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i | : GRANDES Y PEQUENOS | HOMBRES DEL PLATA JUAN BAUTISTA ALBERDI 4 Editorial | Lancelot ‘Albord, uan Bautista Lian pequahos hombres de pata 18a - Buanos Aes: Lancelot, 204 p.; 20x19 em. ISBN 978-967-1615-07-0, 4. Historia Latingamercana, | Titulo 00 980 Disenio de apa y diagramacién interior Marcelo Garbarino (Que hecho el depésivo que previene la ley 11.723. Impreso en Argentina © Eediorial Lancelot JUAN BAUTISTA ALBERDI XXVIII EL CAUDILLAJE ES LA DEMOCRACIA MAL ORGANIZADA, (COMO SUPRIMIRLA SEGUN LA IDEA DE BELGRANO Qué es el caudillo en Sud América, segiin los hechos de que Mitte es expositor, més bien que segiin la palabra de su narra- cidn? A quiénes acaudilla? {De quiénes es caudillo? Quién lo constituye. quién lo crea. quign le da poder y autoridad? La voluntad de la muleitud popular, la eleccién del pueblo. Es el jefe de las masas, elegido directamente por ellas, sin ingeren- cia del poder oficial, en vireud de la soberania de que la revo- lucin ha investido al pucblo todo, culto ¢ inculto; es el érga- no y brazo inmediato del pueblo, en una palabra, el favorito dela democracia. sCémo, entonces, el que se dice demécrata por excelencia afea y presenta de malos colores al que es expresién y simbo- lo de la democracia? Es que Mitre, como militar, es monar- quista sin saberlo, en este sentido. ‘Como érgano del pueblo y de la multitud popular, el cau- dillo es el tipo opuesto al militar, que es por esencia drgano del gobierno, de quien siempre depende. El caudillo supone la democracia, es decir, que no hay cau- dillo popular sino donde el pueblo es soberano, mientras que al militar es de todos los gobiernos, y especialmente del des- potico y mondrquico. 153 GRANDES ¥ PEQUENOS HOMBRES DEL PLATA El caudillaje que aparecié en América con la democracia, no puede ser denigrado por los que se dicen partidarios de la democracia, sin el més torpe contrasentido. Baste decir que son los espafioles realistas los primeros que dieron este titulo a los Bolfvar, Carrera, Gidemes, Ardoz, etc. Segiin los espaftoles, el caudillaje americano, era el patriotismo, el americanismo, la revoluciin de la independencia. A esto responden que hay dos demacracias en Amética, la democracia bérbara, es dect, a popular, la democracia inteli- gente, es decir, anti-popular, -Ia democracia militar, la demo- cracia de linea, en una palabra, el eiévcito antitesis del pueblo, expresién de la disciplina y la insubordinacidn, que es barbarie para Mitre. Llamar demacnacia barbara a la del pueblo de las campaitas de América, es calificar de bérbaro al pueblo americano'; peor para los que han dado la soberania a ese bérbaro, lo cual cons- tituye la democracia o la soberanta del barbarismo. Los realistas no emplearon contra la revolucién peor len- gue Ast, el caudillaje aparece en América en la democracia, se desenvuelve y marcha con ella, Artigas, Lépez, Gitemes, Quiroga, Rosas, Pehaloza, como jefes, como cabezas y autoridades, son obra del pueblo, su per- sonificacién més esponténea y genuina, Sin més tieulo que ese, sin finanzas, sin recursos, ellos han arrastrado o guiado al pueblo con mis poder que los gobiernos. Aparecen con la revolucién americana: son sus primeros soldados. * En las principales democracias, 'aristoonatie stat trowude tout-d-coup, dans les vingt-quatre heures, supplant par une force immense en qui repo. se Vavenir des Etats moderne: la democratie rurale, ERNEST DREOLIE. 154 JUAN BAUTISTA ALBERDI Con razén fueron los espafioles y portugueses realistas, los que primero dieron el titulo de caudillos a Bolivar, a Artigas, a Gitemes, a Alvarez, en la época en que esos patriotas subleva- ban las poblaciones americanas contra la dor feyes extranjeros. En esa época nacié el caudillaj causa es la revolucién democrdtica. Mite lo reconoce en el t. I, pdg. 347. El lo ve surgir del movimiento popular con que empezé, en Mercedes, en 1811, ‘a sublevacién, de la Banda Oriental contra Espafia. Artigas aparecié alli. Son los jefes elegidos por la voluntad del pueblo, sustitui- dos a los jefes elegidos por la voluntad de los reyes. Artigas fue oficial de Belgrano, En 1811, sublevé la Banda Oriental contra los espaiioles. Giiemes liberté a Salta de la dominacién espafiola. Quiroga fue soldado de San Martin, Ibarra, Bustos, Ldpes, de Santa Fe, lo fueron de Belgrano. Los Carrera fueron los libertadores primeros de Chile @Por qué tiencn mala fama? gA qué deben su descrédito? Sus violencias y su arbitrariedad innegables fueron el prcten- to, Vastagos e instrumentos de una revolucién fundamental, no podian ser dechados de disciplina; no lo son en ninguna parte los jefes de una democracia que no se ha constituido definitivamente, ‘Veamos a Artigas, su prototipo. Artigas figura entre los pri eros que dan el grito de libertad y es el brazo fuerte que sus- trae la Banda Oriental al poder espatiol. Qué quiere ensegui- da? Lo mismo que Buenos Aires ha concedido al doctor Francia, jefe del Paraguay, sin haber hecho lo que la Banda Oriental y Artigas por la libertad, la autonomia de la provin- cia, en virtud del nuevo principio formulado por Moreno sobre la soberania inmediata del pueblo. ;Qué hace Buenos Aires? Lo pone fuera de la ley. De ahi la lucha, y, al favor de acién de los 2. Su origen y 155 : GRANDES Y PEQUENOS HOMBRES DEL PLATA ella, la patria arrancada por Artigas a los espafioles, cae de huevo en manos de los portugueses, Colocad en el puesto de Artigas al mds noble corazén del mundo, y su nobleza misina to hard feron, al verse sin patra, bajo tes enemigos que se dis. Patan su dominacién, En efecto, zque questa Artigas? Ni por- ‘nguetes, ni expaiioles, ni portefos. Era eso un crimen? Eso es lo que hoy exist, inspirado més tarde por la libre Inglaterta y sostenido hoy por todo el mundo culto. No es ese el tinico triunfo de civilizacién de los caudillos. Las Misiones, provincia Argentina, poblada por los jesuitas y edlebre por su organizacién comunista, es hoy un montén de minas. Quién la pills, incendié, devast6? ;Artigas? No: los ortugueses, en hostilidad a Artigas, que defendia a Misiones Pucs, Artigas pasa por el caudillo birbaro, y los autores de exe crimen representan la civilizacién, porque fue perpetrado con orden y segin la disciplina militar Qué querlan Giemes, Ramires, Lipes, Ibarra, Quiroga, etcetera? La federacién, de que Buenos Aires habla dado la doe, trina y ol gemplo; la auconomfa provincial, a falta del poder nacional, que Buenos Aires desconocié y estorbd pertinaz- mente, bajo un pretexto u otro. Fsa autonoma era el signifi- cado prictico de la libertad de los pueblos disputados a Espafia Y bien; gno es ese el sistema que ha teiunfado al fin? La Constitucién de mayo es otra cosa? ;La reforma no ha sido un grado mis de federalismo o descentralizacién, dado pot el Estado de Buenos Aires? a federaciém en el sentido de los pueblos, fue la participa- cién de todos ellos por igual en la gestién de su gobierno comtin: fue la resistencia de las provincias a la pretensidn de Buenos Aires de ser tinica y sola para el gobierno de todos: fue ‘a independencia interior, la libertad concéntrica, el derecho 156 JUAN BAUTISTA ALBERDI de no ser avasallados por Buenos Aires en nombre dela patria, personificada en esa sola provincia, como querfan los que ast entendian la unidad. Y bien: jes otra cosa esto que querian las provincias y los caudillos, que la democracia? Luego Ia federacién, como los caudillos, es producto de la revolucién democritica; y su autor no es Artigas, sine Moreno; su data ¢s mayo de 1810, no 1815. Su cuna es Buenos Aires, en que Moreno escribié la Gaceta Patriética, no la Banda Oriental cuyo jefe abrazd, como el doctor Francia, la doctrina que el doctor Moreno, de Buenos Aires, enseiié a los pueblos desde 1810. io Buenos Aires aborrece a los caudillos, porque ellos signifi- can on la historia argentina, a la vez que el desconocimiento dela autoridad de Espaiia en las provincias, el desconocimien- to de Ia autoridad soberana y suprema, que el pueblo de Buenos Aires quiso asumir sobre los otros pueblos de la Nacién Argentina. Anigat como el doctor Franca, Giemes como Ania Giiemes, Ramirez como Lépez, decfan: Ni espa- ate poe oe ey etonat a mn ee my para todos por igual. Esto no quiso Buenos Aires ni quiere hoy. Buenos Aires les ha creado una mitad de la mala fama que tienen: la Espafia les ha creado la otra mitad: la razén del uno es la de la otra Gitiemes, bajo las érdenes de Linirs, pelea en la jornadas de 1806 y 1807 en Buenos Aires contra los ingleses y contri- buye a arrancar las banderas que decoran hoy los templos de Ja orgullosa Buenos Aires. Consagra censeguida toda su vida a la guerra de la indepen- dencia. Estuvo en Suipacha, en Puesto del Marqués. 197 aac Desa ‘eal sain [~ GRANDES ¥ PEQUENOS HOMBRES DEL PLATA Peles 0 milité bajo las drdenes de Belgrano, Pueyrredén, Rondeau, San Mart{n, contra los espafioles. Sus competidores 0 contendores en los campos de batalla fueron Ramirez, Valdes, Gayeneche, Pezuela, Canterac, Lasern, Tristan, exc. Contuvo dl solo, con el pueblo de su provincia de Salta, a los ejércitos realistas que habfan destrozado tres ejércitos de Buenos Aires, y salvé de su ocupacién a las provincias, mien- tras San Martin eruzaba los Andes, por espacio de cuatro afios. Murié en combate traspasado por una bala espafiola, por la gran causa de la revolucién de América Y lo trata irrespetuosamente de canillo maligno, responsa- ble de infinitos desérdenes y abusos, zquién? El que desde cadete a general no ha peleado més que en guerra civil, es obra exclusiva de la revolucién y de la anarquia doméstica, y no ha derramado més sangre que la argentina, incluso la suya, derra- ‘mada por una bala argentina también, cuya sefal leva en la frente como signo de anarquista consumado. Se dice inspirado en el sentimiento més nacional para escri- bir la historia, y pone todas sus fuerzas en probar que no fue Giiemes, sino Belgrano, el que salvé a Salta; que no fue Carre- ra sino Balcarce el primero que pasé los Andes en 1813; que Moldes no era gobernador de Mendoza, ni Ardoz de Tucu- min, en los dias en que esos argentinos contribuyeron a arran- car el pais alos espafioles, Es decir, que todo lo hizo Buenos Aires, y nada las provin- cias, El que se pretende nacional zno aparece en esto animado del mismo espiritu de divisién civil entre portefios y provincia- nos, de que hace un cargo a Francia, a Giiemes, a Artigas? iNo es el presidente portenio-cocido, que, para halagar a Buenos Aircs, maltrata a los provincianos con sus propios lau- cles: y para halagar a los provincianas, que lo llaman su presi- 58 dente, grita: loor a Salta, loor a Gitemes, después de despeda- zarlos? Dice que Giiemes no se presentaba en el peligro, jy murié de una bala espafiola! Como revolucién, yy murié por ella! e que Varela no ereia en la Llama a Arenales inventor de la guerra de recursos, Se con- cibe que el arte y la ciencia de la guerra admitan invenciones, pero inventor del uso de las ufas, de los dientes, del fuego, del agua, del hambre, para atacar o para defenderse! Asi, el ataque a los caudillos cae sobre la revolucién y la democracia republicana de que son producto légico y personi- ficacién genuina’. No queremos defenderlos ni conservarlos. Queremos decir que ellos y sus violencias, son hijos de la democracia tal como se ha entendido y practicado hasta aqui. Son la democracia en |a forma republicana que reconoce en todos igual derecho a ser elegido, y que elige periddicamente. 419 y siguientes del como IIL de las Obras Completas de J.B. **No hay en el Alo Fer ciudad, aldea, bosque, ni montafia, en que la sangre americana no haya corrido mezclada con la sangre espaiola. De més de cien caudillos que se levantaron, s6lo dos tomaron partido con los cspaiole, y s6lo nueve sobrevivieron a la guetta de la independenda;, todos los demés perecieron, unos en el patibulo y otros en el campo de batana. Los demds tuvieron el noble pensamiento de libertar su patti, sostuvieron su causa a costa de herdicos sacrificios;retirados a los bosques ya ls brefias despues de sus frecuentes derroas, y suftiendo la intempe- fie yla desnuder, ef hambre y las privaciones de todo género,veianse caer «on nuevo rojo sobre el enemigo.” (Ensayo sobre la bistoria de Bolivia, por don MANUEL JOSE CORTES, cap. ti) _ GRANDES Y PEQUENOS HOMBRES DEL PLATA k;itlesguiera que hayan sido sus servicios en favor de la democracia, lls han dejo de serie les y pueden perder Es preciso suprimios, sin supimie la demoeraci lc trati, para salvar la democracia y para salvarlos a ellos mis. fe pars mejores destinos, a t0 es lo que querfa Bel Igrano. Esto es posible y practica- ble gracias ala fecundidad maravilosa de formas de que demooraca es susceptible. “ {Cémo suprimir los caudillos sin suprimir la democracia, ‘en que tienen origen iusa? Esta es 16: eee Esta es toda la gran cucstidn del 160 JUAN BAUTISTA ALBERDI _ XxXIX EL CAUDILLAJE ES LA DEMOCRACIA EN FORMA REPUBLICANA Los caudillos son la democracia. Como el producto no es agradable, los demécratas lo atribuyen a la demoenacia barba- ra. zCuil es ésta2 La democracia del pueblo mds numeroso y ‘menos instruido y rico, antitesis de la democracia del ejécito de Tinea y del pucblo instruido y rico, que es minorfa en América mis que en Europa. Luego los caudillos son los representan- tes mds naturales de la democracia de Sud América como ella es pobre, atrasada, indigent. En esto convienen Mitre y Sarmiento con Belgrano; ys sobre todo, esto esté comprobado por la realidad de los hechos bien estudiados. ;Cémo suprimir los caudillos? Esta es la gran cuestién del gobierno en América” ;Suprimiendo la democracia? No. Nadie quiete esto; ni monarquistas ni republicanos; y en vano Jo querrfan, porque es impracticable. La democracia consiste en la soberanta del pueblo. El pueblo es soberano por los hechos generales y por las ideas de este siglo. El pueblo americano lo es, ademas, por el Océano Acin- tico, foso de miles de leguas que separa los gobiernas de dere- «cho divino, de los gobiernas por la voluntad nacional. Belgrano querla suprimir los caudillos sin suprimir la democracia. Su remedio era éste: Belgrano queria salvar la democracia inde- pendiente de América, monarquizindola, es decis, déndole 161 2a i naa GRANDES ¥ PEQUENOS HOMBRES DEL PLATA una personificacién americana noble, alta, digna de ella, en un jefe irrevocable de su eleccién, con el titulo de soberand; en lugar de tener por personificacién y simbolo encamado a los Artigas, a los Quiroga, a los Chacho, y a toda esa larga dinastla de reyes de poncho, sin corona pero sin ley, y armados de un cuchillo en lugar de un cetto. Mitre, Sarmiento y los de su escuela liberal e inteligente, hallan que América merecia este gobierno mds bien que el que queria Belgrano. Solamente, ellos quieren reemplazar los caudillos de poncho, por los caudilos de frac; la democracia semi-bdrbara, que des- pedaza las constituciones republicanas a latigazos, por la democracia semi-vivilizada, que despedaza las constituciones con cafiones rayados, y no con la mira de matarlas, sino para reconstruirlas més bonitas; la democracia de las mulsitudes de as campattas, por la democracia del pueblo notable y decente de las ciudades, es decir, las mayorias por las minorfas populares; la democracia que es democracia, por la democracia que es oligarqufa. Esa es la democracia que quieren esos demécratas que hallan loco a Belgrano porque queria un gobierno que para ser fuerte no tuviese necesidad de ser violento ni arbitrario ni emanar de otro origen que la voluntad nacional del pueblo americano y soberano, representada en las formas en que lo estd el pueblo inglés Bra loco porque queria para los pueblos de origen espafiol, que estaban gobernados por jefes del tipo de Artigas, un gobierno como el que se ha dado la revolucién americana del Brasil Si la demoeracia, es decir, si el pueblo soberano, no pucde cjercer directamente su soberanfa sino por delegados, no hay ‘més que tres formas de delegacién; o en jefes, como los cau- 162 JUAN BAUTISTA ALBERDI dillos, que representen la democracia inculta de las campafiass o-en jefes como los hombres de principios, que no son sino los caudillos de la democracia de las ciudades; 0 en delegados ina- movibles ¢ irrevocables, con el titulo de soberanos, como ha hecho la demacracia o la revolucién democrética en Francia, en Inglaterra, en Italia, en Grecia, en Bélgica, en Holanda, en el Brasil, etc. Si los caudillos son la democracia epublicana, es decis, la democracia en la forma que da a todo el mundo cl derecho de clegir a todo el mundo para jefe, no hay més que un medio de suprimir los caudillos. Ese medio no consiste en suprimi la democracia, sino suprimir de la democracia la forma por la cual su porcién menos culta, tiene el derecho de elegir los jefes para todo el pais, entre los ciudadanos menos cultos. Esa forma es la reptiblica. Esperar que esa forma deje de tener por resultado la eleccién de jefes del gusto y del estilo de la monar- qufa popular, que en ninguna parte es culta, y mucho menos en Sud América, es pedir milagros ¢ imposibles a la naturale- za regular de las cosas. Si la repiblica es buena, si se esté por ella, es preciso ser logicos: se debe admitir su resultado, que son los caudillos, es decir, los jefes republicanos clegidos por la mayoria popular entre los de su tipo, de su gusto, y de su confianza. Pedir que Ja parte inculta del pueblo, que es tan soberana, como la culta, se dé por jefes hombres de un mérito que ella no comprende ni conoce, es una insensatez absolut. Belgrano parcia de ese hecho; y, para librar al pais de los Artigas y los Francia, no trataba de exterminatlos, sino busca- ba la cooperacién de ellos mismos para dar a la democracia la forma que la libre de tener por jefes caudillos semi-bdrbaros, legidos por las campafia, y caudillos semi-cultas, elegidos por las ciudades: y que, en lugar de cauaillos, o jefes populares de 163 GRANDES Y PEQUENOS HOMBRES DEL PLATA toda especie, romase u if ina _personificacién permanente en | forma de gobierno adoprado por la civilizacién de la Europa ibe, ane dé paz y libertad a las campafias y a las ciudades, a los semi-brbaros y a los semi-cultos, si jt : cbaros y ccultos, sin perjuicio del dere- cho democratico de todos a tomar en la genidn desu gobies. no e ae _ le concede esencialmente la necesidad de moderarlo y de mantenerlo dentro de I el los derechos populares. ee Eso querfa Belgrano, ¢Es eso un crimen para que sus bié- srafos se hagan - oe de perdondrselo como un delito 0 como un signo de demencia, los que pretenden desear de buena fe la supresién del caudillae presen ser Querer Ja libertad, desearla, buscarla, hacer sacrificios para obtenerla, y obstinarse al mismo tiempo en buscarla por el camino que en 50 alos no ha servido sino par alejarnoe de ella, es hacer sospechoso el buen sentido o la sinceridad del pretendido amor a la libertad. Tal era el modo de pensar de Belgrano cuando propuso para su patria, con la sinceridad de un pattiota honrado, la forma del gobierno en que la libertad flotece en Inglaterra, 164 XXX ‘Si EL CAUDILLAJE ES PRODUCTO DE LA DEMOCRACIA BARBARA, EL DESPOTISMO ES PRODUCTO DE LA DEMOCRACIA INTELIGENTE No pudiendo negarse que el caudillaje, en el Plata, nacié con la democracia y por ella, los demécratas que lo atacan, para eludir el cargo de inconsecuencia, lo atribuyen a la demo- cracia bdrbara 0 semi-bérbara. Ellos admiten dos democnacias, una barbara, es decir, popu- lar, indisciplinada, tumuleuosa, como la condicién del pueblo en todas partes; otra inteligente, es decir, antipopular, reglada, disciplinada, en una palabra, la democracia militar, la demo- cracia oficial 0 del gobierno, la democracia de linea, el ejército, en fin, antitesis del pueblo, que significa indisciplina y tumul- 0, como la indisciplina significa barbarie, para el militar y para Mitre que, imbuido en lecturas militares, juzga del orden politico por cl orden militar, y cree de buena fe que el tipo de tun Esxado libre, es su Ejército libertador. As(, siguiendo los pasos de Belgrano y de la revolucién en Ja Banda Oriental, observa que, en marzo de 1811, antes que el general saliera del Paraguay, una parte de la campafia de la Banda Oriental se insurreccionaba espontineamente, levan- tando la bandera de la revolucién (contra Espafia). “La humil- de Capilla de Mercedes dio el primer grito, pronunciéndose el 28 de marzo, y levantando tropas que se pusieron inmediata- 165 GRANDES ¥ PEQUENOS HOMBRES DEL PLATA mente a las érdencs de la Junta (de Buenos Aires). Su ejemplo fue seguido por todos los pueblos situados sobre la margen iaquierda del Uruguay, obligando a los espafoles a encerrarse dentro de los muros de la Colonia, El instinto popular dirigia aquellas masas conmovidas por el soplo de la revolucidn, y de su seno surgieron caudillos, que se disputaban la supremacta (de honor del peligro lo mismo que del poder) sin tener nin- ¢guno de ellos la capacidad ni la energia suficiente para domi- narlos. Belgrano era el hombre indicado para capitanear aquel movimiento” (Mitre, «. 1, pag. 347). Asf, Mitte reconoce que la revolucién Oriental surge en el pucblo de las camparias; que los caudillos surgen del pueblo y de la revolucién democritica o popular contra Espafa. Pero él rniega a sus jefes la capacidad para dirigir lo que han creado, y da a Belgrano la competencia para capitanear ese movimiento producido sin capitén; a Belgrano a quien Mitre niega, en otra parte, la capacidad de hombre de revolucién El hecho es que se disgusta de ver ese movi onto democrd- ico, sin tener un soldado y un ejército al frente, Llega Belgea- no a Mercedes el 9 de abril, 15 dfas después que el pueblo se levanté por si solo. Qué hicieron los caudillos? “Todos se subordinaron a él” dice Mitre-, y no tardé en producirse “el alzamiento general de toda la campafia, operado por los her- ‘manos Artigas y por Benavides”, dice Mitte. Esa era la actitud de los caudillos populates aparecidos en la Banda Oriental. ueron ellos los que desobedecieron a Belgrano, los que alzaron la bandera del desorden y de la indisciplina, en ese albur brillante de la revolucién de Amética, que los daba a luz? Puc la democracia barbara o semi-birbara de las campa- fas? Responda Micre con sus propias palabras: “Un acontecimiento inesperado y de gran trascendencia politica vino a sorprende: eral patriora en medio de sus 166 JUAN BAUTISTA ALBERDI trabajos. En la noche del 5 al 6 de abril estallé en la capital (Buenos Aires) un movimiento revolucionario, que operé una modificacién en el gobierno, el cual separé a Belgrano del mando, llamindole a dar cuenta de su conducta.” Esa revolt cién hecha en Buenos Aires fue la primera conmocién inter- na segiin Mitre, después de la de mayo; “el movimiento que iando la serie de escandalos que debfan deshonrar la revo- i6n, dio por resultado la suspensién inmerecida de Bel- rano como miembro de la Junta gubernativa y su destitucién como general en jefe del ejército de la Banda Oriental” (Mi- tre, tI, pags. 352, 354, 361). Segtin esto, era la democracia inteligente de la ciudad de Buenos Aires, la que iniciaba, segtin Mitre, la serie de escan- dalos que han deshonrado la revolucin; democracia inteligen- ze era la que derrocaba al ilustre general Belgrano, cuya auto- ridad respetaban los caudillos de la Banda Oriental. El dfa que la municipalidad de la ciudad de Buenos Aires, se arrogé el derecho de gobernar a todas las provincias del virreinato, ese dia Buenos Aires no sélo desconocié la aurori- dad de Espaiia, sino la autoridad soberana de la Nacién ‘Argentina; y su ejemplo cred la escuela de esos jefes que més tarde han desconocido con doble razén, no la autoridad de la nacién, sino la autoridad que Buenos Aires pretendia ejercer sobre la nacién a pesar de su origen local y provincial, Esa doctrina de independencia y desconocimiento de toda autoti- dad nacional, en que consiste el caudillaje, nacié en Buenos Aires en 1810, y desde entonces tiene alli su cétedra y escuela hasta hoy mismo. Uno de sus primeros profesores, es, sin saberlo, el autor de la Historia de Belgrano, que es también autor dela revol titucién de! estado de Buenos Aires de 1854, y de ia reforma de ia Constitucié in del 11 de septiembre, autor de la Cons- nacional, asf como de los paccos que GRANDES ¥ PEQUENOS HOMBRES DEL PLATA JUAN BAUTISTA ALBERDI integran, todo lo cual es la codificacién de la doctrina del cau- dillaje 0 del desconocimiento de la autoridad soberana de la nacién. XXX ‘SAN MarTiN ¥ BELGRANO. El paralelo que Mitre hace entre San Martin y Belgrano, ¢s todo ut tejido de invenciones nimias y pueriles. No se puede dat apreciacién mis falsa que la que hace de las cualidades de estos dos hombres. Es preciso leerlo frase por frase. “Ajenos los dos a los partidos secundarios de la revolucién, sin ser independientes a la politica interion, nunca participaron de sus odios. “Bran dos atletas que necesitaban una vasta arena para com atin, y el campo de la politica interna les venta estrecho a sus combinaciones” (Historia de Belgrano, t. Ul, cap. 23). Soldados, generales, es decir, conocedores de su deber de estado y profesién, zque tenfan que ver con Ia politica inter- na, ni ellos ni los otros generales? Educados en el extranjero, tenfan doble deber de ser neucrales a las divisiones internas de su pais y de ver de més alto los negocios domésticos. Orra cosa hubiera sido inexcusable en ellos. Ocupados en campafias lejanas, ;cémo podfan estar en las intrigas internas? Pero de esa calidad no dieron pruebas. San Martin se mezclé en Bue- nos Aires en Ia revolucién del 8 de octubre del afio 12; yen el Perit comé en sus manos cl gobierno interior, causa principal de su caida. Belgrano, al entrar en el Paraguay, empezs por constitu la provincia de Misiones, que dependia del gobierno paraguayo. a 169

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