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Universidad industrial de Santander

Escuela de filosofía

Filosofía para niños

Luis Ferney Bautista Perucho – Ivette Forero

Reflexión sobre el cuento Elisa

El capítulo 6 propone un debate interesante. A saber, la relación entre lo justo y


los bueno. Elisa, se cuestiona si necesariamente lo justo y lo bueno están
relacionadas. Es decir, ¿Podemos que una acción justa es necesariamente
buena para un individuo? O qué ¿Una acción que alguien considere buena
necesariamente es justa? De acuerdo a la discusión que se presenta en el
texto, podemos discriminar que no necesariamente una acción que un individuo
juzgue cómo buena para sí es justa.
La anterior discusión nos sirve como fundamento para examinar lo siguiente:
¿ De qué manera podría transformarse el gobierno estudiantil o la participación
de los estudiantes en el aula de clase? Partamos de lo siguiente. En una
sistema democrático es necesario que cada uno de los individuos que lo
confirman asuman una posición. La democracia insta a la acción. Con lo cual,
nosotros como futuros educadores debemos implementar estrategias para
incentivar a los estudiantes a la participación. Sin participación no hay
democracia. Trayendo a colación el dilema que parece en el cuento Elisa, en
efecto, es justo y necesario que los estudiantes sean activos en el ejercicio de
aprendizaje.
En consecuencia, mediante el presente texto se busca hacer una reflexión
sobre las formas en que se podría contribuir a dicha participación democrática
por parte de los estudiantes. Para esto, vamos a tomar como apoyo el cuento
de Elisa, en donde al principio del capítulo 6 se puede ver esa capacidad de
individuación que resulta en su personalidad. Elisa refleja ahí a ese sujeto
autónomo que no se deja influir por alguien más para tomar sus propias
decisiones. Ni siquiera su mamá pudo persuadirla. Elisa, a mi interpretación,
es, en términos kantianos, un individuo que ha alcanzado la mayoría de edad.
Ahora bien, qué estrategias podríamos nosotros implementar en nuestros
estudiantes basándonos en este capítulo sexto. Pienso que lo primero que en
consecuencia podríamos enseñarles a los alumnos es que sus decisiones son
inherentes a su subjetividad y que nadie debería coartar su libertad de expresar
aquello que crea conveniente para sí mismo. Es cierto que, trayendo de nuevo
a colación el dilema presente en el capítulo sexto, también debemos plantearle
al estudiante que sus decisiones tienen unas consecuencias y que con lo cual
deberá ser responsable por las mismas. Otro mecanismo consiste en
desarrollar actividades que incentiven a los niños a participar. Pienso que las
aulas de clase deberían ser lugares en dónde se incentive de manera incisiva
los debates. Una educación democrática debe tener como base los debates.
Mediante el desarrollo de debates, cada estudiante podrá exponer de manera
activa sus puntos de vista y contrastarlos con los de sus compañeros. Esto
permitirá que en las aulas de clase se genere un ambiente mucho más
inclusivo en tanto que permite la participación activa de todos los estudiantes.

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