Bolivia estableció la celebración del Día del Árbol el 1 de octubre de
1995 con el objetivo de promover y despertar la responsabilidad de conservación entre las autoridades, instituciones y la población en general. La iniciativa fue promovida por las Naciones Unidas para que cada país dedique una jornada a evaluar sus políticas públicas enfocadas a la conservación de árboles y bosques. Los ambientalistas e instituciones públicas que trabajan en los actos conmemorativos destacan que el exceso de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera contribuye y acelera al cambio climático. Se estima que una hectárea con árboles produce suficiente oxígeno para 40 habitantes en una ciudad intermedia. Los estudios señalan que un bosque de una hectárea consume en un año todo el CO2 que genera la carburación de un coche en ese mismo período. A nivel global, los bosques reducen el calentamiento de la atmósfera y regulan el clima de la tierra. Entre otras consecuencias que atraviesan las ciudades, la pérdida progresiva de árboles eleva las temperaturas y la erosión del suelo. Anteriormente, el vicepresidente Álvaro García Linera explicó que Bolivia ocupa el quinto lugar a nivel mundial de los países que más árboles tienen en su territorio, ya que posee 59 mil millones. Al respecto, precisó que Rusia lidera la lista, seguido por Brasil, Estados Unidos, China. “La incidencia de Bolivia en el cambio climático es literalmente cero, frente a otros países que tienen responsabilidad de 1 hasta el 29 por ciento”, sostuvo García Linera.