La evidencia paleoantropología y genética apoya la hipótesis, en el siglo XVII, proponía una interpretación según la cual el hombre americano era descendiente de antiguos exploradores ibéricos, descendientes de Jafet, uno de los hijos de Noé, que luego del diluvio realizaron exploraciones en el continente europeo, pasando de Cádiz a la todavía no sumergida Atlántida, exploración que los llevó, según la leyenda, al territorio de la actual Cartagena de Indias en el continente americano. Esta hipótesis se apoyaba en el relato bíblico para sustentar pretensiones geopolíticas de la España imperial.
Han llegado a afirmar que el hombre es originario del continente africano,
donde se generó a partir de la evolución de una única rama de los homínidos, denominada homo sapiens sapiens.