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Perdón
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Índice
Tipos de perdón[editar]
Perdón pleno/parcial: En el perdón pleno, el perdonante "perdona y
olvida", es decir, no solo decide no odiar al perdonado, sino que
recupera la relación de confianza o amor con el perdonado, como si
la ofensa no hubiera tenido lugar. En el perdón parcial, el perdonante
decide no odiar al perdonado por la ofensa recibida, pero no se
recomponen totalmente las relaciones preexistentes.
La Parábola del hijo pródigo enseña las diferencias del perdón entre los seres
humanos y su analogía con Dios como perdonador, para quienes buscan de su
perdón.7
Iglesia católica[editar]
Artículo principal: Iglesia católica
Santo Tomás de Aquino, impresionado con la oración a menudo por él
mencionada y que es la oratio de la misa del X domingo después de
Pentecostés, que dice:"Deus qui omnipotentiam tuam parcendo maxime
manifestas" "Oh Dios que manifiestas tu omnipotencia sobre todo por el
perdón..."), afirma que "el perdón de Dios configura un poder superior al hecho
de crear los cielos y la tierra".
Las oraciones más importantes para el cristianismo, el "Kyrie Eleison", el
"Credo" de la Iglesia católica y el tradicional "Padrenuestro" mencionan el
perdón de las ofensas y de los pecados. En el "Credo" se dice, hacia el final:
"Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados".
En el Padrenuestro se recogen estas palabras: perdona nuestras ofensas como
también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
El pecado es una ofensa a Dios, que por tanto también tiene algo que
perdonar, a través del sacramento de la confesión o penitencia. A través de los
sacerdotes se obtiene el perdón divino por medio de la llamada "absolución".
La Iglesia católica sostiene esta capacidad del sacerdote en las palabras que el
evangelio pone en boca de Jesús: "Recibid el Espíritu Santo. A quienes
perdonéis los pecados, les quedan perdonados. A quienes se los retengáis les
quedan retenidos" (Jn 20, 23).
La Biblia destaca mucho más como obligación religiosa perdonar que pedir
perdón.
Budismo[editar]
Artículo principal: Budismo
En el Budismo, el perdón se concibe como una práctica para prevenir
pensamientos dañinos que puedan alterar nuestro bienestar mental. 8
El budismo reconoce que los sentimientos de odio y rencor dejan un efecto
duradero en nuestra karma. De hecho, el budismo promueve el cultivo de
pensamientos que dejen una sensación sana-
"En la contemplación de la ley kármica somos conscientes de que no hay razón
para buscar venganza pero practicando el metta y el perdón, puesto que el
agresor es, realmente, el más desafortunado de todos". 9Cuando surge el
resentimiento, la visión budista tiene un proceder tranquilo hacia su
dispensación buscando la causa desde su raíz, este se centra en la liberación
del sufrimiento y el engaño, por medio de la meditación recibiendo con ella
entendimiento de su naturaleza. El Budismo cuestiona la realidad de las
pasiones que hacen posible el perdón y los objetos de esas pasiones. 10"si no
perdonamos, continuamos creando una identidad alrededor de nuestro dolor, y
esta es la que renace continuamente, esta es la que sufre." 11
El Budismo pone mucho énfasis en los conceptos de Mettā (tierna
amabilidad), karuna (compasión), mudita (gozo compasivo),
y upekkhā (ecuanimidad), como medios para evitar el resentimiento en primer
lugar. Esas reflexiones son usadas para el contexto del sufrimiento en el
mundo, tanto el nuestro como los demás.
En respuesta del 9/11, Ajahn Jayasaro, un monje budista, les recordó a sus
alumnos, "cuando le damos una consideración seria a nuestra compañía en el
nacimiento, entrados en edad, en enfermedad, y muerte con los demás seres
en la tierra, nos da un una nueva perspectiva...."
Islam[editar]
Artículo principal: Islam
De Dios (Alá) se predica constantemente que es El Clemente, El Misericordioso
(al-Rahman al-Rahim). El Corán, la Escritura de los musulmanes, deja claro
que Dios castiga, pero también perdona. El islam enseña que Dios es "el
misericordioso", y la fuente original de todo perdón. El perdón frecuentemente
requiere el arrepentimiento de quienes han de ser perdonados. Dependiendo
del tipo de error cometido, el perdón puede provenir directamente de dios, o del
ofendido. En el caso del perdón divino, la petición de tal perdón y el
arrepetimiento es relevante; en el caso del perdón humano, es importante tanto
perdonar como ser perdonado.
El libro fundamental del Islam, el Corán, enseña que solo hay un pecado que
Dios no perdona, la asociación de otros dioses a Dios (politeísmo) si se
mantiene hasta la muerte, pero sí perdona a quien vuelve a Dios e implora
sinceramente perdón y abandona la adoración de los demás dioses (Corán
4:116)
El Corán recomienda insistenteente pedir. Dios perdón por los pecados: "…e
implorad el perdón de Al-lah. Ciertamente Al-lah es Absolvedor,
Misericordioso." [Corán 2:199]; "Y os exhorta a que pidáis perdón a vuestro
Señor y os arrepintáis." [Corán 11:3];; "Quien obre mal o cometa iniquidad y
luego pida perdón a Al-lah, encontrará que Al-lah es absolvedor,
misericordioso." [Corán 4:110]. El Profeta Nuh (Noé) dijo a su gente "Implorad
el perdón de vuestro Señor, pues es remisorio". [Corán 71:10]. También el
Profeta Saleh dijo: "¿Por qué no pedís perdón a Allah para que se os tenga
misericordia?"[Corán 27:46]. El Profeta Shu’aib dijo "Pedid perdón a vuestro
Señor y arrepentíos, ciertamente mi Señor es misericordioso, afectuoso" [Corán
11:90].“Quienes controlan su cólera y perdonan a los hombres, sepan que Allah
ama a los benefactores” (3:134); “perdona [las faltas de los hombres] con un
perdón generoso” (15:85); “quien perdone [a su enemigo] y haga las paces, su
recompensa es asunto de Dios –pues, ciertamente, Él no ama a los
malhechores.” (42:40). “Sabed que [Allah recompensará a quien por tener
entereza y resolución es paciente y sabe perdonar” (42:43). "[¡Oh,
Muhammad!] Ante todo, elige perdonar, ordena el bien y apártate de quienes
se comportan contigo en forma ignorante.” (Corán 7:199)
Cuando alguien se convierte al Islam, Dios le perdona todos sus pecados y
malas acciones previas. Un hombre llamado ‘Amr llegó donde el Profeta
Muhammad,, y le dijo: “Dame tu mano derecha para que pueda jurarte lealtad”.
El Profeta estiró su mano derecha, entonces ‘Amr retiró la suya. El Profeta, la
paz y las bendiciones de Dios sean con él, le dijo: ¿Qué sucede ‘Amr? El
respondió: “tengo una condición”. El Profeta pregunto: “¿Que condición
pretendes?” ‘Amr dijo. “Que Dios perdone mis pecados”. El Profeta, la paz y las
bendiciones de Dios sean con él, le dijo: “¿Acaso no sabes que al abrazar el
Islam se borran todos tus pecados anteriores?”.
Aunque en ciertas ocasiones el Corán autoriza el ataque a los infieles (por
ejemplo 9:12), como norma general se interpreta que se refiere a ataques de
autodefensa. Cuando es posible, el Corán aclara que es mejor perdonar que
atacar. El Corán describe a los creyentes (musulmanes) como aquellos que
"evitan pecados y el vicio, y cuando son ofendidos perdonan" (42:37. El Corán,
aunque acepta que un justo castigo es razonable, afirma que "quienes
perdonan y mantienen la corrección son recompensados por Dios" (42:40).
Sin embargo, "No corresponde que el Profeta ni los creyentes pidan perdón por
los idólatras aunque se trate de sus parientes, después de que se evidenció
que ellos serán castigados en el Infierno". [Corán 9:113]
En a llamada "noche del perdón" (Laylat al-Barh), que se celebra el décimo
quinto día del octavo mes, Dios determina el destino de cada persona para el
siguiente año. La gente se perdona los pecados mutuamente y pasa la noche
en oración.
Para ser perdonado por Dios, el Corán exige tres requisitos:
El Perdón en la política[editar]
Leyes de punto final[editar]
Diversos países han sufrido períodos de convulsiones sociales o de opresión
dictatorial durante los que se producen graves violaciones de los derechos
humanos. Restablecida la situación normal, se plantea cómo proceder con los
autores de crímenes generalizados en tales situaciones excepcionales. El
castigo ordinario de los culpables es en ocasiones imposible, por el gran
número de responsables o porque se dejaría al país sin posibilidades de
recuperación; en otras ocasiones, los criminales gozan de un cierto apoyo
social o entre las fuerzas armadas, o su castigo podría producir nuevas
rebeliones o el resurgimiento de movimientos terroristas. Además, en otras
ocasiones, el castigo podría impedir la reconciliación entre las diversas
facciones de un previo conflicto civil, y el perdón podría servir para negociar el
fin de movimientos terroristas. Para tales casos se dictan la llamadas "leyes de
punto final", que suponen una amnistía total o parcial (por ejemplo, perdón a
los que no hayan cometido "delitos de sangre"), condicionada o no, a los
autores de los delitos referidos, o prevén sanciones distintas a las ordinarias
para los delitos cometidos.
Ejemplo de las anteriores, la legislación de desnazificación alemana tras la II
Guerra Mundial, la "Ley de Punto Final" chilena aprobada para regular la
situación posterior a la dictadura de Pinochet y las "desapariciones"
(secuestros, asesinatos, rapto de menores, etc) de aquella época, la Ley de
Amnistía española tras la muerte del dictador Franco (Real Decreto-ley
10/1976, de 30 de julio, sobre Amnistía, y Ley 46/1977, 13 de 15 de octubre, de
Amnistía, o la Ley sudafricana dictada tras el fin del apartheid, que exige la
previa confesión de los crímenes en comisiones de reconciliación nacional
como requisito para el perdón, o la legislación británica relativa al proceso de
paz con el IRA. En este tipo de leyes, si bien sufre la justicia en el sentido
propio, importantes consideraciones de utilidad general aconsejan renunciar a
la potestad sancionadora del Estado o moderarla. La legitimidad y eficacia de
estas leyes es sin embargo discutible cuando son los mismos criminales
quienes estando aún en el poder las dictan, con el fin de procurarse la
impunidad tras la cesión o pérdida del poder (caso chileno), lo cual ha dado
lugar a alguna declaración de nulidad de tales leyes.
En Argentina, la Ley 23.492 de Punto Final estableció la paralización de los
procesos judiciales contra los imputados como autores penalmente
responsables de haber cometido el delito complejo de desaparición forzada de
personas (que involucró detenciones ilegales, torturas y homicidios agravados
o asesinatos) que tuvieron lugar durante la dictadura militar del
autodenominado Proceso de Reorganización Nacional de 1976–1983. Fue
presentada por los diputados Juan C. Pugliese, Carlos A. Bravo y Antonio J.
Macris, y promulgada el 24 de diciembre de 1986 por el presidente Raúl
Alfonsín.1 El Congreso la declaró nula en 2003. La ley dictaminaba que "se
extinguirá la acción penal contra toda persona que hubiere cometido delitos
vinculados a la instauración de formas violentas de acción política hasta el 10
de diciembre de 1983". Dado que sancionaba la impunidad de los militares por
la desaparición de varios miles de opositores y guerrilleros de izquierda (casi
9.000 según el informe del Nunca Más de 1984 y hasta unos 30.000 de
acuerdo a los organismos de Derechos Humanos), fue en su momento objeto
de una viva y acalorada polémica. Solo quedaban fuera del ámbito de
aplicación de la ley los casos de secuestro de recién nacidos, hijos de
prisioneras políticas destinadas a desaparecer, que eran por lo general
adoptados por militares, quienes les ocultaban su verdadera identidad
biológica. La ley, junto con su complementaria, la de Obediencia debida, fueron
anuladas por el Congreso Nacional en 2003. Esta anulación fue convalidada
por la Corte Suprema de Justicia, que las declaró inconstitucionales el 14 de
junio de 2005. Las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, junto a los
indultos realizados por Carlos Menem (1989–1990), son conocidas entre sus
detractores como leyes de impunidad.14
El 21 de agosto de 2003 el Senado convertía en la ley la anulación de las leyes
de Obediencia Debida y Punto Final, conocidas como la leyes de la impunidad
o del perdón, que impedían que los responsables de delitos de lesa humanidad
fueran juzgados. A 10 años de ese hecho, y luego de que la Corte declarara -el
14 de junio de 2005- la inconstitucionalidad de estas normas, se desarrollan en
el país 11 juicios orales y públicos por delitos de lesa humanidad cometidos
durante la dictadura cívico-militar y está previsto que comiencen otros tres
procesos antes de fin de año. La decisión de anular las llamadas “leyes del
perdón” o “leyes de la impunidad” fue una de las primeras políticas sobre la
necesidad de Memoria, Verdad y Justicia impulsadas por el entonces
presidente Néstor Kirchner.
En 2003, la entonces diputada de Izquierda Unida, Patricia Walsh, presentó en
la Cámara baja un proyecto para anular estas leyes, iniciativa que fue apoyada
por el presidente Kirchner. El 12 de agosto de 2003, la Cámara de Diputados,
luego de un largo debate, aprobaba la ley por la que se declaran
“insanablemente nulas” estas leyes. El proyecto con media sanción de
Diputados pasó al Senado, que lo convirtió en ley el 21 de agosto de 2003.
La ley que anuló las “leyes del perdón y de la impunidad” fue promulgada por
Kirchner el 2 de septiembre de 2003. Dos años después, el 14 de junio de
2005, en una decisión histórica, la Corte Suprema declaró inconstitucionales
estas leyes, lo que permitió que cientos de represores, civiles y militares, cuyos
enjuiciamientos se interrumpieron en 1986, sean juzgados.
En Sudáfrica, en una Ley de 1994, para sanar y curar las heridas del país
entero durante los años del apartheid, estableció un organismo (Comisión para
la Verdad y la Reconciliación), semejante a un tribunal de Derecho, cuyo
objetivo era la reconciliación nacional. No se mencionaba en aquella norma la
necesidad de lograr el perdón personal de las víctimas a sus verdugos, ni se
expresaba principio religioso alguno, pero se proponía que unos y otros
relatasen sus experiencias en sesiones de carácter público. Para los primeros
se creó el Comité para las Violaciones de Derechos Humanos; para los
segundos, el Comité de Amnistía, presididos por el arzobispo anglicano
Desmond Tutu, y que contaban con otras figuras religiosas del país. Las
audiencias, en la que los miembros de la Comisión estimulaban y alababan las
peticiones y concesiones públicas de perdón, se retransmitieron en directo por
televisión y contaron con una atención completa de todos los medios de
comunicación.
Leyes de amnistía y compensación[editar]
La finalización de una dictadura precisa la creación de unas condiciones que
permitan la celebración de elecciones en libertad, lo que implica la previa
liberación de los presos políticos, por medio de la correspondiente legislación
ad hoc.
Igualmente una vez finalizada una situación de opresión dictatorial, se plantea
usualmente la cuestión de cómo compensar a las víctimas de condenas
injustas impuestas por regímenes dictatoriales. Las distintas legislaciones de
amnistía intentan por un lado, perdonar a los criminales cuya persecución
podría perjudicar el restablecimiento de la normalidad, y por otro lado, cancelar
penas, antecedentes penales u otras desventajas sufridas injustamente por
personas sometidas a un régimen injusto (particularmente en relación con los
llamados "delitos políticos"); así por ejemplo, en España, se extiguieron
responsabilidades penales y administrativas derivadas de delitos políticos
cometidos durante el franquismo, y se dictaron normas complementarias en
matera de Seguridad Social, pensiones, compensaciones por situaciones
injustas de prisión, etc. para compensar en parte a los perjudicados.
Justicia restaurativa[editar]
Los enfoques de justicia restaurativa intentan reparar los daños causados por
un crimen, en lugar de perjudicar al delincuente. Dentro de este enfoque se
encuentran las Reuniones de Justicia Restaurativa (RJR), en las cuales el
delincuente se reúne con las víctimas del crimen para discutir el delito y sus
consecuencias. Durante las RJR en persona, los participantes describen su
conexión con el crimen, las víctimas describen el daño que les causó, y todos
los participantes hablan sobre cómo se podría reparar el daño. Se ha planteado
comparar los efectos de las RJR con la justicia penal estándar.
Una revisión sistemática de diez estudios, realizados en Reino
Unido, Australia y Estados Unidos, concluyó que, en comparación con la
justicia penal estándar, las RJR en persona reducen la frecuencia de crímenes
posteriores entre delincuentes que están dispuestos a participar en estos
programas. Asimismo, las víctimas que participan en las RJR expresan niveles
más altos de satisfacción en cuanto al manejo de sus casos, están menos
inclinadas a querer buscar venganza, y sufren menos síntomas de estrés
postraumático. Por último, las RJR parecen tener una alta eficacia en función
de costos, por lo que es recomendable encontrar maneras de aumentar su
aplicación.15
La "clemencia" como muestra e instrumento del poder
político.[editar]
El Emperador romano Marco Aurelio mostrando clemencia ante las tribus vencidas, Museo
Capitolino, Roma
La facultad de imponer sanciones penales ha sido históricamente una de las
prerrogativas esenciales de los soberanos. Sin embargo, la facultad de
perdonar, renunciando por tanto a hacer justicia, mostraba paradójicamente de
un modo aún más patente el poder del soberano que la de hacer cumplir las
leyes, pues a) no era una actividad reglada como la de sancionar, sino
discrecional; y b) mostraba públicamente que el soberano "se podía permitir"
tales actos de clemencia. Por ello, los actos públicos de clemencia han sido
utilizados tradicionalmente para mostrar poder y ganarse el aprecio de los
súbditos, con el fin político último de ayudar a los mandatarios a mantenerse en
el poder.[cita requerida]
La llamada "autocrítica" en los sistemas totalitarios[editar]
Determinados sistemas dictatoriales han utilizado históricamente las
confesiones y peticiones públicas de perdón de disidentes (obtenidas por
medios coactivos y previas a su castigo ejemplar y brutal) como medida de
represión política. Los casos paradigmáticos son los del estalinismo y la China
maoísta. Las confesiones sirven al sistema para justificar públicamente la
necesidad de represión y para propagar el terror preciso para el control social,
y las peticiones públicas de perdón sirven como mucho a los detenidos para
evitar la pena capital.[cita requerida]