El castillo tiembla y el silencio se volvió un sempiterno, en la pared se
veía una mancha, es agonía, quería destruir y consumiendo todo el alrededor, no hay lugar donde no se vea, es mi culpa, creció en silencio. Afanosamente se dirigió hacia el castillo, nada lo puede detener, de repente observó cómo la puerta se abría, llega el sol y con miedo se esconde en la sombra de la puerta, pero no pierde el tiempo, retoma fuerzas para atacar una vez más, estoy sola, no se detiene, en pleno día sale de la oscuridad, se revela, es nostalgia. Mira con furia el castillo, se acerca cumple su deseo, son las 12:33 y hoy hay muerte en el castillo….
Aún recuerdo esa magia en su mirada que iguala la fuerza de un
tsunami, tan impecable, destruyendo todo a su paso, mis miedos e inseguridades, nada como su paz en medio de tanto desastre. No había visto u encontrado tanta perfección en tanto caos. Quizás la mancha que había en la pared solo me daba una sensación muy escalofriante e inquietante en todo este castillo, y que suerte que la encontré en medio de un destino sin salida, sin escapatoria. El tiempo corría a unas infinidades sin fin, tal vez estaba agonizando de la euforia pensaba que mis alucinaciones hacían pensar que la tenía aquí en mis brazos y asimilando de que eras tú en realidad, pero la hora de tu muerte a llegado a su fin. ¿Será realidad tu fin?
Este escrito es parte de mi libro en las ruinas del castillo (primera