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Juan Pablo Ramírez Idrobo (1979 - ), nació, creció y vive en Popayán. Cursó estudios
inconclusos de ingeniería y anda por terminar Comunicación Social en la Universidad del
Cauca. Amante del color verde, pero sólo en su modalidad Atlético Nacional, el jazz y los
libros de Alfredo Iriarte, ha sido colaborador habitual de pasquines de dudosa circulación
en el mundillo literario, así como columnista de la extinta “Postal del Cauca”. Actualmente
se desempeña como miembro del equipo de trabajo del concurso de canto “El Baño” y
anda en las últimas para publicar un libro de relatos.
Cumpleaños, infeliz
Cada año se celebra, de manera peculiar en cada caso, la circunstancia de haber venido al
mundo. Unos gozan en la grata compañía de amigos y familiares; en cambio, otros
detestan la idea de ir escalando los peldaños que trepan pisos del edificio de la vida.
En mi caso, creo honesto anotar que he pasado por todos los estados anímicos posibles a
la hora de cumplir años. Por eso, hago un listado de las cuestiones y certezas más
representativas de estas fechas, para cada etapa del desarrollo.
De 6 a 10 años (Certezas)
El regalo en efectivo del abuelo (un billete de $500) alcanza, cada vez, para menos tiempo
en las maquinitas de La Fontana.
La hija del jefe de mi papá no voltea a ver ni a pedradas.
Es extraño, pero mamita suele avergonzarme más de lo normal. Por eso, sólo le digo, en
público, mamá o doña Gladys.
¿Mamita estará loca o es que se envejeció de golpe?
Se siente ridículo eso del “japi verdi tu yu…”
¿Si a las niñas les organizan fiesta de 15 con vals, a uno por qué no le hacen algo similar,
pero sin tacones?
¿Cómo hace Salazar para que le salga toda esa barba?
El olor a cigarrillo no se disimula con loción. Ni con nada.
Es posible hacer más agradable el sabor del aguardiente mezclándolo con gaseosas.
Pasando los 11 años se hace imperioso esconder el álbum familiar en los cumpleaños.
¿Por qué no puedo repetir vino si el brindis indica que es mi momento?
Entre los 15 y los 18 pasé por una época que considero perdida y tal vez quiera recordar
en otro momento.
La lista se queda ahí, aunque puedo estar quedándome corto. Aspiro a completarla, poco
a poco, si es que llego al próximo cumpleaños.