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[A PO ST ILLA DEL AU TO R]
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8/12/2019 El Sueño - August Strindberg
destaca el capullo
del castillo de una florpaja
han extendido conpara
formacubrir
de corona. de los muros
Al piesacado
el estiércol de las
caballerizas.
Los decorados laterales, que no cambian en toda la pieza, son esriíi-
zadas pinturas, a un tiempo espacio, arquitectura y paisaje.
La hija y el Cristalero entran en el escenario.
LA HIJA .—El castillo sigue crec iendo de la tierra... ¿Ves lo mu cho que h a
crecido desde el año pasado?
EL CRISTALERO para sus adentros.—Yo no he visto nu nc a ese ca stillo...
jamás he oído que un castillo crezca... pero -a la HIJA con firme con-
vicción- sí, habrá crecido un par de metros, pero es porque lo han
abonado... y si te fijas bien verás que le ha crecido un ala en el lado
del sol.
LA HIJA .—¿No debería florecer pronto? Ya hemos pasado San Juan...
EL CRISTALERO . — ¿ N o ves las flores allá arriba?
LA HIJA .—¡Las veo, las ve o - Aplaude -. Dim e, padre, ¿por qué
crecen las flores mejor en el estiércol?
EL CRISTALERO apaciblemente.— ¡Como no se en cuen tran a gusto en la su-
ciedad, se apresuran a dejarla para salir a la luz, florecer y morir
LA HIJA .—¿Sabes quién vive en el castillo?
EL CRISTALERO .—Lo he sabido, pero no me acuerdo.
LA HIJA .—Creo que allí hay un preso... y seguramente espera que vaya
a liberarlo.
EL CRISTALERO .— Y ¿a qué precio?
LA HIJA .—No se regatea cuando debes hacer algo. ¡Vamos a entrar al
castillo
EL CRISTALERO .—¡Entremos
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8/12/2019 2 El Sueño - August Strindberg
Van hacia el foro donde el telón se abre lentamente hacia los lados.
La escena es ahora una sencilla y desnuda habitación con una mesa y
varias sillas. En una de ellas está sentado un oficial que lleva un uni-
forme contemporáneo,
Se balancea aunque muy
en la silla golpeando a la extraño.
vez la mesa con el sable.
L A H I J A va
hasta el O F I C I A L y le quita suavemente el sable de la mano.—¡No,
así n o ¡Así no
EL OFICIAL .—Por favor, Agnes querida, ¡no me quites el sable
HIJA .—Sí,
LA arreos y pon¡vas a romper
el cristal. la mesa
¡Luego -Al padre-.
nos verem os V ete al cu arto de los
E L C R I S T A L E R O sale.
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LA HIJA .—¡Para que sientas el deseo de
8/12/2019 dejarlo
El Sueño - August Strindberg
EL OFICIAL .—Eso es lo que siento, pero ¡es tan com plicado salir de e sto
LA HIJA .—¡Es un deber buscar la libertad en la luz
EL OFICIAL .—¿Deber? ¡Jamás ha reconocido la vida que tenía deber al-
guno para conmigo
LA HIJA .—¿Te sientes maltratado por la vida?
EL OFICIAL .—¡Sí H a sido injusta con m igo...
Ahora se o?en
El oficial y la voces detrás del biombo que es retirado poco después.
Hija miran hacia allí, quedando como petrificados en
gesto y expresión.
Junto a una mesa está sentada la Madre , de aspecto enfermizo. Ante
ella hay una vela que despabila con ayuda de unas despabiladeras.
Sobre la mesa hay unos montones de camisas nuevas a las que está po-
niendo una marca de tinta con una pluma de ganso.
A la izquierda un armario ropero marrón.
El padre le trae un mantón de seda.
EL PADRE.—¿No lo quieres?
LA MADRE .—Un mantón de seda, cariño, ¡de qué me sirve si me voy a
morir dentro de cuatro días
EL PADRE .—¿No crees lo que dice el médico?
LA MADRE .—Creo lo que dice, pero sobre todo creo la voz que llevo aquí
dentro.
E L P A D R E en tono triste.— Entonces ¿es grave? — ¡Y tú piensas ún i-
camente en tus hijos
LA MADRE .—¡Son mi vida M i jus tificación... m i alegría y m i pe na ...
EL PADRE .—Kristina, perdóname... ¡todo
LA MADRE .—¿Qué? Perdóname tú a mí, amor mío; nos hemos torturado
m utua m ente; ¿por qué? ¡N o lo sabem os ¡N o podíamos ha cer otra
cosa Bu eno , en todo caso, aqu í tien es la ropa interior
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nueva de los niños... Ocúpate deEl Sueño
8/12/2019 que- August
se Strindberg
cambien dos veces por se-
m ana , m iércoles y dom ingo, y que Lov isa los lave bien por
todo el cue rpo ¿Vas a salir?
. EL PADRE .—¡Tenemos reunión de directiva a las once
LA MADRE .—Antes de marcharte dile a Alfred que venga.
EL P A D R E señalando al O F I C I A L . — ¡ P o r Dios, si está aquí, querida
LA MADRE .—Hasta empiezo a ver mal... sí, está oscureciendo... 'despabi-
la la vela-, ¡Alfred ¡Acércate
El padre sale a través de la pared haciendo inclinaciones de cabeza.
El oficial LA MADRE.
L A M A D R E
refiriéndose
va hasta a Agries.—¿Quién es esa chica?
E L O F I C I A L en voz baja.—¡Es Agnes
LA MADRE .—A h, ¿es A gn es? ¿Sabes lo que dicen? Q ue es la h ija del
dios Indra venida a la tierra para enterarse de la verdadera situación
de los ho m bres Pero ¡tú n o digas nad a
EL OFICIAL .—¡Es una hija de Dios
L A M A D R E ya en tono normal.— Alfred querido, den tro de muy po co os
dejaré a ti y a tus hermanos... ¡Permíteme que te diga unas palabras
sobre la vida
EL OFICIAL. — ¡ D i m e , m a d r e
LA MADRE .—Sólo unas palabras: ¡no te pelees nunca con Dios
EL OFICIAL .—¿Qué quieres decir, madre?
LA MADRE .—Que no debes considerarte maltratado por la vida.
EL OFICIAL .—Pero cuando se me trata injustamente...
LA MADRE .—¿Te refieres a aquella vez en que fuiste castigado injusta-
mente por haber cogido una moneda que luego apareció?
E L O F I C I A L . — A eso, sí, y esa inju sticia me desvió del buen cam ino , le dio
un a dirección torcida a m i vida...
LA MADRE .—¿Ah, sí? Pues ahora vete hasta aquel armario...
E L O F I C I A L avergonzado.— En ton ces ¡lo sabes E s...
LA MADRE .—El Robinson Crusoe... Que..
EL OFICIAL .—¡No digas más ...
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LA8/12/2019
MADRE .—¡El libro que tú rompiste yEl Sueño ocultaste...
- August Strindberg por lo que fue casti-
LA todo
MADRE .—¿Y
y de esa qué importa?
m anera ¡Pero
estropeas tú eno
lo bu tienes
queque andardar
te puede preguntando
la vida —
— ¡Mira, ahí viene Lina
LA zo...
MADRE .—¿Por qué, hija mía?
LINA .—¡Porque no tengo nada que ponerme
LA MADRE .—No te preocupes, ¡te prestaré mi mantón
LINA .—Oh, no, señora, ¡eso es imposible
LA MADRE .—¡No te entie nd o Yo ya n o voy a asistir a nin gu na fiesta...
EL OFICIAL .—¿Qué va a decir mi padre? Es un regalo suyo...
LA MADRE.—¡Qué mezquindad
asomando la cabeza.— ¿Vas a prestarle mi regalo a un a criada?
E L P A D R E
LA MADRE .—No digas eso... recuerda que yo también fui sirvienta... ¿por
qué tienes que herir a una inocente?
EL PADRE.—Y tú, ¿por qué tienes que ofenderme a mí, tu marido?
LA MADRE .—¡Uf, qué vida Cu and o tienes un bello gesto y actúas gene -
rosamente, siempre hay alguien que lo encuentra feo... si le haces un
bien a alguien, le ha ces un m al a otro . ¡U f, qué vida D espabila la vela
y la apaga. El escenario queda a oscuras y colocan el biombo.
LA HIJA .—¡Triste destino el de los hom bres ¡Qué pena me d an
EL OFICIAL . — ¿ E s o c r e e s ?
LA HIJA .—Sí, la vida es dura, pero ¡el amor todo lo pued e ¡V en a ver
Se dirigen al foro.
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8/12/2019 El Sueño - August Strindberg
A
brosla cubiertos
izquierda con
de launverja
chai;estáestásentada
tejiendola portera,
una colcha¡a cabeza y los hom-
a ganchillo.
A la derecha hay un tablón para pegar carteles que el cartelero esta
limpiando; a su lado hay un salobre con el mango verde.
M ás allá, también a la derecha, hay una puerta con una hendidura
de ventilación perforada en forma de trébol de cuatro hojas.
A la izquierda,
carbón y alguna unhoja
pequeño
de colortilo,verde
delgado,
claro. con
Al ellado,
tronco negro como
el tragaluz de unel
sótano.
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a la P O R T E R A . — ¡ D e m e aho ra elEl Sueño
A H I J A
L 8/12/2019 cha- August
i, quiero
Strindberg ocup ar su sitio y oír
a los hijo s de los ho m bres ¡Per o usted se quedará aquí detrás para
apuntarme
Se echa el chai sobre los hombros y se sienta junto a la verja.
LA PORTERA .—Hoy es el último día, luego se cierra la Ópera... es ahora
Mirecantante
La cómo llora...
entra desde la derecha corriendo y cruza la verja con el
pañuelo en los ojos. Se para un momento en el callejón apoyando la
cabeza en la pared; luego sale deprisa.
LA HIJA .— ¡Triste destino el de los ho m bres ¡Qu é pena me dan
LA PORTERA .—Pero, mire, ¡mire ahí y verá un hombre feliz
El oficial viene por el callejón de levita y sombrero de copa con un
ramo de rosas en la mano. Deslumbrante, alegre.
LA PORTERA .—¡Se va a casar co n la seño rita V ictoria ,—
E L O F I C I A L en el proscenio, mira hacia arriba y dice cantando.— ¡Victoria
LA PORTERA .—¡La señorita baja enseguida
E L O F I C I A L . — ¡Muy b ien La calesa n os espera, la m esa está puesta, el
cham pán en el hie lo... S eño ras, ¿puedo darles un abrazo? Abraza a LA
H I J A y a LA P O R T E R A . Canta. ¡Victoria
U N A V O Z F E M E N I N A D E S D E A R R I B A cantando.—¡Estoy aquí
EL OFICIAL.—¡Bueno ¡Te espero
LA HIJA . — ¿ M e c o n o c e s ?
EL OFICIAL .—No, yo sólo con oz co a una mujer... ¡V ictor ia Llev o siete
años viniendo aquí a esperarla... al mediodía cuando el sol alcanza
las chimeneas y por las tardes cuando cae la oscuridad sobre la ciu-
dad... ¡Mire, mire bien el asfalto y verá las huellas del amante fiel
¡Es m ía -Can ta-. ¡Victo ria -No obtiene respuesta-. Bue no , ¡se está
vistiendo -Ai C A R T E L E R O - . ¡Ahí veo un salabre Todos los de la
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Ó pe ra sueñan co n un salabre ...¡m
8/12/2019 El Sueñoejor dich o co n los peces Los
- August Strindberg
dear ¡Por
pe ina nd o elocta va vez -A
flequillo -Canta-. ¡Victo ria ¡Aho ra se estará
LA H I J A - . Oiga, señora, ¡déjeme subir a bus-
car a mi novia
LA PORTERA .—¡No puede pasar nad ie al esc en ario ¡Está prohibido
EL OFICIAL .— ¡Llevo siete años vin ien d o aqu í ¡Si et e vece s trescientos
sesenta y cin co días son dos m il qu inien tos cin cu en ta y cin co Se
detiene
puerta...y ¡la
señala la puerta
he visto del trébol
dos mil de cuatro
quinientas Y esta
hojas. y cinco veces
cincuenta sin
po de r en tera rm e de adonde llev a Y este trébol, cuya fun ción es
dejar pasar la luz... ¿para quién la deja pasar? ¿Hay alguien ahí den-
tro? ¿Vive alguien ahí?
LA PORTERA .—¡No lo sé ¡Nu nca la h e visto ab ierta
EL OFICIAL .—Parece la puerta de una despensa que vi cuando tenía cua-
tro años y la criada me llevó con ella un domingo por la tarde que
iba a ver a otras criadas. Fuimos a la casa donde trabajaban, pero yo
nunca salí de la cocina y me pasé el día ¡sentado entre la cuba del
agua y el gran salero Así es que he visto mu cha c oc in a en m i vida y
las despensas tienen en la puerta varios agujeros de ventilación re-
dondo s y un o en forma de trébol Pero en la Ó pera no puede
ha be r despensa porque, que yo sepa ¡no hay co cin a -Can ta-. ¡Vic-
toria
EL O FICIAL .— Señora, ¿no hay ningú n otro cam ino por el que pueda salir?
LA PORTERA .—¡No hay ningún otro camino
EL OFICIAL .—En ese caso, ¡me encontraré con ella
Gentes de teatro salen bajo la vigilante mirada del Oficial .
EL OFICIAL .—¡Ya tien e que salir pro nto Se ño ra, ¡ese ac ón ito
azul de ah í fuera Lo llevo vie nd o ah í desde que era niño ... ¿Será el
m ism o? M e acuerdo de un día, cuand o ten ía siete años, en
el jard ín de la casa de un cura... tam bién hab ía un ac ón ito... y aque-
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lia vez vi que se había metido una abeja
8/12/2019 en Strindberg
El Sueño - August el cáliz... entonces pensé
«¡Ya te tengo ». Y cerré el cáliz. Pero la abeja me picó a través de
los pétalos y me ech é a llorar... Ento nc es llegó la esposa del pastor y
me puso barro en la picadura... Luego ¡me dieron fresas con leche
para ce na r ¡Parece que va oscu reciend o -AI C A R T E L E R O -
¿Adonde va usted?
EL CARTELERO .—¡Me voy a casa a cenar
llevándose la mano a los ojos.—¿A cen ar?¿A estas horas? —
E L O F I C I A L
¡Oiga A LA H I J A ¿Puedo entrar un momento? ¡Tengo que
telefonear al «Castillo que crece»
LA HIJA .—¡No tienes nada que hacer allí
EL OFICIAL
.—Sí,pronto
bles porque tengo llegará
que decirle al cristalero
el invierno quehielo
y yo me pongaallícristales
dentro. do-
Entra en la portería.
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8/12/2019 El Sueño - August Strindberg
L A P O R T E R A a L A H I J A . — ¿ M e devuelve
ya el chai?
LA HIJA .—N o, am iga mía, estás libre: voy a ha ce r tu traba jo porque q uie-
ro conocer a los hombres y la vida, averiguar si es tan dura como
dicen.
LA PORTERA .—Pero
ni de noche ni den odía...
puede dormirse en su puesto, n o dormirse nu nca ,
LA HIJA .—¿No dormir por la noche?
LA PORTERA .—Bueno, si usted puede hacerlo con la cuerda de la cam-
pa nilla atada al brazo porque hay vigilantes no ctu rno s que
recorren el escenario y se relevan cada tres horas...
LA H IJA . — E s u n a t o r t u r a . . .
LA PORTERA .—Eso es lo que usted cree, pero nosotros estamos encanta-
dos con un puesto así. Si usted supiera lo que me envidian...
LA HIJA .—¿Que la envidian? ¿Se envidia ahora a los torturados?
LA PORTERA .—¡Pues, sí M ire, más duro que la vigilia y el ca n-
san cio, qu e las corrien tes y el frío y la humedad es lo que h e tenid o
que aguantar:
arriba... Todos oír las confidencias
v ie nen de Porque
a mí, ¿por qué? todos los
tal desgraciados
vez lean en lasdearru-
ahí
gas de mi cara las runas que escribe el sufrimiento y que, probable-
mente, les invitan a hablar. ¡En ese chai, querida amiga, se esconden
treinta años de penas propias y ajenas
LA HIJA .—También es pesado... y quema como las ortigas....
LA PORTERA .—Llévelo si así lo desea... cuando se le haga demasiado pe-
sado, ¡llámeme, que vendré a relevarla
LA HIJA .— ¡Ad iós ¡Lo que usted aguante, también lo puedo aguantar yo
LA PORTERA .—¡Ya verem os Pero sea buen a co n m is amigos y
no se canse cuando le cuenten sus penas.—
Desaparece por el callejón.
Se hace el oscuro en el escenario. Cam bia el decorado. Cuando vuel-
ve la luz vemos que ya se le han caído las hojas al tilo, el acónito azul
se ha marchitado y está negro; y lo que estaba verde en la perspectiva
del callejón se ve del color marrón del otoño.
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O F I C I A L
E L8/12/2019 sale cuando aclara. Ahora tiene el -pelo
El Sueño gris y la barba gris La ropa
August Strindberg
Pero
en tonelcesotoño ¡ella es mi
tien e primav era Se
que salir ¡porqu
ño ra ,e ¿puedo
se vu elve
senatarm
abrir el tea
e en estatrosillaY
mientras espero?
LA HIJA .—¡Siéntese, amigo, yo puedo estar de pie
E L O F I C I A L se sienta.—¡Si pudiese dorm ir un po co, m e bas taría para sen-
tirme mejor ...
comienzadormido
ySe queda un instante
a pasear; pero, dederepente,
se para delante la puertase del
levanta
tréboldey unapunta
salto
hacia ella.
Esta puerta que no me deja tranquilo un minuto... ¿qué hay detrás de
ella? ¡Algo tiene que haber
Se oye una suave música de ballet que viene de lo alto.
¡Ya han empezado los ensayos -La escena se ilumina discontinua-
mente, a golpes, como por un faro interm itente-, ¿Qu é es esto? -Lle-
vando el compás de la luz-. ¿Luz y som bra , luz y som bra?
L A H I J A imitándolo.—¡Día y no che ; día y n o ch e ¡U n a misericor-
diosa Pro vide ncia quiere acortar tu espera ¡Por eso vu elan los días
perseguidos por las noches
La luz se estabiliza en el escenario. Entra E L C A R T E L E R O con el salobre
y los útiles necesarios para pegar carteles.
EL OFICIAL .—Hombre, aquí está el cartelero con su salabre. ¿Buena
pesca?
EL CARTELERO .—¡Muy bu ena H em os tenid o un ve ran o caluroso y
largo... y el salabre es bueno, ¡aunque no tanto como me había ima-
ginado
E L O F I C I A L recalcando mucho lo que dice.—¡No tanto c o m o m e h a b í a
imaginad o ¡Muy bien dic ho Na da es co m o un o se ha
imag inado ... porque el pen sam iento va más lejos que la acció n —
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es superior al objeto... Sigue su incesante
8/12/2019 caminar y sacude el ramo de
El Sueño - August Strindberg
EL
EL CARTELERO
OFICIAL .—¡Voy .—No, yo esa puerta
a telefonear a unnocerrajero
la he visto
paranunca abierta.a abrirla
que venga
Va al teléfono.
El cartelero pega un cartel y se dirige a la derecha.
LA HIJA .—¿Qué tiene de malo su salabre?
EL CARTELERO .—¿De m alo?N ada, absolutamente nad a... pero no es co m o
LA me
HIJAlo.—¿Y
habíacómo
imaginado
se habíay por eso la alegría
imaginado no ha sido tan grande...
el salabre?
EL CARTELERO .—¿Cómo? N o sé cóm o exp licárselo...
LA HIJA .— ¡D éjem e que se lo diga ¡Se lo ha bía imaginado exac-
tamente co m o no era ¡Quería que fuese verde, pero n o de ese verde
EL CARTELERO .—¡Usted sí que sabe, señora U sted lo sabe todo — ¡por
eso vie n en todo s a usted co n sus cuitas Si algún día quisiera escu-
charme a mí también...
LA HIJA .— Co n m u ch o gusto... Veng a aquí y desahogue su corazón...
Entra a su cuarto.
El cartelero va a la ventana y le habla desde allí.
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U8/12/2019
NA BAILARINA.—No, no se ha ido. El Sueño - August Strindberg
L A B A I L A R I N A , EL M I E M B R O D E L C O R O y E L A P U N T A D O R
se unen al
C A R T E L E R O junto a la ventana de L A P O R T E R A ; y hablan, por tumo,
con L A H I J A .
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El
8/12/2019 cristalero viene por el callejón yEl Sueño
entra- Augustpor la verja.
Strindberg
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de ordenanzas y sentencias de juicios. El Sueño
8/12/2019 La - puerta del trébol es ahora la
August Strindberg
puerta de un armario-archivo.
EL ,
BOG de frac y bufanda de seda blanca, está pues a la izquier-
DO
da, en él interior de la verja, sentado ante una mesa llena de papeles. Sus
rasgos denotan grandes sufrimientos: blanco como el yeso, surcado de
arrugas y concon
litos y vicios ojeras violeta;
los que se veesobligado
feo y sua rostro
rozarserefleja
por sutodoprofesión.
el tipo de de-
De sus dos escribanos, uno es manco y el otro, tuerto.
La gente reunida para presenciar la «apertura de la puerta» permane-
ce en su sitio, pero ahora como esperando que los reciba EL A B O G A -
DO y dando la impresión de que han estado siempre allí.
La hija (con el chai) y el Oficial en primer término.
E L A B O G A D O
va hasta L A H I J A . — E s c ú c h a m e , hermana, ¿por qué no me
das ese cha i? L o voy a colgar aqu í de ntr o hasta que en -
cienda la estufa; entonces lo quemaré con todas las penas y miserias
que lleva
LA HIJA .—Aún no, hermano, antes quiero llenarlo bien y sobre todo
deseo recoger todos tus dolores, todas las confidencias que te han
hecho sobre delitos, vicios, encarcelamientos injustos, calumnias,
insultos...
EL ABOGADO .—Mi querida amiga, en ton ces ¡no bastará tu ch ai ¡M ira
estas paredes ; ¿no es como si en su empapelado estuvieran grabados
todos los pecados?; observa estos papeles do nd e r ed acto las historias d e
delitos; mírame a mí... Aquí no viene nunca nadie con la sonrisa en
los labios, sino con maldad en la mirada, enseñando los dientes, los
puños cerrados. Todos escupiendo sobre mí su maldad, su envidia, sus
desconfianzas... Mira, tengo negras las manos y nunca me las podré
lavar, m ira lo sucias y agrietadas que está n... n o pu edo llevar la m ism a
ropa más que unos días, porque enseguida hiede a delitos ajenos...
A veces trato de desinfectarla quemando azufre aquí dentro, pero
n o arregla nada: duermo ahí al lado y n o sueñ o m ás que con crímen es
En la actualidad llevo un caso de asesinato en la audiencia
Todo eso, aunque es duro, puede pasar, pero ¿sabes qué es lo
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peor de todo?
8/12/2019 ¡Separar mEl Sueño
atrimonios
- August Strindberg Es com o si se alzase un
uno
ta sendecillam
los cónyuges y tirándole
en te: en realidad ¿quécariñosamente detrala su
tiene usted con oreja le pregun-
marido — o su
esposa— ? En ton ces é l — o ella—- se queda sin contestación ¡no saben
cu ál es la causa U n a vez — bueno , el m otivo era una lechuga, otras
u na palabra: la m ayoría de las vece s ¡nad a Pero ¡el sufrimiento, la
ang ustia ¡Eso teng o que soportarlo yo M ira qué cara teng o.
¿Crees que podría conquistar el am or de una m ujer co n este aspecto de
delincuente? ¿Y crees que alguien puede querer ser mi amigo, si soy el
. encargad o del co br o ejecu tivo de todas las deudas de la ciudad? ¡U n
puro lamento, eso es lo que es ser hombre
LA HIJA .—¡Triste de stino el de los hom bres ¡Q ué pena dan
EL ABOGADO .—¡Así es Y ¿de qué viven? ¡Eso sí que es un m isterio para
m í S e casan co n unos ingresos de dos m il, cuando nece sitan cuatro
m il y pide n préstamos, claro, y se em pe ña n,¡tod os se em-
p eñ an y así van , a trancas y barrancas, hasta la mu erte en -
to nc es la he ren cia ¡no son más que deudas Y finalm ente ¿quién las
paga?, sí, ¡dígamelo
LA HIJA .—¡El que da de comer a las aves del cielo
EL ABOGA DO .—¡Sí Pe ro si aquel que da de co m er a las aves quisiese des-
cender a su tierra para ver con sus propios ojos cómo viven los po-
bres hijos de los hombres, tal vez sintiese compasión...
LA HIJA .—¡Triste des tino el de los hom bres ¡Qu é pena dan
E L A B O G A D O . — S í , ¡esa es la pura verdad -A i O FICIAL - Y usted ¿qué quie-
re?
E L OFICIAL . — Yo sólo quería preguntar si se había ido la señorita V ictoria...
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Se oye el tañido de campanas.
8/12/2019 El Sueño - August Strindberg
EL OFICIAL
EL ABOGADO .—Bueno, ¿pordeberíamos
.—¿Quizá qué no? Siempartir
pre será una pequeña distracción...
inmediatamente y con paso
majestuoso al solemne acto? ¡Anda, vete deprisa a cambiarte
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Las Com parsas se dan la vuelta, negándose
8/12/2019 El Sueño - August a coronarlo y salen.
Strindberg
fendido
pable, has c o nconseguido
tus palabrasunal aplazamiento
de lincu ente , has
paraaliviado la carga al¿por
el condenado... cul-
eso? ¡Pobres hombres ... no son ángeles, pero ¡me dan pena
EL ABOGADO .—¡No hables mal de los hombres, yo he asumido su de-
fensa
L A H I J A apoyada en el órgano.— ¿Por qué golpean a sus am igos en la cara?
EL ABO
LA HIJAGAD O .—¡Porque
.—Pues ¡vam os anoenseñarles
saben hacer otra cosa¿Co nm igo?
¿Quieres?
EL ABOGADO .—¡No son receptivos a enseñanzas O h , si nuestro lam en-
to llegase a los dioses del cielo ...
LA HIJA .—¡Llegará al tro no — Se coloca ante el órgano. ¿Sabes lo
que veo en este espejo? ¡El mundo del derecho ... Sí, como está del
revés, en el espejo lo veo del derecho.
EL ABOGADO .—¿Y cómo llegó a ponerse del revés?
LA HIJA .—Al hacer la copia...
EL ABOGADO .—¡Tú lo has dicho La copia, claro... siem pre h e tenido la
intuición de que era una m ala copia... y cuando em pecé a acordarme
de las imágenes originales, me desagradaba todo lo que me rodeaba...
Entonces los hombres me llamaban cascarrabias, el eterno descon-
te nto y de cían que e l diablo m e hacía ver todo feo... y otras lindezas...
LA HIJA .— ¡Todo está fuera de qu icio ¡N o tienes más que ver las cuatro
facultades El G obiern o, que sólo piensa en conservar la so-
ciedad tal como está, las subvenciona a las cuatro: la de Teología,
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la ciencia de Dios, siempre atacadaEl Sueño
8/12/2019 y ridiculizada
- August Strindberg por la de Filosofía
¡que se considera la sabiduría por ex cele nc ia Y la de M ed icina , que
siempre desacredita a la Filosofía y que no c ue nta a la Teo logía en tre
las ciencias sino que la llama superstición... Y allí están en el mismo
claustro que debe enseñ ar a los alumnos respeto — ¡por la U niv er-
sidad ¡Es.—Los
EL ABOGADO un m an ico m io que
primeros ¡Y ay del que primero
se enteran se vuelvaEncue
son los teólogos. el rdo
curso
preparatorio estudian Filosofía, que les enseña que la Teología es un
absurdo; después, en los cursos superiores de Teología, aprenden que
la Filosofía es un absurdo. De locos, ¿no te parece?
LA HIJA .—Y luego está el Derecho, el servidor de todos, ¡menos de los
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8/12/2019 7 El Sueño - August Strindberg
EL
LA ABOGADO .—Suspiros...
HIJA .—Hasta quejidos...
aquí han llegado las gemidos...
quejas de los mortales... no más
lejos. Pero ¿por qué esta eterna queja? ¿Es que la vida no tiene nada
que os alegre?
EL ABO GAD O .— Sí, lo m ás dulce, que es lo m ás am argo, ¡el am or ¡Espo-
sa y hogar, lo más excelso y lo más bajo
LA
E L HIJA
ABOG .—¡Querría
A D O . — ¿ C o nprobarlo
migo?
LA HIJA .— ¡C on tigo T ú cono ces los esco llos y arrecifes, ¡así podremos
evitarlos
EL ABOGADO .—¡Soy pobre
LA HIJA .—Y eso qué importa si nos amamos. ¡Un poco de belleza no
cuesta nada
EL ABOGADO .—Tengo antipatías que quizá sean tus simpatías...
LA HIJA .—¡Habrá que transigir
E L A B O G A D O .— ¿ Y s i n os a b u rrim os ?
LA HIJA .— ¡En ton ces llegará el h ijo que nos traerá entretenim ientos sin fin
EL ABOGADO .—Tú, ¿tú me quieres pobre y feo, despreciado, a mí, un
paria?
L A H I J A . — ¡ S Í ¡Unamos nuestros destinos
EL A B O G A D O .— ¡Así sea
TELÓN
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LA HIJA .—¡Y yo com eré co l aunque Elsea
8/12/2019 Sueño un
- Augustsufrimiento
Strindberg
EL ABOGADO .—¡Es decir, una vida com ún en el do lor ¡El place r de uno,
es la tortura del otro
LA HIJA .—¡Triste destino el de los hom bres ¡Q ué pena d an
EL ABOGADO .—¿Ya lo has entendido?
LA HIJA . — ¡S í Pero , por el amor de Dios, ¡evitem os los escollos ah ora
que tan bien los conocemos
EL ABOGADO .—De acuerdo, vamos a hacerlo. ¡Somos personas razona-
ble s e ilustradas ¡Podemos ser tolera ntes e ind ulge ntes
LA HIJA .—¡Podemos reírnos de las pequeñeces
EL ABOGADO .—¡Nosotros, sólo nosotros podem os hac er lo Sa be s,
esta mañana leí en el periódico... por cierto ¿dónde está el periódico?
LA HIJA desconcertada.—¿Qué periódico?
EL ABOGADO con dureza.—¿Com pro yo acaso más de un periódico?
LA HIJA .— A hora ríete y n o m e hables con esa dureza... He usado tu pe-
riódico para hacer fuego...
EL ABOGADO violento.—¡Por todos los dem on ios
LA HIJA .— ¡R íete Lo quemé porque se burlaba de lo que es sagra-
do para mí...
EL ABOGADO .—¡Y para m í, superstición ¡B ie n Da unas palmadas,
fuera de sí. Me reiré, me reiré a carcajadas hasta que se me vean las
muelas del juicio... seré humano y ocultaré lo que pienso y diré a
todo que sí, y seré un hipócrita. ¿Así es que has quemado mi perió-
dico? Pues, ¡muy bien -Coloca las cortinas-. Ahora me voy a poner
a h ac er limp ieza para fastidiarte A gn es, esto no func iona,
¡es completamente imposible
LA HIJA .—¡Claro que lo es
E L A B O G A D O . — Y sin embargo tenemos que aguantar juntos, no por las
promesas sino ¡por el niño
LA HIJA .—¡Es verdad ¡Por el niño ¡ O h — ¡O h tenemos que
aguantar
E L A B O G A D O .— Y a ho ra ¡teng o que salir a ver a mis clie ntes Escú chalos,
escucha ese murmullo de impaciencia, ya no pueden esperar más
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para despedazarse mu tuam ente , p ara
8/12/2019 El Sueñolograr que mu lten a sus ene m i-
- August Strindberg
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8/12/2019 El Sueño - August Strindberg
Cam bio de escenario: la cama con dosel se transforma en una tienda
de campaña, la estufa permanece en su sitio; en el nuevo telón de
fondo se ven, a la derecha, en primer plano, montes calcinados cu-
biertos de brezo rojo y tocones blancos y negros como después de un in-
cendio; cobertizos y pocilgas pintados de rojo. Al pie: una instalación
de gimnasia al aire libre, donde hay hombres haciendo ejercicios de re-
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habilitación en aparatos que más parecen
8/12/2019
instrumentos de tortura.
El Sueño - August Strindberg
EL
E L JOFICIAL
.—¿Entonces nos hemos equivocado?
E F E D E L A C U A R E N T E N A . — ¿ N o s ? ¿Y no me vas a presentar?
EL OFICIAL .—¡No, no sería propio -En vo? baja- ¡Es la mismísima hija de
Indra
E L J E F E D E L A C U A R E N T E N A . — ¿ D e Indra? ¡Yo creía que era Waruna en
person a ¿No te h a sorprendido verm e co n la cara negra?
EL OFICIAL .—¡Hijo mío, he cumplido los cincuenta y a estas alturas no
m e sorprend e na da — ¡Sup on go que vas a ir al ba ile de disfraces de
esta tarde
E L J E F E D E L A C U A R E N T E N A . — ¡ P u e s , sí ¡Y espero que vengá i s c on m i -
go
EL OFICIAL .—Seguro: porque aquí... por lo que he visto... de diversio-
nes... ¿Qué clase de gente vive aquí?
E L J E F E D E L A C U A R E N T E N A . — ¡ A q u í viven los enfermos; allí, los sanos
EL OFICIAL .—Entonces aquí ¿sólo habrá pobres?
E L J E F E D E L A C U A R E N T E N A . — N o , h ijo m ío, ¡aqu í está n los ricos Por
ejem plo, m ira a ese que está en el ba n co de tortura. H a com ido tan to
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hígado de pato trufado y ha bebido
8/12/2019 tanto
El Sueño borgoña que se le han de-
- August Strindberg
fea, infiel,
EL OFICIAL cruelsí que es amor ¡N un ca hu biese im aginado que nues-
.— ¡Eso
tro vo luble c om pa ñe ro fuera capaz de un am or tan profundo y serio
E L J E F E D E L A C U A R E N T E N A . — ¡ U n bello punto de vista, pensándolo bien
EL OFICIAL .—Yo ta m bié n he am ado ... a V icto ria sí, aún reco-
rro el callejón esperándola
E L J E F E D E L A C U A R E N T E N A . — ¿ E r e s tú el que anda por el callejón?
EL OFICIAL.—¡Yo soy
E L J E F E D E L A C U A R E N T E N A . — O y e , ¿habéis
logrado abrir la puerta?
EL OFICIAL .—N o, tod avía andamos en pleitos El cartelero anda
pescando con su salabre, claro, y se retrasan los testimonios... Mien-
tras tanto el cristalero ha puesto cristales en el Castillo que, por cier-
to, h a crecido m edio piso... U n añ o excepcion al... ¡Cálido y húm edo
E L J E FE D E L A C U A R E N T E N A .— Pero ¡no habréis tenido tan to calor com o yo
EL OFICIAL .—¿A qué temperatura estáis en los hornos?
E L J E F E D E L A C U A R E N T E N A . — C u a n d o desinfectamos a los sospechosos de
cólera, a unos sesenta grados.
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EL OFICIAL .—¿Hay otra vez epidemia de
8/12/2019 cólera?
El Sueño - August Strindberg
E L J E F E D E L A C U A R E N T E N A . — ¿ N o lo sabías?
EL OFICIAL .—¡Claro que lo sabía, pero ahora se me suele olvidar lo que sé
E L J E F E D E L A C U A R E N T E N A . — A mí me gustaría olvidar, sobre todo a mí
m ismo. ¡Por eso busco los bailes de disfraces, el carnav al, el te atr o de
aficionados
EL O FICIAL.— ¿Qu é te h a pa sa do ?
E L J E F E D E L A C U A R E N T E N A . — ¡ S i hablo dicen que presumo y si callo me
llaman hipócrita
EL OFICIAL .—¿Por eso te pintas la cara de negro?
EL JEFE DE LA CUARENTENA . — ¡S í ¡Só lo un poco m ás negro de lo que soy
EL OFICIAL .—¿Quién viene por ahí?
E L J E F E D E L A C U A R E N T E N A . — ¡ U n po eta ¡V ien e a darse su ba ñ o de
barro
Entra el Poeta mirando al cielo y con un pozal lleno de barro en la
mano.
EL OFICIAL .—¡Dios m ío ¡A un poeta tal vez le vendrían m ejor baños de
luz y de aire
E L J E F E D E L A C U A R E N T E N A . — N o creas. Este anda siempre por las alturas
celestiales, así es que sólo tie ne ganas de revolcarse en el barro... eso
de revolcarse en el barro le endurece la piel hasta dejársela como la
de un cerdo. ¡Así no siente los picotazos de los tábanos
EL OFICIAL .—¡Qué extraño mundo de contradicciones
EL POETA, extático.— El dios Pyah creó al hom bre de barro en el to rn o
del alfarero -escépticO' ¡o sobre cualquier otra cos a extáti-
co- De barro crea el escultor su más o menos inmortal obra maestra
'escépticO' ¡que suele ser un a birria - extático - De barro se fabrican
esas vasijas tan indispensables para la cocina, a las que se les da los
nom bres de cántaros, platos -escéptico- ¡y a m í qué me imp orta có m o
se llam an - extático- ¡Es to es barro C ua nd o el barro es fluido se
llama cieno — ¡Y yo de esto entiendo Llama . ¡Lina
Entra Lina con un cubo.
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EL POETA .—Lina, ven para que te vea
8/12/2019 El Sueño -la señorita
August Strindberg Agnes. Te conoció
hace diez años cuando eras joven, alegre y, en dos palabras, una
chica guapa... -A la Hija . ¡Mire la .pinta que tiene ahora C in co
hijo s, los queh acere s diarios, los llantos, el ha m bre , las palizas. ¡C on -
temple bien cómo se ha marchitado la belleza, cómo ha desapareci-
do
ese lacumplimiento
alegría A niquque iladas ambasdicen,
debería, por el haber
cu m plim ien to de los deberes,
proporcionado una sa-
tisfacción interior que se expresaría en las armónicas líneas del ros-
tro y el fuego sereno de la mirada...
E L J E F E D E L A C U A R E N T E N A tapándole la boca con la mano.— ¡Calla ¡Cie-
rra el pico
EL POETA .—¡Eso dic en todos ¡Y si te callas te dice n: Ha bla ¡Q ué gente
tan incomprensible
L A H I J A va hasta L I N A . — ¡Cuéntame tus quejas
LINA .—No me atrevo, porque me costará caro.
LA HIJA .—¿Quién es tan cruel?
LINA .—¡No me atrevo a decirlo porque entonces me pegará
EL POETA .— ¡Puede ser Pero hablaré yo, ¡aunq ue el N egro m e rompa los
d ien tes ¡Te voy a decir a ti, A gn es, h ija de un dios, que, a
ve ce s, las cosas son injustas ¿Oyes la m úsica y la alegría del
ba ile allá arriba? — ¿ S í? Pues es para cele bra r que la her-
mana de Lina ha vuelto de la ciudad donde anduvo un poco perdi-
da, ya me entiendes... Ahora se sacrifica la ternera mejor cebada,
pero Lina que se quedó en casa ¡tiene que ir con el cubo a dar de
comer a los cerdos
LA HIJA .—¡Hay alegría en esa casa porque el descarriado vuelve a la
senda del bie n y n o porque vuelva al ho ga r ¡N o es lo mismo
EL POETA .—Muy bien, pues entonces que organicen una cena con baile
todas las noches en honor a esta intachable trabajadora que nunca
ha anda do por el mal cam ino, ¡que lo ha ga n Pero no lo
h a ce n , sino que cuan do Lina está libre la man dan a la iglesia ¡donde
se le rep roc ha que n o es pe rfecta ¿Es esto ju sticia?
LA HIJA .—Sus preguntas son tan difíciles de contestar... quizá no estén
bien formuladas. Hay tantos casos tan diferentes, imprevistos...
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EL POETA .—¡Eso mismo pensaba tam bién
8/12/2019 El Sueño -el califa
August Strindberg Harum al Ra shid —
El estaba tan tranqu ilo en su elevado tron o sin ver desde arriba cóm o
vivían sus subditos, allá abajo. Hasta que un día las quejas llegaron
a sus excelsos oídos. Y un buen día descendió de las alturas, se dis-
frazó y se mezcló anón im am en te co n su pueblo para ver cóm o anda-
LA ba
HIJAla.—¿No
justicia.
creerá usted que soy Harum el Justo?
OFICIAL .—¡Cambiemos de tem a ¡A h í viene gente de fuera
Una embarcación blanca, con forma de barco vikingo, con una vela
de seda de color azul celeste, un mástil dorado con un gallardete rojo,
entra deslizándose en el estrecho por la izquierda.
Él El l a .
Al timón,
EL OFICIAL abrazadosahíportiene
. —¡Mire, la cintura, y
la perfecta felicidad, la dicha ilimitada,
el júb ilo puro del amor ju ve nil
Se ilumina el escenario con mayor intensidad.
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L J E F E D E L A
E8/12/2019 C U A R E N T E N A . — Y eso
¿qué?
El Sueño - August Strindberg
EL OFICIAL .—Es su Victoria, ¡yo tengo la mía para m í ¡Y a la mía no la
puede ver na die ¡Iza ya la ban dera de la cua ren ten a y te los
traeré a la playa
El jefe de la cuarentena hace señales con una bandera amarilla.
E L O F I C I A L tira de un cable, de forma que la barca se acerca a la playa.—
¡Agárrense bien
Él y E l l a se dan cuenta del horroroso paisaje al que han llegado y
muestran su miedo.
EL J E F E D E L A C U A R E N T E N A . — S í , ya sé que es duro. Pero todos tienen que
pasar por aquí, ¡todos los que vienen de zonas infectadas
EL POETA
cosas, .—¡Es
cuan doincreíble
ve a doscómo puedeunidas
personas hablarporasí,elcómo
am orpuede
¡N o hacer esas
los toqu e
¡No roce siquiera al Amor: es un crimen de lesa majestad
¡Po br es de no so tro s ¡T od o lo be llo caerá y será arrastrado por e l
barro
Él y Ella desembarcan tristes y avergonzados.
ÉL
E L .—¡Pobres
J E F E D E L A de
C U Anosotros
R E N T E N A ¿Qué
. — ¡ N ohem os hech o?
se necesita haber hecho nada para su-
frir las pequeñas contrariedades de la vida
ELLA .—¡Qué breves son la alegría y la felicidad
É L .—¿Cuánto tendremos que quedarnos aquí?
E L J E F E D E L A C U A R E N T E N A . — C u a r e n t a días y cuarenta noches.
ELLA .—¡Entonces preferimos el mar
— ¿ i v i r aquí entre montañas quemadas y pocilgas?
EL POETA .—El am or tod o lo pued e. ¡Puede ha sta co n e l hu m o del azufre
y el fen ol
E L J E F E D E L A C U A R E N T E N A enciende la estufa de la que se elevan llamas azu-
les.— ¡A ho ra en cien do el azufre ¡Por favor, pasen
ELLA .—¡Oh, mi vestido azul perderá su color
E L J E F E D E L A C U A R E N T E N A . — ¡ Y se pondrá bla nc o ¡Tam bién tus rosas
rojas se pondrán blancas
É L .— ¡Ta m bién tus m ejillas E n cuar enta días...
E L L A al oficial.— ¡Y esto a ti te alegrará, cla ro
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EL OFICIAL .—¡No, ni mu cho menos El Sueño - AugustOStrindberg
8/12/2019
bv iam en te tu felicidad ha
sido la causa de mis males, pero n o importa — me han con -
cedido el título de doctor y tengo un buen p uesto de preceptor al otro
lado del estrecho ... pues, ¡sí, sí y en el otoño m e darán un puesto en
una escuela... para enseñar a unos niños las mismas lecciones que es-
tudié en mi infancia, en mi niñez, en mi juventud, durante toda la
edad adulta y finalm ente toda mi vejez, siempre lo m ismo ¿cuántas son
dos por dos? ¿Cuántas son exactamente cuatro dividido por dos?...
H asta que m e llegue la jub ilación y reciba m i pensión , y me pase el
tiempo sin hacer nada, esperando las comidas y los periódicos — hasta
que me lleven al crem atorio y me quem en... ¿No hay ningú n jubilado
por
ver aaquí? Lo peor
la escuela que ohay
cuand unodespués
no sólodehaese maldito
sido dos por
aprobado, sinodos es vol-
promovi-
do doctor, ha cer las mismas preguntas hasta la m u e r te -
Pasa un anciano con las manos a la espalda.
Mire, ahí tiene un jubilado esperando a que la vida lo abandone; se-
guro que es un capitán que no llegó a com an da nte o un juez que n o
asce nd ió a Ahí
elegidos... m agistrado m uch
está paseando en os son
espera del los llamad os y pocos los
desayuno...
EL JUBILADO .—¡No, del periódico ¡De l periódico de la m añ an a
E L O F I C I A L . — Y sólo tiene cincuenta y cuatro años, puede pasar veinti-
cinco años esperando el periódico y las comidas... ¿No es atroz?
EL JUBILADO .—¿Hay algo que no sea atroz? Pues dígamelo, diga, diga,
¡diga
EL OFICIAL .—¡Que se lo diga el que lo sepa A hor a ten go que enseñar a
niños: ¡dos por dos son cuatro ¿Cuántas son ex ac ta m en te cuatro di-
vidido por dos?
Se lleva las manos a la cabeza desesperado.
Y Victoria a la que amaba tanto y a la que, por eso mismo, le desea-
ba toda la felicidad aquí en la tierra... Ah or a que es feliz, mu cho más
de lo que ella podía imaginar, yo sufro... ¡sufro, sufro
ELLA .—¿Tú crees que yo puedo ser feliz viéndote sufrir? ¿Cómo puedes
pensarlo? ¿Quizá alivie tu dolor saber que tengo que estar aquí presa
cuarenta días y cuarenta noches? Dime, ¿alivia eso tu dolor?
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EL OFICIAL .— ¡Sí y n o ¡Yo no puedo Eldisfrutar
8/12/2019
cuando tú sufres ¡O h
Sueño - August Strindberg
iluminadas.
A la derecha se ve una esquina del casino con las ventanas abiertas: den-
tro se ven parejas que bailan. Sobre un cajón vacío hay tres criadas, sos-
teniéndose por la cintura, mirando el baile. En la escalinata del edificio
hay un banco donde está sentada la Edith «la fea», triste, sin sombre-
ro, revuelta la abundante cabellera. Delante de ella, un piano abierto.
A
Dosla niños
izquierda, unacon
vestidos casaropa
de madera
de veranoamarilla.
juegan fuera a la pelota.
En segundo término un embarcadero con veleros blancos, mástiles con
banderas.— E n el estrecho, anclado, un barco de guerra con portas
para cañones.
Pero es un paisaje invernal, el suelo y los árboles sin hojas están cu-
biertos
Entran deLa nieve.
hija y El oficial.
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LA8/12/2019
HIJA .—¡Aq uí reinan la paz y la felicidad
El Sueño - de
August las vacacione s N ad ie tra-
Strindberg
baja, hay fiestas todos los días, la gente va endomingada; hay músi-
ca y baile ya por la mañana. A las criadas ¿Por qué no entráis a bai-
lar vosotras?
LA CRIADA .—¿N o s o tr a s ?
EL OFICIAL
.—¡Si son criadas
LA HIJA .— ¡Es verdad Pero ¿qué ha ce Ed ith ah í sentada en vez de ir a
bailar?
Edith se tapa la cara con las manos.
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8/12/2019 El Sueño - August Strindberg
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EL MAESTRO .—La dem ostración es to talm
8/12/2019 en- August
El Sueño te corre
Strindberg cta según las leyes de
EL MAESTRO .—Correctísimo
ces ¿cuántas son uno por según
tres? la prueba de la analogía. Pero enton-
EL OFICIAL.—¡Son tres
EL MAESTRO .—Por consiguiente ¡dos por tres también son tres
E L O F I C I A L pensativo.— No, eso no puede ser co rre cto ... n o puede ser... o
también... -se sienta, desesperado- ... no, ¡todav ía no estoy m aduro
EL MAESTRO
EL OFICIAL .—Entonces .—No, y aún te queda
¿cuánto bastante
tiempo tengopara
queestarlo...
quedarme aquí?
EL MAESTRO .—¿Cuánto tiempo... aquí? ¿Crees, pues, que el tiempo y el
espacio existen...? Supon que el tiempo existe, entonces podrás de-
cirme qué es el tiempo. ¿Qué es el tiempo?
EL OFICIAL .—¿El tiemp o?... -piensa-. N o se lo puedo explicar, ¡pero yo sé
lo que es Por tan to puedo saber cu án tas son dos por dos ¡aunq ue
n o sepa decirlo — ¿Puede usted decir lo que es el tiem po?
EL MAESTRO .—¡Claro que puedo
TODOS L O S N I Ñ O S . — ¡ Q u e lo diga
EL MAESTRO .—¿El tiem po? Vam os a ver... -de pie, inmóvil, apo-
yando un dedo en la nariz-- Mientras hablo corre el tiempo. Es decir
¡el tiempo es algo que corre mientras hablo
U N N I Ñ O se levanta.— Ahora está ha blan do usted, m ientras usted habla
yo me voy corriendo . ¡Luego yo soy el tiem po Sale corriendo.
EL MAESTRO .—¡Totalmente correcto según las leyes de la lógica
EL OFICIAL .—Entonces las leyes de la lógica están locas porque Nils, el
que salió corriendo, no puede ser el tiempo.
EL MAESTRO .—También completamente correcto según las leyes de la
lógica, aunque sea un despropósito.
EL OFICIAL .—En tal caso, ¡la lógica es un despropósito
E L M A E S T R O .— ¡ A sí parece Pero si la lógica es un despropósito, el mundo
está loco... y entonces ¡qué demonios hago yo aquí enseñándoles a
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ustedes locuras — S i hay alguien
8/12/2019 que
El Sueño - Augustinv ite a una cop a de aguar-
Strindberg
EL MAESTRO
l e nte .—Usted, por muy doctor que sea, no debe ser tan inso-
EL OFICIAL .—Oficial, por favor. Soy oficial y no entiendo por qué razón
estoy aquí entre escolares y encima sufriendo sus castigos...
E L M A E S T R O levanta el dedo.—¡Hay que madurar
E L J E F E D E L A C U A R E N T E N A entrando.— ¡Comienza la cuarentena
EL OFICIAL .—¡Ah, estás aquí ¿Puedes cree que ese m am arracho de ah í
me obliga a estar entre los alumnos de la escuela aunque soy doctor?
E L J E F E D E LA C U A R E N T E N A . — E n t o n c e s ¿por qué no te vas?
EL OFICIAL .—¡Qué fácil es decirlo — ¿Marcharm e? ¡N o es tan fácil
EL MAESTRO .—¡Eso digo yo — ¡In té n ta lo
E L O F I C I A L al J E F E D E L A C U A R E N T E N A . — ¡ S á l v a m e ¡Líbrame de su mira-
da
E L J E F E D E L A C U A R E N T E N A . — ¡ A n d a , ven y déjate de tonterías
¡Ven a bailar con nosotros... hay que divertirse antes de que se de-
clare la peste ¡Vam os a bailar
EL OFICIAL .—¿Va a partir el bergantín?
E L J E F E D E L A C U A R E N T E N A . — S í , an tes zarpará el be rga ntín ¡Y,
claro, habrá sus lagrimitas
EL OFICIAL .— Siempre lágrimas: ¡cua nd o llega y cua nd o se va ¡V ám o-
nos
Salen. El Maestro sigue su lección en silencio.
Las criadas que estaban asomadas a la ventana del baile se retiran tris-
tes hacia el embarcadero. Después E D I T H que ha estado inmóvil pe-
gada al piano, las sigue.
L A H I J A ai O F I C I A L . — ¿ E s que no hay ni una persona feliz en este paraíso?
EL OFICIAL .— ¡Sí, esos recién casado s ¡Escúchalos
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Entran los recién casados.
8/12/2019 El Sueño - August Strindberg
gracia. La felicidad
puede arder se consume
eternamente sino quea sesí apaga
mismay como la llama — del
esta premonición no
inevitable final aniquila la felicidad en su cénit.
LA ESPOSA .—Muramos, pues, los dos juntos ¡ahora mismo
EL ESPOSO .—¿Morir? ¡Sí, mi vid a ¡Porque me da m iedo la felicidad, esa
pérfida
Van hacia el mar.
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pa ñu elos hú m ed os de lágrimas El Sueñoy- August
8/12/2019 oigo sollozos y suspiros, pa rece
Strindberg
gente que llora... me pregunto si serán las pequeñas olas que chapo-
tean contra el casco del barco o los sollozos de las chicas de la ribera
las ab an do na da s... las desconsoladas Preg un té un a vez a
un niño por qué era el mar salado y el niño, que tenía a su padre en
un bar co por alta mar, me dijo que porque los m arineros lloran m u ch o
— ¿Y por qué lloran t an to los ma rineros? — Pues, me co nt es tó , por-
que siempre tie n en que marcharse de via je ¡Y por eso secan
siemp re los pa ñu elos en los m ástiles ¿Por qué lloran los ho m -
bres cuando están tristes?, le pregunté después — Porque a veces, me
contestó, hay que lavarse los ojos para ver con más claridad.
El
te; bergantín
las chicas ha qu eizado
hay las
en velas y sesealeja
la orilla deslizándose
despiden majestuosamen-
agitando los mismos pa-
ñuelos con que se secan las lágrimas. Ahora en el palo de señales se iza
la bandera del «sí», una bola roja sobre fondo blanco. Alice contesta
jubilosa agitando el pañuelo.
L A H I J A al O F I C I A L . — ¿ Q u é significa esa bandera?
EL OFICIAL
sangre roja .—Significa
que sale «Sí». ¡Es el «sí»
del corazón, del teniente
dibujado sobre elenlienzo
rojo, azul
comodel
la
c i el o
LA HIJA .—¿Y cómo es el «No»?
EL OFICIAL .—Es azul como la sangre impura que corre por las venas...
¿ves lo contenta que está Alice?
LA HIJA .—¡Y lo triste que está Ed ith ¡C ó m o llora
EL CIEGO .—¡Enco ntrarse y separarse — ¡Separarse y en con trars e —
¡Es la vida — ¡U n día m e en co nt ré co n su mad re ¡Y luego se fue
— M e quedó el h ijo ; ¡ahora se va
LA HIJA .—¡Seguro que volverá
EL CIEGO .—¿Quién me habla? Yo he oído antes esta voz, en sueños, en
mi juventud, cuando empezaban las vacaciones de verano, los días
de recién casado, cuando nació mi hijo: cada vez que la vida me son-
reía oía esa voz, como el susurro del viento del sur, como un acorde
de arpas de lo alto, tal como me imagino el coro de los ángeles en la
noche de Navidad...
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8/12/2019
El abogado entra, va hasta el El Sueño
ciego y -leAugust Strindberg
susurra algo al oído.
EL CIEGO .—¿Ah, sí? ¡Vaya
E L A B O G A D O . — P u e s ¡así es
Va hasta L A HIJA . Ya has visto casi todo , pero
aún no has probado lo peor.
LA HIJA .—¿Y eso qué puede ser?
EL ABOGADO .—¡Las rep eticion es ¡La reitera ción ¡Volver
atrás ¡Re pe tir una asignatura suspendida ¡Vu elve
LA HIJA . — ¿ A d o n d e ?
EL ABOGADO.—¡A tus deberes
L A HIJA . — Y e s o ¿ q u é e s ?
EL ABOGADO .—¡Todo lo que te horroriza To do lo que no quieres hacer,
pero estás es
aguantar... obligada
todo lo adesagradable,
hacer. Es renunciar,
repelente, sacrificarse,
doloroso.... privarse,
LA HIJA .—.Y ¿no hay deberes agradables?
EL ABOGADO .—Se vuelven agradables una vez cumplidos...
LA HIJA .—C uando ya no ex isten ¡D ebe r es, pues, lo desagra-
dable Entonces ¿qué es lo agradable?
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8/12/2019 El Sueño - August Strindberg
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EL ABOGADO .—¡Porque hoy aquí brilla
8/12/2019 el- August
El Sueño sol,Strindberg
porque aquí suena la mú-
sica y hay baile y juve ntu d ¡En to nc es siente n sus sufrimientos c o n
mayor intensidad
LA HIJA .—¡Tenemos que liberarlos
EL ABO GAD O .—¡Inténtalo ¡U n a vez vin o un libertador y lo crucificaron
LA HIJA .—¿Quiénes?
EL ABOGADO .—¡Todos los biempensantes
LA HIJA .—¿Y quiénes son esos biempensantes?
EL ABOGADO .—¿No sabes quiénes son los biempensantes? ¡No te preo-
cupes, los conocerás
LA HIJA .—¿Son los que te negaron el doctorado?
EL ABOGADO .—¡Sí
LA HIJA .—¡Entonces ya los conozco
12
C A R B O N E R O 1 O . — ¿Vamos a bañarnos?
CARBONERO .2 o .—Nos cogerá la policía. ¡No podemos bañarnos aquí
C A R B O N E R O 1 O . —¿Tampoco se puede coger fruta del árbol?
C A R B O N E R O 2 O . —¡No, te detendrá la policía
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C8/12/2019
ARBONERO 1 Pues yo n o puedo trab ajar co n este calo r; ah í se queda
El Sueño - August Strindberg
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LA HIJA.— Hasta el mar, el inmenso mar...
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C8/12/2019
ARBONERO 1
— ¿H as oído? «A brir elEl Sueño ap- etito...»
August Strindberg
C A R B O N E R O 2 O . — P a r a « p o d e r » c e n a r -
Entran los Niños: gritan horrorizados al ver a ios Trabajadores Negros.
C A R B O N E R O 1 O . — ¡ G r i t a n al vernos G ritan ...
C A R B O N E R O 2 O . — ¡ J o d e r Vamos a tener que sacar los patíbu-
los y operar este cuerpo podrido...
C A R B O N E R O 1 . — ¡Joder, digo yo tam bién ¡Joder
O
13
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8/12/2019 El Sueño - August Strindberg
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8/12/2019 no alas para volar El Sueño - August Strindberg
Si caminan polvorientos
¿es cu lpa de ellos
o Tuya?
HIJA .—.—Una
EL POETA
LA ¡Ca lla vez
Losoívien
algotosasí...
siguen can tand o.
en el cañón
en las de la chimenea,
portezuelas de la estufa de cerámica,
en la rendija de la ventana,
cuando la lluvia lloraba sobre los tejados?
¿O en noches de invierno
en un pinar nevado?
En el tempestuoso mar
¿oías tú los lamentos y quejas
en velas y jarcias?
Somos nosotros, los vientos,
los hijos del aire
los que al atravesar el pecho del hombre
aprendimos los gritos de su dolor...
E n h ospitales, cam pos de batalla,
y sobre todo en los cuartos de niños
donde los recién nacidos lloran,
gritan y gimen
po r el dolo r de existir.
Somos nosotros, los vientos,
los que silbamos y gemimos.
¡Ay, ay, qué desgracia ¡Pobres de nosotr os
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EL8/12/2019
POETA .—Me parece que yo antes una vez...
El Sueño - August Strindberg
llevándolos
Cunas al somos
verdes, descanso
nosotras, las olas,
húm edas somos y saladas,
nos parecemos a las llamas del fuego
somos llamas húmedas,
apagando lo que arde,
lavando, bañando,
creando, procreando.
Nosotras, nosotras, las olas
que llevamos los vientos al descanso
acunándolos.
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EL POETA .—¡Una vez escribí un poema
8/12/2019 El Sueñosobre eso
- August Strindberg
EL POETA .—Yjugamos...
plemente los hijos del hombre creen
¡inventamos que nosotros, los poetas, sim-
y fabulamos
LA HIJA .—Y eso está muy bien, amigo mío, porque de lo contrario el
m un do , a falta de estímulo, se quedaría desierto. Todo s se tum barían
a la bartola, a mirar el cielo; ¡nadie trabajaría con arado o pala,
hacha o pico
mundo.—Y
EL POETA eso arriba
de allá lo dices tú, la hija de Indra, cuya mitad pertenece al
LA HIJA .—Tienes razón en reprochármelo: he pasado demasiado tiempo
aquí abajo y me he bañado en barro tanto como tú... Mis pensa-
mientos ya no pueden volar: barro en las alas... tierra en los pies... y
yo... -levanta los brazos' me hundo, me hundo... ¡Ayúdame, padre,
D ios de los cielos -Silencio-. ¡Ya n o oig o sus respuestas El éte r no
traslada el sonido de sus labios a la car acola de m i oído se
h a roto el hilo de plata... ¡ Ay de m í, estoy atada a la tierra
EL POETA .—¿Piensas ascender... pronto?
LA HIJA .—Tan pronto como haya quemado la materia... ¡ya que el agua
de los oc éa no s no quiere pu rificarm e ¿Por qué m e lo preguntas?
EL POETA .—Porque... tengo una oración... una súplica...
LA HIJA .—Qué clase de súplica...
EL POETA .—¡Una súplica de la hu m anida d al Se ño r del mundo redacta-
da por un Soña dor
LA HIJA . — P a r a q u e l a p r e s e n t e . . .
EL POETA . — L a hi ja d e I nd ra. . .
LA HIJA .—¿Puedes recitar tu poema?
EL POETA . — ¡ S í , c l a r o
LA HIJA . — ¡ P u e s e m p i e z a
EL POETA .—¡Mejor, tú
LA HIJA .—¿Dónde lo leo?
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EL POETA .—¡En mis pensa m ientos ¡OEl Sueño
8/12/2019 aquí
- AugustLe da un rollo de papel.
Strindberg
las deliciasdedetodas
la delicia la maternidad,
las delicias?
¿Por qué despiertas a la vida,
por qué saludas a la luz
con un grito de maldad y dolor?
¿Por qué no sonríes a la vida,
hijo del hombre, cuando el don de la vida
debe ser la alegría misma?
¿Por qué nacemos como los animales
nosotros de estirpe divina y humana?
¡El espíritu exige otra vestimenta
que esta de sangre y suciedad
¿Debe cambiar los dientes la imagen de Dios?...»
Al poeta:
— ¡C a lla ... presuntuoso ¡La obra no puede criticar al m aestro
¡Aún no ha descubierto nadie el enigma de la vida
Sigue recitando.
«Y entonces comienza el largo peregrinar
sobre espinas, cardos, piedras;
si alguna vez encuentras un camino de rosas
te dicen inmediatamente que está prohibido;
si coges una flor, ¡zas
enseguida te dicen que pertenece a otro;
si te cierra el camino un campo sembrado
y tienes que seguir tu m arch a,
y pisas entonces el sembrado de otro,
pronto habrá alguien que pisotee el tuyo
¡para que así no haya difere ncia
Cada placer que disfrutas
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8/12/2019 provoca pena en todos los Eldemás,
Sueño - August Strindberg
A i poeta:
—¿Así piensas, hijo del barro, acercarte al Altísimo?
EL POETA .—¿Cómo va a encontrar, el hijo del barro, palabras tan lumi-
nosas, puras y ligeras, que puedan ascender desde la tierra...? Hija de
los dioses, ¿quieres traducir nuestra queja al idioma que mejor en-
LA tiendan
HIJA . — ¡ Slos
í , l oInmortales?
haré
E L P O E T A señalando la boya.— ¿Q ué es eso que flota allí? ¿Un a boya?
LA HIJA . — ¡ S í
EL POETA .—¡Parece un pulmón con una laringe
LA HIJA .—Es el vigilante del mar: cuando hay un peligro inminente,
E L Pcanta.
O E T A . — A m í m e parece qu e el mar está subiend o y las olas arre-
cian...
LA HIJA .—¡N o pienso yo otra cosa
EL POETA .—¡Horror ¿Qu é veo allí? — ¡U n barc o... ju n to a los arreci-
fes
LA HIJA .—¿Qué barco puede ser?
EL POETA .—Creo que es el barco Fantasma.
LA HIJA .—¿Qué barco es ese?
EL POETA . — E l d e l H o l a n d é s e r r a n t e .
LA HIJA .—¿Ése? ¿Por qué se le cas tiga c o n tan ta dureza y por qué no de-
sembarca?
EL POETA .—¡Porque tuvo siete esposas infieles
LA HIJA . — ¿ P o r e s o h a y q u e c a s t i g a r l o ?
EL POETA .—¡ S í Tod os los bienp ensan tes lo co nd en aron ...
LA HIJA .— ¡Extrañ o m und o ¿C óm o puede ser liberado de esa
condena?
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8/12/2019 El Sueño - August Strindberg
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EL POETA .— ¡Ahora gritan porque va nEl Sueño
8/12/2019 a m- August
orirStrindberg
¡G ritan cuan do na ce n y
gritan cuando mueren
Las olas siguen subiendo y amenazan ahogarlos en la gruta.
LA HIJA .—Si estuviera segura de que es un barco...
EL POETA .—En verdad... no creo que sea un barco... es una casa de dos
pisos, rodeada
llega hasta debes
las nu árboles... y la torretorre
... Es la moderna del de
teléfono... unaentorre
Bab el que vía mque
en-
sajes ha cia lo alto — para com un icar a las Altura s...
LA HIJA .—El pensamiento humano no necesita hilos de metal para tras-
ladarse la voz del piadoso atraviesa los m un do s... D ecid i-
damente no es la torre de Babel, porque si quieres asaltar el cielo
¡hazlo .—No,
EL POETA con tusnoplegarias
es una casa... ni una torre de teléfonos... ¿no lo ves?
LA HIJA .—¿Qué ves tú?
EL POETA .—Veo un campo cubierto de nieve, un campo de maniobras
el sol invernal brilla detrás de la iglesia que hay en una colina
y la torre pr oy ecta su larga somb ra sobre la niev e U n pe lotó n
de soldados viene desfilando por la llanura; marchan sobre la torre,
llegan a la aguja y ahora están pisando la cruz y yo me imagino que el
primero que pise el gallo morirá... se están acercando... el cabo que va
en cabeza... Oh, una nube cruza el cielo, tapa el sol... y todo se desva-
nec e... ¡el agua de la nube apagó el fuego del sol — La luz del sol creó
la oscura imag en de la torre y la oscuridad de las nubes aniquiló la os-
cura imagen de la torre
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LA HIJA .
8/12/2019 — ¡O los sueñ os El Sueño - August Strindberg
EL PO ET A .—¡Olapoesía
Entran E L R E C T O R D E L A U N I V E R S I D A D y L O S D E C A N O S .DE LA S F A C U L -
T A D E S DE T E O L O G Í A , F IL O S O F Í A , M E D I C I N A Y D E R E C H O .
E L R E C T O R DE LA U N I V E R S I D A D . — L o que
nos trae aquí es el asunto de la
puerta, claro. ¿Qué opina el decano de la facultad de Teología?
D E C A N O D E T E O L O G Í A . — Y o no opino, yo creo... Credo...
D E C A N O DE F I L O S O F Í A . — Y o considero...
D E C A N O DE ME D IC IN A .— Yo sé ...
D E C A N O DE D E R E C H O . — Y o , mientras no tenga pruebas y testigos, dudo.
E L. R E C T O R , aparte.—¡Ahora éstos van a volve r a pelearse En
primer lugar ¿qué piensa el teólogo?
D E C A N O D E T E O L O G Í A . — Y o creo que esta puerta no debe abrirse ya que
oculta verdades peligrosas...
D E C A N O DE F I L O S O F Í A . — L a verdad nunca es peligrosa.
D E C A N O DE M E D I C I N A . — ¿ Q u é es la Verdad?
D E C A N O D E D E R E C H O . — L O que se puede probar con dos testigos.
D E C A N O DE T E O L O G Í A . — ¡ C o n dos falsos-testigos, un abogado sin escrú-
pulos puede probar— todo
D E C A N O D E F I L O S O F Í A . — L a verdad es sabidu ría y la sabiduría es la e sen-
ci a m ism a de la filosofía... La filosofía es la cien cia de las cien cias, el
saber del saber, ¡y todas las demás ciencias son servidoras de la filo-
sofía
D E C A N O D E M E D I C I N A . — L a única ciencia son las ciencias naturales. ¡La
filoso fía no es cie nc ia ¡Son puras elucu bracion es vacías
D E C A N O DE T E O L O G Í A . — ¡ B r a v o
aldeTeobgía.— ¿Tú dices Bravo? ¡No sabes lo que
D E C A N O D E F I L O S O F Í A
dices ¡Tú , el enem igo jurado de toda cie nc ia T ú, la antino m ia del
saber, tú no eres más que ignorancia y tinieblas...
D E C A N O DE ME D IC IN A .—¡Bravo
D E C A N O D E T E O L O G Í A
ai de M edicina.— ¿Tú .dices Bravo? Tú , que n o ves
m ás allá de tus na rice s y eso co n lupa ¡T ú , que sólo crees en tus
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LA HIJA .—¡Pobre juventud
8/12/2019 El Sueño - August Strindberg
D E C A N O D E D E R E C H O . — ¡ C o m p a d e c e a
la juventud, eso es acusarnos a
noso tros R ec to r M agnífico ¡tom e medidas legales con tra ella
LA HIJA .— ¡Sí, os acuso a todos, a todos en general, de sembrar la duda y
la discordia en la mente de los jóvenes
D ECANO D E D ERECHO . — ¡ E s c u c h e n bien,
es ella la que siembra entre los
jóvenes dudas sobre nuestra autoridad y luego ¡nos acusa a nosotros
de sembrar la duda Yo preg un to a los bien pe nsa nte s, a todo s los
bienpensantes, ¿no es esto una acción criminal?
TODOS LOS BIENPENSANTES .—¡Es una acción criminal
D ECANO D E D ERECHO . — ¡ L a s personas bienpensantes te han condena-
LA HIJA .—¿Qué
EL POETA quería decir
.—Seguramente aquélEscon
nada. lo dellamamos
lo que «mis ganancias» ?
hablar por no ca-
llar. Vacuidad.
LA HIJA .— ¡Pues a m í me ofendió profundam ente
EL POETA . — ¡Para eso lo dijo ¡A sí son los hom bres
• •
TODOS LOS BIENPENSANTES . — ¡ V i v a ¡Han abierto la puerta
EL RECTOR .—¿Qué se ocultaba detrás de la puerta?
EL CRISTALERO . — Y o no veo nada.
EL RECTOR.— E l no ve nada, claro, ¡no me extraña — •— ¡Decanos
¿Qué se ocultaba detrás de la puerta?
D E C A N O D E T E O L O G Í A . — ¡ N a d a Esa es la solución al enigma del
m un do En el princ ipio D ios cre ó el cie lo y la tierra-de
la nada.
DECANO DE FILOSOFÍA . — D e la nada sale la nada.
D ECANO D E MED ICINA . — ¡ F i l f a ¡Es.la nada
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D E CAN O D E D E R E CHO . — ¡ Y o dudo
8/12/2019 ... ElAquí se Strindberg
Sueño - August ha producido una estafa.
¡Les pido a todos los bienpensantes..'. .
LA HIJA ai P O E T A . — ¿ Y quiénes son esos bienpensantes?
EL POETÁ .—Buena pregunta, que la conteste quien lo sepa. General-
mente todos los bienpensantes son ,una sola persona. Hoy somos yo
y los míos,
bien, somosmnosotros
añ an a túlos
y los
quetuyos. Es com oel un
nos damos títu lo qu e se da o, m ás
nombre.
TODOS LOS BIENPENSANTES . — ¡ N o s han engañado
EL RECTOR.—¿Q uién los h a en ga ña do ?
TODOS LOS BIENPENSANTES . — L a hija
de Indra.
EL RECTOR .—¿Tiene la hija de Indra la amabilidad de explicarnos qué
LA pretendía conamlaigos
HIJA . — ¡No, apertura
m íos de
¡Si esta puerta?no me ibais a cre er
lo dijese,
D E CAN O D E M E D ICIN A . — ¡ A h í no hay nada
LA HIJA .—¡Tú lo has dich o ¡Pero n o lo has enten did o
D E CAN O D E M E D ICIN A . — ¡ L o que dice son tonterías
T O D O S . — ¡Filfa
LA HIJA al P O E T A . — ¡ Q u e pena me dan los hombres
EL POETA .—¿Lo dices en serio?
LA HIJA .—¡Siempre hablo en serio
EL POETA .—¿También te dan pena los bienpensantes?
L A HIJA . — T a l v e z l o s q u e m á s .
EL POETA .—¿Y los decanos de las cuatro facultades?
LA HIJA .—También, y ellos en particular. Cuatro cabezas, cuatro senti-
dos, en un solo cuerpo. ¿Quién ha creado ese monstruo?
TODOS.—¡No contesta
EL RECTOR .—Entonces ¡pegadle
LA HIJA . — ¡ H e c o n t e s t a d o
EL RECTOR .—¿Habéis oído? ¡Ha contestado
TODOS .—¡Pegadle ¡Ha con testado
L A H I J A . — D a igual, con teste o n o con teste, ¡pegadle A POETA
V en , Visiona rio, ven conm igo — lejos de aquí — te revelaré el enig-
ma — pero en el desierto, allí donde no nos oiga nadie, donde no
nos vea nad ie. Porque -
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8/12/2019 El Sueño - August Strindberg
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LA HIJA . — ¿ C ó m o e s e s o ?
8/12/2019 El Sueño - August Strindberg
repudió...
necesidad...Tenía
Este un amigo
amigo se que me apoyócomo
comportaba en los
un duros
tirano tiempos de
con aque-
llos de los que yo ha bla ba b ien y apreciaba. ¡A sí es que tuve qu e re-
chazar a mi amigo y be ne fac tor para salvar mi alma A p artir de e n-
tonces ya no he tenido paz: la gente me llama infame y canalla y
no me sirve de nada que la co nc ien cia me diga «Has he ch o bie n» ,
porque
vida un m om en to después me dice «Has h ec h o ma l» ¡A sí es la
LA HIJA .—¡Ven conmigo al Desierto
EL ABOGADO . — ¡ T u h i j o
L A H I J A refiriéndose a todos los presentes.—¡He aqu í a mis hijo s D e un o
en uno son buenos, pero cuando se juntan comienzan a pelearse y
se conv ierten en dem onios ¡Adiós
15
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pensamiento aéreo y luminoso, preso
8/12/2019
en esos laberintos de grasa. Tú
El Sueño - August Strindberg
has visto u n cere bro ¿verdad? ., qué circun vo lucion es... qué send eros
tan tortuosos...
EL POETA .—Sí, ¡por eso los bienpensantes piensan siempre torcido
LA HIJA .—Qué malvado, siempre igual de malo, pero ¡así sois todos
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8/12/2019 El Sueño - August Strindberg
entra furioso.— Dios me ha
E L T E Ó L O G O desautorizado, los hom bres me
persiguen, el gob ierno m e ha aban don ado y m is colegas se burlan de
m í. ¿Có m o voy a creer cuand o no cree nadie? ¿Cóm o voy
a defender a un Dios que no defiende a los suyos? ¡Filfa Arroja un
libro al fuego y sale.
sacando el libro del fuego.— ¿Sabes lo que es? — U n Martirolo-
E L P O E T A
gio, un calendario con un mártir para cada día del año.
LA HIJA :—¿Un mártir?
EL POETA .—Sí, uno que se deja torturar y matar por su fe. ¡Ya me dirás
por qué
LA HIJA .—¿Crees que todos los que son torturados sufren y todos a los
que m atan sienten dolor? El sufrimiento es red en ción y la muerte, li-
beración.
K R I S T I N entra con unas tiras de papel engomado.— Yo pego y pego y sigo
pegando hasta que no quede nada por pegar...
EL POETA .—Y si se abriera el cielo tratarías de pegar la grieta...
KRISTIN .—¿No hay ventanas interiores en el castillo?
vuelas
a vecescon tus alas hasta
desciendes sobre la
el tierra
mundo
para rozarla no para quedar atrapado en ella
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8/12/2019
esto es, pues, ser hom bre —
El Sueño - August Strindberg
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8/12/2019 [Prólogo deEl Sueño
1 9- August
6 ]Strindberg
ten
¿Cómo cuidado,
has idote aestás
pararhundiendo...
ahí?
LA HIJA .—Seguí la estela del relámpago en el alto Eter
y me dejé llevar por una n u b e -
Pero la nube descendió y ahora sigue su descenso...
Dime, excelso padre, Indra, ¿a qué regiones
he venido a parar? ¿Por qué es tan difícil respirar
en esta atmósfera sofocante?
LA voz.—Has dejado el segundo mundo y has entrado en el tercero.
Te has alejado de Cukra, la estrella de la mañana,
y te. vas acercando a la atmósfera de la Tierra.
Toma como referencia la séptima morada del Sol, se llama Libra,
allí está la estrella del día en el equinocio de otoño
cuand o el día y la n o ch e pesan lo m ismo...
LA HIJA .—H as me nc ion ad o la Tierra, ¿es ese mundo
oscuro y pesado iluminado por la luna?
LA v oz.— Es la más densa y pesada
de las esferas que vagan por el espacio.
LA HIJA .—Dime, ¿allí nunca luce el sol?
LA voz.—Claro que luce, pero no siempre...
LA HIJA .—Se está abriendo la nube
y ahora veo ha sta allá a bajo ...
LA voz.—¿Qué ves, hija mía?
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LA HIJA .—Veo... que todo es hermoso...
8/12/2019 El Sueñoverdes bosques,
- August Strindberg
en
unaelmodificación
inicio de los en
tiempos; peroquizá
la órbita; algo otra
pasó,cosa,
una revuelta, seguida de crímenes, que tuvo que ser aplastada...
LA HIJA .—Y oigo sonidos que vienen de allá abajo...
¿Qué clase de seres viven allá?
LA voz.—Baja y verás... no quiero
calumniar
pero lo quea oyes
los hijos
desdedel Creador,
aquí es su idioma.
LA. HIJA .—Suena como... no suena muy alegre.
LA V O Z .—¡Así es Su idioma
se llam a Qu eja . ¡Sí, sí Los que hab itan la Tierr a son
unas gen tes insatisfec has y desagradecidas...
LA H IJA
.— y¡Nestrue
disparos o digas
nd eso
o, veAo ho
el ra oigo gritos
resplandor de de júb ilo, os,
relámpag
doblan las campanas, se encienden fuegos
y miles y miles de voces cantan su alabanza y agradecimiento al
cielo...
Los juzgas con demasiada dureza, oh padre...
LA V O Z .—D esciende, observa y escuch a.
Ya me dirás cuando regreses si sus quejas y llantos
están justificados...
LA HIJA .—Lo haré, padre, pero ¡ven conmigo
LA voz.—No, yo no puedo respirar allá abajo.
LA HIJA .—La nube se hunde, hace un calor sofocante, me ahogo...
No es aire lo que respiro, sino humo y agua...
Es tan pesado, me arrastra hacia abajo, hacia abajo
y ahora noto claramente su bamboleo,
el tercer mundo no es, pues, el mejor...
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LA VOZ .—Desde luego no es el mejor, Elpero
8/12/2019 tampoco
Sueño - August Strindberg el peor.
Se llama Polvo, gira como todos los otros
y por esos sus gen tes a veces andan mareadas
en ese territorio impreciso entre locura y desvarío —.
Ten valor, hija mía, es sólo una prueba.
L A HIJA de rodillas, cuando la nube se hunde.—¡Me hundo
20 05 © De la trad ucció n al ca ste llan o
Francisco J. Uriz
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