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ARBOR Ciencia, Pensamiento y Cultura

Vol. 193-784, abril-junio 2017, a382 | ISSN-L: 0210-1963


doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2017.784n2005

CRISIS, INCERTIDUMBRE Y VULNERABILIDADES SOCIALES /


CRISIS, UNCERTAINTY AND SOCIAL VULNERABILITY

EL IMPACTO DE LA CRISIS THE IMPACT OF THE ECONOMIC


ECONÓMICA EN LA POBREZA CRISIS ON TIME POVERTY AND
DE TIEMPO Y LA DESIGUALDAD GENDER INEQUALITIES
DE GÉNERO
Cristina García Sainz
Universidad Autónoma de Madrid
cristina.garcia@uam.es
ORCID iD: http://orcid.org/0000-0002-2412-1267

Cómo citar este artículo/Citation: García Sainz, C. (2017). El Copyright: © 2017 CSIC. Este es un artículo de acceso abierto
impacto de la crisis económica en la pobreza de tiempo y la distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons
desigualdad de género. Arbor, 193 (784): a382. doi: http:// Attribution (CC BY) España 3.0.
dx.doi.org/10.3989/arbor.2017.784n2005

Recibido: 17 junio 2014. Aceptado: 9 mayo 2016.

RESUMEN: En el presente artículo se trata la pobreza en rela- ABSTRACT: This article discusses poverty in relation to time
ción con el tiempo y el género. En primer lugar, se describen los and gender. Firstly, it explains the theoretical assumptions on
argumentos que acreditan la situación de pobreza de tiempo the topic of time poverty, and the differences between time
y se delimitan los conceptos que la diferencian de otros como deficit and time deprivation. Secondly, it describes the impact
el déficit de tiempo o la privación de tiempo. En segundo lu- of policies of structural adjustment; in the dedication to unpaid
gar, se analiza el impacto que las políticas de ajuste estructural domestic work, by decreasing the state’s role and the declining
están teniendo sobre la dedicación al trabajo no remunerado, of household incomes. Third, the labor market situation in
por la menguante labor del Estado y por la caída de ingresos relation to flexibility of working time and working hours is
en las familias. En tercer lugar, se contempla la situación del contemplated; it shows how the atypical employment produces
mercado laboral en relación con la ampliación de los tiempos time deprivation and subtracts autonomy on own time. Finally,
de trabajo, así como con la flexibilidad impuesta; se observa it explains some contributions dealing with the wealth in
cómo los empleos atípicos producen privación de tiempo y res- time and quality of time, his dimensions and the necessary
tan autonomía sobre el tiempo propio. Por último, se recogen articulation of different social times.
algunas aportaciones que tratan sobre la riqueza y/o la cualidad
del tiempo, sus dimensiones y la necesaria articulación de los
distintos tiempos sociales.

PALABRAS CLAVE: pobreza de tiempo; déficit de tiempo; KEYWORDS: time poverty; time-deficit; time deprivation;
privación de tiempo; riqueza de tiempo; trabajo no remunerado; wealth in time; unpaid domestic work; working time; gender
empleos atípicos; desigualdad de género. inequality.
1. INTRODUCCIÓN dad originan que la demandada conciliación de vida
laboral y personal-familiar se convierta en inoperante
En este artículo se analiza el tiempo como factor de-
para buena parte de la población asalariada. Junto al
a382 terminante de la pobreza. El tiempo constituye un re-
déficit de tiempo, causado en principio por la dedi-
curso que, junto con los ingresos, que habitualmente
cación doméstica, aparece una demanda temporal
se contemplan en los indicadores de pobreza relativa,
El impacto de la crisis económica en la pobreza de tiempo y la desigualdad de género

imprecisa que da lugar a privación de tiempo para


puede revelar situaciones de pobreza escondida tras
colectivos periféricos de los mercados de trabajo. La
déficits de tiempo o privaciones de tiempo. Una ele-
flexibilidad de la jornada de trabajo y los desórdenes
vada dedicación a la producción doméstica condiciona
horarios ocasionan privación de tiempo, puesto que la
otros tiempos de la vida cotidiana y origina déficits de
plena disponibilidad para el empleo reduce la autono-
tiempo. A su vez, el tiempo del empleo, con jornadas
mía sobre el tiempo propio.
largas, o con jornadas irregulares demasiado reducidas,
acorta el tiempo disponible y perjudica la capacidad de En la primera parte de este artículo se lleva a cabo
los individuos para procurar su bienestar. una aproximación teórica sobre la inclusión de la va-
riable tiempo como recurso disponible que, junto con
Tras el cambio de ciclo económico originado en
los ingresos, constituye un indicador cuantitativo de
2007 y el impacto de la crisis sobre el trabajo, la rea-
pobreza relativa. El tiempo disponible y los ingresos
lización de trabajo doméstico se ha visto afectada en
pueden dar lugar a cuatro situaciones posibles: po-
dos direcciones. Por un lado, por la dejación del Es-
breza de ingresos y pobreza de tiempo, pobreza de
tado en relación con asuntos y demandas de interés
ingresos pero no de tiempo, pobreza de tiempo pero
social, que comporta una derivación hacia el hogar de
no de ingresos y ausencia de pobreza. En la segunda
actividades que incrementan el tiempo de dedicación
parte se analizan los efectos que están teniendo en
doméstica. Por otro lado, porque la caída de los in-
España las políticas sociales sobre el desempeño del
gresos y de poder adquisitivo de las familias reduce
trabajo doméstico, con un incremento de la dedica-
las opciones de compra de productos y servicios en
ción temporal al hogar por parte de las mujeres. En
el mercado, muchos de los cuales terminan siendo
la tercera parte se examina cómo la flexibilidad del
elaborados o producidos en el hogar. En suma, la dis-
mercado laboral y la desregulación de los tiempos
minución de la labor del Estado y la incapacidad de
de trabajo pueden reducir la dedicación al empleo,
hacer frente a productos y servicios en el mercado
pero a menudo generan privación de tiempo (y de in-
incrementa el tiempo de trabajo de las mujeres y las
gresos); se contempla la polarización que presentan
familias. En este artículo se quiere mostrar cómo la
los mercados de trabajo, con largas jornadas, por un
situación de crisis está acrecentando el trabajo no re-
lado, y excesivamente reducidas, por otro. La última
munerado y la desigualdad de género.
parte está dedicada a abrir nuevas perspectivas sobre
La situación de incertidumbre derivada de la preca- la calidad del tiempo. Se contempla que, más allá del
riedad del empleo y de la flexibilidad de la relación tiempo disponible, la riqueza de tiempo, o más bien
laboral debilita la posición social de los sectores más la percepción sobre la calidad de vida en un entorno
afectados por ellas. La transformación de las pautas espacio-temporal satisfactorio, se expresa por los vín-
temporales estables del fordismo1, que tiene lugar en culos y conexiones con otros tiempos sociales, con
los mercados laborales desde las últimas décadas del los múltiples tiempos y actividades de otras personas
siglo XX, constituye una de las características más des- e instituciones que coexisten en el entorno. Las po-
tacadas del orden social actual. La flexibilidad aplicada líticas públicas competentes en materia laboral y en
a la jornada de trabajo, si bien puede tener resultados igualdad deben partir de la articulación de tiempos,
positivos para los ocupados en contextos laborales es- ingresos y servicios para corregir las desigualdades
tables, significa flexibilidad de los trabajadores cuan- que conducen a la pobreza y la exclusión social.
do se aplica en condiciones de precariedad. Los traba-
jadores flexibles posindustriales han venido a sustituir 2. APROXIMACIÓN TEÓRICA A LA MEDICIÓN DE LA
a la figura del obrero industrial del mercado fordista. POBREZA SEGÚN TIEMPO E INGRESOS
En este marco de relaciones laborales flexibles se El examen sobre la pobreza no se limita a observar las
reclama plena disponibilidad para el empleo, a la vez privaciones y carencias de ingresos que impiden cubrir
que crece el volumen de responsabilidades y tareas las necesidades básicas, sino que atiende también a la
domésticas como resultado de las medidas aplicadas escasez de medios disponibles para satisfacerlas, entre
en la crisis. Las condiciones del empleo y su inseguri- ellos las que activan las capacidades que tienen los indi-

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viduos para elegir entre opciones alternativas y alcanzar 2.1. El binomio de la pobreza relativa: carencia de in-
un grado satisfactorio de calidad de vida (Sen, 2000; Sen, gresos y déficit de tiempo
2004). Algunos estudios recientes incluyen entre tales Convencionalmente la pobreza de las familias, y de los a382
medios el tiempo disponible como recurso. Junto con individuos, se ha venido valorando básicamente a partir de
los ingresos, el tiempo determina la pobreza de muchas los ingresos disponibles. La medición de la pobreza relati-

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familias e individuos. Ingresos y tiempo, considerados va se basa en los ingresos como variable principal de cálcu-
conjuntamente, aportan una nueva perspectiva que hay lo (el umbral de pobreza se sitúa bajo la línea en la que los
que considerar en los análisis sobre pobreza. ingresos, de la unidad familiar o del individuo, no superan
Distintos autores, como Sen (2002, 30 abril), Arriaga- el 60% de la mediana). La necesidad de complementar los
da (2005) y, en el ámbito de los países desarrollados, análisis de pobreza con otras variables, no estrictamente
monetarias, ha sido un aspecto de interés para los exper-
Blackden y Wodon (2006), han destacado la relación
tos en esta materia. La inclusión del tiempo como recurso
entre pobreza y tiempo, especialmente en el caso de
disponible para dar cuenta de la situación de pobreza de
las mujeres, asociada a la tradicional división del tra-
los hogares se encuentra en el trabajo pionero de Clair
bajo según el género que se produce en los hogares.
Vickery (1977). Los indicadores convencionales de pobre-
Aunque las diferencias de participación en el traba-
za presuponen que la situación de pobreza depende de
jo no remunerado entre mujeres y hombres son más
los ingresos básicamente, y cuando esos ingresos caen por
notables en sociedades menos desarrolladas, también debajo de una línea establecida, o mediana, las familias
se encuentran en las industrializadas y en las posindus- se encuentran en situación de pobreza. Vickery conside-
triales, ya que en todas ellas las mujeres asumen mayo- ra que los hogares, para mantener un estándar básico de
ritariamente los trabajos domésticos. La carga global de calidad de vida, precisan de unos ingresos mínimos, pero
trabajo, medida en tiempo dedicado a ambos trabajos también de tiempo que, destinado a la producción do-
(remunerado y no remunerado) es superior para ellas méstica, permita garantizar el bienestar de los miembros
en comparación con los varones, con independencia de del hogar. La propuesta de Vickery consiste en añadir la
cuál sea la dedicación al empleo. Las consecuencias so- variable tiempo como un factor esencial para determinar
ciales derivadas de la desigual distribución del trabajo el umbral de pobreza, de manera que para valorar la cali-
pueden ser evaluadas tanto en relación con el tiempo dad de vida de los hogares contaría tanto el input de los
disponible, como con los ingresos, las oportunidades y ingresos disponibles como el input de tiempo disponible.
las capacidades. La relación se representa gráficamente en la figura 1.

Figura 1. El binomio ingresos y tiempo en la generación de pobreza.

Fuente: Basado en Vickery, 1977.

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El eje de ordenadas representa los ingresos y el de el tiempo como un componente que debe acompañar
abscisas el tiempo. Tm es el tiempo disponible con el a los ingresos porque, como dicen, “el dinero no sir-
que cuentan los hogares para destinar al trabajo, tan- ve para comprarlo todo”. A partir de las encuestas de
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to a trabajo de mercado como a producción domés- uso del tiempo estudian las situaciones de carencia
tica. Algunas características de los hogares, como el de tiempo -déficit de tiempo- en hogares compuestos
El impacto de la crisis económica en la pobreza de tiempo y la desigualdad de género

número de miembros, determinarían los parámetros de padres o de madres conviviendo con menores de
de la curva DBAC. El umbral de pobreza de ingresos 15 años. Su aportación se centra en estudiar el déficit
viene determinado por la línea IoC, por debajo de la de tiempo entre grupos de trabajadores que dedican
cual se encuentran los hogares pobres por razón de largas jornadas a su ocupación laboral para ganarse
ingresos; pero a su vez, la pobreza de tiempo ven- la vida. En estos casos, cuando se carece de tiempo
dría dada por la línea ToB, por debajo de la cual se para dedicar a actividades domésticas se precisa de
encontrarían los hogares con pobreza de tiempo. De dinero para comprar bienes y servicios en el mercado
ello resulta que los hogares pobres de ingresos, de si se quiere mantener el mismo nivel de consumo; lo
tiempo, o de ambos, quedarían bajo la curva DBAC. relevante es que muchas familias con bajos ingresos
La forma de la curva vendrá dada por la capacidad de carecen también de dinero suficiente para compensar
los hogares para sustituir dinero por tiempo; es decir, su carencia de tiempo doméstico mediante la compra
si los ingresos son altos pueden comprarse bienes y de bienes y servicios. A diferencia de Vickery estos
servicios en el mercado, o adquirirse con prestaciones autores llaman la atención sobre la escasa capacidad
públicas, para compensar la falta de tiempo. La autora con la que cuenta la población trabajadora para deci-
pretende mostrar, por un lado, lo desacertado de con- dir sobre el tiempo que desea dedicar al empleo, dada
templar únicamente la variable ingresos para estimar la situación de incertidumbre que presentan los mer-
la pobreza de los hogares y, por otro lado, el papel cados laborales, así como la baja participación de la
que pueden tener las transferencias o prestaciones población asalariada en las decisiones que conciernen
públicas para compensar los ingresos familiares de los a la gestión y organización de los tiempos del empleo.
hogares con pocos recursos.
Para conocer cómo Harvey y Mukhopadhyay (2007,
Los análisis de Vickery suponen un tratamiento no- p. 60) entienden el déficit de tiempo es preciso partir
vedoso en la consideración de la pobreza, al introdu- de la clasificación de Aas (1982), para quien el tiempo
cir un sistema comparativo y complementario entre el es un recurso disponible y cuantificable, que puede
tiempo y la renta necesaria para superar el umbral de ser distribuido entre cuatro categorías de actividades:
pobreza de los hogares. La autora analiza los hogares a) el tiempo necesario para el cuidado de uno mis-
de EE.UU. en los años setenta a través de una estima- mo; b) el tiempo obligado, impuesto por el empleo y
ción de los ingresos, de la participación de los trabaja- la formación; c) el tiempo comprometido por las res-
dores en el mercado de trabajo y de las horas dedica- ponsabilidades familiares y domésticas; y d) el tiempo
das al mismo, así como de las necesidades de tiempo libre, que es el resultado de restar las 24 horas del día
según el tipo de hogar. Sus resultados muestran que del tiempo gastado en los tres grupos de actividades
los más expuestos a la pobreza son los monoparen- citadas (cuidados personales + empleo + hogar). De
tales compuestos por mujeres (madres) conviviendo esta forma, considerando el tiempo diario disponible
con niños menores. De su estudio se concluye que el al que se le resta el tiempo necesario (de cuidados
hecho de que los adultos dispongan de más tiempo personales) más el tiempo comprometido (para el
no revierte en mejor calidad de vida si los ingresos no hogar), si una persona se emplea por más tiempo que
superan una línea crítica (IoC). Por el contrario, puede el resultante de esta resta sería pobre de tiempo, es
observarse pobreza de tiempo con ingresos elevados, decir, presentaría déficit de tiempo.
aunque se disponga de dinero para sustituir la caren-
La aportación de Harvey y Mukhopadhyay incluye
cia de tiempo por bienes y servicios adquiridos en el
un cálculo del valor económico que supone el déficit
mercado. Sin embargo, cuando a la carencia de tiem-
de tiempo. Para ello, otorgan un valor a ese tiempo
po se suma la de ingresos, la pobreza se multiplica.
de acuerdo con el salario mínimo. Tras sus estimacio-
Tres décadas más tarde, el estudio de Vickery ha nes se destaca que el déficit de tiempo se encuentra
servido de inspiración a los canadienses Andrew Har- en mayor medida en los hogares monoparentales de
vey y Arun Mukhopadhyay (2007), quienes lo conside- personas empleadas con dos o más menores a cargo.
ran un punto de partida básico para avanzar en las re- Afirman que es también en estos hogares donde se
laciones entre tiempo, dinero y pobreza. Consideran encuentra la mayor incidencia de pobreza observada

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en tiempo e ingresos conjuntamente. Señalan que tiempo es más frecuente en hogares monoparentales
para muchos de estos hogares es muy difícil escapar y, especialmente, en los encabezados por una madre
de la pobreza de tiempo, por lo que proponen que de- con dos o más hijos. Tras sus resultados, los autores
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berían verse compensados con una retribución equi- plantean la necesidad de que los programas de ayu-
valente al valor económico que supone su déficit de da pública, para paliar la pobreza escondida causada

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tiempo (Harvey y Mukhopadhyay, 2007, p. 70). por el déficit de tiempo, se extiendan a los grupos de
población afectados también por pobreza de tiempo.
A partir de los trabajos de Vickery (1997) y de Har-
vey y Mukhopadhyay (2007), Antonopoulos y Memis
3. EL INCREMENTO DEL TIEMPO COMPROMETIDO
(2010) han aplicado el estudio sobre déficit de tiem-
EN TRABAJO DOMÉSTICO EN ESPAÑA
po a distintos países con diferente nivel de desarro-
llo. En su investigación llevada a cabo para el caso de Los estudios mencionados en el apartado prece-
Sudáfrica ponen de manifiesto que los indicadores dente introducen el factor tiempo como variable de-
que se utilizan para medir la pobreza de tiempo en terminante de la pobreza. Consideran que el tiempo
los países desarrollados a menudo no son útiles para comprometido en trabajo doméstico es el componen-
dar cuenta de lo que sucede en otros países menos te fundamental de la organización y la distribución del
industrializados que cuentan con diferentes modos de tiempo en distintas actividades y es el que, en primera
vida y contextos de trabajo distintos. En estos países instancia, determina la pobreza de tiempo. Desde esta
buena parte de la actividad desempeñada diariamen- perspectiva de medición de la pobreza se presupone
te es trabajo no remunerado, como acarrear agua, que el tiempo destinado a atender las necesidades
atender a las criaturas y otras variadas tareas para la básicas de la vida diaria (alimentación y descanso, bá-
subsistencia, las cuales no pueden ser sustituidas por sicamente) es análogo para las personas adultas pero,
servicios adquiridos en el mercado, ni son compensa- sin embargo, el destinado a la producción doméstica,
das con prestaciones proporcionadas por el Estado. El un tiempo comprometido con la subsistencia, la salud
desempeño del trabajo de subsistencia puede llegar y el equilibrio personal y el bienestar (y no el tiempo
a sustraer tiempo del necesario para dormir, lo cual del empleo), es el que introduce las diferencias que
no puede ser valorado en términos de déficit de tiem- posicionan a los sujetos en relación con otros tiempos
po sino más bien como privación o penuria de tiem- sociales y delimitan sus estrategias.
po. Con frecuencia puede producirse excedente de
tiempo a la vez que se padece penuria o privación de 3.1. La labor menguante del Estado y sus efectos so-
tiempo. Para estas autoras el concepto privación de bre el trabajo doméstico
tiempo se adapta mejor a las condiciones de vida y de En el pasado, el desarrollo de los estados de bien-
trabajo de buena parte de la población de los países estar en Europa se ha identificado con asignación de
en vías de desarrollo, aunque, como recuerdan, pue- gasto público a asuntos sociales, así como con la im-
de también encontrarse en prácticas laborales de los plantación de servicios públicos que pudieran facilitar
países desarrollados; de hecho, se halla entre aque- la desfamiliarización, entendiendo como tal la posibi-
llos grupos de trabajadores que carecen de jornadas lidad de que todo individuo, con independencia de su
de trabajo regulares y deben estar disponibles para el situación familiar, pudiera llevar a cabo sus expectati-
empleo a cualquier hora del día. vas de participación en la vida social y especialmen-
te en la vida laboral. El ya débil estado de bienestar
Con similar orientación, Antonopoulos, Masteron
español está experimentando en los últimos años un
y Zacharias (2012) han llevado a cabo más reciente-
paulatino retroceso, en tanto que manifiesta una de-
mente su investigación sobre pobreza de tiempo en
jación de responsabilidades y compromisos en la re-
países latinoamericanos (Argentina, Chile y México)
solución de problemas sociales que reclaman su inter-
donde han aplicado un indicador que combina el nivel
vención. La reducción de la labor social que compete
de ingresos y el tiempo necesario para la producción
al Estado está repercutiendo, de distintas formas, en
doméstica en distintos tipos de hogares. Sus resulta-
la vida personal y familiar, provocando un incremento
dos muestran que la pobreza se esconde en hogares
del trabajo no remunerado y del tiempo destinado a
donde hay al menos un ocupado cuyos ingresos son
la producción doméstica.
demasiado bajos para cubrir su déficit de tiempo do-
méstico mediante el acceso a servicios en el mercado. En España las políticas de ajuste estructural aplicadas
Al igual que en las investigaciones citadas anterior- en los últimos años están afectando negativamente a
mente estos autores encuentran que la pobreza de la oferta de servicios públicos básicos, educativos, sa-

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nitarios y sociales (en especial a la atención a las per- un recorte a las prestaciones económicas y sociales
sonas en situación de dependencia), por citar algunos otorgadas a los cuidadores que se hacen cargo de fa-
de los campos más relacionados con la producción y la miliares dependientes. La atención de las personas
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reproducción doméstica. El debilitamiento del estado adultas dependientes requiere de una respuesta so-
de bienestar tiene como consecuencia una derivación cial y de un tratamiento con perspectiva integral; sin
El impacto de la crisis económica en la pobreza de tiempo y la desigualdad de género

al ámbito privado familiar de demandas que podrían embargo, las medidas aprobadas recientemente van
ser atendidas por los poderes públicos. Esta práctica únicamente en la dirección de revertir el cuidado ha-
significa un refuerzo del modelo familiarista, en tanto cia la institución familiar. Los efectos de estas políticas
que traslada la responsabilidad del cuidado a las mu- impactan más negativamente en los hogares con me-
jeres (y a las familias) provocando un incremento del nos recursos, los que cuentan con personas que re-
tiempo destinado a trabajo doméstico en tareas que quieren una demanda intensiva de cuidados y en las
(aunque solo fuera parcialmente) estaban siendo asu- cuidadoras no profesionales.
midas por los poderes públicos. Como ejemplo de ello
se encuentra la disminución del presupuesto destina- El debilitamiento del poder de los Estados a la hora
do a la educación que ha tenido como consecuencia la de hacer frente a las necesidades sociales contrasta con
desaparición de algunos programas educativos, como el poder con el que se impone, desde el fundamentalis-
el encargado de la educación infantil -Educa3- o la su- mo del mercado, la gestión privada y la eliminación de
presión de servicios complementarios, como los come- servicios públicos (Stiglitz, 2012; Ruesga, 2012). Los go-
dores escolares, cuyo vacío ha de llenarse con mayor biernos muestran una capacidad cada vez menor para
dedicación temporal por parte de la familia (madres, responder a los retos sociales que la sociedad plantea.
padres, abuelos) a cuidados infantiles, atención de los Lejos de promover la universalización de los servicios
escolares en casa y otras tareas domésticas. En el cam- públicos, se tiende a aminorarlos o se promueve su
po de la salud pública, la reducción de servicios y de privatización, lo que deja a gran parte de población sin
personal sanitario, además de tener efectos negativos recursos desasistida. Estas pautas de desestatalización
sobre el estado de salud de la población más vulnera- conducen a que sean las familias quienes tengan que
ble, revierte sobre los hábitos de provisión de cuidados buscar soluciones privadas, de uno u otro signo (exter-
en el hogar. En ese sentido, la reducción de los periodos nalización, voluntariado, trabajo no remunerado, em-
de hospitalización en los centros públicos, así como la pleo informal, etc.) dependiendo sobre todo de su ca-
implantación de programas de atención médica do- pacidad adquisitiva. El trabajo familiar no remunerado
miciliaria se apoyan sobre la disponibilidad de algún se incrementa cuando no se cuenta con servicios públi-
miembro de la familia que pueda (y disponga de tiem- cos ni es posible adquirir los servicios en el mercado. El
po para) sustituir la atención especializada. incremento del trabajo doméstico termina provocando
déficit de tiempo en los individuos y grupos sociales
Otro ámbito en el que el abandono de la labor social con mayor dedicación al mismo y pobreza de tiempo
por parte del Estado repercute en el trabajo no remu- en aquellos con menores ingresos.
nerado de los hogares se encuentra en los servicios
de atención a la dependencia. Los indicadores de co- El tiempo comprometido en la producción domés-
bertura de población atendida muestran una práctica tica está estrechamente vinculado con el orden social
paralización de este sistema, que ha sido nombrado de género. La división sexual y social del trabajo, que
como “cuarto pilar del estado de bienestar”. A pesar rige en la mayor parte de las sociedades, atribuye a
del paulatino envejecimiento de la población espa- las mujeres el trabajo reproductivo, de manera que
ñola, en los últimos años se ha experimentado un son ellas quienes tienen más comprometido su tiem-
descenso en el número de personas atendidas por el po con el desempeño de actividades domésticas no
sistema público. Desde 2012 los requisitos de acceso remuneradas. La proporción de mujeres que dedica
son más restringidos, menos personas dependientes tiempo a trabajos domésticos es más elevada que
pueden optar al catálogo de servicios disponible y se la de varones. En España un 91,9% de mujeres des-
constata un mayor retraso, un abandono entre quie- empeña actividades relacionadas con el trabajo do-
nes, habiendo sido valorados como dependientes, méstico familiar frente al 74,7% de varones. El tiem-
quedan sin ser atendidos (Barriga Martín, Brezmes po dedicado a estas ocupaciones también es mayor
Nieto, García Herrero y Ramírez Navarro, 2013). Estos entre la población femenina: 4 horas y 29 minutos
cambios generan un ahorro para la administración pú- diarios frente a las 2 horas y 32 minutos que dedican
blica, pero se consigue incrementando el gasto asumi- los varones (Instituto Nacional de Estadística, 2010).
do por los usuarios. Al mismo tiempo se ha aplicado Esta participación coloca a las mujeres en un punto

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de partida desfavorable en relación con la dedicación incrementado el tiempo que dedicaban a compras de
al empleo y con la obtención de ingresos suficientes alimentos, rompiendo así la tendencia manifestada
para compensar el déficit de tiempo. Si se observa la en los últimos años. Si en 2008 el tiempo invertido
a382
dedicación según la composición del hogar, los datos en esta tarea era de 2 horas y 45 minutos, en 2012
muestran que la presencia de menores o de mayores este tiempo se ha elevado hasta una media de 3 horas

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dependientes en el mismo provoca las situaciones semanales. El citado informe señala que los consumi-
que mayor cómputo de tiempo requieren. Así, cuando dores examinan más que hace cuatro años los produc-
el hogar cuenta con miembros menores de diez años tos y los precios, y seleccionan el establecimiento de
o cuando hay adultos dependientes, la dedicación de compra de acuerdo con el ahorro que calculan. Como
tiempo, para ambos géneros, supera las cuatro horas resultado, en el citado periodo, los consumidores han
diarias, aunque las diferencias entre mujeres y hom- incrementado el tiempo de dedicación a las compras
bres siguen siendo significativas. alimenticias prácticamente en un 10%.

3.2. Empobrecimiento familiar y trabajo no remunerado La recesión económica ha provocado una inten-
sificación del trabajo y un incremento del trabajo
Por otra parte, la caída de poder adquisitivo de los doméstico y de cuidados (Benería, 2010, p. 1522).
individuos y las familias, debida al descenso de los sa- El incremento del tiempo destinado a la producción
larios y la disminución de los ingresos, está provocan- doméstica es consecuencia tanto de la dejación del
do una reducción del gasto en productos y servicios.
Estado en asuntos sociales como de la inaccesibilidad
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística
de las familias a los servicios que oferta el mercado,
(2013) el gasto medio por hogar ha descendido sig-
provocada por la caída de sus ingresos. Su impacto en
nificativamente en 2012, con relación al año anterior,
los hogares no está siendo neutralizado por un mayor
en dos conceptos muy relacionados con la actividad
acceso y una mejor calidad de los servicios públicos,
doméstica: hoteles, cafés y restaurantes (-7,5%) y artí-
sino que depende de la posición socioeconómica de
culos de vestir y calzado (-10,2%), lo que significa que
las familias y de las redes de solidaridad formal e in-
una parte de ese consumo ha dejado de realizarse y
formal. Por otra parte, la composición de los hogares
que otra parte se ha sustituido por producción domés-
tiene efectos en el grado de corresponsabilidad do-
tica familiar. En relación con las pautas de consumo
de la población española un reciente informe muestra méstica y el reparto del trabajo en el hogar; aunque
que se ha producido un descenso del gasto en alimen- queda aún por explorar cuál es la contribución de los
tación (-1,3%) en relación con el año anterior, y una varones a la producción doméstica en el contexto de
disminución de un 4,1% en el consumo alimentario la crisis, cuando la incertidumbre y la precariedad del
extradoméstico (Alimentación en España, 2012). El empleo debilitan las normas de género que les asigna-
descenso del consumo alimenticio no es uniforme, ban (en exclusiva) el rol sustentador. A su vez, las con-
sino que presenta gran disparidad según el tipo de diciones del empleo y la organización de los tiempos
hogar: ha disminuido con relación a la media, en un laborales dificultan, aún más, la distribución equilibra-
11,3%, en los hogares de renta baja y un 2,0% en los da del trabajo entre los miembros del hogar.
de renta media, mientras que se ha incrementado en En relación con la estructura productiva, el au-
un 12,0% en los de renta alta, lo que da cuenta de la mento del trabajo no remunerado de los hogares
distancia creciente entre clases sociales en el acceso está contribuyendo a descompensar la distribución
a productos básicos. En relación con la composición económica del trabajo entre actividades domésticas
de los hogares se observa que los monoparentales y remuneradas, en perjuicio de las primeras. Esta cir-
con criaturas pequeñas se encuentran entre los más cunstancia no solo tiene repercusiones entre los in-
perjudicados por el descenso del gasto en productos dividuos más activos en trabajo doméstico, sino que
alimenticios. De hecho, son estos hogares compues- tiene derivaciones de índole estructural, en la medida
tos por una persona adulta y uno o más niños depen- en que refleja un descenso del sector mercantil, que
dientes los que presentan las mayores tasas de riesgo arrastra consigo una caída de la producción de bienes
de pobreza en España y en Europa (Instituto Nacional y servicios y, con ella, de la recaudación de las hacien-
de Estadística, 2012; Eurostat, 2013). das públicas. El desequilibrio de la carga de trabajo
Como resultado de la caída de los ingresos familiares en favor del trabajo no mercantil aproxima a España
los hábitos de compra de los hogares también se han a países menos desarrollados, donde la proporción
modificado. Según el informe de Mercasa, Alimenta- de trabajo no remunerado (contabilizada en horas de
ción en España 2013, los consumidores españoles han trabajo) tiende a ser elevada, mientras que la aleja de

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otros países europeos como Bélgica, Holanda, Francia crisis, algunos derechos laborales tradicionalmente
y Alemania, además de los nórdicos, donde la diferen- asentados, como la negociación colectiva y la protec-
cia de tiempo de dedicación a ambos tipos de trabajo ción social pactada en los convenios, se han perdido
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es menor y también es más pequeño el volumen de la para miles de personas ocupadas y con ellas la opor-
carga global de trabajo (OECD, 2011; World Develop- tunidad de que los trabajadores participen en la or-
El impacto de la crisis económica en la pobreza de tiempo y la desigualdad de género

ment Report 2012). ganización de los tiempos en sus empresas. Cada vez
más, las prácticas laborales presentan una disociación
4. PRECARIEDAD DEL TRABAJO REMUNERADO Y PRI- entre el tiempo acordado en el contrato y el efectua-
VACIÓN DE TIEMPO do, de manera que las horas pactadas en el contrato
no se corresponden con las efectivamente realizadas
Ya a mediados de los noventa el francés R. Castel
manifestaba, con relación a la situación de entonces, (Moreno Colom, 2010, p. 307).
que la crisis posiblemente había logrado acabar con Con carácter general, la introducción de las tecno-
una idea de progreso en la que existía la confianza de logías de la información y la comunicación (TIC) en la
contar con los mecanismos necesarios para controlar vida laboral ha permitido incrementar la productividad,
el devenir de la sociedad. El derrumbe de la sociedad pero también ha contribuido a incrementar el tiempo
salarial significaba para él la pérdida de centralidad más allá del desempeñado en el centro de trabajo. La
del trabajo (asalariado) y la degradación del asalaria- estandarización de las relaciones de empleo del fordis-
do. El orden social construido en el pasado se encuen- mo significaba, entre otras cosas, que el trabajo (asa-
tra ahora alterado, de manera que los principios de lariado) se realizaba fuera de casa (en oposición al do-
protección social y solidaridad están siendo sustitui- méstico), pero tal frontera ha quedado difuminada tras
dos por la lógica de la competitividad y la rentabili- los cambios temporales aplicados actualmente a la re-
dad. En su Metamorfosis de la cuestión social destaca lación laboral (Prieto y Ramos, 1999; de Castro, 2007),
además que “toda la organización de la temporalidad con la aplicación de las TIC y, en concreto, con el tele-
social está afectada y todas las regulaciones que rigen trabajo. Con esta modalidad de flexibilidad del lugar de
la integración de los individuos en sus diferentes ro- trabajo se lleva a cabo una penetración de la actividad
les, tanto familiares como sociales, se han vuelto más laboral en la vida personal y familiar, una intromisión
flexibles” (Castel, 1997, p. 449); una afirmación que que no resulta gratuita para el entorno doméstico ni
casi veinte años más tarde es ampliamente compar- para los miembros que lo componen, puesto que inva-
tida, entre otros por Ladner (2009), quien afirma que de los espacios y altera los tiempos de la cotidianeidad
la estructura temporal de la sociedad fordista se ha compartida (a la hora de cenar, de descansar, de dor-
transformado dando paso a otra definida por un tiem- mir, etc.). La realización de prácticas laborales como el
po impredecible, fragmentado y cambiante. teletrabajo afecta al ámbito doméstico e incrementa el
En este apartado se tratan los efectos de la flexi- trabajo del hogar. S. Ladner ha observado la influencia
bilidad sobre los tiempos de trabajo de la población que tienen las TIC en el trabajo y en la prolongación de
ocupada que más frecuentemente escapa a la norma- la jornada, así como en la percepción que hombres y
lización horaria. Si bien existe una tendencia a la bi- mujeres tienen acerca de esta situación. Para los varo-
furcación en la dedicación laboral, tanto en países de- nes, trabajar más horas de las habituales es entendido
sarrollados como en desarrollo, la observación de la como una necesidad que finalmente revierte en bene-
prolongación de los horarios laborales y de los ajustes ficio de la familia, y así es compartido por sus parejas.
de jornada se centra básicamente en el caso español. Las mujeres, sin embargo, no lo conciben de la misma
forma, no lo aceptan como un sacrificio necesario; ellas
4.1. Flexibilidad y jornadas excesivas mismas, al igual que sus parejas, tienden a rechazarlo
por las distorsiones que introduce en la vida familiar.
Al igual que en otros países europeos, en España
La prolongación de la jornada, a la que se ve expuesta
las relaciones laborales experimentan actualmente
buena parte de la población empleada, repercute ne-
un proceso de cambio en el que las condiciones de
gativamente en quienes desempeñan habitualmente
trabajo se ven deterioradas, especialmente entre los
el trabajo doméstico, que lo asumen sin compensación
grupos de trabajadores de baja cualificación y bajos
alguna, contribuyendo indirectamente al desempeño
salarios, subempleados, que se ubican en las zonas
laboral (Ladner, 2009, pp. 298-299).
de mayor inseguridad y riesgo del mercado de trabajo
(Beck, 2002, p. 180; Alonso, 2009, pp. 149-150). Con Por otra parte, las políticas de ajuste estructural,
las políticas de ajuste y las normas aprobadas en la que han liberalizado y desregulado los mercados, para

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facilitar el beneficio a corto plazo, se materializan en Una mirada crítica a las políticas de conciliación, tal
el mercado de trabajo en una flexibilidad contractual, y como se han planteado en España, la aportan Bo-
que conduce a reducciones drásticas de efectivos, y rrás, Torns y Moreno (2007) quienes destacan que no
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en una flexibilidad salarial que ajusta los salarios a la se trata únicamente de procurar el equilibrio entre
baja (Ruesga, 2012, p. 421). El resultado es un dete- tiempos dentro y fuera del empleo, sino de atender

Cristina García Sainz


rioro de la relación laboral que genera incertidumbre los conflictos de la propia relación laboral derivados
y riesgo a la población afectada, que busca oportuni- de una ordenación unilateral de los tiempos de traba-
dades para mejorar su situación. Las estadísticas labo- jo, no consensuada ni pactada. Estos autores conside-
rales muestran que, entre 2006 y 2012, la población ran que las políticas de conciliación no serán efectivas
ocupada que busca otro empleo por “inseguridad en si no adoptan medidas que combinen el objetivo de
su empleo actual” se ha incrementado en un 92,5% y igualdad de oportunidades con medidas de índole la-
que el número de ocupados que busca otro empleo boral sobre el tiempo de trabajo. Su posición acerca
para mejorar sus ingresos se ha incrementado en un de la orientación de estas políticas toma forma en una
22,7% en ese mismo periodo (Instituto Nacional de Es- propuesta que articula tres niveles de actuación: in-
tadística, 2012). Muchos asalariados amplían el tiem- dividual, social y laboral. Individual, en tanto que las
po de trabajo con ocupaciones complementarias o medidas han de responder a necesidades reales que
prolongan la jornada por exigencias de la producción. los sujetos experimentan en su vida cotidiana; social,
Sin embargo, el hecho de trabajar muchas horas no porque se trata de un problema de organización so-
supone una garantía de suficiencia de ingresos para cial, institucional, y no solo de tiempos, ni concernien-
estas personas, ya que los sueldos no les permiten, en te únicamente a las mujeres; y laboral, porque tales
muchos casos, superar el umbral de pobreza. Paradó- medidas deben implementarse en conjunción con
jicamente, el mercado laboral español ofrece jorna- una ordenación razonada y negociada de los tiempos
das laborales elevadas (en comparación con otros paí- de trabajo.
ses del entorno europeo) junto con tasas muy altas de
Las políticas laborales implantadas en los últimos
desempleo, lo que se traduce en una intensificación
años añaden más riesgo e incertidumbre a las relacio-
del empleo entre la población ocupada que trabaja
nes de empleo, al vínculo laboral y a las condiciones
muchas horas, frente a desocupación de otras mu-
de trabajo. En este contexto laboral la puesta en prác-
chas personas que no pueden dedicar jornada alguna,
tica de medidas de conciliación se convierte casi en
o dedican un tiempo escaso, al trabajo remunerado.
un privilegio al que solo algunos grupos de trabajado-
En este contexto de prolongación de los tiempos de res pueden acceder. La percepción de riesgos, como
trabajo, coincidente en el tiempo con una creciente la posible pérdida del empleo, disuade a la población
participación laboral femenina, se han ido poniendo trabajadora de ejercitar derechos laborales, como por
en marcha desde la década de los noventa, diversas ejemplo el disfrute de permisos laborales para cuidar
medidas de conciliación de la vida laboral y familiar- a familiares, menores o mayores dependientes. Así se
personal, con el objeto de facilitar la compatibilidad puede observar en la evolución de las excedencias to-
entre el empleo (sobre todo femenino) y el desempe- madas para cuidados de criaturas y familiares adultos,
ño de tareas domésticas y familiares. Los estudios so- cuya cifra registra un descenso de un 14,5% en solo
bre conciliación han puesto de relieve los desajustes y dos años, entre 2010 y 2012 (Ministerio de Empleo y
conflictos generados en torno al tiempo de trabajo y Seguridad Social, 2012).
la desigualdad de género. Buena parte de las investi-
4.2. Jornadas reducidas en empleos atípicos: priva-
gaciones realizadas sobre conciliación han destacado
ción de tiempo
los efectos que las largas jornadas laborales tienen
sobre el ejercicio de responsabilidades domésticas, La reorganización de los mercados laborales glo-
en especial sobre la demanda de cuidados familiares, bales ha generado una polarización en los empleos
de menores y de adultos dependientes. Algunos infor- (Stiglitz, 2012, p. 105; Sassen, 2013, p. 397). Junto a
mes europeos (Kotowska et al.; 2010; Eurostat, 2012) ocupaciones de alto nivel profesional crece también
han visibilizado los “conflictos de tiempo”, derivados un abanico de empleos precarios con jornadas y sala-
de una alta dedicación al empleo, y la tensión que rios reducidos (trabajos auxiliares y domésticos, entre
perciben las personas ocupadas al considerar que de- otros). Las nuevas normas laborales, más que regular
dican demasiado tiempo al trabajo, laboral y familiar, y asegurar las condiciones de la relación laboral abren
frente al escaso tiempo que destinan a las relaciones la puerta a lo impredecible, especialmente en relación
sociales y las aficiones. con el tiempo de trabajo; las prácticas en este sen-

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tido se dirigen a una reducción de las jornadas, con caer en la pobreza (Lee, McCann y Messenger, 2008,
preferencia por el trabajo a tiempo parcial, jornadas p. 91 y p. 97). El indicador AROPE, que recoge el ries-
fragmentadas, por días o por horas, en horarios dis- go de pobreza y exclusión social entre la población de
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continuos, etc., que pueden ser sometidas a cambios la Unión Europea, pone de relieve que, además de la
con facilidad. En Alemania estos empleos atípicos se pobreza de ingresos y de otras carencias materiales,
El impacto de la crisis económica en la pobreza de tiempo y la desigualdad de género

conocen como minijobs y en Reino Unido toman la la minimización de la jornada laboral también condu-
forma de Zero-hours contracts. Esta modalidad crece ce a situaciones de penuria. Este indicador señala que
significativamente en los últimos años, en este últi- se encuentran en riesgo de pobreza las personas de
mo país, en sectores como hostelería y restauración, un hogar en el que sus miembros en edad laboral se
educación y servicios sociales (Pyper y McGuinness, emplean por menos del 20% del total de su potencial
2013). Las características principales de estos empleos tiempo de trabajo (Instituto Nacional de Estadística,
son su jornada flexible y reducida que, sin embargo, 2012). De acuerdo con dicho indicador, el porcentaje
va unida a la plena disponibilidad temporal según las de personas, de entre 0 y 59 años, que viven en Espa-
necesidades productivas, su irregularidad horaria y su ña en hogares con baja intensidad de empleo fue de
bajo salario, en consonancia con el tiempo realmen- un 14,2% en 2012, una cifra solo superada por Croa-
te trabajado (lo que implica que la remuneración no cia, el país que más recientemente se ha incorporado
alcance, en muchos casos, el salario mínimo). Como a la Unión Europea.
en otros trabajos de baja cualificación en estos em-
La temporalidad del empleo va unida a la precarie-
pleos atípicos, de reducida jornada o minijobs, el
dad en el caso del mercado laboral español; ambas
tiempo presencial (oncall, “de guardia”) no se tiene
configuran actualmente la norma social de empleo
en cuenta, siendo de libre disposición para la empresa
(Miguélez y Prieto, 2008). Autoras como Carrasquer
y un tiempo del que la persona contratada no puede
y Torns (2007) y Torns (2011) han mostrado su parti-
disponer. El desempeño de estos empleos de baja in-
cular incidencia en relación con el empleo femenino.
tensidad temporal no se percibe como una mejora, o
Desde esta perspectiva, se plantea que las políticas
una ventaja comparativa con respecto a otros de jor-
de conciliación, en tanto que no atienden a este con-
nadas más largas, sino que se valora como un “tiem-
texto, estarán llamadas a ser residuales, porque solo
po libre involuntario” (Araújo, Duque y Franch, 2013)
responden a las aspiraciones de una porción reduci-
que empobrece la calidad de vida. En estos casos el
da del universo ocupacional. Los sectores de mayor
tiempo reducido del empleo se inserta en el desorden
ocupación femenina, entre los que se encuentran la
temporal, la intermitencia, el carácter esporádico y
sanidad, el comercio, el empleo doméstico, la limpie-
la discrecionalidad que sufren quienes los desempe-
za, los cuidados a las personas y la restauración, se
ñan, sometidos a privación de (su) tiempo, tal y como
encuentran entre los más sometidos a condiciones de
apuntaban Antonopoulos y Memis (2010).
flexibilidad en relación con las jornadas y los horarios,
Las estadísticas sobre condiciones de vida muestran por un lado, y con la estabilidad de los puestos de tra-
la relación contradictoria existente entre tiempo de bajo, por otro. Buena parte de los empleos de estos
trabajo, duración de la jornada y riesgo de pobreza. sectores son a tiempo parcial, sumergidos (como el
Si se compara el tiempo dedicado al trabajo con la ex- servicio doméstico), se realizan mediante jornadas
posición al riesgo de pobreza entre las personas ocu- fragmentadas (como el sector de cuidados a las perso-
padas a tiempo completo y a tiempo parcial, se com- nas, la limpieza, la hostelería y el comercio) o a turnos
prueba que, con carácter general, en todos los países (como una proporción importante del sector sanita-
europeos, la población que trabaja a tiempo parcial rio). La participación femenina en estos sectores agru-
tiene mayor índice de pobreza que la que trabaja a pa prácticamente a la mitad de las mujeres ocupadas
tiempo completo. Entre la población española en ries- en España. Son las más proclives a sufrir pobreza de
go de pobreza según la jornada trabajada se constata tiempo y de ingresos.
que, en el año 2012, un 10,9% de las personas ocupa-
das a tiempo completo eran pobres, mientras que la 5. DISPONIBILIDAD DE TIEMPO Y CUALIDAD DEL
pobreza alcanzaba a un 18,8% de las que trabajaban TIEMPO VIVIDO
a tiempo parcial.
Hasta ahora se ha analizado la pobreza de tiempo
La reducción de la jornada laboral, no voluntaria, y se ha mostrado cómo las políticas públicas, sociales
se interpreta como “subempleo relacionado con el y laborales tienen una fuerte influencia en la disponi-
tiempo” y se vincula a una mayor probabilidad de bilidad de tiempo de las personas, sobre todo en re-

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lación con el trabajo doméstico y las condiciones del cipal factor que limita el desempeño de otras activi-
empleo. La distribución del tiempo viene determina- dades fuera del hogar, entre ellas, el empleo (Razavi,
da por la vida familiar y por las jornadas y los horarios 2007, pp. 7-8).
a382
laborales, por lo que las actuaciones para mejorar las
En esta línea argumental se sitúa la propuesta de J.
carencias de tiempo y de ingresos deberían ir orienta-
Lewis (2006, p. 53), que parte de los avances que en

Cristina García Sainz


das en ambas direcciones; es decir, tanto atendiendo
este terreno han supuesto las políticas de conciliación
a la corresponsabilidad doméstica como a la organiza-
implantadas en los países nórdicos que, si bien han
ción de los tiempos y las condiciones de trabajo, pero logrado mejoras considerables en la igualdad de gé-
también, en relación con ambas esferas, hacia la ex- nero, no han conseguido equiparar la distribución del
tensión y la mejora de los servicios públicos. trabajo entre hombres y mujeres. Lewis plantea que
Si bien la interrelación entre ingresos y tiempo re- las políticas que promueven la extensión de los servi-
sulta pertinente para profundizar en las dimensiones cios públicos no son suficientes, por lo que es preciso
de la pobreza, cabría establecer igualmente, en el que se combinen también con la distribución de los
polo opuesto, una conexión entre riqueza material y recursos (ingresos) y la distribución del tiempo entre
riqueza de tiempo. Como Reisch (2001) ha señalado, mujeres y hombres. En su opinión, tales políticas de-
entre ciertos profesionales con alto nivel de ingresos, ben contemplar: a) la asignación de tiempos por gé-
disponer de tiempo libre puede constituir una aspi- nero, tanto en el empleo como en el trabajo de cui-
ración más importante que mejorar el nivel salarial o dados; b) la asignación de recursos económicos que
la capacidad de adquirir bienes materiales. Reducir el permita a sus destinatarios adquirir cuidados y recibir
tiempo comprometido en tareas domésticas y el tiem- formación; y c) la provisión de servicios para atender
po obligado del empleo es una aspiración realizable a menores y mayores demandantes de cuidados. Esta
para quienes pueden elegir, bien optando por la ad- fórmula requiere ser desplegada tanto en el ámbito
quisición de bienes y servicios en el mercado o bien del hogar como en el espacio público y ello demanda
reduciendo su jornada laboral (y sus ingresos) para un cambio en la organización presencial y extensiva
ganar tiempo. de los tiempos de trabajo. Como puede verse, esta
propuesta encierra un planteamiento integral que
Las políticas de conciliación se han centrado princi- busca mover los pilares que sostienen la división del
palmente en este último grupo poblacional, es decir, trabajo por género.
han considerado como ordinaria la situación de pro-
fesionales y personas ocupadas con empleos de ca- Los parámetros temporales que corresponden
lidad, cuya situación laboral les ofrece la posibilidad con esta orientación de las políticas descritas se
de elegir entre tiempo e ingresos sin poner en ries- dirigen a un horizonte que contempla, más que la
go su estabilidad laboral. Sin embargo, han ignorado cantidad, la cualidad del tiempo; una meta difícil de
la realidad de los mercados laborales que imponen lograr si no es mediante una acción colectiva que
flexibilidad y temporalidad, al tiempo que impiden consiga modificar las pautas del tiempo ordinario
a los grupos de personas ocupadas más vulnerables (Hochschild, 1997), comprometido y obligado. L. A.
elegir jornadas u horarios en función de necesidades Reisch (2001, p. 377) ahonda en esta dimensión a
personales y familiares. Pero, como señalaba Hochs- través del concepto de ‘riqueza de tiempo’ (wealth
child (1997), el espacio laboral difícilmente ofrece la in time), que encierra la idea de recuperar un tiempo
posibilidad de elegir cómo disponer del tiempo; por de calidad construido desde múltiples dimensiones.
lo cual resulta fundamental desplegar políticas públi- Posteriormente Kilkey y Perrons (2010, p. 246) han
cas que tengan en cuenta el contexto de los mercados recuperado este enfoque que han definido como un
laborales, especialmente la situación de las mujeres tiempo cualitativo, que va más allá de la posibilidad
ocupadas, si, como se afirma, existe interés en man- de disponer de abundante tiempo, en tanto que pro-
tener y fomentar la participación laboral femenina (y cura conjugar armónicamente los tiempos sociales,
masculina). Desde distintas posiciones se ha insistido en el nivel individual, laboral y societal.
en la necesidad de desarrollar políticas sociales que Para L. A. Reisch (2001) ese tiempo de calidad de-
atiendan la presión generada por el cuidado familiar, bería cumplir con las siguientes condiciones: a) una
en especial entre las madres, particularmente cuando dimensión cronométrica: disponibilidad de tiempo
el mercado laboral presenta un horizonte de inseguri- para llevar a cabo las distintas actividades de la vida
dad (Wheelock, 2001, pp. 179-180); porque el trabajo cotidiana de manera satisfactoria; b) una dimensión
doméstico y las tareas de cuidado constituyen el prin- cronológica: distribución del tiempo según una su-

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cesión acorde con los ritmos naturales, personales y del Estado, como agente redistribuidor, capaz de com-
sociales; c) autonomía o soberanía sobre el tiempo, pensar las situaciones de desigualdad y pobreza.
con referencia especial a los tiempos del empleo; d)
a382 Los análisis de pobreza en relación con el tiempo
sincronización de los ritmos propios con los de los
disponible parten de la consideración de la producción
demás, familia, amigos, instituciones y servicios de la
doméstica, y del tiempo comprometido en ella, como
El impacto de la crisis económica en la pobreza de tiempo y la desigualdad de género

sociedad; y e) articulación de las plurales dimensiones


el eje sobre el que se pliegan otros tiempos sociales, lo
temporales y espaciales que intervienen y condicio-
que de alguna manera supone un giro en relación con
nan nuestra propia vida, una idea desarrollada por
los análisis temporales que se basan en las encuestas
Adam (2004) mediante la noción de timescape.
de uso del tiempo, donde la clasificación de actividades
La observación de estas dimensiones del tiempo y su y los resultados que se obtienen se jerarquizan toman-
necesaria articulación colocan el factor temporal como do como base el tiempo obligado del empleo.
eje fundamental para mejorar las capacidades indivi-
El empleo ha sido tradicionalmente un factor de in-
duales necesarias para conseguir mejorar la calidad de
tegración social; sin embargo, esta característica está
vida y el bienestar social. Sin embargo, como se ha vis-
cambiando, dado el carácter precario que acompaña
to en páginas anteriores, las características actuales del
a buena parte de las ocupaciones actuales. Cuando
mercado laboral (español) hacen improbable el cumpli-
se produce baja intensidad de empleo, las personas y
miento de la dimensión cronométrica, incluso en casos
los miembros del hogar con quienes conviven pueden
de estabilidad laboral, pero con difícil acceso a medidas
verse abocados a la pobreza. El alargamiento de las
de conciliación. Por el lado de los trabajadores preca-
jornadas puede provocar déficit temporal porque los
rios, en empleos atípicos y con privación de tiempo,
trabajadores no disponen de tiempo para el descanso
tanto la propiedad cronológica, como la sincronización,
y el ocio, pero el encogimiento de las mismas, hasta
así como la facultad de autonomía sobre el tiempo que-
extremos de subempleo, no permite obtener ingresos
dan frenadas por las pautas de realización del trabajo,
suficientes para vivir dignamente. Además, la flexibili-
la incertidumbre y los riesgos sociales derivados del
dad contractual, la excesiva flexibilidad de la jornada,
mercado laboral. Las consecuencias del actual marco
la fragmentación horaria y la plena disponibilidad ge-
normativo y de relaciones laborales ponen de manifies-
neran privación de tiempo, impiden tener soberanía
to la necesidad de reconducir y de actuar, de manera
sobre el tiempo propio y para organizarlo en función
articulada, en el ámbito del hogar, de las empresas y de
de expectativas personales y de relaciones sociales.
las políticas públicas.
El diseño y la aplicación de políticas públicas que
6. ALGUNAS NOTAS PARA CONTINUAR INVESTIGANDO relacionen los tiempos de trabajo con el principio de
Y DEBATIENDO igualdad se perfila como la única garantía que puede
contrarrestar la pobreza de ingresos y de tiempo que
La pobreza de tiempo se expresa a partir de una
afecta a los grupos de población socialmente vulnera-
elevada dedicación a actividades domésticas, lo que
bles. Así, la corresponsabilidad doméstica, la organi-
condiciona otras ocupaciones de la vida diaria. La
zación pactada de los tiempos de trabajo y la accesibi-
producción doméstica absorbe un tiempo que queda
lidad a servicios sociales serían los pilares necesarios
comprometido por la realización de distintas activida-
para poder articular los tiempos sociales. De manera
des básicas para la alimentación y el cuidado de los
resumida, tiempo, dinero y servicios son los elemen-
miembros de la familia. El tiempo destinado al traba-
tos que pueden facilitar la mejora de la calidad de vida
jo doméstico compromete otras actividades sociales
de los sectores más desfavorecidos de la población.
como la disponibilidad para el trabajo remunerado,
la formación y el tiempo libre, entre otros. Cuando la A partir de lo recogido en este texto se abren al-
dedicación al trabajo doméstico es alta y el empleo gunas líneas de investigación que invitan a continuar
ocupa todo el tiempo restante se produce déficit de estudiando. Por una parte, parece relevante avanzar
tiempo. La disponibilidad de ingresos altos posibilita en análisis empíricos que pongan de manifiesto la re-
compensar la carencia de tiempo para la producción lación existente entre tiempo e ingresos, desde una
doméstica con servicios comprados en el mercado. En perspectiva comparativa entre distintos estratos so-
los casos en los que los ingresos no permiten la adqui- ciales, así como entre distintos países. Por otra parte,
sición de productos y servicios, la escasez de tiempo resulta necesario obtener datos que permitan diferen-
se suma a la pobreza de ingresos. Es en estos casos ciar entre la situación de las familias, según su compo-
cuando se ve necesario promover la responsabilidad sición y también según la situación de los miembros

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de las mismas, en especial, comprobar cómo afecta la señala Reisch (dimensión cronométrica, dimensión
pobreza a las personas que las componen. Por último, cronológica, autonomía y soberanía sobre el tiempo,
las investigaciones sobre pobreza y riqueza de tiempo sincronización y articulación), en distintos contextos
a382
sugieren nuevos enfoques para avanzar la articulación locales y en distintos países.
empírica de las cinco dimensiones temporales que

Cristina García Sainz


NOTAS
1. Sistema de organización del trabajo ba-
sado en la división de tareas y la maxi-
mización del tiempo. H. Ford extendió
este modelo laboral en los talleres de
fabricación de automóviles mediante el
trabajo en cadena.

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