Está en la página 1de 1

AMISTAD HASTA EL FINAL

Les voy a contar la historia de dos niños que eran los mejores amigos del mundo,
jugaban, iban al colegio y disfrutaban haciendo travesuras, sus nombres eran Javier y
Luis, Luis era tímido, alto, de pelo negro y ojos cafés en cambio Javier era extrovertido,
estatura media, de pelo rubio y ojos negros, ambos vivían en el mismo pasaje.

Un día Luis tuvo que ir al doctor con su mamá, porque llevaba varios días sintiéndose
mal, con mucho dolor en su rodilla, agotado, sin ánimo y no tenía ganas de comer, el
doctor que lo revisó, lo hospitalizó y  pidió varios exámenes para ver lo que pasaba y
encontraron lo que menos esperaban, tenía un tumor maligno en su rodilla, que no se
podía operar, le quedaba muy poco tiempo de vida, Luis se puso muy triste, porque
sabía que iba morir, ya no vería más a sus padres, pero sobre todo a Javier, quien era
para él cómo su hermano, al día siguiente fue Javier al hospital para visitarlo, pero le
tuvieron que contar la mala noticia, lloró mucho junto a su amigo, incluso dejaron que
se quedara a dormir con él en el hospital para acompañarlo, cuando despertaron,
hicieron un pacto de cariño y amistad, compartirían estos últimos meses juntos,
disfrutando y divirtiéndose sin pensar en la muerte.  Para Javier fue un golpe muy duro,
siempre tan alegre y molestoso, se sentía muy triste en su interior sin mostrar la verdad
a su amigo, pero a pesar de ser un niño aún tuvo que tomar fuerzas porque entendía que
esta enfermedad no era buena, y que tenía que dar todo por su gran amigo, ya que lo que
los unió desde pequeños esa hermandad, esta enfermedad no los separaría, más aún
Javier quiso demostrar todo su cariño a Luis y pidió permiso a sus padres para cumplir
con su amigo hasta el tiempo que le quedara de vida.
Luis se mantuvo en el hospital, enfermeras y doctores dejaban que Javier lo visitara las
veces que él quisiera, salían al patio donde había un pequeño parque donde rodaban por
el pasto y reían mucho, sus risas se escuchaban por todas partes, paseaban por los
pasillos del hospital visitando a los otros niños enfermos, juntos hicieron una gran dupla
para ayudar a otros niños que estaban allí y así pasaron los días sin recordar lo que iba a
llegar.
  
Al final pasaron tres meses y Luis ya no jugaba, había adelgazado y se acercaba la
partida, Javier siguió yendo al hospital para acompañarlo todos los días, nunca dejó a su
amigo, uno de esos días ya Luis quien se esforzaba mucho por hablar pidió a Javier, que
ya dejara de ir al hospital que estaba muy feliz de haber pasado sus últimos meses de
vida junto a él, que su amistad duraría hasta después de la muerte, pero que necesitaba
estar solo, Javier lo abrazó y le dio un gran beso en su frente y se despidió, sabía que ya
no lo vería, Luis murió esa noche con una paz enorme de haber pasado el fin de sus días
junto a su mejor amigo, han pasado muchos años ya de esta historia, pero Javier aún
visita el cementerio para recordar a su gran amigo.

También podría gustarte