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Escuela y Liceo Vocacional Sarmiento – UNT

LOS TEMAS EN EL QUIJOTE DE LA MANCHA

El tema de la locura
Don Quijote, más que nada, padece de enloquecimiento, enloquece después de haber leído
demasiadas novelas de caballería. Adopta un nuevo nombre, decide enamorarse de Dulcinea de
Toboso, a la que nunca ha visto, y sale de casa en busca de aventuras con su escudero Sancho Panza
para mejorar el mundo. Se considera un caballero andante, siguiendo el modelo del Rey Arturo de
Inglaterra, de Amadís de Gaula y de muchos otros. La caballería es una religión para don Quijote.
Traba batallas que no son necesarias, sale molido de ellas, y ve la realidad de forma diferente, como
si estuviera bajo un encantamiento, pues o no ve lo real o piensa otra cosa. Don Quijote, aunque
enloquecido, es un hombre de bien; no le gusta el mundo así como es y lo quiere mejorar, así que no
importa que sus batallas resulten siempre mal. Sancho dijo de él:
"era un pobre caballero encantado, que no había hecho mal a nadie en todos los días de su
vida."
Su enloquecimiento proviene también de la tristeza provocada por la ausencia de su
"princesa", Dulcinea de Toboso: él está loco de amor. Se le llama "El Caballero de la Triste
Figura" lo que dice mucho de su género de locura y nos hace relacionarlo con la melancolía.
Su enloquecimiento es inocente, no es peligroso, excepto para él mismo. En la Primera
parte, la gente se burla de su locura y de sus disparates, mientras que en la Segunda ya lo aprecian
porque es conocido. Don Quijote es un personaje tragicómico. Hace reír tanto al lector como a los
propios personajes de la novela, lo que al mismo tiempo provoca cierto cargo de conciencia cuando
uno se da cuenta de que nada es culpa del caballero y que los que se burlan de él y sus desengaños,
en realidad, son crueles.
Don Quijote es capaz de verdaderas hazañas, no importando que sean superfluas. Está loco y por eso
no tiene miedo: la locura le da coraje.
No soporta la cruel realidad, y por eso la muerte es inevitable cuando ya no puede lanzarse al mundo
como un caballero andante. Tiene momentos de locura absoluta y momentos de lucidez. A veces, no
es fácil decidir si don Quijote está cuerdo o bien loco, "es un entreverado loco lleno de lúcidos
momentos". Cuando don Quijote acepta su locura y se identifica con el papel de caballero andante,
es capaz de pensar de forma realista dentro de esta personalidad adoptada.
A un loco se le perdonan reacciones y palabras duras que no se perdonarían a una persona cuerda. Y
así, la locura en literatura sirve también para exponer con libertad las opiniones críticas sin miedo a la
censura. Y efectivamente, Cervantes - Don Quijote lo hace y muy bien.
El tema del amor
El amor cortés, que llega hasta Cervantes, quien lo refleja (o lo parodia) en don Quijote y su
amada, Dulcinea del Toboso. Pero… ¿qué características del amor cortés podemos encontrar en el
Quijote? El amor cortés tenía lugar entre personas de la nobleza. Tenía un carácter platónico y
místico. Un caballero, se enamoraba de una dama que siempre era superior a él en cuanto a estatus
social y, más importante todavía: debía ser una mujer casada. El enamorado tenía que demostrar sus
sentimientos mediante composiciones poéticas y gestas heroicas. Además, su amada podía pedirle lo
que quisiera y él no podía negarse a ninguna de sus peticiones.
La dama era siempre una mujer muy bella y de grandes cualidades que siempre se mostraba distante,
cosa que hacía sufrir a su enamorado, que se lamentaba de su crueldad y desdén. La relación entre el
caballero y la dama se parecía mucho a la de un vasallo con su señor. En contadas ocasiones, el
enamorado podía llegar a comunicarse con su amada, pero muy pocas veces llegaban a consumar la
relación.
Si nos centramos en la novela de Cervantes, podemos comprobar que don Quijote encarna a la
perfección el papel del caballero enamorado. Cuando decide hacerse caballero, una de las primeras
cosas que hace es buscar una dama de quien enamorarse y a quien servir y encomendarse. La elegida
es una labradora, llamada Aldonza Lorenzo, a quien don Quijote otorga el nombre de Dulcinea del
Toboso. Esta Dulcinea es un cúmulo de perfecciones y cumple con todos los requisitos que debía
tener una dama. Sin embargo, la realidad es muy distinta: Aldonza Lorenzo es una mujer que trabaja
en el campo, de la cual se dice que “que tuvo la mejor mano para salar puercos que otra mujer de
toda la Mancha”.
Don Quijote se lamenta de la indiferencia y el desdén de Dulcinea, se encomienda a ella antes de una
batalla (ya sea contra arrieros o contra molinos - gigantes) y, siempre que vence, pretende que su
rival se presente ante Dulcinea, reconozca su hermosura y le cuente las valientes hazañas que
acomete don Quijote por ella. Como buen caballero andante, don Quijote ha de defender
la hermosura y superioridad de su dama ante todas las demás. Por esta razón se enfurece con
Sancho Panza cuando éste le exige casarse con la princesa Micomicona, alegando que supera en
gracia y hermosura a Dulcinea.
Otro elemento del amor cortés que podemos encontrar en el Quijote es el de la penitencia amorosa.
El caballero que era desdeñado por su dama tenía dos opciones: hacer locuras para llamar su
atención o hacer penitencia. Don Quijote, imitando a Amadís de Gaula, opta por la segunda opción y
se adentra en lo más profundo de Sierra Morena donde llora, grita, se azota y se lamenta del olvido
de Dulcinea. Mientras tanto, envía a Sancho al Toboso con una carta para ella, y para que le explique
la penitencia que está haciendo.
Don Quijote siente por Dulcinea un amor humilde (siempre se reconoce inferior a ella)
y desinteresado (nunca contempla la posibilidad de casarse con ella). Es un tipo de amor
muy fiel y casto, sin ningún tipo de interés sexual, lo cual difiere del amor cortés en general, donde
siempre se buscaba la relación sexual (que podía llegar, o no).
El tema de la literatura
Don Quijote nace como producto de una experiencia literaria; el Hidalgo Alonso Quijano es a su vez
una creación de Cervantes. La imaginación enajenada de Quijano, absorta y enardecida por la lectura
desmedida de libros de caballería, resuelve dar vida a una utopía…..y entonces nace el Caballero
Andante: Don Quijote. El objetivo de Cervantes era acabar con los libros de caballería y para ello
instaló su personaje dentro del mundo literario contra el que pretendía arremeter, degradándolo a
través de una sistemática parodia.
Literatura y vida se confabulan en la mente de Quijano. Don Quijote recorre sin tregua ni desmayo los
caminos de La Mancha en busca de aventuras; de justicia; en defensa de los desvalidos y marginados.
Don Quijote lleva a la “realidad cotidiana” su mundo mágico, su universo propio surgido de la
literatura. Don Quijote es un personaje-síntesis de algún libro de caballería por escribir-que se escapa
de su creador y toma vida propia y se convierte a su vez en creador.
La vida de Don Quijote es entonces, hija de la literatura porque el viejo a hacendado se decide a
‘vivir’ sus lecturas.
En la imaginación de Don Quijote se confunden la realidad con la ficción; no discrimina entre
personajes ‘reales’ y personajes ficticios; no hay un espacio entre la palabra escrita: la literatura y la
realidad. Don Quijote desea actuar en la palabra. La literatura servirá entonces de modelo para la
realidad. Don Quijote es un ser que se va creando a sí mismo en la acción; en la vida o realidad. El
motivo principal de la actuación en el mundo de Don Quijote es el Deseo que se expresa primero en
palabras y luego en acción.
El viaje de Don Quijote por los caminos de La Mancha es un viaje de desarrollo a nivel personal y
moral tanto como a nivel literario.
El Quijote como novela de novelas, está lleno de historias narradas de diferentes maneras; dada la
polifonía de voces y formas que componen la obra. La literatura, entonces, está presente a cada
momento. Todos los géneros literarios desfilan por la novela, el pastoril, el caballeresco, el picaresco,
etc.
Don Quijote decide hacer de su vida una obra de arte, porque se empeña en vivir la literatura. Su
existencia es meramente literaria; es la fantasía o ficción hecha ‘realidad’. Por otro lado, el tema de la
literatura tiene una importante derivacióncon la “crítica literaria”, cuando Don Quijote duerme
ocurren hechos importantes en el mundo de la literatura, como por ejemplo; el escrutinio de su
biblioteca, donde el cura y el barbero tienen una conversación sobre los libros que merecen ser
salvados los que serán parte de la quema de libros, además de las largas conversaciones del Quijote
con los distintos personajes de la novela sobre este tema: el ventero, los condes, etc. .
Cervantes revisa, critica y expone la literatura contemporánea a él, lo mismo que la literatura anterior
a él, a través de la vida de sus personajes. Cada nuevo personaje nos presentará un género literario;
un estilo distinto. La literatura y la historia de la literatura son también temas de la novela cervantina.
El tema de la justicia y la libertad
Don Quijote repite una y otra vez, que la misión de un caballero andante no es otra que “desfacer
entuertos” es decir que nuestro héroe se lanza a los caminos con el único objeto de dar una solución
a los casos de injustos de la vida.
Hay un ideal de justicia en el Quijote que excede por mucho
nuestras representaciones ordinarias, pues está hecho de
todo lo que falta a nuestras tradicionales ideas de la justicia:
generosidad para emprender día a día nuevas aventuras,
magnanimidad para mantenerse ante las ofensas y conservar
la sencillez en el éxito, apertura para el reconocimiento de los
otros en sus virtudes y en sus derechos, delicadeza en el trato
de las personas, fortaleza para enfrentar los miedos y las
derrotas, serenidad para contener los impulsos más elementales y transformarlos en reconocimiento
de la propia vulnerabilidad, disposición para la escucha y la buena deliberación. Tenía razón
Aristóteles cuando decía que la justicia es “la virtud en compendio”, pues no se limita a aspectos
específicos de la relación de los hombres consigo mismos o sus semejantes, como ocurre con las
demás virtudes, sino que procura el equilibrio de las virtudes personales con el buen juicio, en
situaciones concretas, y una sensibilidad hacia las necesidades de las otras personas. ¿Qué otra cosa
es lo que enseña Don Quijote a Sancho Panza cuando lo prepara para ir a gobernar la ínsula
Barataria?
Y hablando de libertad, Cervantes ideó este tema a través de sus propias experiencias vitales, por
ejemplo en la “Historia del cautivo”, expone los recuerdos de cuando estuvo cautivo en Argel y
desde allí hasta su propia patria, casi toda su vida estuvo encarcelado por alguna u otra razón. Tal vez
el hecho de comenzar su obra: “En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme...”,
nos recuerda que tal vez fue en una cárcel donde gestó su obra maestra. Pero aún en esa condición
física, nadie pudo privarlo de la libertad de pensamiento lo que lo guió a la creación e inspiración
literaria.
Desde el comienzo de su novela, vemos la creación de su humanístico personaje, un ser diferente
que a los ojos de los demás parecía un loco, pero que nació de la propia libertad y en libertad. Fueron
los libros, el conocimiento y el amor por la humanidad los responsables de aquella hermosa locura,
que era capaz de transformar lo feo en hermoso, lo malo en bueno, lo injusto en justo y hasta
corregir a la humanidad y de enderezar los “entuertos”. Era libre para ser caballero andante, para
escoger sus armas y para darle un sentido mesiánico a su vida, aún en plena madurez, y fue libre para
la acción, porque entendía que el hombre se realiza en pos de sus acciones a través de ellas y por
ellas mismas. De lo contrario, no hay tal realización, si no se actúa con la responsabilidad que
conlleva tal grado de libertad. Por eso atacó los “molinos - gigantes”.
En los primeros capítulos, don Quijote se lanza a una aventura sin precedentes, pero en pleno campo
recuerda que no puede enfrentarse a ningún tipo de aventura si antes no es armado caballero
andante. Necesita con urgencia un castillo y transforma libremente esa realidad, esa perspectiva que
tiene a la vista: una venta en castillo para lograr lo que desea en esos momentos, una ceremonia
oficial para ser un hombre libre.
Su primera aventura oficial no fue otra que la defensa de lo que predicaba: la justicia y la libertad.
Andrés, el mozo del labrador estaba atado a un árbol y era castigado por su amo. Este abuso, este
atropello enfureció a nuestro héroe que se enfrenta al poderoso terrateniente por defender con
dignidad el concepto de la libertad. Libera bajo amenaza, bajo presión a este niño de la garras de su
verdugo; no solo lo libera sino que le hace prometer que de ahora en adelante será tratado con
respeto y dignidad porque es un ser libre y digno. Todos sabemos que ocurre lo contrario, pero don
Quijote cumple con su misión, a la humanidad le tocaba hacer el resto. Es la enseñanza de valor lo
que él predicó con la palabra y con la acción. En esta aventura, refleja en concepto la reivindicación
social; el hecho de liberar a la humanidad del abuso del poder y el maltrato, mediante el filo de la
espada y de la palabra. Es enseñar al hombre el respeto por la dignidad y la libertad humana y cómo
se hace justicia. Este era su ideal y por el luchó, sin importarle las consecuencias
Su concepción sobre la libertad no flaquea. Nos encontramos en la encrucijada del camino con un
hombre libre que le permite a su caballo escoger el camino de las aventuras. Por doquiera que vaya
iré predicando y actuando a favor de la liberación de la humanidad de aquellos males, injusticias y
padecimientos. Estos ideales se enfrentan a una realidad amarga, a una España atada a su pasado y a
sus prejuicios. Resulta irónico y es precisamente el propósito de Cervantes, burlarse de esa situación
de atraso en la que España y el mundo se encontraba.
Cervantes es un gran admirador de la mujer, por algo se le considera un teórico de la liberación de la
mujer y no olvidó que desde Eva, la mujer ha sido objeto físico y sexual del hombre, utilizada,
explotada, maltratada y manipulada por los hombres, por la cultura y por la sociedad misma. Se valió
del personaje de Marcela, la gran defensora de su propia libertad como mujer y como ser humano,
de ser ella misma, de escoger su propio destino existencial y romper con los roles tradicionales.
Marcela se enfrenta a sus acusadores, a sus verdugos con fe y valentía. No es ella culpable de la
muerte de Crisóstomo, su enamorado. Ella no tiene la culpa y se defiende teniendo como corte el
paisaje, el bosque, la naturaleza y como defensor su propia libertad de acción. Quería ser libre y los
hombres debían respetar esa decisión. ¿Por qué tenía Marcela que seguir atada a los
convencionalismos, a la riqueza y a la belleza física? ¿Qué le importaba a ella que otros se murieran de
amor o se suicidaran, si en el fondo sabía que a esos hombres les guiaba el afán ancestral de dominar
y manipular a la mujer, de no respetar su libre albedrío, su derecho a ser ella misma. Lo insólito del
caso es que Marcela se rebela en contra de toda una sociedad, de toda una historia. Es la valiente
Marcela, el personaje que utiliza Cervantes para criticar e ironizar a la España que le tocó vivir.
Don Quijote siente un gran profundo respeto por Marcela porque refleja sus ideales y luchas. La
joven dice: “Yo nací libre y para poder vivir escogí la soledad de los campos”.
Nuestro héroe no pierde oportunidad: “Ninguna persona de ningún estado y condición que sea, se
atreva a seguir a la hermosa Marcela, so pena de caer en la furiosa indignación mía...”. Este puede
considerarse uno de los pasajes más conmovedores y poéticos escritos en honor a la libertad de la
mujer y de todo ser humano nacido libre.
Una de esas aventuras revestidas de sabor genuinamente española es la famosa aventura de los
galeotes. Todos recordarán que estos hombres iban atados por las manos y cuello a trabajar
forzosamente en las galeras por orden del rey y como castigo a sus delitos. A la luz de un “cuerdo”
esto no tiene nada de espectacular, pero para un “loco soñador y con intención premeditada de
resolver lo no resuelto”. Aquel espectáculo lo llena de ira y de alegría al saber que podría resolver
todo un tratado de justicia y libertad. Tiene que liberarlos por una razón poderosa, su coherencia de
comportamiento con su código de Justicia. No tolera que estén atados porque va contra su voluntad
de seres libres. Así lo dice a los guardias quienes se sorprenden por tan raro comportamiento y les
exige que libere a esos hombres (recuerden que Don Quijote vive la Edad Dorada, utópica, idealista y
paradisiaca de perfección y libertad).
¿Qué pretende Cervantes? se burla y critica en forma rebelde y anarquista el concepto de justicia
española. Descargó toda su furia con su pluma y con aquella espada vieja y rota contra las
tradicionalistas instituciones judiciales de su país, injustas, parciales, racistas, prejuiciadas e
inquisitorias propias de una nación mal gobernada. Veamos: Don Quijote se dirige a cada galeote y le
hace un pequeño juicio. Los interroga, les pregunta el delito a cada uno. Después de escucharlos
determina que son inocentes pues el delito cometido no equivale al castigo otorgado, por lo tanto
no hay justa administración de la justicia.
Esta sentencia de Don Quijote, pretende corregir la mala administración judicial y la falta de libertad
del pueblo que se convierte en causa y efecto de la situación corrupta, dictatorial e inquisitoria de
toda una época. Por tal razón trató de hacer un juicio justo y rápido a aquellos condenados por el rey.
Aquellos hombres que no estaban acostumbrados a juicios ni a perdones, entendieron poco de
aquellas locuras y la emprendieron a golpes contra su salvador. No hay bondad ni agradecimiento,
pero nuestro héroe comprende que “hay que hacer el bien sin mirar a quien” y sin esperar
recompensa alguna. Así es la nobleza de acción.
Hay una escena un poco humorística donde se puede apreciar el amor tan grande que Cervantes
tenía por España. Es aquella princesa encantada que llevaban unos encantadores, ¿Verdugos?
raptada y en contra de su voluntad. Era su deber de caballero andante liberar a su “patria-princesa”
del yugo de sus verdugos. Se enfrenta a ellos con valentía, con honor para liberar a España. ¿Quiénes
eran esos verdugos? cada verdugo representa los prejuicios, el atraso cultural y religioso, la
inquisición católica contra la ciencia, las ideas, la investigación y hasta contra las artes, la filosofía y el
progreso: “ruedas que no corren, princesas encerradas en su propia prisión, verdugos - hombres que
no piensan, que no luchan, que se conforman con comer y respirar”. De esa locura humana quería
Don Quijote ¿Cervantes? liberar a su patria y al mundo también.
Cervantes elabora con mucha sutileza el tema de la justicia y la libertad en la primera parte de su
obra valiéndose de un personaje mesiánico, humorístico y al parecer loco. Porque verdaderamente
hay que estar loco para tratar de enderezar un mundo “jorobado y entuerto” pero Don Quijote no
vaciló en esto. Lo vemos lleno de gozo y amor cuando valientemente trató de defender de la
injusticia, del abuso y la esclavitud al mozo Andrés. Puso todo su honor y empeño por desatar a la
niñez del abuso, de la explotación, de la marginación y del prejuicio que cometen los poderosos
contra los niños que son los más débiles y sufridos.
Libertad y justicia proclama la propia mujer en labios de Marcela, que ha sido humillada, explotada y
utilizada por el hombre como un objeto personal, a través del tiempo, de la cultura y de la historia. Es
un grito de rebeldía y de protesta en contra del hombre que la acosa, que la persigue y que la humilla
social, moral y psicológicamente.
Libertad y justicia contra el orden instituido, contra el monstruo poderoso del estado y la religión que
manipula al hombre y que lo hace sentir impotente ante el aparato político, sus leyes y parlamentos.
Protesta y defensa contra las víctimas de un sistema que solo favorece a los poderosos, a los de
arriba. Compasión y misericordia para los oprimidos, para los que sufren los vejámenes inquisitoriales
y dictatoriales de un sistema que defiende al rico y al poderoso. Hombres pobres y desdichados que
van a galeras por el solo hecho de cometer un delito mortal contra el estado: robar lo que han
robado, la comida y la ropa.
Liberar al mundo del monstruo del mal, de la vanidad, del falso orgullo, de la idolatría y de la
soberbia que asfixia al mundo con sus poderosas manos era razón suficiente para lanzarse al camino
y luchar por un mundo mejor.
“La libertad Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no
pueden igualarse los tesoros que esconde la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la
honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede
venir a los hombres”. (LVIII, II° parte)

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