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MATERIA: NTICX

Profesor: CHRISTIAN GARECA

La Historia Secreta de la Informática Femenina


Hay que remontarse hasta la primera mitad del siglo XIX para dar con la pionera de la
informática, Ada Lovelace, y a fechas muy recientes para llegar a la hacker y activista
feminista Jude Milhon, fundadora del movimiento ciberpunk. Por el camino, no han sido
pocas las mujeres que han participado activamente en el desarrollo de la computación, esta
imparable revolución científico-tecnológica, que aún no sabemos adónde nos llevará. Pero
merecen ser recordadas cuanto menos para certificar que, a día de hoy, el progreso es, por
suerte para todos y todas, el fruto de un esfuerzo compartido.

Acostumbrados a manejarnos a la sombra de gigantes masculinos como Bill Gates, Steve


Jobs o Mr. Facebook (es decir Mark Zuckerberg), que nos llevan a pensar que las mujeres
tienen prohibida la entrada en Sillicon Valley, es fácil caer en la tentación de decir que los
ordenadores, y con ellos ese gran invento que es Internet, son el resultado de inteligencias
exclusivamente varoniles, propiedad de aquellos que, como se repite frecuentemente, poseen
más capacidad de concentración y tienen más desarrollado el hemisferio izquierdo del cerebro, y
con él las aptitudes espaciales y de orientación (de ahí aquello de que las mujeres no sabemos
leer los mapas). Pero han sido unas cuantas las mujeres que han descollado en el proceso de
gestación de la vida digital, aunque hallarse en minoría numérica haya contribuido a
invisibilizarlas.

También está vinculada con la literatura la que se considera la primera programadora


informática, Ada Lovelace (1815-1852), pues era la hija del poeta Lord Byron, aquel que escribió
que era fácil morir por una mujer, pero muy difícil vivir con ella. Aunque en su época no existían
los ordenadores, y tardarían en llegar, esta matemática consagró su trabajo a la calculadora
mecánica y se le atribuye el primer algoritmo codificado destinado a ser procesado por una
máquina (ella proponía que sea a través de tarjetas perforadas), lo que le brinda un lugar
destacado en la historia de la computación. Como justo homenaje, en 1979, el Departamento de
Defensa de Estados Unidos creó un lenguaje de programación que lleva su nombre, Ada.

El siglo de la computación

Pero está claro que el siglo XX ha sido el de la ingeniería informática, que ha hecho posible,
entre otras cosas, la actual democratización en la transmisión de la información. En primer lugar,
tenemos a la húngara Rózsa Péter (1905-1977), que es una de las fundadoras de la teoría de la
recursividad y que acabó aplicando las funciones recursivas a los ordenadores. Algo después,
allá por los años cincuenta, la miembro del ejército Grace Murray Hopper (1906-1992) fue
pionera en servirse del ordenador electromecánico y más tarde inventó el lenguaje de
programación COBOL destinado a usuarios neófitos.

También en el ecuador del siglo un grupito de muchachas con ajustadas rebecas y vestidos pin-
up contribuyeron a que la primera computadora de la historia, llamada ENIAC (presentada en
sociedad en 1946), se convirtiera en realidad. Se trataba del equipo de Adele Katz (1920-1946),
quien fuera la redactora de su manual de uso, y la enérgica brigada la formaban Kay McNulty,
Jean Bartik, Betty Snyder, Marlyn Wescoff, Frances Bilas y Ruth Teitelbaum, entonces poco más
que veinteañeras. Capitaneadas por Katz, fueron ellas quienes desarrollaron los primeros
programas de software.
Y quién no recuerda a la actriz vienesa y de origen judío Hedy Lamarr (1914-2000), que, en
plena Segunda Guerra Mundial, inventó la tecnología precursora del wifi, que hoy sirve a casi
todos los usuarios de las múltiples pantallas con que convivimos. Superdotada e ingeniera de
telecomunicaciones, Lamarr fue una de las bellas más bellas de Hollywood, cierto, pero al mismo
tiempo una gran aficionada a los inventos. De ahí que, entre otros ingenios, inventara un sistema
de comunicación secreto a base de frecuencias y que en los años ochenta empezó a emplearse
en ingeniería civil: serviría de base a la comunicación inalámbrica que hoy nos parece el pan de
cada día y se aplica a móviles, módems y también, cómo no, a los útiles GPS. ¡Qué ironía, nos
acusan de no saber leer los mapas e inventamos el GPS! Cada 9 de noviembre debiéramos
acordarnos de Lamarr, pues en su honor ha sido designado Día del Inventor, ¿o sería mejor
decir de la inventora?

Llama también poderosamente la atención que fuera asimismo una mujer, con su hemisferio
cerebral derecho a cuestas, quien desarrollara el primer procesador de textos, aunque acaso no
debiera extrañarnos siendo como siempre ha sido la mujer un ser pegado a un costurero o, en su
defecto, a una máquina de escribir. Evelyn Berezin (1925) era una empleada de la empresa
Underwood cuando inventó el primer ordenador de oficina. Eso sucedió en 1953, pero no fue
hasta el revolucionario año 1968 cuando pergeñó un programa que permitía tanto almacenar
como editar textos. Por su parte, la inventora Lynn Conway (1938), transexual hoy mujer,
profesora emérita de ingeniería eléctrica y de ciencias de la computación, dedicó su atención a
los chips de silicio y en los años sesenta formó parte del equipo responsable de la primer
comptadora con diseño moderno por sus microprocesadores, durante la década de 1960 trabajo
para la empresa IBM como investigadora y en 1968 la despiden por reafirmarse Transexual y
planificar su cambio de sexo. Aunque por exótico que parezca fue una religiosa, la
hermana Mary Kenneth Keller (1914-1985), quien recibió el primer doctorado en computación o
ciencias informáticas a mediados de dicha década. Trabajó después en un laboratorio only for
men, donde contribuyó al desarrollo del lenguaje de programación BASIC.

Sentadas las bases de la informática, fue una vez comenzada la carrera destinada a acelerar y
perfeccionar el funcionamiento de las computadoras cuando las mujeres se incorporaron en
mayor medida al sector. Así, la investigadora de IBM Frances Elizabeth Allen (1932), pionera
en la optimización de compiladores e integrante del grupo PTRAN, consagró su trabajo a mejorar
el rendimiento de aquellos. Con tan buenos resultados que mereció tanto el nombramiento de
IBM Fellow (siendo la primera mujer en recibirlo) como, en 2007, el prestigioso y millonario
premio Turing, considerado el Nobel de la informática y que Intel y Google financian con la
friolera de 250.000 dólares.

Ya antes del cambio de siglo, comenzó el proceso de rescate de los méritos de esas aguerridas
aliadas de los ordenadores, en un intento por establecer una genealogía femenina que
determinara en qué medida habían contribuido a los adelantos de que gozamos hoy. Por poner
un caso, los nombres de «las chicas» de Adele Katz salieron a la luz en los años ochenta
gracias a la investigación realizada por Kathryn Kleiman en Harvard. Fue uno de los primeros
pasos destinados a desvelar el papel que habían desempeñado las mujeres en la historia de la
computación.

Del siglo XXI al cielo tecnológico

Una vez desarrollada la computación hasta cotas antes impensadas, y extendido su uso allende
de mares y fronteras, no podía no nacer la «filosofía hacker», inspiradora del espíritu WikiLeaks y
destinada a poner en jaque el imparable flujo de información, así como a inspirar personajes
como la Lisbeth Salander de la célebre trilogía Millenium. Y aunque el mundo de los piratas
informáticos parece exclusivamente reservado a tipos melenudos y tatuados, que exhiben por
Skype ojerosos y pálidos semblantes, existió, entre otras, la llamada «Saint Jude». Jude
Milhon (1939-2003) fue hacker y fue también activista feminista. A ella le debemos el
movimiento ciberpunk y también un buen impulso en lo que a la participación de las mujeres en
la red se refiere. Siempre en defensa de lo políticamente incorrecto, allí donde iba gritaba: «Girls
need modems!» (las chicas necesitan módems).

A partir de aquí, se abren caminos impensados en esta evolución trepidante que traspasa los
límites de nuestra imaginación, relegando a George Orwell y compañía al terreno de la ucronía.
Sea como sea, este será un avance compartido, donde hombres y mujeres trabajen codo con
codo tanto en California como en los centros investigadores de países emergentes que hace
unos lustros no estaban ni siquiera en el mapa de la computación.

Y dado que las nuevas tecnologías no viven en el limbo, es decir no son neutrales, pero son
muchos los puentes tendidos por mano de mujer en este universo tan aparentemente masculino
que es la tecnología informática.

Una tecnología que nos ayuda de un modo incuestionable a fomentar el diálogo entre las
culturas y donde las pistas de la información se revelan caminos abiertos a la búsqueda de esa
humanidad común. Que las manos que moldearon su arcilla sean masculinas y femeninas,
femeninas y masculinas, a diferencia de las que ingeniaron artilugios como los automóviles o los
aviones, no deja de ser la señal inequívoca de que nuestro tiempo es ya el fruto de una tarea
compartida que no puede más que anunciar un futuro mejor, donde avancemos juntos hacia el
cielo tecnológico sin tener que salvar ningún techo de cristal.

Actividades:

1) ¿Hoy en día crees que la informática está relacionada a un género en particular?

2) Luego de saber que el Día del Inventor fue creado por homenajear a una mujer, ¿qué
reflexión te deja?

3) ¿Consideras que la identidad y la orientación sexual son importantes para tener un puesto
de trabajo? Explica por qué.

4) Existen distintos trabajos dentro de las Telecomunicaciones, por ejemplo:

- Armado de PC.
- Instalación de Software.
- Administración de Datos.
- Instalación de Cableados de una Red.
- Colocación de Antenas de Telecomunicaciones.
- Configuración de una Red Informática.

En cada uno de estos puestos de trabajo, expresa si consideras que en la actualidad,


están ocupados por ambos géneros o por cuál de ellos en particular (de ser así, explica
por qué crees que sucede).

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