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Desde muy chica, la dictadura fue un tema que despertaba en mí cierta curiosidad,
como si me diera cuenta que había algo más, que algo no se decía, pero sobre todo
fue en mi adolescencia, cuando en el año 2006- 2007, empecé a escuchar sobre los
juicios con sentencia por los delitos de lesa humanidad y fue ahí que por cuenta
propia comencé a interiorizarme más en el asunto. Cuando tenía 17, comencé a leer
Operación Masacre; ya había andado por los caminos del Nunca Más, pero sin duda
fue Walsh el que captó mi completa atención, el que hizo que sintiera el horror en
carne y hueso. Desde aquel momento ya no pude olvidar, y quizá es eso, para tener
Memoria hay que sentirlo, tiene que haber dejado una huella en nosotros. De la
misma forma, creo que si como futuros docentes, no dejamos esa huella en los
estudiantes, difícilmente mantengamos la memoria histórica viva, y fácilmente se
caiga en el olvido y la indiferencia. Menuda responsabilidad, pero también
importante posibilidad de abrir los caminos a un mundo mejor.
Desde que tengo memoria sobre ello, he visto reunirse a las abuelas con su
pañuelos blancos, hijos, jóvenes, adultos y un sinfín de personas cada 24 de marzo,
este año, las circunstancias lo hacen diferente, por primera vez no hay marcha. La
marcha, ese derecho que tenemos para poder manifestarnos, por justamente
nuestros derechos. Aún así, desde las puertas, los balcones, las imágenes en las
pantallas, veo el pañuelo blanco, cuánta carga simbólica hay en él, cuantas caras,
voces, luchas, pero sobre todo cuánta MEMORIA.
Durante todos estos años hemos visto a las abuelas y madres de plaza de mayo
sumarse a las manifestaciones contra la violación de todos los derechos humanos,
contra el FMI, contra los tarifazos y las desigualdades que los gobiernos
neoliberales volvieron a instalar, y es que la lucha de sus hijos y de cada
desaparecido sería en vano, ellos fueron las voces de la disidencia contra el abuso
de poder, las políticas del terror, y la precarización laboral, ellos pagaron con su vida
la defensa de los derechos que son de todos.
El periodo previo al golpe de estado, la libertad de expresión había dado inicio a
varios movimientos en defensa de los derechos, y de las mejoras laborales, pero
1976 se inauguró con la violación de los mismos. Las políticas del estado genocida
que se impuso en el poder en esa época, instalaron de lleno el neoliberalismo en
nuestro país, acompañado de medidas económicas que intensificaron la pobreza y
la desigualdad social, en privilegio de un sector muy reducido de la sociedad. La
aplicación del terror, fue la estrategia necesaria para silenciar a las disidencias, y
para encerrar a la sociedad entre el miedo y el silencio. “El costo humano de aquella
deuda externa fue la sangre de nuestros hijos”, dijo una vez Nora Cortiñas,
aludiendo a que el terrorismo fue también terrorismo económico, porque justamente
sentenciaron con la muerte a todos aquellos que se oponían y “molestaban” al
proyecto económico que la dictadura planeaba, y que llevó a la violación de todos
los derechos humanos, civiles, culturales y sociales.
Videla hubiera querido que los desaparecidos fueran por siempre personas que “no
tienen entidad, no están ni vivos ni muertos, son desaparecidos”, como dijo en 1979,
sin embargo el tiempo y la perseverancia que requiere la reconstrucción de la
historia, el rompecabezas se empezó a armar, y a partir de las denuncias de los
familiares y los testimonios, lentamente los desaparecidos recuperaron su nombre,
su identidad, su historia.
Propuesta pedagógica
Para llevar este tema al aula, se me ocurrió, un juego al que titule “la caja de la
memoria”.
El juego consiste en una caja de zapatos que contendrá varias imágenes impresas
sobre este periodo histórico. Entre ellas, escenas de represión, fusilamientos,
quema de libros, centros clandestinos, detenciones, marchas y rondas de las
abuelas y madres de plaza de mayo, entre otras. Pero también contendrá tapas de
diarios de la época que hoy son de fácil accesibilidad debido a que están el la web
del archivo histórico de la Nación.
Para empezar nos sentaremos en círculo en el piso, la horizontalidad en el aula es
importante para poder empezar a romper las barreras del disciplinamiento que la
escuela moderna nos dejó, he iremos pasando la caja y tomando una foto o portada
de los periódicos cada uno. Observaremos un tiempo nuestra elección y luego, cada
uno comenzará a expresar, ¿qué siente, qué ve?, ¿con qué escena de la vida
cercana lo puede relacionar?, ¿lo puede relacionar o lo ve alejado en el tiempo?, si
es en el caso de una portada de diario: ¿qué dice, qué me llama la atención?.
Con las reflexiones, guiadas, iremos abriendo cuestiones sociales, culturales,
económicas y políticas. Siempre tratando de trazar un ida y vuelta con lo cotidiano,
dialogando entre el tiempo histórico y la experiencia, lo vivido. Es importante que los
estudiantes, puedan reconocer las rupturas y permanencias luego del golpe militar.
Cómo se instaló el neoliberalismo y las medidas económicas que se tomaron pero
que a su vez lo puedan reconocer en su día a día.
Para poder acercarlos más a estas medidas en el plano económico, observaremos
los spots publicitarios de la dictadura, y se les propondrá que busquen y relaciones
con propagandas y/o noticias recientes (Ej Acuerdo con el FMI, ajuste salarial y
despidos, etc)
https://www.youtube.com/watch?v=6fBMc53Mz4g
https://www.youtube.com/watch?v=jdDhYLWiRtY
https://www.youtube.com/watch?v=Ys9GlRowehI
Para luego reflexionar sobre cómo estas medidas repercutieron en la vida cotidiana
de las personas ayer y hoy. Pero cómo reaccionaron también los gobiernos
neoliberales recientes frente a las voces de disidencia, poniendo en tensión la
dictadura con las últimas represiones a obreros, docentes, estudiantes… (solo como
ejemplo, represión a la marcha contra el FMI, a las marchas docentes, a la marcha
de astilleros, entre otras)
Marcelo Valko dice “Genocidio hereda genocidio”, bajo esta premisa, trataría de
abordar el genocidio de los pueblos originarios en nuestro país, primero con
Rivadavia, y luego, y mucho más intenso con Roca para ponerlos a dialogar con el
Genocidio de la dictadura militar, la necesidad de hablar de GENOCIDIO, el
significado del mismo, porque justamente se trató de un plan sistemático de
exterminio de la dictadura, cometido contra una generación a la que consideraban
necesario aniquilar para imponer un plan económico, político y social que tenía
como objetivo cambiar la estructura del país, disciplinar y aumentar la explotación
de la clase trabajadora.
Para ello, la propuesta es desenmascarar la historia oficial y el peligro de una sola
historia, y se les propondrá a los estudiantes realizar una investigación acerca de las
calles de Saladillo, su nombre, lo que les parece a ellos, ¿La memoria acaso es
seguir idolatrando a los genocidas de nuestro país? para luego poder, aunque sea
simbólicamente, salir colectivamente a cambiarlos.