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¢Cémo aprendemos y como ensefiamos la narraciOn oral? Propuestas, testimonios y reflexiones acerca de la técnica de contar cuentos Graciela Pellizzari (comp) Carmen Bartolo José Campanari Nora Fonollosa laura Kuperman de Dubcovksy Juan Moreno Beatriz Ortiz Martha Sangiacomo Elena Santa Cruz Alicia Zaina Cartref Antes del “Habia una vez. Acerca dela diddctica de la narracién oral GRACIELA PELLIZZARI *Contrariamente a los bienes de consumo, el lenguaje jamds se agota, reereéndose continuamente; porlo tanto, compite con ventaja con cualquier producto manufactursdo, Es tambien un bien solidario: lo comparte toda una comunidad, Por un espontdneo sistema de trueque” (Bornexons, 1, 2005). El epigrafe dle este capitulo resume en las palabras de la conocida Doctora en Lingiiistica la intencidn de valorar la pala~ bra oral en un “espontdneo sistema de trueque” como lo es la narracién oral, En las décadas del sesenta, setenta y ochenta denominé- bamos a esta actividad —sencillamente— “contar cuentos” 0 “narrar cuentos”. Mas cerca en el tiempo se la fue identificando como narracién oral y es como la conocemos aciualmente no s6lo en nuestro pais, sino que asi se la denomina internacional mente, Es probable que este cambio nominativo se deba qui- zs a que en estos tiempos hay que dejar constancia de que esta actividad es posible sin ninguna imagen de apoyatura —dado el desarrollo de las miiltiples posibilidades de ‘mostrar’ lo que se va contando, con todo tipo de soporte tecnolégico— La primera especialista de nuestro pais en dedicarse a dejar sentadas las pautas de una Didactica de la Narraci6n fue la doc- tora Dora Pastoriza de Etchebarne (1917-2000), quien en el libro 8 Elarte de narcar Un oficio olvidaita (1972) reunié toda su expet como narradora “para rescatar del olvido, la vieja cost de contar cuentos alos nifios’ y lo presenté fundamentand teoria y la practica de “este acto minimo de confraternidad es la narracién” Los narradores que se estén formando en la actualid que no la conocieron deberian tomar en cuenta estos datos: aquellos afios, paises como Francia, Inglaterra, Alemania, Its y Estados Unidos tenian libros sobre esta “vasa e inexplon rama de la Literatura Infantil”, En nuestro pafs el primer sobre esta actividad fue dado por esta pionera, con este citado, que a su salida fue destacado con la faja de honor de SADE (Sociedad Argentina de Escritores) Y, este libro, fue el pilar para el estudio de miles de doce que se formaron en las décadas anteriores, Ala salida de su libro sobre Narracién, compartimos) expectativa de poder poner en palabras, lo que tantas vw nos seilalaba en sus clases. Es por ello que hoy podemos testimonio de sus ensefianzas —orales y escritas~ atravi por nuestra propia experiencia, porque “hemos sentido de emocién el corazén ante el impacto del ‘Habia una ve podemos dar fe de este acto minimo, con todo lo que tiene: esencial y profundo” (Etchebarne, D., 1972: 5). 36mo entendia Dora el acto de narrar? En principio, cualquier persona puede llegar a ser excelente narrador. Pero, si tal como nosotros lo entendeaty acto de na es un acto de servic olvido de si mismo” ( Pecheburiey D., 1972: 31), Este parrafo seleccionado de aquel libro Elartede Un oficio olvidado pertenece al Capitulo III “Didactica de Narracién”; estas paginas nos parecen muy significativas p vigencia actual y vamos a desglosarlas de acuerdo con nues propia experiencia: “es un acto de servicio”: para ampliar este postu- lado es nevesario que tengamos presente el ‘dar sin nece- sidad de recibir’; es decir, el mayor acto de amor posible con yocacién de servicio. Absolutamente desinteresado, sin biisqueda de ningtin fin, El narrador centrado sol mente en brindar goce al que escucha, después de haber leido muchos cuentos, seleccionado varios, recreado su lengua para transmitirlo, haber pensado y practicado los gestos y los ademanes; es decir el haber ‘invertida’ mucho de su tiempo previo a la narracién sélo para dar lo mejor de sf, sin esperar nada, Teniendo en cuenta que hoy, el ‘tiempo’ eso mas caro de conseguir, porque no lo dispone un narrador y alli es donde lo convierte en ‘serv cio’ al otro, al que escucha nuestro cuento. Quien quiera dedicarse a esta actividad tiene que estar dispuesto a todo esto y mucho mis, como veremos mas adelante. Las cuatro condiciones necesarias para que este “acto de servicio” —una narracién oral— se leve a cabo, segtin nos enst Dora, son: amor al préjimo; claro es que sin esa capacidad de dar ‘Amor —trabajada con los afios de dedicacién a la tarea incondicional— no podemos hacer un “acio de servicio”. Recordemos que etimolégicamente el “prdjimo” es el “proximo”, es el que esta cerca nuestro, el que nos necesita; por eso, algunos narradores lo han podido realizar en condi- ciones extremas frente a enfermos terminales o con posi nes diferentes a lo habitual, para acercarse al que escuchaba boca abajo (en una cama especial de una sala de Cuidados Intensivos) por ejemplo. O en condiciones ambientales de extrema necesided de amor y afecto (carceles, orfanatorios, terapias intensivas, en instivtuciones de nifios de capacidad especial, geridtricos y otros tantos lugare «don de simpatia: cudnto nos ha ayudado la practica de la narracidn de cuentos, para limar nuestras aspere- zas personales, nuestras particulares caracterfsticas que nos hacfan antipaticos a los ojos de otros. Si bien, esta es una condicién “natural” de algunas personas, muchos la hemos aprendido y desarrollado poniendo en “acto de servicio” y el “amor al projime” en primer lugar, para entre- garnos con nuestras mejores posibilidades y con... total olvido de si mismo: ¢E:s esto posible en estos tiempos en que tan singularizados estamos? ¢Puede uno olvidarse de lo que es como persona, de lo que la constituye, con lo que se identifica? La respuesta es Si. Mas alld de cuestiones filosdficas del ser 0 no ser, lo que se quiere expresar en esta tercera condicidn, es que podemos “despersonalizar nos” en el momento de la narracidn oral. La cuestién es: abandonar las caracterfsticas personales para entregarse al cuento en el momento en que lo estamos transmitiendo, Por ejemplo, una caracteristica de los jévenes es tocarse el cabello; debo abandonar esta actitud en funcién de la construccién de los personajes que debo hacer en el cuento narrado (un rey, princesas, hadas, monstruos, animales, eteétera,); este habito conspiraria contra la forma de accio- nar de cualquiera de los personajes que pueden presen- tarse en el cuento para que los espectadores lo imaginen. Pero ademis de cualquiera de estas actitudes —ficilmente, corregibles'— el “olvido de s{ mismo” implica que debo prestarle mi voz, mis gestos, mis ademanes, mi despliegue actitudinal al texto; como si fuera un ‘canal’ por donde pasan la accion de los personajes, sin que sean —exclusivamente— mios. $i debo hacer un personaje grasero, violento 0 miedoso ¥ no son las caracte- Histicas propias de mi temperamento, me ‘olvido' de lo que soy como personalidad y narro el cuento tal como lo he recreado, respetando el argumento y la trama, mds alla de si tengo 0 no esa caracteristica de la ‘personalidad’ de ese personaje. “Puede suceder que un narrador sea timido y aunque conozca perfectamente e] cuento, la narracidn le signifique una dura prueba” (Ftchebarne, D, 1972:33). Y entonces, nos acon- sejaba: “Por el contrario, en cuanto somos capaces de prescin- dir de nosotros mismos y de entregarnos a vivenciar el cuento Is para goce de los demis, toda inhibicién desaparece y podemos realizar el juego”. Y, en esta iiltima palabra juego estaria una de las claves, para comprender el proceso de construccién de un narrador, de eso se trata de “entrar en el juego”, como lo hace un nifio que deja de serlo para ‘jugar a ser’... otro personaje de su agrado, Como siempre, debemos aprender de los nifios con esa “frescura que tienen desde su primera aproximacién al len- guaje la que hace de ellos verdaderos maestros del habl En la medida que cada narrador en formacién haga sus practicas frente a diferentes ptiblicos, va a ir descubriendo aspectos de este “total olvido de si mismo” como parte de su enriquecimiento personal e individual, mésallé de la teorfa que pueda ofrecérsele, que siempre sera poca y pobre en compara- cién con lo que aporta como ensefianza a uno mismo, la propia experiencia. + la actitud de humildad del narrador. con esta tiltima con- dicién quiso decirnos: “estas condiciones establecen una seereta corriente afectiva con los oyentes y determinan en tiltimo término la riqueza expresiva del relato, ya que el narrador olviddndose de su Iucimiento personal, se enirega a dar vida a sus personajes para que aquéllos los gocen”, En la actualidad hay muchos dmbitos en los que se puede hacer valer la “feria de vanidades” contrarias a la humildad que nos proponia, zpara qué “usar” el cuenta como medio de lucimiento personal? clave de la serenidad “Aparte de estas condiciones naturales —que dicho sea de paso la narracién ayuda a cultivar— existen otras en apariencia pueriles, que gravitan en el éxito de la narracién” (Etchebarne, D, 1972:32). Dora las consigns, a: La sencillez en la vestimenta: cualquier ocasién de presentar- nos frente a.un paiblico requiere un chequeo previo de eémo nos vamos a mostrar esteticamente y sobre todo silo hacemos frente io aun piblico infantil, En este aspecto no pretendia estableter ppautas propias de vestimenta, ni de estar en contra de Jas modas; pero nos lo sefalaba como un atentado ala narracién que des: pliega gestos y ademanes, y lo pudimos comprobar; por ejem- plo: la moda de llamativos y livianos aros largos, Son hermosos aro aributo de vestimentas en ocasiones que no som los de fa coin oral, Una experiencia frente a nifos peque'ios, en Ie {que habia descuidado este detalle: narré “El auto de Anastasio” se Graciela Montes. En el transcurso del relate los nitios esti ‘ban més atentos al tintineo plateado y vistoso que lucia en mis orejas que los gestos ce los animales. Una nena me dijo al final: “he me gust el elefante con esos Aros ..y tenia razon! Enon ces la “senciller en la vestimente” que se interprete como aquel Tle, atributo 6 color que no sea acorde con el desarrollo del aera aprendido, Desputsde todo, los narradores somos audio. vaualesen el acto de narrar. También nos recomendaba poner dttencidn en el recogimiento de los cabellos largos, para no stat pencientes de retirarlos de la mirada y del rostro a los efectos Pe “usar el ademén sélo en funcidn del cuento”. Buena memoria: et narrador debe poseerla naturalmente trabajarla —es posible— por propio interés; hay gjercicios mne- wrotcenicos que pueden practicarse “para poder recordar la Tinea argumental de todos los cuentos de un amplio repertor rio, como también estrbillos canciones que deben repcthst ce memoria, Esto no significa, entiéndase bien, que deba saber Tos cuentos de memoria. Todo lo contrario: entendemos que el tee enddon es, en cierto modo, un creador. En consecuencia, le até permitido re-crear el cuento, segtin él lo veay lo tent, pero dlaro estd, sin tergiversar el argumento’ Vox flevible, Uena de matices: es otra condicion de las deno- minadas naturales; se tiene una buena y agradable voz para ser mmuchado 0 no se la tiene, pero no “descalifiea” a nadie que {quiera intentar narrar cuentos; pero debe ponerse mucha aten- virran el manejo de los matices y no slo en el timbre. Ademis son muy importantes como para prestar atenci6n ala modula jriy la digcién ya que contribuyen a la claridad del relato, 20 y por consiguiente, a su comprensidn y goce”. Nos dejaba esta salvedad: “Reconocemos que hay excelentes narradores que estén muy lejos de cumplir con este requisito, pero sobre excep- ciones no se legisla”. Saber bien el cuento: “Esta es una condicidn sin discusién, porque es la ‘clave de la serenidad’: condicién importante no solo para narrar mejor, sino para sortear las distintas situaciones que pueden producirse: interrupeidn de los nifios, interrupcién por la entrada ruidosa de alguna persona, por una ventana que se golpea, eicétera.” Es recomendable acercarse a un profesional de la narra- cidn oral para que guie la puesta en préctica de las condiciones detalladas. Cuando un Maestro —con maytisculas— ensefia, no lo hace por la cantidad de contenidos que transmite, sino que lo hace en forma ‘holistica’ cubriendo muchos de los aspectos que debemos trabajar en nosotros mismos. ;Si, narrar cuentos nos hace mejores personas al servicio de los demas. ijercicios para la preparacién del narrador En el mismo libro citado, Dora nos detall6 cuatro que ella hacia practicara susalumnos, comentando que: “Asi como se prac- tican ejercicios en las clases de preparacidn del actor —tanto el actor como el narrador se dirigen a un piiblico—asi también resol- vimos aplicar algunos de esos eercicios al curso de narraci Los comentaremos desde nuestra experiencia y mos otros, que nos han dado resultados en la preparacién de narradores. Primer ejercicio: de la palabra a la imagen Se prepara el ambiente para que los futuros narradores pue dan relajarse con comodidad (puede escucharse miisica) y se les pide que cierren los ojos para imaginar a partir de palabras que serdin ‘disparadoras’ de imsgenes interiores o de vivencias con alguna accién incluida, El coordinador del Taller dice en forma pausada cada pala- bra, dejando unos segundos de silencio entre una y otra; por gemplo: “piedra, campana, limén, jazmines, arena, alas, escalera, cteétera” (Etchebarne, D., 1972:34). La cantidad de palabras depende de las necesidades de cada grupo en cuestién y actian como rompe-hielos para personas que no estdn habituadas a conectarse con las imdgenes de su mundo interior. ‘A continuacién se solicita a cada participante que refiera en forma oral cada imagen sugerida por las palabras dichas. El coordinador atento pediré detalles de sensaciones, de ubicacién y de ampliacion de lo imaginado como una escena. Efectos: luidez en la expresisn frente a otras personas, con- tacto con sus propias imagenes y formas de transmitirlas a otros interlocutores Segundo ejercicio: de la frase al relato El coordinador tendré preparadas unas tarjetas con antici- pacién, las cuales repartird en el momento del encuentro cada participante, con la consigna de que al término de unos minutos de introspeccidn tendra que improvisar un breve relato en el que la ‘frase’ que le tocé en suerte esté incluida y que los demas deberemos adivinar cual fue. Las frases recomendadas son: “Me quedé mirdndolo, sin saber qué decir..."; “Cuando soné el telefono, yo...."; Qué fasti- dio! Después de tanto...” (u otras frases por el estilo: sugerentes). Efectos: en este ejercicio, ya hay que armar una situacién, breve pero que requiere ubicacién (tiempo y espacio) ¢ impro- visar no s6lo una descripeién, sino un didlogo entre posibles personajes. “Es un verdadero juego durante el cual el narra- dor ademas de afianzar su lengua oral aprende a controlar y dirigir sus emociones mientras ejercita su imaginacidn”, nos explicaba Dora. Tercer ejercicio: el juego del ‘oficio mudo’ Este ejercicio se puede realizar de dos maneras: dejando que los alunos elijan el ‘oficio’ que quieran —tal como se hace en el juego tradicional, a bien, el coordinador del Taller tiene prepara das unas tarjetas en donde se le indica qué debe representa. Por ejemplo: plomero, conductora de colectivos, etcétera, Con unos minutos de preparacidn estardn preparados para hacer el juego v Jos dems, para adivinarlo, sin mediar ninguna palabra Efectos: este ejercita el manejo del gesto (cualidades de la expresin del rostro) y del ademdn (gesticulacién de todo el cuerpo). A la vez, se tiene la preparacién para el siguiente. Cuarto ejercicio: dramatizacién de una escena Este, en especial, esta indicado para los asistentes que refie- ren mayor grado de inhibicién y que se ‘resisten’ a sentarse en una silla —solos— frente a otros, para contar algo, porque puede realizarse en forma individual o de a dos o més personas, seguin convenga a Ia consigna, Se tienen preparadas por es (uaciones como las siguientes: Si usted va caminando por la calle, y en ese momento en que se dispone a bajar las escaleras del subterrdneo, descubre que olvid6 su cartera, zqué harta? - Stusted va caminando por el campo —en éboca de vacaciones de pronto empieza a llover squéharia? “Los ejercicios pueden repetirse todas las veces que se quiera, o intercalarlos durante la prictica de la narracién, a manera de permanente refuerzo” (Etchebarne, D., 1972:36). Estos ejercicios, de gran validez, incluso pueden ser retoma: dos para preparar algiin fragmento de un cuento que presentara dificultades al grupo para resolverlo en narracidn oral El del ‘oficio mudo’ se puede practicar en grupo también, haciéndoles, por ejemplo, elegir a cada uno un personaje animal de un imaginario zooldgico, o de una granja, para practicar las onomatopeyas de diferentes animales, para luego Tlevarlas al cuento seleccionado que las requiera. (Otro ejercicio, recomendado por la narradora patagdnica Blanca Negri y que favorece a quienes expresan dificultad para maginar’ o no se dan cuenta de como armar una escena desde sus propias imagenes, es el siguiente: EV/La coordinador/a del Taller se sienta en una sila, frente al grupo y narra una breve escena entre dos personajes, sin nin- guna ubicacién, por ejemplo: - didlogo entre un papel y una lapicera dialogo entre una mosca y una hormiga - didlogo entre una cuchara y un tenedor ‘Al término, cada alumno tendré que dibujar en ana hoja repartida a tal propésito, toda una escena sungida de la imag nacién individual. Asi se pone en evidencia todo lo que ‘desatan las palabras’ en la imaginacién de cada oyente, sin ninguna ime: agen que se les muestre. Solo la palabra hablada y su potencia creadora. Ultimas recomendaciones: usted puede ser un narrador de cuentos, no se necesita ser lindo, rico, laco ni famoso (jjestas Si que son ventajas) sdlo se necesita disfrutar y jugar con su propia imaginacién y transmitirla sin remilgos, sencillaments y gozando con lo que cuenta. ‘Seleccione ‘su’ cuento porque le gust6, no narre nunca, Wn cuento que no le gusta. ¥, lea muchos cuentos: métase en los fesortes narrativos del material folkidrico o autoral de todas las épocas y culturas que quiera, lea con absoluta libertad e inte- rés, Asf no tendrd dificultades a la hora re-crear un cuento para nifios o adultos. ‘Nunca compita con la teenologfa, la narracién oral genera otro espacio, otro momento y en Ia vida hay lugar para todo. a Tenga en cuenta que sus priblicos han perdido, en parte, la capacidad de imaginar porque nos han acostumbrado ala hiper imposicién de imagenes establecidas y somos —actualmente— una especie de ‘analfabetos de la imagen interior’, Tenga pacien- cia, porque en algiin rincén oculto a todos nos gusta y nos gus- tard siempre escuchar un cuento, 4-H Educacién inicial toriza de Etchebame hemos reunido en estas pa- ginas sus ensefianzas yas mily una maneras de transmitirlas a nuestros alumnos. En este libro les contamos ‘cémo narrar y seleccionar los cuentos, y les mostramos las posibilidades que hemos podido desarrollar y los nuevos caminos que pueden abrirse en la simple y maravillosa experiencia de contar cuentos, sin ninguna apoyatura de imagen y por medio de estos simples instrumentos: nuestra voz, nuestros gestos yademanes, como un hecho audiovi- sual humanizado. Volvemos a propiciar esta actividad mi- lenaria porque es imprescindible no perder la capacidad de escuchar una buena historia para desarrollar la imagina- cién al maximo, como potencial creador del ser humano en evoluci6n. Los fantasticos cuentos, las narraciones increi- bles, los héroes de todas las épocas, los personajes tradi- cionales, las nuevas ficciones estan a nuestro alcance para quelas sigamos contando. Ademas de las maravillosas po- sibilidades dela comunicacién virtual de estos tiempos, {os nifios del siglo XX! seguiran esperando y necesitando un Habia una vez... y un Colorin Colorado, este cuento se ha ecabado. vm D iez de los muchos discipulos de la Dra. Dora Pas-

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