Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Kierkegaard Soren Estetica Del Matrimonio
Kierkegaard Soren Estetica Del Matrimonio
M A T R I M O N I O
S Ö R E N
K I E R K E G A A R D
Ediciones elaleph.com
Editado por
elaleph.com
Amigo mío:
Estas líneas, las primeras que caen bajo tus ojos, son las
últimas que he escrito, y procuran, una vez más, servirse del
género epistolar para un estudio prolijo como el que aquí te
envío. Se corresponden pues, con mis últimas cartas, y tie-
nen con ellas una relación formal, que manifiesta así, exte-
riormente, aquello de que el contenido querría convencerte
con tan diversos argumentos, a saber que tú lees realmente
una carta. No quise renunciar a la idea de una misiva dirigida
a ti, porque la falta de tiempo no me ha permitido consagrar
a la redacción el empeño que exigiría un tratado. Y, por otra
parte, me ha entrado el escrúpulo de no perder la ocasión de
conversar contigo en el tono de transida admonición, propio
del género epistolar. Eres demasiado versado en el arte de
conversar de todo, en general, sin ser tocado personalmente
por el tema, para que yo te ofrezca esa tentación de desatar
tu vigor polémico. Ya sabes cómo procedió el profeta Na-
thán con el rey David, cuando éste, tratando de penetrar la
parábola que el hombre de Dios le había propuesto, no qui-
so ver en ello lo que le concernía. Nathán particularizó,
3
SÖREN KIERKEGAARD
4
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
5
SÖREN KIERKEGAARD
6
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
7
SÖREN KIERKEGAARD
8
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
una cosa, sí, por la que doy gracias a Dios con toda mi alma,
y es que mi mujer es mi primero y único amor, y otra cosa
que pido a Dios con lodo mi corazón es la fuerza de no
anhelar nunca otro amor. Es éste un culto doméstico, del
que igualmente participa mi esposa; porque cada uno de mis
sentimientos, cada una de las disposiciones de mi alma, se
ennoblecen cuando los hago compartir por ella. Aun los
sentimientos religiosos más elevados son más llevaderos
cuando se los experimenta al unísono: ante mi mujer soy a la
vez el pastor y la grey. Y si, por acaso, yo fuera tan inhuma-
no como para olvidar esa ventura, si incurriera en la ingrati-
tud de no dar gracias a Dios, mi mujer me lo recordaría. Ves,
mi joven amigo, no se trata de los melindres de los primeros
días de la pasión, ni de experiencias eróticas por intentar,
como ocurre con casi todos los enamorados cuando co-
mienzan su noviazgo, y se preguntan él si ella no ha conoci-
do ya la pasión y ella si él no habrá amado a otra mujer. No,
aquí estamos realmente en lo grave de la vida, y sin embargo
no se excluyen de ello el calor ni la belleza, ni lo erótico ni la
poesía. En verdad, me importa mucho que ella me ame
realmente, y retribuirle ese amor. No porque tema que
nuestra unión no alcance, en el curso de los años, esa solidez
que vemos en la mayor parte de las demás, pero me alegra
rejuvenecer constantemente nuestro amor del primer día,
otorgándole un valor religioso a la vez que estético. Porque
Dios, para mí, no es un ser supramundano al punto de de-
sinteresarse del pacto que él mismo instituyó entre el hom-
bre y la mujer, ni yo mismo un ser tan espiritual como para
desdeñar el aspecto terrestre de la vicia. Y toda la belleza de
9
SÖREN KIERKEGAARD
1
Personaje de "El hombre que vendió su sombra", de Adal-
berto von Chamisso.
10
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
11
SÖREN KIERKEGAARD
12
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
13
SÖREN KIERKEGAARD
14
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
15
SÖREN KIERKEGAARD
16
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
17
SÖREN KIERKEGAARD
18
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
19
SÖREN KIERKEGAARD
20
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
21
SÖREN KIERKEGAARD
22
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
23
SÖREN KIERKEGAARD
24
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
25
SÖREN KIERKEGAARD
26
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
27
SÖREN KIERKEGAARD
28
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
29
SÖREN KIERKEGAARD
30
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
31
SÖREN KIERKEGAARD
2
Matrimonio de razón: sentido doble (Fornuft), digno del
ser de razón que es el hombre. Matrimonio razonado (Fors-
tand), es decir fundado en el cálculo, el interés, el egoísmo
(N. del T.).
32
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
33
SÖREN KIERKEGAARD
34
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
35
SÖREN KIERKEGAARD
do, por la razón que Miseaus expuso con tanta gracia: a sa-
ber, que no era posible amar a ningún otro. Se trata de saber
si la pasión, pasando a una inmediatez concéntrica superior,
no estará a salvo de ese esceptismo, de modo que clamor
conyugal no tenga necesidad de sepultar las bellas esperanzas
de la pasión. El matrimonio no sería otra cosa que la pasión
enriquecida de condiciones que, lejos de disminuirla, la en-
noblecen. La exposición de este problema es difícil, pero de
una extrema importancia si no queremos encontrar en la
esfera de lo ético un abismo análogo al que, en la esfera in-
telectual, separa la ciencia de la fe. Y tú no me contradecirás,
mi querido amigo (porque tu corazón encierra también el
sentimiento del amor, y tu cerebro conoce demasiado la du-
da): ¡Ojalá el cristiano pudiera llamar a Dios el Dios del
Amor, poniendo en ese término una indecible felicidad, ese
poder eterno en el mundo que es el amor terrestre! Si bien
he caracterizado precedentemente al amor romántico y el
amor reflexivo como puntos de vista discursivos, aquí se
verá con claridad en qué medida la unidad superior es una
vuelta a lo inmediato, y en qué medida subsiste en ella,
aparte una que contiene en más, lo que se encontraba en el
estadio anterior. No cabe duda de que el amor reflexivo se
consume sin cesar, y que se extingue, con arbitrariedad com-
pleta, en un punto o en otro; ni que aspira a superarse en una
esfera más alta. Pero se trata de saber si ésta no puede, por sí
misma, entrar en relación con la pasión. Esa esfera más alta
es la de la religión, en la que vienen a parar la reflexión y la
rajón; y así como nada es imposible a Dios, tampoco hay
nada imposible para el individuo religioso. En la esfera de lo
36
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
37
SÖREN KIERKEGAARD
38
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
39
SÖREN KIERKEGAARD
40
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
41
SÖREN KIERKEGAARD
42
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
43
SÖREN KIERKEGAARD
44
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
45
SÖREN KIERKEGAARD
46
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
47
SÖREN KIERKEGAARD
48
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
49
SÖREN KIERKEGAARD
50
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
51
SÖREN KIERKEGAARD
52
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
53
SÖREN KIERKEGAARD
54
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
55
SÖREN KIERKEGAARD
56
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
57
SÖREN KIERKEGAARD
58
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
59
SÖREN KIERKEGAARD
60
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
61
SÖREN KIERKEGAARD
62
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
63
SÖREN KIERKEGAARD
64
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
65
SÖREN KIERKEGAARD
66
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
67
SÖREN KIERKEGAARD
68
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
69
SÖREN KIERKEGAARD
70
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
71
SÖREN KIERKEGAARD
72
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
73
SÖREN KIERKEGAARD
74
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
75
SÖREN KIERKEGAARD
76
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
77
SÖREN KIERKEGAARD
78
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
79
SÖREN KIERKEGAARD
80
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
81
SÖREN KIERKEGAARD
Basilio".
82
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
83
SÖREN KIERKEGAARD
84
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
85
SÖREN KIERKEGAARD
86
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
87
SÖREN KIERKEGAARD
3
En la vida cotidiana, pueden permitírselo todo, sin dar
cuentas a nadie; pero, salvo en ese aspecto, son dependientes
esclavos de los otros. ¡Qué importancia tienen en su vida,
por ejemplo, un criado, una gobernanta! Y ellos que personi-
fican los caprichos y el humor de sus amos, no son otra cosa
que el llamado de la campanilla. Saben cuándo el señor se
levanta o, más bien, con qué anticipación es necesario en-
cender el fuego en su escritorio antes de llamarlo; qué pren-
das nuevas hay que ofrecerle y cómo hay que envolverle las
medias para que se las ponga más fácilmente; entibiarle el
agua, abrir las ventanas cuando sale, presentarle su botinero
y sus pantuflas cuando regresa. El personal doméstico sabe
todo eso; pero, a pesar de ese servicio cuidadoso, rara vez los
solteros están satisfechos. Pueden, seguramente, comprarles
a sus criados la satisfacción de todos sus deseos. Son ora
coléricos y ceñudos, ora débiles y benévolos. Unos rixdals lo
resuelven todo. Y el personal doméstico aprende a tirar de
esa cuerda: trátase, simplemente, de cometer una barbaridad
de vez en cuando, con intervalos convenientes; dejar al señor
que derrame su bilis y mostrarse desesperado para, en fin de
cuentas, recibir una propina. El señor queda conquistado por
una personalidad así: el criado llega a ser indispensable y, de
hecho, un perfecto déspota.
88
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
89
SÖREN KIERKEGAARD
90
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
91
SÖREN KIERKEGAARD
92
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
93
SÖREN KIERKEGAARD
94
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
95
SÖREN KIERKEGAARD
96
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
97
SÖREN KIERKEGAARD
98
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
99
SÖREN KIERKEGAARD
todo esto: hay cosas de las que no se puede tener idea sino
cuando se las ha vivido, y una de ellas es la paternidad.
Considera, también, cuán hermoso es ligarse, por los
hijos, al pasado y al futuro, y cuán benéfico es ver que la
especie asume en las familias como un tipo determinado.
Cierto, el soltero puede también permitirse ese examen, pero
no se sentirá igualmente autorizado: hasta cierto punto, él no
interviene en la evolución sino para perturbarla.
100
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
101
SÖREN KIERKEGAARD
102
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
103
SÖREN KIERKEGAARD
104
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
105
SÖREN KIERKEGAARD
106
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
107
SÖREN KIERKEGAARD
108
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
109
SÖREN KIERKEGAARD
110
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
111
SÖREN KIERKEGAARD
112
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
113
SÖREN KIERKEGAARD
114
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
115
SÖREN KIERKEGAARD
116
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
117
SÖREN KIERKEGAARD
118
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
119
SÖREN KIERKEGAARD
120
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
121
SÖREN KIERKEGAARD
122
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
123
SÖREN KIERKEGAARD
124
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
125
SÖREN KIERKEGAARD
126
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
127
SÖREN KIERKEGAARD
128
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
129
SÖREN KIERKEGAARD
130
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
4
Nombre que recibe en los países protestantes la feligresía
de un templo, o la de una ciudad entera.
131
SÖREN KIERKEGAARD
132
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
133
SÖREN KIERKEGAARD
134
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
135
SÖREN KIERKEGAARD
136
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
137
SÖREN KIERKEGAARD
138
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
139
SÖREN KIERKEGAARD
140
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
141
SÖREN KIERKEGAARD
142
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
143
SÖREN KIERKEGAARD
144
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
145
SÖREN KIERKEGAARD
146
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
147
SÖREN KIERKEGAARD
148
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
149
SÖREN KIERKEGAARD
150
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
151
SÖREN KIERKEGAARD
zás crea ella que su deber consiste en cargar con todo eso.
Siendo así tú has sido la ocasión que le ha permitido desa-
rrollar sus fuerzas, pero no según tu deseo o tu promesa. O,
por último, para servirme de una palabra un poco fuerte, ¿no
la tratas como una concubina? Porque poco importa para
ella que no seas polígamo. ¿Y no es doblemente humillante
para ella observar que, si bien la amas, es no sólo porque tú
eres un soberbio tirano, sino también por que ella es de una
naturaleza inferior?
Frecuentó por un tiempo una casa donde he podido ver
el sistema del silencio aplicado con un arte que rayaba en el
refinamiento. El marido, muy joven y realmente bien dota-
do, con un cerebro de elección y una naturaleza de poeta, era
demasiado indolente para tomarse el trabajo de escribir; en
cambio, sabía, con una extraordinaria delicadeza, impregnar
la vida cotidiana de poesía. Su mujer, joven, no carecía de
espíritu, pero tenía un carácter algo trivial, y el vio en ello
una tentación. Se quedaba uno de una pieza viendo cómo
sabía, de mil modos, despertar y alimentar en ella todo el
entusiasmo de la juventud. Llenaba el encantamiento poético
todo el ser de su esposa y la vida conyugal. Tenía el ojo
atento para todo: cuando ella miraba a su alrededor no reco-
nocía su entorno, porque él intervenía en todo, pero como el
dedo de Dios en la historia: indirectamente, y sin dejar hue-
llas. Cualquiera fuese el rumbo de los pensamientos de ella,
ya estaba el allí, y la esperaba. Como Potemkin, sabía hechi-
zar los paisajes, especialmente los que debían alegrarla des-
pués de una pequeña sorpresa, una ligera resistencia. Hacía
de su vida doméstica una historia de la creación en miniatu-
152
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
153
SÖREN KIERKEGAARD
154
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
155
SÖREN KIERKEGAARD
156
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
157
SÖREN KIERKEGAARD
158
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
159
SÖREN KIERKEGAARD
160
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
161
SÖREN KIERKEGAARD
162
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
163
SÖREN KIERKEGAARD
164
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
165
SÖREN KIERKEGAARD
166
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
167
SÖREN KIERKEGAARD
168
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
169
SÖREN KIERKEGAARD
170
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
171
SÖREN KIERKEGAARD
172
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
173
SÖREN KIERKEGAARD
174
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
175
SÖREN KIERKEGAARD
176
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
177
SÖREN KIERKEGAARD
178
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
179
SÖREN KIERKEGAARD
180
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
181
SÖREN KIERKEGAARD
182
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
183
SÖREN KIERKEGAARD
184
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
185
SÖREN KIERKEGAARD
186
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
187
SÖREN KIERKEGAARD
188
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
189
SÖREN KIERKEGAARD
190
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
191
SÖREN KIERKEGAARD
192
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
193
SÖREN KIERKEGAARD
194
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
195
SÖREN KIERKEGAARD
196
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
197
SÖREN KIERKEGAARD
198
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
VII. ENVIO
199
SÖREN KIERKEGAARD
200
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
201
SÖREN KIERKEGAARD
202
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
203
SÖREN KIERKEGAARD
204
ESTÉTICA DEL MATRIMONIO
EL ASESOR WILHELM.
205