que entre la mayoría de
los estudiantes existe interés por la política, más allá de que se registran bajos
niveles de adscripción partidista; entre quienes se vinculan a los mismos, se
observa una tendencia a la fragmentación. El total de los jóvenes encuestados
procura mantenerse informado sobre cuestiones de carácter político o público

65
Entre el compromiso cívico y la desafección política...

y lo hacen en su mayoría a través de la televisión o el internet, que aunque de


forma muy limitada, comienza a ejercerse una participación no institucionali-
zada en organizaciones propiamente políticas y se manifiesta una disposición a
apoyar causas importantes de forma no convencional.

Conclusiones

Concebimos a la cultura política como un conjunto de elementos estructurales


y estructurantes que al mismo tiempo que constriñen y limitan, también po-
sibilitan y potencian el comportamiento político de los miembros de un grupo
social. Un conjunto tanto de reglas, directrices, orientaciones, regulaciones y li-
mitaciones, como de recursos, evaluaciones, reflexividad y cálculos, al compor-
tamiento político de los miembros de la sociedad. El comportamiento, desde
esta mirada, aparece ya no como acto reflejo, sino como acto reflexivo, calculado
y premeditado, derivado tanto de un conjunto de orientaciones y constricciones,
como de evoluciones y reflexiones efectuadas sobre las propias actuaciones de
los sujetos.
Por lo anterior, en la intención de dar cuenta de la cultura política de los
estudiantes universitarios, nos hemos visto obligados no solo a analizar la di-
mensión objetiva y constrictiva de la cultura política: los valores, normas y
principios preeminentes en los sujetos, las formas en que se apropian de estos y
las consecuentes prácticas derivadas. Tuvimos que voltear la mirada a la dimen-
sión subjetiva, la que se construye en función de los actos y prácticas situadas
y recurrentes, normadas y estructuradas, pero que se constituye en elemento a
partir del cual la propia practica se ve redimensionada.
Nuestro análisis parte del reconocimiento de los valores, las actitudes e
ideologías prevalecientes entre los jóvenes universitarios, pues de esta manera
accedíamos al nivel objetivo de la cultura política, con la intención de identi-
ficar si los elementos normativos y constrictivos del comportamiento político,
coincidían con aquellos derivados del diseño institucional del régimen político
en ciernes en nuestro país, democracia, o si se correspondían con aquellos del
régimen político precedente, el autoritarismo, si es que las transformaciones
experimentadas a nivel del régimen y sistema político encontraban eco en las
reglas que orientaban las actitudes y prácticas de nuestros jóvenes universitarios
y el sentido en que esto se presentaba.
Al respecto, lo que observamos fue que los valores, normas y principios
prevalecientes entre la mayoría de los estudiantes universitarios, no son aquellos
vinculados al régimen democrático, sino los imperantes en el régimen autori-
tario, y esto resulta así, no porque se dé una ausencia de dichos valores, sino
porque hasta el momento no se ha logrado alcanzar un consenso determinante
en torno de la democracia, sus supuestos, sus razones y sus prácticas.

66
José Luis Pacheco Reyes | Alejandro Enrique Orozco Morales | Salvador Mancillas Rentería

Aún no se logra una aceptación generalizada e incuestionable respecto del


régimen democrático, como mejor forma de ordenar y regular la vida en socie-
dad, en el que se reconozca y acepte la diversidad y pluralidad, donde el conflic-
to derivado de la competencia no se considere riesgo alguno para la estabilidad
y el orden social, puesto que las diferencias se resuelven mediante el derecho,
la negociación y el consenso y en el que el papel del poder de la autoridad que
actúe con base en la razón y la justicia. Aun se observa la marcada posibilidad
de que los universitarios se acerquen en sus acciones a principios intolerantes,
autoritarios y hasta injustos, y en función de ello se garantiza el orden, el de-
sarrollo y la paz.
Que las actitudes predominantes, los posicionamientos frente al ejercicio y
práctica de la política, se hallan caracterizados por una tolerancia conveniente
y limitada, que se contenta con aparecer en escenarios donde lo moral y social-
mente aceptable es el reconocimiento de la igualdad, la diferencia y la diversi-
dad, pero que en terrenos donde dichos controles parecen ser menos exigentes,
se abandona para adoptar posicionamientos en los que no es el reconocimiento
del otro, el respeto a la diferencia, la diversidad y la heterogeneidad de ideas y
opiniones lo que caracteriza el desarrollo de la interacción socio política, sino
por el contrario, el desconocimiento, la imposición e incluso el autoritarismo.
Se observa como común denominador un bajo nivel de confianza interper-
sonal e institucional. No hay confianza en todo, ni en todos de la misma mane-
ra, y cuando se confía se hace de manera limitada y parcial. Esto se traduce en
muy escasas probabilidades para el establecimiento de vínculos y redes de coo-
peración social; además de que en el terreno institucional, pocas posibilidades
de dar lugar al desarrollo de capital social, densidad organizativa y verticalidad
de la organización, negociación, consenso, exigencia, control y vigilancia del
cumplimiento efectivo del ejercicio público a nivel gubernamental.
El posicionamiento ideológico entre los estudiantes de la UAN parece ser
algo promisorio. Si bien es prematura una definición clara de posicionamientos
estables que articulen de forma coherente creencias, ideas y actitudes políti-
cas, el panorama parece ser interesante; podemos hablar de la construcción de
ideología entre los jóvenes universitarios, que les permite posicionarse, aun con
poca claridad, en espectros como el de izquierda-derecha, conservadurismo-ra-
dicalismo, estatismo-individualismo. Se vienen delineando posicionamientos
políticos moderados, conservadores, tendientes al reconocimiento y afirmación
del individualismo político y a la reducción, limitación y subordinación del
gobierno frente a la ley y la justicia.
En el plano de los recursos, segundo componente de la cultura política,
constituido por evaluaciones y participación política, las observaciones son, por
decirlo de alguna manera, contundentes: en primer lugar, porque los juicios
que los estudiantes emiten respecto del sistema político, sus formas de articu-
lación con este y de relación con el Estado, evidencian que el escaso nivel de

67
Entre el compromiso cívico y la desafección política...

legitimidad y confianza alcanzado por las instancias de gobierno, sus actores,


funciones y procesos derivan de consideraciones negativas hacia los mismos,
resultado de la incapacidad de hacer efectivo el acto de gobierno, o bien por la
distancia que existe entre el ciudadano y el sistema político, que no ha logrado
ser reducida.
Aunado a esto el hecho de que hasta el momento, el ciudadano no ha logra-
do constituirse como un elemento consustancial del régimen democrático, y un
ente activo del sistema político, bien porque se asume ignorante o indiferente
de la política o porque se considera incompetente e irrelevante en su ejercicio.
En segundo lugar, porque a nivel de las prácticas concretas, el primer elemen-
to notable es el pobre interés que la política despierta entre los estudiantes,
quienes no hacen el más mínimo esfuerzo por acceder a información de ésta,
lo que se traduce en un pobre ejercicio participativo, tanto a nivel convencional
como no convencional, vinculado al desempeño de una actitud conservadora,
limitada y reservada, cuyas prácticas políticas terminan por ser parciales y poco
comprometidas.

68
Capítulo 4. Aproximación a la cultura
política de los docentes de la Universidad
Autónoma de Nayarit
Enedina Heredia Quevedo
José Luis Pacheco Reyes
Alejandro Enrique Orozco Morales

Introducción

El presente ejercicio pretende aportar elementos que permitan abonar en la com-


prensión del comportamiento político de los docentes de la Universidad Autónoma
de Nayarit (UAN). Se busca llegar a una descripción de aquellos elementos que
subyacen a éste: el tipo de valores políticos que prevalecen entre los docentes, las
actitudes que desarrollan frente a la política, las orientaciones precisas -que frente
al ejercicio de la política- adoptan, el tipo de evaluaciones que -respecto de los po-
líticos, la política y su ejercicio práctico- los docentes construyen, su interés hacia la
política, sus prácticas, y finalmente, su nivel de compromiso cívico.
Dicha pretensión resulta comprensible si atendemos al hecho de que la
universidad pública desempeña un papel fundamental en la formación de los
miembros de la comunidad y debería, en teoría, constituirse en un espacio
privilegiado en el desarrollo de una identidad cívica y en consecuencia en la
formación de los ciudadanos.
…en la formación y modelación de una cultura, en un momento en el que se
plantea como problema principal, ya no la transición, sino la cabal instauración
de una democracia de calidad y su consolidación, procesos en los que las insti-
tuciones constituyen un factor clave (Flores Dávila, 2012: 5).
Lo anterior, pensando en lo que representa la universidad como la más grande
institución pública de educación superior en Nayarit. Está presente en al menos
12 municipios de la entidad, brindando educación media superior a poco más

69
Aproximación a la cultura política de los docentes de la Universidad Autónoma de Nayarit

de 11 mil alumnos; en cuanto al nivel superior, ofrece más de 47 programas de


licenciatura, atendiendo alrededor de 18 mil estudiantes.
Se construyó un instrumento que fue aplicado a una muestra, aleatoria, de
331 docentes, hombres y mujeres, pertenecientes a todas las áreas de conoci-
miento de la UAN, mediante un cuestionario autoadministrado.

¿Quiénes son los encuestados?

La encuesta fue respondida por el total de profesores, de los cuales el 47% son
mujeres. Poco más del 70%, tienen edades entre los 31 y 50 años; 18% tiene
entre 51 y 60 años y un 5 % tiene más de 60 años.
En relación al ingreso, 34% de los profesores declara obtener un ingreso
mensual que fluctúa entre los 7 500 y los 12 mil pesos, 22% entre 12 001 y 17
mil pesos; 18% entre 17 001 y 22 mil pesos, alrededor de un 12% dice obtener
ingresos entre los 22 001 mil y 50 mil pesos y, en contraste, con ingresos de
entre 2 600 y 7 500 pesos, se encuentra alrededor de un 10% de profesores.
La mayoría de los profesores, 86%, desarrolla sus labores en el campus de
la Ciudad de la Cultura, en Xalisco un 8% y el resto en Compostela. En cuanto
a su área de adscripción, un 30% se desempeña en la de Económico Adminis-
trativas (CEA), 25% en la de Salud (CS), 20% en Ciencias Sociales y Huma-
nidades (CSH) y 17 % en la de Biológico Agropecuarias y Pesqueras (CBAP);
casi 8% en la de Ciencias Básicas e Ingenierías (CBI).
Por su nivel de escolaridad, destaca que casi el 55% tiene el grado de Maes-
tro, un 24% de Doctor y 17% solo ha cursado una licenciatura. Destaca el área
de CBAP, como la que concentra el mayor número de profesores con el grado
de Doctor, mientras que el porcentaje mayor de profesores con Maestría se
ubica en la de económico administrativas. En CBI, por su parte, se encuentra el
porcentaje mayor de los que solo han cursado una licenciatura -32%, mientras
que en CBAP, solo es de 12%.
Como profesores de base, labora un 78% y el resto son profesores de contrato.
Son 226 PTC -68%-, 15% son profesores de medio tiempo y los profesores de
hora/semana/mes, alcanzan un total de 17%. De nueva cuenta, el área de biológico
agropecuarias, es la que cuenta con el porcentaje más alto de profesores de tiempo
completo, que alcanza un 84%, mientras que en el resto de las áreas el promedio
ronda el 65%. Ciencias de la Salud, por su parte, tiene el porcentaje más alto de
profesores que trabajan por horas, mismo que alcanza casi el 24%.

La dimensión normativa de la cultura política de los


profesores de la UAN

Una dimensión clave para entender el comportamiento político de los profeso-


res, es la relativa a los aspectos normativos de la cultura política, en términos

70
Enedina Heredia Quevedo | José Luis Pacheco Reyes | Alejandro Enrique Orozco Morales

muy precisos, lo concerniente a aquellos entramados culturales y simbólicos,


socialmente definidos y compartidos por todos los miembros de un grupo so-
cial, desde los cuales se plantean los comportamientos social y moralmente
esperados de parte de los miembros de la sociedad. En términos generales, esta
dimensión involucra tres elementos: los valores, actitudes e ideologías respecto
de la política.
Los valores políticos se comportan como los imaginarios simbólicos que, en
relación a la política (sistema político, régimen, gobierno y comunidad políti-
ca), los grupos sociales concretos configuran a lo largo de su historia, desde los
cuales estructuran una identidad y adscripción, y se constituyen en principios a
partir de los cuales se regulan las conductas y se establecen las directrices para
el comportamiento político, socialmente deseable y aceptable, del individuo y
la comunidad política. En un sentido funcional son los consensos sobre la
vida política, que construyen las sociedades y comparten con sus miembros,
desde los cuales plantean su funcionamiento, regulación y ordenamiento. En
regímenes democráticos, estos valores tendrán un carácter democrático y deben
constituirse en orientaciones decisivas en los cálculos, juicios, evaluaciones y
actuaciones que los sujetos realizan respecto de la realidad política.
Las actitudes, por su parte, se comportan como aquellos posicionamientos
estables que los miembros de un grupo social adoptan frente a la política, su
ejercicio, funciones, resultados y roles. En otras palabras, son la forma en cómo
los sujetos ven, piensan y se orientan frente a la política.
La ideología se presenta como el conjunto de valores y actitudes que se
organizan racionalmente sobre la base de un eje preciso, como una definición
subjetiva, una visión del mundo, del país, de la sociedad y de la propia persona,
una forma coherente de aprehender la realidad y actuar frente a ella. Pero tam-
bién, como una orientación específica en el espectro político; de la izquierda y
derecha, del ala conservadora o liberal, del estatismo o del individualismo.

Valores políticos

De los 331 profesores que fueron considerados en la muestra, un 94% cuenta


con su credencial de elector vigente, que casi siempre sirve como elemento de
identificación personal; son los de ciencias sociales quienes concentran el mayor
número de profesores que no la tienen, ubicándose por arriba del 7%.
En cuanto a concurrir a votar, en las pasadas elecciones, solo lo afirmó un
promedio de 86% de profesores; un 92 % de los de CBI lo hizo, mientras que
los del área de CEA solo fueron alrededor de 80%.
Buscando entender qué tanto apego a la democracia tienen los profesores, se
elaboraron una serie de preguntas que indagan qué significa para ellos. Según la
opinión de un 43%, la democracia es principalmente, una forma de gobierno;
para un 29%, representa un estilo de vida y una cantidad similar señala que
es el gobierno de las mayorías. En el caso de los profesores de CSH, aumenta

71
Aproximación a la cultura política de los docentes de la Universidad Autónoma de Nayarit

en 10% la cantidad de quienes consideran a la democracia como estilo de vida


-39.7%- y disminuye a 22% en el caso de los profesores de ciencias de la salud.
También en sociales, disminuye a 17% la consideración de que es el gobierno
de las mayorías.
En consonancia con lo anterior, un 75% menciona que la democracia es
mejor que cualquier otra forma de gobierno. Sin embargo, debe llamar la aten-
ción el porcentaje de profesores que señala que, dadas algunas circunstancias,
puede ser preferible un gobierno autoritario, o aquellos que les da lo mismo,
que en conjunto aglutinan un 18%.
Los profesores del área de económico administrativas, son los que se en-
cuentran por arriba del promedio en el señalamiento de que la democracia
siempre es mejor como forma de gobierno, mismo que coincide con el plantea-
miento de las mujeres.
Son también las mujeres las que rechazan, de manera más abierta, un go-
bierno autoritario; mientras que, en el caso de las áreas, es en ciencias básicas,
donde el porcentaje de acuerdo es menor. Sin embargo, es en esta misma área
donde un 16% de los profesores señalan que da lo mismo si es un gobierno
democrático o autoritario; y en el área de sociales, donde se encuentra el mayor
porcentaje -15- de quienes dicen no saber.
Dado que la democracia es una forma de gobierno, un 40% de los en-
cuestados señala que sirve para elegir a los gobernantes; mientras que un 50%
menciona que para resolver los problemas de la sociedad.
En la concepción de la democracia como instrumento para resolver pro-
blemas sociales, es mayor el porcentaje de mujeres que así lo consideran y, en
cuanto a las áreas de conocimiento, es en la de económico-administrativas,
donde predomina esta visión. Por otro lado, es preocupante que la posibilidad
de exigirle cuentas al gobierno sea considerada poco viable, según lo expresado
por los profesores; en Ciencias Básicas ni siquiera es una opción, mientras que
en agropecuarias solo alrededor de un 2% lo considera.
Por lo anterior, no obstante lo señalado arriba en cuanto a las cualidades o
ventajas de la democracia –el mejor sistema de gobierno que sirve para resolver
los problemas sociales- un 21% de profesores menciona que un país es demo-
crático si lleva a cabo elecciones simples, aun cuando no resuelva los problemas
sociales; a éstos se suma un 40% que señala que, en parte, si es democrático. Al
parecer, la democracia puede reducirse al acto de contar con procesos electora-
les medianamente libres y “limpios”. Aquí, debe resaltarse que es casi la mitad
de las mujeres, quienes emiten una respuesta negativa, misma situación que
se observa en el área de económico administrativas; mientras que en ciencias
sociales predomina la opinión de que basta con el proceso electoral “limpio”,
para considerar que vivimos en un país democrático.
Si los cuestionamientos se van desagregando, las respuestas evidencian que,
efectivamente, vivir en democracia no siempre es la mejor opción. Así, alrede-

72
Enedina Heredia Quevedo | José Luis Pacheco Reyes | Alejandro Enrique Orozco Morales

dor de un 20% de los profesores está de acuerdo en que la democracia puede


ser peligrosa y que el país funcionaria mejor con la existencia de gobernantes
duros. La diferencia está, de nueva cuenta, en el área de CEA, ya que el 90%
de los profesores está en desacuerdo en que la democracia puede ser peligrosa;
mientras que en la de CBI, se encuentra el mayor porcentaje de desacuerdo en
el señalamiento de que es mejor para el país, contar con líderes “duros”.
El desacuerdo es mucho menor, cuando se afirma que el gobierno es auto-
ritario, más que democrático, ya que éste varía entre el 20% –expresado por los
profesores de CBI - al 38 % mostrado en los de ciencias sociales.
Por otro lado, existen muchos señalamientos en el sentido de que los par-
tidos políticos, como instituciones, no responden ya a las necesidades de la
población; abundan los discursos y discusiones en torno a los montos de su
financiamiento, los problemas de corrupción a su interior, de clientelismo, etc.,
pero los profesores universitarios muestran un alto nivel de rechazo al plantea-
miento de que todo marcharía mejor de existir un solo partido. Los porcentajes
de desacuerdo se ubican entre el 75% –en el área de la salud-, al 96%, en el
caso de ciencias básicas.
Junto a esto, ¿el orden implica obedecer leyes, aunque sean injustas?, no, de
acuerdo a la mayoría de los profesores: en este caso, los niveles de desacuerdo
se ubican entre el 65 y el 75%.
Acorde con lo planteado arriba, cuando alrededor del 50% de profesores
menciona que la democracia sirve para solucionar problemas e injusticias de la
sociedad, ante la opción de elegir entre democracia y desarrollo económico, la
respuesta ratifica la importancia de que se den los dos. Las mujeres son quienes
responden de manera más contundente, con un porcentaje de 75; en el caso de
las áreas, es en la de salud donde se encuentra el porcentaje más alto, ya que un
77% afirma que ambos son importantes. Solo alrededor de un 10% de profe-
sores elige a la democracia, mientras que el desarrollo económico es priorizado
por alrededor de un 21%.
El planteamiento señalado párrafos arriba, de la necesidad de líderes duros,
parece reforzarse cuando los profesores –un 57%- mencionan que lo mejor para
el país es un gobierno eficiente, no importa que sea autoritario. Un gobierno
que consulte es una opción para un 10% y 26% señala no saber.
El porcentaje más alto de profesores que menciona que prefiere un gobierno
eficiente, aunque autoritario, se encuentra en las áreas de la salud y de económi-
co administrativas, con 69 y 61%, respectivamente; mientras que los más bajos
se encuentran en CBI, con 36%, y en sociales, con 43%.
Preocupante el porcentaje de quienes dicen “no saber”, que, en el área de
ciencias básicas, corresponde a más de la mitad de los profesores. Si somos inca-
paces de definir la forma adecuada de convivir, entonces cómo podemos cambiar
el estado actual. Es recurrente escuchar quejas de la corrupción, de la pobreza,
de la inseguridad, pero ¿no podemos decidir?

73
Aproximación a la cultura política de los docentes de la Universidad Autónoma de Nayarit

Pero, para que se llegue a ser un país desarrollado, es indispensable la de-


mocracia, según la opinión de un 79% de profesores. Entonces, ¿qué es la de-
mocracia? Parece que todo se reduce a la elección de los gobernantes; la acción
de éstos, sale del ámbito de acción de los ciudadanos. Probablemente porque
cuestionar el actuar de los gobernantes, demanda tiempo y compromiso de
participación ciudadana, que al parecer no estamos dispuestos a ofrecer.
Ante el supuesto de la existencia de problemas graves en el país, más del
80% de los profesores no está de acuerdo en que el presidente haga uso de la
fuerza para garantizarlo. Los profesores de las áreas de ciencias sociales y de
agropecuarias, son los que muestran los porcentajes mayores de desacuerdo.
Señalan, además, que debe respetar las leyes; aunque el porcentaje de des-
acuerdo es menor –se encuentra entre 60 y 80%- es importante la mención de
la necesidad de limitar la acción del presidente.
Más aun -no obstante el descrédito aparente de instituciones como el con-
greso o los partidos políticos, incluso los medios de comunicación- hay opo-
sición al control de éstos últimos y un férreo planteamiento de respeto al le-
gislativo, por un lado, y a los partidos políticos por el otro. En promedio, un
95% de profesores, está en contra de que se intente controlar a los medios de
comunicación; porcentaje que llega a 98% para el caso del área de CBAP. Can-
tidades similares son las obtenidas para el caso del congreso y partidos políticos.
Al igual que se considera a la democracia como indispensable para lograr
el desarrollo de un país, casi el mismo porcentaje de profesores -76- menciona
que ayuda a resolver los problemas de la sociedad. Sin embargo, debe resaltarse
el 20% de profesores que menciona que la democracia no ayuda a resolver los
problemas sociales, y al poco más de 3% que señala no saber. Todo esto cuando,
de entrada, la propia falta de democracia constituye un problema.
En párrafos anteriores se señalaba la tendencia a menospreciar la presencia
de un gobierno que consulte a la población y busque tener consenso, y, sin
embargo, los profesores admiten la existencia de otras formas de incidir en las
decisiones políticas –un promedio de 75%, que se eleva a 80 para el caso de
los profesores de ciencias sociales- más allá del voto. ¿Cuáles pueden ser éstas?

Las actitudes políticas

La tolerancia constituye una de las actitudes más representativas y consustan-


ciales de la democracia, en tanto supone el reconocimiento de la otredad, es
decir, de la diferencia, la pluralidad, la diversidad, la igualdad, la solidaridad
y la equidad, permite el desarrollo de interacciones sociales armónicas y una
convivencia social pacífica.
¿Qué sucede cuando nos encontramos con personas que piensan distinto a
nosotros?, sobre todo, cuando se trata de ideas que pueden ser diferentes a las
de la mayoría de la población.

74
Enedina Heredia Quevedo | José Luis Pacheco Reyes | Alejandro Enrique Orozco Morales

Los datos evidenciaron que para el 50% de los profesores, las personas que
piensan diferente deben ser respetadas por la mayoría. Resalta el caso de los
profesores de ciencias sociales, cuyo porcentaje es casi de un 70; mientras que
el más bajo se da entre profesores del área de la salud, con 45%. Son también
las mujeres, quienes tienen un porcentaje mayor de aceptación a dicho plantea-
miento, según lo expresa un 63%.
El 26% de los profesores señalan que pueden tener sus ideas e intentar con-
vencer a los demás; en este caso, son los profesores de ciencias básicas quienes
alcanzan un porcentaje por arriba del promedio, 36%. El 6% considera que
deben dejar de lado sus ideas y obedecer la voluntad de la mayoría; sin embar-
go, en casos como el área de CBAP llega a 12%. Por otro lado, un 13% de
profesores del área de la salud, señala que pueden tener sus ideas, pero que no
intenten convencer a los demás.
Al cuestionar a los docentes respecto de si las mujeres deben ser confinadas
al desempeño del rol doméstico, de ama de casa, en su mayoría expresaron
desacuerdo, siendo el caso de los profesores del área de CEA, donde el rechazo
es total.
Cuando se preguntó, si en el caso de los homosexuales, deben ser tratados
y aceptados sin ningún rasgo de discriminación, 94% indico estar a favor. En el
área de CEA llega a 99%, y la proporción más baja lo registra el área de CBI.
Datos relevantes resultaron al preguntar a los profesores si aceptarían ren-
tar un cuarto de su casa a personas con características específicas, esto es, por
ejemplo, a un homosexual, un anciano, alguien con discapacidad física. En
la mayoría de los casos, el porcentaje de respuesta positiva se ubica por arriba
del 70%. Resultan importantes los resultados, porque evidencian el posicio-
namiento frente a la tolerancia en un sentido activo, es decir no como idea en
abstracto, sino en sentido de un acto personal.
Los porcentajes más altos de respuesta positiva, de 92%, son expresados por
profesores de ciencias básicas, en relación a ancianos, personas con discapacidad
y para el caso de una persona de una clase social distinta, –que en el área de
CEA llega a 90%-. Para el caso de una madre soltera, el porcentaje de respuesta
positiva alcanza un 88%, también en CBI; mientras que en CSH, para el caso
de un indígena, la respuesta afirmativa llega a 88%.
Destaca el hecho de que el posicionamiento mostrado varía notablemente
cuando se trata de personas con problemas de adicción; el promedio se ubica
apenas arriba del 14%; el más bajo –de apenas 9%- corresponde a CBAP,
mientras que en CBI, el porcentaje de aceptación supera sustancialmente al
promedio, y llega a 28. Cierto rechazo se muestra, también, a personas con sida
o con tatuajes en su cuerpo.
Situación similar se encuentra, cuando se cuestiona qué acciones permitiría
que un hijo, de entre 15 y 18 años, realice. Destaca, de nueva cuenta, el temor
al consumo de drogas, sobre todo en el caso de las mujeres. Solo un 29% de los

75
Aproximación a la cultura política de los docentes de la Universidad Autónoma de Nayarit

profesores aceptaría que su hijo probara alguna droga, que disminuye a 16%
en opinión de las mujeres. Para el caso de las áreas, se encuentra una mayor
permisividad en la de CEA, donde el porcentaje de respuesta positiva es de 34 y
de 32% en CBI, mientras que los más bajos son los correspondientes a ciencias
de la salud y la de CBAP.
Fumar es otra acción que tampoco parece muy agradable; el promedio de
aceptación o respuesta positiva es de 38% y disminuye a 32 en las respuestas
de las mujeres. Llega hasta 47% en el caso del área de CEA y a 38 para la de
CBAP; en CBI, por su parte, la respuesta positiva solo alcanza un 28%.
Colocar aretes en partes de su cuerpo, no es bien visto por los padres; a solo
un 48% les parece una opción aceptable. Pero este porcentaje disminuye a 44
para el caso de las mujeres. En el caso de las áreas, los profesores de CBAP son
los menos permisivos a permitir tal acción, ya que su porcentaje de respuesta
afirmativa es de 39, mientras que en la CEA alcanza la cantidad de 55%.
Como padres, los profesores universitarios pueden tolerar que sus hijos
tengan creencias religiosas o políticas distintas a las suyas, que decida sobre su
vida en pareja, incluso acepta la homosexualidad, pero rechazan todo aquello
relacionado con el mundo de las drogas.
En términos de los niveles de tolerancia que los profesores universitarios
parecen tener, alrededor del 90% menciona que no es válido discriminar; no
debe hacerse ni por motivos de creencias religiosas, políticas o por preferencia
sexual. Sin embargo, llama la atención el porcentaje de quienes dicen no saber,
en promedio de 5%, pero que alcanza el 8, para el caso de ciencias básicas.
La segunda actitud fundamental, cuando hablamos de regímenes democrá-
ticos, es la confianza, tanto en términos interpersonales como institucionales,
sobre todo porque es a partir de esta, que se hace posible desarrollar coopera-
ción, redes y capital social.
En dicho sentido, se planteó a los profesores, que en una escala de califi-
cación de 0 a 10 –donde 0 es nada y 10 es mucho-, señalaran la confianza que
tienen en un listado de instituciones y grupos.
Los medios de comunicación son medianamente confiables; con califica-
ciones de entre 5 y 7. El promedio más alto –de 6- es para la radio y las redes
sociales. La primera, llega a un 7.3 en el área de CEA, que es, además, la más
alta de todo el grupo. Las redes sociales, por su parte, alcanzan su más alta ca-
lificación, de 7.5, en el área de CBAP, seguida de la emitida por los profesores
de ciencias económico administrativas. Por otro lado, la calificación más baja
es la emitida con respecto a la TV, por parte de los profesores de CBI y que
apenas rebasa el 3.
Otro grupo a calificar, incluye a médicos, maestros y empresarios. Por mu-
cho, son los representantes de una de las llamadas profesiones liberales –médicos-
los mejor calificados; el promedio es de 9.2, y llega casi a 10 en el caso de los

76
Enedina Heredia Quevedo | José Luis Pacheco Reyes | Alejandro Enrique Orozco Morales

hombres. En el caso de las áreas la calificación más alta es la emitida en CEA y


la más baja es emitida, casualmente, en el área de la salud.
Los maestros es otro grupo que merece una gran confianza, y el promedio
de calificación se ubica por arriba del 8; es casi de 10 entre los profesores de
CBAP y de CEA, pero apenas rebasa el 6 según los profesores de CBI.
Son los empresarios los que tienen la calificación más baja en este grupo,
de 4.5 según los profesores de CBI, casi 8 en el caso de los adscritos al área de
CEA y poco más de 9 en el caso de los que laboran en CBAP.
En otro grupo, a pesar de la crisis por la que parece estar atravesando la
familia, se mantiene como una institución en la cual se puede confiar amplia-
mente. Así queda de manifiesto con la calificación otorgada en el área de CBAP,
de 10, en la CEA de 9.6 y de 9.1 en el área de la salud. En el caso de CBI, solo
alcanzo un 7 de calificación.
Por otro lado, es innegable que la inseguridad, los trabajos de tiempo com-
pleto y el individualismo, entre otros factores, han influido sobre manera en
el decaimiento de la convivencia vecinal. Por ello, el nivel de confianza en los
vecinos, alcanza apenas un 7 de calificación; 6.4 en promedio, 7.2 en los casos
de CBAP y CEA, pero de apenas 3.8 según los profesores de CBI.
En cuanto a nuestros gobernantes, la idea de que el gobierno municipal, por
ser el más cercano a la gente, es en el que más se confía, parece ya no sostenerse.
Al cuestionar sobre el nivel de confianza en cada uno de los niveles de gobierno,
las respuestas son similares.
De entrada, la confianza se ubica apenas en un nivel de aceptable, pues en
promedio es de 5 puntos; destacan los profesores del área de CBAP, ya que son
quienes califican de mejor manera a los tres niveles, con un 7. Esto, mientras
los profesores de CBI apenas dan un dos al gobierno federal. El gobierno estatal
es peor calificado por los profesores del área de la salud, aunque en realidad la
diferencia es mínima con respecto a las otras áreas. Igual sucede en cuanto al
municipal, que obtiene las más bajas calificaciones en las áreas de sociales y
humanidades y en la de salud.
Lo anterior, solo parece corroborar el desencanto de la población hacia las
autoridades, derivado de la situación de crisis y descomposición social que ob-
serva no solo en Nayarit, sino en el país entero.
La situación se modifica un poco cuando se trata de instituciones con al-
cance nacional y que cuentan con relativa autonomía del ejecutivo. Así, la ca-
lificación a favor de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), la
Suprema Corte de Justicia de la Nación o los jueces, promedia en el 7, pero
disminuye dos puntos cuando se trata del Instituto Nacional Electoral. Puede
influir en ello, que su actuar es más visible a la sociedad, y que los resultados
son poco satisfactorios a los ojos de ésta; con un altísimo presupuesto –que
contrasta con reducción del mismo en rubros directamente ligados al bienestar
social, como salud o educación-, no brinda garantías de imparcialidad y lega-

77
Aproximación a la cultura política de los docentes de la Universidad Autónoma de Nayarit

lidad durante los procesos electorales. La más alta calificación la obtiene con
los profesores de CBAP, de poco más de 7, y la más baja de apenas 4, con los
profesores de CBI.
Con los mismos profesores de CBAP, la CNDH tiene un 10 de calificación,
mientras que la más baja es la dada por los de CSH, de apenas 5 puntos. Los
profesores de CBI, por su parte, califican con el máximo de 10, tanto a los jue-
ces como a la Suprema Corte de Justicia. Y son los de CSH quienes dan a estas
dos instituciones, la más baja calificación, de poco más de 5 puntos.
¿Qué sucede con los representantes populares? Al igual que en los casos
anteriores, la calificación promedio es de 5, de poco más de 6 la emitida por los
hombres y de 4 en las mujeres.
Por áreas de conocimiento, es en la de CBI donde la calificación, en todos
los casos, promedia en 9. Los diputados tienen -precisamente en ésta última
área- un 9.2 de calificación, mientras que en el área de salud se ubica 6 puntos
abajo. Con décimas de diferencia, se expresa la situación de los senadores.
Los datos correspondientes a presidentes municipales, gobernadores y el
presidente de la república, muestran una tendencia similar a lo señalado antes
–en promedio de 5, y los niveles de confianza más altos, son los manifestados
por los profesores de CBI de 9 puntos-, lo que habla de la poca confianza de la
población hacía quienes la representan y gobiernan.
Los graves problemas de inseguridad que se viven, tanto en Nayarit como
a nivel nacional, han contribuido a mermar la confianza de la población en las
fuerzas de seguridad; pero en el caso que nos ocupa, esto sucede con respecto
a las que se perciben como más cercanas -policía y la llamada guardia civil-.
A la policía, las mujeres son quienes le otorgan la calificación más baja, de
apenas 4, y en el caso de las áreas, en ciencias de la salud apenas si llega a 3, pero
en CBI alcanza un 9; mientras que en CEA y CBAP es casi de 7. El caso de la
guardia civil, reporta el mismo comportamiento.
Tanto el ejército como la marina, reciben alta calificación de parte de los
profesores universitarios. El primero es mejor calificado por los hombres –con
9.53-, que llega a 9.93 con los profesores del área de CEA y 9.75 con los de
CBAP; mientras que la más baja, de 5.6, es la que otorgan los profesores de
ciencias sociales. La marina por su parte, es totalmente confiable para los profe-
sores del área de CEA, pues le otorgan el 10, y los profesores de ciencias básicas
la califican con 9.
Una de las instituciones que goza de poca confianza, de todas las señaladas a
los profesores, son los partidos políticos, cuya calificación promedio se encuen-
tra por abajo del 5. En el caso de las mujeres la calificación que les otorgan es de
apenas 3.5 y en el área de ciencias de la salud la calificación es de 2.4, mientras
que en ciencias sociales es de 2.6. En el extremo opuesto, los profesores de
ciencias básicas los califican con poco más de un 9. Pero, debe recordarse, que
párrafos arriba se hace evidente la necesidad de mantener al grupo de partidos

78
Enedina Heredia Quevedo | José Luis Pacheco Reyes | Alejandro Enrique Orozco Morales

políticos, pues los profesores manifiestan un gran desacuerdo con la afirmación


de que el país sería mejor si solo existiera uno de ellos.
No lejos de los partidos políticos se ubican los sindicatos. Y no es para me-
nos, en el caso de los profesores universitarios, dada su experiencia en la insti-
tución –como su centro de trabajo- y el papel del sindicato en la defensa de sus
intereses. Se percibe como un ente que existe solo para legitimar las decisiones
de la administración y que brinda apoyo y gestión de manera discrecional. La
calificación promedio de éstos se ubica en 6; apenas rebasa el 4, en opinión de
los profesores de CBI y llega casi a 8 según los profesores de CBAP.
En el caso de las organizaciones ciudadanas y las indígenas y campesinas,
mejora la valoración, y el promedio es más cercano al 8. En CBI, la confianza
es total –de 10- hacia las organizaciones campesinas e indígenas, con nivel 9
en CBAP y la más baja, de 5, en ciencias sociales y en ciencias de la salud. Las
organizaciones ciudadanas son también mejor calificadas en CBI y en CEA, con
9, mientras que en ciencias sociales la calificación es de apenas 5.
A modo de corroborar la confianza en el gobierno nacional, se cuestionó a
los profesores si consideran que éste hace lo correcto. Las respuestas coinciden
con lo planteado antes; en promedio el 45 %de los profesores menciona que
solo algunas veces y 40% que casi nunca.
En CSH, 53% dice que solo algunas veces y 34, que casi nunca. En el área
de CBAP, se ubica el porcentaje más alto de profesores que señala que casi
nunca el gobierno hace lo correcto -52%-, y de 43 los que mencionan que
solo algunas veces. Por su parte, un 24% de profesores de CBI señalan que el
gobierno nunca hace lo correcto, mientras que 15% de profesores de CEA tiene
la misma opinión.
Cuando se trata de confianza en las leyes, la situación empeora. 70% de los
profesores dice tener poca confianza; se eleva casi a 72 en opinión de las muje-
res y a 74 para el caso de los profesores de ciencias económico administrativas.
Quienes dicen no confiar nada representan un 9%; 14 en el área de CBAP y
12 en ciencias de la salud. En sentido opuesto, los que tienen mucha confianza
representan un 19% del total y llega hasta 25 en el caso de los profesores de
ciencias sociales y 24 en CBI.
En las personas tampoco se puede confiar: ¿diría Usted que se puede confiar
en la mayoría de las personas? No, es la respuesta mayoritaria; así lo dice un
42% de los profesores, que se eleva a 46 en el caso de los profesores de CBAP,
de CEA y CSH, mientras que, en ciencias de la salud, disminuye a 33%.
Un 39%, por su parte, dice que solo algunas veces se puede confiar, pero en
el caso de los profesores de ciencias de la salud, este porcentaje se incrementa
a 51. Mientras que los que dicen si confiar, promedian el 17%; solo en el caso
del área de CBAP, tal porcentaje se reduce a 11.
Para obtener bienes y servicios, se confía en el sector privado; el 50% de
los profesores así lo expresa. Solamente en el caso del área de CEA se eleva a

79
Aproximación a la cultura política de los docentes de la Universidad Autónoma de Nayarit

67, mientras que en sociales y humanidades solo alcanza un 35%. Son estos
profesores –de CSH- los que confían en el sector público como el proveedor de
bienes y servicios, según lo manifiesta un 27% de los mismos; mientras que en
CBI solo un 4% confía en el sector público, y un 7% en CBAP.
Sorprende un 28% de profesores que no confía en ninguno de los dos, y
que en el área de ciencias biológico-agropecuarias se eleva hasta 43%, y en
ciencias de la salud y ciencias básicas, alcanza un 32.
En esas condiciones, ¿en manos de quien dejaría el futuro del municipio,
estado y país? El conocimiento y aplicación de las leyes predomina; los profe-
sores señalan, un 78%, que en manos de quien conozca, respete y aplique las
leyes. Cantidad que se eleva hasta 87% cuando se trata de los profesores de
ciencias de la salud; 82 para el caso de CBAP, para luego disminuir hasta 52%,
con los profesores de CBI.
Son los profesores de ciencias sociales quienes privilegian el conocimiento
y respeto de las tradiciones, pues así lo señalo un 15% de éstos; porcentaje de
apenas un dos, en el caso de los profesores del área de la salud. Otra de las
respuestas refiere a alguien que consulte y convenza, aunque sin resultados; ésta
fue mencionada por un 12% de profesores de ciencias sociales y un 8% de los
de CBI.
Como parte final del apartado concerniente al indicador de confianza, se
preguntó a los profesores que tanto acuerdo tenían con un listado de enuncia-
dos. Resalta, de nueva cuenta, la desconfianza hacia el gobierno y la utilidad del
voto, como elemento que defina las acciones de los gobernantes. La opinión
sobre los funcionarios públicos es muy negativa, ya que más del 90% de los
profesores menciona que solo aprovechan su puesto; 98 % de profesores del
área de CBAP y 93 del área de la salud. Y, además, que no les preocupa conocer
las opiniones del grueso de la población. De los políticos, la opinión es similar;
señalan que solo les preocupa obtener beneficios para ellos mismos.
De la misma manera, se refrenda la desconfianza en su propio entorno, ha-
cia las personas. De entrada, un 73% menciona que, si uno mismo no se cuida,
la gente se aprovecha; se eleva a 78% en opinión de los profesores del área de
CEA y disminuye a 65 en el caso de los de ciencias sociales. Junto a esto, se
cree que las personas son poco solidarias, que solo se preocupan por sí mismas.
Por otro lado, en porcentajes que van del 86 al 95%, se considera que son los
ciudadanos los que permiten que haya corrupción.

Las ideologías

Un tercer aspecto, es el vinculado a la ideología. Concierne a posicionamientos


estables que el individuo adopta respecto de ciertos referentes de la política, el
sistema político o sus componentes; pero no solo eso, implica también una co-
herencia entre dichos posicionamientos. Con el fin de captar esto, se cuestiono
a los docentes respecto de asuntos como los siguientes.

80
Enedina Heredia Quevedo | José Luis Pacheco Reyes | Alejandro Enrique Orozco Morales

Es común que muchas personas, cuando se habla de política, utilicen los


términos izquierda o derecha para ubicar la posición propia o de otras personas.
Se pidió a los profesores que se ubicaran, considerando una escala de 1 a 10,
donde 1 es el máximo a la izquierda y 10 el máximo a la derecha. Al parecer,
la mayoría de los profesores se ubican en una posición de centro, dado que 5
es el nivel con el mayor porcentaje, que llega a 36.3. El máximo a la izquierda,
alcanza un 6.3%, mientras que el máximo a la derecha, alcanza un 2.4%.
Así, los que se ubican entre 1 y 5 de la escala, alcanzan un 63.4% del to-
tal; los que se encuentran entre 6 y 10, llegan a 19.3%, mientras que un 17%
menciona no saber.
Se planteó una pregunta, cuyas respuestas permiten ir atisbando que tanto
se reconoce al Estado –a partir del gobierno, como uno de sus entes-, sus fun-
ciones y las relaciones de la sociedad con éste, además de corroborar supuestos
anteriores.
¿Quién es responsable de resolver los problemas sociales y económicos de
los mexicanos? Alrededor de un 10% de profesores dice que el gobierno, 5%
que los ciudadanos, 15% que la sociedad organizada y el 70% restante, que
todos: gobierno, ciudadanos y sociedad organizada.
Llama la atención, que, para el caso del gobierno, sea en las áreas de básicas
y de la salud donde se presenten los porcentajes más altos, de 16, y en ciencias
sociales el más bajo, de solo 4%. Una posibilidad de explicación a ésta respues-
ta, es el desconocimiento de las funciones de gobierno.
En ciencias básicas se encuentra también, el porcentaje más alto de quienes
señalan que es responsabilidad de la sociedad organizada, alcanzando un 32%,
que en el resto de las áreas se mueve entre el 9 y 16%.
Ahora bien, en cuanto a la última opción, tiene el mayor porcentaje en
ciencias sociales, 77%, 74 en económico administrativas, 72 en el área de agro-
pecuarias, 67 en ciencias de la salud y solo 44% en ciencias básicas.
Lo que sí parecen tener claro los profesores, es lo que no debe hacer el
gobierno; así, en porcentajes de entre 80 y 90%, se expresa la opinión negativa
acerca de la prohibición de huelgas o censurar radio y televisión.
Un 90%, expresa que el gobierno no debe prohibir huelgas. En contra
de prohibir la existencia de algún partido político se manifestó un 79%, que
aumenta 8 puntos en el caso de los profesores de ciencias agropecuarias. En
cuanto a censurar radio, televisión y/o periódicos, la respuesta es negativa en un
92%; mismo porcentaje para el caso de la posibilidad de manipular o modificar
resultados electorales.
Otras acciones en contra de las cuales se manifiestan los profesores son: el
uso de la fuerza pública en contra de personas que se manifiestan. Así lo expreso
un 83% de ellos; aquí, de nuevo son los profesores del área de agropecuarias los
más enérgicos, donde el 88% se manifiesta en contra de dicha medida.

81
Aproximación a la cultura política de los docentes de la Universidad Autónoma de Nayarit

La promulgación de leyes para prohibir manifestaciones de protesta, recibe


la desaprobación de un 84%, castigar a quienes están en contra del gobierno,
de un 83%. Mientras que el uso del ejército para acabar con huelgas es desa-
probado por un 88 por ciento, que llega a casi 92 para el caso de los profesores
de económico administrativas y los de ciencias agropecuarias.
Junto a esto, el maltrato, la tortura y la pena de muerte no se consideran
necesarios para el mantenimiento del orden y la paz, según lo expresa un 70%
de los profesores. Solo un 5% considera que si y 4% dice no saber. Pero, resulta
preocupante que un 23% menciones que a veces puede ser necesario. Esta can-
tidad se eleva 6 puntos para el caso de los profesores de las dos áreas menciona-
das en el párrafo anterior, pero se reduce a 7%, en el caso de ciencias sociales.

La dimensión, los recursos de la cultura política. Evaluaciones


y participación política de los docentes de la Universidad
Autónoma de Nayarit

Como se ha señalado líneas arriba, la dimensión subjetiva de la cultura política,


la de los recursos, se constituye de dos elementos fundamentales, uno el de las
evaluaciones y otro el de la participación. Al parecer no queda muy claro qué
es la política y lo que implica tal desconocimiento. Los profesores señalan que
solo medianamente les interesa la política: 49% en el área de la salud, 46 en la
de CBAP, 45 en la de CEA, y solo 32 en la CBI y 37 en ciencias sociales.
Son un 40% de profesores de ciencias sociales quienes señalan que les in-
teresa mucho, y 24% en ciencias básicas. Pero, apenas un 8% en el área de la
salud.
Preocupante son las cifras de aquellos a quienes les interesa poco o no les
interesa, que suman alrededor de 37%. Se trata de 21% de los profesores del
área de la salud, y 18 del área de CEA, que dicen que no les interesa la política.
Por eso, cuando se habla de política, solo un 50% de los profesores señala
que generalmente participa en la conversación y da su opinión. Mientras que
un 20% menciona que solo escucha, y los que solo a veces dan su opinión,
representan un 25%. El resto, simplemente, deja de poner atención.
Se preguntó a los profesores si han tratado de realizar acciones en aras de
resolver algún problema de su entorno, que lo afecte junto a otras personas.
Las opciones con mayores porcentajes de respuesta positiva, no implican nece-
sariamente, trabajo conjunto, permanente, con otras personas. Así, encontra-
mos que organizarse con otras personas es la más socorrida, pues es la opción
de un 77% de los profesores, se eleva a 80 en el caso de las mujeres y para los
profesores de ciencias sociales y ciencias de la salud. Otra es, la queja ante las
autoridades; para un 69% de profesores es la elegida. Con los profesores del
área de CBI incrementa hasta 88% y a 76 con los profesores de ciencias sociales.

82
Enedina Heredia Quevedo | José Luis Pacheco Reyes | Alejandro Enrique Orozco Morales

La firma de cartas de apoyo, representa una opción para un 68% de pro-


fesores, que aumenta a 73 en el caso de CEA y 72 en ciencias sociales. Asistir
a manifestaciones se menciona también como una opción viable, al igual que
portar algún distintivo. Las que no entran en el imaginario como acciones a
realizar, son, pedir apoyo a algún partido político o una asociación civil, a dipu-
tados o senadores. Tampoco se considera una opción viable mandar cartas a un
periódico o llamar a programas de radio o TV.
Aunado lo anterior, se cuestionó si durante el último mes había participado
en alguna organización; el sindicato y la asociación de padres de familia sobre-
salen como las más importantes. El primero fue mencionado por un 46% de
profesores, mismo que en el caso de los profesores de CBI, llega a 72%. La
asociación de padres la señala un 41% de profesores, con variaciones entre 34 y
45%, entre las diferentes áreas de conocimiento.
La importancia de estas dos opciones puede obedecer, primero, a la crisis
económica que se vive en la institución, con la sensación de angustia que genera
en los profesores y que buscan, a través de la representación sindical, tener al-
gunas certezas sobre sus ingresos económicos. En segundo lugar, a la obligato-
riedad que reviste la asistencia a las reuniones de padres de familia, pues tienen
que ver con asuntos relacionados directamente, sino con educación, si con las
condiciones de desarrollo de los hijos en los planteles escolares.
Otras de las opciones que resultaron importantes para los profesores, son
las juntas de colonos y las agrupaciones u organizaciones de ciudadanos; esto
según lo señalado por un 25 y 20% de los profesores respectivamente.
Relacionado con esto, se preguntó a los profesores sobre la realización de
algunas actividades que tienen que ver con participación social, como por ejem-
plo donar alimentos cuando se presenta un desastre natural. Todos, han donado
dinero a la Cruz Roja y 94% ha donado alimentos, medicina o ropa cuando se
ha presentado un desastre. Un 80% menciona que ha auxiliado a algún desco-
nocido; con porcentajes de entre 60 y 70%, se encuentran acciones como donar
sangre, participar como voluntario en actividades en beneficio de la comunidad,
firmar cartas de apoyo a alguna causa y hacer donativos o prestar ayuda a alguna
organización social.
Se dice que la corrupción es uno de los principales problemas del país, con
las múltiples consecuencias que tiene, pero al parecer como ciudadanos poco
estamos dispuestos a hacer para erradicarla. Un 78% de los profesores encues-
tados consideran que es una obligación ciudadana estar informado sobre los
asuntos públicos y denuncias las injusticias y la corrupción; sin embargo, un 8%
menciona que es obligación solo de unos cuantos, de los mejores. Mientras que
un 12% menciona que debe ser una opción, al libre albedrio de las personas.
La misión de la Universidad Autónoma de Nayarit señala, que sus funciones
se desarrollan honrando los principios de colaboración, equidad, tolerancia, solida-
ridad y convivencia democrática.

83
Aproximación a la cultura política de los docentes de la Universidad Autónoma de Nayarit

Por su parte, la visión menciona que la institución es… líder… en la for-


mación de estudiantes con compromiso social, que sean capaces de transformar su
entorno y elevar la calidad de vida de sus familias y de la sociedad.
Esto implica, de entrada, un ambiente de trabajo colaborativo, que los do-
centes lleven a cabo las funciones sustantivas de manera proporcional y que
existe respeto a las funciones, derechos y obligaciones de cada uno de los uni-
versitarios, que la universidad conoce y se reconoce en su entorno, entre otras
cosas.
Los principios señalados en la misión, son también algunos de los compo-
nentes esenciales de un sistema democrático y de una cultura política acorde
a éste; por lo tanto, de cumplirse lo enunciado, la universidad, efectivamente
estaría contribuyendo a la formación de sujetos críticos, informados y capaces
de transformar su entorno, en aras de una mejor calidad de vida para todos.
Al cuestionar a los profesores, si consideran que la universidad tiene la
obligación de contribuir a la formación, precisamente, de una cultura política
democrática de los universitarios, un 78% de éstos responde que sí. Un 4% dice
que no y un 18% menciona que es opcional.
La fuerza del sí es mayor con los profesores de las áreas de ciencias sociales y
de económico administrativas, con 85 y 84% respectivamente. Mientras que es
menor en ciencias básicas, con solo 68%. Es un 28% de profesores de la misma
área, CBI, que menciona que debe ser una opción, 27 en agropecuarias y solo
10% en ciencias sociales. Mientras que en ciencias de la salud se encuentra un
8% que señala que no es obligación de la universidad.
Los valores políticos, relacionados con la cultura política democrática, al
menos teóricamente son trabajados en algunos espacios universitarios, sobre
todo en la docencia. Se cuestionó a los profesores si estos deben ponerse en
práctica en cualquier espacio universitario y entre todos los miembros de la
comunidad, sin diferenciar entre docentes, estudiantes y trabajadores: un 86%
respondió que sí, 4 que no y un 8% dice que es irrelevante. Este último se
duplica para el caso del área de ciencias básicas, y llega a 13% en ciencias agro-
pecuarias.
Estos datos pueden estarnos indicando que, en el mejor de los casos, solo a
nivel teórico se tiene conciencia sobre la importancia del fomento y puesta en
práctica de valores.
Junto a esto, un 10% de profesores considera que la formación cívica de los
estudiantes no es más importante que la formación científico-técnica; mientras
que otro 10% lo considera algo relativo. Para un 27% la formación cívica sí es
más importante que la científico-técnica, pero la mayoría, un 48%, menciona
que son igual de importantes.
Al parecer, nuestro lema Por lo nuestro a lo universal, tampoco se cumple
cabalmente. A la pregunta acerca de si la universidad debe darle preponderancia
a los intereses económicos y sociales de su país o contribuir a la solidaridad, sin

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Enedina Heredia Quevedo | José Luis Pacheco Reyes | Alejandro Enrique Orozco Morales

importar las fronteras territoriales, un 38% de los profesores señalo que deben
reforzarse los nacionalismos, mientras que un 40% menciona que se debe cues-
tionar el nacionalismo en aras del humanismo.
Más allá de los datos anteriores, preocupante es un 20% de profesores que
mencionan no saber o bien que es una cuestión irrelevante. El porcentaje más
alto de profesores que señala no saber, 18, se ubica en el área de ciencias bio-
lógicas y agropecuarias. Mientras que en el área de sociales se encuentra el
porcentaje más alto, 57%, de quienes mencionan que se debe cuestionar los
nacionalismos.
Existe, sin embargo, conciencia de que la condición de universitario debe
marcar alguna diferencia en el compromiso cívico y el ejercicio de la ciudadanía.
Esto, según lo expresado por un 72% de los profesores; porcentaje que se eleva
a 81 en el caso de los profesores de ciencias sociales y que disminuye a 56 para
el caso de ciencias básicas.
Un 20%, por otro lado, señala que solo en parte. Aquí, el porcentaje más
alto corresponde a los profesores de ciencias básicas, 40%, y el más bajo a cien-
cias sociales, de 12%. En promedio, un 5 por ciento, dice que no debe marcar
ninguna diferencia.

Conclusiones

Como se ha venido señalando a lo largo del trabajo, concebimos a la cultura


política como algo más que determinaciones subjetivas de la acción política
de los sujetos, provocadas por influjos externos, social, histórica y cultural-
mente configurados y ante los cuales, los individuos, luego de un proceso de
asimilación y apropiación exitosa de los mismos, desarrollan ciertos tipos de
orientaciones que les permiten colonizar el terreno de la política, asumiendo
posturas y desarrollando acciones esperadas y adecuadas. El comportamiento en
este sentido aparece como un mero reflejo de los influjos externos a los que se
ve expuesto el sujeto.
Se trata de un conjunto de elementos estructurales y estructurantes, social,
histórica y culturalmente constituidos, que determinan y constriñen el compor-
tamiento de los miembros de un grupo social, pues se comportan como reglas
de su actuar, desde las cuales se adoptan posicionamientos y se orientan, prácti-
cas y acciones, pero también, como un conjunto de recursos, propios del sujeto,
derivados de los actos, las formas de actuar e interrelacionarse en el mundo de
la política y con los distintos elementos que la configuran, de las consecuencias
de ello y por supuestos de los juicios que provocan dichas actuaciones.
Por lo anterior, en la pretendida intención de dar cuenta de la cultura po-
lítica de los universitarios, estudiantes y docentes, nos hemos visto obligados
no solo a analizar la dimensión objetiva y constrictiva de la cultura política, los

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Aproximación a la cultura política de los docentes de la Universidad Autónoma de Nayarit

valores normas y principios preeminentes en los sujetos, las formas en que estos
se apropian de estos y las consecuentes practicas derivadas.
Tuvimos que voltear la mirada a la dimensión subjetiva, la que se construye
en función de los actos y prácticas situadas y recurrentes, normadas y estructu-
radas, pero que se constituye en elemento a partir del cual la propia practica se
ve redimensionada.
Como se recordara, nuestro análisis se veía inspirado, por un lado, en el
reconocimiento de los valores, las actitudes e ideologías prevalecientes entre
los universitarios, pues de esta manera accedíamos al nivel objetivo de la cul-
tura política, nuestra intención era identificar si los elementos normativos y
constrictivos del comportamiento político, coincidían con aquellos derivados
del diseño institucional del régimen político en ciernes en nuestro país –de-
mocracia-, o si bien se correspondían con aquellos del régimen político pre-
cedente –autoritarismo-, si es que las transformaciones experimentadas a nivel
del régimen y sistema político encontraban eco en las reglas que orientaban las
actitudes y prácticas de los universitarios y el sentido en que esto se presentaba.
Al respecto, lo que observamos fue que los valores normas y principios
prevalecientes entre la mayoría de los universitarios, no son aquellos vinculados
al régimen democrático, sino aquellos imperantes en el régimen autoritario,
y esto resulta así no porque se dé una ausencia de dichos valores en el medio
ambiente, pues habrá que recordarse que son parte constitutiva de este cuando
menos desde principios de siglo, sino porque hasta el momento no se ha logra-
do alcanzar un consenso determinante en torno de la democracia, sus supuestos,
sus razones y sus prácticas.
En otros términos, no se trata de una ausencia de valores democráticos ni
tampoco de la falta de estructuras, procesos o mecanismos institucionales de
transmisión de los mismos, se trata del aún inexistente consenso respecto de la
importancia y preeminencia de dichos valores, como ordenadores y articulado-
res de la vida política en la sociedad.
Porque, aun no se logra una aceptación generalizada e incuestionable res-
pecto del régimen democrático, como mejor forma de ordenar y regular la vida
en sociedad, en el que se reconozca y acepte la diversidad y pluralidad, en la
que el conflicto derivado de la competencia no se considere riesgo alguno para
la estabilidad y el orden social puesto que las diferencias se resuelven mediante
el derecho, la negociación y el consenso y en el que el papel del poder de la
autoridad se sujete a la ley de la razón y la justicia.
Porque aún se observa la marcada posibilidad de que los universitarios op-
ten por la afirmación de principios intolerantes, autoritarios y hasta injustos,
para que en función de ellos se logre garantizar el orden, el desarrollo y la paz.
En referencia a las actitudes predominantes, esto es los posicionamientos
frente al ejercicio y práctica de la política, se hallan caracterizados por: una
tolerancia conveniente y limitada, que se contenta con aparecer en escenarios

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Enedina Heredia Quevedo | José Luis Pacheco Reyes | Alejandro Enrique Orozco Morales

donde lo moral y socialmente aceptable, es el reconocimiento de la igualdad, la


diferencia y la diversidad, pero que en terrenos donde dichos controles parecen
ser menos exigentes se abandona para adoptar posicionamientos en los que no
es el reconocimiento del otro, el respeto a la diferencia, la diversidad y la hete-
rogeneidad de ideas y opiniones las condiciones las que caracterizan el desarro-
llo de la interacción socio política, sino por el contrario el desconocimiento, la
imposición e incluso el autoritarismo.
Así mismo, se observa una confianza interpersonal e institucional pobre
y reducida, pues no se confían ni en todo, ni en todos de la misma manera y
cuando se confía se hace de manera limitada y parcial, hechos que se traducen
en poca proclividad del universitario al establecimiento de vínculos y redes de
cooperación social y, en el terreno institucional, pocas posibilidades a dar lugar
al desarrollo de capital social, densidad organizativa y verticalidad de la organi-
zación, negociación, consenso, exigencia, control y vigilancia del cumplimiento
efectivo del ejercicio público a nivel gubernamental. En otras palabras, existen
pocas posibilidades para que los universitarios logren establecer redes de tra-
bajo conjunto que posibiliten su actuar coordinado y que en función de este se
haga posible dar paso a la exigencia de la palabra y acción pública de los entes
gubernamentales o institucionales, puesto que impera un actuar individualizado
basado en la desconfianza hacia los otros.
Por último, en lo concerniente al posicionamiento ideológico los datos evi-
denciaron que entre los universitarios de la UAN si bien aún no podemos
hablar de una definición clara de posicionamientos estables que articulen de
forma coherente creencias e ideas y actitudes políticas, lo cierto es que el pa-
norama es halagüeño pues puede hablarse de la construcción de ideología entre
los universitarios, que les permite posicionarse de forma, aun con poca claridad,
en espectros como el de izquierda - derecha, conservadurismo - radicalismo,
estatismo - individualismo, por lo que comenzamos a ver universitarios con
posicionamientos políticos moderados - conservadores, tendientes al reconoci-
miento y afirmación del individualismo político y a la reducción, limitación y
subordinación del gobierno frente a la ley y la justicia.
En el plano de los recursos, segundo componente de nuestro análisis de la
cultura política, constituido por evaluaciones y participación política las ob-
servaciones son, por decirlo de alguna manera, contundentes: En primer lugar,
porque los juicios que los universitarios emiten respecto del sistema político,
sus formas de articulación con este y sus formas de relación con el Estado,
evidencian que el pobre nivel de legitimidad y confianza alcanzado por las ins-
tancias de gobierno, sus actores, funciones y procesos derivan de consideracio-
nes negativas hacia los mismos, resultado de la incapacidad de estos por hacer
efectivo el acto de gobierno o bien por la distancia que entre el ciudadano y el
sistema político no ha logrado ser reducida, además del hecho de que hasta el
momento el ciudadano no ha logrado concebirse a sí mismo como un elemento

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Aproximación a la cultura política de los docentes de la Universidad Autónoma de Nayarit

consustancial del régimen democrático y un ente activo del sistema político, sea
bien porque se asume ignorante de la política o porque se considera incompe-
tente e irrelevante en su ejercicio; En segundo lugar, porque a nivel de las prac-
ticas concretadas el primer elemento notable es el pobre interés que la política
despierta entre los universitarios, quienes realizan el menor esfuerzo por acceder
a información de ella, lo que se traduce en un pobre ejercicio participativo,
tanto a nivel convencional como no convencional, que se caracteriza por hallarse
vinculado al desempeño de una actitud conservadora, limitada y reservada, cu-
yas prácticas políticas terminan por ser parciales y poco comprometidas.

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La Universidad Autónoma de Nayarit en la formación de la
Cultura Política

se terminó de imprimir en los talleres de Ediciones La Biblioteca, S.A. de C.V.,


ubicados en Azcapotzalco la Villa 1151, Colonia San Bartolo Atepehuacan,
Alcaldía Gustavo A. Madero, CDMX, C.P. 07730,
en diciembre del 2020

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Su edición consta de 1000 ejemplares.

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