La historia de los 10 mandamientos se remonta a los
orígenes del antiguo pueblo de Israel, cuando huían de la esclavitud a la que estaban condenados en Egipto. Según la Biblia, tras un largo viaje de tres meses del pueblo hebreo por Egipto, éstos llegaron a los pies del monte Sinaí para refugiarse. Moisés, un profeta al que Dios había revelado su palabra y que acompañaba al pueblo hebreo, decidió subir a la cima del monte para hablar con el Creador. Una vez allí, el profeta recibió las Tablas de la Ley, unos mandatos dirigidos al pueblo hebreo que estaban plasmados sobre dos piedras del monte. Estos mandamientos eran conocidos como la Ley Mosaica y su principal función era guiar a los israelitas por el buen camino y prepararlos para la llegada del mesías. Posteriormente, y como ya hemos visto, en la religión católica estos textos han tenido una gran importancia, ya que estas instrucciones suponen una guía esencial para el buen comportamiento cristiano en la actualidad.