Está en la página 1de 21
]- EL CHACHO Y¥ LAS MONTONERAS MAPA MUNDIAL DEL IMPERIALISMO RE 1860 Y 1870 Una comprension rigurosa del asesinato del Chacho en 1863 necesita integrarse en su contexto mayor. Y esta dimensién —a escala mundial— se llama imperialismo: son las tropas francesas de Napoleén II que desem- barcan en Veracruz en 1862 para sostener las pretensiones de Maximiliano de Habsburgo a “la corona mexicana” frente al gobierno nacional de Benito Juarez. Pero también es un ejército espanol de la reina Isabel IT pugnando por la reconquista de Santo Domingo en 1461 o la escuadra de la misma nacionalidad al mando del almirante Méndez Nunez bloqueando Valpa- raiso en el 66 y que, al afo siguiente, provoca al gobierno peruano en aguas de] El Callao. ¥, claro esta, las divisiones francesas imponiendo su protecto- rado en Siria, en Camboya o sus exigencias en el tratado de Pekin o en Ma- dagascar. O las inglesas —magnos modelos de esa coyuntura histérica— en Egipto, Abisinia o la India. Pero si “el burgués conquistador” despliega una vigorosa y despiadada expansién a lo largo de esa década, muy significativamente ese momento resulta el de la fundacién de la Primera Internacional (1864) y el de la pu- blicacién del El Capital de Marx (1867): es que la aparicin del proletariado y la gigantesca sintesis que esa obra implica hunden sus fundamentos en lo mas profundo y dindmico del proceso global. Complementaria y anta- gonicamente la fuerza agresiva del militarismo britdnico o francés (brazo armado de las clases que detentan el poder, que por lo general se disimu- la, pero que en las situaciones de crisis se muestra al desnudo), se lanza a conquistar mercados para la introduccién de los productas exportables de sus industrias en crecimiento. O para ganar zonas de produccidn de mate- Tias primas: los nombres trazan un circuito que rodea al mundo: Singapur, Suez, Borneo, Saigén, Belice, Ceilan, Hong Kong, Sudafrica. ¥ el fenémeno se lleva a cabo superponiéndose con el libre cambio adoptado inaugural- mente por Inglaterra entre 1846 y el 50 con vistas a apoyar sus productos industriales que han llegado a ser altamente competitivos. Las explicaciones edificantes para justificar ese proceso no faltan: la violencia conquistadora se “explica” tanto con la filosofia del pragreso, con lanecesidad de investigaciones cientificas (que van desde los relevamien- tos de rios o de costas pasando por los andlisis de lenguas y pasturas 0 del €mplazamiento de puertos y ciudades hasta los cateos mineros), como con laurgencia por evangelizar y “ci ar” alos “barbaros” Aquila biblia de St. Simon, Comte y Spencer no entra en conflicto con la Biblia clasica. Asfes como en el caso de la Espaia de los generales Prim y O'Donnell S€ trata del ultimo intento llevado a cabo por dos disc{pulos del positivismo 2 DAVIn VISAS « DE LOS MONTONEROS A LOS ANARQUISTAS por reconstruir el viejo imperio del siglo XVI de los muy catdlicos Carlos V y Felipe II. Por cierto, las derrotas sufridas por los espafioles evidenciarin no sélo la vetustez de esa estructura que se intentaba poner al dia, sino fundamentalmente la debilidad de la burguesia peninsular. En lo que hace ala arquetipica accién inglesa en su hicida ferocidad, se pone de manifiesto en la guerra del opio contra China o en el apoyo que, entre bambalinas, ira dando hacia 1865 al avance de la Triple Alianza sobre el Paraguay de Solano Lopez. Se trata de la resistencia del mercado gua- rani a la penetracién de los productos de Manchester y Liverpool, dos de las ciudades que soportan los ejes mayores de la burguesia manufacturera brit De ahi que lo que para la perspect eral burguesa era la “tes- tarudez” de los Lopez contra la “conveniencia de abrir los rios interiores? para la Gptica paraguaya se convertfa en defensa de las industrias arte: nales y de la sobrevivencia cotidiana de los hombres y mujeres vinculados a.esa estructura, Vista en esta perspectiva global donde los centros industriales van im- poniendo violentamente sus pautas a las zonas agrarias, la guerra de Sece- sién de los Estados Unidos (1861-65) presenta una analogia fundamental: son los grandes complejos manufactureros en expansidn lo que se mani- fiesta por debajo de la accién guerrera del general Grant e, incluso, como motivacién profunda de la politica humanitarista de Lincoln: los estados surefios, con su arcaica organizacién esclavista tefida de un estilo patriar- cal y del ritmo campesino y tradicionalista inherente a su produccidn algo- donera, deben someterse al impetu norteio de los empresarios de Nueva Inglaterra. ¥ es en esta linea del proceso expansivo imperialista, que desde las po- siciones empresariales se denominara Gran politica econdmica o desde la neutralidad sociolégica Segunda revolucién industrial, donde los yanquis provenientes de Pittsburgh o New York —luego de imponerse a los estados de Carolina, Georgia o Louisiana— prosiguen su movimiento hacia el sur: del otro lado de Texas, hacia las regiones mas desamparadas de México, ya se trate de California 0 Colorado. O sobre las estratégicas ciudades de San Francisco, Sacramento o San Luis. Para no hablar de la complementaria compra de Alaska en 1867 0 de la conclusién de su primer ferrocarril trans- continental (1869). Mas atin, dentro de esta secuencia totalizante la posterior accién nor- teamericana en el Caribe se nos aparece camo una prolongacién cada vez mids acelerada de la Guerra de Secesion. Es decir, las luchas contra Espafiia en 1898 y las intervenciones en Cuba, Puerto Rico, Nicaragua 0 el “inven- to” de Panama en detrimento de Colombia resultan la continuidad de una linea de fuerza clave. Ei destino manifiesto no era sino la elevacién a teoria de Ja inexorable determinacién que coyunturalmente parecia engendrar la estructura capitalista en su “progreso indefinido’: Y, en un nivel engloban- [BL CHACHO ¥ Las monTOwERAS 23 te superior, la doctrina Monroe resultaba la racionalizacién politica mas amplia del movimiento en dilatacién del imperialismo instaurado sobre concretas bases econémicas. Abierto hacia 1820 iba avanzando “necesa- yiamente” desde el norte hacia el sur del continente. Por todo eso, en la década de 1860 al 70 la accién represiva contra el ‘Chacho, su posterior derrota y su muerte tienen que buscar sus figuras andlogas —maés alld de los jefes comanches destruidos en las praderas de Arkansas o Arizona por el avance del ferrocarril Union Pacific— en la de- rrota del jeque Arabi Pacha en Argelia o en la muerte del caudillo tonkinés Pant-Trao cerca de Hanoi. Con otras palabras, las tropas expansivas-repre- sivas del general Paunero en los Llanos de La Rioja muestran su réplica complementaria en el general Georges Taubman Goldie y en lord Aberdare que en esos mismos afios sometian a las tribus del alto Tchad en Africa, en Tyautey imponiendo sus dictados en el sudeste de Asia o en los coroneles Charles James Napier y Gough que arrasan a los Maharatas y los Sikhs en Ja India. De ahf que en esta correlacién entre un texto histérico y su contexte que va desde un aspecto parcial al escenario mundial debe entenderse el asesinato de Olta como una faceta, una inflexién o un episodio en el drama mundial provocado por la corriente mayor del imperialismo en la segunda mitad del siglo XIX. LA BATALLA DE PAVON: EL PROGRAMA LIBERAL BURGUES AVANZA SOBRE LAS PROVINCIAS: El triunfo de Mitre frente a Urquiza en los campos de Pavén (1861), que senala los limites de la caballeria en cargas que desbordan el campo de batalla pero que no perturban “la compacta y bien armada infanteria portefia marca —a otro nivel— las vinculaciones entre el encuadre mun- dial y el plano particular de la Argentina. Es decir, con la ambigua victoria de Buenos Aires sobre la Confederacién, el movimiento modernista y ex- pansivo del “burgués conquistador” penetra de manera creciente y se va dilatando desde la ciudad intermediaria sobre la totalidad del pais. Por- que si el proyecto general del liberalismo era “ewropeizar” al pais, su ma- terializacién mas inmediata significaba incorporarlo al mercado mundial capitalista. Por eso, si Pavn —ademas de sintetizar el vaso comunicante entre una estrategia global y su realizacién en la Argentina— surge como un momen- to de pasaje, la importancia de su densidad histérica debe buscarse en los antecedentes que le sirven de génesis, plataforma y explicacién: es la serie de enfrentamientos entre el interior y Buenos Aires que se extienden desde Caseros (1852), pasan por Cepeda y aparentemente se solucionan con el Pacto de Flores (1859).

También podría gustarte