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Sol
Sol
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Este aviso fue puesto el 17 de octubre de 2018.
Para otros usos de este término, véanse Sol (desambiguación) y Disco solar
(desambiguación).
Sol Sun symbol.svg
Sun white.jpg
Primera imagen: fotografía de la luz visible del Sol con un filtro solar en 2013
Segunda imagen: fotografía ultravioleta retocada de la NASA en 2020
Datos derivados de la observación terrestre
Distancia media desde la Tierra 149 597 870 700 m (~ 1,5 × 1011 m)
Brillo visual (V) –26,8
Diám. angular en el perihelio 32′35,64″
Diám. angular en el afelio 31′31,34″
Índice color (U-B) +0,10
Índice color (B-V) +0,63
Características físicas
Diámetro 1 391 016 km
(~1,4 × 109 m)
Diámetro relativo (dS/dT) 109
Superficie 6,0877 × 1012 km²
Volumen 1,4123 × 1018 km³
Masa relativa a la de la Tierra 332 946 X
Masa 1,9891 × 1030 kg
Densidad 1411 kg/m³
Densidad relativa a la de la Tierra 0,255x
Densidad relativa al agua 1,41x
Gravedad en la superficie 274 m/s² (27,9 g)
Velocidad de escape 617,8 km/s
Temperatura efectiva de la superficie 5778 K (5505 ℃)
Temperatura máxima de la corona 1-2×105 K1
Temperatura del núcleo ~ 1,36 × 107 K
Luminosidad (LS) 3,827 × 1026 W
Periodo de rotación
En el ecuador: 27d 6h 36min
A 30° de latitud: 28d 4h 48min
A 60° de latitud: 30d 19h 12min
A 75° de latitud: 31d 19h 12min
Características orbitales
Distancia máxima al centro de la Galaxia
~2.5×1017 km
~26000 años luz
Periodo orbital alrededor del
centro galáctico 2,25 - 2,50 × 108 años2
Velocidad orbital máxima ~251 km/s.3
Inclinación axial con la eclíptica 7,25°
Inclinación axial con el plano de la galaxia 67,23°
Composición de la fotosfera
Hidrógeno 74,36%
Helio 24,85%
Oxígeno 0,78%
Carbono 0,30%
Hierro 0,16%
Neón 0,12%
Nitrógeno 0,09%
Silicio 0,07%
Magnesio 0,06%
Azufre 0,05%
El Sol (del latín sol, solis, «dios Sol invictus» o «sol», Helios en la mitología
griega, a su vez de la raíz protoindoeuropea sauel-, «brillar»)4 es una estrella de
tipo-G de la secuencia principal y clase de luminosidad V que se encuentra en el
centro del sistema solar y constituye la mayor fuente de radiación electromagnética
de este sistema planetario.5 Es una esfera casi perfecta de plasma, con un
movimiento convectivo interno que genera un campo magnético a través de un proceso
de dinamo. Cerca de tres cuartas partes de la masa del Sol constan de hidrógeno; el
resto es principalmente helio, con cantidades mucho más pequeñas de elementos,
incluyendo el oxígeno, carbono, neón y hierro.
La energía del Sol, en forma de luz solar, sustenta a casi todas las formas de vida
en la Tierra a través de la fotosíntesis, y determina el clima de la Tierra y la
meteorología.
A pesar de ser una estrella enana, es la única cuya forma se puede apreciar a
simple vista, con un diámetro angular de 32′35″ de arco en el perihelio y 31′31″ en
el afelio, lo que da un diámetro medio de 32′03″. La combinación de tamaños y
distancias del Sol y la Luna son tales que se ven, aproximadamente, con el mismo
tamaño aparente en el cielo. Esto permite una amplia gama de eclipses solares
distintos (totales, anulares o parciales).11
El vasto efecto del Sol sobre la Tierra ha sido reconocido desde tiempos
prehistóricos y el astro ha sido considerado por algunas culturas como una deidad.
El movimiento de la Tierra alrededor del Sol es la base del calendario solar, el
cual es el calendario predominante en uso hoy en día.
Índice
1 Características
2 Luz solar
3 Composición
4 Estructura del Sol
4.1 Núcleo
4.2 Zona radiante
4.3 Zona convectiva
4.4 Fotosfera
4.5 Cromosfera
4.6 Corona solar
4.7 Heliosfera
5 Actividad solar
5.1 Eyección de masa coronal
5.2 Cambio de polaridad solar
6 Nacimiento y muerte del Sol
7 Importancia de la energía solar en la Tierra
7.1 Reacciones termonucleares e incidencia sobre la superficie terrestre
8 Observación astronómica del Sol
8.1 Exploración solar
8.2 Cálculo histórico del tamaño del Sol y su distancia
9 Véase también
10 Notas aclaratorias
11 Referencias
12 Bibliografía
13 Enlaces externos
13.1 Generales
13.2 Observación del Sol
Características
El Sol es una estrella de tipo-G de la secuencia principal que abarca
aproximadamente el 99,86% de la masa del sistema solar. El Sol tiene una magnitud
absoluta de +4,83, estimada como más brillante que el 85% de las estrellas de la
Vía Láctea, la mayoría de las cuales son enanas rojas. El Sol pertenece a la
Población I, o a las estrellas ricas en elementos pesados. La formación del Sol
pudo haber sido provocada por ondas de choque de una o más supernovas próximas.
Esto fue planteado debido a la gran abundancia de elementos pesados en el sistema
solar, como el oro y el uranio, en relación con las abundancias de estos elementos
en la llamada Población II de estrellas, siendo estas pobres en elementos pesados.
Estos elementos podrían haberse producido por reacciones nucleares endotérmicas
durante una supernova, o por transmutación a través de la absorción neutrónica
dentro de una estrella masiva de segunda generación.12
El Sol es, con diferencia, el objeto más brillante en el cielo, con magnitud
aparente de -26,74. Es unos 13 000 millones de veces más brillante que la segunda
estrella más luminosa, Sirio, que tiene una magnitud aparente de -1.46. La
distancia media del centro del Sol al centro de la Tierra es de aproximadamente 1
unidad astronómica (alrededor de 150 millones de kilómetros), aunque la distancia
varía a medida que la Tierra se mueve desde el perihelio en enero hasta el afelio
en julio. En esta distancia media, la luz viaja desde el horizonte del Sol hasta el
horizonte de la Tierra en unos 8 minutos y 19 segundos, mientras que la luz desde
los puntos más cercanos del Sol y de la Tierra tarda aproximadamente dos segundos
menos.
Luz solar
Artículo principal: Luz solar
El color del Sol es blanco con un índice de color-espacio (CIE) cercano al (0,3;
0,3) cuando se ve desde el espacio o desde lo alto del cielo; en cambio, cuando se
observa desde una zona baja del cielo la dispersión atmosférica del Sol tiene un
color amarillo, rojo, naranja y magenta. A pesar de su blancura típica, la mayoría
de la gente se imagina el Sol como amarillo; las razones de ello son objeto de
debate. El Sol es una estrella G2V, con G2 se indica que su temperatura superficial
es de aproximadamente 5778 K (5505 °C), y V que, como la mayoría de las estrellas,
es una estrella enana de la secuencia principal. La luminancia media del Sol es de
aproximadamente 1,88 giga candelas por metro cuadrado, pero como se ve a través de
la atmósfera de la Tierra, esto se reduce a aproximadamente 1,44 Gcd/m². Sin
embargo, la luminancia no es constante a través del disco del Sol (oscurecimiento
del limbo).14
Composición
El Sol está compuesto principalmente por los elementos químicos hidrógeno y helio;
que representan el 74,9% y el 23,8% de la masa del Sol en la fotosfera,
respectivamente. Todos los elementos más pesados, llamados metales en astronomía,
representan menos del 2% de la masa, con el oxígeno (más o menos el 1% de la masa
del Sol), carbono (0,3%), neón (0,2%), y el hierro (0,2%), que es el más abundante.
El Sol heredó su composición química del medio interestelar a través del cual se
formó. El hidrógeno y el helio en el Sol fueron producidos por nucleosíntesis del
Big Bang, y los elementos más pesados se crearon por nucleosíntesis estelar en
generaciones de estrellas que completaron su evolución estelar y devolvieron su
material al medio interestelar antes de la formación del Sol. La composición
química de la fotosfera se considera normalmente como representativa de la
composición del sistema solar primordial. Sin embargo, desde que se formó el Sol,
parte del helio y de elementos pesados se han asentado gravitacionalmente desde la
fotosfera. Por lo tanto, en la fotosfera de hoy en día, la fracción de helio es
reducida, y la metalicidad es solo el 84% de lo que era en la fase protoestelar
(antes de que la fusión nuclear comenzara en el núcleo). Se cree que la composición
protoestelar del Sol ha sido de un 71,1% de hidrógeno, 27,4% de helio, y de un 1,5%
de elementos más pesados.
Casi todos los elementos químicos terrestres (aluminio, azufre, bario, cadmio,
calcio, carbono, cerio, cobalto, cobre, cromo, estaño, estroncio, galio, germanio,
helio, hidrógeno, hierro, indio, magnesio, manganeso, níquel, nitrógeno, oro,
oxígeno, paladio, plata, platino, plomo, potasio, rodio, silicio, sodio, talio,
titanio, tungsteno, vanadio, circonio y zinc) y diversos compuestos (como el
cianógeno, el óxido de carbono y el amoniaco) han sido identificados en la
constitución del astro rey, por lo que se ha concluido que, si nuestro planeta se
calentara hasta la temperatura solar, tendría un espectro luminoso casi idéntico al
Sol. Incluso el helio fue descubierto primero en el Sol y luego se constató su
presencia en nuestro planeta.16
Núcleo
Artículos principales: Nucleosíntesis estelar, Cadena protón-protón y Ciclo CNO.
Más tarde, la fusión de un protón (p+), o lo que es lo mismo, un núcleo H1, con un
núcleo de deuterio da lugar a un isótopo del helio He³ y a la emisión de fotones
gamma (γ). Finalmente, con un 97% de probabilidad aproximadamente, dos núcleos del
isótopo He³ dan lugar, al ser fusionados, en un núcleo estable de He4 más dos
nuevos protones (p+), con lo que el ciclo se retroalimenta hasta la primera fase
inicial, al tiempo que pierde energía a razón de 26,7 MeV netos.
Zona radiante
En la zona exterior al núcleo el transporte de la energía generada en el interior
se produce por radiación hasta el límite exterior de la zona radiactiva. Esta zona
está compuesta de plasma, es decir, grandes cantidades de hidrógeno y helio
ionizado. Como la temperatura del Sol decrece del centro (15 MK) a la periferia (6
kK en la fotosfera), es más fácil que un fotón cualquiera se mueva del centro a la
periferia que al revés. Sin embargo, los fotones deben avanzar por un medio
ionizado tremendamente denso siendo absorbidos y reemitidos infinidad de veces en
su camino. Se calcula que un fotón cualquiera puede tardar un millón de años en
alcanzar la superficie y manifestarse como luz visible.18
Zona convectiva
Esta región se extiende por encima de la zona radiante y en ella los gases solares
dejan de estar ionizados y los fotones son absorbidos con facilidad y se convierten
en un material opaco al transporte de radiación. Por lo tanto, el transporte de
energía se realiza por convección, de modo que el calor se transporta de manera no
homogénea y turbulenta por el propio fluido. Los fluidos se dilatan al ser
calentados y disminuyen su densidad.19 Por lo cual se forman corrientes ascendentes
de material desde la zona caliente hasta la zona superior, y simultáneamente se
producen movimientos descendentes de material desde las zonas exteriores menos
calientes. Así, a unos 200 000 km bajo la fotosfera del Sol, el gas se vuelve opaco
por efecto de la disminución de la temperatura; en consecuencia, absorbe los
fotones procedentes de las zonas inferiores y se calienta a expensas de su energía.
Se forman así secciones convectivas turbulentas, en las que las parcelas de gas
caliente y ligero suben hasta la fotosfera, donde nuevamente la atmósfera solar se
vuelve transparente a la radiación y el gas caliente cede su energía en forma de
luz visible, y se enfría antes de volver a descender a las profundidades. El
análisis de las oscilaciones solares ha permitido establecer que esta zona se
extiende hasta estratos de gas situados a la profundidad indicada anteriormente. La
observación y el estudio de estas oscilaciones solares constituyen el campo de
trabajo de la heliosismología.20
Fotosfera
Artículo principal: Fotosfera
La fotosfera es la zona visible donde se emite luz visible del Sol. La fotosfera se
considera como la «superficie» solar y, vista a través de un telescopio, se
presenta formada por gránulos brillantes que se proyectan sobre un fondo más
oscuro. A causa de la agitación de nuestra atmósfera, estos gránulos parecen estar
siempre en agitación. Puesto que el Sol es gaseoso, su fotosfera es algo
transparente: puede ser observada hasta una profundidad de unos cientos de
kilómetros antes de volverse completamente opaca. Normalmente se considera que la
fotosfera solar tiene unos 100 o 200 km de profundidad.21
Un fotón tarda un promedio de 10 días desde que surge de la fusión de dos átomos de
hidrógeno, en atravesar la zona radiante y un mes en recorrer los 200 000 km de la
zona convectiva, empleando tan solo unos 8 minutos y medio en cruzar la distancia
que separa la Tierra del Sol. No se trata de que los fotones viajen más rápidamente
ahora, sino que en el exterior del Sol el camino de los fotones no se ve
obstaculizado por los continuos cambios, choques, quiebros y turbulencias que
experimentaban en el interior del Sol.
Los gránulos brillantes de la fotosfera tienen muchas veces forma hexagonal y están
separados por finas líneas oscuras.22 Los gránulos son la evidencia del movimiento
convectivo y burbujeante de los gases calientes en la parte exterior del Sol. En
efecto, la fotosfera es una masa en continua ebullición en el que las células
convectivas se aprecian como gránulos en movimiento cuya vida media es tan solo de
unos nueve minutos. El diámetro medio de los gránulos individuales es de unos 700 a
1000 km y resultan particularmente notorios en los períodos de mínima actividad
solar. Hay también movimientos turbulentos a una escala mayor, la llamada
«supergranulación», con diámetros típicos de unos 35 000 km. Cada supergranulación
contiene cientos de gránulos individuales y sobrevive entre 12 a 20 horas. Fue
Richard Christopher Carrington (1826-1875), cervecero y astrónomo aficionado, el
primero en observar la granulación fotosférica en el siglo XIX. En 1896 el francés
Pierre Jules César Janssen (1824-1907) consiguió fotografiar por primera vez la
granulación fotosférica.
El Sol con algunas manchas solares visibles. Las dos manchas en el medio tienen
casi el mismo diámetro que la Tierra.
El signo más evidente de actividad en la fotosfera son las manchas solares.23 En
los tiempos antiguos se consideraba al Sol como un fuego divino y, por
consiguiente, perfecto e infalible. Del mismo modo se sabía que la brillante cara
del Sol estaba a veces nublada con unas manchas oscuras, pero se imaginaba que era
debido a objetos que pasaban en el espacio entre el Sol y la Tierra. Cuando Galileo
(1564-1642) construyó el primer telescopio astronómico, dando origen a una nueva
etapa en el estudio del Universo, hizo la siguiente afirmación: «Repetidas
observaciones me han convencido, de que estas manchas son sustancias en la
superficie del Sol, en la que se producen continuamente y en la que también se
disuelven, unas más pronto y otras más tarde». Una mancha solar típica consiste en
una región central oscura, llamada «umbra», rodeada por una «penumbra» más clara.
Una sola mancha puede llegar a medir hasta 12 000 km (casi tan grande como el
diámetro de la Tierra), pero un grupo de manchas puede alcanzar 120 000 km de
extensión e incluso algunas veces más. La penumbra está constituida por una
estructura de filamentos claros y oscuros que se extienden más o menos radialmente
desde la umbra.
Cromosfera
Artículo principal: Cromosfera
La cromosfera es una capa exterior a la fotosfera visualmente mucho más
transparente. Su tamaño es de aproximadamente 10 000 km, y es imposible observarla
sin filtros especiales, pues es eclipsada por el mayor brillo de la fotosfera. La
cromosfera puede observarse durante un eclipse solar en un tono rojizo
característico y en longitudes de onda específicas, notablemente en Hα, una
longitud de onda característica de la emisión por hidrógeno a muy alta
temperatura.24
Corona solar
En 1970 el físico sueco Hannes Alfvén obtuvo el premio Nobel. Él estimó que había
ondas que transportaban energía por líneas del campo magnético que recorre el
plasma de la corona solar. Pero hasta hoy no se había podido detectar la cantidad
de ondas que eran necesarias para producir dicha energía.
Pero imágenes de alta definición ultravioleta, tomadas cada ocho segundos por el
satélite de la NASA Solar Dynamics Observatory (SDO), han permitido a científicos
como Scott McIntosh y a sus colegas del Centro Nacional Estadounidense de
Investigación Atmosférica, detectar gran cantidad de estas ondas.26 Las mismas se
propagan a gran velocidad (entre 200 y 250 kilómetros por segundo) en el plasma en
movimiento. Ondas cuyo flujo energético se sitúa entre 100 y 200 vatios por
kilómetro cuadrado «son capaces de proveer la energía necesaria para propulsar a
los rápidos vientos solares y así compensar las pérdidas de calor de las regiones
menos agitadas de la corona solar», estiman los investigadores.
Sin embargo, para McIntosh esto no es suficiente para generar los 2000 vatios por
metro cuadrado que se necesitan para abastecer a las zonas activas de la corona. Es
por esto que se requiere de instrumentos con mayor capacidad temporal y espacial
para estudiar todo el espectro de energía irradiada en las regiones activas de
nuestra estrella.
Heliosfera