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PROGRAMA MBA 2010

CURSO/TALLER DE NEGOCIACIÓN
Profesora Verónica De Lucca A.

ANÁLISIS DE CASO GRUPAL

Tratado de Paz y Amistad


entre Chile y Argentina

Integrantes
Marcelo Belmar B.
Kyntia Droguett
Andrea Morales
Patricio Muñoz
1. Presentación

El grupo de trabajo que conformamos desarrollo una discusión muy interesante para llegar a tener
opciones de “casos” a proponernos. Primero enunciamos temas o problemas; predominantemente
contingentes, como el Conflicto Mapuche u otros de discusión legislativa, como la ley de royalty o
bien la discusión presupuestaria anual. En un segundo momento afinamos más nuestro “catalejo”, y
miramos más atrás, así fue cuando llegamos a los litigios o diferendos limítrofes en lo general y al
conflicto entre Chile y Argentina que casi devino en un conflicto armado de proporciones; una
guerra.

Luego de identificado el tema nos empapamos del tema y su contexto. Dado que el conflicto era de
más de un siglo, y que lo acompañaban tantas ramificaciones; de hecho hasta hace muy poco
subsistían problemas limítrofes con Argentina, decidimos poner en foco en una etapa del conflicto.
La etapa definida la constituyó la Mediación Papal de Juan Pablo II que llevó a la suscripción, por
parte de Argentina y Chile, de un Tratado de Paz y Amistad el año 1984.

Esta decisión nos circunscribió en una negociación dentro de un proceso de negociación más largo.
En la práctica, pusimos como punto de partida (aunque sólo era una pausa en el tiempo), cuando la
etapa anterior había fracasado por que las partes, después de más de un siglo, un laudo arbitral y un
intento postrero por encontrar acuerdo sin mediador, habían fracasado. Fue como si hubiesen
empezado de cero.

El formato de presentación recoge el entregado en clases para la caracterización de una


negociación individual, las particularidades del caso y los ajustes que nos parecieron pertinentes.

2. Descripción del contexto de la negociación y de los participantes que intervinieron

La negociación que culminó con el Tratado de Paz y Amistad, que suscribieron los gobiernos de Chile
y Argentina, con el auspicio de la Santa Sede, se verificó en Roma el 29 de noviembre de 1984. Se
ponía así fin, no sólo al proceso de “mediación Papal”, sino a la más que centenaria disputa por las
aguas y territorios del canal del Beagle.

Dado que el diferendo territorial limítrofe era un conflicto entre Estados, fueron los mismos, más el
auspicio mediador de un tercero; El Estado Vaticano, quienes participaron de la negociación.
Ciertamente fueron representados por altas autoridades de esas naciones. A la firma del acuerdo, esa
mañana de noviembre, concurrieron a Roma, el Canciller Chileno Jaime del Valle, el de Argentina
Dante Caputto y el sumo pontífice S.M. Juan Pablo II. Cabe hacer notar que los firmantes del acuerdo,
no fueron los únicos que participaron de todo el proceso de negociación. En Chile se sucedieron, entre
1978 y 1984, 3 cancilleres (Patricio Carvajal, Hernán Cubillos y Jaime del Valle) aunque sólo un
gobernante, el General Augusto Pinochet. En el caso argentino, las contrapartes fueron muchas. Cinco
gobernantes: El general Jorge Videla (1976-1981), el general Roberto Viola (1981-1981), el general
Leopoldo Galtieri (1981-1982), el general Reynaldo Bignone (1982-1983) y el presidente electo Raúl
Alfonsín. Los cancilleres fueron 8.

CESAR AUGUSTO GUZZETTI 30 de marzo de 1976 al 23 de mayo de 1977


OSCAR ANTONIO MONTES 23 de mayo de 1977 al 6 de noviembre de 1978
CARLOS WASHINGTON PASTOR 6 noviembre de 1978 al 29 de marzo de 1981
OSCAR CAMILION 29 de marzo de 1981 al 11 de diciembre de 1981
NORBERTO COUTO 11 de diciembre de 1981 al 22 de diciembre de 1981
NICANOR COSTA MENDEZ 22 de diciembre de 1981 al 30 de junio de 1982
JUAN RAMON AGUIRRE LANARI 2 de julio de 1982 al 10 de diciembre de 1983
DANTE MARIO CAPUTO 10 de diciembre de 1983 al 26 de mayo de 1989

La disputa de tierras australes ya había sido fallada a favor de Chile. El 2 de mayo de 1977, por
unanimidad de 5 los jueces integrantes, del “Tribunal Internacional de La Haya, bajo la autoridad del
Gobierno de su Majestad la Reina Isabel II”, que estableció su fallo, tras casi 6 años de laudo. Ocho
meses después, el gobierno de Argentina, que encabezaba el jefe de la Junta Militar, general Jorge
Videla, declaró su rechazo formal. El 25 de enero de 1978, el canciller argentino Zavala Ortiz,
comunicó al embajador de Chile en ese país, en una extensa y fundada misiva, que “el Gobierno de la
República Argentina después de estudiar minuciosamente el Laudo Arbitral de S. M. Británica sobre la
controversia en el Canal Beagle, ha decidido declarar insanablemente nula -de acuerdo con el Derecho
Internacional- la decisión del Árbitro. Un día después, el gobierno chileno hacía lo propio, el canciller,
Almirante Patricio Carvajal, notificó al embajador argentino en Santiago que se rechazaba
terminantemente la "Declaración de Nulidad".

Este es un conflicto de larga data. En 1856 se firmó un primer acuerdo atingente. En 1881 se establecía
el primer marco in extenso para abordar las diferencias sobre soberanía que las dos naciones tenían. En
1902 hubo un nuevo tratado del mismo tenor. En 1971, por medio de delegados especiales; los
gobiernos del General Lanusse y del presidente Salvador Allende, acordaron la mediación arbitral
británica.

3. Descripción de hechos relevantes que dieron origen a la Negociación.

Como hemos señalado anteriormente, el origen del conflicto que da pie al proceso de negociación que
culmina con el Tratado de Paz y Amistad, es de larga data. 1856 es el primer registro significativo de
este largo itinerario de acuerdos y desavenencias. En la ciudad de Buenos Aires, con mandato
presidencial, el cónsul señor xxx, suscribió el “Tratado de paz, amistad, comercio y navegación entre la
República de Chile y la Confederación Argentina”. Este acuerdo si bien tenía como predominancia
contenidos relevantes el comercio, la navegación, los derechos de los inmigrantes, también hace
referencia acotada al tema de los límites de las dos naciones. En el Art. Artículo XXXIX, “Ambas
partes contratantes reconocen como límites de sus respectivos territorios, los que poseían como tales al
tiempo de separarse de la dominación española, el año 1810, y convienen a aplazar las cuestiones que
han podido o puedan suscitarse sobre esta materia para discutirlas después pacífica y amigablemente,
sin recurrir jamás a medidas violentas y, en caso de no arribar a un completo arreglo, someter la
decisión al arbitraje de una nación amiga.”

Este mismo artículo del acuerdo de 1856 es el piso con que se suscribe en 1881, el “Tratado de límites
entre Chile y Argentina”. Este, el primero en su género entre ambas naciones, a borda con meridiana
claridad, y resuelve la cuestión de soberanía trazando una línea imaginaria entre territorio y aguas, para
delimitar las fronteras.
Aún así, en 1888, en Argentina se publican mapas de la zona, donde quedan en ese territorio las Islas
Picton Nueva y Lenox, verdadero epicentro geopolítico en disputa. Este episodio, fue el inicio de un
largo proceso de diferencias que culmina casi un siglo después, 1971, con el acuerdo de las partes de
concurrir al laudo arbitral de la Corte de La Haya bajo la denominación de “Compromiso de arbitraje
entre Argentina y Chile”. Este acuerdo, suscrito, como ya se ha dicho por los gobiernos de Lanusse y
Allende, lo que hace es volver a apoyarse en los acuerdos históricos, en este caso la de buscar un
tercero mediador.

En mayo de 1977 cuando emana el resultado del laudo arbitral y hasta el inicio del proceso de
mediación y de negociación objeto de este análisis, diciembre de 1978, lo que ocurre, es el último
esfuerzo entre ambas partes por llegar a un acuerdo y/o imponer una solución al conflicto.

Este subproceso de negociación; fallido por lo demás, es el preámbulo de nuestro foco de estudio. La
fecha exacta de término de esa etapa no es clara, puesto que se superponen con la siguiente; la de la
mediación papal. Para los efectos la precisaremos en diciembre 22 de 1978, fecha en la cual se
socializa en los círculos diplomáticos de la época, como la fecha en que Argentina invadiría y/o
tomaría posesión de las islas antes referidas
4.- Análisis de la preparación previa a la Negociación

La preparación de la negociación es difícil de precisar, dado que nadie reconoce, formalmente, cuándo
se solicita la intervención del Estado Vaticano; ni menos quién de las partes, fue el primero en
solicitarla.

Antecedentes históricos, lo sitúan en los ingentes esfuerzos que realizó el Cardenal chileno de ese
entonces, Monseñor Raúl Silva Henríquez. El, en el período previo, durante la designación cardenalicia
y tras la asunción de los Papas Juan Pablo I (25 de agosto de 1978) y Juan Pablo II (14 de octubre de
1978), para que la Iglesia Católica intercediera en el conflicto, previendo por cierto la inminencia de
una guerra.

Asimismo, antecedentes entregados por actores relevantes del proceso de mediación, como Monseñor
Faustino Sainz Muñoz, señalan a julio de 1978 como el momento que el gobierno chileno, por medio
de su embajador ante la Santa Sede, Sr. Héctor Riesle Contreras. Por su parte, de manera más tenue la
iglesia local, habría hecho ver a la autoridad vaticana la necesidad de colaborar en la búsqueda de una
solución pacífica.

S.S. Juan Pablo II, decide mediar. El 21 de diciembre Monseñor Agostino Casaroli, Secretario de
Estado, se reúne en una audiencia con los embajadores de Chile y Argentina, destacados ante el
vaticano, para informales de la voluntad de poner los oficios papales para buscar una salida pacífica al
conflicto. La tarde de ese mismo día, los embajadores transmiten la disposición de sus gobierno a
aceptar la mediación. Juan Pablo II hace ver públicamente su disponibilidad a mediar el 22 de
diciembre, en su saludo navideño, ante la curia vaticana. En ese momento se establece, por parte del
mediador, un rápido dispositivo con el objeto de acompañar la concurrencia del Cardenal Samoré
(designado papal) para que concurra ante las naciones inmediatamente y proponer un plan de
contención de emergencia. Con ello, se congelaban las actividades hostiles y la inminencia bélica.

Esta preparación generó una mini agenda que, respondía implícitamente a lo comprometido por el
Sumo Pontífice ante las naciones en conflicto, como era descomprimir los detonantes de la guerra.
Monseñor Sainz la reseña de la siguiente manera:
a. Obtener el compromiso de que ambos Gobiernos no recurrirían al uso de la fuerza en sus
relaciones mutuas;
b. Disminuir la tensión en la zona, mediante el retorno gradual a la situación militar existente a
comienzos del año;
c. Evitar tomar medidas que supusieran un cambio del “statu quo” en cualquier sector de las
relaciones mutuas;
d. Determinación de un medio para la solución pacífica del conflicto, concretamente los “buenos
oficios” o la “mediación” de alguna personalidad, institución o país.

La etapa de preparación de la negociación, distingue su término con los Acuerdos firmados en el


Palacio Taranco de Montevideo el día 8 de enero de 1979. Esa afines de se mismo mes que el Papa
Juan Pablo, declara su voluntad formal de mediar en el conflicto. Par ello designa a parte del mismo
equipo que comisioné paras la distención de diciembre 78’. El representante personal del Papa
encabezó la Mediación; Monseñor Antonio Samoré quién fue asistido por Monseñor Faustino Sainz y
Monseñor Gabriel Montalvo.

Para los efectos de la mediación el Vaticano formó la que se llamó la Oficina de la Mediación (donde
se destacó su equipo). Asimismo, tanto Argentina como Chile acreditaron ante la Santa Sede,
“Misiones especiales para la Mediación”.

5. Evaluación de la forma en que se llevó a cabo el proceso de Negociación.

El proceso de mediación, el cual reconocemos como “la Negociación” en este estudio, se inicia con
inauguración oficial de los trabajos de las partes, hecho ocurrido el 4 de mayo de 1979 en la Casina de
Pío IV, sede de la Academia Pontifica de Ciencias, en Roma. Estas reuniones se sucedieron, con no
pocos altibajos, hasta la firma del acuerdo.

Este proceso de mediación/negociación, al igual que la larga historia del diferendo austral, podemos
distinguir distintas etapas; al menos 3. Una primera va desde el inicio hasta la presentación, por parte
de Juan Pablo II, de una fórmula para el acuerdo, hecho ocurrido en diciembre de 1980. Una segunda,
muy poco fructífera, va desde esa fecha hasta el advenimiento de la democracia en Argentina (1983) y
por último, desde que asumió el Presidente Alfonsín en el país trasandino, hasta la firma del acuerdo
definitivo.

Cabe consignar que para evaluar este proceso, es oportuno repasar sus particularidades.
Particularidades que no sólo lo hacen sobresalir por la magnitud del problema, la envergadura de las
partes, sino que además por la naturaleza del 3ro en juego y la denominación de su intervención.
Recordaremos entonces las palabras del Cardenal Samoré para caracterizar el proceso.
´
El 12 de diciembre, en una reunión conjunta de las delegaciones, precisó los alcances del rol del
mediador.
“…mediación es la acción que solicitan generalmente las partes en controversia, las cuales acuden a
una tercera persona, amiga de ambas, para que actúe ‘en medio de ellas’; el mediador ejerce su
actividad entre dos partes, deseando o intentando aproximarlas, procurando llevar sus posturas iniciales
hacia una convergencia; conciliando hasta alcanzar un entendimiento… más adelante precisa que es “
forma de ‘ sugerencia’ de ‘exhortación’, de ‘consejo’ y de ‘propuestas’.. dirigidas a eliminar
divergencias, a superar obstáculos, a descubrir puntos de concordia, que se presenten a las partes
invitándolas a que los hagan propios, con la finalidad de conseguir –al término de la mediación- el
mayor bien general que, por lo mismo, representará también el bien de cada una de las partes. Al
término de la mediación, en efecto, no se puede jamás hablar de ‘vencedores’ y ‘vencidos’. No los
puede haber. Quienes tenían una controversia, un diferendo, al final de ella se estrechan fraternalmente
las manos, convencidos de que sus posibles sacrificios valen la pena porque constituyen el precio
razonable de ventajas muy superiores”.

Luego Samoré, para mejor contextualizar su rol y el de la Iglesia Católica, también señaló que la
mediación en curso: “no consiste’, y esto es obvio, en negociaciones directas (como la que se desarrolló
infructuosamente durante la mayor parte 1978). Es ‘diferente de los buenos oficios’, el que está
desprovisto de los normas y, también, se diferencia del Arbitraje puesto que este se sustenta por
principios del derecho internacional y por acuerdos del mismo tenor…

Sin duda, en estas palabras del cardenal Samoré establece los alcances de su rol y de esa manera
condiciona la dinámica y metodología del proceso. Es un proceso gradual que, aún cuando el deseo de
alguna de las partes quisiese abortar o alterar el marco de acuerdo, se perseverará. Probablemente, los
casi 6 años de Mediación se explican por este esfuerzo incansable y sostenido del mediador por, a pesar
de las contingencias, ninguna de las naciones en controversia, pudiese alejarse del objetivo acordado.

Una investigación holandesa consigna 15 fases para representar el sinuoso proceso de esta Mediación.
Las fases que se identifican son las siguientes:
Información,
Orientación Papal,
Pautas Generales,
Recomendaciones del cardenal Samoré,
Búsqueda de las Convergencias,
Papa recibe a las Delegaciones,
La Propuesta,
Complicaciones al margen,
Reanudación de reuniones conjuntas,
Prórroga del tratado de 1972,
Invitación a formalizar entendimientos,
Fallece el Cardenal Samoré,
Significativas aproximaciones,
Hacia la fase conclusiva y
Acercándose a la solución.

Esta larga posta para caminar a una solución, no tenía un reglamento ni estatuto, sólo se establecieron,
no por ello menos importantes, criterios de cómo actuar, en la práctica eran procedimientos que iban
allanando el camino hacia la fase siguiente. La reserva y discreción, la insistencia y perseverancia del
mediador, la aceptación de las opiniones del otro, fueron los valores que atravesaron estos
procedimientos.

La mayoría de las reuniones fueron privadas; Mediador más una de las partes. Luego de escuchadas las
presentaciones-´propuestas de las partes, más una ronda de reuniones conjuntas, el cardenal Samoré
presentó un borrador para bases de un acuerdo, sin que esto lo comprometiera ni mucho menos a las
partes. Las partes contestaron sin consignarse cercanías valiosas. Las posiciones permanecían muy
distantes. Esto ocurrió hasta noviembre de 1980 cuan el Santo Padre se ve obligado por las
circunstancias a tomar un rol personal más activo. Se vuelve a reunir con las partes, por separado y en
conjunto, para reiterarles la trascendencia de arribar a un acuerdo, asimismo les da tiempo para que
puedan expresar sus posiciones con completa amplitud.

En diciembre de 1980, ante una selecta audiencia y ante la presencia de las Delegaciones oficiales de
Chile y Argentina, presentó el sentido de su propuesta. No se refirió a los detalles de la proposición,
sino a los principios y criterios que la animaban con lo que a nuestro juicio endosó una obligación ética
a las partes para respetar su posición. Asimismo llamó a los gobernantes a sumir la responsabilidad que
caía sobre sus hombros. Pidió un “gesto audaz de apostar por la paz”. Al final de la audiencia, entregó
reservados sobres con sus planteamientos: “ Propuestas; del Mediador, Sugerencias y Consejos”

Chile tardó, tan sólo una semana en contestar. En su misiva señaló que a pesar de los sacrificios que
implicaba la propuesta, la aceptaba. Argentina, sólo el 17 marzo del año 1981, contestó. Hizo
observaciones a la propuesta y consultas al Vaticano; y aunque se pronunció no hizo referencia
afirmativa ni negativa a él. Las cosas nuevamente entraban en un terreno pedregoso y en un clima
nebuloso. Argentina, ese año 81’ tubo 3 jefes de gobierno que sin duda atentaron contra el proceso.
Casi un año después le declaraba la guerra Inglaterra, mediante el intento torpe e insensato de invasión
que llevó adelante.

6. Evaluación de los acuerdos logrados con la Negociación.

Evaluar estrategias de un período tan largo no es fácil, dado que es imposible detectar completamente
cuando estas mutan o es el mismo contexto que las transforma. Por ello nos referiremos tan sólo, en
este aspecto, a las líneas estratégicas que a cada actor se le observó.

Al Vaticano, el actor mediador, sin duda este es un rol que le “cayó” de improviso. Karol Woltywa,
recién venía accediendo al rol de Papa. La Iglesia no tenía experiencia notables en este rol de mediador
y era por ello de alto riesgo para “un gobierno” asumir un desafío de tamaña magnitud, máxime cuando
conocía poco del proceso previo que crispó las cosas hasta el punto al cual llegaron.
Dado ese contexto su estrategia fue muy arriesgada en un comienzo pero operó sobre la base de la
persuasión activa y de manera muy rápida. Luego, su estrategia se adecuó al “flujo” de los tiempos;
manejar los ritmos y los tiempos de un proceso son un gran timón del proceso.

Argentina tuvo una estrategia temeraria, no sólo en este proceso sino que en todo en el breve pero
nefasto período de gobiernos militares que se sucedieron entre 1976 y 1982. Esa osadía acompañada de
una cierta cuota de arrogancia, mantuvo siempre la tensión al límite, lo que contribuyó a una distancia
notoria con el Mediador y mayor desconfianza con su adversario, Chile. Esa dimensión, bajo una lógica
temeraria, es coherente pero, al largo plazo, fue parte del no ganancial que obtuvo como nación. Esta
estrategia temeraria muchas veces se desbordó más allá de sus intensos límites. No había la capacidad,
con tanto cambio de vocería y mandante, que se desacreditó, tanto interna como externamente. Tuvo un
costo que, más allá del fallo mismo, lesionó su identidad.

Chile se situó con mucha prudencia en el proceso. Bregó por la entrada del Vaticano, por lo que le
confirió desde el principio al mediador el voto de confianza tan necesario para un proceso como este.
Tuvo distintos beneficios, incluso el respaldo –en un período- de sus adversarios internos, encabezado
por el ex Presidente E. Frei M. quienes respaldaron abiertamente la posición chilena; paradojalmente
la misma que había enarbolado el Presidente Allende a quién se había derrocado por las armas 4 años
atrás del inicio de la mediación.

Desde nuestra perspectiva, entendiendo el contexto en el que se generó el acuerdo, nos parece
razonable pensar que estos fueron positivos para Chile en particular, y para la paz en la región en
general. Lo anterior, desde una óptica de hechos consumados, pues ningún país desea perder ni un
metro de territorio o mar, pero una vez envuelto en un conflicto, las posibilidades cambian, con
escenarios optimistas, posibles y pesimistas. Considerando el posible desequilibrio de fuerzas en la
época (Argentina sobre Chile), los conflictos internos en Chile que restaban capacidad y logística ante
una posible guerra, y un ambiente propicio para que Argentina obtuviese provecho de una sucesión de
gobiernos de carácter dictatorial, que suelen intentar mejorar su imagen interna por la vía de conflictos
con países limítrofes.
Uno de los elementos de mayor importancia en este tipo de negociaciones es el tema del “poder” para
negociar, el contexto interno y la legitimidad de las soluciones, ya sea conflicto armado o solución
diplomática. Desde estas perspectivas centraremos nuestra evaluación.

En ese contexto, y desde una mirada histórica, un primer resultado muy valioso fue el tiempo. Si bien
no es parte de un acuerdo, desde la primera mediación, hasta lograr obtener una segunda mediación por
el Papa, el tiempo que transcurre por aquellas maniobras diplomáticas contribuye a mejorar en forma
relativa las posiciones, en particular de la parte aparentemente más débil, como era el caso de Chile,
pues junto con obtener tiempo para contrainteligencia y análisis estratégicos, permitió legitimar un
proceso de negociación que deslegitimaba a su vez una solución violenta. En tal sentido, y desde una
mirada del poder, la postura de Chile logró suplir su debilidad militar e interna con la incorporación de
actores internacionales que legitiman y fortalecen la solución pacífica.

Respecto de los acuerdos finales adoptados, y los tratados firmados a propósito de la mediación Papal
aceptada por ambos países, según lo mencionado anteriormente, para Chile fue más positivo que para
Argentina. Primero, se evitó una guerra que seguramente no sería gratuita para Argentina, pero que con
mayor probabilidad ésta hubiere logrado obtener ventajas. En cualquiera caso, hubiese constituido una
tragedia para ambos países, y con riesgo internos en ambos lados de la cordillera. Segundo, si bien se
distribuyó parte del territorio en conflicto, parte importante de lo reclamado por Argentina queda en
poder de Chile, lo que ha sido mencionado como fundamentos para sugerir que Chile fue beneficiado,
pues en lo sugerido por el Papa tampoco había conformidad por parte de Argentina. Tercero, al evitar
un conflicto armado, Chile legitima en parte la solución pacífica a este tipo de diferendos, lo que en
parte podría valer en la época para mejorar la imagen del país en el exterior, muy deteriorada por la
dictadura de Pinochet.

Es importante mencionar que en parte la firma de los acuerdos estuvo fuertemente influida por un
hecho que marca el contexto interno de Argentina. Como parte del aparato propagandístico de la época
en Argentina, su penúltimo presidente sin elección popular (Galtieri), manifiesta abiertamente la
necesidad de recuperar los territorios de Argentina en manos de otras naciones. Ello, con alta
probabilidad incluía los territorios en conflicto en el Beagle, pero seguramente por una evaluación de
facilidad y bajo riesgo para Argentina, elige iniciar una invasión y recuperación de las Islas Malvinas, a
cargo de Inglaterra. El argumento posible era su recuperación inicial antes de una escalada, o al menos
mayor presión sobre la situación con Chile. Sin embargo, la recuperación de las Islas a manos del
ejercito de Inglaterra no solo fue más expedito de lo anticipado por Argentina, sino que significó una
tremendo costo político para los gobernantes de la época, tanto que se terminó el gobierno militar tras
Galtieri, lo sucede brevemente Bignone par así reiniciar la época Democrática con Alfonsín, quien
realiza un referendum para aprobar o desconocer la propuesta Papal. Desde la perspectiva del contexto
interno, Argentina se encontraba aún muy impactada por los efectos de la guerra de las Malvinas, lo
que seguramente facilitó que se aprobara la propuesta Papal, alrededor del 1984. Un 82% del pueblo
Argentino respaldó la propuesta de Juan Pablo II.

Por lo tanto, en el proceso de negociación se actuó en forma estratégica y planificada, que generó un
contexto externo que facilitó la solución pacifica a un relativo bajo costo para Chile. Asimismo esta
situación mejoró en forma relativa el poder de Chile en la negociación, y el resultado final fue
facilitado tremendamente por el contexto interno de Argentina tras la lamentable situación de la guerra
de las Malvinas.

7. Evaluación de la implementación de los acuerdos logrados con la Negociación

Los acuerdos alcanzados en este extenso proceso de negociación, se firman de forma definitiva el 29 de
noviembre de 1984, en el Tratado de Paz y Amistad entre Argentina y Chile de 1984, estableciendo una
solución, basado en la propuesta papal, a todos los conflictos limítrofes al sur de la isla Grande de
Tierra del Fuego.

La implementación de este acuerdo de Paz implicó establecer una clara delimitación marítima y
territorial, en aspectos económicos, jurídicos y de navegación, así como reconocer los derechos de
ambos países sobre la Antártica.

o DELIMITACIÓN MARÍTIMA

- A partir del punto establecido en las coordenadas 55° 07’,3 de latitud Sur y 66° 25’,0 de
longitud Oeste, la delimitación seguirá hacia el Sudeste por una línea loxodrómica hasta un
punto fijado en las coordenadas 55° 11’,0 de latitud Sur y 66°04’,7 de longitud Oeste, desde el
cual, la delimitación continuará en dirección Sudeste en un ángulo de 45 grados.
- A partir del punto fijado en 55°22’,9 de Latitud Sur y 65°43’,6 de Longitud Oeste, seguirá
directamente hacia el Sur por dicho meridiano hasta el paralelo 56°22’,8 de Latitud Sur.

- A partir del punto fijado en 56°22’,9 de Latitud Sur y 65° 43’,6 Longitud Oeste, continuará
por ese paralelo situado 24 millas marinas al Sur del extremo mas austral de la Isla Hornos
hacia el oeste hasta su intersección con el meridiano correspondiente al punto más austral de
dicha Isla, en las coordenadas 56°22’,8 de Latitud Sur y 67°16’,0 de Longitud Oeste, donde el
límite continuará hacia el Sur hasta el punto 58° 21’,1de Latitud Sur y 67°16’,0 de Longitud
Oeste, donde culmina la línea de delimitación marítima.

o ZONAS ECONOMICAS EXCLUSIVAS

Las Zona Económica Exclusiva Argentina se extenderá al Oriente del límite descrito; mientras
que para la República de Chile se extenderá al Occidente del mismo, prolongándose ésta al Sur
hasta la distancia permitida por el Derecho Internacional, al occidente del meridiano 67°16’,0
de Longitud Oeste, deslindando al Oriente con el alta mar.

o EFECTOS JURÍDICOS MARÍTIMOS

Se acuerda que, en el espacio comprendido entre el Cabo de Hornos y el punto más oriental de
la Isla de los Estados, los efectos jurídicos del mar territorial quedan limitados a una franja de 3
millas marinas, medidas desde sus respectivas líneas de base.

o DELIMITACIÓN TERRITORIAL

Se acuerda que en el término oriental del Estrecho de Magallanes el límite entre sus respectivas
soberanías será la línea recta que una el Hito "Ex Baliza Punta Dungeness” y el HITO "CABO
DEL ESPIRITU SANTO" en Tierra del Fuego.
Con esto se establece que la soberanía de Argentina y Chile sobre mar, suelo y subsuelo se
extenderán respectivamente, al Oriente y al Occidente de dicho límite.

o COOPERACIÓN ECONÓMICA E INTEGRACIÓN FÍSICA

Se acuerda formar una Comisión Bicameral permanente, con el objeto de identificar la


cooperación y la integración física, en los siguientes temas:
• Sistema Global de Enlaces Terrestre
• Habilitación mutua de puertos y zonas francas
• Transporte terrestre
• Aeronavegación
• Interconexiones eléctricas y telecomunicaciones
• Explotación de recursos naturales
• Protección del medio ambiente y complementación turística.

o NAVEGACIÓN

Se establecieron pautas de Navegación en todas las aguas adyacentes a los territorios en


conflicto. Además, ambos países se comprometen a mantener las ayudas a la navegación en
condiciones y despejadas, de todo obstáculo, las vías de navegación.

El Tratado de Paz y Amistad incluyó además, la estipulación de un procedimiento para la


solución de controversias futuras, así como un compromiso de ambos países a seguir el camino
de la paz y la cooperación.
8. Recomendaciones respecto a los cambios qué harían como Proceso de Negociación.

Recomendaciones respecto a los cambios qué usted haría como Proceso de Negociación si tuviera que
hacerlo nuevamente.

A. Desde la perspectiva argentina, hubiera sido recomendable:

• limitar al mínimo la propaganda bélica

• no cerrar las fronteras

• no deportar chilenos

• No difundir prematuramente información conducente a acuerdos

• no aceptar arbitraje por parte del U.K. desde un principio considerando el conflicto por las
Malvinas

• no haber tenido una conducta errática en política exterior al desconocer sistemáticamente


distintos arbitrajes ante los cuales se estuvo de acuerdo en un comienzo.

B. Desde la perspectiva chilena, hubiera sido recomendable:

• difundir información sobre los acontecimientos para crear un clima de unidad

• nacional.

• haber dado a conocer las reales capacidades militares chilenas (menos soldados,
• pero profesionales; capacidad naval similar a la argentina; mejor conocimiento

• del territorio en disputa, etc) para dar una señal de equilibrio ante eventuales

• negociaciones y así reducir el ánimo triunfalista preestablecido en Argentina y de

• esa forma instarlos a transar y llegar a acuerdos sin tanta resistencia.

• No haber sido tan inmediato en la aceptación de los laudos para evitar una imagen

• de debilidad frente a la negociación en curso y de esta manera no incurrir en un

• rechazo instantáneo del acuerdo por la contraparte.

• Además de ello, no era necesario realizar más cambios, ya que Chile en general

• mantuvo una posición respetuosa del derecho internacional.

9 Conclusiones personales.

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