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Tit, Levee a al Ui) re) eats: a Guinea-Bissau Apuntes de una experiencia pedagogica en proceso Invitado por el gobierno revolucionario >» de Guinea-Bissau, Paulo Freire viajO a siglo ese pais con su equipo del Instituto de veintiuno| Accién Cultural, para contribuir con su editores | experiencia al programa de alfabetiza- mexico cién de adultos, considerado como un cence | gran desafio después de cuatro siglos de dominacién portuguesa que dejaron como una muestra de su «misidn civi- lizadora» al 90 % de la poblacién analfabeta. Su disposicién a colaborar la decidieron en su ca- racter de militantes y no como especialistas «neu- trales» o miembros de una misién extranjera de «asistencia técnica»; el trabajo habrian de llevar- lo a cabo empapandose primero de la realidad de Guinea-Bissau y en estrecho contacto con militan- tes guineanos comprometidos en el esfuerzo de reconstruccion de su pais, en el que la larga gue- rra de liberacién fue «un hecho cultural y un fac- tor de cultura», en palabras de Amilcar Cabral. Con la intencion de ofrecer a los lectores una vi- sion dinamica de las actividades pedagdgicas que estén desarrollandose en Guinea-Bissau, asi como algunds de los problemas teéricos que suscitan —la labor tiene que realizarse con un pueblo casi analfabeto pero politicamente muy «letrado»—, se recogen aqui las cartas de Paulo Freire dirigidas a sus compafieros de la Comisién Coordinadora de los trabajos de alfabetizacién y al comisario de Educacién en Bissau. De Paulo Freire hemos publicado también La edu- cacién como practica de la libertad, Pedagogia del oprimido y ZExtensién o comunicaci6n?: la con- cientizacién en el medio rural. cs CARTAS A GUINEA-BISSAU apuntes de una experiencia pedagégica en proceso por PAULO FREIRE To RR NE ti Xl siglo veintiuno + editores mexico espana argentina s iglo veintiuno editores, sa CER! DEL AGUA 248, MEXIK Te ee ________ i no de espafia editores, sa gigio velntiune de esp ———_—_——_—__|_-"iinsan aa siglo veintiuno argentina editores, sa siglo veintiuno c de colombia, Itda AW, 17-73 PRIMER PISO. BOGO Primera edicién en castellano, 1977 (México) . Segunda edicién, marzo de 1978 (1.* ed. Espafia) © Siglo XXI Editores, S. A. en coedicién con Siglo XXI de Espafia Editores, S. A. Calle Plaza, 5. Madrid-33 Titulo original: Cartas a Guiné-Bissau. Registros de una experiencia en processo Derechos reservados conforme a la ley ISBN: 84323-0301-1 Depésito legal: M. 8.030-1978 Impreso y hecho en Espafia Printed and made in Spain ‘Closas-Orcoyen, S. L. Martinez Paje, 5. Madrid-29 INDICE INTRODUCCION Primera parte Primer momento, 22; Segundo momento, 46; Tercer momento, 54 Segunda parte CARTAS A Mario Cabral, 26 de enero de 1975 A Mario Cabral, abril de 1975 A Mario Cabral, 28 de julio de 1975 A Mario Cabral, agosto de 1975 A Mario Cabral, octubre de 1975 A Mario Cabral, 26 de noviembre de 1975 Carta I al equipo, 26 de noviembre de 1975 A Mario Cabral, 6 de diciembre de 1975 Carta II al equipo, 6 de diciembre de 1975 A Mario Cabral, 5 de enero de 1976 Carta III al equipo, 5 de enero de 1976 A Mirio Cabral, 3 de febrero de 1976 Carta IV al equipo, 3 de febrero de 1976 A Mario Cabral, abril de 1976 Carta V al equipo, abril de 1976 A Mario Cabral, 7 de mayo de 1976 Carta VI al equipo, primavera de 1976 POSTSCRIPTUM GLTmMA PAGINA ll 59 101 103 106 115 116 118 119 130 130 133 134 161 162 170 173 195 195 207 236 La publicacién de las cinco primeras fotos incluidas en esta edicién fue autorizada por el Comisariado de Informacién y Turismo de la Republica de Guinea-Bissau; las fotos del Centro de Formacién de Profesores Maximo Gorki, del Liceo de Bissau y del Circulo de Cultura en la regién de Cé fueron Proporcionadas por el Centro Audiovisual de Guinea-Bissau. A AMILGAR CABRAL, EDUCADOR-EDUCANDO DE SU PUEBLO Puedo tener mi opinién sobre muchos temas, sobre la manera de organizar la lucha, de organizar un partido; una opinién que se ha formado en mi, por ejemplo, en Europa, en Asia, o bien en otros paises de Africa, a partir de libros, de documentos, de encuentros que han influido en mi. Lo que no puedo es pre- tender organizar un partido, organizar la lucha, a partir de mis ideas. Eso tengo que hacerlo a partir de la realidad concreta del pais. AMILCAR CABRAL INTRODUCCION PRIMERA PARTE a] Esta introduccién pretende ser, sobre todo, una car- ta-informe que dirijo a los probables lectoras y lectores de este libro, una carta tan informal como las que lo componen. En ella, como si estuviera conversando, in- tentaré en cuanto pueda ir destacando este o aquel aspecto que me ha dejado impresionado en mis visitas de trabajo a Guinea-Bissau, hasta hace muy poco igno- miniosamente llamada “provincia de ultramar” por los colonialistas portugueses —nombre pomposo con el que procuraban enmascarar su presencia invasora en aque- llas tierras y la explotacién desenfrenada de su pueblo. Mi primer contacto con Africa, sin embargo, no tuvo lugar con Guinea-Bissau, sino con Tanzania, con la cual, por varios motivos, me siento estrechamente vinculado, i Hago esta referencia para subrayar lo importante que fue para mi pisar por vez primera el suelo afri- cano y sentirme en él como quien volvia, no como quien llegaba. En verdad; a medida que, dejando atras el aeropuerto de Dar es Salaam, cinco afios hace, en di- reccién del “campus” universitario, atravesaba la ciu- dad, ésta se iba desplegando ante mi como algo que volvia a ver y en que volvia a encontrarme. Desde ese momento en adelante, aun las cosas mAs insignificantes —viejas conocidas— comenzaron.a hablarme y a hablar de mi. El color del cielo, el verde-azul del mar, Jas palmas de cocos, los mangos, los cajueiros, el perfume de sus flores, el olor de la tierra; los platanos, y entre ellos mi bien amado pl4tano-manzano; el pescado al agua de coco; los saltamontes brincando en Ja grama rastrera; el mecerse del cuerpo de las gentes al caminar por las calles, su sonrisa de disponibilidad para la vida; il Jos tambores sonando en el fondo de las noches; logs cuerpos bailando y, al hacerlo, “dibujando el mundo”: la presencia, entre las masas populares, de la expre. sién de su cultura (una cultura que los colonizadores no consiguieron matar, por mucho que se hayan esfor. zado en hacerlo), todo eso me dejé profundamente impresionado y me hizo percibir que yo era més afri- cano de lo que pensaba. Naturalmente, no fueron sdlo estos aspectos, que al- gunos desdefiar4n como puramente sentimentalistas —aunque, en verdad, sean mucho nas que eso—, log que me afectaron en aque] encuentro que era un re- encuentro. conmigo mismo, i Habria mucho que decir de las impresiones que he venido experimentando y del aprendizaje que he venido haciendo en las sucesivas visitas a Tanzania, Pero no es éste el objetivo que persigo al referirme ahora a Tan- zania, con la que tan vinculado me siento. He hablado de este pais para poner de relieve, como antes dije, lo importante que fue para mi el pisar tierra africana y el sentirme en ella como quien volvia y no como quien llegaba. Este sentirme en casa al pisar tierra africana se re- -pitié de manera atin mds acentuada —en ciertos as- pectos— cuando, en septiembre del afio pasado, en compaiia del ‘equipo del Instituto de Accién Cultural (ac), hice mi primera visita a Guinea-Bissau. Podria decir: cuando “volvi? a Guinea-Bissau. En esta introduccién voy a hablar de lo que viene representando Guinea-Bissau no sélo para mf, sino para todos aquellos que, en equipo, nos hemos hecho par- ticipes de la rica y desafiante experiencia que, en el campo de la educacién en general, y en el de la edu- cacién de adultos en particular, nos ha Ilevado a tra- bajar con educadores y educandos guineenses y no sobre ellos © simplemente para ellos. Sin’ embargo, creo que,'antes de hacerlo, debo decir dos’ palabras para intentar explicar la raz6n’ que me ig leva a publicar ahora, y no mis tarde, las pocas cartas que hasta estos momentos he escrito al comisario de Educacién y a la Comisién Coordinadora de los tra- bajos de alfabetizacién en Bissau. Mi intencién funda- mental es ofrecerles a los lectores y a las lectoras, a través de ellas, precedidas por esta introduccién, una visién mas o menos dinamica de las actividades que estan desarrollandose en aquel pais y algunos de los problemas teéricos que suscitan, De ahi el titulo del libro: Cartas a Guinea-Bissau. Apuntes de una expe- riencia pedagogica en proceso. Hubiera podido publicar dentro de unos dos o tres afios un libro que fuera una especie de informe final de los trabajos actualmente en curso; pero también podia revelar la experiencia en plena marcha, Esta se- gunda posibilidad es Ja que he aceptado. Pero me gus- taria hacer notar que si, como espero, Ilego a hacer otra pubicacién sobre la misma experiencia, esa publi- cacién ya no estara constituida por las cartas que con- . tinuaré escribiendo. La razén es que, al redactar Jas cartas futuras, prefiero sentirme tan espontaneo —que no es lo mismo que neutral— como me senti al redac- tar las que ahora publico. Y esta espontaneidad —que no neutralidad— podria quedar perjudicada si, al es- cribir las cartas futuras, supiera estar trabajando en un segundo volumen de cartas a Guinea-Bissau. Dada esta explicacién, comencemos a hablar, sin mucha preocupacién didactica, en torno a las activida- des desarrolladas en Guinea. Al hacerlo, me gustaria poner de relieve la satisfaccién con que mis colabora- dores y yo —o sea, quienes estamos en el Departamento de Educacién del Consejo Mundial de Iglesias y quie- nes formamos el equipo del wwac— recibimos, en la primavera del aiio pasado [1975], la invitacion oficial del gobierno de Guinea-Bissau, a través del Comisa- riado de Educacién, para discutir en una primera vi- sita las bases de nuestra colaboracién en el campo de la alfabetizacién de adultos. i3 No era extrafia a nosotros, de ninguna manera, la lucha en que el pueblo de Guinea-Bissau y Cabo Verde bajo el liderazgo extraordinario de Amilcar Cabral y de sus camaradas del patcc,’ se habia empefiado para expulsar al colonizador portugués. Sabiamos lo que habia significado esa lucha, en cuan. to forjadora de la conciencia politica de gran parte del pueblo, de la de sus lideres sobre todo, y asimismo en cuanto uno de los factores fundamentales que explican el 25 de abril en Portugal. Sabiamos que iriamos a trabajar, no con intelectua- les “frios” y “objetivos” ni con especialistas “neutrales”, sino con militantes comprometidos en el esfuerzo serio de re-construccién de su pais. De re-construccién, digo bien. Porque Guinea-Bissau no parte de cero, sino de sus fuentes culturales e histéricas, de algo muy suyo, del alma misma de su pueblo, que la violencia colo- nialista no pudo matar. Donde si podra partir de cero es en el aspecto de las condiciones materiales en que Ja dejaron los invasores cuando, ya derrotados en lo politico y en lo militar, tuvieron que abandonarla de- finitivamente después del 25 de abril, con un legado de problemas y de descuido que dice mucho del “es- fuerzo civilizador” del colonialismo. De ahi la alegria con que recibimos la invitacién: alegria de poder ser una parte, por modesta que fuera, en la respuesta al desafio que significa esa re-cons- truccién. Sabiamos que teniamos algo con qué contribuir para la respuesta al gran desafio. De no haber tenido ese algo, no se explicaria que hubiéramos aceptado la in- vitacién. Pero, fundamentalmente, sabiamos que la ayu- da que se nos pedia no seria verdadera sino en la medida en que, durante todo el proceso, jams preten- diéramos ser los sujetos exclusivos de ella, reduciendo asi al papel de puros objetos a los nacionales que nos 1 Partido Africano para la Ind denci i F Ge ok, Pi la Independencia de Guinea y 14 ae ta, — lle fie la solicitaban. La ayuda auténtica —nunca esta de mas insistir en esto— es aquella en cuya practica se ayudan entre si todos los comprometidos, creciendo juntos en el esfuerzo comin de conocer la realidad que se estan esforzando en transformar. Una practica asi, en la que quienes ayudan y quienes son ayudados se ayudan si- multaneamente, es la dnica en la que el acto de ayudar no se distorsiona en dominio de quienes ayudan sobre quienes son ayudados. A eso se debe que no exista ayu- da rea] entre clases dominantes y clases dominadas, ni entre las llamadas sociedades “imperiales” y las llama- das sociedades “dependientes” (de hecho, dominadas), en la comprensién de cuyas relaciones no puede pres- cindirse del andlisis de clase. Por eso insisto en que la unica manera como podia- mos prestar de veras nuestra colaboracién, por mo- desta que fuera, era en cuanto militantes, y nunca como especialistas “neutrales”, como miembros de una misién extranjera de “asistencia técnica”. Nuestra opcién po- litica y nuestra practica en coherencia con ella nos prohibian pensar siquiera que aqui, en Ginebra, po- driamos elaborar un proyecto de alfabetizacién de adul- tos, elegantemente redactado, con sus 17, 1*; 27, 27, que luego Ilevariamos en nuestras manos a Guinea-Bissau, como una dadiva generosa. Por el contrario, este pro- yecto —al igual que las propias bases de nuestra co- laboracién— tenia que nacer alli, pensado por los educadores nacionales en funcién de la practica social que se da en el pais. Nuestra colaboracién al disefio del proyecto y a su puesta en practica dependeria de nuestra capacidad de conocer mejor la realidad nacio- nal, profundizando lo que ya sabiamos de la lucha por la liberacién y de las experiencias realizadas por el Paicc en las antiguas zonas liberadas, a través de la lectura de -todo el material que pudiéramos conseguir (en el cual ibamos a dar un lugar privilegiado a Ja obra de Amilcar Cabral). Esos estudios, llevados a cabo en Ginebra, habian de completarse sobre el terreno, en el 15 momento de nuestra primera visita al pais, para conti- nuar en las visitas subsiguientes, en Caso de que se de- Jaboracién en términos mas 0 menos finiera nuestra colab’ en | Rl alee prolongados. Las visitas subsiguientes estarian estina- das a pensar, con los educadores nacionales,

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