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CUENTOS Y LEYENDAS EN TORNO AL DÍA DE MUERTOS

¿Y LOS MUERTOS…VIENEN?
Track 1
NARRADOR

En un día como éste, muy cercano a la fecha de la celebración del Dos de Noviembre, donde los
mexicanos desde hace muchísimos años celebramos el día de muertos, la señora Lupita Martínez
quería poner su ofrenda y estaba muy emocionada por empezar los preparativos.

Su esposo Juan, no creía en esta celebración, pensaba que eso de que vienen los muertos es “cosa de
argüendes”. Aún así Lupita, su esposa le dijo:

LUPITA

¡Oye Juan! Este año, si voy a poner la ofrenda, digas, lo que digas.

JUAN

¿¿ Sí?? ¡¡¡Ja,… cómo no!!!

LUPITA

¡Sí Juan! Hay que comprar y preparar lo necesario para que la nuestra sea la mejor ofrenda en este
pueblo, porque ya sabes… Doña Conchita siempre presume que su ofrenda es la mejor de todas!

Este año nosotros la vamos a poner muy bonita… y tú, me vas a ayudar.

JUAN

¿Otra vez con lo mismo? Pero que necedad!!!

MARY

Si papá, si hasta en la escuela vamos a poner una ofrenda y fíjate que con mi maestra vamos a hacer
un cementerio.

ROSITA
¡Hay que miedo! ¿Un cementerio de verdad?

¿Con todo y sus muertos?

MARY

¡No, Rosita! Como crees que con muertos.

ROSITA

¡Bueno! Yo nada más preguntaba.

JUAN

¡Basta! Ya dejen de jugar.

Ya les he dicho muchas veces que eso de las ofrendas son puras mentiras y chismes que dice la
gente.

No me gusta que me pidan ayuda para esas tonterías.

¡Eso de que vienen los muertos, no es verdad!

LUPITA

¡No digas eso!… Los muertos sí vienen. ¡Ya verás!

JUAN

Claro que ¡no! ¿A poco alguna vez tú has visto a un muerto?

LUPITA

Pues…no, pero mi abuelita, mi mamá, y mis tías me han dicho que los muertos si vienen en esta fecha,
y nos visitan.

Por eso hay que dejarles que comer y ¡yo, sí les creo!

Además, a los niños les gusta mucho y disfrutan de estas tradiciones tan bonitas que tenemos.

JUAN

Pues yo ni un peso te voy a dar para tu ofrenda, no vamos a gastar el dinero en unos muertos.

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¡Bonito chiste!… y ya me voy.

NARRADOR

Juan Caminó y caminó y se encontró con la viejita Jovita a quien saludó.

JUAN

¡Buenos Días! Doña Jovita

¿A dónde va con tanta prisa?

JOVITA

¡Ah! Pues, fíjese Don Juan, que voy al mercado a comprar unas florecitas de zempazúchitl para mi
ofrenda.

¿A usted que le tocó hacer, porque a mí doña Lupita me encargó las flores para sus muertos.

JUAN

Hay doña Jovita ya está usted igual que mi mujer con eso de las ofrenda.

Ya los muertos están en el hoyo y nosotros aquí en el gozo… Ya hay que dejarlos descansar en paz.

JOVITA

No, no… ¡hay muertos que nunca se olvidan!

Oh qué ¿A poco usted ya olvidó a su papá?

JUAN

Eso nunca doña Jovita, él siempre está en mi corazón.

JOVITA

¿Ya ve? Por eso hay que poner la ofrenda, para recordarlos.

Bueno, mejor me voy porque se me va hacer tarde y se vayan a acabar las flores y no le quiero quedar
mal a doña Lupita.

NARRADOR

En efecto, Juan no estaba de acuerdo en poner la ofrenda y así se fue a trabajar.

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Pero Lupita, su esposa, que era bien chambeadora, preparó unos esquites, unos elotitos y los fue a
vender al mercado, logrando reunir suficiente dinero para comprar lo necesario y poder poner la
ofrenda para celebrar el día de muertos.

Con la ayuda de sus hijas, se organizó para montar la ofrenda en el lugar más vistoso de la casa.

LUPITA

Vamos hijas… hay que empezar a poner la ofrenda, antes de que llegue tu papá. Así lo
sorprenderemos con lo bonita que nos va a quedar.

ROSITA

¡Síí mamá! Que tal si cuando llegue mi papá le cantamos una canción.

MARY

¡Sí… la que nos enseñaron en la escuela, la de los muertitos, la de las tumbas ¿te acuerdas Rosita?

ROSITA

Sí.

ROSITA Y MARY

Ya los muertitos están contentos


Porque hoy es fiesta en el panteón.
Ya los muertitos están llegando
Con las ofrendas y mucho amor.

Esta canción está a todo dar.

Oye Mamá ¿te decimos la rima de la bruja cupilla?

LUPITA

¡Anden pues!

ROSITA

A la Bruja Cucupilla
y la quiero conocer,
porque dicen que es muy pilla
y eso yo lo quiero ver.

MARY

Que a los niños los transforma


e conejos y en ratón,

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que se como hasta los huesos
y las tripas de pilón.

ROSITA Y MARY

Tiene patas de perico


ojo y trompa de tejón
es su voz de merolico
y su melena de león.

LUPITA

Ja, ja, ja… qué bonita está! Su abuelita en estas fechas, siempre inventaba rimas a los muertitos y nos
contaba leyendas… que nos asustaban.

MARY

¡¡Uyyy qué miedo!

Oye ¿y también hacían mantelitos y banderitas de papel picado?

Acuérdense que con los colores la ofrenda se verá muy alegre y muy bonita.

ROSITA

Yo les pongo el nombre a las calaveras. ¿En qué más ayudo?

¡Ah! Te traigo las veladoras, el mantel y aquellos floreros.

MARY

A mi abuelita le encantaba remojar su pan de muerto en chocolate ¡bien caliente! Y también me


acuerdo que les hacías tamales verdes, rojos y los de dulce que tanto le gustaban.

Pero… ¿cómo mamá? … No entiendo… ¿a poco se pueden comer la comida? ¡Sí ya están muertos!

LUPITA

Es una costumbre de nuestro pueblo que dice que los muertos si vienen, y que se llevan los olores y
sabores de los alimentos.

Hay que dejarles un vaso con agua porque llegan sedientos de tanto caminar y caminar y un platito de
sal, por si le falta sabor a la comida.

Pero lo importante hijas, es que ellos sepan que nosotros no los olvidamos.

MARY

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¿Y el incienso y las veladoras, para qué son mamá?

LUPITA

El incienso y el copal se queman en una ollita y es para que el humo y el olor espante a los malos
espíritus.

La luz de las veladoras, sirve para alumbrarles el camino, para que sepan llegar y también puedan
regresar.

ROSITA

¿Mamá por qué no les dejamos mejor las luces prendidas y así ya no prendemos tantas veladoras?
¿Sabes? éstas provocan muchas sombras que me asustan.

MARY

¡No seas miedosa! Las sombras son solo sombras y no asustan. Al contrario, son divertidas porque se
hacen chiquitas y grandotas.

Lo que si está de susto es lo de los espíritus.

LUPITA

No se preocupen, recuerden que todo es una tradición y nadie va a asustarnos.

MARY

¿Y estas flores amarillas tan bonitas? Que trajo Doña Jovita se llaman Chimpachuli?

LUPITA

No mi hija se llama flor de Zempoaxochitl y son para alegrarles el viaje.

NARRADOR

Lupita y sus hijas seguían preparando la ofrenda, mientras, yo les contaré la leyenda de la flor de
Zempoaxochiitl.

Track 2 Música prehispánica

Se dice que hace muchos años, existió una hermosa doncella enamorada de un apuesto guerrero.

Todas las tardes tenían la costumbre de subir a la montaña para llevarle flores al Dios Sol.

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Un día el joven tuvo que partir a luchar por su pueblo, ella se quedó muy triste y todas las tardes
seguía visitando y llevándole flores al Sol.

Pasaron varios meses y la hermosa doncella recibió la trágica noticia de la muerte de su amado.

Llorando subió a la montaña a darle la noticia al sol pidiéndole que la uniera con él para siempre.El Sol
por toda respuesta extendió uno de sus rayos hacia la doncella y en ese instante quedó convertida en
una hermosa flor de color tan intenso como los mismos rayos del sol.

Y así nació la leyenda de la flor de los muertos: la flor de zempazuchitl.

MÚSICA (Sube el volumen de la música, baja y remata)

ROSITA

¡¡Apúrense, ahí viene mi papá!!

Mary, vamos a cantarle la canción.

MARY Y ROSITA

Se abren las puertas del monasterio, buu buu


Salen los muertos del cementerio, buu buu
Tumbas por aquí, tumbas por allá
Tumbas y tumbas ja ja ja ja ja.

JUAN

¡Uyy¡ En esta casa se escucha el eco de ltratumba. Pero…¡Mmmm…! ¡Qué delicioso huele…!

Y qué veo por aquí…! ¡Mucha comida! Y hasta dulces de azúcar y amaranto.

Ya llegué… a ver mujer… sírveme de comer y tráeme de los platos grandes, porque quiero probar de
todos tus ricos guisados.

Estos olores me han despertado el apetito de una manera…mmm.

LUPITA

¡Un momento Juan!

MARY

¡Espérate papá!

ROSITA

¡No, papá es para la ofrenda!

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LUPITA

Todo esto lo hemos preparado…

JUAN

¡Si, sí! Ya sé que todo lo han preparado para mí.

TODOS

Ja ja ja ja ja ja ja…

LUPITA

No Juan, después del día de muertos todos comeremos estos guisos.

ROSITA

Papá acuérdate que esto es para mis abuelitos, mis tíos y todos los otros muertos.

JUAN

¡Ah qué familia! Se salieron con la suya, pero la verdad, les quedó muy bonita… Pero ¡yo ya tengo
hambre…! Y se me antoja comérmelo ¡AHORITA!

LUPTA

¡Pues fíjate que no, de ahí no!

En la cocina te tengo un taquito.

JUAN

¡Ay mujer! Con esta hambre que tengo ¡Sólo me das un taquito y para los muertos todo? Pero en fin…

(Inesperadamente: Juan voltea a ver al narrador)

Oye tu narrador, ¿no sé te antoja comer algo?

NARRADOR

Si… Digo no. ¿Cómo crees?

JUAN

¿A poco tu sí has visto a los muertos?

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NARRADOR

Nooo, pero esta celebración es para no olvidarlos. ¿Por qué no te gustan estas costumbres?

JUAN

Pues por qué dicen que vienen ¡Y yo no los he visto nunca! Y la verdad por eso no les creo.

NARRADOR

Bueno, si tu quieres verlos, tienes que esperar a la media noche, tal vez ellos lleguen...

Pero no te vayas a dormir. Debes estar muy atento y prendes mucho copal.

JUAN

Mmm ¡Pues yo como San Bernabé: hasta no ver no creer.

(Pensando)

¿Dónde conseguiré el copal? Lo más seguro es que allá en el mercado.

Eh Firulais, perro ksss, kss, kss, acompáñame al mercado. Perro condenado, me dejas ir sólo.

¡Lupita, ahorita vengooo!

MARY

¿A donde va mi papá, mamá? Siempre se lleva a su perro.

LUPITA

No sé mi hija. ¡Déjalo que se vaya! Algo tendrá que hacer.

NARRADOR

Juan buscó el dinero y no lo encontró.

Fue al mercado y el copal fiado lo pidió.

Mientras, con mucho entusiasmo, Lupita y sus hijas veían la ofrenda para ver si algo faltaba.

¡Verdaderamente lucía muy hermosa!

Ellas pensaron que era el altar de muertos más bonito que jamás habían visto y ya cansadas se fueron
a dormir.

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Entonces llegó Juan.

JUAN

¡Ahora sí…! Voy a prender mi copal y aquí sentado esperaré para ver a los muertos, al fin que ya todos
están dormidos.

(Sonido de perro) ¡

Firulais cállate! Que los vas a despertar.

Shshshshss… ¡Cállate Firulais! No hagas ruido.

¡MMM, mira qué rica comida!

NARRADOR

Y de tanto mirar la ofrenda, a Juan todo se le antojó.

JUAN

Este tamalito me está haciendo ojitos y me lo voy a ejecutar, mmmm… Al fin ni cuenta se van a dar.

Pero después de lo saladito se antoja lo dulcecito y esa calabaza en tacha me la voy a echar.

NARRADOR

Comió y comió de todos los guisados de la ofrenda. Y de tanto comer a Juan el sueño lo venció. ¡Y
sepan ustedes lo que pasó!

(Ronquiditos)

Cuando Juan se encontraba profundamente dormido empezó a soñar…

(Ponerse máscaras de calavera) Track 3

Juan escuchó ruidos misteriosos, pisadas fuertes. La habitación se inundó de una espesa cortina de
humo que impedía que Juan distinguiera con claridad. Sólo veía siluetas que se dirigían hacia él.

Se frotó los ojos con energía para ver mejor y las siluetas poco a poco fueron tomando forma.

Fue entonces cuando pudo reconocer entre ellas… ¿a quién creen? ¿a quién creen?

¡Nunca lo hubiera imaginado…!

Ahí estaba el abuelito Pancho, la tía Conchita y el vecino que hacía un año que había muerto porque
un rayo lo mató.

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Pero lo que más le impresionó fue ver a su papá.

Juan estaba todo asustado, tieso, tieso.

¡Hasta los pelos se le pararon!

Sin embargo, respiró aliviado cuando vio que ellos se dirigían a la ofrenda.

Fue entonces cuando se oyeron los lamentos de los muertos que decían:

VOZ OFF. MUERTO 1

¡Momento, momento. Esta comida se ve que ya la probaron y además, falta mi tamal de mole que un
año he esperado y nunca había faltado.

VOZ OFF. MUERTO 2

Pues no nada más falta tu tamal, también se comieron la calabaza en tacha que tanto me gusta,
aunque me empacha.

¿Quién habrá sido el tragón?

JUAN

Ay dios ¡Ahora si… ya me cacharon!

Ay, pero si nada más comí un poquito.

¡Que muertos tan fijados!

VOZ OF, MUERTO 3

Yo estoy muy triste porque de mí no se acordaron.

Me voy llorando porque ni un guiso me dejaron.

VOZ OF, MUERTO 4

Yo me voy agradecido porque fui bien recibido.

Me pusieron muchas flores velas encendidas para no perderme en el camino.

NARRADOR

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En ese momento Juan vio que los muertos se iban bailando y cantando rumbo al cementerio al son de
una música tan escandalosa que retumbaba en sus oídos, pero lo que en realidad pasaba es que el
gallito Domitilo cantaba sus primeros ki kiri kis tan fuerte que lo despertó.

Juan dijo confundido:

JUAN

No sé si soñé o en verdad vinieron los muertos…

ROSITA

Mamá, mamá. ¡Si vinieron los muertos!

Y se comieron todo el dulce de calabaza.

MARY

¡Hijoles! Se ve que tenían mucha hambre porque también falta un tamal.

JUAN

Es que no saben lo que pasó…

Anoche sí vinieron los muertos.

LUPITA

¿Con qué los muertos eh…?

¿Estas seguro… Juani?

JUAN

Sí… Yo los vi…

(voltea, a ver al público)

¿Cómo les voy a explicar


que yo fui el tragón?
y que por comer tanto
tengo este retortijón.

Mejor aquí me despido.


que si a comer me llaman.
al panteón seguro yo sigo.
y no amanezco mañana.

NARRADOR

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Era terco y rezongón
No entendía la tradición
Pero un sueño le enseñó
La verdad de la razón.

Y… este cuento aquí termina


Despidiéndonos de ustedes
y saludando a la Catrina.

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