Está en la página 1de 8

Arquidiócesis de Bogotá

Hosanna
Comisión Arquidiocesana de Música Sagrada y Liturgia

Ideas para el Adviento

Composición evolutiva
para el Adviento y la Navidad

P
resentamos un arreglo en flores secas para preparar semana a semana la llegada de la luz. Hay que tener en cuenta la
evolución de la composición desde el inicio. La etapa final, el culmen en Navidad (foto 6), ya se ha previsto desde el primer
paso: el 1er Domingo de Adviento (foto 2). Se han dispuesto dos canastas con sus tapas sobre un montón de piedras que
ponen a jugar dos matices y dibujan una cruz en el suelo (foto 1). El primer Domingo (foto 2), el arreglo está ligeramente iluminado
por unas cuantas flores dispuestas en arabesco en el centro -dejando adivinar las siguientes etapas- y por el primer cirio grueso. La
canasta grande queda vacía, en espera, avivando en nosotros el anhelo de Aquel que se acerca.
Cada Domingo está marcado por un nuevo cirio (fotos 3,4,5) y por un nuevo elemento de flores inmortalizadas (sucesivamente:
flores secas en los colores litúrgicos del Adviento) mientras que la floración del Domingo anterior se expande con más flores hasta
desbordar considerablemente las canastas. En Navidad (foto 6), brotan verticalmente unas ramas de pino sin corteza y unas pajas
secas, adornadas con flores blancas entreveradas y con siete cirios largos dispuestos armónicamente, y un cirio grueso en primer
plano. La evolución llega a su término, dejando aparecer una cruz transfigurada y permitiendo adivinar la Resurrección: “¡Gloria en el
cielo, paz en la tierra!
Los materiales
Flores secas blancas
Cardos azules
Botones de oro
Hierbas y ramas secas
Dos canastas con sus tapas
Piedras
Tres cirios gruesos
Siete cirios largos

¡La Liturgia florece!


Otras Antífonas para los Salmos

Primer Domingo de Adviento


d4 k jz
a 4 k k k k k k k k k z ks k k k j z k j kk
Qué a - le - grí - a, qué a - le - grí - a cuan - do me di - je - ron: "Va - mos, va - mos a la

d z s
a k k k k i
ca - sa del Se - ñor."

Segundo Domingo de Adviento


dd 4 G
k k k k k k k k k j k k k z ks k k k k k j
=92

a 4k kk
Que en sus dí - as flo - rez - ca la jus - ti - cia, y la paz a - bun - de e - ter - na - men - te, y la

dd s
a kz k k k k k k jz
paz a - bun-de e-ter-na - men-te.

Tercer Domingo de Adviento


G s kz
f 2 k k s k k
=92

a 4 k k kz k k
Ven, Se - ñor, ven a sal - var-nos.

Cuarto Domingo de Adviento


ff f 6 G s k z
=76
k k z k k k ks k z
a 8k k k k j z kk k k k k z k k k ks k z
Va a en-trar el Se - ñor: Él es el Rey de la glo - ria. Él es el Rey de la glo - ria.
Teología del Adviento - Navidad

P
ara entender el Adviento-Navidad se requieren
tres actitudes fundamentales:

! Volver los ojos al pasado. Hay un hecho que ya


aconteció: Jesús nació "en la humildad de nuestra
carne" en los tiempos del rey Herodes.
! Dirigir la mirada al futuro. Este Jesús, que nació en
Belén, volverá al final de los tiempos como Señor
glorioso de vivos y muertos.
! Situarnos en el presente. El nacimiento de Jesús de la
Virgen María y la tensa espera de su retorno nos exigen
ser testigos significativos de la salvación que Dios
ofrece en Jesús a todas las personas, sin distinción
alguna.
La experiencia teologal de fe, esperanza y caridad
nos asegura que es ya una realidad lo que sentimos y
esperamos. Por eso lo celebramos comunitaria y
gozosamente.

LA ESPERA DEL RETORNO GLORIOSO DE JESÚS

El primer Adviento que vivieron los cristianos, como


hemos indicado, fue "la espera del retorno glorioso" de
Jesús al final de los tiempos. Esta espera fue la que
motivó, entre otras cosas, las primeras cartas de san Pablo
a los fieles de Tesalónica, unos veinte años después de la
muerte y resurrección de Jesús: San Pablo les asegura
que el Señor vendrá, pero les dice también "que nadie os
engañe" (2 Ts 2,3).
Esta tensión entre el "hoy" de nuestra existencia y el
"Día del Señor" que no ha llegado, convierte la vida
cristiana en un "adviento" permanente.
La celebración litúrgica del Adviento durante los
primeros siglos convoca a los cristianos a mantener viva la
esperanza. Una esperanza que, trasladada a hoy, debe
animar todas las esperanzas positivas que anidan en el
corazón humano.
Por ello, en Adviento hemos de orar: "Ven, Señor
Jesús", no porque se haya ausentado o alejado, sino
porque no le hemos abierto nuestro interior de par en par.
Si facilitamos la entrada de Jesús con todo su dinamismo
redentor, habrá en nosotros conversión profunda y una
experiencia entrañable de bienaventuranza evangélica.
Teología del Adviento - Navidad

EN LA ESPERA DEL NACIMIENTO DEL SALVADOR

En un segundo momento, el Adviento se orienta hacia la celebración litúrgica de la Navidad. En este


caso, el centro de interés es el nacimiento de Jesús, el Mesías tantos siglos esperado. De hecho, se trata de
un tiempo de preparación espiritual y especial ante el memorial del acontecimiento sorprendente del
Emmanuel, del Dios-con-nosotros.
El origen del Adviento-Navidad está en el amor de Dios. Él mismo decide vivir la aventura humana para
enseñarnos a proceder y actuar de manera íntegra y testimonial. Con su paso por la tierra eleva la dignidad
humana y hace que la historia sea, más todavía, "historia de salvación". Dios se humaniza para
divinizarnos; de paso nos proporciona una espiritualidad rebosante y vigorosa.
Nos encontramos, pues, ante un ciclo en el que se mezcla la invitación a la alegría y el llamamiento a la
conversión. La alegría aparece en textos de Isaías como: "Éste es Yahvé en quien esperábamos;
alegrémonos y saltemos de gozo por su salvación" (Is 25,9); de Pablo como: "Estad siempre alegres" (1 Ts
5,16; Flp 4,4); o de evangelistas como: "Os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: hoy,
en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor" (Lc 2,10-11). El llamamiento a la
conversión resuena sobre todo en la voz del Bautista: "Convertíos porque ha llegado el Reino de los cielos"
(Mt 3,2).

EL "HOY" DE LA SALVACIÓN
Este "hoy" forma parte de la teología del Adviento-
Navidad. No se nos anuncia una utopía que cualquiera sabe
cuándo se cumplirá. Adviento-Navidad es un tiempo para el
compromiso de hacer realidad aquí y ahora el reino de la
justicia, la paz y la armonía universal que Isaías anunció para
los tiempos mesiánicos y Jesús inauguró con su estilo
obediente y fiel a la voluntad de Dios Padre.
Adviento-Navidad impulsa a crear la "tierra nueva", donde
"no habrá muerte, ni llanto, ni dolor... ni habrá lugar para
asesinos, lujuriosos, idólatras, mentirosos" (Ap 21,4.8). Así se
está haciendo realidad la esperanza.
Por eso es tiempo de renovación y conversión. Es una
fuerte motivación a situarse en la dinámica grande y saludable
que dimana del Evangelio. Una dinámica que provoca
opciones responsables de levantar la vida y alentar los
ánimos, que ilumina para vislumbrar horizontes y creer que es
posible la superación en todo y en todos.
Sólo así tiene sentido celebrar la Navidad; de otro modo
sería como una chapuza. O nos lleva a una mayor conciencia
de nuestra vocación como seguidores de Jesús o
desaprovecharemos esta "ocasión" extraordinaria de gracia.
Teología del Adviento - Navidad

EL DON DE DIOS

Navidad es un gran don. Dios se nos ha dado del todo y para siempre; se autorregala, se ofrece por
medio de Jesús: "Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único" (Jn 3,16). No se puede celebrar
adecuadamente la Navidad sin sentimientos y actitudes de comunión.

Jesús es un regalo de altísima calidad, el Dios hecho hombre ideal, por medio del cual Dios nos salva.
Es la referencia divino-humana que se nos ha dado para contrastar lo que somos y hacemos. Es el hombre
nuevo, elegante de espíritu, comprometido y fiel, que ha pasado por la vida haciendo el bien. Comporta
una alternativa de humanidad que jamás podrá ser eliminada.
Jesús es Emmanuel (Dios-con-nosotros), la compañía y comunicación de Dios más humanas
posibles. Nosotros, que contemplamos el misterio de Navidad desde la dilatada historia de la Iglesia,
podemos afirmar que Jesús es mensajero y alianza, redentor y testigo, luz, camino, verdad, vida,
resurrección... y un sinfín de símbolos de profundo calado humano.
Toda Navidad cristiana recuerda y actualiza esta cita importante: Dios quiere encontrarse con
nosotros, ha venido a nuestro encuentro porque está empeñado en salvarnos: "En la Palabra había vida, y
la vida era la luz de los hombres" (Jn 1,4). Ahora depende de nosotros acoger y aprovechar este gesto
generoso.
Por consiguiente, Navidad es ocasión para no perderse en simples emociones infantiles, sino para
considerar en bloque todo el gran regalo de Jesús, brotado del amor entrañable y misericordioso de Dios
Padre, para el hoy y el mañana de la humanidad.
Por ello, Navidad es también reto: nos recuerda que la Redención sigue. .. Para realizarla aquí y ahora
Dios cuenta con nosotros.

EL REINO DE DIOS, DESAFÍO


Y OBJETIVO

Dios y su Reino fueron las grandes pasiones que


movieron con entusiasmo la vida de Jesús. Como
cristianos, Dios "Abba" y su Reino han de ser también
los ejes y el motor de nuestra espiritualidad y
compromiso, tanto personal como comunitario.
Jesús, como testigo de Dios, profeta y Mesías, no
vino a hacer turismo, ni a broncear su piel por las
playas de Cafarnaúm. Enlazando con la línea
profética de Juan Bautista (cf. Mt 3,1-2) declaró
públicamente que el Reino de Dios era su único
proyecto y su gran objetivo, el valor y la causa que le
motivan y dan sentido a su vida. Esta gran pasión
queda recogida en su oración fundamental, el
padrenuestro. Es un ideal que merece todos los
esfuerzos.
Teología del Adviento - Navidad
Pero el Reino de Dios no sólo apasiona a Jesús; también a sus discípulos. Él los instruye y adiestra para que
sean unos mensajeros adecuados. Y los envía...
Las bienaventuranzas son las líneas reveladoras e incitantes del Reino de Dios. Las parábolas y otros textos
didácticos de Jesús conducen también a la comprensión de "buscad primero el Reino de Dios y todo lo demás se
os dará por añadidura" (Mt 6,33; Lc 13,14). Éste podría ser el lema central del Nuevo Testamento.
Jesús no presenta propiamente una doctrina nueva sobre el Reino, sino que lo anuncia muy cercano,
inminente. Más aún: "Está ya entre vosotros" (Lc 17,21). Él mismo constituye Reino de Dios en plenitud. Por eso
apremia con urgencia: Se ha cumplido el tiempo, se han cumplido todos los plazos, ha llegado la hora de abrirse
a la salvación (cf. Mc 1,15).

Características del Reino de Dios


- Es una Buena Noticia de salvación universal, preferentemente para los pobres.
Jesús se desmarca claramente de una concepción política y nacionalista del Reino
de Dios. Rehúye todo encumbramiento social y escapa de quienes quieren
proclamarlo rey (Jn 6,15). Él entiende el Reino como una iniciativa y un regalo del
mismo Dios, que crece lenta, pero firmemente, tal como lo muestran las parábolas
(Lc 13,18-21). Y seguirá creciendo, aunque las personas nos opongamos. No
obstante, se nos pide colaboración.
- No se reduce a un mero proyecto de justicia social. El Reino de Dios va mucho más
lejos, apunta hacia una liberación integral, cuyo estadio último está más allá de este
mundo, si bien nunca hay que olvidar que es también de este mundo. Es presencia
activa, provocadora y hasta subversiva de Dios. Es un reto constante de
transformación, un proceso creciente de humanización.
- Comienza por uno mismo. Para testimoniarlo, antes hay que encarnarlo en la
propia persona, asumir sus valores y sus criterios. Por tanto, exige conversión.
- Es exigencia radical para personas y comunidades. El valor absoluto al que hay
que sacrificarlo todo (cf. Mt 13,44-46). El crisol que criba nuestro seguimiento
cristiano. ¿Estamos colaborando en su construcción? Jesús lo ofertó como un valor
de consecuencias saludables para todos. No se puede imponer, pero entra por el
testimonio, el compromiso, el acercamiento evangelizador de los cristianos.
- Sufre ataques por todas partes. Se ve claramente en la misión de Jesús y también
en la actualidad. El Reino de Dios tiene que soportar el enfrentamiento y la
contradicción. Jesús anunció la persecución, la cárcel y hasta la muerte por seguirlo
(Mt 10,16-33). Parece que el Reino de Dios no es popular...
- En el Reino de Dios sólo entran los niños y... los despiertos (Mc 10,13-15; Mt 25,1-
13), es decir, los que lo descubren como un tesoro y se esfuerzan por vivir de
acuerdo con él.
- En el Reino de Dios es más importante el más sencillo y quien sirve más (Mc 10,43-
45), porque la "ley" suprema y fundamental del Reino es el amor a Dios y a los
demás como hermanos.
- La utopia del Reino de Dios es una fiesta, a la que todos pueden acudir, pero
algunos no quieren (Mt 22,1-14). ¿Por qué?
Teología del Adviento - Navidad

- El juicio del Reino tiene una medida: la solidaridad (Mt 25,31-46). Colaboramos en la construcción del
Reino si estamos humanizando la tierra y fraternizando la sociedad.
- El Reino de Dios es un tesoro, que no se debe reservar por ningún motivo; al contrario, es como una
semilla que hay que sembrar y después cuidar para que dé fruto y alcance a todos; es como la levadura que
hemos de meter en la masa para que todo fermente.
- El Reino de Dios no se confunde con la Iglesia, sino que ésta es una mediación para que el Reino de Dios
irrumpa y se desarrolle. Al final la Iglesia acabará, pero el Reino de Dios quedará... y en plenitud.
- El juicio del Reino tiene una medida: la solidaridad (Mt 25,31-46). Colaboramos en la construcción del
Reino si estamos humanizando la tierra y fraternizando la sociedad.
- El Reino de Dios es un tesoro, que no se debe reservar por ningún motivo; al contrario, es como una
semilla que hay que sembrar y después cuidar para que dé fruto y alcance a todos; es como la levadura que
hemos de meter en la masa para que todo fermente.
- El Reino de Dios no se confunde con la Iglesia, sino que ésta es una mediación para que el Reino de Dios
irrumpa y se desarrolle. Al final la Iglesia acabará, pero el Reino de Dios quedará... y en plenitud.

Tomado de Danoz, A.-Hidalgo, O.: “Para vivir el Adviento y la


Navidad”, Madrid 2007.

La santa cruz del Nuevo Adviento

También podría gustarte