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Estudios de efectos de los pesticidas_bolivia

Evidencia empírica en Santa Cruz: 25% de intoxicaciones por plaguicidas En lo siguiente se resume
una minuciosa investigación cualitativa realizada en 2017 por iniciativa del Grupo de Trabajo de
Cambio Climático y Justicia- Grupo Regional en Santa Cruz, a través de la institución INCADEcxxxiii
junto con el Instituto de Investigaciones de la Facultad de Humanidades (INIFH) de la Universidad
Autónoma Gabriel René Moreno (Santa Cruz). Ésta analizó los problemas relacionados con la
ampliación de la frontera agrícola para el cultivo de soya y el uso indiscriminado de agroquímicos,
en especial del herbicida Glifosato, en cuatro (4) municipios de Santa Cruz. El estudio partió de
indicios que el uso de plaguicidas produce efectos muy negativos sobre la salud

humana, habiéndose identificado el aumento de diferentes enfermedades en la población:


intoxicaciones, abortos, anemia, deformaciones, diabetes, cáncer, deficiencias renales, entre
otras. En total se realizaron 500 encuestas en los diferentes ecosistemas y zonas productivas del
depto. de Santa Cruz: 196 en Zona Norte (Municipio San Pedro, comunidad Hardeman),
caracterizada por alta producción de caña de azúcar, algodón y soya; 28 en la Zona Este (Municipio
Cuatro Cañadas, comunidad Nuevo Palmar): intensiva producción de cultivos industriales; 220 en
la Zona Valles (Municipio Pampagrande, comunidad Los Negros): producción hortifrutícola; y 56 en
la región de Chaco (Municipio Cabezas, comunidad Yatirenda): producción ganadera con un
reciente incremento en la producción agrícola, zona con alta población indígena. Santa Cruz es un
departamento en proceso de colonización: sólo el 51,8% son de orígen de Santa Cruz, mientras el
17,6% tiene procedencia de Chuquisaca, un 16,3% de Cochabamba; el resto son de Potosí, Beni, La
Paz y Tarija. El nivel de instrucción formal de l@s entrevistad@s fue bajo: la mayoría ha llegado
solamente hasta el nivel primario (47,5%), y el 31,8% hasta el nivel secundario; y el 8% estaba sin
ninguna instrucción. Se identificaron 36 tipos de cultivos en las cuatro regiones, siendo el principal
la soya (37% de los encuestados lo cultiva), seguido por maíz, sorgo, maíz y pimentón. El tamaño
del área agrícola variaba de manera significativa entre media hasta 2.000 hectáreas. El promedio
fue de 5 has (Pampagrande y Cabezas), 50 has (Cuatro Cañadas) y entre 30-200 has (San Pedro). El
estudio encontró un total de 246 agroquímicos utilizados por l@s agricultor@s entrevistad@s,
destacando Pampagrande (Los Negros) con 164 plaguicidas, seguido por San Pedro (104), Cuatro
Cañadas (34) y Cabezas (31). El agroquímico de mayor uso es el Glifosato. La mayoría de los
agroquímicos usados son insecticidas (38%), seguido por fungicidas (24%), herbicidas (19%) y
fertilizantes químicos (11%). El 76,5% de l@s agricultor@s mencionó que los usa tanto para
prevenir como para curar, ésto quiere decir, que están muy comúnes tratamientos preventivos de
agroquímicos sin o antes de que haya plagas que afecten al cultivo. Del total de agroquímicos
nombrados se evidenció que el 9% son de etiqueta roja, es decir muy peligroso, en este grupo de
agroquímicos se encuentran: Caporal, Metabol, Midofos, Monocron, Endofan (nombres
comerciales). Estos tienen como ingredientes activos Metamidophos, Monocrotofos y Endosulfan,
y fueron en 2015 prohibidos por el SENASAG. Además se encontró Folidol, Campeón, Explosive,
Monobol. De éstos el Folidol es prohibido en Bolivia para su uso en agricultura, fue mencionado
por 2 familias para el control de “bichos”. Para identificar potenciales riesgos en el manejo de los
agroquímicos, el estudio analizó los hábitos de consumo de las familia. Cerca del 26% de l@s
agricultor@s entrevistad@s consume productos (alimentos) mientras trabajan, el 14,5% fuma,
mientras todavía el 72% de l@s encuestad@s mastica
coca mientras trabaja, aspectos que conllevan altísimo riesgo de intoxicación, por la manera en
que se realiza la actividad de acullico. Preguntad@s sobre su práctica de lectura de etiquetas de
agroquímicos (la que brinda información importante sobre los riesgos del contenido y su uso
‘seguro’), mientras dos tercios de l@s agricultor@s respondieron siempre leer la etiqueta, el
21,6% respondió que sólo a veces las lee y el 11,4% dijo que no las lee nunca. Entre las fuentes de
agua para riego (ésto implica también la preparación y disolución de plaguicidas en polvo), el
13,6% de l@s agricultor@s usa agua del pozo, lo que se solapa con el 3,3% de personas que utiliza
agua de esta fuente para el consumo humano. El informe también reveló que la principal fuente
de agua utilizada para mezclar los productos químicos agrícolas, son los ríos, pozos, acequias,
curichis y agua potable; coincidiendo con su principal fuente de agua para riego y consumo
humano. El 76,4% usan mochilas manuales para la aplicación del producto tóxico. Acerca del lugar
donde lavan las mochilas o el tractor después de aplicar los agroquímicos, un 33,3% respondió
utilizar el rio. Una cuarta parte mencionó que no lava la mochila o tractor (25,6%), dato que
INCADE juzga como preocupante, porque en las recomendaciones de buenas prácticas se
recomienda que el equipo fumigador (mochila/tractor) debe lavarse inmediatamente luego de su
uso, en el mismo predio de la aplicación. El estudio informa que ‘Los ríos que rodean las áreas
productivas en Santa Cruz, se encuentran con una alta vulnerabilidad de contaminación por
agroquímicos, al igual que otras fuentes de agua como las acequias (canales de riegos), pozos y
curichis’. Mientras la mayoría informa botar el agua al chaco (45,7%) o a la tierra (34,4%) después
de lavar las mochilas/ el tractor de fumigación, el 12,5% mencionó que lo arroja en cursos de agua
(quebrada, laguna, acequia, río), lo que constituye una potencial contaminación adicional de los
cursos de agua. Sobre el uso de Equipamientos de Protección Individual (EPI, como traje, guantes,
gafas, máscaras y equipos de protección respiratoria) al momento de utilizar agroquímicos, la
respuesta fue que un 65% si lo utiliza, y un alto porcentaje (35%) que no. Referente al lugar donde
se almacenan los agroquímicos, se identificó que cerca del 14% lo guarda dentro de la casa (lugar
arriesgado por la potencial afectación a la familia), y el 53% fuera de la casa en un lugar cerrado,
como se recomienda técnicamente. Sobre la disposición de los envases vacíos de agroquímicos, se
identificó que el 63% los desecha (entre las prácticas preocupantes de eliminación son el quemado
y entierro de los mismos), y el resto (37%) le da otros usos como por ejemplo macetas, otra
práctica preocupante. En el 70% de los casos, es el padre de familia quien desempeña los labores
de fumigación, o un empleado (11%); sin embargo en un 7% son niños, existiendo casos en los que
hijos varones menores de edad entre 5 a 16 años participan en la manipulación de y exposición a
agroquímicos

Cuando se consultó si alguna vez han tenido algún caso de enfermedad o intoxicación que vinculen
con los agroquímicos, el 25,7% mencionaron que sí. Entre las enfermedades encontradas que
pueden tener un origen en el manejo de los agroquímicos, y que se mencionan como efectos
agudos son las alergias, mareos y nauseas (5,5%); así como dolores de cabeza (2,7%). En casos de
intoxicaciones agudas, el 33% acude a puestos de salud u hospitales locales, la mayoría dice ir a
hospitales y sólo un 0,5% se auto-cura o va a una farmácia (1,5%) [se puede asumir que ésto
depende del grado de intoxicación y de la distancia/disponibilidad de estas facilidades].
Intentando realizar una aproximación a los efectos crónicos de los agroquímicos en la zona, se
consultó y se reveló que en un 18,4 % de las familias hay casos de cáncer, en un 7,9%
malformaciones y en un 18,4% hubo embarazos interrumpidos

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