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Antonio Arraiz - Aspero
Antonio Arraiz - Aspero
POR
ANTONIO
I\RRI\IZ
..
l\SPERO
POR
1\NTONIO
1\RR1\IZ
----<-- -------------------
1~IPl\ENTA BOLIVAR
l\ los grandes muertos,
al Iinnje glorioso,
[l los que me \len m6s all6 de la muerte.
ofrendo.
- 6-
~Ii herrna,no de sangre muriÚ hace ya tiempo.
LI herida la tuvo ('n el pecho.
¡\o hablaba esta lengua extranjera
que hablo yo ahora.
¡\() \(>nia la frente ultraJada.
~o vivía l'n casas tapadas al sol.
Corría libremente colinas.
C)"C'yÚ aÚn en Pitao Cozaana,
el dios que se engendra a si mismo.
~li IH'rmano de sangre muriÓ hace ya tiempo.
Quién fuera mi hermano de sangre!
-7-
AXCESTRAL
TÚ vendrás mirÚll¡)olllt>
<:on tus ojos de niña
y me da,rás la blan(,lIr~\
<le tu Clle1'}>0 rendido.
Cuando
vengan las tem}>estH<l{'$
tú te acurruearÚ's a mi amparo
tembla ndo,
r yo seré una torre,
Yo no tengo que amal'te, mujer;
venceré los obstáculo~
y tÚ mc seguirás
y me darás la blancura. de tu cuerpo
y tu amor.
-8-
El sol me caía de plano
; ll('mÚ!l(lome la nuca.
Sed.
Arrastraba los pit's.
Calor.
Era siesta, ('n el llano asolearlo,
y, bajo el sol inclemente,
~aminaha,
To((u(' en tu puerta.
Me detuve.
Cn poco <le agua al sediento ....
Tus 'manos redondeadas!
y tus ojos SlW\'emenÍ(' negros!
Tu mirada
eayÓ sobre mi alma
como un rayo <le luna
balsámico y calmante.
Yo seguí mi camino
por el llano asoleado.
Pero tenía
un poco de frescor en la. garganta,
y otro poco de fresco l' dentro del alma.
La presiento
pendiente sobre mi vida.
Yo la diré: mi reina.
Mi reina india.
En lonces,
tloreccré en ofrendas.
En la sÍesttl impla.cable.
salado de sudor,
- 10 -
yo lanzaré mi lanza vibrador'l,
mi lanza aérea y larga.
Es fiero el tigre
O{' hermosa piel.
y pondr{> la piel ante SlIS pies pl'qul'ños.
Olra \'t'Z.
;\sa.llal'é la guarida del nrtifk{',
se eri~pal'Ún mis dedos C'n su garganta seca.
El t{'ndl'Ú cerámicas,
y \'asos,
y joyas labradas,
y yo las pondré a.nle SlIS pies pequcilos.
Encontraré:
las piedras sagradas
de colores jaspeados
que hay mils allÚ de las montaña.s.
Las \'osas ra.ras. Las cosas bellas.
Las ('osns que atraen a las mujeres.
Las cosas bellas. Las cosas ra.r:.1s.
y sobre todo,
cÓmo floreeeré yo en ('antos,
vibrantes de rítmica armonja,
sentado ante sus pies pequeños!
- 11 -
Ella. en cnmbio,
me darÚ todo su amor.
Su amor, tl'1'SO y suave,
como el vientre <le una paloma herida.
Suave y dulce.
como una palabra de consuelo.
Dulce y sensual,
como sol del lrÚpico.
Sensual y bello,
como una frente -blanca.
Ella, en cambio,
me darÚ todo su a.mor.
y yo la llamaré:
Mi Reina India.
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BAILE
Todos somos
al;l dos, ai>rcos.
primaveral.
inquietos.
ligeros de cuerpos.
li,geros de alma.
ligeros como risa.
ligeros como alegría.
ligeros C0'l110 un cspiri Iu burlÓn.
un espiritu ligero, bllrlÚu (' illr¡lIi~lo.
- 13-
Deslizamiento fantas.mal
sobre las yerbas,
sobre la pradera,
sin ruido, como las mariposas,
aligeras.
- 14 -
:'\OCTCH:\'o
-15-
Yo olvidé las pensadas palabras;
los alegres, fra.ternos adioses,
en los cuales palpita la fé
de volverse a encontrar.
y sentí su mirada profunda,
incisiva, y al par, dulce.
y yo que pensaba
decirIe: "hasta luego"! ...
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LA LA~ZA
-17 -
Oh, qué bdla. mi lanza!
Luce colores igneos
de los que muestra el sol que se oculta
detrÚs de la sierra.
Brilla como unos ojos de mujer.
Yo la muevo a la luz del mediodía,
y el brilla se d(>sliza de una p,unta a la otra,
como un genío alegrc
que calzara sandalias.
II
!Ir
- 18 -
EL CONSEJO
De noche,
en el trópico,
el calor cede un poco,
('1 fresco se siente batir,
y el aire que flota
es tan sutil
que parece que une
a las gentes que envuelve
como una secreta amistad.
- 2(1
EXALTACION
Lenguaje mío:
conviértete en loco tropel
al decir la exaltación.
Más que todos los hombres;
que todos los hom1bres de todos los tiempos
que vivieron sus vidas remotas;
más que to<1o·slos hombres
yo quiero vivir.
Más que los hombres que arañabaa
la tierra parduzca.,
con todo el cuerpo y toda el alma
apoyando su peso al arado,
detrás del paso de bueyes isócronos,
mientras el sol recorria. el espacio.
Más que los hombres
que salían, sonoros de hierro,
agitando las armas
por la senda de guerra.
Más que los hombres
que se propusieron
desentrañar las cosas vedadas,
y poco a poco rasgaron
el velo de dios.
Más que todos los hombres
que han comido y dormido;
más que todos los hombres que amaron;
-21-
más que todos los afanes humanos;
más que todas las vidas;
más aún! yo {Iuiero vivir.
Más que todos los dioses.
Más aún que los dioses yo quiero vivir.
Está el cielo sin nubes.
Ahoga tánta azul claridad.
Tres mil quinientas palmeras
se mecen a compás.
Grita el mar sus roncos
quejidos lujuriosos.
Un revuelo de albas palomas
rasga el azul del cielo.
Estoy en el trópico.
y como un sér extrrl'humnno,
como un dios,
como un dios eternamente sediento,
quiero reir y cantar y sufrir
y llorar y vivir y morir.
Más que todas lfIs cosas:
quiero vida !quiero vida!
Que todo 10 bueno y que lodo lo malo
m{~caiga!
Como un titán extrahumano,
soportaré todos los dolores humanos,
saborearé todos los goces humnnos.
Cómo me horroriza
la. insensibilidadde las rocas!
- 22-
EXALTACION
Sin embargo:
con mi ingenua ulegria,
con mi franco en tusiasmo,
acojo al dolor.
Oh, Señor!
Que la lucha sin tregua.,
la miseria,
el desengailo incIcmen te,
como dogos dc blancos colmillos,
sc mc ,plantC'n al frente.
Me siento con fuerzas,
con este sublimc vigor inicial
para afronta,rme a cada nueva derrota
con nlH'YO entusiasmo.
Oh. SeÍ'ior!
y que caign,
de hruces contra la tierra, muerto,
cuando aún la meta esté n.nte mis ojos
como un espejismo divino
que hasta el segundo final
sostuvo en mi pec.ho r1 deseo de luchar.
- 2·1 -
EL HAMBRE
El ocaso
('s rojo y es violeta y es blanco y es azul
y es divinamente bello
y es divinamente dulce.
Mi compañera
tiene grandes ojos soñadores.
De repente la miro:
j Hay un rojo fulgor de ocaso ('11 sus pupilas!
'.
VIEJ A PIEDRA
y aquí estará
la piedra labrada,
como la cabeza de un gigante ahogado.
Labro. Labro. Labro,
- 28 -
LA VOZ VANIDOSA
,,29 -
MAGIA
y a pesar,
su voz,
desnuda de palabras,
es suavc y dulce y triste,
y dice lo que quiere.
Ella no me dice nada,
pero su voz es bruja,
y me seduce lentamente,
y yo entiendo todo lo que quiere decirme.
Su voz bruja!
Parece que viniera de muy lejos su voz.
Se escapa ténuemente
de su garganta larga
y es suave y dulce y triste.
Su voz 110 tiene palabras de consuelo.
- 30 -
"
Su voz no tiene palabras.
y a pesar,
héroe aqui de rodillas
sediento de beber la magia de su voz.
·31 -
FC~TtEBRE
Desfallecia.
La cara era siempre más lívida.
Tenia los ojos cerrados. Sin duda
le pesaban los párpados lacios.
SolíCÍlos,
nos indináhmllos sohre él.
Tenía en d costado la herida.
Cn punlo apenas visihle,
una herida in'ida y maligna.
y al ver como se iha la vida,
toda a(lllelIa vida nohIe,
aquel suhlime valor
dd amigo querido,
por un punto apenas visihle,
nos Ilcnaha ulla sorda ira
impotente.
Violcla era la tarde.
- 32-
SUS OJOS DE GACELA
Siesta.
A todo correr.
La respiraciÓn angustiosa
me entraha como un chorro de fuego.
Perseguía a una gacela.
Me acerqué y agonizaha.
Me miró con sus ojos.
~Oh qué dulces sus ojos!
Ella tiene los ojos así.
·33 -
SCS OJOS DE GACELA
Ojos negros,
suavemente negros,
tímidamente negros,
que no parecrn negros.
Son dulces
como una caricia de un:1 mano lcda.
Ojos nl.'gros,
sensualmente negros,
que parecen de fuego.
Son brillan teso
Son ojos de mujer llljurics:,.
y en vano invocaré
las otras cosas negras.
- 34 -
APIEN'AS
¿ Sábes ?
F...itees todo mi orgullo:
apenas soy un hombre más.
- 35-
LA VENGANZA
Primero le advertí.
El me vió
y notó el fulgor de mis ojos;
El fulgor homicida.
Se aprestó.
Me apresté.
y al borde del río
los dos homhres fuertes
peleamos.
l. Acaso yo era
un poco más fuerte que él?
De sÚbito pude
c1avarle el cllchillo hasta el mango
y le hrotÓ roja sangre.
- 37 -
LA COMPASIO~
- 38 .
HEZA TU
Compañera mía:
reza tíl por mi.
TÚ eres suave
como un poco de humo
flotando en el aire
y que sabes tántas
pulahras I'crenas:
reza tÚ por mi.
Como yo he tenido
que hablarles mucho tiempo
a los homhres,
ya se me han puesto
mis palahras roncas
y olvidé los cándidos
S(lneS infantiles.
En cambio, tÚ,
COn1pu.Ilcra mía de la hOl'a pnra,
no has )lerdido nada,
y aÚn sabes palabras de las que oye Dios.
- 39 -
Yo saldré al campo;_ afuera
lo incierto y lo malo
y la tempestacl de ala de cuervo
me estarán aguardando.
Pero tú, compañera mía,
reza tÚ por mí.
TÚ podrás decir
las gracias <¡ue siento
para f'l <¡llf' Ille c1Ú mis máles y hiélH'S.
En mis labios ya ind(iciles
se han puesto
mis palahras rOIlcas
porquc ya hacc tiempo que hahlo a lns homhres.
- 40 -
NIÑOS GRANDES
- 42-
SE FUE
- 43-
EL CIYILIZADO
Mi voz es la voz
que hac(' tiempo resucna en Am('rica.
Hace tiempo. Hace siglos.
Hesuena en los montes,
y en los llanos verdes,
y en las selvas vírgenes,
olorosas a ritos sagrados,
ti príncipes raros, a oro,
a fieras de largos aullidos,
a leyenda, a ignoto ...
La voz que hace tiempo
resuena en América.
. 41'·
EJ. TEn.nOn
- 49·
LA FE
- :so -
Los ojos de ella parece que dicen
cuentos familiares
de los que contados por la vieja abuela
nos dan un tierna, tremula emoción.
Los ojos de ella tienen la dulzura
de una garza herida que abatió su vuelo
sobre una laguna
y en el agua negra.
flota y agoniza.
l\Ie mil'aha. Y yo
aspira ha fuerte el aire fragante,
como si tratara
de aspirar con él
la noche suhlime.
y hoy,
con la cara pegada del polvo
y los hrazos en alto
proclamaria tu sabia justicia.
DEBILIDAD
Amigo:
es vel'dad todo eso que dices.
Pero ahora,
vétc y di'jame solo,
llorar.
Solo, aquí.
Temhlo)'oso y humilde y pequeño.
Solo, frente a la noehe inmensa,
frcnk al hosque sill nombre,
frt'nle 3 Dios.
Solo, humilde y pequeño.
Algún guerrero:
dardo pun ti agudo,
- 54-
mudo continente,
frente coronada,
la frente inelinaba
al augusto paso.
Algún sacerdote:
albas vestiduras,
la diestra elevaha
al augusto paso.
De la selva virgen
venían las brisas acariciadoras.
El sol se moda.
y algÚn día,
que mc llegue la :Muerte también.
La sabré recibir
como un bl"aYo guerrero:
con mi canl impasihle
y mi ánimo CHorme.
La }¡t'j"ida,
([l!<' la tenga en el pecho,
1'11 I¡l eara. ('11 h'.f\'('nle,
pero Illlnca en la espalda.
Entonan:' yo entonces
mi canto de muertC'.
Cantaré mis hechos pasados,
- i"ili -
mi vida, mis luchas.
Los graves sucesos.
Los sucesos triviales.
y aún para la mujer de ojos negros
que ennegreció mis dias luminosos
y me hizo beber
licores amargos,
aún para ella
tendré una palabra
sonora y fraterna.
Pero yo,
el yo que yo tengo además de mi cuerpo,
se habrá fugado antes
por la herida profunda,
y se irá,
por senderos que aÚn no conozco,
a los eternos vcdados de caza,
donde no hay mujeres que amarguen la vida,
donde son constantes
la guerra y la caza,
y el bravo guerrero
contempla de frente
al Grande Espíritu.
- ..
.. a .•
EL HEPROCHE
Antepasados míos:
es vuestra la culpa!
¿,Por qué me sacásteis
de mis negras selvas y mis amplios llanos
y me metísteis en una
fría y oscura ciudad?
Me habéis guiado mal.
Es vuestra la culpa:
ya sólo soy un homhre débil.
Es vuestra la culpa:
me habéis enseñado a fumar;
a vestir; a beher agua ardiente;
a dormir entre cuatro paredes;
a tostar la carne con fuego;
me habÓis enseñado a 11ablar;
oh, hahlar! ...
Este es el reproche
del débil hombre civilizado
que hahéis hecho de mi.
- 5~-
PASIONAL
Venían
un hombre y una mujer
La mujer
tenia la esbeltez aligera de las llamas.
Sus senos eran duros y pequeños.
Yo la vi contra el fondo oscuro
del charco azul de la montaña
y me subieron impetus a la cabeza.
La lucha
de los dos hombres
por la mujer!
- 60-
que forma el río cantarino.
Me tuesto al sol las mejillas.
y sin cmhargo:
yo continÚo tan solo!
y la mañana tan fría!
- 61 -
ME PREPAHO
- 02-
CA~TO POSTHERO
Trémulo de asombro,
de asombro y tristeza,
me palpo los músculos fuertes,
mc siento la sangre vibrante,
contemplo mi inútil vigor.
Pero
¡.d('lI1dp C'stá mi aliento perdido?
- 63 -
tenédme ahora lástima.
PUC's estÚ tÚn mustio como un saucc viejo
el antes airoso penacho de plumas.
Tr<'-mulo de asombro,
()(>asomhro y tristeza,
contC'mplo mi illlHil vigor,
y mi juventud
y mi sangre vihrante.
Péro
¿.dónde estÚ mi aliento perdido?
- ti4 -
ALABAiNZA
Mujer de ojos taciturnos.
Mujer: bendita seas.
- (;5·
y las frutas expriman sus jugos,
sus jugos dulces y raros y ácidos,
cuando quieras frutas.
Joven:
nuevo joven que tienes,
como una flecha en el arco,
el enorme impulso latente,
y que surcarás el espacio divino
ébrio de entusiasmo.
Si encuentras a una mujer
de las que le roban a Úno el aliento,
que ella te quiera! •
A mí no me quiso.
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Vieja Piedra ... , .. ,'. " ., .'
La Voz Vanidosa .. " " ., ',: , .. , .,
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Fúne-bre .. " ., .' " ., , ,'; ., .' ., 32
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Sus Ojos de Gaeela, , ", .
Sus Ojos (Ic Gacela .. " .-, ~-;- ;, ,:" 34
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La Venganza., ,. '" ",7" ~'.. :, " ,7,.
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La Compasión .. ';'. " ,',' ,-;- .. :: .' " 38
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Canto Postrero .
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Alabanza..' .: .. ; " " "
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