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Basura Marina Antropogénica en Perú y Chile. Generación de Diálogo Chile -


Perú | Perú - Chile. Fundación Konrad Adenauer

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Diego Almendras
Universidad Católica del Norte (Chile)
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Basura Marina Antropogénica en Perú y Chile

Diego Almendras García

1. Introducción

El océano guarda una importancia fundamental para Perú y Chile. Ambos países comparten
una de las áreas marinas más productivas del planeta: la Corriente de Humboldt. La
también denominada Corriente de Perú-Chile, se caracteriza por ser una corriente de agua
fría antártica (la temperatura oscila entre los 10 y 17°C) que fluye por la costa oeste de
Sudamérica, desde el sur de Chile ~42°S, pasando por la costa del Perú hasta el sur de
Ecuador y las Islas Galápagos. En su movimiento latitudinal, la corriente genera el
surgimiento de aguas profundas costeras ricas en nutrientes hacia la superficie. Estas
condiciones ayudan a sostener un número extraordinario de animales y algas, de los cuales
muchos son usados en las macro y micro pesquerías de ambos países, como son la
anchoveta, la sardina y el jurel, entre otros recursos. Esta corriente se bifurca a la altura de
Chiloé, llamándose -hacia el sur Corriente de Cabo de Hornos. Mientras que la costa
asociada a la Corriente de Humboldt es relativamente recta, con unos cuantos ríos grandes,
la Corriente de Cabo de Hornos se encuentra fragmentada con profundos canales y fiordos.
Dicha corriente reciben agua continental de ríos proveniente de los hielos patagónicos, con
diferentes recursos, donde se aprecia la actividad acuícola de salmones en varias regiones
de la zona sur de Chile. En consecuencia, una gran proporción de la población humana de
Ecuador, Perú y Chile vive a lo largo de la costa, donde se dedican a una gran diversidad de
pesquerías y actividades relacionadas.

Por la misma razón que a pesar de la aridez de la costa del Perú, el 60% de la población
(~18 millones de peruanos) reside cerca del mar. Lima por ejemplo, es la única capital de
Sudamérica situada en la costa, con una población de 8.7 millones de habitantes (INEI,
2014), concentra un gran porcentaje de esta población costera, resultando en una de las
ciudades más poblada de la región. Siguiendo al sur y acorde a su geografía, Chile tiene
importantes centros urbanos a lo largo de su territorio, con 100 comunas de carácter
costera, de un total de 346 distribuidas en 15 regiones. Las ciudades más pobladas se
asocian a puertos y a la actividad local, pero no alcanzan el millón de habitantes (INE,
2016). La información disponible sugiere que la población chilena costera asciende a la
cantidad de 2.5 millones de habitantes, cerca del 21% de la población chilena,
correspondiente a las personas que residen en centros urbanos situados a una distancias de
menos de 10 kilómetros, sin embargo esta cifra podría estar subestimada para el año 2017
(Bravo et al., 2013).

Pese a que el bienestar de la humanidad se encuentra en estrecha relación con el mar y sus
recursos naturales, dicho ecosistemas se han alterado progresivamente en pocos siglos. La
sobrepesca, la eutrofización o perdida de nutrientes locales, la explotación de
hidrocarburos, la acidificación marina, el calentamiento global y los diferentes tipos de
contaminación, entre una lista amplia de problemas ambientales han agravado el panorama
actual, con serias repercusiones ecológicas y socioeconómicas. Como consecuencia, la
ordenación del medio marino se ha transformado en un asunto político y social integral en
muchos países con competencias en el mar. Dicho proceso requiere una gestión ambiental
eficaz, junto a una comprensión adecuada de las implicancias ecológicas de las diferentes
actividades humanas que impactan al océano, sin olvidar el previo reconocimiento de estos
problemas, junto a investigaciones multidisciplinarias, que incluya el asesoramiento
científico, la educación ambiental y la divulgación científica pública.
Dentro de una de las problemáticas, la contaminación marina por parte de residuos sólidos
persistentes de origen antropogénico han sido reconocido como un problema medio
ambiental grave. La acumulación y disposición de basura en el medio marino es una de las
amenazas con mayor crecimiento del último tiempo, afectando gravemente la salud de los
océanos del mundo. Hoy en día el consenso científico considera que la basura de carácter
antropogénico en ambientes marinos y costeros es ubicua, y no sólo representa un peligro
para un amplio rango de organismos marinos, afecta de igual manera a las poblaciones
humanas. También se ha reconocido que la basura marina impacta la seguridad medio
ambiental, la economía y la cultura local. Ítems de basura marina se han observado tanto en
sistemas costeros poblado y en playas alejadas de la intervención humana, desde el ecuador
hasta los polos, en costas y estuarios, así como en la superficie y fondo de los océanos.

1.2. Definiciones de basura marina en el Pacifico Sudeste


La basura marina, también denominada residuos sólidos, es definida según el Programa de
las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP, 2009) como “cualquier material
sólido persistente, manufacturado o procesado que se desecha, se descarta o se abandona en
el medio marino y costero". La problemática ha sido destacada por dicha organización
como uno de los tópicos a investigar en países desarrollados y en vías de desarrollo. La
basura marina es también considerada como una categoría de fuente de contaminación por
el Programa de Acción Mundial para la Protección del Medio Marino frente a las
actividades realizadas en Tierra (PAM). En un contexto Sudamericano, el Protocolo para la
Protección del Pacífico Sudeste contra la Contaminación Proveniente de Fuentes Terrestres,
incluye entre las sustancias consideradas como causa de contaminación a los “materiales
sintéticos persistentes que puedan flotar, permanecer en suspensión o hundirse y que
puedan obstaculizar cualquier uso legítimo del mar”. En el Anexo V del Convenio
Internacional para prevenir la contaminación por los Buques MARPOL 73/78 la basura
marina fue definida como “toda clase de restos de víveres, salvo el pescado fresco, así
como los residuos resultantes de las faenas domésticas y trabajo rutinario del buque en
condiciones normales de servicio, los cuales suelen echarse continua o periódicamente”.

A pesar de los esfuerzos recientemente realizados en torno a la basura marina, Perú ni


Chile, al igual que los países del Pacífico Sudeste tienen en su normativa nacional
definiciones específicas sobre la basura marina. En el caso de Perú, la Ley General de
Residuos Sólidos define a los residuos sólidos como “aquellas sustancias, productos o
subproductos en estado sólido o semisólido de los que su generador dispone, o está
obligado a disponer, en virtud de lo establecido en la normativa nacional o de los riesgos
que causan a la salud y el ambiente”. Chile sin embargo no cuenta con una definición de
basura marina. El Reglamento para el Control de la Contaminación Acuática define basura
como “Toda clase de restos de comida, así como residuos resultantes de las faenas
domésticas y trabajos rutinarios de la nave o artefacto naval, en condiciones normales de
servicio”. Las normativas nacionales a menudo hacen referencias a desechos o residuos,
que incluyen los componentes inorgánicos .y orgánicos. No obstante la definición otorgada
por el Protocolo para la Protección del Pacífico Sudeste es vinculante para los países que
adoptaron el PAM (CPPS, 2007).

1.3. Porqué estudiar sobre la basura marina

La importancia del estudio y monitoreo se suscribe a que debe ser parte de los programas
de investigación medioambiental, para así ayudar a los tomadores de decisiones en la
evaluación de las políticas medioambientales actuales e informar a la ciudadanía. Los
propósitos de estudiar la basura marina son:

1. Proporcionar información útil sobre los tipos, cantidades y distribución de la basura


marina que tiene un origen antropogénico.
2. Proporcionar una visión del problema y las amenazas asociadas con un área en
particular.
3. Evaluar la eficacia de la legislación apropiada y las políticas de gestión ambiental.
4. Identificar las fuentes de basura marina.
5. Explorar los problemas de salud pública relacionadas con la basura marina.

El monitoreo de la basura debe considerarse como una serie de medidas hechas para
detectar los cambio de un sistema en un periodo de tiempo. El monitoreo es dependiente del
objetivo, por lo que los protocolos y metodologías a seguir deben adaptarse a las preguntas
que se hacen. A modo de ayuda, las principales preguntas sobre basura marina en el medio
ambiente son:

i. ¿Cuál es la abundancia, distribución y composición de la basura marina? ¿Cambian


estos atributos en el tiempo?
ii. ¿Cuáles son las principales fuentes de basura plástica, tienen variación temporal?
iii. ¿Cuáles son los impactos ambientales y económicos de la basura, tienen estas una
variación temporal?

Para estas tres preguntas, los objetivos pueden estar vinculados a medidas de mitigación
específicas y pueden operar en una gama de escalas espaciales y temporales (Ryan, et al.,
2009).

La basura marina puede ser caracterizada a través de varias maneras. Sin embargo, el
método a priori más ampliamente usado es la clasificación según la fuente de procedencia,
sea esta proveniente de una fuente marina o una fuente terrestre. Algunos ítems de basura
marina pueden ser atribuidas con un alto grado de confianza a ciertas fuentes de basura,
como son los artículos de pesca y la producida por actividad turística o de origen urbana.
La clasificación correcta de estos ítems proporciona información valiosa para desarrollar
futuras medidas de reducción y mitigación de dicha basura.

La basura originada en fuentes terrestres incluye todos los ítems mal gestionados
proveniente del uso recreativo de la costa y/o de origen urbano, la basura industrial, la
generada en los puertos, y la dispuesta en vertederos (sean regulados o ilegales), y la
arrastrada por fenómenos ambientales violentos como marejadas, tsunamis y tormentas. La
basura puede ser arrastrada desde tierra al medio marino por medio de ríos, arroyos, lagos y
estuarios, aguas residuales o por la acción mecánica del viento (Rech et al., 2014, Sadri y
Thompson, 2014). Por otro lado, la basura originada en fuentes marinas incluye la
proveniente de actividades de embarcaciones comerciales y de uso recreativos,
transbordadores y barcos de pesca industriales, de mediana y/o pequeña escala y
artesanales, las flotas militares así como de embarcaciones de investigación, la basura
proveniente de instalaciones marinas (ej.: plataformas petroleras) y de acuiculturas, y el
revestimiento desprendido de estas estructuras. Las actividades de pesquería comercial
general basura a través de la pérdida accidental de redes de pesca o mediante la eliminación
intencional de arte de pesca inservibles. Dada la persistencia a la degradación de estos
materiales sintéticos, redes de pesca descartadas han sido identificados como una de las
grandes amenazas para la biodiversidad, por el potencial daño que pueden provocar (Torres
y Berguño, 2011).

Otro indicador importante del origen de la basura marina en la costa es el crecimiento


excesivo de organismos marinos. La basura altamente colonizada por biofouling (ejemplo:
cirripedios, moluscos, algas, etc.), es indicativa de largos tiempo de flotación en la
superficie del mar, y por lo tanto probablemente revele la proveniencia de una fuente
lejana. Por el contrario, la basura que no muestra indicios de fouling ha pasado muy poco
tiempo, o no ha entrado en el mar, sugiriendo fuentes locales. Etiquetas y marcas
extranjeras, o productos inusuales en el país pueden indicar la procedencia de actividad de
transporte marítimo, indicando una fuente marina. Así también lociones solares, botellas de
bebidas y similares probablemente provienen de actividades turísticas en la playa (Gregory,
2009; Thiel et al., 2013). Para la identificación confiable del tipo o posible fuente de
basura, o para ahondar más en el tema, existen ejemplos ya realizados en la Unión Europea
como es la “Lista Maestra de Categorías de Basura Marina” (ver Galgani et al., 2013), que
dispone de una clasificación precisa para los ítems hallados en los ecosistemas marinos.

Son varios los factores que influyen en la densidad y el tipo de basura que se encuentran en
el sistema marino, donde se considera la proximidad a zonas urbanas, recreativas e
industriales, las vías marítimas utilizadas por las embarcaciones, los caladeros, la topografía
del fondo marino, corrientes marinas y la dirección de los vientos, entre otras. La
combinación de las múltiples vías de entradas de basura marina, en conjunto con la
determinación difusas de fuentes puntuales y el transporte aleatorio de basura por vientos y
corrientes da como resultado una gran variabilidad temporal y espacial en las
concentraciones de basura (Ryan et al., 2009).

1.4. Plásticos en ecosistemas marinos

La basura marina puede incluir vidrios, papeles, metales varios, materiales orgánicos
procesados (ej.: productos de madera), escombros, pero el tipo de basura más común y
dañino en el último tiempo son los polímeros sintéticos como los plásticos (Gregory, 2009).
En las últimas seis décadas, el aumento internacional en el uso de plástico ha cambiado
drásticamente la composición de la basura en el océanos. El plástico es uno de los
componente principales de los desechos marinos, en ocasiones llega a representar hasta el
100% de los ítems de la basura flotante (Galgani et al., 2015). Para el lecho marino de las
aguas cercanas a Lisboa, se ha reportado que el plástico forma parte de hasta el 88% de la
basura marina (Pham et al., 2014), así mismo, los plásticos son uno de los tipos de basura
más comunes, encontrados en las playas en Chile (Bravo et al., 2009). La basura marina
plástica se puede clasificar según el tamaño de las unidades: Macrobasura (> 20 mm de
diámetro), mesobasura (2-20 mm) y microbasura (<2 mm). La mayoría de los desechos
plásticos se degradan lentamente, a través de una combinación de fotodegradación,
oxidación y abrasión mecánica, aunque dependiendo de la cualidad del desecho, pueden
persistir por más tiempo, aún más cuando se encuentran protegidos de la radiación UV, o se
encuentran cubiertos por sedimentos, por ejemplo como son los desechos en el lecho
marino. A excepción del poliestireno expandido (comúnmente conocidos como plumavit o
tecnopor), los plásticos tardan más en degradarse en el agua que en tierra (Ryan et al.,
2009). Sin embargo, hay poca información sobre la tasas de fragmentación a las que los
diferentes tipos de plásticos se degradan y fragmentan bajo diferentes condiciones, ni
tampoco está claro cuál es el destino de todos los fragmentos de plástico en el medio
marino, ni menos se sabe sobre el destino de las nano partículas de plásticos más pequeñas.

Para el año 2009, se estimaba que 6,4 millones de toneladas de plástico eran arrojados al
océano cada año (Barnes et al., 2009). Pero estimaciones más recienten asciende esa suma
entre 4,8 y 12,7 millones de toneladas de plástico, con una media de 8 millones de
toneladas, el equivalente a verter un camión de basura lleno de plástico por cada minuto
(Jambeck et al., 2015). Para la basura plástica flotante, un análisis global realizado por
Eriksen et al. (2014) estimaron un mínimo de 5,25 trillones de partículas plásticas flotantes
en los océanos, con un peso aproximado de 268.940 toneladas. A este ritmo, en 2050, los
océanos contendrán más plásticos que peces y aproximadamente el 99% de las aves
marinas habrán ingerido plástico (Wilcox et al., 2015). Por otro lado se conoce
parcialmente la densidad de la basura de fondo marino o bentónica en el resto del planeta,
siendo recientes los estudios de esta en Sudamérica (Almendras, 2016), desconociendo
totalmente la tasa o las proporciones en que la basura marina llega al lecho marino del
Pacífico Sudeste.

Una de las características claves que hacen al plástico tan útil son su peso ligero,
durabilidad y bajo costo de producción. Al ser desechado y manejados inadecuadamente,
dada sus propiedades físicas persistentes, representan una amenaza ambiental. Los plásticos
son fácilmente transportados largas distancias desde la zona de origen, y pueden ser
acumulados en sumideros, principalmente en los océanos, donde tienen una variedad
significativa impactos ambientales y económicos. Estos desechos plásticos también afectan
a los sistemas terrestres y de agua continental, sin embargo, la literatura científica se centra
principalmente en los ecosistemas marinos. De la misma manera, el consumo excesivo de
plástico, y posterior deposición irresponsable en el medio natural es considerado un
marcador geológico del antropoceno que indica el impacto ambiental de la humanidad en el
planeta. E plastiglomerado, por ejemplo, es un tipo de material rocoso formado a partir de
plástico, descubierto en el año 2014 en las playas Kamilo, una de las más sucias de Hawái.
El material es una mezcla de plástico fundido accidentalmente por fogatas de campistas,
que actúa como cemento, compactando el sedimento costero junto a restos orgánicos y lava
basáltica. Las rocas formadas ya son abundantes en Hawái, y a pesar de que no se ha
reportado en otras zonas, no se descartan para otras áreas del planeta (Corcoran et al.,
2014).
A menudo, animales pueden confundir elementos plásticos, como son las bolsas, pellets,
microplásticos, poliestireno u otros con su alimento, llevando a consecuencias nocivas para
su salud, causando eventualmente la muerte (Hidalgo-Ruz, 2016). Además de ser dañados
físicamente al quedar enredados o atrapados en los desechos (Gall y Thompson, 2015;
Kühn et al., 2015). Hasta la fecha se conoce el efecto negativo que tiene la basura marina
en al menos 817 especies de animales, pero no se descarta que la lista aumente a medida
que se realizan más investigaciones al respecto (Dias, 2016).

La basura puede causar cambios físicos en los hábitats (Aloy et al., 2011; Carson et al.,
2011), se conoce casos donde la acción abrasiva destruye los arrecifes de coral, ya sean
someros (Donohue et al., 2001; Richards y Beger, 2011), como los corales de aguas frías y
profundas (Lastra et al., 2016; Fabri et al., 2014; Tubau et al., 2015). La basura flotante
puede servir como transporte de una amplia diversidad de organismos marinos que
colonizan rápidamente estos sustratos no naturales, pudiendo recorrer largas distancias a lo
largo de la superficie del mar, ayudando a estas especies a invadir nuevos hábitats,
generado posibles desequilibrios ecológicos (Bravo et al., 2009), y hasta transportar
microorganismos patógenos (Zettler et al., 2013). Estos desechos pueden causar impactos
en la salud humana, como por la acumulación y descomposición de basura orgánica en la
costa, la presencia de objetos corto punzantes con el potencial de lastimar (Kiessling et al.,
2015).

2. Basura Marina en el Pacifico Sudeste: qué sucede en Perú-Chile?


Los desechos sólidos en el medio marino sólo han sido recientemente tratados como un
complejo problema científico. Durante décadas, en Sudamérica la eliminación de desechos
no era más que una política municipal y no un problema ambiental, ya que, aparentemente,
el desecho en el medio marino simplemente desaparecería visualmente al ser desechado, sin
pensar en sus consecuencias posteriores. Por la misma razón el Pacífico sudeste no se
encuentra libre de este tipo de contaminación. Es posible hallar una variedad de ítems de
basura marina en el ecosistema marino, con la presencia ubica de plásticos, en adición de
métales, gomas, papeles, maderas, y basura orgánica (plumas, conchas, algas y animales
muertos), y otros ítems (Thiel et al., 2011). Sin embargo estos esfuerzos científicos para
conocer el estado de la basura marina son recientes, y la mayoría corresponde a reportes
anecdóticos (Ivar do sul y Costa, 2007).
2.1 Basura marina en Playas.
La basura marina degrada la estética local al contaminar visualmente la costa y los
ambiente submarinos turísticos (como zonas de buceo en arrecifes o sitios de interés), entre
otros efectos, tiene el potencial de dañar la estructuras portuarias, botes e instalaciones
acuícolas (Kiessling et al., 2017). Ya en el 2008 se estimó que la basura marina había
costado directamente a los 21 países pertenecientes a la APEC aproximadamente 1.265
millones de dólares (McIlgorn et al., 2008). Sectores como la pesca, el turismo, el
transporte y compañías de seguro, junto a las comunidades que depende de los recursos
marinos sufrieron los efectos y consecuencias de ambientes contaminados con plásticos.
Conforme a las cifras obtenidas en las actividades realizadas en el Día Internacional de
Limpieza de Playas, el 79,5% de la basura marina costera en Perú, y entre el 80~86% en
Chile, proviene de fuentes terrestres (Rovira, 2006; CPPS, 2007), pero dicha cifras podrían
variar temporal y localmente, a medida que se realicen más estudios que abarquen otras
playas y áreas costeras. En general la densidad de la basura encontrada en la playas del
Pacífico Sudeste son moderadas en comparación con las altas abundancias reportadas para
otras regiones del mundo (Bravo et al., 2009). La abundancia de basura más alta reportada
en Perú es para la playa Cantolao, con 10.5 ítems de basura por m2 (Thiel et al., 2011),
aunque dicha abundancia podría ser mayor a medida que se realice más muestreos,
especialmente en playas de Lima capital. A modo de ejemplo, en una limpieza de playas,
realizadas en la Playa Carpayo, se promediaron 2,5 kilogramos de basura por metro
cuadrado (Publimetro, 2016). En el caso particular de Lima, una gran cantidad de basura
producida en la ciudad va al vertedero, la cual es utilizada para ampliar la orilla de la costa,
sin embargo las olas impactantes erosionan el vertedero, propagando la basura en el mar y
en las playas cercanas (Bravo et al., 2009).
En Chile, de acuerdo a los resultados obtenidos con escolares del programa Científicos de
la Basura, se determinó un promedio de basura nacional a 2,2 unidades de basura por m2,
en el año 2016, evidenciando un aumento en la abundancia con respecto a los años 2008 y
2012, cuando en las otras campañas se obtuvieron promedios nacionales de 1,4 y 1,7 ítems
de basura por m2 respectivamente. La región con mayor cantidad de basura, en los tres
muestreos fue la Región de Antofagasta, con un gradiente de densidad de basura que
disminuye hacia el centro-sur. En general, en Chile, el mayor porcentaje de basura en
playas corresponde a colillas de cigarros y plásticos, dispuestas en gran medida en sectores
altos de playa, sugiriendo que la basura proviene mayoritariamente de fuentes cercanas y
estaría ligada a actividades desarrolladas en las playas (Hidalgo et al., 2016).
La diferencia entre las densidades de basura marina de playas dentro de Chile, y
potencialmente con Perú, podrían deberse a las diferentes actitudes que tienen los usuarios
de las playas, al uso que se les da a estas, y a la frecuencia de las actividades de aseo (Bravo
et al., 2009). A una escala más acotada, una encuesta realizada a los visitantes de las playas
de Coquimbo, en la zona centro-norte de Chile, reveló que la mayoría de los visitantes
informaron que no habían arrojado basura en las playas, a pesar de que una gran proporción
de escombros marinos los dejaban los visitantes en general. Aunque los encuestados, en
general, afirman que no son individualmente responsables, sí identificaron al público en
general como la fuente principal de escombros (Santos et al., 2005, Eastman et al., 2013),
estos hallazgos sugieren que los usuarios de la playa tienen una comprensión básica de la
basura marina en generan.

2.2 Basura Flotante


La basura flotante no ha sido estudiada en Perú. En Chile ha sido observada ubicuamente,
estando presente en cada transecto realizado (Thiel et al., 2011). El patrón de abundancia de
esta basura indica que disminuye a medida que baja la latitud. Sin embargo, las
abundancias son especialmente altas en la zona norte y central de Chile, con densidades de
11 y 22 ítems por km2 respectivamente, pudiendo estar asociadas a la actividad portuaria y
a las grandes ciudades costeras. El hecho de que la mayoría de la basura se encontró cerca
de los principales puertos marítimos apoya la idea de que proviene de las actividades
marítimas o pesqueras (Thiel et al., 2003). Estas densidades alcanzan niveles similares a los
de los mares costeros de regiones altamente pobladas del hemisferio norte (Thiel et al.,
2013). La composición de la basura flotante en el Mar Interior de Chiloé, en el sur del país,
revela que las actividades acuícolas son las fuentes más probables de contaminación
(Hinojosa y Thiel, 2009).

2.4 Basura bentónica


La basura marina bentónica ha sido estudiada sólo en dos sectores de Chile, con un estudio
realizado en Rapa Nui (Isla de Pascua), y en la Región de Coquimbo (Almendras, 2016). El
trabajo ha sido el único esfuerzo que ha analizado la basura marina ubicada en el fondo
marino en la región y en Sudamérica. En áreas marinas destinadas a la pesca tradicional
artesanal rapanui, la basura marina bentónica correspondió en su totalidad a artículos
utilizados en la pesca artesanal local. Para la zona de Tongoy, en la Región de Coquimbo,
al menos el 75% de los ítems correspondía a artículos utilizados tanto en la pesca artesanal,
como en los cultivos de ostión (Almendras, 2016). Otra fuente importante de basura a lo
largo del Pacífico Sudeste es el desecho de las plantas de tratamiento de aguas residuales.
Las aguas residuales no tratadas o sólo tratadas en parte liberan grandes cantidades de
micro-basura en las aguas costeras. Este problema no se ha examinado minuciosamente en
las ciudades costeras a lo del Pacífico Sudeste (Thiel et al., 2011).

2.5 Investigaciones científicas en torno a la basura marina en la región


A pesar de la problemática, en la región del Pacífico Sudeste (considerando a Colombia
como parte del Caribe), se ha reportado en revistas científicas especializadas
mayoritariamente la basura marina en Chile, con la primera publicación de basura flotante
en la Corriente de Humboldt, frente a Valparaíso (Bourne and Clarke, 1984).
Posteriormente se han realizado más investigaciones, donde el objetivo principal del
estudio es el análisis científico de la basura como tal, analizando fuentes, cantidades, y
tendencias socio-económicas (Gregory y Ryan, 1997; Thiel et al., 2003; Horstmann, 2006,
Núñez, 2008; Astudillo, et al., 2009; Hinojosa y Thiel., 2009; Hinojosa et al., 2011; Thiel et
al., 2011; Macaya, 2012; Eastman et al., 2013; Hidalgo-Ruz y Thiel., 2013; Thiel et al.,
2013; Eastman et al., 2014; Rech et al., 2014, 2015; Almendras, 2016; Hidalgo-Ruz, 2016;
2017; Hidalgo-Ruz et al., 2016; Kiessling et al., 2017), dichos estudios han sumado
programas de divulgación, logrando pequeños cambios en la sociedad.
Existen reportes científicos donde se hace mención de la presencia de basura en el Perú,
pero el análisis de basura marina no ha sido el objetivo principal de las investigaciones
realizadas (Sánchez y Orozco, 1998; Angulo-Pratolongo, et al., 2010; Quiñones et al.,
2010; Alfaro-Shigueto et al., 2011; Sánchez et al., 2014; Loaiza et al., 2015; Coasaca y
Valle, 2017), con excepción de Thiel et al. (2011), que calculó la densidad de basura
marina en playas Punta Veleros y Cantolao. Sin embargo, existen proyectos que se están
realizando actualmente en el Instituto del Mar del Perú (IMARPE), donde se cuenta una
tesis de pregrado y la pronta publicación de un trabajo de microplásticos (Sara Purca,
comunicación personal, 2016).
3. Tratados Internaciones y leyes nacionales.
En ambos países el tratamiento de la basura está regulado por un conjunto de leyes,
códigos, reglamentos, normas y ordenanzas bajo organizaciones gubernamentales y
entidades públicas. La figura que vela por la prevención y vigilancia de la disposición de
residuos sólidos en el medio marino son las autoridades marítimas. En Chile es
DIRECTEMAR (Dirección General del Territorio Marítimo y Marina Mercante) quien
multa “según la gravedad del delito”, y DICAPI (Dirección General de Capitanías y
Guardacostas.) en Perú la entidad que castiga con hasta pena de cárcel el vertido “de
cualquier residuo sólido por encima de los límites permisibles que causan daño al medio
ambiente”. Tanto Perú y Chile, como los demás países en la región, han firmado el acuerdo
MARPOL 73/78, en el que el Anexo V regula la descarga de residuos sólidos de buques. La
implementación y cumplimiento de este acuerdo depende de la autoridad marítima de cada
país, y sólo aplica para la basura generada en buques, dejando a los contaminantes
originados por otras fuentes marinas, y la terrestre bajo la jurisdicción nacionales.
A nivel regional, en el marco de la Comisión Permanente para el Pacífico Sur, El Programa
Regional para la Gestión Integral de la Basura Marina en el Pacífico Sudeste, adoptado en
el año 2007, propone acciones a nivel regional y nacional para minimizar la descarga de
residuos sólidos persistentes de fuentes terrestres y marinas en el Pacífico Sudeste. Este
programa regional constituye la base para llevar a cabo proyectos piloto en los países
miembros de la Comisión Permanente, en virtud de los cuales se han implementado planes
de acción nacionales para abordar los problemas causados por la contaminación. El
programa busca: (1) ampliar la cobertura de los sistemas de recolección de basura y la
adecuada disposición de los residuos sólidos, (2) erradicar la descargas de basura
persistente desde buques, (3) minimizar la disposición de artes y aparejos de pesca
desechados en el medio marino, (4) promover la investigación del estado actual de la
basura marina en la región, (5) incluir la problemática de la basura marina en la agenda
prioritaria de los países de la región, (6) reducir el uso de plásticos de un sólo uso y (7)
establecer una política regional sobre basura marina.
En el año 2004, Perú creó La Ley General de Residuos Sólidos que supervisa todo el
camino de los residuos sólidos hasta su reciclaje y su disposición final. Ya el año 2016 se
aprobó finalmente el decreto legislativo Ley de Gestión Integral de Residuos Sólidos, que
establece derechos, obligaciones, atribuciones y responsabilidades de la sociedad en su
conjunto, para asegurar una gestión y manejo de los residuos sólidos, en ese mismo año,
Perú fue el primer país de la región en acoger la iniciativa Aguas Libres de Basura,
auspiciada por la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de los Estados Unidos. La
iniciativa establece una agenda común de colaboración en temas de ciencias, tecnología e
innovación para reducir el impacto del plástico y otros materiales en los ecosistemas
marinos, y la generación de estándares de cuidado, prevención y tratamiento de desechos
marinos, particularmente plásticos y microplásticos.
Para Chile, la Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades de Chile, estipula que los
gobiernos municipales son responsables de la limpieza de las ciudades y de la recuperación
de la basura doméstica. En el caso de las ciudades costeras, esto incluye las playas locales,
por ende la mayoría de las comunidades tienen programas particulares para la limpieza de
playas. Hasta febrero del presente año, 46 municipios (equivalente al 13% de las comunas
del país) han regulado el uso de bolsas plásticas en el comercio a través de ordenanzas
municipales (MAM, 2017). Existe la normativa que regula la disposición de los residuos en
rellenos sanitarios, y el desagüe de aguas tratadas hacia mar, aunque actualmente solo la
capital (Santiago de Chile) y algunas grandes ciudades se han establecido planes integrales
de gestión de residuos (Thiel et al., 2011). Para la basura generada por actividad acuícola,
en el año 2002 el gobierno fortaleció la Ley de Pesca y Acuicultura agregando regulaciones
ambientales que responsabilizan a los centros acuícolas a mantener las áreas adyacentes a
las instalaciones libres de basura. Posteriormente en un Decreto Supremo (D.S. 86), a los
centros se les exige utilizar sistemas de flotación que eviten la liberación de fragmentos de
espuma de poliestireno. A pesar de la legislación, la fiscalización y cumplimiento de estas
normativas es insuficientes, logrando encontrar grandes acumulaciones de basura en playas
adyacentes a los centros acuícolas (Hinojosa y Thiel, 2009). En el año 2016 se aprobó la
Ley de Fomento al Reciclaje y Responsabilidad Extendida del Productor, la cual busca
formalizar la industrial del reciclaje. Una de los objetivos de esta normativa es marcar un
precedente, estableciendo metas para la recolección y valorización de residuos peligrosos,
creando así nuevos negocios y disminuyendo su disposición final.
Es evidente que en ambos países existen aspectos jurídicos que están diseñados para la
gestión de los residuos sólidos, sin embargos estas leyes poseen muchas lagunas, que en
combinación con un desempeño deficiente, falta de monitoreo y una débil aplicación,
conducen a un alto grado de ineficiencia, subrayando la necesidad de múltiples medidas
para mejorar la situación. A pesar de las leyes que regulan la basura en el medio ambiente,
la supervisión del cumplimiento de las leyes existentes es relativamente mínima en los
países del Pacífico Sudeste (Thiel et al., 2011).

4. Acciones y experiencias en ambos países


4.1 Perú y el interés por cuidar las playas
Existen varias iniciativas en el Perú que trabajan con la basura marina. La ONG VIDA
liderada por Arturo Alfaro, desde el año 1999 organiza a nivel nacional la campaña
“Limpieza Internacional de Costas y Riberas - Perú, en alineación con International Coastal
Cleanup (ICC), con el objetivo de reducir y eliminar la presencia de basura acuática en las
playas, riberas de ríos, lagos y lagunas de la costa, sierra y selva, y obtener información de
estos residuos sólidos para desarrollar propuestas de solución. La misma ONG ha logrado
realizar numerosas actividades de limpieza de playas, con la correspondiente cobertura
mediática, logrando poner en la opinión pública la problemática ambiental. La ONG ha
conseguido realizar alianzas estratégicas con entidades públicas y privadas, contando con el
apoyo de DICAPI y voluntarios de diversas procedencias, a los que previamente se les
enseña la metodología de clasificación de la basura, para su posterior análisis. Dicha
organización elabora planes e implementa planes de acción sobre basura marina en Perú,
con importantes actividades de limpieza de playas.
En el año 2014, la Municipalidad Distrital de Paracas (Pisco), aprobó el Plan de Acción de
Gestión de la Basura Marina, el proyecto fue promovido por la Comisión Permanente del
Pacífico Sur (CPPS) y la ONG VIDA. El Plan estuvo a cargo de la Comisión Ambiental
Municipal de Paracas que es integrada por la Municipalidad de Paracas, IMARPE, la
Reserva Nacional de Paracas, APROPISCO, el asentamiento humano Alexis García y la
Reserva Nacional de Islas, Islotes y Punta Guaneras. El plan diagnosticó el problema de la
basura en el distrito y diseñó medidas de prevención y mitigación para reducir y eliminar la
basura marina, junto a las acciones de fiscalización, sanción e incentivo, como otorgar
créditos y donaciones para el desarrollo del mercado del reciclaje. La sensibilización se
consiguió difundiendo spots en radios de Pisco, Paracas, Ica y Chincha para crear
conciencia sobre la basura marina en el medio marino. En el mismo año, el Ministerio de
Medio Ambiente (MINAM) lanzó una campaña para potenciar a los gobiernos locales, para
que puedan gestionar los desechos sólidos de las playas, y sensibilicen al público. La
campaña llamada REduca-Océanos destaca la importancia del manejo adecuado de los
residuos sólidos en las playas.
HAZla (HAZla por tu playa) es una iniciativa de Conservamos por Naturaleza y la empresa
social L.O.O.P (Life Out of Plastic) que desde el año 2013 realiza todos los veranos una
limpieza simultánea de playas y acuíferos en sectores de la costa, sierra y selva del Perú,
trabajando con voluntarios. La misma iniciativa peruana L.O.O.P, dirigida por mujeres,
busca sensibilizar a la opinión pública sobre la contaminación plástica, y promover el uso
responsable de los plásticos. Desde el año 2012 esta empresa organiza campañas sociales
de educación ambiental denominadas “Ecoacciones”.
4.1 Ciencia Ciudadana Chilena y el estudio de la basura marina

La ciencia ciudadana es una forma innovadora de "aprender haciendo". Las iniciativas de


ciencia ciudadana es una metodología en que los ciudadanos son parte de proyectos de
investigación, participando desde la formulación de preguntas de investigación, la toma de
datos, e incluso el análisis y la generación de conclusiones. Desde el año 2007, el programa
Científicos de la Basura constituye una iniciativa de ciencia ciudadana escolar, en el cual
niños, jóvenes y profesores adquieren habilidades para desarrollar investigaciones
científicas, y desde un punto de vista científico, reflexionan sobre el problema de la basura
en el ambiente. El programa se encuentra alineado la curricula escolar. Hasta el presente,
han realizado seis actividades de carácter regular, con la participación de voluntarios de
todo Chile, incluyendo territorio insular. La ciencia ciudadana también se ha utilizado para
muestrear la basura de río en Chile (Rech et al. 2015). De esta forma, el conocimiento
actual sobre la basura marina en Chile ha sido generado en gran parte por escolares de
forma voluntaria. La metodología seguida por los voluntarios del programa consiste en
transectos perpendiculares a la línea de costa, en los que se establecen 2 a 6 estaciones, de
3x3 m cada una, donde la basura encontrada en cada estación es clasificada y contabilizada.
Dicha metodología es replicable en todas las playas de Chile.
Una parte importante del programa fue la publicación del cuento infantil "El viaje de
Jurella y los microplásticos" (Núñez Y Thiel 2011). Este libro ilustrado cuenta la historia de
un jurel que se enfrenta al problema de la basura marina, libro que fue entregado a cada
niño que participaba. Los niños y niñas también aprendieron importantes habilidades en
seguir instrucciones, desarrollar muestreos con precisión y a manejar muestras e interpretar
resultados adecuadamente. En total de lo que va el programa, han participado alrededor de
3000 estudiantes y aproximadamente 90 profesores en los tres muestreos nacionales,
generando un total de 75 playas estudiadas, en tres campañas realizadas en el año 2008,
2012 y 2012 (Hidalgo et al., 2016). El éxito del programa ha sido replicado en Alemania,
donde el proyecto tiene su contraparte.
4.2 Rapa Nui y la basura marina
A pesar de que Rapa Nui, o Isla de Pascua como es llamada comúnmente, se encuentra
rodeada por un vórtice de basura que trae basura arrastrada por las corrientes desde fuentes
marinas y del continente, es la comuna del país que más trabaja para hacer frente a la
basura de playas. Pese a que la isla no puede controlar la fuente de basura marina que es
arrastrada por este Giro del Pacífico Sur, es un ejemplo de responsabilidad, donde existe
una brigada de limpieza costera con respaldo municipal, la limpieza de playas en este caso
no depende sólo de voluntarios. La isla cuenta con un sistema de eliminación de residuos
integrados, que maneja alrededor del 15% de los residuos domésticos. Sin embargo
depende de la exportación de residuos hacia el continente, conllevando un alto costo
económico. Los investigadores sugieren que el éxito en la gestión de la basura en la isla se
podría deber a una interacción significativa con la naturaleza y la historia cultural,
conllevando una empoderamiento por el territorio, una economía basada en el turismo
sustentables y a la gran visibilidad internacional que posee (Kiessling et al., 2017)

5. Colaboraciones estratégicas

Durante los últimos años, en Perú Chile ha habido un surgimiento paulatino de muchas
iniciativas locales que promueven el reciclaje y el cuidado del medioambiente. A modo de
ejemplo, las campañas anuales de limpieza de playas en Chile convocan a miles de
voluntarios en todo el país, recogiendo aproximadamente 60 toneladas de basura
(Maldifassi y Ugalde 2013). Para Perú, las acciones comandadas por la ONG VIDA son
atractivas para los voluntarios, quienes colaboran a lo largo de la costa peruana,
colaborando en la recolección de basura, y en la generación de información útil.
A primera instancia, evitar la producción y vertimiento de basura es el objetivo de muchas
comunidades, específicamente de las localidades costeras basadas en el turismo. Este
objetivo puede lograrse mediante la asociación estratégica entre las diferentes partes que
tienen competencias en el ecosistema marina, como son ONG, empresas locales,
organizaciones, medios de comunicaciones e instituciones gubernamentales. Además de
mejorar la infraestructura para la correcta disposición de los desechos, el gobierno podría
desalentar el uso de bolsas plásticas y fomentar los productos reutilizables. Ya que el
proceso de reciclaje puede ser costoso en un inicio, el reciclaje eficiente puede requerir de
subsidios iníciales para su adecuada gestión (Thiel et al., 2011). A continuación se hace de
entrega de una lista (Tabla 1) actualizada desde Thiel et al., (2011) donde se entrega
información de las principales organizaciones que trabajan con el tema de la basura, con
actividad en 2016 y 2017. Se consideran instituciones gubernamentales que proveen de un
marco regulatorio y apoyan campañas de limpieza de playas, así como organizaciones con
programa de remoción de basura, reciclaje y educación ambiental.
Tabla N°1

Instituciones que trabajan con la problemática de la basura de origen antropogénico en Perú


y Chile.

Nombre País Ciudad web/ email


Sociedad Nacional Pesquería/ Pisco Perú Pisco snp.org.pe/apropisco
(APROPISCO)
Organización Científica para Conservación de Perú Lima orca.org.pe
Animales Acuáticos (ORCA)
Área Costera y Recursos Marinos Perú Pisco acorema.org.pe
Asociación Peruana para la Conservación de Perú Nacional apeco.org.pe
la Naturaleza
Conservamos por Naturaleza Perú Nacional conservamospornaturaleza.org
HAZla por tu playa (HAZla) Perú Nacional hazla.pe
Life Out Of Plastic (L.O.O.P) Perú Lima loop.pe
Sociedad Peruana de Derecho Ambiental. Perú Lima spda.org.pe
ONG VIDA Perú Lima vida@vidaperu.org.pe
Mundo Azul Perú Lima mundoazul.org
Ministerio del Ambiente Perú Nacional minam.gob.pe
Sistema Nacional de Áreas Protegidas Perú Nacional sernanp.gob.pe
Instituto del Mar del Perú Perú Nacional imarpe.gob.pe
Servicio Nacional de Información Ambiental Perú Nacional sinia.minam.gob.pe
Dirección General de Capitanías y Perú Nacional dicapi.mil.pe
Guardacostas
OCEANA Perú Perú Nacional peru.oceana.org
Asociación para la Niñez y su ambiente Perú Lima aniaorg.pe
Ciudad Saludable Perú Lima ciudadsaludable.org
Federación Nacional de Recicladores del Perú Perú Lima fenarep.org.pe
ecOceánica Perú Lima ecoceanica.org
Botes pa’ que no Botes Perú Lima luccandu@gmail.com
Dirección General de Territorio Marítimo y Chile Nacional directemar.cl
Marina Mercante
Ministerio del Medio Ambiente Chile Nacional mma.gob.cl
Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile Chile Nacional minrel.gov.cl
Oceana Chile Chile Nacional chile.oceana.org
Guía y Scout de Chile Chile Nacional guiasyscoutsdechile.cl
Comité en Defensa de la Flora y la Fauna Chile Nacional codeff.cl
Científicos de la Basura Chile Nacional cientificosdelabasura.cl
Coquimbo
World Wildlife Fund Chile Chile Nacional wwf.cl
Chile Surf Chile Nacional chilesurf.cl
Chinchimen Chile Puchuncaví chinchimen.org
Conservación Marina Chile Valdivia conservacionmarina.org
Unión de Padres y Amigos Solidarios. Chile Vicuña upasol.cl
Centro de la Familia Chile Nacional cenfa.cl
Vigilante Costero Chile Maule vigilantecostero.cl
ONG Casa de la Paz Chile Santiago casadelapaz.cl
Canelo de Nos Chile Santiago elcanelo.cl
Fundación Basura Chile Nacional fundacionbasura.org
Basura Cero Chile Nacional basura0.cl
Gestión Regional de Energías Renovables Chile Valdivia grener.cl
SeaShepherd Chile Chile Nacional seashepherdchile.org
ReciclAPP Chile Nacional reciclapp.cl
Comité Oceanográfico Nacional Chile Nacional cona.cl
Instituto Nacional Antártico Chile Nacional inach.cl
ONG Fiscalía del Medio Ambiente Chile Nacional fima.cl
Estación Costera de Investigaciones Marinas Chile Las Cruces ecim.cl
Pontifica Universidad Católica.
Olas Limpias Chile Coquimbo sossurf.cl/tag/olas-limpias
Ka’ara Chile Rapa Nui facebook.com/conciencia.kaara
CREO Antofagasta Chile Antofagasta creoantofagasta.cl
Parque Eco Rayen Chile Antofagasta parqueecorayen.cl
Colibrí Eco-Social Chile Antofagasta facebook.com/colibri.ecosocial
Yaqu Pacha Chile Los Lagos yaqupachachile.com

6. Abordar la contaminación marina: observaciones para Perú y Chile.


En Latino América, un amplio rango de desafíos ecológicos están relacionados con
problemas sociales. La contaminación es un problema causado por actitudes sociales
asociados con el actual sistema de libre mercado y la desconexión espiritual con el medio
ambiente. Según Kiessling et al (2017), la magnitud del problema no está necesariamente
relacionado con el compromiso local. Grandes cantidades de basura marina no garantizan
respuestas adecuadas de la población o de los organismos gubernamentales. Según estos
autores, factores como una interacción significativa con la naturaleza, la presencia de
sectores de economía sostenible, la promoción de sistemas de valores basados en la
tradición y la presión externa para mantener un ambiente limpio, como es el turismo
nacional e internacional, pueden alentar a las poblaciones locales a encontrar soluciones a
los problemas ambientales.
Tanto en el Perú, como en Chile, la responsabilidad de recolectar, tratar y de disponer
adecuadamente de la basura recae en los gobiernos locales. Esto genera costos,
especialmente en la época estival, cuando el volumen de la basura aumenta en las ciudades
costeras. De acuerdo a Thiel et al., (2011), es importante mencionar que la implementación
de servicios de limpieza de playas sólo es posible en zonas con un alto número de turistas,
dónde los ingresos generados por los turistas cubren los costos que estos servicios
requieren. Las áreas con poca afluencia turística rara vez son limpiadas, estas mismas
playas acumulan la basura de visitantes locales y la basura flotante que llega a la costa, lo
cual es el caso de muchas playas en Perú y Chile. Esto es contraproducente, porque las
playas contaminadas repelen a los turistas, lo que genera un círculo viciosos de menos
ingresos por turismos y la disminución de los recursos en las mismas playas.
Lamentablemente, en el Perú, el Plan Nacional de Gestión Integral de Residuos Sólidos
2016-2024 no hace reparo en la basura marina o residuos sólidos marinos, haciendo
hincapié en un Objetivo de Desarrollo Sostenible – Objetivo 14- Vida Submarina, donde
las ciudades costeras velaran por la reducción de residuos sólidos, pero sin presentar un
programa para aquello. Se insta a mejorar la legislación respectiva.
El consenso científico sobre las medidas a seguir en términos de basura marina es
categórico, se sugiere mejorar la base de datos sobre estos desechos mediante la
investigación científica permanente y con actividad de seguimiento. Esto se podría llevar a
cabo con la ayuda de voluntarios en terrenos organizados, o con la ayuda de aplicaciones
para dispositivos móviles (Smartphone) que clasifiquen la basura, o que hagan un llamado
de atención al encontrar basurales en playas, cuya efectividad se ha visto en zonas como
Europa o América del Norte
Además se coordinar las acciones entre las diferentes partes interesadas. Se invita a aplicar
estrategias que investiguen sobre el impacto socioeconómico de este problema en la región,
tanto en Perú y Chile, donde no se existen hasta la fecha información al respecto. Abordar
la problemática desde un punto de vista económico, dicho enfoque podría instalar otro
punto de vista. La implementación de planes de acción para reducir la entrada de plástico al
ecosistema marino requiere involucrar a las diferentes partes, desde las industrial de
plástico, turismo y pesca, la comunidad científica, las organizaciones gubernamentales, los
tomadores de decisiones locales o el gobierno nacional, en orden de abordar eficazmente
los problemas socioeconómico y ambientales relacionados con el plásticos desde un punto
de vista sustentable y global.
La concientización pública debe enfocarse primariamente en reducir el uso de plásticos de
un sólo uso (ej.: bolsas plásticas y botellas plásticas no retornables), y animar a la gente a
reciclar los desechos plásticos. Medidas simples como disponer de suficiente contenedores
de basura y puntos de reciclaje en playas, y en áreas costeras podría cooperar a disminuir la
basura generada por acción turística (Macaya, 2012). Los visitantes de playas en Chile
consideran adecuado pagar multas en caso de ser sorprendidos al botar desechos en playas
y costas, a pesar de que ellos mismo se consideran contaminadores de las playas (Hidalgo
et al., 2016).
La basura de carácter comercial, municipal (basura hogareña) y agrícola (materiales de
embalaje y de construcción) deben ser recolectados desde áreas residenciales, calles,
parques y vertederos ilegales. La quema de plástico junto a otros desechos en incineradores
debiera ser preferible a la sobreexposición en vertederos y basureros, mientras que este
proceso puede producir energía, se debe procurar la manera adecuada, ya que la
combustión al aire libre libera sustancias químicas peligrosas proveniente de los plásticos,
que puede llegar a aire, la superficie de cuerpos de agua y a los suelos, entrando a las redes
tróficas, con consecuencias indeseadas en humanos y animales. Respecto a la basura de
fuentes marinas, tanto las industrias de transporte marítimos y turístico deben ser
informados sobre la necesidad de prohibir la descarga de basura plástica al mar. Artículos
de pesca artesanal tradicional podrían ser reemplazados por productos sustentables, como
es el caso de la pesca artesanal de langosta que utiliza materiales biodegradables en la isla
de Juan Fernández (Ernst et al., 2010). Los pescadores y el publico deberían ser alentados
a participar en el monitoreo y colecta de basura marina. Reciclaje y valoración de los
materiales plásticos es la más importante acción disponible para reducir el impacto
ambiental de los basurales ilegales o mal diseñados, y evitar la quema de estos, y
especialmente para reducir la contaminación marina por parte de los plásticos (Thevenon et
al., 2014).
Se han desarrollado muchas iniciativas prometedoras en Perú y Chile, así como en el resto
del mundo, pero con el fin de lograr resultados deseados, éstas deben mantenerse a lo largo
del tiempo. La conciencia ambiental y un cambio de actitud es un proceso que requiere un
refuerzo continuo y constructivo, como pueden ser incentivos, persuasión moral y una
política de cumplimiento efectiva, que sea efectiva en la protección de los ecosistemas
marinos a un largo plazo.

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