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El Impacto de La Crisis Económica en La Pobreza de Tiempo y La Desigualdad de Género
El Impacto de La Crisis Económica en La Pobreza de Tiempo y La Desigualdad de Género
Cómo citar este artículo/Citation: García Sainz, C. (2017). El Copyright: © 2017 CSIC. Este es un artículo de acceso abierto
impacto de la crisis económica en la pobreza de tiempo y la distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons
desigualdad de género. Arbor, 193 (784): a382. doi: http:// Attribution (CC BY) España 3.0.
dx.doi.org/10.3989/arbor.2017.784n2005
RESUMEN: En el presente artículo se trata la pobreza en rela- ABSTRACT: This article discusses poverty in relation to time
ción con el tiempo y el género. En primer lugar, se describen los and gender. Firstly, it explains the theoretical assumptions on
argumentos que acreditan la situación de pobreza de tiempo the topic of time poverty, and the differences between time
y se delimitan los conceptos que la diferencian de otros como deficit and time deprivation. Secondly, it describes the impact
el déficit de tiempo o la privación de tiempo. En segundo lu- of policies of structural adjustment; in the dedication to unpaid
gar, se analiza el impacto que las políticas de ajuste estructural domestic work, by decreasing the state’s role and the declining
están teniendo sobre la dedicación al trabajo no remunerado, of household incomes. Third, the labor market situation in
por la menguante labor del Estado y por la caída de ingresos relation to flexibility of working time and working hours is
en las familias. En tercer lugar, se contempla la situación del contemplated; it shows how the atypical employment produces
mercado laboral en relación con la ampliación de los tiempos time deprivation and subtracts autonomy on own time. Finally,
de trabajo, así como con la flexibilidad impuesta; se observa it explains some contributions dealing with the wealth in
cómo los empleos atípicos producen privación de tiempo y res- time and quality of time, his dimensions and the necessary
tan autonomía sobre el tiempo propio. Por último, se recogen articulation of different social times.
algunas aportaciones que tratan sobre la riqueza y/o la cualidad
del tiempo, sus dimensiones y la necesaria articulación de los
distintos tiempos sociales.
PALABRAS CLAVE: pobreza de tiempo; déficit de tiempo; KEYWORDS: time poverty; time-deficit; time deprivation;
privación de tiempo; riqueza de tiempo; trabajo no remunerado; wealth in time; unpaid domestic work; working time; gender
empleos atípicos; desigualdad de género. inequality.
1. INTRODUCCIÓN dad originan que la demandada conciliación de vida
laboral y personal-familiar se convierta en inoperante
En este artículo se analiza el tiempo como factor de-
para buena parte de la población asalariada. Junto al
a382 terminante de la pobreza. El tiempo constituye un re-
déficit de tiempo, causado en principio por la dedi-
curso que, junto con los ingresos, que habitualmente
cación doméstica, aparece una demanda temporal
se contemplan en los indicadores de pobreza relativa,
El impacto de la crisis económica en la pobreza de tiempo y la desigualdad de género
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viduos para elegir entre opciones alternativas y alcanzar 2.1. El binomio de la pobreza relativa: carencia de in-
un grado satisfactorio de calidad de vida (Sen, 2000; Sen, gresos y déficit de tiempo
2004). Algunos estudios recientes incluyen entre tales Convencionalmente la pobreza de las familias, y de los a382
medios el tiempo disponible como recurso. Junto con individuos, se ha venido valorando básicamente a partir de
los ingresos, el tiempo determina la pobreza de muchas los ingresos disponibles. La medición de la pobreza relati-
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El eje de ordenadas representa los ingresos y el de el tiempo como un componente que debe acompañar
abscisas el tiempo. Tm es el tiempo disponible con el a los ingresos porque, como dicen, “el dinero no sir-
que cuentan los hogares para destinar al trabajo, tan- ve para comprarlo todo”. A partir de las encuestas de
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to a trabajo de mercado como a producción domés- uso del tiempo estudian las situaciones de carencia
tica. Algunas características de los hogares, como el de tiempo -déficit de tiempo- en hogares compuestos
El impacto de la crisis económica en la pobreza de tiempo y la desigualdad de género
número de miembros, determinarían los parámetros de padres o de madres conviviendo con menores de
de la curva DBAC. El umbral de pobreza de ingresos 15 años. Su aportación se centra en estudiar el déficit
viene determinado por la línea IoC, por debajo de la de tiempo entre grupos de trabajadores que dedican
cual se encuentran los hogares pobres por razón de largas jornadas a su ocupación laboral para ganarse
ingresos; pero a su vez, la pobreza de tiempo ven- la vida. En estos casos, cuando se carece de tiempo
dría dada por la línea ToB, por debajo de la cual se para dedicar a actividades domésticas se precisa de
encontrarían los hogares con pobreza de tiempo. De dinero para comprar bienes y servicios en el mercado
ello resulta que los hogares pobres de ingresos, de si se quiere mantener el mismo nivel de consumo; lo
tiempo, o de ambos, quedarían bajo la curva DBAC. relevante es que muchas familias con bajos ingresos
La forma de la curva vendrá dada por la capacidad de carecen también de dinero suficiente para compensar
los hogares para sustituir dinero por tiempo; es decir, su carencia de tiempo doméstico mediante la compra
si los ingresos son altos pueden comprarse bienes y de bienes y servicios. A diferencia de Vickery estos
servicios en el mercado, o adquirirse con prestaciones autores llaman la atención sobre la escasa capacidad
públicas, para compensar la falta de tiempo. La autora con la que cuenta la población trabajadora para deci-
pretende mostrar, por un lado, lo desacertado de con- dir sobre el tiempo que desea dedicar al empleo, dada
templar únicamente la variable ingresos para estimar la situación de incertidumbre que presentan los mer-
la pobreza de los hogares y, por otro lado, el papel cados laborales, así como la baja participación de la
que pueden tener las transferencias o prestaciones población asalariada en las decisiones que conciernen
públicas para compensar los ingresos familiares de los a la gestión y organización de los tiempos del empleo.
hogares con pocos recursos.
Para conocer cómo Harvey y Mukhopadhyay (2007,
Los análisis de Vickery suponen un tratamiento no- p. 60) entienden el déficit de tiempo es preciso partir
vedoso en la consideración de la pobreza, al introdu- de la clasificación de Aas (1982), para quien el tiempo
cir un sistema comparativo y complementario entre el es un recurso disponible y cuantificable, que puede
tiempo y la renta necesaria para superar el umbral de ser distribuido entre cuatro categorías de actividades:
pobreza de los hogares. La autora analiza los hogares a) el tiempo necesario para el cuidado de uno mis-
de EE.UU. en los años setenta a través de una estima- mo; b) el tiempo obligado, impuesto por el empleo y
ción de los ingresos, de la participación de los trabaja- la formación; c) el tiempo comprometido por las res-
dores en el mercado de trabajo y de las horas dedica- ponsabilidades familiares y domésticas; y d) el tiempo
das al mismo, así como de las necesidades de tiempo libre, que es el resultado de restar las 24 horas del día
según el tipo de hogar. Sus resultados muestran que del tiempo gastado en los tres grupos de actividades
los más expuestos a la pobreza son los monoparen- citadas (cuidados personales + empleo + hogar). De
tales compuestos por mujeres (madres) conviviendo esta forma, considerando el tiempo diario disponible
con niños menores. De su estudio se concluye que el al que se le resta el tiempo necesario (de cuidados
hecho de que los adultos dispongan de más tiempo personales) más el tiempo comprometido (para el
no revierte en mejor calidad de vida si los ingresos no hogar), si una persona se emplea por más tiempo que
superan una línea crítica (IoC). Por el contrario, puede el resultante de esta resta sería pobre de tiempo, es
observarse pobreza de tiempo con ingresos elevados, decir, presentaría déficit de tiempo.
aunque se disponga de dinero para sustituir la caren-
La aportación de Harvey y Mukhopadhyay incluye
cia de tiempo por bienes y servicios adquiridos en el
un cálculo del valor económico que supone el déficit
mercado. Sin embargo, cuando a la carencia de tiem-
de tiempo. Para ello, otorgan un valor a ese tiempo
po se suma la de ingresos, la pobreza se multiplica.
de acuerdo con el salario mínimo. Tras sus estimacio-
Tres décadas más tarde, el estudio de Vickery ha nes se destaca que el déficit de tiempo se encuentra
servido de inspiración a los canadienses Andrew Har- en mayor medida en los hogares monoparentales de
vey y Arun Mukhopadhyay (2007), quienes lo conside- personas empleadas con dos o más menores a cargo.
ran un punto de partida básico para avanzar en las re- Afirman que es también en estos hogares donde se
laciones entre tiempo, dinero y pobreza. Consideran encuentra la mayor incidencia de pobreza observada
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en tiempo e ingresos conjuntamente. Señalan que tiempo es más frecuente en hogares monoparentales
para muchos de estos hogares es muy difícil escapar y, especialmente, en los encabezados por una madre
de la pobreza de tiempo, por lo que proponen que de- con dos o más hijos. Tras sus resultados, los autores
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berían verse compensados con una retribución equi- plantean la necesidad de que los programas de ayu-
valente al valor económico que supone su déficit de da pública, para paliar la pobreza escondida causada
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nitarios y sociales (en especial a la atención a las per- un recorte a las prestaciones económicas y sociales
sonas en situación de dependencia), por citar algunos otorgadas a los cuidadores que se hacen cargo de fa-
de los campos más relacionados con la producción y la miliares dependientes. La atención de las personas
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reproducción doméstica. El debilitamiento del estado adultas dependientes requiere de una respuesta so-
de bienestar tiene como consecuencia una derivación cial y de un tratamiento con perspectiva integral; sin
El impacto de la crisis económica en la pobreza de tiempo y la desigualdad de género
al ámbito privado familiar de demandas que podrían embargo, las medidas aprobadas recientemente van
ser atendidas por los poderes públicos. Esta práctica únicamente en la dirección de revertir el cuidado ha-
significa un refuerzo del modelo familiarista, en tanto cia la institución familiar. Los efectos de estas políticas
que traslada la responsabilidad del cuidado a las mu- impactan más negativamente en los hogares con me-
jeres (y a las familias) provocando un incremento del nos recursos, los que cuentan con personas que re-
tiempo destinado a trabajo doméstico en tareas que quieren una demanda intensiva de cuidados y en las
(aunque solo fuera parcialmente) estaban siendo asu- cuidadoras no profesionales.
midas por los poderes públicos. Como ejemplo de ello
se encuentra la disminución del presupuesto destina- El debilitamiento del poder de los Estados a la hora
do a la educación que ha tenido como consecuencia la de hacer frente a las necesidades sociales contrasta con
desaparición de algunos programas educativos, como el poder con el que se impone, desde el fundamentalis-
el encargado de la educación infantil -Educa3- o la su- mo del mercado, la gestión privada y la eliminación de
presión de servicios complementarios, como los come- servicios públicos (Stiglitz, 2012; Ruesga, 2012). Los go-
dores escolares, cuyo vacío ha de llenarse con mayor biernos muestran una capacidad cada vez menor para
dedicación temporal por parte de la familia (madres, responder a los retos sociales que la sociedad plantea.
padres, abuelos) a cuidados infantiles, atención de los Lejos de promover la universalización de los servicios
escolares en casa y otras tareas domésticas. En el cam- públicos, se tiende a aminorarlos o se promueve su
po de la salud pública, la reducción de servicios y de privatización, lo que deja a gran parte de población sin
personal sanitario, además de tener efectos negativos recursos desasistida. Estas pautas de desestatalización
sobre el estado de salud de la población más vulnera- conducen a que sean las familias quienes tengan que
ble, revierte sobre los hábitos de provisión de cuidados buscar soluciones privadas, de uno u otro signo (exter-
en el hogar. En ese sentido, la reducción de los periodos nalización, voluntariado, trabajo no remunerado, em-
de hospitalización en los centros públicos, así como la pleo informal, etc.) dependiendo sobre todo de su ca-
implantación de programas de atención médica do- pacidad adquisitiva. El trabajo familiar no remunerado
miciliaria se apoyan sobre la disponibilidad de algún se incrementa cuando no se cuenta con servicios públi-
miembro de la familia que pueda (y disponga de tiem- cos ni es posible adquirir los servicios en el mercado. El
po para) sustituir la atención especializada. incremento del trabajo doméstico termina provocando
déficit de tiempo en los individuos y grupos sociales
Otro ámbito en el que el abandono de la labor social con mayor dedicación al mismo y pobreza de tiempo
por parte del Estado repercute en el trabajo no remu- en aquellos con menores ingresos.
nerado de los hogares se encuentra en los servicios
de atención a la dependencia. Los indicadores de co- El tiempo comprometido en la producción domés-
bertura de población atendida muestran una práctica tica está estrechamente vinculado con el orden social
paralización de este sistema, que ha sido nombrado de género. La división sexual y social del trabajo, que
como “cuarto pilar del estado de bienestar”. A pesar rige en la mayor parte de las sociedades, atribuye a
del paulatino envejecimiento de la población espa- las mujeres el trabajo reproductivo, de manera que
ñola, en los últimos años se ha experimentado un son ellas quienes tienen más comprometido su tiem-
descenso en el número de personas atendidas por el po con el desempeño de actividades domésticas no
sistema público. Desde 2012 los requisitos de acceso remuneradas. La proporción de mujeres que dedica
son más restringidos, menos personas dependientes tiempo a trabajos domésticos es más elevada que
pueden optar al catálogo de servicios disponible y se la de varones. En España un 91,9% de mujeres des-
constata un mayor retraso, un abandono entre quie- empeña actividades relacionadas con el trabajo do-
nes, habiendo sido valorados como dependientes, méstico familiar frente al 74,7% de varones. El tiem-
quedan sin ser atendidos (Barriga Martín, Brezmes po dedicado a estas ocupaciones también es mayor
Nieto, García Herrero y Ramírez Navarro, 2013). Estos entre la población femenina: 4 horas y 29 minutos
cambios generan un ahorro para la administración pú- diarios frente a las 2 horas y 32 minutos que dedican
blica, pero se consigue incrementando el gasto asumi- los varones (Instituto Nacional de Estadística, 2010).
do por los usuarios. Al mismo tiempo se ha aplicado Esta participación coloca a las mujeres en un punto
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de partida desfavorable en relación con la dedicación incrementado el tiempo que dedicaban a compras de
al empleo y con la obtención de ingresos suficientes alimentos, rompiendo así la tendencia manifestada
para compensar el déficit de tiempo. Si se observa la en los últimos años. Si en 2008 el tiempo invertido
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dedicación según la composición del hogar, los datos en esta tarea era de 2 horas y 45 minutos, en 2012
muestran que la presencia de menores o de mayores este tiempo se ha elevado hasta una media de 3 horas
3.2. Empobrecimiento familiar y trabajo no remunerado La recesión económica ha provocado una inten-
sificación del trabajo y un incremento del trabajo
Por otra parte, la caída de poder adquisitivo de los doméstico y de cuidados (Benería, 2010, p. 1522).
individuos y las familias, debida al descenso de los sa- El incremento del tiempo destinado a la producción
larios y la disminución de los ingresos, está provocan- doméstica es consecuencia tanto de la dejación del
do una reducción del gasto en productos y servicios.
Estado en asuntos sociales como de la inaccesibilidad
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística
de las familias a los servicios que oferta el mercado,
(2013) el gasto medio por hogar ha descendido sig-
provocada por la caída de sus ingresos. Su impacto en
nificativamente en 2012, con relación al año anterior,
los hogares no está siendo neutralizado por un mayor
en dos conceptos muy relacionados con la actividad
acceso y una mejor calidad de los servicios públicos,
doméstica: hoteles, cafés y restaurantes (-7,5%) y artí-
sino que depende de la posición socioeconómica de
culos de vestir y calzado (-10,2%), lo que significa que
las familias y de las redes de solidaridad formal e in-
una parte de ese consumo ha dejado de realizarse y
formal. Por otra parte, la composición de los hogares
que otra parte se ha sustituido por producción domés-
tiene efectos en el grado de corresponsabilidad do-
tica familiar. En relación con las pautas de consumo
de la población española un reciente informe muestra méstica y el reparto del trabajo en el hogar; aunque
que se ha producido un descenso del gasto en alimen- queda aún por explorar cuál es la contribución de los
tación (-1,3%) en relación con el año anterior, y una varones a la producción doméstica en el contexto de
disminución de un 4,1% en el consumo alimentario la crisis, cuando la incertidumbre y la precariedad del
extradoméstico (Alimentación en España, 2012). El empleo debilitan las normas de género que les asigna-
descenso del consumo alimenticio no es uniforme, ban (en exclusiva) el rol sustentador. A su vez, las con-
sino que presenta gran disparidad según el tipo de diciones del empleo y la organización de los tiempos
hogar: ha disminuido con relación a la media, en un laborales dificultan, aún más, la distribución equilibra-
11,3%, en los hogares de renta baja y un 2,0% en los da del trabajo entre los miembros del hogar.
de renta media, mientras que se ha incrementado en En relación con la estructura productiva, el au-
un 12,0% en los de renta alta, lo que da cuenta de la mento del trabajo no remunerado de los hogares
distancia creciente entre clases sociales en el acceso está contribuyendo a descompensar la distribución
a productos básicos. En relación con la composición económica del trabajo entre actividades domésticas
de los hogares se observa que los monoparentales y remuneradas, en perjuicio de las primeras. Esta cir-
con criaturas pequeñas se encuentran entre los más cunstancia no solo tiene repercusiones entre los in-
perjudicados por el descenso del gasto en productos dividuos más activos en trabajo doméstico, sino que
alimenticios. De hecho, son estos hogares compues- tiene derivaciones de índole estructural, en la medida
tos por una persona adulta y uno o más niños depen- en que refleja un descenso del sector mercantil, que
dientes los que presentan las mayores tasas de riesgo arrastra consigo una caída de la producción de bienes
de pobreza en España y en Europa (Instituto Nacional y servicios y, con ella, de la recaudación de las hacien-
de Estadística, 2012; Eurostat, 2013). das públicas. El desequilibrio de la carga de trabajo
Como resultado de la caída de los ingresos familiares en favor del trabajo no mercantil aproxima a España
los hábitos de compra de los hogares también se han a países menos desarrollados, donde la proporción
modificado. Según el informe de Mercasa, Alimenta- de trabajo no remunerado (contabilizada en horas de
ción en España 2013, los consumidores españoles han trabajo) tiende a ser elevada, mientras que la aleja de
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otros países europeos como Bélgica, Holanda, Francia crisis, algunos derechos laborales tradicionalmente
y Alemania, además de los nórdicos, donde la diferen- asentados, como la negociación colectiva y la protec-
cia de tiempo de dedicación a ambos tipos de trabajo ción social pactada en los convenios, se han perdido
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es menor y también es más pequeño el volumen de la para miles de personas ocupadas y con ellas la opor-
carga global de trabajo (OECD, 2011; World Develop- tunidad de que los trabajadores participen en la or-
El impacto de la crisis económica en la pobreza de tiempo y la desigualdad de género
ment Report 2012). ganización de los tiempos en sus empresas. Cada vez
más, las prácticas laborales presentan una disociación
4. PRECARIEDAD DEL TRABAJO REMUNERADO Y PRI- entre el tiempo acordado en el contrato y el efectua-
VACIÓN DE TIEMPO do, de manera que las horas pactadas en el contrato
no se corresponden con las efectivamente realizadas
Ya a mediados de los noventa el francés R. Castel
manifestaba, con relación a la situación de entonces, (Moreno Colom, 2010, p. 307).
que la crisis posiblemente había logrado acabar con Con carácter general, la introducción de las tecno-
una idea de progreso en la que existía la confianza de logías de la información y la comunicación (TIC) en la
contar con los mecanismos necesarios para controlar vida laboral ha permitido incrementar la productividad,
el devenir de la sociedad. El derrumbe de la sociedad pero también ha contribuido a incrementar el tiempo
salarial significaba para él la pérdida de centralidad más allá del desempeñado en el centro de trabajo. La
del trabajo (asalariado) y la degradación del asalaria- estandarización de las relaciones de empleo del fordis-
do. El orden social construido en el pasado se encuen- mo significaba, entre otras cosas, que el trabajo (asa-
tra ahora alterado, de manera que los principios de lariado) se realizaba fuera de casa (en oposición al do-
protección social y solidaridad están siendo sustitui- méstico), pero tal frontera ha quedado difuminada tras
dos por la lógica de la competitividad y la rentabili- los cambios temporales aplicados actualmente a la re-
dad. En su Metamorfosis de la cuestión social destaca lación laboral (Prieto y Ramos, 1999; de Castro, 2007),
además que “toda la organización de la temporalidad con la aplicación de las TIC y, en concreto, con el tele-
social está afectada y todas las regulaciones que rigen trabajo. Con esta modalidad de flexibilidad del lugar de
la integración de los individuos en sus diferentes ro- trabajo se lleva a cabo una penetración de la actividad
les, tanto familiares como sociales, se han vuelto más laboral en la vida personal y familiar, una intromisión
flexibles” (Castel, 1997, p. 449); una afirmación que que no resulta gratuita para el entorno doméstico ni
casi veinte años más tarde es ampliamente compar- para los miembros que lo componen, puesto que inva-
tida, entre otros por Ladner (2009), quien afirma que de los espacios y altera los tiempos de la cotidianeidad
la estructura temporal de la sociedad fordista se ha compartida (a la hora de cenar, de descansar, de dor-
transformado dando paso a otra definida por un tiem- mir, etc.). La realización de prácticas laborales como el
po impredecible, fragmentado y cambiante. teletrabajo afecta al ámbito doméstico e incrementa el
En este apartado se tratan los efectos de la flexi- trabajo del hogar. S. Ladner ha observado la influencia
bilidad sobre los tiempos de trabajo de la población que tienen las TIC en el trabajo y en la prolongación de
ocupada que más frecuentemente escapa a la norma- la jornada, así como en la percepción que hombres y
lización horaria. Si bien existe una tendencia a la bi- mujeres tienen acerca de esta situación. Para los varo-
furcación en la dedicación laboral, tanto en países de- nes, trabajar más horas de las habituales es entendido
sarrollados como en desarrollo, la observación de la como una necesidad que finalmente revierte en bene-
prolongación de los horarios laborales y de los ajustes ficio de la familia, y así es compartido por sus parejas.
de jornada se centra básicamente en el caso español. Las mujeres, sin embargo, no lo conciben de la misma
forma, no lo aceptan como un sacrificio necesario; ellas
4.1. Flexibilidad y jornadas excesivas mismas, al igual que sus parejas, tienden a rechazarlo
por las distorsiones que introduce en la vida familiar.
Al igual que en otros países europeos, en España
La prolongación de la jornada, a la que se ve expuesta
las relaciones laborales experimentan actualmente
buena parte de la población empleada, repercute ne-
un proceso de cambio en el que las condiciones de
gativamente en quienes desempeñan habitualmente
trabajo se ven deterioradas, especialmente entre los
el trabajo doméstico, que lo asumen sin compensación
grupos de trabajadores de baja cualificación y bajos
alguna, contribuyendo indirectamente al desempeño
salarios, subempleados, que se ubican en las zonas
laboral (Ladner, 2009, pp. 298-299).
de mayor inseguridad y riesgo del mercado de trabajo
(Beck, 2002, p. 180; Alonso, 2009, pp. 149-150). Con Por otra parte, las políticas de ajuste estructural,
las políticas de ajuste y las normas aprobadas en la que han liberalizado y desregulado los mercados, para
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facilitar el beneficio a corto plazo, se materializan en Una mirada crítica a las políticas de conciliación, tal
el mercado de trabajo en una flexibilidad contractual, y como se han planteado en España, la aportan Bo-
que conduce a reducciones drásticas de efectivos, y rrás, Torns y Moreno (2007) quienes destacan que no
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en una flexibilidad salarial que ajusta los salarios a la se trata únicamente de procurar el equilibrio entre
baja (Ruesga, 2012, p. 421). El resultado es un dete- tiempos dentro y fuera del empleo, sino de atender
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tido se dirigen a una reducción de las jornadas, con caer en la pobreza (Lee, McCann y Messenger, 2008,
preferencia por el trabajo a tiempo parcial, jornadas p. 91 y p. 97). El indicador AROPE, que recoge el ries-
fragmentadas, por días o por horas, en horarios dis- go de pobreza y exclusión social entre la población de
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continuos, etc., que pueden ser sometidas a cambios la Unión Europea, pone de relieve que, además de la
con facilidad. En Alemania estos empleos atípicos se pobreza de ingresos y de otras carencias materiales,
El impacto de la crisis económica en la pobreza de tiempo y la desigualdad de género
conocen como minijobs y en Reino Unido toman la la minimización de la jornada laboral también condu-
forma de Zero-hours contracts. Esta modalidad crece ce a situaciones de penuria. Este indicador señala que
significativamente en los últimos años, en este últi- se encuentran en riesgo de pobreza las personas de
mo país, en sectores como hostelería y restauración, un hogar en el que sus miembros en edad laboral se
educación y servicios sociales (Pyper y McGuinness, emplean por menos del 20% del total de su potencial
2013). Las características principales de estos empleos tiempo de trabajo (Instituto Nacional de Estadística,
son su jornada flexible y reducida que, sin embargo, 2012). De acuerdo con dicho indicador, el porcentaje
va unida a la plena disponibilidad temporal según las de personas, de entre 0 y 59 años, que viven en Espa-
necesidades productivas, su irregularidad horaria y su ña en hogares con baja intensidad de empleo fue de
bajo salario, en consonancia con el tiempo realmen- un 14,2% en 2012, una cifra solo superada por Croa-
te trabajado (lo que implica que la remuneración no cia, el país que más recientemente se ha incorporado
alcance, en muchos casos, el salario mínimo). Como a la Unión Europea.
en otros trabajos de baja cualificación en estos em-
La temporalidad del empleo va unida a la precarie-
pleos atípicos, de reducida jornada o minijobs, el
dad en el caso del mercado laboral español; ambas
tiempo presencial (oncall, “de guardia”) no se tiene
configuran actualmente la norma social de empleo
en cuenta, siendo de libre disposición para la empresa
(Miguélez y Prieto, 2008). Autoras como Carrasquer
y un tiempo del que la persona contratada no puede
y Torns (2007) y Torns (2011) han mostrado su parti-
disponer. El desempeño de estos empleos de baja in-
cular incidencia en relación con el empleo femenino.
tensidad temporal no se percibe como una mejora, o
Desde esta perspectiva, se plantea que las políticas
una ventaja comparativa con respecto a otros de jor-
de conciliación, en tanto que no atienden a este con-
nadas más largas, sino que se valora como un “tiem-
texto, estarán llamadas a ser residuales, porque solo
po libre involuntario” (Araújo, Duque y Franch, 2013)
responden a las aspiraciones de una porción reduci-
que empobrece la calidad de vida. En estos casos el
da del universo ocupacional. Los sectores de mayor
tiempo reducido del empleo se inserta en el desorden
ocupación femenina, entre los que se encuentran la
temporal, la intermitencia, el carácter esporádico y
sanidad, el comercio, el empleo doméstico, la limpie-
la discrecionalidad que sufren quienes los desempe-
za, los cuidados a las personas y la restauración, se
ñan, sometidos a privación de (su) tiempo, tal y como
encuentran entre los más sometidos a condiciones de
apuntaban Antonopoulos y Memis (2010).
flexibilidad en relación con las jornadas y los horarios,
Las estadísticas sobre condiciones de vida muestran por un lado, y con la estabilidad de los puestos de tra-
la relación contradictoria existente entre tiempo de bajo, por otro. Buena parte de los empleos de estos
trabajo, duración de la jornada y riesgo de pobreza. sectores son a tiempo parcial, sumergidos (como el
Si se compara el tiempo dedicado al trabajo con la ex- servicio doméstico), se realizan mediante jornadas
posición al riesgo de pobreza entre las personas ocu- fragmentadas (como el sector de cuidados a las perso-
padas a tiempo completo y a tiempo parcial, se com- nas, la limpieza, la hostelería y el comercio) o a turnos
prueba que, con carácter general, en todos los países (como una proporción importante del sector sanita-
europeos, la población que trabaja a tiempo parcial rio). La participación femenina en estos sectores agru-
tiene mayor índice de pobreza que la que trabaja a pa prácticamente a la mitad de las mujeres ocupadas
tiempo completo. Entre la población española en ries- en España. Son las más proclives a sufrir pobreza de
go de pobreza según la jornada trabajada se constata tiempo y de ingresos.
que, en el año 2012, un 10,9% de las personas ocupa-
das a tiempo completo eran pobres, mientras que la 5. DISPONIBILIDAD DE TIEMPO Y CUALIDAD DEL
pobreza alcanzaba a un 18,8% de las que trabajaban TIEMPO VIVIDO
a tiempo parcial.
Hasta ahora se ha analizado la pobreza de tiempo
La reducción de la jornada laboral, no voluntaria, y se ha mostrado cómo las políticas públicas, sociales
se interpreta como “subempleo relacionado con el y laborales tienen una fuerte influencia en la disponi-
tiempo” y se vincula a una mayor probabilidad de bilidad de tiempo de las personas, sobre todo en re-
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lación con el trabajo doméstico y las condiciones del cipal factor que limita el desempeño de otras activi-
empleo. La distribución del tiempo viene determina- dades fuera del hogar, entre ellas, el empleo (Razavi,
da por la vida familiar y por las jornadas y los horarios 2007, pp. 7-8).
a382
laborales, por lo que las actuaciones para mejorar las
En esta línea argumental se sitúa la propuesta de J.
carencias de tiempo y de ingresos deberían ir orienta-
Lewis (2006, p. 53), que parte de los avances que en
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cesión acorde con los ritmos naturales, personales y del Estado, como agente redistribuidor, capaz de com-
sociales; c) autonomía o soberanía sobre el tiempo, pensar las situaciones de desigualdad y pobreza.
con referencia especial a los tiempos del empleo; d)
a382 Los análisis de pobreza en relación con el tiempo
sincronización de los ritmos propios con los de los
disponible parten de la consideración de la producción
demás, familia, amigos, instituciones y servicios de la
doméstica, y del tiempo comprometido en ella, como
El impacto de la crisis económica en la pobreza de tiempo y la desigualdad de género
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de las mismas, en especial, comprobar cómo afecta la señala Reisch (dimensión cronométrica, dimensión
pobreza a las personas que las componen. Por último, cronológica, autonomía y soberanía sobre el tiempo,
las investigaciones sobre pobreza y riqueza de tiempo sincronización y articulación), en distintos contextos
a382
sugieren nuevos enfoques para avanzar la articulación locales y en distintos países.
empírica de las cinco dimensiones temporales que
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