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Editorial.

Un desafío de por vida.

“Trabajen, pero no por la comida que es perecedera, sino por la que permanece para vida eterna, la
cual les dará el Hijo del Hombre. Sobre éste ha puesto Dios el Padre su sello de aprobación.”
Juan 6:27 NVI

¡Aplazado!

Existen muchas experiencias que nos unen a los seres humanos porque todos las hemos vivido en
mayor o menor grado. Lastimosamente, una de las experiencias más comunes que une a casi todos
los seres humanos es la de llegar a la escuela y ver en nuestra hoja de examen la palabra: aplazado.

¡La profe me puso aplazado!, suele ser nuestro discurso, pero sabemos que el pasar un examen
depende de nuestro esfuerzo. En la vida espiritual es igual. Sabemos lo que tenemos que hacer:
levantar al caído, dar al necesitado, consolar al que está triste, visitar al que está en soledad, alabar a
nuestro Dios, escudriñar su Palabra, abrazar al hermano con amor entrañable, compartir la salvación
de Cristo con quienes no lo conocen.

Por sobre todo: ama a tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas
tus fuerzas.

Dios no es como un profesor que quiere ponernos un aplazado en el día del juicio. Él desea
inmensamente decirte: ¡Bien, buen siervo y fiel! Hasta lo podemos imaginar diciéndolo con una
inmensa sonrisa. Así que busquemos tener el sello de la aprobación de Dios. Trabajemos en esto y
no nos preocupemos tanto en lo que perecerá.

Con una sonrisa Dios te pondrá su sello de aprobación.

Raúl Salazar

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