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Módulo 3
La experiencia estética y su articulación con la ESI
Introducción
Objetivos
● Comprender la noción de experiencia estética y situarla en la escuela.
● Conceptualizar al lenguaje del arte como metafórico.
● Entender las producciones artísticas como prácticas sociales situadas.
● Abordar las decisiones formales/compositivas que operan sobre la obra y la
convierten en un hecho singular.
● Valorar la potencia de la experiencia para abordar ciertos temas, en este caso,
los ejes conceptuales que propone la ESI.
Contenidos
En el Módulo 1, hablamos del impacto que tienen los lenguajes artísticos en la vida de
las y los jóvenes, su circulación constante en múltiples formatos, ya sea como
propuestas artísticas o de consumo ofrecidas por la cultura visual. Lo cierto es que
están allí, de modo que poder hacer una lectura analítica de este mundo de
referencias se vuelve un valor fundamental para el desenvolvimiento de nuestras y
nuestros estudiantes en la actualidad. En tal sentido, en el módulo 2 profundizamos
en el campo del arte y su enseñanza como prácticas sociales y, específicamente, en las
producciones artísticas como recursos didácticos.
¿Siempre que observamos una imagen, escuchamos música, vemos una obra teatral,
de danza o leemos literatura tenemos una experiencia estética? ¿Cómo distinguir
conceptualmente una práctica social como experiencia estética, del mero estar ante
La diferencia entre el mero hecho de estar ante una producción artística y el hecho de
involucrarse en una experiencia estética reside en el grado de vinculación que se logre
entre obra y espectadora o espectador. Esa vinculación, desde la perspectiva de este
curso, está dada por la profundidad en las capas de sentido que se construyan, las
reflexiones que se generen y las nuevas preguntas que queden planteadas. Veamos
un ejemplo.
Las intervenciones docentes serán centrales para poder recorrer el pasaje de una
apreciación ingenua, inicial, despreocupada, a otra más comprometida que configure
la experiencia estética.
¿De qué hablamos cuando hablamos de experiencia estética? Para transitar esta
experiencia debe haber producción artística o, al menos, lenguajes artísticos en
escena. Tomamos la reflexión de Mario A. Molano, quien apunta que las obras
Este tipo de experiencia, muy particular y que difiere de otras de otro tipo (por
ejemplo, lingüísticas, comunicacionales o científicas), puede transitarse en múltiples
espacios, momentos y situaciones; abarca el amplio espectro de la publicidad, la
televisión, el cine, la fotografía, las redes sociales, los videojuegos, los espacios de
diseño, y la lista es más amplia e incluye el complejo entramado de lo cotidiano. Es
decir, el material (cuentos, imágenes, videos, esculturas, etc.) no define la experiencia
estética, sino que ella se considera según el acercamiento a esas producciones, de
manera tal que podemos generar un vínculo despreocupado, superficial u otro más
profundo desde lo reflexivo y es allí donde construimos la experiencia estética. En el
campo del arte, cuando hacemos referencia a la experiencia estética, no aludimos al
concepto de belleza, ni al de obra de arte. Según Molano, “puede verse cómo la
experiencia estética puede activarse virtualmente en cualquier espacio y momento y
apoderarse incluso de los objetos más anodinos: figuras de la cultura de masas,
objetos esquivos a la percepción, espacios rutinarios y sujetos anónimos.” (2012, s.p.)
Entonces, podemos inferir que la cuestión no se recorta a los museos, los grandes
teatros, ni a personas especializadas.
Las producciones artísticas – sea en el lenguaje que fuera: visual, teatral, musical,
literario, multimedial, audiovisual, de la danza- operan como forma de conocimiento
A partir de los textos, podemos empezar a acordar a qué referimos cuando hablamos
del sentido metafórico y poético que aloja el arte. Como veíamos en el módulo 1,
mediante la ambigüedad, éste amplía la percepción en tanto no ofrece certezas ni es
tranquilizador, sino que ofrece presencias que exigen demora, un esfuerzo de
interpretación, implica al pensamiento en pos de ampliar sentidos. Aquí se vuelve
necesario hacer una aclaración respecto al término percepción: cuando hablamos del
mismo, no estamos refiriendo a los sentidos (conocer mediante la vista, el tacto, el
gusto, el oído, el olfato), o no únicamente, sino a la reflexión y construcción intelectual
que se elabora a partir de los sentidos pero que requiere del pensamiento, habilitar el
conocimiento a través de lo metafórico. En tal sentido, sostiene Daniel Belinche, la
dimensión metafórica inevitablemente vuelve opaca su referencia: “si esto ocurre con
las imágenes es la percepción la que se amplía (...) rompe la espontaneidad del
lenguaje ordinario y abre facetas vírgenes de la realidad, perturbando nuestra visión
natural de las cosas.” (Belinche, 2011, p.32)
Las obras de arte tienen una dinámica particular, con sus reglas y orden propios, que
no necesariamente refieren al plano de lo real o lo cotidiano; no es ese su fin, o no
obligatoriamente. El tema que trata puede bien referir al plano real -recordemos el
ejemplo aportado en el módulo 1, entre tantísimos posibles: Migrantes, de Christian
Boltanski- pero lo que lo vuelve particular es transitar esa experiencia estética en la
que lo particular estará dado por el modo, la forma, las decisiones compositivas que
toma la o el artista o productora o productor para abordar ese tema, y que impactará
¿Qué podría implicar ampliar la percepción? Ante una experiencia estética, nos
encontramos frente a un caso particular, con sus propias reglas, con su propia forma,
en un espacio-tiempo particular. Su abordaje puede abrir nuevos horizontes para
pensarnos y pensar el mundo; si hemos automatizado una manera de interpretar,
confrontarnos a esa experiencia particular requerirá derrumbar - o al menos poner en
cuestión- aquellos supuestos que en lo cotidiano y familiar hemos acordado o hemos
vuelto verdad, el sentido común, podríamos decir. La obra se nos presenta, entonces,
como un hecho singular. En tal sentido, la tarea de la escuela tendría que ver con
mediar pedagógicamente para que ante las producciones artísticas se generen
instancias de percepción -como aspecto constitutivo central de la experiencia
estética- para ampliar horizontes interpretativos, ensanchar sus límites y profundizar
en la construcción de nuevas capas de sentido.
Para cerrar este apartado, nos parece importante traer la voz de Gabriela
Augustowsky, quien, en El arte en la enseñanza (2012), sitúa el concepto en la escuela,
algo que en este curso se vuelve fundamental:
(...) el eje central de estas experiencias son nuestros estudiantes, con sus
gustos, sus ideas, sus maneras de ver, interpretar y representar el mundo.
Abordar el arte como experiencia en la escuela implica enseñar a los chicos,
chicas y jóvenes a crear con sentidos propios, conectados consigo mismo pero
a la vez involucrados con su entorno y con los otros; implica además asumir el
reto de formarlos para que sean receptores lúcidos, críticos, curiosos,
informados, deseantes y capaces también de vibrar de emoción. (p. 18)
Las y los invitamos a recorrer la siguiente infografía que revisa momentos centrales
de la obra de la artista chilena para luego retomar las posibles intervenciones
docentes en torno a su trabajo.
Por ejemplo, en el área de las Ciencias Sociales, podríamos hablar del derecho al
voto, del concepto de memoria, de las dictaduras, del exilio, de los límites de
territorio, de las plataformas continentales, de la explotación de los recursos
naturales; podría hablarse, también, de la América de la pre-conquista, de la
En el área de Prácticas del Lenguaje, podría trabajarse a partir del poema que
acompaña a la exhibición; también, reflexionar acerca del sentido del título - Quipu
menstrual -, pensar otros posibles; brindar otro tipo de materiales, como cuentos y
poesías de pueblos originarios latinoamericanos; estudiar acerca del significado
simbólico que tuvo el quipu para el pueblo Inca: posible uso para registro de
hazañas y poesías.
Por supuesto, no todas las obras permiten trabajar todos los contenidos, ni desde
todas las áreas disciplinares; habrá que encontrar la que nos resulte más oportuna
para la enseñanza, teniendo en cuenta aquello que se quiera trabajar y el tipo de
experiencia que se quiera propiciar. Lo que es seguro, es que acercarse a un concepto
de este modo habilitará unos sentidos y lecturas posibles otras, diferentes y no
opuestas al abordaje teórico habitual.
Luego de este recorrido, y volviendo a la pregunta que nos hacíamos al inicio (¿de qué
hablamos cuando hablamos de experiencia estética?), podríamos establecer cierta
definición en torno al concepto. Decimos cierta porque no es unívoco, menos aún
lineal y, como se desarrolló, su implicancia varía en función de cada experiencia
singular; de todos modos, nos parece importante trazar algunos acuerdos. Una
experiencia estética se transita en el marco de una producción artística o de una
producción cuyo lenguaje implique los lenguajes artísticos. En ese tránsito, se amplía
la percepción, dado que exige su desautomatización. Es una actividad experiencial, no
sólo de estudio, requiere la activación de determinados sentidos, implica demora,
estar ahí, situarse, un esfuerzo de interpretación o pensamiento, ampliar horizontes
de sentido. Todas y todos estamos en condiciones de participar en este tipo de
experiencias, no es excluyente a expertos en la disciplina. Aporta un modo de conocer
diferente al teórico, y tiene que ver con su sentido experiencial.
Podemos determinar que el arte forja imágenes ficcionales en tanto -como se explicó-
no necesariamente responde al mundo real, más bien desdibuja sus límites. Como
veíamos en el módulo 1, puede partir de una formulación ambigua en términos de
comunicación. Y, continuando con lo planteado en el apartado anterior, rompe la
espontaneidad de lo ordinario, perturba la visión natural de las cosas. Reafirmamos,
entonces, que esa demanda que implica conocer mediante los lenguajes artísticos es
la que nos interesa traer en este curso.
Nunca había visto flores más extrañas, como un racimo de pequeños globos
amarillos amarrados a un manojo de hojas ásperas. Flores a mitad de camino entre
lo animal y lo vegetal. Parecidas a hongos. Y también a esas rarísimas criaturas que
habitan el silencio oscuro y profundo de los mares.
¿Hay acaso una sutileza más grande para una niña que un puñado de carcelarias
amarillas?
Junto a estas líneas, elaboramos una pregunta que podría dar pie a otras. La artista
utiliza el recurso de la sustitución y suplanta calceolarias - nombre de la flor- por
carcelarias, ¿qué sentido creen que tiene esa operación en el texto?
Esa pregunta para abordar el texto podría ser una intervención sencilla y concreta
en una propuesta de enseñanza, lo cual no quitaría su potencia motora, si el recurso
es pertinentemente seleccionado.
¿Se les ocurre alguna otra pregunta, comentario, reflexión a partir del pasaje de la
autora?
¿Qué podemos suponer que está refiriendo el autor en esas palabras? De momento,
podemos afirmar que tiene que ver con lo desarrollado en el apartado anterior y es la
especificidad que radica en cada obra, con su forma. No cualquier pena, decía el autor,
sino la apariencia que toma esa pena -el tema que trata- en la obra, ampliando la
subjetividad de la espectadora o el espectador. Y esa forma, esa apariencia, está dada
por los procedimientos constructivos de los que se vale la o el artista y que vuelven a
la obra un caso particular (entre otros: los componentes del lenguaje visual, el espacio
plástico bi o tridimensional, la materialidad, la forma, el color, la composición; el
lenguaje de la danza, el cuerpo en el espacio, su registro consciente, el tiempo, las
calidades de movimiento y la comunicación; el lenguaje musical, los materiales del
lenguaje musical, la organización de ese lenguaje; la actuación, los elementos del
lenguaje teatral, sujeto, acción, conflicto). Vale decir que así, entonces, el tema es
metaforizado. En esos aspectos de las producciones artísticas es que nos interesa
focalizar cuando se piensan como recursos didácticos.
Además, las obras están insertas en un contexto que les confiere sentido, realizadas
por un, una o más artistas que también son ciudadanas y ciudadanos con experiencias
y vivencias particulares que, seguramente, les han llevado a generar esas
producciones.
Sin embargo -y si bien esta relación temática y/o de contexto seguramente sea el
disparador para vincular las producciones artísticas con otras áreas de enseñanza-,
deberíamos ser cuidadosas y cuidadosos en que no todo se nos vuelva contexto y que
la palabra o el análisis alrededor de la obra primen sobre ella, sobre su dinámica
interna; porque, de algún modo, estaríamos anulando o nublando el tránsito por la
experiencia estética y lo rico que esta puede aportarnos en situaciones de enseñanza.
El carácter situado
Todos estos elementos, en conjunto, hacen a lo que hemos dado en llamar la obra de
arte como experiencia y práctica social situadas. A lo que nos interesa agregar algunas
consideraciones más.
Desde ya que este recorte tampoco debe volverse una decisión chauvinista o
reduccionista que obture la inclusión de material de otras procedencias. A lo que
apuntamos con esta sugerencia es a mirar y pensar las producciones propias, en tanto
las mismas nacen en este contexto y están, por defecto y por decisiones de las y los
artistas, implicadas en los vaivenes latinoamericanos, en sus debates, en sus
problemáticas, en sus temporalidades, en sus límites, en sus potencias. Así,
(...) reconocer que las producciones artísticas del pasado y del presente,
pertenecientes a diversos sujetos y grupos sociales, expresan saberes, modos
de producción y valores simbólicos de una sociedad determinada en el espacio
y en el tiempo.
No se trata de olvidar las obras del pasado, ni de eliminar las diferencias del
presente; tampoco de negar los nuevos procesos de globalización, sino de
interpretar las diversas producciones socio - culturales con una mirada crítica y
comprometida como sujetos libres, democráticos y solidarios en pos de
construir nuestras identidades y transformar la realidad. (Resolución CFE N°
111/10 – Anexo La Educación Artística en el Sistema Educativo Nacional, 2010,
p.11)
¿Será que cada tanto existe un Hoy que echa por tierra el para siempre?
Una paraguaya que fue arrancada de la selva misionera y tirada en las fauces de un
prostíbulo rutero cuenta el mundo de la prostitución, entre leyendas guaraníes y
metáforas sobre la selva. Esta esclava sexual deambula en el relato de su trágica
historia. Pero un día en ese prostíbulo donde hay dueños de todo e hijas de nadie,
algo puede cambiar.
Luego de ver el trailer de La Naty, leamos el texto del filósofo italiano Giorgio
Agamben. Extrajimos este apartado: “(...) contemporáneo es aquel que tiene fija la
mirada en su tiempo, para percibir no las luces, sino la oscuridad. Todos los tiempos
son, para quien lleva a cabo la contemporaneidad, oscuros. El contemporáneo es,
precisamente, aquel que sabe ver esta oscuridad.” (p.3)
Teniendo en cuenta las nociones de experiencia estética, con ella los rasgos de las
producciones artísticas en que focalizar, en conjunto a la inserción de la obra en un
contexto que le confiere sentido como práctica social, ¿qué vínculos podrían trazar
entre esa cita y la pieza teatral La Naty?, ¿con qué eje de la ESI creen que entra en
diálogo la obra, o con cuáles?, ¿por qué?
A modo de cierre
A la conceptualización que venimos construyendo desde los módulos previos -el arte
como campo de conocimiento y las producciones artísticas entendidas como prácticas
sociales; la posibilidad de pensar a las producciones artísticas como recursos
didácticos para áreas de la Escuela Secundaria-, el módulo 3 vino a sumar aportes: el
De este modo, vamos avanzando cada vez más en aquello que introducimos en el
módulo 1 cuando mencionamos que el arte posibilita la reflexión, la pregunta,
mediante un lenguaje específico que tiene que ver con ese decir de otro modo,
poética, simbólica y metafóricamente.
Sabemos que la propuesta es ambiciosa, un desafío, uno de esos que como docentes
nos gusta atravesar para mejorar nuestros modos de habitar las aulas. Como
nombramos desde el comienzo del curso, nos y les proponemos ubicar al arte como
campo transversal en todas las áreas de enseñanza de la Escuela Secundaria,
articulado con la Ley de Educación Sexual Integral. Pero nuestros fines son utópicos y
nuestro horizonte, transformador. Apuntamos al diálogo entre colegas, agentes, en la
institución misma y por fuera de ella, a la construcción colectiva de conocimientos y
de la escuela como aquel lugar con potencia y responsabilidad social.
Sobre Enero (pieza literaria de Sara Gallardo), artículo: El aborto en la primera novela
de Sara Gallardo
Fundación PROA
SALA DE ENSAYO
En la Sala de Ensayos los espera una invitación a conversar entre colegas en torno a
alguna de las obras propuestas en el Módulo anterior.