EL queso maduro es al que requiere más tiempo de elaboración y un cuidado
especial para obtener un producto único. Una vez que la leche ha cuajado, estos quesos son sometidos durante días o meses a ciertas condiciones ambientales. Esto les permite desarrollar sus características de color, olor y sabor. La maduración se desarrolla en cámaras especiales. Básicamente, el objetivo es producir de forma controlada ciertas bacterias que transformen al queso. Los elementos que participan en la maduración son:
Aire: propicia la flora superficial de este tipo de queso. La más común
es a través de mohos y levaduras. Humedad: favorece el desarrollo de microbios. Temperatura: la flora superficial aparece entre los 20° y 25°C, las bacterias, entre los 30° y los 45°C. Sal: regula la actividad del agua y, por lo tanto, la flora microbiana. La importancia de realizar el proceso de maduración de los queso es que constituye a una larga serie de reacciónes primarias enzimáticas, atraves de diferente vías metabólicas, como son la glucolisis, lipolisis y proteólisis, a través de las cuales se transforma un queso los componentes de la leche fresca, concentrada y preservada.