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UNIDAD DIDÁCTICA 1:

VOCACIÓN PROFESIONAL Y VIRTUDES HUMANAS

TEMA 1. LA DIMENSIÓN HUMANA Y MORAL EN LA PROFESIÓN

Conceptos claves: ética-trabajo profesional-responsabilidad- carácter

1. Qué es la ética y su importancia para la vida del profesional

Durante tu carrera has tenido diversas asignaturas que no son propiamente de tu área
técnica, seguramente todas ellas apuntaban a tu formación integral. Actualmente la ética
en la vida laboral se ha tornado un tema muy importante. Cada día más, la sociedad exige
honestidad e integridad en los profesionales, por lo que las empresas también lo están
considerando relevante a la hora de elegir a un nuevo integrante. Asimismo, poco a poco
se va tomando conciencia de que este es el camino para desempeñar de manera excelente
la profesión. Así pues, esta asignatura es una invitación para reflexionar en torno a la
excelencia humana, comprendiendo que ser un buen profesional no solo implica prepararse
en altos estándares técnicos, sino también humanamente.

Comencemos comprendiendo la importancia de la ética en nuestra vida personal, pero


de manera especial en nuestro trabajo. Antes de esto, es importante señalar que una
persona se debe comportar de buena manera en la vida personal y profesional. No sería un
buen profesional aquel que en su vida privada mantiene una vida impecable, pero en su
trabajo maltrata a sus trabajadores o, por ejemplo, engaña a sus clientes, o viceversa. Si la
persona es una, entonces nuestro comportamiento, es decir, nuestra ética, también lo es;
a esto llamamos unidad de vida. Respecto a la importancia de la ética, podemos apreciarla
en muchos casos: si llevamos el automóvil a mantención, es muy probable que un gran
porcentaje de clientes sepan poco o nada de mecánica; o una persona que le pide a un
técnico en construcción que haga un presupuesto de los materiales que utilizará para la
construcción de su hogar; entonces, en las situaciones, habrá que ser honestos, veraces,
justos y responsables, responder de esta manera a la confianza que los demás están
depositando en nosotros. Como verás, aparecen cualidades en los profesionales que no son
del ámbito técnico, sino ético, es decir, humanas. Son precisamente estos aspectos que en
última instancia serán altamente valorados, pues estamos apuntando a cualidades, al modo
de ser o de actuar como profesionales, y así podemos hacer un bien con nuestro trabajo e
ir configurándonos como un profesional de excelencia1. Es cierto que para ello es necesario
evitar lo que daña a uno mismo o a los demás, pero esto no es suficiente. La ética apunta
más allá, no se resigna a mirarse a uno mismo con mediocridad, sino que mira a lo que es
más noble en la naturaleza humana y puede ayudar a la persona a descubrir la excelencia
humana para guiar su propio actuar y el de los demás2.

Dicho lo anterior, podemos decir que la ética tiene que ver directamente con las
personas. Una máquina, un sistema computacional o cualquier procedimiento no “tienen
ética”, pues no son responsables de los actos realizados. Solo pueden ser responsables, es
decir, responder por los actos y, por tanto, tener ética, las personas, ya que tal acción
implicó el ejercicio de la libertad, voluntad e inteligencia. Así, por ejemplo, si un profesional
de informática comete errores en un programa computacional y, por ende, resultó mal el
trabajo para la empresa, no es que el sistema deba responder, sino el profesional porque
realizó la acción libremente. Eso es la responsabilidad moral, la capacidad del ser humano
de responder de los actos que realiza y de las consecuencias de esos actos en su contenido
ético 3. En este sentido, la ética es cien por ciento humana y, en consecuencia, podríamos
decir que el hombre es un ser eminentemente ético. Por otra parte, ser altamente
competentes en el aspecto técnico es relevante a la hora de ejercer nuestra profesión, sin

1 Como señala A. Pezoa (2014): “Claramente, entonces, solo conjuntando armónicamente ambas facetas -
técnica y ética- el trabajo humano puede alcanzar su excelencia. No es suficiente un adecuado conocimiento
y despliegue de destrezas técnicas para que el trabajo pueda ser tenido por bien hecho. Es preciso que,
coetáneamente, sea efectuado con múltiples cualidades humanas como, por ejemplo, son: la prudencia, la
justicia, la fortaleza, la perseverancia, la laboriosidad, el esfuerzo sacrificado, la diligencia, la lealtad, la
solidaridad y otras”.
2 D. Melé, Business Ethics in Action, Red Globe Press, London, 2020, p. 10.
3 D. Melé, Ética en la Dirección de las Empresas, IESE, Navarra, 1997, p. 47.
embargo, por lo que hemos señalado, es mucho más importante el aspecto ético, pues esto
implica cualidades de la persona que dicen qué tipo de personas finalmente somos. No
puede ser considerado un buen profesional de la informática el que filtra los datos de la
empresa; pues, técnicamente este informático puede ser muy capaz, pero éticamente muy
desvalorado; de ahí quien actúa bien éticamente mejora como persona y, por el contrario,
quien actúa mal se degrada o corrompe en su humanidad4. En el trabajo humano ambos
aspectos, el técnico y el ético, están integrados. El profesional dedicado a la administración
de las empresas, como todo profesional, está llamado a realizar su trabajo de manera
honesta y justa ; un ingeniero en construcción buscará cómo utilizar racionalmente los
materiales; un técnico de laboratorio y banco de sangre velará por la confidencialidad de
los datos en su manejo; etc. En suma, no hay contradicción entre el ámbito técnico ni ético,
sino una complementariedad necesaria y vital para el mismo ejercicio de la profesión.

La palabra ética proviene del griego “ethos” y que entre sus tantas traducciones
significa: carácter, modo de ser, costumbre y también excelencia. Por otra parte, el término
moral proviene de latín “moralis” y tiene el mismo significado que la palabra ética. Por
tanto, para efectos de este curso la utilizaremos como sinónimos. Sigamos con la reflexión:
la ética tiene que ver con las acciones que realizamos día a día y que repercuten en la vida
propia y en la de los demás. Por esa razón, la ética no es una ciencia reservada a los
filósofos, sino que nos pertenece a todos en tanto personas; así también hay un
conocimiento intuitivo de que la ética tiene que ver con el bien y el mal de las acciones. En
el ejercicio de la profesión, nos enfrentamos a un sinfín de situaciones en las cuales
debemos tomar decisiones de índole personal y profesional y que van a requerir criterios o
principios de carácter moral y no técnicos. Por ejemplo, corregir a un trabajador para que
tenga más prudencia con el trato que está teniendo con sus clientes; saber a quién o no
contratar para que entregue servicios a la empresa; ver si el informático biomédico es o no
honesto, etc. En efecto, la ética laboral o del trabajo, contribuye a que las acciones que se
realizan en el ejercicio de la profesión sean para el bien de la persona y de la sociedad. Sin

4 Cfr. D. Melé, Ética en Dirección de Empresas, IESE, Navarra, 1997, p. 35.


ética, es imposible ser un buen mecánico, un excelente técnico en construcción, un
destacado diseñador gráfico, un virtuoso técnico de enfermería, etc. Con lo anterior
queremos decir que la ética atraviesa y está en toda la vida laboral y que la excelencia
profesional solo se puede lograr si cada acción profesional es buena en todo sentido. En
otras palabras, si la ética está en toda la vida de la persona y su actuar siempre tiende a
hacer el mayor bien posible en el ámbito personal y profesional, pues está arraigada en
fundamentos firmes: dignidad humana, el bien común y la verdad. Por ejemplo, el técnico
en enfermería que cuida con dedicación al enfermo, consciente de su valor como persona,
y el administrador que presta un servicio de calidad a su cliente, manifiestan que actuar
bien en todos los ámbitos hace al verdadero profesional de excelencia.

Por tanto, podemos afirmar que hay un aspecto muy importante en nuestra profesión
y que tiene que ver con el lado humano o moral y que no es posible separarlo del mismo
ejercicio de la profesión. Solo en la medida en que el trabajo sea una expresión de nuestra
calidad humana, por ende, será un verdadero aporte a nuestro propio desarrollo, al bien de
los demás y al de la sociedad.

2. La ética: una mirada integral de la vida.

El buen profesional se destaca porque es capaz de hacer el bien en todo momento y


circunstancia. En este sentido, cumplir con los reglamentos o códigos que estipula la
empresa, la institución o la profesión no es malo, pues es el piso básico para poder ejercer.
Un profesional de la salud tendrá que cumplir con los códigos sanitarios, reglamentos
impuestos por la institución, leyes civiles y laborales, etc. Sin embargo, bien sabemos que
la posibilidad de acciones que podemos y vamos a realizar en nuestro trabajo superan con
creces los límites de los reglamentos o códigos. Si hipotéticamente nos dejáramos guiar solo
por los reglamentos ¿qué sucedería con aquellas acciones que no están normadas? Pues
bien, por lo mismo, decimos que la ética de alguna manera supera los códigos, pues abarca
toda la vida de la persona y del profesional. Podrías decir que llega a cada rincón de la vida
laboral y de la vida en su totalidad; encontramos así una guía y orientación que apunta a
hacer el bien en toda la vida y para cada circunstancia. Afirmamos que la ética forma el
interior de la persona, lo que queremos ser como personas: la formación de la conciencia,
del carácter5 y de las virtudes. La excelencia profesional implica una mirada integral de la
vida y de la persona. Esta mirada integral de la persona, a la hora de orientar el acto humano
y así preparar al profesional al logro de la excelencia, solo es posible desde la ética, por
tanto, quedarnos en el cumplimiento de los reglamentos y códigos, es reducir la ética a una
parte mínima de la vida profesional.

3. La formación del carácter del profesional

Hemos dicho que la ética en la profesión tiene que ver con los actos del trabajo. Así
pues, una de las características principales de la ética es su carácter práctico. Podemos
estudiar mucho sobre la ética, cómo ser buenos y qué son las virtudes, pero si no las
practicamos, no lograremos la excelencia profesional, tal como dice el dicho popular: “a
Dios rogando y con el mazo dando”. Nadie es un buen profesional con solo pensarlo, sino
aquel que practica el bien en su profesión. Un administrador de empresa que solo sepa de
manera teórica qué debe hacer para ser un buen profesional, no culminará como un
profesional de excelencia. No se es un profesional de excelencia si no se practica la ética.

En este sentido, se torna importante la formación del carácter del profesional, pues
hemos dicho que la ética implica inevitablemente la práctica, es decir, las acciones. Para
comprender cómo se forma el carácter, primero que todo, debemos comprender qué es.
Nuestra personalidad permite distinguirnos de otros, así, por ejemplo, cada profesional la
refleja en su vida privada, familiar y laboral, aún cuando hayan estudiado exactamente la
misma profesión. La personalidad está constituida por una parte genética, el
temperamento, que viene con nosotros, por tanto, no se puede modificar. Y, por otro lado,
también está formada por el carácter, es decir, el conjunto de acciones libremente

5 Componente de la personalidad que es adquirido y se forma mediante los hábitos.


adquiridas: los hábitos. El carácter puede controlar el temperamento, pero también lo
puede potenciar, mediante las acciones libremente adquiridas. Imaginémonos un
profesional que poco a poco ha controlado su impulsividad a la hora de tomar decisiones,
esto lo ha logrado mediante la virtud de la prudencia y la templanza; o si una persona tiene
habilidades innatas para liderar grupos, habrá que potenciar esa cualidad mediante virtudes
como la justicia y la prudencia. Podemos advertir la importancia de un buen cultivo del
carácter, pues de eso va a depender la calidad de persona y de profesionales que queremos
ser. En este mismo sentido, diríamos que un buen carácter, es decir, una personalidad
virtuosa, puede contribuir de buena manera a que el profesional pueda tener una excelente
capacidad para tomar decisiones. Si el técnico en construcción es invitado por su jefe a
participar de algún engaño en el uso de materiales, tendrá que tener carácter para hacer
frente a la situación y decir que “no”, pues eso podría salvar vidas ante un terremoto o algo
parecido. En efecto, solo en la medida que el profesional cultive su carácter con las virtudes,
tendrá la capacidad y la lucidez para decidir en orden al bien y a la verdad.

Un buen carácter y la calidad de profesionales que queremos ser, es lo mejor que puede
tener una institución. Hay cuestiones en las empresas que se pueden solucionar aplicando
técnica o bien inyectando recursos, pero en lo referente a la ética o a la calidad humana de
sus trabajadores, solo es posible mejorar adquiriendo virtudes. Una empresa puede pasar
momentos muy complicados en lo económico o cualquier otra dificultad, pero la calidad
humana de sus profesionales, le ayudará a sobreponerse de buena manera ante la
adversidad. Muy por el contrario, aunque la empresa solucione algún problema de carácter
técnico, si los trabajadores no se distinguen por su calidad moral, entonces, no será posible
sostener esa empresa por mucho tiempo. Tarde o temprano, el modo de actuar de los
profesionales repercutirá en el trabajo y por cierto en sus propias vidas.

Resumamos esta clase. Podemos decir que sí existe una dimensión ética en el trabajo,
tanto así que es imposible ser un profesional de excelencia si no se ha tomado en serio el
aspecto humano. El cultivo del carácter mediante las virtudes contribuirá en gran parte para
el buen ejercicio de la profesión y la toma de decisiones. Solo en ese sentido, podemos
hablar que hay una genuina ética y un verdadero profesional.

Preguntas de apoyo:

1. Explica con tus palabras qué es la ética


2. Explica por qué la ética es importante en la vida de la persona.
3. Explica qué es la excelencia profesional.
4. ¿De qué manera contribuye la formación de un buen carácter para el futuro
profesional?

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